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www.unperiodico.unal.edu.co [email protected] Bogotá D. C., n.º 169, agosto de 2013 Publicación de la Universidad Nacional de Colombia • ISSN 1657-0987 12 Ciénaga Grande de Santa Marta está salada y sin oxígeno Fibra de plátano competirá con las de vidrio y carbón 17 Ciencia 15 Medioambiente Rotavirus tendrá tratamiento rápido y asequible 9 Crisis sociales se originan en la pobreza Economía 3 Foto: Alice Eymard/WWF Salud Minería acecha joya ambiental del Orinoco Mientras el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible impulsa la declaratoria de la Estrella Fluvial de Inírida como humedal de importancia internacional, el Ministerio de Minas y Energía la empuja hacia la explotación de oro y coltán. Esto pondría en peligro su biodiversidad, señalan investigaciones de la UN.

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www.unperiodico.unal.edu.co • [email protected]á D. C., n.º 169, agosto de 2013

Publicación de la Universidad Nacional de Colombia • ISSN 1657-0987

12

Ciénaga Grandede Santa Marta está salada y sin oxígeno

Fibra de plátanocompetirá conlas de vidrio y carbón

17 Ciencia15 MedioambienteRotavirus tendrátratamiento rápidoy asequible

9Crisis socialesse originanen la pobreza

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Mientras el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible impulsa la declaratoria de la Estrella Fluvial de Inírida como humedal de importancia internacional, el Ministerio de Minas y Energía la empuja hacia la explotación de oro y coltán. Esto pondría en peligro su biodiversidad, señalan investigaciones de la UN.

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169 agosto de 2013

Director: Jaime Franky RodríguezCoordinación periodística: Nelly Mendivelso Rodríguez Coordinación editorial: Carlos Andrey Patiño Guzmán

Comité editorial: Astrid Ulloa, Jorge Echavarría Carvajal, Horacio Torres, Luis Carlos Colón,André N. Roth, Juan Álvaro Echeverri, Álvaro Zerda

Diseño y diagramación: Ricardo González Angulo Corrección de estilo: Fernando Gaspar Dueñas y Sandra Uribe PérezGestión administrativa: Jaime Lesmes Fonseca Impresión: CEET, Casa Editorial El Tiempo

Las opiniones expresadas por los autores y sus fuentes no comprometen los principios de la Universidad Nacional de Colombia ni las políticas de UN Periódico

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Internacional

El triunfo de la salud pública contra Novartis

La sentencia de la Corte Suprema de la India es un fuerte golpe contra las transnacionales farmacéuticas y un ejemplo para países como Colombia que aún padecen el peso de compañías globales, que en lo último que piensan es en la salud de los ciudadanos.

Germán Velásquez,Consejero especial

para la Salud y el Desarrollo

Carlos Correa,Consejero especial

para la Propiedad Intelectual

Organización Centro Sur,Ginebra (Suiza)

Un proverbio chino dice: “Cuando el sabio señala la Luna, el tonto mira al dedo”. Cuando la Cor-te Suprema de la India señalaba la salud pública, la transnacional far-macéutica suiza Novartis miraba su cuenta de beneficios.

Después de siete años de li-tigio en cuatro instancias judicia-les, el gigante farmacéutico vio desmoronarse una estrategia legal destinada a controlar el mercado de medicamentos mediante el uso indebido de patentes sobre desa-rrollos técnicos triviales.

La India ha creado en las úl-timas dos décadas una fuerte in-dustria farmacéutica, centrada en la producción de medicamentos genéricos a bajo costo. Es reco-nocida hoy como ‘la farmacia del Tercer Mundo’. También provee de medicamentos a numerosos países desarrollados, principalmente a los Estados Unidos.

Ese desarrollo fue en gran par-te posible porque la India optó, en 1995, por no otorgar patentes so-bre medicamentos por el período de ‘transición’ de diez años, permi-tido por el Acuerdo sobre propie-dad intelectual de la Organización Mundial de Comercio (Acuerdo so-bre los ADPIC).

Sin embargo, la India debió aceptar solicitudes de patentes desde 1995, que quedarían en un mail box para ser examinadas y eventualmente concedidas a partir del 2005. Al abrirse ese buzón se encontraron unas diez mil solicitu-des relativas a productos farmacéu-ticos, entre ellas la ahora denegada a Novartis sobre una forma del mesilato de imatinib, un producto para combatir ciertas manifesta-ciones del cáncer.

¿Cómo puede explicarse ese gran número de solicitudes de pa-tentes en espera, teniendo en cuenta que entre los años 1995 y 2005 se habían aprobado solo cuatrocientos nuevos medicamentos, la mayoría de ellos los llamados me toos? (aque-llos para los que ya existen otros tratamientos, que generalmente no conllevan ventajas terapéuticas con respecto a los ya disponibles).

Se explica por la práctica de los grandes laboratorios de patentar derivados o modificaciones meno-res de productos cuyas patentes van venciendo, con el fin de pro-longar artificialmente el periodo de exclusividad. Esta práctica, co-nocida como evergreening ha sido posible en algunos países como resultado de la aplicación de laxos criterios de patentabilidad.

Naturalmente, la extensión del plazo de protección por patentes excluye la competencia de produc-tos genéricos, en detrimento del acceso de los pacientes a fármacos, muchas veces vitales, a menores precios.

En defensa de la salud

Con el fin de combatir esto y evitar que se ahogara el desarrollo de la industria farmacéutica local, la India introdujo una enmienda a su ley de patentes en 2005. Es-ta condicionó su aceptación sobre medicamentos a la existencia de un genuino aporte inventivo, tradu-cido en un aumento de la eficacia terapéutica de un medicamento si este ya fuera conocido.

La Corte Suprema de la India no ha hecho más que aplicar esta norma en el caso Novartis, con una impecable justificación técnica y jurídica. La patente solicitada por la empresa provee, en efecto, un ejemplo paradigmático de la estra-tegia de evergreening.

El proceso comienza con una patente sobre una fórmula del Ima-tinib, descrita de manera tal que cubría millones de moléculas por-tadoras del principio activo; conti-núa con una sal del imatinib (esto es, una de las diversas formas en que el principio activo se mezcla con un excipiente para administrar el medicamento en forma sólida) y culmina con la solicitud de patente (ahora denegada) sobre una forma cristalina (llamada también poli-morfo) de dicha sal.

Dado que en la India no eran patentables los productos farma-céuticos antes de ponerse en vigen-cia el Acuerdo sobre la materia, No-vartis procuró obtener allí la última patente, sobre la ‘forma cristalina’ de la sal del imatinib. Pero, final-mente, la Corte Suprema con su

elaborada sentencia del 1 de abril del año 2013, desbarató el intento.

Su análisis demostró que no hay ninguna invención sobre la que Novartis puede reclamar váli-damente una patente. De tener éxi-to, el laboratorio hubiera obtenido un monopolio sobre un medica-mento ya conocido y en el dominio público, que comercializa a altos precios.

Negocio mezquino

Según Médicos Sin Fronteras, citado por el diario francés Le Mon-de del 1 de abril de 2013, el precio del fármaco Glivec en la India es de 4.000 dólares por persona al mes, cuando el de la versión genérica es de 73 dólares por persona al mes. (Glivec es globalmente el medica-mento más vendido de Novartis, con ventas en el 2012 por 4.600 millones de dólares).

Ello en un país donde el 40% de la población vive con menos de 1,25 dólares al día. La repercu-sión del fallo de la Corte Suprema india en la prensa internacional y entre las organizaciones vincula-das con la salud pública ha sido notable y justificada. Desde que el caso entró en la Corte, dejó de ser un litigio de una empresa sobre un medicamento particular y se convirtió en un caso de la salud pública contra las estrategias de monopolización.

La resolución de este caso no solo es importante para la India; lo es para los muchos países que dependen del suministro de gené-

ricos, especialmente antirretrovi-rales, desarrollados en este país. Su industria podrá seguir fabricando y exportando este y muchos otros medicamentos a precios asequibles para los pacientes y los sistemas de salud de muchos países.

La víspera del fallo, Paul Her-ling, director de investigación de Novartis, había declarado al Finan-cial Times: “Si la situación actual continúa, es decir, que todas las mejoras a una molécula existente no serán patentables, estos ‘nue-vos’ medicamentos no serían co-mercializados en la India”.

Sin embargo, la amenaza no es creíble. Por una parte, la India ofrece un mercado potencial de 1.200 millones de personas; si bien es solo el decimocuarto en valor en el mundo, viene creciendo a una tasa del 13% y 14% anual, rit-mo hoy impensable en los países desarrollados. Por la otra, el caso de Novartis era extremadamente débil, y una decisión similar podría tomarse en otros países en los que han comenzado a aplicarse crite-rios más rigurosos para conceder patentes.

Este caso representa una vic-toria en un combate generalmente desigual, en la que la multinacional quería poner cerrojo a la industria de los genéricos. Es un fuerte golpe a las prácticas que distorsionan el sistema de patentes y hacen inac-cesibles los medicamentos a quie-nes los necesitan. Es de esperar que en otros países se dé la misma prioridad a la salud pública.

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Si bien, en cuarenta años ha sido visible el progreso para ciu-dades como Bogotá, hay regiones donde la pobreza no cede y parece ser endémica. En el país hay 14,8 millones de personas en el umbral de pobreza y 4,7 millones en la indigencia. Este es el motor que alimenta las protestas sociales en el país.

Ricardo Mosquera M.,Exrector y profesor asociado

Universidad Nacional de Colombia

Desde el Gobierno de Alfonso López Michelsen se diagnosticaron las dos Colombias: la rural –pau-perizada y excluida– y la urbana –vinculada a la industria y a las finanzas, con ingresos altos, pero que convive con sectores margina-les y empobrecidos–.

Por eso se creó el Plan para Cerrar la Brecha (1975-1978), que esperaba “reducir la brecha entre campo y ciudad, entre barrios ri-cos y pobres, entre quienes tenían acceso a servicios de salud y edu-cación y entre los analfabetos y desnutridos”.

En ese entonces, la inversión pública planeaba obras en ciuda-des intermedias y pequeñas. Tam-bién, en las zonas rurales que con-centraban la población más pobre, donde convivían dos subsectores: el tradicional, de subsistencia; y el moderno, responsable de la pro-ducción de bienes capaces de pe-netrar los mercados internaciona-les, con facilidades para absorber tecnología e incrementar su pro-ductividad en forma acelerada.

Pero la distancia entre ambos espacios se mantiene cuatro déca-das después, según lo confirman las cifras sobre pobreza e indigen-cia del DANE (2011 - 2012). Mien-tras en el área rural la pobreza alcanza el 46,8%, en las capitales llega al 18,9%. (El ingreso máxi-mo per cápita en el campo es de 200.000 pesos).

La pobreza extrema (cuando alguien gana menos de 100.000 al mes) registra un 22,8% en el cam-po y un 2% en Bogotá. En total, el 32,7% de los colombianos está en el umbral de pobreza (14,8 millones), con leve reducción frente a 2011; mientras que la indigencia es de 10,4% (4,7millones), dos décimas menos con respecto al mismo año.

Contrario a lo que sostienen algunos analistas, Colombia no lo-gra disminuir la pobreza y la des-igualdad. Es más, se mantiene por encima de otros países latinoame-ricanos, donde el 30% vive con 120 dólares al mes y el 16% en extrema pobreza con menos de 75 dólares al mes, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Desigualdad regional

La pobreza por departamentos evidencia la desigualdad regional: mientras Chocó tiene el 68% (el doble de la media nacional, que es del 32%), Bogotá registra el 11,6% (casi la tercera parte del promedio del país).

Entre los cinco más pobres en 2012 están Chocó (68,0%), Cauca (62,1%), Córdoba (60,2%), Guajira (58,4%) y Magdalena (52,3%). Nó-tese que la Guajira y el Huila con (45,4%), que perciben cuantiosas regalías, no ven reflejados esos re-cursos en una mejor calidad de vida de sus habitantes.

En la otra orilla se encuentran Bogotá (11,6%), Santander (20,8%), Cundinamarca (23,3%), Antioquia (26,8%) y Valle del Cauca (26,9%), que concentran el mayor desarro-llo económico y empresarial del país (Véase cuadro).

En pobreza extrema lideran Chocó (40,7%), Cauca (34%), Gua-jira (28%), Córdoba (27%), Mag-dalena (23%) y Huila (18%). En el otro extremo están Bogotá (2%), Santander (4,6%), Atlántico (4,7%), Risaralda (5,1%), Cundinamarca

Desarrollo estancadoDepartamento Pobreza Indigencia Coeficiente de Gini

Chocó 68,0% 40,7% 0,56%

Cauca 62,1% 34,0% 0,55%

Córdoba 60,2% 27,3% 0,55%

Guajira 58,4% 27,7% 0,56%

Magdalena 52,3% 23,4% 0,533%

Huila 45,4% 18,0% 0,56%

Tolima 42,3% 15,2% 0,53%

Total Nacional 32,7% 10,4% 0,548%

Bogotá 11,6% 2,0% 0,52%

Santander 20,8% 4,6% 0,50%

Cundinamarca 23,3% 5,3% 0,46%

Antioquia 26,8% 5,4% 0,53%

Valle 26,9% 5,5% 0,50%

Fuente: DANE 2012 – Coeficiente de Gini 2011

(5,3%) y el Valle (5,5%), lejos de la media nacional (10,4%) en el 2012.

Al desagregar por departamen-tos el coeficiente de Gini del país (0,548), en el periodo 2010-2011, se ubican los cinco con mayor desigual-dad: Chocó (0,56%), Guajira (0,56%), Córdoba (0,55%), Huila (0,55%) y Cauca (0,55%). El coeficiente oscila entre 0-1, mientras más cercano al uno mayor desigualdad. Con menor desigualdad están Cundinamarca (0,46%), Caquetá (0,48%), Atlántico (0,49%), Risaralda (0,49%) y Meta (0,50%).

Causas profundas

Son varias las razones estruc-turales de la pobreza endémica del país. Las principales son el modelo económico que concentra la rique-za en unos pocos; la globalización financiera que empodera a la banca mundial; y los organismos inter-nacionales y multinacionales que trazan las políticas del mundo por encima de las fronteras nacionales.

La actual crisis empeora la desigualdad de los desempleados estructurales, con más probabili-dad de empobrecerse. El desem-pleo presiona el salario a la baja y los pobres son más vulnerables. La austeridad de los gobiernos recorta los programas sociales (educación, salud, vivienda), que afectan el bienestar de capas medias y popu-lares, lo que incrementa el círculo de la pobreza y la brecha social.

Es de notar que en Colombia la tasa de participación laboral en-tre mayo de 2012 y abril de 2013 fue del 64,3%, la de ocupación del 57,7% y el desempleo del 10,3% (menor con respecto al 2003, que fue de 14,8%). Mientras la infor-malidad se mantiene en 49,8% a marzo de este año.

Es por ello que se requiere de un estado regulador del merca-do del trabajo y de la distribución

del ingreso, que supere el neolibe-ralismo y el fundamentalismo del mercado perfecto. Además, que re-gule la “mano invisible” del precio y propenda por una información transparente que ignore el poder de las multinacionales.

La brecha social se incrementa y la desigualdad también incluso en los países desarrollados. Según lo asevera el nobel economista Jo-seph Stiglitz: “La riqueza que re-cibían las élites y los banqueros parecía surgir de su capacidad y su voluntad de aprovecharse de los demás”. (El precio de la desigual-dad, 2012).

La frustración de los ciuda-danos en países como Estados Unidos, Europa y Japón, que no se recuperan de la crisis, es más sensible en los jóvenes que cargan con una sociedad envejecida, con pocas oportunidades laborales y un deterioro del medioambiente; eso es lo que expresan en los movi-mientos de indignados.

También son fuertes los llama-dos de atención de movilizaciones como las primaveras árabes y las protestas de países como Chile y

Brasil, cuyas voces reclaman por calidad en la educación, la salud y los servicios, gritan contra la co-rrupción al tiempo que demandan mayor participación.

La coyuntura colombiana tie-ne dos caras: la protesta popular legítima, dado el atraso ancestral del país, con campesinos pobres y grupos étnicos que han logrado sobrevivir pese a la exclusión social y política de dos siglos. Y un cierto oportunismo de los gremios y sec-tores políticos que impulsan los paros con intereses individuales.

En medio del huracán social y de crisis como la del Catatumbo, en Norte de Santander, el Gobierno de Juan Manuel Santos –con su Unidad Nacional– quiere acertar con reformas de contenido social, pero tropieza con paramilitares, te-rratenientes, grupos financieros in-sensibles al cambio y una guerrilla populista con respecto a la paz que le hace el juego a la derecha.

¿A quién le importa eliminar la pobreza, la desigualdad social y un proyecto histórico incluyente con democracia económica y política?

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Cifras dudosas para entraral “club de los países ricos”El Gobierno tiene la obsesión de entrar a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en donde están los países más acaudalados del planeta. Una revisión detallada de las cifras deja claro que Colombia está lejos de alcanzar los estándares de desarrollo que exige la organización. Lo grave es que las estadísticas oficiales no reflejan la cruda realidad.

Santiago Buendía Vásquez,Profesor

Facultad de MedicinaUniversidad Nacional de Colombia

¿A qué se debe el afán de los últimos Gobiernos por mejorar los indicadores socioeconómicos del país sin modificar su estructura in-equitativa e injusta? La razón de fondo es ingresar a la Organización para la Cooperación y el Desarro-llo Económico (OCDE), creada en 1961 y con sede en París.

Allí, se reúnen los 34 países más ricos del mundo, junto con México y Chile, comprometidos con promover la democracia y la economía de mercado.

La organización apoya el cre-cimiento económico sostenible y el aumento del empleo, para que otros países alcancen el desarrollo y aumenten la calidad de vida.

Ingresar ha sido la obsesión de los últimos Gobiernos colombia-nos. En septiembre del año 2008, la embajada del país en Alemania anunció el interés. Y, en el año 2012, logró que su solicitud fuera evalua-da, El presidente Juan Manuel San-

tos la formalizó y la OCDE contestó que podía iniciar los trámites.

Los requisitos para ingresar son estrictos y suponen tener es-tadísticas sobre muchos aspectos: agricultura, pesca, demografía, de-sarrollo de la población, educación, medioambiente, finanzas, globa-lización, comercio, salud, indus-tria, información, comunicación, trabajo, bienestar, transporte, in-vestigación, gestión pública, poder adquisitivo, precios, ciencia, paten-tes y tendencias de los principales indicadores.

La situación de Colombia se presenta con base en una recopi-lación de indicadores disponibles en instituciones nacionales e in-ternacionales. Es evidente la es-casa confiabilidad y actualización de las estadísticas nacionales tanto de origen estatal (Departamento Administrativo Nacional de Esta-dísticas –DANE– y Departamento Nacional de Planeación –DNP–) como independiente.

¿Menos pobres?

Datos oficiales del año 2007 mostraban que la población pobre

en Colombia era el 43,28% del total (personas con necesidades básicas insatisfechas más las que estaban bajo la línea de indigencia). Es de-cir, uno de cada dos colombianos era pobre.

Al actualizar los datos, se en-cuentra con sorpresa el documento “Pobreza monetaria en Colombia, nueva metodología y cifras 2002-2010”, del DNP y el DANE. Este es el resultado de la segunda fase de la Misión para el Empalme de las Series de Empleo, Pobreza y Des-igualdad (Mesep)”.

Aquí se observa que con la nueva metodología se pasó del 44% de pobreza en el año 2010, al 37% en el año 2011, lo que corresponde a una caída del 7% que, cuando se convierte en per-sonas, significa que súbitamente 3.200.000 colombianos dejaron de ser pobres.

Es obvio que esta metodología milagrosa para reducir la pobreza no ofrece un sistema objetivo ni justo para evaluarla, por lo cual es conveniente recurrir a otros indi-cadores que permitan hacer una estimación verídica de la realidad social del país.

Cifras en detalle

La línea de pobreza es el nivel mínimo de ingresos necesarios pa-ra poder mantener un estándar de vida adecuado.

Según la ONU, la pobreza ab-soluta es la falta severa de ocho ne-cesidades humanas básicas: ingre-sos, alimentos, agua potable, ins-talaciones de saneamiento, salud, albergue, educación e información. Depende no solo de los ingresos, si-no también del acceso a servicios.

En Colombia, según la meto-dología de la Mesep, una perso-na es pobre cuando sus ingresos mensuales son inferiores a 197.400 pesos mensuales (6.567 diarios). Y está en pobreza extrema o indigen-cia cuando no recibe 98.500 pesos al mes (3.283 al día).

El coeficiente de Gini se uti-liza para medir la desigualdad de ingresos o de riqueza. El número 0 corresponde a la igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y el 1, a la total desigualdad (una persona tiene todos los ingresos y los demás ninguno). Este índice es el coefi-ciente en porcentaje.

En Colombia, según el DANE, la pobreza se redujo en 7% entre los años 2010 y 2011, una cifra que causa dudas entre varios analistas.

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Economía

La tierra en crisis

Dos investigaciones, una del Centro de Estudios sobre Desarrollo Económico (CEDE), de la Universidad de los Andes, y otra del Programa de las Naciones Uni-das para el Desarrollo (PNUD), indican que, desde hace más de seis décadas, el campo ha sido escenario de violencia, pobreza y reformas inconclusas. El 94% del territorio nacional es rural y el 32% de la población vive allí. La inequidad radica en cuatro aspectos:

1. Tenencia de la tierraLa concentración y la desigualdad, medidas por el índice de Gini rural, han cre-cido en los últimos diez años en el campo: pasó del 74% al 88%. La mayor con-centración está en Córdoba y Caquetá. La mayor desigualdad está en Antioquia y Valle. La mayor concentración de la propiedad está en las zonas ganaderas y en las que se explotan recursos naturales.El 77% de la tierra está en manos del 13% de propietarios y el 3,6% de estos tiene el 30% de la tierra. Los grandes latifundios pagan menos impuestos que el mini-fundio y el microfundio.El 80% de los pequeños campesinos tiene menos de una unidad agrícola familiar (UAF), es decir, son microfundistas. A pesar de la falta de acceso a la tierra, el 70% de los alimentos que se producen en el país proviene de pequeños campesinos.

2. Mal uso del territorioUn 18% de los propietarios de tierra no tienen formalizados sus títulos y la infor-malidad entre los pequeños productores supera el 40%. En los últimos cincuenta años se han titulado 23 millones de hectáreas, el 92% de ellas baldíos o títulos colectivos. Mediante reforma agraria apenas se ha titulado el 5,6%.

3. Despojo y violenciaSe calcula que 6,6 millones de hectáreas fueron quitadas por la violencia en las últimas dos décadas, esto es, el 15% de la superficie agropecuaria del país. El despojo explica el desplazamiento de 3,6 millones de personas (836 mil familias) y el abandono de sus tierras en los últimos trece años.

4. Persistencia política“Se define como el grado de control de las elecciones por parte de las élites. La mayor concentración de la propiedad de la tierra está asociada a mayor persis-tencia de los mismos grupos políticos que capturan el sistema democrático, lo que afecta de manera negativa el bienestar de la población”. Según el PNUD, los municipios con alta persistencia política tienen niveles superiores de pobreza y miseria.

En el año 2007, Suecia tenía la mejor distribución (23%), mientras que en Colombia era del 53,8%. Según el Banco Mundial (BM), en los años 2008, 2009 y 2010, el índi-ce del país fue del 57,2%, 56,7% y 55,9%, respectivamente.

En el año 2011, entre 160 paí-ses del mundo, Colombia ocupa-ba el puesto 150 en concentración de la riqueza: superaba a Bolivia, Honduras y Haití en desigualdad e inequidad.

Pobreza y salud

Según el Ministerio de Salud y Protección Social: “Para lograr la afiliación de la población pobre y vulnerable del país al Sistema In-tegral de Seguridad Social (SISS), el Estado colombiano ha definido al régimen subsidiado en salud como su vía de acceso efectiva al derecho fundamental de la salud, a través de un subsidio”.

En una de las tablas del Minis-terio, se observa que el 47,04% de los habitantes está afiliado al SISS en el régimen contributivo. El resto (el 52,96%), al subsidiado, incluido un 8,98% que está por fuera del sistema.

Esto significa que más de la mitad de los colombianos no tiene ingresos suficientes para pagar sus seguros en el régimen contributi-vo. Es perfectamente clara la rela-ción entre vinculación al régimen subsidiado y pobreza.

En cuanto al producto interno bruto (PIB), en el año 2007 Co-lombia tenía un total de 171.738 millones de dólares. El per cápita era de 3.614 dólares. Para la misma fuente, el PIB total (estimado) para el año 2012 fue de 470 mil millones de dólares y el per cápita, de 10.100 dólares, lo que equivale a un incre-mento del 279% que supera a los de Bolivia, Ecuador y Paraguay.

¿Qué ha ocurrido con esa gran cantidad de dinero? ¿Quiénes se lo han apropiado?

La Mesep muestra que el índi-ce de Gini pasó, en el año 2002, del 59,4% al 57,8% en el año 2010. Es decir, la desigualdad no disminuyó en Colombia en los últimos años, a pesar del incremento del PIB. Por ende, la pobreza real –la de las per-sonas– no disminuyó y la riqueza quedó en manos de pocos.

El desarrollo humano es precario

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) establece que la educación de un país es la base para construir una sociedad justa y sostenible. Así, des-de 1990 evalúa el progreso social de una nación en tres dimensiones básicas: vida larga y saludable, edu-cación (conocimientos) e ingresos (nivel de vida digno). Este es el índi-ce de desarrollo humano (IDH).

Noruega lo lidera con un pro-medio de vida de 81 años, 12,6 de escolaridad y un PIB per cápita de 47.557 dólares. Colombia está por debajo de Brasil y México y del promedio de países de América Latina, con 73,7 años de expecta-tiva de vida, 7,3 de educación y un PIB per cápita de 8.315 dólares. En el año 2011, estaba en el puesto 79 entre 187 países. En el año 2012, pasó al 91.

La situación de la educación en Colombia puede conocerse objetivamente a partir de datos de entidades internacionales, por ejemplo, las pruebas PISA. Esta ini-ciativa de la OCDE entrega indica-dores de calidad educativa al eva-luar las competencias en lectura,

matemáticas y ciencias en jóvenes quinceañeros de 65 países.

Los ocho países latinoameri-canos que participaron en las PISA en 2009 tuvieron promedios infe-riores a los de los miembros de la OCDE (que es de 494 puntos). El de Colombia fue de 413: por debajo de Chile, México y Uruguay, similar al de Brasil y superior al de Argentina, Panamá y Perú.

Las pruebas mostraron una leve mejora de los estudiantes colombianos con respecto al año 2006, pero insuficiente para ga-rantizar las metas que el país se ha propuesto en materia de competi-tividad y equidad.

Los jóvenes colombianos tie-nen dificultades para comprender textos complejos e información im-plícita, para comparar y contrastar ideas y para asumir una posición crítica y argumentada sobre estas.

Una informalidad aguda

Según el informe del DANE “Medición del empleo informal y seguridad social, noviembre 2012 - enero 2013”, la población de ocu-pados informales en las trece áreas metropolitanas es del 51,6% y, de ella, el 52,9% tenía nivel educativo de secundaria.

Para el año 2012, la tasa nacio-nal de desempleo fue del 10,4% y la de subempleo, del 32,6%. Estos valores indican que el 43% de los colombianos son desempleados o tienen formas precarias de trabajo.

Es evidente que Colombia de-be acudir a metodologías que pro-duzcan indicadores reales sobre su situación social. Asimismo, debe introducir cambios estructurales, que incluyen reformas inaplaza-bles: agraria, de tierras urbanas, fiscal, del sector financiero y del sistema de salud (pasar de la pro-tección social a la seguridad so-cial), laboral (formalizar la contra-tación y respetar los derechos de los trabajadores).

En educación, se debe pagar adecuadamente a los profesores de todos los niveles, así como asignar una adecuada financiación para la educación pública como fac-tor fundamental para construir un nuevo país.

Solo después de ejecutar estos cambios, que ayudarían a elevar la calidad de vida de todos los colom-bianos, el país podría considerar su entrada a la OCDE, al llamado “club de los países ricos”.

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Son millones los colombianos que aún viven en condiciones de miseria absoluta.

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96 Debates

Las lecciones de Áfricapara la reconciliación nacional

Países como Costa de Marfil y Sierra Leona vivieron guerras internas desgarradoras; sin embargo, lograron dar un paso hacia la reconciliación nacional. Si bien, sus conflictos tienen matices diferentes a los de Colombia, hay enseñanzas que se pueden retomar. Las comisiones de la verdad y la reconciliación han sido decisivas.

Maguemati Wabgou,Integrante del Centro de Pensamiento

y Seguimiento al Diálogo de PazUniversidad Nacional de Colombia

África, con sus 54 países, es co-nocido como un polvorín político por aspectos históricos (coloniza-ción y descolonización en los siglos XIX y XX, respectivamente), geoes-tratégicos (por los intereses de las potencias mundiales), económicos (explotación y comercio ilícito de piedras preciosas, tráfico de armas, deudas) y políticos (construcción inacabada del Estado-nación).

Desde las independencias, se multiplicaron los conflictos inter-nos, lo que llevó a la desestabiliza-ción política del continente y fo-mentó condiciones de inseguridad para sus pueblos. El neocolonialis-mo, que implica distintas manio-bras de sometimiento, ha sido un factor central.

Lo anterior, suele estar atra-vesado por cuestiones étnicas, re-ligiosas e identitarias, en el marco de las delimitaciones territoriales trazadas desde la colonización. Se suman, las lógicas de la explotación y el saqueo de los recursos minera-les a través de multinacionales, y el ascenso de gobiernos títeres.

Pero el hecho de que persis-tan estos trasfondos no justifica la mirada reduccionista de algu-nos medios de comunicación, que obvian los más relevantes factores políticos y económicos. Las crisis

internas en África suelen tomar las formas de guerra de sucesión y de secesión.

Por un lado, la sucesión de un gobierno conlleva, en algunos ca-sos, problemas de violencia del Es-tado y de los grupos de rebeldes que luchan con armas para la “libe-ración nacional”. Además, a raíz de las olas de democratización en los años noventa, asistimos a protestas por la inconformidad de los perde-dores con respecto a los resultados de las contiendas electorales. Esto lleva a recurrir a las armas para ac-ceder al poder, cuando no se puede por medio del sufragio.

Las elecciones multipartidis-tas, de corte liberal, siguen siendo la excusa para que sectores de la clase política y del ejército apuesten por una opción bélica, con un apoyo logístico, estratégico e intelectual. Los ejemplos son numerosos.

Atados al poder

La guerra de liberación de An-gola (1975) enfrentó, en la zona centro-oeste, a las tropas guber-namentales con las guerrillas an-ticomunistas de la Unión para la Independencia Total de Angola, en-cabezadas por Jonas Savimbi, con el apoyo de Zaire (actual República Democrática del Congo), Sudáfrica y EE. UU.

En el conflicto de Liberia (1989-1997) se enfrentaron las fuerzas ar-

madas regulares y el grupo gue-rrillero Frente Nacional Patriótico, liderado por Charles Taylor.

Guerras de sucesión más re-cientes son las de la República Centroafricana (2001-2003; 2005-2008; diciembre de 2012 y marzo de 2013), la de la República Demo-crática del Congo en la región de los Grandes Lagos (desde 1996) y el conflicto de Congo Brazzaville de Lisouba.

Se destacan, también, las de Zimbabue (1963-1980), Uganda (desde 1981), Sudán (1954-1972 y 1983-2011), Mozambique (1977-1992), Sierra Leona (1991-2000), Suráfrica (1961-1992), Burundi (1993-2011), Ruanda (1990-1994), Argelia (1994-1998), Costa de Mar-fil (2002-2007 y 2010-2011), Chad (desde 1963) y Somalia (desde 1981), entre otras.

Por la independencia

En cuanto a las guerras de se-cesión muchas están olvidadas o son de baja intensidad. Se trata de regiones o grupos sociales que se sienten discriminados por la esca-sez o carencia de asistencia econó-mica, la falta de promoción de sus culturas y otros aspectos sociocul-turales y políticos.

Su descontento se expresa por una insumisión al poder central. El uso de las armas es para hacerse escuchar y, sobre todo, exigir su

independencia, cuestión que altera la estabilidad política.

Son ilustrativos los casos de Katanga (1960-1961), un territorio en el sur del desaparecido terri-torio del Congo Belga; de Biafra (sureste de Nigeria, 1967-1970); de los pueblos Ogoni en el Estado Ri-vers (sureste de Nigeria, vigente desde 1990); de los pueblos ijaw en el Estado de Delta, en el sureste de Nigeria (también desde 1990); de Sahara Occidental (desde 1973); de Casamance en Senegal (desde 1982); y de los tuareg en Malí (des-de los años sesenta y noventa hasta hoy).

Los escenarios

Los procesos de desmoviliza-ción y dejación de armas, tras la resolución de conflictos internos para alcanzar la paz en África, im-plican la apertura de espacios de negociación para poner fin a la guerra.

Los actores implicados suelen ser los beligerantes (o rebeldes), el Estado (y su ejército), la sociedad civil y la comunidad internacional africana, mediante sus organiza-ciones de integración continental regional (UA, CEDEAO, SADC y li-gas de defensa de los Derechos Humanos, etc.).

También actúa la comunidad internacional en virtud del prin-cipio del intervencionismo. Se

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Debatesdestacan las potencias europeas –ex metrópolis como Francia y Gran Bretaña–, Estados Unidos, la ONU, las ONG, las ligas de defensa del Derecho Internacional Huma-nitario y la Corte Internacional de Justicia, etc. Esta situación invita a una reflexión crítica sobre el papel de estas organizaciones en la cons-trucción de la paz y la justicia, en escenarios de posconflicto.

Desde las experiencias afri-canas hay tres escenarios de resolución de conflicto. Primero, el acuerdo de alto el fuego que permi-te la puesta en marcha de conver-saciones para la paz, con acuerdos de desarme, participación política, reinserción y reintegración de los exrebeldes en la sociedad civil.

Segundo, formación de un gobierno de unidad nacional de transición hacia un nuevo orden político nacional, marcado por la organización de elecciones multi-partidistas. Y tercero, la imposición de la lógica de la “paz de los vence-dores”, derivada del fin de la guerra por motivos de la victoria militar de una de las partes.

En los dos primeros casos hay acompañamiento de los países africanos y de la comunidad inter-nacional. Esta última interviene en dos formas concretas: el Peacekee-ping, que suele limitarse a garanti-zar el respeto del alto el fuego, y el Peacebuilding operations, que va más allá del orden disuasivo de su intervención y abarca al cumpli-miento de los acuerdos de desar-me, desmovilización y reparación de infraestructuras, etc.

En todos los casos, la justicia transicional es una de las princi-pales herramientas, que implica la necesidad de consolidar la cons-trucción de un nuevo orden polí-tico, donde los ciudadanos gozan plenamente de derechos funda-mentales de igualdad y participa-ción política, entre otros.

Camino a la paz

Hay dos ejemplos en el África subsahariana que ilustran situacio-nes de posconflicto relativamente exitosas, con la reincorporación a la vida política de los excombatien-tes: Costa de Marfil y Sierra Leona.

En el primero, las Fuerzas Nuevas, bajo el mando de Guillau-me Soro, demandaban una parti-cipación igualitaria en la política mediante el reconocimiento pleno de la ciudadanía. Se tuvo que espe-rar hasta el año 2007 para celebrar la firma de los acuerdos de Ouaga-dougou, en Burkina Faso, el único país foráneo que participó en esta solución.

En medio del desgaste político (por los casi cinco años de guerra) se produjo una concertación para la firma de los acuerdos, concebi-da como el resultado de la labor asumida, principalmente, por Gui-llaume Soro, líder de las Fuerzas Nuevas, y el presidente Laurent Gbagbo.

Con el acuerdo de Ouagado-ugou se evidenciaron expresiones de voluntad política de las partes para apostar por una reforma al sistema de participación política electoral, mediante la modifica-ción del sistema de identificación y registro de los ciudadanos en todo el país. Esto permitió un sistema electoral más incluyente.

De hecho, se reconoció la ciu-dadanía a un gran número de per-sonas que antes no se usufructua-ban de esta. Es el caso de Alassane Ouattara, actual presidente de Cos-ta de Marfil. Además, se compartió el poder entre Gbagbo (el enton-

ces presidente) y Soro (jefe de las fuerzas rebeldes), nombrado como Primer Ministro poco después de la firma. Todo lo anterior abrirá paso a la organización de elecciones pre-sidenciales.

En el caso de Sierra Leona se registró una prolongada guerra ci-vil que inició en marzo de 1991, y cuyos actores eran principalmen-te el Frente Revolucionario Uni-do (FRU), encabezado por Foday Sankoh, y las fuerzas armadas sie-rraleonesas, milicias y mercena-rios.

Entre los años 1991 y 2001, el país fue azotado por una cruenta guerra interna de sucesión, marca-da por una serie de golpes de Esta-do que provocaron una profunda inestabilidad política. Esto contri-buyó a una aguda crisis socioeco-nómica, a una grave deflagración y a tensiones sociales.

Tras el fracaso del acuerdo de Paz de Abiyán en el año de 1996, se pudo firmar el de Lomé en el año de 1999. Así se pusieron en marcha las negociaciones entre el Gobier-no de Kabbah, del partido PPSL, y las fuerzas subversivas del FRU. El acuerdo contempló la transfor-mación del Frente en un partido político y la conformación de un Gobierno de Unidad Nacional.

Además, se instauró la vicepre-sidencia que quedó en manos de Foday Sankoh, comandante en jefe del FRU, y se brindaron siete cargos

ministeriales a miembros del grupo insurgente. También se acordó la creación de la Comisión para el Manejo de los Recursos Estratégi-cos, la Reconstrucción Nacional y el Desarrollo, cuya dirección fue igualmente ofrecida a Sankoh.

Por último, se pusieron en mar-cha las Comisiones de la Verdad y la Reconciliación. Todo lo anterior abrió paso a programas de desmo-vilización, desarme y reinserción y a otros procesos enmarcados en la justicia transicional (con el apoyo decidido de la ONU). El proceso culminó a inicios del 2002, cuando oficialmente se declaró el fin de la guerra civil.

La justicia tradicional

El posconflicto africano en ge-neral, y subsahariano en particular, muestra la compatibilidad entre los mecanismos judiciales inter-nacionales –que buscan juzgar a los grupos y personas armadas res-ponsables de crímenes– y los me-canismos nacionales de arreglo no judiciales. Es el caso de Suráfrica, Ruanda y Burundi.

En este sentido, la rendición de cuentas toma varias formas; se des-tacan las comisiones de la verdad y las de la verdad y la reconciliación, como las establecidas en Sudáfrica después del apartheid. En Burundi, los acuerdos de Arusha del año 2000 establecieron la rehabilitación

de los bushingantahe (sistema tra-dicional de gestión de conflictos).

En Ruanda están las cortes na-cionales y los métodos tradiciona-les, como los sistemas de tribunales gacaca. Es un modo de resolución de conflictos con carácter tradicio-nal y popular que conlleva la ne-cesidad de visibilizar al victimario y someterlo al juicio popular, para abrir así procesos de sanación y construcción de la confianza entre las comunidades afectadas, y pac-tar la reparación.

Estas instancias locales se aso-cian al sistema judicial internacio-nal para impulsar la construcción de paz en el marco de un proceso de justicia transicional. Se con-vierten en foros no judiciales para quienes hayan cometido actos de violencia a gran escala y deban asumirlos públicamente. En estos casos, la justicia transicional pro-vee recomendaciones al gobierno para prevenir futuros problemas o para reparar el daño sufrido por las víctimas.

Este tipo de comisiones y pro-gramas se han convertido en una práctica habitual en países que buscan reconciliarse con su pasa-do. Colombia podría tomar algunos elementos, adecuándolos a su es-pecificidad. Sin duda, estas expe-riencias africanas se presentan co-mo ejemplos para la construcción de paz sobre la base de reconstruc-ción de confianza.

Costa de Marfil, una de las naciones más prósperas del África tropical, ha sufrido guerras civiles que han terminado en acuerdos de paz.

Los sistemas tradicionales de justicia en África han sido vitales para superar los periodos de conflicto.

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98 Frontera

Políticas públicas sonestériles en zonas de frontera

A pesar de la reciente pérdida de una significativa franja de mar en el Caribe, el país no aprende las lecciones de este lamentable hecho. Las regiones limítrofes, en especial la de la Amazonia (de 3.700 km de extensión), son pobres y están olvidadas. La academia tiene un papel primordial.

Carlos Zárate Botía,Profesor

Universidad Nacional de Colombiaen la Amazonia

El reciente fallo del Tribunal de Justicia de La Haya, adverso para Colombia, y la consiguiente pérdida de mar territorial en el Caribe ponen de presente la am-nesia histórica de los responsables de la dirección del Estado sobre las fronteras nacionales terrestres y marítimas.

Lo que le sucedió al Archipié-lago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina es el resultado de la inutilidad de las políticas diseña-das en las últimas décadas al am-paro de la Constitución de 1991. El presidente de la República, Juan Manuel Santos, lo ha reconocido, pero tímidamente.

Como ha sucedido con otros eventos históricos en las zonas li-mítrofes, luego de muchos debates, juicios de responsabilidad y justifi-caciones de quienes han tenido algún grado de responsabilidad, este gran descalabro nacional ha pasado a ocupar el acostumbrado lugar secundario en los medios de comunicación y en la vida política del país.

También pasa inadvertida la creciente magnitud de productos de contrabando y los hechos de violencia que trastornaron las re-laciones con Ecuador y Venezuela por la presencia guerrillera.

Son aún más marginales, frag-mentarias y espasmódicas las refe-rencias a la Amazonia colombiana en la actualidad informativa del país, a pesar de que es una región que alberga la frontera terrestre más extensa del país (de más 3.700 km). Siempre se pasa por alto que una considerable proporción de los límites con Ecuador y Venezue-la son amazónicos.

En el caso de Ecuador equiva-len a poco menos del 50% del total. En el de Venezuela, a algo menos del 20%. En conjunto, con estos dos países se comparten más de quinientos kilómetros.

La vulnerabilidad de estas zo-nas, cuyo corolario es su descono-cimiento, la incomprensión de su complejidad y la inocuidad de las políticas públicas fronterizas, es un hecho que sigue siendo poco advertido, pero que se torna más dramático con el tiempo.

El Gobierno anuncia –con es-truendo ferroviario– eufóricas pro-mesas de desarrollo económico, como la aprobación e implemen-tación de varios tratados de libre comercio y el postizo ingreso a or-ganismos como la OCDE, reservado a las economías más poderosas.

La participación de Colombia en la conformación de bloques, como el de la Alianza del Pacífico, y, en general, una política activa de integración económica regional y global –cuyos prerrequisitos mate-riales y organizacionales están por verse– proporcionan dosis adicio-nales de incertidumbre sobre los supuestos beneficios que percibi-ría el país.

En el caso de las fronteras, so-bre todo el de la Amazonia, augura pobres resultados, similares a los

La zona binacional Leticia-Tabatinga es un atractivo lugar de investigación, por las condiciones sociales, eco-nómicas y ambientales de la región circundante.

que se derivaron de la transforma-ción fallida de los antiguos territo-rios nacionales en departamentos.

La integración económica tam-bién se convertirá en una quimera e, incluso, en un desastre para el país, si no se sustenta en políticas claras que resuelvan esa vulnerabi-lidad. Y eso no se hace de la noche a la mañana.

El problema se vuelve aún más complejo si vemos que no solo se trata de superar la precariedad de las propias, sino que, además, an-te una perspectiva de integración, debemos lidiar con la incompati-bilidad entre estas y las políticas fronterizas de los vecinos.

Armonización de políticas

Por lo anterior, es necesario co-nocer las dinámicas transfronteri-zas en materia de movilidad pobla-cional, organización del territorio, extracción y transporte de recursos naturales (incluidos minerales), así como evaluar el impacto de las po-líticas públicas en los asentamien-tos binacionales y trinacionales de Colombia, Perú y Brasil.

Para responder a esto, en las últimas dos décadas, la Universi-dad Nacional de Colombia en la Amazonia y el Instituto Amazónico de Investigaciones Imani se han encargado de conocer la región

a profundidad, más que ninguna otra institución del país, por medio de la investigación.

En la actualidad, a través del nuevo Grupo de Estudios Trans-fronterizos (GET), la UN participa en una convocatoria de Colcien-cias, de carácter regional, financia-da por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Gobernación y la sede.

El proyecto se titula “Ciudades y poblaciones fronterizas: una pro-puesta de armonización de las po-líticas públicas en las fronteras del departamento del Amazonas”. Su principal objetivo es explorar esce-narios posibles y diseñar mecanis-mos de integración institucional, jurídica, ambiental y política.

Busca plantear acciones para avanzar en un ordenamiento terri-torial conjunto (binacional y trina-cional), mediante la definición de zonas de integración más adecua-das a las condiciones y a las expec-tativas reales de sus pobladores.

Se propone interpelar propo-sitivamente a las instituciones que diseñan e implementan políticas desde los centros del poder, sobre todo de relaciones exteriores.

En contraste, el proyecto bus-cará mecanismos de inclusión de los actores fronterizos de los tres países, los cuales se fundamenta-rán en consultas directas y en va-

rios talleres de recuperación de la memoria de la región, de cartogra-fía social y de planeación partici-pativa.

En total, se desarrollarán sie-te talleres: tres en las localidades binacionales del río Putumayo (Puerto Leguízamo, El Encanto y El Estrecho); dos en la línea Apaporis-Tabatinga (Tarapacá y La Pedre-ra); uno en Puerto Nariño-Caballo Cocha; y uno trinacional en el río Amazonas (Leticia, Tabatinga, Ben-jamín Constant, Islandia y Santa Rosa).

Según los docentes e investiga-dores de la UN que forman parte de la iniciativa, no se pretende ignorar o suplantar las soberanías estatales ni borrar las identidades naciona-les o étnicas de los habitantes.

Tampoco se trata de desco-nocer los ordenamientos jurídicos o políticos nacionales. Pero sí de definir escenarios de cooperación, coordinación y acción —posibles y necesarios—, para abordar y resol-ver conjuntamente las problemáti-cas de las fronteras amazónicas y para fomentar la integración.

Uno de los fundamentos a par-tir de los cuales se trabajará es que los problemas deberán afrontarse con políticas públicas definidas so-bre la base de conceptos de sobera-nía y seguridad nacionales, adapta-dos a las épocas actuales.

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99Salud

Rotavirus tendrá tratamiento rápido y asequible

Una investigación de la Facultad de Medicina de la UN en Bogotá propone un tratamiento que, usando fármacos de fácil adquisición, frena los vómitos y la diarrea que caracterizan a la enfermedad. Los niños infectados verían disminuidos los síntomas en dos o tres días.

Lina Leal,Unimedios

Antes de su quinto cumplea-ños, casi todos los niños del mun-do han sido infectados por el rota-virus. Este, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), causa al año 500 mil muertes y 2 millones de hospitalizaciones por diarrea, especialmente en países en vía de desarrollo.

En Colombia, el DANE señala que en el año 2002 la mortalidad por diarrea fue del 79,5% por cada cien mil niños menores de un año y del 6,9% por cada cien mil de en-tre 1 y 4 años de edad. Esto devela el alto grado de vulnerabilidad de los menores de cinco años.

Existen dos vacunas que –se-gún reportes de la OMS– disminu-yeron sustancialmente las muertes por la infección. En Colombia, el Ministerio de Salud y Protección Social las incorporó en el esquema de vacunación a los dos meses de edad, con un refuerzo a los cuatro meses.

“Si bien existe vacuna, esta no remedia síntomas como la diarrea, sino que la atenúa y evita un alto número de hospitalizaciones”, dice Carlos Arturo Guerrero, investiga-dor de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá.

Él ha estudiado la afección desde hace casi dos décadas, por lo cual ha obtenido varios recono-cimientos, entre los cuales se des-tacan el Premio Nacional de Medi-cina, en la modalidad de Ciencias Básicas (2004, 2005, 2008 y 2012), y la mención en Ciencias Exactas Fí-sicas y Naturales, de la Fundación Alejandro Ángel Escobar 2009.

Este magíster en Farmaco-logía y en Genética y doctor en Bioquímica lidera una exploración científica que ha identificado una serie de compuestos naturales y de fármacos de venta libre que, junto con la vacuna, ayudan a detener la enfermedad por completo.

Fortalecer a la célula

El profesor Guerrero encabeza un equipo de investigadores con-formado por Orlando Acosta, An-drea Murillo, Paula Pardo, Víctor Rodríguez y Rafael Guerrero.

En el Laboratorio de Biología Molecular de Virus de la UN, ellos estudian moléculas de la célula que el rotavirus utiliza para in-fectarla. Una de ellas –objeto de una tesis doctoral desarrollada ha-ce tres años– pudo ser alterada por reactivos que poseían grupos de azufre, denominados tiol. Así, descubrieron que estos elementos químicos podían inhibir la infec-ción.

Con el hallazgo, comenzaron a experimentar con 140 medica-mentos –incluidos los que no te-nían grupos de azufre– y encon-traron que tres tipos de fármacos podían inhibir casi el 100% de la infección.

En el primero se encuentran los antiinflamatorios no esteroides (diclofenaco, ibuprofeno y aspiri-na –AINE–), que se utilizan para desinflamar y disminuir la fiebre o los dolores.

El segundo está constituido por algunos que solo se utilizan en la diabetes. Se caracterizan porque activan una molécula en la célula que se llama PPARgama, clave en los problemas de esta enferme-dad.

En el último, se encuentran ciertos antioxidantes, dentro de los cuales se destacan la vitamina C, la n-acetilcisteína y la curcumina.

Los resultados de la investigación han sido publicados en revistas especializadas internacionales. Los ensayos en niños contaron con la aprobación del Comité de Ética de la Facultad de Medicina.

La n-acetilcisteina es un ami-noácido que se proporciona, por ejemplo, para tratar la tos en niños y ancianos, pues aclara el moco, y en prematuros ayuda a expulsar el meconio (las primeras heces). La curcumina es un condimento muy usado en la cocina. Aunque en Co-lombia su uso no es tan popular, se consigue en los supermercados.

¿Qué tienen en común estas sustancias? Según precisa el pro-fesor Guerrero, actúan sobre una molécula celular, relacionada con el dolor y la inflamación, cono-cida como NF-KB (factor nuclear potenciador de las cadenas ligeras kappa de las células B activadas).

“Descubrimos que, cuando ingresa a la célula, el virus acti-va mecanismos oxidativos que, a la vez, son proinflamatorios. Los fármacos inhiben la NF-KB y la producción de sustancias oxidati-vas. Así, combaten la inflamación”, explica el experto.

Los medicamentos no actúan directamente sobre el virus, sino sobre las células, al desactivar mo-léculas que este utiliza normal-mente para replicarse. Se trata de fortalecer a la célula para que se defienda.

Inicialmente, los científicos infectaron células cultivadas pa-ra luego inocularles los fármacos. Efectuaron el procedimiento con ratones (recién nacidos y adultos), esperaron a que tuvieran los sín-tomas y, después de 24 horas, les administraron los reactivos (n-ace-

Tratamiento*

Una vez diagnosticada la enfermedad en los niños, sin importar si es-tán vacunados o no, se les debe administrar los siguientes fármacos:

1. N-acetilcisteína de 200 mg disuelto en agua (60 mg/kg/día) cada 8 horas. Si el niño es mayor de dos años, 600 mg cada 8 horas.

2. Vitamina C de 500 mg cada 8 horas.

3. Si es mayor de 6 meses y tiene fiebre y malestar general: ibuprofe-no (presentación pediátrica) cada 8 horas. Puede adicionársele a las comidas curcumina al gusto (se usa de manera similar al condimento conocido como color o achiote).

*En cualquier caso, la primera opción es llevar a su hijo al médico.

tilcisteina, vitamina C, ibuprofeno o productos para los diabéticos). En todos los casos, hubo inhibición completa del rotavirus.

El doctor Guerrero estudió los casos de seis de sus familiares in-fectados. A tres de ellos les su-ministró los medicamentos desde que comenzó la diarrea, aunque exceptuó los reactivos para diabé-ticos, debido a que bajan el azúcar y podrían ocasionar problemas de glicemia, por lo cual están desauto-rizados. Recolectó las heces duran-te quince días.

“En las heces de los niños tra-tados, el virus fue disminuyendo. A los dos días se redujo drásticamen-

te su expulsión y ellos presentaron mejoras radicales”, asegura.

En contraste, resalta que los tres niños no tratados siguieron excretándolo hasta por quince días y que los síntomas fuertes solo disminuyeron pasados seis y ocho días.

El tratamiento que los cientí-ficos de la UN proponen ayuda a acabar con los síntomas del rotavi-rus. Es un aporte mundial para que los afectados se alivien rápidamen-te. Lo mejor es que usa productos de venta libre que no tienen con-traindicación.

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910 Salud

Crece el cáncer cutáneoy su inoportuna atención

El cáncer de piel en Colombia pasó de 23 casos por cada cien mil habitantes en el año 2003 a 41 casos en el 2007. Si el aumento se mantiene progresivamente, durante el año 2013 llegaría a 69 casos y en el 2020, a 101. El deficiente sistema de salud hace que pacientes que deben ser atendidos en máximo veinte días reciban atención a los seis meses.

Lina Leal,Unimedios

Don José* sale cada mañana a lidiar con los cultivos y el ganado en su natal Sotaquirá (Boyacá). Es un hombre tan trabajador como callado. Usa ruana, pero pocas ve-ces sombrero.

Según cuenta su esposa, doña María, una mujer de 55 años de edad: “Uno en el campo desde jo-ven aprende a trabajar. El sol por allá pega muy duro y uno se quema con el viento. La verdad, él nunca se cuidaba la piel”.

Y agrega que el hombre de vez en cuando usaba sombrero, mas nunca crema, porque consideraba que “eso era de mujeres”.

Un día, don José observó una protuberancia en el borde de su nariz e inmediatamente procedió a espicharla. Sin embargo, esta si-guió creciendo, por lo cual, días después y por la frecuente presión de doña María, decidió ir al centro de salud del pueblo.

Mes y medio después obtuvo la cita con el médico general, que le formuló una crema y le pidió que volviera en otra fecha. “No pudimos volver porque no tenía-mos la plata y no nos daban la cita. Nos la programaron para dos meses después, pero tuvimos que gastar un montón en cremas”, asegura la señora.

Cuando el médico valoró a don José y vio que la protuberancia ya cubría una de las fosas nasales, le dijo que debía tratarse de algo

No podemos tapar el sol, pero sí buscar estrategias para que las personas se protejan de este.

Localización anatómica del cáncer de piel no melanoma

En el 76% de los casos los tumores se localizaron en la cara, principalmente en la mejilla y en la nariz.

26,6

24,9

12,26,0

5,7

3,5

3,0

2,72,2

1,91,10,80,5

Labio inferiorPárpado superiorRegión preauricularRetroauricularLabio superior

EspaldaPabellón auricular

CejaCuero cabelludoMentónSien

Tronco

Pie

Párpado inferiorCuello

Perioral

Pierna

Antebrazos y manos

Otros

Frente-surco nasogeniano

Nariz

Mejilla

grave y que era necesario solicitar una cita con un especialista. Pero encontrar un dermatólogo en So-taquirá era realmente difícil.

La esposa recuerda: “Tuvimos que buscar la remisión para un centro de especialistas en Tunja. Pero no nos sirvió la orden del mé-dico de Sotaquirá, y nos tocó hacer tres viajes para que nos dieran la autorización“.

Después de seis meses obtuvo la cita con el especialista, pero no lo atendieron porque se le pre-sentó un inconveniente. La cita

quedó reprogramada para veinte días después.

Cuando lograron la consul-ta, el dermatólogo le diagnosticó cáncer de piel no melanoma. Do-ña María rememora: “Él regañó a José por no cuidarse del sol y por demorarse mucho en venir. Le preguntó si se aplicaba protector solar”.

Don José replicó: “nosotros qué nos vamos a poner esas cosas, si a duras penas el sombrero; eso vale mucha plata y, además, uno en el campo no sabe de eso”.

La protecciónes obligatoria

● Aunque la prevención debe cobijar a toda la población, el foco debe estar en los niños para evitar nuevas gene-raciones con cáncer de piel, así como en la población rural y los trabajado-res expuestos al aire libre.

● Entre 10:30 a.m. y 2:00 p.m. se debe evitar la exposición al sol.

● Se deberían reacomodar los ho-rarios de actividades que impliquen exposición de niños y trabajadores durante estas horas, para que puedan protegerse en la sombra.

● Tener acceso a protectores solares por encima de factor de protección solar 50.

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Las aristas del problema

Casos como el de este hombre de 66 años son cada vez más fre-cuentes en Colombia, un país en el cual se pensaba que el cáncer de piel era casi inexistente porque es más común en la tez blanca.

Según precisa el doctor Gui-llermo Sánchez Vanegas, del De-partamento de Salud Pública de la UN, hay dos grandes variantes: melanoma y no melanoma.

El primero resulta raro en la población colombiana, pero es muy agresivo y tiene un alto poten-cial de causar metástasis y dañar otros órganos. El segundo es me-nos letal porque posee un poder de destrucción local y se produce en las partes del cuerpo más expues-tas al sol.

Un informe del Centro Der-matológico Federico Lleras Acosta indica que la tasa estimada de cán-cer de piel en Colombia pasó de 23 casos por cada 100.000 habitantes, en el año 2003, a 41 casos, en el 2007. Si el aumento se mantiene progresivamente, en el año 2013 ascendería a 69 casos y en el 2020, a 101.

Además, el más reciente Anua-rio del Instituto Nacional de Can-cerología especifica que, durante el año 2010, el 20% de los casos aten-didos correspondió a esta patología (es decir, 1.273 de un total de 6.313) –mientras que en el año 2008 equi-valió al 16%–. Esto evidencia que se trata de una enfermedad de cre-ciente incidencia en el país.

Atención demorada

El doctor Sánchez se interesó en dicho problema durante su te-sis doctoral en Salud Pública en la UN. De un lado, quiso establecer por qué está aumentando. De otro, cómo atraviesan el proceso de de-tección y tratamiento los pacientes que lo padecen.

Para eso, durante cinco años –y bajo la dirección de los doc-tores Fernando de la Hoz y César Abadía– adelantó un estudio de epidemiología tradicional y antro-pología médica crítica basado en los casos y controles de ochocien-tos pacientes.

Asimismo, estableció grupos focales, hizo entrevistas en profun-didad y acompañó a tres personas que tuvieron que hacer fila desde la madrugada en los hospitales de la capital para obtener atención médica, así como a otras que enta-blaron tutelas contra sus EPS.

El estudio evidencia que, en principio, Colombia presenta una mezcla de factores que pueden agravar o atenuar el riesgo real de exponerse a los rayos ultravioleta y,

específicamente, de desarrollar el cáncer; pues es un país localizado sobre la línea ecuatorial, con una alta concentración poblacional so-bre la región andina y en alturas que superan los 2.400 metros sobre el nivel del mar.

En ese sentido, vivir en zonas rurales aumenta el riesgo de adqui-rir la enfermedad porque la protec-ción contra los rayos ultravioleta es menor que en ámbitos urbanos.

“En el campo, la persona está expuesta al sol casi todo el tiem-po. Además, hay desconocimiento de la prevención, falta de recursos o machismo”, sostiene el profesor Sánchez.

Igualmente –pese a que se puede tratar mediante detección temprana y un procedimiento qui-rúrgico sencillo–, los trámites y bu-rocracia que caracterizan al actual sistema de salud son barreras que se interponen en el tratamiento.

De hecho, los diagnósticos oportunos son apenas el 32,5% del total y resultan más probables en personas que cuentan con un nivel de escolaridad igual o superior a formación técnica, poseen vivien-da propia, viven en el medio ur-bano y están afiliados al régimen contributivo. De 369 pacientes, 17 requirieron interponer algún tipo de recurso legal.

Un paciente –como don José– que debería ser tratado en quin-ce o veinte días recibe atención en aproximadamente seis meses o más, lo que agrava el padecimien-to.

Este hombre, después de un proceso de casi año y medio –que incluye biopsias, patologías, juntas y cirujanos–, tiene la mucosa com-prometida y ha perdido parte de la anatomía del ala nasal.

Su dilema: reunir dinero para operarse en Bogotá o ser remitido de nuevo a su EPS para que le cu-bra todos los gastos.

El doctor Fernando de la Hoz, director del trabajo doctoral, resal-ta que la investigación “se concen-tra en los efectos de la organización de los servicios de salud sobre el bienestar de personas de carne y hueso, que son las verdaderas víc-timas del sistema”.

No obstante, el doctor Sánchez añade que, si bien es necesario que los pacientes con este tipo de cáncer sean diagnosticados y tra-tados oportunamente (para evitar secuelas a largo plazo), las barreras trascienden el sistema de salud: los problemas son el resultado de un enfoque político, social y económi-co cuya solución no se limita a la tan mencionada reforma.

*Este relato de vida fue encontrado por el doctor Guillermo Sánchez.

PACÍFICO¿DE QUÉ

HABLAMOS?

PÍOGARCÍADocente UniversidadExternado de Colombia

JUAN CARLOSMONDRAGÓNExviceministrode Minas

RICARDOMOSQUERA MESAExrector UniversidadNacional de Colombia

SUN YIConsejero PolíticoEmbajada RepúblicaPopular Chinaen Colombia

Cambio geopolíticoen el siglo XXI: de la hegemonía del Atlántico hacia la del Pací�co

Retos y oportunidades:propuestas para una política hacia el Pací�co

HUGO ARLEYTOBARGobernador (E)del Departamentodel Chocó

SERGIO DÍAZGRANADOS GUIDAMinistro de Comercio,Industria y Turismo

JORGE IVÁNBULAVicerrector GeneralUniversidad Nacionalde Colombia

CLAUDIAMOSQUERAInvestigadora Centrode Estudios SocialesUniversidad Nacionalde Colombia

ÓSCARALMARIODocenteUniversidad Nacionalde Colombia

JORGE ARMANDORODRÍGUEZ ALARCÓNDirector CID UniversidadNacional de Colombia

Colombia enel Pací�co

ALFREDOMOLANOSociólogo y Periodista

RAÚLDELGADOGobernador delDepartamento de Nariño

BENJAMÍNCREUTZFELDTSinólogo y DocenteColegio de EstudiosSuperiores deAdministración

INVITADOS

Transmisión en Vivo porPrismaTV (www.prismatv.unal.edu.co) - UNRadio (Bogotá 98.5 FM)

agosto8:00 am -12:00mmiércoles

septiembre8:00 am -12:00mmiércoles

www.debates.unal.edu.co

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El mundo gira hacia el Índico y el Pací�co como tránsitos dinámicos de la economía. Al acuerdo Alianza del Pací�co y los retos que enfrenta como el de�ciente transporte ferroviario y �uvial, la carencia de puertos modernos y el atraso cientí�co y tecnológico, el país tendrá que sumarle el reconocimiento de este territorio, históricamente olvidado.

/debatesun

@DebatesUN

ENTRADA LIBRECentro de Convenciones Alfonso López Pumarejo.Auditorio Principal. Carrera 45 No. 26-85.8:00 a.m. a 12:00 m.

[email protected] 5000 Ext. 18243OrganizaUnimedios y el Centro deInvestigaciones para el DesarrolloCID de la Facultad de CienciasEconómicas de la UniversidadNacional de Colombia

Del total de personas estudiadas, el 28% reportó la negación de algún tipo de servicio de salud (consulta, biopsia, cirugía). En promedio, incurrieron en gastos por 1.020.000 pesos.

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Guainía

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Cerros de Mavecure

Minería acecha joya ambiental del Orinoco

Mientras el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible impulsa la declaratoria de la Estrella Fluvial de Inírida como humedal de importancia internacional, el Ministerio de Minas y Energía la em-puja hacia la explotación de oro y coltán. Esto pondría en peligro su biodiversidad, señalan investigaciones de la UN.

Alberto Fernández R.,Unimedios

En lengua indígena, Guai-nía quiere decir tierra de muchas aguas. La etnia Yeral no exagera. Tan solo al nororiente del depar-tamento está la Estrella Fluvial de Inírida, unas 283.000 hectáreas ba-ñadas por los ríos Guaviare, Iníri-da, Atabapo y Orinoco.

La zona es una verdadera joya. El agua de los cuatro ríos da paso a una gran variedad de ecosistemas, caracterizados por una alta biodi-versidad, que a su vez cubren, co-mo una alfombra verde, importan-tes yacimientos de oro y coltán.

Lo curioso es que, si bien du-rante siglos habían coexistido en armonía, hoy la riqueza mineral y la natural riñen. La explotación de la primera acabaría con la segunda.

Para evitar que esto suceda, desde hace diez años el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Soste-nible y un grupo de organizacio-nes trabajan para incluir esta área estratégica de la cuenca del río Orinoco en la lista Ramsar de hu-medales de importancia interna-cional.

El dilema surge cuando la ini-ciativa se contrapone a la idea de desarrollo económico, impulsada desde el mismo Gobierno, donde precisamente la actividad extracti-va tiene un lugar central.

Territorio único

¿Por qué se debe proteger la Estrella Fluvial de Inírida? La res-puesta corta sería porque este es un sitio con características únicas en el país.

Tras pasar por la ciudad que lleva su nombre, el río Inírida des-emboca en el cauce del Guaviare. 25 kilómetros aguas abajo, a la al-tura de San Fernando de Atabapo (Venezuela), este último se funde con el Atabapo y el Orinoco.

El Inírida y el Atabapo son ríos negros. Ambos recorren terrenos de arena blanca proveniente del Escudo Guayanés, la más antigua formación rocosa de América del Sur. La poca presencia de micro-

organismos en los suelos hace que la vegetación que cae en sus aguas tarde más en descomponerse. De ahí la coloración oscura.

El Guaviare, por el contrario, tiene un color lechoso por los ricos sedimentos andinos que arrastra. Por ello, a lo largo de su ribera los suelos son más fértiles y crecen bosques con rasgos típicos de las selvas húmedas de los Andes.

La confluencia de estos cuer-pos hídricos, finalmente, aporta una parte importante del caudal del río Orinoco, uno de los más lar-gos del continente (2.140 km) y el tercero más caudaloso del mundo (33.000 m³ por segundo en prome-dio).

Todo esto ocurre en una zona de transición entre las llanuras de la Orinoquia y los bosques tropicales de la Amazonia. Es decir, además de aguas, en la Estrella se encuen-tran dos ambientes contrastantes: sabanas abiertas y selvas cerradas, con sus respectivas flora y fauna.

Su posición geográfica es aún más estratégica al estar en el lími-te occidental de Guayana. Según Hugo Mantilla-Meluk, biólogo de la Universidad Nacional de Colom-bia, la región es reconocida por ser un laboratorio natural en donde se forman nuevas especies.

Esto se traduce en una alta diversidad de flora y fauna. Gary Stiles, del Instituto de Ciencias Na-turales (ICN) de la UN en Bogotá, asegura que “hay una gama bastan-te amplia de hábitats en esta área relativamente pequeña”.

Van desde sabanas y matorra-les sobre arena blanca hasta bos-ques altos y bajos. Además, a lo largo de los ríos hay selvas inunda-bles, que varían dependiendo del color del agua que las irriga.

En cuanto a la fauna, Iván Mo-jica, también profesor del ICN, po-

ne de ejemplo la gran variedad de peces de la zona.

Explica que, no obstante su pobreza en nutrientes y sales, en los ríos negros viven “especies de menor tamaño y colores vistosos, al punto que de Inírida salen el 50% de los peces ornamentales que ex-porta el país”.

Mientras que en el Guaviare, agrega, se pueden encontrar “peces de mayor tamaño, como la cacha-ma y los grandes bagres, que son la principal fuente de proteína de los pobladores de la región”.

Hasta el momento, allí se han documentado cerca de 470 espe-cies. Aunque considerable, esta cifra fácilmente puede aumentar, pues Guainía aún es un territorio por explorar.

Se trata de una alta biodiver-sidad, que también se aprecia en aves, reptiles, anfibios y mamíferos, tanto en número de especies como en registros únicos.

Locomotora minera

Desde el año 2004, el Minis-terio de Ambiente busca designar sitio Ramsar a la Estrella Fluvial de Inírida. Esta figura tiene su origen en el convenio firmado en el año de 1971 en Irán.

Incluir a la Estrella represen-taría un gran paso en su conser-vación. Aunque técnicamente no sería un área protegida, este reco-nocimiento es incompatible con actividades como la minería.

En cambio, promueve su uso sostenible, orientado por un plan de manejo ambiental, que estaría a la cabeza de la Corporación para el Desarrollo del Norte y Orien-te Amazónico (CDA) y las cerca de quince comunidades indígenas que lo habitan.

El proceso comenzó con una caracterización del lugar y una con-

sulta previa con las comunidades que terminó en el año 2010. En este punto, para que el presidente Juan Manual Santos solicite a Ramsar la declaratoria, solo se necesitaba un concepto no vinculante del Minis-terio de Minas y Energía.

Uno de los requisitos para la designación es que sobre el sitio no haya licencias mineras y de extrac-ción de hidrocarburos. Saulo Usma, biólogo de la organización WWF, asegura que “no hay títulos vigentes en la zona”, lo cual se corrobora en Catastro y Registro Minero.

Pero no significa que la mine-ría, en este caso artesanal e ilegal, no sea un problema. Desde Inírida, río arriba hacia los cerros de Mave-cure, se encuentran barcazas que remueven el suelo en busca de oro. También ocurre en el Atabapo.

Esto, junto al uso de sustancias como el mercurio y el cianuro, es devastador para ecosistemas tan frágiles. El profesor Stiles expli-ca que “los ríos negros son espe-cialmente susceptibles. Como sus aguas son bastante puras, no se necesita mucha minería para tener problemas irreversibles”.

En el año 2011 el Ministerio de Ambiente remitió los documentos requeridos para dicho concepto. Pe-ro fue hasta el pasado 12 de febrero que la cartera de Minas dio una res-puesta: no declarar la Estrella sitio Ramsar, pues esto impediría futuras explotaciones de oro y coltán.

No obstante, al no ser vincu-lante, este concepto no impide que el Gobierno haga la solicitud. ¿Por qué entonces el presidente Santos no lo ha hecho?

El comportamiento del pro-ducto interno bruto (PIB) da luces al respecto. Según cifras del Depar-tamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), el avance de 5,9% del sector minero y energé-tico fue la principal razón para que

Biodiversidad

Los Cerros de Mavecure, símbolo de la región, están en el límite del área que quieren declarar sitio Ramsar.

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Río Guaviare

Cerros de Mavecure

Minería acecha joya ambiental del Orinocola economía colombiana creciera 4% durante el año pasado.

Es más, su participación en el PIB pasó de un 8% a un 15% en la última década. No por nada, el Gobierno cataloga la minería como una de las locomotoras del desarrollo. Y la necesita para seguir avanzando. El dilema es que sitios únicos, como la Estrella Fluvial de Inírida, serían su combustible.

¿Cuál es el límite?

Principalmente por sus tierras negras ricas en coltán –mineral uti-lizado en el desarrollo de nuevas tecnologías–, el Gobierno decla-ró zona estratégica minera a todo Guainía.

En el corto plazo, la decisión frena cualquier solicitud minera hasta que se tengan localizados los territorios con mayores recursos. Pero en el largo plazo, el futuro pa-rece ser la explotación legal a cargo de grandes grupos.

Y como es para todo el depar-tamento, la medida se puede volver una amenaza para la Estrella, hasta ahora sin licencias.

Es clara la importancia del sector minero para el progreso del país. Pero también es claro que, incluso con títulos, podría afectar hábitats que son únicos. ¿Acaso la minería no debe tener un límite?

Para la comunidad científica sí debería. “El país tiene que pensar en sus ecosistemas de alta diver-sidad. Los arrasa o los preserva. La Estrella es un buen ejemplo de lo que hay que conservar. No la toquemos, hay otras regiones para minería”, concluye Mojica.

Ojalá estas palabras tengan eco en el Gobierno y este dilema, que compete a toda la nación, se resuel-va a favor de la Estrella Fluvial de Inírida.

Lo que está en juego

Aunque todavía falta mucho por cuantificar, estudios del Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la Universidad Nacional de Colombia, así como de algunos otros centros de investigación, dan cuenta de la alta biodiversidad de la Estrella Fluvial de Inírida.

Peces. Alrededor de 470 especies, de casi 1500 registradas para el país. Iván Mojica dice que se trata de una “gran ri-queza en términos de diversidad y uso, tanto ornamentales como para su consumo”.De este total, 16 están en algún grado de amenaza. Figuran las rayas, capturadas como peces ornamentales con fines de exportación; y los grandes bagres, para su consumo.

Aves. Son cerca de 415 especies descritas. Gary Stiles ase-gura que este número “convierte a la Estrella en un área extremadamente rica, si bien más allá de los cerros de Mavecure ha sido poco explorada”.Además, el profesor revela que hasta el momento hay tres especies de aves que en Colombia solo se han documenta-do aquí: la guacharaca enana (Ortalis motmot), el becerrito capuchino (Perissocephalus tricolor) y el hormiguero cari-pelado (Phlegopsis nigromaculata).

Reptiles y anfibios. Al menos 31 especies de anfibios y 31 de reptiles, según estudios del Instituto Alexander von Humboldt. Se estima que en la zona puede haber más de 100 especies entre ambas clases.El profesor John Lynch se ha concentrado en las especies que en el país solo están en la región, registrando la rana de casco del Casiquiare (Aparasphenodon venezolanus) y la tortuga de río de pintas rojas (Podocnemis erythrocephala).

Mamíferos. Aproximadamente 86 especies habitan la zona, divididas en 11 órdenes –algo así como 11 maneras distintas de ser mamíferos–. Desde murciélagos, osos hor-migueros, armadillos, dantas hasta nutrias. De ellas, 15 especies tiene algún grado de amenaza inclui-do el delfín del Orinoco (Inia geoffrensis). Hugo Mantilla-Meluk dice que este mamífero acuático, símbolo de la región, tiene un lugar importante en la cosmovisión de las culturas indígenas. Se le considera un hermano de la humanidad.

Flora. Se han registrado 833 especies, de acuerdo con estu-dios del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas Sinchi. Destaca la Flor de Inírida (Guacamaya superba), que crece en las inmediaciones húmedas y pantanosas de la capital de Guainía.

Biodiversidad

Pez Ángel (Pterophyllum altum).

Delfín del Orinoco (Inia geoffrensis).

Flor de Inírida (Guacamaya superba).

Cotinga Pompadour (Xipholena punicea).

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Vea y escuche a los investigadores de este trabajo en el programa Punto Crítico de Prisma TV a partir del 19 de agosto en http://www.prismatv.unal.edu.co/, y a través de UN Radio, 98.5 FM en Bogotá, 100.4 FM en Medellín y www.unradio.unal.edu.co, el próximo 14 de agosto de 7:30 a 8:30 a.m.

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914 Medioambiente

Con maleza recuperarántierras degradadasEl buchón de agua se ha convertido en un dolor de cabeza para grandes superficies acuáticas, como los embalses, pues se multiplica a gran velo-cidad y los cubre. Esta planta ahora podrá ser usada como sustrato para restaurar la vegetación de zonas afectadas por la degradación.

Leidy Castaño,Unimedios

Las compañías que construyen proyectos hidroeléctricos causan graves daños a la cobertura vege-tal, a la fauna (aves, mamíferos, reptiles, anfibios y peces) y al suelo, debido a que necesitan extensas áreas inundables.

Empresas Públicas de Mede-llín (EPM) y el Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá se unieron para buscar una solución sostenible y duradera al problema.

Acudieron a la planta ama-zónica Eichhornia crassipes, más conocida como buchón de agua. Esta fue descrita en 1823 por Carl von Martius, naturalista e investi-gador alemán que estudió la flora de Brasil.

En la actualidad, es considera-da una maleza difícil de erradicar, pues se reproduce a gran velocidad sobre ecosistemas lénticos (lagu-nas, lagos, canales y embalses), cu-bre toda su superficie y deteriora su oxigenación.

Este vegetal se nutre de aguas contaminadas con altas cargas or-gánicas que vierten los hogares y las industrias, lo que favorece su proliferación. Esto ha llevado a in-vertir altas sumas de dinero para su control, remoción y disposición final.

Paradójicamente, a pesar de su carácter de maleza, puede resultar de gran beneficio para restaurar terrenos degradados por los com-plejos hidroeléctricos. Por eso, un grupo de biólogos de las dos insti-tuciones evaluaron la viabilidad de la especie para tal fin.

Según Jaime Aguirre Ceballos, profesor titular del ICN, con la in-vestigación se obtuvo una alterna-tiva económica.

Trabajo de verificación

Los resultados se consignaron en una guía de campo redactada por los biólogos de la UN Gladys Cárdenas Arévalo, Mauricio Agui-lar Puentes, Hernán Sánchez Cruz, Juan Herrera Romero y Jaime Agui-rre Ceballos. En ella se detalla todo el proceso experimental y las con-clusiones después de nueve meses de muestreos.

El trabajo se desarrolló en un predio de EPM utilizado como bo-tadero, llamado El Encanto, en la vereda del mismo nombre del mu-nicipio de Amalfi, ubicado en el nordeste de Antioquia, a 982 me-tros sobre el nivel del mar.

Es una zona receptora de ma-teriales y aguas de tipo doméstico e industrial que transporta el río Medellín. En sus alrededores tam-bién se adelantan actividades de extracción y disposición del bu-chón removido del embalse, que se acumula en las orillas.

Allí es extraído por maquinaria y llevado al depósito, en donde se deja secar para luego esparcirlo en las tierras que se desean recuperar.

Para evaluar su uso, se efec-tuaron varios experimentos: deter-minación del banco de semillas, uso en seco y húmedo de la maleza (raíces, tallos y hojas) y compostaje en procesos de revegetalización. Así, se constató su potencial como sustrato orgánico, lo que beneficia el desarrollo y los procesos de suce-sión de la vegetación en la zona.

Mejor metabolismo

El buchón estimula una mayor cobertura vegetal en menor tiem-po, facilita la colonización, el arribo y establecimiento de plantas y evita la erosión producida por el agua.

Todo ello a un bajo costo y con un mantenimiento mínimo. Ade-más, ayuda a recuperar los suelos degradados hasta un 50% más rá-pido que otros tratamientos.

Al comparar las característi-cas físico-químicas del suelo res-taurado, se observa que este com-post ofrece mayores cantidades de elementos que intervienen en el metabolismo de las plantas para diferentes fines, como el desarrollo de altura, el crecimiento de follaje, la floración y la fructificación.

Esto facilitó el crecimiento en corto tiempo tanto de herbáceas heliófilas (aquellas que necesitan recibir los rayos solares directa-mente), como de especies arbó-reas.

Los investigadores advierten que el uso de este sustrato debe hacerse en áreas de cultivos ma-derables o plantaciones forestales que no sean objeto de consumo humano, pues su contenido de me-tales pesados podría afectar la sa-lud de la población (irritaciones de la piel, intoxicaciones y afecciones respiratorias, entre otras) y de la fauna en general.

Las guías que surgieron del es-tudio fueron socializadas con cam-pesinos del nordeste antioqueño para involucrarlos en los procesos de restauración y establecer reco-mendaciones de ejecución.

Los expertos aseguran que es necesario respetar y conocer la his-toria de las zonas alteradas antes de intervenirlas, pues el mismo suelo da pistas sobre lo que requiere para ser restaurado.

Los bancos de semillas cer-canos al sitio que se piensa recu-perar también son fundamentales porque contienen la información sobre el ecosistema.

Finalmente, la mayor reco-mendación de los biólogos es pre-venir: “La mejor recuperación es aquella que no se hace porque el medio ecosistémico no se alteró o porque su daño es mínimo y tiene la oportunidad de recuperarse por sí mismo”.

Banco de semillas

Para conocer la fuente de propágulos (las semillas en el proceso de suce-sión vegetal), se determinó la composición de un banco de semillas de suelo de un relicto de vegetación contigua al área de las parcelas de estu-dio. Se contaron 584 plantas en sus primeros estadios de desarrollo.

Compostaje

Los investigadores hicieron un ensayo que comenzó con un volumen de 0,7065 m3 para evaluar el uso del buchón de agua como enmienda orgá-nica en forma de compost para suelos degradados. Después de 60 días, obtuvieron 0,36 m3 de compost de buchón.

Sustrato

Para determinar el efecto del uso de la planta como sustrato en procesos de revegetalización, durante nueve meses evaluaron diez tratamientos con buchón. En el experimento registraron 134 especies, siendo el mejor el de planta seca de buchón más suelo.

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915Medioambiente

Ciénaga Grande de Santa Martaestá salada y sin oxígeno

Este santuario de flora y fauna –de vital importancia para la regulación climática, la asimilación de contaminantes y la obtención de alimentos– está en peligro por los cambios de los ciclos hídricos, que entre otras cosas afectan la salinidad y la oxigenación de las lagunas. Más de 25 mil pescadores comienzan a sufrir por la disminución de peces.

Jeinst Campo Rivera,Unimedios

La Ciénaga Grande de Santa Marta tiene dimensiones enormes. Si en sus 730 km2 de espejo agua se ubicara el área urbana de Bogotá, la ciudad cabría dos veces. Es la lagu-na litoral o albufera más grande de Colombia. Y, si se suman todas las lagunas de sus alrededores, alcanza a ocupar 3.487 km2 (datos de la Cor-poración Autónoma Regional del Magdalena).

Según Parques Nacionales Na-turales de Colombia (PNN), el lugar está conformado por las acumula-ciones progresivas de sedimentos provenientes del río Magdalena y por bosques de manglar, ríos, ca-ños y áreas pantanosas. Hace parte de un complejo de aguas de unas cien ciénagas que presentan dife-rentes niveles de sedimentación y salinidad.

Es un extraordinario santuario de centenares de especies de flora y fauna que habitan a lo largo y ancho del ecosistema, así como un punto central de regulación climá-tica e hidrológica (control de inun-daciones), asimilación de contami-nantes y obtención de alimentos.

Es parada obligatoria de varias especies migratorias (sobre todo de patos que provienen del norte del continente). Además, es hogar de reptiles como la babilla, el cai-mán aguja y las iguanas, y de ma-míferos como la zorra manglera, el mono colorado, el mico cariblanco y el manatí, por citar algunos de los más representativos.

Más aún, alberga una de las pesquerías artesanales de más pe-so del país, conformada por cerca de cuatro mil pescadores que ex-plotan unas cincuenta especies.

Sin embargo, los contaminan-tes que llegan a través del río Mag-dalena, de las escorrentías del sec-tor agropecuario y de los desechos de las obras civiles realizadas en las últimas décadas –junto con los

cambios en el uso del suelo y la dis-minución del caudal de varios ríos–, afectan sus condiciones hidrológi-cas y, por ende, a las especies.

Una investigación de la Uni-versidad Nacional de Colombia en Palmira logró cuantificar los efec-tos de dichos cambios sobre este ecosistema.

Rastreo profundo

El profesor Guillermo Duque, director del proyecto –ejecutado por el ingeniero ambiental Andrés Mo-lina Sandoval–, indica que la diná-mica ecológica de los estuarios está ligada estrechamente a las alteracio-nes de las condiciones hidrológicas a las que están sometidos.

Para determinar lo anterior, analizaron datos mensuales entre los años 2002 y 2010, correspon-dientes a factores como salinidad, oxígeno disuelto y temperatura de siete estaciones ubicadas en la Cié-naga, así como el nivel del agua y la producción pesquera en general.

“Buscamos determinar la in-fluencia de los cambios del nivel del agua tanto en los parámetros fisicoquímicos como en la dinámi-ca de las pesquerías locales. La in-formación fue proporcionada por el Instituto de Investigaciones Ma-rinas y Costeras (Invemar)”, precisa Molina.

Los datos sobre este factor los obtuvieron a través de la puesta en marcha de una estación hidromé-trica virtual que recopiló informa-ción de altimetría registrada por

el satélite Envisat, única fuente de información hidrológica medida directamente sobre la Ciénaga en la última década.

Relaciones peligrosas

Los científicos hallaron corre-laciones significativas entre el nivel del agua y los parámetros fisicoquí-micos. Se destacan las conexiones con la salinidad, al ser las más altas en todas las estaciones de mues-treo.

“Efectivamente, los cambios hidrológicos que surgen por fac-tores antrópicos (por la acción del hombre) alteran significativamen-te las condiciones fisicoquímicas del ecosistema. Hallamos un in-cremento de la salinidad en varios sectores de hasta un 50%, así como una disminución del oxígeno di-suelto en el agua de hasta un 30%. Esto ha provocado que muchas es-pecies disminuyan en cantidad y que, incluso, hayan desaparecido”, afirma Molina.

Para evaluar la relación entre los niveles del agua y la producción pesquera de la zona, de la cual sub-sisten alrededor de 25 mil perso-nas, se identificaron cuatro épocas hidrológicas: 1) aguas bajas, entre los meses de febrero, marzo y abril; 2) transición I, entre los meses de mayo y junio; 3) aguas altas, entre los meses de julio, agosto, septiem-bre y octubre; y 4) transición II, entre los meses de noviembre, di-ciembre y enero.

En estos periodos hay reduc-ciones significativas de la produc-ción pesquera de seis de las diez especies de más importancia co-mercial para la región: Oreochromis niloticus, Mugil incilis, Elops smi-thi, Callinectes bocourti, Callinectes sapidus y Farfantepeneus notialis.

Sin monitoreo

El profesor Duque confirma que la variación de los niveles del agua de la Ciénaga aumenta su sa-linidad, la variable ambiental que más afecta las pesquerías.

“Hay que tener en cuenta que, aunque históricamente se han rela-cionado los problemas ambientales de la Ciénaga con cambios hidroló-gicos provocados por el hombre, hasta el momento ninguna entidad realiza un monitoreo serio. Por eso, el proyecto del ingeniero Molina es pionero. No se han hecho estu-dios que relacionen directamente la cantidad de agua presente con sus cambios ambientales y ecológi-cos”, afirma.

Los resultados servirán para in-crementar los escasos conocimien-tos en el campo de la ecohidrología estuarina en Colombia, que sirve como base para nuevos estudios. Asimismo, permitirán explorar más el uso de la altimetría de radar por satélite en aplicaciones ecológicas.

“Esta información, además, podría ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas que tienen relación con este ecosistema”, ma-nifiesta Molina.

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Los humedales costeros del departamento de Magdalena son esosistemas vitales para el hombre y la fauna del Caribe.

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916 Agro

Fríjol chochosupera en proteína a la soya

El Lupinus mutabilis es un grano nativo que supera en propiedades nutricionales a otras leguminosas muy usadas. Posee un 51% de proteína, en comparación con uno de cargamanto o bola roja, que apenas llega a un 16%. Además, no necesita fertilizantes y crece en tierras pobres en nutrientes.

Leidy Castaño,Unimedios

El fríjol chocho o Lupinus mu-tabilis es un grano de origen andi-no que la mayor parte de la pobla-ción colombiana desconoce. Hace parte de las especies esenciales de los agroecosistemas tradicionales y contribuye a la sostenibilidad am-biental: aporta un alto contenido de nitrógeno al suelo, sirve como abono verde y protege coberturas.

Quizás su mayor importancia radica en que un 51% del peso total de cada grano es proteína vegetal de alto valor nutricional. Incluso, supera el porcentaje que tiene la soya, que es de un 40%. Esto lo convierte en un alimento funda-mental para humanos y animales.

Diego Mauricio Chiguachi Sa-lazar, ingeniero agrónomo de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá –bajo la dirección del profesor Gustavo Adolfo Ligarreto y el acompañamiento del profesio-nal especializado José Arturo Ro-mero–, llevó a cabo una caracteri-zación agronómica y funcional de cuatro cultivos de la especie para conocer su crecimiento, desarrollo, rendimiento y las características de la harina obtenida de cada una de las variedades.

Según el investigador, es de un gran valor como fuente de pro-teína para la dieta de la población colombiana, en especial para las personas de bajos ingresos eco-nómicos. Además, puede usarse como materia prima para fabricar alimentos para animales, princi-palmente, aves.

Mejor y más barato

Su evaluación agronómica y su caracterización funcional se efectuó en cuatro zonas: dos en Cundinamarca y dos en Boyacá. Se requirió un trabajo multidis-ciplinar en agronomía, química, procesamiento de alimentos y fun-damentación estadística.

Tradicionalmente, ha sido usa-do como abono verde. Gracias al estudio, se pudieron revelar otras características vitales. Por ejem-plo, tiene un rendimiento superior a otras clases, como fríjol soya y arveja (cada hectárea (ha) puede producir hasta siete toneladas). Otra característica es que al proce-sarlo para obtener harinas consu-me menos energía con respecto a otros granos.

Por miles de años, ha sido sembrado por comunidades rura-les que han comprobado que su cultivo no requiere de ningún tipo de agroquímico ni fertilizante, lo que redunda en un costo menos a la hora de su producción.

Por lo anterior, el fríjol chocho es una alternativa alimentaria para agricultores pobres, generalmente ubicados en suelos con limitacio-nes de fertilidad y obstáculos para acceder a sistemas de riego.

Según el ingeniero, sus propie-dades agronómicas y nutricionales responden a las necesidades del contexto agrario y alimentario co-lombiano.

La conformación económico-política de la agricultura tiende a agudizar los índices de hambre y sus consecuencias sociales en el país, por lo que cerca del 36% de la población colombiana presenta una dieta deficiente en proteína.

Las plantas de lupinos también han sido utilizadas para restaurar paisajes deteriorados por la acción del hombre.

Más granos, menos plagas

El estudio agronómico comen-zó con la siembra en campo abierto —en el área de invernaderos de la Facultad de Agronomía— de las cuatro variedades de L. mutabilis: nacional, jazmín, nacional precoz y verjones.

Entre otros aspectos, el investi-gador cuantificó el diámetro máxi-mo de las hojas, su número de fo-liolos (las subdivisiones de la hoja) y la longitud, anchura y número de vainas por planta, para establecer el rendimiento de los cultivos.

El trabajo permitió conocer su variabilidad como insumo para fu-turos planes de mejoramiento y se reconoció el cultivo más promiso-rio por rendimiento y vulnerabili-dad a plagas y enfermedades.

Para eso, utilizó un diseño experimental de bloques comple-tamente al azar, con cuatro tra-tamientos y tres repeticiones. La

unidad experimental fue de nueve plantas. Se asignó un número a cada planta en tratamiento y repe-tición. Adicionalmente, se instaló una parcela para los cuatro cultivos y así se establecieron los resulta-dos.

El rendimiento de los estudia-dos es heterogéneo, siendo mayor en el cultivo de la variedad nacio-nal, seguido por los de precoz, ver-jones y jazmín.

Con la variedad nacional se obtuvieron hasta 352 vainas por planta y 177 gramos de grano para un rendimiento de 1,69 toneladas por hectárea. Además, se utilizó una densidad de 9.524 plantas por ha, un tercio de la utilizada en cul-tivos comerciales.

El número de vainas por planta en fríjoles mejorados colombianos varía entre 22 y 66 vainas por plan-ta, por lo que es evidente el mayor rendimiento de L. mutabilis.

Los fríjoles cargamanto y bola roja, dos de los más consumidos en

el país, presentan un promedio de 5,5 granos por vaina, es decir, un 11% más que la variedad jazmín, cuyo promedio fue de 4,89.

Uno de los resultados rele-vantes del estudio fue demostrar que posee temperaturas similares al gluten (utilizado en la panifica-ción), lo que podría facilitar el uso de su harina en esta industria, así como en pastas alimenticias en-riquecidas, sin el factor limitante nutricional de dicha proteína en el trigo.

Un país líder en la utilización de este fríjol es Chile, con 45.000 ha sembradas, pero solo para ali-mentar animales. Por su alto valor proteínico y sus aportes en grasa y fibra, se convirtió en un insumo vital para nutrir salmones de ex-portación. Por eso, esta variedad, también nativa de Colombia, pue-de constituirse en una alternativa agrícola y agroindustrial viable pa-ra las condiciones del país.

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917Ciencia y tecnología

Fibra de plátanocompetirá con las de vidrio y carbón

El cultivo de plátano, que emplea a unas 170 mil personas en el país, ahora ofrece una nueva materia prima para fabricar fibras industriales. Un novedoso tratamiento quí-mico desarrollado por ingenieros de la UN en Manizales permite obtener un material más resistente a la degradación.

Ana María Escobar Jiménez,Unimedios

La fabricación de automóviles, paneles para viviendas, artículos deportivos, enseres domésticos y una infinidad de utensilios requiere materiales sofisticados que sopor-ten el uso y el desgaste. Los polí-meros –moléculas de gran tamaño de origen natural o artificial– son usados para reforzar la estructura de esta clase de artefactos.

Los más usados son los plás-ticos (polietileno, policloruro, po-lipropileno, etc.) y las fibras de vidrio y de carbono. Sin embar-go, los científicos exploran nuevos compuestos que ofrezcan ventajas tanto de resistencia como de cos-tos. Las fibras de la planta de plá-tano se constituyen en una opción prometedora.

“Según las evaluaciones agro-pecuarias del ‎Ministerio de Agri-cultura y Desarrollo Rural, en el año 2011 se cultivaron 353.297 hec-táreas y se produjeron 2.815.693 toneladas. Sus sobrantes (hojas y tallos), en vez de ir a la basura, pueden reportarle beneficios a la industria”, indica la ingeniera agró-noma Yamileth Cuartas Betancur-th, docente de la Universidad de Caldas.

Su ciclo reproductivo tarda de 10 a 12 meses. En la cosecha solo se aprovecha el racimo. El resto se utiliza como abono o se desecha. Un proyecto del Departamento de Ingeniería Industrial de la Uni-versidad Nacional de Colombia en Manizales logró aprovechar el pseudotallo del vegetal para obte-ner un material de refuerzo de alta calidad.

El avance redundará en un ingreso económico extra para los cultivadores, que podrán extraer las fibras con una máquina y ven-derlas a la industria.

Superficie más uniforme

El vidrio y el carbón son los materiales inorgánicos más utiliza-dos en la industria por sus propie-dades, entre ellas su durabilidad. En cambio, las fibras naturales son irregulares debido a su composi-ción de celulosa, hemicelulosa y lignina. Por eso, son poco apropia-das para reforzar materiales.

Para cambiar tal situación, Lady Johana Rodríguez, de la Maestría en Ingeniería Industrial, desarrolló un proceso químico que modifica la estructura interna de las fibras de plátano. Su innovación permite obtener superficies más uniformes, resistentes al desgaste ambiental, a las altas temperaturas y a la absorción del agua (son hi-drofóbicas).

El tratamiento consiste en su-mergirlas, por 24 horas, en una mezcla compuesta por epiclorhi-drina (un solvente), reactivo anhí-drido acético y acetona. Se lavan en acetona y agua destilada y se secan en un horno por un día. Luego se someten a pruebas de resistencia, de hidrofilidad (absor-ción de agua), térmicas y de alca-linidad.

“Una vez tratadas, las fibras re-pelieron el agua hasta en un 33,3% y su resistencia a la humedad del aire aumentó en un 32,43%, lo que extiende su durabilidad. Además, mediante micrografías de micros-copio electrónico de barrido (foto-grafías ampliadas cinco mil veces), se observó que la superficie esta-ba más lisa, lo que incrementa su adhesión a la matriz polimérica”, detalla la investigadora.

La prueba térmica, que mide la resistencia a las altas tempera-turas, mostró un aumento de su capacidad de soportar calor de un 6,84%. Esta propiedad es necesaria para elaborar materiales biocom-puestos, debido a que se emplean máquinas industriales que derriten los polímeros para adherirlos a las fibras.

La investigación comparó el tratamiento con otros que recu-rren a descargas de plasma y que usan temperaturas y densidades de energía mucho más elevadas que las reacciones químicas ordinarias.

Sin embargo, el de la UN pre-senta mejores resultados, pues las fibras muestran un incremento de su rigidez del 68,07% con respecto a las no tratadas. Luego de seis me-ses de observación, conservaron esta capacidad.

“En contraste, en las expuestas al plasma esta propiedad dismi-nuyó en un 40,37%”, señala Carlos Eduardo Orrego Alzate, asesor del trabajo y director del Instituto de Biotecnología y Agroindustria de la UN en Mani-zales.

La investi-gadora Rodrí-guez incorporó al proceso una técnica artesa-nal muy usada en Caicedonia (Valle del Cauca) y en Quindío: las entretejió para conferirles ma-yor resistencia.

El estudio encontró que, probablemente por las características agroecológicas y de los suelos del país, las fibras nacionales en su estado natural tie-nen mejores propiedades que las de otras latitudes: las pruebas de resistencia arrojaron valores de 877 milipascales (mPa) (fuerza de ten-sión máxima que soportan antes de romperse), que son superiores a los reportados por investigadores que han evaluado las de otras re-giones (750 mPa, 102,7 mPa y 355 mPa).

“Es una ventaja adicional fren-te a otros materiales orgánicos que se usan en el mundo. Si las aplica-mos en materiales biocompuestos, podríamos ser más competitivos que otros países”, señala la inge-niera.

En vista de estos resultados, se empezó otro estudio para elaborar con ellas empaques biodegrada-bles de alimentos. Será el sector industrial el que tendrá que sacarle el mayor jugo a este innovador de-sarrollo tecnológico de la UN.

Los biocompuestos son materiales que combinan polímeros de origen natural. En cambio, las fibras de vi-drio y de carbón son materiales no renovables que, por su origen pe-troquímico y su uso generalizado, contribuyen a la contaminación.El procedimiento fue presentado ante expertos de todo el mundo en la Primera Conferencia Internacio-nal de Fibras Naturales, que tuvo lugar en junio pasado en Portugal.

Recipiente modelo.

Prueba de agua.

Fibras en una prueba de tensión.

Fibra tejida.

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918 Ciencia y tecnología

Baldosas y paneles: otra vida útil del plástico

Con envases plásticos reciclados y arena se podrán ela-borar baldosas más resistentes que las de cerámica, así como piezas armables para erigir estructuras. Se trata de un proyecto de ingeniería química que entrega a la sociedad un económico y novedoso material.

Fanny Lucía Pedraza Valencia,Unimedios

“Matar dos pájaros de un solo tiro”. Ese fue el objetivo de un pro-yecto de investigación que, por un lado, logró reutilizar el plástico que los ciudadanos desechan todos los días y, por otro, desarrollar un innovador material para fabricar baldosas más compactas que las del mercado.

Jhon Wilder Sánchez Obando, ingeniero químico de la Univer-sidad Nacional de Colombia en Manizales, encontró que la mezcla entre arena y plástico era una bue-na opción para fabricarlas.

“Utilizamos desechos plásti-cos, los reforzamos con arena y residuos metálicos para obtener un mejor producto. Diseñamos así baldosas más resistentes que po-drían usarse, principalmente, en construcciones de interés social”, cuenta el investigador.

El material es más fuerte en un 20% que el utilizado en las de cerámica común. Además, se di-ferencia de otros similares porque se aprovechan las propiedades fi-sicoquímicas de los plásticos utili-zados, para entregar productos de menor costo y excelente calidad.

“Es un recurso novedoso por-que, a diferencia de los desarro-llados en Argentina o Brasil –en los que solo se llenan las botellas vacías con tierra y arena, por ejem-plo–, aquí se busca hacer un refor-zamiento estructural, al fabricar un material compuesto”, resalta Sánchez.

Polímeros reciclados

El estudio se tituló “Reforza-miento de materiales de construc-ción a partir de polímeros reci-clados: un proyecto de desarro-llo sostenible con impacto social desde la ingeniería química”.

Para desarrollarlo, inicialmen-te se utilizaron cinco kilos de plás-tico, que fueron lavados y cortados en pequeñas láminas de un cen-tímetro cuadrado para poderlas triturar.

“En la fase experimental todo el trabajo fue manual. Utilizamos moldes de aluminio que, por su adecuada transferencia de calor, permiten una cocción y aglomera-ción idónea del material. También se fabricó un molde más grande y se obtuvieron diferentes tamaños de baldosas en el horno”, detalla el magíster.

La exigencia de obtener más resistencia hizo que el ingeniero experimentara con arena, cabuya y fibras metálicas como núcleo de refuerzo. Obtuvo mejor resultado con la primera.

“Fue evidente que el polímero (plástico) capturaba la arena y eso hacía que fuera más resistente”, señala.

Las pruebas se llevaron a cabo en el Laboratorio de Materiales de Ingeniería Civil de la UN en Mani-zales, a partir de una prueba tipo bicat, que consiste en colisionar un péndulo contra el material.

Es una técnica en la cual se propicia un golpe fuerte sobre el centro de la baldosa y se mide el impacto. “Así comprobamos que el nuevo material es un 20% más resistente que las cerámicas tradi-cionales”, asegura.

El valor agregado del trabajo de la UN es que entrega un material compuesto que permite hacer un reforza-miento de las baldosas.

Impacto social

Un plástico tarda en degradar-se entre cien y mil años, debido a que la mayoría está fabricado con tereftalato de polietileno (PET, por sus siglas en inglés), un compuesto duro de degradar y difícil de reci-clar.

Por eso, la propuesta es rele-vante, pues contribuye a mitigar el impacto ambiental y a buscar soluciones menos invasivas y rege-nerativas del plástico.

“El proyecto se concibió como una alternativa para procesar re-siduos plásticos. Se busca usarlos tanto para obtener un producto de valor agregado como para solucio-nar un problema socioambiental. Este se puede usar para fabricar viviendas o construcciones a bajo costo”, informa el investigador.

De baldosas a paneles

Con esta iniciativa, el ingenie-ro participó en el Encuentro Ba-yer Ambiental 2010. Allí, conoció a dos jóvenes investigadores con los cuales empezó a diseñar un nuevo producto para llevarlo a escala em-presarial.

“Manejamos un concep-to similar al de las baldosas, pero a partir de procesos in-dustriales llamados rotomol-deo y moldeo por soplado. Es-tos permiten elaborar paneles de plástico con determinadas figuras. La diferencia con los que hay en el mercado (co-mo el drywall o el superboard,

que son piezas prefabricadas con cemento, cuarzo o fibras de celulosa) es el juego con las figuras y que es traslúcido”, afirma.

El principal objetivo es ven-derle al constructor por pedido. Esto le permite ahorrar costos en procesos básicos y pasar directa-mente al diseño de la estructura.

“Lo que hacemos es poner el material ya reciclado en una má-quina de destrucción para derretir el plástico, pasarlo por un torno, darle forma y, de allí, sacar las caras superior e inferior”, indica Sánchez.

Y, aunque en el país hay dos empresas que trabajan con un sis-tema similar, la diferencia del crea-do por el ingeniero de la UN es que permite acoplar las piezas como en un juego de lego.

Así, el usuario puede tener un panel armable que puede ubicar vertical u horizontalmente y que viene en las figuras que desee (cua-drados, triángulos y en forma de ‘L’, etc.).

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Tecnología satelitalpara monitorear cultivos de coca

Un estudio en siembras experimentales de coca comprobó que, con una metodología de clasificación de imágenes satelitales que usa una tecnología llamada EDGE, se puede determinar con mayor cer-teza el estado de crecimiento de las plantaciones. Esto ayudará al agricultor a tomar mejores decisiones sobre su cultivo.

Giovanni Clavijo Figueroa,Unimedios

Durante décadas, el censo de cultivos ilícitos en el país se ha he-cho mediante interpretación visual de imágenes satelitales y sobre-vuelos, lo que requiere una verifi-cación en campo para establecer los estados de desarrollo de las plantaciones (juvenil, vegetativo y cosecha).

Este doble trabajo se debe a que las fotografías aéreas no abar-can en su totalidad las grandes hectáreas cultivadas. De ahí que no se pueda conocer con exactitud todo el estado de la vegetación.

Yoseline Betzaida Ángel Ló-pez, investigadora de la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá, desarrolló una metodología para identificar cultivos de coca de dife-rentes edades usando solo fotogra-fías satelitales.

Si bien es posible conocer las condiciones de la cosecha median-te indicadores como el color de las hojas y el tamaño de la planta, se hace indispensable tener en corto tiempo un dato más preciso sobre su estado.

“Poder monitorear el periodo comprendido entre la siembra y la cosecha, así como recopilar da-tos durante muchos periodos y en distintas condiciones geográficas, permitiría tener un mayor cono-cimiento de la productividad y del rendimiento de los cultivos”, ase-gura Ángel.

Para evaluar la efectividad de la propuesta, ella contrastó imáge-nes satelitales de siembras de coca de la región de San José de Guavia-re con otras de un área experimen-tal de la Policía Nacional.

El objetivo era cotejar la infor-mación de ambos sitios mediante un análisis de parámetros espec-trales (técnica que permite hacer una observación química de obje-tos lejanos).

Para ello, se utiliza la banda infrarroja de red EDGE, tecnología con la que se puede obtener infor-mación específica sobre la zona examinada y sobre los cambios fi-siológicos y fenológicos (de creci-miento) de cualquier especie.

Huella digital

En mayor o menor medida, todos los objetos reflejan la luz que llega del sol, pero no siempre los ojos humanos pueden detectar ese fenómeno. Para eso, son nece-sarios instrumentos especiales y la radiometría, que es la ciencia que se encarga de esta tarea.

La cantidad de energía que ca-da cuerpo refleja a lo largo del es-pectro (donde circulan las ondas de

La espectroscopía de imágenes es usada para clasificar coberturas vegetales y establecer sus caracterís-ticas de crecimiento y su bioquímica.

Ciencia y tecnología

luz) depende de su naturaleza, de sus interacciones con la radiación solar, de ciertos factores climáti-cos y de la disposición de nutrien-tes y agua en su ambiente.

Es así como cada hoja tiene una firma espectral única (una especie de huella digital) que permite distinguir una joven de una madura.

“Con un sensor se mide la cantidad de energía solar que reflejan. A partir de este da-to, se construye una función o curva matemática y se calculan parámetros de vigorosidad, sa-lud y edad del vegetal”, precisa Ángel.

Para la fase de campo utilizó un radiómetro, que le permitió tomar la muestra de un cultivo de hojas de coca de la variedad dulce, la más producida en el Guaviare, de las catorce que se plantan en el país.

“Se recolectaron los datos de cincuenta plantas por edad en tres horas diferentes del día, para obtener una librería de curvas de radiancia (brillo) por edad. Pos-teriormente, se procesaron para determinar qué características las hacen únicas y, por tanto, di-ferenciarlas entre sí”, detalla.

En la prueba satelital se to-maron imágenes del área de San José del Guaviare, zona que, se-

gún censos de la ONU, tiene un alto porcentaje de hectáreas cul-tivadas con coca.

“El sensor infrarrojo red EDGE, que toma la imagen des-de el espacio, cumple la mis-ma función que el sensor con el cual se toman las muestras en el terreno. Gracias a sus caracte-rísticas, se puede determinar la edad de un plantío: si está recién sembrado, si es maduro o si está fumigado (como en el caso de la coca), pero con la ventaja de poder mapear y censar grandes extensiones de cultivos con una sola foto”, destaca.

Cotejo

Según los resultados, al com-parar las curvas de radiancia ob-tenidas directamente en campo con las de la imagen satelital, se evidencia una correlación entre ambas del 70%. Y, al verificar es-tos datos con un so-brevuelo, la exactitud global es del 80%.

Esto significa que se puede confiar completamente en los indicadores de la no-vedosa metodología satelital, pues permite identificar claramente la edad del sembrado.

El seguimiento de los culti-vos ha sido crucial a lo largo del tiempo, pues permite conocer su potencial de producción y sus rendimientos, las densidades de siembra y las variedades sembra-das. En el caso de la coca, pueden plantearse estrategias de erradi-cación más eficaces.

“Estas herramientas tecno-lógicas, conocidas también co-mo tecnologías de agricultura de precisión, permiten conocer el estado real de los cultivos, deter-minar cuáles son más o menos productivos y tomar correctivos oportunamente”, agrega la inves-tigadora.

La metodología ya es utiliza-da por Naciones Unidas en Co-lombia para el caso de la hoja de coca, pero está al servicio de otros sectores agrarios del país.

La metodología actual de monitoreo de cultivos de coca en Colombia se fundamenta en la interpretación visual de varios tipos de imágenes multies-pectrales satelitales combinada con verificación por sobrevuelo del área de estudio.

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“El país romperá los desequilibrios que tiene en ciencia”

Paula Marcela Arias, ingeniera industrial de la Universidad Nacional de Colombia y ac-tual directora de Colciencias, dialogó con UN Periódico acerca del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTeI). Entre otros aspectos, anunció una pronta discusión académica sobre la recalificación de las revistas indexadas y la recategoriza-ción de grupos.

Entrevista

Sandra Uribe Pérez,Unimedios

UN Periódico: ¿De qué mane-ra los proyectos de regalías res-ponden a la visión general y al plan a largo término del Sistema de CTeI?

Paula Arias: Hay una cosa que puede ser confusa y es pensar que puede haber una sola visión de país. Hay regiones absolutamente distintas entre sí, con niveles de desarrollo y necesidades totalmen-te diferentes. Un sistema exitoso tendría que incorporar todas esas visiones y necesidades. En la me-dida en que las regalías están aten-diendo necesidades definidas des-de las regiones y poniendo unas capacidades que se han construido en la Universidad Nacional, creo que puede ser totalmente coheren-te con lo que el país necesita.

UN P: ¿En qué medida las be-cas doctorales están cubiertas por recursos diferentes a los de Col-ciencias?

P. A.: Las becas están cubiertas por el Presupuesto Nacional, como ha sido siempre. Creo que la suma para este año es de 195 mil millo-nes de pesos en total, para 615 be-cas nacionales e internacionales.

UN P: ¿Cómo formar inves-tigadores con la certeza de que tendrán la oportunidad de ejercer como tales?

P. A.: Los fondos que todos los años pone la nación garantizan la formación completa de los doc-tores. En los últimos meses hubo mucha confusión de gente dicien-do “es que yo me fui al extranjero y me dejaron botado”. Yo creo que era más bien con ánimo de armar debate porque siempre se le asegu-ra a una persona el proceso docto-ral completo. Ni más faltaba que a alguien lo vamos a dejar tirado. Ha sido así desde el primer día que se creó el programa hace cinco años.

La certeza de obtener recursos para investigación la define la ca-pacidad de gestión y la calidad de los proyectos que desarrolle el doc-tor. En la UN le podrán decir que los buenos investigadores siempre tienen fondos para investigación. Los que se quejan porque no les dan, seguramente tendrán dificul-tades por otras razones.

En el mundo entero los fondos son ilimitados. Conozco investiga-dores en la UN y en otras institu-ciones que acceden permanente-mente a fondos, por ejemplo, de la Unión Europea, de los grants que

ofrece la Fundación Bill & Melinda Gates, y de una cantidad de fuen-tes, pero porque presentan buenos proyectos. No es el papel de Col-ciencias asegurarle a nadie los fon-dos, sino asegurar que los buenos proyectos estén fondeados, eso sí.

UN P: ¿Por qué desapareció la categorización de los grupos de investigación y ahora solo hay grupos reconocidos y registra-dos?

P. A.: No es que no existan sino que el proceso está en ajuste. Por ahora, hay nuevos grupos que en-traron y no han sido categorizados. Lo importante es si están recono-cidos. Valga la oportunidad para anunciar que en los próximos dos meses saldremos con dos temas de discusión muy importantes en lo académico: uno, el de la recali-ficación de las revistas indexadas, cómo va a ser ese nuevo esquema; y dos, el de recategorización de grupos, en el cual ya hay un trabajo de más de dos años sobre un nuevo esquema de clasificación. Estamos listos para sacarlos a la luz pública, para que a través del trabajo con-sensuado y serio con las distintas universidades logremos llegar a un modelo que satisfaga a esa comu-nidad académica del país.

UN P: Usted dijo que su idea es que Colciencias sea “menos lenta” en sus procesos…

P. A.: Es la tarea que nos ha puesto el Presidente: modernizar-nos. El objetivo de su Gobierno es construir un Estado moderno y nosotros somos los primeros en la lista, y eso implica muchas cosas: cambios y agilidad en los procesos, transformación de los sistemas de información internos, el proceso de reorganización de la planta y del crecimiento… Todo eso hace parte de la agenda de Presidencia de una Colciencias moderna.

UN P: ¿Qué piensa de la pro-puesta de una segunda “Misión de Sabios”?

P. A.: Tanto la Misión de Sabios como otras consultorías y conse-jerías que ha tenido Colciencias arrancaron de unos diagnósticos que siguen siendo totalmente vá-lidos, porque el país todavía está rezagado en los temas de innova-ción y de investigación. Franca-mente, cualquiera de los diagnós-ticos puede servir, o no sirven si no somos capaces de ejecutarlos. A lo que el Presidente le apuesta hoy es a generar en Colciencias una enorme capacidad de ejecución. Entonces, una nueva Misión de

Sabios podría ser interesante en un futuro, en el cual Colciencias se haya transformado como entidad y esté lista para ejecutar cualquier otra estrategia que venga. Ahora no lo veo.

UN P: ¿Cómo recoger los fru-tos de 45 años de trayectoria y hacer más visibles los resultados de investigación?

P. A.: El país ha invertido bas-tante desde la creación de Col-ciencias, pero en particular en los últimos diez años ha hecho una apuesta grande por invertir en ciencia y tecnología. Si bien no son los indicadores de los países más desarrollados, sí son esfuerzos muy importantes por ponerle recursos a la investigación.

Vale la pena hacer una revisión de cuáles han sido los resultados que el país ha obtenido a través de esas inversiones. Para eso hay dos vías: una es la de las publicaciones en ciencias básicas, en medicina y demás. Son las publicaciones de impacto las que definen si el avan-ce alcanzado por esa masa crítica de investigadores colombianos ha sido relevante para el país y para el mundo.

La otra vía es la del desarrollo tecnológico. Será una nueva agen-da que pondremos sobre la mesa y es ver cómo algunas de las inves-tigaciones o avances tecnológicos de la comunidad científica podrán empujarse para llevarlos a nivel de desarrollo tecnológico, de modo que estén listos para transferirlos al mercado, vía innovación.

UN P: ¿Hacia dónde va el país en ciencia?

P. A.: Va hacia una explosión de las capacidades; es decir, va-mos a dejar de tenerlas centrali-zadas solo en las capitales y en los departamentos desarrollados. En unos años, encontraremos unas re-giones con mejor infraestructura y personas capacitadas para realizar proyectos de investigación y de-sarrollo pertinentes con las regio-nes. Eso nos puede dar una ventaja competitiva enorme frente a los países de la región que, por un la-do, no tienen la diversidad biológi-ca, cultural y demás que tiene este país; y, por otro, como casi todos los países subdesarrollados, tienen unas grandes desigualdades. En-tonces, en ciencia, el país romperá los desequilibrios que tiene. Estoy segura de que para allá vamos.

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sPaula Marcela Arias, directora de Colciencias.

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Manizales ilustra la crisis en la planificación urbana

La renovación de la comuna San José, en la capital caldense, dejó de ser un proyecto esperanzador que pretendía revitalizar un deteriorado y céntrico sector. Ahora es ejemplo de los errores que se cometen cuando se planifica desde la distancia, sin la mirada y el sentir de los habitantes.

Fanny Lucía Pedraza Valencia,Unimedios

Buena parte de los habitantes de los siete barrios que la comuna San José, de Manizales, siempre sintieron que la renovación urba-na del sector podría traerles más problemas que soluciones. El ob-jetivo del proyecto era mejorar la calidad de vida, el equipamiento urbano y construir viviendas de interés social.

Sin embargo, según explican expertos de la Universidad Nacio-nal de Colombia en Manizales, lo que se aprobó fue el desplaza-miento intraurbano de cientos de familias con el fin de revalorizar los terrenos. En la actualidad, se cons-truye una avenida y se mejoran sectores para proyectos inmobilia-rios destinados a usos comerciales y de servicios.

Lo grave, agregan, es que este desarrollo ha producido segrega-ción espacial y marginación so-cial, debido a que se les compran predios a los propietarios con la amenaza de expropiarlos. Como consecuencia, se pasa de un barrio central a uno periférico que no posee las condiciones básicas de dotación e infraestructura.

Luis Fernando Acebedo Res-trepo, profesor de la sede, dice: “El macroproyecto se justificó a partir de la idea de construir vivienda de interés social. Por eso, se han adquirido terrenos usando meca-nismos coercitivos. Sin embargo, dado el posterior fraccionamiento de la iniciativa, el Gobierno nacio-nal deberá resolver algunos casos a través de la política nacional”.

También resalta que el pro-yecto pretendía entregar solucio-nes habitacionales gratuitas en los mismos lugares donde el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) había limitado los desarrollos, de-bido a condiciones de riesgo por deslizamiento.

Así, “los terrenos más planos y mejor dotados que se están com-prando serán ofertados al mercado inmobiliario, sin que esté claro có-mo los Gobiernos nacional y local recuperarán las inversiones hechas en su adecuación”.

Contradicciones urbanas

“La ciudad se configura como el espacio existencial en el cual los humanos han consolidado sus ma-neras transformativas de habitar la tierra. Ella –dotada de su propia historia, su propia lengua, su pro-pia escritura– ha permitido que se le transforme”.

Esa es la visión que tiene de ella Diana Marcela Gómez Sán-chez, magíster en Ambiente y De-sarrollo de la UN en Manizales e integrante del grupo en Pensa-miento Ambiental.

En su tesis “La calle política y la calle habitada, hacia su estu-dio como escenario urbano donde acontecen diversas situaciones”, examinó las complejas realidades urbanas que enfrenta la capital cal-dense.

Según ella, desde el punto de vista de las ciencias, la planifica-ción urbana ha ido más allá del control físico y pretende determi-nar las dinámicas cotidianas de los habitantes y sus imaginarios, así como incentivar procesos pa-ralelos que eviten la segregación espacial, la marginación, la trans-gresión y las resistencias. No obs-tante, ha fracasado en países como Colombia.

Uno de los problemas es que han sido las empresas privadas, con sus lógicas de ganancia, las que se ha apropiado de su desarrollo. Ellas acentúan las nuevas tendencias de recentralización del ordenamiento territorial y de planeación de la ciudad. Para ello, usan elementos coercitivos, como la expropiación.

Resistencia al control territorial

Otro aspecto de la crisis ur-bana estudiado por Gómez fue la principal calle de circulación de Manizales.

“Se hizo un ejercicio de campo en la carrera 23, principal eje vial de la ciudad. Desde allí, se abor-daron diferentes dimensiones con una mirada estética y compleja de las prácticas cotidianas del habi-tar. Se intentó develar las maneras como estas son ignoradas o, en algunos casos, marginadas por las estrategias oficiales de planifica-ción”, afirma.

El profesor Acebedo, arquitec-to y uno de los jurados de la tesis, asegura: “Es un tratamiento in-equitativo por parte de la Alcaldía. Les cobra a los vendedores forma-lizados un arriendo mensual para ejercer la actividad comercial en la vía pública. Pero, en cambio, está regalando el usufructo del espacio

público aéreo, al autorizar que se construya un puente que une dos centros comerciales y sin ninguna contraprestación”.

En este punto, y según la ma-gíster, a los mecanismos oficiales de imposición y control territorial que se ejercen en la ciudad se les sobreponen prácticas informales del habitar, lo que transgrede los usos funcionales del espacio en cuanto lugares para el encuentro, el rebusque y el arte callejero.

Mirada irradiante y mirada itinerante

El marco teórico de la inves-tigación se desarrolló con base en dos metáforas filosóficas: la mirada irradiante y la mirada itinerante; planteadas en el libro El gesto y la palabra, de André Leroi-Gourhan.

La primera (o la del águila) es aquella que se tiene desde una perspectiva lejana a la realidad. “Es la perspectiva de quien contempla el territorio desde la distancia y desde allí lo planifica. Así lo con-vierte en un asunto plano, que pri-vilegia la mirada técnica sobre las realidades que en su interior confi-guran el lugar”, dice Gómez.

Es el caso de la comuna San José, en donde los habitantes son los últimos en saber cómo van a ocupar los nuevos espacios.

La segunda (o la de la serpien-te) se refiere a la percepción de las personas que habitan un lugar, confluyen en él diariamente y lo relacionan como su hogar. “Es la mirada del planificador que recorre la ciudad y está en contacto per-manente con sus calles; es decir, el que siempre tiene un contacto directo y tácito con este espacio”, puntualiza.

Con los análisis efectuados por expertos de la UN se pretende que las lógicas se desarrollen de mane-ra participativa, incluyente y respe-tuosa de las huellas culturales de sus habitantes, es decir, de la me-moria histórica que le da sentido a los lugares.

En el caso de la comuna San José, habría que tener en cuenta que los habitantes han vivido en espacios mucho más grandes que los 42 m2 de vivienda que se pre-tenden entregar en bloques sin lo-cales comerciales. Por otra parte, se debería contemplar que la mayoría de hogares tenían o aún tienen ne-gocios para su autosostenimiento; que quienes trabajaban en el cen-tro no tenían que pagar pasajes; y que hay familias que llevan genera-ciones viviendo en el lugar.

¿Están contempladas estas di-námicas en el plan de renovación urbana? Según los expertos, no.

La comuna San José de Manizales es una de las más pobres de la ciudad. El plan de renovación urbana pretende mejorar su calidad de vida y revitalizar el sector.

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Gilberto Alzate Avendaño:el político detrás de los prejuicios

Al buscar respuestas sobre la figura de uno de los más des-tacados líderes conservadores de la primera mitad del siglo XX, parecía que algo estuviera errado, mal contado; que estudiándolo se encontrarían explicaciones de la historia política, pero sobre todo de cómo se produce el político. Al igual que Jorge Eliécer Gaitán, Alzate marcó el devenir de la historia colombiana.

Perfil

César Augusto Ayala Diago,Profesor del Departamento de Historia

Universidad Nacional de Colombia

Despejar el prejuicio no es ta-rea fácil. Menos aún cuando este se instala incluso como prejuicio lingüístico, arraigado en la con-ciencia nacional largamente traba-jada por los medios y por historio-grafías adversas y hegemónicas: el Gilberto Alzate Avendaño fascista, retardatario, retrógrado y funda-mentalista conservador; el hombre anecdotario, el supuesto escritor grecoquimbaya.

Como los de su generación, Alzate (Manizales, 1910-1960) fue un individuo dividido entre las lu-ces del siglo XIX y las de su propio siglo. Condenado al fascismo, al totalitarismo, a la extrema derecha y a la ambición, se debe reivindicar en él la democracia en su conjunto, el pensamiento popular que ema-na de la cultura social-católica, la tolerancia, la justicia, el valor del diálogo y de la dialogicidad, el reconocimiento del otro, incluso más allá de lo esperado.

Su caso demuestra la existen-cia de una derecha social democrá-tica que se debilitó con su muerte y que, al no constituirse en fuerza política real, contribuyó a que en el país se viviera la doble tragedia del fracaso de los dos proyectos democráticos más importantes del siglo XX: el gaitanismo y el alzatis-mo, productos del mismo sistema bipartidista.

Alzate representó lo moderno en el pensamiento conservador. Significó la lucha por la democra-cia interna en esa colectividad, el derecho al disenso y al relevo gene-racional; a la presencia de corrien-tes de pensamiento que jalonaran la ideología heredada y subyacen-te. Encarnó el derecho que le cabe a un hombre de pertenecer a un partido secular, sin tener que re-nunciar a la dignidad, al decoro.

Fue el símbolo de comunión para aquellos que, como él, no fueron aceptados ni reconocidos por quienes se habían estableci-do como herederos naturales del Partido. Tempranamente acaudilló las juventudes intrépidas que sin su presencia e influencia hubiesen sido realmente fascistas al margen del control social y político.

Evitó que su colectividad se volviera un asunto de sangre, de familia; impidió que el liberalis-mo y las corrientes socialistas se reclamaran dueñas de la reforma social. No solo le correspondió la democratización interna de su partido, sino que contribuyó a la del país. Significó la adecuación y adaptación de los avances socia-

les del siglo XX a las condiciones colombianas.

Nunca promovió el conserva-tismo como resistencia a los lo-gros sociales y políticos sino, por el contrario, como impulsor de estos, incluso en su época fascista.

Apuesta democrática

Gilberto Alzate dio la pelea por la inclusión social, ni siquiera com-plementaria a la de la República Liberal; no habló de un estrecho ex-terior de lo social, sino de algo que iba más allá. Puso en diálogo a la Doctrina Social de la Iglesia con el pensamiento liberal-democrático, que creía estar pisando terrenos nuevos cuando evocaba sus pro-pios paradigmas.

No ejercía como hombre de iglesia; era un laico, un civil aper-sonado de la cultura letrada de la Iglesia de todos los tiempos para ofrecer una solución al problema social. Le interesó la Iglesia co-mo fuente teórica, respetaba el or-den institucional, pero era esquivo frente al clero e incluso frente a la cositería religiosa; le interesaban los grandes teóricos católicos y, con ellos, daba la pelea, bien para ata-car bien para defenderse.

Ante la disyuntiva de democra-cia o no democracia, el dirigente optó por la primera con todas sus consecuencias –la muerte misma incluso–, pero sobre todo como la salvación general.

Él y toda su sensibilidad estu-vieron presentes en el gobierno de Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957), en el que se alcanzó a plasmar mucho de su pensamiento. Evitó, desde el inicio, que su respaldo civil y político al régimen se convirtiera en uno militar; y dio la pelea para que no desapareciera el bipartidis-mo nacional, para que el Partido Conservador no se desmovilizara, para que sobreviviera al liberalismo y para que el Gobierno no tuviese que apoyarse en una supuesta Ter-cera Fuerza.

Fue también un cruzado de la política cuando a esta se la quiso congelar durante los gobiernos de Laureano y Rojas Pinilla. Defen-dió la permanencia ideológica de cada uno de los partidos cuando se anunciaba, desde muy arriba –desde López Pumarejo y desde Laureano Gómez–, el fin de sus ideologías.

Era un problema más bien de antropofagia ideológica: en el si-glo XX los conservadores eran los descentralizadores, casi federalis-tas; más tarde los liberales serán los anticomunistas, los hispanistas; pero era temprano aún, empezan-do la década de 1950, para percibir este final. Alzate traslada entonces la lucha de los partidos y, sobre to-do, la lucha interna en su partido al problema social.

Quiso introducir a su partido en esa política para poder sacarlo del pantano casi familiar y odioso a don-de lo había llevado Laureano Gómez.

Así como fue un símbolo para los conservadores reprobados, lo pudo ser para los colombianos, en una eventual campaña electoral, como candidato del Frente Nacional.

Dos personalidades

Es interesante la comparación con Jorge Eliécer Gaitán. Ambos eran intransigentes, inclaudicables por sus idearios, sus luchas. Al-zate se caracterizó por no haber capitulado frente al laureanismo, mientras que a Gaitán lo identificó hacer lo propio frente al conjunto de la oligarquía colombiana.

Alzate se desgastó en su propio partido, Gaitán en el sistema biparti-dista. Alzate significó la moderniza-ción de su tienda política, Gaitán la radicalización de la suya. Los ideólo-gos alzatistas se aferraban a las tesis de Alzate, se las apropiaban, y con ellas se identificaban. Los gaitanistas querían que Gaitán se apropiara de sus tesis y los representara.

Odiosas las comparaciones, aunque útiles en la investigación histórica. El uno no fue más im-portante que el otro. Ambos fraca-saron, pero dejaron una estela que impregnó con sus apellidos el deve-nir de la historia de Colombia: mo-vieron sus partidos internamente evitando que el militante cambiase de bando. Gaitanismo y alzatismo, ambos mártires del bipartidismo y salvadores de él; ambos sometidos a la inevitable naturaleza mesiáni-ca de la política colombiana.

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Información: 316 5290, extensiones 17638 y [email protected] • Oficina de Promoción y Mercadeo de la Editorial UN

Reseñas

Castas y razas en la Independencia Neogranadina, 1810-1830

Identidad y alteridad en los orígenesde la nación colombiana

Autor Óscar Almario García,Comisión para la Celebración del Bicentenario

de la Independencia,Universidad Nacional de Colombia

Culturas bananeras.Producción, consumo

y transformaciones socioambientalesAutor John Soluri,

Editorial de la Universidad Nacional de ColombiaCoedición

El desplazamiento forzado en Colombia.Población, territorio y violencia

Nubia Yaneth Ruiz,Dirección de Investigación, sede Bogotá,

Universidad Nacional de Colombia

Consecuencias económicasde la Independencia

Editor Heraclio Bonilla,Comisión para la Celebración del Bicentenario

de la Independencia,Universidad Nacional de Colombia

Del viajero al turista, de la geografía naturalista y pintorescaa los recorridos urbanos

Autores Catalina Arango P., Alberto Castrillón A.,Jorge Echavarría C. y Manuel Bernardo Rojas L.

Facultad de Ciencias Humanasy Económicas, sede Medellín

Universidad Nacional de Colombia

Las compañías Chocó Pacíficoy Tropical Oil a comienzos del siglo XX

Editores Ángela Milena Castillo Ardilay Daniel Varela Corredor,

Comisión para la Celebración del Bicentenariode la Independencia,

Universidad Nacional de Colombia

El libro obedece a líneas de reflexión e investigación, desarrolladas en los marcos institucionales de la Univer-sidad Nacional de Colombia, sobre el período de la Independencia Neo-granadina. Se hace particular énfasis en las cuestiones de la identidad y la alteridad –el problema de las castas

y las razas– durante los orígenes de la nación en las primeras décadas del siglo XIX. Esta compilación de productos académicos se explica, ante todo, por razones sociales e institucionales asociadas a las con-memoraciones del Bicentenario de la Independencia de Colombia.

El poder discursivo de la metáfo-ra “república bananera” hace fácil pasar por alto las diversas maneras en las que el monopolio capitalista dentro de los EE. UU. dio forma a la historia del comercio del ba-nano en el siglo XX. Siguiendo las huellas de este fruto, John Soluri cruza, en esta obra, los límites de varios campos académicos para escribir una historia enriquecida por las perspectivas de biólogos y

geógrafos, además de historiadores culturales, ambientales y sociales, e incorpora una amplia gama de fuentes al incluir datos de censos manuscritos de Honduras, expe-dientes de las compañías fruteras, investigaciones científicas publi-cadas e inéditas, correspondencia entre los Gobiernos de Honduras y de los EE. UU., y testimonios orales y efímeros de la cultura de masas de esta nación.

Durante los últimos sesenta años, el conflicto armado colombiano ha traído dramáticas consecuencias para la población. La principal y de mayor contundencia es la del des-plazamiento forzado de millones de personas, obligadas a dejar su vivienda y a refugiarse en diversos centros urbanos. Esto lleva, por una parte, al desarraigo cultural, social y económico y, por otra, a determinar

una suma de condiciones negativas que impactan considerablemente el futuro de la población y caracteri-zan la aguda crisis humanitaria que enfrenta el país. El libro presenta una exhaustiva indagación, que da cuenta de la dinámica sociodemo-gráfica y espacial que ha vivido Co-lombia el país por cuenta de este fenómeno.

La publicación es el resultado del trabajo del Grupo de Historia Econó-mica y Social del Departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá. El conjunto de trabajos aporta coordenadas de-cisivas referentes a las consecuencias que tuvo la Guerra de la Indepen-dencia en el desempeño de la eco-nomía al término del Nuevo Reino de Granada y los inicios de la Gran

Colombia. El objetivo es reemplazar las opiniones que aún circulan sobre este asunto, con nuevas evidencias. Los resultados de este texto son contundentes, pero no definitivos. Abren apenas rutas inéditas en el conocimiento, en tanto que presen-tan nuevos aportes a los análisis que sobre la Independencia ha realizado tradicionalmente la historiografía colombiana.

“Del viajero al turista…” está com-puesto por tres ensayos (fruto de una investigación patrocinada por la Dirección de Investigación de la UN en Medellín) que giran alrede-dor de la ambigua figura del turista, denigrada o exaltada alternativa-mente, tratando de dar una vuelta conceptual a esta al mostrar los usos culturales, económicos, políticos y

estéticos que va adquiriendo a lo largo de las postrimerías del siglo XIX, sus derivas en el siglo XX y en lo que va corrido del actual. El primer capítulo explora la construcción de la imagen urbana de Medellín a partir de las guías turísticas, deter-minando qué atracciones y sitios se sugieren, pero, al tiempo, qué se escamotea y no tiene visibilidad.

Los textos y fotografías que con-forman el libro dan cuenta de dos acontecimientos en la historia de las economías extractivas en Colombia, ocurridos entre los años 1910 y 1930. Se acerca, primero, a las vivencias de la población afrodescendiente del río Condoto en el Departamento del Chocó, con relación a un auge de los precios del platino y la incur-sión de la Compañía Minera Chocó Pacífico a la zona.

Luego, rescata un documento his-tórico sobre el establecimiento de la explotación petrolera en Co-lombia de la compañía Tropical Oil. Como complemento, recobra setenta y seis fotografías en blan-co y negro que presentan variados retratos de la historia de estas dos empresas extranjeras, y de los contextos donde hicieron pre-sencia.

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924 Cultura

De Frida a Gego:la relectura del arte latinoamericano

José Luis Falconi, invitado a la Escuela Interna-cional de la UN, explica en qué consiste el cam-bio de paradigma en la apreciación de la región dentro de la historia visual del siglo XX.

Alberto Fernández R., Unimedios

Cuando el Museo de Arte Mo-derno (MoMA) de Nueva York de-dicó una gran retrospectiva a Ar-mando Reverón en el año 2007, el cambio fue más que evidente. El arte moderno de América Latina es objeto de un vibrante redescu-brimiento.

No fue casual que el MoMA es-cogiera a Reverón (1889–1954) para la primera exposición de un latino-americano desde el año 1967.

El maestro venezolano es uno de los primeros artistas modernos de la región. Entre su obra radical y misteriosa, los tempranos paisajes costeros –que retratan de forma única la luz blanca y brillante del Caribe– son como un preludio del arte abstracto monocromático.

Su trabajo antecede al de los artistas que en esta parte del mun-do dieron continuidad a las van-guardias europeas y trasformaron ese legado en interesantes formas artísticas. Justamente, en ellos es que el mundo del arte tiene puesta su mirada.

El peruano José Luis Falconi, investigador del Departamento de Historia del Arte y la Arquitectu-ra de la Universidad de Harvard en Estados Unidos, explica en qué consiste este cambio en la apre-ciación del arte latinoamericano, a propósito de su visita a la Uni-versidad Nacional de Colombia en Bogotá.

UN Periódico: Cada vez más se habla de una relectura del arte latinoamericano. ¿En qué consis-te este proceso?

José Luis Falconi: Hacia fina-les de los años noventa surge una nueva manera de ver el arte lati-noamericano. En principio, se en-tendía como diferencia a Europa y se representaba a América Latina como un espacio muy particular –que termina siendo exótico o real maravilloso, si se quiere–. En estos momentos, estamos en una suerte de paradigma opuesto.

Carta a un general (1963)de León Ferrari.

Penetrable amarillo (1969) de Jesús Soto.Vermelho cortando o branco (1958) de Hélio Oiticica.

Hija del sol (1933)de Armando Reverón.

Es decir, si antes Frida Kahlo o Diego Rivera eran los que llenaban los museos, ahora los artistas que trabajaron bajo principios moder-nistas europeos son los protago-nistas de las exposiciones.

La relectura es la apuesta por insertar a maestros latinoameri-canos –como Hélio Oiticica, Gego, Jesús Soto y León Ferrari– dentro de la gran narración de la moder-nidad.

UN P: ¿Qué significado tiene que el MoMA volviera a exhibir arte de la región con una retros-pectiva de Armando Reverón?

J. L. F.: Reverón es una figura fundacional dentro de la historia del arte moderno latinoamerica-no. Están Joaquín Torres-García en Uruguay y él en Venezuela. Ellos son los padres de una tradición artística extraordinaria, que es la protagonista de la relectura.

UN P: ¿Cuáles son los motores que impulsan la relectura?

J. L. F.: Es imposible no re-conocer la importancia de Mari Carmen Ramírez, curadora de arte latinoamericano del Museo de Be-llas Artes de Houston, como una de las grandes motivadoras de este proceso. Si bien otros también ha-bían comenzado a percibirlo, ella se tomó muy en serio este cambio estructural. Porque algo realmente cambió: gente entró y otra quedó fuera de la historia.

Junto a Ramírez están Luis En-rique Pérez-Oramas, curador de arte latinoamericano del MoMA; la Colección Patricia Phelps de Cis-neros, la más grande de su tipo en manos privadas; Estrellita Brodsky, quien aporta los fondos para las curadurías de arte latinoamerica-no en espacios como el MoMA y la Tate Modern de Londres; y detrás de ellos un innumerable grupo de personas.

Finalmente, fueron funda-mentales una serie de factores his-tóricos. El principal, tal vez, tiene que ver con que los latinos se con-virtieron en la minoría más grande de Estados Unidos. Por ende, recla-man cada vez más espacios en los diferentes ámbitos de la sociedad.

UN P: ¿Quiénes entran y quié-nes salen con este nuevo paradig-ma?

J. L. F.: La relectura implica un nuevo discurso hegemónico. Tras concentrarse la atención en Méxi-co y Cuba, el eje se desplazó hacia artistas que trabajaron en Brasil, Venezuela y Argentina.

El paradigma de la diferencia trazó una línea desde Frida has-ta Fernando Botero, que dejaba muchos países por fuera. Hoy la mirada se mueve al lado opuesto, pero también quedan por fuera importantes producciones artísti-cas nacionales.

Lamentablemente, Centro-américa y países como Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia ni siquiera están representados.

El caso de Colombia es par-ticular. Hay un desconocimiento del increíble dinamismo del arte colombiano y la importancia de una serie de discursos que se están gestando en Bogotá. En el futuro, este país va a tener una posición central.

UN P: ¿Cómo ve el futuro del arte latinoamericano?

J. L. F.: Es ne-cesaria una con-versación sur a sur, entre nosotros, en términos de qué es el arte latinoameri-cano, hacia dónde se dirige y cómo po-demos juntar esas dos historias hege-mónicas.

Hay que pensar una suerte de terce-ra vía, en donde no importe la diferen-cia o la similitud con Europa, sino una conexión real con nuestra tradición. Reticulárea (1969) de Gego.

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