Un precursor de una innovadora Historia de las Ideas … · No ocurre lo mismo con el binomio...
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"Un precursor de una innovadora Historia de las Ideas en
Tucumán. Democracia, Ciudadanía y Totalitarismo en la
producción historiográfica de Roger Labrousse"
Judith Casali de Babot
Roger Labrousse (1908- 1953) historiador y pensador francés, llegó a Tucumán en 1943
fecha en que se incorporó a la Universidad Nacional de Tucumán. En este ámbito
generó importantes cambios en el área de la Pedagogía, en la concepción
epistemológica y en la producción historiográfica. Nuestro objetivo es interpretar a la
luz de sus obras más representativas su peculiar concepción de la democracia y del
totalitarismo.
Esta trabajo se inscribe por su carácter general, en el área de la Cultura política, y por su
tratamiento específico, dentro de una Historia de las Ideas y de una Historia intelectual
en un momento clave de la Universidad Nacional de Tucumán: los años comprendidos
entre 1943 y 1953, llamada época "de oro" de la Facultad de Filosofía y Letras y de
nuestra Universidad. Estos marcos temporales, aparte de la fundamentación precedente,
no son azarosos sino que están fijados acorde a la producción intelectual -
específicamente historiográfica- del historiador y filósofo político francés Roger
Labrousse radicado en Tucumán desde 1943 y eje de nuestra investigación.
Previamente, no obstante, consideramos necesario detenernos rápidamente en el
concepto de cultura política puesto que sirve de base a nuestro marco teórico
En la actualidad padecemos de una especie de saturación ante la abundancia de
trabajos existentes en los más diversos ámbitos y disciplinas referidos tanto a la cultura
como a la política. No ocurre lo mismo con el binomio cultura política, relativamente
reciente y novedoso sobre todo en América Latina y Argentina y, en mayor medida, en
Tucumán. Aunque es un término ambiguo y en proceso de construcción, podemos decir
que es un instrumento de análisis valioso al historiador al permitirle penetrar en el
mundo de las representaciones por dos caminos: el de la cultura, núcleo duro
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alimentado con la herencia del pasado, los aportes nuevos del presente y la aspiración y
el sentido hacia el futuro de la comunidad; y el camino de la política que abre la
compleja red donde se imbrican el hombre y la "polis" pero en una dimensión
simbólica. En palabras simples implica la relación del ciudadano y con el Estado. En
países como el nuestro, de sociedades en transición, de democracias recientes, de crisis,
el concepto de cultura política nos ayuda a comprender e interpretar este inestable y
frágil mundo que nos rodea. La obra de Roger Labrousse percibió, sin nombrarlo, los
alcances de dicho concepto al punto de poder aseverar que fue un historiador de la
cultura política atento a dos grandes tópicos que continúan vigentes en nuestro mundo
contemporáneo: el totalitarismo y la democracia.
Podemos observar entonces que esta investigación no posee un enfoque biográfico.
La envergadura de Roger Labrousse significa un giro pedagógico y epistemológico en
cuanto a la currícula de la Carrera de Historia - sobre todo en las disciplinas de Historia
general- y aires renovadores, de cambio y reformas en el seno de la Facultad de
Filosofía y Letras. Hasta ese momento, el área de Historia general casi ausente por el
legítimo pero único peso de la Historia argentina y americana, recibe un impulso
inusitado. Labrousse forma una verdadera escuela de pensamiento innovador en aquel
campo a través del dictado de sus Cursos monográficos (desarrollados también en La
Plata), la atención de diversas Cátedras y disciplinas desde Historia antigua, hasta Latín,
de Francés hasta Historia moderna y contemporánea. Entendido por "escuela" no un
cenáculo cerrado sino abierto a una concepción y prácticas modernas de la
interdisciplinariedad, la formación de gran número de discípulas que han descollado
luego por ejemplo María Elena Vela y Selma Agüero en Méjico (la primera volvió a
nuestro país y la segunda se quedó verdadera erudita en estudios de Africa: María
Eugenia Valentié, una docente e intelectual extraordinaria en el campo de la Filosofía;
María Victoria Dappe y Matilde Raffo de Avellaneda, distinguidas en el campo de la
Historia.
Retornando a sus ideas de fronteras permeables entre las ciencias, a partir de su
llegada a Tucumán introduce la experiencia - lamentablemente perdida hoy en aras de la
especificidad- de un Ciclo básico común, absolutamente integrado entre la Historia, la
Filosofía y las Letras. Observamos en esta creación una posición en torno a la cultura,
una visión humanista, un verdadero sentido de las Ciencias humanas: el de la formación
integral del hombre. Ubicados ya en la línea a seguir - la de la cultura política- y en el
contexto temporal e intelectual de nuestro tema, pasamos ahora a abordar el objetivo
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específico: la producción historiográfica de este historiador, filósofo -político y
especialista en Ciencias jurídicas, de quien nos parece innecesario brindar su trayectoria
anterior en Francia, España, el Líbano y Méjico puesto que ha sido tratado en trabajos
anteriores.
Nuestro objetivo, decíamos, es analizar la producción de Roger Labrousse, acotada a la
temática de la democracia y el totalitarismo (sabemos que sería más preciso hablar de
totalitarismos, en plural, pero por razones de comodidad y al referirnos a notas de tipo
filosófico, optamos por el singular).
Democracia-Totalitarismo
Dice Labrousse en el Prólogo de El perfil de la democracia moderna1: "El fin de
este trabajo es probablemente ingenuo: [...] quisiera reaccionar contra las propagandas a
las que estamos sometidos, lo cual irritará a muchos lectores que prefieren alimentar sus
prejuicios antes que discutirlos"."[...] pues lo propio de las propagandas es la alteración
de los significados racionales y su clima natural es la confusión". El autor alude al modo
en que las ideologías y las pasiones han contaminado el concepto de democracia de
modo que su objetivo es volver a la idea básica de este término, "al restablecimiento de
un lenguaje común" para lo cual decide partir de una definición elemental y simple: "la
democracia es el régimen que se funda en el sufragio universal". Como vemos, de
entrada podemos observar su posición histórica y epistemológica sobre la importancia
del conocimiento de la Historia lo cual recuerda a Lucien Febvre puesto que podemos
combatir por la Historia pero no usar la Historia como combate. En otras palabras,
debemos conocer primero el objeto de nuestro estudio, estudio que pasa según el autor
por dos momentos imbricados entre sí: las ideas acerca de la democracia y su praxis
social bajo la forma de los regímenes políticos. Por eso podemos decir que Labrousse
posee una concepción diferente de una Historia de las ideas convencional: "[Las]
Ideologías (en el sentido de conjunto de ideas) derivan también del contacto de las ideas
con la realidad social; pues debemos convencernos de que el éxito y la eficacia de una
doctrina política dependen menos de su valor teórico que de su adecuación a los hechos
sociológicos que pretende informar.[...] las Ideologías eficaces responden más a las
1 Labrousse, Roger,(1954-1955) El perfil de la democracia moderna, Buenos Aires, Hachette, p.5
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necesidades del medio que las condiciona que a las intenciones de los autores que las
idean"2
A partir de aquella definición casi banal que ofreciera sobre la democracia, Labrousse se
sumerge y nos sumerge en la profundidad y complejidad del problema. Muestra la
opacidad del lenguaje producto de los orígenes ambiguos del término, nacido y
"contaminado" con el liberalismo. Somos nosotros, desde nuestro presente los que
intentamos separar sus fuentes entre "democráticas" y "liberales". El análisis se afina
mientras se confronta con la historia y en esa tensión surgen las imágenes antitéticas
entre una democracia y un liberalismo "puros" "absolutos", hasta convertirse en
antagónicos. Entre sus celajes, aparece la potencial peligrosidad de ambas ideologías,
inclusive de la democracia. En esa peligrosidad de la búsqueda de lo absoluto, se
presenta, en el caso de la democracia, el fantasma del totalitarismo. He aquí por qué
hemos abordado ambos temas y sus posibles entrecruzamientos. Pero hablamos de ideas
y utopías (la Rusia stalinista será un ejemplo del encorcetamiento de la utopía en la
realidad en un intento frustrado por establecer una "democracia pura" cuyo rostro
humano y "real" fue el totalitarismo); la aplicación de la democracia como régimen en
Europa Occidental en el Siglo XX dio como resultado una democracia liberal, o
demoliberalismo, términos surgidos de la tensión y del conflicto, pero profundamente
matizados en la praxis social. De aquí la dificultad de su estudio. Es necesario que
recordemos esta diferencia porque resulta esencial para su argumentación.
Para explicar dicha tensión y su confrontación con la realidad histórica e
institucional, el autor recurre a los revolucionarios franceses y norteamericanos: por un
lado, descubre los elementos democráticos en los hombres liberales e ilustrados del '89
y los elementos liberales y demototalitarios (alertamos sobre esta expresión)de los
revolucionarios del '93. Nos preguntamos si es una posible explicación intermedia de la
dura polémica aun vigente entre la línea marxista (Albert Soboul3) y la línea
revisionista (Francois Furet)4, por citar a algunos de sus representantes. El planteo que
se inicia con el Prólogo del Ensayo sobre el jacobinismo5, resulta esclarecedor para
interpretar las ideas de Labrousse sobre este tema, específicamente sobre el
emototalitarismo.
d
2 Labrousse, R, Ibídem, p.7 3 Soboul, Albert,(1979) La Revolución Francesa, Madrid, Tecnos 4 Furet, Francois, (1980) Pensar la Revolución Francesa, Barcelona, Petrel 5Labrousse, Roger, (1946) Ensayo sobre el jacobinismo, Tucumán, Facultad de Filosofía y Letras, UNT
5
Resulta imposible comprender cabalmente el pensamiento y la producción de
Labrousse con la lectura de sólo algunos de sus libros.En su libro Del Mago al
burócrata,Muestra el peso de la creencia y de la tradición como elementos importantes
del origen del poder político. En la conducta diaria del ciudadano actual se observan una
cantidad de actos comunes que no se ejecutan en virtud de razonamientos teóricos por
más elementales que sean. Aun cuando no estén respaldados por sanciones muy
de
rrollo natural y no de una construcción
istórica surgen el "poder carismático" y "la burocracia". En ambos nos detendremos
o.
go emanará
temibles, las obligaciones se cumplen porque pertenecen al orden de lo que 'suele
hacerse' y, en muchos casos, de lo que 'ya solía hacerse' en el período anteriori.
En estas breves páginas se desarrolla una argumentación impecable que da
inteligibilidad a toda la historia humana. Ante nuestra mirada se recrea la vida misma
la comunidad rural, del pobre y del rico, de los lazos señoriales y feudales, alertándonos
a cada paso sobre las falsas analogías, cantos de sirena para un historiador inexperto.
...De esta "concepción del mundo" pasamos a una nueva concepción de la vida, la de la
ciudad, del precapitalismo, de las "nuevas circunstancias materiales y psicológicas"ii
Aparece la ciudad como una "comunidad política", pero para explicarnos mejor la
"cultura política" el autor en una conversación natural con el pasado introduce a los
griegos, a los helenísticos y vuelve al momento en que "el banco venció a la aldea y con
ella al castillo y al monasterio".iii En esta estética metáfora podemos comprender en
profundidad los cambios operados no sólo económicamente sino en cuanto a modos de
vida y laicización del poder. La comunidad desaparecida para siempre, dará lugar a
"pasiones colectivas y aislamiento individual"; está en germen la aparición de las masas,
"el carácter invertebrado del hombre moderno[...] presa fácil del estadista y del
burócrata"iv. Así, como si se tratara de un desa
h
para comprender los orígenes del totalitarism
III.- El eje temático del poder totalitario
...Labrousse comienza formulándose la misma pregunta que desde Bloch, hasta los
investigadores del nazismo nos hacemos hoy: aparte de las costumbres o de una
determinada autoridad patrimonial - si se trata de ese tipo de autoridad- "algo debe
existir que convierte al dueño del suelo en amo de las almas"v ¿El poder está fundado
en la sangre? ¿En algo natural que lleva a identificar el poder con el del padre?.
Responde que ese poder reside en el carisma, es decir en "la presencia en su titular de
una nota extraordinaria o (en sentido lato) religiosa, que designa a este individuo entre
todos para un destino fuera de lo común". Diferencia este poder del que lue
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de la soberanía popular y contractual. Sabemos, a través de Weber que esa impronta,
aunque el poder se "modernice", se "impersonalice", no desaparece posteriormente
...Según su planteo, el autor bucea en busca de ese don especial que poseen desde los
magos a los héroes y se transmite luego de la magia a la religión, (mucho más fuerte),
del rey Dios al rey consagrado. Aquí se recrean - unidos ahora a la religión- unos
elementos de suma importancia, los ritos y: los símbolos con los que el pensador nos
introduce sutilmente en Los Reyes Taumaturgos, de Marc Bloch. Luego la Ilustración
irrumpe como una "grave revolución espiritual"vi "al pensar el poder político en
términos puramente profanos, sin trasfondo religioso". Sin embargo, Labrousse adelanta
una interpretación importante: "aunque el carisma de esencia sobrenatural desaparezca
con el mundo moderno, sus últimos restos son observables todavía en nuestra
civilización [a pesar de que]otros elementos intervinieron poco a poco para
desfigurarlovii : así las coronas simbolizaron la permanencia histórica de las voluntades
nacionales. Conviene retener estas palabras: si bien el poder hace uso, para su
legitimación, del carisma, hay elementos "sociológicos" en la nación que la llevan a
creer y a consentir ese poder. ¿No volvemos a ver estas características en las
concepciones culturalistas de la naciones contemporáneas o - por cierto con patologías -
en la creación de los mitos políticos del siglo XX?. Observamos que en gran parte de
labras." x "[...] por este
sus obras, directa o indirectamente, Roger Labrousse relaciona este tema con la cuestión
del poder y del totalitarismo.
...Al igual que Weber, reconoce otra forma de poder personal y carismático no ligado a
una teología sino "[...]mediante la exaltación de un individuo, a la convergencia y la
intensidad de los sentimientos colectivosviii cuyo rasgo común es, desde la edad clásica,
el dominio de la retórica. No es anacrónico recordar la importancia que los fascistas
concedían al aprendizaje de la retórica como explica Edward Tannenbaumix. Labrousse
lo descubre a partir de la experiencia de la Grecia clásica "[...]como es sabido, los
discursos que despiertan el entusiasmo de muchas personas congregadas suelen crear
entre ellas un verdadero estado extático y en este ambiente psicológico el orador se
convierte en el Verbo, [Notemos la línea de Durkheim] en el revelador de la conciencia
colectiva que él mismo hace cristalizar por medio de sus pa
medio, el hombre predestinado, cual Orfeo, amansa a sus semejantes, desencadenando,
apaciguando libremente las tempestades de la pasión popular"
...Recién el siglo XX con su alta dosis de alfabetización y el desarrollo de los mass
media, recreará ese contacto con las multitudes, tan personal en la polis clásica.
Pensemos en las masas magnetizadas ante la retórica y el espectáculo de la política de
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Hitler, por ejemplo: "[...] es el líder cuya autoridad se funda ante todo en sus dotes de
orador popular"xi Por supuesto que Labrousse distingue claramente este tipo de orador
del que se da en un sistema parlamentario auténtico en el que las pasiones pueden estar
más controladas, [ no así los intereses] pero lo singular de la reflexión es que el autor
vuelve al poder carismático sobrenatural al que compara con el del líder contemporáneo
que puede convertirse en el "sacerdote de una religión temporal [Durkheim
nuevamente] o- [...] en la encarnación del 'espíritu del pueblo'" Podemos encontrar hoy
esos hombres que expresan "los sentimientos íntimos de la mayoría de la nación,
presentándole una imagen de sí misma [un imaginario] conforme, si no a lo que es, por
lo menos a lo que pretende ser"xii Como vemos, en la línea de Durkheim y de Cassirer,
Labrousse aborda el tema del totalitarismo ligado a la construcción del mito político del
que analiza cada uno de sus elementos: el líder como la expresión más acabada de la
germanidad; "Hitler gobierna por derecho propio, por efecto de una gracia que no
requería justificación popular alguna"; es la encarnación de la idea, "porque su espíritu
estaba conectado con la misma fuente de la conciencia colectiva, [por lo tanto] es la
autoridad absoluta que junto con la voluntad inspirada lo transformaban en el profeta de
una revelación política con connotaciones religiosas".xiii Para completar este análisis, el
autor incorpora una idea medular en los sistemas totalitarios, la relación líder-masa-
mito, es decir, la dimensión sociológica. Labrousse advierte lo que ya señaláramos en
trabajos anterioresxiv, que el carisma y el mito resurgen en momentos de malestar y
crisis adquiriendo otra connotación." cuando ese carisma se funda en la magia del
l problema de "la adhesión de los gobernados a la autoridad del
Verbo, cuando el Verbo se emplea para revelar la intensidad de la crisis o asignar un
objetivo al movimiento"xv.
...Dentro de la temática del carisma y del totalitarismo, el autor encara también un
tópico muy debatido en la historiografía contemporánea sobre todo a partir del debate
Goldhagenxvi: e
gobernante pues el carisma no es más que la objetivación de este sentimiento en un
individuo" xvii.
...No nos detendremos en el estudio de Labrousse respecto de los regímenes
contractualistas y liberales sino en los casos de patologías del carisma y del poder .
Como adelantáramos, dos elementos esenciales del totalitarismo son el poder y la
burocracia. Con respecto al primero, acorde con una idea instrumental del poder,
considera que éste se ejerce a través de hombres que obran en nombre del Estado. Para
ejemplificar, el autor recurre a otra metáfora, la del gendarme como instrumento del
poder político y el campesino que ante aquella figura no necesita de mayores
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explicaciones teóricas. "Se dirá, el gendarme es sólo la corteza, el poder es el árbol.
Pero no exageremos. El gendarme es el símbolo modesto de una realidad múltiple,
jerarquizada, imponente: el cuerpo entero de la burocracia civil, militar y
eclesiástica.[...] El carisma es la cabeza del Estado, el consentimiento es el corazón,
pero la burocracia es el brazo[...] más de una vez [cuando todo dejó de funcionar] el
completan e iluminan desde otro ángulo la
de a "procedimientos coactivos que se emplean para realizar esta
iversos sistemas tales como el cristianismo y el marxismo en tanto
brazo seguía moviéndose por la fuerza de la costumbre: la costumbre de trabajar y de
pegar"xviii
...El tema del totalitarismo es abordado también en el Perfil de la democracia moderna xix, su último libro pues- como dijimos- muere a comienzos de 1953. Si bien el
argumento se centra en la evolución del concepto de democracia, es posible identificar
una serie de rasgos del totalitarismo que
temática. Este camino permite penetrar más en la construcción particular del autor sobre
dicho concepto y su aplicación histórica.
...Parte de la hipótesis que, "en toda democracia pura existe un elemento antiliberal y
por lo menos una virtualidad totalitaria, siempre que se tome este término en un sentido
filosófico antes que político". No obstante, ante la fuerza de tal aseveración, Labrousse
aclara y matiza que en el plano de las concreciones empíricas, singulares, la democracia
de tipo occidental no coincide con la "plenitud de la Idea democrática"xx. Por otro lado,
denomina "nacionalismos totalitarios" a aquellos modelos que usualmente la
historiografía encuadra como fascistas - los casos alemán e italiano- .A la vez reconoce
en el contexto de Guerra Fría (contexto importante a la hora de comprender sus aportes
e ideas) la existencia de naciones totalitarias caracterizadas por el control de la opinión
públicaxxi. Interpretamos que con tal expresión alude a la falta de libertades en general.
...En esta obra Labrousse propone dos acepciones para totalitarismo, atribuyéndolas a
sendas esferas de conocimientoxxii: uno en sentido filosófico, como "sistema político en
el que el hombre como ser 'ético', sólo puede realizarse a sí mismo por medio de su
incorporación espontánea y completa al Todo colectivo". Aquí radicaría la explicación
de por qué toda democracia pura es potencialmente totalitaria. En sentido político o
policíaco alu
incorporación por la fuerza", no asimilable necesariamente al concepto puro de
democracia.
...Asumiendo un concepto amplio de totalitarismo, encuentra "Ideas populares
totalitarias" en d
cosmovisiones que abarcan la plenitud de la vida.xxiii, y persiguen "verdaderas
conversiones".
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...Agudo intérprete de la complejidad de los procesos históricos, Labrousse descarta los
modelos puros, propios del dominio de la lógica, y propone una lectura de la Historia en
términos de relación, de tensión - no de oposición- entre democracia "aspirante a la
comunión colectiva" y liberalismo basado en un "afán de libertad individual"xxiv. Entre
d puesta de manifiesto en un grupo dirigente de calidad
ues en una sociedad de masas, el
ambos polos, los sistemas políticos demoliberales y los demototalitarios ocupan el
espacio de la experiencia contemporánea.
...Respecto de los últimos, señala las características distintivas:xxv: surgen de una
comunidad hondamente dividida, [proclive al surgimiento de los mitos políticos] sea en
sociedades de bases agrarias que inician una industrialización traumática o
industrializadas en forma anómala. En este contexto, el líder popular u otras tendencias
autoritarias se presentan como la solución al retorno del equilibrio, reemplazan a los
antiguos dirigentes, y persuaden a las masas utilizando mecanismos de "exaltación de la
Idea"xxvi [¿La línea conservadora de Hegel?] Se agudizan las tensiones sociales; hay un
clima de coacción moral y de ruptura profunda; es posible que la organización
económica adquiera un sentido político y se encamine hacia el control y hasta la
socialización completa; las libertades civiles y políticas tienden a restringirse aunque se
admitan algunas de índole social vinculadas al control de la economía; las acciones
enunciadas buscan legitimarse en leyes o incluso constituciones que expresan la Idea,
Idea que reclama una fidelida
ética superior que dirige a una mayoría; se va así desde una mera presión moral hasta el
monopolio político absoluto.
...El autor parece expresar la esperanza del triunfo de un socialismo demoliberal, bajo la
forma del Estado de bienestar europeo y considera la posibilidad de un camino común
de las sociedades de postguerra hacia una ideología basada en el "humanismo socialista
y demoliberal", aunque reconoce la complejidad de la evolución y se muestra escéptico
ante la posibilidad " de una tendencia y confluencia necesaria" en esa marcha del
demoliberalismo y del totalitarismo soviético xxvii. P
hombre moderno, lejos de perfeccionar su gusto y uso de la libertad, se ve sometido a lo
que Eric Fromm define como "miedo a la libertad".
...En su Introducción a la Filosofía Políticaxxviii, capítulo VI, Labrousse retoma el eje
del totalitarismo dentro de un planteo "sistemático" y confrontado con el del pluralismo.
En esta oportunidad define totalitarismo como "el conjunto de los sistemas de filosofía
política que consideran que el hombre, como ser ético, sólo puede realizarse a sí mismo
por medio de su incorporación (sic) más completa a un Todo social gobernado por una
autoridad ética; luego son totalitarias las teorías que identifican al hombre con el
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ciudadano. Por el contrario, "el pluralismo (sic) es el conjunto de los sistemas de
filosofía política que consideran que el hombre, como centro de múltiples aspiraciones y
actividades, sólo alcanza la plenitud de su vida en un ambiente social caracterizado por
e auxilio al mito milenario de una
tensiones permanentes "[...] el hombre por lo tanto, no se reduce al ciudadano y puede
gozar de una libertad suficiente para desenvolverse en varias direccionesxxix
...Mas la primera "incorporación totalitaria" según Labrousse, es la de la religión: "toda
religión es virtualmente totalitaria" ¿Por qué? porque "trata de abarcar todos los
aspectos de la vida humana, inclusive [en algunos casos] sus aspectos políticos. De este
modo, cuando se integra la política en una cosmovisión sobrenatural, puede llevar en
casos extremos a una completa unificación de la existencia social sobre la base de la
primacía absoluta de la voluntad divina". ¿No se anticipa en este concepto a los
fundamentalismos contemporáneos?. En un retorno a los albores de la historia,
Labrousse descubre en esas fuerzas místicas que se concentran en el rey divino al que
todo le pertenece, - desde las personas hasta las cosas- "el totalitarismo como forma
primitiva del ideal político"xxx. Es un totalitarismo teocrático. No ocurre lo mismo con
la monarquía absoluta de derecho divino en la que el rey es el lugarteniente de Dios en
la tierra caso en el que se produce el hundimiento de la estructura totalitaria y se genera
una tensión entre el rey y Dios. Pero el totalitarismo primitivo [...] merece ser recordado
pues explica ciertos rasgos infantiles del totalitarismo moderno, el cual se alimenta en
los temores de un individuo recién emancipado y colocado frente a los riesgos de su
propia libertad. Podría decirse que ese individuo pid
unidad ahora imposible porque no encuentra en las condiciones actuales apoyo
suficiente para transformarse en persona autónoma".
...De Platón a Hobbes pasando por Hegel y Rousseau, hasta llegar a Marx, Labrousse
analiza las diferentes formas de "totalitarismo" (obviamente consciente del uso de esta
expresión en una época anterior al siglo XX) con el objetivo de comprender mejor los
de su propio siglo. Pero las formas citadas que expresan un totalitarismo trascendente o
inmanente, objetivo o subjetivo, racional o pasional pertenecen al "totalitarismo
filosófico" y nuestro interés se centra en el "totalitarismo político". Para Labrousse la
diferencia entre ambos radica no sólo en la existencia de una doctrina - principios que
también existen en el político- sino el modo de imponerla. El autor señala que en
general el hombre no se adapta voluntariamente a una comunidad totalitaria, de modo
que "[...] el ciudadano es siempre un adversario actual o virtual de dicho Estado"xxxi;
por lo tanto el "estadista" totalitario debe apelar a dos elementos esenciales: la fuerza, la
violencia la coacción y la educación: ésta prepara el porvenir, la primera garantiza el
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presente; aquélla "fabrica" individuos para su incorporación total al Estado, la violencia
contiene a los ineducados de generaciones anteriores y reprime a los ineducables que
hoy reciben "adiestramiento". Cuando el tiempo apremia para lograr la educación, sólo
queda la violencia. A través de esta explicación, Labrousse responde a la diferencia
entre ambos totalitarismos sintetizándola del siguiente modo: "El primero, [el filosófico]
supone la existencia de un hombre incorporado que no es real; el segundo [el político]
entra en guerra contra la realidad e implanta su ideal por la fuerza sin preocuparse de las
pérdidas"xxxii. Ambos están vinculados - agregamos, en algunos casos muy
estrechamente- y Labrousse da como ejemplo a Robespierre y su régimen quien acudió
a la guillotina para imponer la concepción rousseauista. E inclusive en los procesos
supuestamente exitosos como el de la URSS,(también en este caso Labrousse alude a la
adhesión a la "religión marxista" y a sus interpretaciones "parasitarias") ni la violencia
generalizada ni los controles absolutistas, se relajaron (recordemos que el autor escribe
n plena Guerra Fría, bajo los efectos del estalinismo) lo cual parece demostrar la
suficiencia de la educación para eliminar los elementos disidentes (ineducables)
ambién es 'integración': pues sólo se realiza a sí mismo[...] cuando entra
e
in
III. Conclusiones
...Nos hemos detenido a través del enfoque historiográfico, en las interpretaciones de
Roger Labrousse respecto del totalitarismo, en esencia porque descubrimos a lo largo de
su prolífica obra que su preocupación fundamental residía en la relación Estado-
sociedad, relación donde se anuda dicho problema. De aquí el interés y el abordaje
permanente del tema del pacto o contrato político y social y, en consecuencia, sobre el
resultado del mismo para los derechos del hombre. Humanista y progresista, teme tanto
al totalitarismo que destruye la persona como al individualismo egoísta que resiente el
cuerpo social. Su inclinación pareciera estar en un punto intermedio que, en
consonancia - en parte- con Nicolás Berdiaeff, destaca el valor del pluralismo y de la
persona, es decir su "liberación y su integración" El hombre es libre porque es un 'acto
creador' pero t
en 'comunión' con otras personas, es decir cuando se 'compromete' en una actividad
comunitaria".
...Estas reflexiones tomadas del pensador ruso - compartidas por Labrousse, no
quedaron en meros análisis especulativos, las hizo parte de su vida, las volcó como
docente, como investigador, como amigo, a través de su compromiso con la
Universidad Nacional de Tucumán. De aquí su asombro e incomprensión y sus
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reiteradas notasxxxiii solicitando una explicación cuando es dejado cesante en 1953xxxiv,
por iniciativa de Carlos Aguilar, golpe fatal para un hombre de su dedicación. Aunque
continuara con sus Cursos en su casa y en el Círculo de la Prensa, esta medida privó a
nuestra Universidad de una personalidad excepcional. Su reincorporación - mejor dicho
la Resolución por la que se disponía su reintegración en Sociología, -Cátedra que ni
siquiera era la suyaxxxv debido a la única partida existente-, llegó demasiado tarde e,
sa afectividad que ilumina y explica - amén de su estilo estupendo- la
sonancia de sus libros en lectores de todos los tiempos". ¿No merecen ser aplicadas a
propia obra?
irónicamente, de la mano de un gobierno militar que derribaba a un régimen
constitucional, el de Perón, pero desnaturalizado por el autoritarismo y la arbitrariedad.
...En este 2004 en que la Universidad conmemora sus 90 años, significativamente, el
siete de noviembre Roger Labrousse habría cumplido 96 años. Aunque no hemos sido
sus discípulas, recibimos la riqueza de sus estudios y enseñanzas a través de María
Victoria Dappe, Matilde R. de Avellaneda, María Elena Vela e indirectamente de María
Eugenia Valentié. Este trabajo es también un homenaje y un agradecimiento. Quizás no
nos hemos liberado de las emociones. Penetrar en una vida intelectual y en una vida a
secas, no es igual a introducirse en una laboratorio. El positivismo fue superado.
Creemos que "objetividad" y "vida" como decían Marc Bloch y Lucien Febvre no están
reñidas entre sí y menos aun la vida en su múltiple dimensión, con la Historia. Todavía
hoy escuchamos el eco de las propias palabras de Labrousse quien, al referirse a la obra
de Rousseau decía en alusión al sentimiento y al vínculo espiritual entre los escritos del
autor ginebrino y el lector:" "[...], ni aun sus obras más abstractas pueden entenderse sin
tener en cuenta e
re
su
13
Título: Acerca de la cultura política. Roger Labrousse y sus estudios sobre la
emocracia.
gerente obra del pensador francés para detenernos en
d
En un trabajo anterior6, pudimos indagar acerca de los aportes de Roger Labrousse a la
Historiografía, acotados en esa oportunidad a la temática específica del totalitarismo. En
el presente estudio, impulsados por el vacío historiográfico existente dentro de la
Universidad Nacional de Tucumán de investigaciones realizadas desde la óptica de la
cultura política, volvemos a la su
sus análisis sobre la democracia.
Un paso previo a modo de comprometernos en un lenguaje común, será el de
esclarecer el concepto de cultura política. Noción amplia y heterogénea dada la
vastedad de temas que abarca, alude tanto a conocimientos, creencias, sentimientos,
predisposiciones y actitudes individuales ante la política (dimensión psicológica) como
a los imaginarios, las mentalidades, las representaciones sociales que los diferentes
grupos conforman acerca de la realidad, de la "cultura", de la vida política en sentido
general. Como vemos, al introducir el nivel de la cultura pretendemos superar
posiciones positivistas y descriptivas en aras de elementos subjetivos, profundos y
complejos de lo político. Este diálogo entre la cultura y la política torna más visible lo
que de otro modo resulta puramente retórico: la política en su dimensión antropológica,
vital, al igual que uno de sus grandes temas, la democracia. Ubicada en una encrucijada
multi e interdisciplinaria, la cultura política puede ser encarada desde la sociología de la
educación, en relación con la identidad, a través de la simbología del poder por citar
algunas miradas. No obstante, lo que subyace siempre es la preocupación por la
6 Casali de Babot, Judith, et al,"Roger Labrousse, sus aportes historiográficos en el campo de la Filosofía Política" en prensa en Actas del I Congreso de la Universidad Nacional de Tucumán, octubre de 2004
14
labilidad de la democracia y los peligros siempre al acecho de los autoritarismos y
totalitarismos.
Creemos que ésta fue también la preocupación de Roger Labrousse (1908-1953),
desde el momento en que deja Francia a comienzos de la Segunda Guerra Mundial
(1939) a los treinta años, para partir a México, luego a Argentina y - previo paso por
Córdoba- a Tucumán donde se inserta en la joven y brillante Facultad de Filosofía y
Letras de la década del '407. Sin la intención de reiterar lo expuesto en un trabajo
anterior, es necesario sin embargo insistir - dada la elección de nuestro tema- en algunos
rasgos de su personalidad y su formación: docente y pensador de amplia cultura, de
desbordante actividad8, de espíritu innovador (su influencia fue decisiva en la
renovación de los planes de estudio y en la fuerte presencia que cobran las disciplinas
en el área de la Historia general) y de trayectoria democrática y pacifista. Dada su sólida
preparación en Filosofía Política e Historia de las Ideas9, y su incursión en Historia
Antigua, en temas religiosos etc.(los títulos de sus numerosas obras y un análisis en
profundidad de las mismas así lo demuestran), Ese eje lo inspira y modula
históricamente, (la expresión se encuentra en su vocabulario y enfoques) aunque la
historiografía sobre la cultura política aparece recién en la década del '60 y en América
Latina a partir del '80 del siglo XX. Su amplia preparación cultural, - ya señalada- su
convicción del necesario contacto entre las ciencias, su posición contraria al
etnocentrismo10, así lo atestiguan, mientras que la experiencia de los Totalitarismos
europeos, lo encaminan hacia una concepción "cívica" y estricta de cultura política: en
7 Entre los intelectuales de esa época de oro de nuestra facultad, podemos citar a Manuel García Morente, Rodolfo Mondolfo, Renato Treves, Benvenuto Terracini, Elsa Tabernig, Jackques Rush, - pensadores que llegaron a nuestra provincia en su mayoría presionados por los conflictos europeos- Y entre los argentinos, a Risieri y Silvio Frondizi ( a quien reemplazaráLabrousse), Eugenio Pucciarelli, Juan Adolfo Vázquez - asesor junto con Emilio Carilla, de la Revista Historia de las Ideas dirigida por Labrousse-, Guido Parpagnoli, Lizondo Borda, Emilio Estiú, María Elena Saleme, quien colabora como alumna en traducciones de textos analizados por nuestro autor así como María A. Berho. 8 Al respecto, María Eugenia Valentié lo recuerda como un hombre de sorprendente capacidad de trabajo, capacidad plasmada en su Legajo que denota una continua e importante actividad. Necesidades y circunstancias lo llevaron a asumir y a cubrir diferentes Cátedras y disciplinas, a dictar sus famosos Cursos monográficos de los que saldría luego su producción escrita. 9 Licenciado en Letras a los veinte años en la Universidad de Sorbona, París, Diplomado con honores (primer premio) de la Escuela Libre de Ciencias Políticas sección general de esa Casa, Doctor en Derecho de la Universidad de París en 1937 con la tesis Essai sur la philosophie politique de l'ancienne Espagne . Politique de la raison et politique de la foi (Ensayo sobre la filosofía política de España antigua: política de la razón y política de la fe) publicada en París en 1938. 10 Temas analizados en el trabajo de Casali, Judith et al op cit.)
15
esta línea están sus análisis acerca de los derechos, el liberalismo, la fragilidad de la
e Estado común,
interesante la lectura de un autor de nuestros días, Philippe Braud, quien en su libro El
democracia.
II. Labrousse y el abordaje de la democracia
El autor despliega su argumentación de la siguiente manera: junto al principio de que
los hombres permanecen libres e iguales, está el de la defensa irrenunciable a la
propiedad como derecho natural e individual ('89-'91); además identifica la asunción de
esos mismos derechos naturales en el '93 junto a una concepción d
espiritual, de un todo donde se funde el ciudadano con el Estado en una especie de
democracia ideal, utópica y total. Es el "totalitarismo filosófico", no político, ya
desarrollado en Del mago al burócrata 11y en nuestro trabajo anterior.
Labrousse, sólido en cultura política, aborda - en pro de una mayor dilucidación- el caso
de EEUU, para lo cual apela a las ideas de Tocqueville en la obra La democracia en
América. El ejemplo resulta esclarecedor porque la lectura que realicemos de la idea de
este último sobre la democracia depende de la significación que este autor confiere a la
palabra en cada momento: en el caso de la República norteamericana, Tocqueville
analiza, en realidad, un demoliberalismo que excluye los gérmenes totalitarios, aunque
la crítica de Labrousse señale los elementos "patológicos" de dicha democracia
subestimados por Tocqueville. No obstante, opinamos que este autor posee otra
percepción negativa de la democracia: descubre en ella una fuerza irresistible y oscura
que conduce a pensar y obrar en común de modo excluyente. En este sentido, no son
totales las libertades de prensa y expresión al punto de que el disconforme se vuelve un
paria, un hombre ajeno a la comunidad por lo menos ante el control social. Pero la
imagen final de Tocqueville sobre dicho régimen de EEUU es la de una "democracia
amable" en palabras de Labrousse y no de " cara austera y de puño cerrado" como serán
los intentos franceses. En la convicción de que Tocqueville "extrae el concepto de
democracia de su experiencia norteamericana y de ninguna otra"12 Labrousse no cita en
este trabajo la importante obra del pensador francés sobre 1848, experiencia histórica
que a él le tocó vivir a raíz de la cual pudo comprobar la presencia viva y violenta de la
multitud y de la que extrajo reflexiones lúcidas y proféticas respecto de la democracia,
mucho más desencantadas que las de su visión de 1835. En este sentido resulta
11 Labrousse, Roger, ( ) Del mago al burócrata, Tucumán, 12 Labrousse, R, El perfil de la democracia moderna, op.cit, p.15
16
jardín de las delicias democráticas13, nos da una imagen plena de matices respecto de
las virtudes y prácticas de la democracia contemporánea y el peso que ejercen las
fica de la democracia: la cuestión de la representatividad y el número, la
actitudes emocionales de la sociedad, es decir, la democracia no es sólo una cuestión de
valores, es también un serio asunto donde intervienen las pasiones de los hombres
Pero en las fuentes que estamos analizando, si bien se detiene en las ideologías, para
comprender mejor la democracia realiza una comparación con el liberalismo
atravesando todos los temas esenciales de la filosofía política moderna: la soberanía, los
derechos naturales y su relación con el pensamiento antiguo, la tensión entre Estado y
sociedad hasta llegar a la voluntad general14. A partir de aquí encara la problemática
especí
demagogia, la tensión entre igualdad y libertad, la identificación de la política con la
ética.
Con respecto a la representatividad, idea proveniente del liberalismo que se
introduce para frenar el poder del número, Labrousse la considera un avance entre la
libertad de los antiguos y la libertad de los modernos:15 "[...] el sistema representativo
ha limitado los defectos inherentes al gobierno inmediato del pueblo por el pueblo
mismo. Cuando se pasa de la democracia directa a la indirecta, las críticas de los
filósofos pierden gran parte de su fuerza. Pero sin embargo subsiste algo en este
régimen que nos permite comprender (aunque no necesariamente compartir) el
estremecimiento de tantos antepasados nuestros frente al poder del número. Porque no
hay nada en la naturaleza íntima del 'Demos' que compense su tendencia a ser una
'Leviathán'" [...] Y prosigue: "Podemos acaso imaginar una instancia, al menos
temporal, que sea más alta que la voluntad popular? ¿Podemos concebir una presión
moral más formidable que la que ejerce la conciencia colectiva sobre los individuos que
participan en ella? Las democracias vigorosas no tardan en imprimir en todas sus
decisiones un sello casi religioso que no deja de cohibir hasta sus mismos enemigos;
identifican la Política con la Ética"16 A través de esta interpretación, comienzan a
vislumbrarse los rasgos metafísicos de la democracia, la importancia de la Idea
omnipresente en este sistema, motor del Estado, de la sociedad - de quien emana y a
quien se dirige- y de la acción política. De esta noción supra sensible, emana el drama
de la democracia, "la fuente de su eventual perversión", porque, nos preguntamos
13 Braud, Philippe, (1993) El jardín de las delicias democráticas, Buenos Aires, FCE 14 Véase el apartado III, "Rousseau y la ciudad neo-clásica" en Labrousse, R, Ensayo sobre el jacobinismo, op. cit pp. 47-60 15 El autor de esta expresión es Carlos Strasser, docente además de FLACSO y autor de varios libros sobre la democracia como Democracia III, La última democracia, Buenos Aires, Edit. Sudamericana de San Andrés, de 1995. Este libro ofrece un análisis claro y realista sobre nuestro tema. 16 Labrousse, Roger, El perfil de la democracia moderna, op. cit. p. 28
17
¿quién debe encarnar la Idea?. ¿la totalidad del pueblo? imposible en una democracia
moderna. ¿ debe estar en manos de unos pocos virtuosos? El liberalismo seleccionaba a
estos hombres por el dinero o/y el talento, por el sufragio indirecto, por la existencia de
dos Cámaras, por la confianza puesta en el representante. "Notables" y representación
pluralista. resultan, en síntesis, dos consecuencias importantes de la estructura y los
principios del régimen liberal. Por el contrario, la democracia antepone el sufragio
universal, el mandato imperativo, y por lo tanto un repudio a la autonomía del
representante. Admitido a desgano el sistema representativo, se opone a la
intermediación de dos Cámaras y se atiene a la exigencia de una sola asamblea, mucho
más "controlable" por el pueblo ¿Y qué ocurre en esta difícil relación entre la masa y el
más "virtuoso" para gobernar? Rousseau, según nuestro autor, responde con la imagen
del militante formado en las lides políticas, porque el centro de la vida se desplaza hacia
la política. Esto podía ocurrir en el siglo XVIII, pero ¿qué pasa en las democracias
modernas donde el ciudadano puede ser indiferente, incapaz etc., se interroga
Labrousse? Porque puede ocurrir (suele) que el representante provenga del militante
privado puesto al servicio de una desenfrenada voluntad de
pero luego se convierta en un demagogo y hasta en un notable. Aquí se descubre la
imposibilidad de poner en práctica el esquema de democracia radical rousseauniano.
Dice Labrousse al respecto: "Es preciso agrupar a los partidarios de la Idea, reunirlos
en torno a un centro común que defina los programas y concierte los movimientos"17 o
sea el partido. Esta concepción, del partido como escuela doctrinaria y cultural, tan
discutida en la Revolución Francesa por temor (a semejanza del pensamiento antiguo) a
las facciones, es recogida por los partidos de masas contemporáneos, en especial por el
socialismo aunque no ignoramos su efecto en los grupos de extrema derecha. Cuando
Labrousse escribe, aun el partido político jugaba un rol tan importante que ser excluido
de él, "era como recibir la excomunión". Hoy sabemos lo que significan los partidos
políticos y la frecuencia de transacciones y traspasos de un partido a otro según los
intereses y el nepotismo; como Labrousse ya lo intuye, cuando el partido llega a ser un
fin en sí mismo. " Entonces el partido democrático [cuando se desnaturaliza] intérprete
exclusivo de la verdad por derecho propio, se vuelve contra la democracia y se
constituye en un ejército
poder. Acaba [por] jerarquizarse, concentrando en la personalidad del jefe [...] el don de
manifestar la idea [...] "18
17 Labrousse, Roger, El perfil de la democracia moderna, op.cit.p.45 18 Labrousse, Roger, Ibídem,pp 46-47
18
Para los que estamos en la línea de la cultura política, el elemento de comparación
más importante por parte del autor francés entre democracia y liberalismo, es el aspecto
cultural y el de las mentalidades. La cultura de una sociedad liberal así como su
economía, tiene que desarrollarse al margen y libre " de cualquier ortodoxia oficial" lo
que facilita el surgimiento de diferentes y disidentes. Esto se observa más claramente
aun en el arte y en la ciencia, de modo que la cultura "no puede subsistir en un clima de
intervención, cualquiera que sea"19 Se trata del individualismo que también se refleja en
la concepción liberal de ciudadano o de intelectual: en la Universidad, esta libertad se
expresa en la libertad de Cátedra, por ejemplo. Pero Labrousse se pregunta si una
estructura de este tipo, no conduce a una sociedad elitista. Según él, esa separación que
se produce insensiblemente entre un mundo ilustrado, una aristocracia intelectual y la
cultura popular, que termina fracturando la sociedad en dos, es contraproducente: "Una
cultura no puede durar si no echa sus raíces en la conciencia popular"20 Pero aclara
inmediatamente que el problema no se refiere a la selección de los notables de la
cultura, sino a la índole misma de los productos culturales. "Una cultura viva tiende a
expandirse en la masa, aspira a impregnar la totalidad del medio social y[...]cuando no
lo hace, revela sus defectos. Este es uno de los límites fuertes que el liberalismo opone a
la cultura, no en cuanto al clima de estudio y creación sino en cuanto a lo que produce.
Con respecto a la relación entre cultura y democracia, nuestro autor parte
nuevamente de la democracia antigua, de la ciudad estado en que un ethos, una serie de
valores debían inculcarse en el todo y para todos los ciudadanos. Luego analiza el caso
del cristianismo y de la impronta que esta religión deja en la cultura occidental
otorgándole un elemento común , cultural, de unidad. Pero según nuestro análsis, nos
detendremos en la democracia moderna ¿Qué toma ésta del mundo antiguo? El
principio de que una Idea rectora de la comunidad debe imprimir sus principios
culturales; del mundo medieval, pensaríamos que son los elementos esenciales de una
religión universalista cristiana. Pero ya en el mundo moderno, ésta se ha fracturado de
modo que resulta difícil que resulte una respuesta adecuada. "Lo que la democracia
pide a la cultura medieval, dice en forma muy original Labrousse y sorprendiéndonos
con su reflexión, es el modelo de un ambiente cálido, afectivo, (la cursiva es nuestra)
cargado de grandes esperanzas populares que no pueden dejar indiferente a nadie"21 Por
supuesto que la democracia moderna adopta este aporte pero para un mundo terreno,
19 Labrousse, Ibídem, p.65 20 Labrousse, Roger, Ibídem, p. 69 21 Labrousse, Roger, op.cit. pp. 72-73
19
temporal y no trascendente; por eso busca religiones sociológicas y políticas como
sustituto del cristianismo: las grandes ideologías colectivas del mundo contemporáneo.
En consecuencia, a una cultura unitaria cuyos valores se refieren todos a un centro
político común que es la Idea, corresponde una pedagogía muy diferente de la del
individualismo. En este sentido, la educación es un arma primordial: mientras en el
liberalismo éste debía tender al desarrollo libre de las facultades individuales naturales,
en la educación democrática se debe crear una nueva naturaleza, artificial, para
"construir" el perfecto ciudadano. Por supuesto, esta tarea corresponde al Estado,
encarnación de la Idea. "El maestro se convierte en un verdadero sacerdote público, sus
lecciones esculpen la Idea en el alma infantil y adolescente, forjan la unión del cuerpo
vulgar y apoyar la Idea. La cultura no se concibe sin la posibilidad de
ficarlo [y controlarlo] todo"23. Se pierde la espontaneidad con el que nace
social y prepara la completa asimilación por las sensibilidades y las inteligencias de un
cultura definida, homogénea y totalitaria"22. Los que investigamos sobre la construcción
de los mitos políticos contemporáneos, vemos en este proceso el instrumento perfecto
para construir un régimen totalitario y un führer.
Podemos decir entonces que, la cultura y la economía obedecen a un plan. A partir
de aquí todo se invierte con respecto al liberalismo: ciencia, arte, literatura deben
contribuir a di
extenderse a los social, a las masas. Puede transmitir la Idea pero ¿y sus propias ideas?
Labrousse señala que este debate no despierta un gran interés porque estamos ante
posiciones antitéticas: individualismo versus colectivismo, espíritu de herejía frente al
de ortodoxia.
En rechazo de los planteos maniqueos el autor vuelve a lo más prolífico de una
investigación histórica, las dudas acerca de la concepción democrática de raíz
totalitaria, lo que nos lleva a coincidir plenamente en un concepto fundamental y que
la experiencia histórica ha demostrado como incuestionable: "un ambiente de terror
esteriliza a los espíritus o los envilece. En una palabra, la burocratización de la cultura
es un paso contraproducente que sin embargo es difícil de evitar en una régimen que
aspira a plani
el espíritu democrático. Si todos, artistas, científicos, intelectuales se pliegan a lo uno,
entonces el totalitarismo no tiene trabas De lo contrario se produce la presión, la
rectificación y la acción policíaca desnaturalizando la calidad espiritual de la
democracia.
22Labrousse, R., El perfil de la democracia moderna op.cit. p.74 y Ensayo sobre el Jacobinismo op.cit, apartado IV pp 62-78 23 Labrousse, R.,Ibídem, p.76
20
Ante ese planteo antitético, Labrousse opta por el demoliberalismo, es decir un
régimen liberal con las rectificaciones sociales de la democracia, donde pueden
convivir la libertad con la justicia, las estructuras pluralistas junto con su
democratización y planificación Por eso rechaza la identificación simplista de
demoliberalismo con capitalismo, para él es mucho más que eso. Sostiene el autor que
demoliberales son todos los sistemas políticos que corrigen su tendencia liberal por
medio de una dosis variable de espíritu democrático Esta dosis ha de ser compatible con
el mantenimiento de los derechos de las minorías en el campo de la libre expresión y en
el de la libre representación Quizás el punto más álgido entre estos dos sistemas en
tensión, sea el de la libertad económica, porque mientras el demoliberalismo sostiene la
nacionalización de ciertas industrias, la planificación de la economía, y reconoce las
emás libertades, el liberalismo no acepta la injerencia del Estado. Son dos visiones
del hombre: por un lado, los liberales parten de la idea de la
ropiedad como derecho natural del cual emanan los demás; por otro, los demócratas
una interpretación - nada fácil- del sutil análisis que
a situación puede surgir de
d
diferentes de la libertad
p
piensan que los derechos más sagrados son los de protección del ciudadano, de su
participación en la vida pública, de seguridad social y de su desarrollo cultural.
A modo de Conclusión
En este trabajo hemos intentado
Roger Labrousse nos ofrece sobre la democracia, desde sus raíces hasta su fragilidad y
peligros en el mundo contemporáneo cuando el sistema político que admiramos y bajo
el cual aspiramos a vivir, se convierte primero en demototalitarismo filosófico para
convertirse luego - según las circunstancias y la cultura política de los ciudadanos, en
totalitarismo político y policíaco.
Labrousse también aborda en sus obras - pero no lo hemos considerado aquí- las
condiciones en que una democracia puede pasar rápidamente a dicho totalitarismo, es
decir, cuando de sistema filosófico se convierte en un sistema de terror. Situación que se
da específicamente en sociedades inseguras, que han recorrido rápidamente de un
estadio agrario a un proceso acelerado de industrialización; proceso traumático que
deja en el camino a grupos sociales desamparados, proclives al canto de sirena de voces
autoritarias o dictatoriales. Sabemos igualmente que dich
una historia autoritaria o de una fractura en la sociedad - como los mitos políticos- tal el
caso del nazismo en Alemania luego del Diktat de Versalles. Hoy la amenaza proviene
del neoliberalismo, ideología y praxis cuyos efectos son la desocupación, el paro, la
21
inseguridad laboral, los contratos a término que dejan a la sociedad sin asideros,
vulnerable también a los llamados de la extrema derecha.
Creemos que nuestra labor no sólo debe afrontar una investigación histórica, también
nos debe guiar para que, como decimos en la Introducción, nuestra Casa cumpla los
bjetivos de 1914 por los que fue creada, llevar a cabo una pedagogía social : educar
ara la libertad pero un marco de justicia, formar en una cultura política democrática.
sa fue la posición de Roger Labrousse cuando alude a su inclinación por el
emoliberalismo con los correctivos de la justicia y señala en qué medida el terror y el
talitarismo pueden destruir al hombre y con él, la ciencia, el arte y la cultura.
Yerba Buena
abrousse, Roger, (1946) Ensayo sobre el jacobinismo, Cuadernos de Historia III
ltad de Filosofía y Letras, UNT.
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enos Aires, FCE
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22
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os todas las obras de Roger Labrousse, así
o hemos creído necesario volver sobre esas fuentes ya que en esta
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S
En nuestro trabajo anterior (ver supra) citam
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31
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.159.
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oger, Introducción a la Filosofía Política, Op.Cit. p. 292
ii Ibídem, Pp. 20 y 21 iii Ibídem p. 25 iv Ibídem p. 29 v Ibídem p.vi Ibídem,. p. 48 vii Ibídem viii Ibídix Tannenbaum, Edward, LaAlianza, 1975 x Labrousse, R., Op.Cit.p. 51 xi Ibídem,p.55 xii Ibídem,p.57 xiii Ibídem xiv Citamos entre otros, "Los laberintos de la historia: el mito político" en Revista de Investigaciones del Departamento de Investigaciones Investigando en Piscología, N| 4, Año 4, Tucumán, Fa2002 xv Labrousse, Op.xvi Finchelstein, Federico, (Edit.), Los Alemanes, el Holocausto y la Goldhagen, Buenoxvii Labrousse, Op.Cit pxviii Lxix Labrousse, Rogexx Para el autor la idea es el "conjunto de los principios motores que dan al régimen su fisonomíaSe trata "no tanto de una xxi Labrousse, Op. Cit. pxxii Ibídem p. 18 xxiii Labroussxxiv Ibídem, p.80. xxv Ibídem Pp.83 y 84. xxvi xxvii Ibídem, p.161. xxviii Labrousse, Roger, (1952),Introduccixx
xx
xxxi Labrousse, Rxxxii Ibídem.
23
de la Fac. de Fil. y Letras Diego Pro: 25 de febrero de 1953 y al
poración. Legajo ..., Decreto Nacional N° 2040, 4 de febrero de 1953
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e de la raison et politique de
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Historia de las
a Gandhi en Notas y Estudios de Filosofía, Vl. II, Núm. 11, Julio-Septiembre San ucumán omentario crítico" a la obra de Couchoud, Paul-Louis, Le Dieu Jésus, en Notas y Estudios de
tiembre, San Miguel de Tucumán Buenos Aires, Raigal..-
bra póstuma)Buenos Aires, Hachette. áginas, Madrid,
4) (?)"Introducción, traducción y notas" de la obra San Anselmo, la razón y la fe dato extraído de ltad de Filosofía y
Estado en 1789 as de Rousseau
iva de género" en (1998) Temas de mujeres. Perspectivas de género, Tucumán, CEHIM. Facultad de Filosofía y Letras.UNT
xxxiii Legajo..., notas enviada al DecanoDelegado Interventor Horacio G. Rava, del 4 de noviembre de 1955 (ya producida la Revolución Libertadora) solicitando su reincor
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xxxv Legajo .: Expediente 18 Corpus
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lianza . A(1Dappe, María Victoria, en Nader, Raúl, (Comp.) (1999)Voces de la memoria, FacuLetras, UNT Inéditos (1) La teoría del(2) Obras polític(3) Ensayo sobre el pensamiento de Jovellanos (4) Relaciones entre Oriente y Occidente, escrita sólo la Introducción y la primera parte
Ésta es una parte de la producción histórica, filosófica, y filosófico-política del autor. No hemos podido acceder a sus colaboraciones en la Revista Esprit probablemente escritas antes de su venida a la Argentina. Agradecemos también en este aspecto a María Victoria Dappe y a María Eugenia Valentié por habernos facilitado información y algunas obras y artículos
Bibliografía
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24
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