Un texto inédito de Lorca para guiñol

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Un texto inédito de Lorca para guiñol: "Cristobical" Author(s): Piero Menarini Source: Anales de la literatura española contemporánea, Vol. 11, No. 1/2, Special Issue in Honor of Federico Garcia Lorca (1986), pp. 13-37 Published by: Society of Spanish & Spanish-American Studies Stable URL: http://www.jstor.org/stable/27741743 . Accessed: 04/05/2014 00:33 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at . http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp . JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. . Society of Spanish & Spanish-American Studies is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Anales de la literatura española contemporánea. http://www.jstor.org This content downloaded from 200.52.254.249 on Sun, 4 May 2014 00:33:43 AM All use subject to JSTOR Terms and Conditions

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Un texto inédito de Lorca para guiñol: "Cristobical"Author: Piero MenariniSource: Anales de la literatura española contemporánea

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  • Un texto indito de Lorca para guiol: "Cristobical"Author(s): Piero MenariniSource: Anales de la literatura espaola contempornea, Vol. 11, No. 1/2, Special Issue in Honorof Federico Garcia Lorca (1986), pp. 13-37Published by: Society of Spanish & Spanish-American StudiesStable URL: http://www.jstor.org/stable/27741743 .Accessed: 04/05/2014 00:33

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  • UN TEXTO IN?DITO DE LORCA PARA GUI?OL: CRISTOBICAL

    PIERO MENARINI Universidad de Bolonia, Italia

    El inter?s activo de Lorca para el teatro de gui?ol se est? revelando, como ya sospechaba,1 todo menos marginal dentro de su tan vasta cuanto

    poli?drica producci?n. A los dos textos conocidos ya desde hace tiempo? la Tragicomedia de Don Crist?bal y la se?a Rosita y el Retablillo de Don Crist?bal?, al Di?logo del poeta y Don Crist?bal y a los numerosos pro yectos deducibles del epistolario de los a?os 1921-1923, se han a?adido re cientemente nuevos documentos, como la publicaci?n de una copia meca

    nografiada de La ni?a que riega la albahaca y el pr?ncipe pregunt?n,2 y el

    hallazgo de la versi?n manuscrita aut?grafa del Retablillo para la adapta ci?n realizada en Buenos Aires en 1934.3 Esta ?ltima demuestra como la vi

    si?n lorquiana de los mu?ecos se ha modificado en los a?os treinta y ha su

    frido una evoluci?n en un sentido m?s ?gui?olesco?. Por lo que se refiere a La ni?a que riega la albahaca, aun reconociendo

    que el texto reproducido en la copia mecanografiada est? plagado de erro

    res y debe de haber sufrido no pocas alteraciones, no cabe duda de que se

    trata fundamentalmente de una obra lorquiana, a pesar de algunas incon

    gruencias que resultan de la comparaci?n con la reconstrucci?n hecha por el hermano del poeta, Francisco, con la ayuda de su hermana Concha.4

    Adem?s se puede a?adir que esta puesta en escena de un cuento de ni

    ?os, realizada, como se sabe, el d?a de Reyes de 1923, no fue fruto de una

    decisi?n extempor?nea y ocasional sino, m?s bien, una de las metas de un

    proyecto iniciado desde hace tiempo y largamente meditado. Lo demues

    tra, por ejemplo, el hecho de que ya desde el 1 de Enero de 1922, en carta a

    Salazar, Lorca escribe que Falla?entusiasmado por la idea de crear un

    ?teatro de cachiporra???se compromete a hacer m?sica [...] para otras

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  • 14 ALEC, 11 (1986)

    cosas, y asegura que Don Igor y Ravel har?an inmediatamente cosas?.

    Strawinsky y Ravel son precisamente dos de los compositores cuyas m?si

    cas acompa?ar?n, exactamente un a?o m?s tarde, la escenificaci?n fami

    liar.

    Igualmente es imposible no notar que en carta a Fern?ndez Almagro de finales de julio o primeros de agosto de 1921, despu?s de haber aludido al ?asunto precioso con Falla? (es decir, al proyecto de hacer revivir los ?t?

    teres de cachiporra?), Lorca a?ade: ?Bordar y bordar..., zapatero, tero, te

    ro, ?y nada!?.6 Al poseer ahora el texto de La ni?a que riega la albahaca,

    sabemos que tal afirmaci?n es parcialmente parafraseada en los versos si

    guientes:

    ?Ehhh! Zapatero, tero, tero,

    ?clava la lezna en el agujero!

    que ser?n retomados, con una leve variante (clava/mete), en la Tragicome dia (Cuadro quinto).

    Sin embargo, los nuevos textos y datos que se han ido acumulando

    hasta hoy no han agotado las sorpresas que nos reserva la incansable ac

    tividad del poeta. En el Archivo de los herederos de Garc?a Lorca se conser va, en efecto, un fragmento de una ?Burla? titulada Cristobical, escrita ex

    presamente para gui?ol e interrumpida al final del segundo cuadro.7

    Se trata de 7 hojas manuscritas de cm. 16.2 x 21.7, escritas a tinta y nu

    meradas de [1] a 4 (escenas I y II) y de 1 a 3 (?Intermedio?). Como se apre cia en la reproducci?n facsimilar, en el centro de la hoja [1] hay un precioso bosquejo de Lorca que representa el teatrillo con el fondo y los laterales. A pesar de los numerosos lapsus calami diseminados en el primer estadio de la

    redacci?n?evidentemente escrita deprisa y casi de una tirada?, los dos

    cuadros parecen en s? mismos completos, y las abundantes tachaduras y va

    riantes revelan que Lorca los ha elaborado y revisado con cuidado.

    Desgraciadamente el manuscrito no est? fechado. Sin embargo, consi

    derando diversos indicios internos y externos al texto, no es imposible re

    montarse a la ?poca de su redacci?n, si bien con la necesaria flexibilidad.

    En efecto, se constata a partir del epistolario que el inter?s de Lorca por los

    mu?ecos tiene un primer per?odo de m?xima concentraci?n y entusiasmo

    desde agosto de 1921 (carta a Salazar) hasta finales de julio de 1923 (carta a Ciria y Escalante), extensible a enero-febrero de 1924, es decir cuando el

    poeta quiere hacer representar la Tragicomedia, revisada, en el Teatro Esla

    va.8

    En estos dos a?os comunica, en varios momentos, a sus amigos el pro

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    yecto de dar vida a un teatro de ?T?teres espa?oles? con el cual viajar por Europa y Am?rica; intenta hacerlos part?cipes activos, poniendo por enme dio a Falla, encendiendo su entusiasmo, hablando del posible repertorio, tradicional y no, etc.9 Y es precisamente en estos dos a?os cuando compo ne la Tragicomedia?por lo menos la parte fechada y correspondiente a los

    actuales Cuadros primero, quinto y sexto?y La ni?a que riega la albahaca.

    El mismo Cristobical es, a mi entender, anterior por muy poco a la

    Tragicomedia: diversos elementos textuales y de otro orden contribuyen a

    sugerir tal hip?tesis. Por ejemplo, hasta enero de 1922 Lorca denomina re

    petidas veces a los mu?ecos, e incluso a los textos para gui?ol, Cristobital.

    Desde julio de 1922, por el contrario, sustituye definitivamente tal forma por la de Cristobical que, en efecto, adopta tambi?n en el t?tulo de nuestro manuscrito.

    Por otra parte, ciertas afinidades textuales inducen a considerar que esta farsa inacabada sea la primera en absoluto emprendida por Lorca para el teatro de cachiporra, r?pidamente abandonada a favor de la redacci?n de

    la Tragicomedia, en la cual confluyen algunos elementos, pero ya de una

    forma netamente m?s desarrollada. Veamos algunos ejemplos. Entre los personajes de Cristobical, tal como nos ha llegado, est?n

    Do?a Rosita, Don Crist?bal, Currito, un grupo de muchachas y otro de muchachos. En la Tragicomedia, adem?s de los dos personajes tradiciona

    les, encontramos de nuevo a Currito el del puerto, a las mozas, a los mozos

    (indicados en la acotaci?n como ?varios j?venes?) y a Cocoliche, cuyo nombre en Cristobical se repite en toda la hoja 2, tachado y luego sustitui do por el de Currito.

    Pero m?s importante para probar el posible paso de uno a otro texto, me parecen los siguientes casos:

    CRISTOBICAL LAS MUCHACHAS

    El rio Guadalquivir tiene una estrella escondida.

    Mi amante la va buscando

    el Guadalquivir arriba.

    (Hj. 3)

    DO?A ROSITA

    Por el aire

    TRAGICOMEDIA VARIOS J?VENES

    Mi amante siempre se ba?a

    en el r?o Guadalquivir, mi amante busca pa?uelos con la seda carmes?.

    (Cuadro segundo)

    ROSITA

    Por el aire van

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  • 16 ALEC, 11 (1986)

    van los suspiros los suspiros de mi amante,

    de mi amante. por el aire van,

    (Hj. 4) van por el aire. (Cuadro primero)

    Tambi?n es muy significativa la analog?a entre las dos descripciones de Crist?bal casi como un aut?mata. En Cristobical el irascible personaje bus

    ca a Don Le?ador-Coraz?n porque habiendo ?tirado [su] porra? y habi?n

    dose roto ?sta, ?l ahora se encuentra mal: ?apenas si puedo andar?. (La po rra es, por lo tanto, una parte casi anat?mica del mu?eco.) ?l desea que ese

    ?hombrecillo encorvado? que vive en el bosque ?le d? cuerda a [su] reloj?: Crist?bal, en efecto, tiene una ?rueda? que ?no funciona? y casi se ?queda

    parado?. Lo mismo ocurre en la Tragicomedia, donde tambi?n la p?rdida de la porra determina la rotura del mecanismo que mantiene vivo a Crist?

    bal:

    (La porra se le cae de la mano y se siente un gran estr?pito de mue

    lles.) ?Ay mi barriguita! ?Ay mi barriguita! ?Por vuestra culpa me he roto, me he muerto!

    (Cuadro sexto)

    Las analog?as son evidentes:

    CRISTOBICAL TRAGICOMEDIA

    he tirado mi porra ..

    se ha roto ...

    quedando parado ...

    rueda ... reloj ...

    .. La porra se le cae

    .. me he roto ...

    .. me he muerto ...

    .. muelles ...

    Quiero indicar finalmente que tambi?n el nombre Don Le?ador-Cora

    z?n se incluye parcialmente en el area sem?ntica de los nombres que apare cer?n en la Tragicomedia, como Espantanublos y Cansa-almas, si bien

    ?stos son ?apodos aplicados a personas de Fuente Vaqueros?.10 A partir de las comparaciones realizadas se advierte claramente no s?

    lo que entre los dos textos ?primitivos? para gui?ol existen afinidades tex

    tuales (y por tanto no meramente de g?nero), sino tambi?n que la Tragico media es posterior a Cristobical, como demuestra la evoluci?n de todos los

    elementos comunes. Tal evoluci?n?si bien rapid?sima seg?n la cronolog?a anteriormente establecida?se encuentra tambi?n en la estructura general

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  • PIERO MENARINI 17

    de las dos obras, al menos por lo que podemos deducir a partir del frag mento que poseemos (un acto y medio, quiz? dos).

    No cabe duda, en efecto, que si ya la Tragicomedia nos planteaba per

    plejidades sobre su adherencia dram?tica y ling??stica al teatro para gui?ol, a?n m?s perplejos nos deja este Cristobical, cuyo ?nico dato especifica mente gui?olesco es Crist?bal. El sabor popularizante de sus dos primeras

    escenas, por ejemplo, no es suficiente para introducirnos en ese ?mbito tea

    tral que es popular, s?, pero por su esencia y no por motivos ambientales

    (iconogr?ficos y escenogr?ficos) que corren el riesgo de resultar elementos exteriores.

    Concretamente, pienso en la acotaci?n que concluye la escena I y en la

    que abre la II:

    Van saliendo una a una las doce de la noche. Son mujeres vestidas de

    moar? negro a la manera de mediado del siglo pasado: polis?n, larga cola con volantes y un sombrerito cala??con barbuquejo. Llevan in

    mensos abanicos morados [...]. Ir?n abriendo lentamente los abani

    cos hasta colocarlos en forma de cola de pavo real sobre los poliso nes.

    Creo que cualquier titiritero, por muy equipado y h?bil que fuese, se echar?a las manos a la cabeza ante la idea de tener que realizar una escena

    del tipo: vestuario muy complejo, coreograf?a coordinada de los movimien

    tos del grupo en sincron?a con la m?sica, canto con voces solistas y coro,

    etc. Pero hay que advertir tambi?n que a ese titiritero no le quedar?an ma

    nos libres, puesto que, echadas las cuentas, ser?an necesarias por lo menos

    13 (en efecto est? tambi?n en la escena el Ciego con la guitarra): es decir, tantas como para ocupar contempor?neamente a 7 personas.

    Por otra parte, como demuestra la tachadura de la indicaci?n ?Acto

    segundo? que precede al segundo cuadro, esta escena no es m?s que la in

    troducci?n de un gui?n que ten?a que ser mucho m?s amplio. El comienzo

    verdadero de un texto para gui?ol es en realidad lo que Lorca denomina, al

    hacer la correcci?n, ?Intermedio?: es decir, el di?logo entre Crist?bal y

    Don Le?ador-Coraz?n.

    En efecto, ?ste nos introduce de forma m?s directa dentro de un reper

    torio para gui?ol, si bien profundamente renovado respecto a la tradici?n

    por la incidencia preponderante de la m?sica y el canto. Es decir, estamos

    en el ?mbito de lo que Lorca escribe a Falla en julio de 1922:

    Ya sabe V. la ilusi?n tan grande que tengo de hacer unos Cristobical

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  • 18 ALEC, 11 (1986)

    llenos de emoci?n andaluza y exquisito sentimiento popular. Creo

    que debemos hacer esto muy en serio: los t?teres de cachiporra se

    prestan a crear canciones original?simas. Hay que hacer [...] algunas otras farsas de nuestra invenci?n.11

    ?Parece la descripci?n de nuestro fragmento! En resumen, creo que se puede afirmar, en primer lugar, que Cristobi

    cal representa el primer ejemplo conocido de teatro para gui?ol de Lorca, referible por tanto a la primera fase lorquiana de este g?nero teatral

    ? la

    segunda est? constituida obviamente por el Retablillo (1931 y 1934) y por el Di?logo del poeta y Don Crist?bal (1934).

    En segundo lugar, as? como el Retablillo es, en un sentido amplio, una

    segunda versi?n de la Tragicomedia, Cristobical es una primera versi?n de

    la misma (al menos por lo que se puede deducir del fragmento de la ?burla?). El hecho de que Crist?bal insiste para que le den cuerda porque, dice, ?me caso ma?ana? y que, ya arreglado, exclame satisfecho: ??Qu? diantre! ?Nadie adivinar? nada!? (es decir, nadie se dar? cuenta de que es un mu?eco), nos lleva inevitablemente a las situaciones inicial y final de la Tragicomedia. Tambi?n all?, una vez acordado con el padre de Rosita el

    matrimonio, Cristobita decide fijar la boda para el d?a siguiente:

    De manera que ma?ana a la tarde quiero tener echadas las bendicio

    nes.

    (Cuadro segundo)

    Y tambi?n all?, originando una preciosa ficci?n esc?nica, Cocoliche y Rosita se dan cuenta de que Cristobita era un mu?eco s?lo cuando ?ste, ya

    muerto, empieza a deshacerse dejando ver los mecanismos internos (los ya recordados muelles). Cocoliche comenta, dirigi?ndose a la joven:

    Oye: ?no tiene sangre! [...] ?Mira lo que le sale por el ombliguillo! [...] ?Sabes una cosa? [...] ?Cristobita no era una persona!

    (Cuadro sexto)12

    Por todo lo dicho antes, pues, y por muchas razones m?s, la publica ci?n de este in?dito es imprescindible para el estudio de esa aut?ntica pa

    si?n/vocaci?n lorquiana, cuyo origen remonta a 1905 cuando su madre, Vicenta Lorca, le regal? un teatrico de t?teres.13

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  • PIERO MENARINI 19

    Plan del aparato cr?tico

    Se reproducen entre corchetes las tachaduras del Ms. (versos, l?neas,

    palabras o simplemente letras), precedidas del n?mero de la l?nea tipogr?fi ca a la que se refieren y de la ?ltima palabra del contexto no afectada por la

    correcci?n del autor. Ej.: soportales [emocional]. El n?mero de la l?nea entre corchetes, indica el lugar del texto paradig

    m?tico donde estaban previstos el verso o la l?nea tachados. Ej.: [49] [Mi amante].

    Dos palabras separadas de una raya oblicua indican respectivamente la

    redacci?n del Ms. y mi correcci?n. Ej.: hoy /hora. Entre par?ntesis van las conjeturas. Ej.: g(arbanzos). He limitado al m?nimo mi intervenci?n con respecto a la puntuaci?n,

    restableciendo unos cuantos puntos finales y a?adiendo comas s?lo cuando

    resultaban imprescindibles. Todo ello no se se?ala en el aparato, pero s? to

    da supresi?n o variaci?n de la puntuaci?n presente en el Ms.

    NOTAS

    1. Cf. mis estudios ?Il teatro per burattini di F.G.L.?, en Quadernidi Teatro (Fi

    renze), II, No. 8 (1980), 41-53, y ?Les deux versions de P 'idylle sauvage de don Cris

    tobal et de la se?a Rosita'?, en Europe (Paris), LVIII, No. 616-617 (Ao?t-Septem bre 1980), 83-95.

    2. Cf. el texto editado por primera vez en la revista T?tere (Madrid), No. 23 (ene ro 1982), y luego en Anales de la Literatura Espa?ola Contempor?nea, vol. 9,

    (1984), a cargo de Luis T. Gonz?lez-del-Valle (separata de la Society of Spanish and

    Spanish-American Studies, 1985). 3. El Ms., que es propiedad del Ayuntamiento de Granada, se publicar? pronto a

    cargo de Mario Hern?ndez.

    4. Francisco Garcia Lorca, Federico y su mundo (Madrid: Alianza Tres, 19812),

    pp. 269-275 (anteriormente publicado en el Suplemento literario de El Pa?s, [24 de

    diciembre de 19771, p. V). 5. F.G.L., Epistolario (Madrid: Alianza Editorial, 1983), I, p. 50, ed. de Christo

    pher Maurer.

    6. Epistolario, I, p. 44.

    7. Agradecemos a los herederos de Garc?a Lorca, y especialmente a Manuel Fer

    n?ndez Montesinos, la autorizaci?n para publicar por primera vez en esta revista el

    Ms. de Cristobical.

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  • 20 ALEC, 11 (1986)

    8. Cf. J. Mora Guarnido, F.G.L. y su mundo. Testimonio para una biograf?a

    (Buenos Aires: Losada, 1958), p. 148.

    9. V?anse, entre otras, las cartas a: Salazar, 2 de agosto de 1921; Fern?ndez

    Almagro, principio de agosto de 1921; Salazar, 1 de enero de 1922; Falla, julio de

    1922?; Fern?ndez Almagro, finales de diciembre de 1922; Falla, 2 de marzo de 1923;

    Ciria y Escalante, 30 de julio de 1923.

    10. Feo. Garc?a Lorca, ob. cit., p. 279.

    11. Epistolario, I, p. 56.

    12. En el Ms. de la Tragicomedia fechado 5 de agosto de 1922 se lee: ?Cristobita

    era un mu?eco?; la variante de la versi?n publicada en 1946 expresa la misma mara

    villa de Cocoliche, pero al rev?s, mediante una negaci?n: ??Cristobita no era una

    persona!? (Cf. Fco. Garc?a Lorca, ob. cit., p. 278). 13. Cf. I. Gibson, F.G.L. 1. De Fuente Vaqueros a Nueva York, 1898-1929 (Bar celona-Buenos Aires-M?xico: Ediciones Grijalbo, 1985), p. 54.

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  • PIERO MENARINI 21

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  • PIEROMENARINI 23

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  • 24 ALEC, 11 (1986)

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  • PIEROMENARINI 25

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  • 26 ALEC, 11 (1986)

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  • PIEROMENARINI 27

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  • 28 ALEC, 11 (1986)

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  • PIEROMENARINI 29

    CRISTOBICAL

    BURLA

    Escena I

    En el tel?n del fondo hay pintado un pueblo andaluz con soportales melanc?licos. Una gran monta?a color ocre intenso sirve de fondo, coronada por una azul negro en donde brillan estrellas de oro vivo. A

    5 derecha e izquierda dos palmas amarillas.

    [DIBUJO]

    Es la feria de la ma?ana de San Juan en un pueblo andaluz. Hay un grupo de muchachas esperando las doce de la noche para lavar su ca

    ra con el agua embrujada.

    UN VIEJO CON UNA GUITARRA (Canta.) 10 Flor amarilla,

    flor de todos los d?as.

    1 Escena I falta en Ms.: he a?adido esta indicaci?n por analog?a con Escena II de la hj. 4.

    2 andaluz [en miniatu(ra)] soportales [emocional]

    3 fondo. [mas]/fondo,

    4 negro./negro

    palmas amarillas

    5 dos [casitas blancas como garitas de perro]

    Es la feria 6 [Es el amanecer]

    7-8 esperando [ver la salida del sol y mirar como ?sta da vueltas en

    memoria de la rueda de Santa Cata(t)lina.]

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  • 30 ALEC, 11 (1986)

    EL LAZARILLO

    Sol, 15 caracol, caracol,

    clavellina.

    CURRITO (Con un traje azul y un sombrerito plano y capa. Canta.)

    Nos iremos

    una ma?anita

    20 en un p?talo tuyo, flor de todos los d?as.

    LAS MUCHACHAS

    ?Ay ma?ana de San Juan! 25 ?Ay ma?ana fr?a!

    LOS MUCHACHOS

    ?Ay ma?ana de mi amor

    camino de Sevilla!

    El lazarillo 13 [El]

    [17] [con un frac color g(arbanzo)]

    currito

    17 [Cocoliche.] (canta) [con un frac color garbanzo y las manos llenas de sortijas.]

    24 ?Ay!/?Ay

    25 ?Ay!/?Ay

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  • PIERO MENARINI 31

    CURRITO

    30 ?Cu?ndo abrir?s tu ventana, Do?a Rosita? ?Antes que estalle

    la flor amarilla?

    35 EL CIEGO DE LA GUITARRA

    ?Flor de todos los dias!

    EL LAZARILLO

    Sol, 40 caracol, caracol,

    clavellina.

    CURRITO

    Te lavar?s a las doce

    con un chorro de agua limpia. 45 ?Ay gotas las que se pierdan

    en tu camisa!

    LAS MUCHACHAS

    El rio Guadalquivir tiene una estrella escondida.

    50 Mi amante la va buscando el Guadalquivir arriba.

    curri(to) 29 [Cocoli(che)]

    31-[32] Cuando abrir?s//[tu ventana] tachado y desplazado al verso anterior.

    se pierdan 45 [resbalen] [48] [Mi amante]

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  • 32 ALEC, 11 (1986)

    LOS MUCHACHOS

    El Guadalquivir abajo.

    LAS MUCHACHAS

    55 El Guadalquivir arriba.

    UN T?O QUE TOCA LAS CARRA?ACAS

    A la carra?aca, ?aca, carra?aca de las ni?as

    sin amor y sin ventana.

    60 UN GITANO (Inm?vil.)

    ?Ay luna, luna, lunica!

    CURRITO

    ?Al agua clara, muchachas!

    LAS MUCHACHAS

    65 Agua cristalina, agua en que nace la flor

    de la canelita.

    (Van saliendo una a una las doce de la noche. Son mujeres vestidas

    de moar? negro a la manera de mediado del siglo pasado: polis?n, 70 larga cola con volantes y un sombrerito calo?? con barbuquejo. Lle

    van inmensos abanicos morados. Son morenas cobrizas.)

    58 car[a]ra?aca

    en 66 agua que [cria] nace

    68 doce la de [laJNoche /doce de la noche tachado el segundo la por equivocaci?n; sustituyo Noche con noche por analog?a con los dem?s

    casos.

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  • PIERO MENARINI 33

    Escena II

    Danza de las doce de la noche. Ir?n abriendo lentamente los abanicos hasta colocarlos en forma de

    75 cola de pavo real sobre los polisones.

    EL CIEGO DE LA GUITARRA

    El viajero se aparta de los olivares.

    Los candiles se apagan. 80 ?Ay coraz?n sin sangre!

    DO?A ROSITA (Dentro.)

    Por el aire,

    por el aire...

    EL CIEGO DE LA GUITARRA

    85 Quedan desiertas las cuatro esquinas que tiene C?diz. Se duerme el agua en Granada.

    ?Ay coraz?n sin sangre!

    DO?A ROSITA (Dentro.)

    90 Por el aire van los suspiros de mi amante.

    (Van saliendo las doce cerrando lentamente sus abanicos. Salen tam

    bi?n los dem?s personajes... menos CURRITO y el CIEGO.)

    cola de

    77-78 forma de pavo real sobre [sob]

    Do?a Rosita 81 [Una much(acha)]

    93 [sejlentamente

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  • 34 ALEC, 11 (1986)

    95 EL CIEGO DE LA GUITARRA

    ?Tirad un lim?n por alto!

    TODOS (Dentro.)

    Un lim?n...

    INTERMEDIO

    100 Bosque en primavera; las flores llegan a lo alto de los ?rboles. En el lado izquierdo hay una cabana como un coraz?n boca abajo; la habi ta Don Le?ador-Coraz?n. Es un hombrecillo encorvado, vestido de

    rojo, con la cabeza coronada de amapolas. Ante ?l arde una lumbre

    entre rosas. M?sica.

    105 VOCES LEJANAS

    El que invente un aparato

    para medir el amor

    ver? que muy pocos tienen coraz?n.

    110 DON LE?ADOR-CORAZ?N

    ?Tienen raz?n esas gentes sencillas! Hay hombres que tie

    [99] [Acto Segundo]

    100 alto do/alto de

    101 [enjcomo

    102 encorvado [con la ca(beza)]

    105 lejanas (/lejanas quito el par?ntesis, que adem?s no se cierra, por

    analog?a con los dem?s casos.

    111 Hay[po(cos)]

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  • PIERO MENARINI 35

    nen un ?rbol dentro, otros un ojo, otros tienen una boca. ?Nada m?s

    que una boca! ?Pero coraz?n! Jajaj?... ?Hay qui?n est? relleno de serr?n! ?Serr?n de corcho! Jajaj?.

    115 VOCES LEJANAS

    La tierra es un cruce de caminos,

    ?de caminos grises! La tierra es un cruce de caminos, el abeto lo dice.

    120 DON LE?ADOR-CORAZ?N

    ?Demasiado lo s?! Yo he debido incendiar mi cabana hace tiempo... Pero me dicen: ??Todav?a sirves! ?Todav?a sirves, viejecillo, siquiera

    limpias el bosque de plantas venenosas!

    VOCES LEJANAS

    125 Sol, caracol, caracol,

    ?sobre el pecho de mi amor! Luna, lunita, lunita,

    ?en los ojos de mi ni?a!

    112 ojo[s]

    113 [rajcoraz?n!

    est? relleno de ?hay qui?n [e(l)cha por la nariz] [?] serr?n

    121 ?De masiamo/ ?Demasiado caba?[e]a

    122 sirves!/sirves,

    123 [l]de

    128 mi mi/mi

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  • 36 ALEC, 11 (1986)

    DON LE?ADOR-CORAZ?N

    130 Me turban las ra?ces de los ?rboles y las lucecillas de la noche. Me turba la sinfon?a de los insectos y la vida de las corolas.

    CRIST?BAL (Por la derecha.)

    ?Caramba, apenas si puedo andar! ?Esto no puede seguir as?! ?Ay, si

    yo pudiera con ?ste! ?Caramba! (Cojeando.) ?Caramba!

    135 DON LE?ADOR-CORAZ?N

    A qu? vienes, hombre de la porra?

    CRIST?BAL

    Ya s? que no quieres mi plata ni mi oro, pero ?ya he tirado mi porra! Ha ?chas! y se ha roto.

    140 DON LE?ADOR-CORAZ?N

    ?Vete!

    CRIST?BAL

    Me caso ma?ana y me estoy quedando parado. Esta rueda sobre to

    do no funciona y me ha dicho mi director: ?Ves a que le d? cuerda a 145 tu reloj aquel hombre, ?sabes?? y he venido.

    130 ?[l]rboles

    130-131 Me turb[an]a l[as]a sinfon?a de los [ajinsectos y l[os]a ruidos] vida

    133 ?ay se/?Ay, si [lio] yo

    143 cas[a]o

    144 a

  • PIERO MENARINI 37

    DON LE?ADOR-CORAZ?N

    Ac?rcate por ?ltima vez, ?lo oyes?

    CRIST?BAL

    ?Por ?ltima vez!

    150 (El LE?ADOR le da cuerda.)

    VOCES LEJANAS

    El viento por el monte. El viento va por el mar, por el llano,

    155 por el cielo.

    CRIST?BAL

    ?Qu? bien estoy! (Irritado.) Pero aligera, ?ya es tarde! Se acerca la hora que tengo que vestirme. ?Adi?s! ?Qu? diantre! ?Nadie adivinar? nada! ?Caramba! ?Adi?s! ?Adi?s! (Se va.)

    160 (El LE?ADOR aviva su hoguera.)

    (M?sica.)

    147 oyes [?]

    157 alijera/aligera,

    158 hoy/hora [y?] qu?

    159 ?a[l]di?s!

    [161-162[ Voces El coraz?n est? entre el rio y el olivar.]

    163 (Mus?a)/(M?sica.)

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    Article Contentsp. 13p. 14p. 15p. 16p. 17p. 18p. 19p. 20p. 21p. 22p. 23p. 24p. 25p. 26p. 27p. 28p. 29p. 30p. 31p. 32p. 33p. 34p. 35p. 36p. 37

    Issue Table of ContentsAnales de la literatura espaola contempornea, Vol. 11, No. 1/2, Special Issue in Honor of Federico Garcia Lorca (1986), pp. 1-213Front MatterCarta de los Editores [pp. 11-12]Un texto indito de Lorca para guiol: "Cristobical" [pp. 13-37]Perspectivas Criticas"Lirio" and "azucena" in Lorca's Poetry and Drama [pp. 39-59]La "Oda a Salvador Dal": significacin y trascendencia en la vida y creacin de Lorca y Dal [pp. 61-78]Nueva indagacin en "Doa Rosita la soltera" [pp. 79-90]El lenguaje del silencio en el teatro de Garca Lorca [pp. 91-110]La esttica expresionista en "El pblico" de garca Lorca [pp. 111-127]The "Austere Abode": Lorca's La casa de Bernarda Alba" [pp. 129-141]Los paisajes del amor: iconos centrales en los "Sonetos" de Lorca [pp. 143-159]

    Lorca a lo vivo: teatro, cine, msicaGarca Lorca en la Espaa democrtica: la temporada teatral 1984-1985 [pp. 161-175]George Crumb's Lorca Settings [pp. 177-192]Lorca/Gades/Saura: Modes of Adaptation in "Bodas de sangre" [pp. 193-204]A Concept of Land: Jos Luis Gmez, Lorca, and Bodas de sangre" [pp. 205-213]

    Back Matter