Una astilla del mismo palo

Alberto Dearriba

La negativa a bajar su candidatura a jefe de Gobierno por parte de Martn Lousteau para evitarle el trmite del balotaje al macrismo, convirti a la segunda vuelta portea en una interna no deseada y riesgosa para la alianza Cambiemos, que rene a la UCR, el Pro y la Coalicin Cvica.

Lousteau defiende su derecho a participar en la segunda vuelta frente a las presiones de sus correligionarios para que deserte.Los radicales ms refractarios al acuerdo con el Pro -como Ricardo Alfonsn y Julio Cobos- apoyan a Lousteau. Pero muchos de los que impulsaron la coalicin de centroderecha advierten que es incongruente haber hecho un acuerdo con Mauricio Macri y pedir el voto kircherista en la Ciudad de Buenos Aires para ganarle al delfn del alcalde.

Lousteau siente las presiones porque provienen de su propio palo y piensa que la inconsistencia de enfrentar en la Ciudad a un aliado a nivel nacional, debi haber sido advertida al concretar la alianza Cambiemos.

El ms macrista de los radicales, el derrotado candidato de la alianza cordobesa, Oscar "Milico" Aguad, cree que la pertinacia de Lousteau puede perjudicar el proyecto presidencial de Macri. En cambio, otro gran gestor de Cambiemos, Ernesto Sanz, apoya la decisin de Lousteau porque cree que beneficia su precandidatura en la primaria contra Macri y Elisa Carri. Nadie cree que el retador porteo pueda descontar los 20 puntos que le sac Rodriguez Larreta, pero el Pro le teme a la agresividad que exhibi en los ltimos tramos de la campaa.

Para colmo, Losteau dijo que para el balotaje centrar sus crticas al macrismo en la transparencia, lo cual despierta inquietud en el Pro. Temen que alguna denuncia pueda salpicar al jefe y le piden a Losteau que se comporte como seorita de liceo. Pero el joven siente que alcanz vuelo propio y est dispuesto a jugar lo suyo.

Adems de afrontar el riesgo de una campaa rspida, el balotaje porteo obliga a Macri a desdoblar energas y recursos: debe caminar la Capital para apoyar a Rodrguez Larreta y la Provincia de Buenos Aires para su propia candidatura.

Macri tiene un discurso armado para enfrentar al kircherismo, pero le cuesta atajar las trompadas que no vienen de enfrente, sino del costado. En la Ciudad de Buenos Aires, su feudo, no puede andar diciendo que l es lo nuevo y Losteau, con 40 aos, es lo viejo.

Los riesgos de una interna dura y de alta exposicin, con un candidato del palo, son imprevisibles y chocan contra el sentimiento de la ciudadana que suele rechazar las bolsas de gatos. Las rencillas opositoras contrastan con la armona del FPV, en el que las contradicciones entre el kirchnerismo puro y Daniel Scioli fueron suspendidas por campaa.