Una introspección a dos cuentos sobre conejos

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Una introspección a dos cuentos sobre conejos:

“Carta a una señorita en París” y “Conejos blancos”

Julio Cortázar y Leonora Carrington.

Este trabajo consta de dos partes y su conclusión.

La primera parte está destinada a las igualdades narratológicas halladas en ambos cuentos. Con sus respectivas citas y ejemplos. Abriendo paso a la segunda parte que refiere la denominación de lo “ominoso”. Es decir del miedo que se presenta a partir de distintos elementos, en estas narraciones específicamente elementos tiernos. Se realiza unavisión principalmente psicoanalítica hacia dichos textos.

I

La obra de Julio Cortázar es el límite en la narración, es el juego del cuento en el siglo xx. Donde se conjuntan varios estilos narrativos, varios tiempos, varios personajes y donde es el juego y la vuelta de tuerca lo que dan vida a los relatos para el lector.

“Carta a una señorita en Paris” es un cuento incluido en el libro “Bestiario” publicado por vez primera hacia 1951. (También es posible hallarlo en las ediciones de cuentos completos de dicho autor)

La obra narrativa de Leonora Carrington es el abismo al surrealismo, la breve alucinación, el corto sueño. Y el contenido de este fantástico estilo que conocemos en sus cuentos es, sin duda la imagen y la historia mediante palabras.

“Conejos blancos” es un cuento que aparece por vez primera en el periódico “View” número 9 y 10, hacia el año de 1941. En formato de libro es recopilado en “El séptimo caballo y otros cuentos” hacia el año de 1942. (Así mismo se encuentra en la recopilación “Cuentos inolvidables según Julio Cortázar”)

Ambos cuentos comienzan con la queja de la calle, una calle en específico:

“Andrée, yo no quería venirme a vivir a su departamento de la calle Suipacha”.

“Ha llegado el momento de contar los sucesos que comenzaron en el número 40 de Pest

Street”

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En ambos enunciados reconocemos la voz narratoria que se mantendrá durante toda la historia: segunda persona del singular. Donde el discurso interno del pensamiento del narrador dicho para el narrador es recurrente.

“Me es amargo entrar en un ámbito donde alguien que vive bellamente lo ha dispuesto todo como una reiteración visible de su alma, aquí los libros…”

“Hacia tanto calor que me dieron palpitaciones cuando me atreví a da una vuelta por las calles…”

Así mismo sabes la soledad que ambos personajes presentan:

“qué difícil oponerse, aun aceptándolo con entera sumisión del propio ser, al orden minucioso que una mujer instaura en su liviana residencia…”

“ … y finalmente adopté la costumbre de desvestirme con total despreocupación delante de mi ventana abierta y hace optimista ejercicios respiratorios…”

Es entonces cuando se asoma la presencia de lo ominoso.

La idea del terror en el cuento de J.C. nace del facto vomitar conejitos.

“Pero no le escribo por eso, esta carta se la envío a causa de los conejitos, me parece justo enterarla; y porque me gusta escribir cartas, y tal vez porque llueve.”

La idea del terror en el cuento de L.C. nace de la curiosidad y la duda.

“-¿Tiene un poco de carne pasada que no necesite?- me gritó.

-¿Un poco de qué?- grité yo, preguntándome si me habría engañado el oído.

-De carne en mal estado. Carne en descomposición.

- En este momento, no- contesté, preguntándome si no estría bromeando.

- ¿Y tendrá para el fin de semana? Si fuera así, le agradecería intensamente que me la trajera.

…Mi curiosidad por la casa y su ocupante me impulsó a comprar un gran trozo de carne a la mañana siguiente.”

Aquí los significantes se encadenan, se articulan y mediante la lectura del cuento se hacen transmitir y con lógica, el vomitar conejitos se presenta extraño y al mismo tiempo se

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encuentra dentro de lo conocido. Al mismo tiempo un favor de una vecina que se torna extraño. Existe la presencia de una ambivalencia.

Dicha ambivalencia hace realizable la presencia del miedo. La historia fluye común y entonces abre una violenta brecha que nos aleja de la realidad y la cotidianidad. Se presenta en el significante la tipología de la significación. Continuidad y ambivalencia.

Entonces tenemos que lo ominoso ha devenido de dos maneras en algo que hace

referencia a lo mismo, a saber, el sujeto. De este modo, lo ominoso es aquello que

además de ser considerado como extraño, viene desde adentro.

Freud denomina “ominoso” a esta ambivalencia o contraposición. El miedo dentro y fuera de. En alemán es denominado con la palabra “unheimlich” cuya traducción aproximada sería: siniestro, lúgubre o inquietante.

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Aquí hago una acotación sobre las justificaciones existenciales de los conejos dentro de la narración.

En el relato de J.C. se juntan todas las piezas del rompecabezas (estilo típico de Cortázar, evoquemos a Rayuela, por ejemplo) para llegar al nudo.

CITA EL HECHO DE VOMITAR CONEJOS

COMO SE DAN VIDA COMER TREBOL OLOR A LAVANDA NACER COMO POEMA

ACABAN CON TODO MUEBLES ETC

SUICIDIO

En el relato de L.C. somos contagiados por este deseo de saciar la curiosidad

CITA

LA CASA VIEJA

LA ANCIANA

LA PREGUNTA

LA REALIZACIÓN DE PODRIR LA CARNE

APARICION DE LO CONEJOS

ENFERMEDAD

CITA DE AMBOS CUENTOS

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Al principio en “Carta a una señorita en París” reconocemos la presencia instantánea de un segundo personaje “La señorita Andreé” quien a pesar de poseer nombre nunca cobra características que la distinga. Así bien conforme avanza la historia sabemos de la aparición de una mucama. Nuestro narrador se ve sumamente afectado por que los conejitos en cuestión nunca delaten su existencia ante este personaje secundario.

Por parte de “Conejos blancos” la misteriosa mujer que invoca a nuestra narradora (Narradora y no narradora debido a que CITA ….debido a que seca su cabello largo, también carece de rasgos físicos determinados. Es una anciana, como cualquier otra.