Una vida, un nombre...Los sustantivos son las palabras que sirven para nombrar a las personas, las...

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Miguel Ángel Alonso-Zarazaga comisionado y consejero de la Versión española de la cuarta edición del Código Internacionalde Nomen- clatura Zoologica que edita la Comisión internacional de Nomenclatura Zoológica (ICZN) Una vida, un nombre Los sustantivos son las palabras que sirven para nombrar a las personas, las plantas, los animales, los objetos… Cada cultura crea los suyos y el idioma de la ciencia ha creado unas sencillas normas que hacen posible que tanto en Ciudad Real como en Kuala Lumpur un gato sea Felis silvestris

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Miguel Aacutengel Alonso-Zarazaga comisionado y consejero de la

Versioacuten espantildeola de la cuarta edicioacuten del Coacutedigo Internacionalde Nomen-clatura Zoologica que edita la Comisioacuten internacional de Nomenclatura

Zooloacutegica (ICZN)

Una vidaun nombreLos sustantivos son las palabras que sirven para nombrar a las personas las plantas los animales los objetoshellip Cada cultura crea los suyos y el idioma de la ciencia ha creado unas sencillas normas que hacen posible que tanto en Ciudad Real como en Kuala Lumpur un gato sea Felis silvestris

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Los nombres nos rodean El ser humano los usa para introducir en su sistema de conocimien-to del espacio y del tiempo aquellos seres anima-dos o inanimados con los que o de los que quie-re hablar o a los que quiere simplemente sentildealar Esta uacuteltima faceta (la deixis) nos acompantildea a los naturalistas desde los tiempos prelinneanos si bien fue Carlos Linneo quien la condensoacute en una frase latina convertida con el paso del tiempo en la quintaesencia de la razoacuten de ser de la no-menclatura de los seres vivos ldquoNomina si nescis perit amp cognitio rerumrdquo mdash Si ignoras los nombres desaparece con ello el conocimiento de las cosas mdash (Philosophia Botanica 1751 nordm 210)

Nos podemos remontar al inicio de los tiem-pos para indagar acerca del uso de los nombres para sentildealar a los seres vivos Es evidente que a falta de una ciencia estructurada como tal cuer-po de doctrina los nombres al principio eran los usuales en la lengua hablada de cada grupo eacutetnico es decir eran nombres vernaacuteculos como lo son en castellano perro en catalaacuten gos o en euskera txakur Cuando el conocimiento se estructura de manera racional aparece la Ciencia y con ella la necesidad de nombres no soacutelo para las entida-des reales que se encuentran en la naturaleza sino tambieacuten para los conceptos construidos so-bre ellas (clases en el sentido filosoacutefico que dan lugar a una clasificacioacuten) y maacutes adelante la ne-cesidad de que los nombres sean uacutenicos a nivel planetario la universalidad Mientras la primera necesidad se encuentra ya en Aristoacuteteles (384-322 ANE) la segunda soacutelo apareceraacute en tiempos postlinneanos

En su origen la jerarquiacutea de nombres cientiacute-ficos nace de la Botaacutenica Meacutedica y la necesidad de identificar las plantas medicinales ( la materia meacutedica) sin error y soacutelo maacutes tarde se aplica a los animales a las rocas y minerales (con escaso eacutexito) y mucho maacutes tarde a los microbios Con-ceptos tan familiares hoy diacutea como el geacutenero aunque preconizados por autores precedentes como Caspar Bauhin (1560-1624) o Augustus Quirinus Rivinus (1652-1723) soacutelo adquieren

popularidad en las obras del botaacutenico franceacutes Jo-seph Pitton de Tournefort (1656-1708) de don-de los tomoacute Linneo

Al sueco Carlos Linneo (1707-1778) se le con-sidera el padre de la Nomenclatura de los seres vivos como disciplina cientiacutefica auxiliar Catedraacute-tico de Botaacutenica en la Universidad de Uppsala se le conoce por su aportacioacuten a la taxonomiacutea je-raacuterquica de los seres vivos (el sistema linneano) y por la invencioacuten de la nomenclatura binominal (que no binomial eso son matemaacuteticas) tambieacuten llamada en su honor linneana Donde sus antece-sores usaban tras el nombre de geacutenero una frase latina maacutes o menos larga para indicar (y descri-bir) la especie Linneo separoacute ambos cometidos dejando la frase para la descripcioacuten y utilizan-do una uacutenica palabra antildeadida a continuacioacuten del nombre del geacutenero para crear el nomen triviale

Miembros de la ICZN durante la

asamblea general que celebraron en Berliacuten

en diciembre de 2015 MA Alonso-

Zarazaga es el segun-do comenzando por

la izquierda ICZN

ldquoSeguacuten Carlos Linneo lsquoNomina si nescis perit amp

cognitio rerumrsquo mdash Si ignoras los nombres desaparece con ello el conocimiento de las

cosasrdquo

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predecesor directo de nuestro nombre cientiacutefi-co de la especie previsto para uso cotidiano de ahiacute lo de ldquotrivialrdquo

La obra el sistema y la nomenclatura de Lin-neo fueron difundidos por sus devotos disciacutepu-los siete de los cuales se dejaron la vida en su labor apostoacutelica Pero uno de estos disciacutepulos fue excepcional en numerosos aspectos Johann Christian Fabricius (1745-1808) daneacutes estudioacute con Linneo en Uppsala entre 1762 y 1764 y fue nombrado profesor de la Universidad de Kiel de 1775 hasta su muerte Autoproclamado ldquoPriacuten-

cipe de la Entomologiacuteardquo describioacute unas 10000 especies de insectos No reconociacutea la prioridad de los demaacutes autores y en numerosos casos mo-dificoacute los nombres dados por eacutestos a geacuteneros y especies por no ser de su gusto o considerar-los inadecuados Numerosos autores (no soacutelo en Entomologiacutea) se apuntaron a esta costumbre instaurando el denominado ldquoprincipio de auto-ridadrdquo

En los antildeos siguientes en plena eacutepoca de la exploracioacuten de las nuevas tierras descubiertas en el globo el nuacutemero de especies de plantas y animales descubiertos y descritos crecioacute de ma-nera desorbitada y sin control Los nombres se daban sin ninguacuten apego a las reglas de las gramaacute-ticas latina y griega lo que llevoacute al gran zooacutelogo suizo-estadounidense Louis Agassiz (1807-1873) a escribir en su obra de 1846 Nomenclator Zoo-logicus el lamento ldquoO barbariemrdquo mientras se

aplicaba a la ingente tarea de modificar la grafiacutea de unos 400 nombres geneacutericos que juzgoacute poco ortodoxos aumentando asiacute la carga de nombres innecesarios

El principio de autoridad consistiacutea fundamen-talmente en usar en cada grupo animal los nom-bres propuestos por el maacuteximo especialista en el grupo Por discrepancias en la identificacioacuten de ese ldquomaacuteximo especialistardquo que se haciacutea en base a la nacionalidad o las filias y fobias personales

ldquoLinneo inventoacute la nomenclatura binominal en

la que el nombre de la especie se compone de dos palabras

la primera corresponde al geacutenero y la segunda a la

especie concretardquo El Museo de Historia natural Lee Kong Chian en la Universidad de Singapur ubicacioacuten actual de la Secreta-riacutea de la ICZN Heok Hui TanLKCNHM

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de cada zooacutelogo la nomenclatura de una misma especie era diferente en distintos paiacuteses aunque en muchos casos la correspondencia sinoniacutemi-ca de los diversos nombres era bien conocida Esta situacioacuten llegoacute a un punto tan aacutelgido que amenazaba la universalidad de la nomenclatura una cualidad altamente deseable El primero en proponerse acabar con esta amenaza fue el pa-leontoacutelogo ingleacutes Hugh Edwin Strickland (1811-1853) En febrero de 1842 convocoacute una reunioacuten

de los maacutes ilustres zooacutelogos britaacutenicos entre los que se contaban Charles Darwin John Henslow John O Westwood William Broderip Richard Owen William Shuckard George R Waterhouse y William Yarrell Fruto de esa reunioacuten fue un pri-mer intento de coacutedigo de praacutecticas nomenclatu-rales que se conoce como el Coacutedigo de Strickland y que se puso en praacutectica sobre todo en la Gran Bretantildea y su aacuterea de influencia

Evidentemente el movimiento britaacutenico no

pasoacute inadvertido y otros paiacuteses propusieron sus propios coacutedigos que alcanzaron maacutes o menos notoriedad usualmente limitada a sus fronteras en Alemania el coacutedigo de Ernst von Kiesenwet-ter y el de la Deutsche Zoologische Gesellschaft en Estados Unidos el de William Dall y el de la American Ornithological Union y en Francia los propuestos por Maurice Chaper y por Raphaeumll Blanchard En el Tercer Congreso Internacional de Zoologiacutea celebrado en Leiden en 1895 se decide que es preciso que todos los zooacutelogos se rijan por un uacutenico coacutedigo a la hora de poner nombres a los animales y resolver los problemas que se encuentren Para ello el 18 de septiembre a las 10 de la mantildeana se crea la Comisioacuten Inter-nacional de Nomenclatura Zooloacutegica formada

por 5 miembros con la misioacuten de fundir los tres coacutedigos que se consideraban fundamentales en uno soacutelo Fruto de esos trabajos y tras no pocas vicisitudes en 1905 aparecen las Regravegles Interna-tionales La Comisioacuten aumentoacute el nuacutemero de sus

ldquoEn 1895 durante el Tercer Congreso Internacional de Zoologiacutea se decidioacute

que todos los zooacutelogos se rigieran por un uacutenico coacutedigo a la hora de poner nombres a

los animalesrdquo

Una de las salas del Museo de Historia Natural de Londres antigua sede de la secretariacutea de la ICZN ICZNLKC-NHM

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miembros y se afincoacute en Londres en el Natural History Museum En 1961 se publicoacute el primer Coacutedigo Internacional de Nomenclatura Zooloacutegica seguido por otras tres ediciones en 1964 1985 y 1999 De todas ellas menos de la de 1985 ha habido versioacuten espantildeola

En la Comisioacuten ha habido miembros hispano-parlantes tanto de paiacuteses hispanoamericanos como tres espantildeoles Rafael Alvarado Enrique Macpherson y el que esto escribe Estaacute abierta a todos los zooacutelogos con un intereacutes sincero en la Nomenclatura y lo que conllevan los nombres y los zooacutelogos que los ponen No en vano Chester Bradley Secretario de la Comisioacuten en el prefacio de la edicioacuten de 1961 apostillaba ldquoComo toda lengua la nomenclatura zooloacutegica refleja la his-toria de aquellos que la han producidordquo En otro

orden de cosas es digna de leer la introduccioacuten histoacuterica que hace Aacutengel Cabrera a su traduccioacuten de las Regravegles internationa-les publicada en 1914 Los problemas que sentildeala son los mismos que podemos encontrar hoy en diacutea en-tre ellos el principal sigue siendo que los zooacutelogos son poco dados a acatar reglas Ademaacutes comenta de la nomenclatura que ldquosu importancia es tan grande que en el Congre-so de Moacutenaco (1913) se llegoacute a indicar la con-veniencia de que se incluyese esta materia en la ensentildeanza oficial de las Ciencias naturalesrdquo No soacutelo no ha ocurrido esto sino todo lo contra-rio De hecho cada vez hay menos morfoacutelogos y dentro de poco habraacute grupos enteros de anima-les en los que las secuencias de ADN no podraacuten atribuirse con certeza a una especie conocida (o no) por falta de expertos Mientras tanto la Co-misioacuten se ha visto afectada por la crisis (tanto cientiacutefica como econoacutemica) y ha debido trasla-darse en 2016 de Londres a la Universidad de Singapur

Despueacutes de lo dicho parece que la Nomen-clatura es una disciplina aacuterida y atenazada por unas normas riacutegidas Nada maacutes lejos de la rea-lidad Cierto es que hay unas reglas pero eacutestas no cortan la libertad taxonoacutemica del zooacutelogo ni su creatividad o sentido del humor a la hora de nombrar las nuevas especies que describe Asiacute

han visto la luz nombres divertidos como la avispa Aha ha el dinosaurio foacutesil Scrotum humanum el bival-vo Abra cadabra o la polilla Orgyia nova Otros zooacute-logos han dedicado espe-cies a su equipo de fuacutetbol favorito (la abeja Eulaema atleticana) a un escritor apreciado (el pterosaurio Arthurdactylus conandoylen-

sis) a su actriz favorita (la arantildea Aptostichus an-gelinajolieae) e incluso se han atrevido con figu-ras poliacuteticas (maacutes o menos discutibles como el escarabajo ciego Anophthalmus hitleri el geacutenero de nudibranquios Godiva mdash muy acertadamente nombrado o el geacutenero recientemente descrito de lagartos cretaacutecicos Obamadon) Los nombres basados en zooacutelogos actuales y difuntos son le-gioacuten y praacutecticamente todos los personajes de las obras de JRR Tolkien y JK Rowling tienen ya su geacutenero y una o maacutes especies Otro grupo pro-fuso de nombres se basa en presas hospederos topoacutenimos mitologiacutea personajes reales o ficti-cios objetos juegos de palabras con los nombres de los descubridores y acroacutenimos alcanzando el summum en la avispa euloacutefida Hakuna matata que dicen captura el espiacuteritu africano y tambieacuten el de los zooacutelogos a la hora de poner un nombre iquestQueacute hay pues detraacutes de un nombre Ahora po-demos contestar una uacutetil herramienta que nos da libertad para inventar dentro de unos liacutemites sencillos impuestos por la historia n

ldquoLa Nomenclatura tiene unas reglas que no cortan la libertad taxonoacutemica del zooacutelogo ni su creatividad o sentido del humor a la

hora de nombrar las nuevas especies que describerdquo

Recreacioacuten de un lagarto del geacutenero Obamadon lagartos del Cretaacutecico cuyo nombre homenajea a la figura del presidente de los EEUU Obama Carl Buell

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Los nombres nos rodean El ser humano los usa para introducir en su sistema de conocimien-to del espacio y del tiempo aquellos seres anima-dos o inanimados con los que o de los que quie-re hablar o a los que quiere simplemente sentildealar Esta uacuteltima faceta (la deixis) nos acompantildea a los naturalistas desde los tiempos prelinneanos si bien fue Carlos Linneo quien la condensoacute en una frase latina convertida con el paso del tiempo en la quintaesencia de la razoacuten de ser de la no-menclatura de los seres vivos ldquoNomina si nescis perit amp cognitio rerumrdquo mdash Si ignoras los nombres desaparece con ello el conocimiento de las cosas mdash (Philosophia Botanica 1751 nordm 210)

Nos podemos remontar al inicio de los tiem-pos para indagar acerca del uso de los nombres para sentildealar a los seres vivos Es evidente que a falta de una ciencia estructurada como tal cuer-po de doctrina los nombres al principio eran los usuales en la lengua hablada de cada grupo eacutetnico es decir eran nombres vernaacuteculos como lo son en castellano perro en catalaacuten gos o en euskera txakur Cuando el conocimiento se estructura de manera racional aparece la Ciencia y con ella la necesidad de nombres no soacutelo para las entida-des reales que se encuentran en la naturaleza sino tambieacuten para los conceptos construidos so-bre ellas (clases en el sentido filosoacutefico que dan lugar a una clasificacioacuten) y maacutes adelante la ne-cesidad de que los nombres sean uacutenicos a nivel planetario la universalidad Mientras la primera necesidad se encuentra ya en Aristoacuteteles (384-322 ANE) la segunda soacutelo apareceraacute en tiempos postlinneanos

En su origen la jerarquiacutea de nombres cientiacute-ficos nace de la Botaacutenica Meacutedica y la necesidad de identificar las plantas medicinales ( la materia meacutedica) sin error y soacutelo maacutes tarde se aplica a los animales a las rocas y minerales (con escaso eacutexito) y mucho maacutes tarde a los microbios Con-ceptos tan familiares hoy diacutea como el geacutenero aunque preconizados por autores precedentes como Caspar Bauhin (1560-1624) o Augustus Quirinus Rivinus (1652-1723) soacutelo adquieren

popularidad en las obras del botaacutenico franceacutes Jo-seph Pitton de Tournefort (1656-1708) de don-de los tomoacute Linneo

Al sueco Carlos Linneo (1707-1778) se le con-sidera el padre de la Nomenclatura de los seres vivos como disciplina cientiacutefica auxiliar Catedraacute-tico de Botaacutenica en la Universidad de Uppsala se le conoce por su aportacioacuten a la taxonomiacutea je-raacuterquica de los seres vivos (el sistema linneano) y por la invencioacuten de la nomenclatura binominal (que no binomial eso son matemaacuteticas) tambieacuten llamada en su honor linneana Donde sus antece-sores usaban tras el nombre de geacutenero una frase latina maacutes o menos larga para indicar (y descri-bir) la especie Linneo separoacute ambos cometidos dejando la frase para la descripcioacuten y utilizan-do una uacutenica palabra antildeadida a continuacioacuten del nombre del geacutenero para crear el nomen triviale

Miembros de la ICZN durante la

asamblea general que celebraron en Berliacuten

en diciembre de 2015 MA Alonso-

Zarazaga es el segun-do comenzando por

la izquierda ICZN

ldquoSeguacuten Carlos Linneo lsquoNomina si nescis perit amp

cognitio rerumrsquo mdash Si ignoras los nombres desaparece con ello el conocimiento de las

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predecesor directo de nuestro nombre cientiacutefi-co de la especie previsto para uso cotidiano de ahiacute lo de ldquotrivialrdquo

La obra el sistema y la nomenclatura de Lin-neo fueron difundidos por sus devotos disciacutepu-los siete de los cuales se dejaron la vida en su labor apostoacutelica Pero uno de estos disciacutepulos fue excepcional en numerosos aspectos Johann Christian Fabricius (1745-1808) daneacutes estudioacute con Linneo en Uppsala entre 1762 y 1764 y fue nombrado profesor de la Universidad de Kiel de 1775 hasta su muerte Autoproclamado ldquoPriacuten-

cipe de la Entomologiacuteardquo describioacute unas 10000 especies de insectos No reconociacutea la prioridad de los demaacutes autores y en numerosos casos mo-dificoacute los nombres dados por eacutestos a geacuteneros y especies por no ser de su gusto o considerar-los inadecuados Numerosos autores (no soacutelo en Entomologiacutea) se apuntaron a esta costumbre instaurando el denominado ldquoprincipio de auto-ridadrdquo

En los antildeos siguientes en plena eacutepoca de la exploracioacuten de las nuevas tierras descubiertas en el globo el nuacutemero de especies de plantas y animales descubiertos y descritos crecioacute de ma-nera desorbitada y sin control Los nombres se daban sin ninguacuten apego a las reglas de las gramaacute-ticas latina y griega lo que llevoacute al gran zooacutelogo suizo-estadounidense Louis Agassiz (1807-1873) a escribir en su obra de 1846 Nomenclator Zoo-logicus el lamento ldquoO barbariemrdquo mientras se

aplicaba a la ingente tarea de modificar la grafiacutea de unos 400 nombres geneacutericos que juzgoacute poco ortodoxos aumentando asiacute la carga de nombres innecesarios

El principio de autoridad consistiacutea fundamen-talmente en usar en cada grupo animal los nom-bres propuestos por el maacuteximo especialista en el grupo Por discrepancias en la identificacioacuten de ese ldquomaacuteximo especialistardquo que se haciacutea en base a la nacionalidad o las filias y fobias personales

ldquoLinneo inventoacute la nomenclatura binominal en

la que el nombre de la especie se compone de dos palabras

la primera corresponde al geacutenero y la segunda a la

especie concretardquo El Museo de Historia natural Lee Kong Chian en la Universidad de Singapur ubicacioacuten actual de la Secreta-riacutea de la ICZN Heok Hui TanLKCNHM

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de cada zooacutelogo la nomenclatura de una misma especie era diferente en distintos paiacuteses aunque en muchos casos la correspondencia sinoniacutemi-ca de los diversos nombres era bien conocida Esta situacioacuten llegoacute a un punto tan aacutelgido que amenazaba la universalidad de la nomenclatura una cualidad altamente deseable El primero en proponerse acabar con esta amenaza fue el pa-leontoacutelogo ingleacutes Hugh Edwin Strickland (1811-1853) En febrero de 1842 convocoacute una reunioacuten

de los maacutes ilustres zooacutelogos britaacutenicos entre los que se contaban Charles Darwin John Henslow John O Westwood William Broderip Richard Owen William Shuckard George R Waterhouse y William Yarrell Fruto de esa reunioacuten fue un pri-mer intento de coacutedigo de praacutecticas nomenclatu-rales que se conoce como el Coacutedigo de Strickland y que se puso en praacutectica sobre todo en la Gran Bretantildea y su aacuterea de influencia

Evidentemente el movimiento britaacutenico no

pasoacute inadvertido y otros paiacuteses propusieron sus propios coacutedigos que alcanzaron maacutes o menos notoriedad usualmente limitada a sus fronteras en Alemania el coacutedigo de Ernst von Kiesenwet-ter y el de la Deutsche Zoologische Gesellschaft en Estados Unidos el de William Dall y el de la American Ornithological Union y en Francia los propuestos por Maurice Chaper y por Raphaeumll Blanchard En el Tercer Congreso Internacional de Zoologiacutea celebrado en Leiden en 1895 se decide que es preciso que todos los zooacutelogos se rijan por un uacutenico coacutedigo a la hora de poner nombres a los animales y resolver los problemas que se encuentren Para ello el 18 de septiembre a las 10 de la mantildeana se crea la Comisioacuten Inter-nacional de Nomenclatura Zooloacutegica formada

por 5 miembros con la misioacuten de fundir los tres coacutedigos que se consideraban fundamentales en uno soacutelo Fruto de esos trabajos y tras no pocas vicisitudes en 1905 aparecen las Regravegles Interna-tionales La Comisioacuten aumentoacute el nuacutemero de sus

ldquoEn 1895 durante el Tercer Congreso Internacional de Zoologiacutea se decidioacute

que todos los zooacutelogos se rigieran por un uacutenico coacutedigo a la hora de poner nombres a

los animalesrdquo

Una de las salas del Museo de Historia Natural de Londres antigua sede de la secretariacutea de la ICZN ICZNLKC-NHM

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miembros y se afincoacute en Londres en el Natural History Museum En 1961 se publicoacute el primer Coacutedigo Internacional de Nomenclatura Zooloacutegica seguido por otras tres ediciones en 1964 1985 y 1999 De todas ellas menos de la de 1985 ha habido versioacuten espantildeola

En la Comisioacuten ha habido miembros hispano-parlantes tanto de paiacuteses hispanoamericanos como tres espantildeoles Rafael Alvarado Enrique Macpherson y el que esto escribe Estaacute abierta a todos los zooacutelogos con un intereacutes sincero en la Nomenclatura y lo que conllevan los nombres y los zooacutelogos que los ponen No en vano Chester Bradley Secretario de la Comisioacuten en el prefacio de la edicioacuten de 1961 apostillaba ldquoComo toda lengua la nomenclatura zooloacutegica refleja la his-toria de aquellos que la han producidordquo En otro

orden de cosas es digna de leer la introduccioacuten histoacuterica que hace Aacutengel Cabrera a su traduccioacuten de las Regravegles internationa-les publicada en 1914 Los problemas que sentildeala son los mismos que podemos encontrar hoy en diacutea en-tre ellos el principal sigue siendo que los zooacutelogos son poco dados a acatar reglas Ademaacutes comenta de la nomenclatura que ldquosu importancia es tan grande que en el Congre-so de Moacutenaco (1913) se llegoacute a indicar la con-veniencia de que se incluyese esta materia en la ensentildeanza oficial de las Ciencias naturalesrdquo No soacutelo no ha ocurrido esto sino todo lo contra-rio De hecho cada vez hay menos morfoacutelogos y dentro de poco habraacute grupos enteros de anima-les en los que las secuencias de ADN no podraacuten atribuirse con certeza a una especie conocida (o no) por falta de expertos Mientras tanto la Co-misioacuten se ha visto afectada por la crisis (tanto cientiacutefica como econoacutemica) y ha debido trasla-darse en 2016 de Londres a la Universidad de Singapur

Despueacutes de lo dicho parece que la Nomen-clatura es una disciplina aacuterida y atenazada por unas normas riacutegidas Nada maacutes lejos de la rea-lidad Cierto es que hay unas reglas pero eacutestas no cortan la libertad taxonoacutemica del zooacutelogo ni su creatividad o sentido del humor a la hora de nombrar las nuevas especies que describe Asiacute

han visto la luz nombres divertidos como la avispa Aha ha el dinosaurio foacutesil Scrotum humanum el bival-vo Abra cadabra o la polilla Orgyia nova Otros zooacute-logos han dedicado espe-cies a su equipo de fuacutetbol favorito (la abeja Eulaema atleticana) a un escritor apreciado (el pterosaurio Arthurdactylus conandoylen-

sis) a su actriz favorita (la arantildea Aptostichus an-gelinajolieae) e incluso se han atrevido con figu-ras poliacuteticas (maacutes o menos discutibles como el escarabajo ciego Anophthalmus hitleri el geacutenero de nudibranquios Godiva mdash muy acertadamente nombrado o el geacutenero recientemente descrito de lagartos cretaacutecicos Obamadon) Los nombres basados en zooacutelogos actuales y difuntos son le-gioacuten y praacutecticamente todos los personajes de las obras de JRR Tolkien y JK Rowling tienen ya su geacutenero y una o maacutes especies Otro grupo pro-fuso de nombres se basa en presas hospederos topoacutenimos mitologiacutea personajes reales o ficti-cios objetos juegos de palabras con los nombres de los descubridores y acroacutenimos alcanzando el summum en la avispa euloacutefida Hakuna matata que dicen captura el espiacuteritu africano y tambieacuten el de los zooacutelogos a la hora de poner un nombre iquestQueacute hay pues detraacutes de un nombre Ahora po-demos contestar una uacutetil herramienta que nos da libertad para inventar dentro de unos liacutemites sencillos impuestos por la historia n

ldquoLa Nomenclatura tiene unas reglas que no cortan la libertad taxonoacutemica del zooacutelogo ni su creatividad o sentido del humor a la

hora de nombrar las nuevas especies que describerdquo

Recreacioacuten de un lagarto del geacutenero Obamadon lagartos del Cretaacutecico cuyo nombre homenajea a la figura del presidente de los EEUU Obama Carl Buell

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predecesor directo de nuestro nombre cientiacutefi-co de la especie previsto para uso cotidiano de ahiacute lo de ldquotrivialrdquo

La obra el sistema y la nomenclatura de Lin-neo fueron difundidos por sus devotos disciacutepu-los siete de los cuales se dejaron la vida en su labor apostoacutelica Pero uno de estos disciacutepulos fue excepcional en numerosos aspectos Johann Christian Fabricius (1745-1808) daneacutes estudioacute con Linneo en Uppsala entre 1762 y 1764 y fue nombrado profesor de la Universidad de Kiel de 1775 hasta su muerte Autoproclamado ldquoPriacuten-

cipe de la Entomologiacuteardquo describioacute unas 10000 especies de insectos No reconociacutea la prioridad de los demaacutes autores y en numerosos casos mo-dificoacute los nombres dados por eacutestos a geacuteneros y especies por no ser de su gusto o considerar-los inadecuados Numerosos autores (no soacutelo en Entomologiacutea) se apuntaron a esta costumbre instaurando el denominado ldquoprincipio de auto-ridadrdquo

En los antildeos siguientes en plena eacutepoca de la exploracioacuten de las nuevas tierras descubiertas en el globo el nuacutemero de especies de plantas y animales descubiertos y descritos crecioacute de ma-nera desorbitada y sin control Los nombres se daban sin ninguacuten apego a las reglas de las gramaacute-ticas latina y griega lo que llevoacute al gran zooacutelogo suizo-estadounidense Louis Agassiz (1807-1873) a escribir en su obra de 1846 Nomenclator Zoo-logicus el lamento ldquoO barbariemrdquo mientras se

aplicaba a la ingente tarea de modificar la grafiacutea de unos 400 nombres geneacutericos que juzgoacute poco ortodoxos aumentando asiacute la carga de nombres innecesarios

El principio de autoridad consistiacutea fundamen-talmente en usar en cada grupo animal los nom-bres propuestos por el maacuteximo especialista en el grupo Por discrepancias en la identificacioacuten de ese ldquomaacuteximo especialistardquo que se haciacutea en base a la nacionalidad o las filias y fobias personales

ldquoLinneo inventoacute la nomenclatura binominal en

la que el nombre de la especie se compone de dos palabras

la primera corresponde al geacutenero y la segunda a la

especie concretardquo El Museo de Historia natural Lee Kong Chian en la Universidad de Singapur ubicacioacuten actual de la Secreta-riacutea de la ICZN Heok Hui TanLKCNHM

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de cada zooacutelogo la nomenclatura de una misma especie era diferente en distintos paiacuteses aunque en muchos casos la correspondencia sinoniacutemi-ca de los diversos nombres era bien conocida Esta situacioacuten llegoacute a un punto tan aacutelgido que amenazaba la universalidad de la nomenclatura una cualidad altamente deseable El primero en proponerse acabar con esta amenaza fue el pa-leontoacutelogo ingleacutes Hugh Edwin Strickland (1811-1853) En febrero de 1842 convocoacute una reunioacuten

de los maacutes ilustres zooacutelogos britaacutenicos entre los que se contaban Charles Darwin John Henslow John O Westwood William Broderip Richard Owen William Shuckard George R Waterhouse y William Yarrell Fruto de esa reunioacuten fue un pri-mer intento de coacutedigo de praacutecticas nomenclatu-rales que se conoce como el Coacutedigo de Strickland y que se puso en praacutectica sobre todo en la Gran Bretantildea y su aacuterea de influencia

Evidentemente el movimiento britaacutenico no

pasoacute inadvertido y otros paiacuteses propusieron sus propios coacutedigos que alcanzaron maacutes o menos notoriedad usualmente limitada a sus fronteras en Alemania el coacutedigo de Ernst von Kiesenwet-ter y el de la Deutsche Zoologische Gesellschaft en Estados Unidos el de William Dall y el de la American Ornithological Union y en Francia los propuestos por Maurice Chaper y por Raphaeumll Blanchard En el Tercer Congreso Internacional de Zoologiacutea celebrado en Leiden en 1895 se decide que es preciso que todos los zooacutelogos se rijan por un uacutenico coacutedigo a la hora de poner nombres a los animales y resolver los problemas que se encuentren Para ello el 18 de septiembre a las 10 de la mantildeana se crea la Comisioacuten Inter-nacional de Nomenclatura Zooloacutegica formada

por 5 miembros con la misioacuten de fundir los tres coacutedigos que se consideraban fundamentales en uno soacutelo Fruto de esos trabajos y tras no pocas vicisitudes en 1905 aparecen las Regravegles Interna-tionales La Comisioacuten aumentoacute el nuacutemero de sus

ldquoEn 1895 durante el Tercer Congreso Internacional de Zoologiacutea se decidioacute

que todos los zooacutelogos se rigieran por un uacutenico coacutedigo a la hora de poner nombres a

los animalesrdquo

Una de las salas del Museo de Historia Natural de Londres antigua sede de la secretariacutea de la ICZN ICZNLKC-NHM

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miembros y se afincoacute en Londres en el Natural History Museum En 1961 se publicoacute el primer Coacutedigo Internacional de Nomenclatura Zooloacutegica seguido por otras tres ediciones en 1964 1985 y 1999 De todas ellas menos de la de 1985 ha habido versioacuten espantildeola

En la Comisioacuten ha habido miembros hispano-parlantes tanto de paiacuteses hispanoamericanos como tres espantildeoles Rafael Alvarado Enrique Macpherson y el que esto escribe Estaacute abierta a todos los zooacutelogos con un intereacutes sincero en la Nomenclatura y lo que conllevan los nombres y los zooacutelogos que los ponen No en vano Chester Bradley Secretario de la Comisioacuten en el prefacio de la edicioacuten de 1961 apostillaba ldquoComo toda lengua la nomenclatura zooloacutegica refleja la his-toria de aquellos que la han producidordquo En otro

orden de cosas es digna de leer la introduccioacuten histoacuterica que hace Aacutengel Cabrera a su traduccioacuten de las Regravegles internationa-les publicada en 1914 Los problemas que sentildeala son los mismos que podemos encontrar hoy en diacutea en-tre ellos el principal sigue siendo que los zooacutelogos son poco dados a acatar reglas Ademaacutes comenta de la nomenclatura que ldquosu importancia es tan grande que en el Congre-so de Moacutenaco (1913) se llegoacute a indicar la con-veniencia de que se incluyese esta materia en la ensentildeanza oficial de las Ciencias naturalesrdquo No soacutelo no ha ocurrido esto sino todo lo contra-rio De hecho cada vez hay menos morfoacutelogos y dentro de poco habraacute grupos enteros de anima-les en los que las secuencias de ADN no podraacuten atribuirse con certeza a una especie conocida (o no) por falta de expertos Mientras tanto la Co-misioacuten se ha visto afectada por la crisis (tanto cientiacutefica como econoacutemica) y ha debido trasla-darse en 2016 de Londres a la Universidad de Singapur

Despueacutes de lo dicho parece que la Nomen-clatura es una disciplina aacuterida y atenazada por unas normas riacutegidas Nada maacutes lejos de la rea-lidad Cierto es que hay unas reglas pero eacutestas no cortan la libertad taxonoacutemica del zooacutelogo ni su creatividad o sentido del humor a la hora de nombrar las nuevas especies que describe Asiacute

han visto la luz nombres divertidos como la avispa Aha ha el dinosaurio foacutesil Scrotum humanum el bival-vo Abra cadabra o la polilla Orgyia nova Otros zooacute-logos han dedicado espe-cies a su equipo de fuacutetbol favorito (la abeja Eulaema atleticana) a un escritor apreciado (el pterosaurio Arthurdactylus conandoylen-

sis) a su actriz favorita (la arantildea Aptostichus an-gelinajolieae) e incluso se han atrevido con figu-ras poliacuteticas (maacutes o menos discutibles como el escarabajo ciego Anophthalmus hitleri el geacutenero de nudibranquios Godiva mdash muy acertadamente nombrado o el geacutenero recientemente descrito de lagartos cretaacutecicos Obamadon) Los nombres basados en zooacutelogos actuales y difuntos son le-gioacuten y praacutecticamente todos los personajes de las obras de JRR Tolkien y JK Rowling tienen ya su geacutenero y una o maacutes especies Otro grupo pro-fuso de nombres se basa en presas hospederos topoacutenimos mitologiacutea personajes reales o ficti-cios objetos juegos de palabras con los nombres de los descubridores y acroacutenimos alcanzando el summum en la avispa euloacutefida Hakuna matata que dicen captura el espiacuteritu africano y tambieacuten el de los zooacutelogos a la hora de poner un nombre iquestQueacute hay pues detraacutes de un nombre Ahora po-demos contestar una uacutetil herramienta que nos da libertad para inventar dentro de unos liacutemites sencillos impuestos por la historia n

ldquoLa Nomenclatura tiene unas reglas que no cortan la libertad taxonoacutemica del zooacutelogo ni su creatividad o sentido del humor a la

hora de nombrar las nuevas especies que describerdquo

Recreacioacuten de un lagarto del geacutenero Obamadon lagartos del Cretaacutecico cuyo nombre homenajea a la figura del presidente de los EEUU Obama Carl Buell

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de cada zooacutelogo la nomenclatura de una misma especie era diferente en distintos paiacuteses aunque en muchos casos la correspondencia sinoniacutemi-ca de los diversos nombres era bien conocida Esta situacioacuten llegoacute a un punto tan aacutelgido que amenazaba la universalidad de la nomenclatura una cualidad altamente deseable El primero en proponerse acabar con esta amenaza fue el pa-leontoacutelogo ingleacutes Hugh Edwin Strickland (1811-1853) En febrero de 1842 convocoacute una reunioacuten

de los maacutes ilustres zooacutelogos britaacutenicos entre los que se contaban Charles Darwin John Henslow John O Westwood William Broderip Richard Owen William Shuckard George R Waterhouse y William Yarrell Fruto de esa reunioacuten fue un pri-mer intento de coacutedigo de praacutecticas nomenclatu-rales que se conoce como el Coacutedigo de Strickland y que se puso en praacutectica sobre todo en la Gran Bretantildea y su aacuterea de influencia

Evidentemente el movimiento britaacutenico no

pasoacute inadvertido y otros paiacuteses propusieron sus propios coacutedigos que alcanzaron maacutes o menos notoriedad usualmente limitada a sus fronteras en Alemania el coacutedigo de Ernst von Kiesenwet-ter y el de la Deutsche Zoologische Gesellschaft en Estados Unidos el de William Dall y el de la American Ornithological Union y en Francia los propuestos por Maurice Chaper y por Raphaeumll Blanchard En el Tercer Congreso Internacional de Zoologiacutea celebrado en Leiden en 1895 se decide que es preciso que todos los zooacutelogos se rijan por un uacutenico coacutedigo a la hora de poner nombres a los animales y resolver los problemas que se encuentren Para ello el 18 de septiembre a las 10 de la mantildeana se crea la Comisioacuten Inter-nacional de Nomenclatura Zooloacutegica formada

por 5 miembros con la misioacuten de fundir los tres coacutedigos que se consideraban fundamentales en uno soacutelo Fruto de esos trabajos y tras no pocas vicisitudes en 1905 aparecen las Regravegles Interna-tionales La Comisioacuten aumentoacute el nuacutemero de sus

ldquoEn 1895 durante el Tercer Congreso Internacional de Zoologiacutea se decidioacute

que todos los zooacutelogos se rigieran por un uacutenico coacutedigo a la hora de poner nombres a

los animalesrdquo

Una de las salas del Museo de Historia Natural de Londres antigua sede de la secretariacutea de la ICZN ICZNLKC-NHM

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miembros y se afincoacute en Londres en el Natural History Museum En 1961 se publicoacute el primer Coacutedigo Internacional de Nomenclatura Zooloacutegica seguido por otras tres ediciones en 1964 1985 y 1999 De todas ellas menos de la de 1985 ha habido versioacuten espantildeola

En la Comisioacuten ha habido miembros hispano-parlantes tanto de paiacuteses hispanoamericanos como tres espantildeoles Rafael Alvarado Enrique Macpherson y el que esto escribe Estaacute abierta a todos los zooacutelogos con un intereacutes sincero en la Nomenclatura y lo que conllevan los nombres y los zooacutelogos que los ponen No en vano Chester Bradley Secretario de la Comisioacuten en el prefacio de la edicioacuten de 1961 apostillaba ldquoComo toda lengua la nomenclatura zooloacutegica refleja la his-toria de aquellos que la han producidordquo En otro

orden de cosas es digna de leer la introduccioacuten histoacuterica que hace Aacutengel Cabrera a su traduccioacuten de las Regravegles internationa-les publicada en 1914 Los problemas que sentildeala son los mismos que podemos encontrar hoy en diacutea en-tre ellos el principal sigue siendo que los zooacutelogos son poco dados a acatar reglas Ademaacutes comenta de la nomenclatura que ldquosu importancia es tan grande que en el Congre-so de Moacutenaco (1913) se llegoacute a indicar la con-veniencia de que se incluyese esta materia en la ensentildeanza oficial de las Ciencias naturalesrdquo No soacutelo no ha ocurrido esto sino todo lo contra-rio De hecho cada vez hay menos morfoacutelogos y dentro de poco habraacute grupos enteros de anima-les en los que las secuencias de ADN no podraacuten atribuirse con certeza a una especie conocida (o no) por falta de expertos Mientras tanto la Co-misioacuten se ha visto afectada por la crisis (tanto cientiacutefica como econoacutemica) y ha debido trasla-darse en 2016 de Londres a la Universidad de Singapur

Despueacutes de lo dicho parece que la Nomen-clatura es una disciplina aacuterida y atenazada por unas normas riacutegidas Nada maacutes lejos de la rea-lidad Cierto es que hay unas reglas pero eacutestas no cortan la libertad taxonoacutemica del zooacutelogo ni su creatividad o sentido del humor a la hora de nombrar las nuevas especies que describe Asiacute

han visto la luz nombres divertidos como la avispa Aha ha el dinosaurio foacutesil Scrotum humanum el bival-vo Abra cadabra o la polilla Orgyia nova Otros zooacute-logos han dedicado espe-cies a su equipo de fuacutetbol favorito (la abeja Eulaema atleticana) a un escritor apreciado (el pterosaurio Arthurdactylus conandoylen-

sis) a su actriz favorita (la arantildea Aptostichus an-gelinajolieae) e incluso se han atrevido con figu-ras poliacuteticas (maacutes o menos discutibles como el escarabajo ciego Anophthalmus hitleri el geacutenero de nudibranquios Godiva mdash muy acertadamente nombrado o el geacutenero recientemente descrito de lagartos cretaacutecicos Obamadon) Los nombres basados en zooacutelogos actuales y difuntos son le-gioacuten y praacutecticamente todos los personajes de las obras de JRR Tolkien y JK Rowling tienen ya su geacutenero y una o maacutes especies Otro grupo pro-fuso de nombres se basa en presas hospederos topoacutenimos mitologiacutea personajes reales o ficti-cios objetos juegos de palabras con los nombres de los descubridores y acroacutenimos alcanzando el summum en la avispa euloacutefida Hakuna matata que dicen captura el espiacuteritu africano y tambieacuten el de los zooacutelogos a la hora de poner un nombre iquestQueacute hay pues detraacutes de un nombre Ahora po-demos contestar una uacutetil herramienta que nos da libertad para inventar dentro de unos liacutemites sencillos impuestos por la historia n

ldquoLa Nomenclatura tiene unas reglas que no cortan la libertad taxonoacutemica del zooacutelogo ni su creatividad o sentido del humor a la

hora de nombrar las nuevas especies que describerdquo

Recreacioacuten de un lagarto del geacutenero Obamadon lagartos del Cretaacutecico cuyo nombre homenajea a la figura del presidente de los EEUU Obama Carl Buell

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En la Comisioacuten ha habido miembros hispano-parlantes tanto de paiacuteses hispanoamericanos como tres espantildeoles Rafael Alvarado Enrique Macpherson y el que esto escribe Estaacute abierta a todos los zooacutelogos con un intereacutes sincero en la Nomenclatura y lo que conllevan los nombres y los zooacutelogos que los ponen No en vano Chester Bradley Secretario de la Comisioacuten en el prefacio de la edicioacuten de 1961 apostillaba ldquoComo toda lengua la nomenclatura zooloacutegica refleja la his-toria de aquellos que la han producidordquo En otro

orden de cosas es digna de leer la introduccioacuten histoacuterica que hace Aacutengel Cabrera a su traduccioacuten de las Regravegles internationa-les publicada en 1914 Los problemas que sentildeala son los mismos que podemos encontrar hoy en diacutea en-tre ellos el principal sigue siendo que los zooacutelogos son poco dados a acatar reglas Ademaacutes comenta de la nomenclatura que ldquosu importancia es tan grande que en el Congre-so de Moacutenaco (1913) se llegoacute a indicar la con-veniencia de que se incluyese esta materia en la ensentildeanza oficial de las Ciencias naturalesrdquo No soacutelo no ha ocurrido esto sino todo lo contra-rio De hecho cada vez hay menos morfoacutelogos y dentro de poco habraacute grupos enteros de anima-les en los que las secuencias de ADN no podraacuten atribuirse con certeza a una especie conocida (o no) por falta de expertos Mientras tanto la Co-misioacuten se ha visto afectada por la crisis (tanto cientiacutefica como econoacutemica) y ha debido trasla-darse en 2016 de Londres a la Universidad de Singapur

Despueacutes de lo dicho parece que la Nomen-clatura es una disciplina aacuterida y atenazada por unas normas riacutegidas Nada maacutes lejos de la rea-lidad Cierto es que hay unas reglas pero eacutestas no cortan la libertad taxonoacutemica del zooacutelogo ni su creatividad o sentido del humor a la hora de nombrar las nuevas especies que describe Asiacute

han visto la luz nombres divertidos como la avispa Aha ha el dinosaurio foacutesil Scrotum humanum el bival-vo Abra cadabra o la polilla Orgyia nova Otros zooacute-logos han dedicado espe-cies a su equipo de fuacutetbol favorito (la abeja Eulaema atleticana) a un escritor apreciado (el pterosaurio Arthurdactylus conandoylen-

sis) a su actriz favorita (la arantildea Aptostichus an-gelinajolieae) e incluso se han atrevido con figu-ras poliacuteticas (maacutes o menos discutibles como el escarabajo ciego Anophthalmus hitleri el geacutenero de nudibranquios Godiva mdash muy acertadamente nombrado o el geacutenero recientemente descrito de lagartos cretaacutecicos Obamadon) Los nombres basados en zooacutelogos actuales y difuntos son le-gioacuten y praacutecticamente todos los personajes de las obras de JRR Tolkien y JK Rowling tienen ya su geacutenero y una o maacutes especies Otro grupo pro-fuso de nombres se basa en presas hospederos topoacutenimos mitologiacutea personajes reales o ficti-cios objetos juegos de palabras con los nombres de los descubridores y acroacutenimos alcanzando el summum en la avispa euloacutefida Hakuna matata que dicen captura el espiacuteritu africano y tambieacuten el de los zooacutelogos a la hora de poner un nombre iquestQueacute hay pues detraacutes de un nombre Ahora po-demos contestar una uacutetil herramienta que nos da libertad para inventar dentro de unos liacutemites sencillos impuestos por la historia n

ldquoLa Nomenclatura tiene unas reglas que no cortan la libertad taxonoacutemica del zooacutelogo ni su creatividad o sentido del humor a la

hora de nombrar las nuevas especies que describerdquo

Recreacioacuten de un lagarto del geacutenero Obamadon lagartos del Cretaacutecico cuyo nombre homenajea a la figura del presidente de los EEUU Obama Carl Buell

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