Unidad Didáctica IX É · 2020-03-03 · La Ética era la parte de la filosofía que se dedicaba a...
Transcript of Unidad Didáctica IX É · 2020-03-03 · La Ética era la parte de la filosofía que se dedicaba a...
Unidad Didáctica IX
É
T
I
C
A
Unidad Didáctica IX - Ética
2
1.- LA ÉTICA DENTRO DEL CONOCIMIENTO FILOSÓFICO
Aristóteles dividía las diferentes ciencias en tres grandes ramas: las ciencias
teóricas, las ciencias prácticas y las ciencias productivas. Las ciencias teóricas se
ocupan del conocimiento de los principios más generales y abstractos de la realidad
(Matemáticas y Metafísica); las ciencias prácticas son las que conocen y regulan las
acciones humanas que tienen como fin el propio ser humano (Ética y Política);
finalmente las ciencias productivas son aquéllas que nos proporcionan conocimiento
acerca de la forma de hacer cosas determinadas y del modo de conseguir determinados
efectos (reglas para hacer algo, cómo hablar bien o construir un edificio).
La Ética es una ciencia práctica, es decir, una disciplina que conoce y regula un
conjunto de acciones humanas y que tienen como fin el propio ser humano. Para
Aristóteles las acciones que forman parte de la Ética son las acciones del individuo, las
cuales deben ser enjuiciadas desde la perspectiva del bien y del mal.
La Filosofía Medieval consideró que la realidad y el conocimiento sobre la
realidad, ciencia o filosofía, versaba sobre el Ser. El Ser tenía tres grandes facetas, a las
que denominaron trascendentales: estas tres grandes facetas del ser eran la Verdad, el
Bien y la Belleza. La Ética era la parte de la filosofía que se dedicaba a estudiar el Bien.
En la actualidad la Ética es una de las partes fundamentales de la Filosofía,
aunque desde Kant tiene una gran independencia respecto de otras ramas. En todo caso,
la Ética sigue siendo una pieza clave de la Filosofía, y además sigue siendo una
disciplina estrictamente filosófica.
2.- ÉTICA Y MORAL. DIFERENCIAS Y CONVERGENCIAS
2.1.- Diferencias y convergencias entre Ética y Moral
Los términos “Ética” y “Moral” suelen causar cierta confusión sobre su
significado. “Ética” procede del término griego “tà ethikà”, que significa “lo
acostumbrado”; “Moral” procede de un término latino, “mos”, que también significa
“costumbre”. Etimológicamente no hay diferencia entre los dos términos. Pero tampoco
hay diferencia entre ambos en el uso filosófico, ya que ambos vienen a significar lo
mismo, y por tanto son sinónimos.
En todo caso hemos de indicar que ha habido algunos intentos de establecer
diferenciaciones entre Moral y Ética. Vamos a ver dos de estos intentos:
2.1.1. Primera diferenciación
Una corriente española mantuvo durante mucho tiempo que la Ética es la
reflexión filosófica sobre las formas de la vida humana, mientras que la moral son las
diversas formas de la vida humana. Distinguía entre moral pensada, Ética, y moral
vivida, Moral.
Unidad Didáctica IX - Ética
3
2.1.2.- Segunda diferenciación
La segunda diferenciación ha tenido mucho éxito en los medios de
comunicación españoles. Se sostiene que la Ética es la reflexión sobre la conducta del
ser humano, en su referencia al bien y al mal, utilizando únicamente la razón; por el
contrario la Moral sería lo mismo que la Ética, pero de origen religioso.
2.2.- Objeto, fin y método de la Ciencia Ética
El objeto de una ciencia o de una disciplina del conocimiento es a lo que se
dedica esa ciencia. El objeto de la Ciencia Ética es hallar el fundamento de la conducta
del ser humana sobre el bien y el mal de ésta, las circunstancias en las que se da esta
conducta y la capacidad del ser humano respecto al bien y el mal y a su consecución.
La Ética, como ciencia que es, quiere conseguir afirmaciones, enunciados, de
carácter universal, es decir, enunciados válidos para toda persona, todo lugar y todo
tiempo. La Ciencia Física formula leyes físicas, la Ciencia Ética enuncia leyes morales
o éticas.
Debemos indicar que la Ética se ve matizada por el cambio de circunstancias
sociales, culturales y políticas, por lo que habrá que modular sus enunciados
dependiendo del momento, lugar y personas para los que se da. Aunque también
debemos decir que hay que tener motivos muy serios para plantear y legitimar
excepciones a las leyes morales.
Las ciencias pueden dividirse en ciencias descriptivas y ciencias normativas.
Las ciencias descriptivas son aquéllas que describen las cosas tal y como se encuentran
en la realidad, mientras que las ciencias normativas son aquéllas que indican como
deben ser las cosas. La Ética es tanto una ciencia descriptiva como una ciencia
normativa, dice cómo son las cosas y también indica cómo deben ser las cosas. Por un
lado la Ética describe al ser humano desde la perspectiva del bien y del mal, y también
señala qué acciones deben realizarse, como el bien se hace realidad y cómo debe
evitarse el mal.
2.3.- Ética como estructura y Ética como contenido
Aristóteles y Tomás de Aquino consideraban que el ser humano realizaba
cualquier acción buscando el bien, pero todos sabemos que no todo lo que consideramos
que es un bien, lo es realmente; un ladrón puede considerar como un bien para él mismo
tener un éxito en su atraco, pero un atraco es una acción mala.
Se planteaba la discusión sobre si realmente siempre que actuamos buscamos un
bien o alguien puede a llegar a actuar buscando un mal para sí mismo. Si aceptáramos lo
dicho anteriormente tendríamos que admitir que hay un bien que es un mal, lo que
constituye una contradicción inadmisible en una ciencia.
Xavier Zubiri distinguió dos formas de Ética. Cuando hablamos de que todo ser
busca en sus acciones alguna forma de bien nos encontramos ante una Ética como
estructura, pero cuando nos referimos a si ese bien buscado es realmente un bien, desde
en punto de vista moral, nos hallamos ante la Ética como contenido.
Unidad Didáctica IX - Ética
4
2.4.- Ética formal y Ética material
Hay dos formas fundamentales de hacer Ética. La primera, a la que llamamos
Ética Formal, es indicar el camino para que cada individuo busque el bien por sí
mismo, un camino que ofrezca la seguridad de alcanzar el bien, pero no indicándole al
individuo que es el bien y qué acciones son buenas o malas. La segunda forma de hacer
Ética, que es la Ética material, consiste en elaborar criterios, pautas y normas éticas que
se tienen por buenas y que el individuo acepta como tales y las cumple.
La Ética Formal tiene una estrecha correlación con la autonomía moral, mientras
que la Ética Material la tiene con la heteronomía moral. Autonomía y heteronomía la
estudiaremos en el epígrafe 5.2.
2.5.- Ética general, Ética especial y Deontología profesional
Tradicionalmente la Ética se divide en dos partes, la Ética general y la Ética
especial. La Ética general se ocupa de los fundamentos de la vida moral de los seres
humanos y los principios fundamentales del comportamiento moral, mientras que la
Ética especial aplica los principios fundamentales a situaciones concretas.
En los países anglosajones, a partir de la segunda mitad del siglo XX, apareció
una forma singular de hacer Ética, las llamadas Deontologías profesionales o Éticas
profesionales, dedicadas a establecer normas que deben seguir las personas que trabajan
en determinada profesión. Realmente las deontologías profesionales son normas,
escritas y establecidas, que se deben aceptar, que si bien no son normas legales, sí son
tratadas como tales por las instituciones profesionales que las reconocen. La deontología
profesional es una especie de normas jurídicas que se han dado a sí mismo un conjunto
de profesionales y sólo son aplicables a ese mismo conjunto.
2.6.- El juicio moral (o ético) y otras formas de juicio científico
Un juicio es una acción de la razón humana que afirma una cualidad sobre una
cosa. Dependiendo de la disciplina científica en la que nos encontremos la forma y las
exigencias del juicio variarán.
El juicio moral o juicio ético es decir que algo es bueno o malo, moral o inmoral;
sólo esto es un juicio moral o ético. Pero el juicio moral no es, evidentemente, la única
forma de juicio que realizamos los seres humanos.
2.6.1.- El juicio moral (o ético) y el juicio científico
Un juicio científico, como sabemos, afirma algo de una cosa después de haber
sometido esta afirmación a la exigencia del método hipotético-deductivo. El juicio
científico sólo afirma que su contenido debe ser tomado por verdadero, pero no quiere
decir que ello sea bueno.
Unidad Didáctica IX - Ética
5
2.6.2.- El juicio moral (o ético) y el juicio psicológico
La Psicología es una ciencia que ha cobrado una gran relevancia en la segunda
mitad del siglo XX. El objeto de la psicología consiste en explicar los diversos procesos
de nuestro cerebro o de nuestra mente, así como de los problemas que se pueden
presentar en estos procesos (las anomalías psicológicas y las psicopatologías).
Dentro de la psicología, toda una rama terapéutica, se dedica a la modificación
de la conducta, es decir, la forma de conseguir que una persona se comporte de un modo
diferente. Cuando la psicología propone un modelo al que se debe aspirar, hay que
analizar, éticamente, si realmente el modelo al que hay que llegar es éticamente bueno,
pues que sea deseable psicológicamente, no quiere decir necesariamente que sea
correcto o bueno desde la perspectiva Ética o Moral.
3.- LA LIBERTAD COMO CONDICIÓN PARA QUE SE DÉ LA ÉTICA
3.1.- Concepto de libertad
La libertad es condición necesaria para que haya vida ética o vida moral. Sin
libertad no hay Ética.
¿Qué es la Libertad? La Libertad es la capacidad que tiene el ser humano de
elegir entre diferentes opciones sin ser coaccionado por nada ni nadie. El individuo tiene
que colaborar con su propia libertad, tiene que facilitarse a sí mismo el mayor número
de opciones posibles, para que su elección sea lo más rica posible.
3.2.- El fundamento biológico de la libertad: la ruptura de la signitividad
Los animales no necesitan tener Moral o Ética porque no tienne libertad, ya que
su comportamiento obedece a las pautas proporcionadas por los instintos. Los instintos
asocian necesariamente un estímulo a una respuesta, por lo que, en términos generales,
su comportamiento está “programado biológicamente”. A esta situación se le denomina
“signitividad”.
La evolución, en los seres humanos, ha producido una modificación sustancial
en la relación entre el estímulo y la respuesta al estímulo. Los seres humanos no
necesitamos dar una respuesta inmediata a los estímulos que se nos presentan, podemos
aplazar, incluso definitivamente, la respuesta al estímulo, por lo que podemos afirmar
que hay una ruptura de la signitividad. En consecuencia los seres humanos tenemos que
buscar cuál es la respuesta adecuada a los diferentes estímulos que recibimos, y es en
esta posibilidad de elección, que no tienen los animales, donde nace la vida ética o
moral.
3.3.- Ética, naturaleza y cultura
Decía José Ortega y Gasset, uno de los pensadores españoles más influyentes,
que no es posible hablar de naturaleza humana, porque el ser humano no tiene
naturaleza, sino que sólo tiene cultura. En término generales esta idea debe ser
Unidad Didáctica IX - Ética
6
matizada, pues, aunque hay que admitir la ruptura de la signitividad, ello no quiere decir
que en los seres humanos no tengamos una ineludible base biológica. Tenemos una
naturaleza, pero ésta tiene un papel menor que en el resto de los seres vivos.
La Ética es un producto de la vida cultural, es decir, de las respuestas que damos
a nuestros problemas sin tener en cuenta ningún instinto. La Ética no viene dada por la
naturaleza, porque si así fuera no habría Ética al no haber libertad. La Ética es fruto de
la cultura, y sólo de la cultura.
3.4.- Libertad positiva y libertad negativa. Libertad externa y libertad interna
3.4.1.- Libertad positiva y libertad negativa 1
El pensador inglés Isaiah Berlin consideraba que bajo el término “libertad” se ha
hecho referencia a dos realidades diferentes, e incluso contradictorias entre ellas.
- La libertad negativa se corresponde, en sus líneas fundamentales, con el
concepto de libertad que hemos dado en el apartado 3.1. Libertad negativa es
la capacidad de hacer lo que se quiera sin ningún impedimento externo que
lo impida. Berlin sostiene que esta es el verdadero concepto de libertad, que
sin libertad negativa no hay ninguna forma posible de libertad.
- La libertad positiva consiste en proporcionarle a la acción humana un
objetivo que la condiciona. Por ello las diferentes opciones de la libertad
humana quedan supeditadas a la consecución del objetivo. Esta versión de
libertad fue elaborada por Agustín de Hipona, pensador romano-cristiano del
siglo V, y en nuestra época fue retomada por los pensadores marxistas.
Especialmente desde algunas posturas religiosas, se ha defendido que la
verdadera libertad es la libertad positiva, utilizando el término peyorativo de
“libertinaje” para la libertad negativa. Esto no es aceptable, porque si no hay libertad
negativa, no hay verdadera libertad.
3.4.2.- Libertad externa y libertad interna
El ser humano tiene dos tipos de vivencias fundamentales. El ser humano se
relaciona con el mundo exterior, y consigo mismo, con su realidad interior.
- La libertad externa es la posibilidad de elegir efectivamente entre diferentes
opciones de actuación sobre la realidad externa al ser humano.
- La libertad interna es la posibilidad de tener diferentes ideas sobre las cosas
dentro de la propia conciencia. A la libertad interna se le ha denominada
también libertad de conciencia o de pensamiento.
1 Los adjetivos “positivo” y “negativo”, en este contexto, no hacen referencia a ningún tipo de valoración,
según el cual lo positivo es lo bueno y lo negativo es lo malo. “Positivo” procede el verbo latino
“ponere”, es decir, aportar algo, mientras que “negativo” significa quitar.
Unidad Didáctica IX - Ética
7
Debemos indicar que ambas forma de libertad deben darse, pues si falla una la
libertad no es completa. Si tenemos libertad de conciencia, pero no podemos actuar
sobre la realidad externa de forma consecuente con nuestra con nuestras ideas, cabe la
posibilidad de preguntarse si una libertad que no se puede ejercitar es verdadera
libertad. Por el contrario si tenemos libertad de actuación, pero no tenemos libertad
interna, realmente no podemos elegir entre diversas posibilidades que tenemos, sino
entre la única posibilidad que se nos ha dado a nuestra conciencia.
3.5.- Presupuestos para la Libertad
Un presupuesto es una condición que tiene que darse con anterioridad a
cualquier acción o capacidad humana. Si no se da un presupuesto para algo, es
imposible que se dé ese algo. Pasaremos a analizar ahora algunos de los presupuestos
más importantes para la existencia de la libertad.
3.5.1.- Ausencia de coerción
La coerción es un acto de fuerza que amenaza al individuo con consecuencias
negativas si realiza o no realiza una acción. La coerción elimina la libertad y las
acciones no libres de un individuo no pueden ser calificadas de acciones morales.
Tal y como hemos indicado anteriormente la coerción es un acto de fuerza, pero
también puede ser una forma de fuerza que no es el uso de la fuerza física, sino el
empleo de modos de fuerza como la fuerza psicológica o la manipulación.
La ausencia de la coerción es realmente el único presupuesto, de los que vamos a
ver, que es absolutamente necesario y sin el cual no hay libertad.
3.5.2.- Conocimiento
Para poder elegir entre las diferentes opciones debemos conocer las acciones.
Cuanto más conozcamos cada una de las opciones, más libre será nuestra elección,
porque no podremos dejarnos engañar. El mayor conocimiento nos hace más libre.
La ignorancia no siempre es una excusa, pues que puede cabe distinguir entre
una ignorancia insuperable y una ignorancia superable. Los arquitectos de las “Torres
Gemelas” no podían diseñar, en el momento que lo hicieron, el edificio preparado
contra colisiones aéreas, porque era una circunstancia difícilmente cognoscible; por el
contrario, si un arquitecto diseña un rascacielos en la actualidad sin tener en cuenta la
posibilidad de sufrir un atentado mediante la colisión de un avión, su ignorancia sí es
superable, por lo que no habría excusa a esta ignorancia.
Unidad Didáctica IX - Ética
8
3.5.3.- Reflexión
La capacidad para elegir, la libertad, se hace mayor si la elección es pensada y
no se toma a la ligera, sin plantearse con profundidad cada una de las opciones posibles.
Un mayor y mejor reflexión hace que nuestra libertad sea de más calidad.
3.5.4.- Previsión
Nuestras acciones tienen consecuencias. Prever las consecuencias de nuestras
acciones nos hace más libres para poder elegir desde lo que realmente queremos hacer o
desde lo que deseamos evitar.
3.6.- Garantía y protección institucional de la Libertad
Las sociedades democráticas han defendido, como nunca se ha hecho en la
historia, la libertad negativa, es decir, la eliminación de impedimentos para que el ser
humano pueda elegir lo que realmente quiere y evitar lo que no quiere.
Las democracias se han valido de numerosas normas y procesos legales para
garantizar la efectividad de la libertad negativa. Esto no se hace sin ninguna motivación,
sino porque la libertad negativa y su defensa constituyen un elemento fundamental de
las democracias que conocemos y disfrutamos.
3.7.- Moral, inmoral y amoral
Hemos dicho que la vida ética y moral de los seres humanos depende de la
existencia de la libertad. Sólo cuando somos libres actuamos moralmente. Pero no todas
las acciones humanas son libres, puesto que a lo largo del día llevamos a cabo
numerosas acciones sobre las que no tenemos libertad y que forman parte de nuestra
conducta mecánica, como respirar; pero también hay momentos en los que actuamos en
contra de nuestra libertad llevados por fuerzas o circunstancias insalvables.
Por ello distinguimos tres tipos de acciones humanas:
- Acción moral: acción libre del ser humano que realiza el bien en alguna de
sus formas.
- Acción inmoral: acción libre del ser humano que realiza el mal en alguna de
sus formas.
- Acción amoral: acción no libre del ser humano.
Unidad Didáctica IX - Ética
9
4.- LA ELECCIÓN MORAL
Elegir es seleccionar una acción entre varias, de una forma libre y que tenga
cierta relevancia respecto del bien y del mal. Es difícil imaginar una acción humana
libre que no tenga nada que ver con el bien y el mal, pero hay elecciones más relevantes
que otras.
4.1.- Presupuestos para la elección moral
4.1.1.- Pluralidad de alternativas
Para poder elegir realmente debemos tener una pluralidad de alternativas. Si sólo
podemos elegir una cosa, no hay elección; si sólo podemos elegir una cosa buena y las
restantes malas, tampoco es una verdadera elección; si únicamente podemos elegir entre
alternativas imaginarias o no factibles, tampoco estamos ante una elección que merezca
tal nombre. Las alternativas deben ser factibles para el ser humano y no indeseables.
4.1.2.- Límites físicos y biológicos
Los seres humanos podemos desear todo, incluso lo que no existe. Ello no quiere
decir que todos nuestros deseos sean verdaderas alternativas. Los seres humanos
tenemos límites físicos y biológicos en nuestra actuación, como especie no lo podemos
todos, pero tampoco como individuos, pues las capacidades entre los diferentes
individuos tienen fuertes contrastes.
4.1.3.- El problema del determinismo y los condicionamientos
Hay corrientes en todas las disciplinas científicas que consideran que la libertad
del ser humano es pura apariencia, porque realmente estamos dominados por un
condicionamiento tan fuerte que elegimos lo que nos indica nuestro condicionamiento.
Tanto el determinismo psicológico como el determinismo sociológico estiman
que la libertad humana es inexistente. El determinismo psicológico mantiene que las
características de nuestra personalidad y la forma en la que ésta se ha formado no nos
dejan ningún margen real de elección, elegimos lo que de todos modos hubiéramos
elegido. El determinismo sociológico tiene el mismo contenido que el psicológico, pero
considerando que el factor decisivo es el social: estamos tan condicionados por la
sociedad que las elecciones nos vienen dadas por nuestro contexto social.
Los seres humanos, ciertamente, tenemos condicionamientos de carácter
psicológico y sociológico, pero nuestros condicionamientos nos establecen ciertos
límites, dentro de los cuales mantenemos una amplia libertad de acción. En todo caso,
buena parte de estos condicionamientos pueden ser cambiados como han demostrado la
disciplina psicológica de modificación de conducta y la disciplina sociológica de
intervención social.
Unidad Didáctica IX - Ética
10
4.2.- Elementos de la elección
4.2.1.- Criterios
Toda elección humana es una aplicación de determinadas reglas, que llamamos
criterios, a un caso concreto, a una decisión concreta. Para decidir si apretar un botón u
otro de una máquina, con la finalidad de ponerla en marcha, aplicamos una serie de
criterios técnicos propios de esa máquina.
Los criterios de una elección moral son criterios morales o éticos, esto es,
criterios que sirven para conseguir hacer el bien y evitar el mal.
4.2.2.- Responsabilidad (véase el punto 5.3.)
4.2.3.- Razón
Además de estar referidos al bien o al mal, los criterios morales o éticos deben
ser racionales. Un criterio importante de racionalidad es el respeto del “principio de no
contradicción”, es decir, la imposibilidad de afirmar y negar una misma cualidad sobre
algo al mismo tiempo. Otro criterio importante de racionalidad es la “deducibilidad”,
esto es, que una cosa se siga necesariamente de otra, sin pasos no justificado.
4.2.4.- Deseos y aspiraciones
Una elección es moral o ética si aplica unos criterios, es responsable y racional.
Pero en nuestras elecciones morales o éticas también entran lo que queremos, deseamos
y a lo que aspiramos. Estrictamente nuestros deseos y aspiraciones no son elementos
racionales, pero ello no quiere decir que sean necesariamente irracionales, ya que deseos
y aspiraciones pueden ser conformes a criterios racionales y responsables.
4.2.5.- Máximas de experiencia
Los deseos y aspiraciones nos lanzan al futuro, pero los prejuicios nos traen la
experiencia pasada, tanto personal como colectiva. Las máximas de experiencia son los
vehículos a través los que cristalizamos la experiencia personal y la experiencia de la
sociedad en la que vivimos.
5.- CRITERIOS Y RESPONSABILIDAD
5.1.- Autonomía y heteronomía
- Autonomía moral: cuando los criterios morales proceden exclusivamente de
la razón humana se da la autonomía moral. Autonomía es gobernarse por sí
mismo, porque la autonomía moral consiste en que la racionalidad humana
es la que establece las normas morales, sin ninguna intervención externa. Un
individuo es autónomo moralmente cuando decide por sí mismo lo que es
bueno.
Unidad Didáctica IX - Ética
11
- Heteronomía moral: cuando los criterios morales o éticos tienen un origen
exterior al ser humano. Heteronomía es gobernarse por medio de otro; la
heteronomía moral consiste en recibir normas morales desde una
procedencia ajena a la racional del individuo; otros deciden lo que es bueno
o malo.
Los criterios morales o éticos sólo son verdaderamente válidos, si y sólo si son
autónomos; los criterios proporcionados de forma heterónoma no son morales porque
no tienen en cuenta la libertad del individuo, incluso podemos decir que los criterios
heterónomos violan la libertad individual y hacen del individuo un “menor de edad
moral”.
5.1.1. Heteronomía y religión
El principal cauce de la heteronomía a lo largo de la historia ha sido y es la
religión. Las grandes tradiciones religiosas, además de determinados contenidos sobre
el origen del mundo (mitos) y sobre determinadas acciones de relación con la divinidad
(ritos), tienen una serie de contenidos morales.
¿Por qué consideran las religiones que sus contenidos son buenos y por tanto
deben ser obedecidos por los seres humanos? En la Antigüedad, y especialmente en la
Edad Media, se plateó el siguiente problema: ¿lo que Dios manda es bueno porque es
bueno o porque Dios lo manda?
- Si se respondiese a esa pregunta diciendo que lo que manda Dios, lo manda
porque es bueno, se reconoce que el bien es independiente de Dios y que
Dios la reconoce y puede cambiarla
- Si dijéramos que lo que es bueno es porque Dios lo manda, algo sería sólo
bueno porque Dios lo dice, dependiendo la bondad de las cosas y de las
acciones de la voluntad de Dios. Si Dios cambiase de opinión, algo bueno
podría pasar a ser malo.
5.2.- La falacia naturalista
Uno de los problemas que más habitualmente se presentan a la hora de definir si
una acción es buena o es mala es la confusión entre lo que las cosas son y lo que las
cosas deben ser.
En el terreno moral, a lo largo de la Historia de la Ética, se ha caído
comúnmente en este error, consistente en considerar que si algo es determinada manera,
ha de ser y por tanto hay una obligación moral de mantener esa situación o de volver a
ella. En una formulación más inexacta también se ha fundado comportamientos morales
en lo normal, en lo mayoritario o lo estadísticamente relevante.
Unidad Didáctica IX - Ética
12
5.3.- Imperativo hipotético y categórico (lo condicionado y lo incondicionado)
¿Por qué hacemos algo? ¿Lo hacemos por querer hacer el bien o lo hacemos
buscando conseguir algo más a través de una acción buena? A lo largo de la historia del
pensamiento occidental podemos destacar dos finalidades de la vida moral:
ARISTÓTELES mantenía que la finalidad de la actuación buena es la felicidad, y
Epicuro puso el placer como finalidad de la vida moral.
Si actuamos moral o éticamente en busca de la felicidad o del placer, nuestra
actuación es condicional: “hago el bien para ser feliz o para tener placer”. En cambio, si
nuestra acción moral o ética sólo busca el bien como su finalidad, entonces nuestra
actuación es incondicional: “hago el bien porque únicamente busco el bien”.
La idea que las personas tenemos acerca del bien o del placer varían entre los
diferentes individuos y las diferentes comunidades humanas. Al decir “felicidad” o
“placer” no todos nos referimos a lo mismo, incluso lo que una persona puede
considerar como feliz puede significar infelicidad para otro, de modo que una persona
actuará de una manera y otra de otra, pues bajo un mismo término buscan cosas
diferentes. Como ya hemos dicho la Moral o Ética buscan la universalidad, esto es, la
validez general de sus criterios, por ello no podemos aceptar finalidades en la acción
moral que no sean
La búsqueda exclusiva del bien es la única finalidad aceptable desde un punto
racional. Hacer el bien por el propio bien es la única finalidad que hace que la moral sea
universal y no caiga en continuas contradicciones. Immanuel Kant llamó “deber” a
nuestra exclusiva vinculación moral al bien.
La moral que busca una finalidad se expresa mediante mandatos condicionales,
imperativos hipotéticos, según los cuales tenemos que hacer unas cosas y evitar otras si
queremos tener una vida feliz o placentera. Por el contrario si sólo buscamos el bien, los
mandatos serán incondicionales, imperativos categóricos, en los que tenemos que hacer
algo o evitarlo porque sólo deseamos hallar el bien, y nada mas.
KANT realiza cinco formulaciones de imperativo categórico en sus obras, pero
de todas ellas sólo dos son realmente importantes, en nuestra opinión:
- “Obra de tal modo de tu máxima particular pueda convertirse en ley
universal”
- “Obra de tal modo que no tomes a nadie como medio, sino como fin en sí
mismo”
Será bueno lo que esté conforme con el imperativo categórico, será malo lo que
no está en concordancia con este imperativo.
La segunda formulación del imperativo categórico fundamenta lo que la filosofía
moral, a partir de KANT, ha denominado dignidad humana. Los seres humanos no
podemos ser comparados, gracias a nuestro comportamiento moral, con ninguna otra
cosa que haya en la realidad, no podemos ser puestos como medio o como instrumentos
Unidad Didáctica IX - Ética
13
para ninguna otra persona o ninguna idea. Cada ser humano debe ser tratado con un fin
en sí mismo, en eso consiste respetar la dignidad humana.
La empatía es la capacidad que nos permite identificar la dignidad de los otros y
actuar en consecuencia. Difícilmente puede haber respeto a la dignidad de las personas
si n o existe la posibilidad de ponerse en el lugar del otro.
5.4.- Mínimos morales y máximos de felicidad
La pensadora española Adela Cortina ha defendido reiteradamente una
distinción que es de suma importancia: la de “mínimos morales” y “máximos de
felicidad”.
- Mínimos morales: los seres humanos debemos hacer el bien, lo cual
constituye un conjunto de obligaciones ineludibles y generales a todos los
seres humanos. Estos mandatos, incondicionales, definen un conjunto de
mandatos que tienen que ser pocos pero son los más importantes. Los
mandatos incondicionales y el cumplimiento de estos protegen la dignidad
humana.
- Máximos de felicidad: todas nuestras acciones no tienen que afectar
necesariamente a la dignidad humana. A lo largo de nuestra vida realizamos
numerosas elecciones en las que no está en juego nuestro ser humano y
nuestros derechos más fundamentales, sino la realización de nuestros deseos
y aspiraciones, el cumplimiento de nuestras perspectivas de felicidad y
placer. Por ejemplo, una vez aprobado el segundo de bachillerato y superada
la selectividad, tengo que elegir la carrera que voy a cursar en la
universidad; en principio ninguna elección, siempre que se dé en libertad, no
nos afecta en nuestra dignidad, por lo que elegiremos aquello que nos
proporcione más placer o felicidad por los motivos que sean.
Toda acción moral debe respetar los mínimos morales, es decir, ese conjunto de
mandatos morales incondicionados e innegociables, que conocemos a través del
imperativo categórico, aunque, una vez respetados los mínimos morales, puede optar
entre los diferentes máximos morales existentes, las diferentes formas de realización de
la vida humana.
La distinción entre mínimos morales y máximos de felicidad es sumamente
importante, pues la confusión de estos dos conceptos ha provocado no sólo debates
estériles entre las diferentes formas de entender el deber, el placer o la felicidad, sino
también el intento de imponer una concepción ética a las otras. Si no separamos el
núcleo realmente innegociable de la Ética (que es lo que afecta a la dignidad humana)
de los diferentes proyectos del ser humano para tener una vida feliz o placentera, puede
darse cualquiera de estas dos situaciones.
Mínimos morales Máximos de felicidad
Unidad Didáctica IX - Ética
14
5.4.1.- Reducción de la Ética a los mínimos morales
La vida moral quedaría reducida únicamente a los mínimos morales, de tal forma
que no hay matiz en la realización de la vida entre los diferentes individuos. Si todo es
fundamental, los seres humanos ven reducida su capacidad de elección.
5.4.2.- Reducción de la Ética a los máximos de felicidad
La vida moral se encamina únicamente a la consecución del placer o de la
libertad. Pero como ya hemos indicado cada persona tenemos diferentes concepciones
de la felicidad y del placer. Si nuestras vidas quedan reguladas a través de criterios
radicalmente diferentes, difícilmente los seres humanos podemos tener un conjunto de
normas comunes que posibiliten nuestra vida en común y las relaciones entre nosotros.
5.5.- Responsabilidad moral
Cualquier acción tiene unas consecuencias. También la tienen nuestras acciones
morales. Las consecuencias de nuestras acciones no sólo se dan en el momento
inmediatamente posterior a nuestra acción moral, sino que pueden manifestarse y
desarrollarse a lo largo del tiempo.
5.5.1.- Concepto de responsabilidad moral
El concepto de responsabilidad es enormemente complejo y tiene mucha
relevancia en esferas no morales, como es en el mundo jurídico, donde se distinguen
numerosas formas de responsabilidad (civil, penal, internacional,...), las cuales tienen
diferentes conceptos y características.
Lo que a nosotros nos ocupa es la responsabilidad moral. Por ello vamos a
intentar establecer un concepto. La responsabilidad moral es la relación que el individuo
mantiene con las consecuencias de sus acciones morales, por lo que el individuo no es
sólo el autor de la acción, sino también lo es de las consecuencias que se desprenden de
su acción. De esta forma el ser humano no sólo debe analizar la moralidad o
inmoralidad de su acción, sino también la moralidad o inmoralidad de las consecuencias
de su acción, por ello una acción buena puede ser inmoral no porque ella misma sea
mala, sino porque trae consigo consecuencias malas.
5.5.2.- Las consecuencias positivas: bien mayor y utilidad
Las consecuencias de nuestra acción pueden ser buenas desde el punto de vista
moral, pero la bondad de las consecuencias no elimina nuestra obligación de
examinarlas racionalmente. Entre dos opciones buenas debemos elegir la mejor, pues
hasta el bien admite grados, pues tenemos la obligación de hacer el mayor bien posible,
esto es, conseguir el bien mayor.
La elección por medio del “bien mayor” es sólo aplicable al individuo, ya que,
cuando nuestras acciones tienen consecuencias en otros seres humanos y en la sociedad
en su conjunto, hay que tener en cuenta un criterio complementario. El filósofo inglés
John Stuart Mill introdujo la utilidad dentro de la moral, pero en el sentido de utilidad
Unidad Didáctica IX - Ética
15
social. Stuart Mill dice que debemos buscar “el mayor placer posible para el mayor
número de personas posibles”.
Hay placeres primarios y otros secundarios. Los placeres primarios son aquellos
que afectan a las necesidades fundamentales de los seres humanos y por tanto tienen
prioridad sobre los placeres secundarios. Entre un mismo tipo de placeres, para elegir
entre uno y otro, debemos obtener el producto entre la intensidad del placer y al número
de persona que afecta, de forma que debemos elegir el placer cuyo producto sea mayor.
Por ejemplo, si el ayuntamiento de Ceuta tuviera que elegir entre construir un
centro de salud o centro recreativo, aunque el número de usuarios del centro recreativo
sea mayor que el de los usuarios del centro de salud, debemos elegir construir el centro
de salud, porque afecta a un placer primario, como es la salud. Pero si la elección fuera
entre el centro recreativo y una serie de pistas deportivas, tendríamos que descubrir la
dimensión del placer.
5.5.3.- Evitar el mal: el mal menor
Hacer el bien es una obligación moral fundamental, pero al mismo nivel de
importancia se encuentra la obligación de evitar el mal. Pero la división entre el bien y
el mal no tan tajante como sería deseable, especialmente en las consecuencias de las
acciones. De esta forma se hace necesario establecer criterios de elección cuando de
forma ineludible tengamos que optar entre alternativas que presentan ambas
consecuencias malas.
Esta situación no es rara en la vida, en muchas ocasiones nos vemos ante un
“callejón sin salida”, estamos obligados por las circunstancias a elegir entre dos
opciones malas. En este punto nace el criterio del “mal menor”. Este criterio es el
Intensidad Intensidad del placer del placer
100
50
Número de personas
afectadas 50
Producto de placer = 5000 Producto de placer = 5000
OPCIÓN A: Centro recreativo
Número de personas
afectadas 75
Producto de placer = 3750
OPCIÓN B: Pistas deportivas
Dado que el producto de placer de la opción A es de 5000, mientras que el producto de la opción B es de 3750, debemos
inclinarnos por la opción A
Unidad Didáctica IX - Ética
16
inverso al formulado por Stuart Mill, tenemos que elegir el menor mal posible para el
menor número posible de personas.
5.6.- La sanción moral: el premio y el castigo
Un niño hace algo o evita hacer algo no porque considere que debe hacer el bien
y evitar el mal, sino porque teme el castigo de sus padres. Para un niño el bien es lo
comporta un premio y el mal lo que conlleva un castigo. Ello es así porque el niño no ha
desarrollado todavía sus capacidades racionales respecto a la moral.
Muchos adultos viven como si fueran niños. Sólo se comportan buscando el
premio y tratando de evitar el castigo. De hecho, aunque su edad diga lo contrario, son
menores de edad. Si no existiera un castigo o sanción contra las acciones malas la
realizarían, y no realizarían el bien si no hubiera un premio. La moralidad humana se
fundamenta, como hemos visto en la razón, y el bien y mal no dependen para serlo de la
existencia del premio o del castigo. Debemos hacer el bien y evitar el mal por sí
mismos.
6.- LA VIDA MORAL Y SU ESTRUCTURA
La vida humana es un fenómeno biológico que se da en la naturaleza. El animal
que es el ser humano tiene una serie de características, como la libertad, que le
diferencia de las restantes especies animales. Como ya hemos indicado no todas
nuestras acciones son libres, sólo las acciones libres forman parte de lo que
denominamos “la vida moral”.
6.1.- Acción y omisión
La acción es la producción de un cambio en la realidad realizada por el ser
humano. Ya hemos visto suficientemente la acción y la repercusión moral que la acción
puede tener.
Cuando no hacemos algo, decimos que nos abstenemos de actuar. Esta
abstención de actuar se denomina omisión. La omisión, no actuar, puede ser tanto bueno
como malo. Dejar de realizar una acción mala es una obligación moral, mientras que no
realizar una acción buena y quedarse inactivo ante un imperativo moral (como ayudar a
alguien en necesidad) es inmoral.
6.2.- Repetición de acciones y hábito
Los seres no realizamos acciones aisladas, sino que repetimos las mismas
acciones una y otra vez. La repetición de acción genera en nosotros un hábito, unas
costumbres. La forma de comportarnos de los seres humanos depende mucho del tipo
de acciones a las que estemos acostumbrados. Una acción repetida o una omisión
constante constituyen un hábito o costumbre.
Unidad Didáctica IX - Ética
17
6.3.- Carácter
Los seres humanos nacemos con una sensibilidad respecto de la realidad. Incluso
entre hermanos encontramos formas de ser diferentes. Biológicamente tenemos un
conjunto de características que modulan nuestra relación con la realidad, pero esto no es
que un ámbito de actuación, algo así como la delimitación de nuestro terreno de juego.
Las repeticiones de acciones u omisiones, consolidadas en un hábito, constituyen
nuestro carácter, la forma que ser que nos hemos dado a través de nuestras acciones.
Depende de nosotros tener o no tener un buen carácter.
6.4.- Virtud y vicio
El fruto de esas repeticiones, que cuajan en nuestro carácter, nos determina en
una posición favorable o contraria al bien. Las posiciones tendentes al bien y al mal se
denominan virtud y vicio respectivamente.
- Virtud: predisposición a obrar bien adquirida mediante repetición de actos.
- Vicio: predisposición a obrar mal adquirida mediante repetición de actos.
7.- LAS FRONTERAS DE LA ÉTICA
7.1.- Ética individual, Ética social y Ética política
La Ética, tal y como la hemos tratado hasta ahora, es una Ética individual, una
Ética sólo entendida como comportamiento del individuo encaminado al bien o al mal.
Pero la Ética, como insinuábamos al hablar de la responsabilidad, se extiende a las
consecuencias de nuestras acciones sobre las demás personas.
De las acciones de los seres humanos depende la sociedad en la que vivimos, por
ello la Ética es Ética social. La Ética social se ha entendido también como en conjunto
de criterios morales acerca de las relaciones entre los grupos humanos, especialmente en
lo relativo a las relaciones económicas. Podemos ser buenos con las personas que
queremos y que están cercanas a nosotros, pero veremos procurar el bien para las
personas distantes o con las que no mantenemos especiales relaciones.
7.2.- Ética y Derecho
En la actualidad se ha extendido cierta confusión entre lo que es el Derecho y lo
que es la Ética. Muchas personas consideran que actúan bien simplemente porque su
comportamiento es perfectamente legal.
El derecho se inspira, al establecer sus normas, en los principios morales que
rigen en cada sociedad en un momento histórico dado, pero ello no quiere decir que las
normas jurídicas sean normas morales. A lo largo de la historia se han dado caso de que
las normas jurídicas ordenaban comportamientos inmorales, por lo que es necesario
mantener una neta distinción entre ambos sistemas normativos del comportamiento
humano. La Ética debe ser un punto de vista crítico respecto a la moralidad o
inmoralidad del Derecho.