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Estudos Feministas, Florianópolis, 17(2): 344, maio-agosto/2009 417 Mujeres que ‘interrumpen Mujeres que ‘interrumpen Mujeres que ‘interrumpen Mujeres que ‘interrumpen Mujeres que ‘interrumpen’ procesos: las primeras antologias procesos: las primeras antologias procesos: las primeras antologias procesos: las primeras antologias procesos: las primeras antologias feministas em los Estúdios feministas em los Estúdios feministas em los Estúdios feministas em los Estúdios feministas em los Estúdios Culturales Culturales Culturales Culturales Culturales Resumen Resumen Resumen Resumen Resumen: El objeto de este artículo es analizar el proceso de elaboración y producción de las dos primeras antologías editadas por mujeres en la disciplina académica conocida como Estudios Culturales, extrayendo toda la información que ambas publicaciones aportan sobre el papel jugado por las mujeres en la evolución de dicha disciplina. Tras una breve exposición sobre la historia de los Estudios Culturales, así como de los nuevos planteamientos que aportó al mundo académico, entraremos en un apartado que analizará el posterior nacimiento de los Estudios de la Mujer y su relación con los Estudios Culturales. Finalmente, me centraré en el análisis de los procesos de publicación de ambas antologías, que fueron fruto de la incorporación del colectivo feminista a la disciplina. El análisis pretende demostrar que lo que algunos críticos han calificado como ‘interrupción’, por parte del feminismo, del proceso que seguían los Estudios Culturales a finales de la década de los 70 del siglo XX supuso en realidad una gran aportación a la disciplina. Eso lo demuestra la inclusión de nuevos temas y conceptos en el debate académico, así como de nuevas herramientas de análisis, a pesar de las dificultades a las que se tuvieron que enfrentar las intelectuales feministas en los primeros momentos. Palabras clave Palabras clave Palabras clave Palabras clave Palabras clave: feminismo; Estudios Culturales; Estudios de la Mujer; antologías. Copyright 2009 by Revista Estudos Feministas. 1 El término empleado en lengua inglesa para referirse a ese retroceso del feminismo es “backlash”, que da título al libro publicado por Susan Faludi en 1992 (Londres: Chatto and Windus). Faludi analizaba las relaciones de género en los Estados Unidos contemporáneos, y planteaba que esa idea del retroceso del feminismo surgió en la década de los 80 del siglo XX, Isabel González Díaz Universidad de La Laguna, Tenerife, España A estas alturas del siglo XXI a nadie le sorprende encontrar publicaciones en las que, bajo el gran epígrafe de Estudios Culturales, se analizan cuestiones de género y sexualidad. Ese tipo de análisis lleva ya un largo camino recorrido, hasta el punto de que el propio término “feminismo” llega a cuestionarse como algo del pasado, y los críticos hablan de retroceso 1 del feminismo, de postfeminismo, de la masculinidad y su presunta crisis, o de teoría “queer”. En su libro Gender, Culture and Society: Contemporary Femininities and Masculinities, publicado en 2007, Máirtin Mac an Ghaill y Chris Haywood plantean que las cuestiones de género ya han dejado de ser “el coto vedado de una

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ResumenResumenResumenResumenResumen: El objeto de este artículo es analizar el proceso de elaboración y producción de lasdos primeras antologías editadas por mujeres en la disciplina académica conocida comoEstudios Culturales, extrayendo toda la información que ambas publicaciones aportan sobre elpapel jugado por las mujeres en la evolución de dicha disciplina. Tras una breve exposiciónsobre la historia de los Estudios Culturales, así como de los nuevos planteamientos que aportóal mundo académico, entraremos en un apartado que analizará el posterior nacimiento de losEstudios de la Mujer y su relación con los Estudios Culturales. Finalmente, me centraré en elanálisis de los procesos de publicación de ambas antologías, que fueron fruto de la incorporacióndel colectivo feminista a la disciplina. El análisis pretende demostrar que lo que algunos críticoshan calificado como ‘interrupción’, por parte del feminismo, del proceso que seguían los EstudiosCulturales a finales de la década de los 70 del siglo XX supuso en realidad una gran aportacióna la disciplina. Eso lo demuestra la inclusión de nuevos temas y conceptos en el debateacadémico, así como de nuevas herramientas de análisis, a pesar de las dificultades a las quese tuvieron que enfrentar las intelectuales feministas en los primeros momentos.Palabras clavePalabras clavePalabras clavePalabras clavePalabras clave: feminismo; Estudios Culturales; Estudios de la Mujer; antologías.

Copyright 2009 by RevistaEstudos Feministas.1 El término empleado en lenguainglesa para referirse a eseretroceso del feminismo es“backlash”, que da título al libropublicado por Susan Faludi en1992 (Londres: Chatto andWindus). Faludi analizaba lasrelaciones de género en losEstados Unidos contemporáneos,y planteaba que esa idea delretroceso del feminismo surgió enla década de los 80 del siglo XX,

Isabel González DíazUniversidad de La Laguna, Tenerife, España

A estas alturas del siglo XXI a nadie le sorprendeencontrar publicaciones en las que, bajo el gran epígrafede Estudios Culturales, se analizan cuestiones de género ysexualidad. Ese tipo de análisis lleva ya un largo caminorecorrido, hasta el punto de que el propio término “feminismo”llega a cuestionarse como algo del pasado, y los críticoshablan de retroceso1 del feminismo, de postfeminismo, dela masculinidad y su presunta crisis, o de teoría “queer”. Ensu libro Gender, Culture and Society: ContemporaryFemininities and Masculinities, publicado en 2007, MáirtinMac an Ghaill y Chris Haywood plantean que las cuestionesde género ya han dejado de ser “el coto vedado de una

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minoría política de activistas políticos, como las feministas ylos hombres que defienden el feminismo”, y el lenguaje sobreel género se utiliza cada vez más “como el eje central desdeel que hombres y mujeres articulan su comprensión de sersujetos en y objetos de un mundo que fluye”.2 En este libro,que analiza las relaciones de género contemporáneas enel contexto de la sociología y los estudios culturales, Mac anGhaill y Haywood resaltan la importancia, por un lado, delas primeras teorías feministas, al haber aportado a lasciencias sociales un lenguaje con el que poder entender loque ellos denominan la “desigualdad estructurada” y porotro, y más recientemente, de las contribuciones del postes-tructuralismo, el postcolonialismo y la teoría “queer” paraentender el género desde perspectivas diferentes, másalejadas de nociones patriarcales. Las relaciones de géneroson, para estos autores, un punto de intersección en el queconfluyen diferentes formas de poder, estratificación, deseoy formación subjetiva de la identidad, y ellos apuestan porla necesidad de mantener la tensión productiva que seproduce entre las diferentes explicaciones sociológicas yde estudios culturales que existen acerca de las relacionesde género.3

Sin embargo, a pesar de todo lo que se ha avanzadoa nivel teórico, quienes se detienen a estudiar los esfuerzosque el feminismo ha tenido que llevar a cabo para abrirsepaso dentro de las diferentes disciplinas de estudio que sefueron afianzando en la Academia a lo largo del siglo XXsaben que el proceso de aceptación de los análisis degénero no fue precisamente un camino fácil. Las pionerasque insistieron en la importancia de incluir esos análisis enel campo de los Estudios Culturales parecían estar luchandocontra corriente y, como veremos en estas páginas, su luchano estuvo exenta de problemas. Fruto de su perseveranciaes la naturalidad con la que actualmente se acepta que noes posible entender una sociedad y su cultura, los cambiossociales que se van produciendo, sin analizar las relacionesde género que se establecen dentro de la misma. Esa es sinduda una de las grandes aportaciones del feminismo a losEstudios Culturales, y en este ensayo nos proponemosdetenernos a analizar el momento histórico en el que estemovimiento comenzó a hacerse oír en esa disciplina. Peroantes de adentrarnos en nuestro análisis, y paracontextualizar esa incorporación del feminismo, haremos unrepaso a los orígenes de los Estudios Culturales.

1. Breve historia de los Estudios Culturales1. Breve historia de los Estudios Culturales1. Breve historia de los Estudios Culturales1. Breve historia de los Estudios Culturales1. Breve historia de los Estudios Culturales

La disciplina académica que conocemos por eltérmino de ‘Estudios Culturales’ debe su nombre al Centre

extendiéndose principalmentepor los medios de comunicaciónen un intento de hacer perderfuerza a las demandas delfeminismo.2 MAC AN GHAILL y HAYWOOD,2007, p. 4.

3 MAC AN GHAILL y HAYWOOD,2007, p. 8-9.

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for Contemporary Cultural Studies, que fue fundado porRichard Hoggart en la universidad británica de Birminghamen el año 1964. Aunque desde el año 1958, con lapublicación de los libros de Raymond Williams, Culture andSociety, y Richard Hoggart, The Uses of Literacy ya se puedehablar de los comienzos del tipo de estudio que vino adenominarse ‘estudios culturales’, fue a lo largo de ladécada de los setenta del siglo XX, mientras dirigía el CentroStuart Hall (1969-1979), cuando la disciplina se fue haciendofuerte, ocupando un cada vez más importante lugar en laAcademia. Una de las grandes aportaciones del centro deBirmingham al mundo académico fue su gran interés porincluir los productos de la llamada ‘cultura popular’ comoobjeto de análisis, demostrando que pueden ser tan válidoscomo los productos de la cultura más canónica, tradicio-nalmente asociada con la élite – la que en inglés sedenomina ‘high culture’. Otra gran aportación es su enfoqueinterdisciplinar, que abre puertas a multitud de análisis yreflexiones provenientes desde campos como la sociología,la teoría literaria, ‘film/video studies’ o la antropologíacultural. Pero, como indican Cary Nelson, Paula A. Treichler yLawrence Grossberg en la introducción a la antologíaCultural Studies, de la que son editores, al tiempo que losEstudios Culturales pueden ser definidos como una disciplinainterdisciplinar, también se puede decir que tiene un carácter“activa y agresivamente anti disciplinar”.4 Los editores deCultural Studies hacen referencia a las palabras de GraemeTurner, quien ha afirmado que sería su feroz crítica a otrasdisciplinas lo que hace que los Estudios Culturales semuestren reacios a convertirse en una de ellas.5 AngelaMcRobbie, por su parte, plantea cómo los estudios culturalesse han convertido en un terreno de estudio controvertidofrente a otras disciplinas al tiempo que se resiste a la puridaddisciplinaria.6

El interés de esta ¿disciplina? se centra en losfenómenos culturales originados en las sociedadesindustriales, y son conceptos como ‘ideología’, ‘raza’, ‘clasesocial’ o ‘género’ los que con más frecuencia han sidorevisados por sus estudiosos, en un afán de entender lossignificados y las prácticas de la vida cotidiana, laproducción cultural de los pueblos. Uno de los aspectosmás relevantes de ese intencionado carácter anti disciplinares la ausencia de una metodología de estudio clara,definida y cerrada en el seno de los Estudios Culturales. Sipor algo se define la metodología empleada por losnumerosos estudiosos de este campo es por su carácterecléctico y abierto. Simon During, en la antología The CulturalStudies Reader, que editó en 1993, se plantea qué tipo deanálisis es el que se realiza desde los Estudios Culturales

4 NELSON, TREICHLER yGROSSBERG, 1992, p. 2.NOTA ACLARATORIA: Al no disponerde copias en castellano de loslibros citados, la autora hatraducido las diferentes citas queaparecen en el texto, por lo queasumirá cualquier posible error oconfusión.5 NELSON, TREICHLER yGROSSBERG, 1992, p. 2.6 McROBBIE, 1992, p. 722.

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(sociológico, económico, crítico, …) y concluye que aunqueno es fácil hallar la respuesta, sí que se pueden encontrardos elementos que caracterizaron a los análisis que serealizaban desde los comienzos de la disciplina en ladécada de los 50 del siglo XX:

1. Su énfasis en la “subjetividad”, es decir, en elestudio de la cultura en relación con las vidas individuales.

2. El tipo de análisis comprometido, que les llevabaa tener en cuenta las desigualdades sociales a la hora deenfrentarse a cualquier clase de estudio.7

En opinión de During, la disciplina cambiaconstantemente tanto sus intereses de estudio como susmétodos debido a su constante y comprometida interaccióncon el contexto histórico en el que se encuentra ubicada ytambién porque no puede permitirse el lujo de asentarse ensu autoridad académica.8

Pero antes de continuar con este discurso se hacenecesario parar a reflexionar sobre la definición del término‘cultura’, algo que ha hecho derramar litros de tinta en laliteratura académica (Raymond Williams, Jody Berland, PaulWillis, John Fiske, Stuart Hall), convirtiéndose en un pasoobligado para cualquier estudioso de este campo.Raymond Williams, uno de los autores más influyentes de ladisciplina, reflexionaba ya en 1958 sobre el término ‘cultura’,que invocaría simultáneamente a los campos simbólicos ymateriales, y cuyo estudio no debería privilegiar a uno delos dos campos sobre el otro, sino más bien preguntarse porla relación existente entre ambos.9 Así pues, en los EstudiosCulturales se entiende que la cultura es un término amplioque incluye, como ya hemos comentado, tanto a la culturapopular como a la ‘high culture’. Si en un principio desdelos Estudios Culturales se entendía la cultura tan sólo comoalgo material (una obra de arte, una canción o una serietelevisiva), a medida que fue avanzando la disciplina, ycon las aportaciones de sus estudiosos, surgió lo que se hadado en llamar el ‘giro cultural’ (cultural turn), que consistióen un cambio de énfasis hacia el estudio de los procesosde producción de significados. De esta manera, los EstudiosCulturales van más allá del análisis del contenido de laproducción cultural material, en un afán por describir losprocesos discursivos mediante los cuales se forma y se dasignificado tanto a los objetos como a las identidades. Estose hace, por ejemplo, en estudios sobre la cultura de laclase trabajadora, sobre las llamadas ‘subculturas’ juveniles,sobre el papel de los medios de comunicación para producirconsenso social, o sobre la relación de los conceptos declase social y género con la cultura popular.10

Todas estas disquisiciones nos conducen aplantearnos otra de las cuestiones de obligada reflexión

7 DURING, 1993, p. 1-2.

8 DURING, 1993, p. 20.

9 WILLIAMS, 1982, p. 295. Vertambién NELSON, TREICHLER yGROSSBERG, 1992, p. 4.

10 NELSON, TREICHLER yGROSSBERG, 1992, p. 8.

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dentro – y fuera – del mundo de los Estudios Culturales: elcanon. Las preguntas son numerosas: ¿quién lo decide?,¿quién tiene el poder de decidir? Y, como plantean Nelson,Treichler y Grossberg, ¿existe algún producto cultural tanpoderoso como para que deba ser suprimido del canon?En última instancia, respondiendo a sus preguntas, ellosmismos afirman que no sólo debe ser examinado elcontenido de la selección – quién acaba formando partedel canon, del programa, de la conferencia o del libro, sinotambién la constitución y las consecuencias de la selección,ya se haya llevado a cabo por poderes progresistas oconservadores. También, en opinión de estos editores, esuna obligación de la disciplina interrogar constantementesu propia conexión con las relaciones de poder que lerodean, sus intereses propios.11

Desde los comienzos del desarrollo de los EstudiosCulturales se observaba una marcada diferencia entre elenfoque que se daba en el Reino Unido y el que se daba enlos Estados Unidos, diferencia no exenta de polémica. En suversión británica, identificados con el Centre forContemporary Cultural Studies, autores como RaymondWilliams o Paul Gilroy se posicionaban abiertamente en elámbito político de la izquierda, haciendo una dura críticaa la cultura de masas capitalista – crítica que bebía de laque la Escuela de Frankfurt hacía de la ‘industria de lacultura’. Mientras tanto, los estudiosos americanos, comoJohn Guillory, se centraban en el estudio de las audienciasde esa cultura de masas, analizando sus reacciones, asícomo los usos que hacían de la cultura. Según afirmanNelson, Treichler y Grossberg en la introducción al libro delque son editores, los académicos americanos seenfrascaban en sus estudios, enmarcándolos dentro de losEstudios Culturales, ignorando por completo el trabajo delos autores más significados de la disciplina, aquellos que“adoptaron, construyeron y formalizaron el término estudiosculturales para que diera nombre a su proyecto original yúnico”.12

En una versión de la historia de los Estudios Culturalesque podríamos calificar de generalista o neutral, o para sermás explícita, que no se centra en una perspectiva degénero, los editores de la antología Cultural Studiesplanteaban en 1992 cómo a lo largo de la década de los70 del siglo XX, y a comienzos de los 80, el trabajo realizadopor los miembros del Centro de Birmingham fue culminandoen la publicación de varias obras sobre la teoría de lasubcultura y sobre los medios de comunicación. Poco apoco, con el renovado interés de muchos de sus miembrosen la obra de Gramsci y su énfasis en cómo se articulan y secrean los significados, comenzaron a plantearse cuestiones

11 NELSON, TREICHLER yGROSSBERG, 1992, p. 13.

12 NELSON, TREICHLER yGROSSBERG, 1992, p. 9.

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como el racismo, la hegemonía y el Thatcherismo. Y es enese contexto, según los editores de la antología, cuando elfeminismo, en forma del Women’s Studies Group formado en1978, “interrumpió” (las comillas son suyas) el desarrollo deaquel proceso obligando a los Estudios Culturales areplantearse nociones tales como subjetividad, política,género y deseo.13

2. La voz de las mujeres en los Estudios2. La voz de las mujeres en los Estudios2. La voz de las mujeres en los Estudios2. La voz de las mujeres en los Estudios2. La voz de las mujeres en los EstudiosCulturalesCulturalesCulturalesCulturalesCulturales

En el primer artículo de la primera antologíapublicada sobre mujeres y Estudios Culturales, Women TakeIssue: Aspects of Women’s Subordination (1978), del quehablaremos extensamente en el siguiente apartado de estapresentación, el grupo de editoras dedica algunas páginasa hacer una breve historia de los orígenes del Women’sStudies Group en el Centro de Estudios Culturales Contem-poráneos de la Universidad de Birmingham. Como quieraque esta pequeña historia local resume muchos de losdebates y relaciones intelectuales que se produjeron tras laaparición del feminismo en el mundo académico, nosdetendremos en analizar las dificultades con que seencontraron las mujeres del grupo de Birmingham, así comosus logros.

El grupo se constituyó en el año 1974, y hasta esafecha – recordemos que desde 1964 – sólo dos ó tres mujereshabían formado parte del Centro de Estudios Culturales,frente a unos veinte hombres. Ellas habían trabajado envarios de los subgrupos que se habían formado en el Centro,pero en ninguno de esos equipos de trabajo observabanun interés por las mujeres como objeto de estudio. Segúnafirman las editoras de la antología, se encontraban enuna situación de aislamiento al tiempo que interrogabanlos textos teóricos y académicos que discutían con suscompañeros, encontrando una importante ausenciaestructural de las mujeres en la mayor parte de los mismos.14

Su interés se centró, por tanto, en intentar entender laexperiencia de la ausencia de las mujeres a nivel teóricopara analizar cómo el género estructura y es a su vezestructurado. Las editoras de la antología confiesan que enaquella etapa les resultaba extremadamente difícilparticipar en las actividades del Centro, y sentían, sin sercapaces de articularlo, que era un caso de dominaciónmasculina tanto del trabajo intelectual como del entorno enel que éste se llevaba a cabo.15

Fue gracias al apoyo del Women LiberationMovement y a la llegada en 1974 de más mujeres que seinteresaban por trabajar sobre mujeres como finalmente se

13 NELSON, TREICHLER yGROSSBERG, 1992, p. 9.

14 WOMEN’S STUDIES GROUP, 1978,p. 11.

15 WOMEN’S STUDIES GROUP, 1978,p. 11.

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organizaron para crear el Women’s Studies Group, queinicialmente estaba abierto a la participación tanto dehombres como de mujeres; el primer hombre que se unió algrupo lo hizo en el segundo semestre del año 1975. Pero laseditoras de Women Take Issue relatan el estatus ambiguodel grupo de estudios de la mujer dentro del Centro, debidoa que éste cumplía una función de apoyo mutuo entre susmiembros, similar a la de los grupos de concienciación delmovimiento de liberación de las mujeres. Eso generóproblemas tanto en términos del trabajo que realizabancomo de la manera en que lo llevaban a cabo. El dilemaera el siguiente: como mujeres, inevitablemente ellas eranel sujeto y el objeto de su propio estudio, y eso generabauna tensión que por una parte les proporcionaba el impulsopolítico para realizar su trabajo y por otra les proporcionabaun tipo de humor, una manera de trabajar y un entendimientode las incertidumbres que iban encontrando en su quehacercomo mujeres; y todo ello basado en el reconocimiento desus experiencias comunes de feminidad.16 Las implicacio-nes de todas estas consideraciones resultaron en unadivisión entre ellas por la cuestión de si el grupo debía serexplícitamente cerrado – es decir, si excluían a los hombres,como ocurría en los grupos del movimiento de liberación delas mujeres. Todas esas disquisiciones, como ellas mismasreconocen, no hacían más que lanzar mensajes contra-dictorios al resto de miembros del Centro de Birmingham.Así, con la intención de resolver el dilema, propusieron enjunio de 1976 crear un forum de mujeres, es decir, un grupocerrado exclusivamente para mujeres, al que se invitaba aparticipar a todas las mujeres que formaban parte del Centro.De esa manera, el grupo de estudios de la mujer podíacontinuar con su proyecto intelectual incluyendo a loscompañeros que estuvieran interesados en esos estudios altiempo que las discusiones sobre temas feministas másgenerales tenían lugar en el forum. La propuesta, segúncuentan las editoras, provocó largos debates en una reuniónen la que en principio nadie pareció oponerse: “Ahoraveríamos esto en muchas maneras como los comienzos deun debate más abierto sobre las implicaciones del feminis-mo para el Centro de Estudios Culturales Contemporáneosen su conjunto”.17

Uno de los primeros proyectos que ocupó al grupode estudios de mujeres en 1974 fue el de examinar lasimágenes de las mujeres en los medios de comunicación.Ese trabajo, según relatan en la introducción a Women TakeIssue, les ayudó a entender las complejidades que subyacenen torno a la feminidad bajo el simple uso del sustantivo‘mujer’, pero también les hizo reflexionar como grupo sobrelas dificultades del trabajo colectivo y sobre el problema

17 WOMEN’S STUDIES GROUP, 1978,p. 12.

16 WOMEN’S STUDIES GROUP, 1978,p. 12.

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del tipo de lector al que se dirigían sus escritos. En 1978reconocían que este último dilema aún les acompañaba, yhabía sido motivo de amplios debates a la hora de publicaresa primera antología sobre mujeres y Estudios Culturales;en consecuencia ese trabajo sobre las imágenes de lasmujeres en los medios fue haciéndose cada vez másteórico.18 Tras ese proyecto, el siguiente que emprendieronentraba de lleno en el debate sobre el trabajo doméstico,en un intento de considerar la relación existente entre clasesocial y subordinación de las mujeres a nivel teórico. Lasimágenes de la mujer que arrojaban los medios decomunicación eran tanto la de mujer como objeto sexualcomo las de mujer como madre y ama de casa, y esasúltimas provocaron que en el grupo tomaran la decisión deintentar desarrollar un análisis marxista-feminista de lasubordinación de las mujeres.19 El problema al que setuvieron que enfrentar en aquel momento fue el de articularlas relaciones de los conceptos de sexo y género con el declase, así como el de determinar la importancia que esosconceptos tenían en la lucha política. De hecho, segúnreconocen las editoras de esta antología, los análisis sobreel trabajo que se habían llevado a cabo desde el marxismo‘ortodoxo’ excluían constantemente las especificidades desexo y género, por lo que ellas se veían en la obligación deincorporar esos conceptos al debate teórico existente.20

A pesar de que las diferencias intelectuales y políticasdentro del grupo fueron en aumento, tanto por discrepanciasinternas, como por discrepancias con el Centro de EstudiosCulturales en su conjunto, y de que todos los hombres yalgunas de las mujeres que pertenecían al mismo loabandonaron, se mantuvo un grupo de mujeres que seesforzó por encontrar un terreno común desde el que trabajar.Se centraron principalmente en la idea de la subordinaciónde las mujeres a nivel económico, recurriendo a textosfeministas de principios de la década de los 70 del siglo XX,como los de Rowbotham y Mitchell. Ese nivel de compromisoteórico les permitía además, en opinión de las editoras dela antología, mantenerse conectadas a otros trabajos quese estaban llevando a cabo en el Centro, lo cual quedóclaro cuando ‘presentaron’ sus resultados ante todos susmiembros a finales del año 1977. Fue en ese período cuandocomenzaron a hablar de la posibilidad de publicar laantología, y sus editoras afirman lo siguiente: “Lo quefinalmente provocó que el CCCS nos permitiera hacer estelibro no fue solamente que hubiésemos ‘demostrado’ nuestrascapacidades en cuanto a nuestro trabajo teórico en losanálisis económicos en nuestra presentación …; también loprovocó el hecho de que escucharan las grabaciones demujeres que hablaban de sus vidas como amas de casa,

18 WOMEN’S STUDIES GROUP, 1978,p. 12-13.

19 WOMEN’S STUDIES GROUP, 1978,p. 13.

20 WOMEN’S STUDIES GROUP, 1978,p. 13.

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una poderosa demostración de la opresión de las mujeres,y del objetivo político de nuestro trabajo intelectual”.21

3. Antologías de Estudios Culturales sobre3. Antologías de Estudios Culturales sobre3. Antologías de Estudios Culturales sobre3. Antologías de Estudios Culturales sobre3. Antologías de Estudios Culturales sobremujeres y géneromujeres y géneromujeres y géneromujeres y géneromujeres y género

3.1. 3.1. 3.1. 3.1. 3.1. WWWWWomen Tomen Tomen Tomen Tomen Takakakakake Issue: Aspects ofe Issue: Aspects ofe Issue: Aspects ofe Issue: Aspects ofe Issue: Aspects ofWWWWWomenomenomenomenomen’s Subordination’s Subordination’s Subordination’s Subordination’s Subordination

En 1978, el Women’s Studies Group perteneciente alCentre for Contemporary Cultural Studies de Birminghameditó la que sería la primera antología de Estudios Culturalescentrada exclusivamente en los estudios de la mujer, tituladoWomen Take Issue: Aspects of Women´s Subordination. Ellibro no presenta a ninguno de los miembros de su grupoeditorial como editor principal, limitándose a ofrecer el listadode editoras en la primera página, y explicando en el primerensayo que ha sido producido por un colectivo de investiga-doras e investigadores del Women’s Studies Group (nuevemujeres y dos hombres). En su portada aparece una ilustra-ción en la cual se observa la parte delantera de una lavado-ra de ojo de buey detrás de cuyo cristal se pueden ver dosmujeres trabajadoras de una fábrica, una más joven, la otraen una edad más madura, ambas con el mismo uniforme ycon la mirada fija en la cinta mecánica realizando exacta-mente el mismo trabajo. La marca de la lavadora, queaparece en la parte superior derecha de la misma es‘Freedomatic’ (una clara ironía, pues combina las palabras‘libre’ y ‘hogar’). La ilustración resume perfectamente los dosámbitos en que se mueven las mujeres de la clasetrabajadora, así como el tipo de trabajo monótono y sumisoque deben realizar.

Los nueve ensayos recogidos en la antología no sepresentan estructurados bajo ningún epígrafe, pero segúnaparece en la contraportada del libro, éste se encuentradividido en dos partes. En la primera encontramos un artículoretrospectivo sobre la historia del Women’s Studies Groupque aparece firmado por todo el grupo editorial, y en el quedan cuenta de los problemas encontrados al intentar llevara cabo un trabajo intelectual feminista; a ese artículo lesigue otro que analiza algunos de los aspectos que ocuparona las primeras intelectuales del movimiento feminista, comola naturaleza de las mujeres o la dicotomía entre lo personaly lo político; el tercer y último artículo de esta parte de laantología se acerca a la base económica de la opresiónde las mujeres, analizando la relación entre mujeres yrelaciones de producción. La segunda parte del libro incluyeartículos que tratan desde la opresión de las amas de casaa la cultura de la feminidad de las adolescentes de la clase

21 WOMEN’S STUDIES GROUP, 1978,p. 14-15.

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trabajadora, pasando por otros en los que se analiza laaportación del psicoanálisis a la sexualidad y subjetividado el reflejo de la ideología de la feminidad en una revistade mujeres titulada Woman, para cerrar con dos artículossobre las relaciones de reproducción, uno desde el puntode vista de la antropología y otro que analiza la relaciónentre las relaciones de reproducción y la ideología delromance. Cuatro de los nueve ensayos de esta antologíason colectivos.

Nos vamos a detener nuevamente en el primero deellos, pues ofrece información muy valiosa tanto sobre lahistoria del grupo de Estudios de la Mujer, como pudimos veren el apartado anterior, como sobre sus objetivos principalesal publicar la antología. Como ya hemos dicho, el ensayoestá firmado por todo el grupo editorial, y lleva por título“Women’s Studies Group: Trying to Do Feminist IntellectualWork”. En la introducción las autoras presentan la actividaddel Centre for Contemporary Cultural Studies, indicandoque en el mismo no sólo se realizan investigacionesindividuales sino también trabajos colectivos sobre temasde interés común para algunos de sus miembros, como laeducación, los medios de comunicación o los estudios dela mujer. Explican que desde que el Centro se fundara, cadaaño se presenta la memoria ante el Departamento, y de esamemoria surge la base de los temas principales queaparecen publicados en la revista anual del Centro,Working Papers in Cultural Studies.

El grupo editorial de Women Take Issue afirma quecuando se tomó la decisión de hacer el libro lo que realmentepensaban era que estaban produciendo el númerodecimoprimero de la revista, algo que ya tocaba si se tieneen cuenta que en los diez números anteriores tan sólo habíanaparecido cuatro artículos relacionados con los estudiosde la mujer.22 Sin embargo, y tal como aparece explicadoen la contraportada del libro, tras la elaboración de estevolumen el Centro tomó la decisión de reemplazar la revistaWorking Papers in Cultural Studies por una colección anualcuyo primer volumen es el de esta antología que seconvertiría en la primera antología de mujeres publicadaen la disciplina de Estudios Culturales. Esa ‘invisibilidad’ delas mujeres en la revista y en buena parte del trabajointelectual del Centro a la que hacen referencia las editorasde Women Take Issue es resultado, según ellas, de un númerocomplejo de factores que van detallando a lo largo delensayo, y que en su opinión puede explicar tanto la historiade la antología que presentan como los problemas másgenerales de los estudios de la mujer y de los intentos dellevar a cabo un trabajo intelectual desde una perspectivafeminista.23

23 WOMEN’S STUDIES GROUP, 1978,p. 7.

22 WOMEN’S STUDIES GROUP, 1978,p. 7.

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Las editoras comienzan afirmando que el objetivode su trabajo se centra en cuestionar muchas de las nocionesexistentes en la sociedad acerca del papel y de la construc-ción del sexo y el género, así como en analizar de qué formaesas nociones se adquieren y se transmiten, añadiendo: “Através de las preguntas que formula el feminismo, y de lasausencias que detecta se va constituyendo la investigaciónfeminista y los estudios de la mujer como uno de los aspectosde la lucha por transformar la sociedad con el fin último deque los ‘estudios de la mujer’ lleguen a ser algo innece-sario”.24 Ese objetivo político ubicado dentro de un contextoacadémico presentaba, como ellas mismas afirman,problemas entre la práctica intelectual y la política, provo-cando ambigüedades y distintos grados de compromisoentre los miembros del colectivo. Las discusiones sobre eltema llevaron a las integrantes del Grupo de Estudios de laMujer a plantearse a quién debían dirigir su producciónintelectual, cuestionándose si debían asumir que sus lectoresserían marxistas o feministas, ambas cosas a la vez, o ningu-na. También hicieron un esfuerzo por intentar ser conscientesdel uso de los conceptos teóricos que manejaban paraentender la subordinación de las mujeres con mayorprecisión, frente a la tendencia general dentro del Centro ano ser conscientes del lenguaje teórico que empleaban,que en opinión de las editoras de Women Take Issue es unode los elementos que contribuye a perpetuar el conocimientocomo propiedad de unos pocos. El relato de estos aspectosde su quehacer académico concluye afirmando que nocreen haber tenido éxito en distinguir esos usos que hacíandel lenguaje.25

Esa ‘debilidad’ que afirman forma parte de su proce-so colectivo no es la única que las editoras de la antologíacomparten con sus lectores; de hecho, admiten que losestudios de la mujer como campo académico debe asumiralgunas contradicciones, entre otras la de concentrarse ensus propias experiencias como grupo dentro de la instituciónacadémica, algo que no ocurre porque consideren queese énfasis en la experiencia compartida sea más impor-tante, sino debido a la necesidad de trabajar colectivamen-te tanto para llegar a tener un conocimiento profundo de lasmismas como para interrogarse y apropiarse del‘conocimiento’ y las prácticas que excluyen o ignoran a lasmujeres.26 En 1978, cuando esta antología fue publicada,la dicotomía entre lo académico y lo no académico formabaparte del debate principal para definir qué era exactamentelo que se entendía por Estudios de la Mujer. En opinión delas editoras, el hecho de que el campo de estudio fuera tanamplio podía ser asumido como algo positivo, dada laconsiderable diversidad en objetivos, métodos y contenidos

26 WOMEN’S STUDIES GROUP, 1978,p. 8.

25 WOMEN’S STUDIES GROUP, 1978,p. 8.

24 WOMEN’S STUDIES GROUP, 1978,p. 7.

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que aportaba a la disciplina. Y eso sin olvidar el carácterpotencialmente subversivo de las prácticas no académicas,con su rechazo a las estructuras de aprendizaje en un intentode reemplazarlas por otras que se pudieran convertir en unaalternativa al conocimiento generado en las instituciones.Los orígenes eminentemente políticos de la disciplina, quesurgía de la conciencia de la subordinación y explotacióneconómica, ideológica, sexual y política de las mujerescomo grupo social hacían necesario que ésta se presentarade diferentes formas, y que su propia aparición dentro delcontexto académico fuera tanto el resultado como la razónde conflictos dentro y fuera de ese contexto.27

En el cuestionamiento constante que se hacían comogrupo sobre qué querían que fueran los estudios de la mujer,las intelectuales del Centro de Birmingham se hacíanpreguntas como las siguientes: “¿queremos despertarconciencias, aportar argumentos, cambiar el sistemaeducativo, producir feministas? ¿Todas esas cosas juntas?¿O acaso ninguna de ellas?”.28 De esas preguntas, laseditoras de Women Take Issue sacan cuatro conclusionesque comparten con sus lectores, y en las que merece lapena detenernos:29

1. El hecho de que una persona opte por sumarse alos Estudios de la Mujer puede en buena parte despertar suconciencia, ya que son principalmente las mujeres las quese acercan a este tipo de estudios. Los cursos en los que sematriculen y las lecturas que hagan les pueden proporcionarmaterial de reflexión sobre sus experiencias personales, detal manera que puedan ubicarlas dentro de un contextosociológico e histórico más amplio.

2. El punto de partida de los cursos sobre los estudiosde la mujer es diferente del de otras disciplinas, centrándoseen las mujeres como eje central, desplazando así su esferade actividades desde los márgenes hasta el centro. Esopuede provocar el descubrimiento de nuevo materialempírico o el cambio de perspectiva que se puede realizarsobre material ya existente.

3. Los estudios de la mujer hacen una crítica delsexismo y el machismo en las teorías, textos y cursos quecirculan por la academia, lo cual hace necesario laformulación de una teoría que explique cómo ocurren losprocesos de subordinación estructural de las mujeres.

4. Esto a su vez conduce a la necesidad dedesarrollar herramientas conceptuales para llevar a caboun análisis feminista. Como ejemplo dan, entre otros, laposibilidad de comenzar a separar los conceptos de ‘sexo’y ‘género’, citando a Ann Oakley (Sex, Gender and Society,1972), y también sugieren la creación de nuevos conceptoscon significados específicos.

27 WOMEN’S STUDIES GROUP, 1978,p. 8-9.

28 WOMEN’S STUDIES GROUP, 1978,p. 9.

29 WOMEN’S STUDIES GROUP, 1978,p. 9-10.

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Entre las mayores dificultades intelectuales y políticasa las que se tuvieron que enfrentar para llevar a cabo eltrabajo desde las perspectivas apuntadas arriba seencontraba la de efectuar intervenciones en los trabajosque estaban realizando otros investigadores del Centro deBirmingham. Se planteaban cómo su investigación feministapodía transformar las investigaciones y el conocimiento yaexistentes, y llegaron a pensar que para ello tendrían que‘conquistar’ todo el campo de los Estudios Culturales, queya de por sí es multidisciplinar, y una vez hecho eso haceruna crítica feminista. Pero la alternativa que adoptaronfinalmente fue la de concentrarse en lo que estimaron eranlas principales áreas de investigación del Grupo de Estudiosde la Mujer, arriesgándose a que sus preocupacionesquedaran dentro del campo específico del género. Es decir,los temas de la mujer quedaban relegados a ser sólo objetode interés de quienes los reivindicaban: las mujeres.30 Sutrabajo intelectual se enfrentaba constantemente con ladisparidad existente entre la sofisticación de los análisis deformación social en términos de clase y el poco trabajo quese había desarrollado sobre las estructuras de sexo y género.La necesidad de realizar investigaciones concretas ehistóricamente específicas desde una perspectiva feministaquedaba en 1978 como el aprendizaje más importante quehabía logrado el Grupo de Estudios de la Mujer en los últimosaños de trabajo.31

En la conclusión al artículo de introducción, que laseditoras admiten haber redactado con dificultad, afirmanque la producción del libro se debe en muy buena parte alas muchas contradicciones que se han esforzado por reflejaren el mismo. Los diferentes puntos de vista tanto de lasmujeres como de los hombres que se decidieron a escribirlotienen que ver con las diferentes formas de entender tanto loque es el ‘feminismo’ y el ‘trabajo intelectual’ como lasprácticas políticas. Uno de los puntos que se seguíanplanteando, y que les llevaba a cuestionarse qué esexactamente el feminismo, es si los hombres pueden o no serfeministas; a eso había que añadirle la incertidumbre sobresi sus textos debían ir dirigidos principalmente a mujeres o ahombres, o si era posible dirigirse a ambos a la vez en losmismos términos. Reconocen haber intentado ocultar enbuena parte esas diferencias y desacuerdos en el intentode hacer el relato de los orígenes del libro.32

En el fondo reconocen que la producción del librofue un proceso de educación política e intelectual tantopara los que contribuyeron al mismo como para otrosmiembros del Centro. Afirman que la razón inicial por la quese embarcaron en el proyecto era fundamental: la ausenciacontinuada de una preocupación visible dentro del Centro

30 WOMEN’S STUDIES GROUP, 1978,p. 10.

31 WOMEN’S STUDIES GROUP, 1978,p. 11.

32 WOMEN’S STUDIES GROUP, 1978,p. 15.

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de Estudios Culturales Contemporáneos por los temasfeministas. En su opinión, uno de los resultados positivos delproceso fue conseguir que el feminismo fuera más aceptadodentro del Departamento; otro aspecto positivo fue la expe-riencia de politización en que se convirtió el trabajo editorialpara los que compusieron el grupo. Concluyen retornandoa lo que ven como tema central de su trabajo: “Una de lascosas que queremos de los Estudios de la Mujer es quecontribuya a hacer un análisis feminista de ‘cómo están lascosas’ – crítica de discursos existentes, descubrimiento denuevo material y nuevos cuestionamientos y desarrollo deuna aproximación teórica a la subordinación de las mujeresbajo el capitalismo”.33 Esa es la dirección hacia la que enfo-ca el libro, aunque acaban reconociendo que perciben deuna manera diferente la naturaleza de sus contradiccionesal tratar de obtener un reconocimiento que valide su trabajointelectual feminista dentro de un contexto académico altiempo que cuestionan los términos en que ese recono-cimiento es concedido. Por esas diferencias políticas encuanto a los logros de su trabajo afirman no haber podidollegar a un acuerdo sobre la conclusión.34

3.2. 3.2. 3.2. 3.2. 3.2. Off-Centre: Feminism and CulturalOff-Centre: Feminism and CulturalOff-Centre: Feminism and CulturalOff-Centre: Feminism and CulturalOff-Centre: Feminism and CulturalStudiesStudiesStudiesStudiesStudies

La segunda antología sobre mujeres y EstudiosCulturales, Off-Centre: Feminism and Cultural Studies, fueeditada en 1991 por Sarah Franklin, Celia Lury y JackieStacey. Las editoras afirman en el prefacio que el libro esproducto tanto de una historia particular como de una tradi-ción de trabajo también peculiar que se venía desarrollandoen el campo de los estudios culturales en Birmingham.Presentan esta antología como una sucesora de WomenTake Issue, vinculándola también al trabajo colectivodesarrollado en los subgrupos del Centro de EstudiosCulturales Contemporáneos, que ya en 1991 había pasadoa convertirse en Departamento de Estudios Culturales.35

Aunque reconocen que la trayectoria de los temas feministasen Birmingham desde la publicación de Women Take Issueno ha estado exenta de problemas, encuentran el ladopositivo en el hecho de que el trabajo ha sido continuado,y afirman mantener la esperanza en que la publicación deesa segunda antología le haga justicia y perpetúe dichatrayectoria. Desde esta primera página, y en muchasocasiones a lo largo del libro, aclaran que la relación entreel feminismo y los estudios culturales no es siempre unarelación llevadera, tanto en lo que se refiere a puntos devista de prácticas de trabajo como a puntos de vistaintelectuales y políticos. Pero al mismo tiempo afirman que

33 WOMEN’S STUDIES GROUP, 1978,p. 15.

34 WOMEN’S STUDIES GROUP, 1978,p. 16.

35 FRANKLIN, LURY y STACEY, 1991,p. ix.

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la antología fue concebida y producida con un fuertecompromiso de demostrar la utilidad de combinar esosdistintos puntos de vista, así como de perfeccionarlos yredefinirlos continuamente.36

Esta antología surge concretamente en uno de lossubgrupos del Centro, el Women Thesis Writers’ Group, en elque algunas alumnas de postgrado feministas se reuníancon otras mujeres afiliadas al Centro para intercambiar sustrabajos escritos, reflexionar sobre los mismos y debatir otrasideas más generales sobre el feminismo. Lo que según laseditoras de Off-Centre produjo el impulso definitivo parapublicar el libro fue la celebración del décimo aniversariode Women Take Issue, que les hizo plantearse la convenien-cia de lanzarse a un proyecto que le sucediera y que docu-mentara la contribución continuada de las feministas a losestudios culturales en Birmingham. En aquellos momentosde finales de los años ochenta ya se reconocía a muchosniveles el diálogo existente entre el feminismo y los estudiosculturales, así como la importancia de la imbricación entrela teoría cultural y el feminismo.37

En opinión de las editoras de Off-Centre, Women TakeIssue fue un ejemplo temprano del trabajo feminista que seestaba llevando a cabo dentro de los estudios culturales, conuna metodología que utilizaba la teoría marxista al tiempoque intentaba transformarla. Al centrarse en cuestiones comola reproducción cultural y la producción, esa primeraantología resaltó la necesidad de que los estudios culturalesse acercaran a las dimensiones ‘personales’ de la cultura enel contexto político del análisis feminista. Las editoras de Off-Centre destacan la importancia de ese libro al afirmar que apartir de su publicación el impacto del feminismo en losestudios culturales fue teniendo una relevancia que iba enaumento. Eso se pudo observar por ejemplo en cómo el interésinicial por temas como la ideología o la hegemonía fuetransformándose en un mayor interés por la identidad y lasubjetividad. Ellas atribuyen ese cambio no sólo a lasintervenciones feministas, sino también a la influencia delpsicoanálisis y del post estructuralismo.38 Otro tema de interéscreciente en los estudios culturales gracias al feminismo es elde la sexualidad, aunque ahí las editoras de Off-Centre matizanque aunque en algunos casos se ha analizado la sexualidady su relación con el género, la forma en que se han realizadolos análisis sobre la sexualidad ha sido muy selectiva, sinintegrar en muchas ocasiones los análisis feministas como elde la institución patriarcal de la heterosexualidad. Lo mismoocurría, afirmaban las editoras, con los temas de gays ylesbianas, que en aquellos primeros años de la década delos noventa del siglo XX estaban comenzando muy lentamentea ser tomados en serio dentro de los estudios culturales.39

36 FRANKLIN, LURY y STACEY, 1991,p. ix.

37 FRANKLIN, LURY y STACEY, 1991,p. ix-x.

38 FRANKLIN, LURY y STACEY, 1991,p. 6.

39 FRANKLIN, LURY y STACEY, 1991,p. 7.

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En el primero de los dos ensayos que forman parte dela Introducción a Off-Centre, titulado “Feminism and CulturalStudies: Pasts, Presents, Futures”, las editoras – manejando ellenguaje propio de la época – afirman que el libro trata deformas de conocimiento, poder y política, aunando elfeminismo y los estudios culturales en una variedad decontextos. Añaden que tanto el feminismo como los estudiosculturales tienen historias complicadas y contradictorias,dentro y fuera de la academia; en cualquier caso, resaltanque no existe una historia única, lineal y unificada deninguno de los dos campos, por lo que no se van a esforzaren contarla, sino más bien en resaltar tres de los aspectosque encuentras más relevantes, lo que consideran que sonlos temas clave en su desarrollo: los paralelismos existentesentre feminismo y estudios culturales, la falta de imbricaciónentre ambos y finalmente los tres tipos de imbricación que síparecen existir, cuyos contenidos dan pie a la estructurafinal de la antología.40

En esa primera sección de la introducción, queindaga en los paralelismos entre los estudios de la mujer ylos estudios culturales, afirman que ambas disciplinas tienenen común su fuerte compromiso con la política fuera de laacademia, con unas agendas políticas cercanas almovimiento feminista en el primer caso y a la política deizquierdas en el segundo. Añaden que la baseinterdisciplinar que también comparten ha retado de unaforma importante las fronteras académicas y las estructurasde poder, centrándose en el análisis de las formas de podery la opresión y en las políticas de producción delconocimiento tanto dentro de la academia como en lasociedad.41 Además, también comparten el haber retadoalgunas de las convenciones existentes en la prácticaacadémica, introduciendo el trabajo colectivo frente alindividual, incluyendo a las/os alumnas/os en la construcciónde los programas de estudio y abriendo espacios donde seconectan la experiencia personal y las cuestiones teóricas.Recordemos que el asunto de la experiencia personal erauno de los que el Centro de Estudios Culturales cuestionabaal grupo de estudios de la mujer en sus comienzos, tal ycomo expusieron las editoras de Women Take Issue. Sinembargo, a pesar de todos esos aspectos que tienen encomún, las editoras de Off-Centre se paran a analizar cómoel desarrollo de los estudios de la mujer y de los estudiosculturales no ha ido a la par. Se centran primero en eldesarrollo del feminismo y los estudios de la mujer, parapasar posteriormente al de la teoría marxista, la política deizquierdas y los estudios culturales.

En el primero de los casos, afirman que los estudiosde la mujer han ofrecido al feminismo una base institucional

40 FRANKLIN, LURY y STACEY, 1991,p. 1.

41 FRANKLIN, LURY y STACEY, 1991,p. 1-2.

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para la educación de adultos durante un período ya en1991 de diez años, consiguiendo establecer un espaciodentro de las instituciones educativas desde el que se puededocumentar, analizar y teorizar la posición de las mujeres enla sociedad. La existencia de muchos cursos de grado y depostgrado sobre estudios de la mujer, así como el hecho deque las editoriales más importantes incluyan los estudios dela mujer o de género en sus listas dan prueba de ello, juntocon las múltiples publicaciones de editoriales feministas. Sien las primeras intervenciones que pudo realizar el feminismoen la academia, tal como quedó constatado en el análisisde Women Take Issue, tenían que hacer un esfuerzo porresaltar la ausencia de atención al género dentro de lasteorías y debates existentes, los siguientes pasos fueron elreto a los conocimientos académicos y la introducción denuevos temas en la academia. El hecho de que seintrodujeran en las agendas académicas temas como laviolencia masculina, la sexualidad y la reproducción danuna muestra de los logros de las feministas, en suconvencimiento de que ‘lo personal es político’. Estos temas,entre otros muchos, se convirtieron en objeto de estudio nosólo de los estudios de la mujer, sino de disciplinas como lasociología, la antropología, la historia o la literatura.42

Las feministas no se centraron sólo en documentar laopresión de las mujeres, sino que comenzaron a desarrollarteorías más generales para explicar el cómo y el por qué dela subordinación de las mujeres. Las editoras de Off-Centredan algunos ejemplos ilustrativos de los desarrollos en estecampo: algunas feministas ampliaron las teorías marxistasde la explotación de los trabajadores en el capitalismo obser-vando la posición de las mujeres asalariadas, y otras lasampliaron para incluir la división sexual del trabajo domés-tico. Algunas se alejaron de la idea de las relaciones declase, localizando la base de la subordinación de las muje-res en el sistema patriarcal, que para ellas es un sistema deexplotación relativamente diferente, e introdujeron marcos yconceptos de análisis completamente nuevos. Y otras femi-nistas resaltaron la importancia de las relaciones socialespatriarcales dentro de un conjunto de desigualdades quese entrecruzan, como el racismo, el heterosexismo, el impe-rialismo o la división de clases.43 También se discutió dentrodel feminismo la utilidad del término ‘patriarcado’ en laexplicación de la opresión de las mujeres, en un intento deser más específicas en su uso. El tema principal de ese deba-te es hasta qué punto la subordinación de las mujeres esuniversal, y el trabajo de muchas antropólogas e historiado-ras ha sido especialmente significativo para demostrar quela desigualdad de las mujeres es producto de la coloniza-ción, el imperialismo y la acumulación de capital.

42 FRANKLIN, LURY y STACEY, 1991,p. 2.

43 FRANKLIN, LURY y STACEY, 1991,p. 3.

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Si las primeras activistas e intelectuales se esforzaronpor destacar los aspectos comunes de la opresión parademostrar que la dominación masculina era sistemática yafectaba a todas las áreas de la vida de las mujeres, en eldesarrollo de los estudios de la mujer el feminismo se tuvoque enfrentar, para entender la opresión de las mujeres, altema de las diferencias existentes entre ellas. Esas diferenciaspueden ser de identidad étnica, de nacionalidad, de claseo de sexualidad, y obligaron al feminismo a revisar suspropias teorías y conceptos, asumiendo los modelos limitadosde la categoría ‘mujer’.44 Como resultado de la revisión, elfeminismo asumió finalmente la fuerza que le proporcionabala diferencia y la diversidad. Las editoras de Off-Centreafirman al respecto: “El reto, tanto a nivel teórico como político,consiste en saber si las feministas pueden mantenerse juntaspor lo que tienen en común en relación a las estructurassociales patriarcales opresoras sin negar las diferencias muyreales que existen entre las mujeres y las especificidadesque resultan en distintas formas de opresión”.45

Las editoras de esta antología reconocen que esecuestionamiento de la categoría ‘mujer’ dentro de la teoríafeminista se produjo no sólo por los cambios que ocurrierondentro del movimiento, sino también por la aparición dedos teorías críticas que tuvieron un gran impacto en elfeminismo: el postestructuralismo y el postmodernismo. Elescepticismo que desprendían ambas teorías en cuanto ala posibilidad de que existan identidades únicas hizocuestionar al feminismo la posibilidad de que existiera lacategoría ‘mujer’ como algo unificado y con un significadofijo y determinado. Concretamente, la teoría psicoanalíticaintrodujo la idea de ese subconsciente imprevisible eincontrolable que llevaba a cuestionar esa identidadcoherente que previamente se había buscado.46

Mientras todo esto ocurría dentro del debate feminista,los estudios culturales se fueron adaptando a los cambiosque también se producían dentro de la teoría marxista y dela política de izquierdas, ocupando un lugar prominente enel desarrollo de teorías de producción y de consumo cultural.Sin ser una disciplina monolítica, al igual que los estudiosde la mujer, los estudios culturales ofrecieron un espacioalternativo dentro de la educación superior desde el que sepodía retar a las disciplinas tradicionales, cuestionando eltipo de conocimiento que éstas producían, así como lasrelaciones de poder que se establecían en las prácticaseducativas. En un intento de dejar atrás los límites del deter-minismo económico y del énfasis en los modos de produccióndel marxismo, los estudios culturales aportaron análisis enlos que las dimensiones culturales del poder y de la desi-gualdad cobraban más importancia (como ejemplo pode-

44 FRANKLIN, LURY y STACEY, 1991,p. 3-4.

45 FRANKLIN, LURY y STACEY, 1991,p. 4.

46 FRANKLIN, LURY y STACEY, 1991,p. 4.

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mos pensar en la revisión del canon literario, que comenzóa incluir textos de cultura popular). El impacto de las teoríascríticas de la escuela de Frankfurt, el postestructuralismo, elpsicoanálisis y el postmodernismo también fue muyimportante en los estudios culturales. La teoría postestuc-turalista del discurso, derivada de la obra de Foucault,cuestionó la relación existente entre conocimiento, poder ypolítica, y la noción de discurso se convertía en unaalternativa al concepto marxista de ideología. El sujeto eraahora entendido como un producto de varios discursos delconocimiento, que se desarrollaba a través de la construc-ción de categorías sociales como la locura, la disciplina ola sexualidad. A esa idea del sujeto había que añadirle laque proponía el psicoanálisis de Lacan, como mencionába-mos antes, que señalaba la importancia del subconscienteen la formación de la identidad, lo cual explicaba lanaturaleza fragmentada de la subjetividad, así como ladificultad de mantener identidades estables y unificadas.Las teorías sobre etnicidad e identidad nacional y los análisissobre el racismo también fueron integrados dentro de losestudios culturales desde finales de la década de los setentaY no debemos olvidar la influencia del feminismo en eldesarrollo de los estudios culturales, de la que ya hemoshablado y seguiremos hablando.47

Lo que ya en 1991 tenían claro las editoras de Off-Centre eran los puntos en los que convergían el feminismo ylos estudios culturales, así como aquellos en los que diver-gían. A nivel teórico ambas disciplinas coincidían en supreocupación por analizar las formas y operaciones delpoder y la desigualdad, tomando como parte integral deesas operaciones la producción del conocimiento. Ambasrecurren a la teoría del discurso, el postestructuralismo, elpsicoanálisis, la semiótica y la desconstrucción, haciendouna crítica de esas teorías al tiempo que utilizan aquelloque refuerza las teorías que ya el feminismo y los estudiosculturales manejaban acerca del poder y la resistencia.48

Las divergencias que existen entre ambas disciplinas son,en opinión de las editoras de esta antología, bastanteconsiderables, y sugieren que el orden de prioridades esalgo diferente entre feminismo y los estudios culturales. Aun-que no niegan que el feminismo ha influido en los estudiosculturales, afirman que esta influencia tiene sus límites, yesos límites son importantes por lo que revelan de la inte-racción dispar que existe entre ambos campos. Uno de losejemplos que dan de esos límites es la falta de interés quemuestran los estudios culturales por el desarrollo de las teoríasfeministas sobre las desigualdades de género, que demues-tran que los estudios culturales siguen bastante desinfor-mados sobre las teorías del patriarcado. Eso conduce a

47 FRANKLIN, LURY y STACEY, 1991,p. 5-7.

48 FRANKLIN, LURY y STACEY, 1991,p. 7.

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que los estudios culturales no se centren en explicar temascomo la sexualidad, la reproducción o la violencia; mientrascontinúan preocupados por los factores económicos, polí-ticos e ideológicos de la desigualdad, ignoran lo que elfeminismo les puede aportar en sus análisis, con su cues-tionamiento y revisión de las teorías críticas existentes.49

Volviendo a centrarse en los estudios de la mujer, laseditoras de Off-Centre se plantean la necesidad de clarificarqué se debe entender por análisis feminista de la cultura,de tal manera que se pueda disponer de una serie detérminos que ayuden a hacer ese análisis centrándose en elpoder patriarcal y dilucidando cómo enfrentarse al mismo.En aquellos primeros años de la década de los noventa delsiglo XX estaban comenzando a hacerse esas preguntas,con el debate esencialista todavía en el ambiente.50 Lo queplantean como objetivo de la antología, al aunar elfeminismo y los estudios culturales, es pues considerar laimportancia que dentro de la teoría y la política feministastienen las cuestiones sobre las dimensiones culturales de ladesigualdad de género y del poder patriarcal. Ellas seesfuerzan por demostrar en esta introducción que existendos maneras de explorar cuál es esa importancia: una esinvestigar el papel que juega la cultura en la reproducciónde la desigualdad de género, y la otra es preguntarse dequé manera un análisis de género puede contribuir acomprender la cultura. Reconocen que el proyecto no puedeser único, dada la diversidad de análisis feministasexistentes, y afirman que la antología no pretende representarun modelo definitivo o general. Eso se puede entender siobservamos las tres secciones principales en que se dividela misma, que según las editoras atienden a los tres puntosque sí tienen en común el feminismo y los estudios culturales.51

La primera sección de Off-Centre, que es de Introduc-ción, consta de dos ensayos, uno, del que estamos hablandoaquí, que se dedica a analizar los pasados, presentes, yfuturos del feminismo y los estudios culturales y otro que rela-ciona el Feminismo, el Marxismo y el Thatcherismo, entron-cando el feminismo con los modelos de análisis de estudiosculturales que se estaban aplicando en el momento en quese editó el libro. Las tres secciones principales, que dancuerpo a la antología, se introducen con los siguientesepígrafes: “Representación e Identidad”, “Ciencia y Tecnolo-gía” y “El Thatcherismo y la Cultura de la Empresa”. En opiniónde las editoras, estas subdivisiones reflejan el interés de losque contribuyeron en el libro, casi todos relacionados conel Centro de Estudios Culturales de Birmingham, pero tambiéncada sección es significativa por lo que indica de los trestipos de interacciones que existen entre el feminismo y losestudios culturales en diferentes tipos de análisis.52

49 FRANKLIN, LURY y STACEY, 1991,p. 8-9.

50 FRANKLIN, LURY y STACEY, 1991,p. 14.

51 FRANKLIN, LURY y STACEY, 1991,p. 14.

52 FRANKLIN, LURY y STACEY, 1991,p. 15.

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Los cinco ensayos que aparecen bajo el epígrafe de“Representación e Identidad” contribuyen, según las edito-ras, a un tipo de análisis en el que ambas disciplinas hanestado bien representadas, dado el interés que han compar-tido en la cultura popular y en el análisis de la representacióny la identidad, con un giro reciente en aquel momento haciael tema del consumo y la recepción cultural.53 El primero deellos trata sobre la audiencia de los melodramas y el género,el segundo sobre las revistas populares de adolescentes yla cultura dominante, el tercero analiza el feminismo y elplacer de lo popular, el cuarto conecta el género, la autobio-grafía y la institución de lo literario, y el quinto explora en laposibilidad de integrar perspectivas feministas y de estudiosculturales en el estudio de la masculinidad de los jóvenesde la clase obrera.

Bajo el epígrafe de “Ciencia y Tecnología” encontra-mos una estructura peculiar. El primer ensayo relaciona laciencia y la tecnología con el feminismo y los estudios cultu-rales, y posteriormente encontramos un epígrafe que se refierea la reciente iniciativa legislativa anti aborto que habíasurgido en Gran Bretaña en la década de los 80 del sigloXX, denominada Alton Bill. En realidad, se trata de la presen-tación de un proyecto que había llevado a cabo el Subgru-po de Ciencia y Tecnología del Centro de Birmingham desde1986. Es ese subgrupo el que introduce pues los cuatroensayos que siguen, y que indagan todos en el que entoncesera el polémico tema del aborto. Así, el primero de los ensayosexplora las políticas de reproducción de la época, el segun-do la construcción legal del aborto, el tercero la construcciónmédico-científica del feto y el cuarto el papel de los mediosde comunicación ante la Alton Bill. En la conclusión a esasección el Subgrupo de Ciencia y Tecnología del Centro deBirmingham hace un resumen de todos los aspectos tratados,hablando de los pasados, presentes y futuros del feminismoy el aborto, y resaltando el papel cultural que juega la cien-cia en un debate como el de la Alton Bill. Las editoras de laantología afirman en la introducción que el tema de la cien-cia y la tecnología es uno en el que el feminismo y los estu-dios culturales no tienen muchas cosas en común, siendo elfeminismo el que ha mostrado más interés en ese análisis.

El tercer epígrafe que da estructura a la antología, elde “El Thatcherismo y la Cultura de la Empresa”, es, en opiniónde sus editoras, un intento de introducir enfoques feministasen un área que era central en aquellos momentos en losdebates de los estudios culturales. Las feministas argumen-taban que se había concedido poca atención hastaentonces a las dimensiones de género del Thatcherismo y lacultura de la empresa, lo cual era un ejemplo claro de esafalta de interacción existente entre ambas disciplinas. Cinco

53 FRANKLIN, LURY y STACEY, 1991,p. 15.

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son los ensayos que componen esa sección: el primero hablasobre las políticas de género del Thatcherismo, el segundosobre las imágenes de éxito de las mujeres empresarias, eltercero analiza la novela A Woman of Substance, que fuepublicada el mismo año en que Margaret Thatcher ganólas elecciones, el cuarto trata de cómo redefinir las identi-dades culturales, y el quinto se refiere a otra polémica inicia-tiva del gobierno Thatcher, que promovió una iniciativa legis-lativa contra gays y lesbianas denominada ‘Sección 28’.

Estas tres secciones, según las editoras, tratan deproporcionar ideas sobre cómo desarrollar un análisis culturalfeminista, utilizando todo lo que hay de valioso dentro delos estudios culturales. Sin embargo, añaden, también sedeben tener en cuenta las limitaciones de algunos de esosmodelos de análisis. Finalmente, vuelven a afirmar cómo, asu vez, el análisis feminista puede servir como fuente y comoestímulo para los estudios culturales, en ese proyecto compar-tido de cuestionar las convenciones de producción y distribu-ción del conocimiento y de combinar el debate teórico conestrategias para provocar cambios.

Reflexiones finalesReflexiones finalesReflexiones finalesReflexiones finalesReflexiones finales

El proceso de elaboración de las dos antologías quehemos analizado refleja la variedad de cuestiones a lasque tuvo que enfrentarse el feminismo para ser aceptadocomo herramienta de análisis en un campo aparentementetan abierto como el de los Estudios Culturales. De los esfuerzosque hicieron las feministas para hacer notar la ausenciaimportante de los análisis de género en el trabajo de suscompañeros del Centro de Birmingham da buena cuenta laprimera antología publicada, y la asunción de algunostemas y herramientas de análisis por parte de esos intelec-tuales, con un desarrollo no exactamente paralelo al deltrabajo que estaban llevando a cabo sus compañeras,queda reflejada en la segunda antología. En cualquiercaso, ambas publicaciones son un buen ejemplo no sólode los logros de este grupo de mujeres – y algunos hombres– en el campo de los Estudios Culturales, sino también deltalante con el que se enfrentaban a su trabajo, insistiendoconstantemente en que el debate intelectual fuera continuocon el objetivo final de que tanto el Feminismo como losEstudios Culturales supieran aprovechar cuanto de útil hayen cada uno de ellos.

Antes de terminar debemos aclarar que ese proceso“interrumpido” por el feminismo al que nos referimosanteriormente y cuya mención venía entrecomillada por loseditores de la antología Cultural Studies tiene unaexplicación precisa. Estos autores están citando a uno de

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los participantes en la antología, nada más y nada menosque Stuart Hall, el que fuera director del Centro deBirmingham durante diez años. En su ensayo “Cultural Studiesand Its Theoretical Legacies”, en el que hace un repaso a lahistoria de la disciplina, Hall polemiza sobre la llegada delFeminismo a los Estudios Culturales, afirmando que “huboal menos dos interrupciones en el trabajo del Centro deEstudios Culturales Contemporáneos: una provocada por elfeminismo, y la otra por los temas de raza”.54 Hall admite quela intervención feminista fue decisiva, rompedora y revolu-cionaria tanto a nivel teórico como práctico, y entre las apor-taciones que introdujo en los Estudios Culturales destaca elhaber planteado la cuestión de lo personal como político,el haber expandido la noción de poder al acercarla a cues-tiones de género y sexualidad, el haber abierto el debatesobre subjetividad y sujeto y finalmente, el haber reabiertolas puertas al psicoanálisis. A pesar de su reconocimiento alas aportaciones teóricas del Feminismo a los Estudios Cultu-rales, y en un tono que puede interpretarse como paternalistae irónico Hall insiste “deliberadamente” en la metáfora delfeminismo como un elemento de distorsión, que “irrumpió”55

bruscamente en la disciplina, y llega a decir: “Como elladrón en la noche, irrumpió; interrumpió, hizo un ruido impro-pio, se apoderó del tiempo, se cagó sobre la mesa de losestudios culturales”.56 En ese punto de su ensayo, mencionala primera antología publicada por las mujeres del Centro,Women Take Issue, y haciendo referencia al título, afirmaque éste puede entenderse en los dos sentidos que sugiereesa expresión: las mujeres “se hicieron cargo de la publica-ción ese año e iniciaron una pelea” dentro del Centro.57 Hallcritica la actitud de sus compañeras feministas quienes,según relata, se resistieron a aceptar las sugerencias demuchos de los miembros del Centro (él mismo reconoce quela mayor parte eran, por supuesto, hombres) de “importar”académicas feministas destacadas, a pesar de que “estába-mos abriendo la puerta a los estudios feministas, comportán-donos como hombres buenos y transformados”.58 Fue en esemomento, insiste Hall en su tono irónico, cuando “descubrírealmente la imbricación entre género y poder”.59

Como ya hemos visto al revisar las introducciones alas dos antologías que hemos analizado, y como se puedededucir de las palabras de Stuart Hall, la llegada del feminis-mo al Centro de Estudios Culturales Contemporáneos deBirmingham provocó turbulencias intelectuales, académicasy políticas. Pero también aportó un nuevo y muy estimulanteflujo de ideas y perspectivas que han contribuido a ampliarel punto de mira de quienes se dedican a los Estudios Cultu-rales. Prueba de ello son las numerosas antologías publica-das a partir de la década de los 90 del siglo XX, algunas

54 HALL, 1992, p. 282.

55 Además del verbo “interrupt”,Hall utiliza el verbo “break in”, queen inglés implica, entre otrasacepciones, entrar en algún sitioa la fuerza, o interrumpir unaconversación o actividad.56 HALL, 1992, p. 282.

57 “Take issue with” significa estaren desacuerdo.

58 HALL, 1992, p. 282.

59 HALL, 1992, p. 283.

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más generalistas, pero que incluyen apartados o ensayossobre sexo y género, y otras específicamente dedicadas aesos temas. Así, Grossberg y los demás editores de la antolo-gía Cultural Studies, que al hacer el repaso histórico de ladisciplina en 1992 hacían mención a los comentarios deStuart Hall sobre la “interrupción” provocada por el feminismo,ya incluían en su extenso libro un apartado sobre “género ysexualidad”, en el que se presentaban doce ensayos deltotal de cuarenta que conformaban la totalidad del volumen.Simon During también incluyó un apartado sobre sexualidaden la antología que publicó en 1993 – y que fue revisada yreeditada en 1999 – con la contribución de teóricas comoTeresa de Lauretis, Judith Butler o Eve Kosofsky Sedgwick. En2001, Toby Miller editó A Companion to Cultural Studies,antología en la que no aparece una sección específica-mente dedicada a temas de género, pero sí un ensayo deMelissa Deem titulado “The Scandalous Fall of Feminism andthe ‘First Black President’”, en el que la autora analiza lasreacciones al escándalo Clinton-Lewinsky y cuestiona losdiscursos críticos a la reacción del feminismo ante ese caso,relacionándolo además con cuestiones de raza. Comomuestra de las antologías que relacionan específicamentetemas de género con estudios culturales encontramosFeminist Cultural Studies, editado por Terry Lovell en 1995, ydel mismo año Out in Culture: Gay, Lesbian and Queer Essayson Popular Culture, editado por Corey Creekmur y AlexanderDoty. En 1997, Angela McRobbie editó Back to Reality? SocialExperience and Cultural Studies, antología en la que sexo ygénero es casi omnipresente, y en la que exactamente lamitad de los participantes son mujeres. John Hartley, al referir-se a esta antología de McRobbie afirma que, además delhecho de que el cincuenta por ciento de los ensayos fueranescritos por mujeres, sorprendentemente, “las contribucionesde los hombres también se mostraban alertas a los temas defeminización y sexualidad”, lo cual hace de la publicaciónun texto innovador.60 Recién estrenado el siglo XXI, en el año2000, Sue Thornham publicaba el libro Feminist Theory andCultural Studies y Jacqueline Bobo editaría en 2001 BlackFeminist Cultural Criticism, antología que relacionabacuestiones de género y raza.

La actividad del Centro de Estudios Culturales Con-temporáneos de Birmingham fue literalmente interrumpidacuando las autoridades académicas de su Universidaddecidieron cerrarlo en el año 2002. En aquel momento, elCentro ya se había convertido en un referente histórico parala disciplina, y su influencia se había extendido a muchoslugares, sobre todo en el mundo anglosajón. Sin embargo,aunque el centro que viera nacer los Estudios Culturaleshaya dejado de existir, su legado es incuestionable, y a la

60 HARTLEY, 2003, p. 169.

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disciplina aún parece quedarle una larga vida por delante;precisamente en el libro A Short History of Cultural Studies,publicado por John Hartley en 2003, el autor afirmaba queaún existen lagunas dentro de los Estudios Culturales, asun-tos pendientes que resolver. Uno de ellos sería su internacio-nalización más allá de lo que él denomina el “eje de latriple-A”: el contexto anglo-americano-australiano. Hartleyreconocía que la disciplina había comenzado a desarrollar-se en lugares como China, Taiwán, Hong Kong, Singapur,Sudáfrica, América Latina, o el Sureste asiático, y esperabaque al afianzarse en ellos aparecieran campos de interésnuevos y estimulantes, así como voces diferentes dentro delos Estudios Culturales.61 Habrá que estar alerta pues a las“interrupciones” que lleguen desde todos esos y muchosotros lugares del planeta, que no podrán sino añadir diferen-tes perspectivas y formas de ver y hacer los Estudios Cultura-les. En cuanto a los estudios de género, y aunque actualmen-te pocos se atrevan a cuestionar su utilidad, también pareceque queda aún mucho por hacer. El feminismo ya no se veobligado a ser tan reivindicativo como en sus orígenes, peroaunque algunos crean que es algo del pasado, el mundoactual sigue necesitando reflexionar sobre las relacionesde género e identidad y su importancia para provocar cam-bios sociales: los estudios de la mujer y de género siguensiendo necesarios. Melissa Deem afirma en el ensayo quemencionamos antes que debemos dedicar especial aten-ción a las historias populares sobre el feminismo, no tantopara desacreditarlas, sino porque la falta de historia feminis-ta en la esfera pública limita las posibilidades de la políticafeminista contemporánea.62 Entendemos que sus palabrasjustifican el análisis que hemos llevado a cabo en este en-sayo, ahondando en una parte de la historia del feminismopara descubrir que algunas luchas e “interrupciones” pue-den dar frutos positivos para el futuro.

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62 DEEM, 2006, p. 425.

61 HARTLEY, 2003, p. 7.

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[Recebido em julho de 2007e aceito para publicação em setembro de 2008]

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Women Who ‘Interrupt’ Processes: The First Feminist Anthologies in Cultural StudiesWomen Who ‘Interrupt’ Processes: The First Feminist Anthologies in Cultural StudiesWomen Who ‘Interrupt’ Processes: The First Feminist Anthologies in Cultural StudiesWomen Who ‘Interrupt’ Processes: The First Feminist Anthologies in Cultural StudiesWomen Who ‘Interrupt’ Processes: The First Feminist Anthologies in Cultural StudiesAbstractAbstractAbstractAbstractAbstract: The aim of this paper is to analyse the process of elaboration and production of thefirst two anthologies which were edited by women in the academic discipline known as CulturalStudies. Information about the role played by women in the development of that discipline hasbeen taken from both publications. After a brief overview of the history of Cultural Studies, and ofthe contributions which it offered to the academic world, there will be a section analysing thebirth of Women’s Studies, and its relationship with Cultural Studies. Finally, I will focus on theanalysis of the processes of publication of both anthologies, which were a result of the incorporationof feminism to the discipline. The analysis will endeavour to show how what some critics havecalled the feminist ‘interruption’ of the development of the process which Cultural Studies wasundergoing at the end of the 70’s in the 20th century, was in fact an enormous contribution to thediscipline. The inclusion of new subjects and concepts in the academic debate, as well as newtools of analysis, provide evidence of that contribution, despite the difficulties which feministintellectuals had to face at the start.Key WKey WKey WKey WKey Wordsordsordsordsords: Feminism, Cultural Studies, Women’s Studies, Anthologies.