Valor en kioscos $ 5 la peste soja - lavaca · Córdoba, el sur de Santiago del Estero, sur de...

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Zaffaroni ataca Un charla a fondo con el juez de la Corte sobre el clasismo de los derechos humanos, la decadencia del sistema presidencial y otras enfermedades modernas: la globalización, la contaminación y la exclusión. Mayo da fiebre La revuelta francesa canta los 40 y Raúl Zibechi le toma la temperatura en Latinoamérica. Para curar distorsiones, un documento histórico: la charla entre Sartre y Cohn Bendit, en plena batalla contra el sistema. Andate al diablo Imperio Diablo, la banda que hay que ver y disfrutar. Lo mejor de la música andina aderezada con rEggae, tecno y hip hop. No tenés más remedio que escucharla. la peste soja El otro campo: cómo resiste el mocase, el mayor movimiento social de la actualidad, la plaga sojera que destruye bosques y cultivos el periódico de lavaca mayo 08 / año 2 / número 14 Valor en kioscos $ 5

Transcript of Valor en kioscos $ 5 la peste soja - lavaca · Córdoba, el sur de Santiago del Estero, sur de...

Zaffaroni atacaUn charla a fondo con el juez de la Corte sobreel clasismo de los derechos humanos, la decadencia del sistema presidencial y otras enfermedades modernas: la globalización, lacontaminación y la exclusión.

Mayo da fiebreLa revuelta francesa canta los 40 y Raúl Zibechile toma la temperatura en Latinoamérica. Para curar distorsiones, un documento histórico:la charla entre Sartre y Cohn Bendit, en plenabatalla contra el sistema.

Andate al diabloImperio Diablo, la banda que hay que ver y disfrutar. Lo mejor de la música andinaaderezada con rEggae, tecno y hip hop. Notenés más remedio que escucharla.

la peste sojaEl otro campo: cómo resiste el mocase, el mayor movimiento socialde la actualidad, la plaga sojera que destruye bosques y cultivos

el periódico de lavacamayo 08 / año 2 / número 14Valor en kioscos $ 5

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LA LUCHA DEL MOVIMIENTO CAMPESINO DE SANTIAGO DEL ESTERO

Maldita sojaEs el motor santiagueño de un sistema de represión y miedo, matones a sueldo ypolicías encapuchados, expulsión de campesinos, muerte de los bosques, contami-nación y desaparición de otros cultivos. La última novedad: la plaga de langosta.El Mocase rechaza tanto los reclamos ruralistas como el discurso del gobierno. Yplantea otros modos de producción, de comunidad, y de pensar el futuro.

antiago del Estero se ha pues-to bíblica. La conexión entreel best seller de todos lostiempos y esa provincia don-de los campesinos rechazan al

“campo” mientras denuncian al gobierno,es verde y negra, tiene cabeza marciana,mandíbulas sinfónicas, voracidad inoxida-ble, y una capacidad de destrucción deApocalipsis, capítulo donde los poetas bí-blicos la describen con belleza de pesadilla:

“Y el aspecto de las langostas era seme-jante a caballos aparejados para la guerra: ysobre sus cabezas tenían como coronas se-mejantes al oro; y sus caras como caras dehombres” (Apocalipsis 9:7).

Las mujeres y los hombres del Movi-miento Campesino de Santiago del Este-ro (Mocase) no verían exageración algu-na en esa descripción. Para ellos la plagade langosta tiene cara de personas con-cretas: “Esto es por culpa de los sojeros,que quemaron todos los montes. La lan-gosta no tiene donde ir” asegura Leticia,de una de las comunidades campesinasde Quimilí, mientras busca sus cabras ba-jo unos quebrachos blancos esqueléticos.Como hay sequía desde hace tres meses,lo único que llueve es alguna que otralangosta sobre nuestras cabezas, hacien-do la digestión. Cuando los árboles estánplagados, se escucha el crepitar de los bi-chos mascando.

Leticia encuentra a la manada. Los ani-males corren, frenan, saltan, balan, seacercan a la cámara de fotos, vuelven acorrer. Uno de los más recientes integran-tes del Mocase, Oscar Donnoli –ex empre-sario textil, y arrepentido feligrés de Ma-riano Grondona y Bernardo Neustadt–confirma una sospecha: de esos saltos na-ció la frase “más loca que una cabra”.

Oscar y Leticia son parte del Lote 38, a20 kilómetros de Quimilí, una de las co-munidades campesinas que consideran

que lo que los medios y el gobierno lla-man “el campo” es otra cosa: “Son empre-sarios sojeros. Nada de pequeños produc-tores: esos somos nosotros”. Explicanademás que el responsable de la plaga so-jera es el propio gobierno.

Ya de noche, mientras preparaba unainolvidable tortilla de parrilla, junto alrancho de piso de tierra iluminado apenaspor un mechero (para no tener que usar laenergía del panel solar) Leticia agregó otrasorpresa: “Estamos haciendo la reformaagraria, en la práctica”.

El paro al revés

a protesta rural contra las retencio-nes, los piquetes en las rutas, loscacerolazos urbanos, el modo en

que todo eso se exhibió periodísticamen-te, y las reacciones del gobierno, dejaron alas comunidades del Mocase perplejas.

Para observar el problema ni siquieratuvieron que moverse de la Central deQuimilí (una de las siete que forman lared de centrales del movimiento en todala provincia), ya que a 50 metros, en la Ro-tonda Sur de ese pueblo de 18.000 habi-tantes, se realizaba uno de los cortes. “Losque organizaron el piquete fueron los em-presarios sojeros, pero ellos ni iban. Lleva-ban a algunos peones a la ruta y a la no-che les alcanzaban carne para el asado. Enlos campos seguían trabajando y fumigan-do” cuenta Paulo Aranda, con serenidadsantiagueña. “Los sojeros son los que nosrevientan. Hacen monocultivo, desmon-tan y queman el bosque, contaminan to-do, nos envenenan lo que producimos, eli-minan cualquier otra producción porquetodo es para la soja, empujan a la gente airse del campo, y a los que nos quedamosnos mandan a los matones y a la policíapara tirarnos las casas y sacarnos de nues-

tra tierra”. El cúmulo de derechos violadosen esa frase es apenas una molécula de loque ocurre en la provincia.

La reacción campesina al escuchar ha-blar del “paro del campo”, derivó en undocumento del Mocase que plantea:

“Este modelo neoliberal, de saqueo y con-taminación, reproduce nuevas formas de co-lonización y genocidio. ¿Qué hicieron estasentidades (ruralistas) cuando en la etapamenemista del neoliberalismo más salvajedesaparecían más de 200.000 unidades fa-miliares de producción agraria?”

“¿Qué han hecho y hacen esas entidadesagropecuarias ante los asesinatos, cárceles,persecuciones, tortura y enfrentamiento conparamilitares y topadoras que sufren hoymiles y miles de familias de pueblos origina-rios y campesinos?”

Como el Mocase no es precisamenteun grupo quejoso ni pasivo, exige crearmecanismos de participación directa pa-ra la redistribución de la riqueza, y con-cretar un programa compartido con losmovimientos que conforman la red glo-bal Vía Campesina, que empieza a vis-lumbrar como necesario cualquiera quese acerque a una verdulería o una carni-cería: “La Agricultura Familiar Sosteniblepuede alimentar al mundo. Los alimen-tos no pueden ser objeto de ganancias ili-mitadas. La biodiversidad es una riquezade los pueblos”.

En plan simplista, el documento pudoser interpretado como apoyo al gobiernoporque criticaba a las entidades ruralistas,pero apenas se llega al campo, y se con-versa, se aprende que aquí hay una di-mensión de pensamiento diferente, prácti-ca y profunda a la vez, que poco tiene quever con las etiquetas y polarizaciones me-diáticas que suelen evacuarse sobre la so-ciedad. Deolinda Carrizo, Deo para todosen el Mocase, abre sus grandes ojos: “Elgobierno negocia con los sojeros, y sigue

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160 millonesde litros de glifosfato se utilizaron enla campaña sojera de 2004/05. Se espera un incremento aún mayoren el uso de este herbicida, a medi-da que las malezas comiencen a tor-narse tolerantes.

1 millónde toneladas de nitrógeno y alrededorde 227.000 de fósforo perdieron lossuelos solo con la campaña sojera2003. Para reponer a estos dos nu-trientes, en su equivalente de fertili-zante comercial, se necesitarían unos910 millones de dólares. Las mayores extracciones de fósforose registran hoy en el noroeste de Córdoba, el sur de Santiago del Estero,sur de Santa Fe y todo el norte bonae-rense, con valores superiores a los14 kilos por hectárea.

2.295.567hectáreas es el total deforestado enlos últimos 10 años. El cultivo de sojaavanzó sobre montes nativos, como elBosque Chaqueño que se despliegaen las provincias de Chaco, Formosa,Santiago del Estero, el noroeste deSanta Fe y noreste de Salta.

Este árbol es un paraíso perdido, víctima de la fumigación con glifosfato con el que rocían los campos de soja.

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el modelo de monocultivo. A ningún go-bierno de este tipo, capitalista, le interesaapoyar a organizaciones como la nuestra,que quiere hacer su propia historia”. Sequeda como hipnotizada frente a un ár-bol, y muestra cómo las langostas que lle-gan a medir unos 8 centímetros, en ciertomomento se instalan en la corteza y co-mienzan una mutación que casi duplicasu tamaño. Se desprenden de la coraza ne-gra y verde, se vuelven grises y con alas.“Parecen pájaros” murmura Deo.

¿Qué es el Mocase?

l Movimiento Campesino de San-tiago del Estero nació el 4 deagosto de 1990 mezclando mili-

tancias setentistas y cercanas a la Teolo-gía de la Liberación, varias herencias pre-vias de organización, luchas agrarias,resistencia a los sucesivos feudos santia-gueños, y cosmovisiones indígenas que–según el ex sacerdote Ángel Strappaz-zón– tuvieron hasta alguna influenciaanarquista transmitida por ferroviariosagremiados en La Fraternidad.

En septiembre de 2001 el Mocase se di-vidió porque esto que hoy se conoce co-mo Mocase Vía Campesina rechazó seguirorganizándose verticalmente (con presi-dente, consejo directivo y pretensiones deobediencia a la cúpula). Las comunidadesdecidieron mantener un estilo de organi-zación en red, horizontal y autónomo conrespecto al Estado y los partidos políticos.Deo: “En Santiago existió siempre la cultu-ra de que somos negros ignorantes, cam-pesinos que no sabemos nada, que tene-mos que pedir permiso para existir.Quisimos dar ese salto, y lo dimos”.

Quico y Aldo, del Lote 4 (a unos 25 ki-lómetros de Quimilí) lo explican así: “Acáno hay caciques, somos todos indios”.Claudia, la compañera de Aldo, lava la ro-pa incansable y usa como fuente un peda-zo de goma de tractor. Ceban el mate enuna pava renegrida por el fuego. Los chi-cos juegan al fútbol con una pelota arma-da con medias viejas. Los ranchos suelenser de paredes de barro, algunos pocoscon ladrillo, piso de tierra, levantados amano. Casi un clásico: hay pobreza –con-movedora–, pero no hay miseria. Tampocohay resignación: el Mocase gestionó y ob-tuvo fondos para adquirir paneles solares,para que muchos hogares cuenten conuna forma de energía eléctrica austera pe-ro limpia, en parajes donde el Estado nun-ca quiso llegar.

Leticia tiene la gentileza de agacharse–pese a que anda mal de la espalda– ycon el dedo dibuja al Mocase sobre la tie-rra seca: “En cada zona viven familias (di-buja puntitos). Varias familias o campesi-nos forman una comunidad de base(hace un círculo que reúne a los puntitos):nosotros somos la comunidad del Lote 38,están los del lote 4 en Pozo del Toba, o Lo-te 5 en Colorado, y varios más. Doce co-munidades formamos una central (el cír-culo se amplía), como Quimilí. En laprovincia hay como 200 comunidadesagrupadas en siete centrales. Y todas estascentrales (Leticia las engloba) somos elMocase”. Cada comunidad se reúne cadados semanas, y elige delegados para lasreuniones de cada central, también quin-cenales. El número oficial de integrantesronda las 8.000 familias, pero hay un cre-cimiento en la zona norte de campesinosque se integran al Mocase en defensa pro-pia, frente a la peste sojera que opera conviolencia parapolicial.

“Por eso somos fuertes: estamos organi-zados” dice Leticia. Pero a esa organiza-ción la hacen moverse. Crearon secretaríasde Producción y Comercialización, de Tie-rra, Ambiente y Derechos Humanos, deComunicaciones, de Formación y Educa-ción, de Salud y de Género, para garanti-zar la participación de la mujer y los jóve-nes. Realizan permanentes encuentros decapacitación, sus integrantes suelen viajara Brasil para encontrarse y debatir con losSin Tierra. En Argentina se han aliado a

movimientos de Córdoba, Mendoza, SanJuan, Jujuy, Misiones, Mendoza, y BuenosAires, creando el Movimiento NacionalCampesino Indígena. A nivel internacio-nal tienen proyectos con diversas ONGpara el desarrollo, como Ingeniería sinFronteras. Las trenzas rasta de Deo vienende Mozambique, donde participó en unencuentro de Vía Campesina. El Mocaseparece decidido a no ser una organizaciónembalsamada.

La otra fuerza que exhibe es esa ten-dencia a que no haya caciques. Casi todaslas personas con las que uno habla podrí-an ser “dirigentes”, según las viejas lógi-cas. En realidad, todas lo son. Han optadopor una extraña alquimia: dirigir sus vi-das, sus trabajos y sus sueños, y hacerlocomunitariamente. El dilema, sin romanti-cismo: ¿eso será posible?

Para gourmets y paramilitares

n la central de Quimilí hay unacarnicería y almacén que vende loproducido por las comunidades

de la zona (vacunos, cerdos, cabritos, po-llos, huevos) y dulces y mermeladas desandía, zapallo y hasta dulce de leche decabra sin conservantes ni colorantes bajoun concepto: “Productos para la soberaníaalimentaria” (aclaración gourmet: todo esde una calidad adictiva). Para funcionar secreó la cooperativa Ashca Cayku (Somosmuchos, en quechua), que es la que ade-más le permite al Mocase tener una formainstitucional productiva. Se está exploran-do la posibilidad de vender sus productosen Buenos Aires, por ejemplo. Hay tam-bién una carpintería que trabaja para elmovimiento, una herrería, una escuelacon una Tecnicatura en Agroecología, unaoficina de comunicación del Mocase, y laradio fm Del Monte con programas de no-ticias como Sintonía Americana (que con-duce Deo), Un gomerazo a tu memoria (conÁngel Strapazzón, uno de los fundadoresdel Mocase) o Carumanta Amunt (De le-jos vengo a hablar, en quechua) ciclo decumbia que lleva adelante Margarita, 17años. “Los jóvenes me escuchan mucho”se enorgullece. Esto provoca la carcajadade Filtro, emblemático y entrañable perso-naje de Quimilí, ex sin techo que despier-ta el afecto de cada uno que anda cerca, yacompaña todo lo que se hace en el Mo-case. Ya nadie recuerda su nombre, ni élpuede decirlo, ni a nadie le preocupa. ¿Se-rá que el nombre es una de las corazas delas que la persona puede desprenderse?Gabriel Sequeira lo bautizó Filtro, por el lí-mite hasta donde disfruta los cigarrillosque consigue.

Filtro me pasa la mano sobre el hom-bro. La cordialidad es sorprendente. El sa-ludo típico aquí es como en España: unbeso en cada mejilla. Han preparado unpuré de zapallos (antigua hortaliza ameri-cana que los argentinos solían consumir)con carne y nos invitan a almorzar. Deoestá nerviosa porque se repitió un lugarcomún santiagueño: “Los sojeros tienenmatones que quieren asustar a la gente,disparan al aire, le roban o le matan a losanimales. El jueves pasado le robaron 16chanchos a don Miguel Rodríguez, que ve-nía denunciando al terrateniente ClaudioTrono por esas agresiones, y a su encarga-do, Daniel Quin. Los hijos de don Miguelrastrearon y encontraron los animales enlo de un familiar de Quin. Don Miguel tu-vo que esperar hasta las 8 de la noche pa-ra poder ir a Pinto, a hacer la denuncia,porque no tenía vehículo para salir delcampo. Cuando llegó a la comisaría lo tu-vieron esperando cuatro horas. Y cuandoal final le tomaron declaración, lo metie-ron preso a él”. (Al cierre de esta edición,10 días después de la detención, Rodrí-guez seguía preso).

Paulo agrega: “Los paramilitares ya lehabían volado... ¿cuántos eran? ¿dos o tresdedos del pie?” Nadie recuerda. Paulo:“No les importa nada. El otro día andabanlos matones de uno de los terratenientestomando un café en el hotel Parodi, con

Quico, Juan, Chiqui, Aldo,y los hijos de Juan, frente a la casa derribada porpolicías encapuchados en 2006 (foto de abajo). La comunidad pudo detenerotros desalojos, y reconstruir la casa. El Mocase le instaló el panel solar

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“De una semilla crece una planta. De una planta nace un campo. De un campo se nutre una comunidadUna semilla lo cambia todo”.

En el Mocase ya saben que ese postulado de Monsanto es exacto. Mientras enlas fotos puede verse la acción policial que acompaña el avance sojero destru-yendo ranchos, la empresa norteamericana viene realizando marketing solida-rio con la marca Roundup, uno de los venenos que protegen a la soja de todamaleza conocida, y que según los documentos de la Secretaría de Medio Am-biente están contaminando y eliminando nutrientes de los suelos, además deaniquilar otras producciones. Monsanto lanzó un programa en 2005 para pro-mocionar el Roundup Max “Solidario”, con un lema digno de Mayo del 68: “Si selo puede imaginar, puede pasar”. La idea: por cada caja de veneno vendida sedonaría un dólar “para la realización de proyectos sociales para favorecer la in-clusión social y dar más oportunidades de desarrollo”. Florencia Saguier por laFundación La Nación (diario cuya objetividad periodística en estos asuntos que-da levemente contaminada), la organizacion Help Argentina y gerentes de lapropia Monsanto estuvieron enel comité de selección. Se vendieron 356.000 ca-jas y se recaudaron 1.999.818 pesos. Más allá del apoyo a unas pocas escuelas ytalleres para discapacitados, algunos proyectos ganadores muestran qué es pa-ra Monsanto la inclusión social. “Engorde de terneros Holando”, “Reconstrucciónnatatorio cubierto de un club local”, “Construir un tinglado para polideportivo”,“Fábrica y venta de hebillas y herrajes”, “Fortalecer producción de caracoles” y,eso sí, “Carpintería comunitaria para un barrio muy pobre” (sic). No hay nuevascampañas, pese a que se calcula que hoy se utilizan 160.000.000 de litrosanuales de glifosfato en Argentina, con una concentración cada vez mayor. Cadalitro cotiza a 12,44 dólares, más IVA, por si alguien quiere hacer cálculos sobrela proporcionalidad entre el veneno y la solidaridad.

Imaginación Monsanto

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pacitado y entrenado a través de cursos yestudios específicos realizados, algunosde ellos, en la Policía Federal Argentina.Se trata de policías con un entrenamientofísico y táctico muy riesgoso. Nada debequedar librado a la improvisación o alazar. Todo, hasta el más mínimo movi-miento, debe ser realizado con profesio-nalismo”. Tal vez por eso andan siempreencapuchados cuando se los ve en las fo-tos y películas amenazando a mujeres yniños en los desalojos, bajo el curioso le-ma policial “Orden, Paz y Seguridad parael pueblo santiagueño”.

Otro caso, más cercano (noviembre de2007) incluyó el ataque a don DomingoLeguizamón, hemipléjico de 69 años, ysus hijos José y Sandra, epilépticos. Losprofesionales del getoar tiraron al pisoa José apuntándole con fusil, hasta provo-carle un ataque de epilepsia. A Sandra leempaparon el catre con gasoil amenazan-do quemarla. Don Domingo venía de-nunciando intimidaciones, robo y muertede animales por parte de los paramilita-res de La Estrella, propiedad de Jorge Sa-lomón, primo del juez del mismo nombreque, casualmente, ordenó la detención deLeguizamón.

La sobremesa se hace larga. Las langos-tas buscan el sol. Deo dice: “Bueno, y no-sotros también nos defendemos”.

Cómo defenderse, cómo atacar

os campesinos santiagueños entrelos eternos gobiernos del juarismo(por Carlos Juárez) y la pelea coti-

diana por la subsistencia y defensa de latierra, describen al actual gobernador radi-cal-kirchnerista Gerardo Zamora con cua-tro palabras: “lo mismo de siempre”. ¿Ycómo se defienden de los ataques? Se mi-ran. Sonríen. Algunas de las ideas:

“Como ellos tienen las armas, nosotros

usamos la inteligencia más que la fuerza”. “Si nos quieren sacar a nosotros, noso-

tros pensamos que hay que sacarlos aellos. Y si alguno cae, caerá. Si hubo undesalojo, el movimiento va rodeando ellugar. Una vez quedaban dos matones. Uncompañero fue y les dijo: ‘si tienen ordende tirar, tiren. Y si no váyanse’. Se fueron”,cuenta Gabriel.

“Conocemos el monte, sabemos cómoacercarnos en distintos grupos y darlesunos buenos sustos. De noche, de día, to-do el tiempo. Que crean que tenemos algoaunque no tengamos nada. También losfotografiamos sin que se den cuenta, parahacer actas y denuncias”.

“Alguna vez una compañera puedeusar la sensualidad, el milico se entusias-ma y la sigue al monte, le caen todas y ledan fuerte. Ésta por mi hijo que le pegaste,ésta por las cabras que me mataste, éstapor la huerta que me quemaste”.

“A veces tiramos cohetes en el monte, ylos milicos salen corriendo por si acaso”.

“Hay que saber esperar el mejor mo-mento para volver y agarrarlos despreve-nidos”.

Strapazzón agrega una interpretación yun dato: “Los compañeros están ejercien-do una legítima defensa. Algún paramili-tar apareció por televisión diciendo ‘losdel Mocase me pegaron’. En realidad fueun solo compañero, jefe de familia. Cuer-po a cuerpo, y a mano limpia”.

En el Lote 4 está la casa de Juan Yedro,que fue tumbada por la policía y el Geto-ar y ya fue reconstruida. Aquella vez, Juanestaba en el campo y la policía redujo aChiqui, su mujer, y a su hijo de 15 años, ti-rándolos al piso y apuntándoles con fusi-les. Les rompieron sus pocos muebles yhasta le robaron al chico unos pesos gana-dos en una changa. Con un tractor cincha-ron para derrumbar el rancho. “Había unamujer que decía que era oficial de justicia,pero nunca mostró ninguna orden de de-

salojo ni de allanamiento” explica Juan. Elgrupo desalojó también a Quico Arandaamenazando profesionalmente a su espo-sa y sus cuatro chiquitos, y le volteó me-dio rancho. Cuando se repetía la escenacon su hermano Aldo, llegó micro conmiembros del Mocase que pudieron pararel desastre. “Aquí la justicia es la injusticia.Y uno sabe que siempre se puede volver aproducir” dice Quico. Lograron recuperarsus lugares (también a fuerza del ingenio,aunque prefieren omitir detalles). Juan,Chiqui y sus hijos vivieron en una carpamientras la comunidad ayudó a levantarla casa. Producen juntos ganado y cadauno tiene lo suyo. Aldo enumera esa ri-queza: “20 chanchas, 60 lechones, 2 pa-vos, 30 patos, 20 gallinas que me dan unadocena de huevos por día, 100 chivos quetenemos entre todos”. (Se aclara a los prin-cipiantes que el chivo es el macho de lacabra, y se lo reconoce, entre otras cosas,por el olor).

Hay un orgullo, que Gabriel durante lavisita al Lote 4, describe así: “Siempre sepudo recuperar todo. Lo único que quere-mos es que nos dejen vivir y trabajar”.Los métodos de expulsión de campesinosson surtidos: “También vienen y te danuna plata, suponte 5.000 pesos o algomás para que te vayas. Esa plata es aguaen la mano” informa Paulo. Pocho Gonzá-lez: “Te dicen que te dan una casita, temandan al basural de Quimilí o al de Co-lorado, a villas. Y al rato los que llegan tie-nen que buscar a políticos para que lesden una cajita de comida. ¿Por qué tene-mos que terminar en eso si somos sanosy queremos trabajar?”

Adolfo: “Le dicen a la gente ‘vas a tenerluz y televisión’. Los que aceptan irse delcampo terminan haciendo changas, las mu-jeres trabajando como domésticas, y hastales pasa que si les dieron alguna casita, des-pués se las sacan de nuevo. ¿A quién van areclamarle si no tienen ni un papel?”

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las armas arriba de la mesa. Ni disimulan,la impunidad es total”. Filtro mira la paredmoteada de langostas. No ríe.

Sitio web encapuchado

omiendo puré de zapallo en Qui-milí se puede entender el adn delas violaciones a los derechos hu-

manos en tiempo presente (invisibles pa-ra muchos organismos que parecen fija-dos en el pasado). El anecdotario incluyeel célebre intento de desalojo en La Simo-na, en 1998, con topadoras para voltearranchos, enviadas por el terratenienteGuillermo Massoni, apoyado por el poderfeudal del gobernador Carlos Juárez. Cua-tro mujeres se pararon delante de las má-quinas e impidieron la demolición, dan-do tiempo a la llegada de sus compañerosOtra historia: un custodio con mala pun-tería mató a Mario Ezequiel Gerez, sieteaños, de un disparo en la nuca cuandoiba en bicicleta con su tío. Adolfo Farías,del otro lado de la mesa, memora cuandoél mismo fue secuestrado. “Yo iba a lo deun familiar, un tipo me ofreció llevarme.En el camino me hizo ir a otra camioneta,me apuntaron a la cabeza y me vendaron.Querían saber si era de La Simona. Decí-an que me iban a tirar al río, y me corta-ban la espalda con un alambre”. Se levan-ta la remera, se da vuelta y me muestralas cicatrices, que le duran desde 2001.Llegó la policía y le comunicaron a Adol-fo el contenido de su declaración: se con-fesaba culpable de haber robado anima-les y garrafas a Massoni. Adolfo dice algoque sería gracioso si no fuera estremece-dor: “Empecé a calentarme. Yo no habíarobado nada”. Los representantes de laley le pusieron una bolsa en la cabeza.“Ahí sí que me cagaron a palos, de nochesobre todo. Y me obligaban a que mearrodille”. Una monja lo descubrió en lacomisaría, y fue el pasaporte para quehoy esté vivo para contarlo. Los mecanis-mos de intimidación y expulsión inclu-yen la matanza o el robo de animales, olas amenazas directas que en casos comoel de Strapazzón y su familia ya son im-posibles de enumerar. Los desalojos que-dan a cargo de “agencias de seguridad”como La Estrella, con el entusiasta apoyode la policía local y del inconcebible ge-toar (Grupo Especial de Táctica Opera-cional de Alto Riesgo) creado un año des-pués de la fundación del Mocase. En lapágina web policial se lo define así: “Elgetoar tiene un personal altamente ca-

A la izquierda, las langostas que inundan Santiago por la desaparición del monte.También las vinchucas se han vuelto urbanas. El señor de la sonrisa es Filtro, unode los símbolos más queridos de Quimilí. En el Mocase informan que las vacas

alimentadas a soja tienen carne blanda (no tierna) y desabrida. Y que la grasa delos cerdos se hace aceitosa lo cual impide la elaboración de chorizos. “Mal futuropara los asados” auguran, aunque aclaran que la culpa no la tiene el chancho.

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modos de producción comunitarios. Desa-parecen derechos, y la noción de futuro.

Desaparecen los paraísos. No se tratade una metáfora, sino de los árboles deese nombre que no mueren de pie, sinode a miles, secos por el veneno, en losmontes que aún no han sido quemados.

Hecha la enumeración, en el Mocaseme dicen: “No hay que ser pesimistas”.

El liberalismo y la libertad

scar Donnoli ya lleva en el almaese estilo campesino que mezclauna alegría y una serenidad que

generan admiración (por no decir envi-dia). Junto al fuego, noche de frío, se entu-siasma cuando oye hablar de cooperati-vas periodísticas. “¡Formas nuevas detrabajar! ¡Qué hermoso!”

Oscar tenía una pequeña empresa deropa para chicos en San Fernando. “Meagarró la invasión de importación en laépoca de Menem, en los 90, y me fundí.Te confieso que miraba en televisión losprogramas de (Mariano) Grondona y(Bernardo) Neustadt. Hablaban de las pri-vatizaciones, abrir la economía, el libera-lismo, la eficiencia”. Está iluminado porlas llamas, frotándose las manos: “Unoes tonto. Cree lo que le dicen. Pensabaque tenían razón. Aprendí que no hayque tragarse lo que te dicen. Hay quepensar, y ser más crítico ¿no?”. Su mujerera santiagueña, y Oscar había visitadoQuimilí. Con unos ahorros compró uncampito, pero lo estafaron (otra vez). Co-noció el Mocase, algo empezó a entusias-marlo de ese tipo de vida. Se separó.Ahora vive solo, y a la vez en comuni-dad. Se ríe: “Mi mujer se fue, yo me que-dé, todo al revés”.

Oscar descubrió algo inesperado: “Laúnica forma que conozco de libertad ple-na, es siendo campesino. No trabajás pa-ra nadie, salvo para vos y la comunidad.No tenés toda esa locura y esa mentirade la vida en la ciudad: los impuestos,los alquileres, qué sé yo... para mi es unalivio. Trabajás mucho, pero es otro tipode vida, muy hermoso. Y estamos organi-zados” dice comiendo tortilla de parrilla.“Sí, es la libertad”.

Como Donnoli está más crítico, ahoracuestiona discursos: “La presidenta diceque hay que distribuir la riqueza. ¿Quémayor riqueza que la tierra? Lo que pasaes que para nosotros no tiene precio, noes una mercancía. Por eso lo que hay quecambiar es el sistema. Para que uno pue-da tener su forma de producción, de asis-tencia técnica, de comercialización. ConLeticia, con la comunidad, decimos queestamos haciendo una reforma agraria.¿Sabés por qué? Porque podemos traba-jar, producir, vivir como queremos. Paramí, qué querés que te diga: es como otraforma de hacer política. ¿Cómo voy a serpesimista?”.

Strapazzón tampoco cree en los apoca-lipsis. Mientras cuenta el plan que buscarevertir la tendencia a la despoblación delcampo, llevando familias del conurbano alas comunidades, dice que apuesta a lahistoria humana. Como les pasa a loscampesinos con los paramilitares, quizásconvenga aprender que sembrando inge-nio, solidaridad, comunicación, prudentecoraje y mucho trabajo, se pueden ahu-yentar todas las pestes. Dicen, en el Lote38, que eso es la libertad.

Estas historias, la defensa de la tierra yel trabajo, la organización, todo da la ima-gen de una lucha concreta por el poder.Deo: “Pero lo que queremos es hacer unmodelo que no esté subordinado al impe-rio. Entonces nuestra discusión es: ¿dóndese hace esa transformación? ¿En el lugarde gobierno, o aquí, desde abajo? Noso-tros creemos que desde abajo, tanto en elcampo como en la ciudad, uno debe for-zar esos cambios sin estar del otro lado,sin buscar un cargo. Encarar y gestionarmicroemprendimientos, trabajo, generarigualdad para hombres y mujeres. Que teanimes vos mismo sin que te estén dicien-do lo que tenés que hacer. Eso es el po-der”. Para estos campesinos el poder esuna capacidad de acción, un verbo. Y noun sillón.

Todo lo que desaparece

l modelo sojero es un modelo de ladesaparición. Algunas tendencias

Desaparecieron unas 300.000familias, expulsadas del campo por lasplantaciones.

Desaparece el trabajo, y la posibilidadde vida digna de esas personas empuja-das quién sabe a dónde.

Desaparece el bosque natural, a un pro-medio equivalente a media Capital Fede-ral por día. “Es tan brutal la ganancia, queni siquiera talan árboles para vender lamadera. Para hacer más rápido quemantodo y empiezan a sembrar” explican enel Mocase.

Desaparecen los animales: matacos,chancho del monte, pichi, peludo, agua-suncha (una cabra salvaje), charata, per-diz, paloma, oso hormiguero... una faunacompleta.

Desaparece la flora de la zona, arrasadapor el océano de soja. Ya había desapare-cido buena parte del quebracho coloradopor La Forestal, el blanco por la soja, y loque queda se lo come la langosta que seha quedado sin monte.

Desaparecieron el algodón, y cultivoscomo sandía, zapallo, maíz (aunque yahay uno transgénico), batata, toda clase deverduras, frutas y hortalizas. La palabramonocultivo tiene un significado, que losconsumidores verifican por escasez o porprecio en los supermercados.

Desaparece la cría de ganado (vacas,cerdos, cabras, yeguarizos) y desaparecenlos pastizales donde alimentarlos.

Desaparecen también las pequeñashuertas, efecto de los agrotóxicos. El glifos-fato marca Roundup de Monsanto y el nopermitido 2-4D matan las malezas y todaotra producción. Los propios campesinosdel Mocase han dejado de plantar porquelos aviones fumigan esparciendo el vene-no en 5 kilómetros a la redonda. Los árbo-les que quedan, como el algarrobo, se vanquemando al revés, de arriba hacia abajo,a medida que les llueve el herbicida.

Desaparece el agua, la poca que hay,que tiende a contaminarse en los pozosabiertos, o filtrada por la tierra. Desapare-cen los nutrientes del suelo por valoresque costarían millones de dólares reponer(aunque lo que nadie sabe es: ¿cuál termi-nará siendo el valor del agua en este extra-ño planeta?).

Desaparece la diversidad. Desaparece el equilibrio ecológico y cli-

mático. Desaparecen estilos de vida, valores y

Ángel Strapazzón (en la foto de arriba) es un ex cantante de protesta y ex sacer-dote, ya casado y con cuatro hijos. Es además uno de los inspiradores de la cre-ación del Mocase, y trabaja en el área de comunicación del movimiento en Qui-milí. En una organización horizontal, no quiere usar la palabra dirigente: “Loscompañeros me han ido poniendo en un lugar de respeto” dice, antes de narrarel proyecto más ambicioso que el movimiento ha venido planificando.

“Hasta ahora es un secreto, pero estamos impulsando que un total de 10.000familias que viven en los suburbios de grandes ciudades del país, vuelvan alcampo. Hemos estudiado y analizado dónde tomar tierras y tenemos elegidascasi 6.000 hectáreas en principio, no voy a decir en qué provincias, que en unaño se pueden poner en producción”. Otra sorpresa: “Se las vamos a tomar agente que fue de la Triple A y de la dictadura, que robaron esas propiedades aganaderos y estancieros a los cuales hicieron desaparecer o exiliar. Tambiénhay tierras fiscales a las que les falsificaron títulos. Seguimos investigando, yson tantos los campos en esa condición, que puedo contar el proyecto sin temora que se den cuenta de cuáles estoy hablando”. El plan es que en 2009 el Movi-miento Nacional Campesino Indígena anuncie la primera toma con al menos1.000 familias. “Serán hijos o nietos de los que fueron expulsados del campo enestas décadas. Y creo que va a ser muy difícil deslegitimar este intento de quelas familias salgan a buscar un pedazo de tierra para producir su propio ali-mento y trabajar, para evitar que los jóvenes queden desocupados, se haganpistoleros, adictos o prostitutos, y tengan otro horizonte de vida”.

El proyecto global del Mocase es la Soberanía Alimentaria: “Es la idea progra-mática y política de que un pueblo, el Estado y los gobiernos, decidan y ejecu-ten qué quieren producir como alimentos, para que todos puedan comer, y co-mer sano. Nos parece un proyecto mejor que dedicarnos al monocultvo de soja,para alimentar vacas y chanchos europeos”.

El plan Mocase

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7MAYO 2008 MU

ción y asistencia a los testigos que toda-vía siguen discutiendo: están discutien-do cargos, presupuestos, etc. La cues-tión es qué se discute...

¿No se implementó?No. Y la verdad es que no sé cómo po-dría implementar un programa que seaeficiente. Especialmente, si tenemos encuenta las investigaciones recientes.

anzón se refiere concretamente alasesinato del represor Héctor Fe-bres, envenenado en su celda vip

de la Prefectura Naval, cuatro días antes deescuchar su condena por cuatro casos detorturas cometidas en la esma. La juezaSandra Arroyo Salgado, que investiga eseasesinato, “produjo mucha prueba que de-muestra que el juicio a Febres fue para laArmada un ensayo. Lo que demuestra quela Armada –y por cierto, también el Ejérci-to– siguen teniendo un control importantesobre los represores. La jueza Arroyo Salga-do dice esto claramente: que el apoyo yhasta los privilegios que le dieron a Febresen su prisión vip funcionaron como unaforma de tenerlo controlado las 24 horaspara saber si podían confiar en él. Es decir,para saber si iba a hablar o no.” Justamen-te, el día de la lectura de la sentencia Fe-bres tendría la oportunidad de pronunciar-se públicamente. Lo asesinaron antes. Finalmente, ¿Febres fue condenado?

No. Fue sobreseído por fallecimiento.Por otro lado, los organismos de derechoshumanos parecen haber perdido la distan-cia con respecto a cómo pararse frente alEstado, ¿dónde se paran ustedes?

En la lucha por la defensa de los dere-chos humanos hay límites que no pode-mos pasar. La independencia tiene queser la primera regla de oro y lamentable-mente se rompió. La rompió Hebe, larompió Estela Carlotto hace más tiempoy, en general, la rompieron casi todos. Yesto es algo que vamos a pagar.

¿Por qué?Porque quienes están a favor de la im-punidad hacen un tipo de lectura queestas actitudes favorece. Dicen: ´se vaeste gobierno y se dejan de joder´. Ynosotros tenemos que lograr que estono sea cierto.

¿Como?Tenemos que lograr que los juicios si-gan aunque este gobierno no esté. Losjueces responden al aire predominante:cuidan su asiento y su carrera y todo lodemás está en segundo o tercer plano,con algunas excepciones que son eso:excepciones. Y no sé si hay más de dos.El poder disciplina y la justicia indepen-diente no existe ni existirá. La cuestiónpolítica incide directamente y, más alláde que esté bien o mal, tenemos quetrabajar con eso. Lo que nosotros debe-ríamos hacer es lograr que esos juecesno se disciplinen con un gobierno sinocon una causa y la forma de lograrlo esque la garantía de esa causa no sea ungobierno, sino la comunidad. Si vamosa proclamar que el gobierno es el queestá llevando adelante estos juicios, per-dimos la batalla. Creo que el desafío dehoy es darnos cuenta de que la políticade defensa de derechos humanos no esde Kichner, sino nuestra.

uando en agosto de 2003 elCongreso anuló las leyes dePunto Final y Obediencia De-bida se abrió el camino paraque los crímenes del terroris-

mo de Estado fueran, finalmente, conde-nados. Casi cinco años después, el aboga-do Rodolfo Yanzón define con sus manoslo que realmente sucedió. Las junta almencionar los treinta largos años de im-punidad y dice sólo tres palabras: “Nadade justicia”. Las separa apenas un centí-metro para explicar la situación actual ydice una sola: “Poca”. Apenas un puñadode juicios - ahora mismo se está desarro-lando uno en Corrientes- por causas me-nores que dejaron un saldo concreto: “To-davía no logramos sentar en el banquilloa ningún oficial de la Armada. Sólo a me-nos de 10 oficiales del Ejército, un cura, unpolicía y un prefecto. El saldo, desde esepunto de vista, es escaso”. Desde otro, elbalance es también inquietante: un testigodesaparecido y un represor asesinado.

Yanzón es integrante de un equipocompuesto por abogados, sobrevivientesy militantes de derechos humanos. Tienenun nombre informal, que tomaron de unaleyenda televisiva: Kaos. Ese toque de hu-mor es quizá el único lujo de una tareaque implica ser una de las partes quere-llantes en casi una docena de causas con-tra responsables de crímenes de lesa hu-manidad. Sin embargo, la mirada deYansón sobre el camino recorrido desde lanulidad hasta hoy no es pesimista: es críti-ca. En este año que, espera, llegarán a jui-cio oral y público causas emblemáticasque alcanzan a nombres aún más emble-máticos, señala dos frentes concretos deesta larga batalla:

Por un lado, la concentración de juiciosen una sola sala de la Capital. “Si segui-mos con el criterio actual, solo el Tribu-nal 5 –es decir: sólo 3 jueces– deberá lle-var adelante juicios que involucran amiles y miles de víctimas. Si tenemos encuenta que para este año ya está toda laagenda de ese tribunal tomada con muypocos casos, la tendencia es clara: vamosa seguir con juicios hasta el 2020”. Tam-bién señala quien es responsable de estasituación: “La inacción de la Corte Supre-ma. Estos juicios tienen una incidenciadirecta en el funcionamiento del sistemaen general y, por lo tanto, la Corte estáobligada a hacer algo. Lamentablementeno lo ha hecho y no tengo expectativasde que lo haga.” Por el otro, la consecuencia directa de es-te piquete judicial: miles de testigos debe-rán exponerse una y otra vez. “Esta esuna batalla que libran con el cuerpo quie-nes, como las causas están tan fragmenta-das, deben sobrevellar la pesada carga dedeclarar más de una vez lo mismo, porlos mismos delitos, desguazados en dife-rentes causas. Y cuando señalamos estono solo hablamos de su sufrimiento, quees real, sino por su seguridad”.

Luego de la desaparición de Julio López,¿el Estado tomó alguna medida para pro-teger a los testigos?

Lo único que hizo el gobierno nacionalfue conformar un Programa de protec-

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Testigos en peligroRODOLFO YANZÓN

La agenda del año judicial en todo el país está marcada por los juicios orales y públicos a los responsables delterrorismo de Estado. En tanto, no se han puesto en marcha mecanismos para proteger a las personas cuyo testi-monio es clave para que se haga justicia. La mirada del abogado de un grupo de sobrevivientes.

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Capital: están en instancia de juicio oral ypúblico 12 casos de sustracción, oculta-miento y sustitución de identidad. Los im-putados son Cristino Nicolaides, ReynaldoBenito Bignone, Santiago y Omar Riveros,todos de Ejército, más los marinos RubénFranco, Antonio Vañek y Jorge Tigre Acosta.

También, la causa que investiga el secues-tro y desaparición de Rodolfo Walsh. Estánprocesados los represores Jorge Tigre Acos-ta, Alfredo Astiz, Pablo García Velasco, JorgeRadice, Juan Carlos Rolón, Antonio Pernías,Julio César Coronel, Ernesto Frimon Weber yCarlos Generoso. Además, espera fecha lacausa Plan Cóndor, donde, entre otros, estáprocesado Jorge Rafael Videla.

Córdoba: la causa Brandalisis llevará albanquillo a Luciano Benjamín Menéndez,entre otros, a fin de este mes.

Tucumán: también Menéndez, pero juntoa Antonio Domingo Bussi, por el asesinatodel legislador Guillermo Vargas Aignase.

Chaco: tendría al fin su juicio la Masacre

de Margarita Belén, ocurrida la noche del12 al 13 de diciembre de 1976.

San Luis: juzgará a represores por tresdesapariciones forzadas y una privaciónilegítima de la libertad y torturas.

Neuquén: el teniente coronel EnriqueOlea, entre otros, deberá responder por 15desapariciones.

Rosario: cuatro represores acusados de 20casos de privación de la libertad en loscentros clandestinos de detención La Cala-mita, Quinta de Funes, Escuela Magnasco yLa Intermedia.

Santa Fe: siete represores acusados de 11casos de desaparición forzada. Debierondesignarse nuevos jueces porque los delTribunal Oral Federal se excusaron.

Mar del Plata: un suboficial de la FuerzaAérea deberá afrontar dos juicios por doscasos de homicidio calificado, 38 casos deprivación de la libertad y una violaciónagravada.

Los juicios que se vienen

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8 MAYO 2008MU

ugenio Raúl Zaffaroni es unjuez de la Corte Suprema queexhibe hábitos inesperados.Suele dejar abierta la puertade su despacho, por ejemplo,

en ese Palacio de Tribunales donde laspuertas cerradas han sido siempre una cla-ve de manipulación y secreto. Otra rareza:Zaffaroni no tiene celular, incluyéndose en-tre quienes parecen sospechar que sin talprótesis la vida es posible.

Sus amigos le dicen Raúl. Eugenio erael nombre de su padre: “Lo sigo usandopor eso mismo, y por la documentación.Van a pensar que soy dos personas y voya tener que enviar información sumariaaclarando que soy el mismo”. Cuestióninquietante, en tierras plagadas de políti-cos y funcionarios reversibles. Zaffaroni,¿es realmente el mismo? Llegó a su cargoen 2003, como una respuesta del gobier-no de Néstor Kirchner a uno de los recla-mos prioritarios del estallido social delacorralado 2001: renovación de la Corte,colocando allí no a jueces adictos, sino apersonas capaces. Se convirtió en símbo-lo de un intento de transformación enese edificio oscuro presidido por una se-ñora de ojos vendados y una balanza ca-librada casi siempre de modo incierto. ¿Cómo se ven las cosas desde aquí?

Siempre me resisto a que el cargo metrague. A dejar de ser yo. Cuando esome pasa en alguna función, me voy,por preservación de mi salud mental.Pero me miro al espejo y todavía me re-conozco. En muchos sentidos veo lascosas como las veía antes, pero me voyabriendo a más problemas. Por ejem-plo, los ambientales, entre tantas cosasque alarman.

¿Y qué lo alarma a usted?Que el mundo se ha convertido en unasociedad de riesgo, en serio, por el re-troceso de los derechos humanos.Frente al llamado terrorismo, al que yoprefiero llamar crímenes masivos in-discriminados, se ha montado la opor-tunidad para limitar derechos civiles ypolíticos en forma grave. Con el pretex-to de esos crímenes, se empiezan adestruir las garantías de toda la pobla-ción. Otra cuestión es que hay zonasdel planeta donde los derechos huma-nos directamente no existen, comoÁfrica, donde el promedio de vida si-gue siendo de 40 años. La historia escomo un péndulo, que ahora nos tienefrente a estos temas.

¿Cree que se puede hacer algo, o sólo esperaral péndulo?

Se puede hacer mucho, y además elpéndulo va a cambiar por algún desas-tre, porque no parece que haya una re-acción frente a los reclamos de raciona-lidad. Va a haber incluso desfases detipo ecológico. ¿Ejemplos? El recalenta-miento del planeta, lagartijas en Norue-ga y en Ushuaia, bloques de hielo des-prendiéndose de los polos, o cosaspeores: vamos a pagar las consecuen-cias todos.

En términos locales, ¿cómo percibió que sepueden resolver temas como el de la conta-minación del Riachuelo, a partir de las au-diencias públicas en la Corte?

Se ha establecido un organismo, habráque ver si funciona. Lo que podemoshacer es señalar el problema: discutandentro de políticas racionales. El proble-ma es complejo porque hay pymes con-taminantes de las cuales vive la gente,que a la vez es víctima de la contamina-ción. Uno puede negociar con las em-presas grandes, que siempre se las arre-glan para no perder rentabilidad, pero,¿qué se va a hacer con las chicas? Ahíhay que facilitarles las cosas. Eso es ges-tión. Lo que pasa es que aquí se viven-cia la diferencia entre el plano teórico, yla realidad. El “deber ser” y el “ser”. Esdecir: me gustaría que todos los jubila-dos tengan el 82 por ciento móvil, quetodos tengan una vivienda, que todostengan trabajo, pero de lo que uno se dacuenta aquí es de que tiene que empujarhacia eso, sin pretender lo imposible.

El péndulo de Zaffaroni

EUGENIO ZAFFARONI, MINISTRO DE LA CORTE

Dice que no pretende lo imposible y que en la Corte vivenció la diferencia entre lateoría y la realidad. Cree que el sistema presidencialista está acabado y que no hayque temerle al caos. Habla de la exclusión, del clasismo que afecta a ciertos defenso-res de derechos humanos y de los viejos problemas que nos depara el futuro. “No hay que tenerle miedo al caos”, asegura y describe el mecanismo actual decontrol de la protesta social: la pelea de pobres contra pobres.

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9MAYO 2008 MU

tos y asesinatos, resulta indiferente frente alas formas actuales de violaciones a los de-rechos humanos.

Hace rato que vengo percibiendo este ti-po de actitud. Mire: esto que voy a decirno va en detrimento de nadie, ni quieroque sirva esto para justificar ningunaaberración ni ningún genocidio. Perohay una realidad: somos un país no dis-criminador dicen, pero no tenemos ne-gros. Si no, seríamos Sudáfrica, yo creo.El hecho es que tuvimos nuestro racis-mo de los cabecitas negras hace 60 años.En un determinado momento la dicta-dura genocida ¿qué hizo? Empezó a ha-cer desaparecer y a matar a hijos de laclase media. Y la voz que se pudo escu-char en el mundo fue la de madres,abuelas y organismos de clase media.Sabían hablar, y sabían hacerse oír. Ytodo esto puso a Europa frente a una re-alidad: son blancos como nosotros, ¿yles hacen esto? Más allá de que yo creoque me parece magnífico que le hayandado el Premio Nobel de la Paz a Adol-fo Pérez Esquivel (1980), creo que se lomerecía: no me entienda mal. Lo quequiero decir es que si Adolfo hubiese si-do negro y de Zimbawe, no le habriandado el Nobel, aunque todo hubiese si-do igual o peor. Estoy diciendo: no crea-mos que el colonialismo ha desapareci-do del mundo, ni la mentalidadcolonialista ha desaparecido. Siguenexistiendo. Y el clasismo también existe.Quizá haya gente que no logra actuali-zarse y percibir dónde están las viola-ciones a los derechos humanos hoy.

No sorprende en gente que nunca adhirió auna defensa de estas cosas.

No, el que está del otro lado, está delotro lado.

Pero asombra en quienes sí tuvieron la capa-cidad para percibir la realidad.

Bueno, pero la capacidad se la dio eldolor, la capacidad se la dio el desastre,el muerto de al lado. ¿Pero da capaci-dad para percibir todo? Es cierto quemucha de esta gente uno la sienta, leexplica un rato, y al final se da cuenta.El que está del otro lado, ni estaría dis-puesto a conversar. Éste acepta y porahí se da cuenta.

Pero hay un pedido de cierto progresismomás bien oficial frente a los que reclamanpor sus derechos hoy: córtenla.

Sí, se ve muchas veces. Dicen: “Mirenque esto es demasiado”.

Con un argumento: “Siempre fui defensor delos derechos humanos, qué me vas a venir ahablar a mí del tema”. Termina siendo unacuestión de poder.

(Muestra las palmas de la mano, comoante lo obvio) Bueno, la dialéctica delpoder es así. Se llega a una posición,pero esa posición no significa algocristalizado: inmediatamente va a

aparecer una antítesis. Es una regladel progreso en definitiva. Del progre-so de la conciencia.

Estado proxeneta

Cuál sería la actual agenda de de-rechos hacia los cuales hay que em-pujar, según su mirada actual?

No creo en una división tajante entrederechos individuales y derechos so-ciales. Siempre digo que la alternativa“pan o libertad” es falsa. Puede sercierta en una coyuntura, pero en unperíodo prolongado o a largo plazo noresulta verdadera. Si a alguien se le dalibertad y se le niega el pan, va a usarla libertad para buscar el pan. Y si a al-guien le dan pan sin libertad no va apoder criticar al dueño del reparto,que al final se va a quedar con todo elpan. Vuelve a ser un tema de poder.Creo que se engloban los derechos in-dividuales y los sociales, o de lo con-trario se produce una regresión globalen el ámbito de los derechos huma-nos.

Sobre el poder, ¿qué opina de la definicióndel Estado como proxeneta, que hacen MaríaGalindo y Sonia Sánchez en el libro Ningunamujer nace para puta?

Todavía no lo leí, pero sí (se quedapensando), en casi todos los Estadosperiféricos, sobre todo, la prostituciónes carne de cañón para la percepciónde un canon por parte de la autoridadde control.

¿Y más allá de la prostitución? El planteo esque el Estado sigue teniendo un contenidoautoritario, de control justamente...

Hay una tendencia autoritaria tremen-da en el mundo. Y creo que la funciónfundamental del Poder Judicial es justa-mente contener ese avance. Hablan deposmodernismo, pero yo creo que esta-mos en un premodernismo, tipo sigloxvi. Creo que todo Estado encierra unatendencia al autoritarismo o al totalita-rismo que pugna por reventar. El Estadode Derecho, en todo caso, busca conte-ner esa tendencia, pero es una tensión,nunca la hace desaparecer del todo.

Usted decía que los viejos esquemas de ideasno sirven frente a estos problemas nuevos ycomplejos. Entonces: ¿cómo pensarlos?

Yo veo que una cosa crucial es que es-ta etapa de globalización, con una po-larización brutal de riqueza, provocael surgimiento con una extensión inu-sitada de una nueva categoría: los ex-cluidos. No son los viejos margina-dos. No es el lumpen proletariat queveía Marx. Es el que queda fuera delsistema. Tampoco es el explotado. Elexplotado era un tipo necesario paraque existiera el explotador.

Pero pueden hacerse gestos. La Corte estáabriendo una oficina referida al tema de vio-lencia familiar.

Es complicado. Durante años la su-bordinación y violencia contra lasmujeres no llamó la atención de na-die. Era lo normal, y ahora se des-nor-malizó. Lo que hay que tener cuidadoes de no “normalizar” nuevamente através de ficciones, como podría serdarles un diploma de víctima a tres ocuatro mujeres y con eso decir: “mi-ren cómo nos ocupamos”.

El simulacro. Claro, lograr la condena de cuatro ocinco bestias no es suficiente.

Usted hablaba de no pretender lo imposible.Parece increíble que haya que pensar así so-bre derechos tan admitidos: la jubilación, eltrabajo, la vivienda, como si fuesen letra em-balsamada, que no se cumple.

Son admitidos como un deber ser. Pe-ro hay que hacerlos ser, ir empujando,aunque sea una tarea que no se acabanunca. Hay una cantidad de senten-cias que van en ese sentido. Pero estono tiene un límite. No hay país en elmundo en el que los derechos huma-nos estén realizados plenamente. Poreso creo que es función del poder jurí-dico ir empujando a las restantes fuen-tes de poder para que eso pueda reali-zarse. Ni siquiera aquellos derechoshumanos de primera generación sonrespetados en el mundo.

¿Cuáles son?Esos derechos individuales que le im-ponen al Estado abstenerse del mal-trato, la tortura, la detención arbitra-ria. Hay que estar empujando siemprepara la realización incluso de esos de-rechos elementales.

Si todavía ocurre eso, conviene tener una ac-titud muy actualizada para no quedarse ata-do a pensamientos que fueron progresistashace 40 o 50 años pero que tal vez ya no sir-van para entender el presente.

Sí, pero no es nada fácil, porque aque-llos pensamientos progresistas respon-dían a unos esquemas que hoy no fun-cionan. Es decir, cada momento depoder planetario tiene sistemas de in-terpretación de la realidad, ideologíasen el buen sentido de la palabra, quepermiten acercarse a la realidad. Y esta-mos viviendo un cambio en el poder.Así como el mundo vivió el colonialis-mo y el neocolonialismo, ahora vive laglobalización. No como programa, sinocomo momento de poder planetario. Yno tenemos un sistema de ideas quenos aproxime a la globalización. Inten-tan aproximarse con ideas del siglo xixy algunas del siglo xviii.

¿Ejemplos? Los ideólogos de la globalización, losintegrados, al decir de Umberto Eco (se-miólogo italiano, autor de Apocalípticos eintegrados) , lo hacen con una ideologíapropia del siglo xviii. Y los apocalípti-cos lo hacen con un marxismo que esuna ideología propia del siglo xix. Nodigo que no haya elementos en todaslas ideologías que se puedan elaborar,no descubrimos la nieve tampoco. Perosí puede observarse que no hay un sis-tema de ideas con el cual aproximarsea esta realidad. Eso es un poco compli-cado. Uno ve una economía de especu-lación, donde predominan los serviciosy no la producción. Yo creo que si lotraemos a Lord Keynes a estos días, elpobre se volvería loco. O inventaríaotra teoría, que es lo que haría un tipogenial. Pero lo que no funciona es elsistema de ideas que tenemos para en-tender una realidad distinta de la quenos hacía sentir muy seguros. Hoy nosabemos dónde estamos parados.

Derechos humanos clasistas

Ocurre también con los derechoshumanos? Se percibe que muchagente que fue capaz de denunciar

temas como la represión ilegal, los tormen-

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¿Los desocupados no son explotados? No, es otra cosa. El excluido es alguienque está de más. Alguien que sobra.Descartable. Nadie lo necesita. Ya noes la dialéctica explotador-explotado.Acá no la hay. (Toma un bolígrafo y em-pieza a dibujar círculos en un sobre depapel madera). Si proyectásemos estatensión actual hacia el futuro, sin quenada la detenga –cosa que no va aocurrir– nos llevaría a una sociedadcon un 20 ó 30 por ciento de incluidosa lo sumo (señala un círculo pequeño),y 70 por ciento de excluidos (el círculomás amplio). Este 20 por ciento viviríaen zonas residenciales comunicadascon el centro económico por Internety autopista. No tendrían esquinasdonde le roben a uno el reloj. Y el res-to estaría debajo de las autopistas. Co-mo mutantes, ¿no?, a los que les tirarí-amos de vez en cuando un hueso.

El know how bajo la autopista

a postal que usted proyecta respon-de a lo que los optimistas proclamancomo la teoría del derrame.

Por supuesto esto es una distopía (unautopía al revés, el grado ideal de una so-ciedad indeseable). Pero en definitiva ésesería el esquema urbanístico del futuro.En alguna medida se está viendo en lasgrandes ciudades.

¿Ése es el fin de la historia? Por supuesto que no. No hay masas nimillones de personas que se resignena morirse fumando un porro, esperan-do en la puerta de la villa que vengala policía y se los lleve para fusilarlos.Eso no pasa, pasan otras cosas. Se irágenerando una nueva dinámica. Aho-ra todo esto ¿qué es lo que va gene-rando? Va generando un control socialrepresivo, que no es el control social através de la violencia estatal, por lomenos no exclusivamente. No son loscosacos del zar rodeando la villa, con-trolando la calle. No hay más zar nicosacos. Es otra cosa.

No entiendo. ¿Cómo se controla a este 70 por cien-to? ¿Cómo se lo mantiene fuera decualquier dinámica? (Golpea con la bi-rome sobre el círculo de excluidos) Ge-nerándoles contradicciones. Haciendoque se maten entre ellos. Y mientrasellos se matan debajo de la autopista,los integrados circulan por arriba. ¿Ycómo se logra esto? De una maneracasi natural. Se criminaliza a estos sec-tores, se los deja bajo la autopista, quese arreglen entre ellos, o les metemosla policía en el medio. Pero, ¿de dóndesacamos a la policía? (Redondea el cír-culo del 70 por ciento) Del mismo sec-

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10 MAYO 2008MU

de los inspiradores de la revuelta estu-diantil francesa de mayo de 1968) Peroesa visión ¿a qué conduce? A que ten-go que esperar la revolución para tirartodo por la ventana, y también laventana. Mientras no pase eso, mequedo en el molde, esperando quevenga la revolución.

Usted lo describe como una actitud pasiva:espero a que llegue el momento en que sesolucione todo, si es que llega.

Y mientras tanto matan gente, torturan,queman a los presos en las cárceles, lespegan y violan a las mujeres. Y yo nohago nada, total ya va a venir la revolu-ción. Claro que cuando venga la revolu-ción, seguramente primero me haránmierda a mí. Suele ser lo primero.

Presidencialismo y arterias

e propongo un breve repaso de la ac-tualidad, ¿qué le pareció la actitudde la justicia con respecto a los pro-

ductores agropecuarios que hicieron piquetes? (Sonríe) Es de todo lo que hablamos.Me llamó poderosamente la atención.No nos trajeron casos en ese sentido.

Otro tema: el caso Patti. Usted votó...(Interrumpe) El pasado hay que juz-garlo y condenarlo. Lo que no hayque dejar es que nos envenene el pre-sente. Las causas por las cuales se lepuede rechazar el diploma a un dipu-tado están en la Constitución. Noso-tros no podemos cambiar eso.

Le preguntaba por otro dilema: el del siste-ma representativo, con esa sociedad quevota, pero no se siente representada por lospolíticos.

Es otro debate mundial. Creo que hayque mejorar los canales institucionales derepresentación, pensar otras formas.

¿Por ejemplo?Por lo menos en nuestro caso, creoque el presidencialismo no va más, es-tá agotado, ha caducado. Mucho másracional es un sistema parlamentario.Fíjese que en las últimas décadas hu-bo en América Latina 20 presidenciasinterrumpidas, con violencia, muer-tos, incendios, pero ninguna terminóen dictadura. Lo que se hizo, comoaquí en el caso de Eduardo Duhalde,fue buscar una salida parlamentaria.Para mí con el sistema parlamentario,si un gobierno pierde mayoría cae, yno se produce un abismo.

Otro tema de estos días: el debate entre elgobierno y las empresas periodísticas...

(Se ríe) Lo veo sólo como eso: el gobier-no y las empresas. La globalización nosva a ir llevando a otro escenario dondejuega mucho más la sociedad. La co-municación y la información resultanmás baratas, y vamos hacia medios co-mo Internet, canales pequeños, radios,tecnologías que hacen que la gentebusque y acceda a otros modos de in-formación y comunicación. Los gran-des medios como la Red Globo, mono-polio terrorífico que maneja la opiniónpública brasileña, se van a morir deinanición porque la gente puede yacontar con otros canales.

Mariana Caraballo y Gabriela Gusis, las se-cretarias de Zaffaroni (que además son abo-gadas) se asoman haciendo gestos para re-dondear la conversación. El juez mira por laventana. Dice como con preocupación: “To-do es una dialéctica permanente en lo judi-cial, un ‘unfinished’. Pero hay algo que nova a terminar nunca. Alguien leerá esto den-tro de 50 años y dirá: ‘Miren el reaccionarioeste lo que decía’, porque uno no sabe cuá-les son los arrastres reaccionarios que unopuede llegar a tener”. Según entiendo, entonces, usted es opti-mista: me está invitando a que volvamos aconversar dentro de 50 años.

(Sonríe) Lo que digo es que no hay queperder la capacidad de comprender.Uno nunca sabe cuándo se le endure-cen las arterias y empieza a dejar dedarse cuenta de las cosas.

la larga este 70 por ciento va a querersu cuota de poder. ¿Qué es el poder oqué da el poder en este momento deglobalización? No es el dinero: es la in-formación. Y eso es tener el “knowhow” (el conocimiento, el saber cómohacer las cosas). Y la globalización, co-mo todo momento de poder, tieneenormes contradicciones. Una de lasmás graves, y también más positivas,es que abarata enormemente el costode la información. Hace 40 años teníaque ir a Harvard para encontrar la bi-bliografía que necesitaba para escribiruna tesis. Hoy lo hago en casa. Y cadavez lo voy a poder hacer más, a uncosto relativamente reducido. Y cadavez va a ser más barato. Por supuestome dicen que esto en realidad trans-mite basura, etcétera, pero yo digo: laimprenta también. No todo fue Platóno Aristóteles. Bosques enteros se hanconsumido para fabricar papel paraimprimir basura. Bueno. Está esa ba-sura en el medio, pero están tambiénlas cosas que uno puede usar.

¿Y eso cómo empalma con la cuestión delpoder?

Hay algo que tiene este 70 por cientoque les falta a los incluidos. Y es lo queuno ve en la villa, en las favelas, en lospueblos jóvenes. Lo que les sobra estiempo. Y el 30 por ciento de incluidosno tiene tiempo. Entonces, la organiza-ción del tiempo para el apoderamientode la información, teniendo en cuentaque saber es poder, va a generar unefecto competitivo entre el excluido y elincluido que va a reanudar la dialécti-ca. Y el excluido va a tener un “knowhow” mejor que el incluido, porque tie-ne más tiempo.

Bueno, por lo pronto suelen ser temas de in-vestigación académica. Hoy hay cientos deestudios sobre los movimientos sociales, dedesocupados, fábricas recuperadas, que ana-lizan sus formas de creación de alternativas.

O váyase a Devoto, y vea lo que pasacon los presos que están en el CentroUniversitario. Sacan mejores notas quelos estudiantes sueltos. ¿Qué tienen?Tiempo. Por supuesto, esto va a traerun despelote bárbaro, porque el siste-ma no está hecho para incluir al 70por ciento de los excluidos. A partir deahí se inicia una dialéctica que no sédecir a donde va. Pero por ahí va la co-sa, ahí va a ir.

Por lo que hablamos, presumo que se crimi-nalizará a los que se resistan...

Y la función judicial será es contener esemovimiento, permitir el espacio paraque se genere la dinámica social: la so-ciedad es la que amplía la ciudadanía,nosotros a lo sumo debemos preservarel espacio de protesta social, que es elespacio de dinámica política.

De quién es la calle

ero ese escenario de batalla sociales el espacio público, la calle. No lostribunales.

Exacto, y creo que nosotros los argenti-nos siempre lo hemos hecho. Plazas lle-nas, manifestaciones, gases, represión.Hay espacios en la medida en que unolos reclame. Y otros vendrán a decir:“eso es el caos”. No hay que asustarsecon eso del caos, hay que preservar elespacio de expresión social.

He visto tantos jueces que no se enteraron... Aun así, si no existiéramos nosotros, sise van todos los jueces, los tribunales, elministerio público, ¿qué pasaría? La po-licía sin límites, el Estado totalitario.¿Qué era la Gestapo? ¿Qué era la kgb?Ese es el Estado totalitario. La esencia dela función judicial siempre es la conten-ción del poder punitivo.

La otra visión es la que dice que el poder ju-rídico es otra forma de control.

Sí, la versión marxista no institucio-nal, la del 68, la versión Marcuse(Herbert Marcuse, filósofo alemán, au-tor de El hombre unidimensional y uno

rio. ¿Qué eran la Gestapo o la kgb? Lapolicía sin límites.

Doctor, puede ser que en la Corte haya quie-nes piensan de un modo nuevo, pero de ahípara abajo hay gente que da miedo.

Habrá eso entre miles de personasque forman un poder. El sistema escomplejo y además de burocracia haytambién agencias de reproducciónideológica: la academia, que condicio-na el discurso. Los que entrenan a lospichones. Hoy yo noto una renova-ción en esto. Se discuten temas en laUniversidad que hace 30 años eranimpensables. La contención del poderpunitivo, la inconstitucionalidad de lajusticia penal militar, las cuestionesde la criminalización, la pobreza, detodo esto nadie hablaba. Y hoy sí.

Aunque todavía esos mundos bajo la autopis-ta, el trabajo precario, desocupación, prosti-tución, parecen mundos a los que no llega elderecho. ¿Qué hacer en ese caso?

Justamente, es un problema de ciuda-danía, que no está construida total-mente en América Latina. Otra vez: laexclusión. El ciudadano no es sólo al-guien con documento que vota cadatanto, sino el que tiene una serie dederechos que hacen a una dignidadde la vida. Si no, el derecho queda co-mo una ficción.

Volviendo a lo anterior, ¿cuál sería la op-ción? ¿Qué ocurre con este 70 por ciento quequedó afuera?

Yo no estoy en una posición pesimis-ta. Son momentos pendulares. Este 70por ciento no se va a quedar en la en-trada de la villa. ¿Qué es lo que va apasar? No en una forma lineal, pero a

tor. Y en la medida que todos éstos sematen, no dialoguen, no se puedancoaligar, no puedan concientizarse.Ésa es la forma nueva de control queestá surgiendo. Esa es la regresión glo-bal de los derechos humanos. Tantode los derechos humanos sociales co-mo de los individuales. Pensemos queen la provincia de Buenos Aires tene-mos un 75 por ciento de presos sincondena: presos por las dudas.

Y en crecimiento geométrico... Pero además, esto me da el siguienteresultado: de este 75, un tercio será ab-suelto, según las estadísticas. A uncuarto de los casos se le dirá “Ustedtiene que quedarse algún tiempo, co-mo pena formal”. En la mitad de loscasos, al momento de la sentencia sele dirá “Váyase que ya tiene la penacumplida”. Y al otro cuarto le voy adecir: “Usted estuvo preso gratuita-mente. Vaya tranquilo”. Mientras tantoel macrodelito nunca cae.

Ése es un gran cambio. En otras épocas uno ha-blaba del control y la represión como una cues-tión militar, policial. Pero ahora es el Poder Ju-dicial el que criminaliza la protesta y lapobreza, bajo el argumento de “hacer justicia”.

Pero yo creo que el Poder Judicial estáponiendo también un límite. Quizá notodo lo deseable. Pero empuja en elsentido de buscar un límite. La esenciade la función judicial es la contencióndel poder punitivo.

Hay varios jueces que no parecen haberseenterado.

Pero si no existiéramos nosotros, si sefueran los jueces, los tribunales, ¿quépasaría? Ahí sí sería el Estado totalita-

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No es un bar, pero parece. Porque podés tomar un café y acompa-ñarlo con los productos que todos los días nos preparan cooperativasy emprendimientos que cocinan con gusto a rico y casero.

No es una librería, pero hay libros y publicaciones. De autores yeditoriales que sostienen con esfuerzo proyectos independientes.

No es una feria, pero hay de todo. Porque de todo se produce enesa red increíble que teje la autogestión.

No es un centro cultural, pero si tenés un rato libre, consultá la agenda de actividades gratuitas, que tenemos en plena cocción.

No es un aula, pero algo aprendemos. En talleres y grupos de estudio con los que intercambiamos ideas y experiencias cada mes.

Es nuestra casa: un espacio en permanente construcción. Te esperamos con ganas.

Hipólito Yrigoyen 1440Ciudad Autónoma de Buenos Aires

no dan cuenta de toda la energía social ypolítica que circuló en aquellos años. Ha-bría que sumar, sólo pensando en nuestrocontinente, el Cordobazo de 1969, que pu-so en retirada a la dictadura militar deJuan Carlos Onganía; el ascenso de las lu-chas urbanas en Chile, que modificaron laestructura de las ciudades y llevaron a lapresidencia a Salvador Allende en 1970;las luchas campesinas en la sierra perua-na, que forzaron al gobierno militar deJuan Velasco Alvarado, desde 1968, a reali-zar la mayor reforma agraria de esa épocadespués de la cubana; el impresionanteascenso obrero y minero en Bolivia queconstruyó una Asamblea Popular, en 1970,órgano con el que disputaron el poder alas clases dominantes. En cada país podrí-an sumarse hechos y procesos que fácil-mente pueden vincularse a lo que, genéri-camente, se ha dado en llamar “el 68”.

Sin embargo, habría que ir algo másabajo para desentrañar los cambios delarga duración que permitan hablar deun antes y un después. ¿Qué nos quedasi al 68 le quitamos las multitudinariasmanifestaciones en las grandes alame-das? ¿Qué, si dejamos de lado los colosa-les acontecimientos? Responder suponeadentrarnos en una forma de ver el mun-do diferente a la hegemónica, similar porcierto a la que ensaya el subcomandanteinsurgente Marcos cuando sostiene: “Lasgrandes transformaciones no empiezancon hechos monumentales y épicos, sinocon movimientos pequeños en su forma

Tan sólo ha habido dos revoluciones mundia-les. La primera se produjo en 1848. La segun-da en 1968. Ambas constituyeron un fracasohistórico. Ambas transformaron el mundo. Elhecho de que ninguna de las dos estuvieseplaneada y fueran espontáneas en el sentidoprofundo del término, explica ambas circuns-tancias: el hecho de que fracasaran y el hechode que transformaran el mundo.

Immanuel Wallerstein

Los acontecimientos históricos no son pun-tuales, sino que se extienden en un antes yun después del tiempo que sólo se revelagradualmente.

Fredric Jameson

as cuatro décadas que hanpasado desde la “revoluciónmundial del 68”, conceptoacuñado por Immanuel Wa-llerstein, parece un tiempo

suficiente como para intentar comprenderel rumbo que a partir de aquel momentocomenzó a tomar la lucha antisistémicaen América Latina. Para ello habría quedesviar la mirada de los grandes eventosépicos como la ofensiva del Tet de loscombatientes vietnamitas, las manifesta-ciones de mayo en París y la masacre dela Plaza de Tlatelolco en México, pormencionar apenas tres hechos que im-pactaron en todo el mundo.

Es cierto que estos tres acontecimientos

comprender la parte de los pueblos “queestá vuelta hacia adentro”.

Una nueva generación de luchas

o primero que llama la atención esel nacimiento de gran cantidad deorganizaciones de nuevo tipo, que

encarnan sujetos sociales diferentes a losque hasta ese momento habían ocupadoel centro del escenario, como los movi-mientos sindical y estudiantil. Sin la me-nor pretensión de exhaustividad, en 1971nace el cric (Consejo Regional Indígenadel Cauca), en Colombia, que luego contri-buirá a la creación de la onic (Organiza-ción Nacional Indígena de Colombia). En1972 se crea Ecuarunari, la organizaciónquichua de la sierra que jugó un papel de-terminante en la formación de la conaie(Confederación de Nacionalidades Indíge-nas del Ecuador). En 1973 se emite el Mani-fiesto de Tiahuanaco, en Bolivia, por partede un grupo de estudiantes, docentes ycampesinos aymaras, que modificó la his-toria de las luchas sociales al plantear lacuestión de la opresión junto a la explota-ción, que hasta ese momento era la miradaexcluyente. En 1974 se realiza el CongresoIndígena de San Cristóbal de las Casas,Chiapas, donde por primera vez las diver-sas lenguas indias se relacionan entre sí su-perando viejas divisiones. Iniciativas todasvinculadas al mundo indígena y campesi-no que en esos años pugnaba por inde-

y que aparecen como irrelevantes para elpolítico y el analista de arriba” .

Estos cambios no se hicieron visiblesde forma inmediata, sino que se van des-plegando de forma imperceptible o demodo progresivo y ascendente, desde laperiferia hacia el centro, desde las remotasáreas rurales hacia las ciudades, desde lavida cotidiana hacia formas culturales re-conocidas. Pero no lo hacen siguiendo lalógica de los análisis sobre los “movimien-tos sociales” de la sociología europea ynorteamericana. O sea, analizando las ca-racterísticas de las organizaciones que de-sarrollan ciclos de protesta, que comien-zan cuando actores sociales aprovechan laestructura de las oportunidades políticaspara desplegar repertorios de acción socialque les permitan conseguir sus objetivos yfines en una interacción con el Estado ysus aliados. Por este camino conceptual di-fícilmente podamos comprender lo queviene sucediendo en los sótanos de nues-tras sociedades.

Uno de los resultados más notables delo sucedido en torno al 68 es la revela-ción del más abajo, o sea su visibiliza-ción diferenciada, para luego ensayar lasublevación o alzamiento, o sea pronun-ciar un Ya Basta que con los años comen-zó a cobrar forma en la creación de unmundo otro, diferente al hegemónico. Pa-ra ello será necesario echar una miradasimilar a la que Marcos le atribuye al an-tropólogo Andrés Aubry, que implica irmás allá de lo exterior y visible para

12 MAYO 2008MU

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LA HERENCIA DEL MAYO FRANCÉS EN CLAVE LATINOAMERICANA

La revuelta francesa es re-cordada por sus poéticos yprovocadores graffitis. Po-cos, en cambio, mencionansus manifiestos, que sinte-tizan el espíritu de ese mo-vimiento: no son quejas,sino una forma distinta deorganizar el poder. Porejemplo, en el Manifiestosobre la universidad, sinte-tizan en cuatro ítems susobjetivos: independencia,autogestión, autodefinicióny autoperpetuación. Y encada uno desarrollan bre-vemente lo que quieren:enseñanza libre, gratuita yautogestionada.

Otra historiaEl escritor uruguayo Raúl Zibechi analiza la más exitosa de las revoluciones fracasadas. Y proclama unahipótesis: los hijos del Mayo Francés son los movimientos latinoamericanos que comenzaron a organizar-se a partir de otras lógicas y sin tutelas. Pero para reconocerlos hay que mirar para abajo.

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pendizarse de las iglesias y los estados. En los años siguientes surgen otros co-

lectivos de nuevo tipo: Madres de Plaza deMayo, en 1977, se convierte en parteaguasy bisagra entre las luchas sindicales y lasde los piqueteros. Hacia 1979 los campesi-nos sin tierra del sur de Brasil –cuya expe-riencia organizativa había sido brutalmen-te cortada por la dictadura instalada en1964– comienzan sus primeras ocupacio-nes de lo que luego será el mst (Movi-miento de Trabajadores Rurales Sin Tierra);ese mismo año la corriente katarista surgi-da del Manifiesto de Tiahuanaco consigueformar una central autónoma, la Confede-ración Sindical Única de TrabajadoresCampesinos de Bolivia. Estas organizacio-nes condensan largos períodos de cons-trucciones y crecimientos, pero fuerontambién trampolines para nuevos avancesque sólo el tiempo podía develar.

Lo cierto es que hacia los años 70, losque habitan el sótano de nuestras socie-dades comenzaron a construir organiza-ciones propias, sin tutelas de partidos,iglesias o caudillos. Y, lo que es aun másimportante, comenzaron a hablar en vozalta, usando sus propios modos y formas.En un principio, lo hicieron aparentandorespetar las maneras de las instituciones,la cultura hegemónica, pero a medidaque fueron ganando en autoestima empe-zaron a mostrar que profesan otras cos-movisiones y se construyen sobre basesculturales diferentes.

De la tierra y del territorio

a lucha por la tierra es una carac-terística común a todos los acto-res del subsuelo. La recuperación

de tierras es un paso necesario en el largoy sinuoso proceso de conformación desujetos. Luego descubrimos que la tierrano era el objetivo final sino apenas unprimer paso. Fue apareciendo la lógica delos territorios, en la que estamos inmer-sos en este comienzo de milenio, porque“la lucha por la tierra es la lucha por undeterminado territorio”. Millones de hec-táreas fueron recuperadas por los campe-sinos e indígenas de modo legal e ilegal,por reforma agraria o a través de tomas einvasiones.

Con la particularidad de que siendo unproceso que comenzó en las áreas ruralesde la mano de indios y campesinos sin tie-rra, se despliega también en las grandesciudades del continente, en esos nudos dela dominación del capital donde comien-zan a establecerse barrios y hasta ciudadesenteras que de alguna manera replican laexperiencia rural. La autoconstrucción debarrios populares en las periferias de lasgrandes ciudades, como señala un trabajosobre Ciudad Bolívar en Bogotá, es “la pro-longación de la lucha por la tierra que pordécadas ha cubierto el campo de nuestropaís, expresada en la urbe en forma de lu-cha por la vivienda”. Los barrios piquete-ros con sus fábricas recuperadas, los ce-rros de Caracas, las periferias de SaoPaulo, de Asunción, de Bogotá, de Lima…muestran la fortaleza de los territorios ur-banos de la pobreza.

Las nuevas trincheras

a verdadera diferencia con losperíodos anteriores es la crea-ción de territorios: el largo proce-

so de conformación de un sector socialque sólo puede construirse a sí mismoconstruyendo espacios para habitar lasdiferencias. Mirados desde los sectorespopulares, desde el sótano de nuestras so-ciedades, estos territorios son productodel arraigo de relaciones sociales diferen-tes en espacios físicos en los que se des-pliega la vida en su totalidad, social, cul-tural, económica y política, a través deiniciativas de producción, de salud, deeducación, de celebración y de poder. Es-tos territorios son producto de intensasluchas sociales. Como señala Bernardo

Mançano, “una clase social no se realizaen el territorio de otra clase social”. De al-guna manera, la territorialización de lossujetos sociales es una respuesta a la terri-torialización del capital, urbano y rural,pero también es una réplica de los pobresa la “acumulación por desposesión”, co-mo interpreta el geógrafo David Harveyel período neoliberal, con que el capitalbusca recomponerse luego de la revolu-ción del 68.

Por primera vez en la historia del capi-talismo se produjo un viraje por el cuallos trabajadores fueron capaces de confi-gurar la crisis del sistema. “Mientras queen las anteriores crisis hegemónicas la in-tensificación de la rivalidad entre las gran-des potencias precedió y configuró dearriba abajo la intensificación del conflic-to social, en la crisis de la hegemonía esta-dounidense esta última precedió y confi-guró enteramente aquella”, nos diceGiovanni Arrighi” . La crisis fue provocadapor “una oleada de militancia obrera” ha-cia finales de la década de 1960, que “pre-cedió la crisis del fordismo y la configuró”.

Este hecho es fundamental para com-prender dos cuestiones del mayor relie-ve: las opciones realizadas por el capitalpara superar la crisis, y las opciones con-secutivas de los sectores populares. Laselites desmontaron el welfare y abando-naron toda pretensión de integrar a lasclases peligrosas, apostando a la guerracomo forma de acumulación. Eso es elneoliberalismo. Los de abajo, cada vezmás conscientes de que el objetivo de losde arriba consiste en exterminarlos –porlo menos a porciones enteras de ellos, ymuy en particular a los jóvenes–, estánconvirtiendo sus espacios en trincheras.“Es la respuesta estratégica de los pobresa la crisis de la vieja territorialidad de lafábrica y la hacienda, y a la reformula-ción por parte del capital de los viejosmodos de dominación”.

Los nuevos sujetos

ostulo que en América Latina elrasgo diferenciador del 68 es laapertura hacia la territorialización

de los sujetos: indios, campesinos y secto-res populares urbanos. Sin embargo, la ló-gica del territorio es bien diferente de ladel movimiento social. Mientras éste ac-túa en función de demandas al Estado,aquel es “un espacio de vida” , caracteriza-do por la capacidad de producir y repro-ducir la vida cotidiana de sus miembros,de modo integral, en una totalidad no uni-ficada sino diversa y heterogénea. El terri-torio tiene una lógica autocentrada: aun-que formula demandas hacia el Estado nose organiza con ese objetivo.

Mientras para el movimiento social locentral son las formas de organización, losobjetivos y la construcción de identidades,para los “territorios de la emancipación”lo decisivo son las relaciones sociales quese construyen sobre la reapropiación de latierra y de los medios de producción. Nopara producir mercancías sino valores deuso comunitarios, porque esas relacionessociales no son capitalistas. Mientras elmovimiento social triunfa cuando consi-gue sus demandas, los territorios triunfanal consolidarse cada día y expandirse, ha-ciendo de esas islas rodeadas de capitalis-mo “no un refugio para la autosatisfac-ción, sino una barca para encontrarse conotra isla y con otra y con otra…”, como haseñalado Marcos.

La nueva rebeldía

a territorialización de los sujetosen rebeldía, que es en realidad loque viene sucediendo en este con-

tinente, forma parte de una profunda re-volución política y teórica, de una nuevaforma de practicar el cambio social cuyosmejores exponentes son los zapatistas. Po-ner en pie territorios supone construir so-beranía, autonomía, autodeterminación;

en suma, autogobierno. Se trata de socie-dades otras que están naciendo en el senode la sociedad capitalista en descomposi-ción. Los caracoles y las Juntas de BuenGobierno de Chiapas, los cabildos indíge-nas del Norte del Cauca, los cuarteles ay-maras del altiplano boliviano, pero tam-bién los barrios de El Alto y de muchasotras ciudades, son formas diferentes y di-versas, en grados distintos de desarrollo,de autogobierno popular, que nace, vive ypugna por crecer abajo y a la izquierda.

Territorios, poder, revolución

l proceso político cultural iniciadoen torno a las rebeliones de 1968está modificando también el ima-

ginario sobre la transición a un mundonuevo. Salvo minorías, pocos dudabanque la llave maestra de la construcción deuna sociedad mejor giraba en torno a laconquista del poder estatal, ya fuera por lavía institucional, insurreccional o luego deuna guerra prolongada. Pero la lógica terri-torial modificó de raíz este imaginario na-cido con la Revolución Francesa.

Aunque los zapatistas fueron los pri-meros en formular de modo explícitoque no pretenden tomar el poder estatalsino construir un mundo nuevo, que in-cluye por supuesto la creación de otrospoderes no simétricos a los del Estado,este tema ya estaba implícito en la formade construcción que venían adoptandolos movimientos más importantes delcontinente. La construcción de territoriosen los que anidan relaciones sociales nocapitalistas, abrió un proceso que poneen el centro la creación de contrapoderes,o poderes otros, y no en conquistar el po-der estatal.

De ese modo se registra una suerte de“retorno” a los orígenes. En los comienzosdel movimiento socialista, fue CarlosMarx quien una y otra vez volvió sobre eltema de la transición, imaginándola siem-pre como una suerte de “parto”. Defendióuna parábola del cambio social en la quela creación del mundo nuevo y la revolu-ción son dos hechos separados, pero no alestilo de quienes proponen una estrategiaen dos pasos –toma del poder y luegoconstrucción del socialismo– sino algomás natural y complejo.

En La guerra civil en Francia, al eva-luar la Comuna de París, sostuvo: “Losobreros no tienen ninguna utopía listapara implantarla por decreto del pueblo(…) Ellos no tienen que realizar ningunosideales, sino simplemente dar suelta alos elementos de la nueva sociedad quela vieja sociedad burguesa agonizantelleva en su seno”. “Dar suelta”, o set freeo liberér, nos está indicando que la nue-va sociedad existe ya en germen, en al-gún grado de desarrollo, en el seno delcapitalismo. Por eso usaba también laparábola del parto. La revolución, comoacto de fuerza, hace nacer, suelta, liberalo que ya vive de forma embrionaria,para que pueda seguir creciendo.

Esos “elementos de la nueva sociedad”los podemos ver en los municipios autó-nomos de Chiapas y en los resguardos delNorte del Cauca. Y, de modo más embrio-nario aún, en miles de asentamientos sintierra, en algunas comunidades indígenasaymaras, quechuas, mapuche y de tantosotros grupos originarios, y también enunas cuantas periferias urbanas. Son tra-zos y trozos del mundo nuevo que pugnapor crecer. Si el movimiento social conti-núa desarrollando, con sus resistencias ysus luchas, las relaciones sociales no capi-talistas que existen en los territorios men-cionados, el capitalismo seguirá profundi-zando su crisis.

En algún momento “será preciso rom-per las trabas” (Marx) que suponen lasrelaciones sociales capitalistas. Será unalucha colosal, una verdadera revolución,que contribuirá al nacimiento del mun-do nuevo que los movimientos territo-rializados vienen creando desde hace al-gunas décadas.

En abril de 1968 los estudiantes de la Facul-tad de Humanidades de Nanterre se reunie-ron en el anfiteatro que bautizaron con elnombre “Che Guevara”. Desde el primer mo-mento tanto los comunistas de matriz sovié-tica como los viejos socialistas, miraron condesprecio a esos “revoltosos” calificando asus dirigentes de “aventureros”. Temían quelos disturbios les hicieran perder votos en lasclases medias.

El 19 de abril, 2.000 estudiantes se congre-gan en el Barrio Latino para repudiar elatentado criminal contra uno de los líderesde la rebelión juvenil europea, el alemánRudi Dutschke, conocido en la prensa mun-dial como “Rudi el rojo”. Otro alemán, DanielCohn-Bendit, lidera las manifestaciones y elMovimiento 22 de Marzo.

El 27 de abril, Cohn Bendit es detenido por lapolicía. El grupo fascista “Occidente”, una es-pecie de Triple A francesa, comete variosatentados y ataques contra los estudiantes.

La revuelta rabiosa dura desde el 3 hasta el19 de mayo. Los primeros grupos políticosque se adhieren son las Juventudes Comu-nistas Revolucionarias (maoístas), el PartidoSocialista Unificado -pequeña agrupación dela nueva izquierda- y núcleos anarquistas ytrotskistas. Los manifestantes toman las ca-sas de estudio, amenazan a los ayuntamien-tos y oficinas públicas, y gritan consignas co-mo: “¡Muera la represión!”, “¡Liberen anuestros camaradas!”, “Gaullismo-dictadu-ra”. El gobierno sostiene que se trata de“agitadores”. El Partido Comunista deja deatacar a los rebeldes. Los sindicalistas co-mienzan a mirar con interés a los jóvenes.

El 6 de mayo, 600.000 estudiantes entranen huelga en toda Francia y llaman a unahuelga general. La violencia se generalizaen el Barrio Latino. Hay guerra de posicio-nes. De un lado 10.000 estudiantes; del otro,la policía.

El 7 de mayo hay estado de sitio en el BarrioLatino y se suman al movimiento miles deestudiantes de los colegios secundarios. LosComités de Acción de Liceos y el Movimiento22 de Marzo, por la tarde, comienzan una“larga marcha” de 25 kilómetros que atra-viesa toda la ciudad. Son 40.000 estudiantesque enarbolan banderas rojas y negras ycantan La Internacional al pasar por losCampos Eliseos y el Arco de Triunfo.

El 8 de mayo, la CGT y la CFDT se pliegan alos estudiantes. También intelectuales comoJean Paul Sartre y los premios Nobel de Me-dicina Alfred Kastler y Jacques Monod. Se for-man comités libres de estudiantes que co-mienzan a autogestionar las universidades.Los estudiantes desbordan a la policía y lle-gan a la Sorbona. El escritor comunista LouisAragón se solidariza con los rebeldes, peroes recibido con silbidos. Entre el 10 y el 11 demayo se forman barricadas en torno de lasuniversidades y varios jóvenes obreros se su-man, desobedeciendo a la dirigencia buro-crática de los sindicatos.

El 12 un millón de personas marchan a tra-vés de la ciudad. No hay policías ni militares.El poder está en las calles de París.

El 14, manifestaciones estudiantiles partenhacia las fábricas proclamando: “Los obrerosdeben tomar la bandera de lucha de nues-tras frágiles manos”. En pocos días y sin nin-guna coordinación de los sindicatos, Franciaqueda paralizada: diez millones de obrerosse lanzan a la huelga general. El gobiernoanuncia un aumento del 35%.

En junio todas las manifestaciones callejerasfueron prohibidas. El Partido Comunista reti-ró su apoyo a las protestas. El presidente DeGaulle anticipó las elecciones. Obtuvo un60% de los votos.

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Genealogía de la revuelta

14 MAYO 2008MU

Este reportaje fue publicado por la prestigiosa revista francesa Le Nou-velle Observateur el 20 de mayo de 1968. Es, quizás, el documento másrepresentativo del pensamiento político de ese movimiento y una for-ma de conocerlo sin interpretaciones distorsionantes.

A dos vocesSARTRE ENTREVISTA A DANIEL COHN BENDIT

Sartre En pocos días, sin que ninguna ordende huelga general fuera lanzada, Francia se en-contró paralizada por los paros y las ocupacio-nes de fábricas. Todo a consecuencia de quelos estudiantes se hicieron dueños de la calleen el Barrio Latino. ¿Qué impresión tienen us-tedes del movimiento que han desencadena-do? ¿Hasta dónde puede llegar?

Cohn Bendit Ha alcanzado una extensión quenosotros no podíamos prever al comienzo. Eneste momento, el objetivo es derribar al régi-men. Pero no depende de nosotros que esteobjetivo llegue o no a lograrse. Si fuera real-mente el del Partido Comunista, el de la c.g.t.,y de las otras centrales sindicales, no habríaproblema: el régimen caería en quince días,pues no hay modo de oponerse a una mani-festación de fuerza que comprometa a todo elmovimiento obrero.

Sartre Hay casos, cuando la situación es revo-lucionaria, en que un movimiento como el deustedes no se detiene, pero también suele suce-der que el impulso declina. En este caso, espreciso tratar de ir lo más lejos posible antesde la detención. ¿Cuál es en su opinión la par-te irreversible en el movimiento actual, supo-niendo que acabe enseguida?

Cohn Bendit Los obreros lograrán el cumpli-miento de cierto número de reivindicacionesmateriales, al mismo tiempo que importantesreformas tendrán lugar en la Universidad porobra de las tendencias moderadas del movi-miento estudiantil y de los profesores. No se-rán las reformas radicales a las que aspiramos,

pero de todos modos tendremos cierto peso:presentaremos propuestas precisas, y sin dudaalgunas serán aceptadas porque no se atreve-rán a negarnos todo. De seguro será un progre-so, pero nada fundamental habrá cambiado,por lo que continuaremos cuestionando el sis-tema en su conjunto. De todas maneras, nocreo que la revolución sea posible de un díapara otro. Creo que sólo será posible obtenermejoras sucesivas, más o menos importantes,pero estas mejoras no podrán ser impuestas si-no por acciones revolucionarias. Por esta ra-zón, el movimiento estudiantil, que habrá al-canzado, pese a todo, una reforma importanteen la Universidad, aunque transitoriamentepierda energía, toma un valor de ejemplo paramuchos jóvenes trabajadores. Utilizando losmedios de acción tradicionales del movimien-to obrero -la huelga, la ocupación de la calle yde los lugares de trabajo-, hemos derribado elprimer obstáculo: el mito por el cual “nadapuede hacerse contra el régimen”. Hemos pro-bado que eso no era verdad. Y los obreros sehan lanzado por la brecha. Puede ser que estavez no sigan hasta el final. Pero habrá otras ex-plosiones más tarde. Lo importante es que seha demostrado la eficacia de los métodos revo-lucionarios. La unión de los estudiantes yobreros sólo puede hacerse en la dinámica dela acción si el movimiento de los estudiantes yel de los obreros conserva cada uno su impul-so y convergen hacia un mismo objetivo. Porel momento existe una desconfianza natural ycomprensible de los obreros.

Sartre Esta desconfianza no es natural sino ad-quirida. No existía a comienzos del siglo xix y

sólo apareció después de las masacres de juniode 1848. Antes, los republicanos -que eran inte-lectuales y pequeños burgueses- y los obrerosmarchaban juntos. Después, no hubo ya pers-pectivas de unión, ni siquiera en el Partido Co-munista, que siempre ha separado cuidadosa-mente a los obreros de los intelectuales.

Cohn Bendit De todos modos algo ha sucedidoen el transcurso de esta crisis. Ha habido, enrealidad, tres etapas. Primero la desconfianzafranca, no sólo de la prensa obrera sino delmedio obrero. Decían: “¿Qué quieren esos ne-nes de papá que vienen a fastidiarnos?”. Ymás tarde, después de los combates en la ca-lle, después de la lucha de los estudiantes con-tra los policías, ese sentimiento ha desapareci-do y la solidaridad se vuelve efectiva. En estemomento estamos en un tercer estadio: losobreros y los campesinos han entrado a suvez en la lucha pero nos dicen: “Esperen unpoco, queremos manejar nosotros mismosnuestro combate”. Es normal. La unión sólopodrá realizarse más tarde si los dos movi-mientos, el de los estudiantes y el de los obre-ros, conservan su impulso. Después de cin-cuenta años de desconfianza, no creo que loque se denomina “diálogo” sea posible. No setrata solamente de hablar. Es natural que losobreros no nos reciban con los brazos abier-tos. El contacto sólo se establecerá si combati-mos juntos.

Sartre El problema sigue siendo el mismo: me-joras o revolución. Como usted dice, todo loque ustedes hacen a través de la violencia esrecuperado por los reformistas de una manerapositiva. La Universidad, gracias a lo que uste-des han hecho, se verá mejorada, pero siempredentro del marco de la sociedad burguesa.

Cohn Bendit Es evidente; pero creo que no hayotro modo de avanzar. Tomemos el ejemplode los exámenes. No se discute que se seguirácon ellos. Pero seguramente no se desarrolla-rán como antes. Se encontrará una fórmulanueva. Y si una sola vez se efectúan de unmodo desacostumbrado, un proceso de refor-ma se pondrá en marcha de modo irreversi-ble. No sé hasta qué punto llegará, lo que sées que se hará lentamente; pero es la única es-trategia posible. Para mí, no se trata de hacermetafísica, ni de indagar cómo habrá que rea-lizar la revolución. Ya he dicho que creo quevamos más bien hacia un cambio perpetuo dela sociedad, provocado, en cada etapa, por ac-ciones revolucionarias. El cambio radical delas estructuras de nuestra sociedad sólo seríaposible si se produjera de golpe la coinciden-cia de una crisis económica grave, con la ac-ción de un potente movimiento obrero y de

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un fuerte movimiento estudiantil. Hoy estascondiciones no están reunidas. Como máximopuede pretenderse la caída del gobierno. Perono puede soñarse con hacer estallar la socie-dad burguesa. Lo que no quiere decir que nohaya que hacer nada; todo lo contrario, es ne-cesario luchar paso a paso a partir de un cues-tionamiento global.

La cuestión de saber si puede haber toda-vía revoluciones en sociedades capitalistasevolucionadas y de lo que hay que hacer pa-ra provocarlas realmente no me interesa. Ca-da cual con su teoría; unos dicen: las revolu-ciones del Tercer Mundo son las queprovocarán el derrumbe del mundo capitalis-ta. Otros: sólo gracias a la revolución en elmundo capitalista podrá haber desarrollo delTercer Mundo. Todos los análisis están más omenos fundados, pero en mi opinión, eso notiene mayor importancia. Observemos lo queacaba de pasar. Desde hace mucho tiempohay gente que busca el mejor modo de pro-vocar una explosión en el medio estudiantil.Nadie lo ha encontrado y finalmente ha sidouna situación objetiva la que ha provocado laexplosión. Influyó sin duda el manotón delpoder -la ocupación de la Sorbona por la po-licía-, pero es evidente que esta “gaffe” monu-mental no es el único origen del movimiento.La policía ya había entrado en Nanterre, algu-nos meses atrás, y eso no había despertadoninguna reacción en cadena. Esta vez se des-pertó una que no fue posible detener, lo quepermite examinar el papel que puede desem-peñar una minoría activa.

Lo que ha sucedido desde hace dos sema-nas constituye, a mi entender, una refutaciónde la famosa teoría de “las vanguardias revo-lucionarias” consideradas como las fuerzasdirigentes de un movimiento popular. Ha ha-bido simplemente una situación objetiva, de-rivada de lo que se llama de un modo vago“el malestar estudiantil” y de la voluntad deacción de una parte de la juventud, decepcio-nada por la inacción de las clases que ejer-cen el poder. La minoría activa pudo, por elhecho de ser teóricamente más conciente yestar mejor preparada, encender el detonadory penetrar por la brecha. Pero eso es todo.Los otros podían seguir o no seguir. Sucedeque han seguido. Pero después, ninguna van-guardia ha podido tomar la dirección delmovimiento. Sus militantes pudieron partici-par en las acciones de un modo decidido pe-ro desaparecieron absorvidos por el movi-miento. Se los encuentra en los comités decoordinación, donde su papel es importante,pero en ningún momento hubo oportunidadde que estas vanguardias desempeñaran unpapel directivo.

Es el punto esencial. Sirve para destacar que

Jean Paul Sartre (1905-1980) “Fue ante todo unhombre público que tomóposición y teorizó acercadel compromiso del inte-lectual con la realidad.Como escritor fue mere-cedor del Premio Nobelde Literatura en 1964, ga-lardón que rechazó porrazones éticas. Fue profe-sor en El Havre y en Paríshasta 1945, fecha en laque renunció para consa-grarse plenamente a li-derar el movimiento exis-tencialista”, dice subiógrafo. El 19 de mayode 1968 Sartre decidióponer el cuerpo y en ple-na revuelta, dio una clase

magistral en la Universi-dad tomada por los estu-diantes. Días después, sepublicó este diálogo conuno de los referentes delmovimiento, Daniel CohnBendit, un estudiante de23 años, cuya participa-ción en la revuelta le va-lió ser expulsado de Fran-cia. Tras diez años deexilio, regresó. En 2004fue elegido eurodiputadopor el ecologista PartidoVerde.En el diálogo que repro-ducimos quedó registradala frase con la que Sartredefinió el espíritu del mo-vimiento: “Ustedes llevanla imaginación al poder”.

Dos protagonistas y una frase

es necesario abandonar la teoría de “la van-guardia dirigente” para adoptar aquella –mássimple y más honrada– de “la minoría activa”que desempeña el papel de un fermento per-manente, impulsando a la acción sin pretenderla dirección. En efecto, aunque nadie quieraadmitirlo, el partido bolchevique no dirigió laRevolución Rusa. Fue empujado por las masas.Pudo elaborar su teoría en la marcha, dar cier-tos impulsos hacia un lado o hacia otro, perono desencadenó, solo, un movimiento que fueen su mayor parte espontáneo. En determina-das situaciones objetivas –con la ayuda de unaminoría activa– la espontaneidad retoma su lu-gar en el movimiento social. Es ella la que pro-mueve su avance, y no las órdenes de un gru-po dirigente.

Sartre Lo que mucha gente no comprende esque ustedes no buscan elaborar un programa,ni dar una estructura al movimiento. Les repro-chan querer “destruirlo todo” sin saber –en to-do caso sin decir– lo que ustedes quieren colo-car en lugar de lo que derrumban.

Cohn Bendit ¡Claro! Todo el mundo se tran-quilizaría si fundáramos un partido anun-ciando: “Toda esta gente está con nosotros.Aquí están nuestros objetivos y el modo co-mo pensamos lograrlos...”. Se sabría a quéatenerse y por lo tanto la forma de anular-nos. Ya no se estaría frente a “la anarquía”, el“desorden”, la “efervescencia incontrolable”.La fuerza de nuestro movimiento reside pre-cisamente en que se apoya en una esponta-

neidad “incontrolable”, que da el impulso sinpretender canalizar o sacar provecho de la ac-ción que ha desencadenado. Para nosotrosexisten hoy dos soluciones evidentes. La pri-mera consiste en reunir cinco personas debuena formación política y pedirles que re-dacten un programa, que formulen reivindi-caciones inmediatas de aspecto sólido y di-gan: “Ésta es la posición del movimientoestudiantil, hagan según eso lo que quieran”.Es la mala solución. La segunda consiste entratar de hacer comprender la situación, no ala totalidad de los estudiantes, ni siquiera ala totalidad de los manifestantes, pero a ungran número de ellos. Para eso, es precisoevitar la creación inmediata de una organiza-ción o definir un programa que serían inevi-tablemente paralizantes. La única oportuni-dad del movimiento es justamente esedesorden que permite a las gentes hablar li-bremente y que puede desembocar, por fin,en cierta forma de autoorganización. Ante larepentina libertad de palabra en París, se ha-ce preciso que en primer término la gente seexprese. Dicen cosas confusas, vagas, a menu-do sin interés, porque se las han dicho cienveces, pero eso les permite, después de haberdicho todo eso, plantearse la siguiente pre-gunta: “¿Y ahora?”. Eso es lo más importante,y lo que gran parte de los estudiantes se pre-gunta: “¿Y ahora?”. Nosotros presentaremospropuestas, pero que nos den tiempo. Prime-ro hay que hablar, reflexionar, buscar fórmu-las nuevas. Las encontraremos. Pero no hoy.

Sartre Lo interesante de la acción que ustedesdesarrollan es que lleva la imaginación al po-der. Ustedes poseen una imaginación limita-da como todo el mundo, pero tienen muchasmás ideas que sus mayores. Nosotros estamosformados de un modo tal que tenemos ideasprecisas sobre lo que es posible y lo que nolo es. Un profesor dirá: “¿Suprimir los exáme-nes? Jamás. Se puede perfeccionarlos, pero ja-más suprimirlos”. ¿Por qué esto? Porque hapasado por los exámenes durante la mitad desu vida.

La clase obrera ha imaginado a menudonuevos métodos de lucha, pero siempre enfunción de la situación precisa en la que se en-contraba. En 1936 inventó la ocupación de lasfábricas, porque era la única arma que teníapara consolidar y sacar provecho de una victo-ria electoral. Ustedes tienen una imaginaciónmucho más rica y las frases que se leen en losmuros de la Sorbona lo prueban. Hay algo queha surgido de ustedes que asombra, que tras-torna, que reniega de todo lo que ha hecho denuestra sociedad lo que ella es. Se trata de loque yo llamaría la expansión del campo de loposible. No renuncien a eso.

De estas historias al paso surge una se-cuencia casi inalterada en la cotidianidadde los “internos” del Borda, los lugares depoder y no poder, la lógica insalubre deuna estructura manicomial. A contramanode esa inhospitalidad, entre las grietas deesos muros, comenzaron a surgir a media-dos de los 80 proyectos queabrieron espacios de esperan-za. Estas trincheras de sociabi-lización fueron sembrando re-conocimiento y prestigio en“la sociedad de los cuerdos” y,a la vez, fueron dejando hue-llas concretas en las personasallí depositadas. Son expe-riencias diversas y parecidasentre sí, que se conocen y re-conocen en el hacer, que nocompiten, pero tampoco com-parten trabajos. Como un teji-do sin red, creció a espaldasde la institución.

Hoy, todos y cada uno en-frentan una misma amenaza:el gobierno macrista anuncióun plan de descuartizamientode la asistencia pública psi-quiátrica. El proyecto contempla que elHospital Borda se transforme en sede dela administración porteña, para internarallí a sus funcionarios.

Los éxitos del fracaso

l proyecto macrista se agita comoun fantasma en los jardines delHospital. Es que ahí, a la interpe-

rie, nacieron justamente esos proyectospioneros de una batalla con nombre y fi-losofía propia: desmanicomialización.

Un ejemplo: el Frente de Artistas delBorda, un movimiento que nace en 1984con el objetivo de ayudar en los procesosde desmanicomialización, basados en ex-periencias de la década del 70 en Italia.Allí, luego de una década de trabajo enesa dirección, se cierra por primera vez

en el mundo un hospital psi-quiátrico.También, por pri-mera vez, el Estado imple-mentó para el pacientemental un dispositivo comu-nitario social y no sólo médi-co. Es decir, que toda personaque sufría de un padecimien-to psiquiátrico ya no ingresa-ba en un manicomio, sinoque era atendido en un hos-pital general, en el serviciode salud mental. “El movi-miento de desmanicomializa-ción entiende que el sufri-miento mental no se resuelvecon internaciones, sino deforma ambulatoria, contem-plando la situación afectiva ysocial: la vivienda, el trabajo,la educación”, explica Alber-

to Sava, director del Frente. “En los pri-meros años de la democracia se trajo esaidea a nuestro país. Inclusive vinieron lositalianos a asesorar al gobierno. A la vez,se convocaron a especialistas jóvenes dedistintas áreas para implementar este sis-tema. Y, entre otros, también me convo-caron a mi, como artista.” El plan se im-plementó con éxito en Río Negro -dondese cerró el manicomio y se lo transformóen un hospital general-; en Córdoba laexperiencia quedó a mitad de camino yen el Borda, en la nada. Hubo una inter-vención y luego otra, con asesores que

habían sido funcionarios de la dictadura,más afines a colocar vallas que a abrirventanas. Pero a esa altura, la grieta yaestaba: Cooperanza, el Frente de Artistasy La Colifata, entre otros proyectos auto-gestivos, habían comenzado a hacer sumagia. “Y el costo político de arrancarlosera demasiado alto” señala Sava.

Salir y volver a entrar

a organización del Frente de Artis-tas del Borda es horizontal, aun-que hay roles a cumplir. “Los vier-

nes nos juntamos en asamblea. Lostalleristas, los coordinadores, los colabora-dores, todos, integramos este colectivo yde este modo decidimos las actividadesque vamos a llevar adelante”, detalla Sava.

Para los que participan de los talleresel objetivo es claro: quieren formarse co-mo artistas y, en lo posible, trabajar comoartistas. Dice Sava: “Saben que el arteprovoca un efecto terapéutico en ellos,los hace sentirse personas, y además hayun plus: ellos son militantes de un pro-yecto ideológico que es la desmanico-mialización. Se ponen al frente de uncambio, una transformación”.

Para el Frente, en cambio, la producciónde los talleres tiene otro objetivo: salir delhospital. “Primero, porque le hace bien alpaciente, al creador de un espectáculo, deuna obra. No solo sale su producción, sinoél como persona. De esta manera, inclusopuede denunciar todas las violaciones alos derechos humanos que se dan dentrodel hospital. Segundo, porque lo que semuestra afuera genera movimiento inter-no. Y tercero, por lo que representa social-mente: la gente piensa que adentro delBorda viven monstruos, discapacitados,personas que no saben nada. El contactodirecto hace que ese imaginario puedamodificarse” enumera Sava.

Pablo Pintos, coordinador del taller deteatro del Frente, explica lo mismo deotra manera: “Creo que la búsqueda deun artista del Borda es igual a la de cual-quier otro: es humana. Se diferencian enel nivel de opresión. Dentro del hospitalestá más claro: hay un encierro y un pa-decer concretos. A esto se suma la estig-matización por parte de la sociedad. Poreso es fundamental salir para mostrar loque se está cocinando acá: el público vaa ver locos actuar y es interesante verqué hace uno con eso. La gente va dis-puesta a compadecerse y nosotros tira-mos bombas. Ahí dicen: esto es serio. Yen general, el resultado final tiene muybuena repercusión. “

Salir, entonces, representa para el Fren-te todo lo que representa, más un inquie-tante desafío: acompañar el regreso de losinternos al hospital. Responde Pintos:“Volver desde un espacio de libertad auna estructura manicomial es lo más difí-cil. Esto también puede ser pensado comoun desafío, preguntarse: ¿cómo hago parasalir del lugar donde me pusieron?”. Larespuesta a esta pregunta es lo que inten-tan construir desde hace años.

Ahora, frente a la amenaza del desgua-ce del hospital y el traslado de los inter-nos, Sava advierte varios peligros: “El pro-yecto de Macri no es un iniciativa en posde la desmanicomialización. Propone ce-rrar el Borda y el Moyano, en el lapso dedos años y crear diez manicomios de cin-cuenta camas, y casas de medio camino.Sin embargo, este plan-trampa busca ´ag-giornar la estructura manicomial´ justifi-cándose en una mirada médica clínica, le-jos de lo social y lo comunitario. Paranosotros los manicomios no tienen razónde ser, simplemente desde lo humano. Es-tos espacios no se deben tirar abajo: sedeben reconvertir. Que la estructura ma-nicomial actual sea tan decadente tam-bién tiene que ver con cuestiones econó-micas: el hospital es municipal, pero sufuncionamiento interno es privado. Esprivada la limpieza, la comida, la medica-ción, y la seguridad, que ahora se com-parte con la Policía Federal”.

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EL PLAN DE MACRI PARA CERRAR EL HOSPITAL

Desde lastrincherasdel Borda

uillermo cuenta que ingresóal Borda a fines de la décadadel 80. En esa época, la insti-tución era un ámbito hermé-tico, cercado por las opresio-

nes de la dictadura. Durante lainternación sufrió la sobremedicación yla violencia de “ver la miseria humana”,algo que, en sus 24 años de entonces, ig-noraba. Asegura que esas imágenes y vi-vencias lastiman en la mente, en el cora-zón y en el alma. Tiempo después, elhospital lo devolvió a la calle “desvalidoy marcado”. Lo dice con un cigarrillo enla mano. Otras palabras no podrían des-cribir mejor esa situación que parececontinuar. Guillermo busca trabajo y noencuentra. Cree que su internación es larazón de ese “lo vamos a llamar” quenunca llega. Entonces, no le queda otraque tramitar una pensión por invalidez:350 pesos. Guillermo es ahora un pacien-te ambulatorio, que acude a una terapiagrupal. Pero lo que lo mantiene aferradoal hospital son los talleres del Frente deArtistas del Borda.

Carlos, que debe andar por los 35, fuellevado al Borda en 2005 y ahí se quedócasi por 24 meses. Su diagnóstico: los mé-dicos “medican de acuerdo a sus propias pa-tologías”. Sí, las de los profesionales. Lopoco que rescata de su forzada estadía sonlos lazos de solidaridad entre los pacien-tes, que se dan en acciones simples, comopedir y convidar con un cigarrillo. Carlosno tiene ningún sostén económico y suvoluntad está, ahora, en no volver a que-dar internado, en “no volver a caer”, dice.Aunque sabe que el afuera también es pa-ra él ese agujero negro que lo escupe y loatrapa. De ese abismo lo separa el grupodel taller de poesía de Cooperanza.

La Colifata, Cooperanza y el Frente de Artistas trabajan desde hace dos décadas enla intemperie del Hospital Borda. Van a contramano de la lógica insalubre de unaestructura manicomial. No reciben apoyo ni valoración por parte de la institución. Y sí obtienen el reconocimiento y el prestigio de la sociedad de los cuerdos. Trabajande manera separada, aunque se conocen y reconocen en el hacer. Hoy representan,además, tres de los proyectos amenazados por el plan del macrismo de desguazarlos servicios neuropsiquiátricos públicos.

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Los hospitales Borda yMoyano, que alojan a2.000 personas con en-fermedades psiquiátricas,cerrarán sus puertas parael 2010. Ése fue el anun-cio del Jefe de Gobiernoporteño, Mauricio Macri yde su ministro de Salud,Jorge Lemus. El presu-puesto para este plan de-mandará una inversiónde 160 millones de pesos.Hace menos de un año,la Ciudad invirtió más de40 millones en los mis-mos establecimientosque ahora quiere cerrar.

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En el Frente de Artistas del Borda funcionan en la actualidad los talleres de teatro,marionetas, música, mimo, expresión corporal, danza, plástica, letras, periodismo yfotografía. También, uno de “desmanicomialización”, taller teórico donde se deba-

te acerca de este tema, considerado eje de la Ideología del Frente. Cada taller fun-ciona con un equipo de coordinación, integrado por un coordinador artístico, unopsicológico y uno o más colaboradores. Los sábados es la asamblea general.

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espacios y obtener sus propios recursos pa-ra sobrevivir a la indiferencia de la institu-ción que tantas veces la combatió. Uno delos fundadores del proyecto, el licenciadoAlfredo Olivera, define su mágica fórmulaasí: “Entrar en La Colifata es entrar en la clí-nica del asombro, del acontecimiento”. LaColifata es, sobre todo, un viento saludableque sopla en los patios de este manicomio,todos los sábados, desde las 14 hasta las 19.Transmiten lo que quieren y como quiereny con quien quiera acompañarlos: cualquie-ra puede ingresar al hospital en ese horariopara compartir ese momento de libertad.“Cuando termina La Colifata hay quienvuelve a su servicio, a esa realidad ordinariay de tipo cerrada, y hay quienes tambiénvuelven a sus casas, a una realidad ordina-ria y de tipo cerrada. Sin embargo, lo comúnen estas experiencias es que algo pasó, algoque nos modificó a todos”, sintetiza Olivera.

“La Colifata ha jugado, incluso más alláde su voluntad, un rol importante haciadentro del hospital, especialmente al con-jurar la muerte de la ilusión de los profe-sionales. Es difícil hacer una buena tareaprofesional si no hay pasión, si no se pue-de conectar con el deseo de llevar a cabotu vocación, tu querer hacer, tus ganas.Nosotros, quizá, sólo generamos algunosinterrogantes. Y proponemos algunas líne-as de acción que, cuando logramos articu-larlas con algún profesional de algún ser-vicio, el primer beneficiado es la persona,el colifato, el paciente”.

Frente al anuncio del gobierno porteñode cerrar los hospitales Borda y Moyanocomo parte de su plan de salud mental lasexpresiones contrarias se concentraron enlo que olía peor: la posible especulacióninmobiliaria con los estratégicos prediosque ocupan los dos neuropsiquiátricos yel reclamo por la continuidad de la fuentelaboral. Alfredo Olivera, fundador de LaColifata, va más allá: “Personas internadaspor más de veinte, treinta años han podi-do, sin embargo, crear vínculos y crear co-tidianidad en el encuentro con otros. Ensilencio y poco a poco. Ahora, ¿los separa-remos y los recluiremos en pequeñas clí-nicas psiquiátricas? ¿O resolvemos el pro-blema esperando que se mueran? ¿Elpresente de un paciente internado en elBorda o en el Moyano vale menos que elde cualquier otra persona? Creo que nohay que condenarlos a otro exilio envián-dolos a casas de tránsito que son eso:transitorias. Este mismo hospital podríaser lugar de sociabilización, para los inter-nos y para los otros. Porque es parte deesta sociedad la responsabilidad de repa-rar tanto dolor y abandono”.

dos por cuestiones realmente dolorosas yhay que irse fuertes, para poder volver elsábado siguiente.”

El proyecto de Cooperanza tiene dospatas: una muy grande, hacia adentro delhospital y otra, siempre a alargar, que tie-ne que ver con el afuera, con los volunta-rios. “Nos paramos de una manera políti-ca para romper los muros, no sólo de losedificios, sino los muros de las cabezas. Enese sentido, que venga gente de afuera esuna manera de abrir el Borda a recursosque hay en la comunidad. Recursos que seponen a jugar de manera solidaria en larestitución de vínculos. Además, no es ne-cesario que sean profesionales en la mate-ria. Todos pueden encontrar modos decompartir el proceso de reparar, acompa-ñar y recuperar un sentido al existir, a locotidiano”, resume el coordinador. Quedaclaro que ninguno de estos objetivos esposible si no existe un punto de reunión,como el que Cooperanza ha logrado man-tener en la interperie del Borda a lo largode tantos años.

Contra el exilio

esta altura de la historia, lt22 RadioLa Colifata no necesita presenta-ción. Le sobra creatividad para ha-

cerse su propio nombre, abrirse sus propios

trata de desentrañar en grupo toda lamaraña que nos atravesó. Se trata de la-burar la cuestión subjetiva de ese día. Yese día te lleva a otros días. Porque du-rante toda la semana te siguen cayendofichas. Nos vamos del hospital atravesa-

Romper los muros

alleres al aire libre, todos conorientación artística (letras, plásti-ca, música, lo que sea) forman

parte del entramado que surgió a instan-cias del psicólogo social Alfredo Moffat yque lleva el nombre de Asociación CivilCooperanza. “Trabajamos con la pobla-ción más lastimada del hospital, la que notiene visitas, ni familiares, la que no poseepermiso para salir, la que tiene condicio-nes económicas más desfavorables y hacequince o veinte años está aquí adentro. Esdecir, los pacientes cronificados por elhospital.”, cuenta Leonardo Paniagua, unode los coordinadores del proyecto.

Las actividades comienzan cada sába-do, a las 14.30 y puntualmente, a las 5 dela tarde confluyen en una asamblea, paraque todos los participantes se sienten encírculo y compartan sus producciones: losdibujos, las poesías, o las canciones quefueron naciendo durante la jornada. Así,el grupo intenta que cada uno recupere suidentidad: “Yo persona, me nombro, y meinscribo, con los demás, en una realidad,en un espacio y en un tiempo comparti-dos”, resume el coordinador.

La jornada no termina allí. “Cuandocerramos Cooperanza los que trabajamosen la coordinación abrimos un espaciopara procesar grupalmente lo vivido. Se

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Para acompañar estas experiencias:

Hospital Borda Ramón Carrillo 375, Capital.

Cooperanza funciona los sábados de14.30 a 17.30, en los patios del [email protected]

Frente de Artistas del Borda Todos los días realiza talleres.Los viernes a las 15.30 es la asamblea.www.frentedeartistas.com.ar

La Colifata transmite en vivo los sábados de 14 a 19, a través de www.lacolifata.org También se puede asistir, en ese mis-mo día y horario a la transmisión.

En el Hospital funcionan varios proyectos con idéntico objetivo: lograr la reinserciónde los internos. Hay una huerta, un taller de terapia ocupacional -donde se produ-cen bellas agendas y cuadernos- y una panadería: Pan del Borda. Éste fue un em-

prendimiento impulsado por las asambleas barriales de la zona y una agrupaciónde estudiantes de Psicología llamada El Brote. Todos los sábados a las 14.30 hayreunión en la panadería para juntar fondos para reactivar más hornos.

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rimero, lo primero: MujeresPúblicas se piensa como ungrupo de acción política femi-nista. Dice que fue constru-yendo su identidad en el ca-

mino, en el hacer y rehacer. Y este recorrido“tiene que ver con un proceso de diálogo ypuesta en común de experiencias y temáti-cas que nos interpelan o preocupan, expe-riencias por las cuales transitamos las muje-res como colectivo”. Los mensajes que seponen en juego –mediante afiches, inter-venciones y objetos– siempre tienden a vi-sibilizar sistemas de opresión y violenciaque tienen como objeto a las mujeres.

Pero semejante tarea tiene en MujeresPúblicas una forma particular de expresión:el humor es parte de su identidad. “Es lamanera que hemos encontrado de poderabordar temas que resultan muy arduos ydifíciles”. Violaciones y abuso sexual, abor-tos clandestinos y muertes que se derivande esa clandestinidad, modelos de bellezaopresivos, de heterosexualidad obligatoria.El catálogo de Mujeres Públicas refiere a co-sas feas, incómodas e injustas. Y es ahí don-de el humor resulta indispensable. “Si po-demos reírnos de todo esto entonces,quizás, podamos empezar a cambiarlo”.

Por arte de lucha

as producciones del grupo transi-tan por el borde entre la esfera ar-tística y la política. En este senti-

do, Mujeres Publicas considera que “lalectura depende, en gran medida, delpunto de vista del análisis y de los ele-mentos de contexto de las acciones”. Ad-

vierte, además, que no le importa dema-siado cuánto hay de artístico y cuánto depolítico en lo que hace.

Concede, eso si, en que podrían inscri-birse en una tradición de arte activista–feminista o no– nacida en los años 60 ycon raíces en algunos movimientos devanguardia de principios del siglo pasa-do. “Somos un poco Dadá, de eso no ca-be duda. Somos también tributarias delas Guerrilla Girls, de Martha Roesler, deJudy Chicago, Ana Mendieta y una –porsuerte– larga lista de mujeres que un buendía –y no por arte de magia sino por artede lucha– comenzaron a abandonar suhistórico lugar de objetos para pasar al desujetos de la representación, del discursoy de la política y de la historia”.

Un juego

ste contexto de estilos e ideas es eltelón que hay que descubrir paraanunciar la salida a escena de la

última creación del grupo: Elige tu propiadesventura. La increíble y triste historiade una cualquiera de nosotras. Un libroque se inició como un juego de mesa, con

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SERVICIOS CLASIFICADOS

tablero y fichitas, cuando Mujeres Públi-cas intentaba abordar el caso de RominaTejerina, hace tres años atrás. “No sólo en-contramos diferentes situaciones de vio-lencia hacia las mujeres sino cierta interre-lación entre ellas –explica–. El juegoentonces parecía un buen soporte paraevidenciar esa red de opresión”.

Las desventuras

n un principio el proyecto propo-nía que cada participante recorrieraun camino cargado de estas violen-

cias. Cada tanto, una encrucijada, lo obliga-ba a tener que elegir entre dos opciones.Cualquier decisión siempre lo conduciría aespacios donde se le aplica un correctivo,una crítica, un maltrato.

La primera historia era sobre una mu-jer acosada por los mandatos de belleza y,especialmente, por el imperativo de la del-gadez. A esa historia le seguirían otras,que definirían el perfil de los demás per-sonajes en juego: la de una mujer lesbianaen un mundo héterosexista; la víctima deviolencia doméstica o sexual; la obligadaa enfrentar un embarazo no deseado; lasin recursos económicos o culturales en-frentada al desempleo, a la precariedad la-boral, a la explotación.

Durante este proceso creativo el gruposufrió una escisión, con los consecuentesreplanteos en la dinámica grupal y en loafectivo, pero “una parte del grupo siguióadelante y en el momento en que retomóeste proyecto apareció la idea del libro”.

Como todo para ellas, no fue una deci-sión ligera. “Involucró re-pensar el conte-nido, las destinatarias, los circuitos de cir-culación, las relaciones que se plantearánentre la esfera de producción y de recep-ción, el nivel de interacción y participa-ción y el lenguaje a utilizar”.

Para Mujeres Publicas la diferencia nosolo pasa por el formato. Una cosa es unafiche pegado en la pared anónimamentey otra muy distinta, es la entrega en manode un objeto. “Si bien por lo general la lec-tura de un libro es individual, esperamosque sirva de disparador en talleres y gru-pos de mujeres, volviendo así a la idea ori-ginal de juego, de participación colectiva”.

Sin libreto

Elige tu propia desventura –como an-tes fueron las intervenciones “Todocon la misma aguja”, los proyectos

“Heteronorma”, “Trofeo de guerra” y “Estabelleza…” entre otros– marca una maneradiferente de asumir el discurso feminista.“Muchas veces no se nos entiende, ya seapor ignorancia o por la interminable listade prejuicios que circulan alrededor del fe-minismo”. Para ellas esa soledad se conjuracon más trabajo. “La pasión, la energía, notiene medición y es un factor importantísi-mo en la construcción y sostenimiento denuestro grupo”. Están convencidas de algo:“a la larga, la búsqueda de una verdad, deuna ética, de una revolución, tienen infini-tas retribuciones”. Y eso es para estas mujeres lo primero.

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Este original grupo feminista presenta su última producción: Elige tu propia desventu-ra. La increíble y triste historia de una cualquiera de nosotras. Un libro que proponejugar al juego de la violencia sexista, en clave de humor.

MUJERES PÚBLICAS

¿Por qué tenemos que ser flacas,lindas, sensuales? ¿Por qué tenemosque quedarnos calladas e inclusosentirnos halagadas cuando en lacalle cotizamos como objeto bello?¿Por qué dos de cada tres mujerestenemos que ser víctimas de abusosexual? ¿Por qué tendemos a com-petir con otras mujeres y a hacer lasmismas apreciaciones sexistas sobreellas que nos enfurecen y desmenti-mos cuando se trata de nosotras?

De todo esto intentamos dar cuentaen este libro: de ese malestar queno tiene nombre pero que a vecessentimos; de las pequeñas (o gran-des) violencias que enfrentamos adiario y que de tan frecuentes ya nisiquiera percibimos; de historias per-sonales que, lejos de retratar situa-ciones individuales, dan cuenta devivencias comunes que atravesamoslas mujeres como colectivo.

Por supuesto, las opciones de unavida no se agotan en estas páginas.Aquí, como en nuestra cotidianidad,hay alternativas tácitas, latentes, si-lenciosas; es decir, aparentementeinexistentes. De eso se trata también: de apelar ala imaginación, de inventar opcionesmás dignas o más afines al propiodeseo. Se trata, a un tiempo, deejercitar la toma de decisiones y dedecir en voz alta lo no dicho, de in-ventar finales nuevos.

Es cierto que no basta con reírse pa-ra tomar conciencia, que no basta laconciencia para contribuir a un cam-bio, pero hay que empezar por algúnlugar y el humor quizá no sea unamala opción. Si no es ideológica-mente más efectivo que la solemni-dad, al menos es más divertido y essabido que divertirse también es unhecho político.

Mujeres Públicas pregunta

Elige tu propia desventura se presentael 29 de mayo, a las 20, en Casa Bran-don, Luis Maria Drago 236, Capital. Másinfo en: www.mujerespublicas.com.ar

Pare de sufrir

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vaca prostituta y mucha pintura en la cara,mucho labio rojo, mucho delineador ne-gro al estilo trola dark. Así estaba. Vestidapara fagocitar un alma masculina con pro-blemitas de identificación sexual.”

Muchas vidas

aty es un nombre propio que creóen los tiempos en que tenía unacabellera lacia y larga, aunque to-

davía usaba pantalón. “Parecía NataliaOreiro”, cuenta divertida y por eso comen-zó a darle ese apodo a su vida secreta.Cuando la hizo pública, le agregó un ape-llido inmejorable. “Soy así, hormonal, co-mo cuando las mujeres están en esos díasque les ponen la sensibilidad al máximo”.

En algún momento estudió locución yse nota, porque sabe cómo hablar ante unmicrófono sin titubear ni perder ni dicciónni aire. En algún otro momento aprendió amontar un espectáculo y comenzó a pro-ducir sus propios recitales de poesías, conmúsica, escenografía y acting. Vaya a sabercuándo, se sumó a la Asamblea de San Tel-mo, donde participa de la atención del co-medor y de la feria artesanal que todos losdomingos la encuentra en un puesto delPasaje Giuffra, de 9 a 18. En el medio, sededicó a diseñar las remeras que allí ven-de. Sus coloridas pancartas de tela –en tallesmall, medium o large– proclaman:

“Muera barbie” “Ser hetero. Ser puto. Ser torta. Ser tra-

va. Ser humano”“No tengo tránsito lento. Me cago en

todo”.En este momento, también, escribe una

columna en el suplemento Soy del diarioPágina 12, notas en la revista El Teje y rea-liza un micro de humor en el programa ra-dial que la Asamblea de San Telmo produ-ce en Radio Argentina, los sábados de 10 a12. En el medio, regresa a Moreno a visitara su familia o comparte con sus amigosconfesiones y diversiones que, a veces, ladevuelven maltratada. Lo dice sin quejar-se, sólo para mencionar que cuidarse esalgo que está aprendiendo en su terapia.

–¡Qué ganas de comerme un morci-pan!–, me dice entonces.

Son las seis de la tarde, pero la idea noparece un disparate, quizá porque cómo lodice Naty, tan emocionada. Recién cuandoun poderoso negro se acerca a nuestra me-sa a ofrecer sus baratijas doradas entiendode qué me habla. Mucho más tarde, tam-bién, entendí lo que significaba para ellacaminar por esas veredas soleadas. Lo leídespués, en su blog, en un pequeño artí-culo que tituló “Mi degenerado género”.Escribe Naty:

“Estuve varios años para poder andarpor los caminos de la vida travestida, bas-tante diferente a los caminos de la vidaque entona Vicentico. Me visto-me monto-me pinto-me-miro-en-el-espejo-me en-cuentro-me desencuentro-me armo-medesarmo, y esa elección tiene el sabor delas calles de la Capital, en hora pico en díalaboral. Hay días donde el tránsito es li-viano y fluido y los hay plagados de em-botellamientos y lentos, donde uno prefie-re no haber salido. Es como la vida: aveces rosa, a veces negra, a veces en esca-la de grises o tornasolada. Después de to-do eso es lo divertido, la emoción, el vér-tigo del cambio, del día a día.”

El relato está fechado en mayo. Pero dos años antes.

etapa sudaca. Retoma su vida porteña. Yaes Naty Menstrual.

No hay en todos sus relatos un mínimosabor a queja.

Cuando habla, de todo muestra lo me-jor, lo que todavía tiene, lo que nadie ninada le quitó. Y cuando escribe, agarrate,porque tampoco esconde nada: ahí estáella y ahí estás vos, sin telón. Escribe Natyen su cuento titulado “Chupá”:

“Ya era de noche. Y de noche, me con-vertía en un vampiro chupasangre traves-tido. Salía de cacería con una sed irrefre-nable. Me produje como para matar. Botasbucaneras estampadas de dálmata, mini-falda haciendo juego, remera escotadísimanegra de encaje apretada al punto de la as-fixia, para marcar las ubres siliconadas de

hermano mellizo. “Él salió cura y yo mari-cón”, comentará como al pasar, en el mo-mento más inesperado de la conversación.

No es fácil seguirle el ritmo, porqueella se preocupa más por zurcir su historiacon humor que por atarla a cuestionescronológicas. Saltamos, entonces, de Mo-reno a Rosario y de Rosario a Madrid, si-guiendo el recorrido de su corazón y de suvocación. A Rosario llegó adolescente ytrasladada por un amor. Allí comenzó aestudiar diseño industrial. Ganó un con-curso de nuevos talentos. Sus creacionesfueron admiradas en un desfile. Y sin pun-to ni aparte, ya estamos hablando de suvida en España: en el Museo del Prado sedeslumbró y en la movida madrileña serecontra divirtió. Fin del romance, fin de la

a pollera corta, las piernaslargas, el maquillaje perfecto,la boca delineada y ese andarque hace bambolear las mira-das de acá para allá. No hay

hora de la siesta en Plaza Congreso, perola inocencia de una tardecita soleada al-canza para que su silueta parta en dos elritmo de la ciudad. Nada, en cambio, pare-ce perturbar la intensidad que transmite,como si eso que llamamos realidad fuesepara ella apenas un telón o un ruido defondo. Es cierto: a los pocos minutos deconversar, ya no hay fondo ni hay ruido.Sólo su voz hipnotizante que recita:

Te quiero obscenosubidosubido a un torino negrosi no hay torinoa un chevy naranjao a una relucienterenault fuego.Te quiero grasa.Te quiero.Para llevarte a pasear a casaal country de Moreno.Y que mamá lloreescondida en la cocinanegando su penaentre los platos mugrientos.Y que papá, eterno ausente,hable con vos de coches,Y de Boca y de River,y de lo puta que soy,Y de por que le salí tan putoSi nada hicieron.Nunca hicieron.

El poema lo escribió en una Navidad y esuna de sus tantas producciones literariasque publicó en su propio blog, donde solose identifica con tres datos: Naty Mens-trual, San Telmo, Argentina.

Hablando con ella, entiendo que esaeconomía de palabras responde no a la ne-cesidad de rodearse de misterio, sino a lacatarata de sustantivos que deberían defi-nirla: es actriz, cantante, locutora, diseña-dora, dibujante, poeta, periodista, integran-te de una asamblea barrial, conductora deun micro radial, vendedora en una feria,tanguera, directora de sus propias perfor-mances y, fundamentalmente, creadora desu propia vida.

Vivir con rimel

aty no nació Naty, pero tal cualcuenta en su poema, su casa natalestá en el bonaerense barrio de

Moreno. Se educó obediente en un colegiocatólico y alemán –primaria y secundaria–con buenas notas. De allí egresó junto a su

Pura sangreNATY MENSTRUAL

Escribe, diseña, canta, recita, participa de una asamblea barrial, de un programa radial yde un suplemento semanal. Pero fundamentalmente, es la creadora de su propia vida.

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21MAYO 2008 MU

drogas Argentina (aara) que, ni bien es-tuvo en la calle el primer número, forma-lizó una denuncia por apología. Sin em-bargo, el fiscal que tomó la causa ladesestimó: “En la revista no hay más queinformación, desde la primera a la últi-ma página”, dijo el fiscal. Ni siquiera hizofalta que los editores fueran a declarar. Elfallo no fue casual, dice Sebastián. Enthc son muy cuidadosos: ya desde la ta-pa hay una leyenda que advierte Sólo pa-ra adultos.

El debate actual

s cierto que los tiempos cambian,es cierto. En éstos, la Corte Supre-ma de Justicia analiza la despenali-

zación de la tenencia de drogas para con-sumo personal, mientras que el oficialismoimpulsa una comisión para estudiar el te-ma. Opina Sebastián: “Celebro estas inicia-tivas. Pero las celebro con recaudos. Nocreo que este gobierno despenalice por-que crea en las libertades individuales. Lohace porque es una necesidad que nacede los desastres evidentes que produjo unsistema judicial completamente saturadode causas con pibes que caen presos porun porro. Saturado porque los hospitalesse caen abajo, mientras las madres piden agritos que a sus pibes los atiendan. Y satu-rado porque el sistema todo colapsa con losproblemas que él mismo genera. Por ejem-plo, el problema del pibe que consume pa-co es la exclusión, porque vive en condicio-nes indignas, sin acceso a nada. Es decir,primero tiene un problema como personasin derechos. Luego, tiene un problema co-mo consumidor: no sabe ni lo que está con-sumiendo. Por último, tiene un problemacomo adicto: el sistema asistencial y de sa-lud está ausente. El que consume paco esun triple excluido y criminalizándolo no sehace más que profundizar esa exclusión”.

La prohibición, puntualiza Sebastián,oculta varios desastres. Un ejemplo: elcenareso, dependiente del Ministeriode Salud, cuenta con apenas 76 camas.“Hoy la prohibición no está cayendo por-que hayamos podido convencer a la so-ciedad de que es injusto, arbitrario e irra-cional perseguir a alguien por algo tanpersonal. Que quede claro: esto no cam-bia porque ellos quieren, sino porque lesexplotó en las manos. Son miles de pibesy millones de pesos que el Estado está di-lapidando y puede destinar para otras co-sas", razona Sebastián. Y agrega: “Ahorahay que ver cómo creas campañas de pre-vención serias y no esas que dicen ‘el po-rro mata’, porque después el pibe va, sefuma uno, no se muere y nunca más tecree nada. Hay que educar de verdad, di-ciendo la verdad”.

Es interesante comprobar cómo thcsorteó los peores pronósticos: no sólo nose agotan los temas, sino que se expandenhasta lugares insospechados. Algunas delas secciones fijas:Mi jardín interior: a cargo de Hueso VanHemp, que visita en cada edición, un jar-dín sembrado con cannabis; Plantate: con consejos sobre cultivo;Entrevistas: a músicos que fuman o culti-van; a médicos que hablan de los riesgoso los usos medicinales; a abogados queopinan sobre la despenalización, etc.

Todo escrito con una gran frescura ymucha seriedad. Son quizá los atributosque también definen a Sebastián.

El mensaje

hc sale cada dos meses, se impri-me en un papel brillante y llama-tivo y es raro encontrar en sus pá-

ginas notas mal escritas o con errores: “Siuna nota tiene errores, le quita seriedad.–explica Sebastián–. Siempre quisimosuna revista muy cuidada; con una buenacalidad de impresión y que tenga un espa-cio así de grande en el kiosco”. Esta inten-ción no es menor ni superficial: “Quere-mos luchar contra el estigma, queremosmostrar que por fumar marihuana no nosmerecemos una revista mala. Yo, comolector, quiero que mi revista esté bien ex-hibida. Y como director quiero que mu-chos salgan de la cueva, que se animen adecir: yo fumo”.

El primer número de thc vendió ochomil ejemplares en todo el país. Eso y sóloeso les permitió editar el segundo núme-ro, ya que nadie se atrevió a ponerles unaviso de publicidad. Pero nada los frenó.El segundo número bancó al tercero y re-cién entonces, se pusieron a buscar un lu-gar fijo. “Para el número 4 encontramosun lugar para instalar la redacción. Hastaentonces, nos juntábamos en nuestras ca-sas”. Está claro que para hacer un medio,tener una oficina no es un recurso que fi-gure en primero ni en segundo ni en tercerlugar. Sin embargo, desde un comienzo,thc recurrió a los roles típicos para orga-nizarse: director, editor periodístico, redac-tores, corrector. La clásica redacción paraun medio poco clásico.¿Pudieron construir también el clásico perfildel lector?

No mucho, pero sabemos que nuestroslectores van desde los 18 (que es laedad legal permitida para comprar larevista) hasta los 80 años.

¿Tanto? El otro día nos llamó una lectora de 75años preocupada por que no salía el úl-timo número y ya estábamos a 17 delmes. Le preguntamos: ¿Y por qué lacompra?. Contestó: “porque mi hijo tie-ne unas plantas y yo quiero sabermás”. Pero creo que, en general, la re-vista irradia mucha juventud.

La verdadera pena

hc tiene un espíritu cero demagógico:“Nunca decimos: la marihuanaes buena o mala. Decimos que anosotros nos gusta, te contamoslos riesgos y no cantamos loas a

nada”, detalla Sebastián. Además de seruna decisión de estilo, es un límite legal.Así se los hizo saber la Asociación Anti-

ción y nos adentramos en la habitación-oficina para charlar con Sebastián:

Ésta es una revista inédita en el país: jamáshabía existido una publicación con esta te-mática. ¿Cuándo y por qué se les ocurrió?

Nos surgió la necesidad de hablar de untema que tiene una presencia muy claraen la sociedad. Es decir: la marihuanaexiste y el consumo es un fenómeno so-cial que crece cada vez más. Para noso-tros era necesario reflejar todo eso. Eldesafío fue salir a corroborar si esto quenosotros dimos en llamar “cultura can-nábica” realmente existía. Nos decían,por ejemplo: ¿cuánto se puede escribirsobre la marihuana? Pero nosotros tení-amos en claro que thc no iba a ser unaenciclopedia sobre la marihuana, sinoque debía abordar aspectos culturales,sociales, políticos, económicos... Y sobretodo eso se puede escribir bastante.

Lo que definís como “cultura cannábica”,¿qué significa?

Es todo lo que gira alrededor del consu-mo de marihuana: desde la descripciónde los riesgos inherentes al consumode drogas hasta lo que pasa en las ca-lles. Cuáles son las costumbres, los ri-tos, los códigos. Todo eso conforma lacultura cannábica.

a redacción de thc funcionaen el barrio de Almagro, enun tres ambientes con balcóny paredes repletas de colla-ges, de los que sobresale, cla-

ro, el verde de las distintas plantas que seretratan en las páginas de la revista; ade-más de consignas y afiches a favor de ladespenalización y las tapas elegidas por elequipo de redacción, conformado por ungrupo de chicos y chicas que no superanlos 28 años.

Alejandro, Celeste y Hueso formanparte del grupo que arrancó con el pro-yecto, cuando decidieron invertir en élsus ahorros. Después, se fueron suman-do ocho integrantes más, hasta que for-malmente se dio por reclutado el equipocon el que salieron a la cancha a finesde 2006.

Estamos rodeados de computadorasencendidas, pero en el aire se respira dis-tensión: el número de este mes ya está enimprenta. Nada menos que 20 mil ejem-plares que, según explica la editora perio-dística, Celeste Orozco, se agotan.

De una habitación-oficina sale Sebas-tián Basalo, el director de thc. Tiene 24años. Es flaco, algo pálido y tiene fama–confirmada– de ser muy inteligente. Deja-mos entonces al equipo en el living-redac-

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Tu nombre me sabe a hierba

REVISTA THC

Cómo se hace este fenómeno editorial que comenzóvendiendo ocho mil ejemplares y hoy agota 20 mil.

THC va por la 9ª edición. Su fiesta delanzamiento tuvo la visita de CharlyGarcía y Enrique Simms y un recital deLos Álamos. La revista se vende enkioscos o por suscripción y llega a todoel país. Más info:www.revistathc.com

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regreso a las raíces latinoamericanas; eluso de la tecnología traducido en sam-pleos, mash ups y otros trucos digitales yel compromiso con lo que hacen y concómo lo hacen. Otro clásico contempo-ráneo: varios de los integrantes se cono-cieron en 2005, en una marcha contraBush, cuando el diablo del Imperio vinode visita a nuestro país.

Luciano, uno de los fundadores del gru-po, relata los comienzos: “El origen fue unproyecto solista, deforme, muy experi-mental. No tenía muy claro qué era. Armémuchas bases y temas y se los pasé a Pa-blo, para que me diera su opinión”. Lo que

Luciano no previó fue la cadena que acti-vó a partir de ese simple gesto. Pablo tra-bajaba en un programa de radio junto aotro chico que, a su vez, era novio de Ce-ci, quien escuchó esas bases y quedó en-cantada. El link fue automático: Ceci seunió a Luciano y de ese dúo nació unafórmula de trabajo: él hacía las bases elec-trónicas, ella cantaba y tocaba el charan-go. Así, salieron al ruedo. Tocaban en fies-tas los dos solos, casi como una especie deperformance. En eso andaban, cuando eldiablo metió la cola y se cruzaron, en lamovilización contra Bush, con dos trom-bones. Literalmente.

Sumando aliados

elicitas es alta, flaca y tremenda,no da tregua con los chistes y lasironías. Toca el trombón y para re-

afirmarlo pide que en lugar de su nombrey apellido la presentemos por un apodode heroína: Tromboniña. Ella, justamente,fue quien se acercó en plena marcha a Lu-ciano y a Ceci para hacerles una propues-ta: “Juntémonos a tocar”. Esa misma no-che se armó la fiesta, que dio origen a uncuarteto insólito: música digital, charangoy dos trombones, a cargo de la Tromboni-ña y su amiga, Sofía.

Eluney cuenta que rogó unirse al grupoapenas los vio tocar. (Insisto: esto de “ver-los tocar” no es un detalle menor. Hay queverlos, en serio.) “Yo estaba con otro pro-yecto, pero ese día decidí que no podíahacer otra cosa. Fue una época difícil, jus-to después de Cromañón, y nos costabamucho poder conseguir un lugar para ha-cer presentaciones”. Aun así se las rebus-caron para encontrarse con su público:“Tocábamos en asambleas, centros cultu-rales, siempre con miedo a que se desar-mara todo. De hecho nos pasó algunas ve-ces”, cuenta Tromboniña.

Hoy, en total, el grupo tiene nueve inte-grantes: Luciano (acordeón, programacióny voz), Ceci (charango y voz), Pablo (vj yproyecciones). Eluney (percusión y acceso-rios), Tromboniña más Sofía y Mariela (enlos trombones), Diego (trompeta) y Alejo(aerófonos). Dicen, con modestia, que notocan instrumentos difíciles. Lo difícil, re-saltan, es lograr el ensamble entre instru-mentos tan diversos. Horas de ensayo lo-gran que cuando se los escucha (o, insisto,cuando se los ve) el grupo fluya con armó-nica naturalidad. Suenan únicos, pero reco-nocen entre sus influencias más claras, algrupo Norte Potosí, de Bolivia, poco cono-cido aquí pero muy respetado en su país.Otra inspiración reconocida: Los Jaivas. Poreso recuerdan con emoción el 12 de octu-bre de 2007, cuando recibieron la visita deEduardo Parra, uno los integrantes del míti-co grupo chileno. En el escenario, Parraconfesó su admiración por Imperio. “Los

22 MAYO 2008MU

s una de esas bandas quehay que ver en vivo: son im-perdibles. Por la alegría quetransmiten, por las elabora-das proyecciones que dispa-

ran en la pantalla que los acompaña ypor el baile que, sí o sí, se arma en cadauna de sus presentaciones. Obviamente,a esta fómula vital de Imperio Diablohay que sumarle la música andina quemezclan con reggae, cumbia y músicaelectrónica. El resultado es una banda -podría arriesgarse- atravesada por mu-chos signos de esta época: la búsquedade una identidad anclada en un festivo

Música andina mezclada con reggae, cumbia y electrónica, con charango, trombonesy proyecciones. Ésa es la fórmula de esta banda que retoma lo mejor de la tradiciónlatinoamericana para convertir cada presentación en un fiesta.

IMPERIO DIABLO

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Andate al diablo!

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Sin PatrónFábricas y empresas recuperadaspor sus trabajadores.Edición actualizada.

El fin del periodismoy otras buenas noticias

Una hipótesis y una guía sobrelos nuevos medios sociales decomunicación

Ninguna mujernace para puta

de María Galindo y Sonia Sánchez

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respeto porque no son un tributo a nadie,sino que hacen su propio camino”.

Luciano aporta su mirada sobre la difí-cil senda sobre la cual andan: “En el fol-klore moderno sigue habiendo una bús-queda un poco académica. Veo muchasbandas de folklore que buscan hacer algoprolijo, formal, de estudio y muy pocasque lo hagan bien popular”.

Pablo es silencioso y preciso. Las pocaspalabras que aporta a la conversación al-canzan para definir la búsqueda del gru-po: “Nuestra idea es mezclar la tradicióndel baile de pueblo con nuestra situaciónde jóvenes urbanos. Buscamos mezclardos formas de vivir en este mundo; perotomando de cada una la parte festiva, ca-llejera, popular”.

La fórmula

la hora de componer, la máquinade Imperio Diablo funciona así:Luciano aporta las bases y las le-

tras y el resto suma luego su instrumentoa esa idea inicial. Según relata Tromboni-ña, cada ensayo consta de dos partes: pri-mero, improvisación y luego, dale que tedale a los temas propuestos. Resume Lu-ciano: “Buscamos mucho, escuchamos detodo, nos preguntamos qué nos gusta,qué nos moviliza, qué nos hace bailar.Creo que tenemos una gran cantidad deinformación dando vueltas y la compac-tamos”. Suma Pablo: “Hay una línea pre-dominante en los medios propaladoresde música comercial, una línea que satu-ra con un pastiche del tipo Shakira + Wy-cleaf Jean= mezcla. La diferencia entre esoy nosotros es el modo de construcción deesa mezcla. No tomamos el folklore por-que sí y lo rociamos con samplers paraactualizarlo. Construímos raíces y víncu-los. Con respeto.”

¿A qué le temen estos jóvenes que se di-vierten con el Diablo? Organización es lapalabra más temida: “Cada uno tiene sus es-tudios, sus cosas, sus hijos y, a veces, se noscomplica. Pero siempre tuvimos y seguimosteniendo muchas ganas de juntarnos. Ahora

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nos vemos una vez a la semana para ensa-yar y, en general, cenamos todos juntos ynos contamos nuestras cosas”, explica Elu-ney. No les temen, por su puesto, a palabrasmás densas, como compromiso y política.Para ellos, lo divertido no es superficial. “Es-tá bueno poder darle un sentido al festejo yal encuentro. Yo siento que restablecemosalgo de justicia, porque tratamos de revalori-zar y darles visibilidad a músicas que no tu-vieron mucho espacio y que son nuestras.Hay una búsqueda de identidad, de hacersecargo de que la música del norte es nuestra,que la cumbia es nuestra. Y no sólo la cum-bia colombiana, porque está esa cosa tilingade justificarse diciendo “a mi me gusta lacumbia, pero la colombiana”. Es como unamoda para acercarse a lo popular posandode intelectual. Lo nuestro es más sincero”,resume Eluney. (Aunque lo sincero no quitalo correcto: en el disco incluyeron una cum-bia colombiana de Daniel Camino Diez, lla-mada Los cien años de Macondo).

En cuanto al sentido de la palabra polí-tica, el grupo interpreta ideas diversas:

Pablo: “En un espacio artístico tieneque primar lo artístico. Luego, se pue-den tomar decisiones políticas, comopor ejemplo, cómo moverse en cuantobanda. Pero para que ese tipo de deci-siones tenga sentido hace falta cons-truir más espacios colectivos”.Eluney: “Desde que tuve interés en lo po-lítico, fui buscando lugares o espaciospara hacer algo. Pero en algún momentodecidí que el lugar para hacer política eslo cotidiano, lo que uno hace todos losdías. Por eso siento que estoy haciendopolítica con Imperio.”Tromboniña: “Lo político también apare-ce cuando tenés que elegir los lugaresen donde tocamos o las movidas queapoyamos. Pero, sobre todo, en la for-ma en que trabajamos puertas adentro.Por ejemplo, nosotros elegimos la auto-gestión para trabajar y tratamos de sos-tenerla como podemos, ya sea con ladistribución del disco o armando las fe-chas de los recitales. Intentamos hacertodos los laburos sin delegar. Y ésa esuna decisión política”.

La fiesta

n todas las presentaciones de Impe-rio Diablo sí o sí se arma baile. Enun pequeño bar de San Telmo, en

un centro cultural o en la mismísima calle,siempre hay gente que canta y baila comoposeída por un espíritu que desinhibe a jó-venes y no tanto. Pregunta: ¿es parte de unaperformance que monta el grupo o real-mente generan esa euforia en el público?

Luciano: “La mayoría de las veces no sa-bemos quiénes son los que se ponen abailar”. Eluney: “Hay un tipo que viene desde laprimera vez que tocamos, nadie lo co-noce, pero nos sigue a todos lados...”Luciano: “Tocamos en lugares muy dife-rentes, pero en todos la reacción es lamisma...”Tromboniña: “Baila la familia al lado delos punkis de una asamblea.”Pablo: (resume) “Esto que nos pasa nosalió del gueto. No salió de la idea deque la música divertida es sólo para jó-venes, sino de esa tradición latinoame-ricana que te permite pensar que es po-sible integrarse y formar parte de unamisma fiesta.”

El 30 de noviembre del año pasado salió elprimer disco del grupo. El proceso de pro-ducción fue largo: Mariano, el cantante deCiudavitecos (banda amiga de Ciudad Evi-ta), les propuso grabar casi gratis, porquegratis era el único modo en que les era po-sible grabar un disco a los Imperio. Luciano

A

www.imperiodiablo.blogspot.com

Podés conseguir el disco en MU. Puntode encuentro, el espacio de lavacaHipólito Yrigoyen 1440

lo cuenta conmovido: “El chabón nosofrendó su laburo durante seis meses, delunes a viernes, de 9 a 18”. Eluney agrega:“Y esto que hizo él fue posible porque seestá armando una conciencia de solidari-dad entre bandas: a ellos también les graba-ron gratis su primer disco”. Tromboniña su-ma: “Siempre pensamos que Imperio teníaque ser una especie de plataforma para quese pudieran interrelacionar muchas perso-nas. Y está pasando”. Un ejemplo es el artedel disco, para el cual convocaron a un ar-tista diferente por canción, para que se hi-ciera cargo de las ilustraciones y el diseño.Otro ejemplo: Amerindia, un grupo de dan-zas andinas y centroamericanas que suelesumarse a las presentaciones de Imperio.Más aliados: la cooperativa Sub de fotógra-fos, que los acompaña con su arte.

La charla deriva en gustos musicales,gestos demagógicos de rockeros del mains-tream, música de los 90... No sé cómo, pe-ro la pregunta termina siendo ¿se murió elrock? A los integrantes de Imperio Diabloles asoman los colmillos:

Pablo, irónico: “Ta re vivo el rock. Si todolo que pasan en la radio es rock”Mariela, muy seria: “El rock tuvo un mo-mento muy importante cultural, musi-cal y políticamente. Pero ahora no en-cuentro nada que me interese”. Luciano, metafórico: “El rock es ese hu-mo que te impide respirar: te impidelas experimentaciones. En Brasil hacemuchos años que el rock se mezcló conel hip hop o la samba y acá seguimoscon una fórmula cuadradísima...”Tromboniña: “Se reproducen bandasque siempre son lo mismo. Es la repeti-ción de la repetición”.Eluney, con culpa: “...pero hay un mon-tón de gente que sólo tiene al rock co-mo canal de expresión. Y si ése es su lu-gar de libertad, es valorable”.

La frase fluye, desafiando la densidad delos prejuicios. No refuta verdades, sinoque pone en juego otro lugar desde dondemirar las mismas cosas. Desde esa trinche-ra hacen música estos diablos. Y desde allíhay que verlos y disfrutarlos.

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En 1996, durante el gobierno de Carlos Me-nem, se aprobó la siembra de semillastransgénicas. Empresas como Monsanto yCargill comenzaron la producción.

Este modelo de producción emplea a sólouna persona cada 500 hectáreas, lo cualse tradujo en la pérdida de 4 de cada 5puestos de trabajo en el campo.

El 6 de septiembre de 2007 luego de tresaños de peleas, la Argentina ganó el pri-mer round judicial contra la multinacio-nal agrícola Monsanto, quien reclama mi-llonarias regalías por la soja transgénica.

Este año la AFIP ordenó un allanamientoen las oficinas de Monsanto en PuertoMadero por sospechas de evasión fiscal.

www.lavaca.org

por Carolina Golder

¿Dónde está Julio López?

CARTOGRAFÍAS

La presente edición de nuestro periódico MU sumó el esfuerzo de:Redacción: Claudia Acuña, Sergio Ciancaglini,Quimey Lillo, Sonia Sánchez, Mariana Collan-tes y Romina Dalfonso.Diseño: Lucas D’Amore y Nomi Galanternikpara másSustanciaCorrección: Graciela DaleoIlustración: El Niño RodríguezWebmaster: Diego GassiAtención online: María del Carmen VarelaFotografía: Sub, cooperativa de fotográfosImpresión: Cooperativa de Trabajo GráficaPatricios. Av. de Patricios 1941 Distribución en Capital: Vaccaro Sánchez y Cía. Moreno 794 9º, CapitalTel/Fax: (011) 4342-4031/32 Distribución en Interior: DISA (DistribuidoraInterplazas SA). Pte. Luis S. Peña 1832/6(1135) Capital. Tel (54 11) 4305-0114/3160MU es una publicación de la Cooperativa de Trabajo Lavaca Ltda. Camargo 694 3º B (1414) Ciudad Autónomade Buenos Aires, ArgentinaEditor responsable: Claudia Adelina Acuñ[email protected] / www.lavaca.org

legó mi escritor preferido ala Feria del Libro y, por su-puesto, resigné ir a verlo.Hice bien, porque leí las pa-vadas que dijo, como si no

pudiera sobreponerse a la imagen frívo-la y estereotipada que con tanto trabajoconstruyó para conseguir hacer muchodinero.

Para conocer realmente a Wolfe nohay que ir a la Feria del Libro, sino re-volver las librerías de usados, que ofre-cen por 10 pesos su mejor novela, Todoun hombre. Wolfe escribió esas 762 pági-nas como la crónica de una caída. Na-rrativamente, ésa es su hazaña. Lograrque un hecho vertiginoso pueda trans-formarse, a su vez, en un relato minu-cioso. Sin embargo, esa fascinación quepuede ejercer su estilo tiene en este li-bro un objetivo concreto: describir (yaquí hay que darle a la palabra toda suacepción y méritos) el estado de loshombres y de las cosas.

“El honor son las cosas que tienes”,dice en algún momento Charlie Croker,60 años, sureño, musculoso, millonario,tosco y poderoso protagonista de estanovela. Su contracara es Conrad Hensly,un noble y hermoso ejemplar de 23años, casado, dos hijos, que gana 14 dó-lares la hora doblándose la espalda enlos frigoríficos de Croker. Todo lo queañora Conrad es una casita y para lo-grarla está dispuesto a soportar lo inso-portable. Por supuesto, no alcanza. Co-mo no alcanza la fortuna de Crokerpara ponerlo a salvo de los tiburonesbancarios que lo acechan.

Hombre rico y hombre pobre se su-mergen en una loca carrera hacia el va-

Lcío hasta encontrarse, cara a cara, a diezcentímetros del piso cuando el impactoya parece inevitable. Hasta tanto, Wolfeha apuntado cada uno de sus padeci-mientos, humillaciones y bajezas. Cadacapítulo es un match sangriento y deses-perado que degrada, a mazazos y a suturno, a Croker o a Conrad. Como unapicadora de carne, el estilo Wolfe es im-placable y mecánico. Siempre preciso. Aveces, irónico. Jamás tierno.

Por cierto, no es Wolfe, sino la socie-dad que retrata la que produce semejan-tes sufrimientos. Si para ser más hombrehay que tener más y más, ¿cómo evitardejar de serlo cuando se tiene cada vezmenos? Wolfe tensa la cuerda para po-ner la construcción de esa identidad enun aprieto. Entonces, cuando sus perso-najes están a diez centímetros del piso yabajo ya no queda ni quien sostengauna escoba para barrer sus añicos, aprie-ta el detonador y logra, no ya destruir asus personajes, sino el precipicio.

Es probable que el recurso al queecha mano Wolfe parezca delirante. Esmás que probable. Porque con una ex-cusa arbitraria (un error que coloca enmanos de Conrad un libro que nuncapidió y que devora en la cárcel a la cualfue a parar luego de un episodio injus-to) convierte a los filósofos estoicos, engeneral, y a Epícteto, en particular, enlos grandes subversivos modernos. Escomo si Wolfe dijera: si este pensamien-to sirvió para soportar y desafiar a Ne-rón, ¿cómo no va a ser útil para enfren-tar al imperio moderno?

Según el Diccionario filosófico de Fe-rrater-Mora, el estoicismo –un conjuntode doctrinas filosóficas, un modo de vi-

da y una concepción del mundo– es unaescuela que conquistó gran parte deluniverso intelectual y político romano.El primer imperativo ético de los estoi-cos es simple: vivir conforme a la natu-raleza. El segundo imperativo es aunmás sencillo: hay que distinguir entre lascosas que dependen y las que no depen-den de uno. “El hombre debe concen-trarse en las que dependen de su volun-tad para conseguir la verdadera dicha ysosiego frente a las falsas opciones y a laintranquilidad producida por la apeten-cia de bienes”.

Así las cosas, es fácil entender porqué Croker y Conrad se unen para con-vertirse en modernos discípulos deEpícteto, capaces de enfrentar a todos(jueces, políticos, banqueros, familia)con la tranquilidad de aquel que ya nole importa perder todo porque no nece-sita nada. La hombría o, mejor dicho,sus íconos más promocionados (valor,coraje, honor) se reducen así a la capa-cidad para enfrentar el oprobio, la esca-sez, incluso el ridículo sin perder, poreso, la identidad más íntima y verdade-ra. Como le hace resumir Wolfe a Con-rad: “Todo lo demás es temporal y pa-sajero. Si uno comprende esto, ya no sequeja, ni gime ni le echa la culpa a losdemás de sus propios problemas”.

La sospecha de una política de la re-signación es algo que desde siemprepersiguió a los estoicos y que el propioFerrater-Mora se encarga de aclarar ensu diccionario: “Se podría hablar de to-da una teoría de la resignación si los es-toicos no hubiesen contribuido a ejer-cer la crítica social y abogar porcambios en los períodos más duros dela historia”. Wolfe no aclara nada al res-pecto. Sólo arriesga que hay dos finalesposibles. En un comentario refiere aCroker como un predicador que recorrelas ciudades llamando a la gente a de-soír la tiranía de la sociedad de consu-mo. En otro, menciona que el CanalFox le propuso un programa que llama-ría La hora del estoico.

Entre la opción épica y la paródica yano hay ningún abismo.

Así de frágil es el futuro según Wolfe.

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