Valores de Una Práctica Militante

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Por: Leonardo BoffFrei BettoAdemar BogoCambiar la sociedad no es apenas cambiar los propietarios de los medios de producción, cambiar el régimen político, transformar las clases sociales. Pero sobretodo es la transformación de los hombres y de las mujeres nuevas, basada en nuevas relaciones personales y sociales, que transformen la naturaleza y los objetivos de nuestra existencia.

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Leonardo Boff

Frei Betto

Ademar Bogo

Valores

de una

práctica

militante

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CONTENIDO

Presentación.

I. Saber cuidar: ética de lo humano.

- Introducción.

Cuidado con nuestro único planeta.

Cuidado con el propio nicho ecológico.

Cuidado con la sociedad sustentable.

Cuidado lo otro, el animus y anima.

Cuidado con los pobres, oprimidos y excluidos.

Cuidado con nuestro cuerpo en la salud y en la enfermedad.

Cuidado con la cura integral del ser humano.

Cuidado nuestra alma, los ángeles y los demonios interiores.

Cuidado con nuestro espíritu, los grandes sueños y Dios.

Cuidado con la gran travesía, la muerte.

II. La practica de los nuevos valores.

Trayectoria personal y la historia reciente de Brasil.

Bajo la dictadura militar.

Las lecciones de la prisión.

El trabajo con el pueblo.

El estudio y la militancia.

Los valores de la nueva sociedad.

III. Valores que debe cultivar un luchador del pueblo.

Introducción.

1. El valor de la solidaridad.

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2. El valor de la indignación.

3. El valor del compromiso.

4. El valor de la coherencia.

5. El valor de la esperanza.

6. El valor de la confianza.

7. El valor de la alegría.

8. El valor de la ternura.

9. El valor de la mística en forma de utopía.

10. El valor de los símbolos.

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PRESENTACIÓN

El tema de la práctica de nuevos valores en nuestra sociedad esta presente en muchos cursos de formación de los movimientos sociales, de las pastorales de la Consulta Popular. Además de ser un tema de estudio, de reflexión, estamos convencidos de que la construcción de una nueva sociedad, sin explotadores ni explotados, está directamente relacionada con los valores que desde luego vamos practicando, proyectando y dando ejemplo. Cambiar la sociedad no es apenas cambiar los propietarios de los medios de producción, cambiar el régimen político, transformar las clases sociales. Pero sobretodo es la transformación de los hombres y de las mujeres nuevas, basada en nuevas relaciones personales y sociales, que transformen la naturaleza y los objetivos de nuestra existencia. Reunimos aquí reflexiones de tres grandes intelectuales orgánicos de nuestros movimientos. Cada uno procurando abordar a partir de una perspectiva. Y todos llevándonos a reflexionar sobre la necesidad de cambiar nuestra práctica cotidiana para que podamos construir una ética de transformación social revolucionaria, como dice Boff: “nuestros cuidados deben servir de critica a nuestra civilización agonizante e también de principio inspirador de un nuevo paradigma de convivencia, con todo el mundo que soñamos construir. Y que no va a necesitar de aparatos electrónicos, pero sí de nuevos seres humanos”. Esperamos que esta cartilla pueda ser utilizada en nuestros cursos de formación, seminarios, debates y sobretodo que contribuya para la reflexión sobre nuestra practica de militantes sociales. Una pequeña tarea, solo permitida a seres humanos, soñadores y solidarios.

Sao Paulo, febrero de 2000.

Coordinación Nacional – Consulta Popular.

i Profesor de teología, filosofía, espiritualidad y de ecología. Asesora comunidades de base, da cursos en universidades brasileras y extranjeras. Publicó varios libros. Los textos fueron extraídos del libro: “SABER CUIDAR: Ética de la humano” – “compaixao pela terra”, capítulos VII y IX, editora Vozes, 1999. ii Fraile dominicano, periodista, escritor e consultor del MST. iii Dirigente del MST

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I. SABER CUIDAR: ÉTICA DE LO HUMANO.

Leonardo Boff.

INTRODUCCION.

Retomemos la reflexión sobre la naturaleza y el cuidado especial.

La puerta de entrada no puede ser la razón calculatoria, analítica y objetivista. Ella nos llevaría al trabajo – intervención – producción y ahí nos aprisionaría. Las máquinas y los computadores son mas eficaces que nosotros en la utilización de este tipo de razón – trabajo.

Hay algo en los seres humanos que no se encuentra en las maquinas, surgido hace millones de años en el proceso evolutivo cuando emergieron los mamíferos, dentro de cuya especie nos inscribimos: el sentimiento, la capacidad de emocionarse, de envolverse, de afectar y de sentirse afectado.

Un computador y un robot no tienen condiciones de cuidar del medio ambiente, de llorar sobre las desgracias de los otros y de rejubilarse con la alegría del amigo. Un computador no tiene corazón.

Solo nosotros humanos podemos sentarnos a la mesa con el amigo frustrado, colocarle la mano en el hombro, tomar con él un vaso de cerveza y traerle consolación y esperanza. Construimos el mundo a través de lazos afectivos. Esos lazos convierten las personas y la situaciones preciosas, portadoras de valor. Nos preocupamos con ellas. Tomamos tiempo para dedicarnos a ellas. Sentimos responsabilidad por el lazo que creció entre nosotros y los otros. La categoría cuidado recoge todo ese modo de ser. Muestra cómo funcionamos en cuanto seres humanos.

De ahí se evidencia que el dato originario no es el logos, la razón y las estructuras de comprensión, pero el phatos, el sentimiento, la capacidad de simpatía y empatía, la dedicación, el cuidado y la comunión con el diferente. Todo comienza con el sentimiento. Es el sentimiento el que nos hace sensibles a lo que esta a la vuelta, el que nos hace disgustar. Es el sentimiento el que produce encantamiento ante la grandeza de los cielos, suscrita veneración delante de la complejidad de la madre tierra y alimenta enternecimiento ante la fragilidad de un recién nacido.

Recordemos la frase del Pequeño Príncipe de Antoine de Saint Exupéry, que hizo una fortuna en la conciencia colectiva de los millones de lectores: “es con el corazón (sentimiento) que se ve correctamente; lo esencial es invisible a los ojos”. Es el sentimiento que vuelve personas, cosas y situaciones importantes para nosotros. Ese sentimiento profundo, repetimos, se llama cuidado. Solamente aquello que pasó por una emoción, que evocó un sentimiento profundo y provocó cuidado en nosotros, deja marcas indelebles y permanece definitivamente.

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La reflexión contemporánea rescató la centralidad del sentimiento, la importancia de la ternura, de la compasión y del cuidado, especialmente a partir de la psicología profunda de Freud, Jung, Adler, Rogers y Hillman, y modernamente a partir de la biología genética y de las implicaciones antropológicas de la física cuántica de Niels Bohr (1885 - 1962) y Werner Heisenberg (1901 - 1976).

Mas de que el cartesiano cogito ergo sumi: pienso, luego existo, vale el sentio ergo sumi: siento, luego existo. El libro de Daniel Goleman, Inteligencia emocional, se transformó en un best – seller mundial porque, la base de las investigaciones empíricas sobre el cerebro y la neurología, mostró aquello que ya Platón (427 – 347 aC), San Agustín (354 - 430), la escuela franciscana medieval con S. Buenaventura y Duns Scotus en el siglo XIII, Pascal (1623 - 1662), Schleiermacher (1768 - 1834) y Heidegger (1889 - 1976) enseñaron hace mucho tiempo: la dinámica básica del ser humano es el phatos, es el sentimiento, es el cuidado, es la lógica del corazón. “La mente racional” -concluye Goleman- “lleva uno o dos momentos mas para registrar y reactuar de que la mente emocional; el primer impulso… es del corazón, no de la cabeza”.

Ahora estamos en mejores condiciones para entender, en profundidad, la fabula-mito de Higino sobre el cuidado. El cuidado es tan especial que es anterior al espíritu infundido por Júpiter y al cuerpo proporcionado por la Tierra. Por tanto, la concepción del ser humano como compuesto de espíritu-cuerpo no es originaria. La fabula dice: “el cuidado fue el que primero moldeó al ser humano”. El cuidado se encuentra antes, es un a priori ontológico, está en el origen de la existencia del ser humano. Y ese origen no es apenas un comienzo temporal. El origen tiene un sentido filosófico de fuente de donde brota permanentemente el ser. Por ende, significa que el cuidado constituye, en la existencia humana, una energía que chorrea ininterrumpliblemente en cada momento y circunstancia. Cuidado es aquella fuerza originante que continuamente hace surgir al ser humano. Sin ella, él continuaría siendo apenas una porción de arcilla como cualquier otra a la orilla del río, o un espíritu angelical desencarnado y fuera del tiempo histórico.

Fue con cuidado que “Cuidado” moldeó al ser humano. Empeñó ahí dedicación, ternura, devoción, sentimiento y corazón. Y con eso creó responsabilidades e hizo surgir la preocupación con el ser que él plasmó. Esas dimensiones, verdaderos principios constituyentes, entrarán en la composición del ser humano. Se volvieron carne y sangre. Sin tales dimensiones, el ser humano jamás seria humano. Por eso la fabula-mito de Higino termina enfatizando que el cuidado acompaña al ser humano a lo largo de toda su vida, a lo largo de todo su curso en el mundo.

Un sicoanalista atento al drama de la civilización moderna como el norte-americano Rollo May podía comentar: “nuestra situación es la siguiente: en la actual confusión de episodios racionalistas y técnicos perdemos de vista y nos despreocupamos del ser humano; necesitamos ahora volver humildemente al simple cuidado… es el mito del cuidado -y creo, muchas veces, solamente él- que nos permite resistir al cinismo y a la apatía que son la enfermedades sicológicas de nuestro tiempo.”

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Lo que nuestra civilización necesita es superar la dictadura del modo-de-ser-trabajo-producción-dominación. Ella nos mantiene rehenes de una lógica que hoy se muestra destructora de la Tierra y de sus recursos, de las relaciones entre los pueblos, de las interacciones entre el capital y el trabajo, de la espiritualidad y de nuestro sentido de pertenencia a un destino común. Liberados de los trabajos estafantes y deshumanizadores, ahora hecho por las maquinas automáticas, recuperaríamos el trabajo en su sentido antropológico originario, como impresión de la naturaleza y con actividad creativa, trabajo capaz de realizar el ser humano y de construir sentidos cada vez mas integradores con la dinámica de la naturaleza del universo.

Importa poner cuidado en todo. Para eso urge desarrollar la dimensión anima que está en nosotros. Eso significa: conceder derecho de ciudadanía a nuestra capacidad de sentir el otro, de tener compasión con todos los seres que sufren, humanos y no humanos, de obedecer más a la lógica de la conquista y del uso utilitario de las cosas.

Dar centralidad al cuidado no significa dejar de trabajar y de intervenir en el mundo. Significa renunciar a las ganas de poder reducir todo a objetos, desconectados de la subjetividad humana. Significa negarse a todo despotismo y a toda dominación. Significa imponer límites a la obsesión por la eficacia a cualquier costo. Significa derrumbar la dictadura de la racionalidad fría y abstracta para dar lugar al cuidado. Significa organizar el trabajo en sintonía con la naturaleza, sus ritmos y sus indicaciones. Significa respetar la comunión que todas las cosas tienen entre si y conozco. Significa colocar el interés colectivo de la sociedad, de la comunidad biótica y terrenal encima de los intereses exclusivamente humanos. Significa colocarse junto y al pie de cada cosa que queremos transformar para que ella no sufra, no sea desarraigada de su hábitat y pueda mantener las condiciones de desarrollarse y coevolucionar junto con los ecosistemas y con la propia Tierra. Significa captar la presencia del espíritu además de nuestros límites humanos, en el universo, en las plantas, en los organismos vivos, en los grandes simios gorilas, chimpancés y orangutanes, portadores también de sentimientos, de lenguaje y de hábitos culturales semejantes a los nuestros. Estos son los antídotos al sentimiento de abandono que los pobres y ancianos sienten. Estas son las medicinas contra el descuido que los excluidos, los desempleados, los jubilados, los ancianos y los jóvenes denuncian en la mayoría de las instituciones públicas. Ellas se preocupan cada vez menos por el ser humano y se ocupan cada vez más con la economía, con las bolsas, con los intereses, con el crecimiento ilimitado de bienes y servicios materiales, apropiados por las clases privilegiadas a costas de la dignidad y la compasión necesarias ante las carencias de las grandes mayorías. Este es el remedio que podrá impedir la devastación de la biosfera y el comprometimiento del frágil equilibrio de la Teoría de Gaia. Este es el modo-de-ser que rescata nuestra humanidad esencial.

CUIDADO CON NUESTRO ÚNICO PLANETA.

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Dejar de ver al ser humano en la domensión productiva?
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Primacia del valor de uso
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Dictadura del valor de cambio
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Cuidado especial merece nuestro único planeta Tierra. Lo a él tenemos únicamente para subsistir y vivir. Es un sistema de sistemas y superorganismo de complejo equilibrio, urdido a lo largo de millones y millones de años. Por causa del asalto predador del proceso industrialista de los últimos siglos ese equilibrio está presto a romperse en cadena. Desde el comienzo de la industrialización, en el siglo XVIII, la población mundial creció 8 veces, consumiendo más y más recursos naturales; solamente la producción, basada en la explotación de la naturaleza, creció más de cien veces. El agravamiento de este cuadro con la mundialización del acelerado proceso productivo hace aumentar la amenaza y, consecuentemente, la necesidad de un cuidado especial con el futuro de la Tierra. Parca es la conciencia que pesa sobre nuestro bello planeta. Los que podrían concienciar la humanidad disfrutan jovialmente en su Titanic de ilusiones. Apenas saben que podemos ir al encuentro de un iceberg ecológico que nos echará a pique rápidamente.

Trágico es el hecho de que faltan instancias de gerenciamiento global de los problemas de la Tierra. La ONU posee cerca de 40 proyectos que tratan de problemas globales, como los climas, la deforestación, la contaminación del aire, de los suelos y las aguas, el hambre, las epidemias, los problemas de los jóvenes, de los ancianos, las migraciones, entre otros. Ellas son rígidas por el viejo paradigma de las naciones unidas imperialistas que ven los estados-naciones y los bloques de poder pero no descubrieron todavía la Tierra como objeto de cuidado, de una política colectiva de salvación terrenal.

Para cuidar del planeta necesitamos todos pasar por una alfabetización ecológica y corregir nuestros hábitos de consumo. Importa desarrollar una ética de consumo.

El programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) elaboran una estrategia minuciosa para el futuro de la vida bajo el titulo: “Cuidado del Planeta Tierra ” (Caring for the Earth, 1991). Ahí establecen nueve principios de sustentabilidad del Tierra. Proyectan una estrategia global fundada en el cuidado:

1. Construir una sociedad sustentable.

2. Respetar y cuidar la comunidad de los seres vivos.

3. Mejorar la calidad de vida humana.

4. Conservar la vitalidad y diversidad del planeta Tierra.

5. Permanecer el los limites de la capacidad de soporte del planeta Tierra.

6. Modificar actitudes y prácticas personales.

7. Permitir que las comunidades cuiden de su propio medio ambiente.

8. Generar una estructura nacional para integrar desarrollo y conservación.

9. Construir una alianza global.

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La industrialización capitalista es culpable del gran avance del mundo en el agotamiento de sus recursos, por la forma indiscriminada de consumo
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Estos principios dan cuerpo al cuidado esencial con la Tierra. El cuidado esencial es la ética de un planeta sustentable. Bien enfatizada el citado documento Cuidando del Planeta Tierra: “la ética de cuidados se aplica tanto a nivel internacional como a niveles nacional e individual; ninguna nación es autosuficiente; todos lucraron con la sustentabilidad mundial y todos estarán amenazados se no conseguimos obtenerla”. Sólo esa ética del cuidado esencial podrá salvarnos de lo peor. Sólo ella nos rasgará un horizonte de futuro y de esperanza.

CUIDADO CON EL PROPIO NICHO ECOLOGICO.

El cuidado con la Tierra representa lo global. El cuidado con el propio nicho ecológico representa lo local. El ser humano tiene los pies sobre piso (local) y la cabeza abierta para el infinito (global). El corazón une piso e infinito, abismos y estrellas, local y global. La lógica del corazón es la capacidad de encontrar la justa medida y construir el equilibrio dinámico.

Para eso cada persona precisa se descubre como parte del ecosistema local y cada comunidad biótica, sea en su aspecto de naturaleza, sea en su dimensión de cultura. Necesita conocer los hermanos y hermanas que comparten de la misma atmósfera, del mismo paisaje, del mismo suelo, de los mismos manantiales, de las mismas fuentes de nutrientes; necesita conocer el tipo de plantas, animales y microorganismos que conviven en aquel mismo nicho ecológico común; necesita conocer la historia de aquellos paisajes, visitar aquellos ríos y montañas, frecuentar aquellas cascadas y cavernas; necesita conocer la historia de las poblaciones que allí vivieron su saga y construyeron su hábitat, cómo trabajaron la naturaleza, cómo la preservaron o la depredaron, quiénes son sus poetas y sabios, héroes y heroínas, santos y santas, los padres/madres fundadores de la civilización local.

Todo esto significa cuidar del mismo nicho ecológico, vivenciarlo con el corazón, con su propio cuerpo extendido y prolongado; descubrir las razones para conservarlo y hacerlo desarrollar, obedeciendo a la dinámica del ecosistema nativa.

Lo que vale para el individuo también vale para la comunidad local. Ella debe hacer el mismo recorrido de inserción en el ecosistema local y cuidar del medio ambiente; utilizar sus recursos de forma frugal, minimizar desgastes, reciclar materiales, conservar la biodiversidad. Debe conocer su historia, sus personajes principales, su folklore. Debe cuidar de su ciudad, de sus plazas y lugares públicos, de sus casas y escuelas, de sus hospitales e iglesias, de sus teatros, cinemas y estadios de deporte, de sus monumentos y de la memoria colectiva del pueblo. Así, como ejemplo, escoger las especies vegetales del ecosistema local para plantar en los parques y vías públicas, y en los restaurantes valorizar la cocina local y regional.

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La comunidad local también se debe apropiar de su nicho ecologico
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Ese cuidado con el nicho ecológico solo será efectivo si hubiera un proceso colectivo de educación, en que la mayoría participe, tenga acceso a informaciones y haga “intercambio de saberes”. El saber popular contenido en las tradiciones de los viejos, en las leyendas y en las historias de los indios, caboclos, negros, mestizos, inmigrantes, de los primeros que vivieron, confrontando y complementando con el saber critico científico. Esos saberes revelan dimensiones de la realidad local y son portadores de verdad y de sentido profundo a ser descifrado y ser incorporado por todos. Lo que de ahí resulta es una profunda armonía dinámica del ecosistema donde los seres vivos e inertes, las instituciones culturales y sociales, finalmente todos encontraran su lugar, interactúen, se acojan, se complementen y se sientan en casa.

CUIDADO CON LA SOCIEDAD SUSTENTABLE.

Actualmente casi todas las sociedades están enfermas, producen mala calidad de vida para todos, seres humanos y demás seres de la naturaleza. Y no podría ser diferente, pues están asentadas sobre el modo de ser del trabajo entendido como dominación y explotación de la naturaleza y de la fuerza del trabajador. A excepción de sociedades originarias como aquellas de los indígenas y de otras minorías del sudeste de Asia, de Oceanía y del Ártico, son todas rehenes de un tipo de desarrollo que apenas atiende las necesidades de una parte de la humanidad (los países industrializados), dejando los demás en la carencia, cuando no directamente en el hambre y en la miseria. Somos una especie que se mostró capaz de oprimir y masacrar sus propios hermanos y hermanas de la forma mas cruel y sin piedad. Sólo en este siglo murieron en guerras, en masacres y en campos de concentración cerca de 200 millones de personas. Y todavía degenera y destruye su base de recursos naturales no renovables.

No se trata solamente de imponer “Limites de Crecimiento” (título de la primera solución presentada en 1972 por el Club de Roma) pero también el tipo de desarrollo. Se dice que el nuevo desarrollo debe ser sustentable. Ahora, no existe desarrollo en sí, pero si una sociedad que opta por el desarrollo que opta y que necesita. Se debería hablar de sociedad sustentable o de un planeta sustentable como precondiciones indispensables para un desarrollo verdaderamente integral.

Sustentables es la sociedad o el planeta que produce lo suficiente para si y para los seres de los ecosistemas donde ella se sitúa; que toma de la naturaleza solamente lo que ella puede reponer; que muestra un sentido de solidaridad generacional , la preservar para las sociedades futuras los recursos naturales de que ellas necesitaron. En la practica la sociedad debe mostrarse capaz de asumir nuevos hábitos de proyectar un tipo de desarrollo que cultive el cuidad con los equilibrios ecológicos y funcione dentro de los límites impuestos por la naturaleza. No significa volver al pasado, pero si ofrecer un nuevo enfoque para el futuro común. No se trata simplemente de no consumir, pero si de consumir responsablemente.

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La sociedad enferma encuentra su enfermedad en la sociedad del fetiche de la enagenación del ser humano y de sus relaciones sociales.
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Contradicciones del capitalismo
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Solidaridad generacional.
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La causa de este tipo de desarrollo no esta en la mercadoría ni en el mercado, ni en el estado, ni en el sector privado, ni en la producción de riqueza. Pero esta en la persona humana, en la comunidad y en los demás seres vivos que participan con ella la aventura terrenal.

El desarrollo aquí bien concebido dentro de otro paradigma, ya asimilado por ciertos sectores e la ONU. En una conocida declaración sobre el Derecho de los Pueblos al Desarrollo, de 18 de octubre de 1993, declaró a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU: “el desarrollo es un proceso económico, social, cultural y político, que visiona al constante mejoramiento del bienestar de toda la población y de cada persona, en la base de su participación de los beneficios resultantes de él”. Nosotros añadiríamos todavía, en el sentido de la integralidad, la dimensión sicológica y espiritual del ser humano.

Dicho en términos simples, el desarrollo social quiere mejorar la calidad de vida humana entretanto humana. Eso implica en valores universales como vida saludable y longeva, educación, participación política, democracia social y participativa y no apenas representativa, garantía de respeto a los derechos humanos y de protección contra la violencia, condiciones parta una adecuada expresión simbólica y espiritual. Tales valores solamente se alcanzan si8 hay un cuidado en la construcción colectiva de lo social, si hay convivencia entre las diferencias, cordialidad en las relaciones sociales, compasión con todos aquellos que sufren o se sienten a la margen, creando estrategias de compensación y de integración. Cuidado especial merecen los enfermos, los ancianos, los portadores de algún estigma social, los marginalizados y excluidos. Por ellos se mide cuanto de sustentabilidad y de cuidado esencial realizó y realiza una sociedad. Además, es importante cultivar comprensión, paciencia histórica, capacidad de dialogo y sentido de integración creativa con referencia al lado dia-bólico y demente de la historia humana. Tales valores se incluyen en el cuidado esencial.

CUIDADO CON LO OTRO, ANIMUS Y ANIMA.

No es solo la red de relaciones sociales. Existen las personas concretas, hombres y mujeres. Como humanos, las personas son seres hablantes; por el habla construyen el mundo con sus relaciones. Por eso, el ser humano es, en esencia, alguien de relaciones ilimitadas. El yo solamente se constituye mediante el dialogo con el tu, como lo muestran sicólogos modernos y, anteriormente, filósofos personalistas. El tú posee una anterioridad sobre el yo. El tu es el compadre del yo. Pero el tú es cualquier cosa indefinida. Es concretamente un rostro con mirada y fisonomía. El rostro del otro vuelve imposible la indiferencia. El rostro del otro me obliga a tomar posición porque habla, provoca y convoca. Especialmente el rostro del empobrecido, marginalizado y excluido.

El rostro posee una mirada y una irradiación de la cual nadie puede substraerse. El rostro y la mirada lanzan siempre una propuesta en busca de una respuesta. Nace así la responsabilidad, la obligatoriedad de dar respuestas. Aquí encontramos el lugar del nacimiento de la ética que reside en esta relación de responsabilidad delante del rostro del otro, particularmente del

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Es necesario cultivar la comprensión y la paciencia histórica, la capacidad de dialogo entre dos personas y un sentido de integración creativa.
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El habla es muy importante para la construcción social de la humanidad.
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Nuestras relaciones basadas en el habla y en los sentimientos tienen distintas dimensiones de las relaciones.
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Nosotros nos definimos a partir de la diferencia y de las relaciones sociales.
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más otro que es el oprimido. Es en la acogida o en el rechazo, en la alianza o en la hostilidad para con el rostro del otro que se establecen las relaciones mas primarias del ser humano y se deciden las tendencias de dominación o de cooperación.

Cuidar del otro es celar para que este diálogo, esta acción de diálogo yo-tu, sea liberadora, sinérgica y constructora de alianza perenne de paz y de amor.

El otro se da siempre bajo la forma de hombre y de mujer. Son diferentes pero se encuentran en el mismo suelo común de la humanidad. Ambos realizan, en su modo singular, la esencia humana, abismal y misteriosa. La diferencia entre ellos no es algo cerrado y definido, mas es algo siempre abierto y plasmable, pues se encuentran en permanente interacción y reciprocidad.

En el lenguaje cuñado por C.G. Jung cada uno posee dentro de si el animus (la dimensión de lo masculino) y el anima (la dimensión de lo femenino). El hombre despierta en la mujer su dimensión masculina expresa culturalmente por el modo-de-ser-trabajo; la mujer evoca en el hombre su dimensión su dimensión femenina, concretizada históricamente por el modo-de-ser-cuidado.

Cuidar de lo otro animus-anima implica un esfuerzo desmedido de superar la dominación de los sexos, desmontar el patriarcalismo y el machismo, por un lado, y el matriarcalismo y el feminismo, por el otro. Exige inventar relaciones que propicien la manifestación de las diferencias no mas entendidas como desigualdades, pero si como riqueza de la única y compleja substancia humana. Esa convergencia en la diversidad crea espacio para una experiencia más global e integrada de nuestra propia humanidad, una manera más cuidada de ser.

CUIDADO CON LOS POBRES, OPRIMIDOS Y EXCLUIDOS.

Uno de los mayores desafíos lanzados a la política orientada por la ética y al modo-de-ser-cuidado es indudablemente el de los millones y millones de pobres, oprimidos y excluidos de nuestras sociedades. Ese antifenómeno resulta de formas altamente injustas de la organización social hoy mundialmente integrado. Con efecto, gracias a los avances tecnológicos, en las ultimas décadas se verifico un crecimiento fantástico en la producción de servicios y bienes materiales, entretanto, deshumanamente distribuidos, haciendo con que 2/3 de la humanidad viva en grande pobreza. Nada arremete más el modo-de-ser-cuidado de lo que la crueldad para con los propios semejantes.

Cómo tratar esos condenados y ofendidos de la Tierra? La respuesta a esta pregunta divide, de arriba para abajo, las políticas públicas, las tradiciones humanísticas, las religiones y las iglesias cristianas. Crece más y más la convicción de que las estrategias meramente asistencialistas y paternalistas no resuelven como nunca resolverán el problema de los pobres y de los excluidos. Antes, es perpetuarlos, pues los mantiene en la condición de dependientes y de caritativos, humillándolos por el no reconocimiento de su fuerza de transformación de la sociedad.

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La ética se desarrolla con el otro, pero en mayor grado con ese "otro" que es oprimido.
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Siempre debemos buscar no pasar por encima del otro, pues es necesario entender ese dialogo en donde aprendemos todxs.
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Hay que revisar conceptos.
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Desarrollo sin distribución de la riqueza, se acumula el excedente histórico y el producto de la evolución.
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La liberación de los oprimidos deberá provenir de ellos mismos, en la medida en que se conciencian de la injusticia de su situación, se organizan entre si y comienzan con practicas con miras a transformar estructuralmente las relaciones sociales inicuas. La opción por los pobres contra su pobreza y a favor de su vida y libertad constituyó y todavía constituye la marca registrada de los grupos sociales y de las iglesias que se pusieron a la escucha del grito de los empobrecidos que pueden ser tanto los trabajadores explotados, los indígenas y negros discriminados, tanto las mujeres oprimidas y las minorías marginalizadas, como los portadores del virus del SIDA o de cualquier otra diferencia. No son pocos aquellos que siendo oprimidos se hicieran aliados de los oprimidos, para junto con ellos y en la perspectiva de ellos empeñarse por transformaciones sociales profundas.

El compromiso de los oprimidos y de sus aliados por un nuevo tipo de sociedad, en la cual se supera la explotación del ser humano y la expoliación de la tierra, revela la fuerza política de la dimensión-cuidado.

Cual es el último motivo subyacente a los movimientos de los Sin Tierra, de los Sin Techo, de los privados de derechos sociales, de los niños y niñas de la calle, de los ancianos, de los pueblos de la selva, entre otros, sino el cuidado con la vida humana? Es el cuidado y el enternecimiento por la inalienable dignidad de la vida que mueve las personas y los movimientos a protestar, a resistir y a movilizarse para cambiar la historia. Los profetas antiguos y modernos nos muestran la coexistencia de estas dos actitudes presentes en el cuidado político: la dureza en la denuncia de los opresores y el enternecimiento en el consuelo de las victimas.

No tiene cuidado con los empobrecidos y excluidos quien no los ama concretamente y no se arriesga por su causa. La consolidación de una sociedad mundial globalizada y el surgimiento de un nuevo paradigma civilizacional pasa por el cuidado con los pobres, marginalizados y excluidos. Si sus problemas no fueran computados, permaneceremos todavía en la prehistoria. Podremos haber inaugurado el nuevo milenio, pero no la nueva civilización y la era de paz eterna con todos los humanos, los seres de la creación y nuestro espléndido planeta.

CUIDADO CON NUESTRO CUERPO EN LA SALUD Y EN LA ENFERMEDAD.

Cuando hablamos de cuerpo no debemos pensar en el sentido usual de la palabra, que contrapone cuerpo y alma, materia a espirito. Cuerpo seria una parte del ser humano y no su totalidad. En las ciencias contemporáneas es preferible hablar de corporalidad para expresar el ser humano o el ser humano como un todo vivo y orgánico. Se habla de hombre-cuerpo, hombre-alma para designar dimensiones totales de lo humano.

Esa comprensión deja para atrás el dualismo cuerpo-alma e inaugura una visión globalizante. Entre materia y espíritu esta vida que es la interacción de la materia que se vuelve mas compleja, se interioriza y se auto-organiza. Cuerpo

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Es la unica forma eficaz de ayudar a los oprimidos.
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endurecerse sin jamas perder la ternura.
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es siempre animado. “Cuidar del cuerpo de alguien”, decía un maestro del espíritu “y prestar atención al soplo que lo anima”.

Resumiendo, podemos decir que el cuerpo es aquella porción del universo que nosotros animamos, informamos, concienciamos y personalizamos. Es formado por el polvo cósmico, circulando en el espacio interestelar hace billones de años, antes de la formación de las galaxias, de las estrellas y de los planetas, polvo ese probablemente más viejo que el sistema solar y la propia tierra. El hierro que corre por las venas del cuerpo, el fósforo y el calcio que fortalecen los huesos y los nervios, los 18% de carbono y los 65% de oxigeno muestran que somos verdaderamente cósmicos.

Cuerpo es un ecosistema vivo que se articula con otros sistemas más grandes. Pertenecemos a la especie homo, que pertenece al sistema tierra, que pertenece al sistema galáctico y al sistema cósmico. En él funciona un sistema interno de regulación de frío y de calor, de sueño y de vigilia, de los fenómenos de la digestión, de la respiración, de los movimientos cardiacos, entre otros.

Más todavía. El cuerpo vivo es subjetividad. Ya se dice que “el cuerpo es nuestra memoria arcaica”, pues en su todo y en cada una de sus partes guarda informaciones de largo proceso evolutivo. Junto con la vida del cuerpo se realizan los varios niveles de la conciencia (la originaria, la oral, la anal, la social, la autónoma y la trascendental), donde estas memorias se expresan y se enriquecen interactuando con el medio.

A través del cuerpo se muestra la fragilidad humana. La vida corporal es mortal. Ella va perdiendo su capital energético, sus equilibrios, se debilita y finalmente muere. La muerte no viene en el fin de la vida. Ella comenzará en su primer momento. Vamos muriendo, lentamente, hasta acabar de morir. La aceptación de la mortalidad de la vida nos hace entender de forma diferente la salud y la enfermedad.

Quien es sano puede enfermar. La enfermedad significa un daño a la totalidad de la existencia. No es la rodilla que la que duele. Soy yo, en mi totalidad existencial, que sufro. Por lo tanto, no es una parte que esta enferma, pero es la vida que enferma en sus varias dimensiones: en relación a si mismo (experimenta los limites de la vida mortal), en relación con la sociedad (se aísla, deja de trabajar y tiene que tratarse en un centro de salud), en relación con el sentido global de la vida (crisis en la confianza fundamental de la vida que se pregunta por qué exactamente yo me enferme?).

La enfermedad remite a la salud. Toda cura debe reintegrar las dimensiones de la vida sana, a nivel personal, social y en lo fundamental que dice en el sentido supremo de la existencia y del universo. Por eso el primer paso consiste en reforzar la dimensión salud para que ella cure la dimensión enfermedad.

Para reforzar la dimensión salud debemos reforzar nuestra comprensión de la salud. No podemos entenderla como la ideología dominante con sus técnicas sofisticadas y sus innúmeros cocteles de vitaminas. La salud es concebida como “salud total”, como se fuese un fin en si misma, sin responder a la cuestión básica: qué hago en la vida con mi salud? Distanciémonos de la conocida definición de salud de la Organización Mundial para la Salud de la

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ONU que reza: “Salud es un estado de bienestar total, corporal, espiritual y social y no apenas inexistencia de enfermedad y debilidad”.

Esa comprensión no es realista, pues parte de una suposición falsa, de que es posible una existencia sin dolor y sin muerte. Es también inhumana porque no reconoce la especificidad de la vida que es mortal. No descubre dentro de sí la muerte y sus acompañantes, los achaques, las debilidades, las enfermedades, la agonía y la despedida final. Agregado a esto esta que la salud no es un estado, pero si un proce3so permanente de busca de equilibrio dinámico de todos los factores que componen la vida humana. Todos esos factores están al servicio de la persona para que tenga fuerza de ser persona, autónoma, libre, abierta y creativa dadas las varias imposiciones que viene a enfrentar.

La fuerza de ser persona significa la capacidad de acoger la vida así como ella es, en sus virtualidades y en su entusiasmo intrínseco, pero también en su limitación y en su mortalidad.

La fuerza de ser persona traduce la capacidad de convivir, de crecer y de humanizarse con estas dimensiones de vida, de enfermedad y de muerte.

Salud y cura designan el proceso de adaptación y de integración de las más diversas situaciones, en las cuales se da la salud, la enfermedad, el sufrimiento, la recuperación, el envejecimiento y el caminar tranquilo para el gran pasaje de la muerte. Salud, por lo tanto, no es un estado ni un acto existencial, pero si una actitud dada las varias situaciones que pueden ser enfermizas o sanas. Ser persona no es simplemente tener salud, es saber enfrentar saludablemente la enfermedad y la salud. Ser saludable significa realizar un sentido de la vida que englobe la salud, la enfermedad y la muerte. Alguien puede estar enfermo mortalmente y ser saludable porque con esta situación de muerte crece, se humaniza y sabe dar sentido a aquello que padece.

Como dice un conocido medico alemán: “salud no es la ausencia de perjuicios. Salud es la fuerza de vivir con esos perjuicios”. Salud es acoger y amar la vida así como se presenta, alegre y trabajosa, saludable y enfermiza, limitada y abierta al limitado que vivirá a pesar de la muerte.

Qué significa cuidar de nuestro cuerpo, así entendido? Inmensa tarea. Implica cuidar de la vida que lo anima, cuidar del conjunto de relaciones con la realidad circundante, esas relaciones que pasan por la higiene, por la alimentación, por el aire que respiramos, por la forma como vestimos, por la manera como organizamos nuestra casa y nos situamos dentro de un determinado espacio ecológica. Ese cuidado refuerza nuestra identidad como seres nosotros-de-relaciones para todos lados. Cuidar del cuerpo significa la busca de la asimilación creativa de todo lo que nos pueda ocurrir en la vida, compromisos y trabajos, encuentros significativos y crisis existenciales, sucesos y fracasos, salud y sufrimiento. Solamente así nos transformamos más y más en personas maduras, autónomas, sabias y plenamente libres.

CUIDADO CON LA CURA INTEGRAL DEL SER HUMANO.

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la madurez de la vida y de entenderse como persona.
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La cura integral del ser humano es tan importante que demanda un prolongamiento de nuestra reflexión anterior. En las grandes tradiciones terapéuticas de la humanidad siempre hubo la percepción de que la cura es un proceso global, cubriendo la totalidad del ser humano y no apenas la parte enferma. Remitámonos a nuestra tradición occidental ligada a la figura de Asclepio (de los griegos) o de Esculapio (de los latinos). De esa tradición viene el padre de la medicina clásica y moderna, Hipócrates (460-377 aC).

Asclepio era, históricamente, un héroe curador que poseía su centro en Epidauro, en el corazón de Grecia. Por más de mil años acudían a su centro los enfermos de todas partes del mundo antiguo. La eficacia de sus métodos era de tal orden que, después de su muerte, Asclepio acabo siendo divinizado. Simultáneamente como hombre y dios señalizaba que la cura seria completa se resultase de la intervención humana y divina, se fuese corporal y espiritual.

En el pórtico de su templo los enfermos podían leer el lema básico de su medicina: “Puro debe ser aquel que entra en el templo perfumado. Pureza es tener pensamientos sanos.”

A eso se le llamaba la nooterapia, terapia de la mente (noos en griego significa mente) que implicaba un proceso de redefinición de actitudes y de valores. Los cristianos hasta hoy le llamaban a eso (metanoia). Los pecados (harmatiai), esto es, las actitudes desarmónicas consigo mismo, con los otros, con el cosmos y con la Fuente originaria de todo, desencadenan procesos que afectan el equilibrio físico-psíquico-espiritual del ser humano. En otras palabras, producen enfermedades.

La cura acontece cuando se crea un nuevo equilibrio humano. Entonces el pecado-enfermedad da lugar a la gracia-cura. En Epidauro las curas eran procesadas de forma holística, a través de métodos diferenciados: por la danza, música, gimnasia, poesía, ritos y sueño sagrado. Había el Abaton, santuario donde los enfermos dormían para tener sueños de comunión con la divinidad que los tocaba y curaba. Había el Odeon, lugar donde se podía oír música tranquilizadora y eran leídos poemas de éxtasis. Había el Ginásio, donde se hacían ejercicios físicos integradores de la mente/cuerpo. Había el Estádio para deportes de competición controlada para mejorar el tono corporal. Había el Teatro para dramatización de situaciones complejas de la vida para dramatizarlas y facilitar la cura. Había la Biblioteca, donde se podían consultar libros, admirar obras de arte y participar de discusiones sobre los mas diversos asuntos. Todo esto, ya en aquellos tiempos, era visto como forma de terapia holística. La medicina alternativa no hace otra cosa sino rescatar la memoria terapéutica de nuestra propia tradición, callada por el paradigma cientificista dominante, que intenta la cura enfatizando el tratamiento de las partes enfermas por la química de los remedios sin la consideración de todo el ser humano.

Fue en este contexto integrador del cuidado total con el ser humano que el poeta Decio Junior Juvenal (60-130 dC) que escribió el famoso verso criticando los excesos en la culinaria de los romanos: “se debe buscar una mente sana y un cuerpo sano”. “Orandum est ut sit mens sana in corpore sano” (Sátiras X, 356).

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Muchas academias de gimnasia actuales incorporan ese lema mens sana in corpore sano –casi siempre olvidando la dimensión espiritual de la mente (mens sana) y enfatizando apenas la exuberancia muscular del cuerpo (corpore sano). El arte terapéutico es más que médico; es integral, por lo tanto profundamente espiritual.

Concluyendo, cuidar de nuestra salud significa mantener nuestra visión integral, buscando un equilibrio siempre por construir entre el cuerpo, la mente y el espíritu y convocar el médico (cuerpo), el terapeuta (mente) y el sacerdote (el espíritu) para que trabajen juntos visionando la totalidad del ser humano.

CUIDADO CON NUESTRA ALMA, LOS ANGELES Y LOS DEMONIOS INTERIORES.

El lama, a semejanza del cuerpo, representa la totalidad del ser humano en la medida en que él es un ser vivo con interioridad y subjetividad (anima en latín significa ser vivo, de donde se deriva animal). Desde el primer momento después del big bang, cuando se formaron los primeros campos magnéticos y se forjaron las primeras unidades racionales, el alma comenzó a surgir y a complejificarse, hasta que, a nivel humano, después del surgimiento del cerebro y de la base neurótica, se tornó compleja y autosuficiente. Posiblemente tal emergencia ocurrió a partir del homo ardipitecus Ramidos, hace 4,5 millones de años, pasando por el homo habilis, hace cerca de 2 millones de años, por el homo erectus, hace 1,6 millones de años, por el homo sapiens arcaicus hace 250 mil años hasta culminar en el homo sapiens sapiens hace 150 mil años. De este ultimo, con conciencia plenamente refleja, somos descendientes directos.

Conocemos hoy los niveles de ese tipo de conciencia y su capacidad de guardar informaciones del proceso evolutivo. Eso significa que la conciencia humana guarda marcas de la grande explosión primordial, del fragor da las explosiones de las grandes estrellas rojas que botaron sus materiales pesados por todo el universo; conserva la memoria de las circunvoluciones de nuestro sistema galáctico, solar y planetario, de los dolores de parto en la formación de nuestra casa común, la Tierra; conserva el estremecer de la primera célula viva hace 3,8 billones de años, guarda en sí las señales de la violencia devastadora de los dinosaurios, de la capacidad unificadora del primer cerebro en los reptiles, de la ternura de los primeros mamíferos, de las alegrías de la solidaridad de nuestros ancestros antropoides; recuerda la luz del primer acto de inteligencia, de la creatividad del habla ordenadora del mundo, en fin de los grandes sueños risueños de simpatía y convivencia, bien como de los miedos ante las amenazas del medio y ante la lucha por la sobrevivencia. Las buenas experiencias y traumatizantes en relación con los padres, con el hombre y la mujer, con el nacimiento, el dolor y la muerte, con el sol, la luna y las estrellas, con la grandeza del cielo estrellado dejaron matrices en el alma humana cuya fuerza de actuación se hace presente hasta los días de hoy. Es nuestra memoria ancestral y actual.

De cierto modo, todo, todo esta guardado dentro de la conciencia humana bajo la forma de la memoria (subatómica, atómica, mineral, vegetal, animal,

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humana), en los arquetipos, sueños, visiones, símbolos, pasiones y emociones que habitan en nuestra interioridad. Somos portadores de ángeles y de demonios, de fuerzas simbólicas que nos animan para la unidad y para la cooperación, y de fuerzas dia-bólicas que desagregan y destruyen nuestra centralidad.

Pero el ser humano es portador de libertad y de responsabilidad. La libertad le es dada como capacidad de modelar esa materia ancestral y el mundo a su alrededor. La libertad le es dada como la posibilidad de decidir si cultiva los ángeles buenos o los demonios interiores. A él cabe crear una medida justa de equilibrio, tirando partido de la energía de los ángeles y de los demonios y colocándola al servicio de un proyecto que se afina con la sinergia y la cooperación del universo. Es su chance de felicidad o de tragedia.

He ahí un desafío grandísimo: el de cuidar de nuestra alma entera. Cuidar de los sentimientos, de los sueños, de los deseos, de las pasiones contradictorias, de lo imaginario, de las visiones y utopías que guardamos escondidas dentro del corazón. Como domesticar tales fuerzas para que sean constructivas y no destructivas? En que sentido de vida ordenamos todas estas dimensiones? El cuidado es el camino y ofrece una dirección cierta.

CUIDADO CON NUESTRO ESPIRITU, LOS GRANDES SUEÑOS Y DIOS.

El ser humano-cuerpo-alma tiene una singularidad: puede sentirse parte del universo y con él conectado; puede entenderse como hijo e hija de la Tierra, un ser de interrogaciones finales, de responsabilidad por sus actos y por el profundo común con la Tierra. Él no puede desviarse a preguntas que surgen ineludiblemente: Quién soy yo? Cuál es mi lugar dentro de esta miríada de seres? Qué significa ser arrojado en este minúsculo planeta Tierra? De dónde proviene el universo entero? Quién se esconde detrás del curso de las estrellas? Qué podemos esperar además de la vida y la muerte? Por qué lloramos la muerte de nuestros parientes y amigos y la sentimos como un drama sin retorno?

Ahora bien, levantar semejantes interrogaciones es propio de un ser portador de espíritu. Espíritu es aquel momento del ser humano cuerpo-alma en que él escucha estas interrogaciones y procura darles una respuesta. No importa cual sea: si a través de historias mitológicas, de dibujos en las paredes de cavernas como Cromagnon en Francia y en las cuevas de S. Raimundo Nonato en Piauí, Brasil, o si a través de sofisticadas filosofías, ritos religiosos y conocimientos de las ciencias empíricas. El ser humano como un ser hablante e interrogante es un ser espiritual.

Otro dato suscita la dimensión de espíritu: la capacidad del ser humano de crear continuamente sentidos e inventar símbolos. No se contenta con hechos. En ellos disciernen valores y significados. Escucha las cosas que son siempre más que cosas porque se transforman en indicaciones de mensajes que serán decodificados. Daremos algunos ejemplos.

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Ante el río Amazonas quedamos totalmente fascinados, tenemos la experiencia de la Majestuosidad. Al penetrar en el bosque, contemplamos su inigualable biodiversidad y quedamos aterrados en frente de la inmensidad de los árboles, de las aguas, de los animales y de las voces de todos los timbres, tenemos la experiencia de la grandeza. Ante esa grandeza nos sentimos un bicho frágil e insignificante irrumpiendo en nosotros el temor y el respeto silencioso, tenemos la experiencia de la limitación y de la amenaza.

Cuando vivenciamos la fascinación del amor, tenemos la experiencia de un absoluto valor, capaz de transfigurar todo; hacemos de la persona amada una divinidad, transformamos el brillo del Sol en un oro en cascada y transformamos la dureza del trabajo en una placentera ocupación.

Al ver la mano suplicante del niño hambriento, somos tomados por la compasión y mostramos generosidad. Todas esas experiencias son expresiones del espíritu que somos nosotros.

Pero hay una experiencia testimoniada desde los comienzos de la hominización, la del Numinoso (Según Rudolf Otto (1869-1927), teólogo y filosofo alemán, el sentimiento único vivido en la experiencia religiosa, la experiencia de lo sagrado, en que se confunden la fascinación, el terror y el aniquilamiento) y de los Divino en el universo, en la vida y en la interioridad humana. Cómo no reconocer por detrás de las leyes de la naturaleza un supremo legislador? Cómo no admitir en la armonía de los cielos la acción inteligente de una infinita Sabiduría, y en la existencia del universo la exigencia de un creador?

El ser humano llama esa suprema Realidad con mil nombres o simplemente le da el nombre de Dios. Siente que él arde en su interior en forma de una presencia que la acompaña y ayuda a discernir el bien y el mal. La disposición vital lo lleva crecer, a trabajar, a enfrentar obstáculos, a alcanzar sus propósitos y a vivir con esperanza. Esa disposición está en el ser humano, pero es mayor que él. No esta en su poder manipularlo, crearlo o destruirlo. Encontrarse a merced de él. No es eso un indicio de la presencia de Dios en su interior?

El ser humano puede cultivar el espacio de lo Divino, abrirse al dialogo con Dios, confiarle a él el destino de la vida y encontrar en él el sentido de la muerte. Surge entonces la espiritualidad que da origen a las religiones. Ellas expresan el encuentro con Dios en los códigos de las diferentes culturas.

Los sabios de todos los pueblos siempre pregonaron: sin el cultivo de ese espacio espiritual, el ser humano se sentirá infeliz y enfermo y se descubrirá un errante sediento en busca de una fuente que no encuentra en ningún lugar; pero se acoge el espíritu y Aquel que lo habita, se llenará de luz, de serenidad y de una inmarcesible felicidad.

Cuidar del espíritu significa cuidar de los valores que dan a nuestra vida y de los significados que generan esperanza además de nuestra muerte. Cuidar del espíritu implica colocar los compromisos éticos por encima de los intereses personales o colectivos. Cuidar del espíritu demanda alimentar a brasa interior de la contemplación y de la oración para que nunca se apague. Significa

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especialmente cuidar de la espiritualidad experimentando Dios en todo y permitiendo su permanente nacer y renacer en el corazón. Entonces podremos prepararnos, con serenidad y jovialidad, para la travesía final y para el gran encuentro.

CUIDADO CON LA GRAN TRAVESÍA, LA MUERTE.

La entropía se manifiesta en toda parte y también en el tejido de nuestra vida hasta consumir todo nuestro capital energético. Entonces morimos. Es el término del hombre-cuerpo. Y qué acontece con el hombre-alma-espíritu? Cuál es su destino? Él tiene otro recorrido. Al sumergirse en este mundo comienza a nacer, va naciendo cada día mas, hasta acabar de nacer.

Un análisis existencial atento revela la presencia de dos curvas en la existencia humana: la curva del hombre-cuerpo y la curva del hombre-alma-espíritu.

La curva del hombre-cuerpo obedece a ese recorrido: nace, crece, madura, envejece y muere. La muerte no viene de afuera pero se procesa adentro de la vida como perdida progresiva de la fuerza vital.

La otra curva del hombre-alma-espíritu sigue un recorrido inverso. Nace, comienza como una pequeña señal y desabrocha, realiza virtualidades como hablar, relacionarse, amar… va naciendo mas y mas hasta acabar de nacer.

Pero cuándo acaba de nacer? Cuándo las dos curvas existenciales se cruzan. En ese cruzamiento ocurre la muerte real.

Qué significa la muerte? Para el hombre-cuerpo representa el término de una caminada por ese mundo espacio-temporal. Para el hombre-alma-espíritu, la posibilidad de una plena realización de sus dinamismos latentes que no conseguían irrumpir debido a los condicionamientos del tiempo y del espacio. La muerte del hombre-cuerpo tiene una función de hacer caer todas las amarras y su impulso interior puede realizarse según la lógica infinita. La inteligencia que veía en el claro-oscuro, ahora se ve en plena luz; la voluntad que se sentía condicionada, ahora irrumpe para la comunión inmediata con el objeto del deseo; el cuidado esencial que se ejercía en ambigüedades, ahora encuentra su plena autenticidad; el cuerpo que nos permitía la comunión y apartamento de los otros, es sentido ahora como expresión plena de nuestra unión con la totalidad del cosmos.

En la muerte se da, entonces, el verdadero nacimiento del ser humano. Este implosiona y explota para dentro de su plena identidad. El cristianismo llama a ese momento de absoluta realización de resurrección. Resurrección es mucho más que reanimar un cadáver y volver a la vida anterior. Resurrección es la plena concretización de las virtudes presentes en el ser humano. Los apóstoles testificaron que tal evento bienaventurado se realizó en Jesús de Nazaret en el momento de su muerte en la cruz. Por eso es presentado como el “Adán, el primer hombre” (I Cor. 15, 45), la nueva criatura que tocó el final de los tiempos. Él es símbolo de real de que el ser humano puede nacer definitivamente.

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En esta perspectiva no vivimos para morir. Morimos para resucitar, para vivir mas y mejor. La muerte significa la metamorfosis para ese nuevo modo de ser en plenitud. Al morir, el ser humano deja para atrás un cadáver. Es como un capullo que contenía la crisálida. Cae el capullo e irrumpe radiante mariposa, la vida en su identidad entera. Es la resurrección ya en la muerte.

El sentido que damos a la vida depende del sentido que damos a la muerte. Se la muerte es fin-ultimo, entonces de poco valen tantas luchas, empeño y sacrificio. Pero se la muerte es fin-meta-alcanzada, entonces significa un peregrinar para la fuente. Ella pertenece a la vida y representa el modo sabio que la propia vida encontró para llegar a una plenitud negada en este universo demasiadamente pequeño para su impulso y demasiadamente estrecho para su ansia de infinito. Solamente el Infinito puede saciar una sed infinita.

Cuidar de nuestra gran travesía es internar una comprensión esperansosa de la muerte. Es cultivar nuestro deseo del Infinito, impidiendo que él se identifique con objetos finitos. Es meditar, contemplar y amar el Infinito como nuestro verdadero Objeto del deseo. Es creer que al morir caeremos en sus brazos para el abrazo sin fin y para la comunión infinita y eterna. En fin es realizar la experiencia de los místicos: la vida amada en lo Amado transformada.

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II. LA PRÁCTICA DE LOS NUEVOS VALORES

Frei Betto.

TRAYECTORIA PERSONAL Y LA HISTORIA RECIENTE DEL BRASIL.

Me solicitaron que hablara de la militancia, de la importancia del estudio para los militantes y de los valores de la nueva sociedad. Estuve pensado como enfrentar los tres temas en una sola tacada. Resolví compartir con ustedes mi historia de militancia.

Comencé en la militancia a los 13 años, en 1957. Hoy tengo 54 años. Eso significa que tengo 41 años de militancia. Inicié en un movimiento llamado JEC – Juventud Estudiantil Católica -, que me enseñó a unir la fe cristiana y la lucha política. El evangelio, para mi, siempre fue una fuente de inspiración para la militancia. Uno de los grandes descubrimientos de mi vida fue tomar conciencia que todos nosotros, cristianos, somos discípulos de un prisionero político.

Hay quien diga que la fe no tiene nada que ver con la política. Ahora bien, Jesús no murió en la cama, ni de un accidente de camello en una calle de Jerusalén. Murió bajo dos procesos políticos, condenado a la pena de muerte en la cruz. Sufrió un proceso político movido por las autoridades judías e, otro, movido por las autoridades romanas.

Ser cristiano es querer trasformar el mundo, de modo a rescatar el proyecto original de Dios, aquello que Él quería para nosotros y consta de la primera página de la Biblia: un paraíso en la Tierra. Si el paraíso no existe hoy, la culpa es de nuestra ambición, de nuestro egoísmo, de nuestra opresión, de nuestra desigualdad.

Por lo tanto, descubrí a los 13 años que, ser cristiano, es luchar por la trasformación de las personas y del mundo. De nada vale preguntar que fue primero el huevo o la gallina. Es cambiando a las personas que cambiamos el mundo; es cambiándose que cambiamos el mundo; y es cambiando el mundo que nos cambiamos y se cambia a los otros. Está todo ligado.

En 1959, a los 15 años, fui electo dirigente de la Unión Municipal de Estudiantes de Belo Horizonte. En aquella época, nosotros los cristianos hacíamos una alianza, en la política estudiantil, con militantes comunistas – contra los militantes de la derecha. Aprendí, entonces, que la diferencia entre un cristiano y un comunista puede hasta existir en que uno cree y el otro no, pero los dos están unidos si viven en la misma bienaventuranza del hambre y la sed de justicia.

Cuando estaba preso, la mayoría de mis compañeros de cadena eran comunistas ateos. A veces, algunos debatían conmigo la existencia de la existencia de Dios. Yo les decía: “hombre, no creo en Dios, tengo certeza de la existencia de Él, siento que Él es una experiencia muy fuerte en mi vida. Ahora,

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no vamos a discutir eso, pues cuando lleguemos al cielo, vamos a tener tiempo suficiente para discutir esas cosas. Ahora, tenemos que tratar de cómo cambiar esa realidad de aquí, porque es eso lo que Dios quiere, para que podamos hacer de esta tierra de injusticia una tierra de justicia o, como dice la Biblia, una tierra donde corra leche y miel”.

El día 25 de agosto de 1961, el presidente Janio Quadros renunció a la presidencia de la República. Nosotros, que apoyábamos a Janio, temíamos que Brasil cayera en manos de una dictadura militar, lo que aconteció tres años después. Nos fuimos a luchar a las calles para que Janio regresar a la presidencia de la República. Fue la primera vez que en mi vida enfrenté a la policía y bombas lacrimógenas, en las calles de Belo Horizonte.

En aquel día, descubrí dos cosas importantes para nuestra militancia. Primero, quien entra a la militancia, tiene que entrar con el corazón; no basta entrar con la cabeza. Quien entra con la cabeza entra con miedo. Quien entra con el corazón, ama tanto la causa que defiende, que enfrenta situaciones de riesgo sin miedo. Y la segunda cosa es: el contrario del miedo no es el coraje, es la fe. Mientras tengamos fe, mientras mas se confía en aquel camino que estamos llevando, cierto de que es la lucha que Dios quiere para nosotros; mientras mas hermanos nos sintamos del compañero Jesús, que dio la vida por esa causa de esperanza y de liberación, menos miedo sentimos.

Miedo sentimos cuando pensamos primero en nosotros. Cuando pensamos en la causa, en el movimiento, en el Brasil sin miseria, sin mortalidad infantil, vale la pena correr riesgos.

BAJO LA DICTADURA MILITAR.

Después, fui para Río de Janeiro, para ser uno de los dirigentes nacionales de la Juventud Estudiantil Católica. De los 17 a los 20 años, anduve todo el Brasil dos veces, de punta a punta, haciendo eso que ustedes están haciendo aquí: organizando grupos de jóvenes, despertando la esperanza, abriendo la visión de los jóvenes, dando fuerza para que se organicen y entren en la lucha.

En aquella época, creíamos firmemente que Brasil iba a cambiar después, hasta porque el gobierno fue asumido por partidos progresistas. El presidente era Joäo Goulart. Creíamos que las tales reformas de estructuras irían a acontecer después. Pero, quedo clara una cosa: Brasil, desde que fue invadido por los portugueses, siempre fue gobernado por una elite sin ninguna sensibilidad por lo social.

En el 2000, vamos a conmemorar los 500 años de invasión del Brasil. Vamos a conmemorar una historia de dolor y de sufrimiento. Habían 5 millones de indios cuando los portugueses llegaron aquí: hoy, están reducidos a 300 mil. Los indios brasileros, al contrario de otros indios de América Latina, tuvieron el merito de jamás dejarse esclavizar por los colonizadores. Debemos tener eso muy presente. Somos hijos de naciones indígenas que, jamás, el colonizador portugués, fue capaz de esclavizar. Ejecutó, mató, ahogó, quemó, pero no fue

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capaz de esclavizar al indio. Tanto así que los portugueses tuvieron que traer de África hombres y mujeres libres, como esclavos, para trabajar en las minas de Brasil. Brasil fue el país de las Américas con le mas largo periodo de esclavitud – 320 años. De ahí para acá, se calculan, cerca de 10 millones de africanos, de los cuales cinco millones murieron en la travesía del océano y tienen el Atlántico como tumba.

Esa misma elite que promovió el genocidio indígena y mantuvo los 320 años de esclavitudes este país, continúa gobernando el Brasil. Brasil pasó de monarquía a republica, pero la elite infelizmente, todavía no cambio. Ahora, tenemos la historia de Brasil capitalista que ustedes conocen. No somos, hoy, campeones mundiales de fútbol, pero si capeones mundiales de desigualdad social.

Ahora, en 1964, en nombre de esa elite, los militantes brasileros rasgaron la Constitución de Brasil. Dieron un golpe de estado e implantaron una dictadura, que duró 21 años. Pues bien, el tiempo de vida de muchos de ustedes tiene es el tiempo que duró la dictadura militar en Brasil, de 1964 a 1985.

En 1964, yo vivía en republica de estudiantes, en Río, muy frecuentada por dirigentes estudiantiles. Muchas veces dormía allá Betinho, que todos conociendo de la campaña del hambre. Nuestra republica fue invadida por el servicio secreto d la Marina, el 6 de junio. Desperté con una ametralladora en la cabeza, eran las 4 de la mañana. Creí que era una pesadilla, cambié de lado. Un sujeto chuzó mi espada con la ametralladora. Entonces me di cuanta que era realidad, y no una pesadilla. Fuimos todos capturados, llevados para el cuartel de “Fusileros Navales”, que queda al lado del aeropuerto Santos Dumont. Al llagar allá, vi una montaña de libros en una sala. Libros que ellos habían decomisado, aquella noche, en la casa de varios militantes que fueron capturados.

Fue la primera vez que sentí en la piel lo que era una dictadura militar. Quedamos presos solo 15 días. Después, descubrimos que la lucha contra la dictadura no se podía restringir a las manifestaciones estudiantiles. Tenia que ser una lucha mas profunda, lo que nosotros hicimos desencadenar, inclusive, la lucha armada.

Todavía hoy, luchamos por derechos fundamentales. Nuestra lucha todavía no es por derechos humanos. Explico. A veces, cuando viajo por fuera de Brasil, me preguntan: “Cómo es la lucha de ustedes, en Brasil, por los derechos humanos?” yo respondo: “hablar de derechos humanos en Brasil es un lujo. Infelizmente, todavía luchamos por derechos animales, porque eso de comer, defenderse del frío, educar la cría, es cosa de animales, que la mayoría de la población de mi país todavía no tiene por las estructuras políticas.”

Necesitamos cambiar ese país. Pero teniendo claro cuales son nuestros métodos de lucha. Eso es curioso: quienes deciden nuestros métodos no somos nosotros. Es la elite que gobierna a Brasil. Podemos y debemos luchar en la legalidad y el la legitimidad. Debemos agotar todas las formas de lucha y todas las formas legítimas y legales posibles. Pero, quien dice, a un cierto momento, que determinadas formas de lucha ya no son más posibles? El gobierno y la elite que controlan el país.

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Durante mucho tiempo, bajo la dictadura militar, nuestra lucha en el movimiento estudiantil se expresaba en grandes manifestaciones, caminatas, protestas. Hasta que la dictadura prohibió todas las formas democráticas, legales y legitimas de lucha. Delante una dictadura que nos reprimía con armas, tanques, ametralladoras, fusiles, prisión, torturas, muerte y desaparición de compañeros, no nos resto otra alternativa sino la resistencia armada.

Mi “crimen” fue hacer contrabando de gente. Por eso fui capturado en 1969. Estuve un mes detenido en Río Grande do Sul; después, fui traído para Sâo Paulo. Aquí estuve dos años preso, sin juicio. No tenia idea si iba a salir vivo de la cárcel. Mi abogado hizo el recurso, pidiendo la reducción de la pena. Ella fue reducida, de cuatro a dos años, faltando un mes para completar los cuatro años de cadena. De modo que tengo dos años de crédito con la libertad.

LAS LECCIONES DE LA PRISIÓN.

La prisión fue una gran escuela para todos nosotros que sobrevivimos a ella. Infelizmente mucho compañeros murieron n la prisión, como mi compañero Frei Tito de Alencar Lima que, a los 28 años de edad, fue torturado hasta la locura. Ustedes saben que la prisión es un sufrimiento, pero la prisión tiene dos grandes ventajas. Primero, allí se puede hablar de lo que sea, porque no hay riesgo de ser capturado. Segundo, se aprende a dejar de ser egoísta.

El gran enemigo nuestro no es la elite, el capitalista o el opresor. El gran enemigo nuestro esta dentro de nosotros mismos. Es el hombre o la mujer vieja que cargamos en el corazón. Ese es el gran enemigo, y que muchas veces se disfraza de combatiente, de militante, de revolucionario. Se llena la boca de palabras nuevas pero, en le fondo, por la pretensión, por las ganas de estar por encima del otro, por la ambición.

Esa es una de las cosas que me duelen cuando veo para atrás: veo compañeros que fueron a prisión conmigo, asumieron riesgos de vida en la lucha aquí afuera, provocaba envidia la firmeza que demostraban; delante de ellos me preguntaba: “Saliendo de la prisión, seré por lo menos 10% mas militante como ellos?” Pero esos compañeros, al salir, fueron tragados por el sistema, no supieron cultivar en ellos los valores del hombre nuevo y de la mujer nueva. Se dejaron llevar por la ambición, por el negocio fraudulento de la política, por el uso de la mentira para conquistar posición, por un podercito de sindicato, de movimiento popular, por la convicción de ser mejor que el colectivo o, también, por el exceso de militancia.

Quien dice: “soy un súper militante, participo del MST, de la CUT, de los movimientos populares, de la pastoral, estoy en todas”. Yo respondo: “no, usted no es militante, usted es un militonto”. Militante que no ríe, que no hace fiesta, que no tiene vacaciones, que no se enamora, que no se divierte, comience a desconfiar de él, porque saldrá con un chorro de babas. Como decía el compañero Ché, no se puede ser apenas duro, perder la ternura. Por qué? Porque como tenemos que parar para dormir, descansar la cabeza,

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tenemos también que parar para divertirse, celebrar, reponer energías. Caso contrario, nuestra salud síquica va para el suelo. Comenzamos a estar duros con nuestros compañeros, actuando como militante fariseo, y no como militante sano. El militante fariseo es aquel que es duro con los otros, pero no consigo mismo; el sano, es aquel que es tolerante con los otros y exigente consigo mismo. Pero, esa exigencia tiene que apoyarse en la fiesta y en la fe. Eso es fundamental.

La represión de la dictadura consiguió acabar con todos los movimientos armados. Por qué nos derrotó? En dónde fallamos? Teníamos casi todo: coraje – varios compañeros dieron la vida en la lucha - , teorías, armas, dinero de las expropiaciones bancarias, etc. Faltó un detalle: apoyo popular. No teníamos el principal y, por eso, la dictadura consiguió crear una fosa entre nosotros y el pueblo.

Presten atención: cuando comenzamos a creer que somos de vanguardia, que el pueblo es atrasado, es ignorante, sin querer comenzamos a hacer el juego de la derecha, porque todo lo que ella quiere es que la vanguardia quede separada de la masa. Mi generación sintió eso en la resistencia armada. Ahora, un revolucionario asume todas las dimensiones importantes para el pueblo, y una de esas dimensiones es la religiosidad. Quedo muy desconfiado de compañeros que hacen un cursito por ahí, aprenden media mediocridad de teorías revolucionarias y salen desarticulando la fe del pueblo. Eso es un peligro. Lénin, que no era medico, pero entendía de revolucionario, ya tenia eso pronosticado. Se llama izquierdismo, “la enfermedad infantil del comunismo”. Tomen cuidado con eso.

Tenemos que caminar al ritmo del pueblo, para ayudarlo a caminar al ritmo de los cambios sociales. Si mi abuela y mi madre son agricultoras semi-analfabetas, no están entendiendo, el problema no es de ellas, el problemas es mío. Como militante tengo que encontrar una pedagogía, de modo que ellas entiendan nuestra lengua. Que el pueblo no entienda ciertas cosas, eso no es el problema, es el resultado del sistema de dominación en que vivimos.

EL TRABAJO CON EL PUEBLO

Salí de la prisión en 1973 y fui a vivir en una favela, en Vitória, en el estado de Espirito Santo. Viví allí cinco años. Al llegar allá me sorprendí, porque el domingo, día en que podía encontrar a los vecinos, encontraba a todo el mundo encerrados en sus casas, viendo el programa de Silvio Santos. Yo decía: “como ese pueblo es de alienado, pasan el domingo viendo a Silvio Santos!” Hasta que descubrí que el alienado era yo, que no entendía por qué el pueblo pasaba viendo la TV. Descubrí que el pueblo ve a Silvio Santos porque es muy pobre y no tiene dinero para pasear el domingo, no tiene espacio para ir al teatro. La única manera de distraer la cabeza y no pensar en el sofoco de la vida es, el fin de semana, sentarse al frente de la televisión y quedarse viendo las bobadas de Silvio Santos.

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Como es de importante conocer la cabeza del pueblo y no creer que nuestra cabeza entiende todo, porque pensamos diferente. Si no tomamos cuidado, acabamos como aquel vicario que resolvió sacar las imágenes de la iglesia y después las de san Sebastián al garaje de la casa parroquial. El domingo, la iglesia estaba vacía. Todo el mundo se reunió en el garaje de la casa parroquial. O sea, él ni le preguntó al pueblo si quería o no que tirase las imágenes. Creyó que sabía lo que era bueno para el pueblo y se rajó, porque el pueblo tiene una relación con los santos que es diferente a la relación que tiene el viario.

Después de algunos años en la favela, vine a Sao Paulo, donde trabajo hace 20 años, sobretodo en la ABC. Participé de todas aquellas huelgas de los metalúrgicos, y continúo haciendo ese trabajo. Qué aprendí a lo largo de esos años? Aprendí algunas cosas importantes. Solo vamos a construir la nueva sociedad si comenzamos ahora, y si comenzamos por cada uno de nosotros. Nadie va a poder construir la sociedad nueva dejando que nuestros defectos se conviertan en irritación en la sociedad vieja. Trabajé muchos años en los países socialistas. Estuve en Rusia, China, en Cuba innumerables veces, Nicaragua, Checoslovaquia, Polonia y Alemania Oriental, antes de la caída del muro de Berlín. Y si ustedes me preguntan: “por qué el socialismo fracasó en Europa y cayó el muro de Berlín?” yo les respondo: “porque quisieron construir una casa nueva con material viejo.” No es posible. Si queremos construir una sociedad nueva, tenemos que hacer un esfuerzo, desde ahora, para ser hombres y mujeres nuevos. En nombre de la casa nueva no podemos actuar de una manera vieja. Pueden tener certeza, no es posible construir una casa nueva con material viejo. Golpea una ráfaga de viento de la historia y se viene todo abajo, como el muro de Berlín se vino abajo y nos desmoralizó, porque defendemos el socialismo como una etapa superior de sociedad.

Otro factor que explica el fracaso del socialismo en el Este europeo: el ser humano tiene dos hambres – la de pan y la de belleza. Belleza, es todo eso que da sentido a la vida, todo eso que no es material, pero esencial. El hambre de belleza es el hambre de amor, de fiesta, de alegría, de fe; es el hambre de amistad y de compañerismo. A la primera hambre el socialismo respondió – el hambre de pan. Pero, infelizmente, no respondió a la segunda, al hambre de belleza. Por qué? Porque era todo de arriba para abajo. El pueblo no tenia el derecho de soñar como le gustaría. Entonces, la cabeza del pueblo comenzó a soñar con el sueño del capitalismo, como si fuese mejor, y el pueblo acabo por salir a las calles, para derrumbar el socialismo y convertirse capitalismo. Hoy aquel pueblo sabe que vive en una situación peor de lo que era en el socialismo. Pero, ahora es tarde.

Ahora, eso es muy importante para nosotros. Para no cometer los mismos errores en el futuro, tenemos que conocer la historia del pasado.

EL ESTUDIO Y LA MILITANCIA

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Me pidieron que hablara de la importancia del estudio. Voy a dar algunas nuevas indicaciones de cómo debes cuidar del estudio. Primero, ande siempre con un libro. Sea lo que sea que vas a hacer, donde lo harás, aunque se tenga la idea que, hoy, no va a dar el tiempo para leer ni una sola línea. Ande siempre con un libro, pues, el fin de semana ya verás cuando leerás. Si no andarás con aquel libro no habrías leído tanto.

Segundo, lea de comienzo a fin los romances, los libros de ficción. Pero, los otros libros, lea apenas el tema que le interesa. No caiga en la mala idea de leer libros de ensayos, libros de historia, de comienzo a fin, como quien lee un romance, sino será aburrido.

Se quiere leer, por ejemplo lo que fue la lucha de Canudos: coja tres o cuatro libros que hablan de eso y busque en los índices los capítulos que hablan de Canudos. Aprenda a leer a partir de los índices de los libros. Aprenda a consultar diccionarios y enciclopedias. Nunca nadie sabe todo. No debemos sentir pena de aprender y de preguntar. Si hay indicio de una palabra que usted no conoce, busque en el diccionario. Si hay indicio de una palabra que usted no comprende, busque en la enciclopedia. Haga fichas de aquello que está prendiendo, anote, guarde. De aquí a 5 años, si tienes que hablar sobre Canudos en una conferencia, no va a ser necesario buscar aquellos libros que ya leyó. Basta coger las fichitas, las anotaciones mas importantes que hizo, y podrá exponer fácilmente sobre Canudos.

Adquiera el gusto por la información y por la lectura. En la medida de lo posible, no deje de leer la prensa. La prensa es importante, porque trae información actualizada. Usted lee la noticia y se va formando la idea de la coyuntura, va descubriendo quien es quien en la sociedad brasilera. Lea siempre con espíritu critico; siempre que los grades medios de comunicación elogie mucho a alguien, tenga un pie atrás; y siempre que baje la guardia, tenga un pie al frente. Es necesario tener sentido crítico.

Es importante debatir en grupos aquello que se lee. Por eso es que es bueno estudiar en grupo. Un mismo grupo puede leer sobre el mismo tema o el mismo libro y, después, debatir. O ver el mismo programa de TV o el mismo video y, enseguida, discutir; un mismo grupo ver la misma película y, después, intercambiar ideas. Eso crea sensibilidad, conciencia crítica, capacidad de análisis de los medios de comunicación.

LOS VALORES DE LA NUEVA SOCIEDAD

Nuestro desafío es construir una sociedad con valores nuevos. Sabemos cuales son los valores: repartición, solidaridad, compañerismo, etc. Queremos, construir una sociedad socialista, sin los errores del socialismo de Europa. También no queremos traer el modelo cubano para Brasil. Queremos construir el socialismo brasilero, con nuestra manera de ser – mucha religión, carnaval y fútbol. O sea, cada socialismo debe corresponder a la índole de su pueblo. Queremos un socialismo con mucha democracia y justicia. Para eso, tenemos

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que hacer de nuestros movimientos, ensayos de la nueva sociedad que queremos crear. O sea, no es esperar que Brasil cambie para, en seguida, comenzar con la nueva sociedad. Es ya, ahora, dentro de la vieja sociedad, como Jonás en la barriga de la ballena, ir creando el ensayo de la nueva sociedad en nuestras comunidades. Es desarrollar una profunda cultura de la solidaridad.

Esa cultura de la solidaridad, según el Evangelio, tiene otra palabra – cultura del amor. Nosotros nacimos capitalistas. Ya repararon un bebé? Nada más capitalista que un bebé. Él solo piensa en él. A las 3 de la madrugada pone la boca en el trombón, porque tiene hambre y no piensa en los padres que están durmiendo. Por eso el capitalismo es tan fuerte, pues corresponde a lo que tenemos peor, el egoísmo. Amar es el resultado de una educación.

Cómo se desarrolla esa educación? Diciendo, voy a amar ahora? No basta con eso, es más que eso. Es aceptar que el grupo, en el cual trabajo, me haga críticas. El evangelio cuenta que Jesús preguntó a los apóstoles, “qué piensan ustedes de mí?” Enseguida, “qué piensa el pueblo de mi?” (Mateo 16, 13-15).

Un dirigente que no tiene coraje para preguntar a sus dirigidos: “qué piensan ustedes de mí?”, es porque él ya comienza a sospechar que el personal no piensa lo que a él le gustaría que pensaran. Es muy importante saber oír críticas.

Cuando bendigo casamientos, siempre recomiendo a los novios: acuerden que, durante el mes entero nadie puede criticar a nadie, ni el marido a la mujer, ni la mujer al marido. Pero, es acertado que, el segundo martes de cada mes, los dos se van a encontrar frente a frente, para colocar en platos limpios todo lo que se esta atrancando en la garganta y en el corazón.

Pueden seguir la receta que el resultado es excelente. Nada peor que estar alegre y el otro venir con reclamos o viceversa. Cuando se sabe que hay que esperar el segundo martes del mes para poner todo en platos limpios, ahí no hay sorpresas. Saber oír críticas ayuda a crecer. Cuando yo lo critico y usted me critica, yo no estoy queriendo destruirlo, pero quiero hacer de usted una persona mejor, y viceversa.

Como decía el viejo Marx, “nadie es juez de si mismo”. Tenemos una capacidad increíble de justificar los propios errores. También vamos a hacer el papel de fariseos, como dice Jesús. Fariseo es aquel capaz de buscar piojos en la cabeza de otros, pero no ve el camello que esta en la cabeza de él. Como dice el Evangelio, busca un cisco en el ojo del otro, pero no saca el tronco que está en el suyo. Tenemos que ser tolerantes, éticos, capaces de soportar la indiferencia del compañero, de la compañera, sin transformar la diferencia en divergencia. Hay gente que es mas tímida y gente que es mas sociable; gente que es mas seria y gente que es mas alegre. Una cosa importante es cada uno descubrir su aspecto, su vocación, y saber respetar y valorar al otro.

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III. VALORES QUE DEBE CULTIVAR UN LUCHADOR DEL

PUEBLO

Ademar Bogo

INTRODUCCION

Hay momentos en la historia de la humanidad que las salidas parecen oscuras, el destino toma cuenta de determinados sectores sociales, la debilidad parece ser la lógica de la sobrevivencia y admitir que la derrota es la única salida.

Pero, de repente como se una energía brotara del suelo, comienza a contagiar las personas, y estas van levantándose, se cogen de las manos, entrelazando los dedos, apretándolos, sin querer soltarse nunca mas. Parten en busca de alguna victoria que los antepasados no consiguieron realizar.

Muchos quedan estupefactos sin saber explicar, temiendo por lo que pueda pasar. Pero quien se invade de esta energía parece querer mas, no se cansa, no siente dolor, no ve limites, simplemente porque entendió que la muerte, la injusticia, el desanimo, las derrotas, no son las ultimas palabras de la historia.

Rápidamente ve renacer la altivez, la credibilidad, la confianza, la esperanza, la complicidad, la motivación, la ternura, la alegría y las canciones brotan de los labios como cascadas, como si estuvieran allí guardadas para salir en pedazos, en este momento de encuentro de las manos y los sentimientos. Nace así, uno, dos, millares, millones de luchadores del pueblo. Vivieron mientras la energía de los verdaderos valores hirvió en cada corazón. Desapareciendo este fervor, el luchador se transforma de agua corriente en un bloque de hielo, imposibilitando cualquier iniciativa de surgimiento de vida.

Son los luchadores del pueblo como dice el filósofo. Si el mundo fuese un conejo la mayoría de las personas estarían escondidas entre los pelos buscando un lugar seguro, con lechero rapado, en busca de calor acogedor para garantizar una vida tranquila. Mientras que, los luchadores estarían arriesgándose, agarrados en la punta de cada pelo, y de allá gritarían para que las personas no se acomoden, pues hay cosas que hacer y que observar en el universo. Por qué quedarse allá abajo?

A los luchadores del pueblo, podríamos también llamarlos militantes, cuadros o revolucionarios. Son aquellos que se arriesgan, hacen temblar a los torturadores que piensan que a través del dolor conseguirán eliminar informaciones de la conciencia de personas tan dignas, que beben y buscan fuerzas para resistir.

Pero este misterio de resistir, sonreír mismamente en el dolor, llorar para conmemorar las victorias, cantar para decir poesía, solamente lo entiende

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quien sinceramente vive y sabe abrazar esta gran causa de liberación del pueblo.

Este misterio que los poderosos no entienden, está en la naturaleza, en la composición de cada ser humano, que busca encontrarse con la verdad, y vive en función de ella, que pasa de generación en generación, como si los luchadores mas jóvenes fuesen hijos de sangre de los luchadores mas antiguos, sin importar en qué país nacieron.

Los tiranos quieren dejar su descendencia por el nombre. Muchas veces lo repiten por varias generaciones como si una persona fuese la encarnación de la otra. Los luchadores del pueblo, y por lo tanto revolucionarios, por naturaleza son inmortales. Pero no por el nombre, pues muchas veces se ven obligados a cambiarlo para engañar la represión, y si por la obra que desarrollan y ayudan a construir, que debe ser apropiada por las futuras generaciones, que con certeza vivirán.

Ernesto Ché Guevara, fue un luchador del pueblo que tuvo que cambiar su nombre cuando viajo para Bolivia por última vez para organizar la lucha guerrillera. En sus documentos figuraba el nombre de Ramón Benítez. Antes de salir de Cuba quiso encontrarse con sus hijos todavía pequeños, para saber que los disfraces estaban perfectos, pues según él, si los niños no lo reconocieran, ni los militares por donde andaría sabrían quien era. Así aconteció, jugó horas con los niños como “tío Ramón” y estos no lo reconocieron. Fue la última vez que vio a sus hijos y ellos, sin saber, que era la última vez que vieron a su padre.

Sin embargo, nos llena de orgullo ver que en toda América Latina y en el mundo, esta gran descendencia humana de luchadores que siguen este gran ser humano, Ché Guevara. No importa que los nombres sena diferentes. Somos herederos de sueños y no de patrimonios.

Los revolucionarios conocen sus tareas como seres humanos, que nacen en un determinado tiempo y se transforman en hombres y mujeres de este tiempo, como se fuesen pedazos de de un canal apoyados el uno en el otro, hecho por la secuencia de generaciones y cada u8na tiene por obligación conducir la sangre para formar generaciones futuras. Junto con esta sangre van los conocimientos, las experiencias, las lecciones, los sueños y las esperanzas que jamás morirán.

Los luchadores del pueblo son seres humanos iguales al pueblo. Apenas se diferencian por saber marcar el ritmo de las pasos, para que el pueblo no pare ni se canse, y en este caminar alcance la que satisfaga a todos en el momento cierto.

Ser luchador del pueblo es perder la oportunidad de ver los propios hijos crecer para ocuparse de la generación de los hijos de gente que compone el pueblo. Hay que ser así. El pueblo existe si está en la lucha. En lucha permanente están los luchadores. La elite jamás será pueblo por no tener coraje de luchar, por eso contrata soldados para formar ejércitos que luchen en su nombre.

Sin lucha y sin luchadores el pueblo es una multitud dispersa, sin esperanzas.

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Convicción es la palabra que debe identificar un luchador del pueblo. Así se nace, así se vive, y así se vence. Un luchador del pueblo no muere jamás por el simple hacho de que él nunca vive para si mismo.

Los luchadores del pueblo, en la misma duda, están convictos de que es preciso luchar y luchar para vencer. Por eso cultivan y alimentan valores. Destacaremos sin orden de importancia algunos de ellos para que puedan despertar en nosotros la disposición de implementarlos y rescatar en esta lucha centenares de otros valores que harán de nosotros seres humanos más perfectos.

1. – El valor de la solidaridad.

Más que nunca la solidaridad se torna un valor fundamental, pero debemos entenderla y desarrollarla a partir de nuestros intereses de clase, dentro de nuestro territorio y fuera de él. Hay un proceso acelerado en desarrollo en el mundo de “desconstrucción” de las naciones. El mundo pasa a ser campo abierto para el mercado y para el capital financiero. Lo peor es que esta habiendo una desconstrucción de los valores y de los seres humanos.

Al mismo tiempo en que el mercado establece su relación económica entre empresa y consumidor, amplia su influencia ideológica haciendo la diferenciación entre “incluidos” y “excluidos”. Entre los incluidos la solidaridad pasa a tener carácter de “colaboración”. Cuando viene de los incluidos para los excluidos tiene el carácter de “asistencia”.

Aunque estas actitudes amenicen algunas dificultades no se puede confundir solidaridad entre personas de la misma clase con donaciones o ayuda nacional e internacional.

Se estima que el Banco Mundial y otros agentes liberan más de 4 billones de dólares por año en esta política de “colaboración” para Organizaciones No Gubernamentales (ONGs). Estas, a su vez, pasan a desarrollar políticas localizadas que, además de aislar las iniciativas, retiran de ellas el carácter de clase.

La solidaridad representa actitudes completamente inversas a la colaboración. Debe ser la acción consciente de personas de la misma clase en busca de alternativas conjuntas para buscarse soluciones definitivas y para todos.

El neoliberalismo, sistema ideológico de la globalización, en nombre del mercado, cruelmente asfixió sindicatos, redujo la importancia de determinadas categorías, intimidó trabajadores que en el pasado fueron además combativos y estableció como norma el control rígido sobre los estados nacionales, para que estos se transformen y se encuadren dentro de la visión y del concepto de Estados de los países ricos.

Siendo así, muchas categorías se sienten impotentes para enfrentar este mounstro represor y succionador de la dignidad. La solidaridad de clase es

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fundamental para que otras categorías de empleados, estudiantes, campesinos y operarios, se sumen en las luchas por la defensa de derechos conquistados y la garantía del respeto a la dignidad humana en el trabajo.

También la solidaridad internacional pasa a ser un marco en el horizonte de la lucha de clases. Aunque tengamos que revivir los proyectos nacionales, pues es donde cada nación debe resistir, no debemos cerrarnos a soluciones de nuestros problemas domésticos, eso porque muchos problemas domésticos se resuelven con luchas amplias e internacionales.

Así mismo que el esfuerzo empleado no sea para resolver nuestros problemas particulares, contribuyendo a la solución de los problemas de otros pueblos, es un gran paso que estamos dando en perfeccionamiento de la conciencia humana a través de la solidaridad.

Solidaridad es, por lo tanto, buscar alternativas para elevar el ser humano a una nueva categoría, tanto en la calidad de vida como en la calidad de conciencia y en la construcción de nuevos valores. Solidaridad es más que donar lo que nos sobra, pero también lo que nos puede hacer falta, entendiendo que el ser humano tiene esta posibilidad de permitir que todos los pueblos tengan el derecho de satisfacer sus necesidades, aunque eso dependa de la ayuda y la participación solidaria de todos.

2. – El valor de la indignación.

La indignación es una cualidad que un luchador del pueblo jamás puede perder. Indignarse contra las injusticias y contra las actitudes de quien las comete. Aunque se oiga gobernantes hablar contra la violencia y prometer seguridad, son ellos los primeros responsables por ella misma existir.

No podemos creer que la miseria económica y financiera signifique violencia. Si así fuese, la población norte americana no estaría temiendo por la vida de sus hijos estudiantes en las escuelas. Si aceptamos eso, estaremos contribuyendo para el fortalecimiento del preconcepto de que “el pobre es violento” y por eso cuando vemos en la TV programas en vivo de caza de jóvenes pobres que viven en las periferias de las grandes ciudades, estaremos contribuyendo para que la policía los alcance y los exterminen. De esta forma, un día podremos ser nosotros, los luchadores, siendo obligados a correr de la policía para defender la vida, y la población quedará, también, del mismo sofá, contribuyendo para que nos maten.

La violencia es fruto del incentivo ideológico disimulado que intencionalmente la clase dominante impone a la sociedad, sea para vender armas, o sea para que los pobres se exterminen por cuenta propia.

Hay otros tipos de violencia de los cuales los gobernantes y la elite son los principales responsables. Aunque sea antigua esta investigación, hay un comprobante que tenemos en los estados del nordeste, 300 mil jovencitas con menos de 14 años, en la prostitución. La virginidad de una niña que huyó de la

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sequía, refugiada en alguna capital nordestina, con edad entre los 10 y 12 años, vale R$ 20.00 (veinte reales), los cuales se pagan a los padres y vendida a turistas norte americanos a precios que no sabemos. El origen de esta prostitución esta en el hambre y no en la pobreza, causada por la falta de decisión política de resolver el problema de la sequía.

Hay también que indignarse con las estadísticas, pues ellas no son apenas números enfilados en tablas. Representan sufrimiento, hambre, desnutrición y muerte. Dicen las investigaciones que el 72% de la leche producida en el mundo, alimenta apenas ¼ de la humanidad del hemisferio norte, o sea, de los países ricos, y el otro 28% queda para el resto de la humanidad. Cerca del 92% de los automóviles circulan en el hemisferio norte y 81% del papel producido en el mundo también se gasta allá. Esta gran disparidad de producción y consumo hace que los países subdesarrollados queden cada vez más en desventaja. Además de tener que pagar la impagable deuda externa, como la brasilera que en los últimos diez años pagamos 216 millones de dólares de intereses y todavía debemos 212 billones de dólares de la deuda, y cada día aumenta más.

Indignarse contra cualquier injusticia debes ser la característica fundamental de un luchador del pueblo, sea ella de carácter local o internacional.

Si perdemos la capacidad de indignarnos, perdemos la virtud de la sensibilidad humana, y nos identificaremos con las maquinas, que nacen y mueren sin sentimientos y sin corazón. Por eso no debemos olvidar el grito del viejo Chaplin que dice: “No sois maquinas, hombres es lo que sois”.

A indignación debe, por lo tanto, tornarse una actitud, acción concreta de protesta y de defensa de los injusticiados, tratándose de identidad de clase. Hay casos de injusticias, contra algún representante de la clase dominante que no tratándose de irrespeto a la vida humana, no debe conmovernos, por tratarse de la respuesta a otras injusticias anteriormente cometidas. Respeto a la vida no significa impunidad.

Hay también que festejar y alegrarse cuando conseguimos o vislumbramos señales de justicia. Pues así también ejercitamos nuestra sensibilidad. Como ejemplo podemos citar la prisión del verdugo y dictador General Augusto Pinochet, en Inglaterra. Todavía no es la justicia que queremos pues el pueblo chileno deberá hacer su justicia, edificando sobre los destrozos de sus sueños, un nuevo país, porque algunos años de cadena no traen de vuelta todos los revolucionarios asesinados, pero sirven por lo menos como consuelo, sin perder de vista el objetivo estratégico.

3. – El valor del compromiso.

Compromiso es una actitud de permanente vigilancia sobre los propósitos hechos colectivamente.

El camino hacia la libertad es largo y tortuoso, ni siquiera todos resisten hasta el fin. Hay muchas tentaciones que nos quieren confundir. Muchas veces se piensa en cortar camino para llegar más rápido. Pero ahí podrá estar el logro

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colocado en el camino para iludirnos de que alineándonos con determinadas fuerzas será más fácil el caminar y llegar al lugar deseado.

Es fundamental entender que en la mesa de los ricos no hay espacio para aquellos que no son de su medio. Retratamos bien con la poesía “En la mesa de los ricos” (“Na mesa dos ricos”), simbólicamente representada por el perro y los lobos, que significa esta limitación de espacio que muchos desapercibidos para hacer carrera o para garantizar privilegios, se engañan que allá hay lugares vacíos para sentarse a la mesa. Veamos este ejemplo.

“Un perro oportunista que vagaba

Al ver una silla vacía

A la mesa de los lobos se sentaba.

Estos les sonreían… y a ellos fiel se dedicaba.

Imaginaba el perro que por ser bien parecido

Que los lobos lo tratarían eternamente,

Se convertiría en uno de ellos ciertamente

Y allí quedaría bien servido.

Un cierto día un lobo al llegar

Vio al perro sentado y lo invitó a levantarse.

-Vea buen fiel perro, llega la hora

De dejar este lugar y caer afuera!

-Pero cómo? – dice el perro sin entender-

Era yo quien cuidaba de este puesto y les garantizaba el poder!

-Cierto fiel perro. Le agradezco por habernos bien servido!

La verdad por habernos permitido

Sentarse a la mesa y el poder con nosotros haber dividido

Era porque nuestro hijo menor

No había todavía crecido”.

Los ricos también sus compromisos de clase. Así com0o ellos no quieren hacer parte de nuestras filas, también no aceptan que alguno de nosotros disfrute de los privilegios que a ellos pertenece, a no ser que sirvamos como mano de obra, pero eso será por tiempo determinado. Hay momentos en que ellos se niegan a dejar comer hasta las migajas que caen de sus mesas abundantes.

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4. – El valor de la coherencia.

Un luchador del pueblo debe ser coherente, eso no significa que no pueda evolucionar en sus pensamientos. Al contrario, como la historia es dinámica, ni todo el contenido que explicaba las cosas siendo suficiente, por una simple razón dialéctica: las cosas evolucionan y se transforman.

Aprendemos en la filosofía, que las cosas, en la materia, y hasta en las decisiones políticas, existe un movimiento interno de transformación. Usamos el ejemplo de una fruta para comprender mejor. Una naranja ya fue botón, después flor, después se trasformó en fruto, después creció muy acida, después maduró y esta dulce al punto de ser cogida. Si no la cogemos y la chupamos continuará con su movimiento interno y se podrirá, y dejara de ser naranja, liberando las semillas para que se transformen en plantas e inicie su transformación en otras condiciones. Vemos entonces que a cada movimiento surgen nuevas propiedades y algunas son eliminadas como por ejemplo: para donde se fue el perfume de la flor de la naranja después que ésta se hizo fruto?

Así debe ser un luchador del pueblo. Ser coherente y acompañar atentamente el movimiento interno de cada acción por separado, y de las acciones en su totalidad. En todo hay ese movimiento interno, que solamente atención necesita y dedicación de un luchador social puede percibir.

Hay personas que a través de análisis fundamentados en aspectos particulares, renuncian a los conceptos y en muchos casos falsifican la propia realidad. Es preciso entender que sin la flor nunca llegaremos a tener la naranja. Negar la matriz de las cosas puede ser la forma mas adecuada de convertirnos en imbéciles e ignorantes, aun así permaneciendo en la lucha política.

Se oye hablar que “la lucha de clases se acabó” simplemente porque dicen que “ya no hay mas clases sociales”, entendiendo que la globalización del mercado “penaliza a todos”, por eso la atención debe estar volcada para las cuestiones de “genero”, “ecologistas”, de las “minorías”.

Es verdad que estas son cuestiones importantes y que en el pasado no se daba mucha importancia, pero no pueden ser tratadas fuera de esta perspectiva de la lucha de clases. Veamos: podemos luchar y conquistar derechos iguales entre las mujeres y los hombres, pero continuaremos pobres. Podemos salvar las plantas y todas las especies de animales e insectos, pero continuaremos pobres. Podemos acabar con el racismo y con los preconceptos y continuaremos pobres y explotados por el imperialismo. Luego, todos estos aspectos son fundamentales, pero no podemos tratarlos fuera de la perspectiva de la lucha de clases. Los problemas de discriminación, preconceptos, negación de derechos, son productos de la estructura y del modelo de la sociedad explotadora y excluyente por naturaleza. Ciertamente estas contradicciones serán solucionadas a la medida que sean eliminadas as

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diferencias entre las clases sociales y reconstruiremos la sociedad brasilera en otras bases.

Ser coherente no significa dogmatizar conceptos y explicaciones. Los dogmas existen para cosas que completaran su ciclo de desarrollo, muy utilizados en la filosofía idealista y en las religiones, o en hechos consumados. Por otro lado, tampoco significa cambiar totalmente, simplemente porque las ondas ideológicas están en alto en algún momento.

Un luchador del pueblo debe ser coherente con su poder adquisitivo. Hay ejemplos de “ex - luchadores” del pueblo que fueron transformándose a unos pocos, por cambiar de actividad repentinamente. Por ejemplo muchos que asumieron cargos administrativos, convirtieron rápidamente su patrimonio como por un milagro. Vivan en el barrio, y se mudaron para el centro de la ciudad; tenían un carro viejo, y aparecen con carros nuevos; construyeron casas de excelente apariencia, etc. Es claro que estamos a favor del progreso económico y del bienestar individual, pero eso a veces parece ser tan inexplicable que apenas algunos evolucionen y la gran mayoría, tanto funcionarios como militantes que ayudaron a conquistar estos espacios, queden en el mismo nivel económico sin nunca ver mejorías.

La coherencia también debe estar relacionada con la práctica. Para un luchador del pueblo no hay tarea más o menos importante, todas ellas hacen parte del mismo plan táctico. Por eso, no es justo dejar de hacer algunas tareas por creer que éstas pertenecen a un nivel “inferior” de militancia.

Los privilegios también deben ser evitados. Hay personas que tratan mejor a los dirigentes y lideres, a veces es hasta por una demostración de cariño, pero no puede ser una constante, pues eso da mal ejemplo a los nuevos luchadores. Los mismos sacrificios que pertenecen al pueblo pertenecen también a los luchadores y éstos deben ser los primeros en hacerlos.

Coherencia con la historia y con los orígenes. La historia de los pueblos es hecha de esfuerzos, sacrificios, luchas, derrotas y victorias, que sirven como inspiración y motivación para seguir adelante. Hay momentos en los que hubo análisis relativizando o descalificando largas luchas, duras batallas, simplemente porque hay aspectos metodológicos que no concordamos. Es muy fácil criticar hoy los desvíos de la revolución rusa, pues estamos a 83 años de su realización. Aunque hayan sido derrotados recientemente por las envestidas del neoliberalismo, no podemos restarle importancia de haber intentado construir y por algún tiempo haber experimentado la libertad. Y que hacer con 28 millones de muertos de aquel país para defender el socialismo en la segunda guerra mundial? De nada valió? Ni la razón por la cual lucharon y murieron? Por lo tanto, criticar viendo por las ventanas de las oficinas y apartamentos puede ser muy importante para no cometer errores, pero parece ser muy cómodo cuando no tenemos coraje de dar siquiera un paso para rescatar y continuar la búsqueda de aquel mismo sueño utópico, construido en las circunstancias históricas en las que ellos se encontraron, derrotados por la incoherencia de ciertos dirigentes.

La coherencia con los orígenes es fundamental. El principio marxista que define la “conciencia social como fruto de la convivencia social” es verdadero.

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El medio influye en la conducta, en el pensar y el accionar de las personas. Por eso es preciso velar para que los luchadores del pueblo al mudarse de lugar social no nieguen sus orígenes de clase. Por eso debemos perfeccionar constantemente las reflexiones sobre la práctica. Cargos en instancias o en reparticiones públicas, son apenas tareas y no profesiones. Y las tareas tienen periodos para ser cumplidas. Personas que permanecen por mucho tiempo en la misma tarea pueden tener deformaciones de postura y de conducta. Debemos seguir el principio de que nadie es irremplazable e imprescindible, y dentro de la lucha de clases, todos tenemos defectos, pero también cualidades, basta con que sepamos aprovecharlas.

5. – El valor de la esperanza.

No existen derrotas definitivas. La esperanza es como el agua que humedece la superficie de la carretera, en el subsuelo. Por más que se intente enterrar, siempre sorprende y renace mas adelante. Hay un proverbio popular muy sabio que dice: “nadie es capaz de cercar el agua, y mientras mas lo intentan, los muros de las represas siempre están abajo”.

El pueblo es esta fuente de agua que jamás consiguen cercar. Aunque haya represión, engaño y conformismo, es apenas un momento el que intentan detener, pero mientras lo detienen, acumula fuerzas para volver con más energía y hace rugir la represa de la dominación. Por eso los poderosos le temen a la historia, porque saben que la rebeldía siempre trae de vuelta sueños que estaban descansando en algún lugar de la conciencia de los que no admiten jamás dejar morir la esperanza.

N podemos imaginar que las cosas acaban totalmente. Muchos oyeron decir que el socialismo murió y lo creen, sin preguntar, qué tipo de socialismo murió? Nuestro socialismo no puede haber muerto, pues todavía no lo construimos! Dicen además, que la teoría del socialismo murió y que la clase trabajadora no tiene más ideología, ahora solo tienen capitalismo. Si las verdades que están en el “El Manifiesto Comunista”, escrito hace más de 150 años fuesen mentiras, así mismo la clase trabajadora del mundo entero tendría ideología contraria al capitalismo, pues la filosofía del socialismo es la ciencia de la historia, y como la ciencia de la historia pertenece a los luchadores del pueblo, aquellos que en la historia de la humanidad osaron construir sociedades con valores opuestos a los de las clases dominantes y continuaron vivos, abrazados con el tiempo.

Donde bebieron los herederos de “El Manifiesto Comunista”, de la Comuna de París, de las revoluciones en todos los continentes, de los Quilombos, de Canudos, de la Coluna Prestes, de las Ligas Campesinas, de la lucha armada de la década de los sesentas, si todo fue en vano? Todo eso no fue bromeando, pero la tentativa de los luchadores de indicar y construir el propio destino. Los antiguos y jóvenes arquitectos solo pueden beber en esta profunda fuente de la ciencia de la historia, donde está depositado el líquido de

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la sabiduría, producido por la experiencia de los luchadores sinceros, que se identifican en los sueños y en la esperanza de ver un mundo mejor.

La esperanza en la historia de la luchas de los pueblos es una llama que en determinados periodos disminuye de tamaño, pero no se extingue. Continúa allá, con la misma fuerza, a la espera de un impulso para erguirse e iluminar el camino de quien cree con certeza en la posibilidad de construir la felicidad con todas las manos y corazones interesados en vivir la dignidad.

6. – El valor de la confianza.

En momentos de crisis, sin percibir salidas, es natural que nazcan síntomas de desconfianza, desestímulo, frustraciones.

Muchas veces estos periodos son necesarios para que despertemos de las ilusiones que creamos en torno de paradigmas o modelos que fueron tragados por la historia y no n os demos cuenta. Pasamos entonces a tener actitudes repulsivas como el niño que insultaba el pantalón porque dejaba mostrar en pedazo de pantorrilla, sin darse cuenta que sus piernas habían crecido y solamente ellas podían crecer, no el pantalón.

La confianza es el primer factor para la recuperación de la autoestima de las personas. La clase dominante procura a lo largo del tiempo establecer situaciones que llevan a las personas a sentirse derrotadas, a través de la ideología que crea el complejo de inferioridad. Los niños lo asimilan desde la infancia, cuando ven juegos sofisticados en la televisión, y al pedírselo a sus padres para que se los compren, reciben como respuesta “no, porque es muy costoso y somos pobres”. Para los niños el reflejo que queda es que ser pobres es ser inferior. O entonces cuando ve en la televisión propagandas de apartamentos lujosos y las familias sin tener en donde vivir y sin condiciones financieras, perciben que aquella propaganda no fue hecha para ellos, por ser pobres, ven lógicamente el sentimiento de inferioridad, de debilidad y derrota.

Se mide por lo tanto la importancia de las personas por las condiciones financieras y por el patrimonio que éstas poseen.

Esta relación del ser humano con la propiedad es la que necesitamos cuestionar. El capitalismo es el sistema del “todo se puede comprar”, y nos es verdad. Así tengamos la intención de que cada brasilero tenga un carro, esto será imposible así teniendo la condición para eso, porque las calles y ciudades serian intransitables y la polución del planeta por el monóxido de carbono envenenaría a las personas. Luego, esta ilusión debe ser desmanchada, y entender que el transporte colectivo, de buena calidad, no le quita la privacidad a nadie, podrá suplir las necesidades tranquilamente, y los recursos financieros que se emplearían en los carros serán aplicados a otras cosas que traigan bienestar. Eso no quiere decir que solamente los ricos tendrán carros. Nuestra confianza nos dice que los ricos no serán eternos, y como confiamos en el futuro, creemos firmemente que ellos se extinguirán y la sociedad será fraterna e igualitaria.

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Es fundamental superar el complejo de inferioridad y el preconcepto que hay entre nosotros. El analfabeto se siente inferior al intelectual. La costurera se siente inferior a quien sabe computación. El pobre se siente inferior al rico. Y así sucesivamente. Las piedras que forman la base de las murallas tienen pésima apariencia, son mal tratadas y difícilmente consiguen alinearlas con precisión, pero sin ellas no hay estructuras que resistan.

La confianza es eso. Es saber que somos importantes con nuestras características, conocimientos y sabiduría. Peor solamente sentiremos importancia si creemos en las personas, en la colectividad. Individualmente el capitalismo permite y ofrece condiciones para algunos pocos, y usan como ejemplo para eludir a la mas de excluidos, que si “usted” intenta y quiere podrá también vencer solo. Podremos vencer, pero jamás individualmente. Es en eso que debemos confiar. Sin embargo debemos creer solemnemente en tres cosas: en nosotros en el pueblo y en el futuro.

Aunque muchas veces no divisamos la línea del horizonte por causa de la neblina, ella esta ahí, en algún lugar. Para verla necesitamos continuar caminando.

Si la fuerza de los imperios nos intimida, debemos pensar en aquellos que ya tuvieron coraje de enfrentarlos y vencerlos. Los vietnamitas eran pobres, sin condiciones militares, inventaron sus propias armas, se trasportaban en bicicletas, no tenían mochilas para cargar sus pertenencias, comían arroz que llevaban en los pantalones. Al contrario, los soldados de los Estados Unidos que llevaban, que tenían armamentos sofisticados, con el poder de desfoliar y quemar los bosques con un producto llamado “agente naranja” para descubrir a los guerrilleros, (producido por la misma empresa Monsanto que hoy en Brasil, produce los venenos para desfoliar y quemar la vegetación, la vida y el alma de nuestros campesinos, que son obligados a aplicar estos venenos), los soldados norte americanos se alimentaban bien, comían enlatados y cargaban harta 18 kilos en la espalda en modernas mochilas, tenían sacos térmicos para dormir. Sin embargo, para nuestra alegría, fueron derrotados porque el pueblo vietnamita había decidido vencer y no se consideraban inferiores, confiaban en su capacidad estratégica y los lideres. Ho Chi Minh, uno de los lideres de aquella larga guerra, al ser cuestionado si no debería parar con ella y ceder, pues estaba habiendo mucha destrucción en el país, pacientemente respondió: “dejen que destruyan todo, después de la victoria nuestro pueblo reconstruirá todo, mas bello y mejor”.

7. – El valor de la alegría.

La lucha para los revolucionarios no es un martirio. Es un placer, pues esta construyendo el camino que lleva a la conquista de los sueños colectivos. Así, muchos padres y madres a veces llevan días y meses sin tener contacto con sus hijos. Y los hijos menores a veces sienten dificultad de pronunciar sus nombres y llamar por ellos. Eso nos podría entristecer, pero es apenas una de las caras de la nostalgia.

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El luchador del pueblo, por estas circunstancias, aprende a desarrollar la virtud de la contemplación y ve a sus hijos y sus compañeros en pequeñas cosas, en las flores del campo, en los árboles del camino, en los peñascos gigantes que parecen desprenderse y tantas otras cosas que solo los revolucionarios son capaces de sentir.

Vivir y practicar valores es una virtud que solamente los seres desinteresados por la naturalidad de las cosas pueden alcanzar, pues buscan lo extraordinario en las cosas de forma permanente.

En el pasado habían practicas en organizaciones partidarias que, aunque eficientes, burocratizaron todo, inclusive la alegría de las relaciones humanas. La formalidad de los encuentros, llevaron a la deformación de las cualidades de un ser humano en actividad. Sonreír, cantar y bailar no quebranta la disciplina y no reduce el valor, la profundidad y la seriedad de las ideas. Eso no puede significar, entonces, el quebranto de la disciplina y la unidad interna de la organización.

En nombre del marxismo muchos dirigentes políticos instituyeron la frialdad en las relaciones como si eso les diese mas poder. La razón de eso puede ser porque el pueblo siempre era de afuera, tanto de las organizaciones, como de la toma de decisiones, por no ser “cuadros” y por eso siempre estuvieron en esferas inferiores. Siendo así, las instancias partidarias fueron quedando tan distante de las personas, semejante a los funcionarios del estado que se atribuyen súper poderes, que a simple insistencia de un derecho suyo, le pueden dar captura por “desacato a la autoridad”. Participar de una instancia de la organización o de cualquier cargo público no puede dar mas poder a nadie, pues estos espacios fueron creados para servir a las personas y a la sociedad.

La lucha no puede ser triste si tuviéramos consciencia de que estamos preparando la patria para que futuras generaciones nazcan y crezcan felices. Ellas nacerán y heredaran de nosotros el placer de hacer la historia con alegría.

Es claro que hay momentos de dificultades donde la tristeza, la inseguridad, el cansancio, las divergencias, la muerte, en fin las perturbaciones, nos quieren robar la posibilidad de ver realizar la felicidad. Pero son momentos apenas de dificultades, como los que la madre pasa durante el parto. Por un momento se siente insegura, mil preocupaciones, pero luego es abrazada por el alivio con el anuncio de la vida, por la voz que entona la canción de llanto, la canción de nacimiento de, diciéndoles que el peligro ya pasó. Y la sonrisa en los labios y en el corazón van atrapando los dolores llevándolos al olvido, ya iniciando la preparación del vientre para preparar a otra persona y pasar por las mismas preocupaciones nuevamente cuando llega el tiempo. Y así se repite varias vece. Es el misterio de la vida que siempre se repite.

La lucha es así también. Así que se repita el mismo gesto, que sufra la misma dificultas, un luchador del pueblo siempre esta produciendo cosas nuevas, como la madre que repite la generación continua de hijos, pero cada cual con sus características y cualidades.

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La sociedad que soñamos construir deberá ser alegre por que tendremos el placer de vivir en ella. Pero la alegría es como un músculo, si no se ejercita todos los días, se atrofia y se seca.

La tristeza no puede construir nada bello, aunque a veces tengamos que convivir con ella, su ciclo debe ser forzado a ser corto.

Las formalidades son importantes, pero informalizar también es una forma de disminuir la importancia y la grandeza de las ceremonias. Eso es porque la mayor parte de la vida vivimos informalmente y no podemos actuar como si tuviésemos dos personalidades. En la calle, en el trabajo, en la casa, somos descontraidos y alegres y en los encuentros o en las luchas somos callados y serios.

La vida de un luchador del pueblo se compone de todas las dimensiones posibles: trabajo, estudio, ocio, fiesta, encuentros, etc.. Hay momentos en que eso puede pasar separadamente, pero hay momentos en que eso puede pasa al mismo tiempo.

La alegría debe ser un referencial básico para los luchadores del pueblo por el hecho de que en cualquier lugar para donde vamos, llevamos juntos nuestro corazón y nuestros sueños. Es en ellos que plantamos nuestra utopía.

8. – El valor de la ternura.

Ternura significa reconocimiento. Reconocer que hay vida en todo. Como dice Gandhi: “Todo lo que vive es tu semejante”. Y de esa forma es posible creer que un ser humano es capaz de llegar a la plenitud del amor y podrá neutralizar el odio de millones.

En la lucha de clases esta virtud de buscar la plenitud es difícil, pues los hechos son nobles de contradicciones que a veces, aunque manteniendo coherencia en el comportamiento, a la primera oportunidad nos igualamos a los torturadores. La venganza no puede liberar a nadie. Ernesto Ché Guevara, que ciertamente tenia sus debilidades, decía que debemos saber reprender sin siquiera dejar temblar un único músculo de la cara. Significa decir que, así reprendiendo, debe haber un profundo respeto por la dignidad del ser humano, y debemos hacer siempre sin odio.

Es claro que en la lucha de clases existen siempre dos lados enemigos y uno debe derrotar al otro, y derrota significa casi siempre exige derramamiento de sangre. No hay otra forma de conseguirse la liberación total de la clase trabajadora. Pero eso no significa que haya un derramamiento de la dignidad humana.

Como dice Mao Tse Tung: “hay vidas que poseen el peso de una pena y otras que poseen el peso de un peñasco”, pero ambas son vidas.

La ternura como valor esta en la línea de la perfección del comportamiento político y humano de un luchador del pueblo en relación con la colectividad.

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La ignorancia es lo opuesto a la ternura. Los torturadores son ignorantes e incompetentes, en cuanto mas torturan, más demuestran sus debilidades. Por no tener la capacidad suficiente de recoger informaciones a través de sus sistemas investigación e infiltración, usan la ignorancia como forma de tener aquello que son incapaces de alcanzar a través de la inteligencia. A través de la ignorancia intentan decir que están derrotando la verdad que esta como enemigo, pero en el fondo saben que dependen de ella para dar secuencia a su sistema de represión y eso depende de la decisión del torturado.

Ternura, por lo tanto, no significa perdonar al enemigo y dejarlo ir para que se rehabilite y vuelva mas preparado para atacarnos, pero jamás se puede descalificarlo en tanto a ser humano, obligándolo a hacer cosas que están en desacuerdo con la lógica de la continuidad de la vida humana.

Es difícil admitir eso, pero si no tenemos la capacidad de comportarnos de forma diferente, la sociedad que soñamos construir jamás se iniciará, pues siempre habrá, así en la nueva sociedad, personas que estarán buscando dilatar la construcción del camino y cometiendo atrocidades. Saber reprender, no debe ser un acto de venganza, pero si de irrumpir el camino del error que amenaza la verdad. Los torturadores, son llamados así porque combaten la verdad para legitimar el error. Jamás nos podemos igualar a ellos. Es caer muy bajo.

Muchos revolucionarios del pasado nos enseñan que debemos tratar bien al enemigo cuando estos estén dominados, para que reconozcan que somos diferentes y se avergüencen por el papel que desempeñan.

Así que muchas veces lo que sobra son lágrimas, nos debemos proponer a ser diferentes, para que se construyan relaciones humanas y fraternas en toda la humanidad.

Un luchador del pueblo no puede, en nombre de la ternura y de los derechos humanos, debilitarse y dejar de ser “duro” y “enérgico” en los momentos precisos. Jamás puede olvidar la lección del Ché. “Endurecerse, pero sin perder jamás la ternura”. De modo que la ternura no implica evitar la lucha y la guerra, apenas nos enseña a ser seres humanos dentro de ella.

Es verdad, que así sabiendo que la ternura es un valor, cometeremos errores y excesos, por el simple hacho que somos seres humanos en desarrollo, y podremos pasar varias generaciones para conseguir implantar completamente algunos valores. Pero, mas que cuidar para no caer en ese desvió, debemos evaluar permanentemente nuestras actitudes para saber si estamos teniendo progreso. Reprender si, pero vengarse jamás. Queremos y deseamos que nuestros descendientes sean mejores que nosotros.

9. – El valor de la mística en forma de utopía.

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La utopía es colocada aquí como valor, en el sentido que debemos contrariar la ideología sobre el futuro, como si el proyecto de la sociedad igualitaria y la búsqueda de la perfección no fuesen más posibles.

Entendemos, por lo tanto, como utopía la relación que existe entre la dimensión concreta de un proyecto real, que visualiza ir realizando el proyecto abstracto, formulado con ayuda de la ciencia y por la imaginación humana. Tener y mantener la utopía debe ser un valor que se alimenta por la mística siendo la razón que nos hace vivir y buscar esta causa.

La elevación del nivel de consciencia es capaz de mantener esta relación en permanente sintonía entre tres aspectos: problema – causa – solución. En este trío es que se desarrolla la mística. O sea, sobre la realidad concreta se establecen las bases del proyecto de transformación, y la mística es esta razón que mueve al luchador social en la búsqueda de la realización de esta causa.

El agravamiento de los problemas sociales exige todavía mas apego a la utopía para que pueda presentar soluciones definitivas. Son los problemas los que impulsan las revoluciones. La utopía se presenta como la oportunidad de llagar a la solución de los problemas. Ella debe ser entendida, por lo tanto, como el contenido del proyecto que no se consigue alcanzar nunca en la totalidad, pues ella siempre está además de la realidad y en cuanto mas andamos, más nos convida a andar en la búsqueda de la perfección. Así como tenemos a veces la impresión de que si subimos a la montaña alcanzaremos el sol con las manos, pero al llegar allá, veremos que él esta mucho mas distante, en el pico de otra montaña. Y si quisiéramos alcanzarlo, debemos seguir andando, hasta llegar al otro punto y percibimos que las circunstancias se ampliaran y nuevamente estamos convidados a andar.

Esta permanente búsqueda es la que caracteriza a los luchadores utópicos en el camino de la búsqueda de la verdad que cada vez más se complica. Por eso nos preparamos, cuidamos de la salud, buscamos conocimientos, hacemos entrenamientos, embellecemos las casas, escribimos poesía, como si nos estuviéramos preparando para un gran encuentro. Este misterio de prepararse jamás encontrarse con la totalidad del proyecto es lo que nos mueve y nos impulsa para vivir esta causa tan humana y tan repleta de realizaciones. Este placer de saber, sentir y hacer es a lo que llamamos mística. Es la fuerza que nos mueve en busca de la construcción interminable de la utopía.

Estamos viviendo un momento de profundos cambios en la historia de la sociedad humana y por eso las crisis se presentan en diferentes espacios. El capitalismo es por excelencia un productor de crisis, porque los capitalistas deben actuar de acuerdo con las órdenes y voluntades del capital.

El fenómeno de las crisis ocurre siempre que están en curso grandes transformaciones, principalmente tecnologías, pues éstas tienen el poder de agitar con las relaciones de las fuerzas productivas y de las relaciones sociales de producción.

Así ocurrió cuando surgió la maquina a vapor, después con la electricidad. Con el tiempo estos inventos van siendo “domesticados” y acaban por generalizarse

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su uso, imponiendo, claro está, sistemas de vida y de relaciones en donde el capital es siempre favorecido.

El problema que enfrentamos hoy, más de lo que en el pasado, es que el capital busca cada vez mas lucro en diferentes áreas. Nada mas se mueve si no tiene lucro. Ahora más que nunca el capital exige lucros para desarrollarse y reproducirse, obligando a las sociedades a aprobar leyes que les asegure los “derechos”.

Hoy, viene en primer lugar los derechos del capital, después los derechos del ser humano. Con ello se patentan los inventos para que las grandes corporaciones económicas se sientan tranquilas atrás de las murallas legales, queriendo decir que este campo ya esta dominado y nadie más puede entrar.

Fue así como lentamente el capital y los capitalistas fueron perdiendo la noción de la ética y todo pasó a ser valido, menos dejar de tener lucro, explotar, saquear, sacrificar, para que las grandes potencias mantengan la dominación sobre los pobres.

Vivimos en una situación donde la tecnología facilita el progreso con la disminución del esfuerzo físico en el trabajo, y por otro lado, las personas van quedando sin trabajo y sin condiciones de reivindicarse, pues desaparece la figura física del culpado o el responsable.

En periodos electorales se levantan grandes contingentes de masas creyendo firmemente en las promesas de los candidatos que irán garantizando empleos. Pero llega el día de la elección y el electo, como si entrase en otro mundo, inicia los trabajos facilitando la profundidad todavía más grande de la tecnología en detrimento del trabajo humano. Los electores, después de la elección, dejan de ser electores y vuelven a ser explotados, excluidos y descalificados que ni los gobernantes ni el capital los quieren tocar.

El gobernante se embarca en la nave estatal y se distancia de las personas, de los burros que lo montaron durante la campaña, de los parques donde comía pastel sin usar servilleta, y va a deleitarse en los brazos del capital, gerenciando el modelo impuesto por las ricas potencias.

Podemos entonces preguntar, cuáles fueron los problemas que el capitalismo resolvió? La verdad los problemas se agravan cada vez más y de esta forma los luchadores del pueblo necesitan creer en la posibilidad de hacer pasar las cosas de otra forma. La utopía esta viva en la línea del horizonte.

Los avances tecnológicos facilitan mucho las cosas pero concentran cada vez mas la renta y excluyen cada vez mas al ser humano, limitándoles las alternativas de sobrevivencia. Eso porque el capital no reinvierte sus lucros para beneficiar y reproducir el trabajo humano, la contrario, reinvierte en mas tecnología distanciándose cada vez mas del ser social, que no entenderá mas el lenguaje de la tecnología y se sentirá culpado por no haber estudiado y por no cumplir con los requisitos básicos exigidos por los empleadores.

Es la ideología del capital que ahora transforma las victimas en culpados para que éstas no reaccionen y no cobren, pues la “culpa es suya” por estar desempleado.

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El capital siempre se sustento sobre tres aspectos: materia prima extraída de la naturaleza, fuerza de trabajo y medios de producción. En la actualidad vemos que hay muchas inversiones en medios de producción, pero está acabando con el trabajo humano y con la naturaleza de donde vienen las materias primas, queriendo decir que este modelo de economía no sirve, pues las maquinas jamás podrán reponer lo que el modelo destruyó: las relaciones humanas fraternas, el equilibrio ecológico y la armonía planetaria entre todos los seres vivos de todas las especies.

De esta forma el ser humano va perdiendo espacio por la tecnología y por la ganancia del capital, facilitada por la irresponsabilidad de los gobernantes. Pasamos de actores a espectadores, como si al poco tiempo estuviésemos en el palco y ahora nos vemos sentados como espectadores en el teatro sin poder entrar en la escena.

El capital y la tecnología “lo resuelven todo”. Basta con encender el computador y tendremos información del asunto que se quiera. Si gustamos de algún otro producto es solo coger y suministrar el número de la tarjeta de crédito y recibimos el producto en la puerta de la casa. No necesitamos más de los vecinos, ni de los sindicatos.

El mounstro muestra su cara a través de miles de posibilidades y hace que las personas, así ni pudiendo buscar nada de lo que él promete, queden extasiadas en frente de los televisores a la espera de la solución de sus problemas.

Participar, crear referencias organizativas para que las personas se puedan encontrar, discutir sus problemas; reaccionar de modo organizado contra los verdaderos responsables; elevar el nivel de consciencia y proponerse a cambiar el modelo de sociedad donde las personas pongan la tecnología a su servicio y la búsqueda del bienestar de todos los seres humanos, es el inicio para reanimar la utopía, iniciando la implantación de aspectos concretos de este plano abstracto.

La utopía continua actualísima para los luchadores del pueblo. Solamente ella tiene este poder de anticipar, en forma de proyección, la sociedad futura que queremos construir. Este es el contenido de nuestra causa. Vivenciarlo por anticipado solamente lo conseguimos a través de la mística.

La utopía es la perspectiva abstracta y concreta que tenemos para realizar el socialismo a nuestro modo, que saldrá con imperfecciones, pero que la persistencia utópica nos impulsará siempre para perfeccionarlo. No hay porque temer. Todo lo que hacemos servirá para reducir esfuerzos a nuestros descendientes que darán secuencia a este sueño utópico de la liberación total del ser humano.

10. – El valor de los símbolos.

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Las personas se observan y se identifican a través de los símbolos. Símbolos que tengan significado colectivo y que estén dentro de la ética y al servicio de la construcción de la dignidad humana. Más que nunca es fundamental que se recupere y se desarrolle en el imaginario y en la práctica social la importancia de los símbolos para hacer frente al proceso de alineación y despolitización de las relaciones sociales.

La ideología burguesa, por estar en pleno desarrolla de la era de lo desechable, procura hacer creer que todo tiene sentido limitado y las cosas pierden su significado rápidamente.

Las propagandas electrónicas crean un sentimiento de superación inmediata. Mínimo el muchacho compra un carro, luego viene la propaganda de un modelo más actual. Los computadores van siendo superados por otros a una velocidad incontrolable. Los electrodomésticos, la ropa y el calzado, con sus colores exóticos, ya no se superan de una estación a otra, pero si dentro de la misma estación.

Este sentimiento de “sobrepasar” es el que hace que las personas queden cegadas por los nuevos lanzamientos. Los shopping simbolizan la actualización en todo. Quien quiera saber lo que hay de nuevo en cualquier ítem de consumo, es solo ir a buscar en el mercado central, allí están a disposición todos los inventos.

Este sentimiento de la desechable irá a arraigarse y pasará a hacer parte de la consciencia social, con naturalidad, fuera de la ética y de los valores. El mayor peligro es cuando la diferencia por el descarte afecte las relaciones humanas y al propio ser humano. Ya nadie protesta por el desempleado, por ver mendigos en las calles, niños abandonados, pues eso es “material” del día anterior.

Es fundamental que los luchadores del pueblo mantengan vivos los símbolos que dan identidad a nuestra cultura, a nuestras organizaciones. Los símbolos pueden presentarse y estar relacionados con diferentes aspectos materiales, espirituales, culturales, estéticos, etc.

En las organizaciones tenemos las banderas, los himnos, los diarios, las herramientas de trabajo, los sombreros. En el arte tenemos la música, folclor, vestuarios, culinaria regional. En el tr5abajo tenemos los instrumentos. En la religión, la cruz y demás símbolos. Todo hace parte de la cultura que compone la vida de nuestra sociedad.

Es fundamental prestar atención y preservar lo que nos identifica y lo que nos mantiene vinculados al pasado. Los colores tienen significados simbólicos muy importantes que identifican los pueblos y sus tradiciones, sea en la pintura del cuerpo para las guerras en el caso de los pueblos indígenas, sea en el uso de pañuelos rojos en la garganta, sea en las banderas rojas de la Comuna de Paris y de todas las revoluciones. La clase dominante procura relativizar los colores o atacarlos cuando se percibe que ellos representan algo más que colores y reproducen ideologías. Los atacan en el sentido de quebrar la unidad entre las personas y confundirlas ideológicamente.

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Rescatar los símbolos, mantenerlos en evidencia, preservarlos y dar contenido y significado a los que nos van identificando, como la tierra, el agua, el aire, el fuego, las montañas, y fundamentalmente considerar los seres humanos el principal símbolo para la organización igualitaria de la sociedad.

CONCLUYENDO

El ser humano tiene la capacidad de establecer objetivos y de alcanzarlos como si fuesen pájaros buscando en el vuelo el infinito.

Los ricos quieren transformar el águila que tenemos adentro de nosotros en gallinas para que no volemos en la búsqueda de la conquista del universo, como imaginaba el campesino que capturó un aguilucho y lo puso junto con las gallinas, en la fabula africana que nos es contada por Leonardo Boff:

“Cierta vez un campesino encontró en el campo un aguilucho

Bastante debilitado, lo tomó en sus manos, lo llevó para su casa,

Y después de haberlo recuperado, lo colocó para vivir junto con

Las gallinas en su territorio. Allí creció

Un día, pasando por allí un sabio,

Al ver el ave, indagó:

-La que está ahí junto con las gallinas es un águila, no es así?

- Era, - dice el campesino. Porque ella se convirtió en gallina.

Nunca voló y no volara porque se convirtió en gallina!

-Pero ella tiene dentro de sí la capacidad de volar, - dice el sabio.

- No volará. – Recalcó el campesino, - ella se convirtió en gallina!

- Vamos entonces a hacer la prueba.

Tomaron al águila en los brazos y fueron para lo mas alto de

Un peñasco para sacarse de dudas. El sabio tomó el ave,

Le mostró la dirección del sol y la lanzó hacia lo alto.

Al comienzo el águila comenzó

A caer como si fuese a reventarse en el desfiladero, pero a los

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Pocos comenzó a mover las alas y a equilibrarse un tanto

En forma, y comenzó a subir como si quisiese besar el sol.

Dice entonces el sabio: un águila jamás podrá ser

Transformada en gallina. Así permanezca en el

Suelo por mucho tiempo, ella mantendrá dentro de sí

El poder de volar, basta apenas que descubra

Y despierte para ello”.

Que cada luchador del pueblo despierte el águila que tiene adentro de si y parta para despertar a las demás águilas que existen en cada trabajador brasilero, transformados en gallinas por el capital y por la represión, simplemente para que no tengan la voluntad y el coraje de volar y ver el infinito.

Otros valores debemos siempre practicar como el respeto, la persistencia, el compañerismo, la humildad… En el caminar paciencioso ellos aparecerán, basta que estemos atentos.

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Esta es una versión en español del libro “Valores de uma prática

militante”, original en Portugués, de la editorial “Expressäo Popular”,

consulta popular, cartilla número 09, 4ª edición de octubre de 2005.

Para la traducción de este libro fue necesario acudir a diferentes textos de

orientación y contextualización terminológica, tales como La Biblia “Dios

habla hoy”, diccionario de sinónimos y antónimos, el diccionario

“Pequeño Larousse”, diccionario de la Real Academia Española de la

Lengua, diccionario Español Portugués – Portugués Español “Larousse

Poquet”, diccionario de definiciones en portugués “Aurelio - versión

electrónica”.

Original, obsequiado por la Federación de Estudiantes de Agronomía de

Brasil (FEAB) a la Federación de Estudiantes de Agronomía de Colombia

(FEAC), en el marco del XVIII Congreso Latinoamericano y Caribeño de

Entidades Estudiantiles de Agronomía (CLACEEA), máximo evento de la

Confederación Caribeña y Latinoamericana de Estudiantes de Agronomía

(CONCLAEA), de la cual son miembros activos la FEAB y la FEAC.

Traducción por Jose Rafael Sánchez Gómez.

FEAC – Medellín.

Agosto de 2008.