Víctimas del terrorismo del mundo entero piden memoria ... con hijos discapacitados, con...

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Del 17 al 23 de febrero de 2006 // ALBA 8 A la hija de Arnold Roth la mató un terro- rista suicida en Jerusalén; Gabriel Moris y Mª Pilar Crespo perdieron a su hijo el 11- M; Jaime Felipe Losada vivió tres años se- cuestrado por la guerrilla colombiana, la misma que hace dos meses intentó matar- le; Chema Morales sufrió un atentado de ETA en la casa cuartel de Irún. Todos ellos se dieron cita los días 13 y 14 en Valencia. K. M. MONASTERIO / G. ALTOZANO Quien no supiera de qué iba el congreso quizá no hubiera sospechado que se trataba de terrorismo. Y de sus víctimas. Porque eso, víctimas del te- rrorismo, eran el grueso de asistentes al acto organizado por la Universidad CEU Car- denal Herrera en Valencia los pasados días 13 y 14. Bien podría haberse trata- do de uno de esos simposios internacionales que se cele- bran todos los días en el mun- do. Los congregados eran gente corriente: profesionales liberales, funcionarios, milita- res, estudiantes, jubilados, amas de casa. Lo que les dife- renciaba del resto de personas es que una noche se acostaron ciudadanos de a pie y a la ma- ñana siguiente se levantaron víctimas del terrorismo. Es el caso de Arnold Roth. A su hija Malki, la mediana de siete hermanos, la mató un te- rrorista suicida el 9 de agosto de 2001 en la pizzería Sbarro de Jerusén. Malki tenía 15 años. Su padre la recuerda así: “Era músico y ya mostraba dotes de liderazgo. Le gustaba el trabajo de voluntariado con niños discapacitados. Todos los que la conocieron recuer- dan su sonrisa. Pero a los te- rroristas nada de esto les ata- ñe”. Al funeral de Malki acu- dieron los amigos de los Roth; amigos que, andado el tiem- po, se cambiaban de acera ca- da vez que se encontraban con ellos por la calle. Los Roth se habían convertido en unos parias. Hoy, casi todos sus amigos son, como ellos, víctimas del terrorismo. “En Israel, si sufres un atentado, la gente te huye. Se justifican di- ciendo que no saben qué de- cirte. Y no saben cuánto senti- mos que no tengan nada que decirnos, porque su abando- no nos hace doblemente vícti- mas”. Cinco años después del atentado, a Roth le sigue sor- prendiendo la insistencia de políticos y periodistas en que perdone. “¿Cómo quieren que lo haga si nadie me ha pe- dido perdón? Es más, los que me arrancaron a mi niña, si pudieran volver a hacerlo, lo harían. Una vez, y otra, y otra...” Para Roth, tratar de comprender a los asesinos res- ponde a la necesidad de en- contrar una explicación para lo irracional. “La gente se de- sespera por comprender el porqué de las cosas; incluso . NACIONAL Si tras la muerte de su hija, el motor de la vida de Arnold Roth hubiera sido la revancha, nunca hubiese puesto en marcha con su mu- jer Frimet la Funda- ción Malki (www.kerenmal- ki.org). La Funda- ción provee servi- cios terapeúticos a familias con hijos discapacitados, con independencia de su credo religioso. El día de apertura, la segunda familia en recibir asistencia fue una familia ára- be palestina. Los Roth son padres de una hija con disca- pacidad. Malki siempre estuvo preocupada por los cuidados de su her- mana. La Funda- ción fue creada por los Roth en sep- tiembre de 2001 co- mo respuesta hu- manitaria y no polí- tica al asesinato de su hija. De esta for- ma perpetuan el re- cuerdo de Malki. “En eso consiste nuestra ‘revancha’” Una respuesta humana a la barbarie Chema Morales (arriba) fue herido en un atentado contra una casa cuartel; a la hija de Arnold Roth (abajo) la mataron en una pizzería de Jerusalén. Peces-Barba anunció su dimisión para después de verano en el III Congreso Internacional de Víctimas del Terrorismo Víctimas del terrorismo del mundo entero piden memoria, dignidad y justicia Gabriel Moris y María Pilar Crespo perdieron a su hijo en los atentados de Atocha. Carmen G. Benavides

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Del 17 al 23 de febrero de 2006 // ALBA8

A la hija de Arnold Roth la mató un terro-rista suicida en Jerusalén; Gabriel Moris yMª Pilar Crespo perdieron a su hijo el 11-

M; Jaime Felipe Losada vivió tres años se-cuestrado por la guerrilla colombiana, lamisma que hace dos meses intentó matar-

le; Chema Morales sufrió un atentado deETA en la casa cuartel de Irún. Todos ellosse dieron cita los días 13 y 14 en Valencia.

■■■■ K. M. MONASTERIO / G. ALTOZANO

Quien no supiera de qué ibael congreso quizá no hubierasospechado que se trataba deterrorismo. Y de sus víctimas.Porque eso, víctimas del te-rrorismo, eran el grueso deasistentes al acto organizadopor la Universidad CEU Car-denal Herrera en Valencia lospasados días 13 y 14.

Bien podría haberse trata-do de uno de esos simposiosinternacionales que se cele-bran todos los días en el mun-do. Los congregados erangente corriente: profesionalesliberales, funcionarios, milita-res, estudiantes, jubilados,amas de casa. Lo que les dife-renciaba del resto de personases que una noche se acostaronciudadanos de a pie y a la ma-ñana siguiente se levantaronvíctimas del terrorismo.

Es el caso de Arnold Roth.A su hija Malki, la mediana desiete hermanos, la mató un te-rrorista suicida el 9 de agostode 2001 en la pizzería Sbarrode Jerusén. Malki tenía 15años. Su padre la recuerda así:

“Era músico y ya mostrabadotes de liderazgo. Le gustabael trabajo de voluntariado conniños discapacitados. Todoslos que la conocieron recuer-dan su sonrisa. Pero a los te-rroristas nada de esto les ata-ñe”.

Al funeral de Malki acu-

dieron los amigos de los Roth;amigos que, andado el tiem-po, se cambiaban de acera ca-da vez que se encontrabancon ellos por la calle. LosRoth se habían convertido enunos parias. Hoy, casi todossus amigos son, como ellos,víctimas del terrorismo. “EnIsrael, si sufres un atentado, lagente te huye. Se justifican di-ciendo que no saben qué de-cirte. Y no saben cuánto senti-mos que no tengan nada quedecirnos, porque su abando-no nos hace doblemente vícti-mas”. Cinco años después delatentado, a Roth le sigue sor-prendiendo la insistencia depolíticos y periodistas en queperdone. “¿Cómo quierenque lo haga si nadie me ha pe-dido perdón? Es más, los queme arrancaron a mi niña, sipudieran volver a hacerlo, loharían. Una vez, y otra, yotra...” Para Roth, tratar decomprender a los asesinos res-ponde a la necesidad de en-contrar una explicación paralo irracional. “La gente se de-sespera por comprender elporqué de las cosas; incluso

. NACIONAL

Si tras la muerte desu hija, el motor dela vida de ArnoldRoth hubiera sidola revancha, nuncahubiese puesto enmarcha con su mu-jer Frimet la Funda-ción Malki(www.kerenmal-

ki.org). La Funda-ción provee servi-cios terapeúticos afamilias con hijosdiscapacitados, conindependencia desu credo religioso.El día de apertura,la segunda familiaen recibir asistencia

fue una familia ára-be palestina. LosRoth son padres deuna hija con disca-pacidad. Malkisiempre estuvopreocupada por loscuidados de su her-mana. La Funda-ción fue creada por

los Roth en sep-tiembre de 2001 co-mo respuesta hu-manitaria y no polí-tica al asesinato desu hija. De esta for-ma perpetuan el re-cuerdo de Malki.“En eso consistenuestra ‘revancha’”

Una respuesta humana a la barbarie

Chema Morales (arriba) fue herido en un atentado contra una casa cuartel; a la hija de Arnold Roth (abajo) la mataron en una pizzería de Jerusalén.

Peces-Barba anunció su dimisión para después de verano en el III Congreso Internacional de Víctimas del Terrorismo

Víctimas del terrorismo del mundo enteropiden memoria, dignidad y justicia

Gabriel Moris y María Pilar Crespo perdieron a su hijo en los atentados de Atocha.

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G. B

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ALBA // Del 17 al 23 de febrero de 2006 9cuando la razón que se les daes totalmente irrazonable”.Según Roth, esta confusiónpuede llevar a los ciudadanos,a los organismos políticos y alos medios de comunicación auna suerte de síndrome de Es-tocolmo, cayendo en la com-plicidad con los terroristas.“De ahí, la necesidad de quesea oída la voz de las vícti-mas”.

El último besoOtro que agradece cualquierocasión brindada a las vícti-mas para hacerse oír (e influirasí en los poderes públicos) esGabriel Moris, padre de JuanPablo, que murió con treinta ydos años en uno de los trenesde la muerte el 11-M.

Gabriel tiene fresco en lamemoria aquel día. “Esa ma-ñana, su madre, María Pilar, lepidió un beso y él le respon-dió: ‘Uno no, cuatro’. Ya novolvimos a escuchar la voz denuestro hijo ni nosotros pudi-mos dirigírsela a él. Así lleva-mos dos años y seguiremos eltiempo que Dios quiera”.

El sufrimiento, por su-puesto, no se agotó aquel día.Dos años después sigue: “Elhijo varón que nos queda haentrado en una situación decrisis en la que, por fortuna,estamos viendo algo de luz.Nuestras nietas, de 4 y 5 años,nos siguen contando sueñoscon su tío Juan Pablo y a sumadre le preguntan: ‘¿cuándote matan a ti, mamá?’”.

El recuerdo que guardanlos Moris de su hijo es genero-so. Como lo era él. “Juan Pa-blo era una persona llena devida, de proyectos, de ilusio-nes. Auténtico y coherente.Amante de la vida y de susamigos. Dialogante, cariñoso,entrañable. Sólo era intoleran-te con el terrorismo. Parecíauna premonición”.

Otro joven inflexible con elterrorismo es Jaime Felipe Lo-sada, colombiano “y con mu-cho orgullo de serlo”. HablaJaime Felipe de sus experien-cias con tranquilidad escalo-friante; así, explica que su vidaha estado marcada por la vio-lencia: sólo tiene 21 años y yaha pasado tres de ellos secues-trado, junto a su hermano me-nor y su madre, por la guerrillacolombiana. En 2001 lasFARC asaltaron a tiros su do-micilio y los secuestraron a él,

Felipe con el terror: hace tansólo dos meses viajaba en co-che en compañía de su padre ydos escoltas, cuando de nuevolas FARC atacaron su vehículocon granadas y fusiles de asal-to. Además de la metralla, Jai-me Felipe recibió dos balazosen una pierna; los escoltastambién resultaron heridos; supadre murió en el atentado.“Tres veces he visto de cercala muerte: en el asalto a mi do-micilio, en la selva y en el aten-tado. Pero no me iré de Co-

a su hermano y a su madre. Supadre accedió a pagar el resca-te y logró la liberación de Jai-me y de su hermano Juan Se-bastián; sin embargo, su mujerno pudo participar de la mis-ma suerte, y aún hoy continúasecuestrada. Ella, Gloria Po-lancos, pertenece a los llama-dos rehenes ‘políticos’, prisio-neros que los guerrilleros sóloestán dispuestos a intercam-biar por contraprestacionesgubernamentales. Pero noacaba aquí la relación de Jaime

lombia, quiero trabajar en ellapara que cambie”. Cuentaque, durante los tres años queduró su cautiverio, pasó portodo tipo de calamidades, vi-viendo permanentemente encondiciones extremas. “Lo pe-or -afirma- fue cuando a losseis meses de estar en la selvanos separaron de mi madre”.Jaime se confiesa católico:“Durante todo este tiempo só-lo he tenido refugio en la for-taleza de la fe”. Como loshombres valientes, sólo tienemiedo de una cosa: de no vol-ver a ver a su madre.

Los años de plomoChema Morales, delegado dela AVT en Valencia, fue vícti-ma de ETA en el atentado quela banda perpetró contra lacasa cuartel de Irún, el 25 dejulio de 1991. Alto, adornadocon tres pendientes, lleno defuerza y vitalidad, Chema en-carna a esas víctimas que hansabido sobreponerse al dolory dedicarse a trabajar para losdemás. Incide en el abandonode las víctimas por parte de lasinstituciones, en el peligro deretornar a “los años de plo-mo”, cuando se sacaba a lasvíctimas de ETA por la puertade atrás, para no molestar asus asesinos. Le parece unadesfachatez y un insulto el quese hable de negociación y hacesuya una de las frases más oí-das durante el Congreso.“Tiene que haber vencedoresy vencidos”; considera una ig-nominia la posibilidad de unapaz pactada, y teme que elGobierno no aprenda de loserrores anteriores. Por eso pi-de a la sociedad española queacompañe a sus víctimas elpróximo 25 de febrero, encontra de la negociación y pi-diendo de nuevo, tantas vecescomo sea necesario, memoria,dignidad y justicia.

I. Cepeda (izda.) y J. F. Losada (dcha.), víctima el primero delos paramilitares colombianos, y el segundo de la guerrilla.

Jaime Felipe Losa-da sólo tiene mie-do de una cosa: deno volver a ver a sumadre, secuestradapor la guerrilla

Chema Morales,que sufrió un aten-tado de ETA, pidea la gente que salgaa la calle el día 25

NACIONAL .

El eslogan “Quere-mos saber la ver-dad”, tantas vecesrepetido los días 11a 14 de marzo de2004, es para Ga-briel Moris un in-cumplimiento elec-toral. Y una de laspruebas aducidaspor Moris para de-mostrar que “nohay voluntad políti-ca para descubrir laverdad”. En estesentido, otros boto-

nes de muestra en-numerados porMoris son: el cierreen falso de la comi-sión parlamentaria;el trato dispensadoa los responsablesde la lucha antite-rrorista; la politiza-ción de los atenta-dos; la ruptura delos pactos eficacesen la lucha contra elterrorismo; y el si-lencio ante las in-formaciones del pe-

riodismo de investi-gación. Tras losatentados del 11-M,Gabriel Moris y sumujer, María PilarCrespo, sólo pidenuna cosa: “Saber laverdad, toda la ver-dad”. Por eso ledan tanta importan-cia a los actos comoel celebrado por elCEU en Valencia:“Son los foros ade-cuados para instar alos poderes públi-

cos a que utilicenlos medios existen-tes, en la búsquedade la verdad, la jus-ticia y las accionespreventivas, comoelementos indis-pensables en la lu-cha contra el terro-rismo y sus encubri-dores”. RecuerdaGabriel Moris unafrase acuñada por“alguien que la hizorealidad: la verdados hará libres”.

Saber la verdad, ¿promesa incumplida de ZP?