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    Extractos de:Vctimas de la moda - Guillaume Erner

    Texto del prlogo:

    'Prlogo

    Los socilogos son gente seria que no tiene tiempo para seguir la moda. Y los universitarios,excepto raras excepciones, desprecian las tendencias. Por otro lado, el mundo de la moda ignora lasociologa. Para qu entonces dar la lata con un libro en jerga acadmica? Los das son demasiadocortos y las noches insuficientemente largas para entregarse a esta clase de vicios.

    Los universos de Zara y de Chanel son raramente explorados por los socilogos y, sin embargo, lamoda es un tema perfectamente legtimo para la disciplina encargada de analizar la esfera de losocial. El pensamiento irracional colectivo es una materia de estudio habitualmente para lasociologa. Si 'hasta las creencias ms extraas pueden () ser sometidas a un anlisis de tipocientfico', como afirma Raymond Boudon, es totalmente legtimo que la sociologa se interese porla moda. De hecho, qu hay ms extrao que las tendencias? Por qu cambia la longitud de lasfaldas cada temporada? Cmo se justifica un sistema que mete en tales los a personas adultas? Lascreencias que motivan estos comportamientos son tan ilgicas como las danzas destinadas aprovocar la lluvia o el creer en una invasin extraterrestre.

    Por lo que respecta a la moda, nunca ha sido un tema noble en el campo de la sociologa. Para elestudio de este fenmeno y de las formas que adopta hoy, hay que observar objetos considerados

    como vulgares y hacer un esfuerzo para no hablar solamente 'de trapitos', sino interesarse tambinpor las empresas que los producen y, todava ms, por las marcas que los firman. Las marcas tienenen el mundo de la moda un papel comparable al de la gravedad universal en la cada de los cuerpos:se puede lamentar su existencia o su peso, pero es imposible ignorarlas. Es necesario ocuparse deestos temas frvolos, abandonar por un momento las cuestiones propias de la sociologa -elcapitalismo y otras secularizaciones- con el fin de centrarse en Prada y Gucci, en los colores de losvestidos y en sus formas.

    ltima precaucin: en sociologa existe la tradicin de explicitar la propia 'relacin con el objeto',de explicar qu relacin se tiene con el sujeto estudiado. En tal caso, debe manifestarse que el lazoque une al autor de estas lneas con el mbito del vestido es todo menos terico. Nieto de sastres,

    hijo de modistas y trabajando l mismo en el sector de la moda desde hace ms de doce aos, elmundo del vestido es un universo que conoce muy bien desde dentro. La investigacin empez hacems de treinta y cinco aos, lo que constituye una oportunidad y una limitacin al mismo tiempo.Imposible, pues, mostrarse neutral frente a un mundo que se conoce tan a fondo, de una manerantima, casi carnal. El peligro no es mostrarse parcial contra estos posibles desvos la concienciavela, sino, en todo caso, mostrarse ms comprensivo respecto a este universo de lo que se mostraraun socilogo para quien la moda resultara extraa. Ya que tanto hoy como ayer el universo delvestido, los schmates, como decan los judos en yiddish, sigue siendo muy emocionante: se mezclala prctica ms simple con la negociacin ms astuta, se utiliza el mismo lenguaje en Tokio, Tel-Aviv o Hong Kong; las fortunas se construyen y destruyen a la velocidad del relmpago; las chicasson bellas, los chicos son fciles, y viceversa. ste es un mundo gobernado por lo griego y por lohebreo. Dos palabras fundamentales que los neoyorquinos utilizan en su lenguaje cotidiano son elhubris, la 'desmesura' segn Aristteles, y la chutzpah, trmino hebreo que designa algo as como'tener descaro'. El universo de la moda no tiene el monopolio de la chutzpah o del hubris, pero es

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    uno de sus mayores productores. Sin chutzpah, Ralph Lauren, hijo de inmigrantes judos nacido enBrooklyn, jams se habra atrevido a ensear a la gentry americana cmo deba vestir. Slo elhubris ha podido inspirar a Giorgio Armani la increble sede de su empresa en Miln. Y es que ladesmesura no atemoriza a este creador: no ha conseguido unir su nombre al de un imperio,Emporio Armani?

    Por lo tanto, para quienes saben observar, el mundo de la moda no es tan ligero y ftil como amenudo parece. Desde Cocteau, sabemos que 'la moda muere joven', y por ello es por lo queacostumbra a tener cierto aire sombro. Cuando paseamos por el Carreau du Temple, coraznhistrico del textil parisino donde actualmente se realizan los desfiles de prt--porter, nospercatamos de este designio proftico: la dulce melancola que impregna las calles nos recuerda alos judos supervivientes que, al finalizar la guerra, vendan vestidos hechos con tejidos militares. Ysentimos la misma melancola al pensar en todos aquellos muertos de sida por quienes hoy la modaes un mundo en duelo.

    La sociologa no abarca todo, no puede resucitar el pasado, ni dar vida a los muertos, pero s puederendirles homenaje ayudndonos a comprender mejor el presente.'

    Texto de la introduccin:

    'Introduccin

    Cambiaba de vestido varias veces al da, uno para cada ocasin, pero su debilidad eran los peinados.Consecuentemente, no confiaba su pelo a cualquiera, sino que dejaba este delicado asunto en manosde un ingls, un verdadero esnob, podramos decir, que se permita el lujo de seleccionar a sus

    clientas y rechazar en ocasiones a otras procedentes de la alta sociedad. Nuestra protagonista nopensaba en otra cosa durante todo el da, buscando la crema que mejor le fuera o seleccionandonuevas tendencias tradas del extranjero por sus amigas. Pero un da cay esta cabecita tan cuidada.

    Ella no era Gwyneth Paltrow, sino Mara Antonieta.

    La moda est de moda desde hace mucho tiempo. Hoy, sin embargo, las tendencias no sonpatrimonio de la aristocracia, sino que se han democratizado. Son muy pocos los que tienen lafuerza, o la voluntad, para sustraerse a su dictado. Pero la gran novedad se encuentra en otro lado:en los modistos y en las marcas que han creado. Mara Antonieta, autnticafashionista, era unaapasionada de las formas y los colores. De hecho, se cuidaba de buscar los mejores artesanos,eligiendo el saber hacer de algunos: lo que ms le importaba era el vestido. Nadie consideraba a los

    creadores de vestidos como artistas. Otras profesiones gozaban de mayor prestigio, era muchomejor ser arquitecto o cocinero que modisto. De hecho, todava ni exista la palabra, que aparecitardamente en francs, alrededor de 1870, abriendo las puertas a una bella profesin. A partir de esemomento ser el sastre el que d al vestido su firma o su marca de fbrica. El fenmeno social quela moda representaba se encontr as considerablemente trastocado.

    El siglo XX ha sido el siglo de los modistos. Ya en los aos treinta, Coco Chanel era toda unapersonalidad. Aos ms tarde, al final de la guerra, Estados Unidos acogi a Christian Dior como aun jefe de Estado. Hoy, Jean-Paul Gaultier o Karl Lagerfeld son estrellas indiscutibles: todo elmundo aplaude sus creaciones, sus vestidos y tambin los cosmticos del uno y el rgimen del otro.Cunto camino recorrido! En el transcurso de algunas dcadas el personaje del modisto haconquistado el protagonismo de la escena. Un indicio para medir la revolucin provocada: el 29 de

    junio de 1959, a las 11.30, Brigitte Bardot se casaba con Jacques Charrier, llevando uno de losvestidos ms conocidos de la historia de la humanidad. Pregunta: quin hizo ese vestido?

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    Respuesta: en aquella poca no importaba a nadie. El reportaje que la revistaElle dedic alacontecimiento mencionaba el estampado de vichy del vestido, pero no a su creador. De hecho, elvestido benefici ms al grupo Boussac, productor entonces del estampado vichy, que a su autor,Jacques Estrel. Desde entonces, un olvido parecido es inimaginable, puesto que, a menudo, elcreador es ms famoso que la novia, ya que cada uno de ellos ha engendrado una marca, extensinde su poder creativo. La firma ocupa un lugar central en el sistema de la moda, incluso parece ser lo

    mejor de todo. Hace poco las estrellas de cine fueron preguntadas sobre el vestido que desearanllevar en el festival de Cannes. Cmo describieron el traje de sus sueos? Evocando un tonoparticular, un modelo clebre? En absoluto: se limitaron a nombrar sus marcas favoritas.

    Los modistos han ganado una batalla: sus marcas estn por todas partes. Aparentemente, su xito esindiscutible. Nada parece resistirse ante esta indita alianza entre el artista y el hombre de negocios.Sus creaciones se venden en las grandes tiendas y a la vez se exponen en los museos. Se disputatodo lo que firman y su firma saca partido a los objetos ms diversos, desde perfumes hasta mesasde comedor. A fin de cuentas, un solo fenmeno los mantiene en pie: la moda, ese torbellino detendencias susceptible de convertir cualquier objeto en indispensable y, despus, en obsoleto.Pblicamente, los diseadores rechazan confesar sus lmites. Y con su habitual seguridad continanimponiendo colores y formas para la prxima temporada. Para ellos es imposible comportarse deotra manera. Si reconocieran su impotencia, les abandonaran aquellos para quienes sus deseos sonrdenes.

    Tanto para los modistos como para nosotros, las tendencias continan siendo un misterio. Pero, adiferencia de los nefitos, los modistos deben defender las imperativamente como su fuente deinspiracin. Los ms hbiles lo hacen de maravilla. Estos sabios saben que nunca se tiene raznyendo contra la sociedad: ella es el verdadero rbitro de la elegancia, la verdadera responsable deesa inseguridad tan temida por Dior y Chanel; 'la calle es peligrosamente creativa', ha dicho conhumildad Christian Lacroix. Los verdaderosfashion victims no son aquellos en quienes pensamos

    normalmente: los modistos se encuentran, probablemente, entre las primeras vctimas de la moda.

    La moda martiriza menos a los socilogos que a los modistos. Probablemente sea sta la razn porla que ciertos especialistas de lo social continen mostrndole tanto respeto. Para ellos, lastendencias son fruto de una caja negra que el sentido comn recomienda no abrir. En contrapartida,se muestran mucho menos caritativos con losfashionistas, abandonados a su triste suerte: sin elmenor miramiento, se les priva de racionalidad. Ya es hora de reparar esta injusticia y de explorar lafbrica de la moda, para restituir a los actores sus razones y a las tendencias sus orgenes.

    Cada ao encontramos profetas que anuncian el gran retorno de la minifalda. Pero la minifalda debeestar ocupada porque, desde hace unas cuantas temporadas, enva a los tejanos en su lugar. La moda

    es as: caprichosa y con mucho carcter. Seguros de s mismos y dominadores, los primerosmodistos pensaron poder dominarla. Worth y Poiret, dos de los grandes pioneros de la modacontempornea, ignoraron que su vida iba a ser trgica a la fuerza, puesto que estando de moda secondenaron a que un da, de pronto, dejaran de estarlo. Con ellos empez la gran avalancha detalentos: Poiret eclips a Worth antes de ceder su hegemona a Chanel. Desde estos gloriososcomienzos, los nombres han cambiado, pero el decorado permanece igual. Cada temporada, losdiseadores aguardan la misma suerte que los colores y las formas. Un ao toca azul y despuspasamos al rojo, de la misma manera que Gucci toma el relevo de Cerruti.

    El guardarropa no es, ni mucho menos, el nico lugar que se rige por fenmenos cclicos. Sinembargo, de entre todas las modas, la del vestir contina siendo la ms enigmtica. La nouvellecuisinne, as como la tradicional, obedece a ciertas reglas. Un ejemplo: el cuidado de la lnea tieneque ver con el auge de la cocina japonesa y el declive de la olla. De la misma manera, parece fcilcomprender por qu un nombre es muy popular en un momento y deja de serlo de repente. No es

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    difcil adivinar que haba gran cantidad de Elvis en Estados Unidos durante los aos sesenta. Encambio, los motivos por los que miles de pies acaban llevando los mismos zapatos resultan muchoms incomprensibles. Cmo se explicara, por ejemplo, el sorprendente destino de las thongs?Durante mucho tiempo, estos zapatos estuvieron absurdamente relegados a la playa: desde el veranodel 2000 sabemos de sobra que este calzado soporta muy bien su uso en la ciudad. No obstante, notodos los zapatos han tenido la misma suerte. Las sandalias de pescador -esas divertidas sandalias

    de plstico translcido- no han podido alejarse nunca del agua. Habra que alzarse contra talinjusticia. Pero el destino de las thongs pareca periclitado: el verano del 2004 se les present fatal.Demasiado vistas. Ya en el 2002 estorbaban en los pies de los verdaderosfashion victims. Lasthongs estn, por as decirlo, en proceso depashminizacin, del nombre de ese precioso chal -la

    pashmina- que ha pasado del estatus de must have, a ser un smbolo de vulgaridad.

    Estas dos epopeyas -las thongs y lapashmina- renen los tres ingredientes necesarios para latransformacin de un objeto banal en un producto estrella: la arbitrariedad, la distincin y laimitacin.Arbitrario porque las thongs han llegado all donde miles de otros zapatos han fracasado.La babucha masculina no ha conseguido salir de un pequeo entorno gay y a la ltima. Ms de unarazn puede aclararnos el xito de las thongs: su precio o su nostalgia de la playa. Pero estas tmidasconjeturas no disipan el misterio. Evidentemente, podramos elaborar algunas audaces hiptesis,pero ms vale que nos ahorremos el ridculo de justificar esta moda, otorgando al individuohipermoderno una propensin a levantar su dedo gordo. Sin embargo, seguramente, el primero enponer un pie desnudo en la rue tienne-Marcel de Pars, lo hizo para distinguirse de todos losdems horteras que llevaban zapatos cerrados. Este individuo vanguardista fue imitado, como lo fueGwyneth Paltrow cuando asisti a una ceremonia de los Oscar con unapashmina sobre loshombros. Segn la leyenda -a la moda le apasionan las habladuras-, el chal fue trado de unimprobable viaje al Tbet. Las fotografas de la bella actriz dieron la vuelta al mundo y losprofesionales del sector buscaban como locos el Tbet en el mapa, anticipando la prxima moda.

    A posteriori, lapashmina o las thongs pueden parecer casos bastante simples. Para predecir el xitode estos dos artculos slo existe una alternativa. Primera posibilidad: ir a consultar al mismonmero de videntes que de consumidores potenciales, a fin de adivinar sus gustos y sus deseos.Segunda opcin, ms aceptable en sociologa: utilizar modelos que permitan comprender laselecciones colectivas a partir de decisiones individuales. Optaremos por este ltimo mtodo,dejando la astrologa en manos de supuestos socilogos -lisabeth Teissier se doctor en sociologaen condiciones bastante controvertidas- y de verdaderos couturiers. Paco Rabanne, como es sabido,se aventur a hacer algunas predicciones.

    La moda no se aplica slo en el vestir, sino que influye igualmente en las marcas. Para fabricarla,las marcas han tenido que someterse a sus reglas, dicho de otro modo, convertirse en tendencia para

    ms adelante dejar de serlo. La crueldad de este destino no fue manifiesta de inmediato: lasesperanzas depositadas en el sistema de la marca eran inmensas. La excitacin de los pionerosrecordaba a la de los alquimistas al transformar el plomo en oro. Su poder pareca enorme: erasuficiente, por ejemplo, colocar un simple cocodrilo sobre un vulgar polo para transformarlo en unautntico Lacoste.

    Chanel y Dior fueron probablemente los primeros en tomar conciencia de los poderes de la marca.Coco se dio cuenta de que mencionar su nombre bastaba para vender los productos ms dispares.Por ejemplo: a pesar de que ella no saba demasiado de perfumes, su N 5 tuvo un enorme xitosbitamente. Este nmero es la nica de sus creaciones que ha llegado intacta hasta nuestros das.Ante tal constatacin, Dior se anim y decidi alquilar su nombre a un fabricante americano decorbatas, quien se encarg de producir y comercializar una coleccin completa bautizada con elnombre del creador. Y sin embargo, Dior no creaba ni uno solo de sus accesorios. Peor an, suscorbatas estaban tan alejadas de su gusto, que prefera protegerse haciendo ver que no existan.

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    El descubrimiento de Dior dio lugar al nacimiento del sistema de las licencias, que permitenbautizarlo todo sin importar de lo que se trate, en la mayora de casos con ayuda de los nombresms prestigiosos. En trminos econmicos, a esta posibilidad se la denomina una renta, es decir, uncapital susceptible de producir beneficios. La renta territorial es muy antigua, y va ligada a lapropiedad que se hereda o se adquiere. Con la marca se entra en el terreno de lo inmaterial: un

    joven un poco desorientado y un poco bohemio, como Christian Dior, pudo contar de repente conuna preciosa fortuna. Tal invencin no poda escapar al inters de los financieros. Y,repentinamente, aquellos austeros gestores, que no soaron jams en cambiar el color de su trajegris, se interesaron por la moda. Grandes empresas como LVMH (Louis Vuitton Mot Hennessy) oPPR (Pinault-Printemps-Redoute) coleccionaron marcas con el objetivo de incrementar sus rentas.Pero, por desgracia, la renta de una marca es susceptible de variar rpidamente: en los aos ochentaCerruti no vala nada, mientras que hoy Las marcas de moda estn a merced la moda. Por msque inviertan en publicidad y apelen a la gran tradicin del lujo, tienen que habrselas con la partems cambiante de nuestra sociedad: las tendencias. El mundo les resulta hostil. Las casas de altacostura estn rodeadas de la competencia, que las espa e intenta inspirarse en los modelos quefuncionan. Y entre toda esta competencia, tambin se encuentran las empresas de baja costura,como Zara o HM, al acecho del menor xito de las prestigiosas firmas para proponer adaptacionesbaratas.

    Por si las tendencias y la competencia fueran poco, encima, las marcas de moda tambin han sidoatacadas por la soberbia del capitalismo, convirtindose, para la ocasin, en smbolos de la sociedadde consumo. El libroNo logo, de Naomi Klein, denuncia especialmente la invasin del espaciopblico por parte del swoosh, la famosa coma estilizada que representa a la marca Nike. En general,estas grandes marcas han sido acusadas de contribuir a la injusticia del mundo. Sus mtodos deproduccin, as como el desarrollo de sus tcnicas de comercializacin, a menudo han estado bajosospecha. El descubrimiento de las condiciones de trabajo de ciertas fbricas que producen ropa de

    marcas de prestigio en pases del Tercer Mundo, ha conmocionado profundamente a la opininpblica. Las protestas parecen haber dado sus frutos, puesto que muchas empresas se declararonculpables, empezando por Nike.

    Los militantes anticapitalistas han atacado con ms fuerza que ellas. De hecho, ninguna empresa seles puede resistir, puesto que las amenazas de boicot son suficientes para hacer ceder a las mstercas. Y, sin embargo, las tendencias y el sistema que ellas alimentan nunca han estado tan biendirigidas. La moda no es una creacin de los vendedores, y si stos pueden aprovecharse delencaprichamiento que atrae sobre s misma, es porque ella existira de todas formas sin ellos.Aparecida bajo su forma actual al alba de los tiempos modernos, resulta indispensable para elindividuo contemporneo. Es posible que la moda sea una esclavitud, pero, en todo caso, voluntaria.

    Ninguna marca ni ningn diseador nos obligan a vivir en el temor y en el respeto de las tendencias.Slo hay una persona con la fuerza suficiente para obligarnos a seguir la moda: nosotros mismos.Finalmente, la moda sera una mentira banal, si no fuera porque, ante todo, es una mentira en la quequeremos, y nos gusta, creer.'

    Citas y extractos breves:

    La voluntad de renovacin es intrnseca al fenmeno de la moda.

    Se supone que las marcas gobiernan las tendencias, cuando en realidad, las padecen.

    La necesidad de la moda se inscribe entre dos polos: la voluntad de ser uno mismo y el deseo derelacionarse con el otro.

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    El sistema de las marcas y de las tendencias se ha convertido en un importante componente deljuego social, mediante el que los individuos intercambian signos y cdigos.

    Christian Lacroix: Quiero seguir creyendo que la diferencia es la clave de todo. Universalidad,intemporalidad y eternidad son palabras que destierro del mundo de la moda. Es lo efmero, loparticular, lo nico los verdaderos signos de identidad.

    Tom Ford: La novedad es mi trabajo. Cada temporada, al principio de la coleccin, empiezo ahacer una lista de lo que estoy harto de ver. Y despus me pregunto lo que me apetecer.

    Galliano: La moda es ante todo un arte del cambio.

    Paul Poiret: Desde el momento en que un gobierno nace, ya sueo en derrocarlo para crear unonuevo.

    Histricamente, el vestir era cuestin de comerciantes o de artesanos. Pero Charles FrederichWorth no quera ser ni lo uno ni lo otro. l se consideraba un creador! Y gracias a su testarudez, lafigura del modisto naci a mitad del siglo XIX. (pg. 21)

    Los desfiles son en el mundo de la moda lo que los invernaderos a las plantas exticas. Unaverdadera atmsfera, a escala reducida, creada para que convivan nicamente actores y un nmeromuy reducido de espectadores. () A pesar de que reina la mayor confusin, de que los desfilesempiezan con ms de una hora de retraso cada invitado es situado donde se merece. De esta manera,cada uno recuerda su rango, puesto que fuera, en la sociedad democrtica, los rangos ya noexisten. (pg. 38)

    El mundo de la alta costura est tan alejado de las tendencias que se llevan como Jennifer Lopez lo

    est de Siss emperatriz. Hoy no slo es prcticamente imposible inspirarse en la alta costura paradisear la baja, sino que asistimos a menudo al fenmeno inverso. Karl Lagerfeld, para Chanel,fue uno de los primeros en introducir el pantaln tejano en una coleccin de alta costura. (pg. 93)

    Puesto que ninguna autoridad tiene demasiada influencia sobre ella, la moda se lo permite todo: unda nos hace adorar un bolso con forma de puerta de Cadillac (Dior), un bolso pintarrajeado(Vuitton) o incluso un Sportsac, improbable multibolsillos, nacido de amores ilegtimos entreimpermeable y bolsa de plstico. (pg. 104)

    Ley de Poiret: Todo exceso en materia de moda es signo del final. () En efecto, como se sabe,las modas nacen generalmente en pequeos ambientes preocupados por desmarcarse y despus se

    difunden rpidamente entre la poblacin. Entonces hay una alternativa: o bien la poblacin inicialbusca distinguirse todava ms, radicalizando la indumentaria que enarbolaba al principio; o bien lamoda se difunde, caricaturizndose. (pg. 133)

    Los socilogos tienen pocas certezas, pero la self-fulfilling profecy, o profeca auto-realizadora,forma parte del reducido nmero de reglas que parecen dotadas de una validez casi absoluta en elmbito social: Este mecanismo describe perfectamente el entusiasmo suscitado por ciertos objetos oalgunas tendencias en particular. Segn esta profeca, cuando los hombres consideran una cosacomo real, sta acaba convirtindose en realidad con todas sus consecuencias () aplicada almbito de la moda, la profeca auto-realizadora sugiere que basta que un objeto sea decretadotendencia por una persona habilitada para que, en efecto, se convierta en tal. (pg. 136)

    Un bolso de Fendi -el Big Bag- ser decretado indispensable en virtud de una escrupulosaaplicacin de la regla de Merton: En materia de moda, es un indicador infalible: si Sarah Jessica

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    Parker, Sharon Stone y la rapera Eve lucen el mismo accesorio, es que el objeto est en camino deconvertirse en objeto de culto. (pg. 137)

    Si las modas promovidas por las minoras gustan, es porque la diferencia se ha convertido en unideal de realizacin para cada uno de nosotros: cada uno aspira a convertirse en otro. (pg. 184)

    Como afirmaba Vladimir Janklvitch, ironizar es ausentarse. Hoy en da, cada uno de nosotrosintenta ausentarse y la moda se convierte en una buena manera de conseguirlo. () La modasimboliza la influencia de la irona sobre nuestros modos de vida. (pg. 201)

    A fuerza de buscar su singularidad, el individuo corre el riesgo de hacerse slo inteligible para smismo, convirtiendo la sociedad en una reunin de soledades. (pg. 205)

    Como ha expresado Paul Ricoeur, la humanidad da signos de su propia existencia. Comprenderloses comprender al hombre. (pg. 206)