Victor Raul y Cesar Vallejo

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Las estatuas de Haya y Vallejo GUILLERMO PÉREZ ASSEO Les tocó vivir en el mismo tiempo y en el mismo espacio y los dos ilustres maestros trascendieron el tiempo y el espacio. Los dos personajes sabían que el hombre que habitaba en sus cuerpos humanos era su propia alma que vino del plano superior al plano inferior con raíces profundamente universales. Los dos fueron, son y serán universales. Víctor Raúl Haya De La Torre y César Abraham Vallejo fueron grandes amigos y compartieron el grupo la Bohemia. Político uno y poeta el otro, ambos filósofos liberteños. En una de esas reuniones le tocó al poeta vaticinar el destino del amigo político. César Vallejo se dirigió a Víctor Raúl y exclamó: “Yo profeta brindo por este pichón de cóndor, yo profeta, anuncio que volará alto y será grande, grande…” Después cada uno tomó el camino programado en sus vidas. Sin insultos, sin agravios, sin amenazas, sin ironías desde el Presidente Regional y sus Consejeros, pasando por el Alcalde y su Teniente Alcalde, hasta el último ciudadano que soy yo, debemos recordar que somos simples mortales y que ninguno de nosotros trascenderemos el tiempo y el espacio de la historia liberteña. Más bien debemos convivir en armonía y paz ante la memoria de los dos más insignes representantes del siglo XX del Perú contemporáneo. Si tomaron distancias opuestas en sus vidas tomemos dicho ejemplo y hagamos que ambas estatuas que los representan estén ubicadas, una a la entrada de la ciudad por el Norte, la estatua actual de Víctor Raúl, sin reubicaciones; y la otra estatua ubicada a la entrada de la ciudad por el Sur en el óvalo de las intersecciones Panamericana sur y carretera a Laredo. Así, ambos personajes estarán en el sitio que les corresponde históricamente, protegiendo a la ciudad de Trujillo. ¿Se moderniza Trujillo o se endiosa a Víctor Raúl? MARIO ORDINOLA SANCHEZ Arcaico dilema, propio de gente atrapada en telarañas del pasado, es el que tenemos que soportar de estos politicastros que ya nos tienen cansadísimos. Resulta que ante la apremiante e imperiosa necesidad de modernizar la infraestructura vial y así responder positivamente a uno de los retos que nos plantea la implementación del Tratado de Libre Comercio con EE.UU. y otros que avecinan, estos policastros de antaño se desgañitan por defender lo indefendible, es decir, privilegiar un sentimentalismo barato en desmedro de la modernización de Trujillo. En este dilema no cabe duda que los apristas han optado por la segunda posibilidad, es decir, endiosar –cual herejes- a su líder y así pretender convertir folclóricamente al parque de marras en santuario. Sucede que las vías de acceso aéreo o marítimo nacional e internacional son de fundamental importancia en un país en vías de desarrollo -con grado de inversión- y con una serie de tratados a implementar. Lastimosamente no sólo carecemos de infraestructura adecuada, sino que los apristas –que toda la vida estuvieron en el Gobierno Local y Regional - aún no lo descubren. El hecho que a los apristas toda su vida se les haya inculcado animadversión contra EE.UU., y que hasta la fecha no lleguen a entender que este tratado ya es ley acá y en el otro país y que su implementación imprescindiblemente requiere de rápida, amplia y segura infraestructura vial, no tiene necesariamente que implicar al resto de trujillanos, que somos mayoría, y que tengamos que ‘pagar los platos rotos’ por un acto –la construcción del susodicho parque Víctor Raúl, que dicho sea de paso exclusivamente los compañeros lo conocen como tal- donde predominó el interés partidario antes que el planeamiento urbano de la ciudad. ¿Convocó Murgia a urbanistas independientes cuando decidió hacer esta cuestionable obra? ¿Acaso esta idea no fue urdida en el local de partido? ¿Acaso no la planearon y ejecutaron conspicuos apristas que lo único que les importó fue la propaganda de su líder? Creo que ha llegado el momento de ‘bajar de las nubes’ a los compañeros que descarada y cínicamente pretenden usurparse la propiedad de la ciudad, ignorando premeditada y olímpicamente que no representan ni siquiera el 30% de las simpatías libertarias y que su agrupación política no tiene ni tuvo pergaminos que exhibir con respecto a temas vinculados con la democracia, honradez, eficiencia y eficacia gubernamental. Cuando la prensa le preguntó su opinión al más pésimo urbanista de la región, José Murgia, éste dio una respuesta que la verdad no me sorprendió, pues se le salió, como estaba seguro que un día sucedería, el búfalo que tenía escondido al ‘diplomático’ en lo más profundo de su alma, si la tiene. Atinó a decir que se oponía tajantemente a semejante despropósito, que el lugar se había convertido en un aporte a la cultura trujillana –que pésimo concepto de cultura tiene- y que acompañaría al pueblo para alzarse en protesta a semejante ofensa. La ‘bufalería’ se le salió cuando no solamente pretende antidemocráticamente obstaculizar la labor del Alcalde democráticamente elegido,

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Las estatuas de Haya y Vallejo

GUILLERMO PÉREZ ASSEOLes tocó vivir en el mismo tiempo y en el mismo espacio y los dos ilustres maestros trascendieron el tiempo y el espacio. Los dos personajes sabían que el hombre que habitaba en sus cuerpos humanos era su propia alma que vino del plano superior al plano inferior con raíces profundamente universales. Los dos fueron, son y serán universales. Víctor Raúl Haya De La Torre y César Abraham Vallejo fueron grandes amigos y compartieron el grupo la Bohemia. Político uno y poeta el otro, ambos filósofos liberteños. En una de esas reuniones le

tocó al poeta vaticinar el destino del amigo político. César Vallejo se dirigió a Víctor Raúl y exclamó: “Yo profeta brindo por este pichón de cóndor, yo profeta, anuncio que volará alto y será grande, grande…” Después cada uno tomó el camino programado en sus vidas. Sin insultos, sin agravios, sin amenazas, sin ironías desde el Presidente Regional y sus Consejeros, pasando por el Alcalde y su Teniente Alcalde, hasta el último ciudadano que soy yo, debemos recordar que somos simples mortales y que ninguno de nosotros trascenderemos el tiempo y el espacio de la historia liberteña. Más bien debemos convivir en armonía y paz ante la memoria de los dos más insignes representantes del siglo XX del Perú contemporáneo. Si tomaron distancias opuestas en sus vidas tomemos dicho ejemplo y hagamos que ambas estatuas que los representan estén ubicadas, una a la entrada de la ciudad por el Norte, la estatua actual de Víctor Raúl, sin reubicaciones; y la otra estatua ubicada a la entrada de la ciudad por el Sur en el óvalo de las intersecciones Panamericana sur y carretera a Laredo. Así, ambos personajes estarán en el sitio que les corresponde históricamente, protegiendo a la ciudad de Trujillo.

¿Se moderniza Trujillo o se endiosa a Víctor Raúl?

MARIO ORDINOLA SANCHEZArcaico dilema, propio de gente atrapada en telarañas del pasado, es el que tenemos que soportar de estos politicastros que ya nos tienen cansadísimos. Resulta que ante la apremiante e imperiosa necesidad de modernizar la infraestructura vial y así responder positivamente a uno de los retos que nos plantea la implementación del Tratado de Libre Comercio con EE.UU. y otros que avecinan, estos policastros de antaño se desgañitan por defender lo indefendible, es decir, privilegiar un sentimentalismo barato en desmedro de la modernización de Trujillo. En este dilema no cabe duda que los apristas han optado por la segunda posibilidad, es decir, endiosar –cual herejes- a su líder y así pretender convertir folclóricamente al parque de marras en santuario. Sucede que las vías de acceso aéreo o marítimo nacional e internacional son de fundamental importancia en un país en vías de desarrollo -con grado de inversión- y con una serie de tratados a implementar. Lastimosamente no sólo carecemos de infraestructura adecuada, sino que los apristas –que toda la vida estuvieron en el Gobierno Local y Regional - aún no lo descubren. El hecho que a los apristas toda su vida se les haya inculcado animadversión contra EE.UU., y que hasta la fecha no lleguen a entender que este tratado ya es ley acá y en el otro país y que su implementación imprescindiblemente requiere de rápida, amplia y segura infraestructura vial, no tiene necesariamente que implicar al resto de trujillanos, que somos mayoría, y que tengamos que ‘pagar los platos rotos’ por un acto –la construcción del susodicho parque Víctor Raúl, que dicho sea de paso exclusivamente los compañeros lo conocen como tal- donde predominó el interés partidario antes que el planeamiento urbano de la ciudad. ¿Convocó Murgia a urbanistas independientes cuando decidió hacer esta cuestionable obra? ¿Acaso esta idea no fue urdida en el local de partido? ¿Acaso no la planearon y ejecutaron conspicuos apristas que lo único que les importó fue la propaganda de su líder? Creo que ha llegado el momento de ‘bajar de las nubes’ a los compañeros que descarada y cínicamente pretenden usurparse la propiedad de la ciudad, ignorando premeditada y olímpicamente que no representan ni siquiera el 30% de las simpatías libertarias y que su agrupación política no tiene ni tuvo pergaminos que exhibir con respecto a temas vinculados con la democracia, honradez, eficiencia y eficacia gubernamental. Cuando la prensa le preguntó su opinión al más pésimo urbanista de la región, José Murgia, éste dio una respuesta que la verdad no me sorprendió, pues se le salió, como estaba seguro que un día sucedería, el búfalo que tenía escondido al ‘diplomático’ en lo más profundo de su alma, si la tiene. Atinó a decir que se oponía tajantemente a semejante despropósito, que el lugar se había convertido en un aporte a la cultura trujillana –que pésimo concepto de cultura tiene- y que acompañaría al pueblo para alzarse en protesta a semejante ofensa. La ‘bufalería’ se le salió cuando no solamente pretende antidemocráticamente obstaculizar la labor del Alcalde democráticamente elegido, sino, burlarse de la voluntad del Pueblo que lo eligió Alcalde. No podemos ni debemos aceptarle al ‘diplomático’ su imposición y la del partido.

Trujillo: Génesis y tolerancia de rebeldía regional

MARIO ORDINOLA SANCHEZNo cabe duda que la elegantística, corrupta e inservible regionalización que actualmente dirigen los apristas, antes que solucionar el sinnúmero de problemas que aquejan al país ha terminado no solamente aumentándolos, además de su cuestionable onerosidad, sino, creando problemas más graves que podrían convertir peligrosamente en ingobernable a nuestro Perú. Me refiero exclusivamente al intento de incendiar al país con el inconstitucional, politiquero, maquiavélico e interesado argumento de la autonomía regional, hoy en su máxima gravedad por la rebeldía del presidente regional de Puno que amenaza ‘independizarse’ del país por el tema de la coca y de la evaluación docente. Sucede que con respecto a la rebeldía del presidente regional de Puno, García Pérez ha declarado: “Algunos quieren separarse del Perú, mejor separémoslos a ellos del Perú. es más fácil salir de una persona que salir de un departamento tan querido como Puno”.

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. “No tiene sentido, pues la Constitución marca una acción unitaria y descentralizada, por lo que el mencionado proyecto significa ir contra el proceso de descentralización”. Pero si hacemos un análisis histórico de esta temible e inconstitucional ‘independización’ invocada por irresponsables presidentes regionales y por algunos irresponsables abogados apristas y filo apristas, vemos que quien inició -¡Sorpréndase!- esta peligrosísima payasada fue nada menos que el tristemente recordado, ex presidente regional Homero ‘Clon de Hugo Chávez’ Burgos. Recuerdo que en láminas utilizadas en exposiciones que hacían sus tremendos funcionarios permanentemente se hacía la siguiente referencia: ‘Región Soberana’, actitud que no solamente jamás fue observada por García Pérez, Del Castillo, Murgia, etc., etc., sino, aplaudida apoteósicamente. Intuyo que no se puso desde un inicio en su sitio al ‘Clon’ por el significado político que hubiera representado semejante rebeldía regional aprista contra el propio Apra, que recién iniciaba su gestión gubernamental. ¿Qué hubiera sucedido políticamente para la Apra, que recién iniciaba su gestión gubernamental, sacar de la Presidencia Regional en la cuna aprista a un conspicuo compañero como pretende hacerlo con el rebelde presidente regional de Puno? ¿Por qué los altos dirigentes, incluido García Pérez, callaron? ¿No cree, respetable lector, que si desde un comienzo se hubiera puesto legislativamente coto a maquiavélica ‘autonomía regional’ hoy no existirían semejantes problemas que ponen en inminente riesgo a nuestra estabilidad jurídica? ¿Acaso el ex director de la escuela de maestría en gobernabilidad, García Pérez, no alcanzó a divisar semejantes secuelas jurídicas y políticas que afectarían gravemente al desarrollo de nuestro querido Perú? Me niego rotundamente a creer que una persona que ya frisa los 60 años de edad, que gobierna por segunda y que (no sé si por mala o buena suerte de los maestristas) ‘enseñó’ gobernabilidad, pueda no haber previsto semejante legicidio y sus respectivas consecuencias, indudablemente que primó de manera irresponsable el interés partidario.

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