VIGILIA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN

Canto de entrada: La Virgen sueña caminos

Saludo e introducción

Que Jesús, Salvador, Hijo de María inmaculada, esté con todos ustedes. La fiesta de María Inmaculada es el triunfo de la benevolencia y la gracia de Dios. Es una señal bella y un signo de superación y esperanza para el hombre.

Contemplando a María, deducimos: la santidad es posible. No sólo podemos vencer al pecado sino que podemos revestirnos de Dios. Alabamos a María, pero alabamos y adoramos, sobre todo, a Dios Padre, que tanto nos amó; a Dios Hijo, que tanto se nos entregó; a Dios Espíritu Santo, que tanto nos santificó.

Oración

Concédenos, Padre Santo, permanecer siempre vigilantes a imitación de la Virgen maría Inmaculada para que teniendo encendidas las lámparas en nuestras manos, velemos en la noche del tiempo y permanezcamos en oración ferviente. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Salutación a María (libro azul de Cáritas p. 47-49)

Liturgia de la Palabra

Isaías 62,1-9.

Salmo 17: Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.

Apocalipsis 121,3.7-12-17

Lucas 1,39-45.

Homilía breve

Consagración de los niños de Primera Comunión a la Virgen

Preces

Oremos con María a su hijo Jesucristo, nuestro Señor.

R./ Ven, Señor Jesús.

Tú, que eres el Dios Salvador, salva a nuestro mundo de sus miserias y sufrimientos.

Tú, que eres nuestra Paz, ilumina a los responsables de las naciones para que prevalezca la cooperación sobre la confrontación, y puedan así superar los conflictos.

Tú, que eres el pan de vida, ayúdanos a compartir nuestros panes para que todos tengan vida.

Tú, que fuiste ungido para evangelizar a los pobres, haz de nosotros testigos de tu misericordia con todos los que sufren. Tú que nos diste a María Inmaculada como madre y ejemplo, que ella ilumine nuestros pasos y nos proteja siempre.

Tú, que admites a estos niños y niñas de nuestra parroquia por primera vez al Sacramento de tu Cuerpo y de tu Sangre, ayúdalos a crecer en la fe y en el amor, a vivir siempre arraigados en ti para que lleguen a ser auténticos testigos de tu amor ante todos los hermanos.

Tú que das a las familias de estos niños la alegría de verlos crecer, concédeles la sabiduría necesaria para que sigan educándolos en la fe hasta que se conviertan en adultos que guíen a otros hacia ti, que eres el Camino, la Verdad y la Vida.

Oremos:

Oh Jesús, tú que preservaste a María de todo pecado, bendícenos y cólmanos de tu gracia, para que seamos santos e irreprochables en el amor.

Canto: Mi alma glorifica al Señor