Vigilia de Pentecostes

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VIGILIA DE PENTECOSTES «En esto reconocerán que son mis discípulos: En que se aman unos a otros.» Jn 12, 35. Marcelo Burgos Zambrano Parroquia San Juan Evangelista - Pastoral juvenil asuncionista www.parroquialotabajo.cl - www.fotolog.com/asuncionistalota I. Oración Inicial. (A criterio de cada animador). II. Reseña Histórica. Antiguamente la Fiesta de Pentecostés era una fiesta judía que se celebraba cincuenta días después de la Pascua (la palabra «Pentecostés» significa «cincuenta»). Era muy importante y convocaba en Jerusalén a muchos judíos que provenían de distintas colonias. Comenzó como una celebración donde se ofrecía a Dios las primicias de las cosechas, pero luego cobró un significado aún más profundo, ya que (en tiempo de Jesús) se celebraba la Alianza de Dios con el pueblo a través de los mandamientos (la Ley de Dios) que recibió Moisés en el Sinaí. Cuando los apóstoles reciben el Espíritu Santo, que Jesús les había prometido, coincidentemente los judíos se congregaban en Jerusalén para celebrar Pentecostés. Por esto, la Fiesta cristiana tiene un significado totalmente diferente a la Fiesta judía, sólo coinciden en el nombre. Los cristianos celebramos la venida del Espíritu Santo y el nacimiento de la Iglesia que anuncia la Buena Nueva tanto a judíos como a paganos. III. El Espíritu Santo derrama sus dones en nosotros. El Espíritu Santo que es Dios, como lo es el Padre y el Hijo, se derrama en la Iglesia, la impulsa y la anima en su misión y en su razón de ser: «vivir y anunciar el Evangelio de Jesús». Para esto el Espíritu Santo nos llena de dones que siempre exigen un compromiso y una respuesta de nuestra parte. Comúnmente escuchamos hablar de los siete dones del Espíritu, pero sabemos que este número tiene un significado simbólico (plenitud, perfección) es decir que los siete dones son una expresión de la totalidad de la acción del Espíritu Santo en la Iglesia. ¿Cuáles son los Dones que nos entrega el Espíritu Santo? A continuación los conoceremos:

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VIGILIA DE PENTECOSTES

«En esto reconocerán que son mis discípulos:En que se aman unos a otros.» Jn 12, 35.

Marcelo Burgos ZambranoParroquia San Juan Evangelista - Pastoral juvenil asuncionista

www.parroquialotabajo.cl - www.fotolog.com/asuncionistalota

I. Oración Inicial. (A criterio de cada animador).

II. Reseña Histórica.

Antiguamente la Fiesta de Pentecostés era una fiesta judía que se celebraba cincuenta días después de la Pascua (la palabra «Pentecostés» significa «cincuenta»). Era muy importante y convocaba en Jerusalén a muchos judíos que provenían de distintas colonias. Comenzó como una celebración donde se ofrecía a Dios las primicias de las cosechas, pero luego cobró un significado aún más profundo, ya que (en tiempo de Jesús) se celebraba la Alianza de Dios con el pueblo a través de los mandamientos (la Ley de Dios) que recibió Moisés en el Sinaí. Cuando los apóstoles reciben el Espíritu Santo, que Jesús les había prometido, coincidentemente los judíos se congregaban en Jerusalén para celebrar Pentecostés. Por esto, la Fiesta cristiana tiene un significado totalmente diferente a la Fiesta judía, sólo coinciden en el nombre. Los cristianos celebramos la venida del Espíritu Santo y el nacimiento de la Iglesia que anuncia la Buena Nueva tanto a judíos como a paganos.

III. El Espíritu Santo derrama sus dones en nosotros.

El Espíritu Santo que es Dios, como lo es el Padre y el Hijo, se derrama en la Iglesia, la impulsa y la anima en su misión y en su razón de ser: «vivir y anunciar el Evangelio de Jesús». Para esto el Espíritu Santo nos llena de dones que siempre exigen un compromiso y una respuesta de nuestra parte. Comúnmente escuchamos hablar de los siete dones del Espíritu, pero sabemos que este número tiene un significado simbólico (plenitud, perfección) es decir que los siete dones son una expresión de la totalidad de la acción del Espíritu Santo en la Iglesia.

¿Cuáles son los Dones que nos entrega el Espíritu Santo? A continuación los conoceremos:

1. Sabiduría: Este es el Don del buen gusto que nos hace saborear y gustar las cosas de Dios. Sabiduría es ver sabiamente las cosas, no sólo con la inteligencia sino que, también, con el corazón, tratando de ver las cosas como Dios las ve.

2. Inteligencia: Con este Don podemos conocer y comprender las cosas de Dios, la manera cómo actúa Jesucristo. El Don de la inteligencia es una luz especial que puede llegar a todas las personas y muchas veces tiene sus frutos en los niños y en la gente más sencilla.

3. Ciencia: Este Don nos ayuda a descubrir la presencia de Dios en el mundo, en la vida, en la naturaleza, en el día, la noche, en el mar, la montaña. El Espíritu de Ciencia nos hace mirar a las personas y las cosas con los ojos de Dios.

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4. Consejo: Se trata de tener la capacidad de escuchar al Señor que nos habla y tratar de discernir lo que El quiere y espera de nosotros. El Don de Consejo nos ayuda a enfrentar mejor los momentos duros y difíciles de nuestra vida.

5. Piedad: El Don de piedad nos permite acercarnos confiadamente a Dios, hablarle con sencillez, abrir nuestro corazón de hijo a un Padre Bueno del cual sabemos que nos quiere y nos perdona.

6. Fortaleza: Este Don nos da la capacidad de superar los momentos duros y difíciles de nuestra vida. El ejemplo de Jesucristo, su pasión y muerte, debe ser para nosotros un auténtico testimonio de fortaleza que nos ha de llevar a superar nuestra debilidad humana.

7. Temor de Dios: Aquí no se trata de tenerle miedo a Dios, sino más bien sentirse amado por Él. Con este Don tenemos la fuerza para vencer los miedos y aferrarnos al gran amor que Dios nos tiene.

Más allá de los innumerables dones que el Espíritu derrama en su pueblo, lo que el Evangelio nos deja bien en claro es que hay un don que es el más importante y le da sentido a los demás: el don del amor.

IV. Actividad.

Todos hemos de aspirar a recibir estos regalos, cuidarlos y hacer uso de ellos en servicio de nuestra comunidad cristiana. Para continuar con este momento, los invitamos a todos a desarrollar el siguiente trabajo:

1. Cada integrante recibirá dos tarjetas que tendrán forma de lengua de fuego, una con su nombre y la otra con el nombre de un integrante del grupo.

2. En la primer tarjeta se invita a escribir que don reconozco que recibí y quiero agradecerle al Espíritu Santo. Si es necesario se le solicita al guía del grupo que vuelva a leer los Dones del Espíritu Santo para una mejor comprensión.

3. En la otra tarjeta, que tendrá el nombre de un integrante del grupo, se propone escribir qué don reconozco que hay en él y quiero agradecerle al Espíritu de Dios.

4. Cada uno leerá la primera tarjeta, compartiendo con el resto del grupo el don que reconoce haber recibido, y la pegará en un afiche que dirá: “Espíritu Santo, quiero dar lo que me diste”.

6. Luego, cada participante leerá la segunda tarjeta donde reconoce el don del otro, y se la dará como signo de que los dones son para edificar la comunidad.

7. Al concluir el trabajo, guardarán el afiche para ser presentado como ofrenda en la eucaristía.

V. Reflexión Final: Para realizar un trabajo más optimo y dinámico se le solicita a algunos integrantes del grupo que vayan leyendo los párrafos de esta lectura.

“Nuestras Grandezas y Miserias”.Somos terrícolas que andamos por este planeta Tierra. Dicen que provenimos

de especies inferiores que lentamente, a lo largo de millones de años, fueron adquiriendo la perfección propia de la raza humana en el estado en que hoy nos hallamos. Somos seres inteligentes. Todo esto forma parte del proyecto de Dios

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trazado por él desde toda la eternidad. El Padre Dios ha querido que surgiéramos un día sobre este planeta para que llegáramos a ser sus hijos.

Más aún, somos geniales, capaces de investigar los misterios de las ciencias, inventar tecnologías sorprendentes, crear obras de artes que llenan de admiración a las generaciones que se van sucediendo. Unos han volado a la Luna y a los Planetas, otros descienden a las profundidades del mar. Los investigadores encuentran remedios para sanar enfermos de las más temibles dolencias, antes incurables.

Pero con todo, somos frágiles y limitados. Tan simple como eso. La muerte nos acecha a todos. Las malas inclinaciones hacen darnos golpes duros. A cada rato sembramos discordias y causamos penas.

No obstante el amor de Dios por nosotros no tiene límites. El nos invita a cumplir las tareas para las cuales un día nacimos y nos capacita para ello. Con este fin nos envió su hijo a su Hijo a la Tierra, y por medio de él, nos regaló el Espíritu Santo que nos enriquece con sus Siete Dones.

1. ¿Crees que el hombre ha sabido utilizar de buena forma los regalos que Dios le ha dado?

2. ¿Cuál ha sido el regalo más importante que has recibido en tu vida?

3. ¿Tú vida es conducida y animada por El Espíritu Santo?, ¿Cómo lo manifiestas?

“Como ven, el Padre Bueno nos promete para todos la experiencia de su hijo. Todos somos llamados a continuar sus pasos y actualizar su práctica. El Espíritu que recibimos en el Bautismo nos brinda la semilla. Nuestra tarea es hacerla crecer y dar frutos”

VI. Oración Final

Danos tu Espíritu, Señor de la Vida.El Espíritu que nos llena el corazónPara seguir tus pasos y vivir el evangelio.El Espíritu que guió tu camino, desde la concepción.Llenando la vida de María, tu Madre y madre nuestra.Dios de la vida, danos tu Espíritu, para que nos muestre las huellas del reino,en la sociedad que vivimos.Amen