Villarraga Proceso de Paz y Desescalamiento Militar Marzo2015

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    Proceso de paz y desescalamiento militar

    lvaro Villarraga Sarmiento

    16/03/2015

    En el curso de los procesos de paz, internos e internacionales, se han sucedido fases de intensificacin o dedistensin de las hostilidades de guerra en correspondencia c on la dinmica poltica y militar y las propias posiciones

    de las partes. La experiencia de las ltimas dcadas en Colom bia muestra tal tipo de circunstancias. Pero as mismoresulta claro que cuando una negociacin registra avances decisiv os se tiene a la dinmica de desescalamiento odistensin militar. Ms an, las fases finales de un proceso de paz exitoso, invariablemente se relacionan con el cesedel fuego y las hostilidades hacia finalizar la guerra, con los consiguientes c ompromisos de desarme y reintegracinde ex combatientes a la vida civil.

    Antecedentes de procesos de paz y desescalamiento militar

    En trminos deantecedente histrico fue a partir de la poltica de paz y el inicio de conversaciones y dilogos entre elgobierno Betancur y la mayora de los movimientos insurgentes que se sucedi un primer escenario dedesescalamiento militar. Los pactos de tregua y cese al fuego bilateral con las FARC, el EPL y el M19, con efectosentre 1984 y 1987[1]. A pesar del fracaso final de ese proceso, posteriormente con la primera eleccin popular de losalcaldes, en 1988, que precisamente fue una medida derivada del proceso de paz, si n que se tratara de reanudar unproceso de paz, estas mismas guerrillas declararon treguas unilaterales temporales como gesto poltico deentendimiento, a favor de la participacin ciudadana en tales comicios. Con posterioridad, se repitieron declaratoriasde ceses al fuego unilaterales temporales y en ocasiones regionales o locales, por parte de todas las guerrillas,incluido el ELN, como gestos de entendimiento poltico o con el fin de propiciar soluciones humanitarias.

    El M19 al asumir de forma independiente una negociacin de paz con el gobierno Barco en 1989 adopt un cese alfuego unilateral no respondido pblicamente con un cese al fuego recproco por parte del gobierno, pero s adoptadoen la prctica. As, la mesa de negociacin trat los asuntos polticos de la agenda convenida, con apoyo en laconsulta en Mesas de Anlisis y Concertacin con participacin ciudadana, social e institucional, hasta conseguir elpacto de paz. La negociacin cont con una dinmica de distensin militar que posibilit la concentracin congarantas de los efectivos guerrilleros en Cauca, hasta protocolizar el pacto final de paz. No obstante, fracas elcompromiso principal de este acuerdo, un proyecto de reforma constitucional en el Congreso que inclua un referendopara la paz. En tal situacin, el M19 decide pasar a la vida legal, de forma que sus principales dirigentes salieron a laactividad poltica y electoral como forma de presin, sin que se hubieran convenido an trminos para ellos. Sinembargo, el gobierno antes que atacarlos militarmente o proceder a capturarlos, agiliz los trminos de las garantas

    jurdicas y polticas en consecuencia.

    El EPL declar en 1989 una tregua unilateral en disposicin a emprender un proceso de paz definitivo a condicin deque se hiciera realidad la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, con el nimo de que en ella y en elproceso de paz participara unificada la CNGSB. Sin embargo, la respuesta oficial fue una fuerte ofensiva militar queimpuso el retorno a las hostilidades. Pero en 1990, al tomar fuerza en determinados sectores polticos y sociales laexigencia de la convocatoria de tal Constituyente, el EPL inici otra tregua unilateral con un gesto de alto riesgo

    militar pero de fuerte mensaje poltico. Declar unilateralmente diez zonas del pas como territorios de campamentospara dilogos de paz, ubicados en distintos departamentos, con el ofrecimiento de iniciar las negociaciones de paz.En nueve de ellos se logr pronto el entendimiento con mediacin de las autoridades territoriales y de sectoressociales, slo en una hubo cruentos enfrentamientos pero que pronto cesaron y se instal otra zona con igualpropsito. A la vez, los movimientos armados regionales PRT y MAQL concurrieron con el EPL en una negociacincoordinada frente a los gobiernos sucesivos de Barco y de Gaviria, pero con mesas independientes dadas lascondiciones distintas de cada movimiento.

    En las zonas de campamentos guerrilleros de paz con el M19 en Cauca- y el EPL en La Guajira, Bolvar, Crdoba,regin de Urab, Antioquia, Risaralda, Putumayo, Norte de Santander- as como con las milicias campesinas del PRT

    Montes de Mara- e indgenas del MAQL Cauca- existieron reglamentaciones convenidas en las mesas denegociacin, con compromisos de distensin militar. Entre ellas el cese de acciones ofensivas de las partes, zonasdesmilitarizadas con respecto a las tropas oficiales y de presencia guerrillera, anillos neutrales, instalacin de retenesde las partes, puestos de control permanentes con delegados de las partes y agentes facilitadores, instalaciones deatencin humanitaria a cargo de la Cruz Roja, respeto y libre trnsito a autoridades y personas civiles de la regin,cese del reclutamiento guerrillero, cese de vuelos militares sobre tales zonas. Los compromisos progresivos dedistensin militar se cumplieron, sin dejar de existir algunos hechos violatorios, en especial ataques militaresgubernamentales en algunas zonas de campamentos guerrilleros que ocasionaron vctimas entre personas

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    combatientes que acataban al momento la condicin de cese al fuego. En ese contexto se produjo la convocatoria dela Constituyente de 1991, lo cual hizo posible consolidar los pactos de paz con el EPL, PRT y MAQL, quienestuvieron representacin en esta corporacin[2].

    Entre 1991 y 1992 las FARC y el ELN a nombre de la CGSB sostuvieron conversaciones de paz con el gobiernoGaviria en Caracas y Tlaxcala siendo el tema de cese al fuego bilateral el ms tratado, pero sin que se llegara aresultados definitivos. Tambin trataron el tema humanitario hacia definir compromisos de las partes e iniciaron unaagenda temtica que se frustr con la suspensin de estos dilogos. Entre tanto, la fraccin guerrillera y milicianaCRS ex integrantes del MIR PL y del ELN- se apart de la estructura del ELN e inici un propio proceso de paz queconcluy en 1994, motivado por los avances democrticos conseguidos por la Constitucin Poltica de 1991. Estaagrupacin sufri en medio de las conversaciones repetidos ataques oficiales que causaron la muerte de formaarbitraria de uno de sus comandantes y negociadores y de un nmero significativo de sus integrantes. Ante lasituacin el pacto de paz habilit una veedura internacional en cabeza de los Pases Bajos y Pax Cristhi. Igualmente,accedieron a pactos de paz regionales tres agrupaciones milicianas, autnomas, quienes desmovilizaron y

    desarmaron sus estructuras en las comunas de Medelln en 1994. En aos posteriores tambin lo hicieron algunasotras fracciones guerrilleras o milicianas en varias regiones, entre ellas el MIR COAR tambin en Medelln en 1998.

    Simultneamente durante los aos noventa se produjo un importante despliegue guerrillero principalmente de lasFARC pero tambin del ELN que se acompa de varios tipos de acciones violatorias al derecho humanitario a la vezque se produjo el cruento despliegue paramilitar que ocasion miles de vctimas de violaciones a los derechoshumanos en distintas regiones. Las FARC ganaron en iniciativa tctica, contundencia al concentrar notable fuerza enlos operativos de incursin regional, copamiento de reas, combates, tomas de poblaciones, al punto de ocasionarvarias derrotas a contingentes y campamentos o instalaciones de las Fuerzas Militares. Las conversaciones de pazadelantadas con ambas guerrillas por el gobierno Pastrana llevaron con las FARC a una zona de distensin,desmilitarizada con relacin a los efectivos oficiales y de concentracin guerrillera, ubicada en cinco municipios deMeta y Caquet, mientras en el resto del pas operaba la intensificacin de las hostilidades. Con el ELN, por elcontrario, fracas la instalacin de otra zona de distensin en el sur de Bolvar, en medio de la presin paramilitar, lainconsecuencia de las tropas oficiales con el proceso de paz y la misma presencia de las FARC en la regin. Estosintentos de paz a pesar de algunos acuerdos parciales finalmente fracasaron, en medio de crecientes hechos deviolaciones a los derechos humanos y al derecho humanitario que comprometieron a las partes.

    Sobrevino una dcada de ofensiva militar estatal que produjo un cambio en la dinmica militar y en la relacin defuerzas. Desde antes de la ruptura de las conversaciones de paz el gobierno Pastrana con el importante apoyo en elPlan Colombia, que fue ante todo un costoso plan de guerra con respaldo y participacin directa de EEUU, inici unaintensa ofensiva militar contra las guerrillas, en especial contra las FARC. El presidente Uribe asumi con la promesade aniquilar las guerrillas y si bien no logr derrotarlas consigui golpearlas, debilitarlas y replegarlas de maneranotable hacia partes altas de montaa, selvticas y de frontera, en una accin dirigida ante todo contra las FARC,entre 2002 y 2010. Esta actuacin estatal tecnific las fuerzas militares, introdujo con eficacia las incursiones areas,los comandos conjuntos y los bombardeos de aniquilamiento, pero a la vez se relacion con la comisin de gravesviolaciones a los derechos humanos, en especial ejecuciones de personas de poblacin civil por parte de las tropasoficiales, presentadas falsamente como supuestas bajas guerrilleras en combate. Las guerrillas tuvieron que actuar demanera ms encubierta y fluida, pero de forma que intensificaron el uso de las minas antipersonal, los sabotajes, eluso de terrorismo y la toma de rehenes y los secuestros.

    Entre 2005 y 2007 el gobierno Uribe y el ELN sostuvieron ocho rondas de conversaciones en La Habana, conparticipacin de la sociedad civil y acompaamiento internacional, de forma que consensuaron trminos para un

    Acuerdo Base que iniciara las negociaciones, pero que al momento de firmarlo fracas ante las exigencias norealistas del gobierno de concentrar e identificar a los integrantes de esta guerrilla, en el mismo momento de inicio delas negociaciones de paz, hecho frustr este proceso. Durante estas conversaciones el ELN decret varias treguas

    unilaterales temporales, como gesto poltico de entendimiento con motivos de finales de ao y de realizacin deelecciones, pero con posterioridad denunci que antes que conseguir reciprocidad oficial las fuerzas estatales lasutilizaban para penetrar y hostigar a sus frentes en distintas regiones[3].

    Negociacin de paz actual con las FARC y desescalamiento militar

    En el desarrollo del actual proceso de paz entre el gobierno Santos y las FARC varias fuentes gubernamentales,estatales y de organizaciones sociales evidencian que durante los dos aos de conversaciones, en desarrollo de lasfases exploratorias y de negociacin, las hostilidades militares se han intensificado[4]. Constatan que de manerageneral el conflicto armado tiende a ser marginal, a relocalizarse en zonas perifricas, pero que no cesa. A partir de2007 en particular las FARC retomaron cierto nivel de iniciativa principalmente en el suroccidente del pas. Entre tantoel ELN, han mantenido una dinmica militar notablemente menor, con una tctica defensiva de preservacin defuerzas y solo en la reciente fase de exploracin retoma cierta iniciativa de actuacin militar en las regiones depresencia de sus frentes.

    A la par con el positivo desarrollo del avance de las negociaciones Gobierno-FARC el 20 de diciembre de 2014 staguerrilla decret un cese unilateral del fuego, indefinido y condicionado a que sus efectivos no sean atacados por lastropas oficiales. Entre enero y febrero distintas fuentes han corroborado el cumplimiento por las FARC del cese al

    fuego decretado[5]. Esta situacin llev al gobierno a considerar de inmediato el tema del cese al fuego y a lashostilidades, bilateral e indefinido, anticipando su tratamiento incluido en la agenda de negociacin en el punto tercero,titulado Fin del Conflicto, el cual incluye otros seis tpicos en tal perspectiva. En consecuencia la SubcomisinTcnica Fin del Conflicto que haba sido formalmente instalada seis meses atrs, inici en firme sus trabajos estemes de febrero de 2015, dando prioridad al asunto del cese al fuego bilateral y definitivo. En tal contexto, es dereconocer que el gobierno vari su posicin de mantener la ofensiva militar hasta conseguir el acuerdo final de paz, demanera que habilita tratar el cese bilateral del fuego y las hostilidades en el curso de la negociacin. Adems, ambaspartes comparten el concepto de avanzar hacia el desescalamiento del conflicto armado. Por su parte las FARCmantienen la propuesta de convenir de inmediato un cese al fuego bilateral y agregan la de suscribir un armisticio, concompromisos militares de las partes.

    Esta situacin configura de hecho en la actualidad la posibilidad de conseguir un cese bilateral de las accionesofensivas. Si bien las FARC denuncia la existencia de operativos militares oficiales en su contra en varias regionesque ya dieron lugar a enfrentamientos recientes en Cauca, lo que prima y debe primar en la parte gubernamental es elcompromiso de no emprender operativos militares ofensivos contra esta guerrilla, so pena de provocar el rompimientode la tregua guerrillera, con alto costo poltico frente a la sociedad y la comunidad internacional y con el riesgo dedebilitar la confianza, el acumulado poltico de la negociacin en curso y la tendencia al respaldo creciente al proceso

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    de paz en la opinin ciudadana. Sin embargo, el gobierno tiene ambigedades al respecto: No plantea con claridad niparece totalmente dispuesto a asumir la distensin militar. Tiene una actitud defensiva ante los opositores al procesode paz que le han criticado injustamente de inconsecuencia en la accin contraguerrillera. No le es fcil adoptarformalmente el cese bilateral de los fuegos tras haber proclamado repetidamente que no cesara la ofensiva militar enlas negociaciones. Se cuida ante las resistencias a su poltica de paz en el estamento militar, a sabiendas de loshechos de infiltracin y sabotaje que a su seno alientan opositores al proceso.

    En tales circunstancias puede darse el cese bilateral a las acciones ofensivas de las partes en un contexto defragilidad y de evidentes riesgos, pero de forma que si se logran sortear tales dificultades y se avanza en los acuerdosfaltantes de la agenda temtica y en los de refrendacin, aplicacin y verificacin, podra llegarse a consolidar unapositiva coyuntura de distensin militar en el curso del presente ao. Por supuesto en tal perspectiva se llegara aformalizar ms adelante un cese al fuego y a las hostilidades, bilateral y definitivo. Sin embargo, en lo inmediato siprospera la situacin negativa de reiteradas incursiones y ataques de las Fuerzas Militares en zonas guerrilleras serompera la tregua guerrillera y se retornara a las hostilidades abiertas, cerrando la tendencia al desescalamiento

    militar. A favor de tal situacin est el alegato de altos mandos militares de no tener limitaciones territoriales para suactuacin y el de tener la obligacin legal de combatir la subversin. Pero en todo caso, sea que se preserve ladistensin militar con base en la suspensin de acciones ofensivas de las partes o sea que se retorne a losenfrentamientos, la negociacin prevista seguir su curso, y hacia al final del proceso tendr que implementarse elacuerdo de cese bilateral y definitivo del conjunto de las hostilidades.

    Elementos del desescalamiento

    A propsito del desescalamiento milit ar es preciso reconocer que s i bien s u hecho ms decisivo es la situacin delcese de los fuegos al momento previsto, con base en la declaratoria unilateral de las FARC, ste incluye otroshechos y posibilidades. Entre los hechos previos de distensin estn las cuatro declaratorias de treguas unilaterales ytemporales, decretadas por las FARC con anterioridad en el curso de las actuales negociaciones, como gesto polticode entendimiento en las coyunturas electorales recientes y en las finalizaciones de ao.

    Ha sido sntoma de distensin militar tambin el que al seno de la comandancia de las Fuerzas Militares se hayaconformado el Comando de Transicin, en funcin de todos los temas del Fin del Conflicto, y con implicaciones en lapoltica y en la dinmica militar estatal previstas. A la vez, las FARC en reciprocidad han conformado un Comando deNormalizacin, en funcin de tratar los de igual manera los asuntos relativos a la finalizacin de las hostilidades, deforma que ha trasladado a La Habana a un nmero importante de sus principales comandantes en tal perspectiva.Esto ha implicado que parte de los principales mandos militares de las partes han pasado al espacio de la negociacinde paz, hecho indito en los procesos de paz en el pas y de gran significacin.

    As mismo, obran tambin como factor de desescalamiento militar el dispositivo convenido para tratar incidentesderivados de las hostilidades militares, tanto con relacin a la facultad habilitada para los pases garantes Cuba yNoruega-, en trminos de actuar de inmediato como facilitadores o dado el caso de mediadores hecho convenido apartir de lo sucedido con la retencin del general Alzate-. Se suma en el mismo sentido la participacin que se hatenido con el CICR, en calidad de intermediario humanitario neutral, independiente e imparcial, que ha propiciado entreotros buenos oficios el apoyo para la liberacin efectivos de la fuerza pblica en poder de la guerrilla.

    Adems, en la perspectiva del desescalamiento militar las condiciones actuales exigen a las partes considerar el cesede determinadas formas de hostilidades que puedan precisamente provocar la ruptura del cese al fuego guerrillerodecretada y oficial asumida de hecho. Entre ellas las campaas de incursin territorial en zonas de reconocidapresencia de la contraparte, los ataques oficiales a estructuras guerrilleras y a sus campamentos. Las incursionesguerrilleras a nuevas reas o territorios y las consiguientes acciones de control territorial a travs de la siembra deminas antipersonal.

    Diferencia y relacin entre exigencias humanitarias y desescalamiento militar

    Es importante discutir que si bien los compromisos de orden humanitario adems de contribuir a aliviar la situacin delas vctimas, proteger la poblacin y los bienes civiles, ayudan a alimentar el clima de confianza y el entendimientoentre las partes, as como alimental la legitimidad y el respaldo ciudadano a las negociaciones de paz. Sin embargo,en s mismo, por su carcter, los compromisos humanitarios no constituyen hechos militares, por tanto no se calificanen s como hechos de desescalamiento o de distensin militar, aunque puedan alentarlos y relacionarse en tal sentidocon ellos. Al respecto, es de reiterar que las hostilidades de guerra que se desarrollan entre las partes deben dirigirsesolo hacia objetivos militares, es decir personal, instalaciones, lugares, armas y dispositivos que constituyen ventajamilitar efectiva, de forma que su ataque neutraliza una ventaja militar concreta.

    Por tanto, el derecho humanitario reconoce que las acciones propias de la guerra tienen eficacia militar, son idneas,pero a la vez les impone limitaciones en sus mtodos y en sus medios. En tal sentido, cuando se ataca a la poblaciny los bienes civiles o a todo lo que tenga proteccin humanitaria definida, no constituye en propiedad un hecho deguerra o de hostilidad militar sino una infraccin al DIH. Como tal, se trata de conductas proscritas que constituyenacciones ilegtimas en el contexto del conflicto armado.

    Esta aclaracin es importante, pues si bien la fuerza pblica adopta programas y compromiso de respeto a losderechos humanos y al derecho humanitario y manifiesta el gobierno y sus mandos compromiso con no repetir lasgraves violaciones que la han comprometido, as como las FARC adoptaron compromisos con no tomar rehenesciviles, ni realizar secuestros extorsivos y recientemente elevaron el compromiso hacia el no reclutamiento demenores, estos hechos loables y positivos, son parte de compromisos imperiosos, ineludible y que han sido depermanente exigencia desde la sociedad, esferas del Estado y por la comunidad internacional. En consecuencia valeadvertir que no existe claridad gubernamental en compromisos propiamente de desescalamiento militar y que adoptaun discurso de exigencias unilaterales de compromisos humanitarios a la contraparte, malentendindolas comohechos de hostilidades militares a cesar.

    En la relacin a reconocer en la relacin entre los compromisos humanitarios y el desescalamiento de la guerra que seregistra en el contexto del proceso de paz avanzado con las FARC, es de advertir que independientemente de queexista o no proceso de paz, siempre ha tenido y tiene vigencia la agenda de exigibilidad humanitaria, que implica doselementos: 1. Las obligaciones unilaterales ineludibles de regulacin humanitaria cada parte, que mantienen vigenciasea cual sea el escenario de la guerra. 2. Las posibilidades de convenir acuerdos humanitarios de regulacin entre laspartes y con ellos la opcin de echar mano al apoyo de entes humanitarios, por excelencia el CICR. Bastanteexperiencia en Colombia existe tanto en trminos de las exigencias humanitarias demandadas a las partes como entorno a la realizacin de acuerdos especiales, denominados en nuestro medio como humanitarios. Precisamente,

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    todas las liberaciones producidas de personal de la fuerza pblica retenido y capturado por las FARC en desarrollo delas hostilidades ha dado lugar a este tipo de acuerdos espaciales as como han existido reiteradas experienciasanteriores con todas las guerrillas al respecto y tambin durante las ltimas dos dcadas con el ELN, guerrilla pionerahistricamente en demandar la posibilidad de este tipo de acuerdos entre las partes en contienda.

    A propsito de la regulacin humanitaria el C ICR desde hace dos aos propuso un acuerdo de regulacin en el c ursode las negociaciones de paz y vale reconocer que las FARC formalmente expres disposicin e y adopt la propuestade un acuerdo de regulacin humanitaria, pero el gobierno la pospuso en trminos de conseguir tales compromisos enel contexto de los acuerdos de paz previstos.

    Discusin sobre el concepto de hostilidades

    En consecuencia, otra discusin importante hace referencia al concepto de hostilidades militares. En la teora y elderecho militar as como en el DIH se reconoce histricamente y hasta la actualidad el concepto de hostilidades

    militares. Con l se hace referencia a los hechos que implican la actuacin de fuerza blica ejercida por losbeligerantes o las contrapartes en medio de la contienda. En tal sentido, las normas de la guerra y en consecuencialas disposiciones humanitarias hacen referencia expresa a conceptos tales como apertura de hostilidades,participacin directa en las hostilidades, desarrollo de las hostilidades, cese de las hostilidades y finalizacin de lashostilidades. Tema central para el derecho humanitario es el de la conduccin de las hostilidades, pues precisamentela imposicin de limitaciones en los medios y mtodos a emplear, es la base de la proteccin de la poblacin civil, delos bienes civiles y de los propios combatientes. Los medios hacen referencia a las armas y los mtodos a lasestrategias, tctic as, planes operacionales y estratagemas a emplear.

    Este ABC de la guerra y del derecho humanitario es preciso recordarlo pues equivocadamente el gobierno y lasFuerzas Militares malentienden el concepto de hostilidades. En algunas declaraciones han sealado de forma errneaque la fuerza pblica no estara desarrollando hostilidades militares y atribuyen tambin errneamente que lasguerrillas estn desarrollando hostilidades con referencia a sus conductas violatorias al derecho humanitario, paraconcluir, de manera tambin equivocada con referencia a las hostilidades, que lo debido es que cesen los ataquescontra la poblacin civil.

    Insistimos que ambas partes, todas las partes en contienda, tienen la obligacin unilateral e ineludible de acatar lasprohibiciones del derecho humanitario, pero tema aparte, en el contexto del proceso de paz mantienen su curso las

    hostilidades militares entre las partes, bien en trminos de escalamiento o de desescalamiento militar. Resultaraadems incoherente que si bien el gobierno Santos tuvo la virtud de reconocer la existencia del conflicto armado noreconozca en consecuencia la consiguiente realizacin de diversos tipos de acciones militares de guerra que se leasocian, es decir de las hostilidades en curso. Precisamente, en desarrollo de las respectivas leyes del Plan deDesarrollo por cada mandato gubernamental, el Ministerio de Defensa ha implementado los respectivos Planes deGuerra, de los cuales se han derivado lneas estratgicas y operacionales de las Fuerzas Militares y para nuestrocaso de las mismas fuerzas de la Polica, en el contexto de las hostilidades.

    La propuesta de armisticio de las FARC

    Sobre la propuesta de las FARC de suscribir con el gobierno un armisticio, previo al acuerdo de paz, es precisoadvertir que no es descartable tal opcin, que puede ser considerada por la Subcomisin Tcnica de Fin del Conflicto,pues se relaciona con sus tpicos a tratar. Pero as mismo es de advertir que sera negativa tal propuesta si de ellase deriva una fase adicional o una condicin previa a lo ya pactado, hacia conseguir un acuerdo integral para los sietetpicos a abordar en el tema relativo a la finalizacin de las hostilidades: Cese al fuego y las hostilidades bilaterales ydefinitivas. Dejacin de las armas. Reincorporacin de los excombatientes a la vida civil. Revisin de la situacin delas personas privadas de la libertad por pertenecer o colaborar con las FARC. El combate a las organizaciones

    criminales y contra quienes atentan contra los movimientos sociales, polticos y los defensores de derechoshumanos. Reformas y ajustes institucionales con iniciativa gubernamental hacia la construccin de la paz. Garantasen seguridad. Y esclarecimiento del fenmeno del paramilitarismo.

    Para el derecho humanitario un armisticio es un convenio militar con objetivos polticos y militares orientado acompromisos de las partes en funcin de ellos, orientados a la suspensin de las hostilidades, por lo regular por untiempo indeterminado, con efectos directos en los teatros de operaciones de la guerra. Sin embargo, un armisticio nopone trmino al estado de la guerra, que sigue existiendo con todas sus consecuencias jurdicas[6]. La experienciainternacional hace referencia a los armisticios con nfasis en soluciones precisamente de suspensin de hostilidadesy de habilitacin de soluciones humanitarias como canje de prisioneros, traslado y atencin de heridos, etc. Confrecuencia son comparados o asimilados tambin a los acuerdos de tregua y a los de regulacin humanitaria.

    En consecuencia, puede entenderse que precisamente los temas tratados en la agenda a partir del acuerdo de Fin delConflicto, no solo podr sino que deber asumir asuntos relacionados histricamente con los armisticios en lasguerras, ms an es viable entender que sin que necesariament e as se denomine puede ser equivalente a unarmisticio, pero que resultara inconveniente y quizs inviable si se tratara de introducir una fase de prolongacin delas hostilidades de guerra, no dando lugar de inmediato al acuerdo final de paz con todas sus consecuenciasprevistas.

    Necesidad de implementar la verificacin

    Un elemento de especial importancia actual es el relativo a las formas de verificacin que deben aplicar tras acuerdosde cese al fuego o tregua militar as como en general para el cumplimiento y aplicacin de todo lo pactado al final delproceso de negociacin. El alto riesgo actual es que no hay nada convenido ni aplicado al respecto y sin embargo seasiste a una situacin de eventual consolidacin de un cese bilateral en las acciones ofensivas. No ha sidoencomendada tal labor como se requiere a entes con idoneidad, capacidad de independencia, imparcialidad yneutralidad as como como recursos tcnicos. No existen referentes territoriales, ni metodologas, ni formas dereportes ni de acompaamientos ni de otras dinmicas del caso determinadas. No hay nada acordado entre las partescuando en principio la labor de verificacin requiere la aprobacin y la consiguiente disposicin de las partes enconflicto.

    Es conocido que las FARC propusieron que su declaratoria unilateral contara con veedura de entes como UNASUR,la CELAC y el Frente Amplio por la Paz. Sin embargo, de hecho, el Frente Amplio por la Paz asumi una forma deverificacin propia, autnoma, con respaldo en organizaciones y redes sociales, de manera que ya produjo su primerinforme, el cual ha sido recibido con atencin por las partes, lo que le proporciona legitimidad y aliento para darcontinuidad a esta forma de actuacin ciudadana y social en respaldo directo al proceso de paz, a pesar de sus serias

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  • 7/26/2019 Villarraga Proceso de Paz y Desescalamiento Militar Marzo2015

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    limitaciones polticas de aprobacin y logsticas y tcnicas para actuar en correspondencia. En igual sentido hanjugado positivamente los reportes sobre la dinmica del conflicto armado que proporcionan varias ONG einstituciones, dentro de las cuales se destaca por su carcter, posibilidades y trayectoria la Defensora del Pueblo, demanera que el Defensor del Pueblo ha adoptado tambin una especie de positivo rol de observacin, con apoyo en elmandato legal que le asiste y con el concurso de la labor de su institucin en las regiones, en especial del programade Alertas Tempranas.

    En concordancia con las anteriores consideraciones, si bien ser en propiedad que al final de los acuerdos seresuelvan estos compromisos de manera integral, en el ltimo punto de la agenda sobre Refrendacin, Verificacin y

    Aplicacin, la coyuntura de cese de acciones ofensivas decretada por las FARC y la consiguiente reciprocidadgubernamental que se espera, exigen anticipar un tratamiento mnimamente adecuado para solventar el riesgoadvertido ante la carencia de una forma de verificacin inmediata convenida. No obstante, el importante apoyo actualque brindan las iniciativas que se perfilan al respecto desde la sociedad civil y desde las propias esferas estatales.

    - lvaro Villarraga Sarmiento es Directivo del CNMH, integrante de FUCUDE, catedrtico universitario

    Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas N 438Semana del 13 al 19 de marzo de 2015Corporacin Viva la Ciudadanahttp://[email protected]

    [1]El pacto firmado con las FARC tena mayor dimensin pues comprometa reformas sociales, con nfasis la reforma agraria ylas garantas para el reintegro a la vida civil, por lo cual constituy propiamente un pacto de paz. El pacto conjunto con el EPLy el M19 sentaba la premisa para desarrollar en condiciones de tregua la agenda de paz siendo la divisa del M19 conseguircon un dilogo nacional un consenso de rectificaciones democrticas y siendo la propuesta del EPL convocar una AsambleaNacional Constituyente, la cual de forma soberana adoptara una reforma poltica, social e institucional de reformasdemocrticas. El ELN no particip de los dilogos de paz con el gobierno nacional. Ver: Actores en Conflicto por la Paz,Socorro Ramrez y Alberto Restrepo, 1986. Tregua y cese al fuego bilateral con las FARC, EPL, M19 y ADO, Biblioteca de laPaz, tomo I, lvaro Villarraga (comp.), 2008.

    [2]Acuerdos con el EPL, PRT, MAQL y CRS, Dilog os con la CGSB, Biblioteca de la Paz, tomo I, lvaro Villarraga (comp.),2008.

    [3]Dilogos exploratorios de paz Gobierno-ELN, Biblioteca de la Paz, tomo VII, lvaro Villarraga (comp.), 2013.[4] Entre tales fuentes el Programa de DDHH y DIH de la Vicepresidencia, la Defensora del Pueblo, el CERAC, Paz yReconciliacin y el CINEP.

    [5] Frente Amplio por la Paz, CERAC, Defensora del Pueblo y declaraciones del propio Presidente de la Repblica JuanManuel Santos.

    [6]Pietro Verri, Diccionario de Derecho Internacional de los Conflictos Armados, CICR, Tercer Mundo Editores, Bogot, 1998,pgina 9.

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