Virgen de regla yemayá

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APUNTES PARA UNA HISTORIA PROFUNDA:

“LA BAHÍA, EL PUERTO DE LA HABANA Y EL SANTUARIO DE LA

VIRGEN DE REGLA”

San Cristóbal de la Habana, como se sabe, fue una de las primeras siete

villas españolas en Cuba, trasladada y fundada junto a una gran bahía de

bolsa en 1519.A su vez, el Puerto creado en esta última recibió el nombre

de "Carenas" por parte de los españoles que bojearon la Isla (Sebastián de

Ocampo, 1509) debido al uso que le destinaron como puerto "carenero".

Esta función, localizada en un sitio de la Bahía, se originó gracias al

hallazgo de manantiales de betún en las proximidades de su costa "... muy

suficiente y tal como conviene para brear navíos... “en opinión de

Fernández de Oviedo, otro de sus "descubridores", y a la abundancia de

madera apropiada para las reparaciones de barcos.

"Puerto abrigado, amplio y seguro que invita a dar fondo y a reparar las

naves y a dar descanso a su tripulación... ", fue una de las opiniones que

rápidamente permitieron valorar las virtudes de aquella bahía, que tiempo

después ganaría nuevos elogios como "... el primer centro de

construcciones navales de las Antillas".

Por su ubicación natural, en la costa norte de la Isla, frente al Estrecho de

la Florida — posición estratégica para el dominio de la entrada y salida al

Océano Atlántico, desde cualquier puerto del Golfo de México y, por la

correspondencia de ese valor geográfico con las necesidades y propósitos

fundamentales de la política colonialista de España practicada en el siglo

XVI (inicialmente para alcanzar la acumulación originaria de capital) hasta

el siglo XIX inclusive, este accidente de la geografía cubana fue

transformado en un lugar muy estimado económica y militarmente: el

Puerto de La Habana.

Los valores del mencionado puerto y del asentamiento poblacional

adyacente, erigido junto al emboque del canal de entrada con el bolsón

acuático de la Bahía, fueron confirmados durante la primera mitad del siglo

XX, una vez declarada la República de Cuba, por las teorías y prácticas

neocolonialistas utilizadas por los Estados Unidos contra el verdadero

desarrollo del país.

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Por lo tanto, en este análisis se acepta como premisa válida que durante los

siglos anteriormente mencionados, la Bahía y el Puerto de La Habana, han

tenido un papel decisivo en nuestra historia económica-política-militar-

social, y, que las ante dichas entidades han estado presentes,

directamente, en la conformación de patrones culturales propios de La

Habana y en general de Cuba.

La información, los problemas y las hipótesis generales e interpretaciones

de la Autora que a continuación se presentaran, de alguna manera están

vinculados a este planteamiento inicial; tratan de mostrar su compleja

interrelación con las características específicas de esta parte (o,

¿subregión?) de la región histórica de La Habana. Quizás, en otros lugares

de Nuestra América, existan estudios similares con los cuales, en el futuro,

se podrían establecer análisis comparativos. Ojalá este artículo sirva de

punto de partida para los fines de ampliar y hacer más sólida nuestra

colaboración con la academia americana y caribeña.

CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS GENERALES

En 1561, con la organización y puesta en marcha del sistema de las flotas,

las funciones portuarias y militares en la América hispana se elevaron al

nivel del comercio intraimperial, entre los puertos peninsulares de gran

importancia, determinados para el monopolio del intercambio colonial:

Sevilla y Cádiz, otros puertos elegidos en el Mar Caribe para la salida de

tributos a la hacienda real y mercancías americanas, y el puerto habanero.

También, desde entonces, este último se identificó con el toponímico de

raíz Arauca que le serviría como apellido para nombrarlo y, designar a la

villa de San Cristóbal de la Habana. Aquí, anualmente, se reunieron los

barcos de la famosa "Flota del Oro y la Plata", durante más de dos siglos

después del inicio de aquel monopolio comercial, cuando las políticas

liberales determinaron su supresión definitiva.

"Dos flotas saldrían anualmente de Sevilla hacia América. Una en abril,

para México, de la cual formaban parte los barcos con carga para las

Antillas mayores y Honduras. Otra flota saldría en agosto para Tierra Firme,

con los barcos destinados a Cartagena, Santa Marta y otros puertos de la

costa norte de América del Sur. Ambas flotas pasarían el invierno en

América y en marzo deberían estar en la Habana para emprender el

regreso...

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Cada flota tenía su propio convoy y mando independiente. La de Tierra

Firme iba mejor protegida, pues había de recoger enormes cantidades de

plata, procedentes de las minas del Perú y tenía un recorrido más largo y

peligroso. Era la flota de los galeones... La flota mexicana, conocida

específicamente como "la flota", se componía de diversas embarcaciones,

entre las cuales se destacaban dos galeones encargados de recoger la plata

del rey, que era embarcada en Veracruz" (México).

A pesar de ello, en la primera mitad del siglo XVIII la bahía y el puerto de

La Habana mantuvieron su riqueza y fama internacional, a causa del activo

comercio que se realizaba en la ciudad: exportación de tabaco y azúcar e

importación de productos europeos de primera necesidad e interés para la

vida urbana de españoles peninsulares y americanos. No pueden dejarse de

mencionar, por su influencia en la jerarquización del Puerto de La Habana

antes de 1762, la creación del Real Arsenal, como empresa estatal de la

corona borbónica y el traslado del Apostadero de la Marina Española desde

Veracruz hacia el referido Puerto.

Para la defensa de esta plaza militar, de primer orden en Hispanoamérica,

se habían construido, desde el siglo XVI, distintas fortificaciones

emplazadas en puntos estratégicos de la bahía. La primera fue el castillo de

la Real Fuerza, guardando el emboque del estrecho antepuerto con la

amplia bahía. A éste le siguieron el de los Tres Reyes del Morro y el de San

Salvador de La Punta, situados, respectivamente, a cada extremo de las

puntas de Barlovento y Sotavento, a la entrada del canal. Todas las

fortalezas poseían dotaciones de baterías defensivas de cañones. La

invulnerabilidad militar fue efectiva.

Sin embargo, la rendición de San Cristóbal de la Habana ante el ataque de

los ingleses, ocurrió el 12 de agosto de 1762. En la Historia de Cuba,

tradicionalmente ello ha significado un hito notable. Ramiro Guerra Sánchez

plantea detalladamente los hechos:

"La Habana se rindió, como queda dicho, el 12 de agosto, aunque la

capitulación se firmó el 13 y los ingleses entraron en la ciudad el 14".

Estos sucesos forman parte de una coyuntura que duró 11 meses, hasta el

6 de julio de 1763 en que es devuelta La Habana por Sir Guillermo Keppel

al conde de Ricla, Ambrosio Funes de Villalpando.

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Pero, debido a sus consecuencias trascendió en un viraje histórico. Sentó

pautas de larga duración a la futura economía, la sociedad y la cultura del

país. Especialmente en la historia habanera provocó un impacto de amplia

resonancia. No pueden obviarse en nuestro análisis la sucesión, en un plazo

muy breve, de otros hechos históricos locales e internacionales que

repercutieron directamente sobre Cuba y ampliaron la resonancia de agosto

de 1762.

En primer lugar, la devolución de la ciudad a España marcó el inicio de

profundos cambios estructurales en el gobierno de la economía y sociedad

colonial que reflejaban la política ilustrada de Carlos III. Sucesivos Reales

Decretos, 1765, 1772, 1778, y la Ley de 12 de octubre de este último año,

regulando el comercio libre entre España e Indias, pusieron punto final al

monopolio comercial con las colonias hispanoamericanas que detentaba

principalmente el puerto de Sevilla.

A partir del inicio del libre intercambio de mercancías con Inglaterra y sus

colonias americanas, y aún después de devuelta aquella plaza a manos del

gobierno español, la cantidad y la calidad de la actividad portuaria fue

ampliada y mejorada notablemente, hasta el fin de la época colonial. La

ciudad fue reevaluada para su expansión, remodelación y fortificación

adecuada. La sociedad habanera fue distinguida con blasones especiales y

su población blanca rica se educó al calor de las nuevas corrientes del

pensamiento burgués en boga.

Además, recordaré que influyeron en la nueva situación histórica de la Isla

el inicio de la Guerra por la Independencia de las Trece colonias inglesas de

América del Norte en 1776; en 1789, el inicio de la Revolución burguesa

francesa, y sus efectos desde 1791 sobre la Revolución de Haití. Antes de

finalizar el siglo XVIII, dos mundos muy distintos pero hondamente

vinculados entre sí, habían sufrido cambios radicales, y estos se constatan

en las nuevas relaciones que se establecieron entre ellos durante las dos

primeras décadas del Novecientos. También, mediaron en la transformación

de las mentalidades de sus grupos de liderazgo, particularmente en la

identidad cultural que pugnaba por exteriorizarse entre los criollos.

La gran extensión de la costa, o, riberas interiores, que rodea a la Bahía de

La Habana alcanza una longitud de 18 kilómetros.

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Su superficie está dividida interiormente"... en tres partes, por dos

penínsulas que se proyectan desde su extremo sur, formando los tres

lóbulos o ensenadas: la del noreste se denomina Marimelena, la del Sureste

Guasabacoa, y la del Suroeste Atares. La parte central de la bahía está

comprendida entre las entradas anteriores y un tramo de las costas norte y

oeste de la misma".

Estas propiedades naturales permitieron el asentamiento alrededor de la

costa interior de poblaciones de pescadores que, poco a poco, se

concentraron y especializaron en distintos tipos de funciones económicas

relacionadas con la actividad portuaria, incluyendo la del transporte

marítimo. Unidas a éstas, las de tipo militar, religioso, etc., coadyuvaron al

desarrollo de identidades locales muy particulares. Ambos pertenecientes a

la actual provincia Ciudad de La Habana.

Por todos los motivos previamente expuestos, fue muy usual, desde

antaño, la afluencia de numerosos barcos y de marineros, hacia este Puerto

y Bahía. La navegación de cabotaje por la costa norte, tuvo como destino

principal al Puerto de La Habana.

Los peligros naturales que amenazan a toda travesía marítima — por

ejemplo, los ciclones tropicales, propios de la temporada que tiene lugar de

julio a noviembre — muchas veces fueron aumentados a causa de la

persecución practicada por corsarios y piratas europeos enemigos de

España.

De modo tal, que el arribo a la Bahía, Puerto y ciudad de San Cristóbal de

la Habana, bajo el abrigo de sus fortificaciones, fue para los marinos,

soldados y comerciantes, sus asiduos visitantes, símbolo de una gran

seguridad. Ellos agradecían, o, solicitaban tal favor, según su filiación

religiosa (generalmente católica en el caso de los españoles), a los santos

(el protector de la ciudad era San Cristóbal), y/ o, las santas, cuyas

devociones eran atendidas regularmente en las iglesias, capillas y

santuarios, cercanos al puerto y a sus lugares de alojamiento. Esas

acciones se pueden considerar parte de la vida cotidiana habanera.

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¿Qué relación hubo entre aquella necesidad de protección y la erección de

un Santuario de la Virgen de la Regla dentro de la Bahía de la Habana?

¿Por qué fue escogida esta Virgen y no otra?

ORIGEN DEL MITO CATÓLICO DE LA VIRGEN DE LA REGLA

La devoción a la Virgen de la Regla es originaria de África. Según cuenta la

historia religiosa, durante el siglo IV de n.e. la imagen de la Virgen María

ofreciendo el don de la Gracia Divina, se le manifestó en un sueño a quien

sería canonizado posteriormente como San Agustín. Era conocido por el

sobrenombre de "El Africano", porque había nacido en la ciudad de Tagaste,

al norte de África. El monje, fundador de una de las reglas más antiguas del

catolicismo, eligió una madera propia del lugar, oscura y duradera, para

hacer, con sus propias manos la talla original de la imagen que había

percibido de forma tan extraordinaria. A los pies de la figura grabó el

nombre de la Virgen.

El paso del tiempo trajo como consecuencia la desaparición total de aquella

primitiva inscripción, e, irremediablemente, su nombre se borró también de

la memoria colectiva. La imagen había sido identificada siempre como el

símbolo sagrado de la Regla de San Agustín, de manera que, a falta de otra

denominación, comenzó a ser llamada "Virgen de la Regla de San Agustín",

o , sencillamente la "Virgen de la Regla".

En Hipona, ciudad de la provincia romana de Numidia, al norte de África,

San Agustín fomentó la devoción a su Virgen, cuando aún ocupaba la

función de Obispo de aquella urbe. Allí murió y fueron sepultados sus restos

mortales. Un siglo después, en 453 d.n.e., al ocurrir la invasión vandálica

de Gensérico, un diácono, llamado Cipriano, salvó la imagen de la Virgen,

al embarcar en un bote y trasladarla hasta la playa y villa de Chipiona,

ubicada en Cádiz. Cipriano, no era marinero y cruzó sin percance alguno el

peligrosísimo Estrecho de Hércules, hoy Gibraltar. Tal acontecimiento fue

considerado sorprendente por los hombres de mar de aquel tiempo y se

asumió como un "milagro", el primero realizado por la Virgen, en medio del

mar y en camino hacia el puerto de Cádiz.

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El suceso fue difundido rápidamente entre los pescadores y otros hombres

de mar del pueblo de Chipiona, y dio lugar al conocimiento y expansión de

la devoción por la Virgen africanaen tierra hispano-europea. Desde

entonces la Virgen de la Regla es muy apreciada por los marineros

católicos.

Durante 258 años la imagen permaneció en una ermita fundada por

devotos pertenecientes a la Orden de San Agustín en la propia Chipiona. En

711, el Prior del Convento de Ermitaños de Chipiona salvó la imagen de la

Virgen de ser destruida por la invasión de los árabes, guardándola dentro

de un pozo cubierto por una piedra. Al parecer la ermita fue arrasada.

Según afirman la tradición y la historia religiosa, siete siglos después, hacia

1330, la antigua imagen fue encontrada y rescatada por un canónigo

regular de San Agustín — que vivía en León, (León fue primero un reino de

Asturias; a partir de 1230 perteneció a Castilla) precisamente en el

Convento de "Santa María de la Regla", gracias a un sueño revelador que lo

condujo hasta el sitio exacto donde se hallaba aquella reliquia en Cádiz.

Don Pedro Ponce de León, señor de la Villa de Chipiona, al conocer este

nuevo "milagro" cedió su castillo a la Orden de San Agustín para la

fundación de un monasterio en el que se le ofreciera culto a la imagen, que

desde entonces fue llamada "Nuestra Señora Santa María de la Regla", en

honor a la Madre de Jesucristo y al convento de León de donde procedía el

monje que había realizado el hallazgo.

Es probable que en ese monasterio, o, en sus alrededores, don Pedro de

Aranda, castellano, o señor, del castillo de San Salvador de la Punta, una

de las principales fortalezas que protegen la entrada a la Bahía y al Puerto

de La Habana, comprase una réplica de la primitiva representación de la

Virgen, también tallada en madera oscura, y que, alrededor de 1690,

trasladara la imagen desde Cádiz hasta el sitio donde se levantaría el

primitivo asentamiento ultramarino de Regla.

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DEL SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA REGLA Y EL NOMBRE DE UN

PUEBLO ULTRAMARINO DE LA HABANA

El 3 de marzo de 1687 fue cedido, en los límites del ingenio Guaicanamar,

sobre una lengüeta de tierra nombrada Punta Santa Catalina, al sureste de

la Bahía de La Habana, un terreno para la construcción de un pequeño y

primitivo edificio de tabla y guano, que estaba destinado a ser el

antecedente más remoto de la ermita de Nuestra Señora de la Regla en la

isla de Cuba.

Según consta en el documento original de esa cesión, hecha por don Pedro

Recio de Oquendo (dueño de las tierras donde se alzó el antiguo ingenio de

azúcar) al hermano Peregrino Manuel Antonio, y que citaré en parte:

"... y yo movido de su buen zelo y que no cese el servicio de ntra.sra. como

dueño q. Soy de dicho sitio y punta nombrada que es mi voluntad y

consentimiento pueda por lo que a mi toca edificarla sacando la lisencia

para dha. Hermita y que pueda tomar dos quadrasde dha. Punta para dho.

Efecto en tres de marzo de mil seiscientos ochenta y siete años — Don

Pedro Recio"

El fundador del rústico santuario, según nos traslada la tradición, fue un

limeño llamado Manuel Antonio, conocido históricamente por el apodo de

"El Peregrino", que aludía a la principal actividad a la que había dedicado su

vida hasta aquel momento. La construcción, además de hospedar una

imagen pintada de la Virgen de la Regla, posiblemente interpretada en óleo

sobre tela, le sirvió de vivienda a "El Peregrino". Poco después, en 1690,

Manuel Antonio fue autorizado para vestir los hábitos de ermitaño y en

consecuencia el mentado bohío fue reconocido oficialmente como una

ermita, pues se hallaba en lugar rural.

A pesar de su humilde apariencia, el santuario atrajo la atención, y, desde

luego, la visita de los marineros y soldados que llegaban a la ciudad, o

servían en la guarnición del Puerto, en alguno de sus castillos o torreones,

amén de otros peregrinos. Así fue que en las proximidades de la edificación

que simbolizaba la casa de la Virgen de la Regla, apareció y creció, poco a

poco, un humilde asentamiento de pescadores. En breve, el lugar fue

conocido por el nombre de Regla. Es evidente que se tomaba como

referencia directa a la Virgen de la ermita.

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El 24 de octubre de 1692, un devastador huracán, bautizado como "San

Rafael", azotó sin clemencia alguna a la Habana. En medio de la tormenta

arribó a la Bahía, desde el puerto de Tesico, en Caibarien, una nave

desarbolada, prácticamente deshecha, que conducía el único de los marinos

que logró salvarse de la catástrofe: Juan de Conyedo Martín, asturiano y

natural de Conyedo, en el Consejo de Colunga. Este hombre se había

encomendado a la misericordia de la Virgen de la Regla, y le prometió

dedicar su vida al culto religioso de su imagen. Y lo hizo efectivamente.

Reconstruyó la ermita, que había sido arrasada por el huracán, y que, en

apariencias, había abandonado su fundador — tal vez muerto a causa del

desastre natural. Nunca más se supo de él.

En aquel mismo año, (posiblemente 1694), fue colocada, sobre el nuevo

altar, una imagen de busto de la Virgen de la Regla, tallada en madera.

Esta había sido costeada y traída desde Cádiz por don Pedro de Aranda y

Avellaneda, castellano de la fortaleza de San Salvador de la Punta. (Según

aseguran los feligreses, es la misma que hoy se venera en la capilla

principal del templo, la Iglesia Parroquial de Regla.)

Conocidos tales hechos, tomados por extraordinarios por los marineros y el

pueblo, ellos se encargaron de aumentar rápidamente la fama de dicha

devoción en la capital de la Isla, y fuera de ella. Por tanto, en 1714 la

Virgen de Regla fue declarada y proclamada públicamente, y con grandes

fiestas, la "Patrona y Protectora de la Bahía de la Habana" y, oficialmente,

la ermita se instituyó en Santuario.

En este caso, es válido deducir, hubo un cambio del nombre de Virgen de la

Regla (de la Orden de San Agustín) por el de la Virgen de Regla; quedó

suprimida la partícula la, y entonces de expresa propiedad sobre el lugar,

ahora denominado Regla. Ocurrió una apropiación espontánea del símbolo,

surgió un significado "nuevo" de la entidad, asociado a un sitio de tierra

cubana, junto a la ribera de la Bahía de La Habana, que a su vez fue

nombrado Regla.

(Inclusive, esta cuestión trató de ser oficializada por los vecinos mediante

una solicitud hecha al Rey en 1817, para fundar una nueva villa de 3 km2

de superficie, en honor a "Nuestra Señora de Regla".

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Con posterioridad, en 1717, fue colocado solemnemente el sacramento en

el Santuario, en presencia del obispo diocesano de Cuba don Jerónimo

Valdés.

Más adelante, el segundo obispo de La Habana, el doctor Juan José de

Espada y Landa, en 1805 elevó la jerarquía del sitio al nivel de Iglesia

Parroquial de Regla, promoviendo personalmente la construcción del templo

que hoy existe. La inauguración del nuevo edificio ocurrió el 8 de

septiembre de 1811.

LA VIRGEN DE REGLA ECHÓ RAÍCES EN LA HISTORIA HABANERA

En el siglo XVIII, tuvo lugar otro hecho significativo para la imaginación y

memoria colectiva. Se cuenta que el santuario de Regla — cuya ubicación

es, precisamente, frente a los dos fondeaderos que existen dentro del

puerto de la Habana — no fue atacado por el fuego de los ingleses durante

su asedio a la ciudad, en 1762. Tampoco fue violado el Santuario, a pesar

de ser perfectamente visible desde la Loma de la Cabaña, en la costa

Noreste de la Bahía, y de ocupar este edificio una posición importante

sobre una de las penínsulas que avanza hacia el centro del Puerto.

Es probable que la pobreza y endeblez de la obra religiosa no inspirara

preocupación alguna a los invasores. Sin embargo, todavía este

acontecimiento se recuerda por los católicosreglanos como algo realmente

portentoso. Los creyentes aseguran que la iglesia y el pueblo

sobrevivieron"únicamente gracias a la intervención protectora de la Virgen

de Regla".

El historiador doctor César García del Pino, al resaltar el brío y la conciencia

de los criollos en su defensa contra el ataque de los ingleses, menciona el

argumento de que"no combatieron a los ingleses al grito de 'Viva el rey' o

'Viva España', sino al de ¡Viva la Virgen! Pues si bien aún no pensaban

como cubanos y la "patria" era la villa o ciudad que los vio nacer, existía un

principio de solidaridad entre estas, como hemos apreciado, en cuanto a la

defensa común contra los enemigos externos".

¿Y cuál era esa Virgen, por la que tanto se exaltaban los combatientes

criollos? A esa altura de la historia no debía ser otra que la Virgen de Regla,

la Protectora de la Bahía y el Puerto habaneros.

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Hoy día el Santuario, que aún se conserva con gran modestia como Iglesia

Parroquial de Regla, se ha transformado en un significativo Monumento

nacional que constantemente recibe visitantes cubanos y extranjeros.

EL SANTUARIO DE LA VIRGEN DE REGLA, SÍMBOLO HABANERO DE

LA BAHÍA, PUERTO Y CIUDAD DE LA HABANA

Anualmente la Iglesia parroquial de Regla celebra un homenaje a la Virgen

el 8 de septiembre. Con motivo de esa fecha, se lleva a cabo un octaviario

de oraciones y se recuerda el estreno del edificio parroquial ocurrido en

1811.

La población religiosa reglana trata de emular con los grandes agasajos,

que le ofrecieron entonces, sus feligreses a la patrona católica de la Bahía y

del Puerto, y celebran las tradicionales fiestas bailables. Estos eventos son

públicos, o, se organizan en casas particulares.

DESCRIPCIÓN DE LA IGLESIA DE LA VIRGEN DE REGLA

La Iglesia Parroquial de Regla tiene una planta simple: en sus orígenes,

constaba de una sola nave (era uninave), a la cual se le añadió una crujía

en el lateral izquierdo, para uso de una capilla auxiliar, donde actualmente

se encuentra una imagen tallada de la Virgen de la Regla en madera negra,

adornada con joyas de plata, una réplica de mayor porte que la primitiva.

La fachada principal de la iglesia es neoclásica y fue terminada en 1818 por

Pedro Abad Villareal. Se orienta hacia el Norte, de frente al canal del

antepuerto de La Habana. Está compuesta por tres cuerpos, entre los

cuales el central sobresale por sus columnas que guardan cada lado de

puerta principal, y por el frontón liso que la remata. Por encima del cuerpo

central se levanta la única torre, el campanario de la iglesia, sobre una

base cuadrada cubierta por un pequeño cupulino.

La cubierta del edificio es de tejas criollas y posee, en su interior, un alfarje

mudéjar, posiblemente reminiscencia del siglo XVIII, que protege la nave

principal y la accesoria. El presbiterio, remodelado en 1874, está revestido

con una bóveda casetonada, con trabajos de yesería geométricos: florones

pintados en dorado sobresalen del fondo azul.

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En este sitio se encuentra una réplica la imagen de la Virgen de la Regla,

más pequeña que la anteriormente mentada representa una mujer de color

negro, con corona de oro, que carga en sus brazos un niño pequeño de piel

rosada y cabellos rubios.

El ambiente religioso interior es sumamente austero. Tan sólo posee un

altar principal de estilo barroco, al fondo de la nave, hecho de madera

torneada y dorada. La transición entre el gran salón de oración común y el

altar está enmarcada por un sencillo arco de triunfo sobre el que aparecen

algunos atributos marinos, como el ancla. Los muros laterales fueron

ahuecados con nichos agrupados de tres en tres, en lugar de usar altares

de madera.

En todos los casos, el nicho del medio, es mayor que los adyacentes. En

total es un conjunto de dieciocho nichos, nueve en cada uno de los muros.

Las esculturas de los santos o santas, que fueron colocadas en los nichos

para la devoción de los fieles, son el único aderezo de los nichos y

consisten en piezas de madera policromada, hechas en mediano formato.

El púlpito también fue realizado en madera preciosa. Se conserva como una

reliquia histórica de gran significación. Desde allí predicó el Padre Félix

Varela su sermón de la fiesta de la Natividad de Nuestra Señora, en la

víspera de su festividad, el 7 de septiembre de 1817.

El coro de la iglesia se eleva a poca altura sobre la entrada principal, la que

mira hacia el Norte, no es la más usada por los fieles, pues el acceso del

costado derecho (Oeste) está casi siempre abierto y posee una bella vista

del paisaje de la Bahía y la capital. A esta puerta se llega subiendo una ruta

que se inicia en la salida del mismo muelle de Regla, atraviesa las aguas

del Puerto y la Bahía y desembocaba en un pequeño muelle local,

actualmente desactivado y sustituido por otro más cercano al eje central y

la fachada principal de la venerada construcción.

¿QUÉ HA APORTADO A LAS RELACIONES INTERCULTURALES LA

DEVOCIÓN A LA VIRGEN DE REGLA?

Una interpretación del sincretismo entre Yemayá y la Virgen de Regla

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La Virgen de Regla es el producto de un proceso de transculturación, que a

su vez, mediante otro de sincretismo, se transformó en la el orisha yoruba

Yemayá, perteneciente a Regla de Ocha, o Santería cubana.

Probablemente, este último proceso de mestizaje cultural debió suceder

durante la primera mitad del siglo XIX, cuando la reciente inmigración

africana negra y esclava, compuesta principalmente por personas de origen

étnico yoruba, tuvo una importancia demográfica grande en las zonas

azucareras de Occidente. Una parte de aquella población se asentó

permanente alrededor de Regla, cerca de sus ocupaciones laborales,

trabajos de estiba, o, de construcción de nuevos muelles y almacenes para

la ampliación del Puerto de La Habana.

Este grupo social, africanos negros esclavizados, también se dedicó a

conservar, bajo su nueva situación histórico cultural, sus propias creencias

y cultos religiosos, y, a modo de protección de éstos, entre otros motivos

posibles, adoptó la imagen, africana negra, prestigiosa entre marineros y

pescadores, y el vecindarios de La Habana, de la Virgen de Regla

evolucionada como un símbolo sincrético.

Yemayá es un orisha femenino; se considera la creadora material, madre,

de todo lo existente. Es la más poderosa deidad femenina del panteón

Yoruba. El culto a Yemayá se asocia con las aguas fluviales y marítimas.

Representa fundamentalmente la protección maternal ejercida por la mujer.

Su color favorito es el azul, en una gama amplia, y el blanco, que simboliza

una de las formas naturales mediante la cual se manifiesta este orisha: la

espuma del mar.

Su fiesta se celebra el 12 de septiembre. Cuenta con la presencia de un

público numeroso que generalmente procede de todos los barrios

habaneros que rodean al puerto de La Habana.

LOS SÍMBOLOS ANTIGUOS Y SAGRADOS DE LA FRATERNIDAD Y

UNIDAD DE LA NACIÓN CUBANA

La hermana de Yemayá es Oshun, el orisha de la fertilidad, representado

por una hembra muy sensual.

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A través de procesos de transculturación y sincretismo, debió suceder la

identificación de Oshun con la Virgen de la Caridad del Cobre (otra vía de

manifestación de la Virgen María, según explican los cristianos) elaborada

por la Santería Cubana.

Esta Virgen católica tiene una alta connotación histórica dentro de la cultura

nacional, especialmente en la región Oriental de la Isla. El nombre

compuesto es una categoría semántico religiosa integrada a un toponímico

local. La caridad es una virtud que se identificó con la devoción católica a la

Virgen María, sustituyendo el nombre de la única madre de Jesús,

santificada por los cristianos, por el de Virgen de la Caridad, o Virgen de la

Caridad de los Remedios, desde la época medieval en Europa.

La devoción a la Virgen de la Caridad en Cuba, se arraigó inicialmente en

un poblado minero africanos y de criollos negros esclavos, El Cobre,

perteneciente a la villa de Santiago del Prado, bajo la jurisdicción de la

ciudad de Santiago de Cuba.

En la naturaleza curativa de sus "milagros" o remedios, justamente en este

lugar de la Isla, una mina de cobre trabajada por negros esclavos del rey

"indios" naturales vasallos del mismo soberano, frente al pueblo de indios,

o la reserva indígena, de San Luís de los Caneyes, ponían su parte los

conocimientos y prácticas que poseían los pueblos autóctonos de las

grandes Antillas (ancestrales pobladores de aquellas fueron los aruacos), y

los africanos negros, que los trasmitían a sus descendientes criollos

(nacidos en Cuba); quienes, a veces, eran mestizos, frutos del cruce de

distintos grupos raciales y étnicos, varón indígena con mujer africana

negra.

Estas culturas, desde luego no europeas, ni católicas, eran desconocidas

por los colonizadores españoles. Sin embargo, y a pesar de que fueron

subvaloradas, rechazadas, o, maldecidas, los vecinos o estantes españoles

en el Caribe frecuentemente acudían a sus remedios o consejos, en forma

directa o indirecta, a través de sus esclavos o criados. Ello dio origen,

posiblemente, a la citada tradición de "milagros", o hechos extraordinarios,

de la Virgen, que aún existe y está pendiente de una exhaustiva

investigación e interpretación científica.

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En las últimas décadas del siglo XIX, la Virgen de la Caridad del Cobre fue

conocida, igualmente, por el nombre de la "Virgen mambisa", porque

durante las Guerras por la Independencia de Cuba los insurrectos (llamados

peyorativamente mambises) portaban su estampa a modo de una

protección o resguardo.

En 1918, después de la inauguración oficial de la República de Cuba (20 de

mayo de 1902), la Virgen del Cobre fue proclamada por la Iglesia católica

"Patrona de Cuba". Más recientemente, fue coronada como Soberana por el

papa Juan Pablo II, durante la visita que efectuó la República de Cuba en

enero de 1998. Durante esa ocasión afirmó:

"La historia cubana está jalonada de maravillosas muestras de amor a su

Patrona, a cuyos pies las figuras de los humildes nativos, dos indios y un

moreno, simbolizan la rica pluralidad de este pueblo."

Quizás el lector tomo nota de que el conocimiento de la devoción de la

Virgen de la Regla (de San Agustín), en Cuba se remonta al siglo XVII,

décadas finales, después de que San Cristóbal de La Habana ya poseía el

título de Ciudad (1592) y había sido nombrada Capital de la Isla de

Cuba(1607), precisamente por la aventajada situación geográfica y las muy

excelentes condiciones naturales que determinaron la creación del Puerto,

junto al cual nació, creció y se desarrolló — bajo el amparo del rico

potencial de uso de la bahía, la villa, después ciudad capital de San

Cristóbal de La Habana, y, en particular, el casco urbano de la zona de

intramuros.

La Habana había alcanzado ya su alta posición jerárquica, la cual mantiene

hasta el presente, dentro de la red urbana fundacional de la colonia Isla de

Cuba. ¿Corresponde, o no, esta realidad a la significación creadora y

jerarquizada de la Virgen de la Regla, o de Yemaya en el panteón de la

Santería cubana? Por otra parte, la imagen del estrecho canal, que separa

a las márgenes del puerto y permite la entrada a la amplia bahía, inspira

protección, seguridad, intimidad, propia de una madre.

La gran Bahía aparece al final del antepuerto como un gigantesco espejo de

agua, o un pequeño Mediterráneo, subdividido por ensenadas, penínsulas y

puntas con ligeros promontorios, que, al Noreste, cerraban el majestuoso y

abrupto paisaje rural defendido por castillos fortificados, las elevaciones de

El Morro y La Cabaña.

Page 17: Virgen de regla   yemayá

La Habana, vista hoy día desde el mirador de la Loma de La Cabaña, al pie

del Cristo de La Habana, es un paisaje artificial imponente. Pero, ¿cómo

percibieron esta ciudad, junto a la gran bahía y al puerto donde fondeaban

cientos de navíos, sus fundadores, sus primeros habitantes de la época

colonial?

Sin dudas las zonas urbanizadas, La Habana, Regla-Guanabacoa y

Casablanca, fueron apreciadas como pequeños espacios construidos,

cercanos a una inmensa masa de agua, que se erigía en epicentro

comercial americano gracias a las diversas estrategias monopolistas

organizadas por el imperio español de antaño.

A simple golpe de vista, un buen observador, nacido en los inicios del siglo

XIX, veía las murallas encerrando al antiguo reciento urbano, hasta 1863,

ya que a partir de ese año comenzó la demolición de los altos muros. Un

poco más allá, nuestro hombre divisaría claramente la zona extramuros,

desordenada y dispersa, con edificios de baja altura y densidad

constructiva. Al fondo de ese paisaje urbano, esparcidos entre la campiña,

distinguiría, con menos nitidez, los pueblos nuevos de los suburbios,

sumidos en un entorno rural.

La ciudad estaba conectada con el poblado de Regla por diminutas

embarcaciones que navegaban a remos, a vela, o, a vapor, de forma

similar a la practicada por las actuales lanchitas de motor de petróleo. Le

daban un toque pintoresco a la transportación dentro de la ciudad, mitad

urbana y mitad marinera.

Estos artefactos permitían la pesca dentro de los límites de la bahía, el paso

de los viajeros (civiles, marineros y militares) de una margen a otra de sus

costas, o, lanzar una ofrenda a Yemayá desde el mismo centro de alguno

de sus fondeaderos (Tasajera, frente a la Punta de Catalina, sería el más

probable). Así fue La Habana, que a fines del siglo XIX, todavía

encomendaba su sobrevivencia, contra los huracanes, las epidemias y los

posibles ataques desde el mar, a la protección de la Virgen de Regla.

La mezcla de poblaciones de origen étnico diverso, pero, interrelacionadas

en el mestizaje demográfico y la mulatez cultural, fueron rasgos

caracterizados magistralmente por la sentida devoción a la imagen de una

Virgen negra, cuyo origen evoca rectamente al Continente Africano.

Page 18: Virgen de regla   yemayá

El derrotero de esta tradición se inició en Hipona, África, en el siglo IV

d.n.e., y atravesó el Mar Mediterráneo hasta Chipiona, se detuvo en Cádiz,

Europa, y, desde allí, cruzó el Océano Atlántico para hacer posible el arribo

de "una réplica" de la imagen sagrada para los católicos, a la costa del

primitivo asentamiento cubano (Regla) en el siglo XVII.

Por último, el siglo XIX presenció la fusión de la Virgen de Regla y el orisha

Yemayá. Yemayá y Oshun (sincretismo de la Virgen de la Caridad del

Cobre) están hermanadas.

Esta fraternidad sagrada, religiosa, de los símbolos más importantes de los

antiguos Departamentos occidental y oriental, en que se dividió

oficialmente la Isla hasta 1878, podría también interpretarse

simbólicamente, en el sentido de la unidad indisoluble de la patria cubana.

Son una representación espiritual de los vínculos más estrechos y

profundos existentes entre las más variadas poblaciones y culturas de

Cuba.

¿Podría imaginarse de alguna otra forma, más sugerente, un indicador

histórico de "larga duración" para analizar el sentido, la fuerza y la

significación de las grandes síntesis culturales que operan en la historia y

cultura cubanas?

Page 19: Virgen de regla   yemayá

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN DE REGLA.

“Cuando necesites protección en vuestro trabajo, viajes por mar, tierra, o

aire; así en la falta de protección para vuestro empleo. No pidas mal para

nadie”.

!OH, SANTÍSIMA Y DULCÍSIMA VIRGEN MARÍA, MADRE DE DIOS, HIJA DEL

SUMO REY Y SEÑORA DE LOS ÁNGELES, MADRE DEL CREADOR DE TODOS

,REINA DE LAS MISERICORDIAS ,INMENSO ABISMO DE PIEDAD!, TU NOS

RECIBES BAJO TU PROTECCIÓN Y AMPARO A TODOS LOS QUE

SOLICITAMOS FAVOR, REMEDIANDO PODEROSA LAS NECESIDADES DE

TODOS LOS QUE AFLIGIDOS TE INVOCAN COMO LO REFIEREN LAS

HISTORIAS Y PREGONAN LOS QUE EN TODOS LOS TIEMPOS HAN

IMPLORADO TU PATROCINIO VISITANDO DEVOTAMENTE TUS TEMPLOS, Y

ESPECIALMENTE ES SANTUARIO DE TU IMAGEN EN REGLA, EN QUE

PARECE HAS QUERIDO OSTENTAR MÁS TU PODER Y CARIDAD, PUES EN

ESTE TEMPLO, Y POR ESTA TÚ IMAGEN, TODOS HALLAN SU REMEDIO Y

CONSUELO; LOS NAVEGANTES EN LAS MAYORES TEMPESTADES,

INVOCÁNDOTE COMO SEÑORA DE REGLA SE LIBRAN DE TAN MANIFIESTO

PELIGRO Y EN LAS NAVEGACIONES MÁS DILATADAS Y PELIGROSAS,

HACIENDO VOTO A SU SANTUARIO DE REGLA, LOGRA CON FELICIDAD EL

PUERTO QUE DESEAN.LOS PERSEGUIDOS DE SUS ENEMIGOS SE SALVAN

POR LA DEVOCIÓN, A ÉSTA, TU IMÁGEN.LOS ENFERMOS DE TODAS LAS

ENFERMEDADES, EN ÉSTA TU CASA, Y POR TI, SANAN. LOS MIEMBROS

DÉBILES E IMPEDIDOS, AQUÍ COBRAN FUERZAS Y GENERALMENTE TODOS

LOS MALES AQUÍ TIENEN REMEDIO, COMO LOS PUBLICAN LAS PAREDES

DE ESTE TEMPLO Y LOS MILAGROS PUESTOS EN ELLAS. VENERANDO.

! OH, REINA DEL CIELO!, ÉSTA TU IMAGEN DE REGLA, IMPLORAMOS TU

PATROCINIO Y FAVOR PIDIÉNDOLE NOS ALCANCES DE TU HIJO

PRECIOSO, EL CONSUELO DE UNA BUENA SALUD Y FUERZAS PARA

SERVIRTE Y VENERARTE; EL REMEDIO DE NUESTRAS NECESIDADES Y

ESPECIALMENTE EL DE AQUELLA POR QUIEN OS HACEMOS ESTA

ORACIÓN, ESPERAMOS SEÑORA, POR TU INTERCESIÓN, CONSEGUIR LO

QUE PEDIMOS, AUNQUE LO DESMERECEN NUESTRAS CULPAS POR LA

EFICACIA DE TUS RUEGOS, AMÉN.

Page 20: Virgen de regla   yemayá

REZO A LA ORISHA YEMAYÁ.

YEMAYÁ

IYÁ EMÍ LATÉO

ALA BARÚGBO OMÍ

IYÁ EMÍ ABOYÓ OGDÁN.

IYÁ EMÍ YÉTUM YÉTUM, KUEKUEYÉ

ASARAYAGBÍ OLÓKUM

ÉMI PARÍWO

ÉMI SHOKOSHOKO

ÉMI MOTUMBÁO

YEMAYÁ FIEDDENÚM

IYÁ EMÍ

OOOMÍO YEMAYÁ.

SE SALUDA: OMÍO YEMAYA OMOLODDÉ, YEMAYA ATARAMAWA