Vitagliano-Fondo blanco

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  • milena caserola

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    FeLisBertO HerNNDez y su espOsA espA

    Felisberto Hernndez (1902-1963) parti solo rumbo a Francia en octubre de 1946 y regres a Mon-tevideo veintiocho meses despus con uno de sus mejores relatos, Las hortensias, y una novia que ansiaba casarse pronto, mujer que el escritor ignoraba que se trataba de una recono-cida espa sovitica.

    era distrado, quizs sa fue la causa de semejante desliz. Lleg a referirse a Oliverio Girondo, con quien se reuni varias veces en pars, ramplonamente

    Ningn derecho reservado. Alentamos la reproduccin total o parcial de esta obra,

    mediante cualquier medio.pirAte y DiFuND.

    Contacto con el autor: [email protected]

    Coordinacin general del proyectoAna Ojeda / Nicols Correa / Marcos Almada

    [email protected]

    Curadora del volumen:Ana Ojeda

    Coordinacin grficaLaura Ojeda Br

    [email protected] laura-o.tumblr.com

    ProduccinMatas reck

    [email protected]

    www.exposiciondelaac-tual.blogspot.com

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    de juntar en una cajita las colillas de sus cigarrillos que volva a fumar; cuando no le quedaba ni un resto se contenta-ba aspirando el aroma agrio de lo que haba sido alguna vez tabaco. La con-centracin necesita imperiosamente de actos distrados, son su complemento ms perfecto, y Mara Luisa era, sobre todo, una mujer hacendosa, callada, y tan tolerante (y paciente) que supo esperarlo a que terminara la relacin sentimental que lo uni por un tiempo a una inglesa en silla de ruedas.

    en diciembre de 1949, a diez meses de concretado el casamiento en uru-guay, la revista Escritura public Las hortensias, dedicado a Mara Luisa, que ya haba conseguido un puado de clientes en la sociedad montevi-deana como diseadora de alta costu-ra. Haba alquilado un departamento para usar de taller, reservando algunos

    como el millonario que haba in-tercedido para la publicacin en Bue-nos Aires de Nadie encenda las lmpa-ras (1947). si la desatencin lo impulsa-ba a reducir al poeta a la condicin de su bolsillo, es factible que algo similar haya hecho con Mara Luisa de Las Heras, la espa disfrazada de modista espaola refugiada en Francia que des-de el primer momento se mostr aten-ta a brindarle todos los cuidados nece-sarios. La beca, que haba obtenido a travs del poeta franco-uruguayo Jules supervielle (1884-1960), le alcanzaba a Felisberto Hernndez de manera ajus-tada para mantenerse en un cuarto de hotel, aun pese a la espordica ayuda que reciba de su compatriota y poeta susana soca (1906-1959). Con frecuen-cia, segn destaca Jos pedro Daz en FH: su vida y su obra (2000), deba tocar el piano en los cafs parisinos, adems

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    tiempo de actuacin feliz ella haba mandado a acolchar las paredes de su taller para que el ruido de la mquina de coser no interfiriera en esa mquina de escribir que era Felisberto; excusas, para ensordecer sus comunicaciones con Mosc. As lo sugiri toms eloy Martnez en un texto seero (Lugar comn la muerte, 1979), pero que Daz ha desestimado en su biografa ampa-rndose en la costumbre de Felisberto de escribir exclusivamente en las me-sas de los cafs. Aun as sera difcil restarle credibilidad a lo que sabe de-cir la imaginacin. el principal moti-vo, entre otros ms evidentes, puede encontrarse en un brevsimo relato de Nadie encenda las lmparas, titulado Muebles el Canario: a un hombre le inyectan de manera subrepticia en un tranva una radio que emite desde su interior y slo para l propagandas y

    de los cuartos como vivienda de la pa-reja. Concentrado en sus escritos, Fe-lisberto apenas si prestaba atencin a cuanto tena a su alrededor, distante de su mujer como de la procedencia del dinero que manejaban a diario, que no provena de las costuras, sino de Mos-c y que pronto les permiti mudar-se a una casa en el barrio de pocitos. Cuando en marzo de 1950 Mara Luisa de la Heras de Hernndez consigui lo que buscaba, obtener una nueva iden-tidad con la certificacin del Uruguay, el matrimonio se precipit en una pen-diente hasta la separacin definitiva a comienzos del ao siguiente. La espa ya haba cumplido la primera parte de su misin en el ro de la plata, de ah en ms precisaba mayor independen-cia para su trabajo como violinista, lo que en la jerga significaba opera-cin de radiotransmisin. en el breve

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    en su exilio en Mxico para obtener in-formacin de sus movimientos. Bajo la identidad de Mara de la sierra, frica lleg a convertirse en traductora y se-cretaria personal de trotski, antes de que el lder se instalara en la casa de-venida en bnker, cuando an resida en la Casa Azul de Frida Kahlo y Diego rivera. frica no viva all sino en una pensin; en cierta medida esa situacin facilitaba su trabajo. una vendedora de pasteles frente a su vereda le daba los sbados por la maana un mensaje en clave, el nmero de las piezas en la canasta marcaba la hora de la cita con su contacto. en Nombre clave: Patria. Una espa del KGB en Uruguay (2006), ral Villarino cuenta que en una de las citas frica se enter de que corra pe-ligro, uno de los superiores de Mosc al tanto de su misin haba volado con el guila; es decir, pasaba a colaborar

    programas auspiciados por la empresa de muebles. el relato es previo al ma-trimonio con Mara Luisa, y sin embar-go ya est all, por adelantado, la idea de la radio en el odo cautivo. Acaso el relato no inclua tambin el anticipo de una sospecha que Felisberto final-mente prefiri cargar a su crdito?

    el verdadero nombre de Mara Luisa era frica de las Heras Gaviln, nacida en Ceuta (frica), provincia de Cdiz, espaa, en 1910. Miembro de la Ju-ventud Comunista, en 1936 comand las patrullas ciudadanas en Catalua, y al ao siguiente fue reclutada por el NKVD (Comisariado Nacional de Asuntos internos de la urss) y poste-riormente por la KGB, donde llegara a recibir el grado de coronel. Luego de recibir su instruccin militar parti, en enero de 1937, a su primera misin: acercarse lo ms posible a Len trotski

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    rs para asentarse como refugiada espa-ola. empezaba a ser la modista Mara Luisa las Heras. su misin: propiciar un casamiento con un sudamericano y trasladarse a una nueva tierra para ob-tener documentos autnticos para los agentes de la KGB. Felisberto Hernn-dez reuna, entre todos los candidatos, atributos insuperables, se haba casado y separado ya dos veces y tena dos hi-jas, lo que aseguraba un nimo bastante domesticado, sin demasiados bros ni exigencias. y algo an ms poderoso: un furioso anticomunismo sin inters en la poltica. para esconderse del lon o del guila nada es mejor que volver-se invisible estando a su lado. No era necesario que frica hubiera ledo La carta robada de edgar A. poe para va-lerse de esa artimaa, porque la litera-tura, ya sabemos, siempre nos lee por anticipado.

    para ee.uu. De inmediato desapareci de Mxico en un barco carguero para retornar a la urss, llevando datos y planos en la memoria. era 1939. trotski recibi enseguida el aviso de no confiar en ninguna persona que llegara desde espaa, lo que no evit su asesinato en agosto de 1940. frica, por enton-ces, terminaba su entrenamiento como operadora de radio. Dos aos despus se lanzaba en paracadas en la retaguar-dia del ejrcito Nazi que avanzaba en la urss. su nuevo nombre era ivonne, as la conoci un alto oficial alemn apostado en Kiev con el que trab una relacin sentimental, al que luego de es-quilmarlo de informacin le dijo: tie-nes derecho a saber con quin has esta-do. soy la subcomandante ivonne, del comando de guerrilla Vencedores, de la heroica unin sovitica. terminada la guerra viaj en auto desde Berln a pa-

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    Las sucesivas reediciones de Las hortensias mantuvieron la dedicato-ria a Mara Luisa, ya no tan completa como en la primera edicin; slo queda el nombre, no la frase que de tan di-fana no ha dejado de completarse con sombras: A Mara Luisa, en el da que dej de ser mi novia. 14-ii-49 Felisber-to. La fecha del casamiento completa-ba el sentido de frase, pero acaso tam-bin destacaba la prdida referida en la primera oracin. ilusiones prdidas en una relacin y en un relato completo de ilusiones en el que no slo hay un per-sonaje llamado Mara sino tambin mu-ecas-mquinas que simulan ser muje-res perfectas. un trabajo de alta costura. una espa inmersa en su misin y un escritor devenido espa de sus propios fantasmas. La misin de Mara Luisa-frica en uruguay era proveer de do-cumentacin autntica a los agentes de

    Aun despus de la separacin y de la muerte de Felisberto Hernndez en 1963, Mara Luisa-frica continu su labor de espionaje en ambas mrgenes del ro de la plata. Volvi a casarse, esta vez con un agente apostado en Buenos Aires que deba radicarse en Montevi-deo, su nombre era Giovanni Antonio Bertoni, nombre clave Marko, aunque en uruguay se convirti en Valentn Marchetti. era un comunista italiano que en 1950 haba logrado infiltrarse en la Cancillera de su pas pero haba sido descubierto y necesitaba una nueva identidad. el matrimonio fue tan activo en sus misiones como en las relaciones sociales. Cuando Mara Luisa-frica fue ascendida, Bertoni-Marchetti no sopor-t quedar bajo su mando y se separaron. pocos aos ms tarde, en 1971, Mara Luisa-frica regres a la urss donde morira en 1988, con todos los honores.

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    se jubil) hizo copias de los archivos que pasaban por sus manos, alrededor de 200.000, que protegi enterrndolos en frascos de vidrio en el jardn de su casa en Mosc. se hace difcil pensar en esa confesin sin reconocerla como una germinacin de Las hortensias de Felisberto. Lo consultado por Alga-araz fue slo una nfima parte de la apertura del Archivo Mitrojin-KGB presentado en roma, justamente en el mes de octubre: 645 pginas en las que figuraban 265 ciudadanos italianos y en la que al menos 7 documentos se conectaban con Argentina; frica era una de las dos las agentes destacadas.

    se dice que los restos de Felisberto han corrido una extraa suerte. La caja que contena sus cenizas tena mar-cado en tiza su nombre que la lluvia borr dejando sus restos annimos y confundidos con otros. La tumba de

    la KGB, identidades que previamente hurtaba a vagabundos, locos, desclasa-dos, solitarios, etc. es decir, tambin ella inventaba muecos que parecan seres de carne y hueso, igual que los replican-tes de philip Dick o de Felisberto. Has-ta qu punto el escritor ignoraba lo que ya saba tan bien?

    La red de operaciones de la KGB en el ro de la plata, en la que frica-Mara Luisa-znoy-ivonne-Mara de la sierra tuvo un lugar destacado, se conoci re-cin en octubre de 1999 (La KGB tuvo una red de espas en Argentina, Julio Algaaraz, Clarn, 18/10/1999). el pro-cedimiento para la rplica de identida-des, as como la lista completa de los nombres, fue suministrado por un ex archivista de la KGB que en 1991 pidi refugio en la embajada Britnica de Letonia. Mitrojin asegur al M15 que durante doce aos (hasta 1985, cuando

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    DiCCiONAriOs: eL OrDeN ALFABtiCO De LA rAzN

    La lengua sabe que las palabras llegan hasta donde nadie piensa siquiera pronunciarlas. Antonio de Nebrija fue el primero que con-dens esa idea en lengua castellana, cuando le explic a la reina isabel, en 1492, la necesidad de realizar una Gramtica. La frase result contun-dente: todo imperio necesita tener una lengua. La primera Gramtica de la lengua espaola se public el mismo ao que Coln lleg a Am-rica, aunque la real Academia tard

    frica Las Heras tiene un destaca-do monumento en el cementerio de Kuntsevskoe, lleva su nombre escrito en ruso y otro en espaol, patria.

    EdM, junio de 2011

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    tertulias de varones que se preferan a s mismos. Mi obra dijo Moliner en una entrevista a fines de los 70 es limpiamente el diccionario pero si ese diccionario lo hubiera escrito un hombre, diran: pero y ese hombre, cmo no est en la Academia!. el da que su padre dej espaa para perderse en Argentina, se le multipli-caron las penurias. tena dos herma-nos y su madre contaba la miseria sin encontrar ni una sola moneda que le restara algo a la escasez. La angustia y el hambre se llenaban de libros pres-tados. ella lea, relea y copiaba frases en papeles sueltos antes de devolver-los, como quien fragua una promesa. Anotaba palabras de otros para no ol-vidar lo que quera de s misma.

    en 1921 obtuvo la licenciatura en Fi-lologa en zaragoza e ingres al Cuerpo de Archiveros y Bibliotecarios de espa-

    bastante ms en ocupar la escena, se-ra fundada a comienzos del XViii, casi un siglo antes de que comenza-ran las luchas independentistas en el nuevo continente.

    La vida de Mara Moliner (1900-1981) est atravesada por esos datos: fue la autora del Diccionario de uso de espaol (1966), el ms apreciado por traductores y escritores; la primera mu jer candidata a ocupar un lugar en la rAe; y su vida dio un vuelco rotun-do en la adolescencia cuando su pa-dre se march a Amrica y ya nunca supo de l. escribir ese diccionario le otorg el mrito de que rafael Lapesa, el autor de Historia de la lengua espa-ola, publicado en 1942 (los nmeros siem pre susurran en la lengua, pero cambiando de orden!), la propusiera como candidata a la rAe; y el mri-to de ser mujer la dej afuera de las

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    de copiar palabras y frases en papeli-tos sueltos, igual que cuando estudiaba en la adolescencia. poco tard en darse cuenta de que su inters era otro: haba convertido ese libro en un manual de instrucciones para confeccionar un dic-cionario similar en lengua espaola.

    As fue que comenz a escribir el suyo en 1951. primero le dedicaba tres horas diarias, luego cinco, y por ltimo diez horas en su casa y otras cinco en la biblioteca. uno de sus hijos le cont una vez a Garca Mrquez que Moliner utilizaba una mquina de escribir y la mesa de la sala. su jornada de traba-jo comenz a las cinco de la maana, durante quince aos. Cuntos hijos ramos? Nosotros ramos tres y un diccionario.

    Diccionario de uso del espaol fue ins-pirado en Learners Dictionary; es decir, el espaol sigui al ingls en materia

    a. Cuatro aos despus se cas con un profesor universitario de salamanca. su suerte haba dado un vuelco rotundo, y dio otro ms al desatarse la Guerra Ci-vil en 1936. tena tres hijos a quienes alimentar y la comida apenas si alcan-zaba. su esposo haba sido cesanteado, recin sera rehabilitado siete aos ms tarde. Mara Moliner, que haba perdido uno a uno todos sus puestos de trabajo, se abraz al ofrecimiento de ser directo-ra de la biblioteca de la escuela tcnica superior de ingenieros industriales de Madrid y all se mantuvo hasta su jubi-lacin en 1970. Consigui que sus hijos terminaran los estudios: un mdico, un arquitecto y una maestra. en 1951, uno de ellos le trajo de pars un regalo que cambiara su vida: un libro, el Learners Dictionary. se enfrasc en su lectura pero no slo para estudiar ingls, como pens en un principio, no poda dejar

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    dcadas le envi a Murray datos rele-vantes. en pequeas hojas de papel, es-critos en caligrafa muy prolija, se trata-ba de citas y comentarios iluminadores que alcanzaron los diez mil.

    el vnculo entre el lexicgrafo y el Dr. Minor no dej de estrecharse a travs de la correspondencia; jams se haban visto. el editor entenda las razones del Dr. Minor, dedicado a tiempo comple-to al Asilo Broadmoor para Criminales insanos, as que decidi tomar un tren hasta Crowthorne para sorprenderlo con una visita en el hospital. Corra 1896 y ya haba comenzado el tramo final de la primera redaccin del dic-cionario; adems estaba cerca y quera demostrarle su gratitud.

    Entr a la oficina del director y se apur a presentarse, cordialmente:

    Dr. Minor, es un honor para m y un grato placer conocer en persona a quien

    de diccionario, aunque los dos reinos invirtieron el orden en materia poltica. el podero del imperio espaol empez a declinar a comienzos del XVii, justo en el siglo en que el imperio ingls en-fatizaba su propio ascenso. Quin sabe si no fue valindose de la experiencia ajena que la lengua inglesa se rehus a tener su propia real Academia. Aun as el podero ejercido por el Oxford English Dictionary resulta innegable. Luego de setenta aos de trabajo que reuni a miles de colaboradores voluntarios, fue publicado en 1928; tiene 7.000 pginas y 414.825 entradas. uno de sus editores ms notables fue James Murray (1837-1915), quien trabaj en el diccionario desde 1879 hasta su muerte. entre las historias de sus colaboradores, la ms descollante es la de Dr. William Chester Minor, un mdico norteamericano re-sidente en inglaterra, que durante dos

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    LA FOtO De sArMieNtO

    sarmiento muerto en su casa del paraguay, con el cuerpo protegi-do bajo una manta, un brazo re-costado sobre la tabla donde sola es-cribir y el otro, tmidamente, apoyado a un costado. La foto fue tomada el 11 de septiembre de 1888, el da en que muri, pero no en ese preciso lugar sino a unos pasos de all, en su cama. Haba dejado rdenes expresas a su hija Faustina de que llegado el mo-mento lo cargaran hacia el silln para fotografiarlo como si la muerte lo hu-biera sorprendido en medio del traba-

    ha sido mi ms asiduo colaborador.se lo agradezco, pero lamento de-

    cirle que hay un error. yo soy el di-rector del Asilo Broadmoor. Minor es uno de nuestros internos desde hace veinte aos, el ms antiguo de todos.

    La nieta de Murray fue quien con-t esta historia por primera vez, en 1977; y desde entonces no ha dejado de repetirse hasta llegar a The Profes-sor and the Madman (1998) de simon Win chester. por qu demor tan-to en ser conocida? Quiz porque la lengua slo acompaa al poder, no lo engendra; s engendra el sin sentido, esa rara especie de germen que nece-sita ser controlado y confinado en lo que suele llamarse locura, para que todo mantenga su lugar y su orden, igual que en los diccionarios.

    EdM, mayo de 2010

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    jo. Como si no existiese fatiga capaz de superar su voluntad. Como si la enfer-medad y el ahogo apenas se animaran a interrumpirlo, no a arrancarle el de-seo. Como si la muerte estuviese viva y l, sarmiento, le impusiera la escritura de esa pgina, la de su cuerpo inerte.

    siempre intent entablar un dilogo con la muerte. De nio, por las noches, senta la presencia de sus hermanitos muertos dndole vueltas alrededor, y de adulto no dej de interpelarla, tal como susurra en aquel paradig-mtico comienzo: sombra terrible de Fa cundo, voy a evocarte, para que sa cudiendo el ensangrentado polvo que cubre tus cenizas, te levantes a explicarnos la vida secreta y las con-vulsiones internas que desgarran las entraas de un noble pueblo!. es que sarmiento necesitaba pensar en lo otro para pensarse, y a veces lo otro era el

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    haber dicho aquello de pascal, y ms de un siglo antes de la interpretacin de Althusser: Arrodillaos, moved los labios en oracin, y creeris. por eso tras la victoria del ejrcito Grande pos, en la mismsima casa de rosas en palermo, para un daguerrotipo de Antonio pozzo; era verano y, pese al calor insoportable, sarmiento decidi envolverse con un poncho. es que la victoria deba fundir las ropas, era un encuentro de las sombras con sus cuer-pos, de lo uno con lo otro, de la civili-zacin y la barbarie. La disyuncin en sarmiento siempre fue menor a las yuxtaposiciones, esa combinacin de cosas trans portando, incansable, la Letra ci vilizatoria: la ciudad como un libro abierto de cosas que fabri-can el Progreso, y los edificios mismos de las escuelas cargando la fervorosa misin de educar al soberano.

    ms all de la vida o de su pueblo, del mismo modo que a menudo los hermanos cobraban la forma de acrri-mos enemigos. estaba convencido de que no haba cuerpo sin sombra; ms an, que todo cuerpo empezaba con una sombra. tal vez se deba a eso su obstinado convencimiento de que las cosas hablaban por s mismas: las cosas (o las sombras) creaban realida-des. Mand hacerse un vistoso unifor-me para acompaar al ejrcito Grande que lideraba urquiza contra rosas; esa vestimenta que fue la burla de los soldados gauchos y para l una Letra de la civilizacin: Mientras haya chirip, no habr ciudadanos, deca. Con ese atuendo escriba sus infor-mes sobre la campaa del ejrcito en una cuidada imprenta porttil. No era que el hbito haca (simulaba) al mon-je, sino que lo fabricaba. Bien podra

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    de la sombra? Pero la muerte se volvi sorda a su reclamos, y l, mientras, se empecin en ir acercndosele a con-ciencia, con el corazn hecho pedazos, respirando con mayor dificultad cada uno de los veintids aos que le que-daban por vivir, y ms sordo que una tapia. Habr en esos nmeros nuevos secretos sarmientinos?

    en 1887 decidi irse a vivir al pa-raguay por recomendacin de sus mdicos, all el aire era mejor que en Buenos Aires. Cmo creer que fue slo por eso? En su casa del Paraguay, sarmiento escriba y cuidaba cn-didamente? su jardn. Lo que se co-menta menos es que, al mismo tiempo, construa otra casa cuyos planos haba mandado hacer a Blgica. Nunca lleg a habitarla; se trataba de una casa muy particular, construida en metal para re-sistir todas las inclemencias del tiem-

    La realidad se le impona como una enciclopedia en la que cada detalle convocaba a otro de manera intermi-nable. trgica escena de lectura para quien, ambicionando encarnar el todo, no poda sino perderse en los detalles. Justamente a l, sarmiento, que naci-do en febrero de 1811 se ufanaba di-ciendo que haba sido gestado al calor de la revolucin de Mayo.

    infructuosamente busc descifrar los posibles mensajes del ms all de su hijo Dominguito, muerto en la batalla de Curupayty en 1866, la ms san-grienta de la guerra contra el paraguay. Dise un monumento en el cemente-rio de la recoleta para que reposara su cuerpo, y all las cosas siguieron gri-tando secretos: una perfecta columna sin terminar es la permanente presen-cia de la vida tronchada a los 21 aos. Cunta luz haba quedado sin salir

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    eL sOLDADO

    un ejercicio simple: mostrar esta imagen a personas menores de treinta aos y preguntarles qu ven all, en qu ciudad piensan que fue tomada la fotografa, cundo, por qu, cul pudo ser la circunstancia, etc. tengo para m que la mayora de las respuestas acertar en errar y, sin em-bargo, cuanto digan tendr el efecto de aproximarse a una verdad cuando ms se alejan.

    La distancia y el desencuentro de-finen esta imagen. Fue tomada por el reportero grfico coreano Ki Chul Bae

    po. el cuarto de la casa de su ltima fotografa luce distinto al que podra haber albergado aquella otra, pensada para imponerse ms all del tiempo. todo lo que vemos en la imagen acom-paa la sombra de lo que sarmiento busc escribir en su fotografa, todo se impone como si estuviera de paso, como si su lugar fuera tan accidental como accesorio.

    EdM, junio de 2010

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    y publicada en la revista Gente en julio de 1974; la foto muestra a un soldado conscripto en Buenos Aires llorando la muerte de Juan Domingo pern. Ki Chul Bae tena entonces 29 aos y desde haca diez viva en Argentina. Nunca olvid el lugar exacto en que pos su cmara, la esquina de Aveni-da de Mayo y san Jos; haba visto a su alrededor gente desconsolada y an-siaba encontrar un soldado llorando. una muestra del contraste que hiciera fulgurar el desencuentro entre los vi-vos y los muertos no entre la vida y la muerte que siempre van juntas, entre la firmeza armada y la fragilidad, entre el uniforme que todo lo iguala y el do-lor siempre singular. La captura de lo inusual como conquista periodstica. Aunque tambin quizs, y de muy dis-tinta manera, podra interpretarse esa bsqueda como un gesto asentado en

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    actualidad, acostumbrado a solazarse en impactos emocionales, mantener al-gn vnculo, aun remoto, con el arte de vanguardia? Posiblemente no. Pero tal vez la relacin se haga ms plausible si se incluye la poltica. es la cercana o la distancia lo que la define? En otras palabras: es la armona del acuerdo lo que hace a la poltica o, como dira rancire, es el desacuerdo lo que la funda? Por un lado son los nmeros que cambian en una cuenta heredada de modo inalterable, por el otro es el cambio radical del sentido mismo de la cuenta.

    treinta y dos aos despus de toma-da la fotografa, el ejrcito Argentino emprendi la bsqueda, por orden del poder ejecutivo Nacional, de en-contrar a aquel conscripto para que estuviera presente en la ceremonia de traslado del cuerpo de pern a su mo-

    el principio de la esttica del siglo XX: la verdad slo puede ser sugerida en el hueco que separa la realidad inabarca-ble y las versiones posibles que preten-den pronunciarla. porque si el arte mo-derno contemporneo se ha mostrado ms verdadero no fue en su pretensin de plasmar una imagen como si fueran todas las imgenes o como si ni si-quiera se tratara ya de imgenes, sino en el gesto de sealar bastara pensar en el Guernica de picasso que la po-sibilidad ms potente de plasmar la realidad es afirmar al extremo la impo-sibilidad de hacerlo. Mientras, la vida del siglo se entregaba a las ilusiones de la cercana.

    sin duda que la comparacin de la foto del soldado y esta visin del arte resulta inadecuada, cuando no pre-texto de una curiosidad impertinente. podra la foto de un semanario de

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    en particular? Las ilusiones se inclinan con fervor hacia las simetras, y las si-metras tienen el don de la repeticin. un desacuerdo entre dos sectores que organizaron el homenaje termin en una gresca durante la ceremonia; se enfrentaron por la distancia y la cer-cana que cada grupo detentaba con respecto al palco, o al fretro de pern. Hubo golpes de puos, de palos, dis-paros fugitivos y heridos que no apa-recieron en la cuenta.

    el acto qued partido al medio. Kin Chil Bae y roberto Vassie quedaron sin conocerse despus de treinta y dos aos de no haberse conocido.

    EdM, septiembre de 2010

    rada definitiva en San Vicente. Se tra-taba de acortar las distancias entre lo que haba sido y lo que deba ser, una cuestin poltica. Los altos mandos no tardaron en localizar al conscripto, que termin por ser el equivocado; final-mente dieron con el autntico, roberto Vassie, que visti de nuevo el unifor-me de conscripto en ese homenaje del 17 de Octubre de 2006. por cierto que no era el mismo uniforme, aunque s lo era, segn se entienda la poltica como una identidad en el acuerdo y no como distancia. sealarlo es simplemente un detalle, una mera cuestin esttica?

    invitado a la ceremonia, Kin Chil Bae se mostr deseoso de reencontrarse con aquel joven luego de tres dcadas. sospechaba que la memoria de ambos sera desigual; l recordaba hasta la cantidad de tomas que haba realiza-do, conservara el otro algn detalle

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    pasar por tres instancias que defina con nombres de animales; primero era un mono de alegres movimientos, lue-go un gallo orgulloso y pendenciero, y finalmente un cerdo, por eso, cuan-do empezaba a tomar, reclamaba que le sirvieran ms whisky para no inte-rrumpir el proceso.

    el Dr. Debayle, que conoca de sobra las razones de esas cadas, estaba ms interesado en saber si haba un mapa oculto que diera cuenta del descomu-nal vuelo creativo del poeta. estaba convencido de que deba de haber una base orgnica que impulsara esos sal-tos sin red de rubn Daro en la lengua castellana. intua que habra un antes y un despus de su poesa, algo que Federico Garca Lorca y pablo Neruda sostendran unos aos ms tarde en Buenos Aires, en una reunin del pen Club, cuando los comensales espera-

    ste NO es eL CereBrO De uN HOMBre COMN

    Hay quienes dicen que si Dylan thomas tom dieciocho whis-kys y no ms antes de desplo-marse fue porque sos eran los ltimos tragos para grandes poetas que rubn Daro haba dejado vacantes. el nicara-gense muri de cirrosis el 6 de febrero de 1916, en su tierra natal. Al realizarle la autopsia el Dr. Louis Henri Debayle, amigo del poeta, encontr el hgado convertido en piedra. edelberto torres asegura que Daro tena una teora del proceso de sus intoxicaciones. Deba

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    el suyo. y Lombroso haba realizado diversos estudios frenolgicos en los que buscaba relaciones entre las carac-tersticas de los crneos y el desarrollo de las conductas de los individuos; hizo, por ejemplo, un estudio compa-rativo de las diferencias entre el crneo de Kant y el de un delincuente. Len-tamente la ciencia del siglo XX dejara atrs tales ideas, o acaso simplemente las remozara: todava hoy se encuen-tran en una universidad de Whichita restos del cerebro de Albert einstein dentro de un frasco; eso por no hablar de la incesante medicalizacin con-tempornea que ha cambiado la medi-cin de crneos por la bsqueda de los genes que guan las conductas y hasta la orientacin sexual de los individuos.

    en aquella tarde del 6 de febrero de 1916, mientras el Dr. Debayle practica-ba la autopsia del poeta, desde luego

    ban que slo uno de ellos se pusiera de pie para soltar un discurso sobre su propia obra y ellos decidieron ser dos que hablaban al alimn, como tore-ros, homenajeando a rubn Daro, el poeta que haba hecho posible la mo-dernidad en la lengua compartida. el Dr. Debayle palpitaba el furor por lo nuevo. Haba nacido en Francia (1865) pero se senta nicaragense. introdujo en Nicaragua la primera mquina de rayos X y otras novedades de la cien-cia, como las investigaciones neurol-gicas de paul Broca (1824-1880) y los estudios frenolgicos de Cesare Lom-broso (1835-1880). Broca descubri en el cerebro el ncleo generador del ha-bla; en su laboratorio tena un enorme museo con cerebros pertenecientes a distintos individuos dispuestos para su estudio, una coleccin a la que fi-nalmente terminara por incorporarse

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    quera investigarlo, deba hacerlo.Algunos sostienen que se desenca-

    den una pelea por la posesin del cerebro y que termin perdido en la calle. Otros aseguran que Debayle pre-tenda enviarlo a Buenos Aires para que fuera atesorado en un museo. No pocos creen que prefiri conservarlo. una de las hijas del mdico, salvado-ra, se casara con Anastasio somoza Garca (1896-1956), quien comenz la estirpe de dictadores en Nicaragua dando a luz a Anastasio tachito so-moza (1925-1980). entre las versiones que circulan, una de ellas apunta a que tachito se habra apoderado del cere-bro de rubn Daro para deglutirlo en un rito extrao; otra sostiene que los sandinistas lo rescataron de sus garras y lo destruyeron. O que el cerebro se extravi durante las largas jornadas de la revolucin. No faltan quienes arries-

    que no pensaba nicamente en la cien-cia, quera abrir un camino para hacer justicia por los aos y los aos sobre el valor de rubn Daro. Ansiaba una irrevocable justicia cientfica para su amigo poeta. Daro haba compuesto una loa a una de las hijas de Debayle, descendiente directo de Henri Beyle, ms conocido como stendhal. el autor de Rojo y negro haba imaginado que sus lectores verdaderos estaran en el futuro, poda pretenderse menos para el autor de Azul? Dos colores frente a uno que vala por todos. el novelista haba elegido un seudnimo de reso-nancias alemanas, el poeta en cambio se decidi por dos nombres de pila, una rotunda bofetada a las estirpes aristocrticas. Debayle sopes en la mano esa piedra oscura que haba sido el hgado de Daro y la arroj a un cos-tado, y de inmediato extrajo el cerebro;

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    ta, y no esta boca en que vinos y besos aumentan gulas de hombre y de poeta. [] Darme otra sangre que me deje lle-nas las venas de quietud y en paz los sesos, y no esta sangre que hace arder las venas, vibrar los nervios y crujir los huesos.

    EdM, diciembre de 2010

    gan que est en un museo de Buenos Aires, perdido entre frascos con otros restos de hombres comunes, tan sin apellido como el mismsimo poeta; en el Museo de la Morgue, en la Facultad de Medicina, en un gabinete de cien-cias de alguno de los grandes colegios de la ciudad. pero la conjetura de que el cerebro de rubn Daro haya esta-do o est an en Buenos Aires tiene poco asidero; a fines de la dcada del cincuenta, descendientes de la familia de somoza Debayle aseguraron tener-lo en custodia, aunque posteriormente se desdijeron. Los versos de La Cartu-ja, ese pedido que Daro compuso en sus ltimos tiempos como un regalo a la exigencia del porvenir, siguen pere-grinos en todas las bocas:

    Darme otra boca en que queden im-presos los ardientes carbones del asce-

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    tre emma y su amante rodolfo mien-tras salen de paseo con sus caballos.

    A lo largo de su historia, Playboy ha publicado un gran nmero de escri-tores notables (desde Mailer a Doris Lessing, de Nabokov y Kerouac hasta Garca Mrquez y Margaret Atwood), razn ms que suficiente para atenuar la sorpresa ante la inclusin de ese fragmento de Madame Bovary. Acaso inquiete que se trate de una obra maes-tra del siglo XiX que sign el rumbo que tendra la novela desde entonces. De todos modos es posible cambiar la direccin de la sorpresa y ver a Play-boy prefigurada tambin en la novela de Flaubert.

    si algo caracteriza a la revista en sus producciones es que exhibe a las playmates posando sin ropas en esce-narios sofisticados y acompaa esas fotografas con otras que las muestran

    MadaMe Bovary es una chica PlayBoy

    La edicin de Playboy de septiem-bre de 2010 trajo como playmate del mes un extracto de Mada-me Bovary (1857), presentada en tapa como la novela ms escandalosa de todos los tiempos. Otro motivo ms significativo justificaba la publicacin: la editorial penguin estaba por dar a conocer una nueva traduccin al ingls de la novela de Flaubert. el captulo elegido por la revista es el referido a uno de los apasionados encuentros en-

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    en el que todo se iguala pero en el que nada puede diferenciarse.

    s: el tiempo en que se mueven los personajes de la novela anuncia el despertar de la poca en que vivimos. Nuestro tiempo es la pesadilla que ellos tuvieron como sueo. emma Bo-vary lea con atencin cuanto decan las revistas, copiaba las poses de las mannequins y el corte de sus vestidos en las ilustraciones, convencida de que poda ser diferente siendo igual a ellas. Flaubert, en cambio, slo confiaba en su literatura. en 1856 public por en-tregas su novela en La Revue de Paris y, pese a que se hicieron recortes que l no haba autorizado, tuvo que presen-tarse ante el tribunal acusado de inmo-ralidad. eso fue a principios de 1857. el tribunal lo absolvi y la novela fue publicada en libro en marzo de ese ao; en dos meses se vendieron 15.000

    en sus tiempos escolares, con trenzas y aparatos de ortodoncia a los 13 aos por ejemplo, adolescentes comunes a las que nadie les imaginara un futuro de modelo. Girls next door, las chicas de al lado, as de comunes y que, sin embargo, pueden convertirse en co-nejitas. se es el principio directriz de la revista fundada por Hugh Hefner en Chicago en 1953: generar la ilusin en los lectores de que en toda chica comn aguarda latente una playmate. Cien aos antes, Gustave Flaubert es-criba sobre el desquicio de una lectora ilusionada que aoraba tener una vida intensa, lejos de la monotona de las provincias, ser invitada a fiestas donde codearse con magnates y dormir entre sbanas de seda. emma Bovary era otra chica de al lado en un tiempo que se preparaba para disear lo que sera la cultura de masas, ese mundo

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    estaba muy lejos de compararse con la de Lydia Davis (1947), quien tambin tradujo a proust, Blanchot, Foucault y Michel Leiris. su especializacin en la literatura francesa comenz en los aos setenta, en los tiempos en que Jean-paul sartre daba a conocer su monumental investigacin sobre Flau-bert, El idiota de la familia, y ella estaba casada con el escritor paul Auster con quien tendra un hijo en 1978.

    La traduccin de Davis es hasta hoy la ltima versin que se conoce en in-gls de Madame Bovary. La primera tiene ms de ciento veinte aos, y fue realizada por otra mujer, una londi-nense nacida en 1855, fundadora de la Liga socialista en 1884 y que particip como activista sindical en las huelgas del puerto de Londres hacia fines de 1880. en 1898, por un desengao amo-roso, se suicid ingiriendo cido pr-

    ejemplares. Nunca dijo en pblico ni grit ante los jueces la frase que se le atribuye, Madame Bovary soy yo. sin duda que Flaubert se reconoca en cada trazo de su novela, tanto como saba que emma Bovary no era l sino todos los dems.

    De slo considerar el veredicto de los jueces resulta evidente que no se trat siquiera de la novela ms escandalo-sa de su tiempo, como asegura Play-boy al adelantar el extracto de la versin en ingls. Flaubert, que haba estudia-do ese idioma con el principal deseo de leer a shakespeare en su lengua ori-ginal, no resisti la tentacin de hacer una traduccin de su propia novela. en realidad, supervisaba el trabajo de una joven inglesa, maestra de su sobrina Caroline, adems de amante suya.

    Nada se conserva de aquella prime-ra traduccin, pero es de suponer que

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    pArQue iNDOAMeriCANO

    Cndido Lpez fue oficial del ba-talln de san Nicols en la Gue-rra de la triple Alianza (1864-1870), la guerra en la que Argentina, Brasil y uruguay se unieron contra paraguay. el resultado de la contienda fue oprobioso. Lo vencedores creye-ron terminar con el fantasma de una amenaza y celebraron el fantasma de una modernidad en ciernes; uno de sus magros logros fue la profesionali-zacin del ejrcito argentino. Lo ven-cidos se enfrentaron con la realidad de haber perdido la mayor parte de su

    sico; el nico instante en que su vida pudo asemejarse en algo a la de emma Bovary. su nombre era eleonor Marx, y era la hija menor del autor de El ca-pital.

    EdM, febrero de 2013

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    poblacin masculina y centenares de nios, nios soldados abatidos o que quedaron tullidos tras los combates.

    en Argentina se la suele mencionar como Guerra del paraguay, como si de soslayo se hablara de un asunto ajeno; en paraguay se la llama Guerra Grande, la sombra de un gigante que nunca empieza a terminar.

    Cndido Lpez fue pintor antes que soldado, aunque al perder su brazo de-recho en combate crey que ya no sera capaz de volver a sostener un pincel. tena 26 aos. sin embargo, como di-jera el Coronel Garmendia, uno de sus camaradas de armas, Cndido Lpez adiestr durante aos su mano rebel-de para el arte y en 1885 expuso sus cuadros por primera vez. todas im-genes de la guerra, instantes recons-truidos a partir de recuerdos y croquis realizados en medio de la campaa.

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    ridos que tambalean al ponerse de pie; otro que parece pedir agua o un lugar donde morir; brazos en cruz, cuerpos de espalda, cuerpos de frente, brazos al pecho; escaleras cadas que suben a ninguna parte; alguien que arenga en la batalla; pertrechos de combate; otro que contempla agazapado como si pudiera decidir solo el rumbo de la contienda; uno que sangra y busca algo a su alre-dedor. Cientos de escenas que todava hoy susurran lo que podamos leer.

    el Coronel Garmendia, en En la car-tera de un soldado (1889), destacaba la verdad histrica de esos cuadros, el registro del hombre grupal, en lo dems reconoca fallas en el dibujo, lo dis-culpaba moderando que a la distancia, no se nota tanto ese defecto. Celebraba la verdad histrica que, sin embargo, era menos real que los desprolijos frag-mentos del hombre individual.

    Cuadros que se leen como narraciones en dos direcciones. en un recorrido de lectura se registra el movimiento de las fuerzas, las columnas de soldados dis-puestos de manera estratgica, el hom-bre grupal ofrecido en panormica. en el otro refulgen los fragmentos de his-torias individuales, cientos de escenas desgarradas de la historia colectiva, es el hombre individual ms all de la per-tenencia a un bando nacional. un cado alza su brazo, parece pedir clemencia a otro que lo apunta con la bayoneta; un soldado sentado, como si mirara sin comprender lo que sucede; otro camina erguido despus de la batalla cargando unas ropas; alguien an dispara lue-go de finalizado el combate; prisione-ros; camaradas que se socorren unos a otros; un hombre que deambula entre el humo, el fuego, los cados, muertos desnudos, muertos con uniformes; he-

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    los y se desat una batalla campal que dej, al cabo de una semana, un saldo de tres muertos. unos buscaban un lu-gar para vivir; los otros decan defen-der el espacio pblico de indeseables inmigrantes asociados con el narcotr-fico.

    el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires aviv el fuego de la xe-nofobia refirindose a una inmigra-cin descontrolada proveniente de los pases limtrofes. Ante las inme-diatas protestas de asociaciones civiles accedi a pedir disculpas a los her-manos bolivianos y paraguayos. La presidenta de la Nacin, del partido opositor al jefe de Gobierno, anunci que el pas no ingresara al club de los pases xenfobos. eso fue cuando la situacin tenda ya a normalizarse en-tre el hombre grupal; en los das previos el combate entre los hombres individua-

    en qu piensan cada uno de esos individuos? Qu han soado la noche anterior? Qu estn dicindose aque-llos otros? Qu busca el que se asoma a un costado?

    Cndido Lpez tambin fue fotgra-fo.

    pero la fotografa que tenemos de-lante no es de su autora, sino de un fotgrafo de la Agencia tlam. es una imagen de diciembre de 2010 del par-que indoamericano, un predio de 120 hectreas en el Bajo Flores, cuando fue ocupado por ms de 13.000 personas, alrededor de 1.500 familias. tomaban esas tierras ante la falta de respuesta de los gobiernos a sus reclamos para conseguir un lugar donde vivir. en la fotografa puede reconocerse el intento de parcelar el terreno. Los vecinos de Villa Lugano y Villa soldati se enfren-taron con los ocupantes para expulsar-

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    Louzn, por entonces concejal de Bue-nos Aires por la uCr, propuso bautizar con el nombre de parque indoameri-cano a esos terrenos que haban sido durante dcadas un enorme basural, y orden su inmediata forestacin. Los 4.000 rboles plantados trataron de so-brevivir en una superficie que vena re-cibiendo a diario 500 contenedores de desperdicios (La Nacin, 03/08/1999). Al promediar los 70, el Bajo Flores ya se haba convertido por su extensin, como sostiene Oscar Oszlak, en el se-gundo basural del mundo despus del de la ciudad india de Bombay, ocasio-nando por las quemas de residuos la difusin de enfermedades infecciosas y la contaminacin del aire (Merecer la ciudad, CeDes, 1991). en 1978 el inten-dente de la dictadura, Cacciatore, en-say una solucin global para la zona: proyect la construccin de una suer-

    les se libr ante la mirada inoperante de los funcionarios. Le corresponda al Gobierno Nacional o al de la Ciudad dar las directivas para restablecer la paz? Apenas se agudiz el conflicto el 10 de diciembre, el premio Nobel de la paz Adolfo prez esquivel responsabi-liz a ambos gobiernos de no asumir medidas efectivas ante la crisis: Hay decisiones polticas que se tienen que tomar. es preocupante esta situacin, como las declaraciones de Macri (jefe de Gobierno de la Ciudad) contra la in-migracin. el Gobierno (Nacional) no tom medidas.

    El conflicto termin el 17 de diciem-bre, con nuevas promesas.

    slo a veces las palabras nos visten; lo que hacen todo el tiempo es desnu-darnos. porque es difcil llamar par-que a esos terrenos sin quedarnos a la intemperie. Fue en 1993 cuando Carlos

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    que estn en la fotografa mira el tren que no deja de pasar junto al parque Indoamericano?

    EdM, enero de 2011

    te de Disneylandia en los alrededores que, adems de un enorme parque de diversiones, contendra el Jardn zoolgico de Buenos Aires en lo que hoy es el parque indoamericano. Del proyecto slo se construy el parque de diversiones, Interama, y unos pi-letones que alimentaran las especies botnicas que nunca se plantaron; el intendente renunci en 1982 tras acu-saciones de defraudacin.

    en El fiscal (1993), novela de roa Bas-tos escrita en torno a la Guerra de la triple Alianza o Guerra Grande, pue-de leerse: La memoria del pasado es todo el futuro que nos queda. Debera ser otro, debe ser otro el futuro.

    Hacia dnde va el individuo que se aleja en el camino? Quin dormir bajo ese toldo naranja, o bajo el nylon celeste, no el primero sino el ltimo que alcanza a divisarse? Alguno de lo

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    ler el de mirada altanera, o el tercero de la hilera de ms arriba.

    Los interesados pueden encontrar la respuesta con facilidad, y acaso confir-mar as que el mundo tiene un orden y que las palabras estn para confir-marlo. Ratificar que las cosas deben continuar como estn y que el lengua-je cumple la privilegiada funcin de polica. un polica capaz de descubrir el origen de los males, como en esta fotografa, y depararnos reposo. La australiana Kimberley Cormish lleg a aventurar, en El judo de Linz (1999), que fue durante esa breve estancia compartida en la realschule que Hitler vio despertar su antisemitismo luego de una pelea con Wittgenstein, y que el suceso habra quedado registrado con una mencin annima en Mi lucha. el lenguaje no debera aspirar al con-suelo de la miopa, sino a inventarse

    COMpAerOs

    Ludwig Wittgenstein y Adolf Hit-ler asistieron a la misma escuela, la realschule, en Linz, durante 1903. Ambos rondaban los 13 aos. espanta esa proximidad fsica entre el filsofo y el tirano, entre el hombre de origen judo y el genocida antisemita. Cules de estos cuarenta y uno sern Wittgenstein y Hitler? Habra de ser el filsofo alguno de los que desva la mirada, el que se asoma detrs del maestro, o el que aparece casi oculto en la tercera fila? Quiz sea el primero de la fila de arriba en una esquina, y Hit-

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    por la ceguera. Contentarse en sealar quin habra de ser el tirano y quin el filsofo, no es adems confinar la vida de los otros treinta y nueve a la opacidad de la imagen? Convertirlos en excusa escenogrfica? Marcelo Bro-dsky eligi una opcin bien diferente al intervenir su propia fotografa esco-lar grupal de 1967 en el Colegio Nacio-nal de Buenos Aires. una fotografa de primer ao del bachillerato; es decir, todos rondaban tambin los 13 aos. La intervencin consisti en escribir sobre las imgenes de cada uno de sus compaeros lo que logr saber de ellos casi treinta aos despus. ruth vive en Viena, Alicia se fue a vivir a la costa atlntica, Alfredo es el nico que milita activamente en los noven-ta, silvia es muy alta, como siem-pre. partes de un lenguaje que no repite lo que la foto muestra, desga-

    ojos nuevos en cada mirada. es difcil describir un camino a un miope escri-bi Wittgenstein. porque no se le pue-de decir: Mira la torre de esa iglesia a diez leguas de nosotros y sigue esa direccin.

    Las imgenes valen mil palabras slo cuando el lenguaje ha sido capturado

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    casos solo se lee Vive, la constata-cin de un encuentro posible, apenas postergado.

    Las palabras y las cosas slo pueden encontrarse juntas en el ttulo de un li-bro. en cambio con respecto al vnculo entre imagen y lenguaje, nadie sabe exactamente desde cundo vienen siendo compaeros. Lo que no quiere decir que acuerden, se trata de una re-lacin tensa con mnimas treguas. es-tamos hechos del lenguaje que noso-tros hacemos, se es el nico principio, el resto es un consuelo que conduce a la miopa. por eso Wittgenstein deca: Luchamos con el lenguaje. estamos en lucha con el lenguaje.

    EdM, abril de 2011

    rra lo visto para dejar ver lo acaecido a travs de los aos. Carlos es dise-ador grfico, Pablo muri de una enfermedad incurable, erik se hart y vive en Madrid, Gustavo prefiere no aparecer por el pasado. escrituras que sacan de lugar, como toda escri-tura emancipada de miopa. Lo que la fotografa tomaba por capturado en provecho de un discurso (la foto para la institucin escuela) de golpe sale del marco y desafa a quien mira. Lo que la fotografa tena de verdad cerra-da e inamovible, ahora se inquieta, se mueve, se activa. Martn fue el prime-ro que se llevaron. No lleg a conocer a su hijo pablo que hoy tiene 20 aos, lvaro es un buenazo..., silvia no quiere saber nada de todos nosotros. Por qu ser?, A Claudio lo mata-ron en un enfrentamiento, Daniel labura con computadoras. en otros

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    la Fundacin ideas, a la que El Pas ca-lifica como el vivero del pensamiento poltico del pesOe (18/09/2011), no lo consider pertinente. es ms, en sus comunicaciones a la prensa suele uti-lizar un ttulo alternativo para el vo-lumen que de ningn modo resulta la traduccin del otro, a no ser quizs en sus intenciones. porque Work in pro-gress nada tiene que ver con las elpti-cas alianzas sugeridas y con la poltica, se refiere exclusivamente a un trabajo en curso.

    Bill Clinton fue convocado para ocu-parse de liderazgo; al economista y asesor de la ONu Jeffrey sachs se le asign hambre; al actual candidato del pesOe, Alfredo prez rubalcaba, democracia, y a otros tantos le fue-ron asignados trminos significativos en sus respectivas experiencias pol-ticas. para el ex presidente de Brasil,

    pALABrA pOr pALABrA

    Cincuenta y cinco personalida-des de la poltica internacional fueron convocadas por la Fun-dacin ideas y el Center for American progress para escribir el volumen Dic-cionario de ideas para el progreso de prxi-ma aparicin. A cada cual se le asign una palabra para explicar y fijar su posicin. es decir, ms que un diccio-nario se trata de un vocabulario inter-pretativo del presente. sorprende que entre los vocablos propuestos no estn diccionario, lenguaje metafrico o cuanto menos lenguaje. por lo visto

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    ben al lenguaje como un espacio de tensin que se hace con los otros en cada situacin. No hay palabras ino-centes, a menos que supongamos, sin sonrojarnos, que existen hablantes inocentes. No hay palabras neutras, a menos que creamos en un ms all para el silencio de un hablante. Mijail Bajtin deca que las palabras se cargan con el uso, que nunca estn vacas ni completas, que las palabras se arman de lo que pensamos y de lo que otros han pensado y nosotros queremos reafirmar, poner en duda, cuestionar y hasta olvidar. por eso, cada palabra pronunciada no es una representacin de lo que pensamos del mundo; es, sobre todo, la presentacin de lo que somos en el mundo.

    Las palabras estn cargadas de his-toria. son caballos de troya a las puer-tas de los otros. Lo saben los franceses

    Lula da silva, la palabra fue pobre-za, para el ex canciller argentino de la posdictadura, Dante Caputo, insti-tuciones, y el premio Nobel de eco-noma Joseph stiglitz hizo hincapi en las contradicciones de globalizacin: La causa principal de su actual fraca-so es la liberalizacin del capital y de los mercados financieros.

    el lugar que se le asigna al malen-tendido en toda comunicacin podra ser un buen tester para definir distin-tas concepciones del lenguaje. Hay quienes conciben que el malentendido es una espordica anomala, un ac-cidente; son los que entienden que el lenguaje es el reino de la transparencia o la tirana en la que uno dicta y otro acata. en las antpodas estn quienes reconocen el malentendido como la norma extendida de lo que definimos por comunicacin; son los que conci-

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    Klemperer escribira Apuntes de un fi-llogo. La lengua del Tercer Reich, que public en 1947. una radiografa sobre el lenguaje del nazismo. Hijo de un ra-bino y casado con una mujer aria (lo que le permiti la distincin de no ser deportado), Klemperer vivi con eva bajo las ms extremas restricciones im-puestas por el rgimen. en 1935 las le-yes raciales lo obligaron a abandonar su ctedra de Literatura Francesa en la universidad de Dresde, a pesar de lo cual continu viviendo en esa ciu-dad con su esposa, sometidos ambos a todo tipo de humillaciones, mientras tomaba apuntes en cuadernos que r-pidamente volva a esconder. el ingls raymond Williams, nacido en 1921 en el seno de una familia obrera y al que una beca le permiti estudiar literatura en Cambridge, fue soldado en la gue-rra; estuvo cuatro aos y medio en el

    cuando evitan utilizar ocupation por mtier porque advierten que el trmino se tie de ocupacin nazi. O los ar-gentinos, al abstenerse de pronunciar en cualquier contexto el vocablo des-aparecido. y todos y cada uno de no-sotros que evitamos el giro solucin final si no es para referirnos al Holo-causto o la shoa, dos trminos que en-tre s tambin fijan matices.

    A principios de siglo XX, el especia-lista en literaturas comparadas Karl Vossler se alarmaba ante sus discpu-los por una nueva expresin que oa en todas partes: material humano. La interpretaba como una reduccin del ser humano a la materia, en desprecio de su espritu. Victor Klemperer esta-ba entre aquellos alumnos y vacil en acordar con su maestro hasta dos aos despus en que estall la Gran Guerra. Durante la segunda Guerra Mundial,

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    mino progresista en lengua inglesa fue en el siglo XiX. raymond Williams destac en Keywords (1976) que su irrupcin no deja de ser problemtica, ya que fue utilizado tanto para dirimir posiciones entre progresistas y con-servadores tanto como en un debate de corte teolgico al promediar el si-glo. Las derivaciones que incorpor el trmino desde entonces hicieron que en nuestra contemporaneidad termi-nara siendo menos descriptivo que persuasivo: Es significativo que hoy da casi todas las tendencias polticas prefieran ser calificadas de progre-sistas. por eso llama doblemente la atencin que el anuncio de la prxi-ma publicacin del Diccionario de ideas para el progreso sea presentado por La Nacin (21/10/2011) con el ttulo: ela-boran un diccionario progre. Doble-mente, porque el trmino dicciona-

    frente y al regresar, en 1945, sinti que ya no hablaba el mismo idioma que sus connacionales. todo a su alrede-dor hablaba de un tiempo urgido por proyectarse al futuro y l, en cambio, arrastraba an un mundo anterior en las palabras, el mundo que haba sido bombardeado. Las palabras no estn vacas, estn llenas de palabras, deca Oscar Masotta en sus seeras confe-rencias sobre Jacques Lacan en Buenos Aires, a fines de los sesenta. Cmo se explica el pensamiento de otro? Es enteramente un uno quien lo expli-ca? Es slo el otro el explicado? Al publicar las conferencias, en 1970, Ma-sotta adverta al lector acerca del espa-cio de todo malentendido: ah donde este texto repite tal vez traiciona y ah donde transforma no es sino porque quiere repetir.

    La primera vez que se utiliz el tr-

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    recostado en lo obvio. Algunos dirn que es lo que ocurre cuando el ex vice-presidente estadounidense Al Gore y el ex presidente espaol Felipe Gonz-lez coinciden en el mismo argumento para definir qu podra entenderse por crisis: en la cultura china el ideogra-ma para escribir crisis es el mismo que para referirse a oportunidad. toda coincidencia debera pasar pri-mero la prueba de la obviedad, y an as jams conformarse con tan poco.

    EdM, octubre de 2011

    rio slo cobra sentido en el ttulo del volumen donde lo progre no tiene lugar. y tambin porque el uso de ese vocablo tiene una connotacin irnica que permite, a su vez, una doble lectu-ra: o el diario centenario se pronuncia en desacuerdo con las ideas para el progreso, o ha producido un radical giro a la izquierda en que el apelativo de progre suele ser entendido como medias tintas.

    Las palabras no descansan, se resis-ten al estancamiento, siempre sobresa-len por los costados donde se las pre-tende esconder. Lo sabe cada uno en singular, en plural, y tambin lo saben los que se proponen hablar por todos. Las palabras no aceptan la sinonimia, simulan acatarla pero se resisten. sin duda, hay casos en los que puede ha-ber coincidencias, aunque en la ma-yora de ellos no sea sino el nombre

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    y la corrida de las dos ltimas cuadras; Borges ni siquiera saba que alguien haba tramado esa nota, que no pas de ser una ocurrencia, porque el perio-dista tampoco estaba all. Los dos, sin embargo, se abstuvieron de entrar en explicaciones. para uno se trataba de la inesperada visita de un msico al que jams haba escuchado; para el otro, de un encuentro con uno de los mayores escritores del siglo XX.

    Cada uno esperaba que la conver-sacin la comenzara el otro. spinetta rompi el silencio hablando de su admiracin por el autor de Ficciones. Luego dijo que era padre de dos hi-jos. Como respuesta, un gesto con-descendiente de cabeza. intent con la literatura, deslizando el nombre de Artaud. Borges: No lo conozco. spi-netta crey que deba explicarle pero se contuvo, prefiri mencionar que

    eL JArDN De LOs preseNtes Que se BiFurCAN

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    Borges no lo esperaba en su casa, y Luis Alberto spinetta crea que simplemente estaba llegando tarde a la cita. As fue el nico encuen-tro entre ambos, a fines de los setenta. y as, tal vez, sean todos los encuen-tros, una posibilidad ante senderos que se bifurcan en un jardn que con-tiene todos los presentes. spinetta se haba quedado con la idea de un perio-dista que quera entrevistarlos juntos, an estaba agitado por el nerviosismo

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    ges y yo. en esa prosa potica de El hacedor (1960) asistimos a la tensin en-tre dos Borges: el Borges pblico, au-tor, profesor, y el otro sin nombre, un yo que vive, o que se deja vivir para que Borges pueda tramar su literatura [] esa literatura [que] me justifica. Borges recorre el desencuentro entre esos dos que sern tres al final de la pgina (No s cul de los dos escribe esta pgina) y algo semejante sucede en la cancin de spinetta, es un otro maysculo, la creacin omnipotente, que toma la palabra del otro que busca la creacin de un poema. el poeta y su arte, esquivo y siempre inalcanzable: s muy bien que has odo hablar de m/ y hoy nos vemos aqu/ pero la paz/ en m nunca la encontrars.

    Dos que se hacen tres y no uno. y de-cir tres es apenas un modo de nom-brar lo mltiple, fugitivo de toda cuen-

    haba grabado un disco homenajeando a Artaud y a Van Gogh. Otro gesto de cabeza, aunque esta vez Borges acom-pa el gesto con el recitado de el cuervo de poe. spinetta se qued asintiendo el pausado ritmo ingls sin saber cmo interrumpir a Borges o si deba hacerlo, escuchaba sin entender, sin poder preguntarse siquiera por qu ese poema. Fani apareci al rato des-de el cuarto de al lado y Borges solt: permiso, me tengo que ir. una seal curiosa, porque era el otro el invitado a retirarse.

    un encuentro sin relevancia y aun as emblemtico, expanda el fulgor hacia uno mucho ms perfecto que haban tenido sin que ni uno ni otro lo advirtiera. porque La sed verdadera, una de las canciones contenidas justa-mente en Artaud (1973), parece colarse a la perfeccin en el susurro de Bor-

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    an ms en esos tiempos, un carcter intempestivo, esa incomodidad con la sintona del presente que sin em-bargo ha dicho tan bien. Valga como ejemplo de ese lugar cultural habitado por entonces a medias lo que sucede en Respiracin artificial (1980), la novela de ricardo piglia en la que personajes que nunca vacilan en sus afirmaciones, se confunden slo una vez al asig-narle a spinetta una cancin de Charly Garca. Borges ignoraba La sed ver-dadera, y acaso tampoco prest aten-cin a qu fue lo que motiv el recitado de el cuervo el da de ese encuentro. es posible que haya pensado en esta-blecer la tensin entre la esttica su-rrealista del estallido y el mtodo l-gico de composicin de poe. pero sin duda pas por alto la imagen de ese cuervo golpeando una ventana, casi tan a destiempo como el llamado de

    ta. el poeta sabe que no escribe para encontrarse, el poeta sabe que escribe para dejar de perderse. por eso la mis-ma pregunta incesante atraviesa tam-bin La sed verdadera: Quin canta y desde dnde?

    por tu living o afuera de all no estspero hay otro que esty yo no soyyo slo te hablo desde aqul debe serla msica que nunca hiciste

    perdiste la pielcreste en todo lo que te pednada sali de vos

    es de suponer que Borges jams supo de la cancin de spinetta ni la oy siquiera en la calle, mientras ca-minaba del brazo de Mara Kodama. La msica de spinetta siempre tuvo, y

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    ACerCA De M

    Las presentaciones en primera persona me dan ms calor que las medias y aprietan ms que los zapatos. La primera persona tendr sus explicaciones al respecto, yo dudo de que sean las mas. s que nac en Floresta, que decid nacer en ese barrio de Buenos Aires, y que no eleg el ao, 1961. La primera persona no sabe por qu destaco la fecha; es que sealar esa distancia se me ha vuelto una manera de descubrir que lo que antes me pare-ca muy lejano, ahora queda slo a dos o tres vidas de m. Como quien dice:

    spinetta en la puerta de su casa. Ha-br pensado acaso en los cuervos de Van Gogh? Todo lo imposible se hace lugar, sobre todo despus de conocer los dichos de Mara Kodama en una entrevista concedida a la BBC en 2008: a Borges le gustaba tanto la msica de pink Floyd que en sus cumpleaos pe-da que le cantaran the Wall (1979) en lugar del Happy Birthday. segn Mara Kodama, vieron la pelcula tan-tas veces que Borges conoca de me-moria ciertos dilogos.

    el pjaro no quiere morir en su jaula, las habladuras del mundo no pueden atraparlo.

    EdM, enero de 2012

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    Arte De tApA

    Luis RodrguezResplandor 01 (Serie Sistemas). Lpiz color sobre papel

    Schoeller. 70 x 100 cms. 2013.

    Nac en 1983, en rosario.soy licenciado de Bellas artes por la universidad nacional de rosario. realic clnica de obra con ral damelio.

    Fui miembro fundador del grupo ni-novedismo en 2004 con el que dirig el Espacio Cordn Plateado hasta fines de 2008 junto a Mara luque y Franco vico en rosario, ao en el que la galera partici-p de Barrio Joven en arteBa 08.

    Ah no ms. La primera persona tampoco entiende mi gusto por los lu-gares comunes, o lo que intento poner en juego si digo que leer y escribir es tramar estrategias con la distancia. No entiende todo lo que escribo; a veces llega a endilgarme una seriedad en la que no me reconozco. Acta de esa ma-nera por pereza, y a m ya me fastidia contradecirla. evitemos los ejemplos. Digamos que soy profesor de teora Literaria en la universidad de Buenos Aires, que he publicado varios libros novelas y ensayos y hagmosle tram-pas a la vanidad de la primera persona y la ma para no mencionarlos.

    Los textos que integran Fondo blan-co fueron publicados en Escritores del Mundo, la revista-blog en la que colabo-ro activamente desde 2009.

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    obtuve la beca de la Galera isidro Mi-randa para cursar la escuela de Proyectos (2011/2012) y curs anlisis de obra beca-do por luis Felipe no (2010).

    actualmente participo del programa de residencias arte e industria del Museo castagnino+Macro en la cristalera san carlos, santa Fe.

    vivo y trabajo en Buenos aires desde 2010.

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  • Que los rboles muertos en este papel

    vuelvan a crecer rbolescuando hombres y mujeres

    hayan saciado su sed de conocimiento.

    se termin de imprimir entecno Offset, Jos Joaqun Araujo 3293, CABA,

    en septiembre de 2013.

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