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Vuelve a aparecer una escultura de la cabeza de Que ve do. Contribución a la iconografía queve diana por Marie ROIG MIRANDA (Universidad de Nancy) A pesar de ser Quevedo uno de los más altos genios de la literatura hispana, largo tiempo su personalidad nos ha quedado en gran parte desconocida. Sobre su ser y vida han corrido leyendas, anécdotas muchas veces sin fundamen- to. Poco a poco sin embargo la crítica va logrando una ima- gen más fiel de lo que fue Quevedo. Pero admira que no se conozcan todavía los rasgos verdaderos de su rostro. En efecto los testimonios más ase- quibles —los grabados que lo representan en las diversas ediciones de sus obras— lo presentan con facciones dife- rentes. Además, para un autor como Quevedo, en el que es difícil separar al hombre del escritor, existe una necesi- dad de conocer su fisonomía (1). Por eso decidí emprender (1) En realidad, este deseo de conocer la cara de los escritores es ge-

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Vuelve a aparecer una esculturade la cabeza de Que ve do.

Contribución a la iconografía que ve diana

por Marie ROIG MIRANDA

(Universidad de Nancy)

A pesar de ser Quevedo uno de los más altos geniosde la literatura hispana, largo tiempo su personalidad nosha quedado en gran parte desconocida. Sobre su ser y vidahan corrido leyendas, anécdotas muchas veces sin fundamen-to. Poco a poco sin embargo la crítica va logrando una ima-gen más fiel de lo que fue Quevedo.

Pero admira que no se conozcan todavía los rasgosverdaderos de su rostro. En efecto los testimonios más ase-quibles —los grabados que lo representan en las diversasediciones de sus obras— lo presentan con facciones dife-rentes .

Además, para un autor como Quevedo, en el que esdifícil separar al hombre del escritor, existe una necesi-dad de conocer su fisonomía (1). Por eso decidí emprender

(1) En realidad, este deseo de conocer la cara de los escritores es ge-

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106 Marie RO1G MIRANDA Criticón, 24, 1983

i n v e s t i g a c i o n e s para d e s c u b r i r l a verdadera imagen de Que-vedo.

I - BÚSQUEDA DE LA VERDADERA IMAGEN DE QUEVEDO

1 - Loa giabadoA

En 1897, Menéndez y Pelayo, en una nota a la edi-ción de ObAxu Conplltdi recopilada por A. Fernández-Guerra,hacia una descripción detallada de los grabados de lasprincipales ediciones :

El mai apKiclabli di í&toi engalana il Parnasoespañol qui publicó V. Juiipi Antonio González de Sa-lai, in 164S [...]. dibujó ¿a lámina et gian MomoCano; peAo el uaulton. Juan di UooxA hubo di ntKo-peaAla. FÍQUACL en il Pannaio kpolo coronando a. V.FRANCISCO, y Kico&tado an iáiino en £aa gnuXa* detmonti, in&em. en un medallón il neXnata dil làOiiXoiindigne, •. tieXnato que na iido modelo de cuantoi n.e-comiindan loi pubticadonu de ibaAAa y de Sanchay todai leu, modeJina¿.

Juan di UoonZ había, hecho el año di 1635 ofiolejOiato en 16°, grabado con punta muy (¡ina.. kpan.eci2UEI/EP0 /oven, con il pito contó, 4-ái antiojoi, enjaquttitta acuchillada., dexvOio di un óvalo qui ionmnuna palma y un lauMJL. debajo, en un lindo Wijitón,n lie. uti veMo de. Ovidio .-

Déme mini stuâiumVitae quoque crimina déme.

Ei-te KVüiato, único qui n giabó en vida de QUEVEVO{pa/ia. la impKuión del E^icteto y Phocílides), iilvió

neral y corresponde a una adhesión más o menos consciente a las teoríasfisionomónicas. En el caso de Quevedo, su presencia física parece ha-ber tenido más importancia que para otros, ya que al principio de todaslas ediciones de sus obras figura por lo menos un retrato. Hasta sellega a insistir en el papel del retrato y su relación con la obra;pienso en la leyenda del grabado de S. Maella y J. Ballester en lasObras publicadas por Ibarra en 1772 :

Si corpus Quevedo aupis, tibi praestat imago.Si exoptas animam, corpus opusque dabit.

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UN RETRATO OLVIDADO DE QUEVEDO 107

de onÁginal pana, lai publicaciona de tinualai y Am-beAü, copiado pon, Vidnxj Clouunt con poca tontuna.

No muta en vindad ninguna mención el qui pre-cede a la. Política de Dios ( 1655), diliniado pon. MaA-COÍ di ùiozco.

Con aquéZloi zntKa in liza [y la iemejanza dzlpah.icii.do y coniiicción dil dibujo lo n.icomiinda pon.extremo) il qui di midió cuihpo, in actitud di uoU-bin. il poeta, y con.onándoli un gznio, a poôo al ^nan-ti de. iu vida en lai impn.aiona, ín 4°, di Madnidde^dz 1713 a 17Z9; dilineada en ¿a Ccwte, a v-ti-tade original excelinte, pon. V. Satvadon. Jondán, ygnabado pon. V. Fnanciico Gazán con anXi y gnucia.[...] LOÓ ti.bn.oi pnÁncipatu que in un eMtwnti paKi-an al lado di QUEVEVO, ion loi divin¿oi tnaXadoi dita Providencia de Dios, iicnitOi en 1641, pino nopublicados pon. complexo haAta. 1713 : a cuyo año debeindudablzminte. li^z/Una il n.eXA.ato.

En 1726 lo n.e.pnodujiAon lai pn.initn dicopiado nu¿ biin pon. Vidn.o Battha y utampado pon.

POJUL la. cotzccián di ibaAAa. dz 177Z abultó V. Ma-niano Salvadoi Uailla il di Cano di 164S, dunatuAoti-zando la ix.pn.aion dil amblanti-, y lo gKabó con aciex-to zn MadnXd V. Joaquín Hallatifi. Pe midió cuexpo ave in ata. lámina al auton. di loi sueños en acción diiicnibin; a lo IÍJ'OÍ dacu.bn.eie el ?an.naio, y a bœ&-tanti butna toda la campoiicián .

PaAa il tomo 11/ de£ Parnaso Español, Colección depoesías escogidas de los más célebres poetas castella-nos, qui iacó a luz ibaKna in 1770, tuvo a la viita P.tÁanuil Satvadon. Canmona una copia antigua, del famosaoriginal di Vilázquez, que. exi&tía en et utudio del auton. de uta colección,!). Juan Lápiz di Sedaño. Uai pa-la la idición di lai obn.ai di QUEVEVO, qui hizo el mii-mo imprnuon. in 1790, vaZióie dil piñal dilicado di V.Luii Van.it y del buAil di V. Juan tkm.eno Jijada, y noconita ii tu.vizn.on a la viita il miuno oniginal o ióloil gnabado di Caimana.

Uno y otn.o gozan, pon. m belleza y ixcelencia aK-tíitica, di gnandi autonidad dintno y {¡uzn.a di Eipaña.

El di la Real Calcogna^/a, dibujado pon. R. Ximino,

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y Ziculpido pon. M. Blandí, ¿ne, a mi vzi, ¿antaizadoiobiz zl de MazZZa de 1772. kpaxzcz QtJEVEVO con ro-pilla, capa y upada; miZifia un papzl zn ÓU manodztzcha, y con ¿a o-üia ¿z apoya en un bu^ztz.

El Rea£ utablzcimiznto UXoaiá^ico depublicó hace, alguno* añoi un n.ztn.ato, tomándolo deOÍAO cu.adn.o^ original de Vzlázquzz, pznXznzcizntz ala. colzcción de V. JOÍÍ. de Uadtazo, pintón, de Cámanade SM. Hubo dz UXogna^ioAlo V. Viczntz Camaxón.

ÚOLOÍ nudioi KAXhaXod cae han apaxzcido en nuu-díai ¿on copia dz alguno dz &&to¿. (2)

Y terminaba su reseña echando ya de menos que nose conociera en su tiempo la verdadera cara de Quevedo me-diante los grabados :

Pzto ni e¿ Aa&guño dz Cano, tigzn.o ¿obiz manvia,ni. loi z&mznadoi dibujoi dz Nazlla, CaAmona, VaKzty Jimzno, como tampoco zl dltzño dz Canw.ón, consol-man zntuz i/, y zn todoi Zi convzndonal la zxptiuióndzl KOitA.o dzl pozta, vivo txaiunto dzl alma., quz znloi gnabadoi iz zncuzntKa hoy dZinatwuzLLzada. (3)

Esta conclusión asombrosa no puede satisfacernos.Por mi parte, decidí emprender la búsqueda de las faccionesde Quevedo. Lo hice primero a través de los testimonios es-critos contemporáneos. Decidí también buscar otras repre-sentaciones de Quevedo, a las que se aludió en otros tiem-pos, pero de las que los biógrafos del escritor ya no ha-blan en el siglo XX, que se habían olvidado y que era qui-zá posible volver a encontrar.

(2), Quevedo, Obras Completas , edición cr í t ica, ordenada e ilustradapor D. Aureliano Fernández-Guerra y Orbe, de la Real Academia Españo-la . Con notas y adiciones de D. Marcelino Menéndez y Pelayo, de lamisma Academia; t . I : Aparato biográfico y bibliográfico , Sevilla,1897; pp. 157-158, n. 1.

Elena Paez describe otros diez grabados en su IconografíaHispana, Catálogo de los retratos de personajes españoles de la Bi-blioteca Nacional (Publicado por la sección de estampas, bajo la di-rección de Elena Páez Ríos, Madrid, 1966, 5 vol., t . I I I , pp. 6"*2-646).(3) Ibíd., p. 158.

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UN RETRATO OLVIDADO DE QUEVEDO 109

2 - Un tBAtímoniM UCKÍXOÍ

A - AutorretratoExisten en la obra de Quevedo algunas alusiones a

su físico, parciales, y que no pueden ayudarnos aquí. Perouna vez hizo su autorretrato completo, en unos tercetosburlescos a una dama (4); transcribo a continuación loselementos de esta descripción, subrayando los rasgos f ís i -cos :

Eó como tu linaje, mi cabettó,EÓCUAO, y negno

€i como tu. conciencia mi. cabeça.Ancha, bien nepantÁda, iu.í¿c¿QJittPata mtttnjVL pon. ¿enaó mi agudiza..

Ho e¿ de tu avasia condición mi frente..&& e& tanga, y blanca, con alguna* u¿e/a¿HeMdai, tutÁmonio dz vatientt.

Son como tuà upaZ.da.ts m¿é do& Cíjaó,En anco con lot, pelM algo *ojo&,Ve la colon de loé toitadai tejas.

Son cono tu v&itido B¿& doi OJOAíla&gadoi, aunque. tuxbiM [ como dizu ),Senenoi, aunque -tengan mit eno/00.

Son como tía muntOuià m¿¿ nwuLzu,Gnandei, y

(t) Cervantes también hizo su autorretrato, en tono algo burlesco, enel "Prólogo al lector" de las Novelas ejemplares, como comentario alretrato ejecutado por Juan de Jáuregui :

Este que veis aquí, de rostro aguileno, de cabellocastaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojosy de nariz corva, aunque bien proporcionada; las bar-tas de plata, que no ha veinte años que fueron de OTO,los bigotes grandes, la. boca pequeña, los dientes ni me-nudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y esosmal acondicionados y peor puestos, porque no tienencorrespondencia los unos con los otros; el cuerpo entredos extremos, ni grande, ni pequeño, la color viva, an-tes blanca que morena; algo cargado de espaldas, y nomuy ligero de pies...(Ed. de Harry Sieber, Madrid, cáte-dra, 2a éd., 1981; t . I, p. 51).

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E¿ como tú, pana acentan, mi boca,Salida, aunque no tanto como mienta

Como à on tul, pecado* ¿on n¿¿ dienten,Eópuo¿, duno¿, íuentu al lematz,En el molden de todo dJUU.ge.ntu.

EÓ como tu ma/Udo mi gaznate,E&tiAado. mayo* que t*e¿ cohombHM,Qui et ¿¿amalle, glotón e¿ dipanate.

Como 6on loi iobeJivlot ¿on mUVwUJbadM, tobuAtM a pedazo&,Qui cau¿a el veJmz al valiente a¿¿ombnxi.

Como tu¿ apeXito¿ ¿on mû btaçoi,l aunque, bien kechoA, y galano¿

Traigo cono tu¿ p¿e/ina¿ yo tai mano¿,bi t nt^uu,

Como tu pensamiento tengo el pecho.Alto, y en gene/tota compoitwia

Como e¿ tu vida tingo ta cintuta,E¿t*echa, ¿in bavtanco, ni cabetwa,Qui paxezco co¿tal in ta ¿iguAa.

Como tu alma tengo ta una piXJtna,Hala, y dañada; ma¿ Be&ua ingiataTengo ofia buena, que mi ¿en. gov-íenna.

Como tu voluntad tengo una pata.Toteóla pana el mal, y he pieveniÁo,ü¿e te ¿Ánva a ta otna de neata. ( 5 )

El conjunto de los rasgos físicos presentados enestos tercetos constituye un retrato muy preciso del poe-ta; pero el tono burlesco impide que tomemos la descrip-ción totalmente en serio : es posible que corresponda conla verdad, pero necesitamos otros testimonios para acep-tarla como representación de Quevedo tal como fue.

B - La Vida de Tarsia

Otra fuente para conocer los rasgos físicos de Que-

(5) "Musa VII, Euterpe", en Las tres últimas Musas castellanas,1671, p . t 6 .

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vedo podría ser el testimonia de sus contemporáneos. Gon-zález de Salas no hace una descripción física de su ami-go. En cuanto a la del biógrafo Tarsia, no satisface total-mente nuestra curiosidad :

Fue Don Fiancl&co de mediana utaXuKa, pito nzgnxsy algo enCizipado, la {¡Kenta [sic] glande., ÍU& ojoimy vivo*, pe/io tan coito de vl&ta que. IZevava conti-nuamente antojoá-, la naKlz y demái mlembn.o¿ pKoponcÁona-doi, y di medio cuexpo axiUba <jue bien hedió, aunqueCOKO y Hilado de enfiamboi plu, quz loi tenia toi-cldoi azla dentxo, algo abultado, iln que ¿e a^zaMe;muy blanco de avia, y en lo má& pnlnclpal de iu pe/u,o-na concuMlojion todai loi ieñalei, quz loi Tl&ónomotcelzbnan pon. Indicio dz buen tempZAamznto, y vliXuoiaInclinación: dz manena., que dz ÓU ánimo, en piedad yleXAoi excelente, no ÍZ podía dzzln. lo quz a. un Flló-¿>oío mal encaMjado / s i c / dlxo un KbtAólogo : "Tuusanimus male habitat. Tu ánimo \)l\)Z en mala podada".(6)

Existen en esta descripción algunos elementos queeventualmente permitirían reconocer a Quevedo en un retra-to : el pelo negro algo encrespado, la frente grande, laviveza de los ojos, la proporción de la nariz, la figuraalgo abultada, lo blanco de la tez, lo bien hecho de subusto.

Pero, por otra parte, esta evocación puede aparecerquizá como excesivamente elogiosa. Sentimos en Tarsia unavoluntad de borrar los defectos, que para nosotros seríanlos mejores rasgos distintivos; pienso por ejemplo en unascicatrices. Así lo que nos presenta Tarsia resulta ser unretrato ideal más que real, un retrato que carece de indi-vidualidad. Y si volvemos a leer el final de la cita, nosdamos cuenta de que para él el físico está en relación conlo moral, y podemos concluir que sólo da los elementos queno contradicen la idea que él se hace del alma y la mentede su amigo.

(6) Pablo Antonio de Tarsia, Vida de Don Francisco de Quevedo y Vi-llegas ,1663; c i to por la edición de las Obrasáe Quevedo, Amberes, encasa de Juan Bautista Verdussen, 1726, t . IV, p . 4̂7 a.

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Por eso faltan precisiones que nos serían de pro-vecho como la forma de la cara, de los labios, de las ore-jas, del cuello, los cuales, sumados, serían para nosotrosun verdadero retrato físico de Quevedo.

Hay pues que buscar más bien representaciones "vi-suales" de nuestro escritor.

3 - LOA demi izpKt&iMtacÁonu de Qutvedo

En realidad, la mayor par te de las representacionesconocidas de Quevedo, son pos ter iores —y a veces no poco—a la muerte del e s c r i t o r . Solo t r e s (7) , que sepamos, sehan realizado mientras vivía : e l grabado que figura en laedición de ipicXQXO y TocÁlÁdu en 1635, en el que aparecejoven y sin las gafas, pero también (y eso se ha olvidadoen nuestro s iglo) una escul tura y un l ienzo.Estas dos ú l -timas representaciones, las descr ib id detalladamente Menén-dez y Pelayo, ins i s t iendo en su cap i t a l importancia :

lx>{> do& más <mpo)tXanttt> monumntoó que. tai ¡iMonte del anwn. ¿at-OUao] Kzpni&wtan ¿e hattan en

(7) Habría que añadir quizá el retrato que pinto' Velázquez, ya que,si se ha perdido el original, existen por lo menos tres copias de él;véase Tout l'oeuvre peint de Velásquea, Introduction par Yves Botti-neau, Documentation par P.M. Bardi, Paris, Flammarion, 1969, n°30,p. 90 :

L'on tend à identifier des copies de l'originalperdu dans les trois toiles suivantes : l'une, mainte-nant à I'Instituto de Valencia de Don Juan à Madrid(ayant appartenu aux comtes de Oftate), porte l'ins-cription incontestable : "D. fran. de quebedo", etle modèle figure avec la croix de Santiago. Une autre(chez X. de Salas, à Londres, depuis 1957) sans l'ins-cription, mais avec un "J" qui pourrait être un résidude la signature de l'auteur, semble de meilleure qua-lité que la précédente. La troisième, maintenant auWellington Muséum, Londres, est connue depuis 1775 en-viron, date où elle appartenait à don Francisco de Bru-na, à Séville.

Según nota de Elena Páez, ob. c i t . , existe un r e t r a to "enLondres, en Apsley House" (p . 645, n. a n° 21).

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la Bibtiotzca. Nacional, y conii&tzn en an buito y unliznzo quz znan pn.op.ioi, diczn, dzl Real Atcizan, y ¿OÍdonó a aquella oficina Fetipz V.

En zl buito la cabeza, dz banno cocido y obna de.valzntZiimo (Unczl, uta ¿tena. de. expnziión y dz vida;tanto, quz manavilloiamzntz izmzja la vendad. %ie.vedonuzitna iobnz cincuenta y cinco año&. Su ¿l&onomía z&meZancóllca ¿/ ¿eveAa, ¿a uiencha henmo&a, e¿ zntAeczjonuy pn.onunc<üxdo, ti labio giu.uo-, nuc/uu y antigua*,c¿catfU.cu mancan iu dzipzjada ¿nzntz; minan con indz-ci&ión 4O6 0/04, ptopia de un contó dz viAta

Vz unoi cuan.e.nta afioi, con zl cabzllo OÍ auno ylimpio, lot czjai en anco y algo lojai, tai banbai IJZ-vantada& y bien puzitai, Iz pnz&znta zl lienzo, quz tiz-nz tnzinta y una pulgada*, dz atto y vzintitn¿6 dz ancho:copia dz buzn oniginat, muy antigua¡ peno dz mano pocodiz&tna y -iobnuatientz. Se notan, no obitantz, zn zlcuadnoy accidzntu quz la. natunalzza a^nzcz tan 4ó£o,pnuzba clona dz quz et oniginat ¿z hizo a pnz&znda dzQUEVWO.

Tanto en zl Lienzo como zn la ziculXuna, zl &zm-blantz dzl pozta u algo má& atnzvido, pzndzncizno yacedo que zn ¿OÍ gnabadoi,. ( 8 )

Así el lienzo y la escultura nos presentan unas fac-ciones diferentes y con más probabilidades de verdad quelas de los grabados, que son sin embargo las que todos losquevedistas conocen y consideran como las verdaderas. Ade-más son la representación de Quevedo en la edad madura, delQuevedo que no aparece fielmente reproducido en los graba-dos, según el mismo Menéndez y Pelayo. Este Quevedo maduroes precisamente el que más nos interesa, porque correspondeal hombre de los escritos de más peso.

La escultura era conocida también de Ernest Mérimée(aunque parece que no la vio) :

(8) Ob. cit., p. 156, n. 1. Lo que precede en la nota es de A. Fernán-dez-Guerra y aquí empieza una adición de Menéndez y Pelayo, precedidapor "(Z)"; según la Advertencia preliminar (t. I, p. 62), indica susobservaciones y adiciones con letras mayúsculas.

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le boite de Quevedo *e .Oioiive ¡ai *ez-de-chau¿ó¿e,dépave* du manuACAitb. Il ut dícxit comme il iuitdani te Catálogo de los cuadros y esculturas de la Bi-blioteca Nacional (Revista de los Archivos, tomo VI,pp. 239 et iuiv.) : "Sculpture, n" 4. QfJEVEVO [V. H.d e ) . Quite-, la tete en tewie cw-tí , le. iet>te en boii

L , le tout peint à l'hwile, en blanc, gnandeun.¿alon de* ma. et eitcmpu". (9)

Su desc r ipc ión corresponde con l a que hizo Menéndezy Pelayo d iez años más t a r d e ; e s c r i be E. Mérimée :

Qwevedo y pa/iaZt avoii une cinquantaine, d'ann&etule v¿&age. eit plein, ta physionomie giave, plu* iivl-nz qu'on ne l'attenduact de l'autewi du songes et duSatires, lu cheveux et lu iouAdti ¿paii, le nez iont,¿e* livKU gKoau, la moustache lelevle. Le {iont dé-gagé ponte, ta ttexce de ptuiiewu, cicatAicu. ( Pp. 102-103)

a - LOCALEACIÓN DE NUEVAS REPRESENTACIONES DE QUEVEDO

1 - Et LbuizD

A partir de la lectura de la nota de Menéndez y Pe-layo, rae interesó saber qué se habían hecho estos dos tes-timonios de los rasgos verdaderos de Quevedo, de los queno se hablaba ya. Así durante mi estancia en Madrid en ju-lio y agosto de 1983, traté de localizarlos en la Biblio-teca Nacional.

En cuanto al lienzo, se encuentra catalogado en laloionogiaf/a Hiipana de Elena páez :

755J 2UEVEPÚ V VILLEGAS, fnanciico Gómez de [...]** U - Óleo anónimo, propiedad de la Biblioteca Nacio-nal. (10)

(9) Essai, sur la vie et les oeuvres de Quevedo, Paris, Alphonse Picard,éditeur, 1886; p . 102, n. 2.(10) Ob. c i t . , p. 646. Las dos estrel l i tas indican que no se encuentrala referencia en el catálogo de Ángel M. de Barcia y Pavón, Catálogode los Retratos de Personajes españoles que se conservan en la secciónde estampas y de Bellas Artes de la Biblioteca Nacional, Madrid, 1901.

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UN RETRATO OLVIDADO DE QUEVEDO 115

En un catálogo no pubLLcado de pintuAat, exlitíntuen la Bibdotzca Nacional, &igwia. utz Lienzo como"mediocie.". (11)

Se encuentra pues todavía este cuadro en la Biblio-teca Nacional de Madrid, pero no pude verlo, hallándosetemporalmente la sección de Bellas Artes sin dirección yen pleno trabajo de mudanza de locales.

2 - ¿ Y la ucuttunn. îTuve entonces que d i r i g i r mis investigaciones ha-

cia la escultura, que presentaba para mí mayor in terésaún : primero por su valor es té t ico posiblemente superior,y también porque se me comunicó la convicción de Menéndezy Pelayo de la importancia de aquel busto; en e fec to , t e r -minaba éste su nota con la afirmación siguiente :

,e¿ ya que. loó pintoiti, acudan de we.vo ala {¡tientz. tita, no e& otna que. la. uauttwia de. la BiblÁo-te.ca Nacional. (12)

Me aparecía asi este busto como el único documento válidopara conocer por fin a Quevedo tal como fue en su edad ma-dura.

Además, la casualidad hizo que pidiera yo un día ellibro de Antonio Porras, Qu.H\Jído (13). Al principio se encon-traba une fotografía de una escultura del busto de Quevedo;y, según A. Porras, i esta escultura se hallaba en la Biblio-teca Nacional ! Como Menéndez y Pelayo sólo hablaba de unaescultura, oensé que podía tratarse de la misma. Creció

(11) Este catálogo es obra de Elena Santiago, hija de Elena Paez. Tu-vo la amabilidad de enseñármelo Ma. Josefa Rapado, bibliotecaria enla Sección de Bellas Artes.

(12) Ibíd., p. 158. Véase también el catálogo citado por E. Mérimée :"Le buste est remarquable autant par la rigueur du modelé que parl'exactitude réaliste avec laquelle est rendue l'intelligente physio-nomie de l'écrivain" (ob. c i t . , p. 102, n. 2).

(13) Antonio Porras, Quevedo, Madrid, edit. Plutarco, col. "Vidas",1930, 463 p.

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entonces mi emoción, ya que la idea de una escultura deQuevedo encontraba un alimento visual en esta reproducciónde la realidad que es la fotografía : si aparecía estafotografía en un libro publicado en 1930, significaba que,a la fecha o en años poco anteriores, seguía existiendola escultura en la Biblioteca Nacional; se iba acortandoel tiempo de su olvido, la distancia temporal que me se-paraba de ella.

Sin embargo, en medio de mi entusiasmo naciente,se me planteó en seguida un problema : era saber si setrataba de la escultura tan importante descrita por E. Mé-rimée en 1886 y por Menéndez y Pelayo en 1897. En efecto,según este último, la escultura de la Biblioteca Nacionalpor él conocida pertenecía anteriormente al Real Alcázar(14);en cuanto a Antonio Porras, afirma al pie de la fotografíaque la escultura as "procedente de la casa de Osuna".

Así, para ser la misma, la escultura (en el caso devolver a encontrarla yo) tendría que corresponder con lasdescripciones bastante precisas de E. Mérimée y de Menén-dez y Pelayo y presentar la misma imagen que la fotografíaque figura en la obra de Antonio Porras.

3 - Apotece (uta ucutùuia. en tx ButtLoteatL Nouiional

A p a r t i r de estos datos t r a t é de averiguar s i se -guía(n) existiendo en la Biblioteca Nacional una (o varias)escul tura(s) del busto de Quevedo. Los responsables de laSección de Bellas Artes me atendieron muy amablemente, enpar t icu la r Doña María Josefa Rapado, y nada hubiera sidoposible sin su ayuda (15). Y en efecto, dos días más t a r -

(1*0 Dice exactamente "un busto y un lienzo, que eran propios, dicen,del Real Alcázar, y los donó a aquella oficina Felipe V" (p . 156);el subrayado es mío.

El catálogo citado por E. Mérimée reza : "Terre cuite, faitepeut-être en Italie à l'époque où le grand écrivain était le favoridu duc d"Osuna". Esta hipótesis no parece verosímil porque tendría en-tonces a lo sumo Quevedo unos cuarenta años.

(15) Agradezco a María Josefa Rapado su ayuda, así como a sus colegasde la Sección de Bellas Artes. Agradezco también al Señor Secretario

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UN RETRATO OLVIDADO DE QUEVEDO 117

de vino a anunciarme que "había aparecido Quevedo", perodesgraciadamente con sólo la cabeza : e l conserje del a l -macén había designado en seguida es ta cabeza cuando se l epreguntó por un busto de Quevedo y había afirmado que siem-pre la había v i s t o a l l í en los muchos años que t rabajabaen la Bibl ioteca Nacional.

El primer problema que había que reso lver era sabers i se t r a t aba de Quevedo, ya que no se parecía a l a imagende los grabados. El busto que había desaparecido hubierapermitido por lo menos saber s i era aquel hombre Caballerode Sant iago. Había pues que examinar la cabeza detenidamen-te y c o t e j a r l a con lo que se sabía de l a escu l tu ra de laBibl io teca Nacional.

Esta escultura es una terracota (escultura de barrococida en la que la a r c i l l a ha sido totalmente deshidrata-da mediante e l fuego), como la que describen E. Mériméey Menéndez y Pelayo. Al ver la , mi primer sentimiento fuede placer es té t ico ante la hermosura del trabajo del escul-tor , la finura de los cortes;según opinión autorizada delos responsables de la Sección de Bellas Artes, t iene in-dudable valor a r t í s t i c o . Tiene mucha expresión. Se t r a tade un hombre maduro. El pelo es abundante, los labios abul-tados, la frente despejada y con c i ca t r i ces ; los ojos t i e -nen una mirada extraña (16).Corresponde pues esta .cabeza

General de la Biblioteca Nacional el haberme autorizado a sacar una fo-tografía de la escultura, y al fotógrafo de la Biblioteca Nacional lacalidad de su trabajo.

(16) Puede extrañar la ausencia de gafas en un hombre corto de vista,ya que con las gafas aparece en los grabados y en el retrato de Veláz-quez; estas gafas (los famosos quevedos) se han vuelto un símbolo, pa-ra muchos, llegando A. Porras a ver una muestra del valor de Quevedoen el hecho de que se hizo retratar con ellas. Pero en una esculturano se le podía poner gafas como en una superficie llana, por razonestécnicas evidentes.

Recordemos que por causa de las gafas se considero como retra-to de Quevedo un cuadro atribuido a Murillo; véase Tout l'oeuvre peintde Murillo, Introduction par Cl. Estaban, Documentation par J. AntonioGaya Ñuño, Paris, Flammarion, 1980; n° 348 "Portrait présumé du poètedon Francisco de Quevedo y Villegas. Paris. Louvre (n.1718)» ;"le faitque le modèle porte des lunettes l'a fait identifier avec le poète donFrancisco de Quevedo" (p. 115).

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con l a s descr ipc iones de E. Mérimée y Menéndez y Pelayo.Además, los rasgos son los mismos que los de la fo tograf íaque f igura a l p r i n c i p i o de la obra de A. Por ras .

Tuve también la idea de comparar l a s facciones dela e scu l tu r a con l a s de una copia del r e t r a t o perdido deVelázquez. En efecto , e s t e r e t r a t o representaba a Quevedocuando t en ía de 40 a 50 años (17) , o sea , más cercano a larea l i zac ión de la escu l tu ra que e l grabado de l a ediciónde Ep¿c£&to y focÁ&idíA de 16 35 (en que aparece Quevedo joven,de unos 20 o 30 años) . Este cotejo me permit ió notar laex i s t enc i a , en el l ienzo y en la escu tura , de pormenoresi d é n t i c o s . En p a r t i c u l a r es idént ica la separación del pe-lo en la pa r t e izquierda de la cabeza,y los dos presentane l mismo pequeño mechón que cae sobre la f r en te en l a ex-tremidad an t e r io r de l a raya, como escondiendo una c i c a t r i z ,a no ser que se t r a t e de unos cabel los rebeldes que no que-r ían quedarse de un lado n i de o t ro de la raya . Cualquieraque sea l a razón de la ex i s t enc ia de es tos pelos sue l tosen l a f ren te de Quevedo, lo importante es notar que apare-cen en la copia de un r e t r a t o hecho por excelente p in to ren vida del e s c r i t o r . No puede t r a t a r s e de una moda de laépoca, es un d e t a l l e personal que permite reconocer a Que-vedo en la e scu l tu ra que he vuelto a encon t ra r . No apareceeste d e t a l l e en l a mayoría de los grabados.

Así creo poder afirmar que la e scu l tu ra d e s c r i t apor E. Mérimée en 1886, por Menéndez y Pelayo en 1897, laque f igura fotograf iada en la obra de A. Porras en 1930 yl a que l o c a l i c é en 1983 en la Bibl ioteca Nacional son unasola y única e s c u l t u r a , r ea l i zada en vida del au tor , y queesta e scu l tu ra nos da los rasgos verdaderos del Quevedo ma-duro alrededor de 16 35.

(17) Según Tout l'oeuvre peint de Velázquez (ob. c i t . , i b íd . ) , el re-trato pintado por Velázquez hubiera sido realizado entre 1623 y 1639 :

Les dates limites indiquées ci-dessus (relatives auséjour du peintre à Madrid, dona antérieures soit au pre-mier soit au second voyage en Italie) sont donc possi-bles jusqu'au jour de 1639 où le poète est arrêté parordre du roi et emprisonné loin de Madrid.

Según las facciones que presenta el retrato, a mí me pareceque habría que fecharlo más bien alrededor de 1625, ya que no pareceQuevedo de más de 45 años.

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ESCULTURA. DE LA CÀHEZÀ DE QUEVEDO

BIBLIOTECA HACIOKAL DE MADRID.

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UN RETRATO OLVIDADO DE QUEVEDO 119

Estos años fueron muy fecundos en l a vida y en l aobra de Quevedo (18) . Ha vuel to a l a Corte después de losd e s t i e r r o s debidos a su defensa de l Patronazgo de Sant ia -go (el Breve del Papa es de 8 de enero de 1630). Quierein t e rven i r en los asuntos del pa í s y, en v í spe ras de lanueva guerra i t a l i a n a , desde l a Torre , ha mandado a l reysu Lince, de. Itatia o zahón/, e&pañot (1628) . Manda al Conde-Duqueel CkiXón de ¿ai tanavittai (1630), sobre la polí t ica económi-ca (19). Es un período de favor en la Corte; el Conde-Du-que de Olivares le propone la embajada de Genova, que élrehusa cortésmente; sólo aceptará el t i t u lo , meramente ho-norífico, de secretario del rey, en 1632. No le dejan sinembargo sus enemigos y, en 1630, Narváez ha denunciado susobras ante la Inquisición.

Interviene también en las discusiones l i t e ra r i a s ,en particular las polémicas contra los cu l t i s tas ; de estaépoca son La aguja de naveqax cuttoi, La calta tatinlpaMa, LapvUnola. Paralelamente, publica, en 1631, las poesías de FrayLuis de León y las del Bachiller Francisco de la Torre,dechados de "verdadera" poesía para é l .

Escribe mucho : traduce el Rónti¿o de Virgilio Mal-vezzi (1632), prepara la segunda parte de la Fototeca de V¿oiy redacta la PtóneAa paftXt de. ta vida de Ua/iao Bnuto, obra en quese condensa su pensamiento p o l í t i c o más personal 120). Suf i l o s o f í a de la vida se concre ta en obras como los R¿medi06rde cu.alquU.ZA. ¿otMina ( 1 6 3 3 ) , en l a t r a d u c c i ó n de l a In&ioduccÁónata vida devota de San Francisco de Sales (1634).

También en su vida pasa algo nuevo, ya que l l ega acasarse en 1634, s in que podamos saber exactamente l a impor-tancia que tuvo e l acontecimiento para é l . Quizá se t r a t a s emeramente de una aceptación de l a s normas c o r t e s a n a s .

(18) Véase Ernest Mérimée, ob. c i t . , p. 87 y siguientes.(19) Véase a este propósito René Querillacq, A propos du "Chitan delas tarabillas" de Quevedo, en Bulletin Hispanique,*. LXXXII, 1980,n° 3-t, pp. 402-420.

(20) Véase Marie Roig Miranda, Le paradoxe dans la "Vida de Marco Bru-to" de Que vedo,Paris, Collection de l 'E.N.S.J.F., 1980, XX-180 p.

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120 Marie ROIG MIRANDA Criticón, 24, 1983

Así los años 30 representan para Quevedo la pleni-tud del éxito, a la vez interior, en la madurez de su pen-samiento y de su genio, literario, con su posición cen-tral en las diferentes polémicas, y social, con su favoren la Corte del Conde-Duque.

Pero al mismo tiempo son los años que preceden elúltimo encarcelamiento de Quevedo, en 1639, el más penoso,el que fue más o menos directamente causa de su muerte;años de balance de toda una vida, de distancia críticarespecto a la literatura y a la Corte, de ensimismaroientopensativo y burlón.

Todos estos caracteres se funden en el aspecto deserenidad, más allá de la gloria y del sufrimiento, quepresenta la hermosa escultura de la Biblioteca Nacional deMadrid.

Para ilustrar las futuras ediciones de las obrasde Quevedo, me parece oportuno recordar el consejo de Menén-dez y Pelayo en 1897, ahora de nuevo realizable :

fti.zn.za. i& ya qut ¿OÍ pintóte* acudan de nuevo a taiwuvtz. Ébta no e& oVua aun la. uauttuAa de ¿a BíbLLote-<M Na&lonat.

Añadiré el deseo de que la Biblioteca Nacional deMadrid vuelva a poner en valor y a honrar esta esculturadel verdadero Quevedo, que ha vuelto a aparecer en 1983.