W. Giegerich- El psicólogo como predicador del arrepentimiento

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Wolfgang Giegerich es un destacado psicólogo analítico cuya obra ha sido considerada por David L. Miller como un avance radical en el pensamiento junguiano, más aún, como "pensamiento junguiano de tercera ola", comparando la obra de Giegerich con la de Jung mismo y con la "segunda ola", la psicología arquetipal asociada con James Hillman. En este artículo ataca a la psicología entendida como "salvación del mundo" o como "programa ideológica" y señala la necesidad de una psicología que se haga cargo de "lo que es" y no tanto de "lo que debería ser"

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El psicólogo como predicador del arrepentimiento y evangelizadorRobert Romanyshyn acerca del derretimiento del hielo polar

Por Wolfgang GiegerichBerlin, 30 de Octubre del 2009

Traducido por Alejandro Bica y corregido por Enrique Eskenazi.Agradezco al autor su amable permiso para publicar esta traducción.

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Wolfgang Giegerich es un destacado psicólogo analítico cuya obra ha sido considerada por David L. Miller como un avance radical en elpensamiento junguiano, más aún, como "pensamiento junguiano de tercera ola", comparando la obra de Giegerich con la de Jung mismoy con la "segunda ola", la psicología arquetipal asociada con James Hillman.

Jung inauguró la obra principal de sus comienzos, Transformaciones y Símbolos de la Libido, revisada más tarde comoSímbolos de Transformación, con un capítulo sobre “Dos Tipos de Pensamiento”. Tiene que haber sentido que, paracomenzar realmente el trabajo de la psicología, se debía trazar una clara línea divisoria entre el tipo de pensamientorequerido por ésta y el tipo diferente de pensamiento que predomina por lo general. Ésto fue a principios del siglo XX. Peroesta clara demarcación de un estilo particular de pensamiento necesario para la psicología no pudo resolver, de una vezpara siempre, la cuestión de la auto-constitución de la psicología. Obviamente, la psicología es un campo verdaderamenteprecario. A lo largo de su vida, Jung necesitó diferenciar el enfoque y el pensamiento de la propia psicología de los de lateología, la metafísica, la filología, las ciencias naturales, de los enfoques estrictamente técnicos y médicos de lapsicoterapia, y de las formas de pensamiento socio-político. Sin embargo, la psicología no sólo necesita delimitar susfronteras con otros campos. También necesita marcar, una y otra vez, una clara línea divisoria entre los diferentes tipos depensamiento que se presentan en su terreno. No pude evitar recordar ésto último recientemente al advertir la crecientetendencia, en el campo junguiano, a defender lo que se ha llamado eco-psicología. Esto me ofrece la oportunidad deproponer otra diferenciación distinta entre “dos tipos de pensamiento”.

Aunque no sé si Romanyshyn usaría la etiqueta “eco-psicología” para su trabajo, su bien argumentado artículo sobre “ElDerretimiento del Hielo Polar: Revisando la Tecnológica como Síntoma y Sueño” (1) podría considerarse como un óptimoejemplo de esto. Por lo tanto me permite mostrar un tipo de pensamiento basado en ciertas premisas y principios,exponiendo ciertas actitudes que dan lugar a ciertas movidas estratégicas que me parecen incompatibles con lo queconsidero una verdadera psicología, una “psicología con alma” en la tradición de C. G. Jung.

AngustiaLa primera sección del artículo de Romanyshyn se titula, “Angustia y Hielo”, y ya en el comienzo se nos dice: “Comencé aescribir en este estado de angustia, ... recordando que la angustia también fue el comienzo de mi libro, La Tecnologíacomo Síntoma y Sueño... En aquel momento la angustia era la perspectiva inminente de un invierno nuclear; ahora laangustia es la perspectiva ...” de la nueva catástrofe del derretimiento de los casquetes polares. La angustia como el archéexplícito y principio de su escritura, y por lo tanto, como el spiritus rector de todo lo que sigue. El autor no ve ésto comoun problema, sino que da una justificación psicológica para comenzar en este estado emocional. Se ennoblece la angustiacomo “punto de partida correcto para el descubrimiento de la integridad”. Incluso se afirma que estar en contacto con ellaes un “proceso ético, en el cual se ‘expresa nuestra infinita obligación para con el otro’” “Permanecer con la angustia delmomento es ser responsable, capaz-de-responder, porque así estoy escuchando”. Esta es la visión de uno de los tipos depensamiento.

El otro tipo de pensamiento diría que las emociones en general inevitablemente nos privan de libertad mientras estemosbajo su hechizo. Tienden a cegarnos. Oigamos expresarse a Jung acerca de las emociones:

“Siempre se tienen emociones cuando no se está adaptado. Si se está adaptado no hace falta la emoción; una emoción essólo una explosión instintiva que indica que no se ha estado a la altura. Cuando no se sabe cómo hacer frente a unasituación o a las personas, uno se vuelve emocional. Al no estar adaptado, se tiene una idea equivocada de la situación ...... ser emocional es ya estar en camino hacia una condición patológica”. (2)

Al citar a Jung no quisiera sugerir que porque Jung lo dijo tenga que ser lo correcto y todos deban aceptarlo. En su largavida Jung dijo tantas cosas, de todo tipo, que incluso pueden apoyarse con citas de sus escritos puntos de vista a vecesopuestos. Es justamente al revés: cito su afirmación porque aquí da justo en el clavo.

Este pasaje nos sirve aquí sólo a fin de demostrar el otro tipo de pensamiento psicológico. De acuerdo con ello, no haynada ético en permanecer con la propia angustia. Por el contrario, es la obligación ética de cualquier escritor que aspire alconocimiento liberarse primero él mismo de cualquier emoción, a fin de poder ser capaz de estudiar su tema sine ira etstudio, para estar “a la altura”.

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Además, como terapeuta sé que cuando tengo un nuevo paciente cuya ira profundamente reprimida pero poderosa llenatemiblemente el ambiente de la sala de consulta, o parece estar amenazado por una psicosis y me pongo ansioso, hedejado de ser su terapeuta, su analista. En mi miedo de él o de su material amenazante ya no puedo hacerle justicia,porque ya no soy libre. No estoy adaptado a la situación, no estoy a la altura de mi tarea. Es vital para la terapia que luchepor superar mi angustia y conquiste mi libertad ante lo que me ha asustado. Si no lo consigo, no puedo continuar estaterapia. De un modo muy semejante, ¿cómo puedo escribir sobre la tecnología si estoy bajo el poder de la angustiacausada por la perspectiva inminente de un invierno nuclear o del derretimiento de los hielos? No sería profesional.

Extrañamente, muy extrañamente, la posibilidad de vencer la propia angustia parece no tener lugar en el primer tipo depensamiento. La única manera en que Romanyshyn puede imaginarse tratar con esta emoción, aparte de quedarse conella, es “insensibilizándome contra este sentimiento”, “yéndome a dormir, aturdiéndome”, ocupándome de una “ilusiónconfortable”. En otras palabras, la única alternativa para él sería la represión, la evasión, el escapismo, lo cual, porsupuesto, desde el comienzo está psicológicamente fuera de cuestión. Pero existe la posibilidad de superarverdaderamente el propio miedo, de elevarse por encima del él, lo cual significa encarar honestamente la realidadamenazante, sin ilusiones pero precisamente con una mente despierta. Por ejemplo, liberarme en tanto que analista de laangustia que en mí evocan los aspectos amenazantes de mi paciente, sería todo menos irme a dormir, cerrando los ojos alo que pueden ser ilusiones atesoradas o peligrosas. No, ello significa mi disponibilidad consciente a dejar que lo que haocasionado la angustia sea y se muestre tal como es, sin trabas, en la sala de consulta, sin necesidad de defendermeinteriormente contra ello, sin ninguna resistencia contra ello por mi parte (y mi angustia, por supuesto, sería una forma deresistencia). Lo dejo ser y me expongo a ello. Con plena consciencia dejo que se abra la caja de Pandora.

Pero por supuesto, como dijo Jung, “No nos gusta controlar nuestras emociones porque disfrutamos de ellas”. (3) La gentese deleita con la angustia. Se regodean con ella –tan sólo basta recordar como casi todo Estados Unidos se revolcaba enangustia después de los ataques terroristas contra las Torres Gemelas en Nueva York. Histeria. ¿Y por qué disfrutamos denuestras emociones? Probablemente porque las emociones nos hacen sentir más intensamente vivos que de normal.Fortalecen la unio naturalis para nosotros. Por esto Jung estaba en lo cierto al continuar diciendo (ibid.) que se sientecomo “un suicidio parcial cuando las controlamos”. Porque ello corta y disuelve nuestra unidad natural con nosotrosmismos, y así “nos lamentamos (4); sentimos pena por nosotros...”

Antes, por el contrario, generalmente se esperaba como algo dado por supuesto de la gente que controlase sus emociones,que se dominase, como parte del hecho de ser civilizado, educado. Y en el espíritu de ésto último, el segundo tipo depensamiento psicológico aún ahora cree que el primer paso, y el sine qua non del opus psicológico, es la disolución de launio naturalis, y que la Obra misma es un opus contra naturam.

En 1975 James Hillman, en la primer página de su Re-visión de la Psicología, citó a Ortega y Gasset, quien decía: “¿Paraqué escribir si a esta operación demasiado fácil de empujar una pluma a través del papel no se le da cierto riesgotauromáquico, y no nos enfrentamos con temas peligroso, ágiles, bicornes?” Es difícil imaginar una diferencia más grandeque la que hay entre el espíritu tauromáquico enfrentándose a un asunto peligroso, por un lado, y establecerse, en tantoque autor, intencionadamente en la propia angustia, por el otro. Con la admisión de la propia angustia, desde elprincipio,uno ha sucumbido psicológicamente y se ha entregado a lo que temía. Ya no se toman más riesgos, no haydisponibilidad para mantener intelectualmente el propio lugar frente a ello. La mente se ha dado por vencida. Y así, no essorprendente que el artículo de Romanyshyn termine con su confesión de que está escribiendo “desde este lugar cercano ala desesperación”. “La atracción hacia el aturdimiento, a quedarse dormido ... es fuerte”. Uno se ve tentado de consolarlodiciéndole requiescat in pace. La búsqueda de conocimiento se ahoga en la emotividad, en un humor siniestro.

He mencionado que la primera parte del artículo de Romanyshyn se titula “Angustia y Hielo”. Pero éste es un títuloequivocado. No hay hielo en esta sección. Sólo hay el humor de la angustia. Los humores son tibios, las emocionescalientes. Para empezar, el hielo, la frialdad helada del alma, está ya derretida, psicológicamente; se disolvió antes que eltemido derretimiento del hielo polar ahí afuera. El hielo es frío, duro, cristalino, con bordes afilados. Y pienso que serequiere una mente helada para hacer justicia al tema del hielo polar, porque sólo lo semejante puede conocer losemejante. Pero en ese artículo lo “semejante” en ambos lados no es el hielo, sino el derretimiento, el desmoronamiento.Una mente que tiene un poco de hielo, una mente que está dispuesta a tomar riesgos tauromáquicos, no necesita ponersehistérica o deprimirse por la idea de que el derretimiento del hielo polar pueda tener efectos terribles, desastrosos. Durantemilenios, en casi todo el mundo la gente ha vivido con la firme creencia de que habría un final del mundo, un apocalipsis,el día del juicio final, Ragnarók, el gran final del Kali Yuga. ¿Qué hay de especial en esta fatalidad? Media in vita in mortesumus. Todos sabemos que tendremos que morir. ¿Es esta una razón para hacer, de antemano, un alboroto enorme ypreocuparnos por ello? Mantengamos ambos pies sobre el suelo.

Toda esta cuestión de la angustia es, en mi opinión, un caso de lo que una vez Jung llamó, con una expresión enérgica,vulgar, Hosenscheißerei des Ich.

“Pregunta: ¿es un objeto digno de angustia o una cobardía del ego que se caga en sus pantalones [eine Erbärmlichkeit i.e.Hosenscheißerei des Ich]? (Comparar Freud, ‘El ego es el asiento de la angustia', con Job 28:28, ‘El temor del Señor, quees sabiduría.’) ¿Qué es la ‘angustia del ego’, esta ‘modestamente modesta’ preocupación imaginaria y esta presunción deun pequeño dios de hojalata, en comparación con la sombra todopoderosa del Señor, que es el temor que llena el cielo y latierra? La primera es concomitante con una filosofía defensiva apotropaica, la segunda con la gnosis theou”. (5)

En esta cita se contrastan muy bien los dos tipos de pensamiento sobre los que hablo, aunque sólo en el área específicadel miedo, a saber, la angustia del ego frente “al temor que llena el cielo y la tierra”. Es un pequeño ejemplo de ladiferencia general entre una psicología construida como ego-psicología y otra como una psicología del alma.

Un proverbio alemán afirma que la angustia no es una buena consejera. Pero la tesis misma de Romanyshyn es

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justamente lo opuesto, a saber: que permanecer con la angustia es una obligación ética y que precisamente nos conectacon el otro. Esto lo vuelve a uno, según dice él, “responsable, capaz-de-responder, porque entonces estoy escuchando”.Creo que todo esto es una gran ilusión. Por supuesto, reconozco que la angustia, puesto que es un miedo de algo, de unmodo literal y superficial nos conecta con ésto, con esto otro. Pero esto es psicológicamente del todo irrelevante.Psicológicamente la angustia nos hace dar vueltas inevitablemente alrededor de nosotros mismos, constela el ego quequiere sobrevivir y que teme por su vida. La angustia nos hace ego-céntricos, cuando no totalmente interesados, egoístas;precisamente no abre los oídos psicológicos al otro. En la misma y exacta medida en que reina la angustia, el otro no tieneoportunidad. Sólo tiene una oportunidad en la medida en que uno ha superado la propia angustia y está dispuesto, en elsentido de Ortega y Gasset, a enfrentar al toro. ¿No es símbolo de este egocentrismo el que tanto el primer como el últimopárrafo de su artículo comiencen con la palabra yo, y atención, no con el yo del autor, quien al principio puede desearsubrayar lo que se propone hacer en su artículo, o presentar su primer argumento, o algo semejante, sino con el yoprivado, el del ser humano empírico común y con su estado interior subjetivo?

PecadoEn el artículo de Romanyshyn este ego-centrismo no se muestra ciertamente como egoísmo o egolatría, ni siquiera comocentrándose en sí mismo. No, en el nivel de los contenidos se aleja de sí mismo y realmente basa sus reflexiones en unaexploración substancial y muy interesante de importantes acontecimientos del alma objetiva, sobre todo la de la invenciónde la perspectiva lineal durante el Renacimiento. Más adelante sus reflexiones están aún más respaldadas por debates máso menos detallados de los aspectos de las obras de la literatura de la época del Romanticismo. De modo que en su caso laforma en que se muestra el ego debe ser diferente. Aparece en la manera de ver, en la perspectiva con la que estudia laperspectiva lineal. Su reconocimiento e interpretación están conformados por “la angustia del ego” y están por tantoguiados por una perspectiva egoica. No percibe los fenómenos que estudia desde el punto de vista del alma, es decir,como el ulterior desarrollo del alma misma, su ulterior-determinación, su avance hacia nuevos estadios de sí misma, sinodesde un prejuicio del ego. En lugar de describir y analizar simplemente lo sucedido, dejando que el mismo material leproporcione las categorías y criterios con los que ha de ser interpretado, él interfiere con su propio juicio subjetivomoralista inmpuesto desde fuera al material.

Observa adecuadamente ciertos cambios históricos esenciales, pero la evaluación condenatoria que da a estos cambios sonde su propia cosecha. Por supuesto, niega que esté condenando algo o, por el contrario, que juzgue la condición previa deestos cambios como siendo mejores. “No estoy argumentando aquí que el mundo de la perspectiva pre-lineal fuese unmundo mejor. Por el contrario, mi argumento es que mientras esta forma de soñar el mundo, a medida que se muevehacia el punto fuga, ha producido muchos beneficios y nos ha dado mucho poder y control, se ha cobrado un precio. Anteel derretimiento del hielo, es tarea nuestra conocer ese precio”. (6) Sin embargo, esta forma de decirlo no corresponde conlo que en realidad presenta en su artículo. El precio a pagar difiere de lo que está diciendo. Cuando deseo un objeto y locompro, a continuación tengo ese objeto, pero tengo menos dinero que antes, porque he tenido que pagar el precio de loque cuesta. Del mismo modo, cuando dejo la casa de mis padres a fin de hacerme cargo por mi mismo, adquiero un ciertogrado de adultez o madurez, pero tengo que pagar por ello con la pérdida de todas las ventajas de estar contenido en unafamilia. El precio es la pérdida particular concomitante con una ganancia o una adquisición.

Pero el derretimiento de los casquetes polares en el siglo XXI no es el precio por la invención de la perspectiva lineal en elsiglo XV. En su esquema ésto es más bien como el castigo por un delito. Un criminal usualmente comete su delito con laesperanza de poder cosechar sólo sus beneficios y, cegado por el sueño de los beneficios, o bien escotomiza suconocimiento de que podría haber un castigo o al menos está bastante seguro de que escapará del castigo por susinteligentes precauciones. Si a pesar de todo lo capturan, este castigo le llega como un acontecimiento ulterior nuevo,separado y externo. Por esta razón (la naturaleza externa de un castigo) tampoco es completamente adecuado en nuestrocontexto el modelo de delito y castigo. Más bien, la fantasía en la que parece operar Romanyshyn se describe másadecuadamente como la de un pecado que tiene su castigo como una inherente consecuencia no esperada dentro de símisma. Un ejemplo podría ser el caso de alguien que comienza a tomar drogas buscando una experiencia excitante y mástarde se encuentra irremediablemente adicto, en un inevitable camino a la ruina. De acuerdo con la lógica de Romanyshyn,podríamos decir que la gente que inventó la perspectiva lineal cedió a una tentación extremadamente prometedora peropecaminosa, que él llama “un sueño”, sin tener ni siquiera idea de adónde se encaminaba (y, con ella, todas lasgeneraciones futuras), y sólo ahora, seiscientos años más tarde, lo advertimos cuando ya nos encontramos atrapados enlas desastrosas consecuencias del desarrollo que desencadenaron.

Romanyshyn percibe los logros de los artistas del Renacimiento que inventaron la perspectiva lineal a la luz de esasdesastrosas consecuencias. La amenaza de un desastre inminente que hoy sentimos (el cambio climático y el derretimientodel hielo) proporciona la medida con la cual, en retrospectiva, han de juzgarse los antiguos orígenes. Así es como “laangustia del ego” se convierte en la lente a través de la cual se puede evaluar la fenomenología histórica del alma –y, porsupuesto, evaluarla como un pecado terrible.

El mismo Romanyshyn generalmente no habla de pecado (excepto que dice que The Rime of the Ancient Mariner deColeridge [La Balada del Viejo Marinero] “peca contra la naturaleza”). Sin embargo, nombra el pecado, y con numerososnombres: abandonar el cuerpo de la tierra, huir de la naturaleza, abandonar la carne y los sentidos, romper los lazoseróticos con la naturaleza (y congelar nuestra conexión emocional con ella), olvidar lo importante, un tipo de imperialismo,una forzada colonización del mundo natural por la luz de una mente que no conoce oscuridad, una mente exclusivamentemasculina que crea aparte de lo femenino, el despotismo de un ojo que no derrama lágrimas, una conciencia sin carne, lanaturaleza soñada como inanimada y el alma como in-natural, la conexión rota entre el cuerpo y el mundo, lafragmentación del mundo en sus partes divisibles, estar por encima, sin conmoverse, de lo que se experimenta, y asísucesivamente. El resultado final es: “Nos hemos vuelto llaneros solitarios, preparados a fijar nuestra mirada, sinparpadear, y a apuntar a lo que es ajeno a nosotros”: asesinos a quemarropa.

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Todo ésto lee Romanyshyn en la invención y el cultivo de la perspectiva lineal en el arte del Renacimiento, que para él sematerializa en figuras imaginales a las que llama la Mente Espectadora y el “ojo despótico”. Su visión es puro moralismo,pero también creo que es un terrible malentendido del telos histórico y del logro de la invención de la perspectiva lineal, unmalentendido que debe ser refutado (aunque este no es mi punto principal ni lo que me interesa en mi crítica a suartículo). Histórica y fenomenológicamente esta valoración es insostenible.

Si bien es por supuesto verdad que la perspectiva lineal va acompañada de un distanciamiento y un punto de vista fijo einamovible, uno no debe destacar este único aspecto abstracto, verlo de manera aislada, completamente separado de todoel contexto y del espíritu del arte, la filosofía, la ciencia, del Renacimiento, separado también de los tratados de los propiosartistas, y resaltarlo como rasgo central y exclusivo. Semejante interpretación ni siquiera mejora aún cuando estárespaldada por citas (igualmente insostenibles) de un historiador del arte, Samuel Edgerton.

Romanyshyn y Edgerton son incapaces de ver la dialéctica de la creación de la distancia, la dialéctica de las líneas de fuga.Es como si ninguno de ellos hubiera mirado pinturas reales inspiradas por el espíritu inherente y subyacente a la invenciónde la perspectiva lineal y no hubieran leído a Nicolás de Cusa, Ficino, Pico della Mirandola, Durero, Leonardo da Vinci, etc.¿Huida de la naturaleza? ¿Abandono de la carne y de los sentidos? ¿Un sueño de la naturaleza como inanimada?Justamente lo contrario puede verse en la obra (y el pensamiento) de los artistas. Mientras que en la Edad Media en lasprimeras pinturas anteriores a la perspectiva lineal, se representaban figuras bastantes rígidas como tipos abstractos,ahora de repente hay un interés en el aspecto real de las personas como individuos. Por primera vez los pintores trataronde capturar el tono exacto del color de la piel, así como la expresión facial real de las personas con todas sus emociones,así como sus arrugas y sus hendiduras. Muchos de los desnudos que se dibujaron y se pintaron a partir de entonces (algoabsolutamente impensable durante el comienzo de la Edad Media) muestran la celebración de la sensualidad; basta conpensar, por ejemplo, en Giorgione, Lucas Cranach, Rubens.

La meticulosa atención al detalle, a cada uno de los pelos de las pieles, a la superficie de los materiales tales como la seda,el brocado, el lino, el mármol, la madera, muestran la gran dedicación al mundo natural que inspiraba a aquellos pintores,y los numerosos estudios de las manos, pies, caras, de los árboles, rocas, e incluso algo tan trivial como la hierba pintadao dibujada del natural, son una prueba inequívoca de una devoción amorosa por la naturaleza. El objetivo del artista era elde aprender, el de ser enseñado por la naturaleza. Mientras que en la Edad Media, a diferencia de nuestro mundo naturalterrenal, las escenas eran representadas usualmente contra un fondo dorado que denotaba que la luz divina era de otromundo, la pintura del Renacimiento muestra que el alma ha descendido a tierra e incluso sitúa las escenas sagradas aquí,en el mundo real, tales como la Anunciación en un interior real del siglo XV, equipado con todos los enseres prácticos de lavida cotidiana, y otras escenas en paisajes o sitios arquitectónicos realistas.

Al hablar de un “ojo despótico”, ya en la misma denominación del fenómeno a describir, Romanyshyn mete de contrabandosu juicio subjetivo de valor, su condenación moral que es, por supuesto, manipuladora, sobre todo porquefenomenológicamente no hay nada realmente despótico en el ojo en el grabado de Durero, en el cual Romanyshyn afirmaver este despotismo. Todo lo que uno puede decir fenomenológicamente es que el artista representado practica unamirada disciplinada, concentrada y controlada. La disciplina que alguien practique no es despotismo. Sí, este ojo estámantenido fijamente en un sitio. Sí, de esa manera se crea la distancia. Pero en sí mismo no hay nada de malo en eso. Ladistancia es la condición a priori de la posibilidad humana de tener un mundo y de estar en un “mundo”, en lugar de estar,como los animales, meramente metidos fácticamente en el entorno, como parte integral de el.

Romanyshyn encuentra un fallo en el hecho de que Alberti, cuando pinta, primero dibuja un rectángulo, un rectángulo delcual Alberti dice que lo considera como una ventana abierta a través de la cual se ve el tema a pintar. Aunque en un nively en un contexto muy diferentes, este acto parece ser estructuralmente análogo, por ejemplo, al antiguo ritual deconstrucción de ciudades, en los que primeramente se dibujaba un surco sagrado en la tierra alrededor de una plaza dondeiba a construirse la ciudad (como por ejemplo, el practicado por Rómulo en la fundación de Roma), o análogo al delalquimista que encerraba (¡incluso encarcelaba!) la materia cuidadosamente en una vasija de vidrio herméticamentesellada, a fin de trabajarla y observarla. Romanyshyn parece olvidar que un artista es un artista, que su trabajo perdefinitionem es algo “artificial” y que, por descontado, no vive en la “proximidad sensual a las cosas”, no tiene una relacióninmediata con el mundo, sino reflexiva. ¿Y es acaso asombroso que un pintor privilegie el ojo como el modo de relación?Después de todo hace cuadros. C´est son métier. Los músicos y poetas de la época no privilegiaban el ojo.

El punto de fuga, afirma Romanyshyn, “era el requisito previo para huir de la tierra”. Pero no, el abandono de la tierra, elanhelo por el más allá, y la mortificación de la carne, habían sido el ardiente deseo del alma medieval durante siglos antesde la invención renacentista de la perspectiva lineal, y ahora al contrario, con esta invención el alma, por primera vezverdaderamente entró en el mundo, arraigó en la tierra realmente, cuidadosamente abrió sus ojos a ella en su bellezasensual. Lo que comienza aquí es una relación consciente con la naturaleza, en lugar de la vida meramente inconscienteen ella y con ella, dándola por supuesta (porque sus ojos y su alma estaban vueltos hacia arriba, hacia el cielo, hacia laeternidad).

Es la dialéctica de las líneas de fuga que vayan en ambos sentidos. Apuntan al infinito, pero también muestran el mundoreal natural en contacto continuo e ininterrumpido con lo infinito, lo finito como impregnado por lo infinito y lo infinito comola fuente última de todo lo creado. Es por ello que el mundo natural se había convertido en una explicatio dei, como dijoNicolás de Cusa.

Pero Romanyshyn cae en la trampa de Edgerton a quien cita diciendo: “cápsulas espaciales construidas para la gravedadcero, equipos astronómicos para demarcar los así llamados agujeros negros, aceleradores de partículas que demuestran laexistencia de la anti-materia –estos son los productos finales del descubrimiento del punto de fuga”. En otras palabras,para Edgerton el punto de fuga ya es, in nuce y avant la lettre, en sí mismo, un agujero negro. ¡Qué falta de sensibilidadhistórica! Un caso claro de una retroyección de la lógica de la modernidad en la psicología de épocas más antiguas y

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estructuradas de manera totalmente diferente. Una retroyección a través de la escisión fundamental, de la gran rupturahistórica que separa todas las eras en la tradición occidental anteriores al siglo XIX del mundo moderno. A lo largo del sigloXVIII el mundo como un todo era un orden intacto impregnado por el espíritu de Dios. Sin conexión rota. Sin vacío, sinnada en el punto de fuga y, por ende, sin fugarse en la nada de un agujero negro. La vida humana y todo el esfuerzohumano tenían en última instancia un claro objetivo substancial. El punto de fuga era el símbolo del irrepresentable infinitoy de la plenitud del Dios creador, cuyo espíritu impregnaba todo el mundo natural y era –potencialmente– revelado a lamens humana a través de su lumen naturale (de la mens). Spinoza más tarde hablaría incluso de deus sive natura. (7)

Es necio retroyectar nuestro ateísmo moderno, nuestro nihilismo y descentramiento, y nuestra lógica disyuntiva de ladiferencia infranqueable y différance a la época de la invención de la perspectiva lineal, considerando esta última como elpunto de partida del primero y el primero como el producto final de la última. Una falsa genealogía. Los “agujeros negros”como nuestros “puntos de fuga” modernos (¡entre comillas!) y los puntos de fuga de las pinturas del Renacimiento soncosas totalmente diferentes, sin relación. La conexión rota con la naturaleza tiene un origen fundamentalmente diferente.El requisito previo para la posibilidad de la conexión rota con la naturaleza es precisamente que el orden divino del mundo,del cual son expresión la perspectiva lineal y todo el arte llevado a cabo en su espíritu, y también por lo tanto el punto defuga de la perspectiva lineal (infinito cumplido), se hubiera desmoronado absolutamente y hubiera dejado así un granagujero, una carencia fundamental, una diferencia infranqueable. De hecho ésto ocurrió–en la profundidad del alma–alrededor del 1800-1830, con la transición del modo de producción artesanal al modo de producción industrial y con latransición de la lógica de la cópula (que había imperado durante la metafísica clásica) a la moderna lógica sin cópula de lafunción (como más tarde sería llamada por Frege).

Vale por supuesto la pena advertir que para Edgerton y Romanyshyn hay, por un lado, una conexión histórica en el fondo,la continuidad ininterrumpida de un sueño predominante desde el siglo XV hasta el presente, mientras que, por el otrolado, lo que para ellos da su continuidad a esta historia es precisamente el hecho de que es la historia del sueño de unaconexión rota. La ruptura histórica de la conexión entre el hombre y la naturaleza, que había ocurrido en el siglo XIX,reaparece en su teoría, seguramente encapsulada, como el contenido, el proyecto, y la naturaleza del sueño continuodesde la invención de la perspectiva lineal hasta el presente. Un desplazamiento.

A la luz de lo que mostraré abajo, creo que es probable que la razón inconsciente más profunda para este desplazamientoes el deseo del ego de escapar al reconocimiento doloroso de que, en efecto, ha habido una ruptura real e irrevocable de laconexión con la naturaleza, de que "nos" ha ocurrido verdaderamente una ruptura irreparable que aconteció en el alma, yque simplemente debe ser soportada por nosotros (en lugar de ser el resultado de un “sueño” o un designio del mundo porparte de la Mente Espectadora), y de sustituirla por una desconexión hecha por el hombre como un desarrollo defectuosoal cual podemos condenar (y quizás corregir). Un cambio sintáctico es reducido así a uno semántico. De hecho, porsupuesto que Romanyshyn y Edgerton también tienen que aceptar y soportar la ruptura histórica. Pero psicológicamente,intentan rescatar para sí la antigua conciencia, la idea de una unidad entre el hombre y la naturaleza, rechazandomoralmente la conexión rota como un mero error o delito. “Ontológicamente” o lógicamente, nada fundamental hacambiado: la naturaleza, la carne, los sentidos, la tierra, son aún tan reales como siempre; sólo nuestros puntos de vista,actitudes, comportamientos humanos han cambiado en la dirección de la “Mente Espectadora” y del “ojo despótico”. Elproblema es meramente nuestro abandono humano del cuerpo de la tierra, nuestra huida de la carne y de los sentidos, enotras palabras, nuestro pecado, y no una ruptura real de la unio naturalis misma. En lugar de tener que vivir con unaruptura fundamental en la misma lógica del alma objetiva, tanto en su propio proceso histórico como entre los opuestospsíquicos, tenemos así una gran narrativa de una historia de degeneración y aberración psicológica.

Curiosamente, la segunda mitad del artículo de Romanyshyn se centra en un poema de Percy Shelley, Manfred de LordByron, Frankenstein de Mary Shelley, y The Rime of the Ancient Mariner de Coleridge [La Balada del Viejo Marinero]–todas obras de principios del siglo XIX y, como tal, reflejo de la gran ruptura de la unio naturalis que ocurrió en ese tiempoy que fue percibida como una profunda conmoción por las mentes más creativas de la época. Es la conmoción absolutapara la mente poética sensitiva por lo que había ocurrido en la profundidad del alma (o en la profundidad de la lógica delmundo) en la época de estos escritores, lo que llevó a una primera interpretación de este cambio en términos de unaatrocidad, de un crimen, así como el siglo XIX en general es el tiempo de la invención de las novelas de crimen y dedetectives, que antes no hubieran sido posibles porque no habrían tenido ningún sentido, ya que el “crimen” –ladisociación de la cópula del alma, la disociación entre los opuestos psíquicos–aún no había ocurrido. La unidad todavíaestaba intacta. Sólo con este material poético del Romanticismo, la tesis de Romanyshyn sobre nuestra situación actualadquiere algún tipo de respaldo fenomenológico, ya que este material, en contraste con la perspectiva lineal, está en símismo implicado en la moderna condición disociada. Pero en vez de darse cuenta a partir de su propio material que lafisura decisiva había ocurrido al comienzo del siglo XIX, pretende verla como una continuación de lo que había comenzadoen el siglo XIV. Y por supuesto, también interpreta el acontecimiento moralmente, desde el punto de vista del egomoderno, en lugar del punto de vista del alma objetiva, y toma literalmente y se apropia del malentendido inducido por laconmoción del comienzo del siglo XIX de aquello que había ocurrido como si fuera un crimen.

Imaginemos por un momento que fuera verdad todo lo que afirmó acerca de la Mente Espectadora y del “ojo despótico” acomienzo del Renacimiento–la conexión rota entre el cuerpo y el mundo, la exclusión de lo femenino y la oscuridad, ladicotomía entre interior y exterior, la huida de la tierra, el abandono de los sentidos y de la carne, etc. ¿Qué nosjustificaría, en tanto psicólogos, a condenar eso? ¿Quiénes somos nosotros para decir que sabemos lo que es bueno o malopara el alma? ¿Tiene el alma que seguir nuestros ideales, nuestras ideas normativas de salud, de integridad, de unidad delo masculino y lo femenino, y la conexión sentimental con el cuerpo y los sentidos...? ¿Somos nosotros los que decretamosel programa que el alma debería seguir en su historia, o acaso no estamos más bien en el extremo receptor, ysimplemente debiéramos tomar nota de cómo se ha desarrollado y se desarrolla históricamente de hecho el alma, a fin deseguirla a partir de ahí? Creo que debemos dejar que cada nuevo acontecimiento y cada manifestación del alma nosenseñe de nuevo qué significa “alma” y “lleno de alma”. Cadidad [eachness] en lugar de definiciones estándares

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preconcebidas.

No hay ninguna buena razón, excepto nuestra propia ingenuidad aniñada (que no es una buena razón), por la que el almaen ciertos puntos de su historia no tendría que volverse intencionadamente unilateral e insistir, por ejemplo, en abandonarla tierra, separarse de la naturaleza, vencer la carne y los sentidos, desterrar lo femenino. ¿Por qué no tendría, en algunosmomentos, que marginar ciertos aspectos? Es absurdo esperar que el alma siga nuestros principios modernos decorrección política. Toda esta insistencia en el curso equivocado de la historia sólo demuestra, citando a Jung otra vez, “laintensidad de nuestro prejuicio en contra del desarrollo actual, el cual queremos obstinadamente que sea como esperamos.Nosotros decidimos, como si supiéramos”. (Letters 2, p. 591, a Read, 2 Sept. 1960, adaptada). ¿No nos enseñó ya Pseudo-Demócrito que “La naturaleza se regocija en la naturaleza. La naturaleza se somete a la naturaleza. La naturaleza gobiernasobre la naturaleza”, en otras palabras, que es inherente a la dinámica del alma negarse y superarse, de modo que estevolverse contra sí es parte de su hacer-alma?

Además, cuando se habla acerca del alma, ¿queremos decir el alma como algo realmente real en éste nuestro mundo real,en tanto que dinámica posiblemente implacable y terrorífica que sigue su camino sin preocuparse por nuestros deseoshumanos y que a veces nos pone en apuros inesperados e indeseados, el alma como el espíritu mercurial dinámico en eldesarrollo histórico efectivo –o tan sólo queremos decir un alma imaginada e ideal aparte, por encima y en contra deldesarrollo real, como un segundo mundo, un ideal del ego –el alma como agradable y dulce, moralmente buena, con losopuestos luz y oscuridad, masculino y femenino, mente y materia siempre perfectamente equilibrados en el maravillososentido pop de “totalidad”, de modo que cualquier desviación de esta totalidad sólo podría ser un error humano y, por ello,psicológicamente equivocado (sin alma)?

En el artículo de Romanyshyn podemos sentir un gran deseo y esfuerzo para interpretar la historia de los últimos 600 añoscomo un desarrollo equivocado. También vemos esta misma necesidad en Jung, el teólogo (no el psicólogo) (8), es decir,cuando acusa al cristianismo de unilateral, con la escisión radical de la sombra, el mal, la oscuridad, y lo femenino (lo cual,por cierto, es señal de que Jung simplemente se había resistido a seguir el movimiento lógico revolucionario delcristianismo más allá de la psicología del paganismo, y no comprendió de qué se trataba en realidad, no entró en elespíritu del cristianismo; en cambio lo enfocó este movimiento lógico con burdas categorías pre-cristianas; pero no es estenuestro tema aquí). Romanyshyn cita alegremente estos puntos de vista de Jung. Sin embargo, Jung, el psicólogo sabíaque semejantes juicios de valor estaban fuera de lugar. Llamar equivocada o deficiente a una religión históricamente reales un ego-trip. En psicología las categorías de bueno o malo, correcto o incorrecto equivalen a una “escisión artificial deuna sabiduría verdadera y una falsa”. Jung habla de sucumbir “al engaño redentor de que esta sabiduría era buena yaquella era mala”. (9) Con frecuencia ataca la vieja idea de omne bonum a Deo, omne malum ab homine, que sigue lamisma lógica. ¿Por qué es una falsa ilusión de redención, un mecanismo de defensa? Porque al culpar un fenómeno real oun desarrollo del alma de ser malo, equivocado, unilateral, el ego logra salvar su propio ideal, sus ilusiones, su propioprograma, su sistema de valores y sus categorías a fin de que no sean refutados y sublados por el desarrollo efectivo delalma e ipso facto elude el desafío psicológico del presente, la tarea psicológica con que lo confronta su propia localizaciónhistórica.

Como ya señalé, Romanyshyn afirmó que el desarrollo que discutió ha tenido un precio. Pero me parece que hace todo loposible para evitar pagar realmente el precio, donde “pagar” podría entenderse tanto psicológicamente como literalmente.Psicológicamente significaría permitir, sin reservas ni resistencia, que la ruptura irrevocable de la unio naturalis o lapérdida del vínculo de unión entre los opuestos vuelva plenamente a casa, a la conciencia, en tanto que verdad del almade la modernidad, permitiéndole operar, descomponer, y destilar la forma lógica heredada de consciencia, con susexpectativas tradicionales. Esto equivaldría a renunciar a la ilusión narcisista de que nuestra situación es sólo el resultadode un desarrollo equivocado, de nuestro escandaloso alejamiento del alma, de nuestro crimen (nostra culpa, nostramaxima culpa), así como a renunciar a la ilusión del unus mundus. Literalmente significaría hacer frente, por ejemplo, alderretimiento de los casquetes de hielo sin pestañear (10) y comprendiendo que nuestra respuesta a esta amenaza sólodebe ser sobria y pragmática (tecnológica, científica, racional), con los pies sobre la tierra, sin ningún tipo de aura superiorde comportar un significado para el alma.

Pero Romanyshyn procede en sentido contrario. Comienza con el derretimiento del hielo (o con la perspectiva de uninvierno nuclear) y lo reconoce a priori como un corpus delicti, la prueba de un delito. En otras palabras, la suya no es unaconsciencia psicológica, fenomenológica, sino una conciencia criminológica y, naturalmente, un corpus delicti estimulainmediatamente los intereses de tal conciencia por ¿Quién tiene la culpa? Después de una búsqueda cuidadosa de “pistas”y “huellas”, a la vez “carbono y lunar”, dejadas por el delincuente y que ahora “nos conducen al derretimiento del hielo”, seencuentra al sospechoso culpable y se le arresta rápidamente: es la Mente Espectadora con su ojo despótico que, siendoaún joven, durante el comienzo del siglo XV con la invención de la perspectiva lineal –supuestamente– cometió el primerdelito de un largo historial criminal.

Sin embargo, un buen policía, (a) no sólo atraparía a los que hacen el trabajo sucio, sino que intentaría atrapar al cerebrodetrás de toda la operación, y (b) no arrestaría arbitrariamente a cualquiera de los sospechosos habituales, sino queidentificaría al verdadero culpable. En cuanto a (a), si el “delito” es el distanciamiento de la tierra y la aparición en lahistoria de la Mente Espectadora, para encontrar el “cerebro detrás de todo” un buen detective tendría que retroceder aAdán y Eva y a su pecado original –al momento de la hominización, es decir, de la emergencia inicial de una conscienciareflexiva, una emergencia que equivale a lo que en la jerga mitológica se llama la expulsión del paraíso. Desde el momentomismo en que el homo sapiens se volvió humano y comenzó a hablar, como zôion logon echon, ya había abandonado la“proximidad sensual a las cosas”, también había aprendido a “matar a distancia”, y vivía, muy por encima de “la tierra”, enel lenguaje, el mito, las ideas, los conceptos. Ya entonces y no sólo a partir del 1400 A.C. en adelante “el mundo (sevolvió) un doble de sí mismo, de modo que lo que [la mente] piensa acerca del mundo es lo que el mundo es”. Así es comosiempre fue. El alma es “in-natural” desde el inicio. Si no fuera “in-natural”, si ella misma fuera una parte de la naturaleza,

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no habría alma en absoluto. Como Jung nunca se cansaba de señalar, estamos encerrados sin remedio en un mundoexclusivamente psíquico (ej., MDR p. 352, CW 8 § 680); vivimos en imágenes, y sólo vemos el mundo a través de ellas. Loque ha pasado posteriormente en diferentes momentos a lo largo del curso de la historia, como durante el Renacimiento,ha sido sólo el ulterior despliegue de este “pecado original”, si se quiere considerarlo un pecado. (11)

En la medida en que este “pecado original” es el hecho de la hominización, “el pecado” en este caso no es una categoríamoral, sino lógica, el haberse ya-siempre salido lógicamente (no biológicamente) del estado animal por parte del hombreo, en términos mitológicos, la expulsión del paraíso de la existencia animal; este no es un hecho particular, sino lanaturaleza misma del hombre (en tanto que logon echôn), parte de la lógica de ser humano. Es inherente a la idea mismade pecado original el que sea inevitable, tiene que ser soportado por cada ser humano como un hecho que estáabsolutamente fuera de nuestro alcance, porque es nuestro a priori lógico.

Y en cuanto a (b), el problema psicológico real de una escisión en la lógica misma de nuestro ser-en-el-mundo, de lapérdida de la cópula que une cielo y tierra, hombre y naturaleza, etc. ocurrió tan tarde como a comienzos del siglo XIXdespués del final de la metafísica occidental y junto con la Revolución Industrial, y no antes. De modo semejante, esinherente al concepto mismo de esta ruptura histórica el que a la vez sea inevitable y esté fuera de nuestro alcance,porque es una ruptura provocada por el alma objetiva y equivale así, como se indicó, a un cambio radical en laconstitución lógica de nuestro moderno ser-en-el-mundo. No hay posibilidad de retroceder más allá de la pérdida radicalde la mater natura ni más allá de la conexión rota entre los opuestos psíquicos provocada por esta ruptura histórica nitampoco hay posibilidad de deshacerlas o corregirlas. Las cartas del juego de la vida han sido barajadas nuevamente paranosotros por el alma, y son las únicas cartas que tenemos. Como siempre fue, lo es hoy para nosotros: tenemos queponernos a prueba en esta nueva situación. Hic Rhodus, hic salta. Es todo lo que hay. Lo demás es deseo ilusorio yespeculación ilícita.

Contra el fondo de este contraste, se vuelven claros la función y el logro de la condenación moralista, por parte de lamente criminológica, de la escisión (que fue un acontecimiento en la historia del alma) como si fuera un supuesto hacer (la“disolución” por parte de la Mente Espectadora de la tensión entre la mente y la naturaleza y su “alinearse del lado de lamente escindida de la naturaleza”), y la búsqueda de un criminal responsable de esta acción. Es el deseo de revivir lo quesupuestamente se perdió o destruyó por la invención de la perspectiva lineal.

ArrepentimientoLa tarea y el propósito de la policía es asegurar y restablecer el viejo orden. El equivalente psicológico de la policía, lamente moralista y criminológica, tiene en la misma medida la tarea de rescatar una consciencia obsoleta. En el caso denuestro material, la condena moralista tiene la función psicológica de interpretar lo ocurrido como causado meramente poruna actitud falsa, por puntos de vista falsos. En la medida en que las actitudes y los puntos de vista son sólo percepcioneso interpretaciones del ego, perspectivas e ideas humanas, son sólo un añadido a la realidad. Se producen en y pertenecenal ego, al intelecto humano, pero no reflejan necesariamente la verdad. Dado que según Romanyshyn lo que ocurrió fuesimplemente causado por puntos de vista falsos, la verdad subyacente no se ve realmente afectada, sino sólo oscurecida,olvidada, descartada e ignorada, equivocada. Así que lógicamente, en el alma, no sucedió realmente la ruptura de la uniónentre la mente y la materia. En el fondo, el viejo orden, la conexión, el unus mundus, todavía existen intactos, y sólo haríafalta “cambiar radicalmente nuestra visión del mundo”. La función de este moralismo es preservar el sueño del paraíso nodel todo perdido, el sueño de la unidad de la mente y la materia, del hombre y la naturaleza, de la luz y la oscuridad. Paraque este sueño se vuelva poderoso, es necesaria conceptualizar la historia como un desarrollo defectuoso y moralmentemalo. Porque sólo si hay pecado –en este caso el pecado del “sueño” por parte de la Mente Espectadora de unaespiritualidad ideal, de poder, control e imperio dominante sobre las fuerzas del mundo natural, del abandono de la tierra,etc.– habrá entonces necesidad de arrepentimiento. Y sólo en la prédica del arrepentimiento se hace psíquicamenteefectivo el nuevo sueño, el sueño de que no ha habido una ruptura en la lógica objetiva del mundo y de que el mundocontinúa sin estar escindido.

El sueño de Romanyshyn es un sueño opuesto a lo que él piensa que fue el “sueño” de la Mente Espectadora, del cual dice,“Somos los herederos de ese sueño”. Pero el suyo, creo, no es sólo un sueño opuesto al anterior “sueño”, también es unsueño que va contra los hechos mismos, una ego ficción vacía sin ninguna base psicológica, fenomenológica. Tan sólodeseos ilusorios. Un nuevo sistema de creencias o ideología.

San Juan Bautista predicaba, “Arrepentíos; porque el reino de los cielos está cerca”. (El griego tiene para “Arrepentíos”metanoeite: “¡volved atrás!, cambiad radicalmente vuestras mentes”.) Romanyshyn predica: debemos modificarradicalmente nuestros puntos de vista: porque el derretimiento de los casquetes polares está muy cerca. Y así como lospredicadores medievales del arrepentimiento aprovechaban alegremente las terribles plagas epidémicas en su tiempo parapresentarlas como una clara señal del castigo de Dios por nuestros pecados y como prueba del inminente fin del mundo,así Romanyshyn usa el derretimiento del hielo como prueba del delito de la Mente Espectadora y como una amenazaapocalíptica que da fuerza a su llamado al arrepentimiento.

Escuchemos un poco de su sermón. “No puede haber solución a esta crisis sin algún cambio radical en la actitud fija de laMente Espectadora, ... ninguna solución sin ... algún tipo de ego-cidio ... Para que esta transformación tenga lugar,tendremos que desarrollar nuevos rituales que hagan sitio para lo que ha sido desechado e ignorado ...” Quién habla aquíes claramente el ego activista, la mente tecnológica. Hay una voluntad de cambiar las cosas, de solucionar el problema, decorregir y mejorar (si no salvar) al mundo. Este impulso, por supuesto, es muy normal (por ejemplo, también se muestraclaramente en el título del libro de Hillman y Ventura, citado por Romanyshyn, Hemos Tenido Cien Años de Psicoterapia– yel Mundo Va Peor), pero no es un impulso psicológico; incluso es incompatible con la psicología y la psicoterapia(verdaderamente psicológica). ¿Qué ha de hacer un psicólogo –en tanto que es realmente el representante del punto devista del alma– si el mundo empeora o mejora? El psicólogo sabe que no es el curador, el hacedor. Tan solo acompaña y

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“sirve” al proceso real. Sabe que si ha de haber una curación que merezca tal nombre tiene que venir del alma, ser eltrabajo del alma misma.

Aunque el mismo Jung no siempre está libre del impulso a salvar el mundo, sin embargo, expresó la actitud psicológicamuy claramente cuando dijo, “deseamos ver el mundo tal como es y dejar las cosas en paz. No queremos cambiar nada.El mundo está bien tal como es.” (CW 18 § 278). El mundo está bien tal como es, incluso ante el derretimiento del hielo yotros posibles desastres. Esta afirmación sobre la bondad del mundo no es ni un signo de ceguera total hacia laenfermedad, la miseria, los peligros, todo lo que está mal en el mundo, ni un dogma religioso o una afirmación metafísica,sino simplemente una articulación del principio psicológico, psicoterapéutico, metodológico, así como ético, de dejar lascosas en paz, abstenerse de inmiscuirse en el proceso entrometiéndonos con nuestras normas morales, recetas, deseos oactivismo. Así como el zapatero debe dedicarse a sus zapatos, el psicólogo debe dejar que el alma haga su propio trabajo,ya sea patologizando o curando una patología. Esa máxima de Jung aplicada también al trabajo en la consulta se destacaen su repetida narración de que cuando los pacientes angustiados le preguntaban qué tenían que hacer, él solía contestarque tampoco lo sabía y que lo único que podían hacer era mirar y atender los sueños. El psicólogo no es un arreglador deentuertos, ni un político, un técnico, un ingeniero social, ni un sanador ni salvador, un educador o un reformador, no es unbienhechor. Es sólo un “cuidadoso observador” y servidor a los productos y procesos del alma, sin un programa propio desalvación.

Sólo el ego quiere soluciones. Sólo el ego puede pensar que nosotros tenemos o debemos desarrollar rituales. Un psicólogosabe que los verdaderos rituales tienen que venir del alma, de la psique objetiva, a fin de que sean rituales en primerlugar. Al igual que los dioses, los rituales no están hechos por nosotros, no son invenciones nuestras. ¿Y cómo podríamosdesarrollar rituales si su propósito es primero hacer sitio para lo que es la condición a priori de la posibilidad misma de losrituales, es decir, la conexión perdida? Una petitio principii. Sin la cópula entre los opuestos, sin la conexión viva real entrelo sensible y lo nocional, cualquier pretendido ritual sólo podía ser una ego ceremonia vacía. Sin embargo, paraRomanyshyn nosotros tenemos que hacer esta conexión. “El derretimiento del hielo es un síntoma que requiere una vezmás que atravesemos el bache entre adentro y afuera.” Pero los puentes del alma no se pueden hacer. Son puenteslógicos. Y si no existen para nosotros, como es el caso en la modernidad, entonces todos nuestros intentos de reducir labrecha son acrobacias improductivas a un lado de ella. Un Pontifex maximus sólo puede construir puentes que ya existanlógicamente y que le permitan estar lógicamente en ambos lados a la vez.

“Tendríamos que”, “no puede haber solución sin”: retóricamente formas suaves de expresar un mandamiento, un “Túdebes”. Aquí está hablando el ego; y este ego, con su exigencia de un cambio radical también constela sólo el ego en ellector y a él le habla; y además intenta imponer su propio programa egoico en este último, del mismo modo que surgió deuna emoción egoica (la angustia) y enfocó a su tema con ego-moralismo. Esta postura es puro ego, un ego completamenteenvuelto en sí mismo. El alma no figura aquí. En todos los aspectos es lo opuesto mismo de la postura de la psicología: lapsicología como la escucha cuidadosa del habla del alma a sí misma sobre sí misma y sólo por su propio interés (no anosotros y sobre nosotros o sobre el mundo y por nuestro bien, nuestra mejora.) “En los mitos y cuentos de hadas, comoen los sueños, el alma habla acerca de sí misma, y los arquetipos se revelan en su interacción natural, como ‘formación,transformación / eterna recreación de la Mente eterna’” (CW 9i § 400, traducción modificada).

No es de extrañar que un punto de vista que está tan exclusivamente arraigado en el ego aparezca con la exigencia de unego-cidio. Esta idea sería absurda en esa posición que inspiró la frase de Jung recién citada, porque en ella el ego, desde elprincipio, no figura para nada. El ego se había retirado por completo. Esta postura fue psicológica desde el comienzo.Había tomado su posición sobre el punto de vista del alma. Pero el hecho es que el ego-cidio requerido no cambiaría nada,no podría alcanzar su objetivo. De ningún modo pondría fin al ego y nos llevaría a la tierra del alma. Paradójicamente, unego-cidio sólo confirmaría y fortalecería una vez más ese mismo ego que se pretende matar, porque toda esta fantasía esen sí misma una movida desesperada del ego, de una mentalidad que resuelve los problemas técnicamente. Sólo se puedellegar al alma si ya se está en ella, si se ha comenzado con ella, si se ha dejado atrás el ego.

La quinta columna del ego socavando la psicología desde dentro.Pero el alma no es la preocupación de nuestro autor. No tiene ningún interés en la “interacción” auto-contenida, que Jung,con una alusión poética, caracterizó como “eterna recreación de la Mente eterna”. Esta alma está fundamentalmente“ausente”, distante, fría. E incluso requiere distancia. Por el contrario, Romanyshyn quiere nuestra implicación inmediatacon los hechos de este mundo, la crisis ecológica.

“El derretimiento del hielo es, en términos de Al Gore, ‘una verdad incómoda’ porque el alma y su discurso sintomáticosiguen siendo una verdad incómoda.” Puedo dejar pasar que un político llame “verdad” al derretimiento del hielo polar.Pero en psicología éste sería un uso frívolo de la palabra. El derretimiento del hielo no es una verdad, sino un hechoempírico externo, una positividad. Sin embargo, el propósito mismo del artículo de Romanyshyn, es precisamente el deanular la diferencia psicológica entre las verdades del alma y los hechos externos de la naturaleza, como podemos ver enla declaración citada acerca de la verdad incómoda, que trata de sugerir que el derretimiento del hielo es el “discursosintomático” del alma, así como también en las últimas frases de su artículo: “El inconsciente colectivo arquetipal en elcentro del derretimiento del hielo es una verdad incómoda. Pero es una verdad que no podemos permitirnos ignorar. Lapsicología profunda tiene una obligación especial hacia esta verdad.”

¡Un hecho de la naturaleza, así como así, se vuelve una expresión del inconsciente colectivo arquetipal, y, atención, éstono se debe a ese principio de conexión al que Jung llamó sincronicidad, raro, misterioso, ya que está definido comoacausal, sino directa y, según el autor, obviamente provocado por las actitudes y el comportamiento humano! Aquí unhecho positivo de la naturaleza no ocurre simplemente como un acontecimiento, sino que también habla, como el alma entiempos animistas, mágicos, o mitológicos hablaba a través de rayos, árboles, ríos, el vuelo de las aves, terremotos. Enlugar de ver el derretimiento del hielo como una consecuencia no intencional del comportamiento humano, se lo reclama

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inmediatamente para el alma, como la voz del inconsciente colectivo arquetipal. Yo llamaría a esto una superstición o unengaño. Sin ninguna necesidad, lo que puede explicarse plena y satisfactoriamente como consecuencia práctica dedeterminadas acciones a largo plazo (12) se infla con la importancia del alma. Aquí incluso el fundador de la teoría delinconsciente colectivo arquetipal sentiría la necesidad de aplicar la navaja de Occam (principia non sunt multiplicandapraeter necessitatem).

Pero malinterpretaríamos a Romanyshyn si viéramos ésto como un desliz. No, este es su programa. Quiere reducir yretrotraer la relación entre el hombre y el alma a un nivel positivista, el nivel de la relación entre la actitud interior y elhecho exterior. Un síntoma elocuente de esto es su empleo de la idea de un Axis Mundi.

“Los casquetes de hielo polar son el Axis Mundi del mundo y las Regiones Polares del alma.” Es extraño que se diga que loscasquetes de hielo, amplias y gruesas masas de hielo, sean un “eje”, algo lineal que normalmente atraviesa y conecta dosruedas o, en sentido figurado, también dos regiones o acaso dos polos. Pero es muy posible que esta extraña mezcolanzade imágenes sea ya indicativa de una tendencia en el artículo de Romanyshyn a identificar una idea imaginal o lógica conla materialidad espesa de un hecho externo, y a embutirla en ella. El Axis Mundi es en realidad una idea mitológica muyantigua, santificada y casi universal, de un árbol cósmico que atravesaba las tres regiones del cosmos: el inframundo, latierra y el cielo, y que por encima de todo a la vez conectaba y separaba (¡distanciaba!) el cielo y la tierra. Por supuesto,este árbol no existía en ninguna parte como una realidad biológica positiva en la naturaleza. Era exclusivamente propiedadde la mente, una realidad imaginal que era el equivalente mitológico antiguo de la cópula lógica ulterior que conectaba yseparaba sujeto y predicado, lo particular y lo universal. En la versión de Romanyshyn el Axis Mundi se embute en larealidad geográfica o geológica literal de la Tierra, los casquetes de hielo positivamente existentes. Los arquetipos estánahora ahí afuera en las cosas reales.

Esta positivización es un problema. El otro problema es que ahora el Axis Mundi ya no mantiene más apartados yconectados dos reinos lógicamente diferentes, tierra frente a cielo, lo particular frente a lo universal. La tensión entera hadesaparecido. Se ha cancelado la diferencia psicológica. Las regiones polares de la Tierra son “el Axis Mundi del Alma delMundo”. Ha desaparecido de este planteo toda la dimensión del cielo, la mente, el logos, la trascendencia, Dios. El AxisMundi se ha vuelto chato, terrenal, absolutamente sinsentido. Ya no tiene ningún otro. Con la pérdida de su función depuente de los opuestos psíquicos también ha perdido su alma. Si todavía separa y conecta dos “opuestos”, son lasrealidades literales de los casquetes de hielo polar, que son dos veces la misma cosa, sólo que en lugares diferentes deesta Tierra empírica factual.

A propósito del tema de la interpretación de los sueños Jung una vez dijo, “...vemos que detrás de las impresiones de lavida cotidiana –detrás del escenario– aparece otra imagen, cubierta por un delgado velo de hechos reales. A fin decomprender los sueños, debemos aprender a pensar así. No debiéramos juzgar los sueños a partir de las realidades,porque a la larga eso no lleva a ninguna parte”. (13) Lo mismo se aplica a toda interpretación psicológica. Sin embargo,nuestro autor ve las piezas importantes de la poesía del período Romántico, a las que se consagra, y la invención de laperspectiva lineal, precisamente a la luz de las realidades actuales comunes, y a la inversa, aplica los motivos poéticosdirectamente a nuestros hechos empíricos modernos, como si “hielo” en un sentido y “hielo” en el otro fueran la mismacosa. Es su expreso propósito “unir ese bache entre interior y exterior”, proclamar que “El problema ecológico ... es unproblema psicológico...”, y su angustia ecológica es su psicopompos, su único puente, declaradamente así: “en estemomento de angustia, sé, de un modo que aumenta su inquietud, que el derretimiento del hielo es más que un problemarazonable...” “No podemos encerrar el derretimiento del hielo dentro de los límites de nuestras ideas tecnológicas y tratarlosólo como un problema que está ahí fuera.” Como ya hemos visto, los casquetes polares SON para él, muy literalmente,las regiones polares del alma. El alma es un hecho literal ahí afuera. Ahora está enterrada en mater natura, o mejor aún,no en la divina Madre Naturaleza de antaño, sino en la moderna realidad física. Lo que para Jung todavía era un delgadovelo de hechos reales, se ha solidificado completamente y se supone tel quel que es el alma, como impresiones prima faciede la vida cotidiana. Y así, el nuevo bache a franquear ya no es entre cielo y tierra, Dios y mundo natural, lo universal y loparticular, sino, de un modo completamente secular y positivista, entre dentro y fuera.

En cuanto a lo que sucedió en el Renacimiento a diferencia de la antigua Edad Media, Jung escribió que la meta celestialfue cambiada por una terrenal y la orientación vertical del estilo Gótico se transformó en la horizontal del descubrimientodel mundo y de la naturaleza. Y supone que este cambio condujo a través de la Ilustración francesa y la Revoluciónfrancesa directamente a nuestra presente condición claramente “anticristiana” (CW 9ii § 78). Aunque no creo que estaconcepción haga justicia a la psicología de este cambio, en la superficie esta es una descripción adecuada, y la mencionoaquí porque nos puede servir como una imagen de lo que le ocurrió al Axis Mundi en manos de Romanyshyn. Es un cambiode verticalidad (cielo–tierra) a horizontalidad (los polos de la Tierra, así como interior–exterior, sujeto–objeto, consciencia–mundo natural).

La diferencia psicológica no es entre interior y exterior, lo cual es sólo un problema del ego, un problema de la psicologíapersonalista y también de la “psicología ecológica” (que es un oxímoron, o incluso una completa contradicción en lostérminos). ¿Cómo podría interior/exterior ser un problema para una psicología basada en la idea de que “el alma hablasobre sí misma, y los arquetipos se revelan en su interacción natural, como ‘formación, transformación / eterna recreaciónde la Mente eterna’”? Tal psicología descarta toda la cuestión interior/exterior, y con ello, tanto el interior como el exterior.Porque “interior” es lo opuesto de, y como tal depende de lo “exterior”, lo que está “adentro” es en sí mismoineludiblemente externo e inadecuado para una psicología que se define como la disciplina de la interioridad. Una“psicología ecológica” hace incluso de la exterioridad –en términos recién citados de Jung, la orientación horizontal,terrenal, las banalidades de la vida cotidiana– su mismo principio. Festeja exclusivamente los intereses del ego por supropia supervivencia y por la de la Tierra, y los transfigura como si fueran un interés del alma, erosionado así el conceptomismo de alma. La interioridad de la psicología es absoluta, es decir, absuelta, liberada de toda la oposición interior-exterior. Se produce mediante el proceso metodológico de la interiorización absoluto-negativa de cualquier fenómeno que

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resulte ser de interés psicológico, dentro de sí mismo, dentro de su concepto, de su alma.

Por lo tanto, las imágenes del alma tienen todo lo que necesitan dentro suyo. No se refieren a nada fuera, solamente a símismas. La diferencia psicológica correctamente entendida es, por ejemplo, la diferencia entre “el delgado velo de loshechos reales” y “la otra imagen que asoma detrás de ello”, o aquella entre aurum nostrum y aurum vulgi, y así tambiénentre “nuestro hielo que se derrite” y “el hielo que se derrite, en tanto que problema ecológico”.

Pero el nuevo dogma es precisamente: aurum nostrum ES aurum vulgi y el problema ecológico ES un problema psicológico(y viceversa), el derretimiento del hielo ES en sí mismo “un síntoma y un sueño”. Este es el dogma de una doctrina desalvación secular, pero pseudo-religiosa, cuyos componentes estériles son inflados y avivados solamente por las emocionesdel ego y por los deseos del ego de darles la apariencia de verdad. Emociones: miedo, desesperación, esperanza, condenamoral, sentimientos de culpa. Deseo: que nuestra chata realidad positivista sea “más que un problema razonable”, másque consecuencias no buscadas. La exigencia de MÁS como sustituto de la diferencia psicológica eliminada, de lainterioridad absoluto-negativa, de la verticalidad del alma y de lo que hay “detrás del escenario”. Más significa: que lo quepor definición se reconoce secular y sistemáticamente como un problema externo (“afuera”) sin embargo debe tener unaura religiosa, y lo nihilista debe tener una profundidad de significado.

La respuesta psicológica a este deseo sería que el alma (como lo que está detrás de las impresiones de la vida cotidiana,detrás del escenario) nos haría dar cuenta de que el derretimiento del hielo afuera es “¡sólo eso!”, sólo uno de los hechosempíricos o de las banalidades de la vida que forman el “delgado velo” de Jung.

SalvaciónEl objetivo último del artículo de Romanyshyn es cultivar el sueño de la posibilidad de salvación (psicológica), la posibilidadde restaurar y revivir todo lo que se perdió y se destruyó por la Mente Espectadora. Nos enteramos con más detalle de quetodo puede ser restaurado, porque se nos dice que el derretimiento del hielo no es sólo una amenaza terrible, sinotambién

“una oportunidad de curar la escisión entre la mente y la naturaleza, una oportunidad para reanimar una sensibilidadestética que deshiele la conexión sentimental que se ha perdido..., una oportunidad de recordar el principio femenino en laobra de la creación, una oportunidad de recuperar un sentido de lo sagrado dentro de una espiritualidad integral que honrela oscuridad en la luz, y una oportunidad para restablecer la actitud simbólica que ... pueda reconocer en la dificultad[alusión a The Rime of the Ancient Mariner de Coleridge [La Balada del Viejo Marinero]] lo extraordinario en lo común, elmilagro en lo mundano, lo numinoso en la naturaleza.”

Kitsch típico de la new-age. Aquí se reúnen todos los lemas a la moda de la variedad ecológica de la psicología pop.

Así se nos dice que ahora tenemos todas estas oportunidades maravillosas. Pero, ¿qué tiene que ofrecer el autor pararespaldar sus enormes promesas de salvación, aparte de su sermón dirigido al ego, a fin de que se arrepienta, para que“cambie radicalmente nuestra visión del mundo”? ¿Qué tiene para mostrar que eleve todas estas maravillosasoportunidades más allá de meras ilusiones y las transforme en oportunidades reales, opciones concretas, cuyascondiciones de posibilidad se ofrezcan? ¿Dice cómo podríamos de hecho alterar radicalmente nuestra visión del mundo ycómo podríamos realmente lograrlo? Porque obviamente, no podemos cambiar nuestros puntos de vista como cambiamosnuestras chaquetas. Los puntos de vista están profundamente arraigados en nosotros, en nuestras instituciones, y en todala organización de la vida social. Jung podría haber dicho: no tenemos estos puntos de vista, ellos nos tienen.

Aparte de la culpa por lo que considera un desarrollo equivocado y aparte de la llamada al arrepentimiento, no se oye nadaque dé realidad convincente a las supuestas oportunidades mencionadas, a menos que se considere que es algo laelucubración de un “mundo del alma inconsciente y profundo del unus mundus, donde psique y materia sean uno”. Peroesta idea no hace más creíbles esas oportunidades. Tanto “el inconsciente” (por no hablar de un inconsciente “profundo”) yel unus mundus son ficciones, afirmaciones “metafísicas” sin fundamento empírico o fenomenológico, clichés irresponsablesque aparecen aquí sólo como un deus ex machina. Puesto que hablo como psicólogo y no como metafísico, por supuestono pretendo sostener por mi parte que no sería posible que en algún punto de la historia futura resultara que psique ymateria, de algún modo, sean una. Simplemente no tengo conocimiento sobre ese tema en cualquier sentido, y no esasunto mío en absoluto, puesto que la tarea de la psicología es dedicarse a lo que realmente se muestra (se ha mostrado)por sí mismo. Pero en nuestra situación actual está completamente fuera de la cuestión que yo afirme frívolamente launidad de psique y materia cuando, en esta nuestra situación actual, esta idea es contraria a nuestra experiencia real ypermanece absolutamente especulativa, mera ideología, una cosa-pensada. (14) Al confiar en este producto espurio de losdeseos ilusorios del intelecto, el mismo Romanyshyn precisamente, “[se] pone del lado de la mente separada de lanaturaleza”, ¡separado de lo real! Los deseos del ego de retour à le paradis de la unidad absoluta se nos dan como “elfundamento profundo de la existencia, el mundo del alma inconsciente y profundo del unus mundus, donde psique ymateria sean uno”. Se reemplaza el bache efectivamente existente por una afirmación, una creencia ideológica.

Este nuevo sistema de creencias suyo ES su abandono a la misma “atracción hacia el aturdimiento, a quedarse dormido, ...a buscar ... soluciones fáciles”, las cuales él decía que quería resistir. Porque la “solución” más fácil es entregarse alpensamiento ilusorio y convertirlo en una doctrina. Es el volverse inconsciente de la consciencia.

Hay un pasaje en su texto en el que parece darnos una pista acerca de cómo se imagina posiblemente que se vería laescisión curada. Habla de lo que llama la “gnosis negativa de una sensibilidad metafórica” que “responde a esta influenciadesestabilizadora del inconsciente. Es una alquimia lingüística, que siempre disuelve la certeza del ‘es’ en las posibilidadesdel ‘no es’ y por lo tanto sostiene la tensión entre la arrogancia dogmática de la mente fija y la desesperación cínica de lamente postmoderna”. Esto me suena muy semejante a la posición del último hombre de Nietzsche quien, por cierto –Romanyshyn se alegrará– parpadea (en contraste con su “ojo despótico” que no parpadea). El ideal aquí es: un poquito de

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ésto y un poco de lo opuesto, de “es” y “no es”, de “arrogancia dogmática de la mente fija” y de “la desesperación cínica dela mente postmoderna”. Es el truco de oscilar una y otra vez entre dos posiciones rígidas desconectadas, tomando partidopor la una en contra de la otra y viceversa, y creando así la impresión de flexibilidad y de vida. Es este “ondular” lo que élllama “sensibilidad metafórica”.

La ondulación es la manifestación de que el yo se reserva. No se compromete con ninguna posición, lo que le expondríadestinalmente a la negación que proviene de su propio opuesto interno. En cambio, el yo permanece distante, sinimplicarse, y mantiene su sitio ante las dos posiciones como un tercer partido separado, que así se ve libre para alternar avoluntad entre ellos, intocado. Dado que el yo sólo oscila de aquí para allá, preserva el “es” y el “no es” en su forma inicial,bloqueándolos firmemente en una oposición no-dialéctica, e impidiendo su posible choque y con ello la resolución de lacontradicción. El dogmatismo de la mente fija aquí se preserva intacto, igual que el de la mente cínica postmoderna allí; dehecho, el ego se subscribe a ambas posiciones (alternativamente), pero a la vez se mantienen abstractas, sin-yo: paranada mentes reales, sino posiciones teóricas abstractas. Puesto que el yo no toma posición, no se pone a juego y seadhiere a su dogmatismo (o, conversamente, a su cinismo) como su propia posición, no puede ni debe morir como yodogmático (o como yo cínico, respectivamente) para de este modo volverse un yo verdaderamente psicológico. El yopsicológico no es dogmático (no se complace, por ejemplo, en ideologías como la del unus mundus) y no es cínico (nooscila entre posiciones sin comprometerse). Es comprometido, determinado. Hic Rhodus, hic salta. Pero sabe que laposición que toma con determinación es “¡únicamente (tan sólo) ésto!”: éste punto de vista personal del yo mortal hoy.

He mencionado que el artículo de Romanyshyn termina con una nota más bien pesimista, “casi desesperada”. Sepregunta, “¿Hay aún tiempo para enfocar el derretimiento de los hielos polares del mundo como un síntoma y un sueño?”Probablemente no. Pero creo que sea como fuere, sólo es de importancia subjetiva, psíquica. Independientemente de quesuceda de hecho, todo lo que importa psicológicamente es que ha establecido y confirmado para sí la creencia en la unionaturalis como una posibilidad presente y ha descuidado la escisión realmente existente condenándola como falsa. Que secumplan o no las posibilidades que él ve es indiferente psicológicamente. Una idea o una ilusión, tal como el sueño de launidad con la naturaleza, es psicológicamente “verdadero” en la medida en que existe. No necesita corroboración por loshechos. Aún si esta creencia fuese refutada por la realidad y tuviese que haber total desesperación en el plano psíquico (esdecir, para la ego personalidad) –en el plano psicológico, para la salvación del alma (siempre que ésta se inclinara así),bastaría perfectamente con que se sostenga y se difundan la ideología eco-psicológica de esas posibilidades.

© Wolfgang Giegerich

Notas

(1) Robert D. Romanyshyn, “The Melting Polar Ice: Revisiting Technology as Sympton and Dream" (El derretimiento del hielo polar:revisando La Tecnología como Síntoma y Sueño), en: Spring, A Journal of Archetype and Culture, vol. 80, Otoño de 2008.

(2) C.G. Jung. Nietzsche's Zarathustra. Notes of the Seminar Given on 1934-1939. (El Zaratustra de Nietzsche. Notas del SeminarioDado en 1934–1939), ed. por James L. Jarrett, vol. 2, Princeton University Press 1988, pp. 1497f.

(3) Obra citada vol. 1, p. 158.

(4) “Lamento”: Jung probablemente estaba pensando en bedauern del alemán que puede significar tanto “lamentar” como “sentir penapor”.

(5) Letters 2, p. 333, para Arnold Künzli, 16 de Marzo de 1943.

(6) Yo diría, pagar ese precio.

(7) Mucho tendría que decirse acerca de estas cosas, pero en la medida en que lo que yo quiero mostrar es otro tema, tendré quedejarlo en estos pocos indicios.

(8) James Hillman fue probablemente el primero en marcar la diferencia significativa entre la teología de Jung y su psicología.

(9) CW 9i § 31, traducción modificada.

(10) Curiosamente, Romanyshyn acusa al “ojo despótico” de la Mente Espectadora de no parpadear (que, por cierto, no es convincente,en vista de lo que vemos en el grabado de Durero; no hay ninguna razón por la que el artista pintado no pudiera parpadear). Lacondenación de “no parpadear” va de acuerdo con que no enfrente nuestra situación sin estremecerse.

(11) En la p. 107 Romanyshyn escribe: “Mi punto, por lo tanto, no ha sido que sólo con el desarrollo de la perspectiva lineal ha surgidoesta capacidad [de distanciarse de la naturaleza]. Por el contrario, mi punto ha sido que con ese desarrollo hemos transformado unaposibilidad en una metafísica, una condición en un método, ...” Este comentario aparece inserto en una discusión sobre el motivo de laflecha en El Viejo Marinero, después de unas 27 páginas (de las 34) de tratar de convencernos de que esta capacidad sí surgió con eldesarrollo de la perspectiva lineal. Su punto sin duda no fue lo que ahora de repente pretende, pretensiones a modo de un meropensamiento ulterior requerido por el repentino reconocimiento de que las flechas y la matanza a distancia preceden por milenios a lainvención de la perspectiva lineal. Si este hubiera sido su punto de vista (y así “por el contrario”), tendría que haber habido algún rastrode ello antes, mejor dicho, tendría que haber comenzado con ello y describir el “sueño” de la perspectiva lineal contra el telón de fondode esta verdad siempre predominante de la condición humana, lo cual lo habría mostrado bajo una luz muy diferente. Pero él hace loque puede para hacer que aparezca como absolutamente singular aquello que comenzó con la perspectiva lineal. Y además, la distanciade la naturaleza no era una “posibilidad” sino que es la realidad humana, y la metafísica es la reflexión y la articulación de la verdadinterior del modo real de ser-en-el-mundo (y la constitución lógica del mundo) en una época histórica determinada y no algo que“nosotros” hagamos a partir de una posibilidad.

(12) Que el derretimiento del hielo esté provocado por las acciones humanas parece ser por lo menos, lo que la mayoría de los

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científicos piensan.

(13) C.G. Jung, The Visions Seminars, De las Notas Completas de Mary Foote, Libro Uno, Zürich (Spring Publications) 1976, PrimeraParte (Lecciones Octubre 30 – Noviembre 5, 1930), pp. 7f.

(14) El hecho mismo de que aunque cambiáramos radicalmente nuestra visión del mundo no haría ninguna diferencia respecto alderretimiento del hielo, apunta a la desunión realmente experimentada de psique y materia.

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