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UMV««UNIVERSIDAD SAN PABLO “

BIBLIO TECA .G\l MUNIUA

fH ( O S

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D ISC U R SO ,Q U E C O N A R R E G L O A L O P R E V E N ID O

EN I L ARTICU LO 8 6

DE LA CONSTITUCIOND E L A M O N A R Q U ÍA E S P A Ñ O L A

D I X O

A L A j u n t a e l e c t o r a l

D E L A P R O V I N C I A D E A R A G O N

* N E L SANTO TEM PLO METROPOLITANO D EL SALVADO R

D E L A C IU D A D D E Z A R A G O Z A

D IA 2 8 DE OCTUBRE D E 1 8 1 3

E t Dr. DOKT B E N I T O F E R N A N D E Z D ENavarretCy Canónigo de la misma Santa Iglesia Metro^

^olitana , Indhiduo Correspondiente de la Kcal Acadtmia de la Historin^ de Jionor de la de S. Luis, y d i

Mérito de ¡a Sociedad Kiojana.

Impreso por acuerdo y á expensas de la Diputación Pro­vincial de Aragón.

Z A R A G O Z A M D C C C X I I I .

£ i i la imprenta de la expresada Diputación.

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Sahs jíDsíra in manu tua fst. G en . cap. 4 7 . f . a j .

En tu ninno està niiistra salud. En e l libro del Gcne^

sis capítulo 4 7 , versículo 25.

E X C m o . S E Ñ O R :

i espectáculo tan halagüeño, qué idea» tan lison*

gcras, qué contraste de sucesos ofrece á mi abrumada ima­

ginación la ilustre reunión de personas, que veo hoy en

este santo Tem plo! N o se han cumplido todavía quatro

meses , desde que nuestra respetable y amada M etrópoli

oprimida por el mas impío de los tiranos, arrastraba la$

pesadas cadenas, con qus la habia atado al infame car*

ro de sus sangrientos triunfos. Atribulada lloraba su larga,

y no merecida cautividad. Esclavizada no se la permitía

ni aun el desahogo natural en su aflicción. Satélites d«l

tirano, espías, emisarios, ;qué vergüenza! espurios hijos

de la madj-e patria prostituidos á Jas miras devastadoras

del nuevo Senaquerib, no contentos con sustentarse de los

despojos, y chupando la misma sangre de los honrados

Españoles, corrían sus calles, y sus plazas, se introducían

«n el seno de las inocentes familias, y en todas partes ace*

chaban las expresiones, los gestos mas indiferentes, pre­

sumiendo á las veces sondear los pensamientos; y sus v i­

les delaciones bastaban para privar a los buenos de sus

caudales, de su lib ertad , y aun de sus vidas. H abia ci*

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pirado vuestra libertad, ilustres Zaragozanos, y á qualquie-

ra parte, que volvíais vuestros afligidos ojos, solo dcscu-

briais despotismo, arbitrariedad , y tropelías^

Y h o i , gracias al C ielo ̂ veo á esta misma C iudad ena-

genada de gozo, libre, y purificada de las, báibaras le ­

giones, que por cinco años la oprimieron, y de las in­

mundas huellas de los pérfidos, que la profanaron , afian­

zada su seguridad con la rendición á Iss armas nacionales

de la plaza , y fortaleza de Pamplona , (cu ya plausible no­

ticia acabamos de saber en este momento) recibir en su

seno llena de regocija á los, Electores de los Partidos de

esta Provincia, reunidos para el nombramiento de D ip u ­

tados en las Cortes ordinarias, que son los que han de

consolidar, y perfeccionar el augusto , y magnífico «dificio

de la independencia, y libertad de 1í^ Espaiías. Em pre­

sa àrdua, pero gloriosa, y 4 la que habéis, de contribuir

por vuestra part« con una acertada elección. Vosotros ha­

béis merecido la confianza de los Partidos de esta Provin­

cia que han dexado á vuestro alvedrío el nombramiento

de sus Diputados. L a España toda se halla en especta-

cion, y observa vuestros procedimientos. D e tí , justo é

ilustrado Congreso de E lcctorcs, esperamos nuestra feli­

cidad , en términos que podemos deciros como al antiguo

Jo se f decían los Egypcios : salus nostra in manu tua est' En vuestras manos está nuestro remedio. Si, señores; de

vuestro acierto en la elección depende nuestra felicidad,

nuestra salvación política.

E n vano habriamos hecho sacrificios tan grandes, y

generosos : en vano habríamos sostenido heroicamente con

admiiacioa de toda la Europai la lucha mas desigual, que

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han conocido los mortales : en vano habríamos convertiáo

nuestros cómodos, y magníficos edificios en montones de rui*

ñas y de escombros como los que presenta la sin par Z arago­

za: en vano habríamos abandonado al p illage,y tala de nues­

tros cru eles, é inmorales enemigos la hermosura y fecun­

didad de nuestras fértiles campiñas : y en vano por fin, se

habrian derramado ríos de lágrimas, y torrentes de gene­

rosa sangre española ; si no tratarais de aprovechar tama­

ños sacrificios con la elección acertada de Diputados para

Cortes. Ellos son los que han de hacer fructuosos los he­

roicos , y sublimes esfuerzos de esta N a ció n , puesta so­

bre la tierra para ser la admiración del orbe todo, y des­

tinada en el dia por la Providencia para quebrar las ca­

denas con que se veía aherrojada la desgraciada Europa.

Si. Ellos han de ser nuestros Legisladores, ellos han de

llevar al cabo la grande obra de nuestra restauración. Pa­

ra eso los elegís. ¡Terrible encargo! \ardua empresa! V o ­

sotros sois responsables á D io s, y á la N ación de los inu-

merables perjuicios, que se han de seguir, si tratais de

elegirlos por capricho, preocupación, ó interés personal.

Lejos de vuestros nobles pechos la intriga, la cabala , los

respetos de amistad , parentesco, ó paisanage. Solo el in­

terés de la Patria, de la R elig ión , de la Nación entera

debe dirigir vuestros procedimientos. M irad , considerad

bien á quienes elegís; vuestra será la cu lpa, vuestra la

responsabilidad, sino acertais por malicia ó negligencia en

la importante comision, que os está confiada ; y si depen­

diendo de vuestra mano nuestro rem edio, en lugar de

ofrecérnoslo, aumentais nuestros males y miserias. E x im í-

Dad detenidamente la h o n iad ez , .el ¿esinteiés, patrio-

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tlsm o, y virtudes de los que han de ser elegidos. Y para

que yo cumpla con el honroso encargo, que sin esperarlo,

ni m erecerlo, se me confió con la mayor premura en el

dia de a y e r , os insinuaré brevemente dos calidades, y

circunstancias, que debeis atender, y que deben ser, por

decirlo a s i, las virtudes dominantes de un D iputado en

Cortes por la Nación Española. Amor á wda prueba há-

cia su Patria; zelo ilustrado por la conservación de la

Santa Religión de nuestros padres, única verdadera;

L a Patria exige de nosotros á ley de agradecidos, que

procuremos su felicidad, que promovamos sus intereses.

E lla nos ha albergado en su seno desde nuestro nacimien­

to , nos ha proporcionado medios para cultivar las poten­

cias de nuestra alm a; escuelas en que henws aprendido

los principios de nuestra Santa R elig ió n , los elementos d e

las letras, y las ciencias sagradas, y profanas. L a Patria

nos ha fomentado, nos ha abierto la puerta ¿d iversas, y

brillantes carreras, ha premiado nuestros servicios , ha pro­

tegido la seguridad de nuestras personas, el uso privativo

de nuestros bienes, ha castigado á los que nos turbaban en el goce de nuestros derechos, nos ha defendido de

los enemigos exteriores, y quiza nos ha colmado de ho­

nores, y beneñcios: títulos grandes, y sagrados, que la

hacen acreedora á nuestro am or, y justo reconocimiento.

¿Quiénes, pues, me diréis, son los que se lo han mostra­

do, y los que se hallan devorados de la santa llam a del

patriotismo? Para conocerlos noatendais á sus palabras; suj

mayores enemigos quieren pasar hoy día por sus mas acér­

rimos defensores. Atended si á sus obras, á su conducta

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política. E x fructthu! eorum cognoscetts eos. ( i ) . M irad á

los que no la han abandonado cobardemente en sus des­

gracias; á los que la han sostenido casi casi en su ago­

nía ; á los que han sufrido persecución por parte de sus

enemigos; á los que han resistido con entereza sus pérfidas

seducciones, y despreciado sus halagüeñas promesas; á los

que han sacrificado su reposo, su comodidad, sus bienes,

sus intereses personales por servirla; y á los que, habien­

do tenido la desgracia de habitar en medio de los inhu­

manos opresores, han sabido con gran riesgo suyo , burlar

su vigilancia , y minuciosas precauciones, para hacerla ser­

vicios importantes, y manteneise ilesos en el centro del fue­

g o , y de la mas amarga tribulación. Tales son los ver­

daderos Patriotas. E leg id de entre ellos nuestros Diputados^

y sabrán representar con dignidad á esta benemérita Provin­

cia. Su amor á la Nación Ies hará ver con ojos claros, que

es lo que favorece, ó perjudica á sus verdaderos intereses.

Pero no es esto solo lo que debeis atender en la elec­

ción de Diputados. D e poco sirve el mas acendrado pa­

triotismo , sino vá acompañado de un zelo ilustr:ido por

la conservación de la Religión católica en este R eyno. Sin

Religión no puede haber Estado, ni hasta ahora se ha des­

cubierto sobre el globo pueblo, alguno da ateos. Todos

han conocido la necesidad de sujetar al hombre á la práctica

de una R elig ión , aunque gran número hayan equivocado

groseramente sus ideas, abra:¿ando dogmas ridículos, y usos

supersticiosos: prueba clara de la degradación de la Razón h u ­

mana, y de la necesidad de una Revelación, que aparte á los

( i ) M ath. ca£. 7. tí, ao.

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mortales de tan monstruosos extravíos. Pero nosotros, por

especial gracia del C ie lo , profesamos la única Religión v e r­

dadera, y liabemos conservado luista el dia este sagrado depo­

sito con la misma pureza, que ntiestros padres lo recibieron

de manos del Apostol de las Españas. Gracias á la decidida

protección de la R eyna de los Angeles M aría samisima nues­

tra M adre , que babiendose dignado honrar con su presen­

cia nuestro suelo , quando todavía vivia en carne m oiial

lia sabido continuar dispensándonos sus favores, no p«imi-

tiendo , que este R eyno haya sido amancillado con error,

íjlguno nacido en su seno. Profesamos, pues, la verdadera

Religión. Religión santa, Religión ilustrada, Religión imi-

v e rsa l, Religión del sabio, y del ignorante. £ lla es quien

nos ilustw sobre nuestros verdaderos intereses, y los de

nuestra Patria, y quien por sí sola ha hecho mas bene­

ficios á la Humanidad , que los que pueden haber pro­

yectado todos esos decantados heroes, que la falsa filosofía

nos propone como dechados completos de beneficencia , y

filantropía. L a caridad, la caridad christiana es la verdadera

bienhechora del género hum ano, y á ella deben los mor­

tales afligidos toda especie de alivios, y consuelos. Efta

misma Religión es la que hace la felicidad de los Estados,

la que evita las disensiones interiores , calma la inquietud

d t los espíritus revoltosos , y mantiene la unidad tan pre­

cisa para la seguridad d* los Imperios. E lla es quien apa­

ga la funesta antorcha de la división , y de los partidos.

M al terrible , mal de consecuencias incalculables , y que

ha acabado con los Estados mas poderosos, y florecientes.

Todo reino dividido por facciones será desolado, nos dice

Jesu-Christo. Onviff rtgmm in se ipsum di'visum deso'

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lahítur. ^ 2 ) Pues la Religión nos enseña el medio de

sofocar este fuego consumidor ¿a los Gobiernos. Un

D iputado de ilustrado zelo por la R e lig ió n , no

tomará p a rte , desechará toda intriga , toda pro­

yecto tumultuoso , porque sabe , que Dios d o se halla

en las disensiones, en los bullicios, y acaloradas discusiones.

I^on in commotione Dcminus. ^"2 ̂ L a Religión es quien for­

ma los verdaderos hombres de bien, y quien mostian-

donos la sanción inevitable que el Eterno ha dado á sus

¡listas leyes, nos hace evitar en todo encuentro su quebran­

tamiento, y ncs mantiene en el desen'.peno de nuestras

respectivas cbli^acicnes. Las leyes humanas no han alcan­

zado á tanto. E l hombre que se ve á cubierto de su intiuxo,,

que puede violarlas im punem ente, con dificultad dexará

de hacerlo ,, si á ello le estimula la pasión» ó el inccr«s..

Por eso sin Religon no hay hombre de bien..

V e d , pues,, si es preciso que las peiEonas,. que habéis

de elegir para Diputados en Cortes tengan un zelo ihis- ̂

tiado por nuestra Santa Religión^ Este les hará conocer

hasta donde llegan las facultades de las Autoridades civiles

en materias religiosas, no sea que traspasando los delicados

limites , qu€ dividen al Lnpejio del Sacerdocio, extiendan

su mano al incensaiio , c introduzcan el desorden , y con­

fusión , origen fatal de las convulsiones, y caídas de los

Estados., Este mismo zelo ilustrado les hará encontrar me­

dios, sin mengua de los derechos de la Nación , para d e iar

libre,, y expedito el curso d« la autoridad, y jurisdicción d<

los supremos Pastores, impedir se les mofe,, y ponga' crt'

ridiculo sus acertadas providencias en el gobierno de la.

(2^ Ltic. cap. 1 1 . V. 17..O ) 3- 19- V. I I . .

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Ig les ia , que se les ha confiado por D ios mismo; ^ 4 ) pues

sabrán nuiy bien que á ellos, y no á otros dixo Jesu -C h rls-

to : E l que os oye á mi mismo oye , y el que os desprecia

á mi mismo desprecia. Qm z'os audit, ms audit; et qtii 'VOS spcrnit, me spernit. ^ 5 ) En fin, animados con un ver­

dadero, é ilustrado zelo de la Religión conservarán entre

nosotros pura, y sin mancilla esta creencia consoladora, que

por mas de diez y ocho siglos ha sido el apoyo, y las de­

licias de nuestros mayores, y por cuyo testimonio derrama*

ron su sangre los Vicentes, las En gracias, los Lupercios,

los Arbueses, y aquella inumcrable tropa de M ártires, qud

santificaron nuestro suelo. N o quiero abusar de vuestra pa­

ciencia. Permitid este desahogo á mi afligido corazoa , y

que os repita , que eligiendo nuestros Diputados adorna­

dos de patriotismo, y de zelo por nuestra Religión habréis

llenado nuestros deseos, y proporcionado á esta Provincia

la salud , y felicidad, que está en vuestra mano. Salu& riostra in manu tua est.

Espíritu D ivino , sin cuya asistencia no puede 'haber

acierto algtm o, ocupad los corazones d é lo s Individuos do

este Congreso : mostradles quales son las personas mas dig­

nas para el desempsño de la Diputación en Cortes, y de

P rovin cia , que van á elegir , las que sean mas á propo*

sito para el sarvicio de Dios, felicidad de la Nación, y pros­

peridad de esta Provincia. Estos son sus ardientes deseos,

para esto invocamos vuestros auxilios , y pedimos vuestra

gracia , prenda segura de la gloria á que aspiramos. A d quam nos perducat ^c.

^ 4) Act. cap. 20. v. aS.( 5 } Luc. ca£. 10 . V, i6 .

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