Walter Mignolo-La Razón Poscolonial

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  • 8/10/2019 Walter Mignolo-La Razn Poscolonial

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    LA RAZN POSTCOLONIAL: HERENCIAS COLONIALES Y TEORAS POSTCOLONIALES

    Walter D. Mignolo

    Resumen:El concepto de razn postcolonial trata de insinuar una forma de pensar que se articula en loslegados coloniales y, a partir de la construccin de esos legados, trata de pensar la modernidad.La razn postcolonial sera aquella que desplaza el concepto de razn construido en lamodernidad, reincorporando las cualidades secundarias (emociones, pasiones) y, a partir de esegesto, intenta repensar la modernidad y postmodernidad desde la postcolonialidad. Si bien elconcepto de locus de enunciacin no es privativo de la razn postcolonial, es necesario paradesmontar el concepto monoltico de sujeto de conocimiento cmplice de la razn moderna y

    concebir la diversidad del conocimiento como distintos espacios epistemolgicos deenunciacin.

    Palabras clave:Locus de enunciacin Modernidad - Crtica cultural

    I.

    Lo postcolonial o la postcolonialidad ha sido observado (McClintock 1992; Shohat 1992;Radhakrishnan 1993; Dirlik, 1994), es una expresin ambigua, algunas veces peligrosa, otrasveces confusa y generalmente limitada e inconscientemente empleada. Es ambigua cuando es

    usada para referirse a situaciones socio-histricas conectadas con la expansin colonial y ladescolonizacin a travs del tiempo y del espacio. Por ejemplo, Algeria, los Estados Unidos delsiglo XIX y el Brasil del siglo XIX son todos categorizados como pases postcoloniales. Elpeligro surge cuando este trmino es usado como una direccin post terica ms en laacademia, y se convierte en fuente principal en contra de las prcticas de oposicin para lagente de color, intelectuales del tercer mundo o grupos tnicos en la academia. Es confusocuando expresiones como hibridizacin, mestizaje, espacio entre medio y otrasexpresiones equivalentes se convierten en el objeto de reflexin y crtica de las teoraspostcoloniales porque ellas sugieren una discontinuidad entre la configuracin colonial delobjeto o tema de estudio y la posicin postcolonialdel lugar de la teora. Es inconscientementeempleada cuando es desarraigada de las condiciones de su manifestacin (ej. en ciertos casos

    como un sustituto de la literatura de Commonwealth, y como poder en la literatura del tercermundo en otros). Por consiguiente, postcolonialidad es un trmino problemtico cuando esaplicado a las prcticas culturales tanto del siglo XIX como del siglo XX.

    A pesar de todas las dificultades que este trmino implica, propondra que no debiramos perderde vista el hecho de que lo postcolonial revela un cambio radical epistemo/hermenutico en laproduccin terica e intelectual. No es tanto la condicin histrica postcolonial la que debe atraernuestra atencin, sino los locide enunciacin de lo postcolonial. En este artculo asumir que latransformacin ms fundamental del espacio intelectual se est llevando a cabo, a raz de laconfiguracin de una razn postcolonial tanto en el lugar de prctica oposicional en la esferapblica como el de una lucha terica en la academia. En este contexto me siento compelido por

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    la descripcin de Ella Shohat sobre las teoras postcoloniales como loci de enunciacin y suopinin de que la teora postcolonial ha formado un espacio de fuerza para la erudicin crtica yde resistencia, mientras que, en general, los discursos postcoloniales proporcionan prcticasoposicionales en pases con una gran herencia colonial. En palabras de Shohat:

    The term post-colonial would be more precise, therefore, if articulated as postFirst/ThirdWorlds theory, or post anticolonial critique as a movement beyond a relatively binaristic,fixed and stable mapping of power relations between colonizer/colonized andcenter/Periphery. Such rearticulations suggest a more nuanced discourse, which allow formovement, mobility and fluidity. Here, the prefix post would make sense less as after thanas following, going beyond and commenting upon a certain intellectual movement thirdwordlist anti colonial critique rather than beyond a certain point in historycolonialism; forhere neo-colonialism would be a less passive form of addressing the situation of neocolonizedcountries, and a politically more active mode of engagement (Shohat 1992:108).

    A pesar de todas las ambigedades del trmino analizado por Shohat, la cita anterior subraya unaspecto crucial de las prcticas contemporneas identificadas como postcolonialidad, aunqueel trmino va ms all de su propia descripcin. Por consiguiente, argumentar a favor de larazn postcolonial entendida como un grupo diverso de prcticas tericas que se manifiestan araz de las herencias coloniales en la interseccin de la historia moderna europea y las historiascontramodernas coloniales. No ir tan lejos como para decir o mirar a lo postcolonial como unnuevo paradigma, sino para visualizarlo como parte de uno, an ms grande. Me gustara insistiren el hecho de que el post en postcolonial es notablemente diferente de otros post de lacrtica cultural contempornea. Ir an ms all, al sugerir que cuando se compara con la raznpostmoderna, nos encontramos con dos maneras fundamentales para criticar la modernidad: una,

    la postcolonial, desde las historias y herencias coloniales; la otra, la postmoderna, desde loslmites de la narrativa hegemnica de la historia Occidental.

    Comenzar pues con un recuento de la manera en la que hablo acerca de las situaciones ycondiciones postcoloniales. Primero, limito mi comprensin acerca del colonialismo a laconstitucin geopoltica y geohistrica de la modernidad occidental europea (conceptualizacinde Hegel) en sus dos sentidos: la configuracin econmica y poltica del mundo moderno, como,tambin, el espacio intelectual (desde la filosofa hasta la religin, desde la historia antigua hastalas ciencias sociales modernas) justificando tal configuracin. La razn postcolonial presenta locontramoderno como un lugar de disputa desde el primer momento de la expansin Occidental(ej. La Nueva crnica y buen gobierno de Guaman Poma de Ayala, terminada alrededor de

    1615), haciendo posible cuestionar el espacio intelectual de la modernidad y la inscripcin delorden mundial en la cual el Occidente y el Oriente, el Yo y el Otro, el Civilizado y el Brbaro,fueron inscritos como entidades naturales. Desde 1500 aproximadamente, el proceso deconsolidacin de Europa Occidental como entidad geocultural (Morn 1987) naveg junto conlos viajes de Ultramar y la expansin del Imperio portugus y del Imperio espaol. Durante elsiglo XVI y la primera mitad del siglo XVII, Italia, Espaa (o Castilla) y Portugal eran elcorazn de Europa, usando un trmino que Hegel finalmente aplic a Inglaterra, Francia yAlemania al principio del XIX. Limitar entonces mi compresin de las situaciones/condicionespostcoloniales a la configuracin sociohistrica manifestada a travs de los pueblos que gananindependencia o emancipacin de los poderes imperiales y coloniales de Occidente (tales como

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    Europa hasta 1945, o los Estados Unidos desde el comienzo del siglo XX). La razn postcolonialprecede y coexiste con las situaciones/condiciones postcoloniales. Por supuesto, el prefijo postest, semnticamente hablando, en contencin con la idea de precedencia. Sin embargo, podraser justificada en trminos de condiciones postcoloniales, como utopa o como equivalente a larazn anticolonial (contramoderna), antes y despus de la independencia poltica

    Una de las primeras dificultades que encontramos en este mapa de herencias coloniales y teoraspostcoloniales, es que los Estados Unidos no es aceptado fcilmente como una situacinpostcolonial y, por consiguiente, como una realidad con la cual podramos contar, en trminos deteoras postcoloniales (Shohat 1993:102; Mc Clintock 1993:1986-1987). La dificultad surge, nosolamente causada por las diferencias entre las herencias coloniales en los Estados Unidos y,digamos, Jamaica, sino principalmente porque la postcolonialidad (tanto en trminos de situacinen condicin, como de produccin terica y discursiva) tiende a estar conectada con lasexperiencias del Tercer Mundo. El hecho es que, a pesar de que los Estados Unidos no tienen el

    mismo tipo de herencia colonial que el Per o Indonesia, es, sin embargo, una consecuencia de laexpansin europea y no otro pas europeo, propiamente hablando. A raz del liderazgonorteamericano en la comunidad de la expansin europea, la razn postmoderna sera conectadams fcilmente con los Estados Unidos en vez de la razn postcolonial. Se podra decir que lasherencias coloniales encontradas en pases como los Estados Unidos se adhieren a las teoraspostmodernas que se encuentran en Fredric Jameson (1991), donde el espacio contestatario es,mejor dicho, el resultado de las herencias del capitalismo ms que las herencias del colonialismo.La clsica discusin entre Jameson (1986) y Ahmad (1987) fcilmente podra ser releda en estecontexto. Si es necesario otro ejemplo de la historia intelectual de los Estados Unidos parajustificar el razonamiento postmoderno en complicidad con lo postcolonial, se puede considerarseriamente el argumento de Cornel West (1989) acerca de la evasin norteamericana de la

    filosofa como genealoga del pragmatismo. Al leer a Emerson, Peirce, Royce, Du Bois, James yRorty (entre otros), West ha sugerido de una manera muy persuasiva, que la evasin filosficanorteamericana es, precisamente, el resultado del filosofar fuera del lugar. En otras palabras, dela prctica de una reflexin filosfica cuya base no ha sido fundada en la necesidad de separacinde los centros coloniales, sino en la necesidades de los pases coloniales mismos. Por eso, Westafirma que el pragmatismo proftico se manifiesta en un momento especfico en la historia de lacivilizacin del Atlntico Norte el momento de la postmodernidad, y va an ms all cuandoafirma que la postmodernidad puede ser comprendida bajo la luz de tres procesos histricosfundamentales:

    1. El final de la Edad europea (1492-1845), que diezm la confianza propia europea e inspir la

    crtica personal. De acuerdo a West este monumental descentramiento de Europa produjoreflexiones intelectuales ejemplares, tales como la desmitificacin de la hegemona culturaeuropea, la destruccin de las tradiciones metafsicas occidentales, y la deconstruccin de lossistemas filosficos del Atlntico Norte (1989: 253).

    2. La manifestacin inicial de los Estados Unidos como el poder econmico y militar, ofreciendodirecciones en el ambiente poltico y la produccin cultural.

    3. El primer paso de descolonizacin del tercer Mundo promulgado por la independenciapoltica en Asia y frica (1989:236).

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    Primero notemos que los tres procesos histricos fundamentales que West ofrece para lacompresin de la postmodernidad, podran ser tambin invocados con la intencin de entender elconcepto de postcolonialidad. En un juego de palabras, se podra decir que la postmodernidad esel discurso de la contramodernidad emergida de las colonias de asentamiento; mientras quepostcolonialidad es el discurso de la contramodernidad manifestada por la colonizacin deprofundo asentamiento (ej. Algeria, India, Kenya, Jamaica, Indonesia, etc.),1 donde el podercolonial se mantuvo con una particular brutalidad.

    Segundo, notemos que si el primer paso de desconolonizacin despus de 1945 ha de ser tomadoen cuenta (lo cual ubica, principalmente, la descolonizacin en relacin al Imperio Britnico ylas colonias alemanas y francesas), entonces la Latinoamericana (ej. Hispana y Lusoamrica), noes considerada como un proceso prematuro de descolonizacin y su posicin como un grupo depases del Tercer Mundo no es siempre aceptada. sta es otra de las razones por las cuales elconcepto de postcolonialidad slo comenz recientemente a ser discutido en los crculos

    acadmicos latinoamericanos de los Estados Unidos, y se mantiene mayormente ignorado en lospases de Latinoamrica, mientras que los conceptos de modernidad y postmodernidad gozan yade una extensa bibliografa, tanto en la academia de los Estados Unidos como en Latinoamrica,particularmente en aquellos pases con una gran poblacin de descendencia europea (ej. Brasil yel Cono Sur).

    El mapa presentado por West sugiere una herencia colonial dividida en tres partes: a) colonias deasentamiento; b) colonias de profundo asentamiento antes de 1945; c) colonias de profundoasentamiento despus de 1945. En este mapa, el surgimiento del pragmatismo norteamericano enuna colonia de asentamiento sera el equivalente de las teoras postcoloniales de las colonias deprofundo asentamiento de antes y despus de 1945:

    It is no accident that American pragmatism once again rises to the surface of North Atlanticintellectual life at the present moment (). The distinctive appeal of American pragmatism inour postmodern moment is its unashamedly moral emphasis and its unequivocally ameloriativeimpulse (West 1989:4).

    El nfasis sobre el concepto de la postmodernidad (en lugar de la postcolonialidad) de unacolonia de asentamiento que posteriormente se convirti en un poder mundial, explica laatencin que el concepto de postmodernidad ha recibido en Latinoamrica. El hecho de quecomencemos a ver artculos que mezclan la postcolonialidad y Latinoamrica, parece ser elresultado del hecho que el concepto de postcolonialidad se ha convertido en un importante tema

    de discusin en los crculos acadmicos de las mismas colonias de asentamiento que se elevarona un nivel de poder mundial, aunque la distincin entre la manifestacin y los usos de lapostmodernidad y la postcolonialidad no se hace siempre ni sus consecuencias son evaluadas.Por ejemplo, cuando Dirlik, abierta y provocativamente afirma que lo postcolonial comienzacuando los intelectuales del Tercer Mundo han llegado al mundo acadmico del primer Mundo(Dirlik 1994:329), no se puede evitar la misma pregunta referente a los postmoderno, y a la vez,considerar el argumento de West como una respuesta a los postmoderno en Estados Unidos.

    Si miramos atrs a las colonias de profundo asentamiento como la mayora de los paseslatinoamericanos (tipo b), las preocupaciones con los temas que hoy sern identificadas como

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    discursos postcoloniales que coexisten con las condiciones postcoloniales pueden se encontradasinmediatamente despus de la revolucin bolchevique, y algunas de las diferentesmanifestaciones pueden ser subrayadas: el caso del marxismo de Jos Carlos Maritegui, en Per(alrededor de 1920); Enrique Dussel en Argentina (desde 1970); tambin pensadores liberalescomo Leopoldo Zea y Edmundo O'Gorman, desde 1960 hasta hoy, en Mxico.

    En 1958 Zea public Amrica en la historia (Zea 1958), el cual es hoy un texto ms bien deteora postcolonial que podramos describir como liberal, acerca de pases de profundoasentamiento emancipados directamente del poder colonial alrededor del comienzo del sigloXIX. La problemtica presentada por Zea est enraizada en una larga y duradera tradicin entrelos intelectuales hispanoamericanos desde el siglo XIX: la conflictiva relacin con Europa y,hacia el fin del siglo XIX, con los Estados Unidos; en otras palabras con occidentalismo. En estetexto, Zea representa tanto a Espaa y a Rusia como marginales para el Occidente. Hay doscaptulos muy significativos, Espaa al margen de Occidente y Rusia al margen de

    Occidente. Se puede conjeturar que las situaciones postcoloniales en las colonias de profundoasentamiento (tipo b) en Latinoamrica, tienen algunas similitudes con la transformacin deRusia en la Unin Sovitica, a pesar de que transcurri casi un siglo entre la descolonizacin deLatinoamrica y la revolucin rusa. Una similitud muy obvia a la que Zea seala, proviene de lamodernidad marginal de Espaa y Rusia durante los siglos XVIII y XIX. Sin embargo, existenenormes diferencias, a raz de las distintas pocas en las cuales ocurri cada proceso histrico, ypor el hecho de que, mientras la descolonizacin en Latinoamrica se llev a cabo en lasprimeras colonias espaolas y portuguesas de profundo asentamiento (algunas interacciones conlas culturas indgenas [ej., los Andes y Mesoamrica] y otras que tratan con la esclavitud comomigraciones forzadas), la revolucin Rusa se llev a cabo en el mismo corazn del imperio.Tanto Espaa como Rusia tuvieron una relacin semejante con el eurocentrismo al cual Zea le

    dedica un captulo de su ms reciente produccin (Zea, 1988) y que l ubica en la fundacin yconsecuencia de las conceptualizaciones cartesianas y hegelianas de la razn, como tambin elinvertido hegelianismo de Marx y Engels como una utopa que no se materializa en Europa sinoen sus mrgenes. Sin embargo, la herencia histrica y su implementacin revolucionaria en laUnin Sovitica no estn conectadas con la herencia colonial y el pensamiento postcolonial porrazones que ya describir.

    Jorge Klor de Alva reaccion fuertemente en contra al pensar en las Amricas en trminospostcoloniales, y al hacerlo trajo a primer plano la diferencia entre las herencias coloniales deasentamiento y profundo asentamiento. Al hacer una larga cita de su tesis, podemos ver ladiferencia entre un pensador neoliberal mexicano de los aos sesenta como L. Zea y un pensador

    chicano de los aos noventa enfrentndose con la occidentalizacin y las herencias coloniales.

    The first part of my thesis is simple: Given that the indigenoust populations of the Americasbegan to suffer a devastating demographic collapse on contact with the Europeans: given that theindigenous population loss had the effect, by the late sixteenth century, of restricting those whoidentify, themselves as natives to the periphery of the nascent national politics; given that thegreater part of the mestizos who quickly began to replace them fashioned themselves primarilyafter European models; given that together with EuroAmericans (criollos) and someEuropeans (peninsulares) these westernized mestizos made up the forces that defeated Spainduring the nineteenth-century ears of independence; and, finally, given that the new countries

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    under criollo/mestizo leaders-hip constructed their national identities overwhelmingly out ofEuro-American practices, the Spanish language, and Christianity, it is misguided to present thepre-independece non-native sectors as colonized, it is inconsistent to explain the wars ofindependence as anti-colonial struggles, and it is misleading to the characterize the Americas,following the civil wars of separation, as postcolonial. In short, the Americas were neither Asianor Africa; Mexico in not India, Peru is not Indonesia, and Latinos un the U.S. althoughtragically opposed by an exclusionary will are not Algerians (1992:3).

    Klor de Alva formul esta tesis, como l mismo aclara, basado en sus investigaciones dentro dela construccin de identidades entre los Latinoamericanos y Mexicoamericanos de los EstadosUnidos de hoy. Adems, aunque no deja muy en claro su concepto de las Amricas, excluye elCaribe (Ingls, Francs, Espaol) cuya consideracin cambiar radicalmente la visin de locolonial y lo postcolonial ya que el Caribe Ingls y Francs pertenecen a las colonias deprofundo asentamiento de tipo (c), mientras que el Caribe Espaol es del tipo (b). Bsicamente,

    la idea de Klor de Alva sobre las Amricas es puramente Hispana y Angloamericana.

    Existen aqu dos problemas que merecen ser aclarados. Uno es la diferencia entre las situacionespostcoloniales, y el otro, entre los discursos y las teoras postcoloniales. Mi inclinacin inmediatasera comprender las situaciones y discursos postcoloniales como una configuracinmanifestada por la liberacin de las reglas coloniales y las diferentes etapas del perodomoderno; por ejemplo, la independencia de Angloamrica e Hispanoamrica, al final del sigloXVIII y principios del XIX, respectivamente; como tambin la descolonizacin de Indonesia oAlgeria. Es decir, que son situaciones y discursos postcoloniales de tipo (a), (b) y (c). Talformulacin es tal vez muy esquemtica, pero nos ayuda a separar algunas de las confusiones yambigedades que conlleva la expresin.

    En contraste, las teoras postcoloniales no sonparte de ninguno de los tres tipos de situaciones ydiscursos postcoloniales, sino ms bien de una manifestacin de las consecuencias de lassituaciones y discursos postcoloniales de tipo (b); especialmente de tipo (c). Adems, es laconstruccin de la conciencia de la teora postcolonial la que permite describir y separar (ej.construir) las diferentes experiencias coloniales y postcoloniales (ej. situaciones y discursos).Ahora, si entendemos la postcolonialidad y la postmodernindad como construccin de teoras,ambos trminos se manifiestan desde diferentes tipos de herencias coloniales [tipo (a) lapostmodernidad; tipo (b) y (c) la postcolonialidad], entonces ambos tipos de teoras sonmovimientos contramodernos que responden a diferentes clases de herencias coloniales y tienenen comn el proceso de la expansin Occidental identificado como la modernidad.

    El lector puede objetar diciendo que la postmodernidad no es particularmente Angloamericana,ni siquiera un fenmeno europeo, sino que pertenece a la historia del ser humano. Si usamos unalgica similar, se puede argir que la misma observacin podra ser hecha de la postcolonialidad,diciendo que sta es solamente un problema de modernidad y pases colonizados entre 1492 y1945, sino ms bien un problema global o un problema trasnacional. Estara de acuerdo conambos debates. La modernidad es tanto la consolidacin de los imperios coloniales de Europa,incluyendo sus consecuencias; como tambin la subyugacin de pueblos y culturas en su luchapor liberacin, aunque su historia puede haber sido relatada principalmente por discursoscoloniales producidos por aquellos en el poder y en la posicin para hacerlo efectivo. De esta

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    manera, si la modernidad consiste tanto en la consolidacin de la historia europea como en lahistoria silenciosa de las colonias de la periferia, la postmodernidad y la postcolonialidad comooperaciones de construccin literaria son lados distintos de un proceso para contrarrestar lamodernidad desde diferentes herencias coloniales: 1. herencias desde/en el centro de imperioscoloniales (ej. Lyotard); 2. herencias coloniales en colonias de asentamiento (ej., Jameson en losEstados Unidos); y 3. herencias coloniales de colonias de profundo asentamiento (ej. Said,Spivak, Glissant).

    Mi argumento, entonces, es que la teorizacin de lo postcolonial permite descentrar las prcticastericas en trminos de ubicacin geo-cultural. Es precisamente en este aspecto que la diferenciaentre los discursos postcoloniales y las teoras es difcil de rastrear. Las teoras postcolonialesson, por as decir, discursos postcoloniales (ej., polticos, legales, histricos, y discursos literariosde emancipacin) con la autoconciencia de ser una prctica terica en el concepto erudito de laexpresin (ej., discursos eruditos conectados a la academia y a las tradiciones y reglas de

    instituciones disciplinarias). Por eso es que hubiera sido muy difcil concebir a Fanon como unterico postcolonial en 1961. Su discurso, a pesar de que fue atractivo y seductor (an lo es), noera parte del marco conceptual que, en esa poca, se conceba en trminos del discurso tericopor la academia. La teora en las humanidades, en ese entonces, era concebida principalmente entrminos de modelos lingsticos, y en las ciencias sociales en trminos de leyes ya establecidas.Fanon se convierte en un terico postcolonial despus de que la academia conceptualiza unanueva clase de prctica terica, inventa un nombre para distinguirla de las dems y la sitadentro de un campo acadmico especfico.

    Las dificultades de trazar lmites claros proveen a la teorizacin poscolonial de un lugardistintivo. Primero, porque el lugar geocultural se hace explcito. Las prcticas tericas

    postcoloniales son asociadas con individuos que provienende sociedades con fuertes herenciascoloniales, que han estudiado y/o estn en algn lugar del corazn del imperio. Yo soyconsciente de que esta afirmacin puede ser peligrosa, si se toma para asegurar que solamenteciertos individuos pueden producir un determinado discurso. sin embargo, no estoy moldeando elproblema en trminos de determinismo ontolgico, sino ms bien, en trminos de opciones yposibilidades. Estoy seguro que, mientras no es necesario ser X para entender los X (ej.,chicanos, mujeres, mujeres de color, hispanos, etc.), cuando se habla de prcticas tericas comointervenciones culturales y polticas, la poltica de identificacin se convierte en parte de lapoltica de colocacin: identificarse a s mismo como X sera parte del mismo proceso deteorizacin de la condicin social en la cual los X han estado y son colocados. Por consiguiente,parece que las posibilidades de teorizacin de las herencias coloniales pueden ser llevadas a cabo

    en diferentes direcciones: desde un lugar estrictamente disciplinario; desde el lugar de alguienpara quien las herencias coloniales son histricas, pero no algo personal; finalmente, desde ellugar de alguien para quien las herencias coloniales estn atrincheradas en su propia sensibilidad.Hoy, parte de la confusin y la ambigedad del trmino se debe, creo, a las varias posibilidadesde comprometerse uno mismo en teorizaciones postcoloniales. Creo, sin embargo, que elprejuicio opuesto es lo ms comn: que las personas que son de un lugar en el corazn delimperio tienen la competencia necesaria para teorizar, sin darle importancia al lugar donde estn.Este prejuicio est anclado en la distribucin ideolgica del conocimiento en las ciencias socialesy en las humanidades, que va unido con la distribucin geopoltica en primero, segundo y tercermundos. O para ponerlo de otra manera, mientras la razn postcolonial revela un cambio de

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    terreno con respecto a su propio fundamento como prctica cognitiva, poltica y terica, la raznmoderna habla por el fundamento de las humanidades y las ciencias sociales durante el sigloXIX, basada en herencias del Renacimiento y la Ilustracin, en lugar de las herencias coloniales.

    Debo esta idea a Carl Pletsch (1981). Pletsch traz la divisin social y cientfica del trabajo enrelacin con la divisin geopoltica del Primero, Segundo y Tercer mundo, entre 1950 y 1975,perodo en el cual la labor social y cientfica es reorganizada de acuerdo a un nuevo ordenmundial, coincidentemente, el perodo desde donde el surgimiento de los discursos coloniales ylas bases de las teoras postcoloniales estn siendo establecidos. Los discursos coloniales y lasteoras no eran todava un tema de discusin en la poca en que Pletsch escribi su artculo,dedicado principalmente a las ciencias sociales. El perodo escogido por Pletsch es importantetambin por las conexiones implcitas entre la descolonizacin y el surgimiento de la GuerraFra, que puso de nuevo a Rusia/Unin Sovitica en el panorama, en el margen de la modernidadOccidental, como Segundo Mundo. La tesis de Pletsch es simple: la ansiedad Occidental debida

    al surgimiento de las naciones socialistas y, sobre todo, del crecimiento econmico y tecnolgicode la unin Sovitica, inspir la divisin del mundo en tres grandes categoras: los pasestecnolgica y econmicamente desarrollados, organizados democrticamente; los pasestecnolgica y econmicamente desarrollados, gobernados por la ideologa; y los pasestecnolgica y econmicamente subdesarrollados. Las bases de tal distribucin no puedennecesariamente ser unidas a las propiedades de los objetos clasificados, sino al lugar deenunciacin que construye la clasificacin: la enunciacin se encuentra en el Primer Mundo y noen el Segundo ni en el Tercero. Ya que la clasificacin se origin en pases capitalistasdemocrticamente desarrollados, stos naturalmente se convirtieron en el Primer Mundo y elmodelo para las clasificaciones posteriores. Mi primera suposicin, entonces, es que lateorizacin postcolonial lucha por un desplazamiento del locus de enunciacin del Primero al

    Tercer Mundo.2

    Mi suposicin se puede entender mejor si proseguimos con Pletsch un poco ms. La fuerza de suargumento descansa en el hecho de que la redistribucin acadmica de la labor cientfica no esparalela a la nueva ubicacin poltica ni econmica de los mundos culturales. O, como Pletschmismo lo cita:

    Terms evoking ethnocentrism, condescension, imperialism, and aggression were systematicallyreplaced by apparently natural and scientific terms euphemisms. Not only did dormer coloniesbecome developing nations and primitive tribes become traditional people, the War andNavy Departments of the United States Government were transformed into the Defense

    Department It would have been simply impossible to explain the need for foreign aid and vastmilitary expenditures in a time of peace with categories any more differentiated than thosemarshaled under the three worlds umbrella (Pletsch 1981:575)

    Desde una colocacin epistemolgica, la distincin clsica entre las sociedades tradicionales ymodernas puede re-colocarse y redistribuirse. As, el mundo moderno se divide en dos: el PrimerMundo es tecnolgicamente avanzado, libre de restricciones ideolgicas y del pensamientoutilitario, por consiguiente natural. El Segundo Mundo es tambin tecnolgicamente avanzadopero sobrecargado con una elite ideolgica que impide el pensamiento utilitario y el libre accesoa la creencia. El mundo tradicional es econmica y tecnolgicamente subdesarrollado, con una

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    mentalidad que obstruye la posibilidad del pensamiento utilitario y cientfico. Por eso es que ladistribucin epistemolgica del trabajo fue parte integrante de la distribucin ideolgica delmundo y de la reconceptualizacin de la ciencia, la ideologa y la cultura.

    Western social scientists have reserved the concept of culture for the mentalities of traditionalsocieties in their pristine states. They have designated the socialists societies of the second worldthe province of ideology. And they have long assumed not unanimously, to be sure that themodern West is the natural heaven of science and utilitarian thinking. Consistent with thisscheme, one clan of social scientists is set apart to study the pristine societies of the third world(anthropologists). Other clans economists, sociologist, and political scientists study the thirdworld only insofar as the process of modernization has already begun. The true province of theselatter social sciences is the modern world, specially the natural societies of the West. But again,subclans of each one of these sciences of the modern world ar specially outfitted to make foraysinto the ideological, regions of the second world. Much as their fellow economists, sociologists,

    and political scientists who study the process of modernization in the third world, these studentsof the second world are engaged in area studies. What distinguishes their area is the dangerassociated with ideology, as opposed to the now innocent otherness of traditional cultures. Butthe larger contrast is between all of these areas specialists, whether of the second or third worlds,ant the disciplinary generalists who study the natural societies of the first world (Pletsch 1981:579).

    Cito a Pletsch de una forma extensa por la substancial redistribucin del orden de las cosas y delas ciencias humanas que Michael Foucault (1966, 1969) describi para el siglo XIX; y tambinporque ayuda para aclarar el lugar de las prcticas tericas postcoloniales y postmodernas haciael final del siglo XX, poco despus del colapso del orden de los tres mundos y el fin de la Guerra

    Fra. Se puede conjeturar que una caracterstica substancial de lo postcolonial lo constituye laemergencia de loci de enunciacin de acciones sociales que surgen de los pases del tercerMundo, y que invierten la imagen contraria producida y sostenida por una larga tradicin desdela herencia colonial, hasta la redistribucin de la labor cientfica analizada por Pletsch. Es decir,si alguien es de un pas econmica y tecnolgicamente subdesarrollado, con una forma oscura depensar, l o ella no puede producir ningn tipo de pensamiento terico significativo cuando lateora es definida de acuerdo a los modelos del primer mundo. De acuerdo a esta lgica , la teoray las ciencias son producidas en los pases del primer mundo donde no existen las obstruccionesideolgicas para el pensamiento cientfico y terico.Mi segunda suposicin entonces, es que el locusde la teorizacin postmoderna (de acuerdo a loarticulado por Jameson, 1991) est puesto en el Primer Mundo, aunque en oposicin a la

    configuracin epistemolgica de las ciencias sociales bis-a-bis el Tercer Mundo analizado porPletsch. Se podra argumentar que la razn postmoderna mezcla de prcticas y entrenamientoterico del Primer Mundo con las bases ideolgicas del Segundo. Sin embargo mantiene comotal su diferencia con la razn postcolonial en la que la alianza est entre la produccin culturaldel tercer Mundo y la imaginacin terica del Primero. En el artculo de Pletsch hay la referenciaa la literatura. Sin embargo, no nos podemos olvidar del enorme impacto de la produccinliteraria de los pases del Tercer Mundo (ej., Garca Mrquez, Assia Djebar, Salman Rushdie,Naguib Mahfouz, Michelle Cliff). El hecho de que tal impacto tuvo lugar en el campo literario(es decir, en el campo de la produccin cultural ms que en las ciencias sociales) apoya lahiptesis de Pletsch sobre la distribucin del conocimiento en correlacin con las reas

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    geoculturales. Explica tambin por qu el realismo mgico se convirti en el smbolo de laproduccin cultural del Tercer Mundo.

    Repensemos ahora la distincin entre venir de estar en, y se de. Si tanto los discursospostcoloniales (incluyendo la literatura) como las teoras estn asociados con la gente (que viene)de pases con herencias coloniales, es precisamente por el desplazamiento del locus deproduccin intelectual del Primer al Tercer Mundo. Sin embargo, mientras la produccin literariapuede ser fcilmente atribuida a la produccin cultural del Tercer Mundo, la teora es ms difcilde justificar porque de acuerdo a la distribucin cientfica del trabajo, analizada por Pletsch ellocusde la produccin terica es del Primero ms que del Tercer Mundo. Entonces, mi tercerasuposicin es que las prcticas tericas coloniales no slo estn cambiando nuestra visin de losprocesos coloniales, sino que tambin estn desafiando la misma base del concepto Occidentaldel conocimiento y del entendimiento al establecer conexiones epistemolgicas entre el lugargeocultural y la produccin terica.

    Al insistir en la conexin entre el lugar de la teorizacin (ser de, venir de, y estar en) y el locusde enunciacin, estoy enfatizando que los locide enunciacin no son dados, sino representados;y no estoy suponiendo que solamente la gente que viene de tal o cual lugar puede teorizar X.Deseo insistir en el hecho de que no estoy presentando el argumento en trminos deterministas,sino en el campo abierto de las posibilidades lgicas, de circunstancias histricas y sensibilidadpersonal. Estoy sugiriendo, en otras palabras, que aquellos para quienes las herencias colonialesson reales (ej., les duele) estn ms (lgica, histrica, y emocionalmente) inclinados que otros ateorizar el pasado en trminos de historias coloniales. Tambin estoy sugiriendo que lateorizacin postcolonial restablece los lmites entre el conocimiento, lo conocido y el sujetocognoscente (lo cual es mi razn para acentuar las complicidades de las teoras postcolonialescon las minoras). Mientras que, por un lado, percibo el lugar del sujeto cognoscente en la

    economa social del conocimiento y del entendimiento como la contribucin principal de lasteoras postcoloniales siento, por otro lado, que la descripcin o explicacin de lo conocido es lacontribucin principal de las teoras postmodernas.

    II

    Me gustara desplazarme hacia la segunda parte de mi argumento: las teoras postcolonialescomo contramodernidad y locide enunciacin diferencial.

    Enrique Dussel, filsofo argentino asociado con la filosofa de la liberacin, articul una ideasimilar de una manera clara y convincente. Cito de la introduccin de sus conferencias en

    Frankfurt.

    Modernity is, for many (for Jurgen Habermas or Charles Taylor, for example), an essentially orexclusively European phenomenon. In these lectures, I will argue that modernity is, un fact, aEuropean phenomenon, but one constituted in a dialectical relation with a non-European alteritythat is its ultimate content. Modernity appears when Europe affirms itself as the center of aWorldhistory that it inaugurates; the periphery that surrounds this center is consequently partof its self-definition. The occlusion of this periphery (and of the role of Spain and Portugal in theformation of the modern world system from the late fifteenth to the mid-seventeenth centuries),leads the major contemporary thinkers of the center into a Eurocentric fallacy in their under

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    standing of modernity. If their understanding of the genealogy of modernity is thus partial anprovincial, their attempts at a critique or defense of it are likewise unilateral and, in part, false(Dussel (1993): 65).

    La construccin de la idea de la modernidad conectada a la expansin europea, y tambin forjadapor los intelectuales europeos, fue lo suficientemente poderosa para durar casi quinientos aos.Los discursos y las teoras postcoloniales comenzaron a desafiar directamente esa hegemona, undesafo que era impensable (y tal vez inesperado) por aquellos que construyeron y supusieron deantemano la idea de la modernidad como un perodo histrico e implcitamente como EL locusde enunciacin. Un locus de enunciacin que en el nombre de la racionalidad, la ciencia y lafilosofa afirm su propio privilegio sobre otras formas de racionalidad o sobre formas depensamiento que, desde la perspectiva de la razn moderna, fueran racionales. Por consiguiente,propondra que los discursos y las teoras postcoloniales estn construyendo una raznpostcolonial como un locusde enunciacin diferencial. Por supuesto, estoy sobresimplificando;

    pero lo estoy haciendo con el propsito de acentuar mi percepcin dela razn postcolonial comoun locusde enunciacin diferencial.

    Diferencial aqu significa tambin un desplazamiento de los conceptos y las prcticas de lasnociones del conocimiento y tambin de las formas de entendimiento articuladas durante elperodo moderno.3Por otro lado, si un proyecto similar pudiera ser unido a lo que puede serllamado, en este contexto, razn postmoderna, la posicin de Dussel es semejante a la de HomiBhabha cuando habla desdelas diferentes herencias coloniales (tipo [b] y [c]):

    Driven by the subaltern history of the margins of modernity rather than by the failures oflogocentrism I have tired, in some small measure, to revise the known, to rename thepostmodern from the position of the postcolonial(italics mine) (Bhabha 1994).

    Encuentro una coincidencia digna de notar entre Dussel y Bhabha, aunque con algunasdiferencias significativas en cuanto al acento. La coincidencia radica en el importante hecho dela tarea del razonamiento postcolonial no est solamente conectada a la necesidad poltica dedescolonizacin (en Asia, frica y el Caribe), sino principalmente, a la re-lectura del paradigmade la razn moderna. Esta tarea es llevada a cabo por Dussel y Babha de maneras diferentes,aunque no contradictorias.

    Despus de un detallado anlisis de la construccin kantiana y hegeliana, de la idea deIlustracin en la historia europea, Dussel resume los elementos que constituyen el mito de la

    modernidad.

    (1) Modern (European) civilization understands itself as the most developed, the superior,civilization; (2) This sense of superiority obliges it, in the form of categorical imperative, as itwere, to develop civilize, uplift, educate) the more primitive, barbarous, underdevelopedcivilizations; (3) the path of such development should be that followed by Europe in its owndevelopment out of antiquity and the Middle Ages; (4) where the barbarians or the primitiveopposes the civilizing process, the praxis of modernity must, in the last instance, have recourse tothe violence necessary to remove the obstacles to modernization; (5) this violence whichproduces in many different ways, victims, takes on almost ritualist character: the civilizing hero

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    invests his victims (the colonized, the slave, the woman, the ecological destruction of the earth,etc) with the character of being participants in a process of redemptive sacrifice; (6) from thepoint of view of modernity, the barbarian or primitive is in a state of quilt (for, among otherthings, opposing the civilizing process). This allows modernity to present itself not only asinnocent bt also as a force that will emancipate or redeem its victims from their quilt; (7) giventhis civilizing and redemptive character of modernity, the suffering and sacrifices the costs) ofmodernization imposed on immature peoples, slaves, races, the weaker sex, etcetera, areinevitable and necessary (Dussel (1993)).

    El mito de la modernidad es expuesto por Dussel para confrontar otras alternativas deinterpretacin. Mientras que Horkheimer y Adorno como tambin otros pensadorespostmodernistas como Lyotard, Rorty o Vattimo, proponen una crtica de la razn (una raznviolenta, coercitiva y genocida), Dussel mismo propone una crtica del momento irracional de laIlustracin como un mito sacrifical; e intenta hacerlo no como una negacin dela razn, sino

    afirmando la razn del otro. La interseccin entre la idea de una modernidad egocntrica basadaen su apropiacin de las herencias Greco-Romanas (clsicas) y el surgimiento de la idea de lamodernidad desde las mrgenes (o contramodernidad), aclara que la historia no comienza enGrecia, y que los diferentes comienzos histricos estn, al mismo tiempo, sujetos a diversos locide enunciacin. Propondra que este simple axioma es fundamental de y para la raznpostcolonial. Finalmente, el proyecto de Bhabha de nombrar lo postmoderno desde la posicinde lo postcolonial, lo acerca a Dussel y encuentra su nicho en la razn postcolonial como locusde enunciacin diferencial.

    Mientras que Dussel dibuja de nuevo el mapa de la modernidad incluyendo en su geografa laexpansin del Imperio espaol y portugus despus de 1500, y revisa la narrativa de la

    Ilustracin recogiendo el fantasma de los relatos coloniales, Bhabha trabaja hacia la articulacinde las instancias enunciativas. La sugerencia programtica de Dussel de que el ascenso de lamodernidad radica hoy, no necesariamente en el proceso que sobrepasa la modernidad desdeadentro (ej., la postmodernidad), sino mas bien en un proceso de trans-modernidad, parecetambin coincidir con la preocupacin de Bhabha. Dussel declara:

    Transmodernity (as a project of political, economic, ecological, erotic, pedagogical and religiousliberation) is the co-realization of that which it is impossible for modernity to accomplish byitself: that is of an incorporative solidarity, which I have called analectic, between center /Periphery, man/woman, different races, different ethnic groups, different classes,civilization/nature, Western culture /Third World cultures, etcetera (Dussel (1993)).

    Si como afirma Dussel, la superacin de esas dicotomas presupone en primer lugar, que el ladoms oscuro de la modernidad (ej., la periferia colonial) se descubre a s misma como inocente,ese mismo descubrimiento presupondr afirmar primero, los loci de enunciacin en los bordes dela expansin colonial y, segundo, la construccin de la razn postcolonial a partir de losescombros de la modernidad europea y de las herencias (transformadas) de la cultura universal.

    La contribucin de Bhabha a la articulacin de la razn postcolonial radica, a mi parecer, en quelos loci de enunciacin toman prioridad tica y poltica por encima de la rearticulacin de loenunciado. Es por esta razn que Baba sita la representacin frente a la epistemologa y explora

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    la poltica de la colocacin enunciativa en torno al concepto de racionalidad mnima deCharles Taylor.4 El concepto de racionalidad mnima le permite a Bhabha poner larepresentacin frente a la epistemologa en un esfuerzo por traer en primer plano la instanciahumana en vez de la representacin:

    Minimal rationality, as the activity of articulation, embodied in the language metaphor, alter thesubject of culture from an epistemological function to an enunciative practice. If culture asepistemology focuses on function and intention, then culture as enunciation focuses onsignification and institutionalization; if the epistemological tends towards a reflection of itsempirical referent or object, the enunciative attempts repeatedly to reinscribe and relocate thepolitical claim to cultural priority and hierarchy ( ) in the social institution of the signifyingactivity (Bhabha 1994:177).

    Lo postcolonial como el puesto del locus de enunciacin diferencial organiza el discursocontramoderno de Bhabha. Sin embargo, estos puestos de enunciacin no se oponendialcticamente al locus de enunciacin creado por la modernidad (ej., el sujeto moderno y lasubjetividad) en la constante invencin y reconstruccin del yo y de los conceptos monotpicosde la razn. Son, por el contrario, lugares de intervencin, interrupciones de la propia invencinde la modernidad. La dilacin temporal que Johannes Fabian (1982) identifica como unanegacin de la coetaneidad es, en mi argumento, el tiempo presente de la enunciacin desdedonde, al reclamar su propio presente, relega otros locide enunciacin al tiempo pasado. Bhabharesponde desde las herencias coloniales de la India britnica a la misma preocupacin expresadapor Dussel desde las herencias coloniales de Hispanoamrica, o Fabian desde una crtica de laideologa de la temporalidad en la prctica antropolgica. Leamos a Bhabha:

    I am posing these questions from within the problematic of modernity because of a shift withincontemporary critical traditions of postcolonial writing. There us no longer an influentialseparatist emphasis on simply elaborating an anti-imperialist or black nationalist tradition initself. There is an attempt to interrupt the Western discourses of modernity through thesedisplacing, interrogative subaltern or postslavery narratives and the critical theoreticalperspectives they engender (1994:241).

    Adems, en el siguiente prrafo:

    The power of the postcolonial translation of modernity rests in its performative, deformative,structure that does not simply revalue the contest of a cultural tradition, or transpose values

    cross-culturally (1994: 241).

    En una anotacin reveladora de la conclusin a su The Location of Culture (anotacin 15),Bhabha recuerda al lector que el trmino dilacin temporal fue presentado y usado en loscaptulos anteriores (8 y 9), y que l visualiza ese concepto como una expresin que captura ladivisin del discurso colonial. La dilacin temporal se convierte entonces en una nueva formadel discurso colonial como objeto de estudio, y la teorizacin postcolonial como el locus deenunciacin a causa del dilogo conflictivo entre personas con cosmologas y epistemologasdiferenciales. La teorizacin postcolonial asume tanto la divisin del objeto colonial (de estudio)como la divisin del sujeto de la teorizacin postcolonial (el locus de enunciacin). Una

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    discusin epistemolgica similar fue sealada por Norma Alarcn dentro del contexto de losestudios femeninos de gnero y etnicidad, particularmente cuando ella declara que El sujeto (yobjeto) del conocimiento es ahora la mujer, pero el punto de vista heredado no ha sidocuestionado de ninguna manera. Como resultado, algunas feministas anglo-americanas tiende aconvertirse en una parodia del sujeto masculino de la conciencia, revelando de esta manera subase liberal etnocntrica (1994:337). La controversia epistemolgica en la teorizacinpostcolonial reside en que el sujeto dividido del discurso colonial se mira en el sujeto dividido dela teorizacin postcolonial; de la misma forma, la mujer como sujeto cognoscente se mira en lamujer como sujeto a ser conocido. Es por esta razn que un giro epistemolgico est en vas derealizarse, en el cual la enunciacin como promulgacin toma prioridad sobre la accin comorepresentacin.

    La dilacin temporal es el concepto relevante de Bhabha para explorar la epistemologarevolucionaria de la teorizacin postcolonial. El concepto surge de la interseccin entre dos

    marcos tericos dispares. Uno proviene de los resultados del aparato formal dela enunciacin(teorizado por Benveniste en los aos sesenta), la teora de los actos de habla (teorizado porAustin y Searle en los aos sesenta y setenta), y el acento colonial puesto por Gayatri-Spivakformulan la pregunta pueden los subalternos hablar? El otro marco terico fue formulado porFabian en su anlisis de la negacin de la coetaneidad en el discurso antropolgico (colonial).Cuando la negacin de la coetaneidad no es presentada en trminos de comparacin cultural o enetapas de la civilizacin basadas en una presupuesta idea de progreso, sino que es aplicada allocus de enunciacin, la dilacin temporal podra admitir la negacin de la coetaneidadenunciativa y, por lo tanto, admitir tambin la violenta negacin de la libertad, de las razones ycalificaciones para la intervencin poltica y cultural.

    La discusin del olvido colonial de Foucault, al final del captulo de Bhabha sobre lopostmoderno y lo postcolonial, es un momento especial de un argumento constante y complejoque Bhabha desarrolla a lo largo de su libro:

    There is a certain position in the Western ratio that was constituted in it history provides afoundation for the relation it can have with all other societies, even with the society in which ithistorically appeared(citado por Bhabha, 1994:195).

    La interpretacin que Bhabha hace de Foulcault apunta al hecho de que al desconocer elmomento colonial como presente enunciativo en la condicin histrica y epistemolgica de lamodernidad Occidental, Foucault cierra la posibilidad de interpretar la proporcin Occidental

    en el dilogo conflictivo entre el Occidente y las colonias. An ms, de acuerdo con Bhabha,Foucault desconoce precisamente el texto colonial como la base para tal relacin de proporcinque el Occidente pueda tener, an con la sociedad en la que [lo colonial] aparecihistricamente' (Bhabha, 1994: 196). En otras palabras, el presente enunciativo es el presentedel tiempo Occidental y de su locus de enunciacin. Los loci de enunciacin coloniales sondisueltos por la falta de contemporaneidad: las colonias producen la cultura, mientras que loscentros metropolitanos producen discursos intelectuales que interpretan la produccin cultural ycolonial y se reinscriben a s mismos como el nico locusde enunciacin. Finalmente, Bhabhareinscribe as el dilogo entre la modernidad y la postmodernidad, por un lado, y entre elcolonialismo y el discurso critico postcolonial por el otro:

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    Reading from the transferential perspective, where the Western ratio returns to itself from thetime lag of the colonial relation, we se how modernity and postmodernity are themselvesconstituted from the marginal perspective of cultural difference. They encounter themselvescontingently at the point at which the internal difference of their owr society in reiterated interms of the difference of the order, the alterity of tune postcolonial site (1994:196)

    La consecuencia del proyecto de la Ilustracin que Bhabha critica en Foucault, tambin essubrayada por Paul Gilroy (1993) en su crtica de Jurgen Habermas y Marshall Berman. Gilroydeclara en oposicin a la creencia en las promesas insatisfechas de la modernidad, que la historiade la dispora africana y, por consiguiente una revalorizacin del papel de la esclavitud en laconstruccin de la modernidad requiere una revisin ms completa de los trminos en los caleslos debates de la modernidad han sido construido que cualquiera de sus participantes acadmicosest dispuesto [a] conceder (Gilroy, 1993:46). La configuracin descentrada y plural de lassubjetividades e identidades modernas adoptadas por Gilroy estn en contra de la creencia de

    Berman en launidad ntima del yo y del ambiente moderno (Gilroy, 1993:46). Bhabha y Gilroyse unen, as, a Dussel en su crtica de la construccin de la modernidad en el pensamientopostmoderno. Lo que diferencia sus teorizaciones postcoloniales son sus herencias coloniales:espaola y latinoamericana para Dussel; dispora africana, Imperio francs alemn y britnicopara Gilroy; imperio britnico y la colonizacin de la India para Baba.

    Mi inters en explorar estas distinciones se localiza en una pregunta ms fundamental conrespecto a las implicaciones polticas de las decisiones acadmicas al ocuparse de los discursoscoloniales (o postcoloniales) en la investigacin y la enseanza. El punto que estoy tratando deelucidar fue subrayado por Patricia Seed (1992) en los siguientes trminos:

    Many anthropologists, historians, and literary critics writing of those who are lumped together asThird World people adopt a stance of advocacy for those they have been studyng and workingwith. Hence, they are reluctant to criticize pos independence forms of nationalism The earlytheoreticians of the colonial discourse field Said, Spivak, and Bhabha are themselvesambivalently located between the so-called First and Third Worlds: born and educated in placeslike Palestine and Bengal, they have nonetheless made their academic reputation in the West.They speakfrom the West but are not of it. Yet by virtue of reputation and lengthy residence inthe West, they are no longer of the East. Hence their contribution to shaping the field has arisenwithin the same context of the internationalization that they are attempting to study(1992:198;mi nfasis).

    Me gustara situar la ltima frase entre el desde y el de y subrayar la correlacin entre formar uncampo de estudio ser de y no ser de. El asunto aqu no es si una persona que ha nacido enHolanda deber ser un[a] molinero[a] y otra nacida en New York deber un[a] corredora] de bolsa,tampoco si alguien nacido en Holanda o en New York tiene ms autoridad en cuanto a molinos oa la bolsa se refiere, sino ms bien, quin est hablando, de qu, desde dnde y por qu. Existendos puntos para ser desenredados aqu. Uno es la agenda poltica de aquellos de nosotros (unacategora vaca para ser llenada) de Norte a Suramrica, la India, Irn o frica, pero escribiendoy enseando aqu, en los Estados Unidos preocupados por las herencias coloniales y las teoraspostcoloniales. El otro punto es la agenda de aquellos de nosotros (una categora vaca para serllenada) de y escribiendo aqu. Soy consciente que en un mundo transnacional tales distinciones

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    pueden ser percibidas con sospecha. Sin embargo, creo que ellas deben ser tomadas no tanto entrminos de identidades nacionales sino en relacin al locusde enunciacin de la representacinde donde las teoras son construidas, y el locusde enunciacin y la representacin construida enel proceso de la teorizacin.

    III

    Me gustara concluir abriendo la discusin a nuevas reas de cuestionamiento metatericopostcolonial. He estado limitando la discusin a los loci de enunciacin y a categorasgeoculturales. Este es el terreno en el cual las herencias coloniales y las teoras postcolonialeshan sido principalmente discutidas en el pasado. Tales conceptos como Primero y Tercer Mundo,Occidente y Oriente, margen y periferia, colonialismo espaol o britnico, etc., son todascategoras socioculturales. Cuando conceb lo que estoy diciendo como una rupturaepistemolgica, lo hice en trminos de la poltica del lugar geocultural, sumiendo que uno de losmotivos de la teorizacin postcolonial es el lugar geocultural de la produccin y la distribucindel conocimiento. La poltica y la sensibilidad del lugar geocultural son comparadas en miargumento, con la poltica y la sensibilidad del gnero, la raza o la posicin de clase. En todosestos casos, la produccin del conocimiento y la necesidad de teoras ya no son guiadas por undeseo abstracto y lo racional de decir la verdad, sino (tal vez principalmente) por preocupacionesticas y polticas sobre la emancipacin humana. Debemos anotar, que si la produccin delconocimiento fuera siempre manejada con fines de emancipacin humana, deberamos enfatizarque la emancipacin que las teoras postcoloniales promueven, es la emancipacin de lascategoras de conocimiento fabricadas y establecidas en Europa, las cuales forman parte de lamodernidad y fueron construidas, parcialmente, en complicidad con la expansin colonial.La importante distincin cronolgica presentada por Sara Suleri al destacar la India inglesa

    corta a travs de las categoras geoculturales, y es capaz de poner las situaciones y los discursoscoloniales y postcoloniales bajo una nueva luz:

    If English India represents a discursive field that includes booth colonial and postcolonialnarratives, it further represents an alternative to the trouble chronology of nationalism in theIndian subcontinent. As long as the concept of nation is interpreted as the colonizer's gift to itserstwhile colony, the unimaginable community produced by colonial encounter can never besufficiently read (1992b:3)

    Lo que debera mantener nuestra atencin en esta cita es el hecho de que la rearticulacincronolgica de lo colonial-postcolonial est sujeta a la conspiracin entre lenguaje e imperio.

    Decir la India inglesa es similar a decir Hispano o Anglo Amrica en tanto que laconstruccin de categoras geoculturales est muy conectada con las lenguas imperiales.

    No obstante, no toda la teorizacin postcolonial est relacionada a la poltica y a la sensibilidaddel lugar geocultural. Trinh Minh-ha (1989), Chandra Mohanty (1988) y Sara Suleri (1992a;1992b), entre otras, presentan una nueva dimensin en la configuracin de teoras al leer elgnero y el feminismo en la condicin postcolonial. Al hacerlo, sis argumentos ayudan en unaorientacin de las prcticas tericas postcoloniales hacia un encuentro con los puntos puestos enrelieve por mujeres de color como tambin de quienes teorizan las fronteras (ej., Anzalda,Saldiva y la dispora africana, ej., Gilroy 1993). Suleri visualiza dos temas importantes para el

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    futuro de la crtica cultural y las teoras postcoloniales: uno es el realineamiento de laspolaridades (Oriente-Occidente; colonizador-colonizado; nosotros-ellos, etc.) en la cual lateorizacin inicial fue fundada; la otra es la pregunta por la articulacin del genero y la condicinpostcolonial:

    If the materiality of cultural criticism must now located its idiom in the productive absence ofalterity, it must realign its relation to the figure of gender. The figurative status of gender poses asomewhat uncritical discourse reliant on metaphors of sexuality, or does it merely reify the sorrybiologism that dictates traditional decodings of the colonial encounter? Since the feminity ofthe colonized subcontinent has provided Orientalists narratives with their most prevailing tropefor the exercise considerable cultural tact in the feminization of its own discourse. In otherwords, a simple correlation of gender with colonizer and colonized can lead only to interpretativeintransigence of a different order, through which an attempt to recognize marginality lead to anopposite replication of the uncrossable distance between margin and center. The taut

    ambivalence of colonial complicity, however, demands a more nuanced reading of how equallyambivalently gender functions in the tropologies of both colonial and postcolonial narratives(Suleri, 1992b:15).

    La introduccin del gnero y el feminismo dentro de la crtica colonial confirman los avancesepistemolgicos siendo presentados por la teorizacin postcolonial en dos diferentes ycomplementarias direcciones, como mnimo: una, la rearticulacin de la complicidad entre lamodernidad y la violencia de la razn al descubrir la supresin de cualidades secundarias delcampo del conocimiento; la otra, al abrir el trabajo erudito y la bsqueda acadmica a la esferapblica ms all de la academia. La fuerza de la teorizacin postcolonial (tanto como otrasprcticas tericas en el campo del discurso de las minoras) reside en su capacidad para una

    transformacin epistemolgica como tambin social y cultural. Adems, ayuda a redefinir y arestablecer el trabajo de las Humanidades en un mundo trasnacional el cual es, al mismo tiempo,uno de los resultados de varias herencias coloniales e imperiales.

    [1]He usado la distincin entre colonias de asentamiento (ej., Estados Unidos, Australia,Nueva Zelanda, etc.) y colonias de profundo asentamiento (ej. Algeria, Per, India, etc.) deMcClintock (1993:88-89).

    [2]Se me ha dicho en un par de ocasiones que no debera hablar de Primero, Segundo ni TercerMundo porque tales entidades no existen. Quisiera enfatizar aqu que no estoy hablando de las

    entidades, sino de las divisiones conceptuales del mundo que, como tal, existieron y todavaexisten, aunque la configuracin del mundo no es la que inspir dicha distincin. Siento lanecesidad de disculparme por presentar esta anotacin, a la vez que no puedo evitarla.

    [3] Un ejemplo relevador de lo que estoy tratando de articular es la contralectura de NormaAlarcn sobre el significado de la asignacin terica de Jean-Luc Nancy. Mientras que Nancyasigna un significado a la cultura chicana a travs de su lectura desde el espacio donde laetnicidad y el lenguaje no interfiere con su propio discurso (ej., la ausencia total de referencia alMaghreb en el lenguaje y la cultura francesa) , el discurso de Alarcn es una nueva ubicacin

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