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Departament de Lingüística Valencià / Castellà BATXILLERAT / Curs 2011/2012 COL·LEGI SAN ANTONIO DE PADUA FRANCISCANS CARCAIXENT Ese estúpido ruido Pilar RAHOLA 5 10 15 20 25 30 Cad a vez que entro con mi hijo en una tienda de ropa para jóvene s, siento el mismo cabreo y la misma voluntad para irme corriendo del fatídico lugar y buscar un ordenador para gritar algún artículo. Ayer me pasó de nuevo, y ya no soy capaz de superar la tentación. Hablemos pues, de ellas, de las tiendas de ropa para jóvenes, esos espacios que emulan un escenario de guerrilla urbana de la Playstation, con sus jeeps y decoraciones de Rambo, y cuya oferta clónica, a medio camino entre la estética okupa y la pijería descafeinada, convierte a nuestros jóvenes en escaparates de gusto escaso. Sin embargo, mi problema no es con la estética, al fin y al cabo los designios de la moda son, como los del Señor, inevitablemente inescrutables. Y nadie, de cualquier edad, está libre de pecado… No, mi problema es con el ruido atronador que castiga los tímpanos del personal con machacona insistencia y horrorosa impunidad, nada más entrar en los susodichos locales. Raramente se escapa ninguno de ellos a esta furia de los dioses que algunos llaman música y otros llamamos puro ruido. Y así, no se sabe exactamente por qué, los compradores de ropa para jóvenes tenemos que pasearnos entre perchas y escaparates, mientras un intento de grito musical destroza nuestros oídos y nos deja con la cabeza hecha una bomba. Generalmente se trata de piezas del hit parade del mal gusto, puestas a volumen de altavoz de manifestación, berreando un intento de palabras, cuya significación des tan insustancial como los estudios musicales del cantante de turno. ¿A quién se le ocurrió? ¿Qué cerebrito tuvo la idea de considerar que, para comprar ropa, los consumidores teníamos que sufrir una especie de tortura cósmica, en forma de cerdo gritando en el ritual de la matanza? Cuando nuestros hijos tienen necesidad de ropa nueva, prácticamente no queda otra alternativa que tomar aspirinas, dejar el gusto musical en casa y someterse a la tortura del decibelio por obra y arte de algún cretino de la moda que ha decidido asociar adolescencia con imbecilidad musical. Cuando ello les ocurra, permítanme un consejo,. Quéjense, protesten, cambien de tienda, busquen la que baja un poco el volumen, y hagan saber a los sufridos empleados –que tienen que padecer tamaña tortura todo el día– que han comprado menos porque no han aguantado el alarido musical. Ya sé que es puro consuelo de tontos, pero, miren, menos da un peine. De la anécdota a la categoría. ¿Qué ocurre en esta sociedad ruidosa, que lejos de buscar un poco de silencio, busca desesperadamente más ruido para añadir al bullicio ambiental? Fíjense en los funerales. Antes considerábamos que la expresión máxima de respeto y de amor al fallecido era el silencio. Ese silencio solemne, casi sacramental, que acompañaba los últimos momentos del féretro en su camino hacia la definitiva soledad. Ahora, esos momentos se aplauden, como si el aplauso fuera una forma superior de respeto. Como si hacer ruido acompañara algo más en el dolor del tránsito. Otros ejemplos abundarían en el hecho de que nuestra sociedad no solo está enferma de ruido ambiental, sino que ha desarrollado un miedo atávico al silencio, como si éste fuera la expresión más hiriente del vacío. Y, sin embargo, nada hay más completo que el silencio. En fin, sociedad ruidosa, vida ruidosa, tanto que el ruido se ha convertido en una forma de compañía, «Jo, vaig triar ser autèntica, i tu?»

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Departament de Lingüística Valencià / Castellà

BATXILLERAT / Curs 2011/2012

COL·LEGI SAN ANTONIO DE PADUA FRANCISCANS CARCAIXENT

Ese estúpido ruido Pilar RAHOLA

5

10

15

20

25

30

Cada vez que

entro con mi hijo en una tienda de ropa para jóvenes, siento el mismo cabreo y la misma voluntad para irme corriendo del fatídico lugar y buscar un ordenador para gritar algún artículo. Ayer me pasó de nuevo, y ya no soy capaz de superar la tentación.

Hablemos pues, de ellas, de las tiendas de ropa para jóvenes, esos espacios que emulan un escenario de guerrilla urbana de la Playstation, con sus jeeps y decoraciones de Rambo, y cuya oferta clónica, a medio camino entre la estética okupa y la pijería descafeinada, convierte a nuestros jóvenes en escaparates de gusto escaso. Sin embargo, mi problema no es con la estética, al fin y al cabo los designios de la moda son, como los del Señor, inevitablemente inescrutables. Y nadie, de cualquier edad, está libre de pecado…

No, mi problema es con el ruido atronador que castiga los tímpanos del personal con machacona insistencia y horrorosa impunidad, nada más entrar en los susodichos locales. Raramente se escapa ninguno de ellos a esta furia de los dioses que algunos llaman música y otros llamamos puro ruido. Y así, no se sabe exactamente por qué, los compradores de ropa para jóvenes tenemos que pasearnos entre perchas y escaparates, mientras un intento de grito musical destroza nuestros oídos y nos deja con la cabeza hecha una bomba. Generalmente se trata de piezas del hit parade del mal gusto, puestas a volumen de altavoz de manifestación, berreando un intento de palabras, cuya significación des tan insustancial como los estudios musicales del cantante de turno.

¿A quién se le ocurrió? ¿Qué cerebrito tuvo la idea de considerar que, para comprar ropa, los consumidores teníamos que sufrir una especie de tortura cósmica, en forma de cerdo gritando en el ritual de la matanza? Cuando nuestros hijos tienen necesidad de ropa nueva, prácticamente no queda otra alternativa que tomar aspirinas, dejar el gusto musical en casa y someterse a la tortura del decibelio por obra y arte de algún cretino de la moda que ha decidido asociar adolescencia con imbecilidad musical. Cuando ello les ocurra, permítanme un consejo,. Quéjense, protesten, cambien de tienda, busquen la que baja un poco el volumen, y hagan saber a los sufridos empleados –que tienen que padecer tamaña tortura todo el día– que han comprado menos porque no han aguantado el alarido musical. Ya sé que es puro consuelo de tontos, pero, miren, menos da un peine.

De la anécdota a la categoría. ¿Qué ocurre en esta sociedad ruidosa, que lejos de buscar un poco de silencio, busca desesperadamente más ruido para añadir al bullicio ambiental? Fíjense en los funerales. Antes considerábamos que la expresión máxima de respeto y de amor al fallecido era el silencio. Ese silencio solemne, casi sacramental, que acompañaba los últimos momentos del féretro en su camino hacia la definitiva soledad. Ahora, esos momentos se aplauden, como si el aplauso fuera una forma superior de respeto. Como si hacer ruido acompañara algo más en el dolor del tránsito. Otros ejemplos abundarían en el hecho de que nuestra sociedad no solo está enferma de ruido ambiental, sino que ha desarrollado un miedo atávico al silencio, como si éste fuera la expresión más hiriente del vacío. Y, sin embargo, nada hay más completo que el silencio. En fin, sociedad ruidosa, vida ruidosa, tanto que el ruido se ha convertido en una forma de compañía, incluso cuando resulta un agresivo intruso. Quizás los torturadores de las tiendas de ropa para jóvenes creen, en su delirio, que destrozar los tímpanos es seductor. El problema es que les funciona.

La Vanguardia.1. Establecimiento del tema del texto, breve resumen de su contenido y descripción y

explicación de su esquema organizativo —partes temáticas constitutivas del texto y articulación de estas—. Recuerde, esto último comprende: localizar y seleccionar las ideas en los diferentes párrafos, delimitar las partes constitutivas y determinar el tipo de estructura que presenta. Se respeta el enunciado original de la cuestión.

2. Analice la estructura interna de las siguientes unidades léxicas, descomponiéndolas en sus formantes morfológicos básicos e indicando expresamente el tipo de morfemas que se advierte en cada caso: «descafeinada» (línea 6), «inevitablemente» (línea 8), «destroza» (línea 13), «altavoz» (línea 14) y «insustancial» (línea 15). A continuación, señale la categoría a las que pertenecen (sustantivo, adverbio, etc.), su información gramatical y la clase en la que se incluyen según su estructura (simple, derivada, etc.) indicando cuál ha sido su proceso de formación.

3. Analice las funciones del lenguaje presentes en el texto.4. Explique el significado o indique un sinónimo de «emulan» (línea 4), «inestrutable» (línea 8),

«tránsito» (línea 29) y «delirio» (línea 33) en el contexto en que aparecen.5. Explique por qué está acentuado el «qué» de la línea 16 y no otros que aparecen en el

texto. ¿Por qué va en letra cursiva «Playstation » (línea 5)?6. Explique la tipología textual a la que pertenece.

«Jo, vaig triar ser autèntica, i tu?»

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BATXILLERAT / Curs 2011/2012

COL·LEGI SAN ANTONIO DE PADUA FRANCISCANS CARCAIXENT

7. Reconozca las distintas voces del discurso que encuentres en ese texto.

«Jo, vaig triar ser autèntica, i tu?»