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CAPÍTULO 4 EL CARISMA DEHONIANO INTRODUCCIÓN GENERAL (JUÁN JOSÉ ARNÁIZ ECKER) El conocimiento y la experiencia del carisma de la Congregación son fundamentales en nuestra formación espiritual dehoniana, tal como lo es, para cada uno, ser consciente de su identidad para crecer como persona y alcanzar la madurez humana. Es, pues, muy importante que cada religioso dehoniano, tras su formación, sepa responder a preguntas como: ¿Quiénes somos nosotros, Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús? ¿Cuál es exactamente nuestro carisma, nuestra misión? ¿Qué tenemos para decir y para dar que sea típicamente nuestro al servicio “del Pueblo de Dios en el mundo de hoy” 1 ? Las Constituciones nos ayudan a responder a estas y otras preguntas. Antes de citar varios números a propósito del carisma dehoniano, y de algunos de sus aspectos, presentamos una síntesis de los primeros ocho números, que resumen lo esencial. «Nuestra Congregación, suscitada y enviada por el Espíritu, fue fundada por el P. Juan León Dehon (CST 1a), y está llamada a hacer fructificar su carisma (CST 1b). La Congregación tiene su origen en la experiencia de fe del Padre Dehon (CST 2a), que es: experiencia de amor del Corazón traspasado del Salvador (CST 2b); amor que es la fuente misma de la salvación (CST 3a); Corazón traspasado donde nace el hombre de corazón nuevo (CST 3b). Sensible al pecado, especialmente el de las almas consagradas (CST 4a), el P. Dehon conoce los males de la sociedad (CST 4b), reconociendo como causa más profunda de esos males, el rechazo del amor de Cristo (CST 4b), queriendo reparar este rechazo con una unión íntima al Corazón de Cristo y con la instauración de su Reino (CST 4d). Esta adhesión a Cristo radica en la intimidad del corazón y se manifiesta en el apostolado (CST 5a); se alimenta y se concentra en la 1 CST 27; cf. LG 12. - Subsidi per la Formazione Dehoniana - Page 75

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CAPÍTULO 4EL CARISMA DEHONIANO

INTRODUCCIÓN GENERAL

(JUÁN JOSÉ ARNÁIZ ECKER)

El conocimiento y la experiencia del carisma de la Congregación son fundamentales en nuestra formación espiritual dehoniana, tal como lo es, para cada uno, ser consciente de su identidad para crecer como persona y alcanzar la madurez humana. Es, pues, muy importante que cada religioso dehoniano, tras su formación, sepa responder a preguntas como: ¿Quiénes somos nosotros, Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús? ¿Cuál es exactamente nuestro carisma, nuestra misión? ¿Qué tenemos para decir y para dar que sea típicamente nuestro al servicio “del Pueblo de Dios en el mundo de hoy”1?

Las Constituciones nos ayudan a responder a estas y otras preguntas. Antes de citar varios números a propósito del carisma dehoniano, y de algunos de sus aspectos, presentamos una síntesis de los primeros ocho números, que resumen lo esencial.

«Nuestra Congregación, suscitada y enviada por el Espíritu, fue fundada por el P. Juan León Dehon (CST 1a), y está llamada a hacer fructificar su carisma (CST 1b). La Congregación tiene su origen en la experiencia de fe del Padre Dehon (CST 2a), que es: experiencia de amor del Corazón traspasado del Salvador (CST 2b); amor que es la fuente misma de la salvación (CST 3a); Corazón traspasado donde nace el hombre de corazón nuevo (CST 3b). Sensible al pecado, especialmente el de las almas consagradas (CST 4a), el P. Dehon conoce los males de la sociedad (CST 4b), reconociendo como causa más profunda de esos males, el rechazo del amor de Cristo (CST 4b), queriendo reparar este rechazo con una unión íntima al Corazón de Cristo y con la instauración de su Reino (CST 4d). Esta adhesión a Cristo radica en la intimidad del corazón y se manifiesta en el apostolado (CST 5a); se alimenta y se concentra en la eucaristía (CST 5b). Al servicio de la Iglesia, como discípulos del Padre Dehon, estamos llamados, hoy, a unir nuestra vida religiosa y apostólica a la oblación reparadora de Cristo (CST 6a); es éste el carisma específico de la Congregación (CST 6b). Somos profetas del amor y servidores de la reconciliación (CST 7a), ofreciendo toda nuestra vida en culto de amor y de reparación al Corazón de Jesús (CST 7b), viviendo en una comunidad fraterna. La Congregación es un Instituto religioso clerical apostólico (CST 8a), con votos públicos (CST 8b). Todos los miembros son iguales entre ellos, sin otra distinción que la de los ministerios (CST 8c), viviendo el “Sint Unum” en una misma vida común (CST 8d)».2

El carisma dehoniano puede compararse a un diamante con varias caras. En cada una de ellas, contemplamos un aspecto de la “gracia” recibida por el P. Dehon y podemos entrar en su todo, para dejarnos penetrar por ella, la percibimos y experimentamos, la vivimos y la testimoniamos. Así corresponderemos a la vocación de hacerla fructificar “según las exigencias de la Iglesia y del mundo”3. Entre esas caras del diamante, la que sobresale en el carisma dehoniano, la que ocupa el primer lugar es la Oblación. Pero hay otras importantes como la Inmolación y el Abandono, el “Ecce venio” y la Reparación, y la Vida de unión de las que se trata en las diferentes partes de este capítulo. No olvidamos otras como la 1 CST 27; cf. LG 12.2 U. CHIARELLO, La nostra regola di vita: DEH 43 (2000), 9.3 Cf. CST 1.

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Eucaristía y el Apostolado, ni tampoco el amor puro o el celo, que se tratan en otros capítulos4.

A. OBLACIÓN - INMOLACIÓN – ABANDONO (FERNANDO RODRIGUES DA FONSECA)

1. Apresentação

A oblação é a alma do carisma dehoniano5. Implicados no pecado, também participamos na graça redentora de Cristo. Em autêntica solidariedade (=vicariedade) com Ele, pela realização de todas as nossas tarefas, unimo-nos à vida de Cristo presente no mundo; com Ele oferecemo-nos ao Pai como oblação viva, santa e agradável.6 Somos a Congregação dos Oblatos (CST 6); queremos viver a oblação com e como Cristo (CST 16-17 21 35 77); ela é, para nós, o único necessário (CST 26); é oblação reparadora (CST 6); é oferta ao Pai (CST 22), pelos nossos irmãos (CST 21), para que a inteira comunidade humana se torne oblação agradável a Deus (CST 31); a nossa oblação é também disponibilidade para procurar e acolher a vontade do Pai, que também se manifesta nos apelos que nos vêm dos acontecimentos, das expectativas e das realizações humanas (CST 35); vivemo-la no sofrimento CST 24) e na obediência (CST 53); ela tem a sua forma, o seu modelo, o seu momento culminante na celebração da Eucaristia (CST 81).

A imolação é uma possível consequência da nossa oblação reparadora que, por vezes, será vivida em eminente e misteriosa comunhão com os sofrimentos e a morte de Cristo, suportados com paciência e abandono.7 Esta re-orientação da nossa vida e esta oferta até ao sacrifício pela salvação dos nossos irmãos é o que o Pe. Dehon chama vida de imolação. Possuídos pelo Espírito, abrimo-nos à obediência de Cristo e ao mistério da sua morte redentora para participarmos da sua glória e podermos em verdade testemunhar o seu Amor e celebrá-lo dignamente.8 Somos chamados a inserir-nos na oblação pascal de Cristo, a viver o mistério da sua morte e ressurreição, em serviço de amor ao Pai9.

O abandono, que as CST também chamam disponibilidade10 para com Deus e para com os homens, e que está na raiz da oblação, é um termo caro ao Pe. Dehon. 11 A palavra “abandono” exprime a atitude do crente, que caminha na presença de Deus, obedecendo aos seus apelos. O abandono confiante nas mãos de Deus-Pai é a disposição fundamental de Cristo na sua obediência. Para nós, dehonianos, será busca de Deus e da sua vontade, procura do seu Projecto de amor e dos novos caminhos pelos quais esse Projecto se realiza. O abandono faz da nossa vida religiosa um sacrifício de amor a Deus, na paz e na alegria.12 4 Nótese que, muchas veces, se aproximan tanto o se identifican términos como oblación, inmolación, abandono, “ecce venio”, reparación, vida de unión, e incluso el mismo amor puro, espíritu de víctima, etc. Para profundizar cada término sugerimos A. PERROUX, Unidos a Cristo na sua oblação ao Pae: DEH 86 (1995/1), 36.5 Cf. CST 6.7.17.6 Cf. CST 22; sobre este tema, ver A. PERROUX: DEH 86 (1995/1), 35-58 e DEH 88 (1995/3), 79-96, onde também é indicada uma boa bibliografia.7 Cf. CST 24.8 Cf. DOC VII, n. 97, 105.9 Cf. DOC VII, 94. O Pe. Umberto Chiarello faz a seguinte síntese: “A nossa vocação é um apelo a inserir-nos na oblação pascal de Cristo”.10 Cf. CST 18; na RFG o termo “abandono” aparece duas vezes, enquanto o termo “disponibilidade” se encontra vinte vezes.11 Cf. DSP I § 6.12 Cf. U. CHIARELLO, La nostra Regola di vita: DEH 43 (2000), 40-41.

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Depois desta sucinta apresentação, oferecemos alguns subsídios para os aprofundar.

2. Fontes

- Escritos do Pe. Dehon

A. Oblação

Fonte Texto

NQT XIX, 69-70

(La disposition de l´amour): “Je me remets dans la disposition d´un amour ardent envers le Sacré-Coeur. C´est pour moi le seul chemin où je puisse marcher un peu solidement. Les autres directions peuvent me convaincre l´esprit, mais elles ne me saisissent pas assez fortement, c´est ma voie, c´est ma vocation. Jésus veut de moi un tendre amour ou rien. L´amour me suffit à tout; il m´aide à m´humilier, à me repentir, à suivre les conseils de perfection, à me tenir uni à notre-Seigneur. C´est mon salut et ma sanctification.”

DSP 1919: OSP VI, 484 § 6

(Jésus demande l´amour): “Ce sont les coeurs, c´est l´amour, c´est la volonté qu´il demande et qui ont infiniment plus de valeur pour lui que toute la pompe et la décoration extérieures. Si l´amour pur, l´intention bonne et pure manquent, tout le reste est sans valeur à ses yeux”.

CFL V, 125 (L´Ecce venio): “Pour bien imiter Notre Seigneur, il ne nous reste qu´à l´étudier dans ses mystères, avant tout dans son oblation. “Voici, je viens pour faire ta volonté” (Hébr. 10, 7)... La rédemption était très necessaire et Jésus a dû dire avec sollicitude: Ecce venio. Suivons son exemple et offrons nous aussi la réparation qu´il demande en union à la sienne. Tout prête doit faire son oblation, mais pour nous c´est la partie principale”.

CAM: OSP 2, 204

(L´acte d´oblation): “Qu´il est grand cet acte d´oblation du Coeur de Jesus! Il renferme les actes les plus parfaites des plus sublimes vertus. C´est un acte d´adoration profonde... C´est un acte d´amour parfait par lequel il consacre sa vie à celui de qui il la teint. C´est un acte de réparation!”

CFL: STD 10, 104s.

(Notre vocation de faire offrandes): “C´est le coeur qui doit dominer (en nous) puisque nous sommes voués à l´imitation du Coeur de Jésus. Et parmi les affections doivent dominer toutes les autres et revenir dans touts les sujets: l´amour et l´immolation ou offrande, car c´est là notre vocation de faire offrandes. Oblation veut dire offrande et oblat veut dire qui est offert e qui offre. Produire en nous des affections d´amour et de réparation sans cepandant oublier les autres parties du sacrifice, et offrir des affections”.

CFL: STD 10, 236

(La réparation par l´offrande d´amour): “Les Oblats du Sacré-Coeur de Jésus ont pour but de glorifier Dieu en louant, aimant et consolant tout spécialmente le Sacré-Coeur de Jésus, de réparer les injures qui sont faites à ce divin Coeur, en lui faisant amende honorable et en s´offrant à lui comme autant des victimes de son bon plaisir, dans l´esprit de réparation et d´amour qui est leur esprit distinctif.”

NHV XIV, 79 (Notre voie): “La voie est tracée: c´est une vie d´amour, de réparation, d

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´immolation, de zéle pour la tribu sacrée et le peuple choisi”.

CAM: OSP 2, 512

(Faire revivre le Sacré Coeur en nous): “Un ami du Sacré-Coeur de Jésus doit faire revivre complétement en lui le Sacré Coeur de son ami et de son frère, et il doit aussi devenir une messe perpétuelle par sa vie d´amour et d´immolation”

B. Imolação

Fonte Texto

DSP 1919: OSP 6, 401

(L´ecce venio suffit): “Dans toutes les circonstances, dans toutes les événements, pour l´avenir comme pour le présent, l´ecce venio suffit, pourvu qu´il soit dans la pensée et dans le coeur en même temps que sur les lèvres. Ecce venio: Voici que je viens, ô mon Dieu, pour faire votre volonté. Me voici prêt à faire, à faire, à entrependre, à souffrir ce que vous voudrez, à sacrifier ce que vous me demandez. Nous pouvons être sans inquiétudes, la volonté de Dieu se fait connaître à chaque instant, et, dût l´obscurité, l´incertitude remplir l´esprit et le coeur, perséverons avec patience et amour dans cet état, jusq´à ce quil plaise à la sagesse et à la bonté de Dieu de laisser luire de nouveau sa lumière.Une victime sait qu´elle n´a plus rien à choisir ou à désirer pour elle, son choix est fait, son sort est fixé. Quand et comment se fera son sacrifice, en quelles circonstances, quelle durée aura-t-il, tou cela est laissé au libre choix de celui à qui elle appartient entièrement”

CFL: STD 10, 59

(Immolation généreuse): “Ce qui est plus spécial pour nous c´est la magnanimité dans le sacrifice et l´amour. Jésus veut des coeurs généreux. Rien n´est petit dans le sacrifice. Immolons-nous généreusement... Ne lui refusons rien, agrandissons nos coeurs, ils seront jamais trop grandes pour lui...”

NHV XIV, 79 (Notre voie): “La voie est tracée: c´est une vie d´amour, de réparation, d´immolation, de zéle pour la tribu sacrée et le peuple choisi”.

VAM: OSP 2, 442

(Un seul coeur avec Jésus): “Notre Seigneur veut que les âmes vouées à son Coeur s´unissent à ces actes ineffables de sa vie intérieure et qu´elles ne fassent plus qu´un seul coeur avec lui... Qu´elles soient livrées à la vie active ou qu´elles aient l´avantage de pouvoir s´adonner à la contemplation, un seul acte doit dominer toute leur vie: l´amour du Coeur de Jésus et l´immolation à ce divin Coeur par amour.”

Lettre 13.02.1913À Guillaume

(Notre esprit propre): “Je n´ai pas voulu faire une Oeuvre de consolateurs sans réparation. Je n´ai jamais voulu autre chose qu´une Oeuvre de réparation et de victimes. Je n´ai jamais adpté le nom de victimes, j´ai pris celui de Oblats, qui me disait la même chose... Nous sommes prêtres-victimes. Notre esprit propre c´est “esprit d´amour et d´immolation” (ou de victime si vous voulez)... Vivez bien votre acte d´oblation et vous serez une bonne petit victime du Sacré-Coeur”.

DSP: OSP 6, 410

(Tout sacrifier pour amour): “Encore une foi, ce sont tout des coeurs que Notre Seigneur demande, des coeurs qui aient la ferme volonté de l´aimer pardessus tout et qui soient prêts à tout sacrifier pour cet amour, même

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ce qui est plus cher; qui ne connaissent plus de désirs propes ou d´intérets personels, mais qui aient comme unique but: aimer, consoler, répararer le coeur de leur Dieu, de leur maître, de leur époux; lui gagner tous les coeurs et les enflamer de son amour”.

C. Abandono

Fonte Texto

CFL: STD 10, 80s.

(L´abandon, notre voie, notre vie): “ll nous reste considérer ce qui est comme la consommation de l´amour et de la reparation: l´abandon... Dans la pratique de cet abandon nous avon pour exemple Jésus-Christ qui n´a fait que s´abandoner à la volonté de son Père... Le saint abandon est plus parfait que l´amour des souffrances... C´est par cette voie que Dieu conduit les âmes dont il veut faire de grandes choses... Ce saint abandon a été la pratique des saints et la raison de leur calme et de leur paix... Pour les Oblats ce doit être toute leur vie qui doit passer dans l´exercice de cet abandon”.

CAM: OSP 2, 307

(Abandon et confiance au Coeur de Jesus): “Tout en aimant et pratiquant les mortifications ordinaires, nous ne recherchons pas de nous-même les mortifications exceptionneles. Nous accepterons celles que le divin Maître nous enverra. C´est là le caractère de la dévotion d´abandon et de confiance au Coeur de Jésus. C´est au Sacré-Coeur de choisir ce qu´il veut pour nous; c´est à lui de determiner le mode, le temps et la durée de l ímmolation...”

CAM: OSP 2, 312

(Dans les profondeurs du Coeur adorable de Jésus): “Perdons-nous, dans le moment de trouble, jusque dans les profondeurs du Coeur adorable de Jésus; nous y trouverons des trésors de calme et d´abandon. Sa volonté peut exiger quelquefois que nous partagions ses craintes et ses tristesses. C´est alors une simple épreuve dont triomphera facilment notre amour pour le Sacré-Coeur, car, dans ces moments douloureux, jamais ce divin Coeur n´abandonne ceux qui espèrent en lui. Les vents ont beau mugir, la tempête a beau se déchaîner, toujous ce chant d´amour, ce chant de l´abandon retentira au fond de l´âme qui est attachée au Sacré-Coeur de Jésus: “In Te Cor Jesu speravi; non confundar in aeternum: J´ai espéré en vous, divin Coeur de Jésus, je ne serai pas confondu”.

NQT IV, 24 de Maio

(Notre vocation: prêtres réparateurs): “Répondons bien d´abord à notre vocation. Prêtes réparateurs! Cette mission est si belle et si grande! Mais combien elle exige de générosité, de charité, de vertu! Le souvenir de ma vocation me soutient. C´est aussi ma force pour exhorter et diriger mes frères”.

NQT X, 3 (Le saint abandon): “Le saint abandon: n´est-ce pas le propre d´une victime de se mettre totalement, sans réserve ou souci pour l´avenir, à la disposition de celui à qui elle est offerte?Oui, c´est l´”Ecce venio”, le voeu d´abandon que Notre Seigneur fit faire à ses victimes privilégiées, Marguerite-Marie, Sainte Thérèse de Jésus, etc... Donnez-moi cet esprit, ô divin Coeur de Jesus »!

NQT XXXI, 4 (La paix du coeur et l´abandon à la volonté de Dieu): “La paix du coeur est le point fondamental de la saintété et de la félicité. Elle résulte de la

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soumission absolue, de l´abandon à la volonté de Dieu. Elle met l´âme comme en équilibre stable. C´est la plénitude de l´acte de foi à chaque moment”.

- Regra de Vida

A. A oblação: CST 6, 22, 16, 17a e 81DG 81

CST

6 Ao fundar a Congregação dos Oblatos, Sacerdotes do Coração de Jesus, o Padre Dehon quis que os seus membros unissem, de forma explícita, a sua vida religiosa e apostólica à oblação reparadora de Cristo ao Pai pelos homens.

Esta foi a sua intenção específica e originária e a índole própria do Instituto (cf. LG e PC), o serviço que é chamado a prestar à Igreja.

22 Implicados no pecado, mas participantes na graça redentora, pela realização de todas as nossas tarefas, queremos unir-nos a Cristo presente na vida do mundo e, em solidariedade com Ele e com toda a humanidade e a criação inteira, oferecer-nos ao Pai como oblação viva, santa e agradável.

16 Chamados a servir a Igreja na Congregação dos Sacerdotes do Coração de Jesus, a nossa resposta supõe uma vida espiritual: uma abordagem comum do mistério de Cristo, sob a acção do Espírito, e uma especial atenção ao que, na inesgotável riqueza desse mistério, corresponde à experiência do Padre Dehon e dos primeiros membros da Congregação.

17a Discípulos do Padre Dehon, queremos fazer da nossa união com Cristo, no seu amor pelo Pai e pelos homens, o princípio e o centro da nossa vida.

CST DG

81 Chamados a participar todos os dias neste sacrifício da Nova Aliança, unimo-nos à oblação perfeita que Cristo oferece ao Pai, para fazê-la nossa, pelo sacrifício espiritual das nossas vidas.

81

O Padre Dehon gostava de dar intenção reparadora à sua Eucaristia quotidiana. No mesmo espírito, nós saberemos exprimir, na celebração eucarística, esta insistência particular da nossa vocação, e celebraremos de vez em quando por esta intenção.

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B. A imolação: CST 24, 25 e 7

CST

24 A vida reparadora será, por vezes, vivida na oferta dos sofrimentos suportados com paciência e abandono, mesmo na noite escura e na solidão, como eminente e misteriosa comunhão com os sofrimentos de Cristo pela redenção do mundo. "Alegro-me nos sofrimentos suportados por vossa causa e completo na minha carne o que falta aos sofrimentos de Cristo pelo seu Corpo, que é a Igreja" (Col 1,24).

25 Animando, assim, tudo o que somos, fazemos e sofremos pelo serviço do Evangelho, o nosso amor, pela participação na obra de reconciliação, cura a humanidade, reúne-a no Corpo de Cristo e consagra-a para Glória e Alegria de Deus.

7 Assim, comprometidos com Ele (Cristo), para reparar o pecado e a falta de amor na Igreja e no mundo, prestarão com toda a sua vida, com as orações, trabalhos, sofrimentos e alegrias, o culto de amor e de reparação que o seu Coração deseja (cf. NQ XXV, 5).

C. O abandono: CST 24, 44 e 68

CST

24 A vida reparadora será, por vezes, vivida na oferta dos sofrimentos suportados com paciência e abandono, mesmo na noite escura e na solidão, como eminente e misteriosa comunhão com os sofrimentos de Cristo pela redenção do mundo.

44 Cristo fez-Se pobre, para nos enriquecer a todos com a sua pobreza. "Conheceis a generosidade de N. S. Jesus Cristo: que, sendo rico, Se fez pobre por vós, para vos enriquecer pela sua pobreza" (2 Cor 8,9). Cristo convida-nos à bem-aventurança dos pobres, no abandono filial ao Pai (cf. Mt 5,3).

68 No seio da comunidade, local e provincial, procuramos rodear com amor de predilecção os nossos irmãos doentes ou idosos.

É particularmente por meio deles que o Senhor nos convida a um autêntico abandono e nos recorda a fragilidade da nossa condição; Ele deseja ser reconhecido e servido neles de um modo muito especial (cf. Mt 25,40).

- Capítulos gerais e Cartas dos PP. Gerais

A. Oblação

Fonte Texto

XV Capítulo Geral, DOC VII, n. 79, 97

Les lignes de force du comportement spirituel que suscite notre grâce au service de l´Église et du monde, convergent toutes vers une vie d´union à l´amour du Christ dans une participation à son oblation au Père et à son sacrifice pour le salut des hommes. Centrées sur le mystère de l´Incarnation rédemptrice, puisant leur dynamique et leur lumière dans le Coeur du Christ, notre vie religieuse et notre action apostolique nous engagent à la suite du Christ qui s´est offert pour sauver ses frères dans une entière

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disponibilité au Dessein du Père. Par son sacrifice d´amour, il a placé au coeur du monde la contradiction au péché et la force rédemptrice et créatrice de sa fidelité.

XV Capítulo Geral, DOC VII, nn. 111, 110

Par notre grâce baptismale, sacerdotale et prophétique, nous sommes appelés à participer à cette oeuvre admirable de l´amour du Christ. L´Esprit du Sauveur nous invite à vivre l´oblation rédemptrice et réparatrice de Jesus-Christ. Sans cesse, il nous provoque à une conversion du coeur de plus en plus vraie, dans un effort constant de libération intérieure et de purification, pour accéder à un amour plus pur et plus fidèle. Cette provocation de l´Esprit à tous les niveaux de notre relation à Dieu et aux hommes, nous sollicite jusqu´à ce que nous soyons livrés à Dieu, à son Amour, pleinement acquis à ses desseins, réellement disponibles pour son Royaume. Cette démarche de foi, d´espérance et d´amour répond à la démarche prévenante de Dieu. C´est le geste du fils prodigue qui s´ouvre à la miséricorde de son Père, se restitue à son amour et se met à sa disposition pour travailler au bien de toute la famille (cf. Lc 15, 20-21).

XV Capítulo Geral, DOC VII, nn. 93.94, 103s.

Appelés par amour à être des “religieux du Père”, notre accueil de l´initiative divine nous demande de demerer dans cet amour à l´exemple du Christ... La vie du Christ est une oblation parfaite, une donation totale à Dieu et aux hommes. Il se donne aux hommes par amour et s´offre à son Père en victime pure, sainte et parfaite (cf. Canon de la Messe).

Par notre consécration religieuse dans la congrégation des Prêtres du Sacré-Coeur, nous sommes unis à titre nouveau a cette oblation pascale du Christ qui est le mouvement de toute sa vie, “Je vais au Père” (Jn 16, 28), oblation que le Père Fondateur résume dans l´expression: “Ecce venio” (cf. He. 10, 7-9). “Jésus est tout entier dans cet “Ecce venio”, avec son Coeur, tout son amour, tous ses mérites, tous ses mystères... le mystère de son oblation seul ne passe pas: le Coeur de Jésus est avant tout une victime offerte à Dieu, il sera éternellement oblat” (C.A. I, p. 49, 50). L´état réligieux “s´éfforce d´imiter de plus près et il représente continuellement dans l´Église cette forme de vie que le Fils de Dieu a prise en venant au monde pour faire la volonté du Père et qu´il a proposée aux disciples qui le suivaient” (L.G. 44).

A. BOURGEOIS, Carta Fra tutti i doveri, 11 Giugno 1967, nn. 22, 23, 24

Padre Dehon ha fatto dell´”oblazione”, dello spirito e della vita de oblazione, uno dei cardini spirituali fondamentali del suo Instituto. Il Capitolo (XV) vi ha riconosciuta una delle “finalitá specifiche” che il decreto Perfectae Caritatis ci domanda “di mettere in rilievo e di mantenere fedelmente” (PC 2b)... L´oblazione ha la radice nella grazia battesimale, come ci invita a fare S. Paolo, indirizzandosi, attraverso i cristiani di Efeso, a tutti i battezzati: “Camminate nell´amore, seguendo l´esempio di Cristo, che ci ha salvati e per noi ha sacrificato se stesso, offrendosi a Dio in sacrificio di soave odore” (Ef 5, 2). E così S. Paolo ci dice che fare oblazione, seguire Cristo nel suo “Ecce venio” è il cammino dell´amore. Per P. Dehon questo atteggiamento spirituale fondamentale trova il suo stimolo e la sua radice nella contemplazione del “costato trafitto” e del Cuore di Cristo... (22).“L´oblazione di Cristo viene messa in relazione con il suo amore per i poveri, per i malati, con la sua lotta per la liberazione dell´uomo dalla schiavitù, dal male, dal peccato. È proprio per la sua oblazione che questo

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amore, questa lotta superano la semplice filantropia e l´idealismo umanitario. Dio non può essere glorificato se l´uomo è infelice. L´opera della salvezza, attraverso e al di là delle realizzazioni terrestri necessarie alla felicità umana, riconduce l´uomo a Dio”... L´oblazione del Signore ha trovato il suo compimento e il suo vertice nella Passione. Nell´attuale condizione dell´umanità peccatrice, il compimento del disegno di Dio non si attuta senza Redenzione e senza Riparazione... (23).La sofferenza talvolta ci colpisce e la volontà di Dio si manifesta in un modo incomprensibile; e per questo che io vorrei dire a tutti i nostri malati e a quanti soffrono nel corpo e nello spirito... che si trovano al primo posto nella grande oblazione che l´Instituto deve offrire a Dio. La prova misteriosa, vissutta nell´amore del Signore, è un terribile privilegio, che presenta materia di oblazione, di cui la tradizione cristiana ci mostra la fecondità nella storia della salvezza... Ma il sacrificio nasce anche dalla stessa attività. Gesù, Dio fatto uomo... ha incontrato l´egoismo nei “padroni” e negli “sfruttatori”, e qualche volta negli stessi “sfruttati” che Egli veniva a liberare. La nostra oblazione a Dio per la salvezza dell´uomo ci renderà agni giorno partecipi della croce del Signore. Se tale oblazione è autentica e totale, culminarà con una “immolazione”; perchè, ci ha detto Gesù, “il discepolo non è più del Maestro” (Mt 10, 24). (24)

B. Imolação

Fonte Texto

XV Capítulo Geral, DOC VII, n. 95, 104

En parfait Serviteur de Yahvé qui a toute la faveur du Père (cf. Mt 3, 17), “ayant aimé les siens qui étaient dans le monde, les aima jusqu´à fin” (Jn 13, 1) c´est à dire jusqu´au sacrifice suprême de la Croix. C´est pourquoi Dieu l´a ressuscité des morts... “Et manintenant, exalté, à droite de Dieu, il a reçu du Père l´Esprit sSaint, objet de la Promesse et l´a répandu” (Ac 2, 32-33). Guidés par cet Esprit, nous vivons maintenant de l´esprit de Jésus: un esprit de fils obéissant et aimant. “Car, par une oblation unique, il a rendu parfaits pour toujours ceux qu´il a sanctifiés” (He 10, 14). Appelés à la sainteté par le baptême et la profession religieuse, nous voulons suivre le Christ par “notre oblation généreuse, entière et éternelle” (C. A. I. P. 52).

XV Capítulo Geral, DOC VII, n. 97, 104s.

De cet accord foncier aux sentiments du Sauveur, le Père Dehon a mis en relief toutes les exigences. Il s´agit en effet d´aimer comme le Christ et avec Lui, en acceptant d´orienter toute notre existence vers le Seigneur et son Royaume, et d´entreprendre à sa suite une marche vers une oblation parfaite de notre vie pour le salut des hommes. Cette ré-orientation de notre vie et cette offrande jusqu´au sacrifice pour le salut de nos frères est en fait ce que le Père Dehon appelle une vie d´immolation. Poussés par l’Esprit, nous ouvrons notre existence à l´obéissence du Christ et au mystère de sa morte rédemptrice afin d´avoir part à sa gloire et de pouvoir en héritage témoigner de son Amour et le célébrer dignement.”

XV Capítulo Geral, DOC VII, n. 100, 106.

“A la racine de cette oblation toujours à faire, il y a la disponibilité envers Dieu et les frères, ce que le P. Dehon appelle l´abandon et qu´il recommande avec tant d´insitance. C´est l´attitude du croyant. Espérant dans la fidélité de Celui qui l´appelle, il répond à l´initiative de Dieu. Il entreprend l´aventure de la foi dans une marche en présence du Seigneur, comme Abraham, le Père des croyants, qui “obeit à l´appel de partir vers un

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pays qu´il devait recevoir en héritage, et il partit ne sachant où il allait” (He 11, 8)”.

A. BOURGEOIS,Lettera 9: Questa circolare, sul sacerdocio, n. 68

Riteniamo innanzitutto che dobbiamo, secondo le parole del Santo Padre, “personificare Cristo nella sua offerta alla volontá del Padre, alla santificazione, alla guida e al servizio dei fedeli e all´impegno per la salvezza del mondo” (Messagio del 30.6.68). Perciò è pure necessario che, ben oltre all´esercizio dei nostri “poteri”, viviamo e operiamo in qualche modo “in persona Christi”, secondo una spiritualità che riassume, per il Concilio, nell´unione a Cristo per la scoperta della volontà del Padre (PO 14): cosa che, a mio avviso, non è molto diversa da ciò che vuol esprimire il nostro “Ecce venio”. Questo motto, lo sappiamo, può condurci assai lontano sulla via dell´apostolato, del servizio e della rinuncia, cioè fino al sacrificio totale, in cui Padre Dehon, seguendo S. Paolo, non temeva di ravvisare una specie di “immolazione”, che configura l´apostolo – e il sacerdote – a Cristo nell´opera della Salvezza... In questo attegiamento, Padre Dehon scorgeva la forma e la via della nostra fedeltà”.

A. BOURGEOIS,Lettera Eccoci di nuovo (24-5-1972), n. 140

(P. Dehon) sa che, come Sacerdote del Sacro Cuore, deve aspettarsi che questa vita di unione, di oblazione e di riparazione – la quale si apre certamente alla rissurrezione – passi attraverso il Calvario, e che essa sarà partecipazione non solo al servizio ma anche alla sofferenza e alla morte del “Servo” che fu il Signore. Egli chiama a tutto ciò “immolazione e vita di vittima”, senza più dolorismo, ma con lo stesso realismo che si trova nel Vangelo non addolcito né addomesticato”.

C. Abandono

Fonte Texto

XV Capítulo Geral, DOC VII, n. 100, 106

“A la racine de cette oblation toujours à faire, il y a la disponibilité envers Dieu et les frères, ce que le P. Dehon appelle l´abandon et qu´il recommande avec tant d´insistance. C´est l´attitude gratuite de Dieu. Espérant dans la fidélité de Celui qui l´appelle, il répond à l´initiative gratuite de Dieu.Il entreprend l´aventure de la foi dans une marche en présence du Seigneur, comme Abraham, le Père des croyants, qui “obéit à l´appel de partir vers un pays qu´il devait recevoir en héritage, et il partit ne sachant où allait” (He 11, 8).”

XV Capítulo Geral, DOC VII, n. 106, 108

La disponibilité-abandon: “Poussés par l´amour du Christ, nous choisissons cet idéal de vie tout comme le P. Dehon est entré en religion, en se laissant conduire par l´Esprit, pour vivre plus intensément l´oblation d´amour du Christ dans une totale disponibilité pour son oeuvre de rédemption parmi les hommes.Comme pour le Père Fondateur, cette disponibilité entière et cet abandon à Dieu, à la suite du Serviteur de Yahvé, devient notre façon religieuse d´être-au-monde; elle fait de toute notre vie un sacrifice d´amour à Dieu: elle engendre paix et joie, ainsi que le montre la vie des premiers Pères de la Congrégation qui avaient sur les lévres cette prière: “In Te Cor Jesu speravi, non confundar in aeternum”.

A. BOURGEOIS,

Per quello che riguarda la nostra oblazione, essa consiste nel “seguire Cristo” nel suo “Ecce venio”. Inviato per “portare la buona novella ai

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Tenendo conto delle risposte (3-5-1968), n. 46

poveri, per annunciare la liberazione ao prigioneri, e il ritorno della vista ai ciechi”, il Signore è “venuto”, simile agli uomini, in mezzo agli uomini, e si è umiliato, rendendosi obbediente fino alla croce e alla morte. Poveri, prigioneri e ciechi noi stessi, ma nonostante imitatori di Cristo, la nostra disponibilità oblativa ci porta verso i poveri, i prigioneri, i nostri ciechi. Quali sono i nostri poveri, i nostri prigioneri, i nostri ciechi, che sono la materia della nostra oblazione e della nostra riparazione?”

- Ratio formationis generalis

Fonte Texto

RFG 3.2 “L´oblation s´enracine dans la grâce baptismale et trouve son fondement dans la suite et l´imitation du Christ-Serviteur. Chrétiens, nous sommes appelés à suivre le Christ dans sa disponibilité à la volonté de Dieu. Cette volonté, nous la reconnaissons, communautairement, dans la solidarité avec les hommes et dans les événements, l´offrande constante de tout notre être, pensées, paroles et ouevres à Dieu, comme “une offrande vivante, sainte et qui lui soit agréable”. Nous gardons en mémoire ce que le P. Dehon déclare dans le Directoire Spirituel: “Dans ces paroles: Ecce venio... Ecce Ancilla... se trouvent toute notre vocation, notre but, notre devoir, nos promesses”.

a) Former et se former à la vie d´oblation est un devoir qui concerne les individus et la communauté elle-même, dans une disponibilité de foi et un exercice continuel de la vertu d´abandon, que le P. Dehon recommande avec l´oblation, l´insistence et qui doit ètre vécue au plan communautaire, ecclésial en solidarité réelle avec le peuple.

b) Pratiquement, on attachera la plus grande importance à l`étude de la théologie de la croix (et du sacrifice), où trouvent leur fondement les atitudes d´abbandon, de disponibilité et de victime qui font partie d´une bonne compréhension de notre spiritualité.

RFG 3.2 Toute notre vie religieuse, nous la vivons dans un esprit d´amour et de réparation. C´est de cet esprit que notre consécration religieuse et notre mission, la vie communautaire, l´union au Christ et l´oblation, notre vie apostolique, l´engagement pour la justice sociale, reçoivent leur inspiration et leur motivation. C´est seulement pour des raisons didactiques qu´on peut les séparer.

3. Algumas indicações bibliográficas

- Livros

* RL= Registro Libros SCJ Roma

1. AA. VV. Spiritualità oblativa riparatrice (EDB 1979)2. AA. VV. La spiritualità del cuore di Cristo (EDB 1990)3. G. Guglielmi, La Vita di unione a nostro Signore (Roma 1999) [RL 3516]1. A. Perroux, Vivere l'Oblazione secondo l'ispirazione dehoniana (Milano 1997) [RL

3432]2. D. Ruiz, La ofrenda de la vida (Roma 1998) [RL 3505]3. J. Golonka, Eucaristia nella Vita e Missione dei Dehoniani (Roma 1994) [RL 3158]

- Subsidi per la Formazione Dehoniana - Page 85

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4. S. Zamboni, La Spiritualità del Cuore di Gesù nei testi liturgici della festa (Milano 1998) [RL 3618]

5. H. Dorresteijn, «De spiritualitate P. Leonis Dehon», Romae 19476. M. Denis, «Le projet du Père Dehon»: STD 4 (1973)7. A. Bourgeois, «Notre Règle de Vie. Un itinéraire». Id. 15, 1,2 e 38. Dict. de Spiritualité XI (1982): «Offrande», 720-7339. U. Chiarello, Carisma del Fondatore e Spiritualità Dehoniana: STD 2810. A. Bourgeois, L´experience spirituelle du Père Dehon: STD 2311. A. Bourgeois, Le Père Dehon a Saint-Quentin, 1871-1877, vocation et Mission: STD

9

- Artículos

1. L. Cappelluti, Eucaristia e oblazione riparatrice: DEH 1987, 151-1722. O. G. Girardi, Identità e carisma della Congregazione: DEH 1978/8, 1703. O. G. Girardi, Oblati del S. Cuore: DEH 1978/8, 1704. O. G. Girardi, Uniti a Cristo nel suo amore e nella sua oblazione al Padre: DEH

1978/85. A. Perroux, Unidos a Cristo na sua oblação ao Pai I: DEH 1995/1, 35-58, e II: DEH

1995/3, 79-966. M. Maçaneiro, Misericórdia, Carisma e Missão 7. A. Díez Garcia, Unidos à Oblação de Cristo: DEH 1994/3, 11-208. E. Franchini, L´abbandono: virtù dei poveri di Dio: DEH 1987, 15-329. S. Halas, Attegiamento dell´abbandono a Dio nell´aspetto biblico: DEH 200810. G. Van Paassen, L´ecce venio” nella nostra attualità I: 1984, 5-17; e II: 1984, 113-

12111. M. Denis, Espiritualidade de imolação: DEH 1974/2, 44-46

4. Sugestões: propostas de aplicação às etapas formativas

A oblação, a imolação e o abandono são atitudes que nos identificam como “discípulos” do Pe. Dehon (cf. CST 17). Por isso, precisam de ser correctamente compreendidos e experienciados desde as fases da formação inicial para serem vividos e marcarem toda a a acção dos nossos religiosos.

No Postulantado: fazer uma iniciação à prática do acto de oblação como atitude básica a marcar todo o itinerário de discernimento e eleição vocacional, incluindo adequada instrução sobre o seu sentido e importância na vida espiritual dehoniana. Com a iniciação à oblação, há que fazer uma primeira referência à imolação, como consequência possível da vida de oblação. Na mesma linha, convém apontar a atitude do abandono confiante em Deus e a disponibilidade para acolher os desígnios e realizá-los. A compreensão e a experiência destas atitudes pode ajudar a ultrapassar os medos, as dúvidas, as hesitações, que por vezes dificultam a decisão vocacional.

Sendo o Postulantado a etapa para educar e introduzir, tendo por ícone: “Ecce venio” (cf. Heb 10, 5-10), podem ter-se em conta as seguintes referências:

KERIGMA: Apresentar a pessoa de Jesus, incluindo o tema da sua Oblação pascal, para ajudar a ver e a interpretar a vida à luz da fé, e iniciar à vida de união ao seu amor ao Pai

- Subsidi per la Formazione Dehoniana - Page 86

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pelos homens. Assumir as atitudes de Jesus em relação aos pecadores, aos pobres, aos que sofrem: compaixão, misericórdia, acções concretas de solidariedade e serviço.

LITURGIA: Introduzir à vida de oração, incluindo o acto de oblação, e a vida eucarística. Lectio divina, dando particular atenção aos sentimentos e atitudes oblativos de Jesus em relação ao Pai e aos homens, procurando assumir esses mesmos sentimentos.

DIACONIA: Desenvolver a dimensão oblativa: generosidade, serviço, negação de si mesmo, abertura ao outro e ao grupo. Algumas acções concretas em favor dos “pobres” da comunidade (idosos, doentes, menos instruídos) e dos pobres da sociedade em que estão inseridos.

KOINONIA: Introduzir à vida de grupo e de fraternidade: partilha, comunhão, atenção ao outro, à Igreja e ao mundo.

Outras sugestões pedagógicas:

- Bom testemunho da comunidade e dos seus membros no que se refere à vivência do “ecce venio”: disponibilidade, espírito de sacrifício, abandono.

- Apresentar os termos mais comuns da nossa espiritualidade, com o seu significado e alguns exemplos concretos na vida do Fundador e dos confrades vivos ou já falecidos.

- Provocar o interesse pelas questões da justiça e da paz, propondo leituras, participação em conferências sobre o tema, experiências concretas de serviço aos mais carenciados...

- Apresentar o Fundador como exemplo concreto de oblação, imolação, abandono, no serviço de Deus e na atenção aos homens do seu tempo.

No Noviciado, há que aprofundar a compreensão, a experiência e a vivência de todas estas atitudes. O Noviciado é a etapa para formar e aprofundar, cujo ícone é: "Domine", (cf. Heb 10, 5-10), podendo ter-se em conta a seguinte sequência:

KERIGMA: Fazer a experiência fundante do amor de Deus, a partir das afirmações: “Deus é amor”, (1 Jo 4, 8; ) ; “Deus amou de tal modo o mundo que nos deu o seu Filho....." (Gv 3,16); “O Filho de Deus amou-me e a si mesmo se entregou por mim” (Gl 2, 20). «Vai e faz também tu o mesmo!» (Lc 10, 37). Preparar e dispor à consagração, como oblação a Deus, na vivência do conselhos evangélicos, da vida comunitária, do apostolado, como resposta ao amor de Deus revelado em Cristo e como dom ao serviço dos homens, particularmente dos pequenos e dos que sofrem13.

LITURGIA:* L'eucaristia nella sua dimensione oblativa e sacrificale.* L'Eucaristia racchiusa dal AMEN (SI) di Cristo al Padre.* Acquista in quest'ottica l'importanza del sacramento della riconciliazione.

DIACONIA: * Scoprire il servizio gratuito all'altro* Svuotarsi da se stessi perché l'altro emerga.

KOINONIA: * È il momento per apprendere la condivisione.* Accettazione e rispetto dell'altro.

13 Cf. CST 18.

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Outras sugestões pedagógicas:

- Propor leituras e conferências sobre os diversos temas da nossa espiritualidade.

- Promover, como trabalho final do ano de noviciado, um “seminário” sobre um tema do nosso carisma e espiritualidade, a fazer pelos noviços e a apresentar à Província, por exemplo, no dia 12 de Agosto, quando da celebração do aniversário do falecimento do Fundador.

- Retiros, ou dias de Deserto, programados com conteúdos dehonianos.- Fazer da celebração da Eucaristia e da Adoração eucarística os momentos

centrais do dia, com consequências práticas na vida da comunidade e de cada um.

- Estudo das Constituições, do Directório Espiritual, dos Cahiers Falleur, etc.

- Leitura e estudo dos documentos pontifícios sobre o culto e a espiritualidade do Coração de Jesus: Haurietis acquas, Dives in misericordia...

- Revisão de vida e correcção fraterna tendo em conta valores como a disponibilidade, o espírito de sacrifício, o abandono, a abertura aos outros...

- No acompanhamento pessoal estimular atitudes de tolerância, de perdão, de corresponsabilidade.

- Ajudar a exercitar-se na ascese e na renúncia ao eu pessoal...- Utilizar actos de oblação de acordo com o tempo litúrgico.- Ensinar a ler os sofrimentos e os sacrifícios à luz da reparação.- Ajudar a desenvolver a solidariedade, a cordialidade, o acolhimento de

todos, o sint unum, a gratuidade...

No escolasticado, aprofundar teológica e espiritualmente os conteúdos já adquiridos, de modo a que a vida de cada um se torne «uma missa permanete» (CST 4), que as actividades apostólicas e sociais se tornem expressão de uma vida tornada oblação. É a etapa do acompanhamento, cujo ícone é: “Ut facciam voluntatem tuam” (Heb 10, 5-10), com a seguinte sequência:

KERYGMA: conexões entre teologia e vida: fazer da centralidade de Cristo algo de existencial, procurando também incarnar os seus sentimentos para com as pessoas concretas que nos rodeiam ou para quem trabalhamos.

LITURGIA: celebrar a vida; itinerário do ano litúrgico; Palavra de Deus, celebração da reconciliação. Lectio divina dos Actos dos Apóstolos, com particular atenção às atitudes dos Apóstolos e das primeiras comunidades em favor dos pobres.

DIACONIA: experiência da nossa missão ao serviço da Igreja local e univeversal, ao serviço do Reino de Deus; experiências concretas de trabalho em favor dos mais carenciados. Emepnhos concretos em favor da Justiça e da Paz.

KOINONIA: vida fraterna em comunidade SCJ, solidariedade e comunhão com a Igreja e com as comunidades mais carenciadas.

Outras sugestões pedagógicas:

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- Supondo que está feito o discernimento vocacional, ensinar e ajudar os formandos a uma atitude permanente de discernimento da vontade de Deus, aprendendo a valorizar as diversas mediações através das quais se manifesta, nomeadamente o superior, a comunidade, as urgências da Igreja e da sociedade em que estamos inseridos.

- Ajudar a aprofundar teologicamente os valores dehonianos através de encontros formativos, da direcção espiritual, da revisão de vida.

- Habituar ao uso dos textos dehonianos ordenados segundo determinadas temáticas; fazer investigações e apresentá-las; participação nos momentos mais significativos da Província; conjugar caridade e justiça, dimensão religiosa dehoniana e eclesial, dimensão religiosa dehoniana e situação no mundo.

- Criar pontos de encontro e de reconciliação das pessoas e dos grupos; permanecer “oblatos”; viver tudo como ocasião de oblação, de imolação, como expressão de abandono: oração, trabalho, apostolado “activo”, vida escondida, alegria e sofrimento, saúde e doença (ver outras propostas para o Noviciado).

- Ler artigos relacionados com a Doutrina Social da Igreja.- Períodos de missão em situações de fronteira (trabalho de pastoral social nos

fins de semana, um mês durante o verão); estágios de vida religiosa em algum país do Sul.

B. ECCE VENIO (ENCARNACIÓN – DISPONIBILIDAD) (ARTUR SANECKI)

1. Presentación

“Nelle parole: Ecce venio, Deus ut faciam voluntatem tuam: Ecce io vengo... per fare, o Dio, la tua volontà (Eb 10, 7), e in queste: Ecce ancilla Domini, fiat mihi secundum verbum tuum; Eccomi, sono la serva del Signore, avvenga di me quello che hai detto (Lc 1, 38), si trovano tutta la nostra vocazione, il nostro fine, il nostro compito, le nostre promesse” (Direttorio, I, 3). Le nostre Costituzioni riportano questa affermazione del Padre Fondatore nel numero 6, e nel numero 58 aggiungono: “Agli occhi di Padre Dehon, l’Ecce venio (Eb 10,7) definisce l’atteggiamento fondamentale della nostra vita”. Questi testi esprimono la disposizione fondamentale che è racchiusa nella parola oblatio. Si tratta della disposizione d’oblazione di Cristo a Dio e agli uomini. L’esperienza di fede di Padre Dehon era talmente impregnata dell’“Ecce venio” di Cristo, che agli inizi egli volle denominare la sua congregazione “Oblati del Cuore di Gesù (cf. Cst n. 6). La carta d’identità dell’Opera, il carattere proprio dell’Istituto fondato da Padre Dehon è unire “in maniera esplicita la ... vita religiosa e apostolica all’oblazione riparatrice di Cristo al Padre per gli uomini” (n. 6).

Nel primo e unico capitolo che ci è rimasto delle più antiche costituzioni (1881) leggiamo: gli Oblati si sforzano di “imitare la dolcezza e lo spirito di immolazione del Cuore di Gesù” (n. 2); e al n. 3: “Il nome di Oblati è stato scelto per esprimere questa vita di immolazione” (CFL, 236-237).

Il senso più profondo dell’Ecce venio di Cristo e il suo valore salvifico per noi viene esposto nella lettera agli Ebrei (10,7-10). Vi è espresso lo scopo dell’incarnazione di Cristo: “Per questo, entrando nel mondo, Cristo dice: “Tu non hai voluto né sacrificio, né offerta, un

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corpo invece mi hai preparato. Non hai gradito né olocausti né sacrifici per il peccato. Allora ho detto: Ecco, io vengo... per fare, o Dio la tua volontà” (Eb 10,5-7). Con la venuta di Cristo è cominciato un nuovo servizio di salvezza. Facendo riferimento al salmo 40, l’autore della lettera rileva che importanti non sono gli olocausti, i sacrifici (cf. Sal 40,7-9). La vera religione non consiste nel culto del tempio o nell’offrire sacrifici. Ciò che importa è la disposizione di cuore, l’impegno di tutta la persona per il Regno.

Cristo dice: “Ecco, io vengo... Tu mi hai formato un corpo”. La parola “corpo” significa in questo caso la vita concreta. Nella sua vita concreta si dona a Dio e agli uomini. Si mette sempre dalla parte delle persone disprezzate, povere ed emarginate. Cristo, rivelando il vero volto di Dio, cancella dal cuore di chi lo ascolta l’immagine di un Dio terribile la cui ira deve essere placata per mezzo di ogni sorta di sacrifici. “Andate dunque e imparate che cosa significhi: Misericordia io voglio non sacrificio. Infatti non sono venuto a chiamare i giusti, ma i peccatori” (Mt 9,13).

Sul Calvario Cristo ripete in modo decisivo l’ecce venio della sua incarnazione: “Padre nelle tue mani affido il mio spirito (Lc 23,46). È l’oblazione di se stesso. Precedentemente ha già interpretato questo gesto come una decisione personale: “Nessuno mi toglie la vita, ma la offro da me stesso, perché ho il potere di offrirla e il potere di riprenderla di nuovo” (Gv 10,18).

Cristo continua a ripetere il suo “Ecce venio” in maniera sacramentale, anche ai nostri giorni: “Questo è il mio corpo, che è dato per voi” (Lc 22,19). “Questo calice è la nuova alleanza nel mio sangue, che viene versato per voi” (Lc 22,20). Il Signore risuscitato rivolge il suo “Ecce venio” a noi, mediante la sua Parola e i sacramenti, come pure appellandosi alla nostra coscienza: “Ecco, sto alla porta e busso. Se qualcuno ascolta la mia voce e mi apre la porta, io verrò da lui, cenerò con lui ed egli con me” (Ap 3,20).

L’Ecce venio di Cristo non si limita solo al culto. La sua totale oblazione a Dio viene concretizzata in una vera disponibilità agli uomini nelle loro più disperate situazioni. Dopo la venuta di Cristo non è possibile più ascoltare la Parola di Dio e, nello stesso tempo, trascurare l’appello del prossimo. L’attenzione di Cristo alle necessità degli uomini e alle loro speranze è il modo in cui esprime la sua obblazione al Padre. “Gesù si è sottomesso nell’amore alla volontà del Padre: disponibilità particolarmente evidente nella sua attenzione e apertura alle necessità e attese degli uomini.

Mio cibo è fare la volontà di Colui che mi ha mandato e compiere la sua opera (Gv 4,34)” (CST 53).

Secondo le nostre Costituzioni la nostra disposizione all’Ecce venio si esprime in una missione di oblazione a Dio e di identificazione con gli uomini bisognosi. L’adorazione eucaristica, il ministero dei piccoli... e dei poveri sono nominati tutti insieme (cf. Cst n. 31). Cristo è pronto a impegnare se stesso, ad annientarsi per compiere la volontà di Dio che vuole la nostra salvezza.

La storia della salvezza mostra come l’obbedienza, quale risposta libera dell’uomo all’amore di Dio, è il centro dell’alleanza. La rottura iniziale dell’uomo con Dio è avvenuta con il rifiuto dell’obbedienza a Dio. La riparazione perfetta di questa disobbedienza avviene con la Nuova Alleanza in Cristo Gesù. La storia dell’obbedienza di Cristo è la storia della nostra salvezza: “Pur essendo Figlio imparò l’obbedienza dalle cose che patì e, reso perfetto

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divenne causa di salvezza per tutti coloro che gli obbediscono” (Eb 5,8- 9). Nella sua vita e nella sua missione Gesù è il “Sì” (2 Cor 1,20) perfetto al Padre. L’obbedienza al Padre non è in Gesù una qualità, ma costituisce Gesù, è la sua essenza. L’obbedienza al Padre spiega tutta la vita di Gesù. Per questo Paolo può elevare il suo inno a Cristo: “Pur essendo di natura divina, non considerò un tesoro geloso la sua ugualianza con Dio, ma spogliò se stesso... facendosi obbediente fino alla morte e alla morte di croce. Per questo Dio lo ha esaltato...” (Fil 2,6-9).

Come Cristo per l’obbedienza si è “sacrificato” donando la sua vita per la redenzione degli uomini, così noi - religiosi dehoniani - dobbiamo unire “in maniera esplicita la (nostra) vita religiosa e apostolica all’oblazione riparatrice di Cristo al Padre per gli uomini” (CST 6). Così diveniamo con Cristo costruttori del Regno di Dio tra gli uomini. Siamo aperti all’accoglienza dello Spirito, diamo “una risposta all’amore di Cristo per noi”, siamo in “comunione al suo amore per il Padre” e cooperiamo “alla sua opera di redenzione all’interno del mondo” (CST 23).

2. Fuentes

- Regla de vida: CST 18, 53, 54, 58

CST

18 È pure nella nostra disponibilità e nel nostro amore per tutti, specialmente per i piccoli e per quelli che soffrono, che noi viviamo la nostra unione a Cristo. Infatti, come potremmo comprendere l’amore di Cristo per noi, se non amando come lui, in opere e in verità?

In questo amore di Cristo, troviamo la certezza della riuscita della fraternità umana, insieme alla forza di lavorarvi.

53 Gesù si è sottomesso nell’amore alla volontà del Padre: disponibilità particolarmente evidente nella sua attenzione e apertura alle necessità e attese degli uomini.

Mio cibo è fare la volontà di Colui che mi ha mandato e compiere la sua opera (Gv 4,34).

A suo esempio, con la professione di obbedienza vogliamo fare il sacrificio di noi stessi a Dio, e unirci in maniera più decisa alla sua volontà di salvezza.

Entrato nel mondo, Cristo dice: Tu non hai voluto né sacrificio né offerta, un corpo invece mi hai preparato. Non hai gradito né olocausti né sacrifici per il peccato. Allora ho detto: Ecco, io vengo... per fare, o Dio, la tua volontà.Ed è appunto per quella volontà che noi siamo stati santificati, per mezzo dell’offerta del corpo di Gesù Cristo, fatta una volta per sempre (Eb 10,5-7.10).

54 A tal fine, col voto di obbedienza, ci mettiamo totalmente al servizio della Congregazione nella missione della Chiesa.

Perciò ci impegniamo a obbedire ai nostri Superiori nell’esercizio legittimo del loro servizio di autorità, in conformità alle Costituzioni, in tutto quello che riguarda la vita della Congregazione e l’osservanza dei voti. Questa obbedienza la dobbiamo pure al Sommo Pontefice e alla Santa Sede. Ma la nostra professione non ci impegna solo quando i Superiori possono chiederla in forza del voto: essa inserisce tutta la nostra vita

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nel progetto di Dio.

58 Agli occhi di Padre Dehon, l’Ecce venio (Eb 10,7) definisce l’atteggiamento fondamentale della nostra vita. Fa della nostra obbedienza un atto di oblazione; configura la nostra vita a quella di Cristo, per la redenzione del mondo, a Gloria del Padre.

- Algunos escritos del P. Dehon

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MSC: OSP 1, 546-549

CŒUR DE JESUS, OBEISSANT JUSQU’A LA MORT, AYEZ PITIE DE NOUS

Le Sacré-Cœur de Jésus a toujours vécu dans l’obéissance. Jésus obéissait à Nazareth; pendant trente ans, il était soumis à Marie et à Joseph. Il obéissait pendant sa vie publique, il observait les lois de Moïse, il allait au Temple et accomplissait la Pâque. Il obéissait aux lois civiles et payait l’impôt à César. Mais c’est surtout dans sa Passion que son obéissance se manifesta de la manière la plus éclatante.Il obéit aux ignobles agents des grands prêtres qui viennent l’arrêter à Gethsémani, parce qu’ils représentent l’autorité de la synagogue.Il se laisse garrotter et conduire au sanhédrin. Il comparaît humblement devant ses juges, il se laisse jeter en prison. Il se laisse conduire chez Pilate et chez Hérode. Il se soumet à sa condamnation.Il porte sa croix pour obéir à ses bourreaux, il ôte ses vêtements, il s’étend sur la croix, il livre ses mains et ses pieds pour qu’on les cloue. Mais on peut dire de son obéissance comme de son amour, qu’elle a eu sa plus haute expression dans les grandes circonstances de son Incarnation, de son agonie et de sa mort.Quand son Père nous l’a donné pour Rédempteur, quand son Père lui a demandé de venir sur la terre pour expier nos péchés, il a prononcé son ecce venio.«Je viens, ô mon Père, a-t-il dit, pour faire votre volonté» (Aux Hébreux: chap. X.). Il avait conscience de ce qu’il lui en coûterait. Il voyait devant lui toutes les humiliations à subir, toutes les souffrances à supporter. Il acceptait tout par amour pour nous. Cet acte d’obéissance comprenait à lui seul tous les sacrifices de sa vie et de sa mort.A Gethsémani, son acte d’obéissance a aussi une extension infinie. Toutes les souffrances de sa Passion lui sont présentes et il prononce son Fiat. Il prévoit l’ingratitude des hommes et l’inutilité de son sang pour un grand nombre. La crainte et l’émotion l’écrasent, il répète trois fois son Fiat.Mais c’est sur la croix que l’obéissance du Sacré-Cœur de Jésus nous présente sa plus sublime manifestation, parce que c’est là que le Père éternel demande à son Fils le plus grand sacrifice. Ce sacrifice, c’est l’abandon, qui arrache à Notre-Seigneur cette plainte infiniment douloureuse: «Mon Dieu! mon Dieu! Pourquoi m’avez-vous abandonné?».Par ce cri plaintif, Notre-Seigneur a voulu témoigner que ce moment était pour lui le plus douloureux de sa vie. Il nous apprenait en même temps quelle est la malice du péché, qui obligeait en quelque sorte Dieu de livrer à des tortures sans soulagement, son Fils innocent, qui a pris la responsabilité de nos fautes.Notre-Seigneur, ne fut pas, à ce moment, abandonné de la Divinité, mais il

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fut privé de toutes les consolations dont Dieu a coutume de soutenir ses fidèles serviteurs dans leurs souffrances; il resta plongé dans un abîme de ténèbres, de craintes et de dégoûts amers.«Cette privation de la présence sensible de Dieu, Jésus l’avait déjà connue à Gethsémani, remarque saint Liguori; mais sur la croix il l’éprouva d’une manière plus complète encore et plus cruelle».O Père éternel, s’écrie le même saint Alphonse, quel déplaisir vous a donc causé ce Fils innocent et obéissant, pour que vous l’ayez condamné à une mort si amère? Regardez-le sur cette croix: voyez comme sa tête y est tourmentée par les épines, comme son corps suspendu à trois crochets de fer ne repose que sur ses plaies! Il est abandonné de tout le monde, même de ses disciples; ceux qui l’entourent le tournent en dérision et le blasphèment; pourquoi donc, vous qui l’aimez tant, l’avez-vous ainsi abandonné?Mais il ne faut pas oublier que Jésus s’était chargé de tous les péchés du monde; et quoiqu’il fût le plus saint de tous les hommes, ou plutôt la sainteté même, néanmoins, s’étant obligé à expier tous nos péchés, il paraissait le plus grand pécheur de l’univers; et comme il s’était rendu responsable des péchés de tous, il fallut qu’il payât pour tous. Or, nous méritions d’être jamais abandonnés dans l’enfer et livrés à un désespoir éternel, il a donc voulu être lui-même abandonné à une mort sans consolation, afin de nous délivrer de la mort éternelle.Ce fut en retour de cette obéissance suprême au Calvaire que son Père lui accorda le salut du genre humain: «Aux jours de sa vie mortelle, a dit saint Paul, le Christ offrit des prières et des supplications avec un grand cri et des larmes à Celui qui pouvait le sauver de la mort, et il fut exaucé comme le méritait sa sublime dignité» (Aux Hébreux: chap. V).Du reste, cet abandon fut pour Jésus la plus cruelle de toutes les peines de sa Passion; car, après avoir souffert tant de douleurs atroces sans ouvrir la bouche, il ne se plaignit que dans cette dernière circonstance, et ce fut en poussant un grand cri, noce magna, accompagné de beaucoup de larmes et de prières, comme le dit saint Paul, qu’il exhala sa plainte. Rendons grâces à notre Sauveur d’avoir bien voulu nous racheter à un si haut prix. Prouvons-lui notre reconnaissance en bannissant de notre cœur toute affection qui ne serait pas pour lui.Le souci de Notre-Seigneur, en toutes ses souffrances, était de faire la volonté de son Père. On lit dans saint Jean (S. Jean: chap. XIX): «Après cela, sachant que toutes choses étaient accomplies, afin qu’une parole de l’ Ecriture s’accomplît, Jésus dit: j’ai soif!». Le passage des Saintes Ecritures auquel l’évangéliste fait ici allusion, est cette parole prophétique de David: «Ils m’ont donné du fiel pour ma nourriture et, dans ma soif, ils m’ont présenté du vinaigre» (Psaume 68).Enfin Notre-Seigneur nous donne le dernier témoignage de son obéissance: «Consummatum est. Tout est consommé». Il vit que tout était accompli; toutes les volontés de son Père étaient réalisées. Toutes les prières des anciens patriarches, toutes les prophéties concernant sa vie, sa mort, les mauvais traitements et les humiliations qu’il devait subir, tout cela était devenu une réalité. Tous les sacrifices de l’ancienne loi avaient atteint leur terme dans le sacrifice de la Croix dont ils étaient la figure.Tout était consommé, Notre-Seigneur avait rempli sa mission, il prononça ses dernières paroles: «Mon Père, je remets mon âme entre vos mains», et, en poussant un grand cri, il expira.Saint Jean rapporte qu’au moment d’expirer notre divin Rédempteur baissa la tête (S. Jean: chap. XIX), témoignant ainsi qu’il acceptait la mort de la main de son Père avec une entière soumission; c’était alors en effet qu’il mettait le comble à son humble obéissance, selon le mot de saint Paul: «Il

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s’est humilié et s’est rendu obéissant jusqu’à la mort et à la mort de la Croix» (Aux Philippiens: chap. II).Selon saint Ambroise, l’expression «Emisit spiritum: Il rendit son âme», signifie que Jésus mourut, non par nécessité ni par le fait des bourreaux, mais parce qu’il voulut bien mourir; il ne perdit point la vie, mais il la quitta de son plein gré. Il mourut volontairement pour obéir à son Père, pour satisfaire son amour pour nous et pour nous sauver de la mort à laquelle nous étions condamnés (S. Liguori: Considérations sur la Passion).A l’exemple du bon Maître, devenons pleinement obéissants aux volontés de Dieu. Elles nous sont connues par les lois divines et par nos devoirs d’état.Obéissons humblement. Notre-Seigneur en sera consolé et nous bénira.

CAM: OSP 2, 466-468

LEÇON D’OBEISSANCE

C’est un enseignement merveilleux, plein de lumières et de grâces, que celui de l’obéissance de Jésus au Saint-Sacrement.

I. Parfaite obéissance de JésusJésus obéit à tous les prêtres, sans distinction, bons ou mauvais. Il vient dans des cœurs profanes et souillés par le démon. Il ne refuse pas de se mettre en présence de son ennemi, parce qu’il a une loi inviolable: l’obéissance, par amour pour son Père. Rien ne le retient ni ne l’entraîne hors de cette voie, aucun prétexte de dignité ou de convenance. La volonté de son Père fait sa nourriture, son repos, sa béatitude, sa gloire et sa seule vie.Jésus-Eucharistie n’a pas plus de vie propre qu’un mort. Son mouvement, c’est la seule obéissance, dont Dieu reçoit une louange sans fin. Oh! quel exemple! Jésus n’a plus de vie que par l’impulsion de son Père; sa dépendance de Dieu est aussi parfaite que son amour pour lui est infini. Il ne vit qu’en Dieu, et il ne forme pas un seul acte, ne fait pas un seul mouvement en dehors de cette seule et totale dépendance. S’il est à notre disposition, s’il obéit au prêtre, c’est encore à son Père qu’il obéit, parce qu’il a promis à son Père de se donner à nous. Il ne se rétracte pas. C’est ainsi qu’en obéissant à nos supérieurs nous obéissons à Dieu, parce que Dieu veut que nous leur obéissions.Oh! quelle gloire Jésus rend à Dieu! et quelle complaisance Dieu prend en ce Fils bien-aimé, en le voyant dans cette attitude abaissée et anéantie! Il a pris la forme d’esclave, lui qui est Dieu. Quel exemple sublime! Mon Jésus, qui ne voudrait vous suivre, pour l’honneur de votre Père et la consolation de votre Cœur, victime d’obéissance?

II. La rédemption en est le fruitSans l’obéissance, l’œuvre de la rédemption aurait été nulle, et cela se comprend. Tout péché est une désobéissance, tout acte de réparation et de rachat doit être un acte d’obéissance.Pour que l’obéissance soit parfaite, et vraiment rédemptrice, elle doit être reçue dans le cœur; son principe doit être l’amour. Aussi David nous montre-t-il le Rédempteur apportant au monde la volonté de Dieu écrite en son Cœur (Ps. 39). La véritable marque de la perfection d’une âme, c’est qu’elle soit parvenue au point d’être tellement morte à sa volonté, qu’elle ne prétende, qu’elle ne désire aucunement faire ce qu’elle voudrait; elle obéit à tous pour Dieu. O Jésus! qui nous donnera de ces âmes, vraiment mortes à elles-mêmes, pour continuer votre sacrifice du Calvaire et de l’Eucharistie?

III. Notre obéissanceJésus ne reçoit d’impulsion que par Dieu son Père: «Je ne fais pas ma

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volonté, disait-il, mais celle de mon Père». Nous ne devons recevoir d’impulsion que de l’Esprit de Jésus. Il doit être notre pensée, notre parole, nos actes, nos mouvements, notre âme, notre vie. «Ce n’est plus moi qui vis, c’est Jésus, c’est son esprit, c’est son Cœur qui vit en moi».Obéissance entière à Dieu, dépendance de lui seul: quelle étendue et quelle profondeur dans ces deux mots! Mon âme est appelée à y entrer, à y vivre, à disparaître sous Jésus et son divin Esprit. Jésus au tabernacle n’est plus rien sous ce pain qui le couvre: l’âme victime n’a pas d’autre modèle à suivre.J’aurai toujours ce modèle sous les yeux. J’aimerai l’obéissance comme l’aime mon Jésus. Je vivrai en elle sans réserve. Je fais un pacte avec toute ma vie personnelle, avec toutes mes volontés et appréciations naturelles. C’est à tout jamais que je dis adieu au moi humain, aux oeuvres et aux désirs du vieil Adam qui veut toujours être quelque chose et se gouverner.L’obéissance à Dieu, c’est la vie de Dieu en nous, c’est donc la victoire de Dieu sur nos pauvres facultés. «L’âme la plus obéissante, disait Marguerite-Marie, fera triompher le Sacré-Cœur». Et comme cette sainte âme était admirablement obéissante!Comme elle parlait aussi admirablement de cette vertu! «Pour l’intérieur, écrivait-elle, vous obéirez fidèlement aux mouvements de la grâce pour les actes des vertus; quant à l’extérieur, vous obéirez amoureusement à ceux qui ont pouvoir de vous commander, pensant à ces paroles: Jésus a été obéissant, je veux donc obéir jusqu’au dernier soupir de ma vie. Et vos obéissances seront pour honorer celles de Jésus-Christ au Saint-Sacrement; si vous êtes fidèle à faire la volonté de Dieu dans le temps, la vôtre s’accomplira pendant toute l’éternité».«En vérité, dit-elle encore, il me semble que tout le bonheur d’une âme consiste à se rendre conforme à la très sainte volonté de Dieu. C’est là où notre cœur trouve sa paix, notre esprit sa joie et son repos, puisque celui qui adhère à Dieu devient un même esprit avec lui. Et je crois que c’est le vrai moyen de faire notre volonté; car son amoureuse bonté se plaît à contenter celle où il ne trouve point de résistance» (Lettre XIX à la Mère de Sourdeilles).

CSJ: OSP 2, 552-553

DÉTERMINER LES VOLONTÉS

Convaincre les esprits n’est pas tout, il faut déterminer les volontés à embrasser une vie sainte.Jésus expose la sainteté de vie, la perfection chrétienne au sermon sur la montagne.«Bienheureux ceux qui ont l’esprit de pauvreté, de douceur, de pénitence, etc.«Il faut aimer notre prochain comme nous-mêmes, prier avec ferveur, fuir le monde et ses maximes et marcher par la voie étroite du sacrifice». Il nous en coûtera de la peine. Le royaume des cieux souffre violence. Tantôt Jésus nous encourage par l’appât des récompenses: «Le royaume des cieux est un trésor qu’il faut conquérir, une perle qu’il faut acheter à tout prix».Tantôt il nous soutient par la crainte des châtiments: «Le mauvais grain sera brûlé au moment de la moisson; – les mauvais poissons pris au filet seront rejetés à la mer; – l’invité aux noces qui n’aura pas la robe nuptiale ne sera pas admis; – les vierges folles trouveront les portes fermées; – le serviteur qui n’aura pas fait fructifier son talent sera jeté dans les ténèbres extérieures».Ou bien Notre-Seigneur décrit minutieusement le jugement dernier, dont la destruction de Jérusalem ne sera que le prélude.Voilà un fond solide de prédication: la sainteté de la morale à pratiquer, le

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ciel pour ceux qui sont fidèles, l’enfer pour les mauvais serviteurs.Et Notre-Seigneur donnait une invincible autorité à ses enseignements par la sainteté de sa vie, par le charme de sa parole, par l’onction de la grâce dont il était pénétré.Où en est notre prédication? A-t-elle un fond sérieux? Fait-elle assez valoir les grands motifs de l’espérance et de la crainte? Est-elle appuyée par la sainteté de notre vie? Sommes-nous assez unis à Dieu par la vie intérieure pour que cela se manifeste dans tout notre être et dans toutes nos paroles?

ASC: OSP 3, 454-455

J’AIME MON PÈRE, JE FAIS CE QU’IL M’A COMMANDÉ

Venit princeps mundi hujus, et in me non habet quidquam, sed ut cognoscat mundus quia diligo Patrem, et sicut mandatum dedit mihi Pater, sic facio. Surgite, eamus hinc (S. Joan, 14, 30).Le prince de ce monde vient, il n’a pas de pouvoir sur moi, mais je le laisse agir, pour montrer au monde que j’aime mon Père et que je lui obéis. Levez-vous et sortons d’ici (S. Jean, 14, 30).

«Que votre cœur ne se trouble pas». C’est encore là un encouragement précieux, tombé du Cœur de Jésus. Ce n’est pas seulement à ses apôtres qu’il s’adresse, mais à nous tous. «Ne vous troublez pas, nous dit-il, si je ne vous suis présent que par la foi, et si même je semble vous abandonner en vous laissant dans l’aridité. – Que votre cœur ne s’effraie pas et ne se trouble pas, à la pensée que je vais vous quitter; vous avez entendu que je vous ai dit: je m’en vais et puis je reviens à vous. – Si vous m’aimez, loin de vous livrer à la tristesse, vous vous réjouirez de ce que je vais à mon Père, parce que, eu égard à ma nature humaine, mon Père est plus grand que moi, et il m’élève comme homme, à la participation de sa gloire, de sa puissance et de sa divinité. – Je vous préviens de tout cela, maintenant, afin que les événements prochains ne vous troublent pas, et que vous croyiez que je suis le Fils de Dieu et que vous gardiez confiance en toutes mes promesses».Quelle admirable condescendance de Notre-Seigneur pour ses disciples et pour nous! Il les met en garde contre le scandale de sa passion, et il nous prévient contre les scandales du monde et contre les épreuves de l’aridité.

La volonté du Père. «Le prince de ce monde vient, dit Notre-Seigneur, il apprête contre moi toutes ses fureurs. Il ne peut rien contre moi, mais je veux le laisser agir, pour que le monde sache quel amour j’ai pour mon Père, en me voyant donner ma vie pour accomplir son dessein de sauver vos âmes...».Le prince du monde est à l’œuvre par l’entremise de judas, il prépare ses armes et son guet-apens. Jésus veut le laisser faire. Il ne murmure pas, il ne change rien à sa coutume d’aller prier le soir à Gethsémani. Ne faut-il pas que la volonté de son Père s’accomplisse?La volonté du Père, c’est tout pour Jésus. Fût-elle sévère et dure à accomplir, il va au-devant d’elle avec une sorte de tressaillement magnanime. La joie se mèle à la douleur des adieux, à la tristesse inquiète de l’ami qui laisse ses amis sans soutien, à la mélancolie du mourant.«J’aime mon Père, dit Jésus; comme il m’a commandé, ainsi je fais». N’est-ce pas ainsi que je veux agir aussi? La volonté de Dieu et c’est assez. Rien n’est plus sage, rien n’est plus sûr. Où trouverai-je un autre guide, un autre maître: ad quem ibimus?Vous avez, Seigneur, les paroles de la vie éternelle. Commandez, Seigneur, votre serviteur écoute. Me voici, faites de moi ce que vous voudrez.

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Conduisez-moi par ma règle, par la providence, par mon directeur qui vous représente.

Levez-vous et allons. «Levez-vous, sortons d’ici, pour aller à l’agonie, à la torture et à la mort, Dieu le veut!». – Jésus rend grâces à son Père après le repas; il s’en va selon sa coutume vers le jardin de Gethsémani et ses apôtres le suivent. Nous pouvons penser dans quel état ils sont, après tout ce qu’il leur a dit. Pour lui, sa nature est troublée, mais il la domine, il marche avec sérénité, par amour pour son Père qui commande et pour les hommes qui vont être sauvés.Est-ce ainsi que je vais au devoir, au dévouement, au sacrifice, quand le Seigneur m’y appelle?Le devoir a des exigences rigoureuses. Il faut savoir sortir du péché par un humble aveu et d’une occasion de péché par une séparation ou un sacrifice. Il faut sortir de la mollesse et de la tiédeur qui répugnent à Notre-Seigneur.Cela ne me coûtera pas, si, comme Notre-Seigneur, je pense à mon Dieu qui le demande, et aux fruits qui en reviendront à moi et aux âmes. Marguerite-Marie, pour s’exciter à la générosité, disait à Notre-Seigneur: «O vous, qui m’avez choisie, nous nous sommes promis fidélité». O mon bon Maître, vous m’avez choisi aussi pour travailler au règne de votre Cœur. Je sais que vous serez fidèle à vos promesses de grâce, je veux être fidèle aussi à mes promesses d’amour et de dévouement.

DSP: OSP 6, 401

LE DON DE SOI-MEME

Dans ces paroles: Ecce venio, Deus, ut faciam voluntatem tuam, et dans celles-ci: Ecce ancilla Domini, fiat mihi secundum verbum tuum, se trouvent toute notre vocation, notre but, notre devoir, nos promesses.Dans toutes les circonstances, dans tous les événements, pour l’avenir comme pour le présent, l’ecce venio suffit, pourvu qu’il soit dans la pensée et dans le cœur en même temps que sur les lèvres. Ecce venio: Voici que je viens, ô mon Dieu, pour faire votre volonté. Me voici prêt à faire, à en-treprendre, à souffrir ce que vous voudrez, à sacrifier ce que vous me de-manderez. Nous pouvons être sans inquiétudes, la volonté de Dieu se fait connaître à chaque instant et, dût l’obscurité, l’incertitude remplir l’esprit et le cœur, persévérons avec patience et amour dans cet état, jusqu’à ce qu’il plaise à la sagesse et à la bonté de Dieu de laisser luire de nouveau sa lumière.Une victime sait qu’elle n’a plus rien à choisir ou à désirer pour elle, son choix est fait, son sort est fixé. Quand et comment se fera son sacrifice, en quelles circonstances, quelle durée aura-t-il, tout cela est laissé au libre choix de celui à qui elle appartient entièrement.Ainsi donc, abandon total, laisser-faire absolu, en regardant celui qui a marché en avant sur ce chemin et l’a rendu praticable et qui a laissé derrière lui les traces de ses pas et des traces sanglantes, telle est notre vocation.Si quelqu’un se donne ainsi à Notre-Seigneur, Notre-Seigneur se donne aussi à lui, et alors que peut-il bien lui manquer! «Les cheveux de votre tête sont comptés, disait Notre-Seigneur à ses disciples. On achète cinq moineaux pour un dernier et cependant aucun d’eux n’est oublié par la Providence». Notre-Seigneur veille à tous nos besoins, en temps convenable, si nous nous donnons à Lui.

DSP: OSP 6, 413-414

L’ECCE VENIO

Jésus était venu pour accomplir la grande œuvre de la réconciliation, mais

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pourquoi donc alors une vie longue de trente années, cachée, inconnue, en apparence inactive et inutile? C’était pour attendre en tout l’heure marquée par les décrets divins.Le Rédempteur était promis au genre humain, annoncé par les prophètes, et les signes qui devaient avoir lieu étaient marqués. Il était attendu par les justes avec un ardent désir. Cependant peu de personnes connaissent son avènement et le mystère de l’Incarnation. A sa naissance, des prodiges ont lieu dans la nature, qui se réjouit de la venue de son Roi. Les Mages de l’Orient reconnaissent l’étoile mystérieuse, qui annonce la venue du Roi-Sauveur attendu par tous les peuples. Mais bientôt après tout retombe dans le silence. Tout se trouve de nouveau enseveli dans l’obscurité.Ceux qui croyaient véritablement, qui suivaient l’attrait de la grâce, la voix des anges et l’inspiration du Saint-Esprit, conservaient ces mystères dans leurs cœurs et adoraient dans le silence, l’espérance et la soumission, les décrets de la sagesse, de l’amour et de la miséricorde de Dieu. Plusieurs de ces âmes privilégiées ne vivaient plus au jour du sacrifice rédempteur, et attendaient dans l’autre monde leur heureuse rédemption.Joseph, Marie et Jésus, le Sauveur du monde, vécurent de longues années dans la plus grande obscurité, la solitude, le travail, la pauvreté et l’abaissement.Qui pourrait approfondir les voies de la sagesse, de l’amour et de la bonté de Dieu? Qui peut concevoir et compter les actes de vertu de ces années d’obscurité? Et pourquoi donc tout cela: ce voyage pénible et long, cette fuite dans un pays païen, idolâtre? parce que Jésus était victime, parce que Jésus était libérateur et rédempteur, parce que cela était dans les desseins de Dieu pour des motifs qui dépassent nos conceptions.L’Ange dit à Joseph; dans le somneil: «Prends l’enfant et sa mère et fuis en Egypte, car Hérode cherche à tuer l’enfant, et reste là jusqu’à ce que je te le dise». Quelle foi, quelle obéissance et quel abandon de la part de ces deux saints personnages, qui se remettent entièrement, aux mains de la Providence et s’abandonnent à la volonté de Dieu, comme des instruments dociles!La toute-puissance de Dieu semble se retirer de l’Enfant Sauveur, mais c’est pour accomplir les décrets de sa sagesse et de son amour infinis. La semence du christianisme devait être jetée par là en Egypte pour les temps à venir, par les mérites de Notre-Seigneur, de Marie et de Joseph.Notre-Seigneur avait dit: «Voici que je viens, o mon Dieu, pour faire votre volonté». C’est donc pour cela, pour l’accomplissement de la volonté divine, que le Fils de Dieu lui-même se soumet à tout et malgré son désir brûlant, son zèle ardent et son amour, attend l’heure destinée aux diverses phases de la Rédemption et accomplit tout en son temps et en son lieu.

DSP: OSP 6, 422-423

L’ECCE ANCILLA

Marie est notre modèle dans sa vie cachée, dans sa vie de silence et de recueillement à Nazareth. Elle est bien le jardin fermé, accessible à Jésus seul, à saint Joseph et aux anges. La visite de l’ange l’effarouche jusqu’à ce qu’elle ait reconnu le messager divin. Elle est la source scellée, dont les eaux restent pures et ne sont souillées par aucun contact. Marie donne un soin sans égal à la vie intérieure. Sa vie est toute d’amour, d’union et d’immolation.L’Ecce ancilla résume la vie de Marie comme l’Ecce venio résume la vie de Jésus. Ces paroles de Marie furent comme la formule de sa profession, de son voeu de victime; et seulement après ces paroles le Verbe s’est fait chair: Et Verbum caro factum est, et habitavit in nobis.Par son Ecce ancilla, par son consentement, Marie accepta d’être la Mère du Rédempteur Elle accepta l’honneur, la dignité de cette maternité, mais aussi

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les souffrances, les sacrifices qui y étaient attachés. Elle se déclara prête à accomplir la volonté de Dieu en tout, à être sa servante. C’est en cela que se trouve l’être propre d’une victime, en cela que consiste la perfection de toutes les vertus. Là aussi est la source des grâces et des mérites.L’Evangile nous rapporte peu de paroles de Marie, hors l’Ecce ancilla et le Magnificat, où se retrouvent aussi ces mots: Respexit humilitatem ancillae suae: il a regardé la bassesse de sa servante. Ainsi donc parce que Marie était prête à répondre à la volonté de Dieu, elle a été regardée favorablement et choisie par Dieu. – «Et voici que toutes les générations me proclameront bienheureuse». Peu de personnes la proclamèrent bienheureuse pendant sa vie mortelle, sauf Elisabeth et une femme du peuple qui est signalée dans l’Evangile. Et dans cette dernière circonstance, que répondit Notre-Seigneur? Il répondit: «Oui, bienheureux sont ceux qui entendent ma parole et qui la pratiquent».Du reste, Marie, la Mère du Rédempteur était comme son Fils en butte à l’humiliation et au mépris de la part des ennemis de Dieu; et pour ceux qui étaient bien disposés, elle était un objet de compassion et de pitié, dans les jours de la Passion. Elle a ressenti et partagé toutes les souffrances de Notre-Seigneur, et uni son sacrifice à celui de son Fils.L’Ecce ancilla était sur ses lèvres et dans son cœur dans tous les sacrifices qu’elle eut à faire: lors de la Présentation au Temple quand elle offrit son Fils en victime et qu’elle entendit la prophétie du veillard Siméon; lors de la fuite en Egypte, dans un pays étranger et infidèle; et ainsi en tout et toujours, jusque sous la croix de son Fils mourant.De même pour sa vie encore longue après l’Ascension, suivant les desseins de Dieu, elle consentit à être mère de l’Eglise nouvelle fondée dans le sang de son Fils, mère de tous les fidèles rachetés par le Sauveur. Marie était prédestinée pour être la Mère de son Dieu. Elle était enrichie et ornée de toutes les grâces et de tous les dons, mais néanmoins ses grâces et ses mérites augmentèrent tous les jours par sa fidèle coopération, par sa pureté, par le saint et pur amour avec lequel elle remplissait sa mission.

ASC: OSP 2, 187-188

VIE D’OBEISSANCE

L’obéissance de Jésus était exacte et consciencieuse. «Il a tout bien fait». Il a soigné son travail de charpentier comme il eût soigné une œuvre de grande valeur. Dieu attend de nous le soin et l’exactitude dans toutes nos œuvres.L’obéissance de Jésus était cordiale, prompte et généreuse. Ecce venio. Il était toujours prêt. Faisons de même pour toutes les manifestations de la volonté divine.Elle était entière et sans réserve. Jésus obéit à tout, de la crèche au Calvaire. Il n’examine pas si l’ordre donné lui plaît. L’expression d’un désir lui suffit. Il obéit d’esprit et de cœur, il a toujours son regard fixé sur son Père pour connaître sa volonté et s’y conformer pleinement.Son obéissance est persévérante, sans intervalle, sans lassitude, sans relâche. Il a obéi jusqu’à la croix; il obéit encore dans l’Eucharistie et il obéira jusqu’à la fin des temps.Quel exemple! Puis-je hésiter à embrasser une vertu que le Cœur de Jésus aime tant?

CAM: OSP 2, 204-207

LE SACRE-CŒUR DE JESUS DANS SON INCARNATION

I. Oblation générale de Notre-Seigneur«Ingrediens mundum dicit. hostiam et oblationem noluisti (Heb. X. 5): O mon Père, dit Jésus en entrant dans le monde, vous ne voulez plus des offrandes et

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des sacrifices de l’Ancienne Loi»: (Qu’étaient-ce, en effet, que ces sacrifices et ces offrandes? qu’avaient-ils pour être agréables à Dieu et lui procurer quelque satisfaction? c’étaient des génisses, des agneaux, des colombes, du pain, du vin, etc. Mais ces sacrifices n’étaient que l’ombre du sacrifice de la Loi Nouvelle: l’ombre devait faire place à la lumière, la figure à la réalité. Ces offrandes n’avaient de valeur aux yeux de Dieu qu’autant qu’elles représentaient la véritable victime, le vrai Pain et le vrai Vin, le véritable Agneau de Dieu. «Corpus autem aptasti mihi: Mais voici, dit-il, que vous m’avez formé un corps», un corps vivant, animé par un esprit, digne de vous être immolé en holocauste. «Tunc dixi: ecce venio. Alors j’ai dit: me voici». Il est temps que je réalise la promesse que je vous ai faite de me sacrifier à votre gloire et au salut des hommes: «Venin ut faciam, Deus, voluntatem tuant. Deus meus volui, et legem tuant in medio cordis met (Ps. 30): je viens pour accomplir votre volonté qui est gravée au fond de mon cœur».Qu’il est grand cet acte d’oblation du Cœur de Jésus! Il renferme les actes les plus parfaits des plus sublimes vertus. C’est un acte d’adoration profonde, un hommage infini rendu à la majesté divine, au souverain domaine de Dieu. Ecce venio! C’est un acte d’amour parfait par lequel il consacre sa vie à celui de qui il la tient. C’est un acte de réparation! –je vous dois le sacrifice de ma vie, dit-il à son Père; si je n’ai pas mérité la mort, les hommes mes frères, l’ont méritée; ne suis-je pas l’un d’eux? n’ai-je pas promis de vous sacrifier ma vie? ne suis-je pas lié par cette obligation? Ecce venin. Me voici.C’est un acte d’obéissance parfaite. Où faut-il aller? je suis prêt. Ecce venin. Faut-il aller à Bethléem, à Nazareth, en Egypte, en Galilée? Ecce venin.C’est un acte d’humilité et d’anéantissement par lequel il se met dans l’état d’une victime.Enfin, c’est un acte incompréhensible de charité envers les hommes. S’il s’est offert pour réparer la gloire de son Père, s’il est une victime d’adoration, d’amour, d’obéissance et d’humilité vis-à-vis de Dieu, il est en même temps une victime d’amour pour nous. Le Cœur de Jésus est tout entier à son Père et a nous parce que c’est en nous sauvant qu’il travaille à la gloire de son Père. Et ne voyez-vous pas qu’il n’est même plus question de son Père dans ce Credo où nous chantons: «Propter nos hommes et propter nostram salutem descendit de coelis: C’est pour nous et pour notre salut qu’il est descendu du ciel». Son amour pour nous semble avoir absorbé tout son Cœur.

II. Son oblation continueL’oblation de Jésus semble avoir été un véritable voeu, un voeu religieux. Notre-Seigneur semble s’être lié par un voeu de son Cœur. «Deus meus volui et legem tuam in medio Cordis mei». Quelques théologiens ont discuté pour savoir si, par son Ecce venin, Notre-Seigneur formulait une simple intention ou un vœu formel. C’est une opinion libre. Il semble que c’était bien un vœu. C’est un sentiment assez commun parmi les interprètes de l’Ecriture. Les âmes qui s’offrent à Notre-Seigneur par une oblation entière reproduisent particulièrement cette oblation du Sacré-Cœur. Les vœux de religion sont déjà une imitation de cette oblation faite par le Cœur de Jésus, mais l’acte spécial d’oblation de soi-même en esprit d’amour et d’immolation est une reproduction plus formelle, une véritable continuation de cet acte divin. Toute la suite de la vie de Jésus n’a été que le développement et l’exécution de ce premier acte. Jésus est tout entier dans cet Ecce venin, avec tout son Cœur, tout son amour, tous ses mérites, tous ses mystères futurs. je viens, s’écrie-t-il, je vais à Nazareth, à la crèche, en exil, à ma vie cachée, à ma vie publique, à mon apostolat, aux persécutions, à mon agonie, à la croix, au tombeau: Ecce venio. Il a tout prévu, tout accepté, et pour ainsi dire, tout accompli d’avance dans ce seul acte. Il a soif de voir se consommer son immolation. Desiderio

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desideravi... baptismo habeo baptizari et quomodo coarctor usquedum perficiatur? Que dis-je? son oblation ne s’arrête pas là, elle se prolonge dans la suite des siècles. Dès ce premier instant, il s’élance pour venir dans tous les tabernacles du monde, en particulier dans ce petit tabernacle de notre oratoire, d’où il nous fait entendre silencieusement sa voix: Ecce venio. Il pensait d’avance à chacun des autels où viendrait habiter son Cœur eucharistique, Ecce venio. Bien plus son Ecce venio ne s’arrêtera pas au seuil de l’éternité: dans le ciel comme dans le sein de Marie, comme sur le Calvaire, comme dans l’Eucharistie, c’est toujours l’Ecce venio, et s’il n’est plus victime de souffrance et d’humiliation, il est toujours victime de gloire et d’amour. Le Cœur de Jésus ne souffre pas toujours, ne meurt pas toujours, tous les mystères de sa vie n’ont qu’une courte durée et passent vite, le mystère de son oblation seul ne passe pas; le Cœur de Jésus est avant tout une victime offerte à Dieu, il sera éternellement oblat. Il a prononcé son Ecce venio dans le sein de sa Mère, il le réalisera éternellement.

III. Notre oblationMais, en prononçant son Ecce venio, le Sacré-Cœur nous a offerts et continue à nous offrir avec lui; sans cela, notre oblation serait vaine, elle ne peut être agréée que par sa propre oblation. Nous ne devons pas, nous ne pouvons pas offrir directement nos cœurs à Dieu le Père, car ils n’ont en eux-mêmes rien qui puisse lui plaire, il les rejetterait. Nous devons les offrir d’abord au Cœur de Jésus, et quand le Père céleste nous voit ainsi unis au Cœur de son Fils, quand il voit dans notre oblation le complément et la continuation de l’oblation de son Fils, quand il ne nous voit plus qu’à travers les amabilités et les mérites de son Fils, alors nous lui devenons agréables. Notre-Seigneur a offert à son Père notre vœu avec le sien: «Sanctifico meipsum ut sint et ipsi sanctificati in veritate (Joan. XVII. 19): Je me sanctifie, je me consacre pour qu’ils soient sanctifiés et consacrés». La sanctification proprement dite, dans le sens biblique, n’est pas autre chose que l’oblation d’une victime. Cette sanctification se réalise chez tous les religieux, particulièrement s’ils ont bien l’esprit d’oblation et de sacrifice. Una oblatione consummavit in sempiternum sanctificatos: Par son oblation, Jésus a consommé l’oblation de tous les saints (ad Hebr. X).Pour nous, notre oblation devra être, à l’exemple de celle de Notre-Seigneur, généreuse, entière et éternelle. Généreuse et prompte: Notre-Seigneur n’a pas attendu, pour prononcer son Ecce vento: ingrediens mundum», dès le premier instant de sa conception, il se donne tout à Dieu. Ainsi donc plus d’hésitation, plus de délais.Plus de partage; donnons-nous tout entiers, sans réserve. Oserons-nous bien ne nous donner qu’à moitié après que la Sainte Trinité s’est donnée entièrement à nous dans la création et l’adoption, après que le Père céleste nous a donné son Fils tout entier, après que le Cœur de Jésus s’est donné tout entier à nous? Oserons-nous refuser quelque chose à Dieu, quand Dieu ne nous refuse rien? Puisons la générosité dans l’amour. Si nous nous sentons défaillir, revenons aux motifs d’amour que nous avons médités pendant cette journée, au don ineffable que Dieu nous a fait de lui-même et de son Fils, au don que le Fils nous a fait de lui-même, lisons et relisons ce livre d’amour qui est l’amour même, et quand nous serons embrasés d’amour, notre oblation sera facilement généreuse, prompte, et sans défaillance.Ne nous laissons pas effrayer par la perspective de cette oblation entière: Scio cui credidi. Nous savons à qui nous nous donnons (II. ad Tim). C’est à celui qui nous a aimés comme une mère, à celui qui a voulu fouler le pressoir presque seul, à celui qui a porté la croix à notre place. C’est au Sacré-Cœur, au Cœur infiniment aimant dont le joug est doux et le fardeau léger. C’est à

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celui dont la Providence est infiniment aimante, à celui qui veille à ce qu’un cheveu de notre tête ne tombe pas sans sa permission.

CAM: OSP 2, 359

ACCEPTONS NOS CROIX TELLES QU’ELLES SONT

Quand vous avez une croix, ne désirez pas la changer pour une autre; acceptez-la telle qu’elle est. La Providence veut que vous preniez les moyens de vous soulager, en vue d’un plus grand bien, si c’est possible. Acceptez tout ce que la Providence demande de vous. Vos dispositions seront parfaites si vous pensez que vous n’aimez pas la souffrance pour la souffrance, ni la croix pour la croix, mais que vous aimez le Sacre-Cœur de Jésus qui a voulu vous donner telle ou telle souffrance, vous envoyer telle ou telle croix.Perdons-nous donc dans ce Cœur divin; perdons-nous dans son ardent amour et dans son immolation, et alors la croix deviendra notre trésor, dans la mesure où ce divin Cœur voudra nous la donner.N’était-ce pas la disposition de Notre-Seigneur envers son Père? Ecce venio: Me voici prêt à faire votre volonté. -je ne suis pas venu pour fai-re ma volonté mais pour faire la volonté de mon Père. – Mon Père, que votre volonté soit faite et non la mienne. Tout m’est bon, ô mon Père, si c’est votre volonté: Ita, Pater, quoniam sic fuit placitum ante te (Mat. XI, 26).Comme Notre-Seigneur avait gravé profondément cette disposition dans le cœur de sa fidèle disciple la Bienheureuse Marguerite-Marie! Dans ses lettres et avis, elle recommande constamment l’abandon. «Tenez-vous prête, dit-elle, et disposée à tout faire et tout souffrir dans le silence d’une âme parfaitement abandonnée. Abandon pour le corps, prenant indifféremment la maladie comme la santé, le travail comme le repos. Abandon pour l’esprit, chérissant les sécheresses, les insensibilités, les désolations, et les acceptant avec les mêmes actions de grâces que vous feriez des douceurs et des consolations. Abandon pour le cœur, siège de l’amour et de la volonté, laquelle vous devez tellement faire mourir dans le Sacré-Cœur de Notre-Seigneur Jésus-Christ, que vous le laissiez vouloir pour vous tout ce qui est de son bon plaisir».

CSJ: OSP 2, 542

CE SACRIFICE D’AMOUR EST INCESSANT ET PERPETUEL

Nous comprendrons mieux encore l’amour du Cœur sacerdotal de Jésus pour nous, en remarquant combien son sacrifice est spontané, continu, universel.Inutile de discuter si l’ordre de Dieu le Père a précédé l’acceptation du Fils. Ces deux actes sont plutôt simultanés. Les diverses personnes de la Sainte Trinité désiraient également le but à obtenir, qui était la gloire divine à réparer et le salut des hommes. Dieu le Père demandait le sacrifice de son Fils et le Fils s’offrait à son Père. Notre-Seigneur dit à son Père: «Vous n’avez plus voulu des sacrifices de l’Ancienne Loi, vous m’avez donné un corps, et moi j’ai dit: Me voici pour faire votre volonté» (Aux Heb. X).Le cœur humain de Jésus entra immédiatement dans toutes les dispositions du Verbe, il acquiesça à toutes les humiliations, à toutes les souffrances, à la mort de la croix. Immenses devaient être ces souffrances, mais l’amour dont il était enflammé était si grand qu’il les débordait de bien loin.Cette oblation faite par Jésus dès le premier instant, ce désir du sacrifice pour

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l’honneur de son Père et pour notre amour, cette attitude de prêtre et de victime n’a jamais cessé un instant. Victime désignée, il ne vivait plus que pour mourir. Il est dans la crèche en attendant le Calvaire. Dans les bras de sa Mère, il aspire avec d’ardents désirs vers le jour où il sera cloué sur ceux de la croix.La pensée de son sacrifice ne le quitte ni pendant son travail, ni pendant son sommeil. Au Thabor, il s’en entretient avec Moïse et Elie. C’est la disposition constante de son Cœur, et il tient tellement à ce caractère de prêtre et à cette attitude de victime, qu’il les conservera dans l’Eucharistie et dans le ciel, où les saints l’adorent comme un Agneau immolé.Il est Prophète, il est Pasteur, il est Maître, il est Thaumaturge, mais par-dessus tout, il est prêtre et victime. C’est le sens de son Ecce venio. Il faudrait que ce fût aussi la disposition de tout prêtre de la loi nouvelle.O mes frères dans le sacerdoce, excitons dans nos cœurs un amour de Jésus assez intense pour être prêts à nous sacrifier pour lui et pour les âmes.

ASC: OSP 2, 123-124

OBLATION DE JESUS

Acte d’adoration. – Dieu a envoyé son fils sur la terre, pour qu’il soit son prêtre, pour qu’il le glorifie en son cœur sacerdotal. Notre-Seigneur a été prêtre dès son incarnation.Il a reçu avec l’union hypostatique l’onction sacerdotale. Son cœur fut dès lors un cœur de prêtre. Il s’offrit immédiatement en holocauste et prononça son Ecce venio. Mais c’est au Temple qu’a lieu le premier acte extérieur de son oblation. Elle est faite par ses parents et par le prêtre, mais son Cœur sacerdotal la ratifie.Il s’offre à son Père, il se donne. Il s’est anéanti par l’incarnation, il s’humiliera par une vie toute d’obéissance, de travail et de pauvreté; il consommera son sacrifice par sa passion et par sa mort.Le prêtre le présente à Dieu et le dépose sur l’autel. Jésus redit en son cœur l’Ecce venio de son incarnation: Me voici, dit-il de nouveau à son Père, me voici pour faire votre volonté, me voici pour suppléer aux hosties et aux holocaustes dont vous ne voulez plus. – Il a en vue toutes les fins du sacrifice. L’oblation de son Cœur est un acte de religion infini. C’est à la fois un acte d’adoration, d’action de grâces, de réparation et de prière.Mais notre faible intelligence ne se rend compte de la perfection de cette oblation qu’en supposant des actes distincts et successifs.Nous voyons d’abord dans le Cœur sacerdotal de Jésus un acte d’adoration et pour exprimer cette adoration des anéantissements infinis. Notre-Seigneur confesse l’absolue dépendance dans laquelle il est devant l’infinie Majesté de son Père. Il proclame qu’il lui doit tout et pour lui faire un sacrifice de tout ce qu’il est, il s’abaisse jusqu’au néant, comme dit saint Paul, car c’est bien le néant que cette nature humaine prise dans sa pauvreté, dans son infinie petitesse, avec la charge de tous les péchés des hommes et l’attente de la mort.Mais plus le Verbe de Dieu s’abaisse, plus nous devons l’exalter par nos louanges.

ASC: OSP 3, 328.329-330

Ecce venio, règle de vie de JésusC’est en ce jour que Notre-Seigneur a dit son Ecce venio et que Marie a dit son Ecce ancilla. L’apôtre saint Paul le remarque, c’est en entrant en ce monde par l’Incarnation que Notre-Seigneur a formulé son abandon au bon plaisir de son Père et la règle de toute sa vie: Voici que je viens, mon Père, pour faire votre volonté (Aux Heb., 10, 5).Il avait dit par David que telle serait la loi de son Cœur (Ps. 39). Il a mis cette

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loi de l’abandon, de l’obéissance, de la conformité à la volonté de son Père, au fond de son Cœur pour la consulter sans cesse, pour la suivre toujours, pour en faire la règle de toute sa vie. Et de son Cœur elle montait sans cesse à ses lèvres, comme l’Evangile lui-même l’indique: «Mon Père, que votre volonté soit faite. – Mon Père, qu’il en soit ainsi, puisque vous le voulez. – Mon Père, non pas ma volonté, mais la vôtre».Ces indications de l’Evangile suffisent pour montrer que c’était là pour Notre-Seigneur une règle de vie et la pensée habituelle de son Cœur.Ce qu’il cherche toujours, ce n’est ni l’intérêt ni le plaisir, c’est la volonté de son Père. La seule question qu’il se pose avant d’agir est toujours celle-ci: «Mon Père, que voulez-vous que je fasse?».

Ecce Venio, Ecce ancilla Domini. Ces mots nous tracent la règle de notre vie. Dans ces paroles se trouve toute la vocation des âmes vouées au Sacré-Cœur, avec leur but, leurs devoirs, leurs promesses. Ce sentiment, cette disposition, ces paroles dites et senties suffisent dans toutes les situations, dans tous les événements, pour le présent et pour l’avenir.Voici que je viens, ô mon Dieu, pour faire votre volonté. Je suis là, prêt à faire ou à souffrir, à entreprendre ou à sacrifier tout ce que vous demandez de moi.La volonté de Dieu se fait connaître à tout instant; et si à quelque moment l’obscurité et l’incertitude remplissent le cœur et l’esprit, perseverons avec patience et confiance dans cet état, jusqu’à ce qu’il plaise à la sagesse et à la bonté divines de laisser luire de nouveau sa lumière.Une âme offerte, une victime, sait qu’elle n’a plus rien à choisir ou à désirer pour elle, son choix est fait, son sort est fixé. Quand, comment, en quelles circonstances s’accomplira son sacrifice, ceci est tout au libre choix de celui à qui elle appartient entièrement.Ainsi donc, pratiquons l’abandon total, le laisser-faire, en regardant celui qui a marché en avant sur ce chemin, qui l’a rendu praticable, qui a laissé derrière lui les traces sanglantes de ses pas.Les cheveux de notre tête sont comptés. Dieu veille même aux besoins des oiseaux, il ne nous oubliera pas. Il aura soin de nous pour tous nos besoins en temps convenable. Si nous nous donnons à lui, il se donnera aussi à nous et alors qu’est-ce qui pourra nous manquer? Quand Marie se fut donnée par l’Ecce ancilla, elle reçut sa grâce suprême: Le Verbe s’est fait chair et il a habité dans son sein.

- Capítulos generales y Cartas de los PP. Generales

Testi interi: J. Ornelas Carvalho, Ecco, io vengo per fare, o Dio, la tua volontà: autorità e obbedienza al servizio della comunione e della missione. Lettera alla Congregazione in occasione della festa del Sacro Cuore (11 maggio 2008)

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Fuente Texto

A. BOUERGOIS, Fra tutti i doveri (6-11-1967)

20 - Per Padre Dehon, in molti suoi scritti, il mistero di Natale offre lo spunto per una contemplazione prolungata delle condizioni storiche dell'Incarnazione, delle "virtù" che insegna, dell'amore che manifesta. Betlemme e Nazareth sono due luoghi privilegiati di meditazione per le anime fedeli e per i cuori puri; e Padre Dehon vi si sofferma a lungo — nelle sue raccolte di meditazioni — per ammirare e approfondire gli esempi di umiltà, di ubbidienza e di povertà, dei quali il Signore è il più ammirabile modello. E questo rimane sempre un tema buono da sfruttare.Oggi come ieri, la "sequela Christi", il "seguire Cristo" — che è l'essenza della vita cristiana e, a titolo speciale, della vita religiosa — non può sussistere senza questa conoscenza amante di Gesù, e senza la vera imitazione delle sue virtù.

Più sovente e con maggior profondità, la meditazione di Padre Dehon sull'Incarnazione si articola attorno al testo del salmo quarantesimo, che è ripreso a sua volta nella lettera agli Ebrei e viene riferito alla venuta di Cristo in questo mondo: "Ecco, io vengo... per fare, o Dio, la tua volontà". E l'autore sacro commenta: "È in forza di questa volontà che noi siamo stati santificati, mediante l'offerta del corpo di Gesù Cristo una volta per sempre" (Eb. 10,10).

21 - Seguire Cristo vuoi dire seguirlo nella sua oblazione. Il contesto sacrificale della Lettera agli Ebrei invita a vedere l'apice di questa oblazione nel sacrificio del Calvario. È evidente quindi, per molti passi della Scrittura, che l'intera vita del Signore trova il suo significato e la sua spiegazione nell'offerta per compiere la volontà di Dio e per realizzare il suo disegno di salvezza (cf. in particolare Giovanni: 4,34; 6,38-40;17,4...).

L'oblazione del Signore è sempre messa in relazione alla sua missione. E da questa missione essa riceve la sua definizione, il suo oggetto e le sue dimensioni. Ci troviamo al centro dell'atteggiamento interiore del Cristo, e per il bene di tutti ci auguriamo che ne venga fatto uno studio sulla base del Vangelo.

22 - Padre Dehon, come sappiamo, ha fatto dell'"oblazione", dello spirito e della vita di oblazione, uno dei cardini spirituali fondamentali del suo Istituto. Il Capitolo vi ha riconosciuta una delle "finalità specifiche" che il decreto Perfectae Caritatis ci domanda "di mettere in rilievo e di mantenere fedelmente" (PC 2b). E anche qui ci ripromettiamo che un giorno venga fatto uno studio approfondito attraverso le opere e la vita stessa del Padre Fondatore.È certamente necessario verificare, approfondire e completare l'idea che noi ne abhiamo.

Ne scorgeremo anzitutto la radice nella grazia battesimale, come ci invita a fare S. Paolo, indirizzandosi, attraverso i cristiani di Efeso, a tutti i battezzati: "Camminate nell'amore, seguendo l'esempio di Cristo, che ci ha salvati e per noi ha sacrificato se stesso, offrendosi a Dio in sacrificio di soave odore" (Ef 5,2) .E così S. Paolo ci dice che fare oblazione, seguire Cristo nel suo "Ecce venio" è il cammino dell'amore. Per Padre Dehon questo atteggiamento

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spirituale fondamentale trova il suo stimolo e la sua radice nella contemplazione del "costato trafitto" e del Cuore di Cristo. Il Padre Fondatore insiste sulla relazione essenziale fra oblazione e amore, invitando anche a non fermarsi al carattere "soddisfattorio", sul quale un tempo fu portato ad insistere nei suoi scritti sulla riparazione, tributari di una teologia forse troppo ristretta del concetto di sacrificio e di redenzione.

23 - L'"Ecce venio" del Signore, in realtà, ha un significato più vasto. Se è vero che il disegno di salvezza — che è volontà di Dio — non si realizza ai margini dell'avventura umana, è proprio questa tutta intera che, rinnovata nel Cuore di Cristo, diviene oggetto della sua oblazione. Quel magnifico testo conciliare, che è la Costituzione Gaudium et Spes, offre a questo riguardo dei testi inesauribili di meditazione.

L'oblazione di Cristo viene messa in relazione con il suo amore per i poveri, per i malati, con la sua lotta per la liberazione dell'uomo dalla schiavitù, dal male, dal peccato. È proprio per la sua oblazione che questo amore, questa lotta superano la semplice filantropia e l'idealismo umanitario. Dio non può essere glorificato se l'uomo è infelice. L'opera della salvezza, attraverso e al di là delle realizzazioni terrestri necessarie alla felicità umana, riconduce l'uomo a Dio. "Mio cibo, ha detto Gesù, è fare la sua volontà..." (Gv 4,34): Solo una perfetta comprensione di questa volontà può dare all'oblazione del Signore, e quindi in seguito anche alla nostra, il suo vero significato, il suo oggetto e la sua estensione.

La prospettiva è ampia, positiva, dinamica. Non ci facciamo quindi delle illusioni: non vi può essere oblazione senza sacrificio. L'oblazione del Signore ha trovato il suo compimento e il suo vertice nella Passione. Nell'attuale condizione dell'umanità peccatrice, il compimento del disegno di Dio non si attua senza Redenzione e senza Riparazione e anche su questo bisognerà riflettere.

V. BRESSANELLI, Anno Dehoniano – 14.02.2002 – 28.06.2003 (14 febbraio 2002)

1. L’Ecce Venio, l’Ecce Ancilla ed il nostro patrimonio congregazionale

Loreto è un luogo simbolico che ci conduce a Nazaret, dove si manifesta il mistero del Signore e dove possiamo fare un’esperienza radicale. Lì la fede della Chiesa ci porta a conformarci con l’atteggiamento fondamentale del Verbo che si incarna, e con l’atteggiamento di Maria, figlia primogenita ed immagine della Chiesa, che si associa pienamente all’opera di suo Figlio. Il “sì” di Maria permette l’Incarnazione del Verbo, evento di salvezza che trasforma radicalmente la storia ed il destino dell’umanità.

P. Dehon raccoglie tutto questo mistero nell’Ecce Venio di Gesù e nell’Ecce Ancilla di Maria. Per lui, l’Ecce Venio “fu la regola di vita” di Gesù (cfr. DSP II, CAP. I, 1), e l’Ecce Ancilla l’atteggiamento che riassume tutta la vita di Maria (cfr. DSP II, CAP. II, 1).

La lettera agli Ebrei, mettendo sulle labbra di Gesù il Salmo 40,7-9: “Non hai gradito né sacrifici, né offerte, né olocausti per il peccato… allora io ho detto: Ecco, io vengo per fare, o Dio, la tua volontà” (Eb 10,6-7), pone sulle spalle di Gesù tutto il dramma umano ed il progetto di amore di Dio Padre.

L’Ecce Venio è una sintesi della vita e dell’opera di Gesù, fatta offerta

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gradita al Padre, sacrificio perfetto, vittima senza macchia, realizzato nella pienezza dello Spirito, per purificare le nostre coscienze delle opere che portano alla morte, affinché serviamo al Dio vivente (cfr. Eb 9,14).

Il sacrificio di Gesù è la sua adesione alla volontà salvifica del Padre. Non si limitò solo a buone intenzioni o bei principi, ma implicò il dramma di tutta la sua esistenza: incarnazione e vita filiale nell’obbedienza fino alla passione, morte e risurrezione. È una offerta libera, un’oblazione, per amore al Padre e agli uomini che realizza nel suo proprio corpo, cioè nella sua condizione umana, passando personalmente per la prova e la sofferenza, “per perfezionare quelli che avrebbe condotti alla salvezza” (cfr. Eb 2,10; 2,18; 5,9). In questo modo l’umanità, entrando nel movimento di obbedienza di Cristo, raggiunge la sua perfezione ed è trasformata e penetrata dalla santità divina.

P. Dehon dedica molto spazio a presentare l’Ecce Venio. Non è un atteggiamento passivo di Cristo: è la forza che lo muove a realizzare l’opera di redenzione, di riconciliazione dell’umanità con Dio, di annuncio del Regno, di solidarietà ed evangelizzazione dei poveri e dei piccoli; di misericordia verso i pubblicani, peccatori e prostitute; di insegnamento del popolo e formazione dei suoi discepoli; di compassione per i malati e quelli che soffrono; di consegna alla sua Chiesa nell’Eucaristia... (cfr. DSP II, CAP. I, 1.2.5).

L’Obbedienza è tipicamente il voto dehoniano. Porta l’impronta dell’Ecce Venio di Gesù e dell’Ecce Ancilla di Maria (cfr. Cst. 58.85) che determinano l’atteggiamento fondamentale della nostra vita. Ci associa a Cristo del quale assumiamo l’impegno, il suo servizio riparatore, la sua disponibilità filiale ed assoluta al Padre, la sua solidarietà con gli uomini ed il suo destino pasquale. Implica un’adesione radicale alla volontà del Padre, creando spazio per Dio e passando per “le mani degli uomini” (cfr. Lc 9,45). Assume la modalità del Servo di Yavhé, della Serva del Signore e della lavanda dei piedi dei discepoli. Guidati e sostenuti dallo Spirito, ci invia al popolo e ci pone di fronte alle grandi sfide del nostro tempo. Ci fa preferire i luoghi dove c’è maggior bisogno e dove altri non desiderano andare. Ci infonde la passione per la verità e la giustizia e ci fa liberi per gli altri. Ci fa corresponsabili del futuro della Congregazione, della Chiesa e del mondo. L’obbedienza della fede è per noi la forma suprema dell’amore; il nostro modo di “dare la vita” (cfr. Gv 15,13-14).

DEHONIANI IN MISSIONECuore aperto e solidalePer una nuova civiltà dell’amore.Sintesi del XXI° Capitolo Generale (2003)

- Parte I –

Un cuore aperto a Dio - Una spiritualità rivisitata / riscoperta / rivitalizzata

“Ecce venio… ecce ancilla”

8. La nostra missione scaturisce dal fatto di essere stati chiamati da Dio al servizio dei fratelli/sorelle. Il nostro primo atteggiamento consiste nello stare, ogni giorno, in ascolto della sua parola (Is 50,4), cercando il suo volto e discernendo il suo disegno di salvezza.Facciamo questa strada come discepoli di Gesù, seguendo le orme di Padre Dehon. Questa tradizione spirituale è nata in un tempo e in una cultura specifici: oggi rivisitiamo le radici del nostro carisma, in modo da essere capaci di attualizzarlo al futuro (rifondazione).

9. L’esperienza di essere amati personalmente da Dio fonda la nostra

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spiritualità incentrata sul Cuore trafitto del Salvatore. Con Leone Dehon anche noi ci rifacciamo alla profonda esperienza spirituale di San Paolo: “Non sono più io che vivo ma Cristo che vive in me. Questa vita che io vivo nella carne, la vivo nella fede del Figlio di Dio, che mi ha amato e ha dato se stesso per me” (Gal 2,20).

A) Radici dehoniane

10. Siamo chiamati ad attualizzare oggi l’esperienza di fede di Padre Dehon e il suo modo di leggere e vivere il Vangelo. In particolare l’"ecce venio" (Eb 10,7), che ci richiama l'amore immenso di Dio, fatto di solidarietà liberatrice per ogni uomo; il Cuore aperto di Cristo in cui scopriamo la pienezza dell'amore, che si fa dono e sorgente di una nuova umanità, liberata e chiamata a costruire una nuova civiltà dell’amore.

11. Inoltre, nell'"ecce ancilla" (Lc 1,38) di Maria, Madre del Signore, vediamo il modello del vero discepolo, che ascolta la Parola del Signore, la medita nel silenzio, la realizza nella vita. Convocati da Cristo intorno alla mensa eucaristica, impariamo a fare della nostra vita un dono.

12. Questi fondamenti spirituali costituiscono l’essenziale della nostra consacrazione per la missione espressa nella nostra Regola di vita. L’esperienza dei discepoli di Emmaus (Lc 24,13-35) rappresenta bene l’attuale esigenza della rifondazione: due discepoli scoraggiati, delusi e stanchi attingono nuovo vigore dall’incontro con Gesù risorto ascoltando la sua parola e riconoscendolo nello spezzare il pane. Così pure l’immagine del Cuore aperto sulla croce e del Buon Pastore che cerca i perduti sono altrettante immagini eloquenti.

13. Occorre “ritornare all’amore di prima” (cf. Ap 2,5) riscoprendo atteggiamenti di misericordia, di riconciliazione, di accoglienza e perdono che risanano una umanità ferita e la aprono al Regno di Dio. Noi stessi siamo amati per primi pur nei nostri limiti (cf. 1Gv 4,10): Gesù è la fonte della riconciliazione che ci interpella nella nostra “riparazione”, in sintonia con l’opera riconciliatrice di Dio.

B) Orientamenti

14. La nostra spiritualità ha spesso una forma intimistica. Occorre coniugarla nella sua dimensione apostolica incarnandola nel contesto delle culture, della Chiesa, della società per far crescere il Regno del Sacro Cuore nelle anime e nelle società (cf. Cst. 4).

15. Il programma fare di Cristo il Cuore del mondo (Cst. 19) cade in un contesto frastornato e diviso dall’egoismo, dal materialismo senza Dio, mancante di valori e motivazioni, tra l’altro a causa della globalizzazione neoliberale e dell’individualismo. Le nostre risposte dovranno essere: fraternità, condivisione, solidarietà, riconciliazione, apertura alle varie povertà.

16. Dobbiamo essere insieme uomini di Dio e del nostro tempo. Facendo un nuovo approfondimento della nostra spiritualità, siamo chiamati a

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curare le basi antropologiche, bibliche e teologiche cercando di ridirne il contenuto con un linguaggio nuovo.

17. Come membri della Famiglia Dehoniana vorremmo contemplare Cristo nelle sue presenze: nella parola di Dio, nell’eucaristia, nella comunità radunata, nei poveri, nel mondo (segni dei tempi). È importante condividere con i laici e altri istituti questa ricerca in modo da trasmettere ed arricchire un patrimonio spirituale che non è esclusivamente nostro.

J. ORNELAS CARVALHO, Lettera Progra-mmatica del Governo Generale per il 2003-2009. (8 dicembre 2003)

2. Alla luce del mistero dell'incarnazione

Il tempo d'avvento che stiamo vivendo è un richiamo a riconoscere i tempi e i suoi segni, per identificare in loro la presenza dinamica dello Spirito (È in mezzo a voi quello che voi non conoscete... - Gv 1,26) e a rendere disponibile il nostro cuore per accogliere la buona notizia che ci trasforma e ci mette in azione per la costruzione del Regno.

È il tempo di meditazione e preparazione del mistero dell'incarnazione, pietra fondamentale della nostra identità dehoniana e che trova la sua più autentica espressione nella disponibilità di Gesù per compiere il disegno salvifico del Padre: Ecco io vengo a fare la tua volontà (Hb 10,7).

Il mistero dell'incarnazione ci rivela non soltanto la ragione e l'oggetto, ma anche lo stile della nostra missione. Gesù è venuto in mezzo a noi in ragione dell'amore intramontabile del nostro Dio che non dimentica mai l'uomo e gli offre, ogni giorno, la salvezza, come sole che nasce dall'alto (Lc 1,78). Questo disegno salvifico, questo potere del suo Spirito, prendono forma umana e camminano in mezzo a noi (Gv 1,14), condividendo la nostra condizione, le nostre debolezze e sofferenze e persino la morte e morte di croce (Fl 2,8). Ma, nella persona di Gesù di Nazareth, questo progetto salvifico si attualizza anche in segni concreti di disponibilità a Dio nell'ascolto, nel silenzio, nella lode e nella supplica e di annuncio di divina solidarietà e salvezza, resi presenti nel dono gratuito del Vangelo, nei gesti verso gli ammalati, i peccatori, gli emarginati della società, ai quali viene offerta la comunione con Dio, tramite il dono dello Spirito.

Oggi siamo chiamati, come tutte le generazioni che ci hanno preceduto come P. Dehon e la schiera di tanti martiri e nobili figure dehoniane che hanno fatto dalla loro vita un dono ai fratelli ad aprirci all'amore di Dio e al suo disegno di salvezza e a trovare, con gli stessi sentimenti di sensibilità e solidarietà, le parole, i gesti e anche l'organizzazione che rendano trasparente la vita e la salvezza che Dio vuole offrire agli uomini e donne, nostri compagni di viaggio.

Dal nostro ascolto e dalla nostra capacità di trasformare in gesti concreti di vita quello che ascoltiamo dallo Spirito, dipende il futuro della nostra Congregazione e la qualità e utilità del servizio che essa potrà offrire alla Chiesa.

È con questi sentimenti di responsabilità davanti all'appello di Dio e del mondo, ma anche di consapevolezza del carattere sempre precario e necessario delle risposte umane, che il Consiglio Generale, uscito dal XXI Capitolo della Congregazione, presenta questo testo programmatico per il prossimo sessennio.

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- Ratio formationis generalis

Fuente Texto

RFG 3 Entrer dans la Congrégation, c’est, en quelque sorte, entrer dans une famille pour s’y enraciner et en prendre la physionomie propre; ce qui suppose une longue croissance au cours de laquelle l’individu et la communauté restent en interaction continuelle.

À notre vocation baptismale, le Père Dehon nous invite à répondre dans la ligne d’une “vocation réparatrice”.14 Dans cet esprit, notre consécration à Dieu dans la vie religieuse nous conforme au Christ dans le mystère de son Coeur, nous rendant, en Lui et avec Lui, entièrement disponibles au service de son Règne.

Dans cette suite dehonienne du Christ, la grâce de la vocation reçue se caractérise par certaines attitudes fondamentales qui, enracinées dans la grâce baptismale, trouvent leur expression spécifique et dehonienne dans les formules bibliques : “Domine, quid me vis facere ?”, “Adveniat Regnum Tuum”, “Ecce Venio”, “Ecce Ancilla”, “Sint Unum”.15

RFG 3.1.a Au baptême et par l’Esprit, le Christ nous unit à Lui en un seul Corps qui est l’Eglise. Disciples du P.Dehon, nous voulons, à ce titre nouveau, “découvrir de plus en plus la Personne du Christ et le mystère de son Coeur, et à annoncer son amour”,16 afin que les autres croient.17 Nous sommes appelés à “faire de l’union au Christ dans son amour pour le Père et pour les hommes le principe et le centre de notre vie”.18

a) Une disponibilité est par là requise pour une attitude de foi qui nous amène à vivre, autant que possible, dans l’intimité d’une présence constante au Christ et pour prendre joyeusement et généreusement les moyens qui permettent de développer cette union.

14 CST 23.15 cf. DC 3.16 CST 17.17 cf. Jn 19, 35.18 CST 17.

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RFG 3.2 L’oblation s’enracine dans la grâce baptismale et trouve son fondement dans la suite et l’imitation du Christ-Serviteur.19 Chrétiens, nous sommes appellés à suivre le Christ dans sa disponibilité à la volonté de Dieu. Cette volonté, nous la reconnaissons, communautairement, dans la solidarité avec les hommes et dans les événements, l’offrande constante de tout notre être, pensées, paroles et oeuvres à Dieu, comme “une offrande vivante, sainte et qui lui soit agréable”.20 Nous gardons en mémoire ce que le P. Dehon déclare dans le Directoire Spirituel: “Dans ces paroles: Ecce Venio... Ecce Ancilla... se trouvent toute notre vocation, notre but, notre devoir, nos promesses”.21

a) Former et se former à la vie d’oblation est un devoir qui concerne les individus et la communauté elle-même, dans une disponibilité de foi et un exercice continuel de la vertu d’“abandon”, que le P. Dehon recommande avec tant d’insistance22 et qui doit être vécue au plan communautaire, ecclésial et en solidarité réelle avec le peuple.

b) Pratiquement, on attachera la plus grande importance à l’étude de la théologie de la croix (et du sacrifice), où trouvent leur fondement les attitudes d’abandon, de disponibilité et de victime23 qui font partie d’une bonne compréhension de notre spiritualité.

3. Algunas indicaciones bibliográficas

1. U. Chiarello, Ecce vengo, o Dio, per compiere la tua volonta: STD 28 (1991), 139-141

2. G. Manzoni, Le voeu d` obéissance dans notre Règle de Vie, I: DEH 36 (1977), 141-151; II: DEH 37 (1977), 238-249

3. P. van Damme, Le Seigneur nous appelle a travailler pour Lui: DEH 35 (1977), 68-74

4. W. Van Paasen, Discorso rivolto da P. van Paassen, Provinciale dellla provincia Olandese al termine dellla conferenza provinziale del 1 Aprile 1988: DEH 1988, 335-353

5. W. Van Paasen, L`‘Ecce venio’ nella nostra attualità: DEH 62 (1984), 5-17.6. S. Wawro, Dimensione morale del ‘Ecce venio’. Riflassione teologica: DEH 1994/3,

23-31

4. Sugerencias: propuestas de aplicación a las etapas formativas

Il noviziato offre la possibilità di approfondire il tema dell’oblazione di Gesù nel mistero della sua incarnazione e obbedienza alla volontà del Padre. E’ anche un tempo opportuno per lo sviluppo personale del novizio a modello di Gesù, nella sua disponibilità e apertura alla ricerca del divino disegno della sua vita.

Nella tappa dello scolasticato è opportuno approfondire il tema dell’ecce venio nella prospettiva della vita comunitaria, dell’apostolato e della missione comune nella Chiesa. La

19 cf. Ef 5, 1-2.20 Rom 12, 1; cf. CST 22.21 DSP I, 3.22 ID. IV 19.23 ID. III, Chapitre V, et VI 15, 18, 19, 20.

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disponibilità del Fondatore deve avere un ruolo di chiaro modello dello stile dehoniano nel servizio alla Chiesa.

C. REPARACIÓN(CIRO MOSCHETTA)

1. Presentazione

La riparazione è un aspetto determinante del nostro carisma e della nostra spiritualità, anche se talvolta è stata mal compresa ed esposta a critiche teologiche. Senza la riparazione, dunque, la spiritualità dehoniana sarebbe incompleta e monca. Essa deve essere compresa a partire dal pensiero di P. Dehon, dalla tradizione del nostro Istituto e dalle Costituzioni, con i necessari aggiornamenti teologici.Il tema della riparazione, infatti, è stato molto studiato nella nostra Congregazione. Ad esso hanno fatto riferimento il Capitolo Generale del 1966 (cf. DOC VII) e quello del 1973 (cf. DOC VIII) e la IV Conferenza Generale, che si è tenuta a Brusque, in Brasile, nel 1988.

Siamo una Congregazione di riparatori, in quanto uniti a Cristo nel suo amore e nella sua oblazione al Padre e agli uomini. E’ Gesù, infatti, l’unico riparatore.

La nostra unione all’oblazione di Cristo implica anche l’intento di riparare al peccato del mondo. Non si può capire la riparazione, infatti, se non si comprende la gravità del peccato che rovina l’opera di Dio ed ostacola la crescita del suo Regno. Non si ripara tanto per un singolo peccato, quanto per l’atteggiamento fondamentale di rifiuto di Dio, di indifferenza e di disprezzo dell’amore di Dio. Il testo di 1Ts 4,8 – secondo il giudizio di un grande esegeta, il P. Lyonnet – è il testo neotestamentario che ci rivela meglio ciò che è il peccato, e quindi ciò che è la riparazione.

Tutti siamo chiamati alla santità, perché Dio ci chiama ad essere santi come Lui.

Egli ci ha donato, per mezzo di Gesù crocifisso e risorto, il suo Spirito per la nostra santificazione, perché possiamo essere costantemente rinnovati nell’intimo. Non dobbiamo disprezzare il dono dello Spirito, ma accoglierlo con fede, metterci sotto la sua guida, lasciarci trasformare dalla sua grazia ed essere ricreati come uomini nuovi. Anche il mondo nuovo, che noi tutti aspettiamo e stiamo costruendo insieme, nasce e cresce sotto l’azione dello Spirito.

Per questo motivo la riparazione deve essere intesa come “accoglienza dello Spirito” per dare gioia e gloria a Dio.

P. Dehon ebbe come intento quello di fondare una “Congregazione ideale di amore e di riparazione al S. Cuore di Gesù” (cf. NHV XII, 163). Fu questo potente ideale ad attrarlo fortemente e ad incoraggiarlo nella fondazione di un istituto per la riparazione sacerdotale. Il p. Fondatore, secondo la teologia del suo tempo che egli aveva studiato a Roma nel seminario di Santa Chiara, concepiva la riparazione come soddisfazione, ma rifacendosi alla devozione al Sacro Cuore, così come l’ha ricevuta nella tradizione parediana, egli superava questa concezione teologica e giuridica con la prospettiva dell’amore. P. Dehon rivolgeva la sua riparazione a Cristo e con il cuore di Cristo al Padre. Più che in una soddisfazione giuridica o morale per la giustizia di Dio, la riparazione dehoniana si caratterizza come una riparazione

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fatta per amore, ponendo l’accento sull’amore riparatore: “Le ferite del cuore si riparano con il cuore” (p. Dehon). Nelle pagine del DSP p. Dehon ricostruisce questo spirito delle origini. Dalla devozione parediana al sacro Cuore, il padre Fondatore ha anche recepito la dimensione eucaristica della riparazione: la missione divina riservata alla devozione al sacro Cuore è quella di dirigere le anime verso l’Eucaristia (cf. CAM: OSP 2, III, 2).

La riparazione non era altro che il modo con cui l’uomo rispondeva all’amore di Dio, riconoscente per quanto aveva ricevuto. La riparazione raccoglieva in sé la consolazione, la compensazione, il ricambio d’amore (redamatio), la riconoscenza,... P. Dehon associa alla riparazione soprattutto il dono di se stessi, in spirito d’amore e di immolazione, fino all’abbandono paziente alle prove che il Signore ci manda. Nei Cahier Falleur la riparazione è la continuazione della redenzione di Cristo nella vita, nelle sofferenze, nell’immolazione delle sue membra, in modo che in loro e per mezzo loro, tutto sia ricapitolato in Cristo, secondo la teologia paolina di Ef 1,10 (cf. CFL II, 30; II, 57).

La riparazione avviene principalmente mediante l’amore. E’ ristabilire la relazione d’amore con Dio, nel modo voluto da Lui, per compensarlo del rifiuto del suo amore, dell’indifferenza e dell’ingratitudine che molti manifestano nei riguardi di Cristo. Le Costituzioni più che utilizzare il verbo “consolare” utilizzano la parafrasi “per la gioia di Dio”. Con la riparazione intendiamo dare gioia al Padre, insieme al riconoscimento della sua gloria.

La riparazione si alimenta di una sana spiritualità e conduce anche a un impegno concreto nella storia. La IV Conferenza Generale di Brusque sul tema “La riparazione dehoniana oggi” ha voluto considerare la riparazione anche nelle sue dimensioni sociali, oltre che teologiche, bibliche e spirituali. Presentare la riparazione in termini di giustizia sociale è un nuovo aspetto che ha arricchito il modo tradizionale di intendere la riparazione nella nostra Congregazione, ma esso può comportare anche qualche rischio, se non si cerca di evitare due estremismi:

- quello di considerare la riparazione soltanto ed esclusivamente in senso spirituale, come era in passato.

- quello di considerarla esclusivamente in termini di giustizia sociale, riducendo la riparazione ad un attivismo smodato, sradicato da una sana spiritualità.

La riparazione è una dimensione essenziale della nostra vocazione, un’esigenza della nostra vita e perfino del nostro apostolato. Le sofferenza del nostro apostolato siano offerte come sacrificio di riparazione, come un’eminente e misteriosa comunione con le sofferenze e la morte di Cristo per la redenzione del mondo (CST 24).

Il testo delle nuove Costituzioni, facendo tesoro di tanta ricchezza, fa una sintesi del nostro modo di intendere la riparazione. Bisogna innanzitutto precisare che essa è offerta al Padre in Cristo, con Cristo e mediante Cristo, inserendoci nel movimento stesso dell’amore redentore (cf. CST 21). E’ presente nel testo delle Costituzioni anche la riparazione a Cristo (cf. nn. 4.7.23.25).

“Così noi intendiamo la riparazione: - come accoglienza dello Spirito (cf. 1Ts 4,8)- come risposta all’amore di Cristo per noi;- una comunione al suo amore per il Padre;- una cooperazione alla sua opera di redenzione all’interno del mondo (CST 23).

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Impegnandoci con Cristo ci proponiamo di rimediare al peccato e alla mancanza di amore nella Chiesa e nel mondo (cf. CST 7) e partecipiamo all’opera redentrice di Cristo nel nostro mondo. Il culto al sacro Cuore di Gesù, pertanto, non è una semplice devozione, ma principio di vero rinnovamento di tutta la vita cristiana.

2. Letture consigliate

1. DSP, nn. 20-242. CAM: OSP 2, III, 148-1563. U. Chiarello, Carisma del fondatore e spiritualità dehoniana: STD 28 (1991), 81- 964. CST 23-255. A. Perroux, La réparation, accueil de L’Esprit : STD 22 (1988)6. L’intero numero della rivista Dehoniana 1989/2 è dedicato al seminario sulla

riparazione, che si è tenuto a Frascati (Roma), dal 19 al 21 settembre 19887. DOC XIV: Atti della Quarta Conferenza Generale di Brusque (23 agosto-3 settembre

1988): La riparazione dehoniana oggi, Roma 19888. G. Manzoni, Come in uno specchio. Conferenze sulle Costituzioni: STD 32 (1992),

179-237

D. VIDA DE UNIÃO24

(NIVALDO ALVES DE SOUZA)

“Discípulos de Padre Dehon,queremos fazer da união com Cristo,

no seu amor pelo Pai e pelos homens,o princípio e o centro de nossa vida”

(Cst 17)1. Apresentação

- Conceito de união com Deus

O fenômeno da união, segundo sérios estudiosos da psicologia e psicanálise, encontra sua explicação e necessidade na própria natureza humana. Assim, o ser humano tende instintivamente à união. “Na história da espiritualidade, muitas vezes, a vida cristã vem proposta como um caminho na direção do homem com Deus, em Cristo, sobretudo por parte dos místicos”25.

Para aclarar mais essa compreensão de união, apresentamos o que diz a Palavra de Deus e a Igreja.

24 A apresentação sobre a “vida de união com Deus” visa somente mostrar que toda a vida e obra de Padre Dehon são uma manifestação concreta dessa “vida de união com Deus”. Não é, pois, um estudo aprofundado teoricamente. Ele quer ser apenas uma motivação para que os formadores, ao tratar do carisma dehoniano, não minimizem o que foi e é a razão de ser da Congregação por ele fundada. Para tal sugerimos alguns poucos textos dos muitos outros existentes sobre “a vida de união com Deus”. Cada formador, por sua vez, encontrará outros textos, quem sabe até mais importantes, podendo e devendo enriquecer o que queremos que seja, no futuro, uma melhor fonte de auxílio aos nossos formadores dehonianos.25 E. ANCILLI, Dizionario enciclopedico di spiritualità, Roma, 2583.

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São João proclama a mensagem central do cristianismo, na união do homem com Cristo: “eu sou a videira, vós os ramos ... o que permanece em mim e eu nele, esse dá muito fruto, porque sem mim nada podeis fazer... permanecei no meu amor” (cf. Jo 15, 1-8); “quem come a minha carne e bebe o meu sangue, permanece em mim e eu nele” (Jo 6, 57); “que todos sejam um, como tu, Pai, o és em mim e eu em ti... ” (cf. Jo 17, 21); “a comunhão é com o Pai e com seu Filho Jesus Cristo” (1Jo 1, 3); “...se nos amarmos mutuamente, Deus permanece em nós e o seu amor em nós é perfeito” (cf. 1Jo 4, 12); “...Deus é amor, quem permanece no amor, permanece em Deus e Deus nele” (cf. 1Jo 4, 16).

São Paulo destaca a união do homem com Cristo de diversos modos: a união a Cristo através do batismo: “Vós não sabeis que todos que fomos batizados em Jesus Cristo, fomos batizados na sua morte? Nós fomos, pois, sepultados com ele a fim de morrer (para o pecado) pelo batismo, para que, assim como Cristo ressuscitou dos mortos pela glória do Pai, assim nós vivamos uma vida nova. Porque, se nos tornarmos uma só planta com Cristo, por uma morte semelhante à dele, o mesmo acontecerá por uma semelhante ressurreição...” (Rom 6, 3-5); “... já não sou que vivo, é Cristo que vive em mim” (Gal 2,20); “com efeito, para mim o viver é Cristo, e o morrer é um lucro” (Fil 1, 21); “porque estais mortos e a vossa vida está escondida com Cristo em Deus” (Col 3, 3); “Assim também vós considerai-vos como estando mortos para o pecado, mas vivos para Deus, em Nosso Senhor Jesus Cristo” (Rom 6, 11). São Paulo usa muito fortemente o sentido de união quando se refere à eucaristia, pois, é nela que se realiza a mais perfeita união do homem com Cristo: “Por ventura o cálice de bênção que nós bendizemos, não é a comunhão do sangue de Cristo? E o pão que partimos, não é a participação do corpo do Senhor”? (1Cor 10, 16).

São Pedro afirma: “Assim como o seu divino poder nos deu todas as coisas que dizem respeito à vida e à piedade, por meio do conhecimento daquele que nos chamou pela sua glória e virtude, (assim também) por ele mesmo nos deu as maiores e mais preciosas promessas, a fim de que por elas vos torneis participantes da natureza divina...” (cf. 2Ped 1, 3-4).

A Igreja, através do Concílio Vaticano II, prega a vocação do homem à união com Deus: “A razão mais alta da dignidade do homem consiste na sua vocação à comunhão com Deus. Desde seu nascimento o homem é convidado ao diálogo com Deus...” (GS 19). Por meio de batismo o homem se une a Cristo: “Por meio do batismo somos configurados a Cristo” (LG 7). É a eucaristia, no entanto, que torna essa comunhão mais real. “Na fração do pão eucarístico, participando realmente do corpo do Senhor, nós somos configurados a Cristo...” (LG 7).

Muitos dos grandes místicos, e, entre eles, Padre Dehon, fizeram sua experiência de união com Deus, inspirados nessas palavras de São Paulo e São João.

Após termos visto as palavras inspiradoras da Revelação, podemos dizer: “A vida cristã, na sua essência e no seu desenvolvimento até o ponto mais alto da santidade, pode ser apresentada como uma vida de união com Deus ou com Cristo; união é, pois, um termo análogo a santidade, perfeição cristã”26. A vida de união pode ser compreendida como a vida cristã real.

- Padre Dehon e a vida de união

26 E. ANCILLI, o.c., 2582.

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Durante os exercícios anuais, de 08 a 14 de setembro de 1908, Padre Dehon volta a escrever mais uma vez sobre a sua orientação dominante: “Para mim, a união com Jesus é tudo, é a minha vida, a minha salvação. Jesus pede a mim a entrega completa de mim mesmo, o abandono, a conformidade absoluta à sua vontade. É preciso que eu morra para mim mesmo e que Ele viva em mim”27.

O carisma é sempre um "dom especial" do Espírito Santo que uma pessoa recebe para perceber uma característica da vida de Deus. O carisma dehoniano brota de uma experiência de fé que Leão Dehon fez de Deus, movido pelo Espírito Santo, para o bem de toda a Igreja. “A Congregação é chamada a fazer frutificar esse carisma, conforme as exigências da Igreja e do mundo” (Cst 1). “Não sou eu que vivo, diz São Paulo aos Gálatas, mas é Cristo que vive em mim. Esta vida (sobrenatural) que eu vivo, agora na carne, eu a vivo na fé do Filho de Deus, que me amou e deu sua própria vida por mim” (Gal 2, 20). Esta experiência de Paulo, do amor de Cristo, exprime perfeitamente a “experiência de fé de Padre Dehon”. Assim, pois, a vida de união é um dos componentes da dinamicidade do carisma de Leão Dehon. “... é o Cristo que vive em mim...”, isto é, Cristo vive em mim a sua fé, ou seja, a sua perfeita adesão à vontade do Pai e realiza, em mim, a sua missão de salvação. A vida de união leva-nos a “conhecer o amor de Cristo que ultrapassa todo conhecimento” (Ef 3, 17-19). A vida de união leva-nos não só a conhecer o amor de Cristo, mas a “anunciar seu amor que supera todo conhecimento! (cf. Cst 17).

O Padre Dehon ensinou-nos a “fazer da união a Cristo, no seu amor pelo Pai e pelos homens, o princípio e o centro de nossa vida” (cf. Cst 17). Somos chamados a viver e partilhar, entre nós dehonianos, essa vida de união que marcou profundamente a experiência espiritual de Padre Dehon: vida de amor, oblação e reparação. Isso é algo a aprender e a viver desde a etapa da formação inicial. “O Senhor me fazia saborear o espírito de oração, o espírito de pureza, o espírito de união com Ele... sua graça me conduzia e me possuía”28. Tenhamos sempre presente estas palavras do Senhor: “Permanecei em mim e eu em vós” (Jo. 15, 4). O padre Alberto Bourgeois comentando a nossa vida espiritual, ao falar do princípio e centro da nossa vida (Cst 17), afirma que a alegoria da videira (Jo 15, 1-17) é um texto para meditar com predileção29, pois o próprio Padre Dehon, ao meditá-lo, via ali como que o programa de uma “vida de amor” que constituía o mesmo tipo de uma vida espiritual dehoniana.

Desde jovem sacerdote, Padre Dehon sentiu concretamente a necessidade de uma ótima formação do clero francês, em geral, mas particularmente de sua Diocese de Soissons. Tal formação era também o que ele queria para seus sacerdotes e religiosos. A sociedade francesa e européia, do seu tempo, exigia pessoas bem preparadas. E “o Padre Dehon foi um daqueles que compreendeu que o sucesso da evangelização e da ação da Igreja passa pela qualidade da formação dos seus pastores e agentes mais diretamente empenhados na difusão do “Reino de Coração de Jesus na sociedade e nas almas”30. Esse era o título da revista fundada pelo Padre Dehon no dia 25 de janeiro de 1889 para ser um poderoso meio de apostolado. “Préparation de la Revue: Le Règne du Cœur de Jésus. C’est un surcroît de travail, mais c’est un puissant moyen d’apostolat»31. A suspensão da publicação dessa revista,

27 NQT XXIV, 42.28 NHV I, 24v – “Notre Seigneur me fit goûter l’esprit de prière, l’esprit de pureté, l’union avec lui. Sa grâce me portait et me poussait».29 A. BOURGEOIS, La nostra vita spirituale: DEH 3 (1982), 245.30 J.Z.P. FERREIRA, O Padre Dehon e a formação: DEH 2004/3, 98.31 NQT I, 235.

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em novembro de 1903, causou muita dor a Padre Dehon. “Je prends la décision d’abandonner la Revue”32.

- Padre Dehon e vida interior

Antes de tratar da vida de união, nas suas mais diversas nuances, apresentamos a importância da vida interior na vida religiosa. Padre Dehon, no Diretório Espiritual, quando fala de uma das virtudes próprias da nossa vocação - a união a Nosso Senhor e a vida de união -, afirma: “A vocação dos sacerdotes do Sagrado Coração de Jesus não se pode conceber sem a vida interior”33.

Muitos são os escritos de Padre Dehon e os documentos da Congregação que confirmam a relevância da vida interior na formação, como algo a começar já na primeira etapa da formação inicial.

Padre Dehon não foi apenas o fundador, mas também o primeiro e grande formador da Congregação. Foi sempre grandíssima a sua preocupação pela boa formação dos seus sacerdotes e religiosos34.

Porém, é importante saber primeiro o que é que o Pe. Dehon entende por vida interior. Ele distingue três tipos de vida: «Il y a 1° la vie naturelle, toute livrée au péché depuis la déchéance de nos premiers parents; 2° la vie de la grâce ou la vie chrétienne; 3° la vie parfaite, vie intérieure, vie d’union»35. Primeiro, a vida natural submetida ao pecado pela queda dos nossos primeiros pais; segundo, a vida da graça ou a vida cristã que consiste na morte do homem velho para dar lugar ao homem novo, o homem espiritual, afeiçoado às coisas do alto; e terceiro, a vida interior que é a perfeição da vida da graça, é a vida cristã vivida de forma intensa e radical. Essa foi a exigência feita por Jesus ao jovem rico: “Se queres ser perfeito, vai, vende tudo o que tens, dá aos pobres, depois vem e segue-me” (Mt 19, 21). A vida interior é a vida espiritual por excelência, a vida de perfeição. O Padre Dehon define-a deste modo: “A vida interior é a união com Nosso Senhor, é a vida de Jesus em nós”36. "Eu sou a videira, e vós os ramos" (cf. Jo. 15, 1-8). Entre a videira e os ramos, a união é vital e fecunda. Diz ainda Padre Dehon: “Jesus Cristo habita, portanto, em nós pela graça, em graus diversos, e o seu Coração se une ao nosso coração para aí se tornar o princípio vivo da nossa vida espiritual e divina”. E a dedução aqui não poderia deixar de ser mais clara: “Já não sou eu que vivo, é Cristo que vive em mim” (Gal 2, 20). “... Jesus Cristo é a nossa vida» (cf. Col 3, 4) e ainda: «...vós conhecereis que eu estou em meu Pai, e vós em mim e eu em vós» (Jo 14, 20). Padre Dehon busca em Santo Tomás, no comentário a João, uma verdade muito válida para formandos e formadores: “O homem permanece em Deus crendo, obedecendo, perseverando; Cristo permanece no homem iluminando, ajudando, dando a perseverança»37.

32 NQT III, 101.33 DSP, n. 196, 216.34 CFL.35 VES : OSP 5, 221. «Il y a trois vies dans l’homme».36 VES : OSP 5, 227. «La vie intérieure, c’est l’union avec Notre Seigneur, c’est la vie de Jésus en nous. – L’amour, dit saint Thomas, de deux cœurs n’en fait qu’un. Il unit les pensées, les affections, les volontés».37 VES : OSP 5, 228. «L’homme demeure en Dieu, dit saint Thomas (in Joan), en croyant, en obéissant, en persévérant; le Christ demeure dans l’homme en illuminant, en aidant, en donnant la persévérance».

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Padre Dehon, na carta circular de 17 de Outubro de 1892, aos membros da Congregação, sobre a vida interior e as práticas espirituais38, faz algumas recomendações: A vida de amor a Nosso Senhor e ao seu Sagrado Coração, pois essa é o nosso fim e a nossa razão de ser; a vida de amor a Jesus é a virtude por excelência; a vida de amor tem a vida interior como condição essencial; a vida de amor tem como condição essencial a vida interior que se alimenta na oração, no recolhimento, na leitura espiritual quotidiana; a obediência, o espírito de sacrifício, a abnegação, a imolação e mortificação são também elementos fundamentais à vida de união a Cristo; a caridade fraterna é muito cara ao Coração de Jesus.

Hoje, mais do que nunca, na Igreja, é grande o interesse pelo processo formativo, no qual o formando deve ser considerado em todas as suas dimensões: humano-afetiva, intelectual, espiritual, comunitária, apostólica. A formação deve atingir todas as dimensões da pessoa humana. Para Padre Dehon, porém, a vida interior é a base de todo o processo formativo e tudo se concentra nela. A vida interior deve ocupar um lugar primordial no processo formativo. São muitos os escritos de Padre Dehon mostrando esta sua preocupação pela formação. Destacamos, aqui, o que acreditamos ser de grande ajuda para os atuais formadores39.

- Vida de união: princípio e centro da nossa vida dehoniana

Desde o seminário, em Roma, graças à leitura dos escritos de Saint Jure e Libermann40, Leão Dehon começa a ter uma experiência fundamental que é a união com Cristo. O grande desejo por união vai orientar toda a sua vida espiritual e isto é visível nos seus escritos. Como diz Ledure, é a trama interior que unifica todo o conjunto. “É preciso, pois, compreendê-la como fio condutor da sua maneira de ser e herança espiritual que deixou aos seus discípulos”41. Assim, ele está convicto de que a união com Deus não é um dom extraordinário, mas “o coração normal da oração e da perfeição”. «Como Nosso Senhor foi misericordioso para comigo! Normalmente não concede esta união quando se desperdiça. Eu tive-a muito tempo, talvez vinte e seus anos, de 1866-1892; depois passei vinte anos de minha vida mesclada, com dias bons e dias de grande miséria. Concede-me agora esta união, e espero que se intensifique ainda mais» (NQT XXXV, 6). Após tantas dificuldades pelas quais passou, tem consciência da importância da vida de união: “Quero voltar sempre à vida de união, queria entregar-me a ela sem reservas” (NQT IV, 1). Falando do exercício da união com Deus, diz: “Quando me afastei, decaí. É realmente a minha graça e é unicamente por este exercício que me santificarei. Quero fixar-me nele definitivamente. Nada farei sem esta união, mas só com Jesus, por Jesus, em Jesus” (NQT XXIV, 77).

Em base à sua vivência, Padre Dehon pode propor aos seus religiosos uma vida de conformidade com Cristo. “O nosso método de espiritualidade consiste em ter sempre diante dos olhos o Sagrado Coração de Jesus” (OSP 2, 236).

O princípio e centro da nossa vida dehoniana são formulados com clareza e vigor: “Discípulos de Padre Dehon42, queremos fazer da união com Cristo, no seu amor pelo Pai e

38 DOC I, 20-30.39 FERREIRA, o.c., 109-116; CFL.40 Cfr. A. BOURGEOIS, « La vie d’union selon le P. Libermann »: L’Expérience spirituelle du Père Dehon: Les années de formation 1843-1871 : STD 23, 90-98.41 Y. LEDURE, Orar 15 dias com Leão Dehon: Fundador dos Sacerdotes do Coração de Jesus . Apelação, 2005, 87.42 Não somos discípulos de Padre Dehon, e sim de Cristo. Padre Dehon é um modelo histórico. Nosso único modelo é Cristo e Padre Dehon nos transmite que Cristo não é apenas um modelo de vida, mas é a vida da nossa

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pelos homens, o princípio e o centro de nossa vida” (Cst 17). Por isso, “o caráter especifico (característico) da vida interior dos sacerdotes do Sagrado Coração de Jesus é a união com o divino Coração de Jesus. Devem esforçar-se em viver da vida deste Divino Coração. Com ele e nele devem realizar a vida de amor, de reparação e de imolação que é o objetivo da sua vocação”43.

Aqui é muito importante uma reflexão sobre os números 16-25 das nossas Constituições: “Unidos a Cristo no seu amor e na sua oblação ao Pai”. Pode inspirar nossos formadores, em sua missão de orientação dos formandos, o que diz Padre Dehon: “A união com Nosso Senhor, e especialmente com o seu divino coração, é o meio mais conveniente para avançar na perfeição. É bom ter apenas uma prática dominante, e a melhor é a união com Nosso Senhor. Tomemos o exercício da união com Nosso Senhor, de preferência a todos os outros, para fazer dele o ponto culminante da nossa devoção... Mais vale deter-se num único exercício, que compreenda e una todos os outros, se possível. Ora, o exercício que tem todas estas vantagens, é a união com Nosso Senhor”44.

2. Fontes

- Escritos do Pe. Dehon45

A. Vida interior

Fonte Texto

NQT I, 95 Dirigeons nos actes par la raison, éclairée par la foi. L’imagination tend à entraîner la raison, il faut la contenir. Les passions aussi tendent à aveugler l’intelligence et à voiler à l’âme le bien véritable en la portant vers les appétits inférieurs et brutaux.

NQT I, 99 Vivons de la vie intérieure avec Jésus; avec Marie, qui reflétait en son âme les vertus de son Divin Fils. Le lieu de cette vie est l’immensité de Dieu, sa lumière, le grand jour du soleil de justice, lumière que nous ne recevons encore que par le miroir de la foi...

NQT I, 103-104

“Vado ad Patrem meum» (Jo 16,28). Notre-Seigneur pendant toute sa vie allait vers son Père, par ses pensées et par ses louanges intimes: «ego te cla-rificavi» (Jo 17,4); et par ses paroles: «verba quae dedisti mihi, dedi eis» (Jo 17,8); et par ses actions: «opus consummavi quod dedisti mihi ut faciam» (Jo 17,4). Que notre esprit soit toujours rempli de Dieu, pour ne pas laisser place à la distraction et à l’amour-propre.

B. União com Deus

Fonte Texto

vida.43 DSP VI, § 21. Este número trata de uma das virtudes próprias da nossa vocação: “A união com Nosso Senhor e a vida interior”. São algumas poucas linhas que resumem o que Padre Dehon repete continuamente em outros escritos.44 OSP V, 379.45 Os textos vêm apresentados no original francês para poderem melhor ser encontrados e entendidos por todos os formadores dehonianos. Cada Província, Região/Distrito traduza na sua respectiva língua.

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NQT I, 25-26 Dieu a élevé notre nature à une dignité sublime en l’unissant à lui par la grâce. Rendons-la digne de cet honneur. La grâce qui nous unit à Dieu est le sceau de notre adoption. Veillons-y et tenons-nous sous son influence, pour augmenter toujours cette intime relation avec Dieu. L’union à Notre-Seigneur dans l’Eucharistie nous rend semblables à lui en mettant notre âme et toutes nos facultés et puissances sous la direction et l’influence du même Esprit qui sanctifiait son humanité.

NQT I, 41 Pour vivre en Dieu sans interruption, nous tenir aux trois principes de l’union avec lui: union de présence, union de volonté, abandon entier à la grâce qui est notre seule force.

NQT I, 43-44 La grâce de Dieu ne porte pas de fruit, quand elle trouve nos 44 cœurs endurcis par la négligence, ou distraits par les inutilités du monde ou de la curiosité. Veillons fermement à nous tenir en union avec Dieu et pratiquons la pauvreté d’esprit et l’obéissance en écartant toute pensée et préoccupation inutiles.

NQT I, 44 Ecartons les obstacles à la grâce de Dieu, et elle remplira notre cœur comme un torrent. Ces obstacles sont la distraction, l’inquiétude, la volonté propre, l’affection naturelle. Quittons de suite les pensées et les recherches curieuses qui nous éloignent de la paix du cœur et de la présence de Dieu. Mieux vaudrait noter les difficultés pour en demander l’éclaircissement à l’occasion que de s’en troubler et préoccuper. Défions-nous toujours de la faiblesse de notre raison et de notre intelligence.

NQT I, 71-72 Veni et vive in famulis tuis in spiritu sanctitatis tuae». Dieu seul peut et doit remplir notre cœur. Il est infiniment aimable. N’aimons les créatures qu’en lui et pour lui. Que notre fin soit toujours sa gloire, notre lumière son Esprit qui nous parle dans la paix de l’âme devant lui, et notre méditation ses perfections et sa loi.

C. União com Jesus

Fonte Texto

NQT I, 15 Union constante avec Jésus. – Dire nos prières avec la pensée que Jésus les répète à mesure à son Père céleste.

NQT I, 15-16 Sobrie et juste et pie vivamus in hoc saeculo (Tt 2,12). Semper gaudete, quia copiosa est merces vestra in coelis» (Mt 5,12). Que votre joie soit sobre et douce, et telle que Notre Seigneur puisse l’offrir à son Père, car il offre sans cesse à son Père les œuvres des justes en union avec les siennes.

NQT I, 18 Vidimus stellam et venimus» (Mt 2,2). Soyons fidèles à la grâce. L’étoile qui doit toujours nous guider est le Cœur de Jésus. Que toutes nos actions soient telles que Jésus puisse les offrir à son Père. Qu’il soit notre refuge et notre paix.

NQT I, 19-20 Nous disposer au don de prudence et de conseil en prévoyant et réglant nos actions sous l’assistance du Saint-Esprit, et en nous abstenant de toute pensée et parole téméraires. – Que Jésus soit notre conseiller, notre ami et

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l’époux de notre âme.

NQT I, 29-30 Unus est magister, Christus» (Mt 23,10). Jésus est notre seul maître. Il nous fait entendre sa parole suave et pure, surtout dans la sainte Eucharistie, puis dans l’Ecriture Sainte et l’oraison. Il nous parle aussi par nos maîtres et par les écrits des Saints. – Dans la conversation des hommes, il est plus difficile d’entendre sa parole. Permettons leur vanité, comme il la permet, mais n’y entrons pas. Si leur conversation est utile, profitons-en, si elle ne l’est pas, tâchons qu’elle le devienne.

NQT I, 30 Domine, medicus es, aeger sum; misericors es, miser sum». Approchons-nous de Dieu et des Saints, comme un mendiant à la porte d’un palais. Nous ne voyons pas le bienfaiteur, mais nous sommes sûrs d’être entendus.

NQT I, 75 Jésus est notre roi, un roi de paix. C’est à lui qu’il appartient de régner sur les nations et sur les âmes. Sa loi est l’Evangile. Son règne est doux, sans faste, sans violence. Sa miséricorde est inséparable de sa justice. Il a subi le premier le joug de sa loi. Il comble de grâces ses sujets. Quand il punit, c’est pour guérir.

D. A vida de Jesus em nós

Fonte Texto

NQT I, 10 Jam non ego vivo, sed Christus in me vivit, Christus in me orat, studet, loquitur... Conversamini in Domino» (cf. Gal 2,20). Jésus vit en nous par l’influence de sa grâce et par la docilité que nous avons à sa direction...

NQT I, 15 Que Jésus vive en nous, qu’il dirige notre volonté et commande à nos sens. Les préoccupations de l’esprit et de l’imagination sont des tentations à fuir.

NQT I, 42 Dieu le Fils a voulu pendant 33 ans intercéder, souffrir pour nous et s’offrir en victime parfaite. Il continue son œuvre dans le ciel et dans l’Eucharistie, et il nous a laissé son Esprit. – L’Esprit-Saint est sans cesse occupé à nous appliquer les mérites de Notre-Seigneur, en transformant et divinisant notre âme.

NQT I, 49 Etablissons en nous le règne parfait de Notre–Seigneur. Qu’il soit le principe et la fin de toutes nos actions. Que toutes aient pour point de départ et pour base son inspiration et sa volonté, et pour fin sa gloire, et qu’elles soient faites avec la paix du cœur, qu’il nous recommande tant de fois. De nous-mêmes, nous ne pouvons produire que le néant et le péché.

NQT I, 96 Laissons vivre en nous Notre-Seigneur. Il continue à vivre sur la terre en chacun de ses membres. Agissons sous l’influence de sa grâce. Unissons-nous à sa parfaite humilité devant son Père, à son dévouement pour les hommes, dont il se fait le maître, le médecin, le conseiller, l’ami, le frère, le serviteur même, l’instrument de leur sanctification et la nourriture de leur âme.

E. União ao Coração de Jesus

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Fonte Texto

NQT I, 24-25 Spe gaudentes, in tribulatione patientes, orationi instantes» (Rm 12,12). Conservons notre cœur dans une sainte joie, à la pensée des grâces immenses et innombrables que nous avons reçues, et à la pensée que Dieu nous secourt, nous protège et nous aime, et que nous ne serons pas confondus. – Soyons patients dans la peine que nous avons parfois à nous tenir en union avec Dieu; soit que l’obstacle vienne du dehors, soit qu’il vienne de nous. Retirons-nous franchement dans le Cœur de Jésus, «in do-mini refugii. – Pour connaître la voie, cherchons l’étoile de la mer. «Orationi instantes»: entretenons dans notre cœur un feu perpétuel: «holocaustum perpetuum, laus, adoratio, gratiarum actio, petitio, oblatio.

NQT I, 29 «Nolite esse prudentes apud vosmetipsos» (Rm 12,16). Ne nous appuyons pas sur notre prudence et nos forces naturelles, mais sur Dieu. Consultons l’ange du grand conseil. Dans les difficultés, recourons au Cœur de Jésus, et attachons-nous à faire à chaque instant la volonté de Dieu, même dans les plus petites choses, pour devenir aptes à la faire dans les grandes et à lui servir d’instruments.

NQT I, 53-54 Le Cœur de Jésus est ouvert pour nous recevoir. Qu’il soit notre refuge dans tous les périls. Nous y retrouverons les conseils et les consolations qu’il nous a donnés dans l’oraison. – Que Dieu occupe tout notre cœur, et que le reste ne soit qu’à la surface et le trouve comme indifférent. Tout ce qui prend possession de notre cœur est un obstacle grave et une source de troubles.

NQT I, 54 C’est au pied de la croix qu’il faut, avec saint Thomas, chercher la science et la sagesse. Nous trouverons dans le Cœur de Jésus les leçons les plus sublimes et toujours inépuisables. Chacun des battements de ce Cœur divin est un acte d’infinie justice, d’infinie miséricorde, d’infinie puissance, d’infinie sagesse. Unissons-nous à ce Cœur divin toutes les fois que nous sommes tentés ou troublés.

NQT I, 77-78 «Dignos se circuit quaerens, et in viis ostendit se illis hilariter, et in omni providentia occurit illis» (Sap 6,17). Notre-Seigneur nous cherche pour nous élever à lui. Sa Providence est infinie et il a pour chacun de nous la même attention que si nous étions seuls au monde. A quelle perfection ne veut-il pas nous conduire? Son regard est tourné vers nous, bienveillant et amoureux; son regard qui entraîna Zachée à sa suite; son regard qui fit couler les larmes de Pierre et qui soutenait l’espérance d’Etienne dans son martyre. Il intercède sans cesse pour nous à la droite de son Père, à qui il présente ses plaies glorieuses, et dans le saint Sacrement de l’autel, où il veut bien demeurer pour prier pour nous nuit et jour.

F. Conclusão

Fonte Texto

DSP, nn. 196-197

A UNIÃO A NOSSO SENHOR E A VIDA INTERIOR

«A vocação dos Sacerdotes do Coração de Jesus é inconcebível sem a vida interior. Os atos frequentes de amor, de desagravo, de reparação, de fé viva

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e de abandono, que são a vida de uma vítima do Coração de Jesus, só podem encontrar-se numa vida realmente interior, na união habitual com Nosso Senhor e na permanência na sua santa presença.A característica própria da vida interior dos Sacerdotes do Coração de Jesus é a união habitual ao divino Coração. Com Ele e n'Ele devem amar, agir, sofrer, sacrificar-se. Devem esforçar-se por viver a vida deste divino Coração. Ele é o guia, o centro, o lar e o repouso da sua vida. Com Ele e n'Ele devem levar aquela vida de amor, de reparação e de imolação que é o objetivo da sua vocação.Diversas práticas mantêm durante o dia e reavivam essa união nos seus corações.Esta vida interior, através da união dos seus corações com o Coração de Jesus, é condição essencial para que cada uma das suas ações seja verdadeiramente reparadora. Será por meio dela que farão das suas ações outros tantos atos de amor, de desagravo, de reparação, de contrição, de humildade, de morte para si mesmos.A vida interior cultiva-se por meio do silêncio, do recolhimento e do espírito de oração. É protegida pelas Regras, que submetem a um vigilante controlo as relações externas, a correspondência epistolar e as visitas.Os Sacerdotes do Coração de Jesus terão grande apreço por estas prescrições salutares».

G. PHILIPPE, LCC 2, n. 1

2. PACTO DE AMOR (do Servo de Deus Pe. João Leão Dehon)

«Meu Jesus, perante Vós e perante o vosso Pai Celeste, na presença da Imaculada Virgem Maria, minha Mãe, e de São José, meu protetor, faço voto de consagrar-me por puro amor ao vosso Sagrado Coração, de dedicar a minha vida e as minhas forças à obra dos Sacerdotes do vosso Coração, aceitando de antemão todas as provações e todos os sacrifícios que Vos aprouver enviar-me.Faço voto de dar a todas as minhas ações a intenção do puro amor a Jesus e ao seu Sagrado Coração. Suplico-Vos que movais o meu coração e o inflameis no vosso amor, a fim de que eu não somente tenha a intenção e o desejo de Vos amar, mas também a alegria de sentir, por ação da vossa santa graça, todos os afetos do meu coração concentrados exclusivamente em Vós.

Renovação diária: «Ó meu Jesus, inflamado de amor renovo o pacto que fiz convosco. Concedei-me a graça de lhe ser fiel».

3. Algumas indicações bibliográficas

- Livros de Padre Dehon

1. VES: OSP 5, 7-386.2. VAM: OSP 2, 9-172.3. CAM: OSP 2, 173-516.4. ESC: OSP 5, 389-717.5. “Terzo anno: 1867-1868 (unione con Dio, vita interiore, unione con Cristo…)”:

Ascesa radiosa in seminario a Roma. Note intime, A Cura di Lorenzo Ceresoli, Bologna 1943, 44-52.

6. Sur la vie intérieure et les pratiques spirituelles: DOC I, 26-32.

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7. “Directions pratiques pour la vie intérieure”: Extraits du journal du Père Dehon, Rome 1943, 284-286.

8. “Eucharistie: union à Notre Seigneur”: Extraits du journal du Père Dehon, Rome 1943, 292.

9. De l’oraison et de la vie intérieure, de la lecture spirituelle et de la direction: OSP 7, 148-151.

10. L’union à Notre Seigneur et la vie intérieure: OSP 7, 132-133.11. “La vie intérieure e union avec Jésus”: Extraits du journal du Père Dehon, Rome

1943, 160-165.12. “Union à Jésus”: Extraits du journal du Père Dehon, Rome 1943, 283-284.13. “Union avec Dieu, vie intérieure, union avec Jésus, la vie de Jésus en nous et union au

cœur de Jésus”: Extraits du journal du Père Dehon, Rome 1943, 19-25.

- Escritos sobre Padre Dehon e outros escritos

1. E. Ancilli, Dizionario enciclopedico di spiritualità, III, Roma 1990.2. A. Díez, “Comentario al n. 17 de las Constituciones”: La eucaristia en las

constituciones scj.3. H. Dorresteijn, Vita e personalità di Padre Dehon, Bologna 1978.4. A. Ducamp, Le Père Dehon et son œuvre, Paris 1936.5. S. Falleur, Cahiers: Conférences et sermons du Père Dehon aux novices, 9 novembre

-21 octobre 1881, Centro Generali Studi SCJ, Roma 1979.6. G. Frediani, Padre Dehon: Fondatore dei “sacerdoti del Sacro Cuore”, Roma 1960.7. Y. Ledure, “L’unione con Dio: mia grazia”: Un prete con la penna in mano: Padre

Dehon, Bologna 2005, 200-202.8. Y. Ledure, Orar 15 dias com Leão Dehon: Fundador dos Sacerdotes do Coração de

Jesus, Apelação 2005, 85-93.9. Y. Ledure, Prier 15 jours avec Léon Dehon: Fondateur des prêtres du Sacré-Cœur,

Montrouge 2003, 75-82.10. Y. Ledure, Profilo spirituale di Leone Dehon (1843-1925): Fondatore dei sacerdoti

del Sacro Cuore, Milano 1998, 192-294.11. G. Manzoni, Leone Dehon e il suo messaggio, Bologna 1989.

- Dehoniana

1. A. Bourgeois, La nostra vita spirituale: DEH 3 (1982), 242-252.2. A. Díez, Eucaristia e comunità: DEH 68 (1986/1), 61-77.3. J. Z. P. Ferreira, O Padre Dehon e a formação: DEH 3 (2004), 97-132.4. G. Manzoni, La nostra vita spirituale: Il principio e il centro della nostra vita: DEH 3

(1982), 242-252.

- Studia dehoniana

1. J. C. Almeida, Léon Dehon e a educação: STD 50 (2008).2. Bourgeois, Unis au Christ: STD 15.2 (1989), 363-396.3. Bourgeois, L’Expérience spirituelle du Père Dehon: Les années de formation 1843-

1871: STD 23 (1990).4. U. Chiarello, Unione a nostro Signore: STD 28 (1991), 115-122.5. U. Chiarello, La vita interiore: STD 28 (1991), 123-133.

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6. E. Driedonkx, Las cartas del Padre Dehon a los formadores y formandos de su Congregación: STD 38 (1995).

7. G. Manzoni, Uniti a Cristo nel suo amore e nella sua oblazione al Padre: STD 26 (1991), 59-111.

8. G. Manzoni, La perfetta unione nell’amore: STD 40 (1996), 181-195.9. G. Manzoni, Lo sviluppo della vita d’unione: STD 40 (1996), 196-213.10. G. Manzoni, Uniti a Cristo nel suo amore e nella sua oblazione al Padre: STD 26

(1991), 59-111.

- Documentos da Congregação

1. “Unidos a Cristo no seu amor e na sua oblação ao Pai”: CST 16-252. RFG, pp. 26-27 (Cst. 16-18).3. LCC 5 (J. de Palma), 135-140.

4. Sugestões: propostas de aplicação às etapas formativas

Antes de tudo, confira: verbete “união” no índice analítico NHV 8, 209-210; o verbete “união” em STD 4 (1973), 496; os verbetes “amour”, “coeur de Jésus”, Jésus-Christ”, Oblats”, em Cahiers Falleurs. In STD 10 (1979), 248-264; cfr. Giuseppe Manzoni, Leone Dehon e il suo messaggio, 1989, 67-68; 215-218; 233-236; 310-312; 432-439; 545; 546-549. Ao tema da “união com Cristo” são dedicados os dois volumes de Padre Dehon sobre a vida interior, em OSP 5. Lembramos ainda que DG 196-197 tem um parágrafo dedicado explicitamente à “união a Nosso Senhor e vida interior”.

A. Bourgeois, Unis au Christ: STD 15.2 (1989), 363-396. A. Bourgeois, “La vie d’union selon le P. Libermann”: L’Expérience spirituelle du Père

Dehon: Les années de formation 1843-1871: STD 23 (1990), 90-98. A. Bourgeois, “Une vie d’union à Dieu”: L’Expérience spirituelle du Père Dehon: Les

années de formation 1843-1871: STD 23 (1990), 129-133. “Unidos a Cristo no seu amor e na sua oblação ao Pai”: Cst 16-25. “L’unione a nostro Signore e la vita interiore”: DSP: OSP 6, 216-217: trata-se de algumas

poucas linhas que sintetizam o que Padre Dehon escrevera, em tantos outros escritos, sobre a “união a Nosso Senhor e a vida interior”, como uma das virtudes próprias da nossa vocação.

“La vie intérieure et union avec Jésus”: Extraits du journal du Père Dehon, Rome 1943, 160-165.

“Sur la vie intérieure et les pratiques spirituelles”: DOC I, Romae 1947, 26-32. E. Driedonkx, Las cartas del Padre Dehon a los formadores y los formandos de su

Congregación: STD 38 (1995): capítulo I: “Las cartas del Padre Dehon a los formadores y los formandos de las escuelas apostolicas”; conclusão, 47-48; capítulo II: “Las cartas del Padre Dehon a los formadores y los formandos de nuestros noviciados”. Conclusão, 83-84; capítulo III: “Las cartas del Padre Dehon a los formadores y los formandos de nuestros escolasticados”. Conclusão, 139-141; capítulo IV: Union con Nuestro Señor, 160-161.

Ducamp, Le Père Dehon et son œuvre, Paris 1936, 629-633: O fundamento da espiritualidade de Padre Dehon e o objetivo específico que Deus nos propõe: a união íntima com Ele. Estas páginas indicadas são ricas e ajudam o formador a fundamentar, “teoricamente”, a vida de união a Cristo.

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Page 52: win.dehon.itwin.dehon.it/scj_dehon/cuore/formator/documenti/Forma... · Web viewL’Evangile nous rapporte peu de paroles de Marie, hors l’Ecce ancilla et le Magnificat, où se

J. Z. P. Ferreira, “A vida interior”: O Padre Dehon e a formação: DEH 2004/3, 109-116: Ótimo subsídio para os formadores de todas as etapas formativas: o que Padre Dehon entende por “vida interior”/vida de união a Cristo, prioridade desta dimensão na formação do noviço e do religioso, fundamentação teórica através da Palavra de Deus e de seus escritos... destacamos, aqui, sua correspondência.

G. Manzoni, Uniti a Cristo nel suo amore e nella sua oblazione al Padre: STD 26 (1991), 59-111.

G. Manzoni, “Amorosa união a Cristo”: Leone Dehon e il suo messaggio, Bologna 1989, 545: tendo Notes Quotidiennes como fundamento, mostra, como toda a vida espiritual de Padre Dehon está fundada na amorosa união a Cristo.

G. Manzoni, “Prima, intensa esperienza di Dio”: Leone Dehon e il suo messaggio, Bologna 1989, 67-68: Prima, intensa esperienza di Dio: aqui está o começo de uma experiência de Deus que caracterizaria toda a vida de Leão Dehon. Isto deverá ajudar também os formadores em suas reflexões motivacionais de experiência de Deus, sobretudo com os jovens nas etapas do Propedêutico (Pré-Postulantado) e Postulantado.

G. Manzoni, “Cammino di grazia ad Hazebouck”: Leone Dehon e il suo messaggio, Bologna 1989, 537-539: Trata-se apenas de um início, do qual L. Dehon não pode compreender toda a importância, mas que é determinante para a orientação da sua vida. Pensamos que a mesma coisa pode ser de iluminação para os nossos formandos, sobretudo na etapa do Propedêutico (Pré-Postulantado) e Postulantado.

G. Manzoni, “La perfetta unione nell’amore”: STD 40 (1996), 181-195: Texto básico para conhecer o autêntico pensamento de Padre Dehon sobre a vida de amor como elemento essencial da reparação. Também importante para entender os dois conceitos: vida de união e vida interior. Mais, a densidade de passagens dos escritos de padre Dehon, mostra como o conceito de vida de união “assume diversas aplicações: união com Deus, união com Cristo, união de mente e de coração, união de dependência, de presença e graça”.

G. Manzoni, Lo sviluppo della vita d’unione: STD 40 (1996), 196-213: A vida de união ao Coração de Jesus è claramente dinâmica. Padre Dehon estudou, com paixão, (no tempo de uma forçada vida de não atividade exterior por causa da guerra: agosto de 1914 - dezembro de 1917) o dinamismo da vida de união com Deus, as várias fases ou graus, as suas forças propulsoras e os vários meios, tendo bem presente a complexidade do dinamismo da psicologia humana...

RFG, 26-27: Princípios e normas que apresentam “formação à vida de união a Cristo” (Cst 16-18) como uma das dimensões necessárias da formação do formando e do religioso dehoniano.

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