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XII I DECORACION DE LOS PUENTES § l. - Su historia h asta J 900. § II. - E le me ntos o rna men ta les . .:\ rchivoltns.c-Tmpostns y pr etil es.- Obeliscos. -Pu ertas . -Dcc ora ción de los tr am os rcctos. -And cncs en voladizo.- No hay que abusar. § I II. - La evoluc ión de corativa en el si glo XX . El hor migón provoc ó la evoluci ón por eta pa s.-Imitación de la picdra.- Pr of usi ón ornamenta1.- FantasÍas moderni stas. -S obri cdad dccorati\·a.·- Sinceridad constructiva. § I V .- La colaboración de los arquitecto s. § l.- SU HISTORIA HASTA 1900 Epoca antigua.- Los R oman os y los P ers as prescindieron casi siempre de la decoración en sus puentes. Les bastó la proporción y grandiosidad de las siluetas para determinar sensación de resisten- cia y de belleza . Sólo en algunos puentes los realzaron con puertas conmemora- tivas, como en el de Alcántara (tomo 1, fig. 41), o con estatuas sobre pilastras (fig. 361), o con nichos en los tímpanos (fig. 362). F i!:. 361.- De Santo Angelo (Roma). Fig. 362.-De Vicencia

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XII I

DECORACION DE LOS PUENTES

§ l. - S u historia h asta J 900.

§ II.- E le men tos o rnam en tales.

.:\ rchivoltns.c-Tmpos tns y pr etil es.- Ob eliscos.-Puertas.-Dccoración delos tram os rcctos.-Andcn cs en voladizo .- No ha y qu e abusar.

§ I II. - La evolución d ecorativa en el si glo XX.

El hor migón provoc ó la evoluci ón por eta pas.-Imitación de la picd ra.­Prof usión orn amenta1.-FantasÍas mod erni stas.-Sobri cdad dccora ti\·a.·­Sinceridad constructiva .

§ IV .- L a colaboración de los arquitectos.

§ l. - SU HISTORIA HASTA 1900

Epoca antigua.- L os Romanos y los P ersas pres cindiero n casisiempre de la decoración en sus puentes. Les bastó la proporción ygrandiosidad de las siluetas para determinar sensación de resisten­cia y de belleza .

Sólo en algunos puentes los realzaron con puertas conmemora­tivas, como en el de Alcántara (tomo 1, fig. 41), o con estatuas sobrepilastras (fig. 361), o con nichos en los tímpanos (fig. 362).

F i!:. 361.- De Santo An gelo ( Roma ) . Fig. 362.-D e Vi cen cia

322 SEGUKD.\ PARTl·:.-OI\RAS ESPECIALES

ra 370), a pesar de loschurriguerescos templetesque posteriormente se leañadiero n en algunos delos refug ios de sus pil as(fig. 371), recordando sinduda a los qu e habí an pues­to en el puente de l 1VI al',en Va lencia (lig. 372) ; sonambos de bien escaso gus­to. . a juicio del autor, alque no basta su antigüe­da d pa ra reverenciar a losa r t is tas qu e los reali zaron .

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372.-Puc ntc del Ma r, en Valencia.Fig.

Siglos XVIII y XIX .­Ya en el sig lo XV I I I se fue­ron depurando las propor­ciones y los elementos de­

cora tivos de los puent es, sobre todo en F ra ncia, donde Perronnet, consus puent es de Ne uilly y La Conco rdia (descri tos en el tomo JII, pági­nas 128, 151 Y 181), estableció un estilo que se hizo clásico y se mantuvoen casi tod os los puentes y viaductos hasta mediad os del siglo XIX . (1).

Ftg, 37.t-Puente acueducto sobre el Yonnc,

Entonces se perfeccionó la orn amentación de algunos pu ent esmerced a los aligeramientos transversa les de los tímpanos en losarcos mayor es de 25 m. de luz (lig. 373), que hemos detallado en elcapítulo X I del tomo l I L

(1) El puente de la Concordia, qu e es el que cr uza el Sena, en P arís, frentea la Cámara de Diput ad os ' y la ig lesia de la Madelcine, acaba de ensancharseampliamen te , pero respetand o el aspec to de sus pilas y paramentos.

CAPÍTULO XJII.-DECOR.\CIÓX 323

Empleáronse también como elementos ornamentales de las bó­vedas las archivoltas, las impostas y pretiles complicados, y los obe­liscos, estatuas y hasta grandes puertas monumentales, como com­plemento decorativo de las vías.

Por último, en este siglo xx se generalizó el empl eo del H . A.en los puentes y edificios, que no sólo justificó nuevas estructuras,sino que ha provocado una radical evolución decorativa , de queluego nos ocuparemos.

§ ]J.- ELEMENTOS ORNAMENTALES

Al describir en el tomo 11 [ las bóvedas, estribos y pilas, yapresentamos ejemplos, en los que aparecen las ornamentaciones conque se han decorado estos elementos. .

Completa remos aquellos datos.

Archivoltas.- Son éstas unas acusadas y salientes molduras enel trasdós de los arcos.

Aunque ya se habían iniciado en el puente florentino de la Tri­nidad, antes citado (fig. 365), donde se emp leó con mayor relievey se hizo clásica, fué en el puente de Lavaur, construido en el si­glo XVIII (figs. 374 Y 375).

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Fi l:. 374. -Puente 'viej o de Lavaur (siglo X\"IIl).

320 SEGUNDA PARn·;.-ü BRAS ESPECL\ T..:.<r..:.,_s _

F i., . :lr,:l.- I)e San Jnan de las Abadesas. Fig-. 364.- De Montaub án.

Fil'. :lr,S.- De la Tri nidad (Florencia ). Fil'. :l66.-De Ria lto (Venecia).

-~------:"_. -=-

Vigo 367 .- P ue nte Nue vo (Parí s ) . Fig. 368.-De 'I'o u lous e.

Fig. 369.- P lIente r cas tillo de Ch enonceaux , sobre e l Loira .

CAP íTt.: LO XIII.-DBCORACI Ó " 321

Fig. 370.-Puente de Toledo, en Madrid.

Edad Media.- Los quince siglos de Edad Media fueron en ladecoración de los puentes , como en todo, un ret roceso de la Huma­nid ad y un esta ncamie nto casi absoluto de sus progresos (figu­ras 363 y 364).

Aquellos pocos pu entes son, con gran fr ecuencia, feos por sua s p e e t o, in cóm od ospor sus r ampas de ac­e e s o ; las dimen sio­nes pesadas-a vecesmon struosas- de susapuyos no g ua rdan re- .lación con la finuraen las claves de sus a rcos oj iva les, que puede n ser fo rma que sa­t isfaga en templos, pero q ue es irracion al en pue ntes.

Imponen sólo respeto por su vetus tez ; pero aqu ellos puentescristianos fueron constructivamente más bárbaros que los budistasde China. los bramánicos de la India y los mahometanos de Persia, I

Renacimiento. - L o s italianosde l Renacimiento, a la par que re­verdecieron con mayor refinamien­to las tradiciones romanas, inicia­ron no só lo la decoración artísticade sus pu entes, sino el empleo delos a rcos ca rpa ne les y rebajados(figu ras 365 y 366).

E n F rancia sig uieron el ejem ­plo, aunque co n me no r g usto (figu­ras 367 y 368) ; sobre uno de suspue n tes de aq ue lla época, y porcap richo pr inc ipesco, levan ta ron unpal acio co n visos de cas tillo (figu­

Fi g-. 371.- Te mplete de l puente de '!"oleda ra 396), que má s ec onó m ica yconfor tablemen te hu bi éra sc e ri ­

gido en una de las márg en es de l L oir a.Tampoco hubo ac ie r tos cons t r uc t ivos ni a r t ís t icos en los pu en ­

tes espa ño le s del Renacimiento. Ya criticamos la pesad ez del via ­du ct o de R onda (Ii.g. 241 ) Y de l puen te de T oled o. en Madrid (figu­

: 1

326 SBCUNDA PARTE.-OBRAS ESPBCIA LBS

gusto, combinando esas barandillas met álicas con fa roles o gruposescu ltóricos.

Presentamos dos ejemplos ele nu estros puentes Vi ctoria y MaríaCristina (figs. 383 y 38·+) ,cu ya dec oración proyectónuestro colabo ra do r el ar ­qui tecto D. Julio M. Za­pata.

Obelisco s y e statuas.­En pu entes monumentalesse han decorado su s en­tradas co n ob eliscos o es­tatuas y también combi­nando ambos elementos.

Ge ne ra lme nte se em­plazan en los ensa nchesde los es tr ibos de las már­ge ne s, al efec to prep ara ­dos.

P ara facilitar el pasode los andenes sin ens an ­

Fig. 383. - P ue nte Ma rí a Cr isti na , en San Sebastián, cha r considerableme nte losestribos , proyectamos pa ­

ra el citado puente de María Cr istina, en San Sebastián, dos gran ­des obe liscos en cada margen, formando cada un o de ellos una bó­ved a sobre tres bas am entos, qu e permitían el paso de los peato­nes en todos se ntidos (fig. 385). Confiesa el autor que la fe liz evo­lución de l g usto arquitectónico, que lu- go expondremos, justificalas cr íticas a nues tro proyecto, redactado en 1903.

E n nuestro posterior puent e del K ursaal (fig. 386) dispusimosunos obeliscos luminosos sobre las pilas y parecen tener más acep­tación que aq uéllos.

En cambio, los obeliscos del puente Alejandro III , en París(figur a 387), por sus armo niosas proporciones constituirán siempreuna nu eva prueba del refinado gusto francés.

Puertas.- Los técnicos alema nes, dentro de su tra dicional es-

CAP íTULO X IlI.-Dr.CORACrÓN

F ig. 385.-0beliscos del pu ente Ma r ía Cris tina (San Se bas t ián ).

327

378 SgGUNDA PART[~.-OBRAS ESPECIALES

Fi g. 386 .- Pnc n le del Kursa a l ( San Se bas t iá u ) ,

Fi g. 387.- 1'nenl o d é Al ej andro III ( Parí s ).

CAP Í TU LO XlJI.-m;CORACI ÓN 329

Fig. 388 .- P ue nte de Cah oru ( siglo XII ! ) .

tilo, tendi end o siempre a lo colosal, pero con instinto guer re ro, re­medando .Ias pu ertas de algunos puentes romanos y, sobre todo, losque en la Edad Media tenían puertas def ensivas (fig. 388), han qu e­rido dar monumentalidad a mu chos de sus puentes imp ortantes, dis­poni endo en sus estr ibos grandes pu er tas de asp ecto militar (figu­ras 389 a 392).

En los demás países se ha reservado este tipo decorativo paralos grandes puentes colgados , en los qu e las pu ertas se utili zan , sobretodo, para el apoyo de los cables de los qu e cuelga el tabl ero.

Fig. 389.-En Ham burgo . Fig. 390.-E n Colon ia.

330 SEGUI\DA PARTE.-OBRAS ESPECIALES

F ig. 391. -f:n L ev en sau .

Fig. 393. - A lzado tran sv er sal del puen­t e de llrooklyn (1867 ).

Fi g. 392.-En Bu sscrdorf,

Fig. 394 .-1'uen le sob re el Hudson( Nue va Yor k ) (1931 ).

CAPÍTULO XIII. -DECORACIÓN 301

Presentamos en las figuras 393 y 394 ejemplos del pri mero yúltim o de los puen tes colgados de N ueva Yo rk , con tramos cen-

Fi g. 395.- A lza do del puente de A mp os ta

trales de 485 y 1.064 m. respectivamente (este es el record mundialde luces), y añadimos las vistas del único puent e con puertas de estetip o ejecutad o en E sp añ a( figuras 395 y 396) en Am ­posta, sobre el Ebro ( 1) .

Decoración de los tra­mos rectos de H. A.- En

alg unos puentes de tramosrectos construídos de ntrode pob lac iones se ha pro­curado disfr azar la mono­

tonía de sus largos planoslisos.

E n la pasare la sobre elT uria, cons truída para laExposición en 1909 y cons­t ituída por ocho tram os de

14 m. de lu z, se ha conse- Fi g . 396.- l' uen te de Ampost a.

g uido (fig. 397) sim ulandoque los fre ntes de las vigas son unos arcos rebaj ados (2).

(1) A djud icado al autor mediante concurso de proy ectos y cons trucci ón,descr ito 'CI1 la R evi sta de Obras Pú blicas. A ño 1914, .p ágs, 527, 539 y 55\.

(2) P royectado y construído por la Sociedacl Const rucciones y Pouimentos.

312 SEGUNDA l'ARTr~.-OBRAS ES PECIA LES

En el pu ent e del Kursaal , en Sa n Sebastián (fig. 386), hemoscons ide rado pr ef erible incrustar en los pa ramentos vistos de losgrandes tramos rectos de 22 m. unas placas lisas de mármol ro joque ofrecen buen asp ecto.

En los tramos rectos del puente Vi ctoria (fig. 383) nos hemoslimitado a añadir en sus apoyos un as ménsulas de piedra artificial.

Para los demás tr am os rectos hemos siempre pr escindido de or -

Fig. 39i .- Pasarela sob re el Turia .

namentación alguna, limitánd onos a chaflanar sus aristas mediantetriangulitos rectangulares de madera de 3 a S cm., dispu est os en elfondo de los mold es de sus vigas en una longitud algo menor que

la luz del tramo. L a vista se ha acostu mb rado a estas formas des­nudas, que ya no entra ñan la sensación flectora que se experimen­taba en los primeros tiemp os del hormigón armad o.

Andenes en voladizo.- Como hemos ya dich o, en la mayor pa r­te de los pu entes de 1-1 . A . conviene disponer los andenes en vola­dizo, lo qu e permite redu cir la dim ensi ón de pilas y est ribos y elcoste de los for jados.

Así lo hemos hecho en todos los modelos oficiales, tanto parapuentes de carreteras como para los de fe rrocarr iles.

CAPÍTULO X Il l. - DECORACI ÓN 333

E n las primeras aplicaciones de esta disposición se creyó queesos voladizos, al tapar con su sombra pa rte de los arcos o vigas,afearía su aspecto .

P er o va ex tendiéndose su empleo hasta en puentes situa dos enpoblacion es, y nos vamos acostumbrando a esa racional disposición,como en el de Amrninodi ers, en Toulouse (tomo II I, cap. X I II) . en

Fi g-. 39S.- Pue nte de la Expo sici ón de Li cia.

el de Ga1cerá n (fig. 266 de este tomo) y en el recientem ente cons­truido para la Exposición de Li eja (fig. 398).

Hasta pueden consi de rarse como un elemento decorativo.

No hay que abusar. - T odos los ejemplos qu e hemos citado serefieren a gra ndes pu entes, la mayor parte ele ellos dent ro de pobla­ciones imp ortan tes ; pero algunos novatos ingen ieros, copistas ser­viles de aquellos eje mplos, cons ide ra dos como clás icos, reprodu je­ron muchos de sus ornamentos en puentes ext ra viados de escasaimporta ncia y cas i invi sibl es por las breñas y el mu sgo que lostapan (1).

(1) E llos me recen ser cri tica dos, pero aun más los Centros consultivosque aproba ro n aquellos pr oyectos poco med itad os.

Confiesa since ra mente el autor ha ber pecado en tales excesos, en su pr i-

3'34 SEGUNDA PARTE.-OBRAS ESPECIALES

Debemos insistir en que el gusto artístico moderno, que ahoramás que nunca coincide con la mundial e imperiosa compresión degastos .superfluos, obliga a los ingenieros a suprimir casi radical­mente la ornamentación de los puentes, incluso en poblaciones.

§ Il T.- LA EVOLUCION DECORAT1VA DE LOS PUENTESEN EL SIGLO XX

En efecto; uno de los temas que se han disc utido con gran in­terés y ex tensión en el Congreso de P uentes de 1928, en V iena, yen el del Hormigó n armado de 1930, en L ieja, ha sido el de la De­corac ión y Es tética de los P uentes de hormigón (1).

El hormigón provocó la evolución por etapas.- El empleo cre­ciente del hormigón en los puentes que, aunque ya iniciado en elsiglo X IX, no tomó carta de na turaleza hasta el siglo presente, alpermit ir el alige ramiento de las siluetas y nu evas for mas construc­tivas, hubiera deb ido desde el pri mer momento provocar un nuevoestilo decorati vo correspondiente al nu evo mat eri al, así como la apa -

mer proyecto de puente de piedra (¡ ha cuarenta años l) : se per cató pr onto alvisitar sus obra s de cuán impropio eran aquellas filigranas de labra y de si­ller ía aplantillada, en un riachuelo asturiano; aqu el nu estro primer pu ent e,aver gonzado sin duda de su abusiva vestidura, la oculta hoy ba jo el mugrequ e lo cubre.

Igual y justa penit encia su fr e el nu evo pu ent e de Orens e, en el qu e suautor nos rechazó muchas piedras de sillería porqu e se dijcrenc iaban ell S il

tonalidad, o blig ándonos ad emás a tallar molduras profusas y orn ame nto scon igua l perfección que si se tratara de una catedral (!).

(1) E n un he rmoso número ex t rao rdina r io de febrero de 1931, de la r e­vista Le 111 oniteur des /ravait.r Pub lics, exclusiva mente dedicado a la Estét icade los puentes, se recu erd a y se asi ent e con la opin ión que formuló el a utoral interveni r en la di scusión de aquel tema en el Cong reso de V iena. Conside-.ra opo r tuno el auto r re pro duci r la s ideas per sona les qu e allí ex puso y quese cons ignaron en el acta de la ses ión cor re spondiente, evide nc iando la evo­lución decorat iva de los pu en tes en el sig lo xx.

Só lo Litará el autor como eje mplos de esta evolución a lgunos de sus pro­yectos, qu e pod rá cri ticar con ent era libert ad, ya que siemp re nos imp onenmás respeto los trabaj os de nu est ros colegas, aun los más desacertad os, quelos pr opios, a los que pod emos, sin reparo a lguno, aplicar el escalpelo.

CAPÍ rur.o XII I. -DECORACIÓ:-;, 335

rició n de las grandes const rucciones met álicas, inició un est ilo de­corativo del hier ro, vinculado en la Exposición de 1889 (1).

Pero no fué as í; la doci lidad del hormigón le permitió, por elcontra rio, amoldarse suces ivamente a la evolució n del a rte arquitec­tónico, cuyas tran sf ormaciones rad icales se han sens ibilizado en losúltimos treinta añ os.

E stamos en un período de gestación: artistas y const ruc to resperseguimos un nuevo esti lo, porque sentimos que las antiguas tra­diciones artísticas son anac rónicas para los nuevos mater iales. Peroaunque no ha cristalizado aún el estilo propio del hormigón, vamosevolucionando en sus as pect os decorativos casi por sa ltos, aunqu een etapas sucesivas y rápidas. que consideramos característ icas yque pueden defini rse y catalogarse.

Imitación de la piedra-e-L a primera y na tural tendencia de losinge nieros cuando emplearon el hormigón en los puent es fu é la deimitar a la sillería.

La doci lidad del nuevo ma terial, que permite sin gran costerealizar los más comp licados despiezos y perfi les de la arquitecturaclásica, imp ulsó a los técnicos a reproducir los tipos de arcos, pilas yestr ibos que se ejec utaban con gruesos silla res, con estereotomíasy labras com plicadas; en ellos se reproducía n servi lmente los or ­namentos decorat ivos de los sig los XV III y X IX .

Aq uellos puent es y viad uctos fueron copias de los de sillerí a;en sus bóvedas, est ribos y pilas , en las impostas y pretiles, en losobeliscos y puertas se imitaron los aparejos de los puentes de piedra ;pero las piezas, en lugar de labra rse penosamente, se moldeabancon horntigón.

Para perfeccionar esta pueril fa lsificació n emp leamos en los pa ­ramentos de los sillares artificiales, morteros con arenas obtenidaspor trit urac ión mecáni ca de las piedras que se que rían imita r.

Podemos caracte rizar esta etapa con nu estro puent e de MaríaCr ist ina (figs. 384 y 385), cons truido en 1904 , que, aunque de hor ­migón armado, oculta vergon zosament e el materia l que lo cons titu ­ye : quisimos con un hormigón barato dar la sensac ión de un puente

( 1) V éase nuestra Confcr cnc ia "Evoluciones Construc tivas", Revis ta dcObras púb licas de 15 de febr ero de 1925.

336 SEG UNDA PAR'1'¡';.-OBRAS ESPECIALES

costoso, debilidad human a de apare ntar riq ueza. simbólica de aque­lla época de tran sición ent re los siglos XIX y XX.

Profusión ornamental.- Sobrevino pr onto la r eacción co ntraes ta ev ide n te depravación elel gus to .

Nos percatam os que era ridícu lo en pu entes de carácter perma-

Vigo 3~9.- Jl t1 e ll t e Victo ri a , en M a dr id.

nentc y público, en cuya conce pcion debe pr esid ir la ser ieda d, imitarma te riales innecesa rios y filigrana s a rquitec tónicas de temp los ypalacios.

Se prescindió entonces de simula r dovelaj es de bóvedas y t ím­pan os y se buscó el efecto estético dejando el hormi gón a la vista ,

CAPÍTULO X III.-DI~CORACIÓN 337

pero ut ilizando su docilidad de moldeo para decorar los paramentosvistos con gran profusión orn amenta l.

Ya que nada costaban los perfiles y esculturas, se multiplicaronlas molduras y ar abescos.

A es ta época corresponde nuest ro proyecto del puent e de ReinaV icto ria en Madrid (1910), también de hormigón armado, pero ya contímpanos aligerados a la vista (fig. 399).

Fantasías modernistas.- Sobrevinieron entonces nuevas tend en­cias arquitectónicas , desterrando la clásica decoración, en pos de ori­ginales disposiciones.

No sólo se suprimían las imit aciones de mat erial, sino los tradi­ciona les ornamentos.

Eran menester nu evas formas y dibuj os, persi guiendo un A rteMo derno, que así se denominaba jactanciosamente.

Fig. 400.-Primer proyecto del puente de San Telmo (Sev illa) .

A esta etapa corresponde mi primer pr oyecto del puent e de SanT elmo en Sevi lla (fig. 400), en el que los arquitectos que me presta ­ron su va liosa colaborac ión en 1920, creye ron acertar con el gustoentonces dominante en aquella alegre reg ión española.

F elizmente, aunque aqu ella decoración fué aprobada, con elogiosde cuantos la informaron, pasaron algun os años antes de constru irel puent e, tiempo suficiente para que el modernismo quedara relegad oal olvido, sobrevini endo entonces la actu al evolución de la A rqui­tectu ra.

Sobriedad decorativa.- En efecto, la tenden cia de estos últi ­mos años, es la de per segu ir la sencillez de líneas y una ex tremada

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338 SEGUNDA PARTE.-OBRAS ESPECIALES

sobriedad en la decoración; hasta hay quien preconi za suprimirlatota lme nte .

Cuando se nos ordenó la const rucción del citado puente de SanTelmo en Sevi lla, los mismos arquitectos autores de .aquellas deco­raciones, que con ta nta comp lacencia presentamos en 1920, se opu-

Fi g. 401.-l'lIellte de San Telmo (más deta lles en el capítulo IV ).

sie ron a que las rea lizáramos, por encontrarlas impropias y t ras­nochadas.

1VI odificaron entonces los alzados, suprimiendo impostas, pérgo­las y obeliscos, ejecutá ndose el puente con la sencillez de la figura 401.

Sinceridad constructiva.- La hermosura de un puente debe sóloobtenerse por la silueta de sus fo rmas y por las proporciones de suselementos.

Sus parament os de hormi gón no deben oculta rse con pr ecari osenlucidos ni con grotescas imi tac iones; per o es aún más absurdo el

simular las [untas, puesto que la supresión de éstas constituye unade las grandes venta jas del nuevo mater ial.

Estamos en una era de sinceridad y discreción cons tr uct iva, que

C \PÍTCLO XIIl.-DBCORACIÓX 339

no es tá reñida 111 con la elegancia ni con la belleza de las obras, enlo que pueden y hasta m uchas veces deben interesa rse nues tros cole­gas los arquitectos.

§ 1V.-L A COLABORACION DE LOS ARQUITECTOS

An tiguamen te los constructores de edificios y puentes eran losg randes artistas esc ultores y pintores.

H oy la educación de los ingenier os, casi excl us ivamen te cientí­fica , nos impide disciplinamos en el es tud io del arte; antes, todoslos técni cos practi caban el dibuj o orname nta l y decorativo; hoy sólohay tiempo para aprender el dibuj o lineal.

Po r todo ello, sa lvo algunas eminencias enciclopédicas, pero muyex cepcionales, los ingenieros vulgares nos sentimos incapacitados paraproyectar bellas obras a rquitectón icas .

En general, el ing eni ero, qu e no ha pod ido educa rse artísti ca­mente, no sabe decorar con gusto; podrá copiar molduras y decora­ciones. pero no imaginar ornamen tos orig inales .

Debe, pues, recurrir a la colaboración de los arqu itec tos tan pr on­to como la obra que proyecte ex ija cierta tendencia ar tís tica. sob o-e

•todo con esta evolució n decorativa. en qu e debe pr cscindirse de losantic uado s mod elos.

Pero as í como los ingeniero s calculan mucho y dib ujan poco.muchos arquitec tos croquisan con en vidiable soltu ra, aunque suelendespreciar la cient ífica estabilida d .

Acostumbrados a dej a rs e guiar por sus láp ices, per sigui end o labellez a en la fo rma , tienden a imagina r d isposici on es at revi das omonumentales. S iente n el arte, per o a veces ca recen del instinto me­c ánico ; las est ructu ras qu e concibe n o i recen aspecto or igina l y hastabello, per o algunos prescinden de la resi st encia de materiales y aúnmás del presupuesto.

E l arqui tecto es ant e todo un artista ; el ing eniero. un científicoy un economista: son dos ment ali dades d i íc rentes : para obtener unaobra racional, se precisa armonizar ambas especialidades.

E l ingeniero tie ne , pues. que sujetar, que comprimir los entu­sias mos art ísticos de su colaborador el arquitecto, si éste se desborda­ra , limi tando su int erven ción a la puramente decorativa y ornarnen-

340

tal. Aun as í, se observan algunos excesos y desaciertos, por des­equilibrarse la pond eración indispensable entre la T écnica que debedominar en los pu ent es y el A rte qu e ha de amolda rse a aqu élla , ' sinsumergir nunca las proporci ones de la estructura .

Sigamos, pues, todos la simpática evolución moderna hacia lasin ceridad, característica de esta época ; persigam os en nu estros pro­yect os la sencillez de disp osiciones y la sobriedad y discreción deornamentos, como se está consiguiendo en la indumentaria, en elarte y ha sta en la orato ria.