y con bigotes * Las trinitarias y Barba Azul * Noche de ...

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E l vecino del frente tiene una ventana enorme en la sala. Cree que las mujeres se mueren por él y camina por las aceras como si una filmadora lo si- guiera. El vecino del frente sale los sábados en la mañana a correr y sus movi- mientos son perfectos, no tropieza nunca ni detiene su ritmo. Sus ca- bellos no crecen y logran apenas hacer una onda que se bate con el viento cuando hace sus ejercicios. VIERNES 29 DE OCTUBRE DE 2021 * Un campesino hermoso y con bigotes * Las trinitarias y Barba Azul * Noche de campaña N° 77 Ella era la que fregaba los pisos y la vajilla, la que limpiaba los cuartos... Charles Perrault . La cenicienta Usa unas franelas discretas que dibujan un cuerpo interesante, digno de ser tocado. Debe ser arquitecto, o tal vez un ejecutivo; yo lo observo cuando sale a trabajar en las mañanas, mientras termino de lavar los platos y descongelar la carne del almuerzo. No tiene idea de que existo, ja- más ha dirigido su mirada a mi ventana y yo doy gracias a Dios que no lo haga porque encon- traría una bata sucia, una cara lavada y unas uñas rotas. El vecino del frente tiene que rescatarme pero no lo sabe. Sue- ño con el día en que podamos tropezarnos un domingo, que son los únicos días que tengo tiempo para arreglarme un poco para ir a misa. Sé que tiene novia, pero ella no durará mucho, porque yo estoy aquí y mi cuchillo cerca. Estamos a las puertas de la 17ª Feria Internacional del Libro de Venezuela, Filven 2021, una actividad que es un verdadero abanico de ofertas para generar lectores. En esta Feria patrocinada por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura y el Centro Nacional del Libro, este año son homenajeados el periodista José Vicente Rangel y el ensayista Vladimir Acosta, con Vietnam como país invitado. Es por ello que en las semanas de la realización de este encuentro, del 4 al 14 de noviembre, las próximas tres ediciones de los Cuentos para leer en la casa, estarán dedicados a autores nacionales y extranjeros que participan en el evento. En homenaje al país invitado, publicaremos tres hermosas leyendas del pueblo vietnamita. En honor al Bicentenario de la Batalla de Carabobo, y con ello al prócer de la Independencia, Simón Bolívar, se presentará en la Feria un libro de la escritora chilena Gabriela Mistral: Padre Bolívar, recados de la América Nuestra, de la editorial El Perro y la Rana. Esta Filven 2021 incluye, entre otras actividades, un seminario sobre promoción de la lectura y literatura infanto-juvenil, en el cual participan escritoras y escritores dedicados a esta área desde diferentes perspectivas. Algunas de sus ponencias serán presenciales y otras virtuales, todas con el mismo ánimo de crear un diálogo sobre este tema que es tangencial para todos, porque infiere en el espacio del interés por la lectura desde la niñez, en favor de considerar la importancia de una actividad que nos unifica, forma y entusiasma para aspectos fundamentales de nuestras vidas. La participación en el evento suma voluntades no solo de Venezuela sino de otras latitudes. Así, estará participando la ganadora del más reciente Premio de Novela Rómulo Gallegos, Perla Suez, quien en el programa general de la Filven presentará su novela El país del diablo. No olvidemos, como señala el lema de esta Feria, que: Leer independiza. Nota de presentacion Carolina Álvarez Arocha

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El vecino del frente tiene una ventana enorme en la sala. Cree que las mujeres se mueren por él y camina por las

aceras como si una filmadora lo si-guiera.

El vecino del frente sale los sábados en la mañana a correr y sus movi-mientos son perfectos, no tropieza nunca ni detiene su ritmo. Sus ca-bellos no crecen y logran apenas hacer una onda que se bate con el viento cuando hace sus ejercicios.

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VIERNES 29 DE octuBRE DE 2021

* Un campesino hermoso y con bigotes* Las trinitarias y Barba Azul

* Noche de campaña

N° 77

Ella era la que

fregabalos pisos y la

vajilla,la que

limpiaba los cuartos...

Charles Perrault.

La cenicienta

Usa unas franelas discretas que dibujan un cuerpo interesante, digno de ser tocado.

Debe ser arquitecto, o tal vez un ejecutivo; yo lo observo cuando sale a trabajar en las mañanas, mientras termino de lavar los platos y descongelar la carne del almuerzo.

No tiene idea de que existo, ja-más ha dirigido su mirada a mi ventana y yo doy gracias a Dios que no lo haga porque encon-

traría una bata sucia, una cara lavada y unas uñas rotas.El vecino del frente tiene que rescatarme pero no lo sabe. Sue-ño con el día en que podamos tropezarnos un domingo, que son los únicos días que tengo tiempo para arreglarme un poco para ir a misa.Sé que tiene novia, pero ella no durará mucho, porque yo estoy aquí y mi cuchillo cerca.

Estamos a las puertas de la 17ª Feria Internacional del Libro de Venezuela, Filven 2021, una actividad que es un verdadero abanico de ofertas para generar lectores. En esta Feria patrocinada por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura y el Centro Nacional del Libro, este año son homenajeados el periodista José Vicente Rangel y el ensayista Vladimir Acosta, con Vietnam como país invitado. Es por ello que en las semanas de la realización de este encuentro, del 4 al 14 de noviembre, las próximas tres ediciones de los Cuentos para leer en la casa, estarán dedicados a autores nacionales y extranjeros que participan en el evento.En homenaje al país invitado, publicaremos tres hermosas leyendas del pueblo vietnamita. En honor al Bicentenario de la Batalla de Carabobo, y con ello al prócer de la Independencia, Simón Bolívar, se presentará en la Feria un libro de la escritora chilena Gabriela Mistral: Padre Bolívar, recados de la América Nuestra, de la editorial El Perro y la Rana.Esta Filven 2021 incluye, entre otras actividades, un seminario sobre promoción de la lectura y literatura infanto-juvenil, en el cual participan escritoras y escritores dedicados a esta área desde diferentes perspectivas. Algunas de sus ponencias serán presenciales y otras virtuales, todas con el mismo ánimo de crear un diálogo sobre este tema que es tangencial para todos, porque infiere en el espacio del interés por la lectura desde la niñez, en favor de considerar la importancia de una actividad que nos unifica, forma y entusiasma para aspectos fundamentales de nuestras vidas.La participación en el evento suma voluntades no solo de Venezuela sino de otras latitudes. Así, estará participando la ganadora del más reciente Premio de Novela Rómulo Gallegos, Perla Suez, quien en el programa general de la Filven presentará su novela El país del diablo.No olvidemos, como señala el lema de esta Feria, que: Leer independiza.

Nota de presentacion

Carolina Álvarez Arocha

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2|Cuentos para leer en la casa viernes 29 De octubre De 2021 viernes 29 De octubre De 2021 Cuentos para leer en la casa|3w w w . c i u d a d c c s . i n f o

PASA A LA PÁG 4

I

Vamos a suponer que un día vienes escuchas en boca de alguien de otro país una frase como: “¡Qué be-llas están esas bugambillas!”, y pre-guntas: “¿Cuáles son?”, y tu amiga

te las señala. Entonces te das cuentas de que las famosas bugambillas de los jardines, esas de las que has leído en no sabes cuántos libros, son en realidad las trinitarias. ¡Sí, las trinitarias, las sil-vestres y comunes trinitarias que te han acom-pañado toda la vida!

En alguna oportunidad te tomaste la molestia de buscar “buganvilla” en El pequeño Larousse ilustrado y habías encontrado: “BUGAMBILLA s.f. Mex. Buganvilla”. Así que se te exige continuar la búsqueda: “BUGANVILLA s.f...”. Y toda una ex-plicación del origen americano de la flor y cómo la llaman los científicos. No seguiste con el dic-cionario porque se te iba a olvidar lo que estabas leyendo originalmente. Mejor continuar, conti-nuar aunque no se entienda mucho.

Alguna vez imaginaste unas flores frondosas, un arbusto parecido a la rosa, algo muy europeo, mejor si era francés, no sé por qué. Ni siquiera la aclaratoria de “Planta trepadora originaria de América” pudo ayudarte a tener una idea más clara.

Entonces la frase de tu amiga develó un miste-rio y a partir de entonces leer “dos jardines de buganvillas...” no fue como antes. Y sientes has-ta nostalgia.

IIAhora imagina otro descubrimiento literario. Eres una mujer cualquiera que le está leyendo un cuento a su hijo y de pronto descubres lo que quería decir una metáfora que ha estado ahí en todos los ambientes del mundo por años, siglos quizás. O mejor dicho, descubres que en un cuento de hadas, una frase que allí aparece no es parte de la fantasía, sino una metáfora ¿No es maravilloso? Una metáfora esperando ocul-ta que digan qué es, como una adivinanza (y te acuerdas de Rodari). Bueno, imagina entonces que eres esa mamá y estás leyendo Barba Azul y dices:

Pensó que iba a morirse al ver aquello, y la llave del gabinete, que acababa de retirar de la cerradura, se le cayó al suelo. Luego de reponerse un poco reco-gió la llave, cerró la puerta y subió a su habitación para descansar un poco, pero no pudo lograrlo.

Entonces te llega aquella asociación. Recuerdas que una vez, limpiando y ordenando encontraste algo de una persona a quien realmente quieres y, al igual que la esposa de Barba Azul, nunca lo

hubieras querido descubrir. Al ver-leer-oler aquello sentiste ese nudo que se le atasca a uno en la garganta, y tu corazón comenzó a latir más fuerte. Exactamente, en ese mo-mento descubriste un secreto. No tiene que ser un crimen, puede ser solo algo muy pri-vado, un simple desliz, una cuenta bancaria o algo que lo avergüence: un verdadero se-creto. Todo esto lo percibes en fracciones de segundo. A la velocidad de un recuerdo, y sigues leyendo el cuento:

Como viera que la llave del gabinete estaba manchada de sangre, la secó dos o tres veces, pero la sangre no desaparecía. Por más que la lavó y frotó con jabón y piedra, siempre quedaba sangre, porque la llave estaba en-

Las trinitarias y Barba AzulUn campesino hermoso y con bigotes

cantada y no había manera de limpiarla total-mente: cuando quitaba la sangre de un lado reaparecía del otro.

¡Ajá!, de eso se trata lo de la sangre en la lla-ve. Esa es la respuesta: una vez que lo sabes, ya no puedes disimular. De alguna manera, siempre se te sale por algún lado. Eres como la esposa de Barba Azul que nunca tiene nombre propio: irremediablemente “se te nota” cuando tratas de ocultar algo.

La otra persona, que pudiera ser tu esposo, tal vez se te acerque y pregunte. “¿Qué te pasa?”, y vienes y dices “nada”. Entonces el otro sabe que realmente pasa algo, y además sospecha, intuye que descubriste algo. ¡Qué

complicado!

¿Qué puedes hacer? Hay varias alternativas:

a) No dices nada. Te repites y le repites una y otra vez “no pasa nada”, mientras el otro se muere por saber qué coño ocurre. Hasta que un día se te acumula el secreto y este estalla y los pedazos de secreto se riegan por todas partes y destruyen todo lo que alcanzan.

b) Le dices de una vez que lo descubriste, que ahora no puedes verlo de la misma forma. “Eso” que ahora sabes, no lo puedes aceptar y haces como la esposa de Barba Azul: lloras, peleas, discutes, llamas a tu familia.e) Le dices que descubriste su secreto, aunque

Una vez tuve un abuelo en un país que se llama Italia.Era un campesino hermoso y con bigotes. Usaba un pantalón muy grande y una vieja cha-

queta que lo protegía del frío de las mañanas.Cuando niño mi abuelo fue a la guerra. Allí aprendió que a veces la vida es cruel y te-rrible, pero su corazón no se contagió, si-guió siendo blando y dulce hasta el día de su muerte.La guerra fue un recuerdo que se le quedó amarrado a la memoria con un nudo mari-nero, y de tanto no poder olvidarla la conta-ba una y otra vez.Yo cabalgaba sobre su zapato cuando él cru-zaba las piernas y contaba de nuevo una his-toria que siempre empezaba así: hace mu-cho tiempo cuando fui a la guerra…La vida de mi abuelo era el campo, porque era un campesino hermoso y con bigotes. Se levantaba de madrugada y se iba a trabajar la tierra. Tomaba un puñado en las manos y dejaba que se le escurriera poco a poco en-tre los dedos como si fuera un colador. Era su manera de acariciarla.También la limpiaba de piedras, porque las piedras —pensaba él— son como un tumor en la tierra que se va a sembrar.Con los años fue quedándose encorvado como si llevara siempre en las manos una de aquellas piedras redondas y pesadas.Claro que mi abuelo nunca se quejaba. Era un hombre lleno de silencio. Solo por den-tro se alegraba cuando la tierra le daba fru-tos y vegetales.En lo más fuerte del verano llenaba cestas y cestas de racimos y entonces la casa olía al perfume ácido de las uvas maduras.Después era la fiesta, porque no hay mejor fiesta que la de hacer vino.En un tonel inmenso, saltábamos descalzos sobre la uva que explotaba con cada pisotón y nos torpedeaba con el mosto perfumado que en algunos meses sería vino.A la hora de comer, mi abuelo se sentaba a la cabecera de la mesa. A su lado, apoyada en el piso, ponía una botella de aquel vino que habíamos hecho saltando en la barrica. De tanto en tanto la levantaba, tomaba un sor-bo largo, y su bigote cenizo se mojaba con el morado fuerte del vino.Nunca bebía un vino que no viniese de sus

manos, porque el vino —repetía— es la tie-rra misma que nos pasa entre los dedos y con el viento se hace polvo.Mi abuelo caminaba con los brazos cru-zados a la espalda. Yo caminaba a su lado cuando íbamos a la plaza a comprar tabaco.Con las manos a la espalda y cada día más encorvado, respondía con gestos de cabeza a los vecinos que le saludaban: Buon gior-no, signor Pasquale.Al llegar a casa liaba con calma un cigarrillo: metía el tabaco en el papel, lo enrollaba y lo pegaba con saliva. Después fumaba despa-cio y mirando lejos quién sabe qué cosa.Yo me quedaba viéndolo a él y a su silencio.Un día, desde un barco grande y gordo, le dije adiós a su figura encorvada y a su mos-tacho de pelo suave como el aliento.Nunca más lo vi.Ahora soy un hombre casi viejo y he olvi-dado muchas cosas: el nombre de la calle donde vivíamos y el nombre de los vecinos. Tampoco recuerdo el tamaño de la casa ni la distancia a la plaza ni en cuál esquina es-taba la fuente a la que íbamos por agua.Pero siempre recuerdo, eso sí, que una vez tuve un abuelo en un país que se llama Italia.

no te hubiera gustado saberlo, que esperas que eso no signifique mayor cosa con respec-to a la relación que mantienen. La lealtad y la solidaridad son más importantes que cual-quier otra cosa.Pero, ¿qué crees que realmente pasa al final? Lo sabes. La historia de Barba Azul se repite:

En aquel momento golpearon con tanta fuerza la puerta, que Barba Azul se detuvo. Abrieron y entraron dos caballeros, quienes desnudando las espadas corrieron hacia donde estaba aquel hombre, que reconoció a los dos hermanos de su mujer, el uno perteneciente a un regimiento de dragones y el otro mosquetero; y al verles trató de escapar. Lo persiguieron tan de cerca ambos hermanos, que lo alcanzaron antes que hubiese

Carolina Álvarez Arocha

Cósimo Mandrillo

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4|Cuentos para leer en la casa viernes 29 De octubre De 2021 w w w . c i u d a d c c s . i n f o

SEMANARIO EN REVOLUCIÓN

Directora Mercedes chacín coorDinaDora Teresa Ovalles MÁrquez asesora eDitorial laura anTillanO asesor eDitorial luis alvis c. ilustraDoras MaiGualida esPinOza c. y sOl rOccOcuchi correctora De teXtos laura nazOa DiseñaDora gráfica TaTuM GOis

Noche de campaña

Es la campaña electoral para lanzar su can-didatura.Periodista, ese

santo y seña le pone etique-ta que alimenta la empatía, los afectos, la gracia suave de afinidad sentimental, la esencial ternura de lo que pensamos cercano.Porque papá es periodis-ta, ahora más profesor que periodista, pero como dicen: nunca se olvida, siempre se es. Su afán tras la prensa tempranito en la mañana, la percepción simultánea de radio, papel y televi-sión al revisar a diario lo acontecido ayer, la necesi-dad de averiguar, opinar, analizar. Difícil ignorar el entorno, es marca de por vida, como ese hierro con el cual, a fuego hirviente, se identifica a los anima-les de manada.Y el candidato es periodis-ta, querido, admirado.Su nombre resulta familiar desde hace años para la “manada” de la que formo parte. Desde niña lo escucho en las con-versaciones, a viva voz o en murmullo, según sean las circunstancias.La tía Margot alguna vez militó con él, se lo escuché contar en una oportuni-dad, y lo recuerdo asociado a la imagen fotográfica publicada en prensa defen-sora, en la cual aparecía conmovedor y terrible, el cadáver ya inflado, anuncia-do como el cuerpo del profesor Lovera, quien había sido desaparecido unos días antes… Él, nuestro candidato de ahora, denunció ese asesinato en creces, a viva voz, por todos los medios posibles, que no eran muchos.Crecí con la admiración lógica, sensible, a su persona, y ahora lo tenía allí, muy cerca. Porque los compañeros acababan de traerlo a mi lugar, en donde estoy en-cargada de hacer la guardia, cuidando los equipos de sonido y grabación, en la parte alta de un elevado sobre la aveni-da principal del sector.Rodeada de cornetas de diversos tama-ños de los equipos de sonido, kilóme-tros de cables, micrófonos, sillas metá-

licas y otros enseres, procuro atender a mi niño de seis meses, quien por lo particular de esta situación nueva, no ha querido dormirse.Él, nuestro candidato, con la actitud gentil que le es propia, su timidez di-simulada, y eso que mi madre llamaba “don de gente”, me responde con una sonrisa y la sencillez afable de una mira-da, cuando los compañeros nos presen-tan, y me dicen que deberá descansar hasta su próxima intervención en la tarima alta.Nerviosa y con el niño levantado con su cabecita en mi hombro, aligero el servir un vaso de algo frío para nuestro diri-gente ya a solas con nosotros, pues los compañeros se han ido a cumplir con sus tareas inmediatas.Lo miro tomar el vaso con gentileza, y, evidentemente cansado pero sin queja, él me sonríe y dirige su atención al niño que tengo en brazos.Yo lo mezo tratando de que se tranqui-lice y se duerma, desconcertada frente a quien admiro, al punto de no poder abrir un diálogo con normalidad con él, quien bien termina de tomar el agua de su vaso, coloca este sobre la mesita

Laura AntillanoA José Vicente Rangel, desde la admiración y el afecto.

Cósimo Mandrillo (Taranto, Italia, 1951). Escritor, docente e investigador venezolano. Profesor emérito de la Universidad del Zulia. Licenciado y magister en literatura venezolana; doctor en literatura hispanoamericana por la Universidad de Iowa (EEUU). Ha publicado, entre otros títulos, Víbora y barro: acercamientos a la obra de Gustavo Díaz Solís (2004), Literatura zuliana siglo XIX (1987), Antología poética de María Calcaño (1983), A boca de agua: ensayos sobre literatura zuliana (2008), Migra (1983), Poemas de lengua brava (1991), Todo indicio de ti (2007), Poemas de Sa’awa (2011) y El woma azul de tío Pici (2008).

Carolina Álvarez Arocha Editora, escritora y promotora de lectura. Edita el semanario Pirueta, dedicado a niñas y niños, en el periódico Ciudad Maracay. Con el cuento La Cenicienta, publicado en 2011 en el libro Las Trinitarias y Barba Azul, de Monte Ávila Editores, gana el Premio Autores Inéditos, mención narrativa.

Laura Antillano (Caracas, 1950) Escritora. También ha trabajado como titiritera, guionista de radio y televisión y como promotora cultural. Ha incursionado en los géneros del ensayo, poesía, el cuento, la novela y la crítica literaria. Ganadora del Premio Nacional de Literatura 2015. Algunas de sus muchas publicaciones son: La muerte del monstruo come-piedra (1971), Un carro largo se llama tren (1975), Haticos Casa No. 20 (1975), Perfume de gardenia (1982), Dime si adentro de ti, no oyes tu corazón partir (1983), La luna no es pan de horno (1988), Diana en la tierra wayúu (1992) y Libro de amigo (2007).

LOS AUTORES

VIENE DE LA PÁG 3

y con la mayor gentileza tiende sus brazos para cargar a mi niño, quien se sorprende y detiene su llanto bajito (señal de sueño) y sor-prendido mira al extraño.Con facilidad y delicadeza el niño se deja acoger. Abre sus ojos in-mensamente y toca con sus de-ditos la frente y las sienes de este visitante nuevo.Le acerco una de las sillas arruma-das en aquel espacio de depósito al aire libre, y al verlo sentado lo hago yo también, a su lado.Sonrío mirando como el bebé se adapta con tanta facilidad a los brazos de este hombre, quien con seguridad sabe tratarle con soltura de experimentado.La tarde en el cielo va dejando en-trar a la noche con suavidad inusi-tada, solo palpable en el cambio de iluminación de aquel pedazo de cielo que nos cubría, y el breve diálogo se refiere a la posibilidad de su agotamiento (que él niega de inmediato), y a la belleza de ese espacio sideral que nos cubre cam-biando sus tonalidades, y ahora, la ciudad muestra un cierto suave resplandor, que contemplamos en

medio de nuestro diálogo entrecortado, solo referido a lo que en la práctica co-tidiana significa un niño que se adapta por nuestra voluntad, a las necesidades de nosotros los adultos, en el afán de construir la vida, por el camino de la práctica de ensayo: acierto o error, que es la única posible, bajo la luna, que aparece inesperadamente, y las estre-llas alumbrando el cielo del enigma.Ya el niño se ha dormido, en brazos de nuestro candidato, y llegan los com-pañeros a buscarlo para que haga una intervención final en la tarima arriba cerrando el mitin de esa noche, y él, afablemente, me devuelve mi niño dor-mido, despidiéndose, en nuestro único original encuentro, con una sonrisa suave y transparente.Con el pequeño conmigo ahora, les veo dirigirse a la tarima alta, para el cierre de campaña en la ciudad.Nunca intercambié nombres ni refe-rencias, y me enorgullece la calidez de este recuerdo, solo mediado por un her-moso cielo, en la inmensidad de una noche de cierre de campaña.

podido llegar a la plataforma, le atrave-saron el cuerpo con sus espadas y le de-jaron muerto.

Siempre, siempre en una relación hay una mentira, un error, un desliz, una de-bilidad... algo que ocultar y siempre hay alguien dispuesto a descubrirlo. Por su-puesto que no justifico al malvado asesi-no. Recuerda que solo estamos hablando de cómo comprendiste el significado de una metáfora, una que quizás ya todos sabían, pero para ti fue una verdadera epifanía.

En fin, tú te ves como perfecta: eres un libro abierto, sin nada que ocultar, ni siquiera una metáfora. El otro: el malo del cuento. Entonces, lo más probable es que ejecutes una combinación de las al-ternativas a) y b). Es decir: lo supiste, se lo dijiste y cada vez que hay oportunidad le recuerdas su imperfección. Es como ter-minar asediado y condenado, igual que el famoso villano. ¡Se lo merece!

¿Y las trinitarias-bugambillas? Bueno. Esas son las que estaban en el jardín de Barba Azul y su mujer. En tu jardín. Su belleza y sencillez reflejan la felicidad del hogar.