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Yo decido obedecer

¿Qué le agrada más al Señor:

que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios,

o que se obedezca lo que él dice?

1 Samuel 15:22

No olvidemos iniciar con oración

Dos principios para vivir la vida

COMO

DECÍAMOS

AYER

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Estamos trabajando una serie de mensajes sobre la sabiduría, y hemos

definido al hombre sabio como uno que ve la vida según la óptica de Dios; este

hombre manifestará como primer fruto el temor de Dios.

El principio de la sabiduría es el temor al Señor;

Los necios desprecian la sabiduría y la enseñanza.

Proverbios 1:7 (RVC)

Mencionamos también que existen dos principios bajo los cuales un individuo

vivirá su vida: el principio de autoridad divina (o de obediencia a Dios) y el

principio de rebelión satánica. No es posible vivir bajo otro principio, y se vive

bajo uno o el otro, no hay posibilidad de medias tintas.

¿Bajo qué principio vives tu vida?

Es posible aún tener un ministerio en la obra del Señor y vivir bajo el principio

de rebelión satánica. Si alguien busca adorar a Dios bajo este último principio

en realidad no agrada a Dios. Recordemos que el hombre fue creado para vivir

bajo el principio de autoridad divina, y solo aquel que lo hace tiene vida

eterna.

Los tipos de pecado

Dentro de este contexto de podemos decir que hay dos clases de pecado:

1. Pecados contra la santidad de Dios: Ocurren cuando violamos los

principios morales de Dios.

Busquen la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.

Hebreos 12:14

2. Pecados contra la autoridad de Dios: Suceden si nos oponemos

voluntariamente a lo ordenado por Dios, desafiando su autoridad.

Cuando Adán y Eva pecaron lo hicieron contra la autoridad de Dios. De allí

entendemos que los pecados contra la autoridad de Dios son más graves que

los que van contra su santidad, y acarrean peores consecuencias. Nadie vivirá

en la presencia de Dios en el Cielo haciendo su propia voluntad. Allí se hace

sólo Su voluntad. De igual manera Él espera que aquí en la tierra se haga Su

voluntad.

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…venga tu reino,

hágase tu voluntad

en la tierra como en el cielo.

Mateo 6:10

Para que crezcamos en sabiduría es necesario que vivamos en la voluntad de

Dios. El que no lo hago, por lo tanto, crecerá en necedad.

¿Qué agrada más a Dios?

1500 años antes de Cristo, el pueblo hebreo de dirigía hacia la tierra prometida

y se encontraba en Refidín (localizada en la península del Sinaí) cuando fueron

atacados por los amalecitas, quienes eran descendientes de Esaú. Estos

atacaron la retaguardia de Israel, muy posiblemente a mujeres y niños.

Amalec se opuso a la autoridad de Dios y fue derrotado (ver Éxodo 17:8-16).

Por haber actuado de esa manera el Señor sentenció:

¡La guerra del Señor contra Amalec será de generación en generación!

Éxodo 17:16

Durante los años siguientes Amalec siguió hostigando a Israel y se alió con

varias naciones en diversas oportunidades para atacar a Israel. Nunca cambió

su conducta; siempre odió a muerte a Israel. El Señor fue paciente pero,

llegado el tiempo determinado, ordenó a Saúl rey de Israel, por boca de

Samuel el profeta:

“He decidido castigar a los amalecitas por lo que le hicieron a Israel, pues no lo

dejaron pasar cuando salía de Egipto. Así que ve y ataca a los amalecitas

ahora mismo. Destruye por completo todo lo que les pertenezca; no les tengas

compasión. Mátalos a todos, hombres y mujeres, niños y recién nacidos, toros

y ovejas, camellos y asnos.”

1 Samuel 15:2 y 3

La orden, dramática por demás, no admitía dudas. El Señor no dejó lugar a

preguntas para buscar excepciones. Saúl tenía que ejecutar una instrucción

precisa, pero decidió obedecer parcialmente, y preservó la vida del rey

amalecita y conservó lo mejor del ganado, supuestamente para ofrecerlo en

sacrificio a Dios. Pero el señor no se agradó de esta conducta y recriminó a

Saúl rechazándolo como rey de Israel.

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Y Samuel dijo:

“¿Se complace el Señor tanto

En holocaustos y sacrificios

Como en la obediencia a la voz del Señor?

Entiende, el obedecer es mejor que un sacrificio,

Y el prestar atención, que la grasa de los carneros.

Porque la rebelión es como el pecado de adivinación,

Y la desobediencia, como la iniquidad e idolatría.

Por cuanto tú has desechado la palabra del Señor,

El también te ha desechado para que no seas rey.”

1 Samuel 15:22-23 (NBLH)

Para Dios la rebelión es tan grave como la hechicería o el ocultismo, y la

desobediencia como la idolatría. En cambio, lo que más le agrada es el corazón

obediente.

El sacrificio que te agrada

es un espíritu quebrantado;

tú, oh Dios, no desprecias

al corazón quebrantado y arrepentido.

Salmos 51:17

Dos formas de vivir (los dos árboles)

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Dios el Señor hizo que creciera toda clase de árboles hermosos, los cuales

daban frutos buenos y apetecibles. En medio del jardín hizo crecer el árbol de

la vida y también el árbol del conocimiento del bien y del mal.

Génesis 2:9

Teniendo en cuenta los dos principios de autoridad existentes, tenemos dos

formas de vivir la vida, que se pueden representar con dos árboles:

El árbol de la vida

Representa la autoridad de Dios

El árbol del conocimiento del bien y del mal

Representa la voluntad del hombre. Este se abroga la potestad de

decidir sobre lo que es bueno y es malo independientemente de Dios.

¿Quién decide lo que es bueno o es malo? Indudablemente Dios. Sin embargo

podemos en algunos, muchos, o en todos los aspectos, vivir según nuestros

propios estándares sobre lo que está bien o mal, sin tener en cuenta a Dios.

¿Quién determina en tu hogar cómo se vive? ¿En tu trabajo? ¿En la calle? Es

importante contestar a esta pregunta pues de cómo respondas dependerá la

manera en que vivirás tu vida en adelante.

C.S. Lewis (creador de Las Crónicas de

Narnia) lo expresó de esta manera:

“Hay dos tipos de personas: los que dicen

a Dios “hágase tu voluntad”, y aquellos a

quienes Dios dice: “está bien, hazlo a tu

manera”.

A los primeros los llamamos discípulos, a

los otros, religiosos. Estos no están

viviendo bajo la autoridad de Dios.

Tú que eres tibio ¿cuándo vas a tomar una

decisión? Dios es quien determina que es

malo y que es bueno; debemos vivir con

eso en mente y decidir vivir plenamente en

la voluntad del Señor. No hay forma de

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vivirlo a medias. El mismo C. S. Lewis escribió al respecto:

“El cristianismo, si es falso, no es importante. Si no es falso, es infinitamente

importante. Lo único que no puede ser, es medianamente importante”.

“Muriendo moriréis”

Cuando Dios colocó al hombre en el jardín del Edén le dio la libertad de comer

de todos los árboles del jardín excepto del árbol de la ciencia del bien y del

mal…

Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo

cultivara y lo cuidara, y le dio este mandato: «Puedes comer de todos los

árboles del jardín, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no

deberás comer. El día que de él comas, ciertamente morirás.»

Génesis 2:15-17

La estrategia de Satanás para ocasionar la caída del hombre (Génesis 3:1-7)

fue sembrar duda sobre las intenciones del Señor, procediendo luego a calificar

la palabra de Dios como mentirosa, aseverando que no morirían si comían del

fruto del árbol, y aconsejándoles que vivieran como ellos quisieran. La verdad

es que, si bien no murieron físicamente de inmediato, sí cayeron en muerte

espiritual. Desde entonces vivimos la vida como un proceso hacia la muerte.

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Cuando en Génesis 2:17 dice Dios “ciertamente morirás”, la expresión en el

hebreo original es sumamente fuerte y bien puede ser traducida: “muriendo

morirás”. Dios planteó al hombre de esta manera que sus promesas con

respecto a la obediencia eran plenitud de vida si se obedecía, o plenitud de

muerte si se desobedecía.

El día que Adán comió el fruto, él murió, pero hay tres pasos en esta muerte.

Primero viene la separación de Dios con la consecuente falta de

significado en la existencia. Aunque el hombre aún respira, y su esposa

le da hijos, él está muerto.

Luego viene la muerte física. Unos años después, aunque Adán vivió

más años que nosotros, su cuerpo descendió a la tumba.

Finalmente viene la muerte eterna, que significa la separación para

siempre de la presencia de Dios.

Serán castigados con destrucción eterna, separados para siempre del Señor y

de su glorioso poder.

2 Tesalonicenses 1:9 (NTV)

Lo que Satanás dijo al hombre no era cierto; vivir fuera de la autoridad de Dios

trae muerte.

Volviendo sobre los tipos de autoridad

Recordemos que en el mensaje anterior hablamos de los tipos de autoridad, y

que habíamos considerado que estar bajo autoridad confería una cobertura por

parte de Dios que ejemplificamos con un hombre bajo un paraguas.

Dios ha dispuesto que la primera autoridad y cobertura sea la familia. Dentro

de esta última está protegido y puede expresar su identidad. Si bien hay

algunos agujeros en ella pues somos imperfectos, Dios se encarga de dar la

cobertura faltante. Cuando el hombre (cualquier miembro de la familia) se sale

de la cobertura, queda bajo la de las tinieblas, donde lo oprime Satanás, quien

viene a ser su señor, y quien le atrapa y le quita la libertad.

La segunda institución delegada por Dios es su Iglesia, la novia del Cordero.

Un ser humano bajo la cobertura de la iglesia está igualmente protegido y

puede reflejar la luz de Cristo. De la misma manera, al dejar la cobertura,

viene a quedar bajo la influencia satánica y será oprimido. Como pastores

tenemos una gran responsabilidad, de la cual daremos cuentas ante Dios, y es

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la de cuidar de la congregación de tal manera que se asegure la mayor

cantidad de personas bajo la protección de la autoridad de la iglesia.

Obedezcan a sus pastores, y respétenlos. Ellos cuidan de ustedes porque

saben que tienen que rendir cuentas a Dios. Así ellos cuidarán de ustedes con

alegría, y sin quejarse; de lo contrario, no será provechoso para ustedes.

Hebreos 13:17 (RVC)

La tercera institución delegada es el gobierno. Su protección va más allá de la

cobertura de la ley. Aquel que no obedece al gobierno quedará también bajo

opresión satánica. A veces consideramos que estos aspectos de sumisión a la

autoridad no son espirituales, sino de la vida corriente, pero asuntos tan

aparentemente mundanos como el pago de impuestos son espirituales porque

Dios los ordena en su Palabra. Igual se aplica a la iglesia y a la familia.

Conclusión

Terminamos esta reflexión contestando a dos preguntas de relevancia

fundamental para la vida del hombre.

¿Cuál es la decisión más grande que debe hacer un hombre sobre

la tierra?

La obediencia a la autoridad.

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¿Cuál es la meta principal de todo cristiano?

Que sus caminos sean agradables a Dios.

No olvidemos terminar con oración