Yuksekova, la tierra de los Apocu (1/2)

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En la región, el principal núcleo de poder del PKK, sus habitantes se declaran seguidores de Öcalan y apoyan la autonomía democrática defendida por la milicias urbanas YDG-H. (Publicado en el diario GARA)

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  • Mundua 2015 9 28 astelehena GARA 26

    Cuando Sabri enhebrala aguja es conscientede que cada milmetroes importante. Cadarepunte sobre el telaro a travs de las mo-dernas mquinas llevaimplcito la tradicin

    de los costureros de Hakkari. Puede que suobra, si es un kilim, tenga como destino al-guno de los puestos del Gran Bazar de Es-tambul o las alforjas de los koer, los nma-das de la regin famosa por el pastoreo y elqueso artesanal. Pero cuando la guerra vuelve, el prestigio

    de estas ligeras alfombras se oculta bajo elmanto de la resistencia que cubre las mon-taas de ms de 3.000 metros que delimi-tan las fronteras reconocidas a Irak, Turquae Irn. El pueblo nace hoy para luchar y nopara coser, dice Sabri. El hbito sobre lacostumbre; la guerra por encima de la paz.Primero va la libertad, y eso significa lu-char. Qu otra opcin hay si nos torturan yasesinan?.La tensin en Anatolia no ha dejado de

    crecer desde que colaps el proceso de pazentre el Partido de los Trabajadores del Kur-distn (PKK) y el Estado turco. En las ltimassemanas la situacin se ha deteriorado conel mayor ataque de la guerrilla y el cerco delEstado a los autogobiernos kurdos. De las trece autonomas democrticas de-

    claradas en agosto, Cizre ha sido la ltimaciudad candada bajo el toque de queda y laofensiva militar turca. All los kurdos handenunciado una masacre civil. La siguiente podra ser Yksekova, la urbe

    que da acceso a las montaas dominadaspor el PKK. Lo que han hecho en Cizre loquieren repetir en Gever el nombre kurdode Yksekova, pero cuando lo intentantampoco pueden porque todo el pueblo esten su contra. Seguiremos defendiendo lapaz y vamos a ampliar la autonoma demo-crtica de Gever, amenaza Yalin Dara, untrabajador del ayuntamiento que recuerdaque sus co-alcaldes llevan semanas sin acu-dir al consistorio: Se han fugado porque

    la frontera con Kurdistn sur, el PKK realizsu mayor ataque tras la ruptura del procesode dilogo: 16 o 31 soldados muertos, segnlos datos vengan del Estado o los kurdos.Cmo se podra calmar la situacin? Pa-

    ra empezar, Erdogan tiene que parar las ac-ciones policiales. El PKK solo usa el 10% desu potencial porque est a la defensiva. Lue-go, volver a hablar con alan, sintetiza Da-ra. Ahora mismo no es posible una solu-cin, es demasiado tarde. Primero tienenque liberar a alan y a los polticos kurdosarrestados. Luego tendrn que darnos nues-tra autonoma. Esas son las condiciones quepodramos aceptar. Pero lo que queremos estener nuestro pas, algo que podra ocurrir sino negocian la autonoma, considera Sabri,un afable joven de 25 aos.

    La autodefensa

    En Kurdistn norte hay una ley turca no es-crita: si quieres vivir como una persona li-bre te van a apalear. En esta regin es co-mn escuchar los sonidos desprendidos porla maderas cuando chocan bruscamente conlas piedras. Una de las tradiciones locales esapalear los granos de trigo. Para Sabri, la pa-la es el Estado y el trigo el pueblo kurdo. So-mos ms, ellos ms fuertes, pero algn dala pala se desgastar, augura en su local,cercano al barrio Cumhuriyet, uno de lostres en donde las fuerzas turcas no puedenacceder desde que se declar la autonomademocrtica.En las destartaladas calles de Cumhuriyet

    el crujir del trigo ha dado paso al runrn delas balas, el sonido seco de los francotirado-res, el eco de las sirenas. A veces todo enmu-dece, o surgen desesperados gritos de lasmadres que pierden a un hijo. El ltimo fue Ali Karal, de 16 aos. Fue

    asesinado. El pueblo intent llevarle al hos-pital pero las fuerzas de seguridad no lo per-mitieron. Cuando lleg era demasiado tarde

    tienen una orden de arresto emitida por losfiscales turcos tras apoyar los autogobier-nos.Los 200 kilmetros que separan Van de

    Yksekova serpentean bajo imponentes ci-mas. A los lados surgen pequeas aldeas, es-casas ciudades, los koer. Tambin, aunqueno se muestren, estn los militantes delPKK. Al llegar a Yksekova, una meseta situada

    a 1.800 metros de altura, los kurdos sientenel cobijo de las montaas. Siempre han di-cho que son sus nicas amigas, quienesnunca les traicionarn. All el grupo marxis-ta es la ley: cobra el impuesto revoluciona-rio, realiza controles en las carreteras y ame-naza la escasa autoridad del Estado turco. Esla tierra de los Apocu, el apodo que reci-ben los seguidores de Abdullah alan. Yosoy del PKK, aunque no utilizo las armas. Loque digo es que aqu todos somos del PKKporque ser kurdo en Hakkari significa serdel PKK, asegura Sabri.Nada ms entrar en la ciudad, un letrero

    indica la desviacin hacia Semdinli, a 53 ki-lmetros, y Daglica, a 55. Son dos de los pun-tos ms conflictivos en la batalla. En el pri-mero la lucha comenz el da uno y an nose ha detenido. Intermitentes toques de que-da, prohibiciones de entrada y salida a laciudad y los aviones militares cortando lasnubes a diario. All, el 15 de agosto de 1984, se produjo a

    la par que en Siirt la primera ofensiva de laguerrilla. En el segundo, a escasos metros de

    YKSEKOVA: LA TIERRADE LOS APOCUEn la regin, el principal n-cleo de poder del PKK, sus ha-bitantes se declaran seguido-res del encarcelado lder kurdoAbdulah alan y apoyan laautonoma democrtica decla-rada el pasado mes de agostoen varios ayuntamientos y de-fendida por la milicias urba-nas YDG-H ante las fuerzasturcas que imponen toques dequeda espordicos.

    En el barrioCumhuriyet, el YDG-Hha creado barreras paraevitar la ofensiva delEjercito. El tanque deun camion antecede alas barricadas deladrillos de hormigon.Migel FERNNDEZ IBEZ

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    MiguelFERNNDEZIBEZ

    REPORTAJE