Zanotti, Gabriel - Popper y el cristianismo - Laissez-faire, No. 15 (Septiembre 2001), pp. 54-60.pdf

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Laissez-Faire 54 Gabriel J. Zanotti 1. Esencia del conflicto. Popper es hoy una de las figuras más controvertidas de la filosofía actual. Su amplia producción, la variedad de sus intereses y la novedad de sus propuestas no hacen fácil su interpretación, a pesar de la claridad con la que escribía y que consideraba uno de los deberes del filóso- fo. Lamentablemente, como muchas ve- ces pasa, Popper es muy conocido sólo por una de sus obras políticas más difun- didas: La Sociedad abierta y sus enemi- gos. Aparte del casi interminable y posi- blemente inútil debate sobre la precisión de sus interpretaciones sobre Platón, Marx y Hegel, la obra contiene una tesis que se podría resumir muy simplemente: el totalitarismo es el resultado de aquellos que, pretendiendo una total certeza a sus propias posiciones, las hacen inmunes a la crítica y, por ende, al diálogo, y consi- guientemente conciben a la sociedad co- mo una sociedad cerrada. Al contrario, quienes son conscientes de la falibilidad del conocimiento humano proponen a su vez la mutua crítica como medio para incrementar el falible conocimiento. Y el resultado es una sociedad abierta. Como vemos, la obra política de Pop- per no sería sino una aplicación de sus ideas epistemológicas sobre la falsabili- dad y crítica del conocimiento científico, expuestos más o menos unos 10 años antes. 1 La impresión generalizada, para mu- chos—estén a favor o en contra—es que Popper dice que todo conocimiento es conjetural y falible. Pero ello implica un problema con la tradición cristiano- católica. En efecto, no sólo el depositum fidei tiene total certeza y verdad para el creyente, dado que es revelado por Dios y custodiado por el Vicario visible de Cris- to en la tierra, a quien se da el don de la infalibilidad en materias de dogma y mo- ral, sino que esta tradición lleva consigo una armonía razón-fe en la cual, con ma- tices diversos, hay una metafísica que de ningún modo está constituida por conje- turas falibles y cuyo grado de certeza es, por ende, mayor. Por lo tanto, para muchos cristianos, Popper sería un relativista cuya cosmovi- sión filosófica general está errada, inde- pendientemente de algunos aportes que pudo haber realizado para la metodología de las ciencias positivas. 1 En La lógica de la investigación científica [1934] (Tecnos, Madrid, 1934). Popper y el Cristianismo Gabriel Zanotti, doctor en filosofía por la Universidad Católica Argentina (1990), es Profesor de Epistemología de la Comunicación Social en la Universidad Austral (Argentina).

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    Gabriel J. Zanotti

    1. Esencia del conflicto.

    Popper es hoy una de las figuras ms controvertidas de la filosofa actual. Su amplia produccin, la variedad de sus intereses y la novedad de sus propuestas no hacen fcil su interpretacin, a pesar de la claridad con la que escriba y que consideraba uno de los deberes del filso-fo.

    Lamentablemente, como muchas ve-ces pasa, Popper es muy conocido slo por una de sus obras polticas ms difun-didas: La Sociedad abierta y sus enemi-gos. Aparte del casi interminable y posi-blemente intil debate sobre la precisin de sus interpretaciones sobre Platn, Marx y Hegel, la obra contiene una tesis que se podra resumir muy simplemente: el totalitarismo es el resultado de aquellos que, pretendiendo una total certeza a sus propias posiciones, las hacen inmunes a la crtica y, por ende, al dilogo, y consi-guientemente conciben a la sociedad co-mo una sociedad cerrada. Al contrario, quienes son conscientes de la falibilidad del conocimiento humano proponen a su vez la mutua crtica como medio para incrementar el falible conocimiento. Y el resultado es una sociedad abierta.

    Como vemos, la obra poltica de Pop-

    per no sera sino una aplicacin de sus ideas epistemolgicas sobre la falsabili-dad y crtica del conocimiento cientfico, expuestos ms o menos unos 10 aos antes.1

    La impresin generalizada, para mu-

    chosestn a favor o en contraes que Popper dice que todo conocimiento es conjetural y falible. Pero ello implica un problema con la tradicin cristiano-catlica. En efecto, no slo el depositum fidei tiene total certeza y verdad para el creyente, dado que es revelado por Dios y custodiado por el Vicario visible de Cris-to en la tierra, a quien se da el don de la infalibilidad en materias de dogma y mo-ral, sino que esta tradicin lleva consigo una armona razn-fe en la cual, con ma-tices diversos, hay una metafsica que de ningn modo est constituida por conje-turas falibles y cuyo grado de certeza es, por ende, mayor.

    Por lo tanto, para muchos cristianos,

    Popper sera un relativista cuya cosmovi-sin filosfica general est errada, inde-pendientemente de algunos aportes que pudo haber realizado para la metodologa de las ciencias positivas.

    1En La lgica de la investigacin cientfica [1934] (Tecnos, Madrid, 1934).

    Popper y el Cristianismo

    Gabriel Zanotti, doctor en filosofa por la Universidad Catlica Argentina (1990), es Profesor de Epistemologa de la Comunicacin Social en la Universidad Austral (Argentina).

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    2. El eje central del pensamiento popperiano.

    Vamos a suponer, por un momento, que las cosas fueran as. Entonces, el debate concluira muy rpidamente. Se le reco-noce a Popper cierta importancia en el rea metodolgico-cientfica pero se le niega todo tipo de importancia en la cos-movisin metafsico-religiosa de la tradi-cin cristiano-catlica.

    An as, el filsofo cristiano debe re-conocer que lo que ha hecho Popper en su propio mbito no es poco. La falsabi-lidad popperiana signific un golpe de muerte para el positivismo lgico.2 Frente a la radical posicin antimetafsica del positivismo,3 Popper afirma que la meta-fsica puede tener sentido y que es inspi-radora del contexto de descubrimiento de hiptesis cientficas.4 Al mismo tiempo, la falsabilidad de una hiptesis implica ms que un cambio terminolgico frente a la verificabilidad inductivista: implica

    2Las acusaciones de positivismo para Popper provienen sobre todo de la escuela de Frank-furt, representada actualmente por Habermas, para quien la labor de las ciencias sociales es sobre todo crtica de las estructuras sociales. Ver J. Habermas, Conocimiento e inters (1965), en Ciencia y tcnica como ideologa (Tecnos, Madrid, 1989). Agradezco a Lucia-no Elizalde esta referencia. 3Al respecto, es clsicamente ilustrativo el trabajo de R. Carnap, La superacin de la metafsica mediante el anlisis lgico del lenguaje [1932], en El positivismo lgico, A. J. Ayer, comp. (Fondo de Cultura Econ-mica, Mxico-Buenos Aires, 1965). 4Al respecto, ver, sobre todo, La verdad, la racionalidad y el desarrollo del conocimiento cientfico [1960] y La demarcacin entre la ciencia y la metafsica [1955], ambos en Conjeturas y refutaciones (Pads, Barcelo-na, 1983).

    que toda conjetura se mantiene siempre en conjetura, aunque est corroborada, pues no puede ser necesariamente falsada ni necesariamente corroborada.5 Ello abre la racionalidad de las ciencias, a partir de Popper, a una racionalidad amplia, no exacta, inaugurando con ello un captulo totalmente diferente a la racionalidad matematicista y exacta del iluminismo racionalista que es precisamente el que choca con toda metafsica abierta a la trascendencia.6 Por lo tanto, aunque el aporte de Popper fuera slo la falsabili-dad, ello no sera poco y tendra ya pun-tos de dilogo con una tradicin tan abierta a la metafsica como la cristiano-catlica. Pero el punto es que el eje cen-tral del pensamiento de Popper nace con la falsabilidad pero no se reduce a ella.

    Ante todo, Popper no es un relativis-ta. El objeto de las ciencias es la aproxi-

    5Ninguna conjetura puede ser necesariamente falsada pues se trata de un conjunto de conje-turas ms sus condiciones iniciales; y la ne-gacin de su prediccin no indica, desde un punto de vista lgico, qu elemento del con-junto est fallando; a su vez, tampoco puede ser necesariamente corroborada pues la afir-macin de la prediccin (consecuente) no implica necesariamente la afirmacin de su antecedente (el conjunto de conjeturas ms sus condiciones iniciales). 6El tema de este tipo de racionalidad, no exacta, tiene para nosotros una importancia capital. Sin que sus protagonistas se dieran cuenta explcitamente, el debate Popper-Kuhn-Lakatos-Feyerabend ha conducido a una racionalidad prudencial, elstica, abierta a la creatividad y prudencia de los cientficos, que re-conduce el debate hacia una racionali-dad pre-iluminista, casi de algn modo to-mista. Hemos desarrollado esta tesis en G. Zanotti, Racionalidad cientfica y pensa-miento prudencial, Acta Philosophica, vol 6, 1997.

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    macin a la verdad.7 Es obvio que el neo-kantismo que aparece en sus escritos no es compatible con una filosofa cristiana,8 pero Popper sostiene el realismo y la ver-daden tensin permanente con su neo-kantismocomo tesis metafsicas fun-damentales y incluso llega a hablar de un esencialismo modificado, para l acepta-ble.9 Pero no slo eso: sostiene el libre albedro y la inmaterialidad de la inteli-gencia humana como tesis metafsicas fundamentales (adems de la verdad y el realismo), sobre las cuales no duda,10 colocndose as en las antpodas de un evolucionismo materialista.11 Sostiene que en la naturaleza hay propensiones objetivas, acercndose con ello a la no-cin de finalidad aristotlica,12 y se en-frenta con todo tipo de relativismo cultu-

    7Ver, sobre todo, K. Popper, El realismo y el objetivo de la ciencia [1956] (Tecnos, Ma-drid, 1986). 8Esto presupone una interpretacin de Kant segn la cual el tema de las categoras sera incompatible con el realismo bsico que exi-ge el cristianismo catlico (ver Catecismo de la Iglesia Catlica, nro. 170). Por supuesto, esa interpretacin de Kant es revisable. 9En El objeto de la ciencia [1957], en Co-nocimiento objetivo (Tecnos, Madrid, 1988). 10Ver, sobre todo, El universo abierto [1959] (Tecnos, Madrid, 1986). 11Al respecto, ver La evolucin y el rbol del conocimiento [1961], en Conocimiento objetivo, op. cit. 12Un mundo de propensiones: dos nuevas concepciones de la causalidad [1988], en Un mundo de propensiones (Tecnos, Madrid, 1992). Sobre la relacin de esto ltimo con la causa final, ver J. Corc Juvi, Novedades en el universo: la cosmovisin emergentista de Karl Popper (Eunsa, Pamplona, 1995).

    ral.13 A lo cual cabe agregar que, en cien-cias sociales, su mtodo de conjeturas y refutaciones no es positivista: la fuente de conjeturas en ciencias sociales es la com-prensin emptica de la naturaleza humana ms el supuesto de racionali-dad,14 siendo el contexto de justificacin la interpretacin histrica, lo cual lo aleja de cualquier testeo emprico positivista en ciencias sociales.15 Pero no slo eso. La tica de Popper no es falsable. Al con-trario, parte de dos actitudes indubitables: no agredir a otro en nombre de una idea16 y en la apertura al dilogo como actitud humanista fundamental.17 Es ms: Maria-no Artigas no slo ha documentado cla-ramente que Popper de ningn modo es un pancriticista,18 sino que tambin sos-tiene que esa actitud tica fundamental es el punto de partida de toda la obra de Popper,19 a partir de episodios importan-tes en su juventud y declaraciones del

    13Ver, sobre todo, The Myth of the Frame-work [1965], en The Myth of the Framework (Routledge, London and New York, 1994). 14Al respecto, ver La miseria del historicismo [1942] (Alianza, Madrid, 1973), cap. IV. 15ibid. 16Ver Tolerancia y responsabilidad intelec-tual [1981], en Sociedad abierta, universo abierto, un dilogo con Franz Kreuzer (Tec-nos, Madrid, 1984), reproducido tambin en In Search of a Better World (Routledge, Lon-don and New York, 1994). 17Ver la introduccin a The Myth of the Fra-mework (nota 13, supra). 18Pan-criticismo: la posicin que sostiene que todo debe ser falsable, incluso esto lti-mo. 19Ver M. Artigas, Lgica y tica en Karl Popper (Eunsa, Pamplona, 1998).

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    mismo Popper.20 Con todo lo cual, poco (o nada, mejor dicho) queda del Popper relativista, que como mucho era un buen metodlogo.

    Conclusin? Que por lo tanto las co-

    sas no son tan sencillas. Que Popper es un autor no-cristiano (si por ello se entiende sus fuentes filosficas de base, dejando de lado que el Espritu sopla donde quiere y que toda verdad es cris-tiana) es obvio. Pero de all a presentarlo como un anti-cristiano hay un gran paso. 3. El fundamento tomista de la conje-

    turalidad. Pero hay algo an ms importante. Diji-mos que el eje central del pensamiento de Popper nace (aunque no se agota) en la falsabilidad de las hiptesis. Lo intere-sante, y que ya hemos trabajado en otras oportunidades,21 es que la compleja teora del conocimiento de Popper, a saber, un evolucionismo emergente hacia esquemas cognitivos,22 no es necesariamente la nica y/o mejor justificacin de la nece-sidad humana de elaborar hiptesis. Dada la limitacin del conocimiento de la esencia de los cuerpos fsicos, surge la necesidad de elaborar hiptesis toda vez que la naturaleza del problema en cues-tin hace insuficiente el conocimiento del algo de la esencia de los cuerpos. Todo lo cual es plenamente coherente con la

    20Nos estamos refiriendo al episodio de 1919, cuando Popper se alej del partido comunista viens. 21En Popper, bsqueda con esperanza (Edi-torial de Belgrano, 1991), y El analogante de las ciencias, para Derecho y Opinin (en prensa). 22Ver los ensayos contenidos en Conocimien-to objetivo, op. cit.

    teora del conocimiento de Santo Toms. En Santo Toms, las esencias no son co-nocidas absolutamente (slo Dios lo hace) pero tampoco son absolutamente desconocidas. Ahora bien, la del hombre es ms conocida, dada su espiritualidad. En los dems cuerpos vivientes y en los dems cuerpos, dada su mayor materiali-dad, su inteligibilidad es menor, pues todo lo que se conoce se conoce en cuan-to est en acto.23 Materialidad, en la me-tafsica de Toms, significa potencia or-ganizable, y por eso, a mayor potenciali-dad, menor inteligibilidad. Por eso, cuan-do Toms se coloca la auto-objecin de que la auto-conciencia humana es cono-cida directamente por la inteligencia, y esa auto-conciencia humana es indivi-dual, aclara que los cuerpos fsicos no son conocidos indirectamente por la inte-ligencia por ser individuales, sino por ser materiales.24

    Por ende, una teora del conocimiento realista tomista es plenamente conducen-te al mtodo hipottico-deductivo all donde el conocimiento siempre insufi-ciente de la esencia no alcance a solucio-nar el problema en cuestin. En cambio, la metafsica parte de conocimientos tambin insuficientes de las esencias pero suficientes para la premisa con certeza que se quiere colocar: ... vemos en la naturaleza que hay cosas que se generan y se corrompen .... Dios se demuestra a partir de eso.25 No a partir de hiptesis, como la ptolemaica, cuyo carcter hipot-

    23Ver, sobre todo, ST, I, Q. 5, a. 2c. 24ST, I, Q. 86, a. 1, ad 3. 25Pero no slo a partir de eso. La tradicin tomista puede admitir una vertiente que de ms importancia a la interioridad y a la inter-subjetividad. Ver, al respecto, E. Stein, El ser finito y eterno [1936] (Fondo de Cultura, Mxico, 1996).

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    tico era perfectamente conocido por To-ms.26

    Por lo tanto, tenemos aqu todas las ventajas de la falsabilidad popperiana, afirmadas en el punto anterior, sin los inconvenientes de las permanentes alu-siones neokantianas en la compleja gno-seologa popperiana. Al contrario, tene-mos a la falsabilidad popperiana fundada en Toms. Como hemos dicho, mis ami-gos tomistas, tan preocupados en tomar examen de Santo Toms a Popper y des-aprobarlo, no se han dado cuenta, en ge-neral, de este sencillo detalle.

    4. Resultado cultural. Pero hay algo an ms importante. El iluminismo racionalista, irreconciliable adversario cultural de toda tradicin cris-tiana, elev la ciencia positiva al lugar de infalible maestra y gua de todo progreso humano e indefinido. Quien las baj del pedestal y las puso nuevamente en su lugar, en el lugar de humildes conjeturas corroboradas hasta el momento,27 fue Karl Popper.

    Ahora bien, esto es importante. La tradicin neopositivista sigue triunfante. Muchas personas siguen pensandodada

    26ST, I, Q. 32, a. 1 ad 2. 27Con humildes conjeturas no queremos decir que en la fsica sea imposible cierta certeza, sino que siempre, dado nuestro modo de conocer (nos referimos al mtodo hipot-tico-deductivo), ser una certeza menor en comparacin con la certeza mayor de la me-tafsica como ciencia y lo que Juan Jos San-guineti llama conocimiento categorial co-mn. Agradecemos a J. J. Sanguineti por sus pacientes dilogos en los cuales me ha hecho ver la importancia de esta aclaracin; nuestro agradecimiento se extiende a Christian Car-man.

    la influencia cultural del neopositivis-moque la certeza est en las llamadas ciencias exactas (que de exactas tienen muy poco) y en todo lo dems, una fe, fidesta, sin sustento racional. En los te-mas ms importantes de la vida huma-naDios, el espritu, la libertadKant ha dejado su sello: fe o nada. Pero no una fe donde la razn intervengacomo en Santo Toms. Uno de los adversarios culturales ms importantes del neopositi-vismo, el posmodernismo, es an peor. Se opone al positivismo oponindose a toda razn. Es el pensamiento dbil28 donde a veces se quiere ubicar, muy equivocadamente, al falibilismo de Pop-per.29

    Por lo tanto, al hombre contempor-neo se le vende esta lacerante frmula: certeza en las ciencias positivas, slo fe en las cuestiones metafsicas.

    Lo interesante es que, combinando la certeza de la metafsica de Santo Toms con la falsabilidad de las ciencias positi-vas de Popper, obtenemos exactamente la frmula contraria. En las ciencias positi-vas, fe, no certeza, como habra dicho Toms mucho tiempo antes, aunque sin utilizar el trmino ciencia.30 Y en las

    28Ver sobre todo G. Vattimo, Ms all de la interpretacin (Paids, Barcelona, 1995), Ms all del sujeto (Paids, Barcelona, 1992), y Creer que se cree (Paids, Barcelo-na, 1996). La elaboracin de una hermenuti-ca realista, contrapuesta a la hermenutica nihilista de la posmodernidad, es una tarea urgente para el pensamiento tomista. 29Al respecto, ver Artigas, op. cit. 30En In Boethium De Trinitate Q. VI, cues-tin primera. Versin castellana en Teora de la Ciencia (Ediciones del Rey, Buenos Aires, 1991), Estudio preliminar, Traduccin y No-tas de Celina A. Lrtora Mendoza. Hay que

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    cuestiones metafsicas, tenemos certeza. Lo cual nos da una interpretacin cristia-na de la famosa frmula de Kant: la ley moral en mi, el cielo estrellado sobre mi. Para la metafsica y la antropologa que sostiene la relacin del hombre con Dios, consigo mismo y con su prjimo, certeza. En todo lo dems, podemos dudar. De Dios, nuestro fin ltimo, no. El ser huma-no debe estar ms seguro del Dios que lo sostiene que del piso que pisa. Y all, en la certeza de las cosas interiores, encontrar consuelo frente a la inevitable incertidumbre de las cosas exteriores (Pascal).

    Certeza en la metafsica, fe (natural)

    en la fsica. Esa es la nueva frmula cul-tural frente al positivismo y al posmoder-nismo. Para obtenerla, hay que combinar armnicamente a Santo Toms y a Pop-per. Lo cual no se lograr mientras cris-tianos y popperianos no se sienten a dia-logar.

    5. Una sociedad abierta cristiana. Por ltimo, la famosa sociedad abierta de Popper, es anticristiana? No, todo lo contrario. Por tres motivos: 5.1. La filosofa poltica de Popper no se encuentra con claridad y distincin en su libro La sociedad abierta. Se encuentra, sobre todo, en la defensa de una evolu-cin gradual de tradiciones en bsqueda de las libertades individuales y en su cr-tica a todo utopismo violento y revolu-cionario. Eso lo pone en las antpodas de cualquier liberalismo racionalista ilumi-nista. Se encuentra claramente en los l- tener cuidado en estas comparaciones donde median siete siglos de distancia. All Toms distingue, en la fsica de su tiempo (que no es la nuestra) un aspecto de la razn donde sta se mueve slo por razonamientos no conclu-yentes.

    timos ensayos de su importante libro Conjeturas y refutaciones.31 Lo cual no soluciona todo, pero al menos presenta una visin totalmente diferente del libera-lismo popperiano. 5.2. Lo anterior se encuentra en ntima relacin con la actitud dialgica de Pop-per, que como hemos dicho, y como ha demostrado Mariano Artigas,32 no tienen que ver con ningn relativismo sino con su absolutamente infalsable fe en la razn humana, en el dilogo con el otro para poder encontrar la verdad, en la toleran-cia dado que las ideas no se pueden im-poner por la fuerza. 5.3. La tradicin cristiano-catlica y la filosofa cristiana que siempre la acom-paa (en la armona razn/fe) no slo no se oponen a ello, sino que lo sostiene, y con mejores herramientas filosficas. La verdad no se puede imponer por la fuer-za; ello es incompatible con la naturaleza misma de la verdad y con la naturaleza misma de la misma inteligencia. El dilo-go siempre aumenta nuestra sabidura (Pablo VI) y la libertad religiosa debe ser siempre respetada (Concilio Vaticano II, declaracin Dignitatis humanae). Los cristianos hemos actuado muchas veces contra esto, y Juan Pablo II ya ha pedido perdn en nombre de todos nosotros.33

    31Ellos son: Prediccin y profeca en cien-cias sociales [1948], La opinin pblica y los principios liberales [1954], Utopa y violencia [1947], La historia de nuestro tiempo: una visin optimista [1956], y Humanismo y razn [1952]. 32Artigas, op. cit. 33En Tertio millenio adveniente (LOsserva-tore Romano, No. 46 [Nov 18, 1994], punto 35). [En el momento de redactar esta ponencia todava no haba salido a la luz el documento de la Comisin Teolgica In-

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    Pero siglos y siglos de errores y horrores humanos no borrarn a la Eterna Persona que, sin fuerza y prohibindola expresa-mente (... guarda la espada ...) dio un ejemplo sobrehumano de tolerancia, co-mo slo Dios poda darlo, distinguiendo al pecado del pecador, y predicando y practicando el amor como medio para llegar a la verdad que salva. Y nos orden que hiciramos lo mismo (amaos los unos a los otros, como yo os he amado; sed perfectos, como mi padre es perfec-to). Si toda luz del intelecto humano es participacin en el intelecto divino (y en verdad lo es), Popper ya se habr encon-trado, en el cielo, con la fuente infinita que le dict secretamente la luz de su tolerancia.

    ternacional Memoria y reconciliacin: la Iglesia y las culpas del pasado, publicado en LOsservatore Romano, Marzo 31, 2000].