3.5 ALIMENTACIÓN SEGÚN MONTESSORI
Como padres, debemos esforzarnos por ofrecer a nuestros niños una alimentación sana y variada,
que en cada familia significará una cosa distinta, no debemos obligar a los niños a comer y deberían
ser participes de la elección de la comida. En la lección de hoy os ofrezco estos consejos “Montessori”
sobre la alimentación de los niños, basados en mi experiencia de crianza (y de infancia, jiji):
1/ Mejor, lo más natural posible: Huir de comidas preparadas y alimentos refinados, tanto como nos
sea posible. Llevan aditivos y los procesos de cocinado los hace alimentos poco recomendables y
cuanto más nos alejamos de lo concreto peor resulta para su aprendizaje. Para ellos es más sencillo
entender que para hacer un caldo cocemos vegetales en agua que simplemente añadir una pastilla
cuadrada a un guiso. Y también saber que las frutas crecen de los árboles y no aparecen mágicamente
en el súper
U a
2/ Contacto con la naturaleza: Si además tenemos la suerte ¡o casi el privilegio! de tener huerto,
es genial que los peques se encarguen de cuidarlo, recojan la cosecha, comprueben si están maduros
o no los alimentos, lo que ocurre cuando los recogemos antes de tiempo, etc. Tengo un post sobre
nuestro huerto urbano (que ahora es aromático), y tengo pendiente mostraros el huerto de la casa de
los abuelos y daros consejos para “huertear” con niños : )
3/ Ambiente preparado: El ambiente preparado es clave en la filosofía Montessori, pues es lo que
permite al niño desarrollar su potencial, dándose el mismo caso con la alimentación. Una trona
evolutiva, en la que pueda subir y bajar solo, es muy importante para propiciar su autonomía. En
ocasiones siguen teniendo hambre, pero realmente no pueden estar tanto tiempo quietos y sentados
y solo necesitan bajar un rato (poco a poco irán interiorizando las normas sociales de cortesía, pero
cuando son muy pequeños no podemos esperar mucho…). Ofrecerles un cajoncito reservado en la
cocina para que puedan prepararse pequeños snacks (¡sanos!) es una buena idea también, de donde
puedan coger también platos para poner la mesa (podemos usar unos mantelitos con dibujos o unos
de plástico de IKEA para que sepan colocar cada cubierto en su “sitio”, de nuevo algo social, jiji, y, por
supuesto, un lugar donde dejar sus útiles de limpieza Tengo que renovar esta foto Emma ya no
es diminuta y ya no tenemos plástico XD (ya os conté porqué lo usábamos en esta época, si se rompía
y yo no estaba en la habitación podían cortarse y Emma aún no tenía interiorizado que había que
hacer cuando se rompía un cristal. Ahora ya es muy muy mayor XD)
4/ Fomentar la autonomía: Debemos plantearnos si le estamos ofreciendo a nuestro peque
autonomía respecto a su alimentación: que pueda elegir qué comer, que pueda hacerlo solo y en la
medida de sus posibilidades, que pueda ayudar a preparar los alimentos. También me gustaría
destacar que los niños de un año suelen estar en un periodo sensible de objetos pequeños, que
nosotros, por seguridad, solemos vetarles. Una de las mejores alternativas es a través de la
alimentación, si los niños practican BLW (alimentación complementaria a demanda del bebé, es decir
comer a trozos y no triturado), pueden coger guisantes, judías y demás pequeños objetos sin temor a
accidentes. También hay un periodo sensible que les mueve a hacer actividades de vida práctica, y la
vida práctica es algo importantísimo dentro de la filosofía Montessori.
5/ Libertad. Nuestra responsabilidad como padres pasa por ofrecerles alternativas sanas, o al
menos previamente evaluadas por nosotros como adecuadas para que ellos elijan que quieren
comer. Con niños muy pequeños se puede hacer igualmente, en eso consiste el Baby Led Weaning,
en que el bebé decide qué, cómo y cuánto comer. Y cuando son más mayores sucede lo mismo, solo
tenemos que disponer de esas alternativas en casa. Confiemos en ellos, la confianza mutua del niño
en el adulto, y viceversa, es clave para una crianza consciente, ¿no os parece? Por supuesto, libertad
no es igual que libertinaje y poco a poco tienen que interiorizar las normas de la familia, pero es difícil
que eso suceda antes de los 2-3 años…
6/ Sigue al niño. Jamás debemos obligar a un niño a comer, ni tampoco insistir – y personalmente
creo que los “solo un bocadito para probar” son una falta de respeto hacia ellos- solo tenemos que
proporcionarle opciones sanas para que él elija. Es decir, si no quiere comer el primer plato, que coma
el segundo y sino, el postre. Sino, ya merendará. O cenará… Si nos preocupa que solo coma postre en
vez de los platos principales, es que no estamos eligiendo opciones sanas. A mí me da igual que no
coman primero y segundo (más para mí al día siguiente, jiji), porque sé que de postre se van a comer
un par de piezas de fruta. Las natillas, flanes y postres son excepciones en nuestra casa, que solo se
compran dos o tres veces a mes, no forman parte de alimentación habitual en VillaTigris
7/ Ni premios, ni castigos: Toda la filosofía Montessori es incompatible con los premios y los
castigos, los niños deben experimentar las consecuencias de sus actos. Por ejemplo si no comen,
experimentarán que al rato tienen hambre y tendrán que comer una pieza de fruta porque se ha
retirado la comida. Si se levantan y no se han terminado la comida, corren el riesgo de que alguien (el
“coche escoba” jij digo los padres) se lo coma. Debemos reflexionar también sobre la influencia de los
premios, ofrecer postre como premio tras haberse comido todo lo del plato tiene una cierta
incoherencia, ¿no os parece? También os digo que es una norma que hay en casa de los abuelos y las
niñas están encantadas de respetar (en casa no hay helado de choco de postre, jiji)
8/ Dar ejemplo: El guía Montessori o adulto acompañante debe ser un modelo a seguir, debemos
reflexionar, pues, sobre como son nuestros comportamientos en la mesa, ¿comemos equilibrado?
¿Hay siempre verdura y legumbre en nuestros platos? O por el contrario hay alimentos menos
saludables…
Yo, por ejemplo, no tomo azúcar, ni siquiera en las infusiones, procuro prepararme batidos
smoothies de verduras todas las mañanas, elijo cereales integrales siempre que puedo, no tomo
bollería industrial para desayunar sino patés vegetales o granola, etc. Y les explico el motivo de mis
decisiones, al principio era complicado que las entendieran, pero poco a poco van calando y Abril es
ya una mini nutricionista en potencia, aunque a sus cuatro años no se puede resistir al colacao y las
chuches XD, sabe que no son alimentos sanos y deben ser excepciones y no la base de la
alimentación. Ya sabéis.
“Siembra en los niños ideas buenas, aunque no las entiendan… los años seencargarán de descifrarlas en su entendimiento y de hacerlas florecer en sucorazón. María Montessori”
9/ Debe integrar al niño en la Sociedad en la que vive: La comida, pues, debe cumplir una función
social, disfrutar de la conversación y la cortesía (servir agua, comida, ofrecer una servilleta o un
pedazo de pan), y cuando son pequeños, además de comer con adultos o hermanos permite que
interioricen los comportamientos sociales y las habilidades mediante la imitación. Así que lo más
conveniente es no distraer al niño con pantallas para que coma, ni que coma solo antes que los
adultos, ni por supuesto debemos retenerle en una sobremesa más de lo que su voluntad
aDOSlescente o adoTREScente pueda soportar XD Una buena idea para antes y después de las
comidas cuando salimos fuera es llevar un kit de entretenimiento como éste:
10/ Seamos flexibles. No podemos olvidar que, por supuesto, las circunstancias familiares varían y
las excepciones es lo que dan calidad a las normas. A las niñas les encanta hacer la noche de pizza, que
es el único momento en el que cenamos en el salón y viendo una peli los cuatro juntos. Además, por
aquello de que si no puedes con el enemigo únete a él, tenemos el día de chuches en el que pueden
comer dulces e inmediatamente lavarse los dientes, igual sucede en fiestas y cumpleaños… Cuando
era pequeña, yo tenía una dieta muy restrictiva por hipercolesterolemia congénita y siempre
agradecí mucho estas concesiones o excepciones que me ofrecían mis padres.
+1 / Cuidemos el lenguaje: Especialmente en el caso de que tengamos hijas (no por una cuestión
sexista, sino por desgracia por pura estadística, las mujeres somos más vulnerables a los trastornos
alimentarios), debemos cuidar nuestras palabras: yo no tomo azúcar porque no es sano, no porque
vaya a engordar, y procuro no tomar pan blanco porque no es sano, no porque esté con la operación
bikini. ¡Cuidar nuestro lenguaje es de vital importancia, nos observan todo el tiempo! Y
querernos mucho, gustarnos, estar a gusto con nosotras mismas y que ellas lo perciban. Ya
sabéis, estamos sembrando…
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