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SCRIPTA THEOLOCICA 41 (2009/1) R E S E N A S

José María TORRALBA, Acción intencio-

nal y razonamiento práctico según G.E.M.Anscombe, Eunsa, Pamplona 2005, 241pp., ISBN 84-313.2327-2.

Este libro es una lectura informati-va y agradable. En primer lugar, es pre-ciso destacar la contextualización que elautor realiza de su investigación. Éstaabarca los tres primeros capítulos. En elprimero se traza el perfil biográfico y fi-losófico de Anscombe. Se ha de subra-yar la sensibilidad con la que el autorentrelaza los encuentros y sucesos de lavida de la autora con el desarrollo de supensamiento. Siempre la filosofía hasurgido de un fuerte compromiso per-sonal de alguien profundamente dis-conforme con lo que ocurría a su alre-dedor y con las ideas con las que seintentaba articular las acciones huma-nas y el futuro de la propia sociedad. Enlas páginas del capítulo segundo se ex-pone una sucinta visión histórica de lafilosofía moral que se enseñaba en lasuniversidades inglesas alrededor de lamitad del siglo pasado. Más de mediosiglo después sorprende la actualidad deesa moral y se descubre que la dinámi-ca interna de las ideas permite su críti-ca, incluso de modo en cierto sentidoprematuro. En el capítulo tercero se ex-pone la crítica profética de Anscombe adicha moral. AJ lector le es concedidoadvertir la indignación de la autora porla concesión del doctorado honoris cau-sa a Truman en Oxford y cómo se vatransformando en combustible parauna refiexión filosófica de una lucidezcaracterística y de largo alcance. La sin-ceridad de la filósofa británica le permi-te incluso publicar un artículo, el mis-mo año en que aparece el libro sobre elque se centra esta investigación, titula-do: «¿La filosofía moral de Oxford co-rrompe a los jóvenes?». Y la respuesta esclaramente afirmativa y se transforma

en un denodado esfuerzo por identifi-car las causas y razones y por diseñaruna alternativa ética más verdadera.

La segunda parte del libro consisteen la clara y sencilla exposición del es-fuerzo realizado por Anscombe para ela-borar una ética a partir de Aristóteles ySanto Tomás que goce del nivel analíti-co y el rigor propio de la filosofía ingle-sa del s. XX. Para enfrentarse al conse-cuencialismo que domina el panoramaético Anscombe piensa que hace faltauna nueva psicología filosófica que per-mita explicar la acción humana en suscaracterísticas peculiares. El conceptoelegido da título a su principal publica-ción: Intención. La acción humana esintencional en el sentido que su des-cripción verdadera incluye necesaria-mente el fin que se pretende alcanzar.Las cosas más difíciles en filosofía, co-mo en la vida misma, son las más senci-llas. En este caso, la herramienta inte-lectual que emplea la autora es unapregunta obvia: «¿por qué haces esto?»Esta interrogación pone delante de no-sotros lo que realmente estamos hacien-do e indica directamente la teleologíainmanente de la acción. La distinciónclave en este punto es la que media en-tre la acción intencional y la intencióncon la que la acción se realiza, que enterminología clásica podría decirse entreel finis operis y el finis operantis.

La correcta descripción de la acciónhumana es el primer objetivo, pero esnecesario avanzar en el conocimientopráctico, entendido como «causa de loque conoce». Para eso Anscombe re-construye la doctrina aristotélica del si-logismo práctico, que tiene como con-clusión la acción del agente y que sehabía perdido en los recovecos de la his-toria de la filosofía. Para que el razona-miento práctico tenga sentido es precisoque el ser humano esté dotado de tres

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clases de deseos: apetito, impulso y que-rer. Es el deseo del fin, un querer delibe-rado, lo que desencadena el razonamien-to práctico. Pero que un silogismo seaválido no es suficiente, debe ser tambiénverdadero. La verdad de la acción inten-cional depende en última instancia deque se haga lo bueno o, como lo diríaAristóteles: «la verdad que está de acuer-do con el deseo recto», o sea la vida lo-grada, el desarrollo teleológico de la na-turaleza propia del ser humano, es decir,los fines propios de las diferentes virtu-des que el hombre puede adquirir convistas a su perfección. De ahí que en de-finitiva la teoría de la acción se remite ala ética, porque no cabe una descripcióncompleta de la acción práctica humanasin la consideración acerca de su bien ode su mal para la integridad humana. Esdifícil, en conclusión, encontrar en la fi-losofía académica un tema humanamen-te tan decisivo tratado con tanta breve-dad y finura analítica como lucidez.

El libro se cierra con unos apéndicesmuy interesantes para todos los quequieran profundizar en el conocimien-to de la tarea filosófica de Anscombe:en el primero se relacionan todas suspublicaciones, en el segundo las Lectu-res que impartió en Oxford y Cambrid-ge y, en tercer, lugar la lista de las con-ferencias sobre derechos humanos ymedicina que impartió en la Universi-dad de Minnessota en la última décadadel siglo pasado.

Enrique R. Moros

Miguel GARCIA-BARÓ, El hien perfecto.Invitación a la filosofia platónica. Sigúe-me, Salamanca 2008, 302 pp., 22 x 14,ISBN 978-84-301-1681-2.

Estamos ante la tercera entrega deuna interesante historia de la filosofíaque comenzó con De Homero a Sócrates

(2004), siguió con Filosofia socrática(2005) y culmina ahora -esperamos quesea sólo de momento— con el libro delque nos ocupamos. En su anterior libro,establecía las bases de su propio pen-samiento en torno a la vida y el pensa-miento de Sócrates. «La vida humana escuidado: primordialmente cuidado de si,y secundariamente cuidado de lo que desí-mismas tienen las demás realidades,según la genial expresión de Defensa,36c. El cuidado de sí, el cuidado de laverdad y el bien de sí, son lo único ne-cesario para la existencia del hombre,hasta el punto de que realmente, sin él,la vida no se deja vivir, no es bíotos (vivi-ble, dice el punto 38a)» (2005, 42). «Elmodo de vivir que efectivamente pone-mos en práctica depende todo él de loque creemos que sabemos respecto de lamuerte» (2005, 61). «"Temer la muerteno es otra cosa que ser aparentementesabio no siéndolo en realidad" {Defensa,29a)... "Cometer injusticia es malo yvergonzoso" {Defensa, 29b). Y ello in-condicionadamente: "y no hay que res-ponder con mal ni aunque se esté sien-do objeto de mal, porque no hay deninguna manera que cometer mal" {Cri-tón, 49c)» (2005, 131). Se trata, cierta-mente, de unos textos simpatéticos conla filosofía platónica, dedicados a pro-fundizar en el sentido de la filosofía co-mo actividad humana, del diálogo comoexpresión suprema de la vida en comúny de una comprensión del Bien. A esterespecto, merece la pena volver a citarpor extenso el anterior libro: «Vivo a sa-biendas, despierto, y no a modo de untender anónimo hacia algo de la natura-leza del imán, justamente porque soy,porque imito en el centro de mi ser -quees mi alma o eoneieneia^- la Idea delBien, la Idea de la Excelencia. Más queel hecho de quedar investido por ciertoaspecto real que otros puedan reconoceren mí al mirarme, la Idea del Bien me

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