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Gregorio López Sanz
Universidad de Castilla-La Mancha
Área de Economía Española e Internacional
Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales (Albacete)
Tfno: (967) 22 86 50 ext. 329 Fax: (967) 50 52 88
Ponencia presentada a las Jornadas sobre la gestión del agua en el Campo de Montiel y
La Mancha Occidental, organizadas por el Grupo Izquierda Unitaria Europea del Parlamento
Europeo en colaboración con IU de Castilla-La Mancha. Alcázar de San Juan, 12 de noviembre
de 1993.
ÍNDICE Página
I. PANORAMA GENERAL ..................................................................................................1
II. EL ACUÍFERO 24 DEL CAMPO DE MONTIEL .........................................................5
II.1. Localización y geomorfología ...............................................................................5
II.2. Red hidrográfica ....................................................................................................6
II.3. Acuíferos subterráneos ..........................................................................................8
II.4. Pluviometría, evapotranspiración e infiltración útil ............................................10
II.5. Caracterización socioeconómica del Campo de Montiel ....................................11
II.5.1. Dinámica poblacional ...........................................................................12
II.5.2. El sector agrario ...................................................................................14
II.6. Consumo de agua ................................................................................................15
II.6.1. Consumo urbano de agua .....................................................................15
II.6.2. Consumo agrícola de agua ...................................................................17
II.6.3. Consumo total de agua .........................................................................22
II.7. Balance hidráulico por subcuencas .....................................................................22
II.7.1. Subcuenca del Guadiana Alto ..............................................................25
II.7.2. Subcuenca de Villanueva de la Fuente .................................................26
II.7.3. Subcuenca de las cabeceras del Cañamares y el Jabalón .....................26
II.7.4. Subcuenca del Segurilla .......................................................................26
II.7.5. Subcuenca Sur -vertiente al Guadalquivir- ..........................................26
II.7.6. Subcuenca del Azuer y el Cañamares -excepto cabecera del ..................
Cañamares- 27
II.7.7. Subcuenca vertiente a la Llanura Manchega -Norte- ...........................27
II.7.8. Subcuenca vertiente a la Llanura Manchega -Noroeste- .....................27
II.7.9. Subcuenca del río Sotuélamos .............................................................27
II.7.10. Subcuenca del río Córcoles ................................................................27
II.7.11. Subcuenca Oeste -Alhambra- .............................................................27
II.8. Conclusiones .......................................................................................................28
III. EL ACUÍFERO 23 DE LA MANCHA OCCIDENTAL .............................................33
III.1. Localización y geomorfología ...........................................................................33
III.2. Red hidrográfica ................................................................................................33
III.3. Acuíferos subterráneos ......................................................................................34
III.4. Pluviometría, evapotranspiración e infiltración útil ..........................................38
III.5. Caracterización socioeconómica de la Mancha Occidental ...............................40
III.5.1. Dinámica poblacional .........................................................................40
III.5.2. El sector agrario ..................................................................................42
III.6. Consumo de agua ...............................................................................................43
III.6.1. Consumo urbano de agua ....................................................................43
III.6.2. Consumo agrícola de agua ..................................................................44
III.6.3. Consumo total de agua ........................................................................51
III.7. Conclusiones ......................................................................................................51
IV. REFLEXIONES FINALES ...........................................................................................58
V. BIBLIOGRAFÍA ..............................................................................................................71
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
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EL ACUÍFERO 23 DE LA MANCHA OCCIDENTAL Y EL ACUÍFERO 24 DEL CAMPO
DE MONTIEL: FUNCIONAMIENTO, GESTIÓN, PROBLEMÁTICA Y
ALTERNATIVAS
I. PANORAMA GENERAL
El tema que abordo en la presente ponencia, se podría encuadrar dentro de la tendencia
que ha puesto de actualidad el estudio, de manera más o menos seria y científica, de todos
aquellos temas relacionados con los problemas ambientales de nuestro entorno. En algunas
ocasiones, los problemas ecológicos alcanzan una complejidad tal que dificulta su comprensión
como procesos unitarios, pero otras veces esto no es así. Los efectos de nuestras acciones más
cotidianas salen rápidamente a la luz y nos muestran efectos socialmente indeseables, que no son
necesariamente ilógicos desde la óptica individual a corto plazo. He aquí una clara ruptura,
apoyada empíricamente, que cuestiona los axiomas sobre los que se construyó todo el entramado
de la ciencia económica convencional. En 1714, la obra de Mandeville (1982) contempla en su
título La fábula de las abejas o Los vicios privados hacen la prosperidad pública, una alusión a
diferenciar entre posicionamientos morales y comportamiento en el mercado. Se libera y da
rienda suelta a los instintos individualistas y egoistas del ser humano como la mejor manera de
conseguir el bienestar social. Ahondando en este planteamiento, en 1776, Adam Smith introduce
el concepto de la mano invisible como ente abstracto coordinador y encauzador de todas las
actividades desarrolladas en el seno del mercado, las ideas de este autor sobre los sentimientos
morales como contrapeso del egoísmo fueron hábilmente arrinconadas por todos aquellos autores
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
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posteriores que sólo tomaron de él lo que servía para apoyar el individualismo metodológico.
Desde entonces, la economía ortodoxa ha tenido constantemente presente este concepto en la
medida que facilita sus desarrollos teóricos, no por un esfuerzo aperturista y de comprensión
global de los fenómenos sociales y naturales, sino porque situa al ser humano en el centro de un
sistema con unas reglas afines al comportamiento depredador de la civilización occidental.
Como apuntan Naredo y Gascó (1990): "Para enjuiciar económicamente los usos que se
pueden hacer de los recursos naturales es requisito imprescindible definir y evaluar primero sus
existencias y después conocer el funcionamiento integrado de los mismos (...) para, después,
prever mediante una modelización adecuada los resultados de las posibles intervenciones..." Ante
el panorama tan desolador en lo referente a todo tipo de abusos imaginables para con nuestro
ambiente, no estaría de más que intentásemos hacer un esfuerzo para descubrir las distintas
situaciones de fondo que se encuentran en el origen de dichos problemas: inadecuada evaluación
y/o valoración de las existencias de recursos naturales, desconocimiento real o deliberado de la
articulación y funcionamiento de dichos recursos en el entorno natural, falta de previsión de los
efectos laterales perniciosos asociados a ciertas intervenciones humanas, desconexión y ruptura
entre el individualismo metodológico que guía a la economía convencional y el colectivismo
metodológico que precisa la economía de la naturaleza, intereses políticos o de grupos de presión
por obtener un beneficio pecuniario a corto plazo aun a costa de un desequilibrio ecológico de
graves consecuencias, ausencia de acciones contundentes por parte del Estado en lo que se
refiere a la reglamentación y control del uso de los recursos naturales, elevado grado de
pasividad de la sociedad civil ante los malos tratos sufridos por nuestro entorno,... y así se
podrían señalar un rosario de aspectos que nos ayudarían a situar y calibrar la verdadera
dimensión de la problemática ambiental en nuestra sociedad. Aunque bien pensado deberíamos
decir de nuestro planeta, por mucho que nos cueste considerar a la Tierra como algo nuestro -y
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
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por tanto valioso- cuando cometemos tal cantidad de atropellos con ella.
En el caso de los acuíferos subterráneos de La Mancha, que sirven de soporte tanto a
espacios de especial valor ecológico, como a la propia economía agraria que se desarrolla en esta
zona, encontramos un claro ejemplo de afección: las extracciones de agua subterránea carentes
de planificación, llevadas a cabo por ciertos agentes en su propio beneficio pecuniario a corto
plazo, han derivado en daños sobre el colectivo social. Cabría destacar el deterioro de las zonas
húmedas asociadas a los acuíferos 23 -Tablas de Daimiel- y 24 -Lagunas de Ruidera- y la
caída en los niveles freáticos con el resultado de mayores costes de extracción para el conjunto
de usuarios. La ausencia de coordinación en la utilización de las aguas subterráneas ha aunado la
regla de captura -guerra de pozos- como guía para la extracción y uso del recurso agua. Hasta el
momento, se han desestimado aquellas opciones que abogan por un comportamiento cooperativo
como única manera de asegurar la pervivencia, generación tras generación, de un espacio
determinado. Dichas opciones no consistirían en un parón ecológico, sino en una mejor
comprensión de la ciencia compartida o "conciencia", igual que la agricultura ecológica no es
regresar al pasado, sino diseñar el futuro teniendo en cuenta las interrelaciones entre los
ecosistemas.
A la hora de decidir sobre una zona húmeda, tendremos que plantearnos en primer lugar
la abundancia o escasez de dichas zonas en la región en cuestión, los recursos que se obtendrían
de la desecación de la misma -turba como materia orgánica o como combustible, suelo fértil,
agua- y el uso de los mismos y los recursos que se destruyen -paisaje, riqueza biológica,
propiedades regulatorias sobre la cantidad y calidad de las aguas-. Que algunos de los anteriores
bienes ambientales no tengan asignado un precio de mercado, no es motivo para dejarlos de lado
a la hora de calibrar la conveniencia de mantener un determinado espacio natural. Una visión
estrictamente economicista, no está exenta de disfuncionalidades de orden social.
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
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El seguimiento e imitación por parte de algunos países del sur de Europa -pobres en
zonas húmedas- entre los cuales se encontraba España, de los procesos de desecación y
colonización de humedales llegó a contar incluso con el apoyo decidido por parte del Estado. La
Ley de 24 de Junio de 1918 sobre desecación y saneamiento de lagunas, marismas y terrenos
pantanosos así como la Ley de 17 de Julio de 1956 sobre saneamiento y colonización de las
márgenes de los ríos Guadiana, Záncara y Cigüela y afluentes de estos dos últimos, son dos
claros exponentes de cómo con el paso del tiempo se ha producido un cambio en los objetivos de
la política pública. Mientras estas dos leyes inciden en la importancia de extender la superficie
cultivable a costa de las zonas húmedas, en la actualidad, las directrices conservacionistas de los
espacios naturales presionan en la dirección de cuidar la biodiversidad y de su utilización con
fines científicos o de esparcimiento. Conforme aumenta el nivel de renta de una sociedad y se
agravan los desequilibrios ambientales, la preservación de los valores ecológicos pasa a ser un
objetivo "teórico" de política pública, bien con intenciones puramente altruistas -las menos de las
veces-, bien como nuevo negocio ligado al tiempo de ocio de los ciudadanos o, en el sumum del
egoísmo, como la única forma de que los hombres y mujeres puedan seguir disfrutando de la
vida en el planeta azul.
Con el avance de la ciencia, vamos conociendo más fidedignamente el funcionamiento
integrado de los sistemas hídricos de cuencas y subcuencas. Somos capaces de prever las
consecuencias que se derivan de los comportamientos y actitudes de las personas e instituciones
relacionadas con el recurso agua. Pero que científicamente se pueda probar la perversidad de
ciertas acciones, no implica que el sistema social se encuentre en disposición de eliminarlas. Las
posibilidades de modificar ciertos elementos negativos dependen del juego de relaciones de
poder económico, social y político que se desarrolla en dicha sociedad. Detrás de cada uso
abusivo del medio ambiente existe una persona o grupo que se beneficia a título privado y
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
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pecuniario y que harán todo lo posible por intentar mantener dicha posición en el tiempo. En
estos casos se hace imprescindible un órgano legitimado socialmente que vele por el
cumplimiento de una normativa justa para la humanidad y para la Naturaleza. A la hora de
abordar esta problemática no podemos perder de vista la posible relación entre la persona o
grupo que se beneficia a título privado y su capacidad para regular o controlar a su favor el
marco institucional encargado de establecer las reglas del juego que van a determinar la
posibilidad o no de poner en práctica determinados comportamientos.
II. EL ACUÍFERO 24 DEL CAMPO DE MONTIEL
II.1. Localización y geomorfología
La comarca del Campo de Montiel que acoge al sistema acuífero número 24, se encuentra
situada al sureste de la región natural de La Mancha, entre las provincias de Albacete -Munera y
El Bonillo al este, Ossa de Montiel y Sotuélamos al norte- y Ciudad Real -La Solana al oeste y
Montiel al sur- . La superficie topográfica de la zona se sitúa en la cota 1000 metros sobre el
nivel del mar en el borde sur, disminuyendo suavemente hacia el norte donde alcanza los 800
metros. Se encuentra formada por una estructura de materiales calcáreos cuya potencia -espesor-
no supera los 100 metros, dispuestos sobre un sustrato impermeable de margas y arcillas.
Los materiales calcáreos forman un acuífero libre kárstico de una extensión de 2.300 km2
aproximadamente. La recarga se produce de la precipitación directa sobre él y su descarga da
lugar al nacimiento de varios ríos pertenecientes a tres cuencas hidrográficas: Guadiana,
Guadalquivir y Júcar. (Servicio Geológico. DGOH (1988) pp. 1 y 17).
II.2. Red hidrográfica
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
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El relieve poco accidentado de esta zona, su geología y el régimen de precipitaciones dan
lugar a una red hidrográfica poco desarrollada, con cursos de agua de reducido caudal,
circulando el líquido elemento principalmente por el subsuelo. Los ríos que tienen caudal todo el
año son el Azuer, Cañamares, el arroyo Alarconcillo y el Guadiana Alto. El resto son torrentes
ocasionales que sólo aportan agua al sistema en respuesta a precipitaciones de gran intensidad.
Aunque en el Campo de Montiel nacen diversos ríos en estrecha relación con el acuífero
24 -Azuer, Jabalón, Córcoles-, el más característico de todos ellos es el Guadiana Alto, Guadiana
Viejo o Pinilla, que en los primeros kilómetros de su cauce da origen al conjunto lacustre de las
Lagunas de Ruidera. Aguas abajo del embalse de Peñarroya, antes de que se canalizara este río,
su cauce desaparecía al introducirse en la Llanura Manchega, parte por evaporación y en mayor
medida por infiltración en terreno permeable del acuífero 23. En la actualidad, este río está
regulado a la salida del Campo de Montiel por el embalse de Peñarroya , cuyas aguas abastecen a
las poblaciones de Argamasilla de Alba y Tomelloso, así como el regadío de una zona de 7.000
hectáreas situada en territorio de la Mancha Occidental (Servicio Geológico. DGOH (1988) pp. 1
y 17 y Consejería de Agricultura, Consejería de Política Territorial de la JCCLM, MAPA, MOPT
(1992) pág. 9 -en lo sucesivo Consejería de Agricultura y otros-). Según Hernández Pacheco
(1949):
"De lo expuesto se deduce que a pesar del encauzamiento en el canal del Gran Prior y en
el de la corriente desviada en la Viga, el caudal del Guadiana de Ruidera se agota en la Llanura.
Lo mismo sucedía en tiempos antiguos, antes de tales encauzamientos. El río, que con gran
caudal y pomposo salía del Campo de Montiel, entraba en la Llanura de San Juan, se
desparramaba por ella en manto superficial, desapareciendo, parte por evaporación, y mucho
mayor por filtración en el terreno permeable, fenómeno general y común a toda la hidrografía
manchega".
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
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La explicación del funcionamiento hidrogeológico del Guadiana Alto no ha estado exenta
de elementos legendarios y fantásticos. Plinio el Viejo, en el primer siglo de nuestra era, al
describir Hispania en su obra Naturae historiarum, recoge la leyenda del cauce subterráneo del
Anas y el puente natural que a lo largo de siete millas forma la superficie del terreno. Cervantes,
en el capítulo XXIII de la segunda parte de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha,
habla "De las admirables cosas que el extremado Don Quijote contó que había visto en la
profunda cueva de Montesinos, cuya imposibilidad y grandeza hace que se tenga esta aventura
por apócrifa". En dicho pasaje, el autor atribuye a la perversa magia del mago Merlín el cauce
huidizo y jugueton del Guadiana: "... solamente faltan Ruidera y sus hijas y sobrinas, las cuales
llorando, por compasión que debió tener Merlín dellas, las convirtió en otras y tantas lagunas,
que ahora en el mundo de los vivos y en la provincia de la Mancha las llaman las lagunas de
Ruidera (...) Guadiana, vuestro escudero, plañendo asimesmo vuestra desgracia, fue convertido
en un río llamado de su mesmo nombre, el cual, cuando llegó a la superficie de la tierra y vió el
sol del otro cielo, fue tanto el pesar que sintió de ver que os dejaba, que se sumergió en las
entrañas de la tierra; pero, como no es posible dejar de acudir á su natural corriente, de cuando en
cuando sale y se muestra donde el sol y las gentes le vean. Vanle administrando de sus aguas las
referidas lagunas, con las cuales, y con otras muchas que se le llegan, entra pomposo y grande en
Portugal". Fue Pascual Madoz (1845-50) quien en su Diccionario Geográfico-Estadístico-
Histórico argumentó la falsedad de la leyenda del cauce subterráneo del Guadiana. En concreto,
al referirse al partido judicial de Alcázar de San Juan expone (Tomo I, pág. 112): "... Bañan el
partido los ríos Guadiana, Záncara, Jigüela y Córcoles, y este es el lugar donde haremos mención
por primera vez de ese famoso puente sobre el Guadiana, en el que pastan numerosos rebaños,
según Plinio, y del que tantas fábulas e inexactitudes, se han referido. Ya es tiempo de que se
haga una distinción real y verdadera de lo que es el río Guadiana, y de que desaparezca la
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
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creencia vulgar de que las aguas que nacen en los llamados Ojos del Guadiana, son una
continuación de las mismas que tienen origen en las lagunas de Ruidera (...) esto es una patraña y
es muy fácil desengañarse de ella con sólo seguir el curso del primer río (...) el sitio de los Ojos
del Guadiana se halla a mayor altura topográfica que el de las vegas de Alcázar, en las que se
suponen se pierden sus aguas, y es lo mismo hasta imposible y contrario a las leyes de la
hidráulica, el que el agua que ha llegado á estas vegas, pueda subir al sitio que se fija como su
nueva aparición...".
II.3. Acuíferos subterráneos
Las peculiaridades de la cuenca alta del Guadiana, hacen que la circulación del agua se
efectúe de modo subterráneo principalmente, a través de los materiales permeables del subsuelo
que recogen la infiltración de las precipitaciones. El surgimiento de dichas aguas en las áreas de
menor cota topográfica da lugar al nacimiento de los principales ríos del territorio.
El acuífero 24 ocupa el subsuelo de una extensión de unos 2.000 km2, albergándose en
materiales permeables constituidos por calizas y dolomías de la era secundaria. Las corrientes
subterráneas tienden mayoritariamente, hacia las Lagunas de Ruidera, drenaje principal del
acuífero; en menor cuantía, por los manantiales situados al sur, que dan lugar al nacimiento de
los ríos Azuer y Jabalón. El acuífero puede definirse como una formación tabular drenada por su
base, con permeabilidad por karstificación, con una capacidad de almacenamiento escasa,
insuficiente para retener las aportaciones de los períodos húmedos. En los años secos los
recursos son equivalentes a la infiltración de precipitaciones en esos años, unos 40 Hm3 como
media para el sector de acuífero que se drena por las Lagunas de Ruidera. Actualmente, las
extracciones de agua en este último sector se aproximan a los 35 Hm3/año, -un 85% destinadas a
riego de unas 6.000 has. y el resto a abastecimiento de agua potable a 3.000 habitantes-, niveles
muy próximos al total de recursos disponibles en períodos secos, por lo que en esos períodos las
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
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extracciones anulan prácticamente la alimentación a las Lagunas de Ruidera y al embalse de
Peñarroya. (Consejería de Agricultura y otros (1992) pp. 10, 12 y 13).
Según se desprende del Informe IGME-IRYDA (1979) la recarga del acuífero es de 175
Hm3/año, produciéndose la descarga hacia los ríos Guadiana Alto, Azuer y Córcoles (77
Hm3/año), hacia el acuífero de la Llanura Manchega (55 Hm3/año), hacia la cuenca del Júcar (38
Hm3/año) y con destino a regadío y abastecimiento urbano (5 Hm3/año). Esta última cifra
muestra la escasa importancia de las extracciones del acuífero con destino a riego y consumo
urbano a finales de los 70's.
Según datos del verano de 1987, se produjeron descensos en los niveles del agua así
como cambios en las direcciones del flujo de la misma. Los bombeos, especialmente los de la
cabecera de las Lagunas de Ruidera, acarrearon descensos de 10 a 15 metros, el mismo orden de
magnitud que el espesor del acuífero saturado en ése área. Los flujos subterráneos, se han
modificado en la zona de Villahermosa-Montiel-Villanueva de la Fuente, además de haber caído
los niveles de 20 a 40 metros. El mapa de isopiezas ha servido para dividir el acuífero en
subcuencas (Servicio Geológico. DGOH (1988), pág. 25).
Es característico de la hidrogeología manchega la existencia de zonas húmedas de interés
ecológico y científico asociadas a los procesos de drenaje de los acuíferos subterráneos. Debido a
esto, los humedales en cuestión son extremadamente sensibles a las actuaciones sobre los
acuíferos que los sustentan. En el Campo de Montiel, el más importante de estos humedales son
las Lagunas de Ruidera.
II.4. Pluviometría, evapotranspiración e infiltración útil
La pluviometría de la zona (Cuadro II.1) oscila entre los 500 mm anuales al sur de la
misma, hasta cerca de 400 mm en el noroeste -embalse de Peñarroya-, es decir, al adentrarnos en
la llanura manchega las precipitaciones van reduciéndose. Estos bajos niveles pluviométricos se
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
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ven agravados por la irregularidad de las precipitaciones, tanto en el volumen como en la
distribución de las mismas a lo largo de las distintas estaciones del año. El elevado número de
horas de sol que soporta esta zona influye en una evaporación elevada, oscilando los valores
medios de evapotranspiración potencial entre 850 y 700 mm al año. (Servicio Geológico. DGOH
(1988) Plano n1 8, Mapa de isoyectas del año medio y Consejería de Agricultura y otros (1992,
7).
Dado que la única recarga del acuífero proviene de las precipitaciones, es fundamental
conocer la precipitación anual media de la zona -450 mm-, así como la precipitación media en
cada una de las subcuencas.
Para determinar el volumen de agua que llega finalmente al acuífero, se estima un
porcentaje de infiltración sobre las precipitaciones en torno al 20%, si bien este porcentaje es
variable dependiendo de cual sea la secuencia pluviométrica de los años anteriores. Si estos han
sido muy secos, cuando las precipitaciones vuelvan a recuperar su nivel normal, apenas se
recargará el acuífero, ya que el suelo estará tan seco que absorberá las lluvias en su capa
superficial impidiendo la infiltración profunda. Además, como las precipitaciones se concentran
en otoño y primavera, las pérdidas por escorrentía superficial serán mayores.
CUADRO II.1
PRECIPITACIÓN MEDIA SOBRE LAS DIFERENTES SUBCUENCAS
INTEGRANTES DEL CAMPO DE MONTIEL (1967-1987)
SUBCUENCA
EXTENSIÓN ACUÍFERO
(Km2)
PRECIPITACIONES
(mm) (Hm3)
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
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CÓRCOLES 105,5 450 47,4 SOTUÉLAMOS
120,7
450
54,3
CUENCA NORTE
313,8
425
133,3
CUENCA NOROESTE
283,2
400
113,3
CUENCA OESTE
59,7
475
28,3
AZUER Y CAÑAMARES (excepto cabecera)
276,6
490
135,5
SEGURILLA
16,0
525
8,4
CAÑAMARES (cabecera)
17,0
525
8,9
JABALÓN
27,0
525
14,1
VILLANUEVA DE LA F.
96,0
480
46,0
CUENCA SUROESTE
37,0
525
19,4
GUADIANA ALTO
875,6
450
394,0
TOTAL
2.228,1
Media 450
1.002,9
FUENTE: SERVICIO GEOLÓGICO. DGOH (1988) pág. 26.
II.5. Caracterización socioeconómica del Campo de Montiel
Para llegar a comprender cuáles son los peligros ciertos y potenciales que se ciernen
sobre los espacios naturales de una comarca, hemos de analizar en primer lugar la configuración
socioeconómica de dicha zona, para, a partir de ahí, hacer un esfuerzo por señalar aquellas
acciones y actitudes tanto sociales como individuales, que afectan negativamente a las
posibilidades de futuro, no sólo del espacio natural en cuestión, sino también de la zona que lo
contiene.
II.5.1. Dinámica poblacional
La zona del acuífero 24 comprende -según el Plan Coordinado elaborado por la
Consejería de Agricultura y otros (1992)- 14 municipios, 8 de los cuales pertenecen a la
provincia de Albacete -Alcaraz, El Ballestero, El Bonillo, Munera, Ossa de Montiel, Povedilla,
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
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Robledo y Viveros- y los 6 restantes a Ciudad Real -Albadalejo, Carrizosa, Montiel,
Villahermosa, Villanueva de la Fuente y Terrinches-. La superficie que abarcan estos municipios
es de 2.584,6 km2 y la población de los mismos ha experimentado un descenso de 1.553
habitantes de 1986 a 1991, -alrededor de un 5% de la población de 1986-, para situarse en 27.445
habitantes en 1991 (Cuadro II.2). Casi todos los municipios excepto Montiel y Ossa de Montiel
han perdido población. La densidad de población en 1989 era de 11,1 habitantes por km2,
inferior a las medias provinciales tanto de Albacete (23,3) como de Ciudad Real (24,7). Las
menores densidades de población se encuentran en la zona suroriental -Robledo, El Ballestero,
Alcaraz-, coincidiendo con las primeras estribaciones de la Sierra de Alcaraz, en cambio, los
mayores núcleos de población se sitúan en la parte sur -Villahermosa, Villanueva de la
Fuente- y noreste -Munera , El Bonillo, Ossa de Montiel-.
CUADRO II.2
SUPERFICIE, POBLACIÓN DE DERECHO Y DENSIDAD DE POBLACIÓN DE LOS
MUNICIPIOS DEL ACUÍFERO DEL CAMPO DE MONTIEL
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 14
MUNICIPIOS
SUPERF.
(Km2)
POB. 1986
POB. 1989
DENSIDAD (Hab/Km2)
1989
POB. 1991
ALBADALEJO
48,5
2.050
2.017
39,6
1.921
ALCARAZ
367,1
2.147
2.092
5,7
1.963
CARRIZOSA
25,6
1.785
1.837
71,8
1.761
EL BALLESTERO
135,9
787
745
5,5
676
EL BONILLO
499,1
3.458
3386
6,8
3.347
MONTIEL
265,4
1.778
1.764
6,6
1.792
MUNERA
228,0
4.296
4.304
18,4
4.087
OSSA DE M.
240,6
2.826
2.878
11,9
2.888
POVEDILLA
48,1
821
819
17,0
783
ROBLEDO
118,8
534
512
4,3
502
TERRINCHES
54,8
1.221
1.202
21,9
1.102
VILLAHERMOSA
361,6
3.379
3.309
9,2
2.974
VILLANUEVA F.
127,2
3.228
3.171
24,9
2.990
VIVEROS
63,9
688
697
10,9
659
TOTAL
2.584,6
28.998
28.733
11,1
27.445
FUENTE: Elaboración propia a partir de los datos de CONSEJERÍA DE ECONOMÍA Y
HACIENDA DE LA JCCLM: Boletín estadístico, n1 5 (1989) y n1 7 (1991), Servicio de
Publicaciones de la JCCLM, Toledo.
Se trata de municipios donde la actividad agraria emplea a un mayor porcentaje de la
población (en torno al 51%), seguida del sector servicios (25%), la industria (14%) y la
construcción (11%). La tasa de actividad para ambos sexos está en torno al 41% de la población
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 15
activa, siendo en los varones de un 69% y de un 13% en las mujeres (Consejería de Agricultura y
otros (1992) donde se cita como fuente los Censos de Población del INE de 1981 y 1991).
II.5.2. El sector agrario
La superficie agrícola útil (SAU) representa el 68% del total y los espacios forestales -
concentrados en Alcaraz y El Bonillo- un 5%. El número total de explotaciones en secano y
regadío en los términos del acuífero del Campo de Montiel es de 6.400, con un promedio de 7
parcelas por explotación. Un 52% de las explotaciones tiene menos de 5 Has, un 17% entre 5 y
10 Has, un 11% entre 10 y 20 Has, un 9% entre 20 y 50 Has y un 11% son mayores de 50 Has.
La distribución de cultivos se establece en un 88% para los herbáceos, 1% para frutales, 6% para
olivar y un 5% para el viñedo. La propiedad (78,9%) es el régimen de tenencia de las
explotaciones predominante, seguido del arrendamiento (14,3%), la aparcería (3,6%) y otros
(3,2%). Por lo que se refiere a la cabaña ganadera predomina el ovino con 9.709 cabezas, el
caprino (1.591), el bovino (981) y el porcino (618). El envejecimiento de los empresarios
agrícolas es una nota característica de la agricultura regional y de esta zona en particular. Los
empresarios agrícolas menores de 35 años son minoría (5%), mientras que los de 65 y más años
representan el 33%. Entre ambos extremos existe un 32% entre 35 y 54 años y un 30% entre 55 y
64 años. La actividad cinegética es muy importante, especialmente la caza menor, con gran
cantidad de cotos (Consejería de Agricultura y otros (1992), donde se cita como fuente el Censo
Agrario del INE, 1991).
II.6 Consumo de agua
Hasta finales de los años 70's, la extracción de aguas del acuífero 24 era prácticamente
nula, pero conforme avanzaron los 80's, la rentabilidad económica de ciertos cultivos con
elevadas exigencias hídricas -maíz- llevó a la transformación en regadío de extensas zonas,
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 16
paralelamente a una mayor utilización de abonos nitrogenados. Debido al énfasis puesto en las
perforaciones y extracciones de aguas subterráneas, desde 1985 comenzaron a surgir conflictos
entre diversos aprovechamientos: los regantes de la vega baja de Montiel con aguas del Jabalón o
de la vega de Villanueva de la Fuente han visto disminuir los recursos hídricos disponibles
respecto a los que tenían anteriormente, falta de agua para abastecimiento urbano en poblaciones
como Villahermosa o Montiel. Pero además de estos problemas que inciden sobre los usos
agrícolas y urbanos con aguas superficiales, no faltan aquellos otros que afectan a espacios
naturales como las Lagunas de Ruidera. Las extracciones del acuífero del Campo de Montiel
provoca una reducción de aportaciones a las Lagunas de Ruidera, además de que aquellas que
tienen lugar, se encuentran contaminadas por los fertilizantes y herbicidas utilizados en los
regadíos del Campo de Montiel (Servicio Geológico. DGOH (1988) pág. 4).
II.6.1. Consumo urbano de agua
En la medida que los recursos hídricos del Campo de Montiel abastecen también a
municipios del acuífero de la Mancha Occidental, será necesario considerar el consumo urbano
de estos a la hora de conseguir este dato. Para ello nos basamos en la encuesta realizada por el
Servicio Geológico. DGOH (1988) entre los organismos responsables del abastecimiento de
todas las poblaciones que utilizan recursos hidráulicos, superficiales o subterráneos, que se
generan en el Campo de Montiel. En el Cuadro II.3 se han tenido en cuenta los mayores
consumos que tienen lugar en la zona debido a los aumentos estivales de
CUADRO II.3
CONSUMO URBANO DE LOS RECURSOS HÍDRICOS GENERADOS EN EL
CAMPO DE MONTIEL (AÑO 1987)
POBLACIÓN
HABITANTES
ORIGEN DEL
AGUA
DEMANDA (Hm3/año)
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 17 ALBADALEJO
2.050
Subterránea
0,140
ARGAMASILLA DE ALBA
7.200
Canal Peñarroya
0,384
CARRIZOSA
1.759
Subterránea
0,118
EL BALLESTERO
787
Subterránea
0,076
EL BONILLO
3.523
Subterránea
0,255
MONTIEL
1.787
Subterránea
0,120
MUNERA
4.300
Subterránea
0,365
OSSA DE MONTIEL
2.822
Subterránea
0,182
POVEDILLA
821
Subterránea
0,080
SANTA CRUZ DE LOS C.
731
Subterránea
0,060
TERRINCHES
1.221
Subterránea
0,084
TOMELLOSO
28.500
Canal Peñarroya
1,718
VILLAHERMOSA
3.373
Subterránea
0,330
VILLANUEVA DE LA F.
3.230
Subterránea
0,220
VIVEROS
700
Subterránea
0,064
TOTAL
62.804
4,196
Demanda satisfecha con aguas superficiales 2,102 Demanda satisfecha con aguas subterráneas 2,094
FUENTE: SERVICIO GEOLÓGICO. DGOH (1988) pág. 10.
población. En algunos de estos municipios, especialmente en años secos, ha sido necesario
abastecerlos con cisternas a través de Protección Civil debido a que se han secado sus
manatiales, en otros se han establecido restricciones. El abastecimiento se produce prácticamente
en un 50% tanto de recursos superficiales como subterráneos, pero no hay que perder de vista
que las aguas del embalse de Peñarroya provienen de las aportaciones subterráneas que el
acuífero 24 realiza a las Lagunas de Ruidera y que luego son reguladas aguas abajo. Por tanto,
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 18
las extracciones excesivas afectarán tanto a las corrientes superficiales como a los pozos que
abastecen al consumo urbano.
II.6.2 Consumo agrícola de agua
Para determinar con exactitud la superficie regada dentro del Campo de Montiel, el
Informe del Servicio Geológico. DGOH (1988), trató con ordenador una imagen digital del área
de estudio captada en el verano de 1987 por el satélite Landsat-5. Si bien en dicho Informe las
superficies de regadío aparecen por fincas (Cuadro II.5), en el Cuadro II.4 se agrupan por
municipios.
CUADRO II.4
CULTIVOS DE REGADÍO (EN HECTÁREAS) EN LOS MUNICIPIOS DEL
ACUÍFERO DEL CAMPO DE MONTIEL (1987)
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 19
MUNICIPIO
MAÍZ
GIRASOL
ALFALFA
CEREAL
OTROS
TOTAL
ALCARAZ Y ROBLEDO
75
238
--
--
--
313
ALHAMBRA
--
--
--
40
--
40
ARGAMASILLA A.
--
--
14
--
--
14
EL BALLESTERO
47
75
75
--
--
197
EL BONILLO
1.034
269
80
264
(1) 50
1.697
MONTIEL
99
--
--
198
--
297
OSSA DE MONTIEL
337
245
223
20
--
825
POVEDILLA
105
105
--
113
--
323
VILLAHERMOSA
423
56
66
59
--
604
VILLANUEVA F.
188
178
--
99
--
465
VIVEROS Y EL BALLESTERO
--
51
75
80
--
206
RIEGOS DISPERSOS
86
5
61
15
(2) 77
244
TOTAL
2.394
1.222
594
888
127
5.225
(1) Leguminosas (2) Hortalizas
FUENTE: SERVICIO GEOLÓGICO. DGOH (1988) pág. 15.
CUADRO II.5
EXTENSIÓN CULTIVADA (EN HECTÁREAS) Y TIPOS DE CULTIVO EN LAS FINCAS Y PEQUEÑOS REGADÍOS DEL CAMPO DE MONTIEL (VERANO 1987)
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 20
FINCA Maíz Girasol Alfalfa Cereal Otros Total La Torre (Povedilla)
105
105
--
113
--
323
El Cuartico (Villanueva de F.)
188
178
--
99
--
465
Hoya Conejo (Roble. y Alcaraz)
75
238
--
--
--
313
Carrascas (Bonillo)
150
50
--
--
(1) 50
250
Ajarafe (Bonillo)
420
80
75
195
--
770
El Sabinar (Ossa)
292
202
16
--
--
510
El Guijoso (Bonillo)
264
94
--
--
--
358
La Tajonera (Villahermosa)
30
56
--
--
--
86
Elez (Bonillo)
200
--
--
--
--
200
Navalcaballo (Villahermosa)
348
--
66
--
--
414
Loma Pajarera (Villahermosa)
45
--
--
59
--
104
Cabaña (Bonillo)
--
--
--
69
--
69
Viuda de Arcos (El Bonillo)
--
45
5
--
--
50
Cuevalosa (Alhambra)
--
--
--
40
--
40
Pedrosillo (Argamasilla A.)
--
--
14
--
--
14
Cañada de Manga (Ossa)
--
--
90
20
--
110
Cobatillas (El Ballestero)
47
--
20
--
--
67
Mirones (Viver. y Balles.)
--
51
75
80
--
206
Navaseca (El Ballestero)
--
--
55
--
--
55
Palancares (El Ballestero)
--
75
--
--
--
75
(Ossa de Montiel)
45
10
80
--
--
135
(Ossa de Montiel)
--
33
37
--
--
70
Coto Camilo (Montiel)
99
--
--
198
--
297
Riegos dispersos
86
5
61
15
(2) 77
244
TOTAL
2.394
1.222
594
888
127
5.225
(1) Leguminosas (2) Hortalizas
FUENTE: SERVICIO GEOLÓGICO. DGOH (1988) pág. 15.
Un tercio del regadío del Campo de Montiel se sitúa en El Bonillo, el municipio más
extenso, le sigue Ossa de Montiel con el 16% y Villanueva de la Fuente con el 9%. Excepto las
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 21
244 Has consideradas como riegos dispersos -pequeñas explotaciones-, las restantes 4.981 Has -
el 95% de la superficie de regadío- se concentran en grandes fincas de más de 50 Has. Es decir,
pocas explotaciones muy extensas acaparan una gran proporción del consumo de agua.
CUADRO II.6
CONSUMO DE AGUA (m3/ha/año) PARA CADA CULTIVO
CULTIVOS
CONSUMO DE
AGUA MAÍZ
9.000(1)-8.000(2)
REMOLACHA
7.500(2)
ALFALFA
9.000(1)-8.000(2)
MELÓN
5.500(2)
CEREAL
2.300(2)-2.000(1)
VEZA FORRAJE
2.500(2)
GIRASOL
3.500(1)(2)
LENTEJAS
2.000(2)
PIMIENTO
8.000(2)
SOJA
5.500(2)
GUISANTES
3.000(2)
AJOS
2.500(2)
HORTALIZAS
8.000(1)
LEGUMINOSAS
6.000(1)
FUENTE: (1) SERVICIO GEOLÓGICO. DGOH (1988) pág. 16. Datos obtenidos
consultando a los propios agricultores y a las Cámaras Agrarias.
(2) CONSEJERÍA DE AGRICULTURA y otros (1992) pág. 86 donde se cita como
fuente a la Confederación Hidrográfica del Guadiana.
Conocidos los consumos hídricos para cada cultivo (Cuadro II.6) -si bien no se especifica
bajo qué sistema de riego y con qué eficiencia técnica de riego, qué climatología, qué suelo y qué
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 22
pérdidas en las redes- y las superficies cultivadas de cada uno de ellos, se determina el consumo
agrícola de agua para el Campo de Montiel, que en 1987 se estimaba en 34 Hm3/año. A riegos de
apoyo en primavera corresponden 2 Hm3/año y los 32 Hm3/año restantes corresponden a riegos
de verano.
CUADRO II.7
CONSUMO AGRÍCOLA TOTAL Y POR CULTIVOS EN
EL CAMPO DE MONTIEL (AÑO 1987)
CULTIVO
SUPERFICIE
(Has)
DOTACIÓN (m3/Ha/año)
DEMANDA (Hm3/año)
MAÍZ
2.394 (46%)
9.000
21,546 (64%)
GIRASOL
1.222 (23%)
3.500
4,277 (12%)
CEREAL
888 (17%)
2.000
1,776 (05%)
ALFALFA
594 (11%)
9.000
5,346 (16%)
LEGUMINOSAS
50 (01%)
6.000
0,300 (01%)
HORTALIZAS
77 (02%)
8.000
0,616 (02%)
TOTAL
5.225 (100)
--
33,861 (100)
FUENTE: SERVICIO GEOLÓGICO. DGOH (1988) pág. 16.
La superficie cultivada de maíz supone un 46% del total (Cuadro II.7), pero como sus
requerimientos hídricos son superiores a la media, consume el 64% de la demanda agrícola de
agua. Por contra, el girasol y el cereal se conforman con menores dotaciones de agua por unidad
de superficie, de ahí que sean los cultivos en los que se han puesto las miras a la hora de reducir
el consumo de agua agrícola. Obviamente, si los agricultores no se han decidido todavía por
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 23
estos cultivos menos exigentes en humedad es porque su rentabilidad económica es menor que la
del maíz.
II.6.3 Consumo total de agua
El 95% del consumo de agua en el Campo de Montiel (Cuadro II.8) es realizada por la
agricultura, principalmente por aquellas explotaciones grandes muy mecanizadas e intensivas en
herbicidas y fertilizantes. El consumo urbano apenas supone un 5%.
CUADRO II.8
CONSUMO TOTAL DE AGUA EN EL SISTEMA HIDROGEOLÓGICO
DEL CAMPO DE MONTIEL (AÑO 1987)
(Hm3/año)
CONSUMO URBANO
2 (5,5%)
CONSUMO AGRÍCOLA
34 (94,5%)
CONSUMO TOTAL
36 (100%)
FUENTE: SERVICIO GEOLÓGICO. DGOH (1988) pág. 16.
II.7 Balance hidráulico por subcuencas
A continuación, con los datos de precipitación, infiltración y consumos que aparecen en
el Estudio del Servicio Geológico. DGOH (1988), se confecciona un balance hidráulico en cada
una de las subcuencas hidrogeológicas del Campo de Montiel referido a los cuatro meses de
estiaje de un año medio. A partir de aquí, ya podríamos analizar si los usos que se hacen de las
aguas subterráneas se ajustan a las posibilidades del espacio en que se encuentran o si por el
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 24
contrario, dichos consumos sobrepasan los límites naturales y seculares que ha respetado la
agricultura y la sociedad tradicional.
Para confeccionar el Cuadro II.9 se ha supuesto una infiltración del 20% de las
precipitaciones que aparecen en el Cuadro VI.1 y luego se ha dividido entre 3 para obtener los
recursos del acuífero durante los cuatro meses de estiaje. Se trata de un tope máximo de recursos
suponiendo que la aportación anual se distribuye uniformemente a lo largo de todo el año. Como
en realidad sabemos que esto no es así, ya que hay estacionalidad en las precipitaciones, los
recursos considerados para el estiaje se encuentran sobrevalorados. Para la demanda urbana, se
ha tomado la de aquellos municipios que extraen sus aguas del acuífero y se ha dividido entre 3.
Para la demanda de regadío, como casi toda ella se realiza en verano, se ha considerado el total
de extracciones durante este período.
CUADRO II.9
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 25
BALANCE HIDRÁULICO (Hm3) PARA LOS CUATRO MESES DE ESTIAJE
DE UN AÑO MEDIO EN LAS SUBCUENCAS DEL CAMPO DE MONTIEL
SUBCUENCA
CONSUMO URBANO
CONSUMO AGRÍCOLA
CONSUMO
TOTAL
RECURSOS
Guadiana Alto
0,12
Fincas
25,50 Dispers. 1,05
(68,5%) 26,67
30,0
Villanueva F.
0,07
Extracc. 3,75
Derechos 2,00
(15%) 5,82
3,0
Cañamar. y Jabal. (cabecera)
0,50
Extracc. 1,40
Derechos 2,00
(10%) 3,90
1,4
Segurilla
--
0,7
(1,8%) 0,70
0,5
Azuer y Cañam. (exc. cabecera)
0,03
0,1
(0,3%) 0,13
14,2
Llanura Manchega (N)
--
0,8
(2,1%) 0,80
9,0
Llanura Manchega (NO)
--
--
--
8,0
Sotuélamos
0,13
0,33
(1,1%) 0,46
3,5
Córcoles
0,20
0,23
(1,1%) 0,43
2,4
Oeste (Alhambra)
--
0,04
(0,1%) 0,04
2,0
TOTAL
(2,7%) 1,05
(97,3%)
37,90
(100%) 38,95
74,0
FUENTE: SERVICIO GEOLÓGICO. DGOH (1988) pág. 40.
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 26
A continuación pasamos revista a cada una de las subcuencas para de esta manera ver la
situación y los problemas concretos a que se enfrenta cada una.
II.7.1. Subcuenca del Guadiana Alto
Las extracciones en el verano suponen una gran parte de los recursos medios del acuífero
en ese período -sobrevalorados-, por lo que al final del verano las captaciones quedan
prácticamente secas y se produce la consiguiente disminución de las aportaciones a las Lagunas
de Ruidera y al embalse de Peñarroya en unos 25 Hm3, que son los incrementos que en los
últimos años han tenido lugar en las fincas de regadío -los pequeños regadíos y abastecimiento
urbano apenas han aumentado-. Considerando la demanda de agua de 1987 como dada, y
conociendo la serie histórica (1931-32 a 1982-83) de las aportaciones al embalse de Peñarroya,
en un 34% de los casos los recursos del sistema hubieran sido inferiores a la demanda, es decir,
que de continuar el actual ritmo de explotación del acuífero, uno de cada tres años no podrían
atenderse las concesiones históricas -abastecimiento urbano y regadíos de Argamasilla y
Tomelloso- anteriores a la explotación de las aguas subterráneas -con independencia de los
efectos perniciosos que tendrían lugar sobre el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera-.
Se ha intentado establecer correlación estadística entre la precipitación anual en la cuenca
vertiente al embalse y la correspondiente aportación al mismo, pero ha habido ausencia de la
misma. Esto se intenta explicar por la capacidad de almacenamiento de la Lagunas de Ruidera:
dependiendo que el año estudiado esté en una secuencia seca o húmeda, esta secuencia
condicionará el estado de embalse de las Lagunas. Así, cuando las lagunas estén bajas, aunque se
trate de un año de precipitación muy abundante, las aportaciones al embalse podrán ser inferiores
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 27
a las de un año más seco pero con un estado de embalse superior en las lagunas, debido a que
parte de las precipitaciones serán retenidas por las lagunas para recuperar sus niveles normales.
II.7.2 Subcuenca de Villanueva de la Fuente
Los recursos del acuífero (3 Hm3) cubren muy ajustadamente los derechos concesionales
de los regantes de la vega (2 Hm3) y el abastecimiento urbano (0,07 Hm3). Por tanto, las
extracciones de agua subterránea que han oscilado entre 3 y 4,4 Hm3 de 1985 a 1987, se hacen a
costa de vaciar las escasas reservas del acuífero e interceptar el agua que alimentaba los
manatiales para regadío con aguas superficiales de la vega y consumo urbano. Existe un claro
ejemplo de afección.
II.7.3 Subcuenca de las cabeceras del Cañamares y el Jabalón
Los recursos para los cuatro meses de estiaje son de 1,4 Hm3, que resultan insuficientes
para cubrir la totalidad del abastecimiento urbano (0,50 Hm3) y los derechos concesionarios (1,5
Hm3), si bien los abastecimientos a Villahermosa y Montiel no serían afectados debido a su
situación respecto a la zona de descarga. Si a este difícil equilibrio añadimos las extracciones de
aguas subterráneas para regadío la afectación no se hace esperar: secado de los ojos del Jabalón y
problemas de abastecimiento a Villahermosa y Montiel.
II.7.4 Subcuenca del Segurilla
Los recursos renovables están en torno a 0,5 Hm3, aproximadamente el mismo volumen
que las concesiones existentes en la vega del Segurilla (0,7 Hm3), por tanto cualquier nueva
extracción de aguas subterráneas irá en detrimento de las concesiones.
II.7.5 Subcuenca Sur (vertiente al Guadalquivir)
La infiltración en este área es de 3,5 Hm3/año, drenados por manantiales que vierten sus
aguas a la cuenca del Guadalquivir.
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 28
II.7.6 Subcuenca del Azuer y Cañamares (excepto cabecera del Cañamares)
Los recursos máximos en el estiaje del año medio se estiman en 14,2 Hm3, mientras que
el abastecimiento urbano (0,03 Hm3) y la demanda agrícola (0,10 Hm3) sólo suponen 0,13 Hm3.
Por tanto no es de esperar que existan problemas de abastecimiento en esta subcuenca.
II.7.7 Subcuenca vertiente a la Llanura Manchega (Norte)
Los recursos máximos para los cuatro meses de estiaje se estiman en 9 Hm3. Las
demandas de este área son de 1.100 m3 para el abastecimiento de algunos caseríos y de 0,8 Hm3
para riego en verano, por lo tanto satisfechas sin ningún problema. Las aguas sobrantes se
drenarían hacia el acuífero de la Mancha Occidental.
II.7.8 Subcuenca vertiente a la Llanura Manchega (Noroeste)
Los recursos renovables para el estiaje se cifran en 8 Hm3, y como el consumo urbano y
agrícola en esta zona es nulo, pasan íntegramente a través del subsuelo al acuífero 23 de la
Mancha Occidental.
II.7.9 Subcuenca del río Sotuélamos
Se consideran unos recursos máximos de 3,5 Hm3 durante el estiaje para satisfacer una
demanda agrícola de 0,33 Hm3 y una demanda urbana de 0,13 Hm3, por lo tanto no existen
problemas de abastecimiento en esta subcuenca.
II.7.10 Subcuenca del río Córcoles
Determinados los recursos para el verano en 2,43 Hm3, una demanda agrícola de 0,23
Hm3 y una demanda urbana (Munera y El Bonillo) de 0,20 Hm3, no existirán estrecheces para
satisfacerlas siempre que no se incrementen sensiblemente las zonas de regadío.
II.7.11 Subcuenca Oeste (Alhambra)
Los recursos máximos renovables en el estiaje serían de 2 Hm3 que son más que
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 29
suficientes para abastecer la demanda agrícola cifrada en 0,036 Hm3.
II.8. Conclusiones
1) Al ser el acuífero 24 una formación hidrogeológica drenada por su base, tiene una
escasa e insuficiente capacidad de almacenamiento para retener las aportaciones de los períodos
húmedos. Esta exigua capacidad regulatoria, lleva a la necesidad de una gestión particularizada
de sus recursos año tras año en función de cual sea el régimen pluviométrico de la zona. En caso
de no establecerse un programa de extracciones con el objetivo de garantizar un volumen de
aportaciones estable a las Lagunas de Ruidera, la explotación de los pozos será en detrimento de
la conservación de este espacio natural. Si se determina que las Lagunas de Ruidera precisan de
un volumen determinado de aportaciones, las extracciones de los pozos sólo podrán llevarse a
cabo en aquellos períodos en que la pluviometría permita obtener unos recursos en el acuífero
superiores a los necesarios para asegurar el equilibrio del conjunto lacustre de Ruidera, y por
consiguiente de las aportaciones al embalse de Peñarroya. Si la conservación del Parque Natural
no es tenida en cuenta como objetivo real del sistema social, la sobreexplotación en régimen de
guerra de pozos, unida a la frecuente inestabilidad de las precipitaciones, pueden llevar al
deterioro irreversible de este espacio privilegiado en la cuenca del Guadiana Alto
2) En 1987 se aprecian importantes caídas en los niveles freáticos de la cabecera de las
Lagunas -10 a 15 metros- y en la zona de Villahermosa-Montiel-Villanueva de la Fuente -20 a 40
metros-. Esto es un claro reflejo de un sistema de extracciones descoordinado y basado en la
regla de captura. La sobreexplotación disminuye el espesor saturado del acuífero y obliga al
conjunto de usuarios de los recursos hídricos subterráneos a tener que ahondar sus pozos además
de implicar mayores costes de extracción derivados de tener que bombear a una mayor altura. He
aquí una clara divergencia entre beneficios individuales y sociales: para un individuo resulta
económicamente rentable incrementar las extracciones de aguas subterráneas, pero con dicha
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 30
acción está contribuyendo a reducir los niveles freáticos del acuífero y por tanto inprimiendo
mayores costes de extracción al resto de usuarios.
3) Los bajos niveles pluviométricos del Campo de Montiel -entre 400 y 500 mm-, la
elevada componente irregular de las precipitaciones y los altos niveles de evaporación han
condicionado secularmente el desarrollo agrario a una agricultura tradicional de secano
complementada con una ganadería extensiva de ovino. En cuanto se agudizaron la
mundialización de la economía y la revolución verde en la agricultura, se trastocó todo este
entramado respetuoso con el medio y se comenzaron a indagar las posibilidades de introducir
cultivos alóctonos de elevados rendimientos económicos, si bien al coste de deteriorar el entorno
físico, cultural y social.
4) La infiltración del agua de lluvia es la única vía de recarga de los acuíferos de La
Mancha. Aproximadamente, sólo el 20% de las precipitaciones llegan a infiltrarse en el acuífero,
si bien, este porcentaje variará dependiendo de la secuencia pluviométrica de los años anteriores.
Tras una serie de años secos la infiltración será menor, ya que ante un suelo ávido de humedad,
las lluvias serán absorbidas por la capa superficial sin infiltrarse profundamente. Esta
consideración deberá ser tenida muy en cuenta a la hora de llevar a cabo la planificación
expuesta en el apartado 1). El componente meteorológico, concretado en las precipitaciones,
impone un elevado grado de incertidumbre a la hora de establecer modelos de gestión de los
recursos hídricos subterráneos.
5) Aunque el sector agrario del Campo de Montiel ocupe un 51% de la población de la
zona, esto no quiere decir que la agricultura de grandes fincas de regadío emplee a la mayoría de
este porcentaje, al contrario, la mayor parte de la población agraria trabaja en las explotaciones
de secano y en los pequeños regadíos de las vegas como complemento al secano. Esta situación
supone tanto límites como impulsos a la deseabilidad de cambiar el modelo de desarrollo que se
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 31
ha gestado en las dos últimas décadas. Los límites provendrían de la oposición de los grandes
agricultores de regadío -casi todos ellos rentistas radicados en grandes ciudades- a modificar y
racionalizar la agricultura de regadío que se ha venido potenciando institucionalmente en los
últimos años. Los impulsos deberían surgir de la clarividencia de que sólo puede mantenerse la
agricultura si las comunidades campesinas son capaces de articular y armonizar dicha actividad
con la naturaleza. Además hay que apuntar que los efectos de arrastre de las grandes
explotaciones de la zona son prácticamente nulos: los cultivos están supermecanizados y
demandan poca mano de obra, el maíz va a parar a grandes fábricas de piensos en el exterior de
la comarca, los beneficios obtenidos pasan a engrosar las grandes fortunas financieras del país,...
Se trata de una elección entre lo efímero de la visión económica y la estabilidad de la concepción
ecológica.
6) Las explotaciones agrarias del Campo de Montiel son excesivamente reducidas: el
52% de las mismas es menor de 5 Has, las cuales se dedican principalmente al abastecimiento
familiar -no al mercado- en las pequeñas vegas de regadío. Por ello, los primeros en sufrir las
consecuencias de las afecciones a ciertos manantiales han sido dichos pequeños agricultores de
regadío. A la hora de plantearse políticas que incidan en los usos del suelo y el agua, habrá que
tener presente que con tan escasa dimensión los agricultores pueden verse abocados a utilizar
métodos intensivos en fertilizantes y agua para poder competir en el mercado. Los agricultores
necesitarán apoyos a sus rentas para reconducir ecológicamente la orientación productiva de sus
explotaciones. Que el 95% de la superficie de regadío se concentre en grandes fincas de más de
50 Has es otro elemento a tener en cuenta al concebir los apoyos financieros para reducir el
consumo de agua agrícola.
7) El 88% de los cultivos de esta comarca son herbáceos -maíz, girasol, cereal,
leguminosas- precisamente los que más problemas van a tener a raíz de la reforma de la PAC
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 32
para mantener las ayudas vía precios tradicionales. Existe el peligro de que si no se actúa con
seriedad a la hora de plantear cultivos alternativos, la crisis de los actualmente dominantes puede
derivar en una crisis que se centraría especialmente en las grandes fincas que roban el agua al
resto de los usos. En los últimos tiempos se han establecido en estas grandes fincas cultivos de
carácter social -ajos, cebollas- con el fin de ganarse la simpatía de la población y hacer de la
causa del agua para los grandes regadíos una cuestión comarcal, cuando realmente tiene un
carácter muy particularizado en las pocas grandes fincas que extraen la mayor parte del agua. Lo
ideal sería conjugar las posibilidades de desarrollo endógeno de la comarca con la potenciación
de cultivos y actividades específicas generadoras de empleo y respetuosas con la Naturaleza. El
análisis multidisciplinar es el factor determinante para conseguir la armonización entre actividad
humana y Naturaleza, en el mismo sería deseable incorporar estudios meteorológicos,
hidrológicos, edafológicos, sociales, culturales, biológicos, biotecnológicos, de tradiciones
históricas,... todos ellos con un afán ecointegrador.
8) El envejecimiento de los empresarios agrícolas es un elemento a tener en cuenta tanto
cualitativa como cuantitativamente: un 66% de los agricultores tiene más de 55 años y sólo un
5% menos de 35 años. Esta distribución limita las posibilidades de cambios estructurales
surgidos de la propia base, pero esto no es excusa para que las distintas administraciones
competentes en la materia justifiquen el deterioro irreversible del sector. Deben proponerse,
desde una base plural que agrupe a todos los agentes sociales afectados, las medidas más
oportunas para que la actividad agraria encuentre su dignidad conjuntamente con la del medio
rural en el que se encuentra inmersa.
9) Las extracciones en las fincas de regadío situadas en los municipios de Montiel y
Villanueva de la Fuente, concentradas en el verano, afectan a los caudales necesarios para el
abastecimiento urbano de estas poblaciones así como a los derechos concesionales para riego de
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 33
las vegas. Si bien los recursos anuales son mayores que las extracciones, como el acuífero no
tiene capacidad de acumulación, no es posible la regulación de los caudales. Por tanto, no sería
aconsejable aumentar perforaciones en la zona meridional del Campo de Montiel, siendo
pertinente que las extracciones actuales se limitaran a riegos de primavera.
10) En la subcuenca del Guadiana Alto, las extracciones concentradas en el verano
afectan tanto al Parque Natural de las Lagunas de Ruidera como a las aportaciones al embalse de
Peñarroya, y por consiguiente a los consumos urbanos y agrícolas que se satisfacen a partir del
mismo en Argamasilla de Alba y Tomelloso. En este punto hay que hacer notar que el regadío de
Peñarroya si tiene un carácter social, quedándose los beneficios en dicha zona. Los regadíos en
las grandes fincas del Campo de Montiel se producen a costa de reducir las aportaciones a
Peñarroya y por tanto impedir los riegos en esta zona. Si la eficiencia social del regadío con
aguas del embalse de Peñarroya es mayor que la del Campo de Montiel, debería considerarse la
continuidad de la actual política. También ha de tenerse en cuenta la capacidad de
almacenamiento de las propias Lagunas de Ruidera: dependiendo si las Lagunas están altas o
bajas, en función de la secuencia húmeda o seca de los años anteriores, las precipitaciones
presentes afectarán más o menos, respectivamente, a las aportaciones al embalse de Peñarroya.
11) Las explotaciones grandes de más de 50 Has acaparan una gran proporción del
consumo de agua en la agricultura -y por tanto del consumo total-, además de ser responsables
del espectacular crecimiento del consumo agrícola de agua en los últimos años.
12) El descomunal crecimiento del consumo de agua de los últimos años no sólo se
explica por un incremento de las superficies puestas en regadío, sino por el tipo de cultivos que
se ha sembrado en las mismas. El maíz acapara el 64% del consumo de agua y la alfalfa el 16%
(Cuadro II.7), ya que se trata de los cultivos con mayores requerimientos hídricos (9.000
Hm3/Ha/año), verdaderos consumos de lujo. Que los riegos se concentren en verano, son un
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 34
elemento adicional que disminuye la eficacia del regadío por la mayor evaporación en esta época
del año.
III. EL ACUÍFERO 23 DE LA MANCHA OCCIDENTAL
III.1 Localización y geomorfología
La zona de La Mancha Occidental se encuentra situada en el suroeste de la región natural
de La Mancha y abarca municipios de Ciudad Real, Cuenca y Albacete. Dicho territorio está
limitado por Alcázar de San Juan y Las Pedroñeras al norte, Valdepeñas al sur, Villarrobledo al
este y Ciudad Real al oeste y está constituido por una extensa llanura cuya altitud oscila entre
600 y 700 metros sobre el nivel del mar. En el sistema de recursos hídricos de la Mancha
Occidental, es fundamental un embalse subterráneo -de unos 5.500 km2 de superficie- formado
por los materiales permeables que se extienden bajo la llanura. En régimen natural, la recarga se
produce por las precipitaciones que caen sobre él y por el drenaje natural del acuífero 24, al
introducirse el Guadiana Alto en la llanura manchega e infiltrarse en ella. Su descarga por
rebosamiento daba lugar a los Ojos del Guadiana -hoy secos-, en el término de Villarrubia de los
Ojos (Servicio Geológico. DGOH (1991) pág. 2 y Consejería de Agricultura y otros (1992) pág.
7).
III.2 Red hidrográfica
Dentro de la Mancha Occidental, y en estrecha relación con el acuífero 23, tiene su origen
el río Guadiana. Este río, antes de la sobreexplotación del acuífero, tenía su nacimiento en los
Ojos del Guadiana, para confluir aguas abajo con el río Cigüela en las Tablas de Daimiel. Desde
principio de los años ochenta, los Ojos dejaron de manar agua. Contrasta esta situación con la
que describe Madoz (1845-1850, pág. 60, tomo II): "... jamás falta en los Ojos de Villarrubia
agua abundante para dar movimiento á los molinos existentes de alli en adelante; prueba clara de
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 35
que este segundo río no puede proceder del primero -se refiere al Guadiana Alto-, por la sencilla
razon de que mal puede dar á otro quien no tiene caudal para sí: téngase pues entendido que este
segundo río que nosotros llamaremos Guadiana de Villarrubia ó Guadiana la Baja, como se dice
en el país, para distinguirle del primero al que hemos nombrado Guadiana de Ruidera, es un río
nuevo, y que por consiguiente el origen del gran río que lleva el nombre de Guadiana, debería
señalarse en Villarrubia...".
El río Cigüela entra en la zona por el norte y después de incorporar al Záncara confluye
con el Guadiana en las Tablas de Daimiel. En verano queda sin caudal.
El río Záncara asoma por el noreste en sentido oeste hasta desaguar en el Cigüela. Por su
margen izquierda recibe al río Córcoles que nace en el Campo de Montiel. Tanto las aguas del
Cigüela como las del Záncara son salobres, y al juntarse con el Guadiana -de agua dulce- en las
Tablas, da lugar a un ecosistema de especial riqueza ecológica.
III.3 Acuíferos subterráneos
El acuífero 23 o de la Mancha Occidental se extiende en el subsuelo de un área de unos
5.000 km2. Está enclavado en materiales permeables, principalmente calizas y gravas, de la era
terciaria. En régimen natural, fluye en dirección predominante este-oeste, hacia su drenaje por el
río Guadiana.
Los recursos renovables del acuífero se han estimado en 340 Hm3, frente a ellos se
producen anualmente unas extracciones de agua estimadas en 550 Hm3/año, de las que el 95% se
destinan a regadío de unas 90.000 Has y el 5% restante a abastecimiento de agua potable a una
población aproximada de 210.000 habitantes. La sobreexplotación ha llevado a un agotamiento
paulatino de las reservas del acuífero. Casi una tercera parte de dichas reservas, evaluadas en
unos 10.000 Hm3, han sido ya extraídas, y se ha producido un descenso progresivo del nivel del
agua en el acuífero de 17 metros desde 1974.
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 36
Dentro del perímetro de este acuífero se riegan 7.000 Has y se abastecen unos 40.000
habitantes del embalse de Peñarroya, que recoge el drenaje natural del acuífero del Campo de
Montiel (Consejería de Agricultura y otros (1992, 12).
El balance anual de los recursos hídricos de la Llanura Manchega ha sufrido importantes
modificaciones desde su comportamiento histórico hasta su dinámica actual. En primer lugar, se
han reducido las aportaciones por escorrentía, pasando de 340 Hm3/año para el período 1931-71
a 290 Hm3/año para la media 1974-81, debido a los proyectos de regulación puestos en marcha,
especialmente el pantano de Peñarroya. Las entradas al sistema a partir de la infiltración del agua
de lluvia se cifran en 180 Hm3/año, y las aportaciones subterráneas provenientes del acuífero del
Campo de Montiel en unos 60 Hm3/año. Pero el mayor desequilibrio sufrido por el acuífero
proviene del gran crecimiento en el consumo de agua para riego y abastecimiento principalmente
a partir de aguas subterráneas. En el período 1974-84 el acuífero acusó un crecimiento
descomunal en las extracciones de agua con destino a regadío y por lo tanto una caída en los
niveles piezométricos, lo cual afectó al rendimiento de las captaciones y a las zonas húmedas que
dependen del drenaje natural del sistema. En el período 1984-87, la evolución de la superficie en
regadío y del consumo de agua siguió aumentando al mismo ritmo que en el período anterior.
Mientras en el período 1974-81 el consumo neto por bombeo era de 290 Hm3/año, en la
actualidad ha pasado a 550 Hm3/año, es decir, prácticamente se ha duplicado en 11 años. El
proceso anterior ha llevado a reducir las salidas del sistema por escorrentía que pasaban a
constituir el Guadiana (410 Hm3/año en 1931-71 a 230 Hm3/año en 1974-81) además de producir
un desembalse de las reservas de agua subterránea de 90 Hm3/año para el período 1974-81,
siendo en la actualidad todavía mayor (Servicio Geológico. DGOH (1982) citado en Naredo y
Gascó (1991, 80-81).
Analizando los esquemas piezométricos de la Llanura Manchega entre 1980 y 1991 se
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 37
puede observar que:
- la zona oriental -entre Argamasilla de Alba y Villarrobledo- sufrió entre 1980 y 1984 un
descenso uniforme de 5 metros. Los descensos aumentaron en 1991 respecto a 1988 entre 5 y 15
metros, si bien estos disminuyeron hacia el este, llegando a presentar ligeros aumentos al este de
Villarrobledo.
- en 1984 aparece un cono de bombeo en los Llanos del Caudillo con una cota 605 en la
isopieza. En 1987 cae a 600 y en el período 1988-91 se amplía hacia el este donde alcanza cotas
de 590 y 580 entre Daimiel y Manzanares.
- en el sector occidental, la superficie piezométrica se ha mantenido prácticamente plana
desde 1984 a 1988, por entonces la zona había dejado de ser ya rebosadero natural del acuífero,
produciéndose el secado de los Ojos del Guadiana. En 1990-91 esta zona se ve afectada por los
conos de bombeo y se invierte el flujo hacia el este.
- por lo que respecta a las Tablas de Daimiel, en 1980 la cota absoluta del nivel
piezométrico era de 600 metros en la zona occidental y de 610 en el sector Villarrubia-Daimiel.
En 1984 la isopieza 600 se localiza más al interior de las tablas, el Guadiana deja de ser el
drenaje y se seca. En el trienio 1984-87, el nivel del agua en el acuífero cayó de 2 a 5 metros
respecto a su rebosadero natural situado en las Tablas de Daimiel. En 1988 el cono de bombeo al
noreste de Daimiel se amplia hasta alcanzar la cota 596 en el centro. En 1991 la isopieza 600 se
extiende hacia el sur, lo que supone un ascenso en los niveles del acuífero debido a los aportes
del trasvase Tajo-Segura.
A la hora de valorar los descensos en el acuífero de la Llanura Manchega entre 1974 y
1990 hemos de señalar que:
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 38
- los mayores descensos se centran en la zona de Villarta de San Juan con 40 metros, los
Llanos con 35 metros, el noreste de Bolaños de Calatrava con 35 metros y al norte de
Manzanares con 30 metros.
- en las Tablas los descensos han sido inferiores a 1 metro.
Los descensos medios totales en los niveles del acuífero 23 de 1974 a 1990 son del orden
de 17 metros -1,1 metro por año-, habiéndose producido los mayores descensos en los períodos
1981-84 -2 metros por año- y en el de 1984-87 -1,7 metros por año-. Suponiendo una porosidad
eficaz del 5% y que la superficie afectada por los descensos es de 3.000 a 3.500 km2, el
desembalse del acuífero en estos 16 años se estima de 2.500 a 3.000 Hm3, lo cual se ha visto
agravado por las escasas entradas de agua debido al ciclo seco de los últimos años. Además,
estos descensos han afectado a la orientación natural del flujo de las aguas subterráneas, con
graves implicaciones sobre las áreas de drenaje natural del acuífero -los Ojos del Guadiana y las
Tablas de Daimiel-. Los conos de bombeo que se generan en la parte central del acuífero -
Manzanares-Daimiel-LLanos- se han nutrido con cargo al agua que debía discurrir hacia las
zonas de drenaje, trastocándose por tanto el gradiente secular del acuífero este-oeste para pasar a
ser oeste-este y cubrir los bajos niveles resultantes de los bombeos (Servicio Geológico. DGOH
(1991, 38-43).
Por lo que respecta a la calidad química de las aguas del acuífero, de 1981 a 1991, apenas
han experimentado cambios sustanciales. Las aguas más mineralizadas se localizan a lo largo del
río Záncara y alrededores de las Tablas y las menos ocupan la parte central desde Daimiel a
Villarrobledo. Las concentraciones de nitrato son inferiores a 60 ppm en todo caso, situándose en
la mayoría de los casos entre 20 y 50. Persisten focos puntuales con más de 50 ppm en las Tablas
-confluencia Azuer-Cigüela-, este de Ciudad Real y alrededores de Daimiel, los cuales son
debidos a vertidos industriales, urbanos y abonos agrícolas (Servicio Geológico. DGOH (1991,
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 39
45-50).
Las Tablas de Daimiel, el humedal más representativo de toda La Mancha y uno de los
más importantes de España, se encuentra íntimamente ligado a la evolución del acuífero 23. Por
tanto, la gestión que se haga del mismo deberá tener presente en todo momento, las afecciones
que puedan llegar a producirse sobre su funcionamiento y estabilidad.
III.4 Pluviometría, evapotranspiración e infiltración útil
La sequía padecida entre 1979-80 y 1986-87 tuvo una influencia negativa sobre los
volúmenes de agua almacenados en el acuífero en la medida que la recarga por infiltración de
agua de lluvia era menor y las extracciones se mantenían elevadas para suplir el déficit de
precipitaciones.
La precipitación anual media sobre el acuífero es de 417 mm (Cuadro III.1). Para el
período 1980-81 a 1989-90 las precipitaciones medias alcanzan los 439 mm en Puerto Lápice,
378 mm en las Tablas de Daimiel, 367 mm en Manzanares y 361 mm en Alameda de Cervera. Al
igual que ocurre en el Campo de Montiel, la elevada insolación que soporta la Llanura Manchega
hace que la evapotranspiración potencial oscile entre 850 y 700 mm por año. De los 59 años de la
serie anterior, 25 de ellos los podríamos agrupar en períodos secos, mientras que 30 se podrían
insertar en períodos húmedos.
La recarga por infiltración es irregular: es casi nula en los años en que la precipitación es
inferior a 300 mm, es superior a 50 mm cuando las precipitaciones superan los 450 mm y es
variable en los años de precipitación intermedia, dependiendo de la distribución de lluvias a lo
largo del año.
CUADRO III.1
PRECIPITACIONES ANUALES (en mm) REGISTRADAS
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 40
EN LA LLANURA MANCHEGA (1931-32 a 1989-90)
DÉCADAS
1931-
40
1941-
50
1951-
60
1961-
70
1971-
80
1981-90
AÑOS
PRECIPITACIÓN ANUAL MEDIA = 417 mm
1-2
270
264
557
602
393
363
2-3
386
376
244
550
320
318
3-4
417
317
234
470
442
472
4-5
364
231
372
343
436
355
5-6
425
468
468
529
360
407
6-7
497
552
373
343
449
359
7-8
550
428
362
383
525
514
8-9
455
348
496
579
503
489
9-0
399
220
558
414
342
425
0-1
539
526
423
512
283
--
VALORES MEDIOS
4.302
3.730
4.087
4.725
4.053
3.702
FUENTE: SERVICIO GEOLÓGICO. DGOH (1991) pág. 10.
En el período que va de 1980-81 a 1990-91, la confluencia de escasas precipitaciones con
la concentración de las mismas en los meses de otoño -cuando el suelo está seco tras el estiaje-,
ha hecho que la infiltración haya sido casi nula a excepción de algunos años húmedos
intermedios, pudiéndose estimar un déficit de 1.400 Hm3 y una reducción de 9 a 10,5 metros en
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 41
los niveles freáticos como consecuencia del período de sequía 1979-80 a 1986-87.
III.5 Caracterización socioeconómica de la Mancha Occidental
III.5.1 Dinámica poblacional
La zona del acuífero 23 está integrada -según el Plan Coordinado elaborado por la
Consejería de Agricultura y otros (1992)- por 31 municipios, de los cuales 23 pertenecen a la
provincia de Ciudad Real -Alcázar de San Juan, Alhambra, Almagro, Argamasilla de Alba,
Arenas de San Juan, Bolaños de Calatrava, Campo de Criptana, Carrión de Calatrava, Daimiel,
Fuente el Fresno, Herencia, Las Labores, Malagón, Manzanares, Membrilla, Pedro Muñoz,
Puerto Lápice, Socuéllamos, Tomelloso, Torralba de Calatrava, Valdepeñas, Villarubia de los
Ojos y Villarta de San Juan-, 7 a la de Cuenca -El Pedernoso, El Provencio, Las Mesas, Las
Pedroñeras, Mota del Cuervo, San Clemente y Santa María de los Llanos- y 1 a la de Albacete -
Villarrobledo-. El conjunto de estos municipios se extiende sobre una superficie de 7.836,6 Km2
(Cuadro III.2), habiendo descendido su población en 2.461 habitantes de 1986 a 1991 (alrededor
de un 1% de la población de 1986), para situarse en 265.981 habitantes en 1991. Por tanto, en
contra de lo ocurrido en amplias zonas del interior peninsular, de 1986 a 1991 la población se ha
mantenido en la Mancha Occidental. La densidad de población en 1989 era de 34,7 habitantes
por km2, sensiblemente superior a las medias de Ciudad Real (24,7), Cuenca (12,4) y Albacete
(23,3). Las densidades de población más bajas se encuentran en la zona limítrofe con el Campo
de Montiel -Alhambra, Argamasilla de Alba- y en 1991 eran cuatro los municipios mayores de
20.000 habitantes: Tomelloso, Alcázar de San Juan, Valdepeñas y Villarrobledo.
CUADRO III.2 SUPERFICIE, POBLACIÓN DE DERECHO Y DENSIDAD DE POBLACIÓN DE LOS MUNICIPIOS DEL ACUÍFERO DE LA MANCHA OCCIDENTAL
MUNICIPIOS
SUPERF.
(Km2)
POB. 1986
POB. 1989
DENSIDAD (Hab/Km2)
POB. 1991
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 42
1989
ALCÁZAR DE SAN JUAN
676,8
26.219
26.554
39,2
25.996
ALHAMBRA
576,6
1.479
1.477
2,6
1.423
ALMAGRO
241,5
8.362
8.449
35,0
8.356
ARENAS DE SAN JUAN
69,6
1.091
1.073
15,4
1.065
ARGAMASILLA DE ALBA
435,8
7.202
7.269
16,7
6.495
BOLAÑOS DE CALATRAVA
89,6
10.086
10.304
115,0
10.271
CAMPO DE CRIPTANA
332,0
13.682
13.982
42,1
13.727
CARRIÓN DE CALATRAVA
101,6
2.467
2.508
24,7
2.448
DAIMIEL
439,3
17.105
17.220
39,2
16.668
EL PEDERNOSO
56,6
1.453
1.454
25,7
1.412
EL PROVENCIO
101,4
3.005
2.869
28,3
2.720
FUENTE EL FRESNO
92,6
3.711
3.707
40,0
3.546
HERENCIA
240,9
7.116
7.165
29,7
6.894
LAS LABORES
33,8
686
690
20,4
695
LAS MESAS
85,5
2.724
2.718
31,8
2.627
LAS PEDROÑERAS
221,6
6.607
6.638
30,0
6.545
MALAGÓN
364,0
8.128
8.180
22,5
7.888
MANZANARES
492,5
17.718
18.196
36,9
17.916
MEMBRILLA
144,0
6.691
6.828
47,4
6.706
MOTA DEL CUERVO
175,3
5.555
5.639
32,2
5.602
PEDRO MUÑOZ
101,2
7.257
7.300
72,1
7.080
PUERTO LÁPICE
54,7
1.056
1.033
18,9
1.013
SAN CLEMENTE
276,1
6.458
6.419
23,2
6.258
SANTA MARÍA DE LOS LLANOS
41,7
937
933
22,4
903
SOCUÉLLAMOS
370,7
11.867
11.971
32,3
11.388
TOMELLOSO
241,2
28.156
28.527
118,3
28.632
TORRALBA DE CALATRAVA
94,6
3.161
3.137
33,2
3.042
VALDEPEÑAS
486,8
25.337
25.725
52,8
25.530
VILLARRUBIA DE LOS OJOS
279,0
9.446
9.628
34,5
9.461
VILLARTA DE SAN JUAN
64,7
2.977
3.034
46,9
2.969
VILLARROBLEDO
854,9
20.703
21.170
24,8
20.705
TOTAL
7.836,6
268.442
271.797
34,7
265.981
FUENTE: Elaboración propia a partir de los datos de CONSEJERÍA DE ECONOMÍA Y HACIENDA DE LA JCCLM: Boletín Estadístico n1 5 (1989) y n1 7 (1991), Servicio de Publicaciones de la JCCLM, Toledo.
El Plan Coordinado de la Consejería de Agricultura y otros (1992) contempla 31 términos
municipales, algunos no incluidos en el Estudio del Servicio Geológico. DGOH (1991), se trata
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 43
de: Alhambra, Honrubia, La Alberca de Zamora, Mota del Cuervo, San Clemente, Santa María
de los Llanos y Vara del Rey. El Estudio del Servicio Geológico señala que los municipios de
Ciudad Real, Fernancaballero, Fuente El Fresno, Malagón, Miguelturra y Pozuelo de Calatrava,
según se desprende de diversos estudios, han quedado fuera de los límites del acuífero a la vez
que se ha incluido La Solana. A pesar de ello, en dicho Estudio se siguen considerando estos
municipios. En el presente trabajo se tienen en cuenta aquellos municipios del Plan Coordinado
para los cuales existen datos en el Estudio del Servicio Geológico.
La agricultura ocupa a un 44% de la población, los servicios un 31%, la industria un 12%
y la construcción un 12%. La tasa de actividad para ambos sexos se sitúa en el 41%, siendo del
72% en los varones y del 11% en las mujeres (Consejería de Agricultura y otros (1992)).
III.5.2 El sector agrario
La SAU alcanza el 87% del total y los espacios forestales el 1,5%. El número total de
explotaciones entre secano y regadío en la Mancha Occidental es 33.200, con un promedio de 5
parcelas por explotación. Un 44% de las explotaciones tienen menos de 5 Has, un 21% entre 5 y
10 Has, un 17% entre 10 y 20 Has, un 12% entre 20 y 50 Has y un 6% mayores de 50 Has. La
distribución de cultivos es del 53% para los herbáceos, 0,2% para los frutales, 5% para el olivar y
el 42% para el viñedo. La propiedad (89,2%) es el régimen de tenencia más extendido, seguido
del arrendamiento (8,3%), la aparcería (1,4%) y otros (1,1%). En cuanto al ganado, es
mayoritario el ovino con 23.756 cabezas, le siguen el bovino (6.674), el caprino (5.701) y el
porcino (2.364). El porcentaje de empresarios agrícolas menores de 35 años es del 8%, entre 35 y
54 años del 41%, de 55 a 64 años del 30% y mayores de 65 años del 21 %. (Consejería de
Agricultura y otros (1992), donde se cita como fuente el Censo Agrario del INE, 1991).
III.6 Consumo de agua
La lógica económica llevó en la Mancha Occidental, al igual que en el Campo de
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 44
Montiel, a un incremento brutal en la utilización de aguas desde mediados de los 70's,
principalmente con fines agrícolas. Las graves consecuencias de estas acciones descoordinadas
en los niveles freáticos, y por tanto sobre la viabilidad de la agricultura y de determinados
ecosistemas de especial valor ecológico, ha llevado a una mayor preocupación por la gestión del
agua en esta zona. Desgraciadamente, esta inquietud todavía no se ha transmitido de manera
efectiva a los comportamientos de los agentes implicados en dicha problemática.
III.6.1 Consumo urbano de agua
La demanda anual para usos industriales y urbanos en la Mancha Occidental es, de 37
Hm3 (Cuadro III.3), pero considerando que las poblaciones de Ciudad Real, Tomelloso y
Argamasilla de Alba se abastecen con aguas superficiales (19% del total), la extracción de agua
subterránea se limita a 31 Hm3/año (81%).
CUADRO III.3
DEMANDA URBANA E INDUSTRIAL DE AGUA EN LA MANCHA
OCCIDENTAL (AÑO 1990)
USOS
DEMANDA (Hm3/año)
ABASTECIMIENTO URBANO
27
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 45 USOS INDUSTRIALES
10
TOTAL
37
FUENTE: SERVICIO GEOLÓGICO. DGOH (1991) pág. 30.
III.6.2 Consumo agrícola de agua
En el presente apartado se utilizan los datos del Estudio del Servicio Geológico. DGOH
(1991) para la determinación de la superficie de regadío en 1990. Dichos datos se obtuvieron a
partir de una encuesta por municipios contrastada con la Cámara Agraria Provincial y las
Cámaras Agrarias Municipales. Los datos de 1982 aparecen en este mismo estudio.
La superficie regada en la Mancha Occidental durante el año 1990 alcanzó las 119.458
Has (Cuadro III.4), lo cual supone un incremento del 27% respecto a la superficie que existía en
1982, si bien, comparando con las 127.522 Has que había en 1987, la cifra de 1990 representa
casi un 6,5% menos que en 1987.
Por municipios, las mayores extensiones de regadío en 1990 se acumulan en Alcázar de
San Juan (26%), Daimiel (12%) y Manzanares (8%). Los mayores incrementos respecto a 1982
tienen lugar en Alcázar de San Juan con 14.777 Has (88%), Villarrobledo con 3.345 Has (142%),
Las Pedroñeras con 3.155 Has (358%) y Socuéllamos con 2.091 Has (50%). Las principales
reducciones han acontecido en Manzanares con 5.378 Has (37%), Bolaños de Calatrava con
2.159 Has (64%) y Malagón con 654 Has (53%), precisamente aquellos municipios donde los
descensos en los niveles freáticos han sido mayores.
Por cultivos, en 1990, los cereales ocupaban 34.206 Has (27%), el viñedo 25.273 (21%),
las hortalizas 18.227 (15%) y el maíz 15.985 (13%). Entre 1990 y 1982, los incrementos en la
superficie dedicada a los distintos cultivos fueron de: 25% para los cereales, 364% para el maíz,
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 46
59% para las hortalizas -tomate, melón, berenjena, pimiento-, 30% para el viñedo y un fuerte
descenso del 64% para los cultivos industriales -remolacha, girasol y soja-. En aquellos cultivos
que han aumentado su superficie de 1982 a 1990, hay que distinguir dos subtendencias: una
creciente de 1982 a 1987-88 y otra decreciente desde estos últimos años hasta 1990.
CUADRO III.4 SUPERFICIE DE REGADÍO (EN HECTÁREAS) Y TIPOS DE CULTIVO EN LOS MUNICIPIOS DEL ACUÍFERO DE LA MANCHA OCCIDENTAL (AÑOS 1982 y 1990).
CULTIVOS
Cereales
Legumi.
Tubércul.
C. Industr.
Forrajeros
Hortalizas
Frutal
AÑOS
82
90
82
90
82
90
82
90
82
90
82
90
82
90
ALCÁZAR S. JUAN
4.000
8.541
16
130
48
130
4.215
1.086
3.350
6.150
3.071
6.066
35
7
ALMAGRO
800
1.038
42
9
260
90
88
180
390
85
134
85
--
--
ARENAS DE S. JUAN
44
785
--
--
--
2
150
50
114
118
101
122
--
--
ARGAMASILLA A.
2.631
330
8
5
15
5
2.478
400
700
730
1.398
1.450
10
--
BOLAÑOS DE C.
1.506
600
40
--
965
280
100
20
50
70
649
183
--
--
CAMPO CRIPTANA
255
971
--
--
10
13
1.200
336
780
1.270
308
615
21
2
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 47 CARRIÓN DE C.
--
--
--
--
10
2
230
60
10
8
5
--
--
--
DAIMIEL
6.892
7.360
181
129
407
600
2.693
1.300
785
669
955
1.599
62
69
EL PROVENCIO
--
--
--
8
14
45
18
40
22
10
57
181
53
21
FUENTE EL FRESNO
70
85
42
19
20
22
--
--
130
104
35
58
--
--
HERENCIA
1.360
2.145
5
--
35
123
490
530
800
907
1.119
1.013
76
--
LAS LABORES
105
165
--
--
1
1
68
25
65
48
66
76
--
--
LAS MESAS
53
--
5
2
9
--
102
62
115
100
4
30
--
--
LAS PEDROÑERAS
--
--
15
5
12
5
280
300
180
346
55
2.546
38
8
MALAGÓN
--
25
210
24
145
44
--
--
566
137
217
155
45
21
MANZANARES
5.237
5.274
--
9
8
171
1.790
678
525
625
1.541
771
20
--
MEMBRILLA
995
510
2
--
8
7
99
76
34
8
35
57
71
56
PEDRO MUÑOZ
20
140
3
--
3
21
37
6
57
130
39
16
17
5
PUERTO LÁPICE
105
240
6
6
1
1
30
--
8
8
34
69
--
--
SOCUÉLLAMOS
765
650
--
645
69
21
850
365
648
447
336
1.144
42
42
TOMELLOSO
680
1.075
--
--
--
10
365
83
850
350
572
773
--
--
TORRALBA DE C.
1.186
2.412
9
1
21
71
434
150
70
36
63
90
2
--
VALDEPEÑAS
297
410
--
68
104
220
137
25
378
115
150
415
2
--
VILLARRUBIA O.
83
350
9
4
12
8
175
--
142
120
58
56
--
--
VILLARTA S. JUAN
328
1.100
--
--
5
--
750
59
382
201
235
184
--
--
VILLARROBLEDO
--
--
5
2
11
6
107
264
492
525
233
473
169
180
TOTAL
27.412
34.206
598
1.066
2.193
1.898
16.886
6.095
11.643
13.317
11.470
18.227
663
411
Cultivos industriales= Remolacha, girasol y soja y otros. Forrajeros= Alfalfa, maíz forrajero y otros. Hortalizas= Tomate, melón, berenjena y pimiento y otras. FUENTE: SERVICIO GEOLÓGICO. DGOH (1991) Anejo I.
Conocidas las dotaciones de agua que precisa cada cultivo (Cuadro III.5), y multiplicando por el
número de hectáreas cultivadas de cada uno de ellos, se obtiene el consumo total de agua para
regadío por municipios (Cuadro III.6), diferenciando entre su origen subterráneo o superficial.
CUADRO III.5
CONSUMO DE AGUA (m3/ha/año) PARA CADA CULTIVO
CULTIVOS
CONSUMO DE AGUA
CEREALES
2.000(1)-2.300(2)
LEGUMINOSAS
5.000(1)
TUBÉRCULOS
6.000(1)
REMOLACHA
8.000(1)-7.500(2)
GIRASOL Y SOJA
4.000(1)-4.500(2)
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 48
OTROS CULTIVOS INDUSTRIALES 7.000(1) ALFALFA
9.000(1)-8.000(2)
MAÍZ FORRAJERO
4.000(1)
TOMATE
8.000(1)
MELÓN
6.000(1)-5.500(2)
BERENJENA Y PIMIENTO
8.000(1)(2)
OTRAS HORTALIZAS
7.000(1)
FRUTALES
5.500(1)
VIÑEDO
1.500(1)
MAÍZ Y SORGO
8.000(1)
FUENTE: (1) SERVICIO GEOLÓGICO. DGOH (1991) pág. 23. Datos obtenidos a través
de conversaciones con los propios usuarios.
(2) CONSEJERÍA DE AGRICULTURA y otros (1992) pág. 86 donde se cita como
fuente a la Confederación Hidrográfica del Guadiana.
En sintonía con las mayores superficies de regadío, en el año 1990, los municipios que
más agua utilizan para riego son Alcázar de San Juan con 178,5 Hm3/año (34% del total),
Daimiel con 55,9 Hm3/año (10%), Herencia con 34 Hm3/año (6%) y Manzanares con 32,8
Hm3/año (6%). De las 119.458 Has regadas, 116.950 (98%) lo son con aguas subterráneas,
mientras que 2.508 Has (2%) lo son con aguas superficiales. En la década de los 80's el volumen
de agua superficial utilizada para regadío -que proviene básicamente del embalse de Peñarroya y
es mayoritariamente consumida en Argamasilla de Alba-, siguió una pauta ascendente de 1982 a
1987 pasando de 10,1 a 39,5 Hm3/año en Argamasilla de Alba. En cambio, de 1988 a 1990,
como consecuencia de la sequía y la consiguiente caída de niveles en el embalse de Peñarroya, el
agua superficial utilizada comenzó a disminuir hasta alcanzar los 9 Hm3/año en 1990. Sólo 4
municipios utilizan agua superficial para regadío: Argamasilla de Alba, Tomelloso y Campo de
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 49
Criptana con cargo al embalse de Peñarroya y
Malagón que se abastece del embalse de Gasset.
Para el riego de 119.458 Has se han utilizado 531,6 Hm3, lo cual representa un módulo de
riego medio de 4.450 m3/Ha/año. Los municipios con mayores módulos de riego son: Las
Pedroñeras (6.344), Alcázar de San Juan (5.671), Las Labores (5.280), Malagón (5.120), El
Provencio (5.150) y Herencia (4.920). En el otro extremo, dentro de los municipios con menores
módulos tenemos a Villarrubia de los Ojos con 2.495 m3/Ha/año, Torralba de Calatrava con
2.600, Carrión de Calatrava con 2.735 y Valdepeñas con 2750.
CUADRO III.6
ORIGEN Y UTILIZACIÓN DEL AGUA PARA REGADÍO EN LA
MANCHA OCCIDENTAL (AÑO 1990)
AGUAS
SUBTERRÁNEAS
AGUAS
SUPERFICIALES
TOTALES
TÉRMINOS
MUNICIPALES Superficie
regada (Has)
Extracción (Hm3/año)
Superficie regada
(Has)
Utilización (Hm3/año)
Superficie
regada (Has)
Agua
utilizada (Hm3/año)
ALCÁZAR S. JUAN
31.477
178,5
--
--
31.477
178,5
ALMAGRO
1.645
5,4
--
--
1.645
5,4
ARENAS S. JUAN
1.627
5,1
--
--
1.627
5,1
ARGAMASILLA A.
5.760
21,2
2.435
9,0
8.195
30,2
BOLAÑOS DE C.
1.234
5,1
--
--
1.234
5,1
CAMPO CRIPTANA
5.737
28,1
18
0,1
5.755
28,2
CARRIÓN DE C.
329
0,9
--
--
329
0,9
DAIMIEL
14.161
55,9
--
--
14.161
55,9
EL PROVENCIO
1.301
6,7
--
--
1.301
6,7
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 50 FUENTE FRESNO
403
1,5
--
--
403
1,5
HERENCIA
6.911
34,0
--
--
6.911
34,0
LAS LABORES
852
4,5
--
--
852
4,5
LAS MESAS
704
2,1
--
--
704
2,1
LAS PEDROÑERAS
4.035
25,6
--
--
4.035
25,6
MALAGÓN
578
2,9
*8
*0,1
586
3,0
MANZANARES
9.228
32,8
--
--
9.228
32,8
MEMBRILLA
1.211
3,1
--
--
1.211
3,1
PEDRO MUÑOZ
1.085
2,9
--
--
1.085
2,9
PUERTO LÁPICE
635
2,0
--
--
635
2,0
SOCUÉLLAMOS
6.336
27,5
--
--
6.336
27,5
TOMELLOSO
4.295
14,8
47
0,2
4.342
15,0
TORRALBA DE C.
3.041
7,9
--
--
3.041
7,9
VALDEPEÑAS
3.709
10,2
--
--
3.709
10,2
VILLARRUBIA O.
1.684
4,2
--
--
1.684
4,2
VILLARTA S. JUAN
2.416
10,7
--
--
2.416
10,7
VILLARROBLEDO
6.556
28,6
--
--
6.556
28,6
TOTAL
116.950
522,2
2.508
9,4
119.458
531,6
(*) Datos correspondientes al año 1987.
FUENTE: SERVICIO GEOLÓGICO. DGOH (1991) pág. 26.
CUADRO III.7
EVOLUCIÓN DE LAS EXTRACCIONES DE AGUA SUBTERRÁNEA (Hm3/año) PARA REGADÍO EN LA MANCHA OCCIDENTAL
MUNICIPIOS
1974
1977
1982
1985
1987
1990
ALCÁZAR S. JUAN
24,0
76,0
91,2
152,5
185,3
178,5
ALMAGRO
4,8
9,1
7,9
6,2
4,8
5,4
ARENAS S. JUAN
0,7
1,1
3,2
5,1
4,4
5,1
ARGAMASILLA A.
5,2
28,0
28,7
8,4
15,2
21,2
BOLAÑOS DE C.
8,6
11,0
13,3
11,7
11,4
5,1
CAMPO CRIPTANA
5,0
15,0
20,0
23,7
25,8
28,1
CARRIÓN DE C.
0,1
3,9
2,1
1,6
1,4
0,9
DAIMIEL
27,0
43,0
52,1
65,5
59,6
55,9
EL PROVENCIO
4,3
2,0
1,5
6,0
6,0
6,7
FUENTE FRESNO
0,2
1,5
1,6
2,4
2,0
1,5
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 51HERENCIA 6,4 17,0 21,1 29,9 35,4 34,0 LAS LABORES
1,6
4,6
1,8
2,9
4,4
4,5
LAS MESAS
5,2
2,3
2,3
6,3
5,0
2,1
LAS PEDROÑERAS
0,6
3,2
5,0
9,2
22,3
25,6
MALAGÓN
6,3
11,0
7,4
10,5
7,4
2,9
MANZANARES
24,0
34,0
45,0
36,5
40,4
32,8
MEMBRILLA
0,7
4,6
3,6
4,0
4,4
3,1
PEDRO MUÑOZ
0,5
0,8
1,8
3,0
3,5
2,9
PUERTO LÁPICE
0,5
1,1
1,0
2,0
2,8
2,0
SOCUÉLLAMOS
7,8
9,6
19,5
26,6
27,9
27,5
TOMELLOSO
3,7
16,0
16,6
11,4
15,4
14,8
TORRALBA DE C.
3,2
10,0
7,2
6,1
8,3
7,9
VALDEPEÑAS
0,9
4,4
7,7
8,5
9,8
10,2
VILLARRUBIA O.
1,9
1,2
4,1
5,3
5,7
4,2
VILLARTA S. JUAN
1,2
4,1
11,5
12,9
12,0
10,7
VILLARROBLEDO
7,4
7,9
10,2
26,5
32,5
28,6
TOTAL
151,8
322,4
387,4
484,7
553,1
522,2
FUENTE: SERVICIO GEOLÓGICO. DGOH (1991) pág. 28.
Sobre unos recursos renovables del acuífero del orden de 340 Hm3/año, las extracciones
sobrepasaron dicha cota en 1982 alcanzándose 387,4 Hm3 (Cuadro III.7), y el punto máximo en
1987 con 553,1 Hm3 para luego disminuir a 522,2 Hm3 en 1990.
III.6.3 Consumo total de agua
El 93% de la demanda de agua en la Mancha Occidental es llevada a cabo por la
agricultura, mientras el restante 7% va destinado al abastecimiento urbano e industrial (Cuadro
III.8).
CUADRO III.8
CONSUMO TOTAL DE AGUA SOBRE EL SISTEMA HIDROGEOLÓGICO
DE LA MANCHA OCCIDENTAL (AÑO 1990)
(Hm3/año)
CONSUMO URBANO E INDUSTRIAL
37 (7%)
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 52 CONSUMO AGRÍCOLA
531,6 (93%)
CONSUMO TOTAL
568,6 (100)
FUENTE: SERVICIO GEOLÓGICO. DGOH (1991)
III.7 Conclusiones
1) A diferencia del acuífero 24 que es drenado por su base, el acuífero 23 de la Mancha
Occidental se descarga, en régimen natural, por rebosamiento. Es decir, que tiene una importante
capacidad de almacenamiento, si bien es sensible a las extracciones excesivas que reducen los
niveles freáticos y afectan a los ríos y zonas húmedas que dependen del mismo. El acuífero 23
tiene la capacidad para actuar del mismo modo que un embalse encargado de regular el
abastecimiento de agua. Durante las épocas húmedas, en que no son necesarios aportes
extraordinarios para consumo agrícola y urbano, las precipitaciones permiten su recarga. En
períodos de estiaje puede extraerse el agua que se ha acumulado durante la temporada húmeda y
que es vital para el desarrollo agrícola en estas coyunturas. En caso de que los consumos que se
efectúan año tras año superen los recursos renovables del acuífero, se afectará al comportamiento
secular del mismo. El secado de los Ojos del Guadiana a principios de los 80's, es un claro
exponente de estos efectos perniciosos. Cuando se utiliza un recurso desde una óptica económica
convencional, se corre el peligro de que se trastoque su funcionamiento y se llegue a situaciones
inéditas en el campo del deterioro.
2) Como consecuencia de la sobreexplotación del acuífero -ante unos recursos renovables
de 340 Hm3/año se han venido extrayendo volúmenes de agua sensiblemente superiores desde
1982 hasta la actualidad- se ha producido un descenso medio total de 17 metros en los niveles
freáticos, lo cual ha llevado a un agotamiento de las reservas en una tercera parte. Además, se ha
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 53
producido un cambio en la orientación del flujo natural que se drenaba en las Tablas de Daimiel
para pasar a cubrir los conos de bombeo producidos en la parte central del acuífero. El cambio en
la orientación del flujo de agua subterránea, que comienza a percibirse en los primeros años de
los 80's, se agrava durante toda la década sin que haya ningun cambio sustancial en la gestión del
recurso agua, al contrario, se acentúan los comportamientos apropiativos descoordinados. He
aquí un punto donde se hace necesario investigar y determinar a quién o qué organismo
corresponde la responsabilidad de no haber puesto coto a los comportamientos depredadores. Por
muchos intereses económicos y políticos que hubiera por el medio, para nada legitiman el abuso
que se ha realizado con un espacio natural de eminente valor ecológico.
También ha tenido lugar un agotamiento en las zonas laterales del acuífero y una
afectación a las zonas húmedas dependientes. Pero el problema no es sólo cuantitativo, también
afecta a la calidad de las aguas. La reducción de los caudales de aguas superficiales corre
paralela a un incremento en los vertidos de aguas residuales. También las aguas subterráneas han
visto empeorar su calidad como consecuencia de que los bombeos se han realizado en las zonas
de los acuíferos de mayor calidad y que se han producido infiltraciones de las aguas empleadas
para regadío con altos contenidos en sales y nitratos.
3) Al igual que ocurre en el Campo de Montiel, las bajas precipitaciones medias anuales
(417 mm) unidas a una importante componente irregular, han impuesto tradicionalmente
limitaciones al desarrollo agrario de la zona. A lo largo del tiempo dichas limitaciones han sido
aceptadas y adaptadas por el modelo de desarrollo socioeconómico. En el momento que el
sistema social de La Mancha ha roto de manera violenta y no reflexiva este equilibrio, se están
limitando las posibilidades futuras para la vida.
4) La elevada evapotranspiración potencial y la concentración de las lluvias torrenciales
tras períodos de estiaje, hacen que la recarga del acuífero por infiltración sea muy irregular. En
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 54
este punto es necesario mencionar que la insuficiencia de datos reales sobre evapotranspiración,
infiltración profunda y reserva de humedad del suelo, ha llevado a la necesidad de estimarlos,
con los consiguientes efectos negativos sobre la precisión del modelo de gestión del acuífero.
5) El impacto sufrido por el sistema hídrico de la Mancha Occidental desde los años 70's
hasta la actualidad es de gran envergadura. Las aportaciones por escorrentía han disminuido de
340 Hm3/año para el período 1931-71 a 290 Hm3/año para el período 1974-81, debido a las obras
de regulación del embalse de Peñarroya, lo cual ha afectado a la baja las entradas en el acuífero
24 provenientes del drenaje del acuífero 23 del Campo de Montiel. Las salidas por escorrentía
que pasaban a engrosar el Guadiana han disminuido de 410 Hm3/año en el período 1931-71 a 220
Hm3/año para 1974-81, debido fundamentalmente a las extracciones de aguas subterráneas para
regadío. El exceso de consumo sobre las entradas al sistema no sólo se refleja en un menor
drenaje por el Guadiana -hasta secarse-, sino también en un desembalse de las reservas
acumuladas en el acuífero. Desde el año 1981 a esta parte, esta tendencia se ha visto agravada.
6) La Llanura Manchega cuenta con una elevada población tanto cuantitativamente -
265.981 habitantes en 1991- como atendiendo a su densidad media de población, que es
ampliamente superior a las medias de las provincias donde se inserta. La población de la
comarca ha permanecido prácticamente estancada de 1986 a 1991.
7) En la Mancha Occidental, al igual que en el Campo de Montiel, predominan
cuantitativamente las explotaciones menores de 5 Has. Esto dificulta la posibilidad de poner en
práctica políticas que incidan en un uso no degradante del suelo y del agua. Dentro del actual
esquema productivista que todavía se deriva de la PAC, la opción de producir prima sobre la de
conservar la estabilidad del ecosistema, y esto es todavía más acusado en las explotaciones
pequeñas que apenas se benefician de las ayudas por superficie. A pesar de esta consideración,
no debe perderse de vista que son las grandes explotaciones intensivas en capital las que mayores
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 55
efectos perjudiciales tienen sobre el sustrato natural de la agricultura.
8) En la Mancha Occidental, el peso del viñedo es de gran relevancia (42%) frente a sólo
el 5% en el Campo de Montiel. Pese a todo, los herbáceos siguen siendo predominantes con el
53%. Esta tradición de la zona en un cultivo como el viñedo, confiere mayores grados de libertad
a la hora de plantear alternativas a los cultivos intensivos en agua. El viñedo, al ser mucho menos
exigente en agua e incluso poder vivir sin riegos de apoyo, posibilita un cambio de cultivos
menos severo. Para ello ha de ponerse en práctica una política que persiga la calidad de los vinos
y aplique selectivamente las primas de arranque de viñedo establecidas desde la PAC sólo en
aquellas zonas marginales donde los rendimientos cualitativos y cuantitativos no merezcan la
pena. Aprovechar la buena imagen que tradicionalmente han tenido los caldos manchegos es una
opción a considerar a la hora de plantear la reconversión agraria.
9) El problema del envejecimiento también se presenta en la Mancha Occidental, aunque
aquí no alcanza la gravedad que en el Campo de Montiel. En la zona del acuífero 23, sólo el 8%
de los empresarios agrícolas tienen menos de 35 años, mientras que el 51% supera los 55 años.
De nuevo la política pública deberá tener presente esta consideración en aras a conseguir una
efectividad aceptable en su aplicación.
10) Desde 1982 en adelante se observa una tendencia alcista en la superficie regada de la
Mancha Occidental que va a llegar a sus cotas más altas en 1987-88, para a partir de ahí
comenzar a disminuir hasta 1990. Pese a ello, en 1990 la superficie regada se había incrementado
en 25.698 Has (27%) respecto a la de 1982, pasando de 93.760 a 119.458 Has. El mayor
incremento tuvo lugar en Alcázar de San Juan con 14.777 Has, concentrándose el mismo en los
siguientes cultivos: 6.595 Has de maíz, 4.541 Has de cereales, 2.995 Has de hortalizas y 2.800
Has de forrajeros. En Villarrobledo el incremento fue de 3.345 Has, principalmente en maíz con
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 56
1.597 Has y viñedo con 1.315 Has. En Las Pedroñeras aumentó la superficie regada en 3.155 Has
básicamente en hortalizas -ajos- con 2.491 Has. Por contra, en otros municipios se redujo la
superficie en regadío. En Manzanares cayó en 5.378 Has principalmente en viñedo, cultivos
industriales y hortalizas, en Bolaños de Calatrava disminuyó en 2.159 Has especialmente en
cereales y hortalizas y en Malagón 645 Has en leguminosas, forrajeros y hortalizas.
Detrás de estas reducciones en las superficies de regadío que se han observado en algunos
municipios, quizás deberíamos preguntarnos por el problema de la salinidad de los suelos. Para
Naredo y Gascó (1990), uno de los principales problemas a que se enfrentan los regadíos de la
zona xérica es el exceso de sales. Históricamente, la acumulación de sales en el suelo, ha
obligado al abandono de ciertas zonas de regadío. En el caso de La Mancha, donde las aguas
subterráneas son bastante salinas, la rápida extensión de los regadíos se hizo en muchas
ocasiones sin considerar los tipos de suelo y la calidad de las aguas a fin de poner los medios
para evitar la salinización. Según estos autores, "en el período 1981-84 se pusieron 25.000 Has
de regadío, pero se quitaron 9.000 Has regadas con aguas subterráneas y 2.500 con aguas
superficiales (...) atribuible en su mayor parte al proceso de salinización de los suelos y al
descenso y agotamiento de las aguas subterráneas", además, el abandono se ha dado
especialmente en los municipios de las zonas límites del acuífero, donde mayores son los
problemas de mala calidad y reducción de los niveles de las aguas subterráneas. La salinización
del suelo acarrea un aumento en las extracciones de agua para "diluir las sales que se concentran
en la capa superficial", y por tanto afecta al alza los requerimientos hídricos por cultivo. Que el
maíz y la remolacha sean los cultivos que mayor aumento de superficie hayan registrado en los
últimos años no es independiente de su mejor adaptación a la salinidad del suelo.
11) El consumo de agua por hectárea en el conjunto del acuífero 23 ha pasado de 4.130
m3/Ha/año en 1982 a 4.445 m3/Ha/año en 1990, debido a la mayor superficie dedicada a cultivos
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 57
tales como el maíz, hortalizas y forrajeros, todos ellos con elevados requerimientos hídricos. Los
municipios con mayor módulo de riego suelen corresponderse con aquellos que más agua
consumen en términos absolutos.
12) Según el Informe n1 2 del Estudio del Servicio Geológico. DGOH (1982), citado en
Naredo y Gascó (1990), "Estando las Tablas de Daimiel en una zona de drenaje, el modelo
preveía que su nivel piezométrico empezaría a disminuir hacia el año 2010, en el caso en que
siguieran creciendo los bombeos, viéndose afectadas con posterioridad si estos se congelaran a
partir de 1985 (...) Sin embargo (...) las Tablas de Daimiel se vieron afectadas antes, incluso, de
1985..." El consumo de agua se disparó y desequilibró el sistema y las soluciones planteadas se
han centrado en el lado de la oferta trayendo agua de otras cuencas -del trasvase Tajo-Segura- o
de la propia cuenca del Guadiana inyectándola aguas arriba. No se cuestiona en ningún momento
si los usos que se hacen del agua subterránea son los más adecuados, sino que se toman como
dados y no susceptibles de modificación, pues segun los que se oponen a la racionalización del
uso del agua del acuífero, la economía de la zona se vería gravemente afectada. Que duda cabe
que el problema es de emvergadura y que se precisan programas coordinados que pongan freno
al deterioro y ofrezcan alternativas al modelo de crecimiento actual, pero mientras esto ocurre,
no se puede alargar una situación insostenible que puede llevar a que en el futuro ya no sea
preciso tomar medidas porque el deterioro haya alcanzado sus cotas de no retorno.
13) En 1987, el descenso en los niveles del acuífero 23 y el deterioro en las zonas
húmedas dependientes llevaron a declarar sobreexplotada a esta unidad hidrogeológica. Se
prohibieron las extracciones y se redactó un Plan de Regeneración Hídrica de las Tablas de
Daimiel basado en cuatro medidas fundamentales: la derivación de caudales del trasvase Tajo-
Segura hacia las Tablas, la excavación de tres pozos en el perímetro del Parque para emergencias
en el estiaje y la construcción de dos presas. Pero el cambio en la
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 58
funcionalidad ecológica de las Tablas dificulta el éxito de estas medidas. Las Tablas de Daimiel
han pasado de ser un rebosadero natural de aguas subterráneas en confluencia con aportes
superficiales, a un sumidero de las aguas que se llevan hasta allí con la intención de encharcar
artificialmente el Parque. Como los niveles freáticos en la zona central del acuífero han caído a
cotas inferiores a las de las Tablas, las aguas que se hacen llegar al Parque se filtran hacia estos
conos de bombeo y permiten mantener los regadíos de esta zona -Daimiel-Manzanares-Llanos
del Caudillo- que paradógicamente fueron los responsables de la progresiva desecación de las
Tablas. Mantener el nivel de extracciones como en 1987 no deja de producir un desembalse
anual neto entre 200 y 250 Hm3/año, por tanto, no sólo se hace preciso congelar las extracciones,
sino que hay que hacer un esfuerzo por reducirlas a niveles similares a los de recarga.
IV. REFLEXIONES
FINALES
Después de este amplio repaso por el funcionamiento, la gestión y la problemática de la
cuenca alta del Guadiana, llega el momento de llevar a cabo una reflexión de conjunto. Aunque
el trabajo de la tesis no ha hecho más que comenzar, a continuación expongo algunas ideas a
modo de conclusiones provisionales que en lo sucesivo habrá que ir perfilando.
1) Abundando en la necesidad de definir, evaluar y valorar las existencias de recursos
naturales, como paso previo a cualquier consideración en torno a la gestión de los mismos, se ha
de denunciar que en algunas ocasiones no existe información precisa sobre el comportamiento
integrado y dinámico del conjunto natural, y en otras muchas, existiendo tal información, se hace
caso omiso a las recomendaciones o previsiones que se derivan de las mismas. Se pone de
manifiesto la necesidad de coordinar las tareas de investigación y gestión, de manera que el
proceso de toma de decisiones pueda realizarse en un ambiente de reducida incertidumbre.
Para Blomsquist y Ostrom (1992), la información es una de las condiciones para que el
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 59
conjunto de la sociedad vaya descubriendo las preguntas pertinentes en lo que se refiere a la
problemática ambiental, y acuda a las instituciones en busca de las respuestas. No trabajar en pos
de obtener la información que se precisa para una adecuada gestión de los recursos naturales, o
bien ocultar dicha información, es una manera de sumir en la ignorancia a los agentes implicados
en la utilización del medio ambiente y por tanto manipular su proceso de toma de decisiones.
Según Naredo (1987.b) "Al razonar sobre un sistema más general, los desarrollos
propuestos tratan de incidir precisamente sobre aquellos factores que el enfoque económico
corriente suele considerar "exógenos" -tecnologías, patrones de consumo y de comportamiento,
instituciones, etc- (...) para una ordenación sistemática de las informaciones referentes a los
recursos naturales (...) son tres los grandes campos en torno a los cuales deben agruparse las
estadísticas y cartografías que cuantifiquen e informen (...): las cuentas de inventariación de los
recursos naturales disponibles, las cuentas de los flujos originados por los sistemas utilizadores y
las estadísticas de los residuos".
2) Tras observar el progresivo deterioro que en los últimos años han sufrido las Tablas de
Daimiel y las Lagunas de Ruidera, cabe plantearse una pregunta inmediata: )De qué manera se
obtiene una mayor utilidad social de estas zonas húmedas, desecándolas o conservándolas? A la
hora de responder hemos de considerar las pérdidas y beneficios no sólo en términos pecuniarios,
sino también intentar profundizar en términos de calidad de vida, de belleza paisajística, de
mantenimiento de la vida sobre la biosfera, de futuro de una determinada región... Hasta el
momento presente, la economía corriente sólo ha puesto el énfasis en los precios de mercado
como única guía para una gestión eficiente de los recursos naturales, sin tener en cuenta que este
modo de organizar el sistema económico tenía un sesgo al infravalor cualquier consideración
utilitaria que no fuera asociada a una cuantificación monetaria. Durante la experiencia larga y
dogmática de la etapa de crecimiento desaforado, nada ha mejorado en el ámbito del sistema
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 60
natural. Hemos asistido a un deterioro sin precedentes en todo lo concerniente a nuestro entorno
global -físico, psicológico, ético-. )Por qué seguir empeñados en resolver la cuestión utilizando el
mismo instrumental teórico que nos ha llevado a la crisis actual? Es de sabios rectificar y
plantearse puntos de vista alternativos al abordar los problemas que persisten a lo largo del
tiempo, es de mentes descaradamente malévolas el no cuestionarse el modo actual de entender
nuestra existencia sobre el planeta, a pesar de que día a día nos percatamos de que nuestra vida
sólo sirve para crear problemas a los otros seres vivos y a los hombres y mujeres que nos
sustituyan en la dimensión espacio-tiempo.
3) El interés individual -apoyado implícita o explícitamente por las instancias políticas y
el conjunto social- por los beneficios pecuniarios a corto plazo, se encuentra detrás de los
comportamientos esquilmantes para con nuestro entorno vital. Que desde una concepción de la
colectividad, no sea recomendable usurpar a la Naturaleza la fertilidad de su suelo y sus
dotaciones hídricas, no quiere decir que algunos intereses personales determinados no vean en
dichos recursos la posibilidad de un beneficio inmediato derivado de su explotación desmedida.
La lógica del individualismo metodológico glosada por Mandeville se manifiesta totalmente
incapaz de afrontar con un mínimo de coherencia la problemática ambiental en general y la de
las zonas húmedas de La Mancha en particular.
La reforma del marco institucional que define las posibilidades de uso de los recursos
naturales es una tarea inaplazable de cara a la consecución de un clima socioeconómico
favorable para la conservación de los humedales manchegos. En este punto deberemos tener en
cuenta que no basta con establecer dicha reforma sobre el papel, sino que se deberán
implementar medidas complementarias para asegurar la aceptación del cambio por los agentes
implicados.
4) La situación de deterioro a la cual se ha llegado en La Mancha es consecuencia de un
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 61
proceso contínuo e inconexo de toma de decisiones bajo un enfoque mecánico y parcelario
aplicado a un objeto de estudio que requiere un tratamiento glogal e integrado. La regulación del
pantano de Peñarroya persigue proporcionar agua para riego y abastecimiento urbano, pero no
considera que la alteración de los flujos naturales va a incidir en las entradas al acuífero 23. El
crecimiento brutal y sin precedentes de las extracciones para riego, se basa en aprovechar una
rentabilidad a corto plazo derivada de precios artificialmente atractivos en determinados cultivos,
con elevados requerimientos hídricos por unidad de superficie y cuyos ciclos vitales exigen
aportes de humedad en verano, que es el período cuando las reservas de agua de la capa
superficial del suelo han sido agotadas por evapotranspiración, y por tanto la eficiencia del riego
que precisan es menor. Todo este razonamiento no contempla en ningún momento los efectos
laterales perniciosos sobre: mayores costes de bombeo al caer los niveles freáticos,
empeoramiento de la calidad del agua debido a los fertilizantes y herbicidas empleados que luego
se infiltran en el acuífero, el peligro de que se establezca una guerra de pozos en un intento de
apropiarse del recurso antes que el vecino, la salinización del suelo fértil, la disminución del
nivel de las aguas en los humedales y su progresiva desecación... No se valora socialmente el
mantenimiento de un ecosistema singular en España por su riqueza biológica reconocida a nivel
internacional.
Sería preciso una reconversión mental e institucional que rompa con la medida del
crecimiento monetario global e indiscriminado, separando las actividades de producción
renovables de aquellas otras de simple apropiación (Naredo (1990)).
5) Existe una llamativa diferencia entre las explotaciones de regadío del Campo de
Montiel y las de la Mancha Occidental. En el Campo de Montiel, en el año 1987, el 95% de la
superficie regada formaba parte de grandes fincas de más de 50 Has, en cambio, en el acuífero de
la Mancha Occidental, en el año 1991, el 37% de la superficie regada lo era en explotaciones
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 62
menores de 20 Has, el 22% de la superficie se concentraba en explotaciones de entre 20 y 50 Has
y el 41% de la superficie en las explotaciones de más de 50 Has. El mayor tamaño de las
explotaciones en el Campo de Montiel afecta indudablemente a una menor capacidad de arrastre
de las mismas sobre el empleo de la zona, ya que se trata de regadíos monocultivos
supermecanizados con una mínima conexión e integración en el contexto comarcal. En la
Mancha Occidental, por contra, la tierra de regadío se encuentra mejor repartida y por tanto
permite ocupar a una mayor parte de la población rural. Esta situación tan desigual acarrea
problemas de equidad social en la medida que las mayores extracciones de las grandes fincas -en
relación a su superficie- conllevan disminución de niveles freáticos que puede derivar en que los
pozos de las pequeñas explotaciones se sequen así como que se vean afectados los
abastecimientos seculares a poblaciones y a pequeños regadíos con aguas superficiales. Ante las
caídas de niveles freáticos, las grandes explotaciones pueden reprofundizar sus pozos para
alcanzar de nuevo el agua, cosa que no pueden hacer las pequeñas, dándose casos en que una
gran finca está regando mientras que la pequeña que tiene al lado no lo puede hacer. Es decir, el
acceso a la utilización del agua en algunos casos sólo está al alcance de los usuarios con
suficiente poder económico para desbancar a los pequeños consumidores. La guerra de pozos,
dentro de una lógica de adelantarse al vecino en apropiarse del recurso agua, tiene implicaciones
negativas sobre las pequeñas explotaciones que no pueden competir reprofundizando sus pozos.
Como señalan Aguilera y Rodríguez (1989) para el caso de las aguas subterráneas en
Canarias -que se puede aplicar en gran medida a los acuíferos de La Mancha-, la existencia de un
sistema hidráulico subterráneo interdependiente unido a una ausencia de extracciones
coordinadas lleva a incrementar el número de perforaciones -aumento en los gastos de capital- y
ante un stock de recursos hídricos dado se reduce la productividad media de los pozos.
6) Al trabajar el tema de la gestión de los recursos naturales, se hace inevitable el
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 63
planteamiento de posibles escenarios futuros. En el caso del agua subterránea, al ser dependiente
de unas precipitaciones inciertas que recargan los acuíferos, es preciso contemplar en los
modelos de gestión las posibles perturbaciones asociadas a variables independientes de esta
índole. Será preciso que la utilización año a año del agua del acuífero se adapte al escenario
configurado por unas variables cambiantes. Ir en contra de la lógica impuesta por
acontecimientos totalmente inevitables es como correr tras una liebre en medio del campo:
siempre iremos detrás y al final la perderemos de vista.
No se puede prescindir de elaborar predicciones cuando trabajamos en economía de los
recursos naturales, pero dichas previsiones deben tener un fundamento teórico en el cual
apoyarse. Además, deberemos justificar el conjunto de supuestos del cual se desprende el
panorama futuro. Los planteamientos voluntaristas en el ámbito de las previsiones casi nunca han
dado resultados acertados. En muchas ocasiones, detrás de los mismos, se esconden
desconocimientos deliberados del funcionamiento de los recursos naturales que apoyan usos
insostenibles de los recursos, en favor de un determinado colectivo que obtiene un beneficio
monetario inmediato.
Si bien es inevitable que hagamos algunos supuestos porque la ciencia todavía no nos ha
proporcionado una visión realista y completa del funcionamiento de nuestro planeta, otros
muchos esconden tras de sí intereses económicos o políticos que pueden entablar conflictos entre
distintos territorios dependientes de un mismo ecosistema: )Por qué suponer que los conos de
bombeo en el centro del acuífero 23 se compensarían con los flujos provenientes de las zonas
laterales? )Por qué una distribución de recursos que beneficie a una zona en perjuicio de otra?
)Por qué no intentar armonizar los distintos intereses en litigio de manera que no surjan agravios
comparativos?
7) Cuando nos referimos a la utilización de un recurso natural frágil por definición, la
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 64
única manera de abordar con éxito su gestión es a través de comportamientos cooperativos entre
los distintos agentes que lo utilizan. De esta manera se puede garantizar que no se llevará a cabo
una utilización desmedida que impida el desarrollo de actividades económicas potenciales y
estrangule las posibilidades de futuro de las actividades que se han venido desarrollando
tradicionalmente en la zona.
Blomsquist y Ostrom (1992) señalan cinco condiciones para alcanzar un comportamiento
cooperativo ante los problemas de sobreexplotación que pueden surgir en el uso de los recursos
de propiedad común:
- Condición de información completa acerca de la situación a la que se enfrentan los
participantes: uso que se hace del recurso, tasa de renovación,... Si cada usuario tuviera que
buscar la información por su cuenta sería muy costoso, por ello proponen una institución que
aglutine dicha información y la ponga a disposición de los agentes involucrados.
- Condición de comunicación inmediata y no distorsionada, promoviendo foros de
discusión ante la sobreexplotación.
- Condición de simetría, es decir, que todos los usuarios sean iguales en el uso y los
beneficios, lo cual simplifica el reparto de los costes de información y comunicación. En caso de
que los intereses sean asimétricos, la asignación de costes adquiere importancia crítica.
- Condición de aplicación-disuasión de manera que se eliminen las tentaciones a saltarse
las reglas de comportamiento. Si existiera una institución para velar por el cumplimiento de los
acuerdos, se sustituiría el coste privado de aplicación que de otro modo recaería en los usuarios.
- Condición de control, estableciendo un mecanismo que ofrezca un control suficiente
para disuadir a los participantes de no colaborar.
Ante un entramado institucional como el indicado es más probable la adopción de
comportamientos cooperativos en la gestión de los recursos naturales.
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
/ 65
Aguilera (1992.a) muestra la confusión de la economía convencional al asociar la
propiedad común con el libre acceso o la ausencia de propiedad. En opinión de este autor,
Ciriacy-Wantrup y Bishop (1992) definen con precisión el concepto de propiedad común "al
señalar sus dos características fundamentales:
1. Todos los propietarios poseen el mismo derecho a usar el recurso, derecho que no se
pierde si no se usa.
2. Los no propietarios, no pertenecientes a la comunidad, son excluidos del uso".
Históricamente la propiedad común se ha guiado por normas claras y precisas de gestión
que prevenían el agotamiento de los recursos naturales. En los regadíos de La Mancha,
posiblemente debido a su reciente implantación, no ha existido una tradición de asociaciones de
regantes que haya velado por un uso razonable dentro del sistema natural en que se inserta la
agricultura. Bien conocidos los resultados desastrosos derivados de una gestión de las aguas
subterráneas basada en la supremacía de la propiedad privada y el interés propio y teniendo en
cuenta las dificultades de imponer desde las instancias de poder público, medidas policiales y
coercitivas para llevar a la práctica las restricciones en las extracciones que se requieren para
conservar las zonas húmedas de Daimiel y Ruidera, se hace preciso la necesidad de un sistema de
propiedad común, con la reglamentación necesaria para evitar que los comportamientos
individuales deriven en efectos perniciosos para la colectividad.
La libertad de los pueblos y comunidades que integran un espacio determinado, pasa por
el respeto a sus valores autóctonos y por la capacidad para poder ser ellos mismos los que
decidan en última instancia su futuro. Potenciar en dichos enclaves los entramados
institucionales que de manera conjunta, solidaria y participativa persigan estos objetivos es
prioritario en la toma de decisiones.
8) La problemática en que ha derivado la implantación y extensión de cultivos con
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elevados requerimientos de agua es la resultante de aplicar una estricta visión de coste-beneficio
a la hora de gestionar recursos naturales como el suelo fértil, el agua subterránea, las condiciones
climáticas y los niveles pluviométricos en La Mancha. Confundir, por desconocimiento o
deliberadamente, las características permanentes de un espacio territorial con las cambiantes
condiciones de rentabilidad económica que emanan del mercado internacional puede llevar a
apoyar la base económica y social no sobre las profundas y robustas raíces de las tradicionales
encinas, sino sobre las superficiales y efímeras de los maizales. Los malos vientos coyunturales
pueden arrancar de cuajo la débil planta de maíz, mientras que las prácticas tradicionales, si bien
con una rentabilidad monetaria menor -porque no se benefician de apoyos políticos-, permiten la
continuidad de la necesaria sintonía entre espacio y hombre. En las condiciones del mercado
capitalista actual, la agricultura tradicional apoyada en los recursos autóctonos no puede
mantenerse por sí misma, pero no es menos cierto, que la otra agricultura -la de la revolución y
degradación verde- también ha exigido enormes apoyos financieros que en muchas ocasiones han
supuesto despilfarros encadenados: ayudas a los medios de producción, ayudas al
almacenamiento, restituciones a la exportación,... A menudo se suele desvirtuar la agricultura
tradicional por sus bajos rendimientos y la imposibilidad de permitir la viabilidad económica de
las explotaciones agrícolas, pero en justicia, habría que decir, que la agricultura moderna se
mantiene gracias a los apoyos de política pública y que además es la causante de un amplio
abanico de atropellos ambientales. Por ello, con el coste de destinar recursos a mantener la
agricultura moderna, podría intentarse auxiliar a los sistemas tradicionales de producción y de
rebote eliminar algunos deterioros ambientales. Ahí es donde debe intervenir la política, para
hacer del medio rural un entorno vital donde se desarrollen actividades enriquecedoras para la
sociedad y que permitan una ocupación y una vida digna para el campesinado.
9) Ante la problemática ambiental derivada de los regadíos manchegos, existe ausencia
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
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de acciones contundentes por parte de los poderes públicos. El interés de las autoridades políticas
por el ambiente no sólo se debe calibrar por la cantidad de dinero que se destina a resolver dicha
problemática, sino por el espíritu que guía e informa tales actuaciones, así como por el control y
seguimiento posterior. Muchas veces, los programas que intentan abordar situaciones de
deterioro ambiental no alcanzan mas que un planteamiento superficial basado en las apariencias
y no profundiza en aquellos aspectos sustantivos que afectan a la raíz del desequilibrio en
cuestión. Esta última postura requiere en terminología de Naredo (1987.a) de un "enfoque
ecointegrador" que recoja en la misma raíz eco la utilidad propuesta por la economía y la
estabilidad a que se refiere la ecología. Se precisa un posicionamiento valiente, ya que llevar a la
práctica estas directrices puede implicar cambios en las relaciones de poder dominantes así como
alterar la situación política y socioeconómica de la zona en cuestión. Pero hay una razón de peso
que puede vencer estos inconvenientes: mientras no se aborden las reformas que el sistema
natural está pidiendo a gritos, no se lograrán establecer las bases sólidas sobre las que debe
asentarse la convivencia entre los seres vivos.
10) La tradición histórica de La Mancha nos ha mostrado un modelo de desarrollo donde
las actividades agrarias y ganaderas han discurrido estrechamente interrelacionadas. Los cereales
de invierno en secano -trigo, cebada, veza- han permitido adaptarse al régimen pluviométrico de
la zona, ya que su ciclo vital permite aprovechar la humedad del suelo antes de que se agote
totalmente durante el verano. En las rastrojeras de estos cereales han pastado los quijotescos
rebaños de ovejas y se han aprovechado los productos que se derivan de los mismos: carne de
cordero, leche de oveja para elaborar el tradicional queso manchego y lana de la mejor calidad.
El estiercol del ganado ovino ha permitido secularmente cubrir el déficit de materia orgánica de
los campos manchegos y una menor dependencia de los fertilizantes de fuera del sector.
La explicación de la crisis de la agricultura y la ganadería tradicional se ha realizado de
El acuífero 23 de la Mancha Occidental y el acuífero 24 del Campo de Montiel
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manera muy superficial en la mayoría de las ocasiones. Parece como si la dureza del trabajo en el
campo unido a las posibilidades de empleo en las ciudades hubieran bastado para explicar el
contínuo éxodo hacia las grandes urbes. Pero a mi entender, la compresión de este proceso
requiere de un análisis más pausado y global. El problema de la agricultura es el problema del
mundo rural, la ruralización no ha sido afrontada y estamos asistiendo a un declive lento pero
implacable del modo de vida rural. La agricultura es considerada una actividad desprestigiada y
una carga para el resto de la sociedad, el sistema educativo tiene un marcado corte urbanista que
le imposibilita valorar adecuadamente todas las peculiaridades de lo rural, sólo se tiene en cuenta
el campo como lugar de esparcimiento, pero sin caer en la cuenta que esta función recreativa sólo
se puede realizar desde la comprensión del ecosistema rural como algo vivo tanto natural como
espiritualmente. Mientras los planteamientos marcadamente economicistas aboguen por la
indiscriminada introducción de cultivos y técnicas de producción no acordes con la base natural
y social de las distintas regiones, se estarán poniendo trabas a la posibilidad de un desarrollo
endógeno auténticamente sostenible.
11) No es del todo cierta la afirmación que continuamente se hace respecto a la pasividad
de los agricultores a la hora de introducir cambios en sus esquemas y comportamientos
productivos. Históricamente se ha constatado su rápida respuesta a los estímulos de carácter
monetario consistentes en apoyos a los precios de los productos. Como señalan Naredo y Gascó
(1990), la expansión del cultivo de maíz en La Mancha, es fruto de una política de ordenación de
cultivos que ante la introducción en España de una dieta ganadera importada intensiva en maíz -
sin considerar las limitaciones del medio natural-, se plantea fomentar dicha producción para
cubrir el déficit de dicho cereal. Tras la incorporación de España a la CEE y la obligación de
importar maíz, sorgo y ciertos subproductos de USA, unido al retroceso que experimenta el máiz
como base de la alimentación animal -es sustituido por mandioca y otros más baratos- los precios
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del maíz van a comenzar una tendencia descendente que llega hasta la actualidad y van a
comprometer la rentabilidad de todos los regadíos que se pusieron al amparo de dicho cultivo.
Por lo tanto, si está claro que cualquier política tiene un coste monetario ineludible, se
han de hacer esfuerzos de manera que los instrumentos que se apliquen tengan un mínimo de
visión a medio y largo plazo. Así se logrará evitar que las medidas de política agraria se revelen
contra los objetivos de estabilidad y respeto para con el medio ambiente. Se trataría de facilitar la
toma de decisiones por parte de los agricultores, estableciendo unas políticas coherentes con los
aspectos consustanciales del territorio en cuestión, que no tienen por qué ser más costosas que
aquellas otras que sólo se plantean con una visión coyuntural.
12) Si es triste ver cómo los recursos naturales son apropiados y devastados, todavía lo es
más cuando esto tiene lugar sin que las gentes aunen sus esfuerzos -o por lo menos levanten sus
voces- para denunciar los agravios que se cometen y reconducir los derroteros por los cuales
debe discurrir el desarrollo económico y humano. Trabajar en pos de comportamientos
cooperativos y solidarios en nuestra sociedad, supone luchar contra la corriente convencional que
desde muy pequeños nos indica la pertinencia de buscar el beneficio individual en un ambiente
competitivo e inhumano. )Hasta qué punto se tiene que deteriorar el medio ambiente natural y
humano para que nos demos cuenta de la imposibilidad de continuar así por más tiempo?
)Pueden los hombres y mujeres de este planeta ser indolentes hasta el punto de introducirse
lentamente en la boca del lobo sin plantearse siquiera dar un paso atrás? En caso de que no surjan
movimientos de base en nuestra sociedad civil, que se organicen para afrontar la crisis ecológica,
)estaría legitimado y preparado el Estado, como órgano rector del sistema social, para convertirse
en el abanderado y primer activista del movimiento ecologista? Al hilo de esta pregunta se ha
desarrollado en economía el análisis institucional como instrumento capaz de ayudar a un
adecuado tratamiento de los recursos naturales.
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13) Como apuntan Naredo y Gascó (1990) "El enfoque económico standard (...) es
incapaz de digerir la información de los procesos físicos, biológicos e institucionales que
condicionan la gestión de los recursos naturales de un territorio. En consecuencia, razonar sobre
otros sistemas distintos del usualmente denominado "económico" que sean capaces de procesar
dicha información es algo imprescindible". Considerando la anterior afirmación, es difícil
entender cómo la economía ha podido ser elevada al pedestal de la idolatría por parte del
conjunto social. Si esto ocurriera debido a que la ciencia en cuestión hubiese seguido un proceso
de progresivo refinamiento tanto en el ámbito teórico como práctico, se podría entender. Pero
lejos de ser así, la economía se ha limitado a interpretar el mundo de una manera unidimensional
sin que en apariencia existiera otra posibilidad de hacerlo. Ha despreciado sistemáticamente las
aportaciones que pudieran venir de otros campos del saber que cuestionaran la tradicional
concepción del sistema económico recogida por la contabilidad nacional. Esta posición, lejos de
introducir al conocimiento por los senderos de la luz y la racionalidad, ha conducido a la
economía por derroteros de imperialismo científico no exentos de oscurantismo dogmático.
El reto está servido. Hacer de la economía una disciplina del saber, conectada
estrechamente con los posibles aportes de las ciencias de la naturaleza, es un camino que hemos
de transitar si queremos que los economistas traten de la auténtica realidad y no sobre el sexo de
los ángeles.
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