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DÉCIMA Y ÚLTIMAC O R R E C C I O N F R A T E R N A
AL PRESBITERO
D. S E B A S T I A N M I Ñ A N O ,
con una Homilía sobre la Advertencia del autor, que precede al tomo X de su Diccionario
geogri^cü.
POR D . F . C a b a l l e r o .
MADRID:
Imprenta de E. Aguado, bajada de Sta. Cruz.
l8%8.
M IL Y M A S E R R O R E S .
L E T R IL L A .
¿V es , le c to r , las luces bellas Que ei firmamento ostentó ?Pues, aunque hay miles de estrellas, Mas veces Minano erró.
¿ V es el m ar embravecido Cuántas arenas movió ?Pues m ira , lector querido,Mas veces Minano erró.
¿ Ves el Tajo cristalino Cuántas gotas al m ar dio?Pues , escribiendo sin tino,Mas veces Minano erró.
¿ Ves la abeja artificiosa Cuántas celdillas labró?Pues oye , le c to r , no es cosa;Mas veces Minano erró.
I Ves á Didüt afanado Qué de letras im prim ió ?Pues m ira , lector amado.Mas veces Miiiano erró.
¿Ves , en fin , las muchas Üores Que prim avera brotó ?Pues créanme mis lectores,Mas veces Minano erró.
E s el viciado corazón de roble,Y aunque le saje sátira punzanteNo hay que esperar que á la razón se doble.
E L LIC . M ACH UCA.
^ e n o r D . Sebastian : A hora si' que n ecesila- in ü s del correo para comunicarnos. Hasla aqu í había sido nuestra correspondencia como !a de los enam orados, que se ven continuam ente, se escriben, y son conductores de sus propias es» quelas. Pero en el dia que distamos 2^6 leguas, que nos separa esa cadena pirenaica, m uralla eterna en lre las G aüas y la Iberia , m enester habernos de las epístolas. jB ie n haya el genio sutil que facilitó la comunicación enlre los hombres por medio de los correos y de las postas! M as, á decir verdad, el pulsn me tiembla al escribir esta décima Corrección. Hecho \ m d . un parisién; restituido al seno de su sociedad; salisfcchü de haber enriquecido la biblioteca de
S. M . Crislianisîm a c o d s u s nueve tomos y tercio : confieso que le veo otro hornbre , y que m e ruborizo ai escribirle. N i paran aquí mis temores. Los tengo m uy vehementes de que Vmd. m e conteste imponiéndome perpetuo silencio en nom bre de la sociedad geográfica,- y amen de este d isgu sto, tendre el de pagar las cortas letras que me vienen de tan mala parte. Aquí iba de nti carta , cuando recibo la plausible nueva de que vm d. acaba de llegar tan famoso y con honores á legiones. Sea enhorabuena : mas no por eso he de dejar de proseguir mi fraterna y de acabar con el D iccionario, eslo es, con la letra Z. Tom em os eí cam ino de V alea- cia , y antes de llegar á las C abrillas demos un cuarto de conversion sobre la izquierda, y entre elevados y frondosos pinares hallaremos á
S a n t a c u ü z d e m o y a . — Este parraíiilo debió ir en el nvímero anterior; pero como no todo lo que se debe se paga , le ha tocado la suerte de a brir la marcha del presente. Está tomado, palabra mas ó menos, de un diálogo que no ha mucho pasó entre dos serranos de Santa C r u z , que con el D iccionario en la mano (i)
( t ) Cu an do se d ic e que iin hom bre t ien e en la mac o e i D i c c i o n a r i o , se h a de e n ten d e r disjuncttvé de c a d a uno de sus tom o s í pnrque e l Dicc ionario /n tum solo p u e d e e s tar sobre lo s lom os d e uu pollino, ó sobre e l b ufete de uu errador.
s»decían de esfa m anera: ¿quien le habrá dicho al Sr. M iñano que en nuestro lugar se crian por un quinquenio mil corderos y siendo asi queno pasan de setecientos?_ Para eso rebaja lacontribución á menos de una mitad , y pata. ^ P ero hombre , ¿ y las mil y quinientas arrobas de criadillas de tierra , fruto que no se da on este terreno fr ío , y menos en canlidad tan exorbitante ? ^ Estas criadillas de tierra son sin duda las manzanas de tierra que llam an los franceses á las patatas ; y puesto que de estas no hace m en ción, váyase lo uno por lo o tr o .— ¿ Y poner dos molinos donde solo hay u n o? — T am bién pone un regidor de m enos, y pata. Pues ¿ y la omision de la cosecha de vino y aceite , de la de hortaliza y fruía ? _ V áyase por las fábricas de cordellate y jabón que ha establecido mota propriü^ y que jamas se han conocido. _ ¿ Y q uém e dirá vmd. del hospital que pone , no existiendo los cimientos ? — Q ue para eso ha dejado de poner el Latan , y pata__Y a me presum ía yo que el S r. 1). Sebastian nos había de salir con alguna pata de cabra.
S e ñ o ría d e savin an . — Se halla enclavado este pueblo dentro del de Savíñan , del que lo divide una calle. Solo tiene jurisdicción intra muros \ de suerte que apenas se dejan las tapias de las tres m anzanas que form an la p o - l)lacion , ya se loca en el térm ino de Saviñan, que por todas partes tiene aislado al de S e iío -
r ía , y reducido al estrecho recinto que ocupan los edificios. Sentado este hecho, se verá lo inexacto que es señalar á la Señoría por confines el F ra sn o , M orata y otros pueblos de las ¡q- m ediaciones, que solo pueden ser aledaños de Saviñan. P or igual razón es un desatino figura r en Señoría cosechas de tr ig o , v in o , acei' t e , & c ., siendo un pueblo de jornaleros , sin m as terreno que el que ocupan las casas. Pero no ha parado aquí el genio creador de nuestro B uffon. L n lre las producciones de la Señoría ha puesto la planta del l é , y unas piedras hri~ liantes , cuyo valor se ignora. I£1 valor de estas pcdruscas es bien entendido ; lo que se ignora, ó mas b ie n , !o que se niega , es que los habitantes de Señoría hayan visto el té como no sea en la hoja del te igitur.
S e v i l l a . ¡ Q ué artículo tan largo! ¿Quién se lo ha de echar al c in to ? N o , n o i iremos saltando com o la abeja de flor en flo r , indicando ; i;® lo que está m al dicho; 2.® lo que no debió decirse ; 3.° lo que falta por decir.
i .° Errores. U n o es, y m uy garrafal, asegu ra r que las 8 .760 varas castellanas que tiene de circuito la m uralla de S evilla hacen legua f media de 20.000 pies. L as S .y S o varas hacen aG .aSo pies; la legua y m edia tiene 3o.ooo¡ luego faltan 3 .76 0 p ies, ó i . 25o varas para que D. Sebastian diga v e rd a d , ó no se equivoque el sevillano vii>o que redactó el artico-
lo. = E n tre las iglesias colegiales de la diócesis de S evilla falta la de O livares , pues aunque sea oere null/us, está dentro del arzobispado, y en él la pone la (iu ia eclesiástica. E s m uy reparable que hayan incurrido en esta equivocación dos presbíteros que viven del altar en S ev i l la , aunque sirven y gastan en el m undo de la Corte. = E n tre los literatos naturales de Sevilla se pnne á D . Juan Ik rn a rd o B ia z d e L u go ( D . Ju an B ern al D iaz de L u co se debió e s c r ib ir ) , que fue sevillano como el hijo de nú m adre. E n el artículo L u c o , del D iccionario geográfico de la Academ ia, probó detenidam ente el Sr. M arin a que este espaviol ilustre fue natu ral de aquel pueblo de Á la v a , y que no tenia mas de S evilla que ser hijo de un R acionero de aquella santa iglesia.
2 ° Noticias inoportunas. L a descripción artística de los edificios con que se ocupan tantas p á g in a s, es m uy buena en Loca de P onz ó del S r, Cean B erm u d ez, porque las nobles artes son ei objeto de sus escritos apreciables; pero de ningún modo es propia de un D iccionario geocráfico-estadístico. l ’ampoco viene al caso la noticia biográfica tan particularizada de los sevillanos célebres, y menos de los que viven en el d ía; porque sobre ofenderse su modestia, puede sospechar algún malicioso que han tenido parte en su propio panegírico. = N o es m ayor cordura prom over rivalidades odiosas
entre los poetas sevillanos y castellanos, como si todos no fut'ran españoles, y como si aquellos se hubieran hecho ¡Heos y /undaros sin salir del iuyar de su nacimiento. G loríese enhorabuena la capital de Andalucía de haber sido la cuna de H e rr e r a , A r g u ijo , Jáuregui y otros poetas sobresalientes 5 pero no se iníiera de aquí que la poesía es hija de S e v illa , que los castellanos son prosaicos, y que el D uero es el lím ite del reino de las musas. = O n igual espí- r ilu de provincialism o se hace el paralelo entre los pintores, olvidándose del juicio con que Potiz critica las ordenanzas de Sevilla , título de los pintores, fol, 162 , por el que se sujeta esta noble arte a las trabas de las serviles : medio mas propio para acabar con la pinJura que para perfeccionarla; medida que no prueba un gran conocimiento de los caminos por donde se llega á lo sublim e de esta a rle encantadora, = X.a amenidad del estilo , las frases escogidas y estudiadas de que está sem brado el artículo de S e v il la , son propias de un genio poe'tico, de un gusto inim itable, A los sevillanos se los presenta llenos de talentos ( moneda rom ana ) y fogosos para tomar resoluciones nobles. L as sevillan as, claro está que son aseadas y de imaginación risueña. Jín S evilla hay grandes obras en el estilo plateresco hay torres con vista ligera y de una estension inmensurable. Los poetas y pintores sevillanos se han distinguido del resto
9de los españoles por su lenguage-, ó sea colorido, brillante como el c ielo , por su lenguage rico y delicado como las praderas ■, al paso que el de Jos castellanos se ha forjado por la carencia del gusto,
Jú p iter! lanza rayos y venablos.S i eslo es ser santo, vale mas ser diablos/^
3 .° Omisiones. E n el dia que lanío se habla del puenle sublerráneo d e lT á m e sis , que se conslruye cerca de Londres , ofrecía S evilla un m otivo de ensalzar lus monumenlos de la E spaña antigua en este ram o de la arq u ileclu - ra hidráulica. Se sabe que había un cam ino por bajo del G uadalqu ivir , que desde la casa-palacio de los duques de V eraguas, en la plazuela de A lam bor, se dirigía á la colonia de Ossety hoy san Juan de A lfarache. H ay noticia de que fue reconocido esle paso en 1600 por varios jóvenes que llegaron hasta debajo del río , de donde se volvieron temerosos de las aguas que encontraron. N o era esta la única comunicación sub-fluvial que habla en Sevilla ; pues se conserva m em oria de otros subterráneos, que desde la torre del O ro se d irigían tam bién á san Juan de A lfa ra ch e; curiosidades a rtiß c ia - les que se han escapado al apologista hispalen-« se. = L a omisíon de los docum entos, códices y otras obras originales que han form ado el ar»
l och ivo (le Indias en Sevilla , es difícil de graduar, porque son pocos los que saben las preciosidades am ericanas que a llí se encierran, bajo el misterioso velo de los geroglíficos, y de los Idiomas poco conocidos de los indígenas, T am bién se ha tenido por di^m de reparo y maravilla rara las circunstancias de la vida y m uerte del doctor D . Ju an R am írez de Rustam ante Calderón de la B arca y B arrera ■, capellan de la Iglesia de san Lorenzo de la ciudad de S e v il la , donde fu e enterrado el i .° de octubre de 1 6 7 8 ; de cu ya partida de defunción, certificada por el beneficiado B . José Ju an Polo en 29 de marzo de este a n o , se estracta lo siguiente: ''D . Juan » R am írez de Bustam antc fue casado cinco ve- v c e s , una de ellas con doña A n a Bernabela »de Z a m o ra , viuda y doncella. T u v o de estos »m atrim onios cuarenta y dos h ijos, y ademas •»nueve bastardos. F u e de venerable persona y »muy capaz. D e edad de 4-6 años compuso un » lib ro de poesías á diferentes asuntos. F u e al- Dguacil m ayor del arzobispado, m ayordom o del »convento de santa A n a , escribano ,de cáma- 3»ra y de acuerdos de la real Audiencia , se- »cretario de la contratación , notarlo m ayor de » la religión de san Juan , y m ayordom o de »santa Isabel. N avegó muchos años. Sabia sit- v te lenguas de Indios. Se ordenó de sacerdote »á los noventa y nueve años de e d a d , y murió v á los ciento veinte y unu de una caída que dio
»en las pasaderas de san Francisco de Paula. »Celebró hasta lin de sus dias , y estaba e n - »lonces componiendo unas poesías en alabanza »de la V ír g e o / ' V éase sí las particularidades que ofrece la vida de esle Doctor presbítero son poco comunes , y dignas de ser notadas en los anales de Sevilla. N o quiero despedirme de esta ciudad maravillosa sin recordar lo que de su •iglesia catedral dice D . A n ton io P o n ze n su V ia - ge , tom. I X , pág. 3. R efiere este ilustre vía— gero que cuando los prebendados de S evilla resolvieron hacer la catedral, celebraron un acuerdo ( ó sea cuento ) en estos términos: Fagamos una iglesia para que los de porvenir nos tengan, por locos. Parece que e! S r. M iñ a n o , digno sucesor de aquellos prebendados, no ha perdido de vista este rasgo andaluz en muchas de sus empresas. F igiírom e que ai resolverse-á darnos su obra geográfica, dijo para su sotana: Fagamos un Diccionario para que nuestros contemporáneos Y los de porvenir nos tengan por loco&, ¡Oh, y cuán pocas veces nos engaña el testimon io de la propia conciencia!
S o l a n a . — Si este pueblo fue fundado cuando se dio el campo de M ontiel á la orden de Santiago, ¿por qué se fija el año 124 3, y e a e l artículo M ontiel el de 1 2 19 ? N o falta quien anticipe esta gracia mas de medio s ig lo , a tribuyéndola al rey D . Alonso V I I I en el mism o año en que el papa A lejandro 111 confir»
m ó dicha orden. P ero si hem os de hacer casode anacronisaios..... si nos hemos de parar easituaciones..... H e aqui literai la de la Solana:á los de latitud y de longitud oriental entre N. y O. aunque con demasiada inclinación a l segundo. ¡P ie d a d , S r. la L a n d e , que nos ahogarnos en este piélago de desatinoí ! L a brújula señala al orienta entre norte y poniente declinando á este últim o..... sin rem edio perecem os; los puntos cardinales se barajan; el m undo se desquicia. ¡V á lg a m e el santo Cristo del Amor , Y nuestra senorú de Pcnarroya ! Veamos ahora los santos y frailes que ha habido en ía Solana , y nos convencerem os de que en la M an cha es tan grande la afición de los naturales á tomar el hábito como el cuidado de ios forasteros en guardar la capa. U n flo s sancto.- rum se podia escribir con las vidas y hechos de los diez y ocho santos y religiosos que ocupan 6o lineas de las 82 que tiene este articulo.* es dec i r , que solo quedan 22 líneas para la geografía y estadística, despues de em plear las 60 en biografía franciscana. A q u í se vé cuando entraron frailes ; dónde y de que m ano tom aron el hábito ,• en dónde profesaron; quién escribió sus v id a s; cuán do, dónde y de qué edad murieron; cómo em piezan sus obras inéditas; con otros porm enores tan curiosos como interesantes. Por el co n tra rio , no se hace mención entre las personáis ilustres del S r , 3D. Ju an Antoíinez
de C a s tro , Capitan G en eral de Estrem adura, cuyos sucesores gozan el título de M arqués del M érito. Se omite que en i a i 5 dio privilegio D . E nrique I en favor del conde D . A lv aro donándole el castillo de la A lh am bra, en cuyo término se fundó la Solana según la dem arcación hecha en 1 2 1 7 , Y se omite tam bién que en i 565 se hizo villa la Solana por privilegio del Sr. D . Felipe II. M as estas adiciones aún tendrán lugar.
S aldrá á tres meses E l Suplem en to;Y entonces..... vaya,Será un portento.
S o r i a . __ N uevas habilidades del mágico de B ecerril ; á unos pueblos mercedes enriquenas; agravios reparables á otros. Alrnazan y A g re da han logrado ffra/is título de ciudades, aunque no se espresa si con voto en Cortes. ¿ Y cómo se ha hecho este m ilagro? Despojando de sus títulos á A lfa ro y A r n e d o , y dejándolas v illas lisas, llanas y abonadas. A N ájera la ha trasladado desde la provincia de B u rg o s , para que venga á ser sorlana contra su voluntad: esto en el artículo de la provincia , que en el de la ciudad son muchos los agraviados. D ice su autor que Soria tiene 5o2 pueblos de jurisdicción , y como no pone maiS en toda la p r o -
TÍD cia, se sigue que ciu d ad es, villas y lugares son pedáneos de la tínica jurisdicción de Soria . Y a estarán contentas las poblaciones que han logrado á buen precio jurisdicción por sí y sobre si. ¡Q ué buenos vigoles tendrá B . C am ilo B atanero y T u n did or, y cómo se reirá D . Justo P a tr ic io !
T a l a y e r a d e l a r e i n a . — H ablando deí puente sobre el T ajo , dice el D iccionarista, que la parte que hoy es de m adera fue cortada por el r io ; pero le faltó añadir que fue segunda vez cortada en la guerra de la independencia ( i ) . L a cosecha de trigo y cebada la ha disminuido considerablem ente. P ara el catálogo de los varones ilustres no ha tenido presentes los 19 escritores que cita D . Nicolás A ntonio. E l cambio de esta villa que hizo el rey D on E n rique II con el arzobispo D . G óm ez Manriquez>
( í ) De lo s sucesos ¿ e e s t a g u e r r a i ia b l a D. Sebas- t i a a c o m o si no h u b ie ra e stad o eu c a m p a ü a . D ice que l a A lb u fe ra 'de V a l e n c i a ( V . este a r t i c u l o ) la dtó S . M . a l duque 4é VVellington en recom pensa de su s ser- <vicios. Q u e se dió en i>remio de s e r v i c i o s , es cierto: <jue se dió p o r S. M. Josefina-, ta m b ié n lo es : pero q u e se dió á W ell ing 'ton, ¿ c ó m o lo t r e e r á q u ien sepa lo s s e r v i c i o s ’que h a c i a e l Duque , y io s que p rem iab a José N ap o le o n ^ C u a n d o e l gobierno 'espaííol dió i W e l l in g to t i e l ¡Toto de Roma', d ió e l rey José l a A lbuf e r a a l m áris c 'ál S u ch ef., 'y con fu n dir estas dos posesio nes , estos doé G en 'éra les , y io s dos R e y e s , p i c a eil h is t o r ia . B ieo dijo e l p o e t a de V en o s a .
D um v itta n t stu ltz v i t ia , iii contraria currunU
no fue por la villa de A lcázar, cnmo se supon e , sino por la ciudad de Aícaráz, N i fue en la era 1^07 , sino en la de 1409» ó sea año de 1 3 7 1 . Pero todo se lo perdono , menos el que haya pasado en silencio las mondas de Ta~ lavera^ y las funciones de la patrona nuestra señora del Prado. V erdad es que han decaído mucho de su antiguo b r illo , que no hay justas , ni parejas , ni cañas ; mas aün se conservan los toros , las d an zas, la concurrencia de las parroquias y justicias de muchos pueblos, y la célebre Justicia de mogiganga. A s í se llam a á un ayuntam iento de personas del pueblo bajo , que con beneplácito del Corregidor se elige para los días de las fiestas. Estos funcionarios se visten y revisten de autoridad , y adm inistran justicia según su leal saber y entend e r , verbal y sum ariam ente , atendiendo á la fé prometida y buena fe guardada. T ien en tal acierto en las disposiciones sobre comestibles, ventas, concurrencias y demas ramos de poli— cía y go biern o, que los talaverenos no echan de menos en estos dias la autoridad de! C orregidor. V éase un rasgo curioso de las costumbres de un pueblo cercano á la C o rte , generalm ente , ignorado porque autores como el S r . M i- nano se han olvidado de referirlo , siendo a sí <jue se ocupan de cuentos tan descabellados com o el del Rey de Patones.
T arazona. — E n esta aragonesa ciudad hay
tfes parroquias ; la Catedral^ que tiene derechos parroquiales en la iglesia de P P . Merce-^ n ario s; ia Magdalena y san Miguel. L a cuarta que pone el D iccionarisla es una de sus muchas ficciones poéticas. Para regar la vega de Cunrhitlos y V ie r le s , hace saltar por cima del rio Q ueiles á la fuente de Salas lí ojo de san Juan ; como si digera que la fueníe de san Isidro del C am po riega las huertas de la puerta de Atocha. O m ite entre los frutos el del aceite, que es m uy p rin c ip a l; y entre las fábricas las de lo n as, sacos, a lfo rja s, soguería y otras que h ay en la ciudad, y especialmente en el real Hospicio. A larga 7^ horas el cam ino á Zaragoza, y 2 el de 'l’ udela de N avarra. U n S r. Canónigo que ha notado estos y otros errores del D iccionario, hace de él la siguiente censura de hiatacandclas : 'T o r todo lo cual hallo ser de- »fectuosa en M iñano su descrip ción , m uy d i- »>m inuto y m ezquino este a rtíiu lo , y digno su » D iccion ario de que in igne.m m itiatur ; libro »herético y blasfemo políticam ente , y muy »acreedor á su crílica , justa y oportuna cor- »reccion fratern a.’ A llá rne las den todas.
U céoA . _ N o alcanzo la razón porque se ha puesto en este lugar la fabulosa historia de los Palones , teniendo este pueblo su artículo propio. M ucho mas me adm ira que un S r. Doctor que ha dado pruebas de que no cree en brujas ni adivinanzas <, se m uestre tan crédulo
de las caballerescas historias del supuesto reino patónico. D . A n ton io P o n z , que en su via^e de E spaña habla detenidam ente de esta rara m o n arq u ía , presenta con la m ayor destreza y sin gular gracia los reparos que la sana crítica opone á noticias y tradiciones tan estravagan - tes. E q efecto , suponer que un puñado de gentes estuvieron en el centro de la Península gobernados por s í é ignorados de los demas por espacio de algunos siglos , y que aun despues de conocidos subsistieron independientes de la autoridad local inm ediata y de la del gobierno : suponer esta pequeña república en m edio de la m onarquía española con tolerancia de la autoridad suprem a y del señorío fe u d a l: suponer un R e y de pobres y miserables pastores en el seno de un pais civilizado y sin tener otro fundam ento que la tradición ó capricho de los n atu ra les , es la prueba mas com pleta de falta de criterio. N o está lejos de creer que vuela un b u e y , quien cuenta com o'cosa indudable una n ovela de esta especie, m u y sem ejante á las del Preste Ju an de las Indias. P ero nuestro D . Sebastian ha avanzado mas en las ficciones y paradojas. N o solo nos ha presentado como un Soberano al Ite f de los P aton es; ha creado A lm iran tes de este gobierno m a rítim o , y para darle mas autoridad y acercarlo á nuestros dias,
• supone que aún vive quien ha conocido al ú ltim o m onarca patónico. Ride si sapis Y o n o -
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i8tarla de omiso al S r . G eografo , si tratando del pueblo Patones no m encionase estas antiguallas ; pero es una sencillez poco común en gente de la chapa de su merced , que refiera como un hecho lo que es fantasía ó sueíío. Que la repugnancia ó resistencia de los Patones á sujetarse á la jurisdicción de U c é d a , ó tal vez, que el capricho de los lugareños diese en llam ar Rey ó Roque á la autoridad del pueblo (que aun hoy se dice que un alcalde de monterilla es un R e y en su lugar ) , nada tiene que ver con la form alidad y carácter de m onarquía independiente que se figura en P ato n e s, como si se hablara de un pueblo del interior del Á frica. M ejor hubiera sido que el Diccionarista apuntase la causa de la prisión del joven D . Francisco Jim en ez de Cisneros en el castillo de U céda , que parece fue la bula espectaticia que lo gró del Papa para ocupar el prim er benefic io que vacase en su pais : especie de bulas que agradaba poco á los prelados españoles, y que resistia el gobierno. Í3aste de Patones.
V a ld e c o lm e n a s (d e abajo y de a r r ib a ) .— D e l sobrenom bre'de estos dos pueblos deduce sin duda el S r. M iñ an o que e l ’de abajo está en una vega^ y el de arrib a en mía a ltu r a -, siendo todo á la inversa. L a denom inación de alto y bajo no siem pre es relativa á la diferencia de n iv e l de los dos pun tos, sino al curso de lo& riüs y arroyos inmediatos. E l riachuelo de don*
de loman el soJjrenombre estos dos lugares c o f" re desde el térm ino de VaM ecolm enas de a rr iba al térm ino de V aldecolm enas de abajo; p®” ro este últim o pueblo está sobre el nivel prim ero. V aldecolm enas de arriba (q u e tam bién se llam a V aidecolm enillas, por ser m enor que el o t r o ) , se halla en la vega y á la orilla del a r r o y o : Valdecolm enas de abajo está m as de cien varas sobre el n ivel de la vega en la falda de una alta montaña. Desde V aldecolm e— ñas de arriba pone el D iccionario 5| horas de m archa á H u e le , y 8 horas á Cuenca, hallándose el pueblo á Igual distancia de am bas ciudades. A ú n h ay m as: para ir desde V aldecol— menas de arriba á C u en ca , dice que se pasa el puente de Valdecolm enas ( de abajo debe ente n d e r s e ) , y por V illa r del M a estre ; cam in o tan derecho como si para Ir de M adrid á A l- cobendas se saliese por el puente de Toledo y se fuese luego al Pardo. N o hubiera incurrido en estos desaciertos el cirujano de V aldecolm enas de abajo , ni el mas zafio sayón de este pueblo.
ViLLAViEJA, — C on justísima razón se han lam entado los geógrafos españoles de la Irregu lar división de nuestras diócesis, tanto por la desigualdad de su estension superficial, com o por la deformidad de sus coníornos. E s cierto que las ventajas progresivas que los cristianos lograron sobre los m oros, y la co n cu r-
aoreo cia de los prelados á las conquistas, in fla- yeron en que la división eclesiástica de Esparía variase á cada m o m en lo , adquiriendo unos obispados pueblos lejanos de sus m etrópolis, y perdiéndolos otros en el centro de sus demarcaciones. P ero estas causas cesaron y a , y los buenos patricios hace tiem po que ansian el arreglo que exige el buen régim en de las diócesis , para la mas fácil y pronta comunicación en tre los prelados y los fieles. Se vé con estrañeza que los cinco pueblos del partido de C a- z o r la , en el reino de J a é n , pertenecen al arzobispado de T o le d o : que las diócesis de Osma y Z a ra g o za , uniéndose en la sierra de Tablado , separan en dos porciones el obispado de T a ra zo n a: que el arzobispado de Santiago tien e pueblos de Castilla y L eón que á la simple vista del m apa parecen de otras diócesis: q u e el arzobispado de V a len cia tiene separada u n a porcion de su territorio por estar interpolados ios distritos diocesanos de Tortosa y Se- g o rb e ; con otras irregularidades no menos chocantes que las de la d ivisión política. Sin embargo , n inguna de estas anom alías geodétlcas es tan estravagante como la que ofrece el artículo V illa v ie ja , pueblo de la provincia de V a lencia , partido de Castellón de la Plana. É - chense á d iscurrir m is lectores á qué diócesis pertenecerá esta v illa , y apuesto que no Jo aciertan aunque nom bren treinta. D ice pues núes-
tro candido ge o g ra fo , que V llla v ie ja es del obispado de A sto rg a , y de una plum ada separa al Pastor de su rebano mas de cien leguas» sin coDtar con el perm iso de los M M . R R . A r zobispos de Toledo y V alen cia , n i con el de los R R . O bispos de Z a m o ra , Falencia , V a - lladoU d, Segovia , Cuenca y Segorbe que se encuentran en el camino. ¿ C ulparem os de este desacierto al im p reso r, al escrib ien te, ó al autor ? V am os á la Y griega,
Y e r n e s y Tam eza. — N o se engañó el que d ijo que el D iccionario era el libro de los lib ro s , el cajón de sastre donde todo se encuent r a , donde lodos hallan que adm irar y que aprender. Los poetas que se despepitan por consonantes, y que form an silvas de ellos á toda costa, tienen en este artículo un tesoro para los acabados en ente: ’■'dos fuentes j una de »>cllas interm iteníd , que m uchas veces se d e - » tiene enterámenie su corriente,’^
j O lenguage sapien te , conven ien te, E lo cu e n te , ferv ie n te , rev e re n te , M oven te , vehem ente , sorprendente y In o cen te , cad en te, im pertinente !
N ótese que los alcarrenos sencillos se van á Y e rn e s p/an pianino á buscar violeta , como los m adrileños van la noche de san Ju an á buscar y coger la verbena.
Z o r i t a d e l o s c a n e s . — E n vano se fatiga el señor D octor si pretende persuadir á los suscriptores de que ha puesto cuanto estaba de su parle para perfeccionar el Diccionario. ¿C u án tas obras geográficas se le han dado á conocer de que no ha sacado el m enor fruto? U n a de ellas la G eografía histórica de España de don Tom ás López, trae con bastante estension los sucesos de la villa de Zorita y de su respetable castillo , que fue tomado por don A lon so V J II , de esta m an era: ''L le g ó el Rey »ai castillo con gente de gu erra , y dijo á su al- »caide L ope de A ren as íe acogiese en él co- »m o á su R e y . Respondió el alcaide: si V . S. »es servido de en trar en él solo, ó con dos ca- »balleros que n om brare, abriré las puertas co- »m o debe un vasallo á su R e y , pero acoger »m as gente no cum ple á vuestro real servicio, » n i al hom enage que tengo hecho á don F er- «nan R u iz de C a s tro , dueño del castillo; pues 3>no habéis cum plido quince años conform e a!»testamento de vuestro padre..... D e allí á po-jico tiem po un 'criado del alcaide, que llamaban » Dominguejo^ propuso al R e y la traza de ma-»tar al alcaide con una maza que tenia..... y»dió m uerte alevosa á su amo al tiem po que»se hacia la b arb a..... H izo el R e y á D o-»m inguejo la m erced de algunos maravedís «de ju r o , y para que no fu e se traidor otro »criado con su amo, m andó cortarle los pies y
»las manos/-’ V e d a q u í un J u ez severo , un m ilitar honrado y le a l, y un vasallo pérfido. jQ a é reflexiones m orales ofrecía este pasage de la hísloria de Zorita!
Concluim os con e l alfabeto , y solo resta conlestar á las cortan razones que se contienen en la van guardia del ú ltim o , m al llam ado tom o ( i ) . A n tes de hacerlo derecham cnie, me ha venido en voluntad parafrasear ó com entar á m i modo algunas de las clausulas de la A d vertencia del autor que precede al últim o v o - lú m e n ; y sin m as circunloquios, allá voy con la siguiente
H O M I L Í A .
Hemos llegado y a , lector benévolo..... esto es,á pesar de los desaciertos de nuestra obra, no obstante que en diferentes escritos se ha probado al público la nulidad de nuestro D iccionario y la escasez de nuestros conocimientos geográficos; hemos llegado y a a l postrer tomo, gracias á nuestros favorecedores y á nuestro natural sufrido y acomodaticio. E scritores m o-
( i ) E n tre gen tes de buena c o n c ie n c ia se m u r m u r a (y n o es c h an z a) que la d e s p e d id a d e l d ic c io n a r is t a h a y a sido tan a v a r a . Si 500 p á g i n a s , d i c e n , v a l í s n 34 r e a le s , ¿ n o estaban bien p a g ad a s tas 112 d e l tom o X c o n 8 r e a le s de v e l ló n ? P ues á fé q u e 20 nos cu e stan . Asi se nos h a r e in te g ra d o de los p l i e g u e c i l l o t que se debiuQ de los tom o s a u te r io r e s .
destos y escrupulosos hubieran abandonado una em presa, cuyos resultados han convencido ser descabellada y m al dirigida; pero nosotros im* pasibles, y siem pre a le n to sa nuestros intereses, hemos llegado y a al térm ino de nuestro plan; á recaudar el im porte de las suscripciones.
Habrás creído que esperaríamos esta oca- sion..... E l público esperaria que á la conclusión de la obra responderíam os á los cargos que se nos han hecho: creerian los suscripto- res, no arrepentidos, que daríam os una contestación victoriosa á los reparos de los crípticos: tem erian éstos que un hom bre acreditado de satírico les saliese al encuentro y los venciese en la lid. P ero n o , que la lucha es desigual, y aunque la im aginación se ex a lta , es preciso h acer de la necesidad obsequio.. U n a vez nospusim os en defensa, y ..... nunca lo hiciéramos.L o s lodazales huelen peor cuanto m as se re- inueven. E n m aterias desconocidas se puede escrib ir si ofrecen lu cro ; m as no es prudente disputar de ellas con los que las entienden. Asi nos ío aconsejaron nuestros caros am igos, y lo hemos cum plido religiosam ente.
Sabemos muy bien^ como dijo Cervantes ( i) ,
( i ) E s t a m i s m a espres ion se a p l i c ó a l d iccionaris ta e n l a octava Corrección fr a te r n a , p á g . l i ; pero como e l señor M iñ a n o nos a s e g u r a in verbo sacerdotis que Ho h a le íd o n u es tr as c a r t a s , e s c l a r o q u e no pierde e i m é r i t o de i a a p l i c a c i ó n .
que es «na tentación del demonio m eridiano ponérsele á un cristiano en el m agin que se pueden escribir diccionarios geográficos sin haber estudiado otra cosa que una m ala logica, algo de ^'^inio, y no m ucho del P. Paco ; y aun esto entre las distracciones tan com unes en los escolares, y mas si piran de vivarachos. Sabemos muy bien lo que son íenlaciones del enem igo de nuestra fama postum a, para fiar á la opinion (D am a descontentadiza y coqueta) lo que puede asegurarse con cadenas de oro. Sabemos muy bien que el abad yanta de !o que canJa, y que las empresas literarias están sujetas al barómetro del Ínteres, como cualquiera otra especulación. Sabemos, en f in , lo que se debe saber para v iv ir redondeados y en gracia de Dios.
Olro escritor que se hallase menos convencí- do..... es decir, otro escritor que se pagase m enos que nosotros de su trabajo; que fuese un tantico modesto y pundonoroso, hubiera suspendido la publicación de la o b r a , se hubiera ido con pies de plom o, y la habría perfeccion a d o , valiéndose de los consejos de sus mismos censores ; pero nosotros que sabemos lo que vale nuestra especie de borrador, ¿cóm o habíamos de diferir la publicación de tal tesor o , esponiendolo á que quedase en un ohido tierno' . S í , eterno, porque osla empresa se creó para nosotros, y ninguno sería capaz de des
em peñarla á nuestro g u slo , ni aun tal vez-de concebirla. G loria á D ios en las a lturas, que nos ha dejado concluir este libro precioso, esle alcoran de los españoles, quinta esencia del es- pi'rilu geográfico-estadístico.
A s i desde que vimos e l primer folleto ..... Desde que sentimos al enem igo y conocimos la superioridad de sus fuerzas, adoplamos la táclica de eslratagem as, ardides y escaramuzas. En una emboscada feliz le cogimos el clarín por donde podia circular la noiicia de sus victorias ( i) . L as demas tenlalivas y asaltos fueron infructuosos, á pesar de nuestras relaciones. N o hu- 1)0 otro arbitrio que figurar serenidad y desprecio, aunque el interior amenazase una erupción volcánica. E n pura verd ad , desde que vi' mos e l primer fo lleto 1 vivim os de milagro, cada vez con mas temor y menos suscriplores; pues aunque lo hayam os disim ulado, fácil es conocer que las honras hechas al Diccionario no son para llam ar compradores. = L a homilía se v á d ilatan do, y si no ponemos coto, llegará á
(r) Es p ú b l ic o y notorio que la G a c e ta de Madrid (ú n ico p e r ió d ic o e sp a ñ o l que c i r c u l a por las provinc ia s y p o r e l estrang ero) no h a a ün n cia do la Corret- d o n fra tern a á&iáQ e l u iimero 4 .° La causa ni l a s é , n i qu iero sa be r la . Ten go s í que dar g r a c ia s a l público p o r lo que h a d e m a u d a d o m is fo l le to s en la Córte, en l a s p r o v i n c i a s , y f u e r a de E s p a ñ a , á p esar de i r á la s o r d i n a .
ser mas larga que la glosa de Cornelio á L à pide. Á la rueslion, senor G eografo ; á deslruir las trinchera.^ en que se ha parapetado.
Siete son las capitales razones con que vm d. pretende sostener el m érito de su plan y de su obra ; pero contra estos siete argum entos h ay siete respuestas.
I. E n esta clase de trabajo no está la prinr cipal dificultad en proseguirle ni en perfeccionarle , sino en abrir el camino por donde puedan marchar otros sin tantos obstáculos y malezas.
Se niega el supuesto ; porque en este género de obras no hay mérito de invención, sino de egecucion. F orm ar un diccionario geor- gráfico, es cosa m uy tribial hacerlo bien, es dificilísimo. E n esta clase de obras basta saber el abecedario para tener trazado el plan; basta tener materiales buenos ó malos para llenar los artículos. E l dar á estos el orden de materias mas conveniente, y á las noticias la justa preferencia que exige su m ayor im portanc ia ; la exactitud de los hechos, la pureza y concision del lenguage : hé aquí el mérito de un dicriorarlsta , independiente de las obras publicadas que no han llegado á este punto de perfección. L a de vmd. tan lejos de fa cilita re nlo sucesivo la form acion de un buen diccionario geográfico , será un nuevo é insuperable obstánilo, al menos que no se prescinda de su cxislcncia. E s m ejor m archar por senderos nue
v o s , que por caminos desiguales y desgastados con el mucho tránsito. E s mas fácii enseñar á un ignorante que á un preocupado: en el prim er caso solo se necesiia edificar, en el segundo es preciso destruir para edificar despui's. R e u n ir buenos materiales dispersos en muchos libros es trabajoso; pero no tan arriesgado com o entresacar algunas verdades de errores infinitos. Q uiero perm itir por un momento que el principal rnérllo en estas empresas lo contraiga el prim ero que las concibe ó egecuta. ¿Acaso vmd. puede gloriarse de esta primacía en proyectar ni egecutar? Prescindiendo de los m alogrados trabajos del P . M . E squivcl, es un hecho indudable que en el reinado de don Felipe II ya se concibió esta id e a , y se egecutó en gran parte. Se form ó una instrucción, á cuyo tenor dieron muclios pueblos sus relaciones que form an seis tomos en folio. Por encargo del R e y trabajó en esta empresa Am brosio de M o rales; y al mismo monarca dedicó 'J'-arafa el Diccionario geográfico de Espandi que aún existe manuscrito como las relaciones. F elipe l l í encargó la continuación de los trabajos á Ju an Bautista La baña , que tampoco los sacó á luz. E n tiem po del señor Felipe IV publicó R odrigo M endez S ilva su Poblacion ge- neral de España , que despues adicionó E strada hasta e l num ero de 1.086 artículos. Se ensayó este mismo plan, y se egecutó en la par
te estadística en 17 5 2 . A cab ó la o b r a , en cuanto á su o b je to , el autor de la Dirección general de cartas. S e hizo nueva tentativa e a el m inisterio del Conde de Floridablanca, cuyo Nomenclátor quedó m uy atrás con respecto á lo adelantado por Espinalt. E n ia parle eclesiástica se debe mucho á los autores de la E s - pana sagrada , y posteriorm ente al del Viage literario por nuestras iglesias. Ponz dejó poco que desear en su Viage por lo perteneciente á las nobles arles. Y por ú ltim o, la R eal A c a demia de 1a historia empezó á publicar el D iccionario geogr<^co~histórico, para cuya continuación tiene reunidos no pocos materiales. L a m ayor gloria, pues, á que vmd. puede aspirar es á la de haber proseguido y perfeccionado los trabajos, de los que antes abrieron y desenm arañaron el camino. Se me dirá que en las grandes empresas basta el a sp irará conseguirlas; pero esta espresion de Propercio debe entenderse del que pone la diligencia suficiente, y cuenta con los medios regulares que exige la prudencia. S i un aguador de Puerta C erra da aspirase á señalar la órbita de un cometa, no se tendría por una osadía lau d a b le , sino por una necedad risible. E m prender una obra difícil sin conocim ientos, sin tiem po, sin noticia de los autores que han tratado la m ateria , sin la cooperacion de personas inteligentes} sin confrontar, corregir y lim ar ios tra b a -
3ojos antes de publicarlos; n i merece patente de invención, ni la gloria de adicionador ó compilador. Los autores de tales libros no pueden exigir del público otras demostraciones que las de lástima ó desprecio.
II. K l diccionario consta de 35 .o o8 arlicu~ lo s , número prodigioso que escede en mas de las ocho décimas partes á todos los que hasta ahora se han publicado de la Península.
T errib le cosa es tener que recordar á V . á cada paso las contradiciones en que incurre por falla de m em oria ó de cuidado. Reduciendo á una suma los artículos de los diez, tomos, según los que tiene cada uno en la advertencia que llevan delante, resultan ¿De dónde saca V . los 71 restantes hasta los 35.008? P ero este núm ero prodigioso j tan lejos de esceder en ocho décimas á todos los publicados, no llega á las tres cuartas parles del Diccionario de don B ern ardo E spinalt y G arcía. Este contiene artículos de la Península, ó sea 4-4-62 mas que los prodigiosos del dia¡ diferencia que debe por lo menos duplicarse si se deducen de la obra de V . los artículos de distrito s , r io s, lagos, m on tes, cab os, & c ., pues los 39.4.70 de E spinalt son esclusivamenle de pueblos y despoblados. E stá pues demostrado que V . ha om itido de nueve á diez mil artículos de que ya teníam os noticia por una obra impresa en 1 7 7 5 . A vista de este incontestable y ver-
3 igonzoso c a rg o , ¿cóm o tendrá V . atrevim iento para repetir que su Diccionario es el mas completo? Responderán sus apasionados que ia Dirección de carias solo trae los nom bres de las poblaciones y las cajas de correos de que dep e n d e n , y que el de V . (au n q u e con menos pueblos) da la descripción de ios que com prende. E n prim er lugar debe notarse que mas de la mitad de los arlíeulos del nuevo Diccionario se reducen á decir la p ro v in c ia , partido y jurisdicción á que pertenecen los pueblos, según los trae el Nomenclátor habiendo bastantes que ni aun esto dicen. E n segundo lugar ha de tenerse presente que h ay obras impresas con materiales mucho mas estensos y exactos que los que V . ha insertado. E l Atlante com prende una prolija descripción de 9 10 pueblos de la Corona de A ragón y de A ndalucía. D an estensas noticias topográficas é históricas, L im ón en el Espejo de las aguas de España; T e r r e i- ros, Topografía de algunos lugares ; Pelagio, De las principales ciudades ; Lam sol, Descripción de los ríos ; Belluga , Repertorio de los caminos ; el P . B u rriel, Sobre la navegación de los rios ; T o -
íin o , en el Derrotero de nuestras costas, con otras muchas obras apreclables. L as descripciones particulares de las provincias son inm ensas. Don Tom ás L o p e z , p ad re, nos dió una historia circunstanciada de cada uno de los pueblos de la provincia de M adrid ; su h ijo , la de
3 a490 poblaciones de las dos C a s lilla s; el jesuíta C arbalio, las Aniigiieäades de Asturias; Loper- raez, la Jlisiur/a del obispado de Osm a; Goinez de la 'i’o r r e , la de 76 lugares del partido de T o ro en su Corografía-, y don Francisco Perez de Soto en su Dirección de correspondencia de Estremadura ha reunido un catálogo de 8.267 poblaciones y sitios de esta provincia. De G alicia tenemos una Descripción económica, y otra Descripción por M olina. D e las provincias Vascongadas la Vizcaya ilustrada de V en egas, las Descripciones de Alava por Prestam ero, las Noticias históricas de L ló ren te : de N a v a rra , ia Historia de M oret, las Descripciones de Morales y de G ón gora, y la obra de Palacios Rubios de su Sitio Y antigüedad : de A ragon la Historia económica de Asso, los Progresos de Dor- m e r, la Terniulogia de B a rto lo , y la Descripción de F e r re r : Cataluíía presenta la Historia de M eló, los Anales de F e liu , la Ilustración Aq C orvera t el Principado de D a n d e r , las Descripciones de D iago y de F o r m a , y la modern a Estadística deí señor F risó la : de Valencia
* Odejó mucho adelantado C avan üles en sus Observaciones ; Jaén posee su Retrato a l natural-, la Descripción de A g u irre , y la Estadística inédita del señor L an uza; 'ra rriu s nos dejó la Estadística de la provincia de A v ila ; y otros infinitos españoles laboriosos é inteligentes han llenado nuestras bibliotecas y archivos de tra
bajos tan estimables como abandonados. Todas Jas ciudades, y aquellas poblaciones que tienen algún santuario célebre , aguas mi^dicinales de nota, y las que conservan monumentos de antigüedad rom ana, gótica ó árabe han logrado su historia ó descripción peculiar. ¿Si* ha servido V . de tan copiosos m ateriales para el Diccionario?
III . E l autor solo prometió poner de. su parte cuanto pudiese para acercarse á la perfección.
Prom etió y aseguró nmrho mas en el prospecto; pero ni aun esto ha cumplido. iVo ha puesto lo posible de su parte , porque ha dejado de tom ar las medidas que todo hom bre prudente adopta en tales casos, porque no se ha detenido en insertar las cartas recibidas de los pueblos sin el m enor examen ni criterio. A’o ha puesto de su parte el sencillo trabajo de recopilar lo mejor de tantas obras impresas é inéditas como las citadas y las que no se citan. i\’í) ha puesto, en fm , la diligencia que pone el menos cuidadoso, porque ha tenido en sus jTjanos escelentes m ateriales, conio los de la A ca d em ia, de la K ioja de Jaén y otras prov in c ia s , y ios ha devuelto sin le e r , ó mal digeridos. M eta vmd. la mano en su pecho, y responda s¡ digo la verdad.
I V . Los diccionarios topográficos de un país tan estenso como la Península y sus islas, no pueden salir enteramente corregidos en una primera edición.
N a se exigía de vmd. que lo presentase e/j- teramente corregido; nos contentábamos con una verdad por cada error. Los que se leh a u advertido son un pequeño ensayo y una robusta prueba de los infinitos que encierra su obra monstruosa. N o son c ie n to , ni m il, ni diez m il; son casi in n um erab les; y el tínico medio de concebir su núm ero es figurarse, que escepto tal cual artículo puesto por pluma inteligente , no hay línea que no tenga algún despropósito, alguna im propiedad, alguna om i- sion. P or mucho que vm d. corrija en el suplem ento, no faltará materia para un suplem ento á la Corrección fraterna. Y se d a rá , si quiere Dios y la justicia, con diez enmiendas por cada una que vm d. haga.
V . Los datos que contiene el diccionario sun en gran parte movibles y sujetos á frecuentes variaciones.
E l aulor cum ple con referir los hechos y presentar las cosas en el estado que tienen cuando escribe: las variaciones sucesivas otros las dirán. Pero vm d. al copiar las noticias lo ha hecho tan m aterialm en te, que ha prescindido de la época en que se escribieron y de la en que se han publicado. E n el año de 1826 dijo el corresponsal de Segovia que el colegio m ilitar se había instalado el ano anterior-, es- presíon que vm d. consei'vó hablando en 1827; pero en el prim er caso se refería á y
en el segundo á 1826. U n autor del siglo próximo pasado dijo, y dijo Lien, '*Ia célebre ba— »Jalla de V illaviciosa dada m nuedro siglu*’ y copiando vmd. esla misma locucion ha retro— Iraido ia batalla al siglo X I X , que es el nuestr o , y no el de aquel autor. ¿ T ie n e etto disculpa en la m ovilidad natural de los dalos, ni en sus frecuentes variaciones?
V I . Los errores son debidos en gran parte á la prisa con que nos comprometimos á publicar cada volumen , pues no ha podido hacerse como se requiere la corrección de pruebas.
Esta disculpa es vergonzosa y agena de un escritor que entiende lo que signilica. P or lo mismo no daremos otra respuesta que la sig u ie n te : el público pedia una obra buena, no precipitada; no tenia prisa en tirar su dinero, aunque vnid, la ha tenido en recogerlo. A d emas que ios plazos no !ian sido de 5o dias sin interrupción como se ofreció, sino de mas de cienlo.
V II . E l verdadero Y mas seguro medio de criticar una obra es hacer otra mejor.
B uena salida. L uego si un arquitecto construye una casa ru in osa, desproporcionada y nial d isirib u id a, no podrá quejarse el dueño sino sabe hacerla mejor. Se compra un relox; se nota que se atrasa, que se para, y se le dice al reiogero que lo lia fabricado: ¿será este lan mentecato y desvergonzado que conteste:
sí el relox es m alo, hagálo vm d, m ejor? V a mos á cuentas» señor don Sebastian; vm d. que ha criticado todo lo v iv o , según dicen malas len gu as, ¿sabia corregir lo que censuraba? Cuando vmd. ha zaherido ias costumbres de un prebendado pisaverde , que tiene galgos y cab allo , que fum a buenos habanos, y goza de otras conven ien cias, ¿hubiera observado otra conducta puesto en su lugar ? N o todo lo que se advierte en el prógim o lo enmendamos en nosotros mismos. Se pueden conocer los defectos de una o b ra , y carecer de los m edios, de la protección , ó de los conocimientos necesarios para com ponerla Pero no es tan modesto nú amor propio, que llegue á c re e r , que si hubiera osado publicar un diccionario geográfico de mi p a tria , no lo hubiera dado algo m ejor que vm d, E l hecho de haber emprendido la obra p ro b ará , si se q u iere , que vmd. es el español mas audaz; no que es el único que podía acometerla y concluirla. A l contrario, el resultado de la empresa convence que con dificultad se podia encontrar quien la desempeñase peor. N o se queje vm d., pues, de los críticos porque han usado el estilo jocoso para co rre g irle , ó porque han mezclado alguna espresion picante entre las fundamentales ra zo nes que justifican su censura. N o los acuse vmd. de personalidades, que es el arbitrio de que se valen la malicia y el pedanlism o para obrar
sin cstorvo. L a persona es inseparable de sus fallas : estas son mas ó menos graves según la calidad y circunstancias de la persona. E rro res que pudieran di.'iiniiiarse á un le g o , son m uy reparables en un ciéi igo : he aqu í al crítico precisado á ¡nilicar el CvSlado del paciente. Se irala de un erro r en política comelido por un diplom ático: lírilo es al crítico m encionar el deslino del criticad o , aunque sea personalidad. K i censurado se queja de insultos, cuando él mató á algunos con esta arm a: el c n 'ti- co le reconviene juslaniente con sus producciones anieriores. L a antigüedad permitió esto y mucho nías á sus esct lentes satíricos; y los modernos no han tenido poderes menos am plios en las naciones sabias.
''D e este modo han escrito otros mas duchos Satíricos de grados y corona,D e que dá la leyenda egemplos muchos.*^
G u ard e Dios á vm d. los años que necesita para corregir su D icriiu jafio , que pocos de los que viven han de ver su entierro.
F . C.
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Los diez números de la CoRRECCION
F ra te r jS A se hallarán en las libre ’
rías siguientes.
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Madrib, en las de Cifuentes., Sánchez^ Rans y Minutria.
M á l a g a , e n la d e jdguilar,
C a d i z , e n la d e Hortal.
V a l l a d o l i d , e n la d e Rodríguez.
B a r c e l o iía , e n la de Sierra.
Z a r a g o z a , e n la d e Cuenca,
E n los mismos puntos se venden la
primera y segunda parte del D IQ U E
C R IT IC O , que tanto han dado en que
entender al Torrente don Mariano.
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