8/19/2019 Albó, Xavier. (1977). La Paradoja Aymara. Solidaridad y Faccionalismo
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••
CUADERNOS
DE I N V E S T I G A C I O N
tees*-
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> v* . . « * - • - -•-
Z>1 P R D OJ YM R
SO LI DA RI
D A D Y
FACCIONALISMO
©
J a v i e r
Albo
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1977
~t .
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L P R D OJ YM R
SO LI DARI
D D Y
FACCIOIMALISMO
©
Javier Albo
1977
DERECHQS
RESERVADQS
Dspoeito
Legal
190: 75
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Aka liwruja wali
sum
amuyt'ampi lup'inakampi
markapan aeki jikxatankam irnaqiri aymaranakatakiw
wakicht'ataxa.
Aka
jach'a markasanxa aymaranakax mayacht'asisaw
t"aqastanxa, ma" suma kusi sit jakafi jikxatafikama.
Ukanakatakiw wakicht'atax aka liwruja.
Janiti aymaranakanxa amtawinakasa lurawinakasa
walir
sartanapax
vakiski? T'aqa
t'aqa
sarnaqanax
janiw walikit'i. Ukarapixa aynacht'akipuninaiaiwa.
Mayacht
T
asinan uk."axa, nayraqatarupuniy sart'anani.
Uka-fcwa aymaranakax wal
wall
amuyt 'asiskapxtanxa,
Aka, liwrun
qilqatanakapanxa kuna
pantjatas utjchi
ukaxa, yuspaxaranipxamawa yatiyanipxitat uk"axa.
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LA PARADOJA AY MARA : SOLID ARIDA D Y FACC IONAL ISMO
Aunque
planteado
aqui para el
mundo aymara,
el
problema
que nos ocupa
podria sin duda extenderse a un
nivel panandino,
Mas
aun
la paradoja
de"
cierta solidaridad coexistente con
faccionalismo
interno puede
pre_
senta rse con cierta regul aridad en campesinos con clara identidad so-
cio-cultural y una inestabilid'ad cronica en el control de sus propios
recursbs«
Estas circunstancias se dan en forma peculiar en el mundo
aymara,
por
lo
que un analisis
detalladd
de este caso puede ilustrar
aspectos teoricos, apar te de sus obvi^s aplicaciones a un nive-1 pr&c-
tioo.
En el presente trabajo me limitare a presentar los principales aspe c
tos de la paradoja, tal como la veo en el moraento actual, mostrando
all mismo
tiempo
c6mo este aspec to parad ojico encaja den tro de la
orga_
nizacion social y
simbolica
del
aymara.
De
momento
no pretendo ir
mas
alia- En el planteamiento faltan desarrollar aun rauchas dimensiones
aqui s6lo insinuadas, como la hist6rica, la psico-social, la relacion
con
no-aymaras,
etc. Solo quiero
mostrar
la
coherencia
interna, dentro
de la cultura aymara, de la coexistencia de un fuerte sentido de grupo
y un fuerte divisionismQ
B
En la parte final insinuare algunos puntos
de posibie utili dad e n la busqueda de factores ambientales explicati-
vos
0
Pero se trata de exploraciones
aun inciertaso
En colabo racion con
otros colegas
seguimos
estudiando algunos de estos aspectos y espera-
mos poder ofrecer algunos resultados en un futuro proximo„
Los datos no proceden de ninguna comunidad concreta. Mas bien he hecho
un intento (nada facil y excesivamente audaz) de buscar lineas genera-
les,
en base
al
analisis de unas 60 respuestas a un
cuestionario-son-
deo sobre el
tema,
proc eden tes de casi todo el territorio
aymara, des-
de La Paz a Potosi, y en base a mis propios contactos con aymaras so
bre todo del de'partamento de La Paz y en menor grado de Oruro y Potosi
'durante los cuatro
ultimos anos,
Aunq ue incluyo al gun os datos de
Puno,
el grueso del material se refiere
al-aymara
boliviano.
En sinte sis la parad oja co nsiste en que por una parte el ayma ra tiene
un
fuerte sentido de grupo, ha
demostrado
una resistencia colectiva a
la desin tegra cion cultu ral en un grado superior al de otros grupo s an-
dinos y en algun os casos in cluso ha llegado a formar movimientos de
fuerte contenido etnoce ntric o; pero por otra parte , y al mismo
tiemfoo,
uno de los
elementos mas tipicos
en su
esquema
cultural es un f accio
nalismo interno, con manifestaciones en el ciclo familiar, socio-poli-
tico, religioso, etc*., que Ipgicamente pareceria deber llevar ,a la des_
integi*aci6n,
sobre todo
teniendo
en
cuenta
las presiones del
mundo
ur-
bano
circundante„
La paradoja se
r.efleja tambien
en las reacciones de la gente ante los
aymaras-
Muchos forasteros que por
primera
vez entran en contacto con
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ŝ£ sus problemas. uno de los primeros puntoe que salta a la vista es
'la
mutua descorifian'za
y el
divisionismo
0
Unos
y
otros
tienen
raz6n*
1. EL AYMARA COMUNI TARIO
El' aymaraj en medio de la aparente soledad de -la Pu na es un ser que
no puede vivir aisladoo Vive sumergido en sus grupos primarios: la
famil'ia y la comunidad
0
Casi no puede tomar decisiones ni organizar
su trabajo, ni
davertirse,
ni rez ar si no es con refer encia a estos
grupos a los que
pertenece«
Incluso su
individualis.mo,
del que
como
ser
humano
no
esta. exento,
se manifiesta
principalmente
como un
egois_
mo comunitario, de grupo,, " .
Sin entrar en
muchos
detallas he
escogi&o
dos de los
posibles' intficÊ
dor es del fuerte sentido comun itari o del ayma ra para
explicar
este
punto.
l,„l
e
- :Decisioneq comunitarj.as
c
Uno
de los
campos
en que.
aparece- mas
este control de todo, el grupo es
sin duda en la 'manera do manejar la"republic?" local.
Ello.
puede
obuervarse ya
en el sentido rotativo de
cargos, cargas
o
beneficios', que he llamado-en otra parte la "democracia aym ara (Albo
1972a0>
i
Incluso en muchos lugares en los que se ha introducido la organiza-
cion 'sindioal campesina
de.
cuno mas mouerno,
persiste el
esquema
de
que todos
los.miembros del:grupo —s ean
estos
familias, estancias,-
zcnas, conrnnidadeo,
o grupos de
comunidades—
vaya n pasando por turno
rotativo a ir ocupando los diversos cargos necesarios para el funcio-
namiento del grupo» La igualdad de cportunidades (y de, inoportuhida-
des)- para todos y cada uno es consi derad o un crite rio mas importance
que el de
aptitud
para el
cargo
c
Es cierto que este enfoque
lleva
con
frecuencia a que la
actividati comunal
sea estatica y
ciclica. El
pro-
greso
queda sujeto
al chance de que
el•turno de'
autorida d recaig a so-
.bre alguno mas capacitado o inhovador
0
3 Pero este mismo hecho fomen-
ta el sentido c omural • casi rit ual , de toda la ges ti6n comunitaria y
exige, para su buen funcionamiento, un consta nte control comuni tario
.sobre
los que
estan
de servicio en
un-periodo
determinado. Este siste
ma genera
tambien
una cierta
mistiea
de
-"servicio
a la
comunidad"
en
contraposicion
a la de
"peder
sobre la comunidad
m£s
propia de los
sistemas occidentalei:;* Finalment e puede gene'rar una especie de conse-
jos comunalesj ordinariamente ,'informales, que son los que en real idad
tomaran las decis iones importantes (no simplemente rutinarias) de la'
comunidad,- -En
este sentido.no es raro que el
grupo "multiple
de a-utori
dad.es de un determinado' ano, tanto tradicionales (corregidor, jilaqa"
t-as, mallkus,
etc.; como de nuevo
cuno
(principales carteras sindica-
les,^ junta vecinal, e t c ) actue en conjunto : Todos caminan juntos ,
http://sentido.no/http://dad.es/http://dad.es/http://dad.es/http://sentido.no/
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3.
me comento
alguie n en
Jesus
de
Machaca.
Dentr o de este
esquema
es
tam
bi en frecuente que los
"pasados"
(autoridades de
anos
anteriores) no
solo tengan un status especial sino que funcionen
adem&s
como cons ul-
tores para
determinados
asuntos mas importa ntes. Estas son varias hue
lias actuales-
de
lo
que
qUizas
fueron los
consejos
de
amaut'as
de
tiempos
antiguos
s
e incluso de
algun
caso mas
moderno
com o el, del pri
me'r nucleo escolar de Warisata, (Perez 1962)°
Pero el sentido de decision Comunitaria no se limita al grupo de la
elite
dirigen'te
ni
mends
al grupo informa l de
"pasados".-. Normalmente
las decisiones pasan ademas por el tamiz de la
asamblea comunitaria
en que participan
activamente
los
hpmbres
jefes de
familia,
y. de s-
pues, en
forma
menos
visible pero quizas
mas
eficaz, pasan
ademas
por
el tamiz- de cada hogar donde marido y mujer tienen' consultas sobre el
asunto antes de' llegar a una decis ion firme
u
E n asuntos impuestos des_
de afuera, la situacion de dependencia centenaria influye para que es
tas
asambleas
sirvan a veces
simplemente
para
transmitir
ordenes (por
ejemplo,
la prestacion vial
anual
o
algun
requisit o para la escuela).
Per o en asun tos dent ro del contro l de' la comu nida d estas asa mble as
son un foro de expresi on y proces o -C-olectivo de- decisiones que sorpren
de al forastero por su grado de par tic ipa ci6 n y por su sentido de res -
peto democratico. Suelen ser asambleas pacificas en las que el mismo
t'ema es
repetido
machaconamente
por diversos participantes hasta lie-
gar a cierto con senso com unitar io
explicitamente asimilado
o, si
este
ho se
logra,
hasta que los
miembros empiezan
a desf ilar h aci a sus,
ca-r
sas. En este caso. si el asunto es de importancia, no es proba ble que
los dirigentes solos tomen la decision a yu cuenta y riesgc
La frecuencia de asambl eas
varia segun
las
circunstancias.,
En la epo-
ca de la
Reforma
Agraria, en que la
sol'idaridad
_campesina
11-ego
a su
apice,' hab£a asambleas al
p
menos semanales. La asistencia esta abierta
a todos, pero no todos asist en, ccbrandose a veces multa por la ina-
sistencia ho justificada. Actualmente 'hay lug ares en que se reunen
raensualmente, otros en que se
reunen
simplemente cuando hay asun tos
sea
cual
sea
la
:
frecuencia,. otr os que
hacen
coincidir la asamblea con-
trabajos
comunitarios
5
etc.
Tampoco
es r'aro que' eh torno a
,1a
asamblea
ocurra algun -tipo de celebradon o ritual, con lo que se refuerza la
mistiea comunitaria. La asamblea suele ser al nivel de comunidad en el
sentido m£s restringido de la'palabra, equivalence'a sind icato (o ca-
bildo,
en
a lg
U n 0
s
lugares). En
.pueblos
de
Oruroi
donde p ersis te la idea
de una raarka con var ios
ayllus,puede
incluir a rep res ent ante s de toda
la .marka(ver
k„j)„
Co mo p arte de su labo r format'iva,el equip o de
CIPCA
ha
estimulado
innu
merables sesiones de sociodrama con grupos .aymaras en muchos lug ares y
circ.unstancias sobre las cos'tumbres y la problematica rural» En la ma-
yoria de las ocasiones los campesinos partic ipante s han incluido den
tro del sociodrama, en forma
espontanea, c-.l̂ una asamblea-
comunitaria.
E s que se trata de la instituc,i6n -obvia en que el aym ara d ebat e ha bi
tualmente
sus asuntos.
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Eeta democracia rot'ativa
no se
limita
a la toma de
decisiones*'
Alcanza
igualmente la'distribuci6n equitativa de obligacio nes onerosas, cuotas,
trabajos, etc. y
tambien de'posibles
beneficios,
como^por ejemplo titu
los de
Eeforma
Agraria sobre terre nos. Son
muy
pocos los casos de
indi.
viduos que
„hayan tram^tado
en forma person al sus titulos ejecutoriales
an te el Serv icio de Reforma Agraria. El sujeto obvio para este tramite
es la comunidad, a traves de un grupo especialmente comisionado por
e'lla.
En una
comunidad
de
Jesus
de Machaca
~ha
ocurrido
e# 197^ un
caso
de un grupo de
k
faniilias.emparentadas que habia tramitado y consegui-
do a espa ldas de la comuni dad sua titul os in divi dual es sobre la sayafia
qu e oc upab an, en una zona eh liti gio con la comun idad
vecina*
Al ente-
•rarse
la
comunidad,
conv0c6 una asam ble a en la que todos los
comuna-
'rios, indignados, resolvieron desconocer la resolucion y destinar el
terreno a parcela escolar,'es
decir
a zona de uso y benefi cio
comunal,
Inclus o en la introd uccion de
determinadas
innovaciones
de
tipo
agrope_
cuario no es raro que ello ocurra en forma com unit aria , o al menos en
u n grupo dentro de la comunidad.'
1. 2 Senti do de recipro cidad y trabajo colect ivo.
Muchos han
llamado
la atenci6n sobre la riqueza de instituciones de
ayuda mUtua, re.ciprocidad y trab ajo s colec tiv os en el mundo cultural
andino (ver
Albertl
y Mayer,
eds. 197^*
con
bibliografia).
De
tiempo
en tiempo algunos
observador.es
precipitados han deducido de
ahi
el
sentido comunista o colect ivista de estas sociedadeSo S in llegar a
'
esta apreciacion
insostenible,
es eviden te que el senti do de recipr o
cid ad y ayuda grupal es uno de los
teraas
culturales and inos mas desa-
rrollados.
Dent ro del mismo los ayma ras actuale s
mahtienen
una variedad de insti
tUciones que no se encuentra. en otros g rupos an din os, al men os en T3oli
via.
Ademas, bajo
el mismo
nombre
pued en esconderse realidades diver-
sas
s"egun
la regi6n y realidades
multiples
de la
misma institution
y
region. El lector familiarizado con Xa literatura antropoi6gicayandi"-
na ensegui'da observara" semejanzas' y contrates entre la s descripcfories
que siguen y las
que"dive]?sos
autores
sefialan
en
otros
1
,lugares
de
'Boli
via,-
Chile,
'Peru
y Ecuado r. Por ejemplo en Ecuador
la~ minga-
no se pare
ce tanto a la mink'a aymara sino a la faena, y en el Peru, central el
waje
no
equivale
a nuestro
w ti
sino al afn±. No es este el
lugar
para
expli car en detalle
este, aspecto. Aqui
me
limitare
a pres enta r una lis
ta rapida- de dive rsas modalidades detectadas eh el campo aymara actual
a t rave s del sondeo, indicando «n cada caso algunas de sus peculiarida
des y los lugare s en
que
:
se
h-
indicado su
vigencia. ~~
1.21. Instituciones de trabajo colectivo,,
En todas
ellas
lo pecul iar es el trabajo conjun to de un grupo relativ a
mente numeroso de individuos, ordinariamente varones, Como complemento"
la s
mujeres
fo'rman tambien con frecuencia un grupo de cocineras que
preparan comida y bebida para los traba jadores varon es. A veces este
trabajo y comida colecti vos tiene tambien algun ritual, o bien ocurre
http://observador.es/http://observador.es/http://observador.es/
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5.
con ocasi6n de algun rito, por ejemplo del rito de la primera siembra.'
En cuanto a los individuos participantes-, las mismas instituciones pue
den
facilmente
consistir en un trabajo de todos para alguna obra de in
teres colect ivo, o de todos para el b'eneficio de algu no del o an, o
de todos. para
beneficio,
de alg una
autoridad.
Debido. a la
situ-„cion
sub
ordi nada que tie ne el aymar a cg n rela ci on a lo s vec-inos,. aut ori dad es
criollas
y hasta hace poco a
.los
patrones, se
ha-dado .con
frecuencia
la decadencia de estas institucione s de, trabajo c ole cti vo, conv irti en-
dose en una
mera utilisaci6n
de
mano
de obra barata del indio para el
servic.io del no-indio . ,En este grupo de insti tucio nes a bun dan mas l os
nombres de
.origen
caste llano , debido en parte a esta
utiliz&cion
por
parte de patrones y auto rida des cri olla s, y en parte debido ,al propio
origen
i£3torico espaiiol
de algu nas de estas instit ucio nes (ver
Argue_
das 1968).
Aqui enumerare las instituci o
mordial
el trabajo cole ctiv o.
bien otras caracteristicas, s
nes clasificadas en
seccipnes
o eh ciertos luga res caract er
transferencias de.usos
y sent
region ahdina. Tambien puede
nes ocurran en coordinaci5n
c
bio mutuo de servici os, cf. 1
de
modo
que cada
una
de las c
el benefici-o de la otra*. -
nes que tienen como caracteristlca pri-
Pero algunas de
ellas
pued en tener
tam-
egun el lugar 0 uso, y otras institucio^
siguientes, pueden tener
tambien-'a
veces
izaciones de trabajo colectivo.' Estas
idos
semanticos.
es corr iente
'en' toda-
la
darse el caso de q"Ue- algunas institucio-
on
otras. Por
ejemplo,-un
ayni (intercam-
.24) puede darse entre dos•comunidades,
omunidades
haga tra bajo
colectivo
1
para
La frecuencia de •instituciones de trabaj o en conjuntc-encuentra su
eco
tambien
en el propio
idioma
aymara, a traves de la
particula -ni,
que aplicada a numerales o adjet ivos como muchos , todos , etc. in-
di ca la- idea
de^estar
o. hace r
algo
en conjunto.
He
aqui
las institucio nes clasif icadas en este grupo;
a) Faena, o phayna. Nombre generi co en la mayoria de regiones para in-
dicar algun tipo de trabajo en conj unto , ordinariamente durante to
do un jornal. En alguna parte (ej. Tablachaca, Turco) solo se llama
faena al trabajo .colectivo que'.dura muy pocas horas:.
Algunas instituciones
relativamente analogas reciben
otros no mbres
locales, como por ejemplo: ,., -i
junta (pro v. Larecaj- y Yungas> 5.
.Cooperatiya
(Colquiri)
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6.
b) Jayma o
Ayma.
Bertonio define
haymatha
como ir a traba jar en
las
chacaras
que
se
hacen de
comunidad, -como
son las del caciq ue,
fis
cal,
o de los
pobre's, etc.'U Actualmente
en
algun lugar
(por, ejem
plo, Quiabaya,
provinc ia Larecaj a) esta palabra
se
consi dera como
el equiyal ente aymara del caste llano faena * Posiblemente.,la po -
pula ridad de esta palabra
cas^tellana
en todo el mundo
aymara
se
debe a que f£cilmente se confunde con l a que originariamente indl
caba la institucion de trabajo' col ect ivo por' antonomasia, pero
^ que ya se ha ido- perdiendo en muchas- pa.rt.es.
En los
valles
de Italaque,
.Timusi, etc,
jayma ha venido a indicar
algun
traba jo, colec tivo o no, que se
real'iza
s6lp a
primeras
ho-
ras de la
manana
(ver
tambien
Miranda
1970)-
En varias
partes•(Co
pacabana, Aroma,
Paca-jes)
jayma indica
primordialmente algun
te
rrene
para uso colectivo, pOr
ejemplo
para la capilla, la
escuela,
,
el corr egid or, etc. y que
—c om o tal—*
exig'e
tambien
trabajo
cole£
-tivoi
:
°) Cooperativa-. E^uivale a faena en Colq uiri Ccf. a).- En dlversas par
tes en que se ha n introducido l as
llamadas
tf
cooperativas", £stas
no
siempre
se
parecen
al conc ept o o cci den tal die
la palabra.-
Varias
v.eces incluyen
la adquisicion
de un terreno
comun
para los socios
y trabajado en
comun
por
ellos en
una forma no
muy
distinta a la
de los trabajos colectivos
tradicionales.
Tam bie n es frecuente que
estas
"cooperativas"
sean agrupaci ones
temporales, mas
que
perma- •
nentes,
para
conseguir'
juntos
algun objetivo.
Una vez logrado este,
la llamada
,cooperativa
se disuelve de hecho (ver
1..227).
d ) Comuna. Equivale a faenaj en la zona de colonizacion de Cara nav i y
Alto Eeni (cf. a )
©)
Colectivo.
Nombre alternative
de la
.faena
en la
parte,
occiden tal de
Oruro
(cf. a)
-
' ' , ' '
'.'
•
f) Junt a. Faena hecha. concretam ente para una obra comunitaria (Quiaba_
ya , pro v. Larec aja ; cf . a-) ^«
g ) Chuqu. En el Nor te de Pot osi in dica el trabajd colectivo iniciado
por un individuo para su propio beneficio. (Si el trab&jo es inicia
do por la com unid ad, se llama faena) * Eh es-ta regi6n los trabajos "*"
colec tivos son muy corrientes a todo nivel y en ellos adqui ere una
importancia primordial la comida y bebida en comun.
h )
Umaraqa.
Est a ins titu ci6n se encuent ra sobre todo en la parte Sur
de La Paz y Norte de Or ur o. Por la provin cia Inquisiv.i (Colquir i,
Qhawari),
se indica que era (antes mas que ahor a) un trabajo colec
tivo agrico la rotati vo. Todos juntos
empezaban
a trab ajar en casa
de una
familia,
la
cual dbsequiaba
buena cant idad de comida y bebi
da,
y
despues
el grupo iba pasando
,de
casa en casa en fech as
.ulte-
riores, hasta que todas las
familias
habi an recibido la ayuda de to
dos. En Colquiri
anaden
que, al princ ipio de la
siembra,
este
traba
jo va acompa nado de
musica* "~
http://pa.rt.es/http://pa.rt.es/
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1
»=• —
7.
En otras partes (Ayoayo, Lawachaca, Paria,, Llanquera) la umaraqa ha'
quedado reducida, al
parec'er,
a la ayu da
agricola
a
.cambio
de comi
da entre grupos
m£s
reduci dos de pers onas . Por eje mplo, la colabora
ci6n con la
yunta,
a
cambio
de comida.
Tambien
a este
nivel
puede
• incluir algun a
musica, danza
e incluso ritos (Llanquera,
prov.,Caran
gas).
^ AchuQalla. En reali dad se refi ere a toda la ceremonia de techado
de una: nuevacasa, con muchos- elementos rituales . Pero el centro de
toda la acti vidad es el trabajo cole ctiv o del techado. Es corrient„e
en casi todo el mundo aymara..-
j.) >Wajjrfea./.EjB
dificil d escr ibir esta
ins-bitucion,
por las. muc has
varie-
dades
locales... -Bertonio
define
huayca
como raz6 n o causa para en-
trflienerse
en, algo y el verbo corres pondie nte
cbmo
M
arrebatar
de
las
manos".
Ya hay
e-h
estos con cept os alg o de, la idea de
competen-
cia que caracteriza el verbo aymara actual
waykasina(.quitonearse)
t
comun
en casi todas las
.regiones.
Por otra parte
Miranda. (1970)-
de
fine
w^yka
qomp "chacra que los colojios de una'hacienda cultivan
:rVtbdc%-§'
:
n""conju,ht.Q.T fuer'a de 3̂ a tarea . En sintesis-, pare ce que las
tres ideas que entran en esta insti tucion son la de cierta competi
cion, la de grupo , y la de trabajo extra no h ab it ua l.
En el Oeste- de Or ur o Iprovs. Sajama y Atawallpa), wayka viene a-equi
•
valer
casi a faena
(cf.a),
aunq ue sin perder la idea de
competen>-
cia:
Trabajar al vencers e
uhos
a otros
(Turco).
En Qhawari y Si-
was (Inquisivi) hacer una
waykeadita"
indica
tambien
el ir competi
tivamente a
ayudar a
algun particular,
En cambio en otras partes parece haber prevalecido princj.palmente
la idea de trabajo extr a, en la forma ind icada por Mir and a. Ello su
cedla sobre todo en regibnes de haci enda s. Pero ha persisti do en al
guna -forma tambien desbu^s de la Reforma Agraria. Asi en Larecaja '
actualmente wayka indica que un grupo de catopesinos sin tie rra se
. "ponen de acuerdo para ayudar a algun pampesino o ex-patron con tie
8/19/2019 Albó, Xavier. (1977). La Paradoja Aymara. Solidaridad y Faccionalismo
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1970 ), y es aplic able tanto a individuos como a grupos enemigos. De
ahi que a veces pueda traer tambien la idea de competencia: una co
munidad
quiere
tambien hacer
Lo
que ha
observado
en otra (Sicasica).
Pero tiene tambien otro sentido de condescendenci a : perdonar de J
su obligaci6n al que no asiste a
algun
trabajo. col ect ivo por buen a
excusa (prov. Inq uisi vi y Loayza).. Pasad a al
nivel
'de rel aci one s
entre individuos , puede indicar t ambien la ayuda mutua por la que
alguho
"mira"
los
terrenos,
ganados, etc.
de. algun
ausente o
impe-
dido.
En alg uno de estos
senti-dos
la uhaqa es conoc ida en las
proifiiicias
Aroma, Inquisivi, Loayza,
Ingavi,
y en el Lago
Titicaca j?6r
;
toda
la
region de Puno-Chucuito, y en la. provincia Camacho-,
j
•').- Pnasi. Faena para ayudar a las autoridades: (Italaque)
A -to'da la enumeraci6n anter ior podr ian ."anadirs.e otra's ̂ tivldades que
directamente indican determinada operaci'6'n
por ejemplo
Igyk'a pichaiia
(limpieza de acequia) , qarpa 9 qhicha- (riego^ etc«
f
pero 'que pueden
r.ealizarse- tscmbi6n.*;
v
en fornfa de-;trabajo- co'lectivo. - , •:-
. " " ' " " .. .
i
' - . ' ' * . •
En cuanto al tipo de 'trabajos que con ma's 'frecuencia se realizan en
fprma^colectiva,, estah- todos' los, relaqi-onados co
v
n .alguna obra comuni*-
^k^ia'-.de enve'rgadura^ comq
una
escueia,_-iglesia-, "=u
otro edifici o
publi^
00 ; lp£. references a la defensa conjunta frente. a
:
\alguh peligro natural^ ;
'poor'ejemplo de'fensivos ;en'-epoca de lluvias . Puesto que estos riesgos ' 1
pueden lie-gar a muchos, pero
Jiaso
a paso , esta
defejisa
conjun ta puede j
beneficiar inioialmente
s6lo a
alguna- familia.
P©r
Challavito. (prov
#
A
.
Sauc'ari), por ejemplo,, el ano 197*S con mucha*" "frecuencia se ha ido 11a* J
mando
a los
eomunarios,
pa ra 'que ac ud ie ra n
a defender,
de
"la
inundaci6n
las-'parcelas -d'd
una u otra
faffiilia. Los' canfinos .y
acequi as ha n sido
i
tambiSn &e;sde siempre p.bjeto de trabajos "comunitarios una vez.. pasada
la>epoca det-lluvists'.
Este tipo de
trabajo*
colec tivo ha ll egado
.incluso
a ladquirir rarigo
de
impuesto nacional, a graves
de la
llamada "presta-
ci6n~vial", por la que cada campesino enTfbrma'-colectiva ofrece tree
dias anuales
de
.trabajp e.n ml'
arregl o de
Cainihos, en, medio
de
frecuen-
tes
libaciones
:
- y'regocijo.
En regiones
masva-cp^dentadas
el trabajo co-
. lectivo se,.
;
ext'iende tambien a caminos de herradura y en muchas comuni-
dade£ cubre:'muchos m&s/dias que la presta cioh vial obligatoria, arre-
glaiido o,tros„caminos secundarios,
o abriendo otros nuevos. La apertura
de caminos.es una
de'las
principales ocasion es para la coor dinaci6n
del -trabajo'" colectivo de-^varias comunidades. A veces los peligros na-
turales obligan casi
por
necesidad a
consumir
muchos jornales en tra
bajos colectivos, con lo que se va acrecentando el sentido de solida-
ridad,' En los *valles de la prov inci a Loayza (Luriba y), por ejemp lo,
el sentido solidario puede explicarse en buena parte por la necesidad
de construir
constantemente
defensivos contra las torren tera a y
tempo^
rales.
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9-
Las ante rior es ocasiones suel en darse en todas par tes . Ademas, segun
las circunstancias, pueden onurrir actividades colectivas debido a
otras ca usas. Una de las ra£s corri entes son los trabajo s
agricola.s.
Pero estos se dan en forma colectiva principalme'nte en las c omun ida-
des de tamano pequeno. En otras par tes es mas frecuente el ar reglo
entre unas pocas familias, o simplemen te el trabajo asalar iad o. No
es rar o que se mencione como motivo de accio n colectiva el pelear
contra otra comunidad, en las,regiones en que existe faccionalismo.
Algun tipo de activida d col ectiva ,servil, es decir para benefi cio
de autorida des, dirigentes, vecinos del pueblo, profesores,
-etc.jse
.indica
tambien en varias partes,
sobre todo
en el Nort e de Potosi y
cerca de puebl os
relativamente aislados.
Pe ro en el
lado
boliviano
muchos
mencionan-
que este tipo de acti vida d servil ha decr ecido en
los
ultimos anos. Significativamente,
la
mayori,a
de lugares
sondea-
dos acerca de
este
:
aspecto,
en el
departamento
de
Funo,
Peru, indi
can trabajo colectivo
de-
tipo serv il.
La unidad que se
suele
agrupar para
algun
trabajo colect ivo es la co
munidad en sentido
estricto,
es decir la que
comparte
un mismo
s
indi-
Cato
(donde los hay ) y auto ridad es de nivel
minimo
(secretarios gene-
•rales,
jilaqatas, etc .) capace s de convocar
regularmente
asambleas a
las
que asisten
todas
las base s. Las principal es ocasiones en
que-.lle
gan a colaborarse v arias
comunidades
son la construc cion de
caminos
,
nuevos,. de
nucleos escolares,
y de algunos edificios u obras
comunes
en'el pueblo al centro de todas las comunidades de una region. Espe-
cialmente en el
ultimo
cas o la pr esi on puede- veni r de grup os
no-ayma_
ras que en ultima instancia son los principales beneficiarios de es
te trabajo colectivo mancomunado". '
r
1.22o Instituciones -de propiedad compartida.
Ante todo debe' men cio nar se aqui, en forma gen era l, todo el asu nto de
la tenencia de la tie rra . Sab ido es que entre los aym ara s -como en
tantas sociedades agrarias y pastorileS- la propiedad de la tierra
era originariamente algo solo concebib le al nivel de la colectividad,
'mas o meno s ex tens a, de modo que para los individuos solo cabia cier-
to
nivel
de
usufructo.
A pesar de un
sinfin
de expbl iacion es en la epo
oa 'colonial y repu blic ana y de div"ersbs intejitos de "individ.ualizacion"
de la propiedad durante la Republica (Barnadas 197-5)-i la propiedad
juridicamerite colectiva se ha mantenido en casi todas las co munid ades
originarias' que se libraron de- ser hacienda s- Much as de ellas guardan
con orgullo y
sec-reto documentos
de la
§poca
colonial y republicana
en'los
que se especifi ca esta propied ad colec tiva . Esto s d ocumen tos
estan
en
manbs
de
"apoderados" nbmbrados
por la comunidad y se
mantie
nen
lejos
de la
mirada
de
extranos.'Es^a
t'enencia de tierra comunita
ria es,
sin duda,
una'base'eConomica
que
explica
en parte la pr eval en
cia
d-e la solidarida.4
al nivel comunitario .
Al nivel de usufructo, la situacion varia
mucho.
En lugares mas ais
lado s, como el Norte de
Potosi,
y en
lugares.
donde ha y exceso de t ie
rra con poca s posib ilid ades de agri cul tur a, como en el Oeste de Or u
ro, hay
ampl-ia-
flexibilid ad de uso. Bajo tales cir cuns tanc ias es fre-
8/19/2019 Albó, Xavier. (1977). La Paradoja Aymara. Solidaridad y Faccionalismo
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10,
cuente^que
un indiv iduo adq uie ra el usufr ucto de cual quie r terreno
.desde que lo limpia ha st a el fi n del c'iclo ro ta ti vo de produccifin.
Pero en otros lugares'mas c£ntricos y m£s densamente poblados los
derechos individuales quedan mucho ni£s delimitados por la costum-
bre. Cada familia cono ce desde. tiemp o inmeraorial los terre nos de
su. uso . A dem as la
Reforma
Agrari a, aunque previo la posibilidad de
la
propiedad
colectiv a y cooperativa, en la
practica
ha acelerado
'el
proceso de
parc-elacion
individual.
Prdcticamente
todas las titu-
lac'iones de ex- hac ien das y la raayoria de las dotaciones' en zona s de
colonizaci6n se han hecho eh forma de propie dades familiares indiyi^
duales. Con este ejemplo, hay tambien bastant es comunidades origina
rias que desean y'algunas que ya ha n logrado este tipo de titula-
ci6n individual
mds-"moderna".
De todos
modos
incluso en estas
ind^
vidua liza cione s de uso, asi como en las ex-hacie ndas que ya
habeas
perdido la prop ieda d cole cti va, este derecho
ultimo
de la comunidad
sobre los miembros se maniflesta eficazmente en momentos especiales
como el de asignar terrenos que ha n quedado vacantes, o el de afec-
ta r .terrenos de uso particula r para satisfacer algun a necesidad co
mun prioritaria (escuela, nuevo pueblo, etc.), o incluso para expul
sa r
a, algiin
miemb ro que por su
comportamiento indigno
no
merezca
se
guir us.ando 'terrehos de la
comunidad. ". -
En el
res'to, de
esta seccion
in'cluire*
otros
arreglos; especfficos, m£s
o menos
ins
:
titucionalizados,.
que
afeqtan
la propied ad, el uso; o la
distribucion de
tierras, recursos,"dinero,
u
dtrp
tipo.de
bienes,
en
tre los diversos individuos que
forman
u n grupo.' En una secci6 n si -
guiente me referire
a •los-.intercambios
entre
familias individuales*
a )
Aynuqa•
Tierras de comunidad destina
tiva, ordinariamente con periodo s de
. comunidad suele tener dentro de esta
- celas (qallpa) que usufructua desde
dividual, pero sincronizada con las
vidu os en sus
respeptivas
parcelas.
qas ha' sid o descrito en detalle por
bo 1972a). En alguna regio n del Nort
llaman manta.
das al cultivo en forma rota-
desc anso . Cada miembro de la
aynuqa una o unas pocas par-
tiempo immemorial en forma in
actividades de.
los
otros indi
El complejo sistema
de
aynu-
Carter
(1967;
ver tambien
Al-
e de Potosi y Sur de Orur o se
b)- La ki . Literalmente, distribucion. Se refiere en algunas partes
(por ejemplo, Jesus de Machaca) a-la ceremonia en tiempo de Carna
val -por la que simb6lic amente se distribuyen las parcelas de las
aynuqas
entre
los
miembros de la comunidad. De todos
modos
la dis
tribucion solo es
simbolica,.
pues todos con ocen ya sus parcel as.
En tiempos
de
hacienda algunos patrones
mantenian expresamente
una distribuci on real
,y .periodica
d e las-- qal lpa de a yn uq a, com o
.una eficaz medlda de control y poder sob re sus colonos.
c) Jayma (cf. 1.21 b>. Originariamente' era el nombre de cualquier
tierra de c-oraunidad..-Ultimamente' en los-pocos lugares en que pe r-
mariece
este nombre suele tratarse de pequeno s terrenos as ociados
a
algun
santo (jayma de Sta.
Barbara,
por ejempl o)
...La
parcel a es
http://tipo.de/http://tipo.de/http://tipo.de/
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1 1
• • culti vada algun a vez colectivamente y habitualmente esta a cargo de
algun encargado o mayordomo. Los beneficio s producidos por esta ja^
ma son utilizados para gastos relacionados con la fiesta, capilla,
etc. del santo al que
esta dedicada.
Puede haber alguna jayma ded i-
cada a fines
m£s "profanos,
como la escuela,
algun
cargo de autor i-
dad, etc. Pero en esos
cases mas facilmente
se ha perdido el nombre
origihario.
Este se
mantiene
en alg unas par tes de la regi on del Ti-
. tlcaca (Puno, Omasuyos,
Italaque, y sobre todo la provincia Manco
Kapa c; cf. De Lucca} y en algunas partes de la*- prm-inciaa.. Aroaa,
I'ngavi y Pacajes.
4 ) Parcela escolar. Con cambio de nombre , la costumbre. anti gua ha revi
vido en muchas parte s, estimulada por los profes ores de la e scu ela .
Teoricamente
la dotaci6n de una parcela a la escuela es un requisi-
to del Minist erio de Edu cac ion para la con ces i6n de una nueva esc ue
la fiscal, pero no
siempre
se
cumple
y s6lo algunas veces la parce
la existente cumple la
mision
deseada de
experimentaciSn
agropecua-
ria y/o sustento para gast os de la esc uel a.
e ) Pastizales colectivos y semicolectivos. Son relatiyamente frecuentes
en los lugares en que hay zona de Puna o Cor dil ler a. En las ori llas
de lagos los totorales,' tambien colectivos , cumplen
1
una misi6n
anA-
loga. En cambio no hay rebanos colectivos.
f)
Cambios
de usufructo de terreno para pastoreo. En la mayor parte del
Altiplano los
mismos
terrenos se dedic an a la agri cult ura durante
dos, tres, o
m£s anos
y despues
descansan un numero
de anos que
va-
ria segun
el tipo de terreno. Durante esta segunda
fase_
estos terre
.nos sirven para el pastoreo y entonces muchas ve ces cambia el siste
ma de tenencia, o mejor los derechos de usufructo. Ello. sucede mis
facilmente en los ter renos de aynuqa. Un determin ado ter reno pued e
ser usufructo ancestral de- una familia X en los periodos de cultivo
(qallp a) y en cambio ser usufructo igualmente ance stra l de otra fa-
milia S", o. inclu so ser pasto reo comun durant e los peri odos de des -
.canso-pastoreo.
Este usufruct o puede ser sellad o a traves de la
anaqa,
o
choza-estancia que
la
familia
tiene inst alada en su zona
de pastoreo.
Carte*
1
(1967* cap.8)
describe tambi en el derecho de
unta,
que
61
observo en
Irpa
Chico (prov. Ingavi) y que yo he obser
vaao
tambien en
varios
lugares de las provincias Aroma
.y
Pacajes.™
segun
este derecho, durante
los anos
de descanso, cada familia tie
ne der.echo de -pastoreo sobre franjas rectas y m&s o menos.-determina
das de terreno que Van desde su sayana (solar familiar con terrenos"
adyacentes) hasta' la part e de la ayn uqa , c erro , bofedal, etc. que
le queda enf rent e.
8/19/2019 Albó, Xavier. (1977). La Paradoja Aymara. Solidaridad y Faccionalismo
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12.
semillas-mejoradas, aguas"potables u otro servicio de la c omuni dad,
etc.-
1
Pe"ro'"una
vez consegu ido el objet ivo, la cooperat iva
yadeja
de
funcionarv
Por
lo-mismo,
aunque se menc iona n varios lugares con coo
pe'rativa'S"de ;diversos tipos, esta informacion resulta falaz en la
* mayoria'-de
;
los".casos. 0 es simplemen te la huella de haber llenad o
un
requisite
o deseo de agen tes ext ernos , sin mayor
funcionalidad,
•-
o
funciona-en .forma
parecida
a
los trabajos
oOlec-tiyos
y otras ins
tituciones tradicionarles de uso
; y
sincronizado" de algun os bienes.
h
r
)'
:
Cuotas. En'-practicamente todas
las regiones
esta
es
la
:
'-forma
mas
ha_
bitual de
capitalizarse
cuando se
necesitg, emprender
alguna
obra
co
munitaria. La cuo ta pued e ser en forma de dinero , o de bien es con-
cre tos , o de traba jo. Lo mas corrien te es que sea igual para todos,
independientemente
de los diversos nivel es de riqueza dentro de la
v.
-
*"
comu nidad . ,
i^-^amarf
c e
~da- en el No rte de Pot osi (al menos centre l o s 'Laymi tanto
de Puna como de
Valle,
en Chayanta y en San Pedro).
Ante-
todo se
refiere a una
celebracion
a la
Pachamama
que ocurre re gularme nte
•Cada-ano. -en la epoc.a cer em on ia l de n'oviembre-dicienibre, y o'casio-
nalmente cuando- surge alguna -necesidad, como plaga, sequia, etc.
El
pasante
̂ principal
pone una
oveja,
y el resto-
de
los
comunarios
-"•• cOntribuyen
con sus
alimentos
y con objetos
necesarips
para el ri
tual.
Como en el caso'-de la rama,- hay muchas ocasiones festivo-rituales
' eh
que se pon en en
comun bie~nes
y/o
alimehtos.
S6lo a
modo
de ejem
pl'o,' incluyo
otro caso muy
^recttente'en
casi
todo'
el
mundo
aymara:
3 )
Arbov Pifes-ta
en
comun de'dinero, alimentos,
bebida,
etc.
con oca-
.si5n "de
.alguna fiesta. El nombre viene del "arco"" que suele levan-
tar el princ ipal .pasante. Los diversos concurrences van colocando
en el arc o sus pres ente s, grac ias a 16s cuales
todOs^ tendran
una
-
buena
fiesta.
El
pasante ofrece a
todos ellos'una bueha
comida y
•bebida. En realddad'se trata de una densa red- de intercam'bios de
reciprocidad del tipo que sera ana-lizado en 1*24.
1.25. Servicios-para'
la
comuni-dad-. ~- ••
•
Desde la presente perspectiva
deberiamos
analizar
aqui nuevamente
todos-
los
cargos
v
comunitarios. El
concepto de
mit'a
o turno reaparece
aqui como una forma -por la que tod os los de la comunidajd van sirvien-
do.-al grupo
%
un os tra s otr os y a tra ves de- una se rie
larga. de sefvi-
c
ios
o-cargos
no
necesaria'raente
de
autoridad.
Aqu i entrari, ap ar te de
l o s cargos considerados en la sec'6i-6n-..l', los que p asa n fiestas' a di
ver sos niveles, los delegados para atender a alumnos y profesores
(alcaldes o-*iamaUt'as
e'scolares),
lbs que
cuidan'
las cha cra s i ncl uso
ritualmente
r(yapu alc ald e,
o qamana), etc.
Evidentemente
esta
iroagen
de servicio a l grupo
ha^sido
distorsionada
con frecuencia por los no-aymaras hacia servici o al pode roso . De esta
forma la.hacienda fue creando todo el llamado sistema de pongueaje, y
8/19/2019 Albó, Xavier. (1977). La Paradoja Aymara. Solidaridad y Faccionalismo
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13'
otros cargo s de autoridad fueron creando sus sistemas de servidores,
mayordom os, etc. Aun hoy
5
despues de la reforma agraria, se sigue co-
rr ien do el riesg o de rein cidi r en esta' dis tor si6 n en. ins tit uci one s
:
«uevas.
Por ejemplo en algunas escuelas los
"alcaldes escolares"
no
'difieren mucho de lo que hab ria sido un pong o del profesor. Pero en
•general, en los c asos e n que no hay claramente-. un"sehor", prevalece
la imagen
de servicio al
grupo*.
E n
Copac'abana,
por
ejemplo,
los
reli
giosos
qui'sieron eliminar
el
antigUo
sistema
de
mayordomos que por
turno Servia n en el santuari o. Pero la s propias comunidades' se opu-
sieron, por cons ider ar que la pres enci a de un dele gado de ellas en
el santuario era una especie de .garantia para el grupo contra calanu
dades
naturales. '
v
1.24. 'Instituciones de reciprocidad.
L a s
instituciones
agrupadas en este
ultimo
grupo ya no tien en a la
colectividad
como'sujeto
u
objeto.
Se
trata mas
bien de un
intercam-
bio de b.ienes o energia entre unidades, individuales* Estas suelen
ser familias, pero en alguno de los casos pued en ser unidad es mas am
plias,
como
comunidades-,
Tambien
aqui tanchos
de
lps intercambios
vie
n en
acompaiiado's
de comida, bebida
ritual
s
u otras rauestras de
calor
i nterpersonal.
L a importaricia del concepto de reciprocidad en el mundo aymara viene
senalada tambien'
lingulsticamente
a tr aves de div ersos rasgos. como la
exis'tencia
de
varies
r adi cal es que* tien en
doble
direc cion (pedir/pres
tar, comprar/vender, etc*)? o el sistema bipersonal. del verbo aym ara
que obliga a senalar una persona sujeto y otra persona-obj eto (Alb6
1974).
a ) Yanap-i
P
Litetalmente, ayuda. Es la relacion al nivel mas intimo,
entre las familias mas vinculadas por parentesco real o,ritual.
Say que darla siempre que se solicita* Se da tan por supuesta, que
no exige una reciprocidad estric ta. .
b ) .Ayni. Es el nom bre generico comun en todo el ,mundo .aymara para de-
signar un tipo de interca'mbio que exige reciprocidad estricta,exa£
tamente
en el mismo tipo de trabajo o bi en
recibido.
Suele l levar-
se cohtab ilid ad de ayn is prestados' o
recibidos.
Ciertos 'tipos de ayni qcurren en,todas partes- Por ejemp lo, en tra
bajos
agricolas
y para
.intercambios
de
regalos
o ay ud as en aliraen-
'tos, bebidas, etc*
con
ocasion
de
tnat^imonios,
presterios,
al
cons
t
truir casa "niieva, etc. Otros ayni. por ejemplo para prestarse pla-
ta o para oumplir cargos comunitarios,, han empezado a ,perderse'en
alg una s regiones, sobre todo en aque llas e n que se estan in trodu-
ciendo sistemas economicos o
politicos m£s
occidentales.
Finalmente,
hay unas pocas regiones que aun. mencionan aynis por motivos de pe-
leas o venganza'So Estas regiones estan diseminadas por tpda la ;geo-
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14-
Es dificil es tablecer frecue ncias de ay ni . Much os dicen que ahor a
estd perdi endo fuerza, y que es prefer ible hacer arreglos de tipo
mas
tran sacc iona l, a base de pagar jornal es, sin una ulterior
obli
gacion de reciproci dad. Pero en la
practica
el ayni se sigue prac-
ticando habitualmente. Un informante de Yungas, zona con fuerte im
pacto de la
economia moderna
de
mercado
y caract erizad o por su me-
nor tradicionalismo, me hizo una estimacion de que a lo largo del
ano ha bri a he cho mas 'de un centen ar de ayn is y habria recibido tam
bien
mas
de cien aynis de
Otra
gente.
c )
Mink'a.
Es el tercer tipo gener alizad o de ayuda . A diferencia del
anterior, el. pago no eer exactaraente en el mis mo tipo -de serv ici o,
lo cual exigiria d'emora en el tiempo, sino inmediatamente en el
moraento
de
recibif el'servicio,
con lo que se tiene mas a la
mano.
Por ello la mink'a se parece mas al sala rio de tipo moderno. Pero
la forma de pago no suele ser en metalico sino en especle, por
*
ejemplo con el mismo
producto
que se
esta
cosec hando , y suele
im-
plicar comida para el que esta ayudando con mink'a. Tambien suele
lla,marse mink 'a al sustit uto que acude a un trabajo* en vez del
que
deberia
hac erl o, a cambio de
algun
tipo de
paga.
d ) Sataq a, o sathaqa. Es otra forma tambien muy generali'zada. El pro-
pieta rio de un terreno entrega algun surfco a otro indi vidub . El
prop ieta rio es quien pone la semilla y el trabajo.
El
beneficiario
sim plem ente lo cos ech a. Con 'todo hay- tambien casos en que el bene
ficiario pone s u semilla y/o su trabajo. Ello depende en parte de
la
funcion concreta
de cada sa taqa .
La sataqa puede ser simplemente una manera de manifestar araistad a
un famili ar, o a un' hue spe d. 0 tambien pue de ser' una m ane ra de en-
trenar a un hijo
menor
para su vida de adulto. En otros casos es
la manera de retri buir algun a ayud a, quizas en la propia siembra.
Finalmente es una forma de dar acceso a algo de tierra a los que
no tienen (ver Carter
1964: 50).
Fuera de los
primeros
casos. la
sataqa.introduce algunos"tipos de recipr ocida d entre los que no
son del todo iguales, quizas por no tener tierras en igual canti-
dad-o
e )
Chiki,.
Se parec e
a" "la
sata qa , ,pero s6lp se
c.onoce
;
en alg una s regio
ne s haci a el Nort e del lago Titicaca, tanto en el lado peruano co
mo
en-el
boliviano., Suele
haber
algunas var iac ion es
ent-p
sataqa y
chiki,
en
cuanto a la cantidad de terreno
implicada.
Er
Larecaja
(Quiabaya) y, Yungas ('Coripata) el chiki pu ede l legar a ser el
prestamo
de una parcela al que no tiene, sin otra mayor
pbligaci6n
por parte del
ultimo,
excepto ayudar alguna vez en forma relativa-
mente voluntaria al donante.
Por Aroma (Lawa chaca ) chiki es la reunion de la comunidad para ele-
. gir
autoridades-
tradicional es. En Tablachaca (Loayza) equivale a
una faena que dura todo el
dia;
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15.
f
) Qhatichi, unaqa.
Son otros nombres locales de la
misma relacifin
de
intercambio.
g) Waki. Esta ins tituci 6n se conoce en casi tod as par tes , con excep-
ci6n
de Yungas, del Norte de Poto si, y de mu chas
"partes
de Oruro.
S u
sentido
mas corriente es el de un intercambio de tierra y semi
H a . —una, especie de arreg lo de compahia, aparc irfa» o al p arti r
— , pero en
pequeiias
cantidades.
El
caso tipico ocurre cuando un
individuo se" encuen tra co n que su semilla no le alc anza para el
terreno que ya habia
preparado,
y en cambio otro individuo
"se
en
cuentra con que tenfa m£s semilla de la que cabla en el terreno
que habia preparado. Entonces los dos
ee ponen
de acuerdo y
siem-
bran la semilla del segundo en -el terre no del primero.. A diferen-
. cia de lo que sucede en los contratos criollos "de compafiia, en el
waki tanto el dueno del terreno como el duefio del producto reali-
..'zan juntos todos los trab ajos, y al final se reparten la cos echa.
Para
garantizar
la equidad del reparto, se asignan surcos
alter-
nos a cada un o. A veces el tlrmino waki a llegado a per equivalen
te al arreglo
m5s
occident al de aparc er£a entre un prop ieta rio con
tierras que no trabaja y un trabajador sin tierras propias.
Para Bertonio huaque es "pa
r
rte, porci6n, precio, m&rito";. y e l ver
bo
correspondiente
es
"concertar
de hacer
algo...
juntos;
.venir
al
justo".
h )
Medieros.
Por m uchas part es de Oru ro, excepto a l Nort e, cerca de.
La Paz, no se practica el waki, quizas por haber poca agricultura.
Pero
en estas regiones
eminentemente
ganader as y viajeras se cono
ce un
arreglo, analogo.
Cuando un individuo va con su
rebano
de 11a
mas a hacer u n viaje, por ejemplo para hacer trueque de prod uct os
en los valles, puede hacer un arreglo de
mediero
con otro indivi
duo, de modo que la mitad de la carga sea del dueno de las llamas
y la otra
mitad,
sea del
otro.,
Cuando
gste ultimo
yiaje,
hara
otro
tanto.
i )
Manqharuna, Manq'ayana,
Es
otro
arreglo propio de ganadero s (Oruro,
Pacajes, Aroma, Inquisivi).'Un individu o tiene una cria que se le
muere. Ent onc es la entrega a otro indi vidu o quien se la c ome
(manq'ayana= hacer comer), y a- cambio al cabo de un and entrega
otra cria viva al primero . Este intercamb io suele hacer se para
ayu
dar al incremento de los rebahos de los individuos ma's pobr es en
ganad..: si
que
."tisne .:ma-B JU*oadc> 'iaeume'
la
.mifectft dftJLa_cria:.4fcl jque:
tiene menos garia'doV---
8/19/2019 Albó, Xavier. (1977). La Paradoja Aymara. Solidaridad y Faccionalismo
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16.
k )
Truegue. Aparentemente
el trueque, conocido en todas partes, es una
mera transaccion comercial en la que se utilizan produc tos en vez
de din ero, por ser
6ste
muy escaso. Esta es sin duda la funcion
prin
cipai del trueque- Por eso
hay
tarifas bastante bien establecidas so
bre que cantid'ades deben intercambiarse en cada caso . Sin embargo a
rai z del trueque sur gen muchas vece s otras relacio nes de intercam
bio
,vincu'los
inter-familiares,
regalos,
etc*,
que hac en
pertine^i
te su raenci6n aqu i.
l.J. Otras manifestaciones de comunitarismo
Lo dicho hasta aqui deberia bastar para ver la fuerte vinculaci6n del
aymara con sus grupos
primarios,
es decir, su sentido comunitario. Evi
dentemente cada uno de los hechos senalados hasta aqui no basta para pro_
'bar en forma aisl ada el sentido comuni tario del aym ara . Pero el panora
ma v isto en conj unt o resulta. inipresionante. Aunq ue he insist ido en los
aspectos mas formales, no debemos- olvida r que e n la g ran mayoria de
lo s casos apuntados , tanto de asambleas y decisiones comunitarias,como
de ins tituc iones de trabajo y ayuda
mutua,
es tos int erc amb ios van acorn
panados de comida, de bebida, y'muchas veces de ceremonias rituales.
Es decir, la relaci6n se
lleva
a cabo en medio de un
ambiente
que ayu
da a
crdar "communitas"
en el sentido utilizado por Turner
(I969)'
se
subray a el sentid o de comunid ad y solidar idad emotiva, por encima del
de mera transacci6n o contrato.
Apa rte de los indicadores
mencionados
has ta aqu i, que giran solo en
torno de dos
temas,
se podrian
desarr'ollar
varios
m£s.
Por ra zone s de
espacio, aqui me
limltare
a sehalar
telegraficamente
algun os otros:
. las fiestas y ceremonias religiosas, a todo
nivel;
. el sentid o de lealta d a los gr upo s a los que esta adscri to un in
dividuo por
nacimiento
(familia, comunidad,
etc.);
. el
papel
de la comunidad y sus. auto rida des en la redis tribuc i6h
de reoursos v aca nte s y en la ay uda a los miembros' rods neces'^ta-
dos* en las comun idade s aymara s no hay mendlgos;
.
La
organizacion
residencial, con centros construidos casi
exclu-
sivamente
para la inter accio n comun itari a en torno a fiestas, fe-
rias , asa mbl eas, e tc. Por ello
abunda'n
los puebl os de fin de se-
raana que sig uen vaci os la mayor part e de los dias ordinaries.
Per o en estos mismos aspect os en que se realza la comunid ad reapar ece
co n frecuencia nuestra para doja. A veces el
egoismo
y la desconfi anza
se
manifiesta
con mayor viveza
precisamente
en las
mismas
ocasiones de
comunitarismo sehaladas hasta aqui. No es quiza s pura causal ida d el
que la misma raiz ayni, que designa la forma mas conocida de ayuda mu
tua,que
use
tambien
para
formar
un verbo que significa discu tir .
8/19/2019 Albó, Xavier. (1977). La Paradoja Aymara. Solidaridad y Faccionalismo
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17.
2. EL AYMARA INDIVIDUALISTA'
Pasemos a most car a hor a esta otra- cara de la mo ne da . El aymara no. lle-
ga a quedar sumergido cpmpletamente por> el grupo. Mantiehe claramente
su propia identidad individual. Sin embargo, la
presipn posltiya
y ne-
gativa ejerc'ida 'por el grupo, .junto con otros fa ctores que varian se-
gun las
pircunstancias,
determinan
con frecuenc ia que esta ident idad
del individuo frehte ai grupo se manifieste bajo la figura de mutua
desconfianza,
envidias,
y
eirentualmente
tambien bajo la forma de agre-
mas o menos. reprimida que en algu nos casos puede llegar a sa-
lir
a la' sup erf ici e, en f orma de
pleitos; demandas,
o incluso vio len -
cia-
Con lo aqui sehalado
no pret endo
adherirme
a las
imagenes evidentemen-
te distorsionadas sobre el caracter del ayma ra, present adas por todo
un coro de investigadores y escritores.
Estos
en la
mayoria
de
.los
ca
sos
conbcieron
al aymara. sol o a
distancia,
a traves de los vecinos de
-pueblos, los hacen dados , p.. las empresas de sus con-hacionales, ex-
tranjeros
establecidos en,la region, aymara*
Ademas casi
todos'
escribie
ron- en Ipocas en que la opresion sobre el aymara por parte de hacendados,
y autorid ades se hacia sentir
mucho ma«
que en- el
momento
ac-.
tual (ver resumen de opiniones en Bolton 1973) • En base a mis cpnoci-
mientos
del aymara bolivi ano actua l, puedo asegu rar que estas
.explica-
ciones
reproducen muchos
clix^s
y preju icios encontrado s
aun
hoy
dia
en gente "culta" de la ciudad*. Pero no repr oduc en la realidad aym ara .
En algunos casos la insistencia de esta leyenda negra en subrayar los
rasg os de hostilidad e inaccesibil idad del aym ara puede reflejar la
distan cia que el aymara ha
mantenido,
y en forma algo suav izad a sigue
manteniendo, frente a los grupos sociales que lo han sometido,,explo-
tado o
marginado
durante sigl os. En realida d este
distanciamiento
que
a l
extraiio aparece
sobre todo como hostili dad e inacc esibil idad, puede
esconder mas bien una personalidad noble y digna, dificil de doblegar,
capaz
de desarrollar un
sentido
de identidad y, dadas las debidas cir
cunstancias, de solidaridad de grupo frente a estos mismos grupos que
l a
amenazan.
Pero dejemos
este aspecto de las relaciones verticales
ehtre
aymaras
y las
clases dominantes
para otra
oportunidad..
Aqui me
limitare
a ana
lizar las relaciones horizontales entre campesinos aymaras. Primero
sefialare
algun os aspe ctos gene rales del individ ualismo ay mara y
des-
pues mostrare como esta actitud tiene su faceta en las propi as instit u
ciones
ay ma ra s y va construy.endo todo un siste ma pro pens o al facc iona -
lismo.
f
2.1.. Indivi dualis mo en la politica intracomunitaria.
El
individualismo y desconfianza del aymara
puede
observarse
perfecta-
mente en aquellas mismas ocasiones e instit ucion es en las que se conso
lida
su vivencia c omuni taria . Por
ejemplo, eh
el
nombramlento
de car
gos y en las asambl eas. Debido en parte a los conflic tos surgi-dos por
8/19/2019 Albó, Xavier. (1977). La Paradoja Aymara. Solidaridad y Faccionalismo
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18.
querer
imponer democracias
y valores
competitivos
occidentales en la
orga niza ci6n social aymara (por ejemplo a traves de los llamados sin
dica tos ), varios de los mecanismos de control mencionados en 1.1.
funcionan a veces
deficientemente.
Entonc es las autoridades de turno,
o elegidas por medio de un simulacro de votacion libre que camufla al
gun
tipo de rotacion, quedan un poco lanzadas a su propia
suerte.
Es
tos dirigentes se quejan de .que las "bases" (i.e. el resto de la comu
nidad) no quieren colabor.ar y de que ni siquiera asisten a las asam
ble as que ellos convoca n; o de que, si acud en a las asamblea s, las ba
s es asumen una actitud pasiva o falsa, diciendo por detras, o al reti
ra rs e, lo contra rio de lo expresado
publicamente minutos
antes. Pare-
ceria. que ento nces la auto rida d queda conv ertid a en un simple chivo
expiatorio" que debe cargar durante un aho todas las obligaciones y
pecados de la comunidad. Las bases la dejan sola en el ruedo
mirando
l a lidia detras" de la es taca da. En situaciones como estas lasasambleas
para
nombrar
cargos podrian caricaturizarse como una carrera
comunita
ria para ver- quien escabulle mejor el bulto. Sobre todo en el nombra-
mientp'de cargos secundarios, menos sujetos a rotaciones automaticas,
unos se dedican a
sugerir.
nombres de candidatos y los candidatos su-
geridos se dedican a excusarse apelando a que son demasiado viejos o '
j6ve nes, o a que ya han
cumplidp"
con otros
.cargos. El
que- no
logra
escabullirse (a vec es por estar aus en te ) es el que carga con el car
go.' No f altan ca sos en que la asamb lea decid e nomb rar al mas flojo o
criticon
para que apre nda a no
protestar.
Es
comprensible
que en
todo s esos casos, cuando al fin del ano las autorid ades acab an su
purgatorio, s6lo piensen en
"descansar".
Todo el sistem a conduce en-
t6nc es a una rutina individual ista y poco
creativa.
El
sistema de aut orid ade s y decisiones
comunitarias
de la
mayoria
de
comunidades aymaras se mueve en una cuerda floja con elementos del
po lo comu nitar io idea lizado e n 1.1 y element os del polo individual is
ta caricaturizado en el parrafo precedente. El que el aOr6bata se
acerq'ue a uno o a otro polo depende en parte de la per ici a de las pr o
p'ias co mu ni da de s y sus di rig en tes , y en par te de una s'erie de fa cto-
r'es ambientalesa que me referire en la ultima parte de este trabajo.
Tomemos
otro ejemplo, el de la distribucion equitativa de beneficios
entre todos lbs mie mbr os de la comunida d. La equidad de la di stribu
tion
pued e deberse no solo a un espiritu igualitario
sino
tambien a
la desconfianza colectiva. Hace unos anos hubo una iniciati va en una
colon ia de Yung as para introducir naranjos. Pero la iniciativa fraca
s6 hasta que por fin toda la comunidad
logro
po nerse de 'acuerdo y al
unisono todos introdu;ieron naranjos en sus parcelas . La raz6n dada
para explicar
es
1
'
o
fu^:
Ahora ya no hay peligro de que los que no
ti en en n aran jas se las quite n a los que ti enen . Las rautuas sosp e-
chas encontraron su equilibrio a traves de una accion
colectiva.
La
desco nfian za engendro un cierto comunit arismo . Pero un comunitarismo
que en ultima instancia era solo una yuxtaposici6n sincronizada de
ihdividualismos.
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20.
cobra eficazmente la multa a los inas isten tes. Pero liohaft-multae
sirvenpara que las autoridades hagan un obsequio (refresco, panes,
etc-)*
a los asistent es en la siguiente reun i6n
comunitaria.
Los trabajos colectivos pueden ser tambien la ocasi&n para la
compe-
tencia entre grupos dentro de la comunidad, o entre comunidades, si
se trata de obras de mayor envergadura*. Cada grupo suele- tener asigna
da-uha tarea bien -especlfioa,por ejemplo un ala determinada de la es_
cuela-, un tramo del camino, etc. y cada grupo tomara sumo cuidado en
que los otros
cumplan
su
cometido.
Si un grupo
falla
eh
la
part e que
tiene asignada, ninguno de los
demas movera un
dedo para
reemplazarle
en la misma-, aunque
el-
resultad o sea que la
obra,
por ejemplo el cami
no, resulte incompleta en perjuicio' de todos los' par tic ipa nte s. Hay in
cluso una de las -instituciones de trabajo colectivo , la wayk a, que im-
plica en si misma la idea de trabajar en forma competitiva dos o m£s
grupos.
Otro caso
ilUstrativo
es el de la aynuqa. Ya he
mencionado
que se tra
ta de
terrenos- comunitarios-
en que toda la comuni dad
siembra
y cosecha
lo mismo y al mismo ti emp o. Pero e n esas aynu qas cada familia tiene su
par cel a o pa rc el as , 'bien. delimitadas desde .'tiempos ancestrales. A fin
de cuen tas en las ayn uqa s toda la comunidad trabaja en tierras comuni-
taria s, pero a traves del trabajo y usufru cto bie n individua lizad o de
cada fa milia. Tambie n aqu i el trabajo y propiedad colectivos son la
yuxtaposicion sincronizada de
individualismos.
En cierta medida -se puede consi derar que todo el proc eso de relaci ones
interfamiliares a trav es del matrimonio y despues a traves de las re
des de
compadrazgo es
una
institucionalisaci6n
canalizadora de un sin-
fin de acc ione s de ayuda mu tua. Ahora bien,
tanto-
los ritos
como
las pr&cticas que giran en torno a esta institucion social multiple,
una de las mas desarrolladas-del mundb aymara, reflejan una vez mas
esta sinfonia a contrapu'nto de ali anz as, se ntido de grupo e individual
lismos desconfiados.
En los ritos ini ciales del matrimonio abunda n los
simbolismos
de desconfian za y agresi vidad entre las familias
protago-
nistas que, tras el
acuerdo,
culminan con una
celebracion
de
unidad.
Despu©*6 del ma trimoni o persist e la- Clara division entre los dos grupos
farailiares eh medi o de su mutu a colabo raci 6n, e incluso esposo y espo-
sa pueden mantener por anos las propiedades separadas de sus bienes.
Asiraismo las ali anz as entre famil ias, que va n surgiendo de matrimonios
y
compadrazgos",
al mismo tiempo que consol idan gr upos y redes de
cola-
boraci6n, pueden
llevar
a
delimitar
zonae geograficas y facciones so-
cia les en la co muni dad (Albo 1972 b, Carter '1972)„
Tambien
aqui
vemos
desconfianz"as que se resuelv en en alianzas y alianza s en que persiste "
la yuxtaposicion (no fusi6n) de intereses particulares.
2.3 . Individuali smo de grupo
Resumiendo
lo dicho hasta aqu i, el aymara res uelve mucha s veces la
te£
si6p entre individualismo y comunita rismo por medio del individualismo
en grupo. Ello puede
lograrse
o
oien
haciendo desfilar
sucesivamente
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21 i
todos y cada uno por los serv ici os y carg os
comunitarios,
o bien sin
o de empresa conju ntas, en las que en ultima instancia s6lo
e
uiaiforman
los intereses part icula res den tro de una
comun matriz
ins-
itucipnal.- Evidentemente, a la larga, esta reso luci on grupal de lo s
mistiea comunitaria que ana
al principio del tr abajo .
o de la comunidad aymara local abun dan las desco nfianz as, envi-
s
etc
v
,-y en algu nos lugare's' las di visiones y pleitos internos no
on
tampoco
desconocidos. Los casos
mas
frecuentes suele n ser peque-
por danos causados por animales en sementeras ajenas, por
palabras£ntercambiadas durante una borrachera, por confl ictos
marido
y
mujer
y
ocasionalmente
por
algun
caso de
infidelidiad
embarazo sin matrimonio. Tambien son frecuentes en luga
es mas poblados los litigi os por her enc ias . Todo ello es compatib le
la existencia del sentido co muni tari o. En su gran
mayoria
estos
resue lven -o mantienen a raya- localmente con las autori
asamblea".
Pero una manera de
manifestar enojo, estimula
a quizas desde afuer a de la comunid ad, puede ser elevar el caso.hasta
dades criollas del pueblo o a los abo gado s de la ,ciudad. En
caso excepcional el conflicto
puejie llevar
a la
muerte
del culpa
por ejemplo del c&nyug e infiel o m£s frecuentemente de un ladr>5n
tero (hay poco robo
intracomunitario).
Pero entonc es la propia co
se solidariza con el que ha
administrado
justicia por su cuen-
a y sirv.e de cober tura frente a la auto rid ad externa. En otros casos,
espor&dicos,
el culpable pued e ser forzado , directa o
indirect
a abandonar la comunidad," reestableciehdose asi de nuevo la
. A pesar de lo anterior y grac ias a esos mecanism os in
hay una relativa
armonia
dentr o de la comunid ad, e n
valle de Cochabaraba..
o ind icador de la misma tranq uilid ad es la -escasez de brujer ia de
otros de la misma comu nid ad. A p-esar de la gran
practicas
en el mundo
magico
aymara (Tschopik
1951)»
'son
re_
pocas las
practicas tendientes
a
embrujar.a
otro
miembro
comunidad.. En los casos de erabrujamiento 'la victima buscada sue
algun
individuo
mal
identificado, por ejemplo
alg$n
ladron des-
o, o algu ien de 'otra comunidad.
puntb el sigUiente hecho puede ser significativo para
r el indi vidu alis mo de grupo del aym ar a. Hay- una creencia muy
fetos
:
que
mueren
sin bautizar
(limpu,
achachila (abuelo), divinidad ances tral de los
os. Por lo tanto hay que enterrar sus
cad£veres
en la pun ta de
rro s-a cha chi la. D.e otro
modo llegaraii granizadas,
j
hela das y
mach'a (calamidades) a "la'
com uni dad (no al individuo.)
culpable.
1
llega
alguna de estas
ca'la'midades
a la c omun i
l yatiri (sabio sace rdot e) y las auto rida des hace n investi ga-
mujeres para averiguar cu^l de ellasha en
limbo ' dent ro
deulos limites comuaitarios
sin
llevaclo
8/19/2019 Albó, Xavier. (1977). La Paradoja Aymara. Solidaridad y Faccionalismo
26/64
22.
al cerro. Ahora bien en vari as comunid ades de Omasuyos, regi6n especial^
mente proclive al faccionalismo, se cuenta que la gente ha llegado a
una
simplificaci6n
del rito. En vez de llevar el
cadaver
hasta el ce
rro, demasiado lejano, se limitan a enterrarlo dentro.de los liraites de
alguna comunidad vecina. De esta forma la comunidad culpable se libra
de la
calamidad
y si el achach ila decide vengarse,
el daho caera'
en
to
do caso -sobre la comuni dad v eoina, lo cua'l ya no tiene importancia
(Allen 1972)- Algo parecid o se hace por todb Oruro con la s
enfermeda-
des, que se van sacando de una comunidad a otra, construyendo casitas
magicas en los caminos junto a los
(
linder'os.
- 3- EL AYMARA FACCIONALISTA
De todo lo dic ho has ta aqu i se deduce que el comu nita rism o ha nacido
de intereses indiv idua les. Grac ias a la coordi naci6n acumulativa de
esos inte rese s, se' va forja ndo
ciertamente algun
comunitarismo. Pero
el
germen
original
subiste.
Por eso
hemos
habla do de i ndividualismo
de grupo. De ahi al facci onalis mo solo hay un paso. Basta que los ihte_
res es de uno de los gru pos en tre n en conflicto c on los de otr o.
Este faccionalismo puede revestir distintos grados de
gravedad.
En mu
chos casos esta solo latente. Cuando sale a la superficie suele mani-
festarso
ant e todo en forma verbal
con-pcasion
de los encuentros
inter_
grupales en las fiestas , sobre todo bajo los efectos
del -alcohol. El
siguiente grado puede ser un pleito entre comunid ades que
-puede
durar
decadas y hasta siglos y llenar miles de
paginas
en expediente s, sin
mayores
resulta dos, e xcepto para los bolsillos de los abog adbs . A ve
ces el calor de la disp uta llega a la confro ntacio n fi sica. La chispa
pued e ser el desvio de una ace qui a, el pri nci pio del barbecho o cual
quier otr o tipo de acc i6 n unilate ral en torno al pbjeto de la cont ro-
versia. Enton ces puede haber intercambios de -golpes, pddradas, guerra
de hondazos,
etc.,
de los que pueden quedar algunas
victimas,
herid os 0
muertos,
como
saldo.
En casos mas
extremos,
no del todo ra ros , esta
s_i
tuacion puede volvers e cronica y los in identes de violencia se ha-
„cen
entonces reiterativos,
acumulanddse
las victimas por cada
lado.
El
apend ice y el
mapa
2
muestranlos
lugares en que he constatado fac
cionalismo a
menor
o mayor n ivel. Aqui me concentrar e en
analizar
otros aspectos
mas
estructurales de este
faccionalismo,
como son los
niveles organizacionales en que ocurre, los motivos es'timulantes, y
los resultados en sentido de
subdivisiones
ent'r.e comunidades.
3-1* Niveles de faccion alismo en la organizacion social
En otro artic ulo (Albo 1972a ) ya
indiqu6
la dificultad para
determinar-
con precis ion que es la comunida d para el aym ara . Porqu e son varios
los circulos
concen'tricos comuni'tarios'
;
-a
que pertenece un ayma ra. Poco
http://dentro.de/http://dentro.de/
8/19/2019 Albó, Xavier. (1977). La Paradoja Aymara. Solidaridad y Faccionalismo
27/64
23.
desi-u^s ("Albo 1972 b), analizando lo s proceso s de alian zas interfamilia
res a traves de
matrimonios
y
selecqi6n
de
padrinos, mostre"
c6mo pue
den irse- formando diversos subgrupos en una comunidad, los cuales poten
cialmente
pueden
llegar
a facciones dentro de la comuni dad,
y
con bas-
tante
frecuencia.a
la
forma.ci6n parcial
o definitiva
\e
nuevas
comunida_
des,
fragraentadas
de la comunidad origin al.
Por todo l o d i c h o , este faccionalismo puede
darse
a diversos nivele s.
El mds
frecuente suele ser entre
-dos
o
m5s
comunidades colindantes
cla-
ramente definidas como unida'des 'distintas, El segundo nivel mas fre
cuente es entre grupos dentro de
la
misma
comunidad*
Estos grupos son
n frecuencia nuevas comun idad es en gestaci on, las cuale s en un
momen-
to algido del conflicto llegaran a su autonomia definitiva (manteniendo
[nucha's veces vin culos c on la comunidad madre o las o tras aeocomunidades
herm anas a otros niveles o para
determinadas
actividades y colaboracio-
nes ). Un tercer nivel me nos f recuente pe ro no exce pcio nal de facciona-r
lisrao se da entre grupos de comuni dad es, sobre todo cuando entre los
dos gru pos l itig ante s cruza una' frontera
mas importante,
por ejemp lo en
tre comunidades
,
pertenec ientes a distintos pueblos , a distintas provin -
cias, o a dis tintos departament
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