Algunos aspectos invisibilizados sobre el estado de nuestro tejido social y sus condiciones para la práctica de la participación en la región y en los inicios del siglo XXI
Walter Morroni – III Congreso Uruguayo de Ciencia Política – 2 y 3 de agosto de 2010
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Algunos aspectos invisibilizados sobre el estado de nuestro tejido social y
sus condiciones para la práctica de la participación en la región y en los inicios del siglo XXI 1
Walter Fabián Morroni Pareja2
III Congreso Uruguayo de Ciencia Política
2 y 3 de agosto de 2010
área temática: 4. Gobierno y procesos decisorios
palabras clave: tejido social - prácticas participativas
Resumen
Muchas cuestiones que nos parecen obvias, no lo son, cuando desarrollamos un proceso de reflexión, tendiente a darnos explicaciones que nos permitan resolver o encontrar un enfoque satisfactorio a temas que nos interesan. Desde este lugar, entendemos que si bien resulta obvio para muchas personas que los procesos de las dictaduras militares que sufrieron nuestros países en los ’70, atacaron en buena medida las prácticas de participación y organización popular, no parece tan evidente que, aquell@s que trabajamos en la participación luego de esas dictaduras, tengamos presente que el tejido social quedó lesionado particularmente en este aspecto, e incluso con dispositivos que repelen y/o reorganizan la participación de manera que sea fútil su práctica.
1 Una primera versión de este trabajo fue realizado con la colaboración de Ruben Bouza, Ana Costa, Gianella Nion y Marcelo Oliver, integrantes del colectivo PPTS (prácticas participativas de transformación social) en el período que funcionó en el marco institucional del Proyecto FLACSO Uruguay. Fue presentado en el panel “Movilización popular y cambio político en América Latina” de la Reunión del Grupo de Trabajo de Historia Reciente y Movimientos Sociales de CLACSO (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales), el miércoles 14 de mayo de 2008, en la la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República del Uruguay. La presentación de este documento de trabajo, se realiza en el marco y como avance de una investigación en curso “La concepción metodológica de planificación-gestión integrada y participativa: aportes, dificultades y desafíos en el nuevo escenario que presenta América Latina en el siglo XXI”, que se propone abordar la relación entre métodos, prácticas participativas y de planificación, políticas públicas, transformación social, y emancipación, en América Latina. 2 Arquitecto y Magister de la Universidad de Buenos Aires en planificación urbana y regional (1990 y 2008). Formador en la concepción metodológica de planificación-gestión integradas y participativas. Coordinó el programa prácticas participativas de transformación social - PPTS (FLACSO Uruguay, 10/2007 a 5/2010). Forma parte del Núcleo-Red Interdisciplinario “Pensamiento crítico en América Latina y sujetos colectivos” (UdelaR, 2009 a la fecha). Participó de la experiencia de la Red Sur del Conurbano – SurCo (Buenos Aires-Argentina, 1997-2002), de las Redes PPGA (1999 a 2004), del colectivo “La Placita” (Montevideo-Uruguay, 2002 a 2006). Actualmente participa del proceso Red Intersocial Oeste – RIO (Montevideo-Uruguay, 2005 a la fecha) y del colectivo PPTS (Uruguay, 2008 a la fecha). [email protected] / [email protected]
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a modo de introducción
“(…) un invisible social no es lo oculto en alguna profundidad, sino que, paradójicamente, se conforma de hechos, acontecimientos, procesos, dispositivos, producidos-reproducidos en toda la extensión de la superficie tanto social como objetiva. Pese a que tal acontecer se reitera persistentemente en su inmediatez, es sin embargo difícil reparar en ello; son situaciones que se apartan del campo del entendimiento. Están ahí, insisten permanentemente, nos hacen daño incluso, pero mujeres y hombres transitamos y participamos en ellas sin verlas. Lo invisible no es lo oculto, entonces, sino lo denegado, lo interdicto de ser visto (…)”3
La participación “está de moda”. Nunca antes se había visto que, gobiernos asociados con
ideologías de derecha, centro o izquierda la reclamaran por igual. ¿Será que hablamos de la
misma participación de siempre? ¿Será otra? ¿Por qué tod@s la reclaman? ¿Será que ya
resulta inofensiva? ¿Será que se convirtió en un objeto de consumo? ¿Será que da prestigio?
¿O que es “políticamente correcto”?...
Es una práctica social que evidentemente ha transitado por múltiples situaciones a lo largo de
la historia de la humanidad. Particularmente cortas han sido aquellas etapas en que contribuía
a configurar situaciones orientadas a la emancipación. En los tiempos que corren, se la
encuentra por doquier, pero pareciera fútil su práctica a juzgar por los resultados… Tal vez es
un concepto que en la actualidad está “alienado” con su propia razón de ser.
¿Pueden haberse desarrollado operaciones en el cuerpo social orientadas a trastocar su
práctica? ¿Por qué hay tanta oferta de participación y al mismo tiempo tan poca demanda?
Daniel Feierstein4 nos sugiere que las experiencias de dictaduras militares en la región y las
prácticas sociales genocidas que implican, estaban orientadas a resolver uno de los nudos de
contradicciones en el sistema de poder “modernidad”: la autonomía. Es decir, auto-
determinación, “darse a sí mismo la propia ley” (concepto necesario para el desarrollo
científico moderno y muy problemático para su consolidación política).
La participación, como práctica social, la entendemos como participar en la toma de
decisiones, intervenir en las decisiones que afectan las propias condiciones de vida… pero la
mayoría de las instancias que encontramos hoy en día son de tipo “delegativo”, “consultivo”,
3 Ana María FERNANDEZ (1989): “Violencia y conyugalidad”; en: Eva Giverti y Ana María Fernández (compiladoras): LA MUJER Y LA VIOLENCIA INVISIBLE; Fundación Banco Patricios; ed. Sudamericana. 4 Daniel FEIERSTEIN (2003): “El fin de la ilusión de autonomía: las contradicciones de la modernidad y su resolución genocida”; en D. Feierstein compilador (2005) GENOCIDIO. La administración de la muerte en la modernidad; EDUNTREF (editorial de la Universidad Nacional de Tres de Febrero); Buenos Aires, Argentina.
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“no vinculante”. Además, ¿cómo desarrollar prácticas de participación, cuando el tejido social
se encuentra tan fragmentado, tan deshilachado?
sobre el sentido
“Importa poco si la vida es un bien divino o de la naturaleza. Lo que sí importa es que cada ser humano pueda vivirla como vida humana, es decir, apropiarse de ella para realizar un proyecto en el mundo que le de sentido y que no lo reduzca a la inmediatez de su cuerpo biológico.”5
Silvia Bleichmar se refiere así al sentido de la vida en función de considerar que,
particularmente entre las últimas dictaduras implementadas en la región y el período posterior
de profundización y ajuste del capital a través de su fase neoliberal, se incrementó
exponencial y significativamente la cantidad de situaciones de personas que se ven en la
disyuntiva de elegir entre la autoconservación6 y la autopreservación7:
“(…) la opción entre sobrevivir a costa de dejar de ser o seguir siendo quien se es a costa de la vida biológica.”8 “(…) en los períodos de relativa estabilidad histórica: se puede ser quien se es y, al mismo tiempo, conservar la vida. Pero esto no ocurre del mismo modo en períodos de terror, cuando la situación obliga a optar, y alguien debe escoger la vida a costa de la supervivencia identitaria –renuncias ideológicas, religiosas, políticas- o debe resignarse a la pérdida de la persistencia biológica para seguir siendo, aún muerto, quien se ha sido siempre.”9
Sostiene que los dispositivos de control bio-políticos, pasan de ser visibles y concretos en los
tiempos de terror de las dictaduras (campos de concentración o de exterminio), a ser invisibles
o sutiles en el marco de las democracias posteriores a las mismas.
“(…) es más difícil ver cómo estos procesos amenazantes [dictaduras-campos de concentración] toman formas no tan burdas, mucho más sutiles, pero igualmente desconstructivas, en circunstancias en las cuales el sujeto no se ve confrontado a la muerte inmediata pero sí a los modos habituales de vida; a causa de pérdidas identitarias tales como las que produce el pasaje a la desocupación sin posibilidad de
5 Silvia BLEICHMAR (2006): NO ME HUBIERA GUSTADO MORIR EN LOS 90; Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara; Buenos Aires, Argentina. Pág. 108. 6 preservación de la vida, realizando las tareas necesarias para ello 7 preservación de la identidad, conjunto de enunciados que articulan el ser del sujeto, y no sólo su existencia apelando a una cierta fórmula filosófica extendida 8 Silvia BLEICHMAR (2006): Op. Cit.; pág. 142. 9 Silvia BLEICHMAR (2006): Op. Cit.; pág. 174.
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retorno al trabajo –y no solo como medio de vida sino como emblema de pertenencia (…).”10 “Del lado de los excluidos, de los que ven aproximarse el tiempo por vivir desde una condición de ‘no necesarios’, marginados y a duras penas tolerados, destinados a ser socorridos por la acción social, la caridad, la supervivencia biológica pero dudosamente simbólica, acusados de vivir del trabajo de los demás cuando en realidad se les niega la posibilidad de acceder a uno, tachados de delincuentes, haraganes, drogadictos (…).”11 “(…) la política degradada a ‘bio-política’, reducción del ser humano a la pura conservación de la vida biológica, a la lucha por la supervivencia básica, al abandono temporario o definitivo de todo objetivo que no sea la resolución más inmediata de sus necesidades vitales más primarias. Se trata del proceso de desubjetivación más feroz que se haya enfrentado, proceso que no es solo efecto del hambre, del desgarramiento en la vísceras, sino de la convicción de que la vida propia no tiene ningún sentido (…) [para el/la/los otr@/s]. Las nuevas formas de la miseria reviven, de manera más o menos mistificada, la polémica respecto a las vidas que merecen ser vividas y aquellas que, parecería, han dejado de tener valor.”12
Entonces, entendemos que no debemos perder el sentido de nuestras luchas, nuestras
búsquedas, de nuestro hacer: que las vidas de las personas (las nuestras, la de nuestras
familias y nuestros seres queridos, la de nuestras comunidades, de nuestros barrios y ciudades,
de nuestros pueblos y nuestras sociedades nacionales, las de nuestra región, las del planeta),
en la mayor medida posible, “merezcan ser vividas”.
sobre participación
“La doctrina de los organismos internacionales en sus conferencias mundiales (ecología, Estocolmo 1972; hábitat, Vancouver 1976; salud, Alma Ata 1978) incorporó la participación popular a la designación taxativa de las NBI (necesidades básicas insatisfechas) del ser humano: salud, educación, vestimenta, vivienda, alimentación e intervención en las decisiones que afectan a sus propias condiciones de vida. Esta última se satisface facilitando la participación (…)”13
10 Silvia BLEICHMAR (2006): Op. Cit.; pág. 174. El corchete es nuestro. 11 Silvia BLEICHMAR (2006): Op. Cit.; pág. 143. 12 Silvia BLEICHMAR (2006): Op. Cit.; pág. 85. El corchete y el subrayado es nuestro. 13 FLACSO / GAO (1995): Proyecto LA CASA DE LA CIUDADANÍA Y DE LOS VECINOS de Villa Crespo y alrededores; Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (sede Argentina) y Red Gestión Asociada del Oeste de Buenos Aires, Documento F / G 1; Buenos Aires, Argentina (1ra. versión actualizada, mayo 1995, preparada por Héctor Poggiese, Vivian Balanovski y Eduardo Facundo Vázquez, con colaboración de Patricia Alí y Silvia Bravo). Pág. 16. La negrita está en el original.
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En un interesante documento elaborado por Héctor Poggiese en el año 199214, se plantea un
abordaje conceptual de la participación que nos resulta sustancial en su relación con lo que
planteamos en el punto anterior sobre el sentido:
“En primer lugar facilitando la participación en la planificación del desarrollo se estaría obteniendo rápida satisfacción de esa NBI porque ‘(…) si se utiliza la participación popular como instrumento clave del desarrollo es realista sostener que de todas las necesidades básicas, ella es la que primero y más rápidamente podría registrar crecientes niveles de satisfacción’15. En este camino sería también automática la reducción de la ‘pobreza institucional’ entendida como ‘(…) el aspecto dinámico de la relación que hay entre la estructura de oportunidades para participar y el grado de aprovechamiento que de ella pueden hacer los sectores más postergados de la población’16. Al aumentar el aprovechamiento de las oportunidades de participar los pobres estarían con más frecuencia realizando el fin buscado, esto impactaría en la calidad de vida. El concepto de calidad de vida está siempre prendido a expresiones materiales. Ahora bien, sin ser para nada secundarias, las necesidades de alimento, vivienda, ingresos y demás, ‘(…) no representan propiamente la calidad. Para connotar la diferencia con más fuerza, se puede contraponer pobreza socioeconómica y pobreza política. La primera pasa en buena parte por el hambre, por la miseria material, la segunda por la falta de participación’17. Este concepto de pobreza política se aplica entonces a la circunstancia de una persona o grupo, ser objeto de manipulaciones, un simple instrumento al servicio de formas de dominación. Si pobreza política es falta de participación o poner obstáculos a la conquista de la participación, para enriquecer la política, para darle calidad, hay que tratar las insuficiencias de los procesos participativos. La participación como valor se nos coloca así en términos de última finalidad (hay que buscarla como objetivo en un modelo futuro de sociedad), como medio (instrumento para resolver otras necesidades) y como fin en sí mismo (como una práctica que reduce la pobreza política, como la conquista humana básica en la dimensión de la cualidad).”
Más adelante, da cuenta de una cierta cantidad de cuestiones relacionadas con el ejercicio de
relaciones de poder (costos de oportunidad, manejo de la información, mediocridad en la
integración colectiva, entre otros), que condicionan la decisión individual de participar, ya que
considera que:
14 Héctor POGGIESE (1992): “Energización rural y participación social”; trabajo encomendado por FAO y presentado al Seminario Latinoamericano sobre Energización Rural, organizado por la Secretaría de Ciencia y Técnica de Argentina y FAO, con apoyo de PNUD, realizado en Buenos Aires, entre el 27 y el 30 de julio de 1992; Grupo Latinoamericano de Trabajo sobre Energización Rural para un desarrollo rural sostenible. 15 R. B. Tomic E. (1982): “El porqué y el cómo de la planificación participativa para las necesidades básicas: Un ámbito prioritario para su estudio”, in Revista Interamericana de Planificación, Vol. XVI. nro. 62, Junio de 1982, (México: SIAP), pág. 65. [nota al pié del original] 16 A. Flisfisch (1980): “Algunos Problemas Conceptuales en el Análisis de la Participación”; ILPES, Santiago, mimeo. Citado por R. B. Tomic E. [nota al pié del original] 17 P. Demo (1987): “Analiaçao Cualitativa”; Cortez Editora, Sao Paulo, pág. 27. [nota al pié y subrayado del original]
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“(…) participar es una opción, no una obligación. Cada individuo decide si quiere participar o hacer otras cosas. Pero esa definición de participar está permeada por una serie de condicionantes que, según como les sean presentados, facilitarán u obstaculizarán su decisión.”
la participación y nosotr@s
En el mismo sentido que no es posible pensar que siempre empezamos desde cero, no es
posible ignorar los procesos por los que hemos atravesado como sociedades. Esto es
reconocer condiciones, condicionantes particulares. Ya no estamos hablando de “lo que
debería ser” para cualquier ser human@ del planeta, no estamos hablando de la participación
en abstracto o de un derecho universal, sino que estamos hablando de una práctica en una
sociedad determinada y en un contexto determinado, en el marco de su propio proceso socio-
histórico-espacial. Estamos hablando de una historia particular, la de la participación, en esa
sociedad. Estamos hablando de condiciones que se generaron para favorecerla o
desfavorecerla. Estamos hablando de una “cultura” de la participación y de aprendizajes en
relación a su práctica.
L@s seres human@s tienen la posibilidad de aprender de sus propias experiencias. Las
sociedades también.
En trazos muy gruesos, y considerando tan solo el último medio siglo podemos decir que,
hace aproximadamente unos cuarenta años, una cantidad importante de nuestras sociedades
latinoamericanas, transitaba por situaciones de efervescencia social, movilización y militancia
político-partidaria importantes, confrontaciones de intereses, grupos en disputa, abundante
discusión y vida política, en el contexto de un mundo que se dio en caracterizar como
“bipolar”: capitalismo vs. comunismo -etapa que se desarrolla entre el fin de la segunda
guerra mundial (1945) y la caída del “muro de Berlín” (1989)-. El territorio del mundo era
disputado en esos términos. Dependía del lugar del mundo donde se encontrara nuestra
sociedad, el tipo de importancia estratégica que representaba en esa disputa (la “tercera
guerra” o la “guerra fría”).
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Para ubicarnos un poco en este sentido, traemos a Rofman y Romero18, que clasifican a
Argentina como un “sistema capitalista dependiente”, dando cuenta de las hegemonías19 que
fueron contribuyendo a lo largo de la historia de conformación de la región y a la
configuración de esta situación en este país20.
La década del ’70 estuvo signada a nivel mundial por la crisis que presentó el orden
económico del capital, relacionada estrechamente -y entre otras cuestiones- con la “crisis del
petróleo”. A nivel latinoamericano, en buena parte de los países de la región y en el orden
político, cayeron o cedieron los gobiernos elegidos democráticamente dando paso a dictaduras
militares que, con sus variantes, se orientaron y ocuparon de crear las condiciones que
necesitaba el capital para resolver su crisis y dar paso a una nueva fase del mismo: el
neoliberalismo. Estas dictaduras incluso, se vieron asociadas en algunos planos de su
accionar; un ejemplo de ello es el “plan cóndor”.
Una legalidad se sostiene, en principio, en el Derecho, pero fundamentalmente en los modos
de concebir la relación con el semejante, en el valor otorgado a la vida y en el respeto a la
intersubjetividad. Las acciones de los seres humanos pueden regularse mediante la
comprensión de sus consecuencias, por el encadenamiento que hay entre la conducta y su
resultado. (S. Bleichmar, 2006)
“(…) el pasaje del miedo al terror se sostiene en una premisa que se desliza, irremisiblemente, del uno al otro (…), el terror es la aniquilación de toda legalidad previa. (…) El terror emerge cuando no se sabe qué tipo de respuesta encontrará la acción por parte del otro, cual será la pena o la retribución que desencadene, bajo qué forma se sucederán los acontecimientos. El sujeto se ve entonces inerme, porque no puede regular su acción por los sistemas de representaciones previas que deberían darle un marco.” 21
La suspensión de la legalidad que implica una dictadura, en tanto la constitución en regla del
estado de excepción, la suspensión del orden jurídico -que toma forma espacial en los campos 18 Alejandro ROFMAN y Luis ROMERO (1973): SISTEMA SOCIOECONÓMICO Y ESTRUCTURA REGIONAL EN LA ARGENTINA; Amorrortu editores; Buenos Aires, Argentina (2da. Edición, 1997). Pág. 64-66. 19 Asumimos la forma de entender la hegemonía que propone Laclau: “Si la democracia es posible, es porque lo universal no tiene ni un cuerpo ni un contenido necesarios; por el contrario, diversos grupos compiten entre sí para dar a sus particularismos, de modo temporario, una función de representación universal. La sociedad genera todo un vocabulario de significantes vacíos cuyos significados temporarios son el resultado de una competencia política.” Ernesto Laclau (1996): EMANCIPACIÓN Y DIFERENCIA; editorial Ariel; Buenos Aires, Argentina. Pág. 68. 20 Para Argentina plantean las siguientes etapas: primera etapa la Argentina criolla ; segunda etapa (1852-1930) la producción de bienes primarios exportables; tercera etapa (1930-1952) la sustitución de importaciones; cuarta etapa (1952-1970) la penetración del capital internacional; quinta etapa (1973-1995… ¿2000?) crisis y resurrección de la democracia globalización económica y exclusión social. 21 Silvia BLEICHMAR (2006): Op. Cit.; pág. 189-190.
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de concentración y en los pozos de detención clandestinos del Estado-, rompe toda relación
entre la acción realizada y la sanción prevista (S. Bleichmar, 2006)22.
Sobre los campos de concentración, Feierstein nos dice:
“Este dispositivo cumple (…) una serie de funciones simultáneas: desactivación de los sujetos y fuerzas sociales contestatarios, deshumanización de los mismos como modo de justificación y legitimación de la operatoria genocida, disciplinamiento y heteronomización social a través de la difusión del terror –a la vez conocido y desconocido, que circula en base a rumores y que aprovecha las fantasías y miedos más recónditos para instalar su poder paralizante-, escisión de las víctimas del conjunto social a partir de la difusión de la sospecha y la desconfianza sobre su ‘aparición’ –en los casos en que esta se efectiviza- y, consecuentemente, difusión de la desconfianza como conducta social generalizada, como supuesta defensa que recluye a los sujetos en su individualidad y clausura las posibilidades de articulación política, de solidaridad, de cooperación.”23
De esta forma queda claro que, la experiencia concentracionaria, busca productos concretos
no solo en los que son seleccionados para transitarla, sino también, en el conjunto social.
Ahora bien, ¿qué pasa con todo esto cuando se terminan las dictaduras? ¿qué pasa con todo
esto cuando “recuperamos” las democracias? ¿desaparece todo automáticamente? ¿se va con
los militares?...
Feierstein, nos propone
“ [entre otras visiones] (…) la posibilidad de comprender al genocidio como un modo de ‘relación social’ peculiar del capitalismo”24 “(…) el genocidio reorganizador se propone transformar las relaciones sociales al interior de un Estado nación preexistente, pero de un modo tan profundo que logra alterar los modos de funcionamiento social del mismo. (…) esta idea (…) es fundamental para comprender el carácter específico del genocidio reorganizador, su intencionalidad y capacidad para alterar, a través de la muerte y el horror, los modos hegemónicos de relaciones sociales. Estoy refiriéndome con esto a las tesis que plantean la necesidad de imponer un determinado modelo económico (agroexportador y rentístico) y a su profunda resistencia durante treinta años, fundamentalmente a través de las mediaciones políticas (sindicatos, comisiones obreras, movimientos políticos, movimientos armados, movimientos barriales o estudiantiles) y, por lo tanto, al objetivo de aniquilar dichas mediaciones como modo de imposición de un modelo económico.”25
Entonces, estas dictaduras fueron las que permitieron el desembarco de los organismos de
financiamiento internacional ya como dueños absolutos de los países a partir de los fabulosos
22 Silvia BLEICHMAR (2006): Op. Cit.; pág. 105. 23 Daniel FEIERSTEIN (2007): EL GENOCIDIO COMO PRÁCTICA SOCIAL. Entre el nazismo y la experiencia argentina. Hacia un análisis del aniquilamiento como reorganizador de las relaciones sociales; Fondo de Cultura Económica (FCE); Buenos Aires, Argentina. Pág. 376-377-378. 24 Daniel FEIERSTEIN (2007): Op. Cit.; pág. 392. El corchete es nuestro. 25 Daniel FEIERSTEIN (2007): Op. Cit.; pág. 358. El subrayado es nuestro.
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endeudamientos en los que incursionaron los militares, y que luego, supieron cultivar nuestras
primeras “democracias”. Este es uno de los factores que hoy tiene más peso a la hora de la
definición de las políticas (tanto a nivel nacional, como provincial o departamental, incluso
municipal), ya que en su mayoría son realizadas con este tipo de financiamiento,
retroalimentando y profundizando el endeudamiento y el sometimiento a las reglas que se
fijan desde otros lugares. Esto en la práctica, representa una verdadera pérdida de soberanía.
Esta nueva versión o fase de funcionamiento del capital como orden económico, se conoce
como “neoliberalismo”, y tiene dos grandes protagonistas: el mundo financiero, las bolsas de
comercio y de valores de los países, por un lado, y los organismos de financiamiento
internacional, por el otro, en el marco de un universo que es “el mercado” y su modo de
funcionamiento “la globalización” (en la modalidad que se la conoce actualmente). A esta
etapa, pos caída “muro de Berlín” (1989 a la fecha) a raíz de la caída del comunismo como
orden económico alternativo al capital, algun@s la denominan “la cuarta guerra”, agrupando
bajo un mismo común denominador, a todos los conflictos bélicos y luchas sociales que han
habido en este período, resistiendo las condiciones y los cambios que implica la fase actual
del capital y el apoderamiento intempestivo de territorios con valiosos recursos naturales por
parte de las grandes potencias.
Retomando entonces, podemos decir que, no somos l@s mismos si formamos parte de una
sociedad que atravesó un proceso de dictadura militar y su experiencia concentracionaria, que
si no lo hubiera hecho. Ni hablar si la padecimos en forma directa y sobrevivimos. Al decir de
Feierstein, fuimos “sociedades genocidas” (durante las dictaduras) y ahora somos “sociedades
posgenocidas”. En función del modelo económico y las condiciones políticas que esto
implica, y a partir de las propias evidencias de sus consecuencias a casi treinta años de su
implementación, al día de hoy nos encontramos con personas que deben elegir la
autoconservación.
Y estamos hablando de estas sociedades en su conjunto, incluyendo a las personas con ideas
que pueden ser asociadas a la izquierda, a la derecha, al centro, anarquistas, ¡a tod@s!,
incluyendo a l@s que promovieron, apoyaron o justificaron esos golpes de Estado,
incluyendo a l@s que se persiguió específicamente, incluyendo a l@s que nunca nos dimos
cuenta ni entendimos nada… no importa si estamos del lado de l@s que ganaron o del de l@s
que perdieron… ¡tod@s hoy formamos parte y somos una sociedad posgenocida/genocida!…
¡tod@s perdimos!.
Es en este “territorio social” en el que vamos a pensar la participación hoy. Que forma parte
de una configuración histórica de la humanidad, de un modelo de humanidad, pero que
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además, en nuestro caso particular también es un territorio al que se le aplicó en los últimos
tiempos, un dispositivo específico (dictadura-campos de concentración), con unos fines
específicos, y que dejó de funcionar en buena medida, porque ya había realizado las
intervenciones y operaciones en el tejido social para lo cual había sido impuesto.
Además de realizar las reformas que el ajuste del orden económico del capital demandaba y
dejarlo instalado/impuesto como el único posible y deseable, se realizaron las reformas en las
relaciones sociales que eran necesarias para que esto fuera “sustentable”. Es decir que,
ninguna práctica que se pretenda en el campo de lo social, puede dejar de considerar esto.
“Venimos arrastrando, como en capas geológicas los restos de nuestra historia, y así como la dictadura fracturó los vínculos, arrasó con la cultura del compromiso, impuso la visión del miedo como razón de la conducta destruyendo un siglo de cultura política y de subjetividad en la Argentina, la convertibilidad, es decir, el modelo de bombeo de dinero hacia el exterior, (…) dejó como herencia el ‘sálvese quien pueda’ más degradado.”26 “(…) nos habituamos a justificar las acciones más ruines en aras de la supervivencia, a considerar que el interés privado, la ganancia de cada uno eran razones suficientes para la bajeza ante el semejante, y a afirmar que es la oportunidad la que determina la línea divisoria entre acciones morales e inmorales, entre justicia e injusticia, entre verdad y mentira.”27 “(…) nos hemos habituado a convivir con la inmoralidad porque hemos pasado a concebir nuestras acciones desde una evaluación pragmática, carente de ética, definidas por sus resultados inmediatos.”28
Bleichmar habla de “una generación tirada a los perros”, se sentía parte de los últimos de una
generación que tardaría mucho en volver.
“(…) una historia que sin ser cómplices, hemos sido responsables, y cuyos efectos nos golpean duramente, y cuyas representaciones imaginarias conservamos, y de la cual no hemos realizado aún un balance profundo.”29 “La especie de maniqueísmo que se impuso en los discursos es a menudo una manera de quedarse en la superficie de las cosas al mismo tiempo que se proclama un radicalismo de fachada. No puede hacerse como si la exclusión no fuera sino una suma de desdichas individuales. La exclusión es el resultado de un proceso, no un estado social dado. De allí la imposibilidad de actuar sobre ella sin situarse por encima, para examinar por ejemplo la desestabilización general de la condición salarial, la multiplicación de las situaciones de precariedad. Hablar de la exclusión sin mencionar estas transformaciones, querer reducirla sin modificar las reglas del juego para todos, no es más que ilusión y mentira. Con aires ‘de izquierda’, se vuelve trivialmente a la visión más arcaica de lo social como muleta de los disfuncionamientos más escandalosos de lo económico.” 30
26 Silvia BLEICHMAR (2006): Op. Cit.; pág. 28. 27 Silvia BLEICHMAR (2006): Op. Cit.; pág. 24. La negrita y el subrayado es nuestro. 28 Silvia BLEICHMAR (2006): Op. Cit.; pág. 27. La negrita y el subrayado es nuestro. 29 Silvia BLEICHMAR (2006): Op. Cit.; pág. 24. 30 Pierre ROSANVALLON y Jean-Paul FITOUSSI (1996): LA NUEVA ERA DE LAS DESIGUALDADES; Editorial Manantial; Buenos Aires, Argentina (4ta. reimpresión, 2003). Pág. 27.
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el “territorio virgen” (sobre l@s que están desinformad@s y/o no participan hoy)
¿Será “apatía”, como a much@s les gusta definirlo hoy? ¿O será el aprendizaje de tantas
lecciones tomadas a la fuerza, y ahora ya incorporado a nivel de la propia subjetividad?
Tal vez es correcto definirlo como apatía si sucede en los países del ponderado primer mundo.
Pero en América Latina, donde siempre nos caracterizaban por otro tipo de conductas, muy
pero muy alejadas de la apatía, resulta por lo menos extraño.
A much@s se les ocurre que, las personas que no participan o que cuesta mucho que se
sumen a actividades de esa naturaleza, se trata de que no están “informados” o no
“aprendieron” sus derechos como “ciudadan@s”, que “no se animan” a ejercerlos, que “hay
que enseñarles”. Esto hace ruido, ya que por la negativa, significa que consideramos que hay
personas que “no son ciudadan@s”. Ahora comprendo que en todo caso, en términos
generales, la explicación que mejor se ajusta es la de que “no se animan”… ¡y vaya, si hay
motivos suficientes para que “no se animen”!
Esto da vuelta el argumento, y ya no se trataría de una sociedad compuesta de personas de
cuarta categoría o más abajo, cercana en la escala evolutiva al mundo del reino animal, que no
sabe, no aprende, no quiere, no entiende, lo que implica “ser ciudadan@”; algo que sí saben
como corresponde, las personas que pertenecen al primer mundo, o ya, podríamos decir la
“elite global”31.
Todo lo contrario. Estamos hablando de personas y sociedades que aprendieron muy bien de
lo que se les enseñó, de su propia historia, de lo vivido en carne propia y ahora vuelto
subjetividad… Aunque, pensándolo bien, no tanto, ya que las lecciones siguen siendo
impartidas cotidianamente, como complemento y segunda etapa de los procesos dictatoriales
a millones de personas, por lo menos en nuestro continente, reducidas a la mera subsistencia
frente a la “elección” entre existir o ser, ya que ¡no se pueden las dos cosas al mismo
tiempo!... ¡demasiado lujo!
¿Entonces? ¿Se trata de un territorio “virgen”? ¿Se trata de que “hay que informarl@s” y
“hacerles comprender” la importancia de la participación?
31 Zygmunt BAUMAN (2002): LA SOCIEDAD SITIADA; Fondo de Cultura Económica (FCE); Buenos Aires, Argentina (1ª edición en español, 2004). Pág. 284-6.
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L@s técnic@s llegamos a través de las políticas, o de las ONGs., etc., “al territorio”, aquella
población que por lo general corresponde a una misma condición socioeconómica -
mayoritariamente situaciones de nivel medio-bajo, bajo, o excluíd@s-, y l@s informamos
sobre sus derechos, sobre los daños y lo conveniente del cuidado del ambiente, sobre los
buenos modales frente a la violencia de género, doméstica e infantil, sobre ser solidari@s y
organizarse cooperativamente, sobre lo bueno del trabajo colectivo y horizontal, sobre la
buena alimentación y los buenos hábitos para el cuidado de la salud, sobre la sexualidad y el
embarazo adolescente, etc., etc., etc. ...
Sin embargo ¡nada de esto se promueve en el mundo exterior a esas situaciones! a nivel de la
sociedad en su conjunto. Todo lo contrario. Sigue imperando la cultura machista (aggiornada,
remixada, actualizada); se sigue atropellando y poniendo en riesgo el ambiente y explotando
los recursos naturales de manera abusiva; sigue ejerciéndose el poder de manera
“asimétrica”32 (sujeto-objeto); sigue valorándose y festejando la cultura competitiva,
individualista, especulativa y hedonista; siguen pisoteándose los derechos de las mayorías;
siguen concentrándose las decisiones y las riquezas cada vez en menos manos; se siguen
violentando y atormentando los cuerpos y las vidas de las personas obligándolos a elegir entre
conservar la vida o ser quien se es (o se quiere ser); se siguen burlando los funcionamientos
instituidos o preestablecidos y se jacta públicamente de ello; se promueve y se ejerce el
verticalismo, el autoritarismo y con ellos el clientelismo; así como el consumismo y la sobre-
estimulación sin límites ni sentido; entre otras cuestiones…
¿Cómo tendrían éxito las iniciativas, los valores, las metodologías, que les proponemos, si en
el mundo “lo que triunfa” lo hace de la manera contraria y enarbolando los valores
opuestos?... ¿es una suerte de profundización de la “alienación”?... ¿contribuimos a ese
aumento?... y las personas con las que tratamos, nuestra población objetivo ¿por qué deberían
creernos si la realidad muestra evidencias de lo contrario? ¿acaso son personas tontas? ¿acaso
tienen alguna dificultad para aprender de la realidad?... ¡no!... es decir que si no participan, si
no adhieren a nuestras propuestas, puede ser sencillamente porque saben (aprendieron) que no
es por ese camino que se triunfa o se es exitos@.
Entonces… ¿por qué hay personas que “¡no participan!”? Seguramente por muchos motivos.
Algunos de ellos responden al aprendizaje social que tenemos por ser sociedades
posgenocidas, donde se operó para destruir esa práctica, o dejarla a través del terror en estado
32 Nélida ARCHENTI (1994): “Las mujeres, la política y el poder. De la lógica del príncipe a la lógica de la acción colectiva”; en D. H. Mafia y C. Kuschnir, compiladoras (1994): CAPACITACIÓN POLÍTICA PARA MUJERES: GÉNERO Y CAMBIO SOCIAL EN LA ARGENTINA ACTUAL; Feminaria Editora; Buenos Aires, Argentina. Pág. 17.
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irrecuperable. Otros, al aprendizaje a partir de experiencias anteriores de participación
inconducente, es decir, una participación que no produjo los resultados que se esperaban o se
promocionaron para esa práctica (ej.: participación consultiva, participación puntual o aislada,
etc.). Otros, a una adhesión/incorporación/encarnación de los valores y las prácticas que
promueve y disemina hasta el hartazgo el modelo cultural imperante, completamente en
contradicción con la propuesta y los argumentos que se esgrimen desde la corriente
participativa-progresista. Solo algunos, de muchos otros motivos posibles, pero de los que se
escucha o se habla poco. De los que aquí se presentan, ninguno es caprichoso y todos
responden a un tipo de aprendizaje social, o a una superposición de los mismos…
confirmamos entonces que, no se trata de un “territorio virgen”.
el “territorio de ciudadanía” (sobre l@s que estamos informad@s y participamos hoy)
¿Somos hij@s del discurso neoliberal, donde todo lo relacionado con la política es corrupto y
necesita del control ciudadano? ¿O somos hij@s del progresismo, de Paulo Freire, la
educación popular y su pedagogía para la liberación de l@s oprimid@s, junto con el recuerdo
de una mística y unos tiempos latinoamericanos ya idos?
Creo que definitivamente lo primero. Y, depende de quien se trate, si se anima o no, a mostrar
su adhesión a algunos valores que remitan a ¡alguna ideología! (frente a tanta mirada
desideologizante y “light”) y necesita encontrar algún argumento más sólido, la posibilidad de
hacer referencia a Freire, Matus u otros referentes
¿Y l@s que somos ciudadan@s: cómo participamos?
Desde los ’90, en la región se vienen bajando los discursos de la descentralización, la
participación, el control y la transparencia del Estado, bajando desde el primer mundo,
bajando desde los organismos internacionales, bajando desde los que saben!
Este discurso resulta muy fácil asociarlo con la lógica de esta última fase del capital, el
neoliberalismo, y particularmente con la propuesta de “participación” que sostiene el
toyotismo33. En este paralelo de que la gestión de la empresa toyotista es equiparable a la
gestión de las ciudades hoy, ambas desarrollan sus planes estratégicos, sus manuales de
33 Ver una buena explicación en pág. 121-122 de Ricardo ANTUNES (2005): LOS SENTIDOS DEL TRABAJO. Ensayo sobre la afirmación y la negación del trabajo; Ediciones Herramienta y Taller de Estudios Laborales; Buenos Aires, Argentina.
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procedimientos para la gestión de calidad, sus planes de inversiones, su marketing, etc., etc.
La ciudad es una empresa-patria-mercadería34 con lo cual le corresponde aplicar los modelos
de gestión y funcionamiento empresariales. El toyotismo propone entre otras cuestiones, la
participación de los obreros y empleados de la empresa, para mejorar y optimizar al máximo
el rendimiento de cada puesto de trabajo, además de “ponerse la camiseta” de la empresa. Esta
participación “consultiva”35 que se da en toda ciudad moderna y/o progresista que se precie de
tal, a juzgar por los resultados, más que una apropiación y ejercicio de los derechos de
ciudadan@, pareciera una participación para extraerle mayor información a la población, de
manera tal de optimizar y potenciar las inversiones urbanas que mejoren la rentabilidad del
capital, realizadas en esta empresa-patria-mercadería: la ciudad (global).
En este sentido se asemeja a la participación de los trabajadores en la reflexión sobre las
posibilidades de optimizar la producción en sus puestos de trabajo (gestión de calidad), ya que
transfieren su saber-hacer, pero no son ellos los que deciden qué es lo que queda y lo qué no,
ni cómo se organiza el conjunto, en el manual de procedimientos y de gestión de la calidad.
Los pobladores dicen lo que quieren y lo que no, opinan sobre alguna propuesta, pero nunca
saben a dónde va a parar todo eso, ni quien lo procesa, ni qué queda o no, y cuál es el sentido
si posteriormente no ven ningún resultado. Se los convoca periódicamente (y a veces en
paralelo entre diferentes instancias o temáticas -salud, medioambiente, etc.- u organismos
diferentes) a realizar diagnósticos36 y a opinar.
Para algunas de las personas que asisten a estas prácticas, hay una “saturación de
participación”, pareciera que la participación es tanta, que está pensada o para jubilados o
para desocupados (que por cierto en estos tiempos son muchos). “Tendrían que pagarnos un
sueldo por participar”. Para aquellas personas que frecuentan este tipo de situaciones, la
34 Su gestión debe ser eficiente en términos empresariales; sus problemas son aquellos que se encuentran dentro de sus límites, sin hacerse cargo de los territorios en los que se asientan, compitiendo con identidades propias en forma directa con otras ciudades; y debe ser vendida como una mercancía. Otilia ARANTES, Carlos VAINER y Herminia MARICATO (2000): A CIDADE DO PENSAMENTO ÚNICO Desmanchando consensos; Editora Vozes; Petrópolis, RJ, Brasil (2ª ediçâo). 35 “En la práctica, este modelo de participación habilita los discursos de manera unidireccional, ya que a esas instancias unos van a decir algo (un reclamo, una denuncia, una propuesta o proyecto, una información) y otros a escuchar algo de lo que no tienen conocimiento y desean saber. Ya se trate de funcionarios, de técnicos, de políticos, de vecinos, se va a decir algo para que otr@s escuchen y/o a intercambiar discursos. Se “consulta” sobre lo que quieren, sobre lo que necesitan, sobre lo que opinan. Como allí no se toman decisiones ni lo que se diga es vinculante, el producto –en el caso de que se registre y sistematice-, es una sumatoria de opiniones individuales, no una construcción colectiva.” Walter MORRONI (2007): PLANIFICACIÓN URBANA: algunas cuestiones que la implican en los mecanismos de producción y reproducción de VIOLENCIA URBANA estudio de caso: incidencia de la infraestructura del ferrocarril como barrera, en la trama urbana de Lomas de Zamora; tesis de maestría; programa de formación en planificación urbana y regional – PROPUR / escuela de posgrado facultad de arquitectura, diseño y urbanismo – FADU / universidad de buenos aires – UBA. Mimeo. 36 En algunos casos, son tantos los diagnósticos en los que la población ha participado que ya cuando comienza una actividad lo primero que se ruega es no repetir una instancia de esa naturaleza.
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participación lo tiñe todo, está en todos lados, todo el tiempo se puede estar participando… y
al mismo tiempo, no se verifican cambios, o resultados, producto de esa participación… es
decir, la participación no es conducente.
Pareciera que queda en el terreno de “la militancia”, del “compromiso con lo social”. Hemos
aprendido que lo político es malo, y lo que puede ser útil es la militancia social con onda
solidaria:
“Es preciso afirmarlo con vigor: la compasión no puede servir como política. Ésta no es cosa de buenas intensiones. Implica arbitrajes y opciones. En la política de los buenos sentimientos, no se habla ni de impuestos ni del costo de la solidaridad; no se discuten los efectos eventualmente perversos de ciertas políticas sociales, así como tampoco se procuran determinar verdaderos derechos. Uno se contenta con dar testimonio de una forma de solicitud. Es una manera piadosa de erigir la impotencia en valor moral.”37
Estas personas que viven entrampadas en un “discurso políticamente correcto”, invierten
innumerable cantidad de horas y recursos económicos y materiales para la participación, y en
el mejor de los casos, quedan retribuidos por una suerte de “liderazgo” reconocido por sus
pares y/o por los técnicos de la gestión; o, peor aún, por su condición de “ciudadanos” que
ejercen el reclamo de sus derechos, en contraste con los que no lo hacen (y que por
consiguiente, son “no-ciudadanos”). Son “mano de obra barata”, en realidad “gratuita”, que
trabajan para hacer eficientes y “sustentables” las políticas que “bajan” desde la gestión.38
Y viven en una suerte de “alienación”, ya que supuestamente participan activamente de
mejorar la política de que se trate, de implementarla incluso, pero no se logran ver los
cambios esperados a partir de la misma… la realidad no cambia en general, si no es muy
puntualmente o para peor.
Debido a las nuevas corrientes de formulación de políticas públicas, las mismas no pueden ser
concebidas sin “participación de la población”, ya que no serían de ninguna manera
“sustentables”… Pareciera ser que la culpa de que fracasen las políticas que se implementan
hoy en día en aquellos gobiernos que se autoproclaman como progresistas, termina siendo de
la población “que no participa”, “que no se apropia”, de lo que la gestión les quiere dar para
su bien!, etc., etc.
Casualmente, lo que “baja”, lo hace desde organismos de financiamiento internacional, que
tienen toda una batería de políticas, para todas las temáticas, listas para aplicar, con su
financiamiento incluido y su correlato de deuda externa de los países que “las necesitan”. Esto
37 Pierre ROSANVALLON y Jean-Paul FITOUSSI (1996): Op. Cit.; pág. 25. 38 Walter MORRONI (2007): Op. Cit.
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es, un análisis y diagnóstico de las situaciones, que ya está elaborado, que en todo caso
demanda y acepta ajustes de la población local para aumentar su eficacia (en términos de sus
propios intereses que no son necesariamente los que un@ quisiera imaginarse), con una serie
de “soluciones” a modo de “kits listos para armar”, que responden a una lógica que es la
misma que los provoca y retroalimenta todo el sistema: la lógica del capital.
Al decir de Antunes: múltiples fetichizaciones contaminan y penetran constriñendo aún más
el afloramiento de una subjetividad auténtica. En las instancias de participación, nos
encontramos con innumerables situaciones ya prefabricadas, frases hechas, que circulan por
doquier, particularmente por los medios de comunicación, y también por los ámbitos
territoriales donde estas políticas “buscan” su demanda… Las personas, los pobladores, “ya
saben lo que tienen que decir” para ser merecedores de esas políticas, para calzar en el
encuadre de “beneficiario”, y así se trate de otro tipo de políticas, esas frases, esos
diagnósticos se repiten y reproducen una y otra vez, sin ton ni son, hasta el cansancio,
constituyendo una subjetividad que poco sabemos si tiene que ver con la propia, y que podría
ser la misma en África, en América Latina o en Asia, los titulares son los mismos… Parece
que pasa lo mismo en todos lados... ¿?
Hay una suerte de banalización de la participación… al mismo tiempo que resulta una
experiencia alienante… no tiene que ver con lo que nos pasa, con lo que deseamos, con lo que
construimos con otr@s, sino más bien es un “como si”, que “es necesario hacerlo”, que
completa una serie de procedimientos y formularios que tienen como requisito las políticas y
el financiamiento de las mismas hoy.
entonces…
Estas son algunas de las cuestiones por las que se comprende claramente las observaciones de
Feierstein en relación a las “prácticas sociales genocidas”, a su sentido para que otros modelos
fueran posibles, para que estas tergiversaciones, estas “alienaciones” fueran posibles, para que
los discursos, las palabras pierdan significado y digan cosas completamente opuestas a su
práctica… para que mueran los discursos ideológicos… para que se doblegue el sentido
común y se reemplace por otro.
La pregunta es ¿qué hacemos con todo esto? Así no recordáramos muchas de las cosas de las
que han sucedido a lo largo de la historia de la humanidad, de las muertes, de los
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sufrimientos, de las iniquidades… olvidémonos por unos instantes de todo ello y de las
“fotos” que vemos cotidianamente a nuestro alrededor. De nuevo: ¿Qué hacemos?…
Y si además encontramos algunos indicios de posibilidades de otras cosas a partir de lo que
algun@s autor@s nos señalan: de la posibilidad de “relaciones sociales-relaciones políticas-
relaciones de poder” practicadas de manera simétrica, entre adultos, sujeto-sujeto
(Archenti39); si además nos insinúan que en el caso del dispositivo de “metabolismo social-
modelo de producción-orden económico” puede ser de otras maneras y que no necesita de
relaciones jerárquicas estructurales de dominación y subordinación (Antunes40); que somos
sujetos sujetados que tenemos la única posibilidad de repetir, pero en ese repetir todavía
podemos elegir entre “reforzar” o “desplazar” lo existente (Butler41); que lo hegemónico, se
trata de diversos grupos: “particularismos” que temporalmente asumen una función de
representación universal siempre incompleta e imperfecta y fluctuante, dado su origen en
prácticas articuladoras en un territorio en permanente disputa entre fuerzas antagónicas y de
fronteras inestables (Laclau-Mouffe42); … y ahora sí de nuevo, recordando (o viendo en vivo
y en directo) las fotos de la injusticia, la inequidad, la desolación, el terror, los dispositivos
descarnados de la miseria humana en su sometimiento acabado a su propia enajenación-
alienación en las fábricas de muerte-campos de exterminio (Feierstein)… ¿Qué hacemos?…
…Y si decidimos hacer algo, cuando intentamos ensayar algo para hacer… ¿Cómo aprender
y/o tener en cuenta y/o sortear todas las restricciones-dispositivos de los que venimos dando
cuenta, y otros más?… ¿Tendremos la paciencia-urgencia necesarios para desandar, desarmar,
desestructurar, entre nosotr@s mismos y con nosotr@s mismos y con los otr@s mismos todo
ésto? ¿Tendremos en cuenta una vaga idea de cual es el punto de partida?…
Hablar de coherencia y de transformación social ¿Sigue siendo un anacronismo, una
desubicación, una cierta patología relacionada con la nostalgia y el romanticismo idealista y
utópico? ¿o un empecinamiento trasnochado e ideologizante justo ahora que nos habíamos
deshecho de las ideologías? …
De casualidad, mirando por arriba una revista que me llegó circunstancialmente, leo el título
de una nota-entrevista a Silvia Bleichmar “NACIMIENTO EN EL CEMENTERIO”. Me
impacta. Me quedo. Me devuelve una imagen impresionante. Una metáfora exacta, que me
parece que ayuda a imaginar cada situación, cada intento, por no repetir reforzando, sino
39 Nélida ARCHENTI (1994: Op. Cit. 40 Ricardo ANTUNES (2005): Op. Cit. 41 María Luisa FEMENINAS (2003): “Aproximación al pensamiento de Judith Butler”; conferencia impartida en Gijón, el 5 de diciembre de 2003. Documento 4 del “Taller de pensamiento nómada. Sin centro ni dirección”; Ateneo Heber Nieto, Montevideo, 2007. 42 Ernesto LACLAU (1996): Op. Cit.
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repetir desplazando, nacimientos, con toda su fragilidad, con toda su vulnerabilidad, y al
mismo tiempo, con toda su luz, en medio de un lugar de la muerte, con toda su gravedad, con
todo su peso, todo su hielo abismal, tan contradictorio e inhóspito para nacer… que no sólo
actúa sobre las conciencias y las subjetividades desalentando cualquier intento por nacer, sino
también, sobre las propias posibilidades de sobrevida después del parto. La participación en la
toma de decisiones, debe seguir buscando su condición de posibilidad, pero no debemos
simplificar y/o ignorar el punto en el que estamos ni cuales son las condicionantes para su
práctica.
¡noticias de último momento!
“(…) Pero luego el FA se enfrentó en la capital, por primera vez, con el problema de ‘quedarse sin programa’, y la debilidad para proponer nuevas metas -o al menos para retomar con nuevos ímpetus los problemas que no pudo resolver en el primer envión- hizo que sus fortalezas iniciales se convirtieran en zonas de alto riesgo. (…) mezcla de descontento y desencanto de una ‘clase media’ que se siente desamparada. (…) La experiencia de los centros comunales zonales mostró los límites de la apuesta a institucionalizar la participación ciudadana, que presuntamente iba a ir en aumento, y el fracaso de ese proyecto amenaza con arrastrar la idea misma de que hay que gobernar muy cerca de los vecinos.”43
¿Profecía autocumplida? …¿Podemos desanimarnos con los magros resultados de los
múltiples intentos por hacer “que la gente participe”? …¿Sólo se trata de nuestras buenas
intenciones de un lado y la falta de respuestas o la ausencia del otro lado? …¿No tenemos
nada que revisar en relación a los métodos que se vienen ensayando y proponiendo?
…¿Existe solo un conjunto de herramientas que, depende del/la técnic@ que las implemente
serán buenos o malos los resultados? …
Preliminarmente, nos animamos a decir que a lo largo de las últimas décadas, se han
invisibilizado los métodos, las herramientas técnicas, los modos que se proponen para la
práctica de la participación. No se discuten. Parece que esto se debe en buena medida a que no
hay opciones o alternativas que discutir… a la “globalización” (como modo de metabolismo
social hegemónico) pareciera que le corresponde un “pensamiento único” (modelo cultural-
43 Marcelo Pereira (2010): “Puntos débiles”; sección Política, periódico La Diaria, miércoles 7/7/2010; Uruguay.
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economicista hegemónico), y a su vez, a ambos, un modo único de hacer, un “método
único”…
En Uruguay también podemos informar sobre otras “noticias”. Con sus penas y glorias y en
una situación completamente minoritaria, se vienen ensayando otros modos de hacer en
términos de prácticas participativas.
Nos interesa destacar en particular, experiencias y procesos que viene desarrollándose en el
oeste de Montevideo y que son impulsadas por actores que se reúnen en lo que denominan
Red Intersocial Oeste – RIO. Se trata actualmente de una red de procesos-proyectos: Espacio
de Gestión del Parque Público Punta Yeguas, Grupo Promotor de un proyecto “alternativo”
para el predio y las instalaciones del ex Frigorífico Nacional, y el Grupo Promotor de
Usuari@s de Salud del Zonal 17.
Los primeros dos procesos, se iniciaron a partir de prácticas autónomas de grupos sociales
luchando por cuestiones que los afectaba, y que luego de los tiempos de lucha y resistencia,
comienzan a trabajar para generar alternativas y propuestas para esos espacios físicos (predios
que ahora son del Estado). El tercero no trabaja sobre un espacio físico, sino que se ocupa de
prácticas y valores culturales relacionados con la Salud y el buen vivir de las personas que
habitan el zonal 17 (y ahora también las zonas 14 y 18), entendiendo en un sentido complejo e
integral estas cuestiones.
Estas experiencias se encuentran a partir del desaliento que les producían las propuestas
institucionales del estado en relación a la participación. También se encuentran a partir de una
búsqueda en común: participar en la toma de decisiones sobre los problemas que l@s afecta y
su entorno-territorio. En este sentido y desde el año 2005, vienen utilizando aportes de la
concepción metodológica de Planificación-Gestión integradas y participativas44, que propone
la configuración de escenarios para el desarrollo de prácticas de planificación y gestión, a
partir de actores-redes mixtas (socio gubernamentales: entre Estado y Sociedad) que sostienen
esos escenarios-prácticas.
Estas experiencias-prácticas, le proponen al Estado otros modos de participar, otras formas de
relacionarse entre Estado y Sociedad: relaciones “simétricas” (entre pares: sujeto-sujeto),
trabajar colectivamente para resolver los problemas juntos, tanto en la toma de decisiones
como en la gestión e implementación de las mismas. No son un “grupo de presión” o de
44 Esta concepción metodológica, viene siendo sistematizada, ensayada y elaborada desde hace más de tres décadas, en distintos países de la región y sobre diversas problemáticas. Ver Walter Morroni (2010): “La concepción metodológica de Planificación-Gestión (integradas y participativas) como contribución a la formulación de políticas en procesos-proyectos y redes socio-gubernamentales”; III Congreso Uruguayo de Ciencia Política, 2 y 3 de agosto de 2010.
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“lobbystas”, “yendo por lo suyo”. Se trata de personas y colectivos que entienden que es
necesario trabajar por la transformación del modelo hegemónico vigente orientados en un
sentido emancipador. También son concientes de cuanta importancia tienen los “modos” en
que se desarrollan las prácticas de relaciones sociales, que son relaciones políticas, es decir,
relaciones de poder. El modo que proponen para el desarrollo de cada una de sus actividades,
es discutido, trabajado y diseñado cuidadosamente entre vecin@s, técnic@s y polític@s, para
que cumpla en la mayor medida posible con los objetivos buscados para cada actividad, pero
sin renunciar a los valores y concepciones que vienen sosteniendo en el marco de sus
procesos.
Por supuesto que no se trata de una panacea, ni de una receta, ni de algo acabado. Solo se trata
de permitirse en primer lugar, de visibilizar los modos (los métodos y sus herramientas
técnicas) para poder identificar su pertinencia y ajuste con cada situación, reconocer las
alternativas posibles, y “elegir” el que colectivamente resulte como más adecuado. En
segundo lugar, no adoptar una actitud prescriptiva y cerrada, dando cuenta de la necesidad de
aprender permanentemente de la propia experiencia y práctica, con los consecuentes ajustes,
correcciones, modificaciones, complementos, etc. Finalmente, asumir que, cada elección-
decisión, beneficia a un@s y no lo hace con otr@s, favorece ciertas cosas y desalienta ciertas
otras. El modo en que se tomen las decisiones, también es un hecho político, y los técnico-
académic@s tenemos una responsabilidad sustancial en ello.
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Walter Morroni – III Congreso Uruguayo de Ciencia Política – 2 y 3 de agosto de 2010
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Documentos de experiencias: o PLAN DE MANEJO DEL PARQUE PÚBLICO PUNTA YEGUAS 2009; documento-
sistematización del Seminario-Taller “REFORMULACIÓN Y AJUSTE DEL PLAN DE MANEJO DEL PARQUE PÚBLICO PUNTA YEGUAS”; actividad organizada por el Espacio de Gestión del PPPY y la Intendencia Municipal de Montevideo; realizada los días 28, 29 y 30 de agosto de 2009, en la Facultad de Ciencias económicas y administración de la UdelaR (Universidad de la República) y la Casa de Campo “Otro Mundo”, Montevideo, Uruguay; en proceso de edición a cargo del Colectivo PPTS (prácticas participativas de transformación social), a ser publicado por la Intendencia Municipal de Montevideo.
o EL FRIGORÍFICO NACIONAL Y EL URUGUAY PRODUCTIVO, Red Intersocial Oeste y Mesa
Zonal Oeste del II Congreso del Pueblo; publicado con la colaboración del PIT-CNT, UdelaR y FLACSO Uruguay, en julio de 2008.
o Documento CONSTRUYENDO DE FORMA PARTICIPATIVA UN PROYECTO ALTERNATIVO
PARA EL PREDIO Y LAS INSTALACIONES DEL EX-FRIGORÍFICO NACIONAL; documento-sistematización del Ciclo-Taller de planificación participativa para la elaboración de un “proyecto alternativo” para el predio y las instalaciones del ex-Frigorífico Nacional; ciclo organizado por la Red Intersocial Oeste - RIO, la Comisión 4 de Marzo de Casabó y la Policlínica Casabó; realizado durante los meses de septiembre a diciembre de 2006, en la Comisión 4 de Marzo de Casabó y en el Centro Comunal Zonal 17, Montevideo, Uruguay; mimeo, publicado en una edición de trabajo (fotocopias) por el Centro Cultural Casa Bertolt Bretcht.
o PLAN DE MANEJO DEL PARQUE PÚBLICO PUNTA YEGUAS 2006; documento-
sistematización del Seminario-Taller “DISEÑANDO JUNTOS EL PARQUE DE PUNTA YEGUAS. Diseño y gestión participativa de parques y del nuevo Parque Público de Punta Yeguas”; actividad organizada por el Grupo Pro-Parque de Santa Catalina y la Intendencia Municipal de Montevideo; realizada los días 17, 18 y 19 de noviembre de 2006, en el Cabildo y el Jardín Botánico de Montevideo, Uruguay; mimeo, publicado por la Junta Departamental de Montevideo.
o PLAN SALUD DERECHO DE TOD@S; documento-sistematización de la III ASAMBLEA del
Movimiento de Usuarios de los servicios de Salud del Zonal 17; actividad organizada por el Grupo Promotor del Movimiento del Zonal 17; realizada el 8 de julio de 2006; mimeo, publicado por el Ministerio de Salud Pública (Dirección General de Salud).
o ¿QUÉ OESTE TENEMOS? ¿QUÉ OESTE QUEREMOS? A tres años de la Audiencia Pública
ante el proyecto del Cerro Free Port; documento-sistematización de la actividad organizada por la Red Intersocial Oeste (Intersocial por un Cerro productivo, La Placita, Intersocial de Paso de la Arena, Red Oeste, Grupo Pro-Parque de Santa Catalina, Comuna Tierra, Cooperativa de pesca COPESA, radio comunitaria La Cotorra FM, Centro Cooperativo Jardín de los Colores, y vecinos a título personal); realizada el 5 y 6 de agosto de 2005, en la Casa de la Amistad, en el Cerro, Zonal 17, del oeste de Montevideo, Uruguay; editado por la Junta Departamental de Montevideo.