Barquisimeto, 11 de marzo de 2014
Historia y Crítica de la Arquitectura II
Santiago Gabriel Ramos Guaido
Arquitectura en el tiempo
El renacimiento, periodo de la historia donde, gracias a grandes genios y un conjunto de eventos y
contexto específicos, condujeron a un renacer de la cultura clásica, que estaba enterrada entre las ruinas
antiguas, consecuencia de la oscuridad del medioevo. La cultura clásica grecorromana rica en ciencia y
bellas artes, de filósofos, matemáticos, y grandes artistas.
Antes de que los grandes acontecimientos de esa época revolucionaran el mundo como se conocía, hubo
que tener un terreno fértil. La época medieval no lo había dejado fácil con su dogmatismo, los
pensadores no eran libres para pensar sin que se les considerara de herejía, y por tanto cualquier teoría
que contradijera los ideales del poder dominante en ese momento y único heredado de la cultura
romana (Iglesia Católica) sufría graves consecuencias que iban desde torturas hasta la muertes público
(Hogueras humanas), para imponerse frente a la población. En esencia, no es diferente a lo que existe
hoy por hoy, pero que gracias al avance de nuestra cultura en valores humanos o tal vez lo que esta bien
o no visto, aunque aún se puede ver en algunas regiones del mundo o sistemas políticos.
El mundo tuvo que preparar terreno para darle bienvenida a la Antigüedad y esto fue en la república
italiana de Florencia. Siena y Florencia fueron repúblicas que además de ser vecinas, rivales. Estas
grandes ciudades compiten por poder, artístico, intelectual y territorial a finales de la edad media,
siendo Siena superior a Florencia. La peste negra atacó la ciudades de Siena y Florencia en la baja edad
media (1348) reduciendo la población de ambas a la mitad e incapacitadas para la lucha entre ellas,
haciéndolas buscar objetivos menos efímeros y dejando en una situación de ventaja a Florencia.
La arquitectura moderna, la amplia variedad de diferenciados estilos arquitectónicos que este término
que comprende entre sí, y a veces hasta opuestos, pasaron por un periodo desde finales del siglo XIX y
continúa a lo largo del siglo XX, que si bien no busca raíces en la tecnologías o culturas antiguas, busca
nuevas bases en la tecnología de la época que la revolución industrial en el siglo XVIII había sentado sus
bases en algunas capitales europeas, proponiendo un nuevo horizonte para la arquitectura nunca antes
visto con nueva tecnología, materiales, problemas por resolver, dejando gran libertad para el diseño o
libertad a los arquitectos de nuevos dogmas que seguir.
La revolución industrial fue un periodo de punto de inflexión en la historia, comprendido desde la
segunda mitad del siglo XVIII hasta los comienzos del siglo XX. Comprendió también cambios a nivel
tecnológico, científico y cultural en las sociedades industrializadas (Gran Bretaña, luego el resto de
Europa y América del norte), jamas antes visto. Si bien la revolución industrial supuso avances
agigantados en todas esas disciplinas respecto a siglos pasados haciéndonos encontrar inmediatamente
después con la arquitectura de hierro, para los fines del ensayo lo enfocare en la arquitectura moderna
y como de esta pasamos a lo que conocemos como la arquitectura contemporánea de nuestra época.
Este periodo logró que grandes cantidades de personas se movilizaron desde su entorno rural hasta la
ciudades, por eso la población citadina aumentaba rápidamente, creando nuevos problemas en las
ciudades por su rápido crecimiento, lo que requirió la construcciones nuevas soluciones, un nuevo
urbanismo.
Ingeniería y el cálculo
Con la burguesía florentina al poder, comenzó el proceso de construirse una nueva imagen
a la ciudad. A comienzos del quattrocento se realizó un concurso para la culminación de la Catedral de
Florencia (Santa Maria de las Fiore), la cual solo requiere la culminación de una cúpula que había sido
deseada por su proyectista Arnolfo di Cambio. En este sale a relucir la imagen de Filippo Brunelleschi,
que luego de venir y estudiar antiguas ruinas romanas, especialmentes las del Panteón de Agripa, viene
a traer consigo lo que sería el primer aporte a la arquitectura renacentista, la cúpula de la iglesia.
Tuvo que reinventar todo un sistema para la construcción de esta cúpula, desde la colocación de los 4
millones de ladrillos hasta invención de máquinas elevadoras y grúas, lo cual supuso un enorme avance
sobre la tecnología de la época.
Para sentar las bases tecnológicas del movimiento moderno, los ingenieros del siglo XIX tuvieron que
dejar de lado los cánones de belleza historicistas de los arquitectos de la época al momento de
proyectar los puentes, estaciones de tren y sistemas constructivos basados en los nuevos materiales
producidos en masa que la revolución industrial tenía para ofrecerles, como el hierro y acero. No
necesariamente estas obras están vinculadas directamente al movimiento moderno, pero si sentaron la
base tecnológica donde se construirán las nuevas edificaciones. El triunfo de la Torre Eiffel por el Ing. de
apellido homónimo, en la exposición universal de París en 1889 es una prueba de ello.
Le Corbusier lo explica bien con su afirmación “Los ingenieros fueron los arquitectos del siglo XIX”.
Los griegos y las máquinas
La inspiración para los renacentistas fue la Antigüedad, la cultura clásica grecorromana, por lo tanto, para
los arquitectos renacentistas lo fue los famosos tratados de Vitruvio. En estos se detalla la arquitectura
romana, desde principios arquitectónicos hasta la distribución de los edificios en las ciudades, pasando
por materiales de construcción y sistemas constructivos. Al estudiar estos tratados y las ruinas griegas y
romanas antiguas se fue creando el canon de belleza renacentista, basado en la reinterpretación de los
elementos compositivos clásicos, que pueden resumirse a los 5 órdenes clásicos: dórico, jónico, toscano,
corintio y compuesto.
Los órdenes fueron descritos por el arquitecto manierista Sebastiano Serlio en “Los siete libros de la
arquitectura”, difundiendo por toda Europa y convirtiéndolos en prácticamente el lenguaje “universal”
de la arquitectura hasta el siglo XIX, donde justamente el movimiento moderno viene a hacer acto de
presencia primero en contraposición a lo clásico, como lo fue el art nouveau (No necesariamente es el
estilo en el que hago hincapie) .
La máquina se comienza a convertirse en el canon de belleza de los artistas y arquitectos del siglo XX, ya
que para ellos representaba la modernidad y lo nuevo. Movimientos artísticos como el constructivismo,
el cubismo y el neoplasticismo iniciado por Piet Mondrian dan las bases para una nueva arquitectura,
alejada de ornamentos, geométricamente pura, basada en la máquina. Esto, al igual como la cultura
clásica en el renacimiento, supone que ambos cánones artísticos no fueron simplemente eso, sino
grandes cambios en diversas disciplinas y ramas del arte, cambios en la manera de percibir el mundo. En
ambos periodos el mundo conocido se estaba expandiendo, en el renacimiento con el redescubrimiento
de América y en la época contemporánea al siglo XX con la globalización, aunque estos no afectaron
directamente la arquitectura, pero muestra la importancia de las épocas.
Le Corbusier hace una elegante afirmación combinando ambos cánones “Admiro la perfección desde que
vi el Partenón. Y, en nuestra civilización, esa perfección la aporta automáticamente la máquina, que no
es un espanto ni algo horrible, sino un útil extraordinario de perfección”.
Florencia y Roma, Europa y Norteamérica
El centro del mundo artistico y cientifico florentino en el siglo XV fue el mismo centro del renacimiento.
Florencia se convirtió en el promotor del Renacimiento, con la inversión abierta en las artes por parte de
los mecenas, que luego pasarían a ser los propios papas en Roma durante el siglo XVI, donde la
reconstrucción de la ciudad sería el lienzo para que los arquitectos hiciesen sus proyectos. Figuras como
Brunelleschi, Alberti o Da Vinci en Florencia y Bramante y Miguel Ángel en la ciudad de Roma. Ambas
ciudades brindaban una libertad artística e intelectual que justo en ese momento no tendrían en el resto
de Europa, ya que a pesar de la decadencia del medioevo, la cultura se mantenía muy conservadora y no
compartían los objetivos que Florencia tiene luego del ascenso de la burguesía o Roma al querer el
papado reconstruir la ciudad luego del abandono, con una nueva imagen del cristianismo que el “nuevo”
lenguaje arquitectónico brindaba.
En la época moderna, el éxito de los materiales como el hierro, el acero o el cristal laminado hizo que La
Escuela de Chicago los tomara como suyos luego de que el incendio de Chicago en octubre de 1871
permitiera la reconstrucción de la ciudad con un sin número de proyectos, financiados por el capitalismo
en ascenso y prospero norteamericano. Aumentó el precio de los suelos en la ciudad, por lo que se
comenzó a ampliar el tamaño en vertical de los edificios que gracias al uso del acero y las nuevas
tecnologías era permitido. De aquí vemos figuras como Louis Sullivan o Frank Lloyd Wright y donde nace
el lema “la forma sigue a la función”
En Alemania y Francia se establecieron dos grandes influencias, por Alemania la Escuela la Bauhaus y en
Francia el taller de Le Corbusier a comienzos del siglo XX. A pesar que entre ambos dieron el lenguaje a
lo que llamarían después “Estilo internacional”, que rompía con el historicismo que predominaba en
Europa, no tuvo la misma recepción que en América, por los nuevos cánones de belleza basados en la
máquina.
Estudio de las proporciones humanas
El enfoque antropocentrista del renacimiento fue literalmente tomado en cuenta en la arquitectura,
convirtiendo al ser humano en el protagonista. De esto podemos tomar referencia el estudio de las
proporcionalidades del ser humano hecho por Leonardo Da Vinci, hombre modelo renacentista, basado
en la descripción del hombre y su relación con las construcciones, hechas por el mismo Vitruvio en la
Roma Antigua. A estas descripciones junto con un dibujo de un hombre desnudo incrustado en un círculo y
cuadrado lo llaman “El hombre de Vitruvio”, donde además de indicar las los estudios antiguos de
Vitruvio, agrega uno hechos por él y lo ejemplifica todo en el dibujo, relacionando al hombre con las
matemáticas.
Volviendo a nuestra era nos topamos con que el hombre sigue siendo el protagonista de la arquitectura,
solo que se está ampliando a un enfoque colectivo. Por lo tanto continúan los estudios acerca de él y
como relacionarlo cada vez más al lugar donde habita. Para esto, el famoso arquitecto Le Corbusier
continuó estudiando al hombre y desarrolló el conocido “Modulor” que a mediados del siglo XX fue
dado a conocer al público en general en el libro “Le Modulor” (1948). En este se estudian las medidas del
ser humano, mezclandolas con el número áureo, se toma la medida de un hombre con el brazo
levantado, que en ese momento fue de 2.26 m luego se divide a la mitad en dos cuadrados (1.13 m), desde la primera medida multiplicando sucesivamente y dividiendo de igual manera por el número de oro se obtiene la llamada serie azul, y de la segunda del mismo modo la roja. Sin lugar a dudas, el Modulor fue una reestructuración del Hombre de Vitruvio para el movimiento moderno.
Arquitectura renacentista y moderna
Si bien, en Europa, antes de que el renacimiento hiciese su acto de presencia, la arquitectura gótica era
la predominante, compartida en algunas ocasiones con la arquitectura islámica. Solo dos estilos
arquitectónicos y sus variantes similares predominaban en Europa. Durante el renacimiento sólo surge o
resurge de la antigüedad un solo estilo diferenciable de los otros, pero el verdadero valor de esto yace
en todo lo que este lenguaje arquitectónico trae consigo. Pasando del enfoque empírico que se tenía en
las construcciones durante la época medieval a uno racional donde la invención de la perspectiva
científica y los puntos de fuga suponen enormes ventajas al momento de construir y componer, dando la
posibilidad de percibir el resultado final a priori.
La arquitectura moderna al igual que lo fue la renacentista, supone un avance científico y teórico
enorme, donde los nuevos avances científicos daban a los arquitectos más libertad a la hora de
proyectar, y por lo tanto esto trajo consigo diferentes lenguajes arquitectónicos (algunos que en la
actualidad no hay donde clasificarlos), el cual fue uno de los más resaltantes en las primeras épocas:
Estilo Internacional.
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