CRISTO Y LOS ECONOMISTAS
Rodulio Perdomo
Coordinador de Investigaciones
FOSDEH
unque no existían en tiempos de Jesucristo las profesiones de: economista,
sociólogo, trabajador social, etc., no es para nada peregrino establecer que este
hombre-Dios admirable si tuvo una conversación profunda y densa con los
proto-economistas y otros proto-profesionales de su época. Recordemos la capciosa
pregunta de aquellos sabios que andaban siempre tendiéndole trampas: “¿Hay que pagar
impuestos?” ---le preguntaron---Jesucristo, que conocía bien por donde iba aquel asedio
les pide a los inquisidores que le muestren una moneda. Tomándola en sus manos les
enseña un lado de la moneda y les re-pregunta algo así como: ¿de quién es esta imagen
acuñada en la moneda? Y los economistas no vacilan en contestar al unísono: “del
CESAR” …bueno, concluye, el paciente divulgador de la Verdad: “Dad al Cesar…lo que
es del Cesar”.
Hoy, casi dos mil años después, parece muy claro que hay que pagar impuestos. Y es una
respuesta dirigida a todos, no se escapa Warren Buffet ni Slim ni Trump. Con esta
respuesta los inquisidores-economistas fueron, probablemente, desarmados de su
intención de develar a un Hombre-Dios anti sistémico y/o anárquico.
En otra ocasión, los cobradores de impuestos trataban de localizar a Jesucristo y a uno de
los que después serían parte de sus apóstoles, claramente querían cobrarle un impuesto
por ser persona natural, seguramente ignoraban que era DIOS-Hombre, y Jesucristo
manda al apóstol a tirar el anzuelo para atrapar un pez con la instrucción siguiente: cuando
lo pesques saca de su interior una moneda y paga con ello al cobrador de impuestos.
Jesucristo nos exhortaba primero a pagar impuestos y después El mismo, no importando
su condición de DIOS, también pagó impuestos. No demando, no exigió que se le
A
exonerara de pagar impuestos. Hoy, los economistas contemporáneos, no podrán salir a
defender que a algunos
empresarios se les debe exonerar el pago de los impuestos.
Hay muchos ejemplos en las sagradas escrituras del diálogo que el Dios-Hombre siempre
quiere establecer con economistas y con otras muchísimas profesiones. Me quedo con
este pasaje de la Viuda de Sarepta, referido también por Jesucristo como un pasaje
admirable con Elías como protagonista, donde a pesar de que esta mujer en extrema
pobreza apenas dispone en su alacena de un puñado de harina y un poco de aceite elabora
un pan y lo comparte primero con el profeta Elías. Aquí, creemos, Jesucristo nos exhorta
a compartir…y esto es bastante curioso porque muchos economistas no exigimos que los
multimillonarios compartan su riqueza, o que usted, estimado lector, comparta con el más
necesitado…cada quien, dicen los neoliberales, es responsable de producir y/o agenciarse
los bienes y servicios esenciales para subsistir. Pero, Jesucristo, en sentido contrario a tal
racionalidad, nos pide que veamos la gran lección de la viuda de Sarepta: compartiendo
lo único que tenía para subsistir. Para los economistas sería verdaderamente irracional
que los pobres extremos compartan de lo poco que tengan con otros más necesitados. Los
economistas, la mayor parte de las veces, descartan que haya algo trascendental en el
misterio de compartir con los demás.
Para los economistas resulta extraordinariamente difícil, aunque no imposible, no ser
cartesianos por aquello de: “No aceptar como verdadera cosa alguna que no se sepa con
evidencia que lo es”.
Tanto los economistas pro-capitalistas como los pro-comunistas nos ajustamos a la
premisa de la evidencia o la demostración irrefutable de que solo el mercado, en un caso,
puede repartir bienes y servicios y; en el otro caso, solo el poder de un Estado omnipotente
puede repartir a cada cual según sus necesidades. Es decir, los economistas se cierran a
defender o al mercado o al Estado…no existen otras alternativas.
¿qué tenemos en Honduras? Si es la defensa fundamentalista del mercado estaremos
defendiendo que a los pobres multimillonarios hay que exonerarles de pagar impuestos
para que puedan generar empleo. Si es la defensa fundamentalista del Estado, estaremos
exigiendo entregar la libertad de los individuos a un Estado todo poderoso que dará a
todos por igual. Aquí, nos volvemos a Descartes, preguntado si existen evidencias en la
Historia de que entregando la libertad de los individuos a una clase dirigente que
producirá la mejor sociedad humana posible. No por la literatura de Orwell, “Rebelión en
la Granja” o “1984”, más bien por la propia observancia imparcial de la realidad, pues,
realmente, nos encontramos que, en ambos casos, Mercado o Estado, siempre surge una
clase dirigente aburguesada que coge para sí 10 y reparte 2 a los demás.
En nuestra Honduras requerimos, con urgencia, que los políticos más que los
economistas, dejen entrar a Jesucristo a sus casas y conversen extensamente sobre la
precariedad extrema del mundo hondureño que hemos logrado construir. No tengo la
menor duda que de este encuentro luminoso con la oscuridad saldrán muchos “Zaqueos”
que dirán: hoy ha llegado la salvación a esta casa…y estarán impelidos a devolver lo
tomado de manera deshonesta.
Honduras, no es el mundo, pero es nuestro mundo y los economistas del patio bien
haríamos en conversar, todos los días, con Jesucristo quien es: Camino, Verdad y Vida.
También toda la humanidad, sin excluir a los que trabajan en los Organismos Financieros
internacionales, bien harían en descubrir el Alfa y el Omega que es el Gran Redentor.
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