1
CRITERIOS BÁSICOS PARA EL ENSANCHE DE LOS PUENTES DE PIEDRA
Florentino Regalado Tesoro. Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos
1. INTRODUCCIÓN
La manipulación, sea ésta del tipo que fuere, de los puentes viejos de piedra que pueblan todo el territorio
nacional, plantea en primer lugar el problema de discernir y definir, el grado, las formas y maneras de cómo debe
ser hecha la misma, en función de la catalogación del puente objeto de estudio.
Si resolver la cuestión anterior ya resulta sumamente problemático, el asunto se complica al máximo cuando
dicha manipulación va encaminada a ensanchar los tableros de los vetustos y nobles puentes de fábrica, si los
mismos se muestran incapaces en su vejez, de tener que soportar la insaciable demanda que el tráfico de
vehículos exige en nuestros pueblos, ciudades y carreteras.
Los puentes de fábrica admiten francamente mal cualquier alteración de su fisonomía aparente, se venda como
se quiera vender dicha alteración, y por consiguiente, lo más inteligente y sensato consiste en no alterarlos, o
alterarlos lo menos posible para conseguir transferirlos en las mejores condiciones posibles a las generaciones
que nos sucedan. En general, hacer lo contrario es hacer trampas y las trampas nunca son buenas, incluso
cuando estas se hacen de buena fe; aunque la buena fe, cuando se nos mete en la cabeza tirar para adelante
con un proyecto se vuelva: ciega, sorda y por qué no decirlo también, filosóficamente peligrosa.
Fig. 1. Proyectos filosóficamente peligrosos.
La revista donde se inserta este escrito tiene magníficos números, y en ellos espléndidos artículos que analizan y
se aproximan al problema de la restauración y rehabilitación de los puentes conceptualmente, lo que nos permite
simplificar nuestra exposición y no repetir lo mismo, y por ello aconsejamos al lector el repaso y lectura de los
números dedicados a Los Puentes, El Patrimonio de las Obras Públicas, Los Caminos y La Ingeniería e Historia.
No obstante, resulta obligado tener que mencionar algunas de las ideas clásicas que se manejan en el Restauro,
aunque sea simplificándolas burdamente, con la única intención de dar coherencia a nuestra exposición y crear
el contexto teórico donde referenciar los criterios que habitualmente empleamos los ingenieros ensanchando los
tableros de los puentes de fábrica.
2
2. LOS SANEDRINES DEL RESTAURO
Aunque a lo largo de la historia siempre hemos tenido, afortunadamente, personas sensatas que se han
preocupado y ocupado de mantener y conservar con fortuna diversa el Patrimonio Monumental construido, fruto
de la parte más noble de la humanidad, hubo que esperar hasta el siglo XIX, para poder contar con una
sustentación teórica que sirviera de base operativa a los intrépidos que se lanzaban a conservar, restaurar,
rehabilitar o como se quiera llamar sutilmente, las manipulaciones que realizamos sobre los edificios y puentes
del pasado, que tienen el valor suficiente para ser considerados dignos de figurar dentro del Patrimonio
Monumental que debe ser conservado.
Simplificando el asunto, el primer espadachín del Restauro, heredero del Restauro Arqueológico, lo encontramos
en el insigne genial y vitalista arquitecto Violet Le Duc (1814-1879), padre de la Restauración Historicista, de la
teoría que pasó a ser conocida como “restaurar en estilo”: “Restaurar un edificio no significa, conservarlo,
repararlo o rehacerlo, sino obtener su completa forma prístina (su vieja y primitiva forma para entendernos
mejor), incluso aunque nunca hubiese sido así”.
Fig. 2. Ejemplos emblemáticos de la Restauración Historicista de Violet Le Duc (Restauración en estilo).
La filosofía restauradora de Violet queda magníficamente reflejada en las imágenes que nos ofrece Notre-Dame
de París y el Castillo medieval de Carcassone, ambos obras reconstruidas bajo los criterios y diseños de nuestro
primer sanedrín. Sin duda alguna, Violet Le Duc ha sido el amparador teórico de la mayoría de las restauraciones
que se han llevado a cabo en nuestro País hasta que, por fijar unos tiempos, la transición política arrumbó los
criterios historicistas más radicales, reemplazándolos por otros más actuales y respetuosos con las obras a
restaurar, tal y como figuran en las Cartas del Restauro que se van elaborando, adaptando las teorías
restauradoras a los tiempos presentes de quienes las redactan con el beneplácito de los estamentos oficiales de
turno.
Lo anterior resulta especialmente peligroso en las restauraciones, porque lo que hoy consideramos válido, el
mañana lo puede estimar insoportable o perjudicial para el monumento que ha de ser conservado con dignidad.
3
Fig. 3. Puentes conservados bajo la filosofía del Restauro en Estilo de Violet Le Duc
En el polo opuesto a Violet, se encuentra el otro sanedrín, John Ruskin (1819 – 1900), un idealista y ardiente
defensor de la autenticidad histórica, que rechazaba y negaba con pasión que ésta pudiera encontrarse en las
reconstrucciones en estilo que propugnaba Violet.
Para Ruskin, solamente las obras, se encuentren en el estado que se encuentren, o sus restos tal y como estén,
pueden expresar de manera auténtica la verdad que encierran, las cualidades intrínsecas y morales que puedan
poseer; dicho de otra manera, las restauraciones son para Ruskin una pura falsedad y nunca deben llevarse a
cabo:
“Cuidad vuestros monumentos y no tendréis que restaurarlos”.
“Ligadlo con hierro cuando se disgrega, sostenedlo con vigas si se hunde. No hay que preocuparse de la
brutalidad del socorro que se lleve: Es mejor el mismo que perder una pierna”.
“Hacedlo con ternura y respeto, vigilancia incesante y más de una generación nacerá y desaparecerá a la
sombra de sus muros. Pero su última hora, al fin sonará; y que suene abierta y francamente, sin ninguna
sustitución deshonorable y falsa lo prive de los deberes fúnebres del recuerdo”.
4
Fig. 4. Puentes conservados, aunque mejor sería decir olvidados a su suerte, bajo la filosofía ruskiniana.
Leyendo a Ruskin, no es de extrañar el enorme aprecio que pueden suscitar sus palabras en todos aquellos que
se sientan imbuidos del espíritu romántico que trascienden de las ruinas que surgen entre las zarzas, y los
vencejos que vuelan entre ellas al atardecer.
Entre ambos sanedrines, entre el blanco y el negro, toda la gama de grises que el espíritu humano puede dar de
sí, sustentando cambiantes teorías al ritmo de modas y tiempos, cargadas a veces de una ambigüedad
exasperante.
La ambigüedad llega a ser de tal calibre que, en las restauraciones modernas, todo cabe: lo de un lado y lo del
lado contrario, expuesto y materializado con todo el desparpajo que sea capaz de vender el proyectista de turno
en cada momento.
Y en este contexto burdamente simplificado, sobre el que no podemos extendernos más aunque nos resulte
apasionante, debemos situar el ensanche de nuestros puentes de fábrica y, ya se adivina, que resulta imposible
hacerlo, debiéndose jugar el partido en un contexto diferente, el contexto tan resbaladizo y al mismo tiempo tan
gratificante del sentido común: Los puentes debemos ensancharlos, si no nos queda más remedio que hacerlo,
con algunos conocimientos y muchas dosis de respeto y sentido común.
3. LO PRIMERO QUE DEBE HACERSE ANTES DE TOCAR CUALQUIER PUENTE
Sin duda alguna, estudiar y aprender de aquellos que saben y han trabajado en el campo Monumental y han
tenido la grandeza de compartir sus conocimientos con los aficionados a las piedras entre los que humildemente
nos encontramos.
5
Fig. 5. Ejemplos de algunas masacres restauradoras realizadas por la ingeniería.
Los disparates que hemos hecho los ingenieros restaurando los puentes de fábrica, solo el cielo puede
cuantificarlos, y la cámara que ha fotografiado los ejemplos que adjuntamos. Y esto ha sido así, unas veces por
pura ignorancia, otras por una falsa economía y otras, por una falta de sensibilidad impresentable. Las obras
monumentales y una gran cantidad de puentes pueden catalogarse como tales, no nos pertenece; tan solo las
hemos heredado de nuestros antepasados en alquiler, y tenemos la ineludible obligación de transmitirlas a
nuestros nietos, por lo menos en las mismas condiciones que la recibimos: Hacer lo contrario debería ser
considerado como delito, pues podemos estar destruyendo el patrimonio hecho en piedra de nuestra historia.
Estudiar, catalogar y analizar el puente sobre el que tenemos que trabajar, siguiendo los principios y categorías
fundamentales del Consejo de Europa y el sentido común más elemental propone, resulta absolutamente
obligado.
Dichos principios y categorías son:
- Valor científico del puente.
- Valor estético.
6
- Valor histórico.
- Valor simbólico.
- Y el valor de uso.
Este análisis es el que nos permitirá discernir sobre el grado de manipulación que admite nuestro puente,
consensuándose el veredicto con las fuerzas vivas del lugar y que de ser posible, si no tienen naturaleza política,
mejor.
Y a poco valor que tenga el puente en cada una de las categorías mencionadas, lo más prudente y sensato nos
llevará a la conclusión de tocar el puente lo menos posible y, por supuesto, olvidarnos de ensanchar su calzada
con resultados imprevisibles.
Fig. 6. Alardes circenses realizados por ingenieros restauradores.
Nuestros viejos puentes monumentales merecen el mayor de los respetos y por ello, la actuación más
conservadora y recomendable es la de sanearlos, limpiarlos y consolidarlos; rehaciéndolos con materiales que
permitan una identificación nítida y clara, sin que ello altere su fisonomía formal y, si es posible, estableciendo un
camino de ida y vuelta, puesto que si nos equivocamos al hacerlo, nuestros herederos podrán corregir el
desaguisado que hayamos organizado. Lo que se hizo en el Teatro Romano de Sagunto, aunque pueda estar
equivocado en mi apreciación, no tiene nombre, puesto que las actuaciones realizadas sobre sus restos son
absolutamente inapropiadas e irreversibles.
Encontrarle una utilidad al puente que restauramos resulta casi obligado, puesto que un puente sin uso de tipo
alguno está condenado a morir lentamente, tal y como le gusta al Sr. Ruskin, pero en general, no suele ser del
agrado de nadie que desee seguir viendo las obras en pie. Aunque las viejas ruinas de los puentes,
adecuadamente cercadas en un entorno medianamente cuidado, resultan de una belleza indescriptible, se
encuentren las mismas donde se encuentren. Si acaso no me creen, váyanse a ver una puesta de sol en
Alconetar y me darán la razón, a pesar de que las ruinas del puente imperial romano que vean, ni siquiera se
encontraban allí, puesto que fueron trasladadas salvándolas de las aguas de la cola del pantano de Alcántara.
7
Fig. 7. Resto de gran belleza independientemente de cualquier tipo de consideraciones.
Y si, después de esta primera etapa de estudios imprescindible, no queda más remedio que ensanchar nuestro
vetusto puente de piedra, hagámoslo con la mayor delicadeza posible. Y al hacerlo, antes de acometer su
ensanche, no está demás que complementariamente efectuemos la investigación necesaria que nos permita
asegurar que la cimentación existente va a resistir el ensanche, y cómo va a responder la estructura de nuestro
puente con su nueva geometría y las cargas excéntricas que actuarán sobre él generando los esfuerzos que se
van a introducir en la fábrica por los inevitables voladizos que aparecerán a izquierda y derecha sobre sus
bóvedas.
Somos conocedores que los ingenieros han efectuado ensanches a ciegas en infinidad de puentes de fábrica sin
problemas, puesto que esta tipología de puentes, rara vez presentan problemas de resistencia; sin embargo,
nuestra obligación es la de realizar los cálculos que sean necesarios para asegurarnos que todo va a ir bien,
aunque los mismos sean simples y sencillos. En el presente tenemos ya a nuestro alcance suficiente bibliografía
y autores brillantes que se ocupan de estos temas en España (C. Molins, P. Roca, J. León, J.A. Martín Caro, J.M.
Calzón, H. Corres, Fernando Troyano, J. Manterola, J. Arenas, J. Aº. Fernández Ordóñez, etc) que han tenido la
generosidad de compartir el camino que debemos seguir para resolver y analizar estos problemas y a ellos me
remito sin más que bucear en Internet o repasar lo publicado en Hormigón y Acero.
8
4. ACTUACIONES PREVIAS AL ENSANCHE
4.1. Los recursos que la arquitectura emplea en las restauraciones a base de un coctel de madera vista, acero en
todas sus variedades, especialmente el corten, láminas de cristal, algunos cablecitos inoxidables aquí y allá,
piedras y ladrillos que aparecen y se ocultan tras morteros monocapas y poco más, no cabe duda que suelen
crear una escenografía sumamente brillante y, en general, el resultado suele dar el juego suficiente para que sea
aceptado con agrado por el respetable que financia la puesta en escena, aunque el Sr. Ruskin se revuelva en su
tumba cuando observa semejantes actuaciones.
Fig. 8. Ejemplos de restauraciones arquitectónicas al uso.
Los recursos mencionados tienen escasa aplicación cuando de ensanchar un puente se trata, porque el Carro de
Instrucción de Carretera con sus 600 KN no perdona.
4.2. Si al revisar las cimentaciones estas se encuentran en mal estado, fundamentalmente debida a las
socavaciones, dos son los caminos que podemos seguir:
- Envolverlas en un cajón de de hormigón hasta el terreno estable.
- Crear unas pantallas de bataches o de pilotes que protejan el apoyo de las pilas, si el terreno firme se
encuentra profundo.
Y como actuación adicional, el rellenar los recintos zunchados por las pantallas con inyecciones consolidadoras,
puede ser un complemento muy eficaz asegurando la resistencia y durabilidad de la cimentación del puente para
su futuro.
El rodear la base de las pilas con escolleras protectoras, que hemos visto en algunas actuaciones, no parece que
sea una buena solución por las influencias nefastas que se introducen en el régimen hidráulico que se genera en
las avenidas.
9
Fig. 9. Posibles recalces de una pila (Dibujo de Víctor Lloret).
4.3. Cuando las pilas se muestren incapaces de soportar las nuevas cargas del ensanche, no queda más
remedio que tener que reforzarlas.
Resulta recomendable ante la duda, el respetar en principio la fisonomía prístina de todas las pilas, acudiendo si
es necesario a reponer las piedras que sean necesarias hasta conseguirlo con su envolvente externa, facilitando
que sea posible identificar la obra realizada en el futuro, con los documentos precisos.
La diferenciación visual entre las piedras nuevas y viejas, ya no resulta tan evidente que tenga necesariamente
que materializarse tal cual, puesto que cada caso es un mundo y los resultados que pueden originarse con las
10
diferenciaciones pueden ser brillantes o espantosos. Las restauraciones por analogía formal son muy delicadas,
y requieren una cierta gracia divina para no generar bodrios insufribles y cachifollantes.
Fig. 10. Restauración brillante resuelta por la vía de la analogía formal.
En la actualidad reforzar las pilas internamente resulta sumamente fácil clavando micropilotes desde el tablero.
La única precaución que exige esta técnica es la de asegurar el recubrimiento de las armaduras de los pilotes
que impidan su oxidación. Hemos visto pilares de sillería absolutamente destrozados debido a la oxidación que
provoca en las armaduras de los pilotes la ascensión capilar de la humedad que penetró en los mismos.
Por lo expuesto somos partidarios de armar los pilotes con armaduras en barras en vez de tubos y, si es posible,
que estén todas ellas por lo menos galvanizadas, si las inoxidables no se encuentran asequibles.
Complementariamente a lo anterior, resulta posible sellar exteriormente las juntas de las piezas que conforman
las pilas, y efectuar inyecciones del material adecuado a cada circunstancia (epoxi, grout, etc) que consolide
internamente las mismas, comenzando desde abajo e ir sellando paulatinamente las boquillas de inyección a
medida que nos elevamos en altura.
En contraste con los refuerzos internos, no deberían descartarse los zunchados exteriores de acero corten en
cabeza y pie de las pilas de piedra, escasamente empleados en los refuerzos de las mismas, pero que sin
embargo armonizan bastante bien con las piedras y constituyen un recurso muy en la línea del Restauro
Moderno.
5. LOS ENSANCHES DEL TABLERO: ALTERNATIVAS POSIBLES
Tal y como ya hemos dicho anteriormente, pero no está demás seguir insistiendo un poco más para que no
queden dudas de tipo alguno, el hecho de resolver los problemas de tráfico ensanchando un puente de fábrica
cargado de historia y belleza debería estar proscrito, y sólo podría asumirse en aquellos puentes de categoría
inferior, y siempre que exista un consenso cualificado sobre la imposibilidad de evitar el trauma que para el
puente supone una operación de este tipo.
Hablaremos de los ensanches de puentes mencionando y describiendo aquellas alternativas que conocemos,
algunas de las cuales hemos podido materializar personalmente y otras simplemente, se aproximan a nosotros
gracias a la generosidad de los autores que las han publicado.
11
5.1. Traslado de los paramentos del puente.
El alargar las pilas y trasladar paralelamente a sí mismo uno o los dos paramentos del puente de fábrica,
introduciendo en medio una nueva estructura de igual material al existente, o de hormigón si se desea un
abaratamiento con una diferenciación rotunda entre lo viejo y lo nuevo, tal y como se propugna en el restauro
moderno, posiblemente sea una de las alternativas más apreciada por el público en general dentro del campo de
la restauración.
La operación del ensanche por traslación de paramentos visualmente pasa desapercibida para las generaciones
que no la vivieron, salvo para aquellos que saben que los puentes de fábrica a pocos años que tengan, jamás
pudieron ser concebidos y construidos en su época con calzadas que superasen los seis metros como cota
superior.
¿Acaso saben todos los parisinos que algunos de sus puentes del Sena más emblemáticos han sido
ensanchados de la forma que hemos mencionado?
Fig. 11. Puentes de París ensanchados por traslación de sus paramentos.
¿Saben los madrileños de a pie que el espléndido Puente de Segovia que sobre el Manzanares concibió J.
Herrera también fue ensanchado de esta manera tras innumerables vicisitudes?
Fig. 12. Puente de Juan de Herrera sobre el Manzanares, ensanchado por traslación de uno de sus paramentos.
La filosofía de ensanche por traslación de paramentos es posiblemente la más costosa de todas; y su peor
defecto radica en el impacto masivo que produce en el puente ensanchado rompiendo todas sus proporciones
12
visuales, a poco que sea visible desde una cota que supere su rasante. La vuelta atrás de una actuación de esta
naturaleza es poco menos que imposible.
5.2. Ensanche de las bóvedas sobre los tajamares de las pilas.
Este sistema puede ser de aplicación cuando se de en primer lugar la circunstancia de que el puente dispongan
de pilas que superen con sus tajamares el ancho de la calzada, y el ensanche previsto para la misma no supere
el ámbito de su anchura.
Fig. 13. Diversos puentes con calzadas ensanchadas mediante bóvedas o pseudobóvedas adosadas.
Se trata de empalmar lateralmente unas bóvedas adosadas a las bóvedas existentes en sus boquillas que vayan
a descansar y morir sobre los recrecidos elevados que necesariamente hay que construir sobre los tajamares.
Estas bóvedas pueden construirse de hormigón y aplacarse posteriormente de piedra para que la imagen visual
del puente sufra lo menos posible.
También deberán colocarse unos tímpanos paralelos a los existentes y rellenar entre los mismos, o demoler los
primitivos ampliándose los rellenos hasta los nuevos tímpanos que nazcan sobre nuevas boquillas de las
bóvedas ampliadas.
Esta técnica se ha empleado en algunas ocasiones, reemplazando las bóvedas por vigas de hormigón con perfil
variable haciéndose pasar por ellas, pero sin tapar del todo las boquillas del puente que se está ampliando, o
tapándolas mediante una analogía de formas con materiales diferentes.
13
Fig. 14. Calzada ampliada con vigas añadidas empleando una analogía de forma con las bóvedas usando
materiales diferenciados.
Cuando la ampliación se hace con hormigón y se oculta parcialmente el viejo puente y encima no se aplaca la
misma con piedras con texturas y colores similares a las existentes, los resultados que se obtienen no son
excesivamente afortunados, aunque con ello se cumpla uno de los requisitos modernos de la restauración
diferenciando los materiales del pasado y del presente.
Fig. 15. Calzada ensanchada con bóvedas de hormigón a la vista.
5.3. Ensanche con vigas adosadas a la calzada.
Los ensanches de la calzada acudiendo a vigas adosadas, normalmente prefabricadas, ha sido una de las
técnicas más empleadas en este tipo de trabajo. La técnica descrita, muy económica por otra parte y por tanto
en línea con una ingeniería sumamente peligrosa cuando se aplica a la restauración monumental, no es bajo
nuestro punto de vista personal en modo alguno recomendable; es más, nos atrevemos a calificarla de
lamentable.
14
Fig. 16. Vigas adosadas a la calzada sobre los tajamares.
Los ensanches planteados con vigas adosadas esencialmente tienen dos variantes. La primera de ella consiste
en elevar los tajamares o salientes de las pilas hasta el nivel de la calzada, incluso acudiendo a añadidos
laterales de ampliación sobre las mismas si el ensanche así lo requiriera, y apoyar sobre el postizo creado las
vigas prefabricadas que fueran necesario adosar longitudinalmente a la calzada. Se remata el conjunto
disponiendo una losa de hormigón de unos 20 o 25 cm sobre las nuevas vigas y sobre la vieja calzada
conformándose una base sobre la que colocar la nueva capa de rodadura asfáltica de unos ocho o diez
centímetros de espesor.
Si el recrecido de las pilas no fuese posible, tenemos la segunda variante, que consiste en colocar sobre las pilas
del puente a ensanchar un travesaño de hormigón, que dependiendo del estado del puente puede quedar
apoyado directamente en el relleno o bajarse como un muro entre los tímpanos haciéndolo descansar sobre las
pilas en medio de los arranques de las bóvedas.
15
Fig. 17. Ensanche con travesaños volados sobre las pilas.
Sobre este travesaño trabajando en ménsula, preferiblemente a izquierda y derecha de los tímpanos del viejo
puente, pero sin que apoye en los mismos para no concentrar tensiones locales que podrían dañarlos, se
colocan unas vigas adosadas prefabricadas o una losa de hormigón como nuevo tablero repitiéndose el acabado
de la primera variante descrita. Frecuentemente las vigas o la losa de hormigón sustitutiva de las mismas, se
corre por toda la calzada, cuando el relleno y las bóvedas pueden dar pie a asientos diferenciales con los
recrecidos laterales.
Ambas soluciones insistimos suelen ser realmente atroces e impresentables, pero hacer se han hecho y mucho
nos tememos que se seguirán haciendo, dada la simplicidad constructiva que presentan las soluciones descritas.
Lo únicamente bueno que tienen las soluciones descritas, es que son fácilmente reversibles.
5.4. Ensanches mediante piezas transversales continuas.
El sistema de ensanchar la calzada mediante ménsulas suficientemente próximas que parten de la calzada a
izquierda y derecha del puente, y que dependiendo de la anchura del mismo pueden atravesarlo o no para
garantizar su estabilidad al vuelco, probablemente haya sido la técnica más empleada a lo largo de la historia de
los ensanches de los puentes de fábrica. En la actualidad, aunque se sigue empleando, ha sido reemplazada por
las losas voladas.
La solución mencionada resulta muy sencilla y barata de construir, especialmente cuando el puente muestra
suficiente capacidad para resistir el ensanche sin tener que reforzar sus bóvedas.
16
Fig. 18. Ménsulas de piedra originales ensanchando la calzada bajo la imposta volada.
El diseño de las ménsulas, de las piezas voladas, ha ido evolucionando a través de los tiempos. En un principio
las ménsulas eran de piedra con un acabado curvo ciertamente bonito, que hasta podrían estimarse formaban
parte del puente original, dado que se han empleado también originariamente en la construcción de los mismos,
colocándolas bajo las impostas.
Fig. 19. Ensanche mediante ménsulas metálicas.
Posteriormente las ménsulas pasaron a ser metálicas, provocando un impacto visual muy negativo en los
paramentos verticales del puente. Cuando el hormigón armado comenzó su caminar, los travesaños volados
pasaron a ser todos de hormigón con un diseño formal historicista en sus inicios, imitando a los matacanes de
piedra con remates escalonadamente curvos. En el presente las ménsulas se han simplificado formalmente a un
diseño rectangular con cantos rectos peraltados.
17
Fig. 20. Diversos ensanches resueltos con ménsulas transversales.
Los resultados que se obtienen con la aplicación de la filosofía descrita son variopintos, puesto que hay
ensanches hechos con delicadeza y otros resueltos burdamente.
Bajo un punto de vista puramente mecánico hay que tener cuidado con las cargas generadas y analizar la
trascendencia de apoyarse con los voladizos sobre los tímpanos, puesto que ello supone hacerlo sobre puntos
rígidos en su basculamiento, y transferir las cargas por efecto arco directamente a las pilas por los propios
tímpanos (que es lo que realmente creemos que sucede casi siempre, pues apenas conocemos patologías
publicadas por esta causa). El otro camino que tienen las ménsulas de transferir las cargas sería hacerlo
verticalmente por los tímpanos a las boquillas de las bóvedas; y de estas repartiéndose transversalmente
caminar hacia las pilas, aunque con cierto riesgo de originar grietas de despegue entre las piezas de las bóvedas
al superponerse al efecto mencionado, unos ciertos incrementos de los empujes horizontales de los rellenos, si
18
estos no se encuentran adecuadamente trabados y cementados con los morteros de cal que se usaban para
estos menesteres.
La verdad sea dicha, si hemos sido capaces de interpretar bien los resultados de los pocos ensayos a rotura que
han sido publicados sobre puentes de fábrica, los tímpanos permanecen unidos a las bóvedas hasta
prácticamente el momento de producirse su colapso, que es cuando comienzan a despegarse de las mismas, al
ceder las boquillas de las bóvedas; mientras que ellos (los tímpanos), se mantienen en pie al poder desarrollar
un mecanismo arco o de bielas en su interior apropiado a las cargas actuantes.
5.5. Ensanches mediante losas transversales (Bóvedas en buen estado).
Si las bóvedas se encuentran en buenas condiciones y el relleno de las mismas tiene la solvencia necesaria, el
ensanchar la calzada mediante losas dejadas de caer simplemente sobre el mismo, conduce a unos resultados
formales asumibles.
19
Fig. 21. Dibujos esquemáticos de los ensanches más empleados en la actualidad (Dibujos de Víctor Lloret).
20
Tan solo hay que realizar un pequeño cajeado entre los tímpanos, colocar un lecho arenoso y sobre el mismo
apoyar las losas transversalmente a medida que se construyan, procurando dejar un par de centímetros sobre
los tímpanos para que vuelen sin tocarlos.
Algunos puentes hemos ensanchado de la forma indicada con buenos resultados mecánicos y unos resultados
formales asumibles, pese a como ya hemos dicho anteriormente, el puente queda alterado y nunca jamás el
puente volverá a ser el mismo, aunque en beneficio de nuestros herederos esta solución admite la marcha atrás
fácilmente.
Fig. 22. Puentes ensanchados mediante losas voladas.
Las losas pueden construirse continuas “in situ”, mediante unos encofrados que se cuelgan de unos sencillos
artilugios que avanzan apoyándose sobre el propio puente.
21
También cabe la posibilidad de prefabricarlas con la forma debida, incorporando incluso a ellas las aceras con
huecos para las instalaciones que puedan cruzar por el puente, uniéndolas entre sí con una capa de hormigón y
un simple mallazo del 12 a 20 cm.
Fig. 23. Puente ensanchado en Alcoy con losas prefabricadas que incorporan las aceras.
J.Aº. Fernández Ordoñez diseñó unas placas prefabricadas coloreadas con uno de sus colores preferidos (el
siena), ensanchando un puente en Alcoy, con un resultado formal muy digno al rematarlo con unas barandillas
metálicas muy cuidadas.
Este sistema de ensanche suele disimularse frente a los ojos no profesionales, sobre todo cuando se llevan las
viejas piedras de las impostas a los bordes de la losa y se vuelven a construir los pretiles de manera idéntica a
como los tenía el viejo puente, si ha tenido la suerte de haberlos podido conservar a lo largo de los tiempos.
Los resultados formales y visibles de los puentes ensanchados de la última forma descrita mejoran
considerablemente, aunque el ciudadano reflexivo se pregunte: ¿cómo es posible que las piedras del puente
pueden volar más de dos metros sin romperse?. Una vez más Ruskin volvería a su tumba sin dudarlo, si
resucitase y viera los ensanches descritos.
5.6. Ensanches mediante cajones internos y otros mecanismos cuando el puente a ensanchar no resiste.
Con bastante frecuencia, el ensanche que se propone es tan brutal con relación a la anchura del puente
existente, que las bóvedas se muestran incapaces de resistir los esfuerzos excéntricos que se generan por culpa
de los voladizos, o al menos eso nos pueden decir las aproximaciones de cálculo que hacemos sobre la
capacidad resistente de las mismas.
22
En las condiciones anteriores resulta obligado introducir refuerzos interiores que trabajen apoyándose en las
pilas, lo cual exige efectuar un vaciado interior del puente, dejando desnudos los tímpanos y las bóvedas de
cualquier tipo de relleno que se considere inoperante.
El refuerzo más socorrido consiste en añadir una nueva bóveda de hormigón armado sobre la existente;
conectándose a la vieja con barras de acero inoxidable o por lo menos galvanizadas. Adosados a los tímpanos
se levantan unas piezas rectangulares, también de hormigón armado, uniéndose entre sí con conectadores de
manera similar a como se hace con las bóvedas.
Fig. 24. Puente ensanchado vaciando el interior.
El conjunto descrito anteriormente con la losa superior del ensanche, viene a conformar una sección en cajón
con un resultado final muy sólido. Todo el conjunto trabado hace que sea muy difícil de averiguar qué parte
resistente le toca a cada una de las partes en la nueva configuración que se origina en el puente. En general, se
le suele dar una responsabilidad resistente elevada a las piezas adosadas a los tímpanos, que simplificadamente
puede suponerse que actúan como vigas continuas de sección variable apoyadas en las pilas.
Personalmente pienso que la bóveda inferior con el refuerzo adosado de hormigón, siguen siendo los
protagonistas de la película, por muchas disquisiciones de reparto que nos planteemos.
En estas circunstancias, si no se desea vaciar los rellenos entre los tímpanos totalmente, puede hacerse tan solo
parcialmente sobre las pilas y recrecer estas hasta la calzada y apoyar una losa de hormigón continua sobre
dicho recrecido, de forma y manera que no transmita carga alguna a los rellenos, configurándose un nuevo
tablero de madera similar a como se describió anteriormente con las vigas prefabricadas.
23
Tanto en los puentes de piedra antiguos, como en los puentes de arcos y bóvedas primitivos de hormigón en
masa y armado, casi siempre resulta posible ocultar entre los paramentos todas las piezas de refuerzo que la
imaginación del restaurador pueda dar de sí, y apoyar las losas del ensanche necesario sobre las mismas.
Fig. 25. Puente de arcos de hormigón en Albaida ensanchado.
De la forma mencionada fue ensanchado el puente sobre el río Albaida de 1930, por Francisco Millanes y sus
colaboradores de IDEAM, en nuestra opinión con excesiva agresividad, al imponer una solución técnicamente
brillante, pero que desvirtúa totalmente el puente restaurado al convertirlo en una pura escenografía.
6. CONCLUSIÓN
Momifiquemos dignamente nuestros nobles puentes de piedra y conservémoslos para usos menores, o para el
simple disfrute de las miradas en un marco y entorno protegido si lo primero no fuera posible, a modo de hitos de
nuestra historia.
Dejémoslos en paz y hagamos puentes alternativos que cumplan los servicios que la sociedad demanda.
Los ensanches que exige el tráfico actual superpuesto a las calzadas de los puentes de piedra, no sólo
transforma su imagen, sino que los altera y los desvirtúa, rompiendo totalmente el equilibrio de sus masas y
forma: No deberíamos hacerlo.
Florentino Regalado Tesoro
Ingeniero de Caminos, Canales y Puentes
Top Related