La Caja Costarricense de Seguro Social
(CCSS) tiene un enemigo formidable: los
empresarios-políticos o políticos-
empresarios, quienes tienen como fin
fundamental su debilitamiento y,
eventualmente, su desaparición.
Para poder cristalizar sus pretensiones,
tenían que tomar, necesariamente, la
dirección de la institución metiendo un
caballo de Troya que le permitiese su
destrucción desde dentro.
Para ello era imprescindible torpedear la
autonomía de rango constitucional que los
creadores de la Caja le confirieron
visionariamente, la cual la ponía a
resguardo de los intereses políticos de la
clase dominante que siempre se opuso a
su creación.
Cobijada por el artículo 73 de la
Constitución Política y teniendo como
máximo jerarca a un gerente poderoso
que respondía a los intereses populares, la
Caja se desarrolló aceleradamente hasta
convertirse en el factor más importante en
el fortalecimiento de la sociedad
COLEGIO DE MÉDICOS Y CIRUJANOS DE COSTA RICA
BOLETÍN INFORMATIVO VIERNES 02 DE DICIEMBRE DE 2011 EXTENSIÓN Y DIFUSIÓN
La Junta de Gobierno Colegio de Médicos se permite presentar el
artículo publicado hoy en La Nación en la Sección de Opinión
escrito por el Dr. Rigoberto Salas Aguilar
“Al Rescate de la Caja”
costarricense.
Injerencia política. Dentro de este esquema
de desarrollo institucional, el cuerpo médico
ha jugado un papel protagónico dando lo
mejor de sí.
Pero la clase dominante, los políticos-
empresarios que, desde su creación,
estuvieron en contra de la Caja,
instrumentalizaron hace 30 años con la
promulgación de los PAES un sistema que les
permitiese el debilitamiento y, de ser posible,
la desaparición de la institución.
Como el artículo 73 de la Constitución les
impedía meter mano en la Caja, inventaron
la Ley 4-3 y de presidencias ejecutivas,
mediante la cual introducían el brazo peludo
del Poder Ejecutivo dentro del manejo
institucional, pasando a segundo término la
gerencia que hasta el momento se
manejaba con criterio técnico, con visión de
desarrollo de la prestación de servicios, para
poner, como máximo jerarca al presidente ejecutivo –verdadero caballo de Troya– con una
visión netamente política en la conducción de la institución.
Desde ese instante, la ruta institucional varió sensiblemente, convirtiéndose la institución en
la caja chica del Estado, extrayéndole los recursos financieros necesarios para producir más
y mejores servicios, para enjugar con ellos los déficits fiscales.
Igual función de debilitamiento institucional tuvo la integración con orientación política y no
técnica de la Junta Directiva, cuyos integrantes son nombrados por los dos partidos
mayoritarios.
Inclusive, horror de horrores, hasta hace poco uno de los integrantes de la Junta Directiva
de la Caja era director de la Clínica Bíblica.
Este esquema de cosas que se mantiene hasta este momento estacionó a la institución,
impidiendo su desarrollo y debilitándola para buscar su desprestigio y así buscar su
desaparición.
Un mercado muy lucrativo. El interés de los
empresarios-políticos es hincarle el diente al
jugoso pastel de la atención en salud en
nuestro país, una fuente de enriquecimiento
gigantesca que no dará todos los réditos
financieros que la empresa privada ambiciona
mientras exista la CCSS.
De ahí que desde hace muchos años los
políticos-empresarios comenzaron a invertir en
centros privados de atención en salud.
De hecho, uno de los sectores privados de
mayor desarrollo en los últimos años son estos
centros privados de atención, con inversiones
gigantescas que tienen que ser recuperadas
rápidamente.
La Caja es un obstáculo enorme para la
empresa privada que produce salud, cuyos
dueños son políticos de renombre,
obsesionados por el poder y el dinero.
Asimismo, los empresarios-políticos, con una
visión clara de la importancia de tener los
medios de difusión del pensamiento en sus
manos para así poder formar opinión en los temas que les interese, han invertido
masivamente en la compra de estos medios, apropiándose en gran cantidad de ellos,
escritos y radiados, dado que los televisivos son incondicionales del capital.
Siguiendo una línea finamente diseñada, astutamente elaborada, estos políticos-
empresarios por medio de la prensa nacional hace meses comenzó a destacar los
problemas financieros de la Caja para, acto seguido, destacar los supuestos altos salarios y
alegadas prebendas y granjerías de los médicos de la institución, achacándonos la culpa
del problema financiero institucional.
El pueblo de Costa Rica debe tener claro que los problemas financieros institucionales se
deben, fundamentalmente, a las enormes deudas que mantienen con la Caja el Gobierno
Central y los empresarios privados, quienes mediante múltiples subterfugios, como cambio
de razón social en sus empresas, no le integran ni las cuotas obreras que les retienen a sus
trabajadores, menos aún la cuota patronal.
Los montos que estos deudores de postín deben son gigantescos y con su reintegro a la
Caja le permitirían a esta sufragar sus gastos, contratar más personal que permita la
solución del problema de colas en especialidades y en cirugía, así como la compra de
mejores implementos tecnológicos para la investigación y tratamiento de muchas
enfermedades. La CCSS tiene más de 30 años de no invertir en salud, estando estancada
por la complicidad de quienes dirigen la institución con el Gobierno Central y con estos
ladrones de corbata, al no cobrarles sus deudas, muchas de las cuales engrosan el renglón
de deudas incobrables e irrecuperables, dineros perdidos para siempre.
Recuperar la independencia. Para que la CCSS recobre vigencia y logre los cometidos
para los que fue creada, debe recobrar independencia. Esto pasa necesariamente por la
eliminación, vía legislativa, de la Ley 4-3 y de presidencias ejecutivas, haciendo valer la
voluntad del legislador que le dio plena autonomía a la institución. Esto permitiría eliminar la
presidencia ejecutiva para volver al gerente general como máxima autoridad institucional y
la integración de una Junta Directiva con representación de los asegurados, sindicatos,
asociaciones solidaristas, cooperativas y representantes de los trabajadores institucionales,
todos elegidos en votación abierta, con candidatos con atestados que aseguren
conocimientos sobre seguridad social y prestación de servicios de salud. Cualquier otra
solución a la crisis institucional sería cosmética y no resolvería absolutamente nada,
condenando a la Caja a su desaparición y muerte, en poco tiempo.
La actual huelga médica debe orientarse en el rescate de la institución,
presionando para que los cambios propuestos se den, haciendo un
llamado para que la sociedad en pleno, con todas sus organizaciones
sociales, participen en un gran movimiento nacional que rescate la
CCSS.