RichardMatheson, nacido enNueva Jersey en 1926, ha sido uno de losautoresdeficciónestadounidensesmásimportantesdelsigloXX.Escritoresde la talladeRayBradbury,RobertBloch,WilliamF.NolanyStephenKinghareconocido la influenciadeMathesonensusobras.Hasidoganadordeprestigiosos premios, entre los que se cuentan el World Fantasy Award(mejornovela,1976;premioatodaunavida,1984;ymejorcolección,1990),y el Bram Stoker Award (mejor colección, 1990) de la asociación deescritoresdeterror.
Además de sus novelas de misterio, ciencia ficción y terror, Matheson sedestacaporhaberescritonumerososguionesdeciney televisión:escribióvarios de los famosos episodios de Dimensión Desconocida (The TwilightZone)yalgunasdesusnovelashansido llevadasa lapantallagrande.TalvezlasmásfamosasseanTheShrinkingMan, filmadacomo"TheIncredibleShrinking Man" (El increíble hombre menguante) en 1957 y I Am Legend,(Soy leyenda) llevada a la pantalla en 2007 con el mismo nombre, y dosvecesanteriormente,unacomo “TheLastManonEarth” con laactuaciónde Vincent Price en 1964, otra como “The Omega Man” presentando aCharltonHestonin1971.
Elcuentocuyatraducciónpresentamosfuepublicadooriginalmenteenjuniode1970enlarevistaPlayboy,hasidoincluidorecientementeenlaantologíaButton,Button:UncannyStories,(2008)Tor,NuevaYork.Hatenidotambiénsusversionesparatelevisiónycine.Seadaptóconelmismonombreparaelcapítulo 20 de la temporada 1 de la Dimensión Desconocida (emitidaoriginalmenteel7demarzode1986).Lapelículallevaelnombre“TheBox”(Lacaja),adaptadaydirigidaporRichardKellyysaldráen2009.
RichardMatheson
Botón,botónePubr1.0
GONZALEZ24.05.14
Títulooriginal:Button,ButtonRichardMatheson,1970Traducción:JairoA.SánchezGalvis
Editordigital:GONZALEZePubbaser1.1
Elpaqueteestabajuntoalapuerta—unacajadecartónselladaconcinta—,ladireccióny susnombresescritosamano:SeñorySeñoraLewis,217E.calle37,Nueva York, Nueva York, 10016. Norma lo levantó, abrió la puerta y entró alapartamento.Apenasempezabaaoscurecer.
Despuésdehaberpuestolostrozosdecorderoenlaparrilla,sesentóyabrióelpaquete.
Dentrodelacajadecartónhabíaunaunidadprovistadeunbotónysujetadaaunapequeñaarcademadera.Unacúpuladevidriocubríaelbotón.Normaintentólevantarlaperoestabasellada.Volteólaunidadyviounpapeldobladoypegadoconcinta adhesiva a la parte inferior de la caja.Lo desprendió:El señorSteward losvisitaráalas8p.m.
Normacolocó launidaddelbotónasu lado,sobreelsofá.Releyóelmensajeimpreso,sonriendo.
Unosminutosdespuésregresóalacocinaparahacerlaensalada.Eltimbresonóalasochoenpunto.—Yoabro—gritóNormadesdelacocina.Arthurestabaenlasala,leyendo.Habíaunhombrepequeñoen la entrada.Sequitó el sombrerocuandoNorma
abriólapuerta.—¿SeñoraLewis?—preguntócortésmente.—¿Sí?—SoyelseñorSteward.—Ah,cierto.Normareprimióunasonrisa.Ahoraestabaseguradequesetratabadeuntruco
paravenderalgo.—¿Puedopasar?—preguntóelseñorSteward.—Estoybastanteocupada—dijoNorma—,peroletraerésupaquete.Lediolaespalda.—¿Noquieresaberloquees?Normasevolteó.EltonodelseñorStewardfueofensivo.—No,creoqueno—contestóella.—Podríaresultarmuyprovechoso—ledijo.—¿Económicamente?—locuestionó.ElseñorStewardasintió.—Económicamente—dijo.Normafruncióelceño.Nolegustólaactituddelhombre.—¿Quéestáintentandovender?—preguntóella.
—Noestoyvendiendonada—respondióél.Arthursaliódelasala.—¿Pasaalgo?ElseñorStewardsepresentó.—Ah, el…—Arthur señalóhacia la sala y sonrió—. ¿Yqué es ese aparato, a
todoesto?—No me tomará mucho tiempo explicarlo —contestó el señor Steward—.
¿Puedopasar?—Siestávendiendoalgo…—dijoArthur.ElseñorStewardnegóconlacabeza.—No,novendonada.ArthurmiróaNorma.—Comoquieras—ledijoella.Dudóunpoco.—Bueno,¿porquéno?—dijoél.Entraron a la sala y el señor Steward se sentó en la silla deNorma.Metió la
manoenelbolsillodedentrodesuabrigoysacóunpequeñosobresellado.—Aquídentrohayunallaveparaabrirlacúpuladeltimbre—dijoycolocóel
sobreencimadelamesaauxiliar—.Eltimbreestáconectadoanuestraoficina.—¿Paraquésirve?—preguntóArthur.—Sioprimeelbotón—ledijoelseñorSteward—enalgunapartedelmundo
alguienqueustednoconocemorirá.Acambio,recibiráunpagodecincuentamildólares.
Normasequedómirandoalhombrecillo.Estabasonriendo.—¿Dequéhabla?—lepreguntóArthur.ElseñorStewardpareciósorprendido.—Perosiloacabodeexplicar—dijo.—¿Esestounabromademalgusto?—Deningúnmodo.Laofertaescompletamentegenuina.—Eso que usted dice no tiene sentido —dijo Arthur—. Usted espera que
creamos…—¿Aquiénrepresenta?—inquirióNorma.ElseñorStewardsenotóapenado.—Metemoquenoestoyautorizadopararevelarleeso—dijo—.Sinembargo,
leaseguroquelaorganizaciónesdetallainternacional.—Creoqueesmejorquesevaya—dijoArthurponiéndosedepie.
ElseñorStewardselevantó.—Porsupuesto.—Ylléveselaunidadconusted.—¿Estásegurodequenoleinteresaríapensarlohastamañana,quizás?Arthur levantó launidaddelbotóny el sobrey los tendióbruscamente en las
manosdelseñorSteward.Caminóporelpasilloyabriólapuerta.—Dejarémitarjeta—dijoelseñorSteward.Lacolocóencimadelamesillaque
estabacercadelapuerta.Cuandosehabíaido,Arthurrompiólatarjetaporlamitadyarrojólospedazos
sobrelamesa.Normapermanecíasentadaenelsofá.—¿Quécreesqueera?—preguntó.—Nomeinteresasaber—contestóél.Ellaintentósonreírperonopudo.—¿Notedaniunpocodecuriosidad?—No—negóconlacabeza.DespuésdequeArthurhabía retomadosu libro,Norma regresóa lacocinay
acabódelavarlosplatos.—¿Porquénoquiereshablardeeso?—preguntóNorma.LosojosdeArthursemovíanconstantementemientrassecepillabalosdientes.
MirabaelreflejodeNormaenelespejodelbaño.—¿Noteintriga?—Meofende—dijoArthur.—Yasé,pero—Normacolocóotroruloensupelo—,¿noteintrigatambién?
¿Crees que es una broma de mal gusto? —preguntó ella cuando entraban a lahabitación.
—Siloes,esunabromaasquerosa.Normasesentóenlacamaysequitólaspantuflas.—Talvezseaalgúntipodeinvestigaciónpsicológica.Arthurseencogiódehombros.—Podríaser.—Talvezalgúnmillonarioexcéntricolaestárealizando.—Talvez.—¿Notegustaríasaber?Arthurnegóconlacabeza.—¿Porqué?
—Porqueesinmoral—ledijo.Normasedeslizóbajolascobijas.—Bueno,yocreoqueesintrigante—dijo.Arthurapagólalámparayseagachóparabesarla.—Buenasnoches—ledijo.—Buenasnoches—Normalediopalmaditasenlaespalda.Normacerrólosojos.«Cincuentamildólares»,pensó.
Enlamañana,cuandoibaasalirdelapartamento,Normaviolasdosmitadesdela tarjeta sobre lamesa. Impulsivamente, lasarrojódentrodesucartera.Cerró lapuertayalcanzóaArthurenelascensor.
Mientras estaba en su descanso sacó las dos partes de la tarjeta y juntó lospedazosrasgados.SolamenteelnombredelseñorStewardyunnúmerotelefónicoestabanimpresosenlatarjeta.
Despuésdelalmuerzovolvióasacarlasdosmitadesyuniólosbordesconcintaadhesiva.«¿Porquéestoyhaciendoesto?»,pensó.
Pocoantesdelascincomarcóelnúmero.—Buenastardes—dijolavozdelseñorSteward.Normaporpococuelga,perosecontuvo.Aclarólagarganta.—HablalaseñoraLewis—dijo.—Sí,señoraLewis—elseñorStewardseescuchócomplacido.—Tengocuriosidad.—Esnatural—dijoelseñorSteward.—Noesquecreaunasolapalabradeloquenosdijo.—Sinembargo,eslapuraverdad—contestóelseñorSteward.—Bueno,comosea—Normatragósaliva—.Cuandomanifestóquealguienen
elmundomoriría,¿quéquisodecir?—Exactamente eso —contestó—. Podría ser cualquier persona. Todo lo que
garantizamosesqueustednolaconoce.Y,porsupuesto,queustednotendríaqueverlamorir.
—Porcincuentamildólares—dijoNorma.—Escorrecto.Ellahizounsonidodeburla.—Esoesunalocura.—Pero esa es la propuesta—dijo el señor Steward—. ¿Desea que le lleve de
nuevolaunidad?
Normasepusotensa.—Claroqueno—colgómalhumorada.Elpaqueteestabajuntoalapuertaprincipal,Normalovioalsalirdelascensor.
«Bueno, ¡qué frescura!», pensó. Fijó la mirada en el paquete mientras abría lapuerta.«Simplementenoloentraré»,sedijo.Entróyempezóaprepararlacena.
Mástarde,salióalpasilloprincipal.Abriendolapuerta,levantóelpaqueteylotrasladóhastalacocina,dejándolosobrelamesa.
Sesentóenlasala,mirandoatravésdelaventana.Despuésdeunrato,fuealacocina para colocar las chuletas en la parrilla. Colocó el paquete en la alacenainferior.Lotiraríaenlamañana.
—Talvezalgúnmillonarioexcéntricoestájugandoconlagente—dijoella.Arthurlevantólamiradadesuplato.—Noteentiendo.—¿Quéquieresdecir?—Olvídalo—ledijoaella.Normacomióensilencio.Derepentebajósutenedor.—Supónqueesunaofertareal—dijoella.Arthursequedómirándola.—Supónqueesunaofertareal.—Está bien, supón que lo es—él se veía incrédulo—. ¿Qué querrías hacer?
¿Volveratenerelbotónyoprimirlo?¿Asesinaraalguien?Normapareciódisgustada.—Asesinar.—¿Cómolodefinirías?—¿Sinisiquieraconocesalapersona?—dijoNorma.Arthurquedóestupefacto.—¿Estásdiciendoloquecreoqueestásdiciendo?—¿Si es algún viejo campesino chino a diezmilmillas de distancia? ¿Algún
aborigenenfermoenelCongo?—¿QuétalunbebéenPennsylvania?—Arthurreplicó—.¿Algunahermosaniña
enlaotracuadra?—Ahoraestásexagerandolascosas.—Norma, el hecho es—continuó—, no importa a quién matas sigue siendo
asesinato.—Elhechoes—interrumpióNorma—,siesalguienaquiennuncahasvistoen
lavidayaquiennuncaverás,alguiendecuyamuertenisiquieratendrásquesaber
aunasí¿noapretaríaselbotón?Arthursequedómirándola,horrorizado.—¿Quieresdecirquetúloharías?—Cincuentamildólares,Arthur.—¿Quétienequeverlacantidad…—Cincuentamildólares,Arthur—interrumpióNorma—.Unaoportunidadpara
hacereseviajeaEuropadelquesiemprehemoshablado.—Norma,no.—Unaoportunidadparacompraresacabañaenlaisla.—Norma,no—sucarahabíapalidecido.Ellaseencogiódehombros.—Estábien,tranquilízate—dijoella—.¿Porquéteenojastanto?Sóloestamos
hablando.Despuésdelacena,Arthurfuealasala.Antesdeabandonarlamesadijo:—Preferiríanodiscutirlomás,sinoteimporta.Normalevantóloshombros.—Estábien.
Ella se levantó más temprano que de costumbre para preparar panqueques,huevosytocinoparaeldesayunodeArthur.
—¿Quéestamoscelebrando?—preguntóArthurconunasonrisa.—No,nosetratadeningunacelebración—Normasemostróofendida—.Quise
hacerlo,estodo.—Bueno—dijoél—,mealegrodequelohayashecho.EllavolvióallenarlatazadeArthur.—Queríademostrartequenosoy…—seencogiódehombros.—¿Quenoeresqué?—Egoísta.—¿Dijequeloeras?—Pues—ellagesticulóvagamente—,anoche…Arthurpermaneciócallado.—Toda esa charla acerca del botón —dijo Norma—. Creo que… pues, me
malinterpretaste.—¿Enquésentido?—suvozfuecautelosa.—Creoquepensaste—gesticulódenuevo—queyosóloestabapensandoenmí.—Ah.
—Nolohacía.—Norma…—Puesnolohacía.CuandohablédeEuropa,lacasaenlaisla…—Norma,¿porquéteestásinvolucrandotantoenesto?—De ninguna manera lo estoy haciendo —respiró nerviosamente—. Sólo
intentodecirque…—¿Qué?—QuequisieraunviajeaEuropaparanosotros.Quequisieraunacabañaenla
islaparanosotros.Quisieraunapartamentomejorparanosotros,mejoresmuebles,mejorropa,unauto.Megustaríaquenosotrosporfintuviéramosunbebé,adecirverdad.
—Norma,yaloharemos—dijoél.—¿Cuándo?Sequedómirándola,consternado.—Norma…—¡¿Cuándo?!—¿Estás…—parecióretractarseunpoco—,estásdiciendoenserio…?—Estoy diciendo que probablemente lo están haciendo para un proyecto de
investigación —lo interrumpió—. Que quieren saber qué haría la gente comúnfrenteatalcircunstancia,quesóloestándiciendoquealguienmoriríaparaestudiarlasreacciones,paraversihaysentimientodeculpa,ansiedad,¡loquesea!Nocreesqueenrealidadmataríanaalguien,¿verdad?
Élnocontestó.EllavioqueaArthurletemblabanlasmanos.Despuésdeunratoélselevantóysefue.
Cuando se había ido a trabajar, Norma permaneció en la mesa, mirandofijamente su café. «Voy a llegar tarde», pensó. Se encogió de hombros. ¿Quéimportaba?,elladeberíaestarencasaynotrabajandoenunaoficina.
Mientras acomodaba los platos, se volvió abruptamente, se secó lasmanos ysacóelpaquetedelaalacenainferior.Loabrióycolocólaunidaddelbotónsobrelamesa.Sequedómirándolaun ratoantesde sacar la llavedel sobrey retirar lacúpula de vidrio. Fijó sumirada en el botón. «Qué ridículo», pensó. «Todo estealborotoporunbotónsinimportancia».
Estirólamanoylooprimió.«Pornosotros»—sedijoconrabia.Seestremeció.¿Estaríasucediendo?Unescalofríoaterradorlarecorrió.Enunmomentoyatodohabíaterminado.Hizounruidodesdeñoso.«Ridículo»,
pensó.«Exaltarsetantopornada».
Tiró la unidad del botón, la cúpula y la llave a la caneca de la basura y seapresuróavestirseparairaltrabajo.Acababadedarvueltaalosfiletesparalacenacuandosonóelteléfono.Levantólabocina.
—¿Aló?—¿SeñoraLewis?—¿Sí?—EsteeselhospitalLenoxHill.Se sintió irreal cuando la voz le informó del accidente en el subterráneo: los
empujones de lamultitud,Arthur había sido arrojado de la plataforma cuando eltren pasaba. Era consciente de que estaba negando con la cabeza pero no podíaparar.
Cuando colgó, recordó la póliza de segurodevidadeArthur por veinticincomil,condobleindemnizaciónpor…
—¡No! Parecía que no podía respirar. Se incorporó con gran dificultad ycaminóatontadahastalacocina.Algoheladopresionabasucráneomientrassacabalaunidaddelbotóndelacanecadelabasura.Nohabíaclavosnitornillosalavista.Nopodíavercómoestabaensamblada.
De repente, comenzó a estrellarla contra el borde del lavaplatos, golpeándolacada vez con más violencia hasta que la madera se quebró. Separó las partes,cortándoselosdedossindarsecuenta.Nohabíatransistoresenlacaja,nicables,nitubos.Lacajaestabavacía.
Se volvió con un grito ahogado cuando el teléfono sonó. Tropezándose parallegarhastalasala,levantólabocina.
—¿SeñoraLewis?—preguntóelseñorSteward.Noerasuvozlaquechillabadetalmanera,nopodíaser.—¡Usteddijoqueyonoconoceríaalquemuriera!—Mi querida señora —dijo el señor Steward—, ¿en verdad cree que usted
conocíaasuesposo?
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