Capítulo 2 México: de sistema presidencialista a sistema presidencial
México está atravesando por un cambio importante en varios aspectos, incluyendo
como uno de los más significativos el sistema político. Cuando se habla de la transición
mexicana, muchas veces se olvida todo lo que esto conlleva, esta evolución por llamarla
así, engloba una serie de factores que son difíciles de enumerar; en nuestro país, uno de
los factores cardinales de este acontecimiento hace referencia al cambio del sistema de
gobierno.
Aunque en la actualidad el sistema de gobierno de México parece en forma
seguir siendo el mismo (presidencial), en fondo ha cambiado considerablemente.
México ha pasado de un sistema presidencialista a uno presidencial; la diferencia básica
entre estos dos conceptos reside en que el sistema presidencialista no tiene contrapesos
y se caracteriza por una concentración exagerada de poder político en la figura del
presidente, mientras que el sistema presidencial tiene como contrapesos el resto de los
Poderes de la Unión y está limitado por un marco legal1. Además, en el sistema
presidencialista el gobierno esta regulado por un partido hegemónico, mientras que en el
nuevo sistema al cual ha transitado México (presidencial), los partidos compiten de
manera justa dando paso a un pluralismo político.
La transición del cambio de gobierno del país, también ha dejado a su paso
nuevos conflictos que dentro del sistema presidencialista no se percibían porque dichos
factores se encontraban en armonía, tal como lo son la estabilidad política, la crisis de
gobernabilidad y los gobiernos divididos. Es por esta razón que es fundamental analizar
el sistema de gobierno anterior, para comprender en que consistió el éxito que tuvo en
materia política.
1 Véase en el Capítulo 1, la definición de sistema presidencial y sistema presidencialista.
53
2.1 El sistema presidencialista en México
El diseño del sistema presidencialista que se tuvo en México, fue el mismo que hizo
posible que el país se mantuviera políticamente estable durante un largo período; es
decir, libre de golpes de estado y de problemas de gobernabilidad. Para llevar a cabo un
análisis que nos ayude a entender de manera más completa el diseño institucional
sistema de gobierno del país, que se caracterizaba por concentrar el poder en una sola
institución, se analizará el sistema presidencialista de México de acuerdo a sus
características en dos tipos, generales y particulares.
Las características generales son de gran importancia porque nos ayudan a
conocer el marco legal sobre el cual se crea un sistema de gobierno; este tipo de
características están regularmente estipuladas en las constituciones propias de cada país.
Sin embargo, como las constituciones son exclusivas de su país de origen, desarrollan
características específicas que reflejan peculiaridades de las mismas y son estas
peculiaridades las que nos ayudan a entender el marco real sobre el cual se desarrollan
los sistemas de gobierno.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, es el documento que
legitima el poder político del país, en el cual se encuentran claramente estipuladas las
reglas del juego, es decir las generalidades del sistema de gobierno del país; por lo tanto
es conveniente examinarla para poder establecer cuáles son los parámetros instituidos
sobre dicho sistema de gobierno. El sistema de gobierno desarrollado por México,
aunque en teoría es el mismo que el resto de los sistemas presidenciales
latinoamericanos e incluso que el estadounidense, en la práctica es completamente
diferente, esto hace referencia a sus peculiaridades.. Estas peculiaridades del sistema
que se hacen palpables en la praxis, hacen referencia a las reglas no escritas del juego,
54
de manera personal considero que son estas reglas no escritas las que hicieron posible
que el sistema político mexicano se mantuviera estable por más de 7 décadas.
2.1.2 Generalidades del Presidencialismo Mexicano: Reglas escritas del juego
En México, la base de legitimidad política de la figura presidencial, la da la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Después de la Revolución de
1910, se concibió una nueva constitución que proveyera de suficiente poder político al
Presidente de la República con el fin de cubrir por completo y sin restricción, las
necesidades del país2. Este es uno de los aspectos más relevantes que explica porque la
propia constitución diseña una institución ejecutiva centralizada; la cual sería el eje
sobre el cual giraría la vida política del país.
Después de una serie de rebeliones, crisis y parálisis políticas, intentos de
golpes de estado, la función primordial por la cual se crearía la Constitución de 1917, no
era precisamente la de desarrollar la democracia en México, si bien era una necesidad
no era una prioridad, y en ese momento en el país se necesitaba indiscutiblemente de
estabilidad política sobre cualquier otra variable.
Por lo tanto las variables más importantes que harían que se creara la
Constitución de 1917 son:
• La concentración de poder político casi ilimitado a la institución Ejecutiva del
país3, esto con el fin de dejar un margen amplio de acción a la figura
presidencial;
2 Entre las necesidades del país se encontraba la de la gobernabilidad, y la de un líder político que diera unidad y estabilidad. 3 Algunas de las razones que da Aguilar Camín se refieren a que en las Constituciones anteriores, debido al poco poder que tenían los presidentes se tenía que violar la Constitución o el presidente quedaba con las manos atadas, sin poder resolver conflictos políticos que acontecían Los ejemplos que tenemos son la parálisis política de Lerdo, la ilegalidad de Juárez y a Díaz que violó la Constitución en varias ocasiones en fondo aunque no en forma. Para mayor información véase Héctor Aguilar Camín, Después del Milagro, “El presidente y su partido”, Cal y Arena, México, 1987.
55
• Establecer el principio de no reelección de la figura que ostenta el cargo de Jefe
de Estado y Jefe de Gobierno y,
• La eliminación definitiva de la figura del vicepresidente4.
El régimen político establecido en México, se encuentra claramente estipulado,
delimitado y asentado en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. A
través del tiempo, este documento ha sido el que dicta las condiciones necesarias para
consolidar el sistema presidencial de México; que en la práctica ha derivado en un
sistema presidencialista; sin embargo, es importante mencionar que aunque la
Constitución de 1917 estipula la creación e instauración de un sistema de gobierno
presidencial, provee condiciones propicias para el desarrollo de un sistema
presidencialista.
Además de establecer los parámetros instaurados para el sistema de gobierno del
país -sistema presidencial- la Constitución también establece los contrapesos que se
deben de establecer para contrarrestar las facultades de los ostentadores de poder
político dentro del mismo sistema. El sistema presidencial se caracteriza especialmente
por la clara división de poderes y por la independencia de los mismos, y es dentro de
este sistema que el Presidente es el depositario del poder. Sin embargo existen
limitaciones que los otros dos poderes (legislativo y judicial) pueden llevar a cabo para
contrarrestar el poder del Ejecutivo5. Este hecho ha sido poco o nada vislumbrado en
México porque se ha desarrollado un sistema presidencialista en vez del estipulado en la
teoría, y los contrapesos al poder Ejecutivo simplemente han sido a lo largo del tiempo
de jure pero no de facto.
4 La eliminación definitiva de la figura del vicepresidente se llevó a cabo con el fin de evitar que se repitieran problemas vividos anteriormente, entre los cuales encontramos disputas fatales por la candidatura a la Presidencia de la República. 5 Véase Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, Título III, Capítulo I.
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La definición del sistema presidencialista dada por Duverger en el capítulo
anterior6, encaja perfectamente en el sistema de gobierno que desarrolló México a lo
largo del siglo XX, el diseño que posee este tipo de sistema contempla la existencia de
la supremacía de una institución sobre las otras, es decir, instituye un Ejecutivo con más
poder que el resto de las instituciones; creando un marco legal en el cual se concentre de
manera casi absoluta el poder político en la institución más fuerte.
Una de estas características que prevé el sistema presidencialista mexicano es
que el presidente toma decisiones libremente sin consulta de instituciones, grupos de
interés u otros partidos políticos, además de que en la práctica el sistema ha desarrollado
poderes meta-constitucionales que le han permitido injerir en los aspectos culturales,
económicos y sociales del país. El ejemplo más ilustrativo que se tiene de esta
característica lo llevó a cabo el Presidente López Portillo cuando decidió nacionalizar la
banca sin consulta de ninguna facción política, grupos de interés o inclusive de
empresarios.
Sartori ha expuesto claramente que el presidencialismo latinoamericano es
homogéneo, sin embargo, se tiene que excluir a México, porque es una especie
totalmente diferente de presidencialismo7. El sistema presidencial común es el que
posee Estados Unidos y el resto de América Latina, el cual esta basado en la división de
poderes, mientras que en nuestro país, aunque existe una división clara de poderes en
teoría no lo existe en la práctica, sino más bien existe una concentración casi absoluta
del mismo poder político dando paso a un sistema presidencialista. El factor más
6 Véase supra 7 Giovanni Sartori, Ingeniería constitucional comparada, Fondo de Cultura Económica, México, 1994, pp. 97-103.
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importante de este tipo de subsistema (concentración de poder) fue uno de los pilares de
gobernabilidad en el país, haciéndolo un país con un sistema presidencialista8.
La historia conflictiva que ha tenido México desde su nacimiento, ya sea en
materia política, cultural, o económica, ha sido uno de los motivos fundamentales por
los que la Constitución proveyó de tal manera un ejecutivo en el cual se centralizara el
poder; y es a partir de esto que se han desarrollado eventos particulares sobre dicha
concentración de poder.
Indiscutiblemente el régimen político establecido después del período
revolucionario fue el causante de que se tuviera gran estabilidad política y cohesión,
estas variables fueron el resultado de un diseño institucional que garantizaba
constitucionalmente fortaleza al portador del Poder Ejecutivo, y lo declaraba como una
instancia altamente centralizada así como personalizada; cuyo objetivo principal no era
el desarrollo de la democracia o el bienestar social, sino mantener la unidad política del
país9.
El debate sobre la perdurabilidad de un sistema presidencialista es extenso y
controversial; Serrafero afirma que este subtipo derivado del sistema presidencial tiende
a la inestabilidad y fragmentación porque no existe un control institucional hacia la
figura presidencial, de hecho es la figura presidencial la que tiene el control sobre todas
las instituciones10. En México, las pocas limitaciones hacia dicha figura establecidas en
la Carta Magna, funcionaron aunque eficientemente a lo largo del tiempo; es importante
mencionar que hubo elementos que no se encontraron en equilibrio como lo son la
eficacia y la legitimidad; sin embargo, el objetivo principal por el cual se concibió este
8 La concentración del poder político en la figura presidencial se dio durante más de 7 décadas en México, sin embargo, esta práctica antidemocrática mantuvo cohesionado y estabilizado al país. 9 Héctor Aguilar Camín, “El presidente y su partido”, Después del Milagro, Cal y Arena, México, 1987, p. 118. 10 Mario Serrafero, Reelección y sucesión presidencial, De Belgran, Buenos Aires, 1997, p. 89.
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sistema de gobierno se alcanzó creando en el país uno de los logros políticos más
importantes y difíciles de alcanzar para cualquier estado, la estabilidad política.
La Constitución de 1917, estipula un sistema de gobierno presidencial, este tipo
de régimen fue adquirido en gran medida por la influencia de Estados Unidos sobre el
país y sobre el resto de América Latina, pero sería erróneo referirse a México como un
sistema presidencial, pues aunque el marco legal lo prevé la práctica hace referencia a
otro sistema, el presidencialista. La diferencia entre el sistema presidencial y el
presidencialista que es un subtipo del anterior radica en que en el primero existe un
claro equilibrio entre las instituciones Ejecutiva, Legislativa y Judicial, lo cual es la
piedra angular del sistema; mientras que en el segundo el eje del sistema radica en la
concentración casi total del poder político de la figura presidencial, y es esta
concentración la que hace posible la funcionalidad del sistema11. México, por las
características adquiridas y desarrolladas sobre la práctica de la forma de gobierno se
sitúa como gobierno presidencialista.
La Carta Magna concede una gran cantidad de atribuciones de poder político al
presidente del país; el fin por el cual se establece esto es el mismo por el cual se creó la
Constitución de 1917, crear estabilidad política en un país en el cual la ingobernabilidad
era un factor común. El diseño institucional planteado para el sistema de gobierno
preveía un sistema duradero capaz de mantener cohesionado y hasta cierto punto
satisfecho a un país tan disperso y heterogéneo como lo es México, pero los excesos
realizados al diseño institucional previamente delineado ocasionaron su mismo desgaste
y destrucción.
11 Luis Peraza Parga, El presidencialismo en América Latina, La Insignia, México, abril del 2005, consultado en http://www.lainsignia.org/2005/abril/ibe_096.htm el 17 de enero del 2006.
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Si bien las generalidades definieron el sistema de gobierno de nuestro país
durante más de 7 décadas, fueron las peculiaridades las que hicieron que este sistema
(presidencialista) funcionara sin tener desequilibrios internos en materia de lo político.
Al igual que las reglas escritas, las reglas no escritas también se utilizaron de manera tan
frecuente y desmedida que desgastaron al sistema hasta quebrarlo totalmente, situando
al país en el entorno actual, y dejando a debate la pregunta de una reestructuración e
incluso un nuevo diseño institucional.
2.1.3 Particularidades del Presidencialismo mexicano: “las reglas no escritas del
juego”
Las particularidades que crearon un sistema político en México altamente
centralizado bajo el principio de no reelección; así como carente de competencia, fueron
desarrolladas por el partido que dominó el poder político durante más de 7 décadas, el
Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Las reglas no escritas del sistema político nos remiten a un sistema
presidencialista o presidencialismo hegemónico12, algunos lo definirían como imperial,
porque debilita las facultades del poder legislativo y judicial13. Dichas reglas no escritas,
se desarrollaron primeramente dentro del seno del propio partido, y posteriormente se
aplicaron al sistema de gobierno. Para comprender el presidencialismo hegemónico de
México, que es también el presidencialismo priísta, debemos analizar las características
que mantuvieron a dicho partido como partido hegemónico durante más de la mitad del
siglo XX.
De acuerdo con Sartori, el término adecuado para referirse a un partido como el
PRI, sería partido hegemónico. La definición sería, es aquel partido en el cual se centran
12 Véase supra la distinción entre sistema presidencialista y sistema presidencial. 13 José Vargas Hernández, La transición económica y política del estado mexicano, Revista Mad. No. 4, mayo 2001, Santiago de Chile, Universidad de Chile.
60
una serie de disposiciones y, sin embargo, exhibe una periferia de partidos secundarios,
o también llamados de segunda clase14. Una de las características principales que posee
este tipo de partido se refiere a que permite la existencia de una serie de partidos
periféricos, con los cuales realiza negociaciones y concesiones, con la clara condición
de que ninguno de éstos obtenga un mínimo control del poder político. El diseño sobre
el cual se desarrolla el partido hegemónico está basado en la cooperación15, mediante la
cual se llega a arreglos institucionales con la finalidad de mantener la estabilidad
política del país.
Los arreglos políticos y negociaciones que llevaba a cabo el PRI, se realizaban
una vez que este se encontraba en completo control del poder político de la institución
ejecutiva, dejando por ende en desventaja casi absoluta al resto de los partidos políticos,
por lo que más bien podemos definir este tipo de relación como mandato, en el cual uno
expresa una orden y el otro la acata a cambio de una pequeña o insignificante concesión.
El sistema político establecido en México era un presidencialismo hegemónico,
en el que el poder presidencial era tan extremo y tan exento de rendirle cuantas a nadie
que los errores más estruendosos podían aflorar fácilmente, lo cual ocasiona un desgaste
significativo al sistema; además de que la influencia en la toma de decisiones de los
demás poderes (legislativo y judicial), ocasionaría de manera decisiva que estas
instituciones políticas fueran ineficientes. Otra característica importante del sistema
político impuesto por el PRI, es que además de los poderes meta-constitucionales, el
Presidente de México era también la cabeza del partido, lo cual lo facultaba en la
designación de candidatos para la elección popular.
A pesar de que el país vivía en un gobierno autocrático debido a que el
representante del poder ejecutivo resultaba ser siempre un militante priísta, la
14 Giovanni Sartori, Partidos y sistemas de partidos, Alianza Universal, Madrid, 1992, p. 275. 15 Ibid
61
estabilidad de México iba de la mano con el predominio del PRI16. La argumentación
lógica que se le da a esta contrastante forma de gobierno era que la figura fuerte del
presidente y del partido evitaban que hubiera conflictos internos en las relaciones del
poder ejecutivo con el legislativo y judicial; siendo éste la única e indiscutible figura
que manejaba el poder político del país, por lo tanto el período de hegemonía del PRI
se puede considerar la “dictadura perfecta17”.
La concentración de poder que tenía la figura presidencial, y la libertad casi total
de acción política de la cual gozaba, se debían principalmente a los poderes meta-
constitucionales, que eran el resultado de arreglos institucionales. Jeffrey Weldom
presenta una teoría de los poderes meta-constitucionales que gozó el presidente del país
durante el período post-revolucionario:
Los poderes meta-constitucionales del presidente se deben a arreglos institucionales y al consenso de la élite política, cuya combinación lleva a una delegación de poderes en el partido oficial hacia el líder del propio partido, que casualmente es el presidente. Los poderes meta-constitucionales del presidente derivan de esta delegación de autoridad sobre la toma de decisiones. Según esta teoría, dichos poderes son una función de 4 condiciones necesarias, ninguna de las cuales es suficiente por si sola18.
Las 4 condiciones necesarias para que se desarrollen estos poderes meta-
constitucionales son las siguientes: en primer lugar, que exista un régimen
constitucional presidencial, en segundo lugar que exista un “gobierno unificado19”, en
tercer lugar se requiere de disciplina parlamentaria en el partido mayoritario y
16 Felipe Moreno, ¿De verdad necesita México un presidente de la República?¸ en Juicio Político, 23 de agosto del 2005, consultado en http://www.felipemoreno.com/enmarca.php?de=http://www.felipemoreno.com/deverdadnecesitamos.htm el 17 de enero del 2006 17 Robin Grier, Political cycles in nontraditional settings: theory and evidence from the case of Mexico, The Journal of Law and Economics, Volumen XLIII, abril 2000, pp. 239-263. 18 Jeffrey Weldom, El presidente como legislador, 1917-1934, Enciclopedia Parlamentaria de México, México, Instituto de Investigaciones Legislativas – LVI Legislatura, serie I, Volumen I, núm. III, 1997, p. 138. 19 Con gobierno unificado me refiero a una mayoría en ambas cámaras del Congreso pertenecientes al partido del presidente de la República.
62
finalmente la última condición es que el líder del partido hegemónico sea a su vez el
titular del poder ejecutivo. El PRI, cumplió al pie de la letra estos requisitos, analizados
por Weldom, y fueron estos mismos los que le permitieron ser un partido que se
consolidó en el poder durante más de 7 décadas; pero después de un largo período en la
vida política de México, el partido hegemónico se debilitaría de manera substancial.
El desgaste del sistema político creado por el PRI, causó varias fricciones en
relaciones políticas entre ambos poderes, esto es uno de los casos de estudio del
presente trabajo; además del desgaste en las relaciones institucionales, también hubo
una ruptura y hasta disolución de las características del sistema presidencialista
mexicano. Uno de los mecanismos característicos del viejo régimen que quedó obsoleto
después de 1988, fue el tapadismo o sucesión presidencial.
Este mecanismo ha sido todo un rito en materia política, donde el presidente en
turno, durante su mandato, seleccionaba y preparaba a su sucesor20. En el período
hegemónico del PRI, no había encuestas ni sondeos de opinión, la información estaba
altamente controlada, lo cual hacía más fácil aún que se desarrollara esta característica
del sistema. El ritual del tapadismo era extremadamente selectivo, y el candidato se iba
perfilando a través de los meses, demostrando lealtad absoluta a la instancia ejecutiva;
y dicha lealtad no debía tener ningún tipo de quebranto; una vez que el candidato pasara
las pruebas requeridas era destapado como el candidato oficial del PRI, sin embargo, era
el candidato oficial del Presidente; lo cual demuestra una vez más la influencia y la
concentración de poder tan vasta de la figura presidencial.
Los mecanismos de control político del PRI sobre las organizaciones y sectores
obreros, campesinos y populares, tales como el caudillismo y el corporativismo, fueron
decisivos en el control institucional de los procesos electorales del país. Aunque algunos
20 Juan Molinar Horcasitas, El suspirangrama¸ El Universal, México, 5 de enero del 2005, p. 7.
63
de los logros en materia económica y política por parte del PRI no son exactamente los
deseados y esperados por la población mexicana, esto no significa que no haya habido o
que hayan sido insignificantes. La estabilidad política es un logro de suma importancia
en materia política que dio el Partido Revolucionario Institucional por un período de
más de 7 décadas, además este logro fue el que le permitió al país mantenerse
cohesionado, sin incertidumbres políticas que dejaran estragos desastrosos y un país
ingobernable.
2.2 La influencia del sistema presidencialista en la estabilidad política del país
El sistema presidencialista que tuvo México durante un largo período fue, sin duda
alguna el que instauró y consolidó la estabilidad política dentro el país, durante la
hegemonía del Partido Revolucionario Institucional. Existen varios argumentos a favor
y en contra del sistema presidencialista mexicano; una de las explicaciones a favor de
este sistema se basa en el hecho de que sin éste y sin la concentración de poder político
en la figura presidencial el país hubiera sido ingobernable y por ende carente de
cualquier signo de estabilidad política.
La segunda década del siglo XX fue para México un período decisivo en el cual
se crearía un método que guiaría el sistema político, económico y social del país,
anteponiendo la estabilidad política sobre cualquier otra necesidad del país21. A pesar de
que los rubros económicos y sociales estaban desgastados por la prolongada lucha
armada que dejó la Revolución de 1910, la esfera política era el factor de mayor
prioridad a tratar porque a partir de ésta se decidiría cual sería el rumbo que tomaría el
21 Discurso pronunciado por Ernesto Zedillo Ponce de León, Ceremonia Conmemorativa del LXVII Aniversario de la Fundación del PRI¸ Auditorio Plutarco Elías Calles, México, 3 de marzo de 1996, consultado en http://zedillo.presidencia.gob.mx/pages/disc/mar96/03mar96.html el 21 de febrero del 2006.
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país en los sectores económicos, políticos, sociales y culturales por mencionar unos
cuantos.
Una de las características de la entonces marcada inestabilidad política que vivía
México consistía en que existían diversos ejércitos liderados por caudillos que tenían
diversos intereses con diversas regiones o sectores sociales. El pacto nacional que
existía entre las diversas figuras revolucionarias era muy débil y no era capaz de crear
un ambiente de cooperación para la reconstrucción económica del país, que era tan
necesaria y que sin duda alguna también contribuía a crear inestabilidad política;
además las soluciones pacíficas para resolver los conflictos del poder eran escasas y
desequilibraban las recientes instituciones de la nueva República22. Ante la situación
caótica que se vivía en el período pos revolucionario, se tenían que tomar medidas
inmediatas para restaurar los daños causados por dicha situación.
La idea de crear un partido político que concentrara a todas las facciones
revolucionarias se había venido manejando desde hacía ya vario tiempo, sin embargo, el
catalizador para apresurar el proceso de creación de éste se debió al asesinato del ex
presidente Álvaro Obregón. Éste había ocupado el puesto de ejecutivo del país de 1920
a 1924, pero en las elecciones de 1928 se había presentado nuevamente como candidato
y resultó electo; razón por la cual fue asesinado en julio de 1928. En ese mismo año, el
General Plutarco Elías Calles concluye que debido a la situación acontecida la
estabilidad política del país podrá ser alcanzada sólo con una institución que se instaure
como apoyo a la figura presidencial y que le ayude a concentrar el poder político, por lo
tanto en diciembre de este año se firma el Manifiesto del Comité Organizador del
Partido Nacional Revolucionario (PNR), en el cual declaraba: “se invita a todos los
22 El Pacto Nacional era un compromiso que se estableció entre las diversas figuras revolucionarias con el fin de condensar las demandas requeridas por cada sector social representado por estas figuras y alcanzar un acuerdo; y con el fin de preservar los principios nacionales establecidos en la Revolución.
65
partidos, agrupaciones y organizaciones políticas de la República de credo y tendencia
revolucionaria, para unirse y formar el Partido Nacional Revolucionario23”.
La nueva institución (PRI) que ayudaría a concentrar el poder político en el
poder ejecutivo se fundó el 4 de marzo de 1929, y su función consistiría en crear un
marco político de integración y organización de las facciones revolucionarias, y
concentrarlo en un solo organismo político, el Partido24. Uno de los elementos claves
que dio de contribución el partido a la estabilidad política fue el principio
revolucionario de la no reelección y la continuidad de los programas de gobierno, pues
aunque el ejecutivo terminara su período de gobierno y entrara otro individuo a tomar
posesión del poder, la ideología, metas y principios del partido no variaban.
La lucha por el poder político en México había terminado, los constantes golpes
de estado y períodos de gobierno con varios individuos a cargo del poder ejecutivo
también habían llegado a su fin, y la época de estabilidad política empezaba, y se hizo
sólida con la madurez del PRI. El sistema establecido por el partido hegemónico
terminó indiscutiblemente con el período de anarquía política y le dio al país períodos
de gobierno en donde la gobernabilidad era posible; ahora la lucha por el poder se
desarrollaría en el interior del partido, y cualquier individuo que estuviera fuera del
partido estaba también fuera de la elite política.
El sistema implementado por el partido hegemónico fue la solución política más
apropiada para alcanzar el objetivo primordial del México post revolucionario y
consistía en que el partido junto con el régimen presidencial fortalecido en la
Constitución de 1917, serían capaces de unir a todos los estratos sociales del país, por
23 Plutarco Elías Calles, Primer Manifiesto del Comité Organizador del Partido Nacional Revolucionario, Apartado: Primer Fin del Comité Organizador, México, 1 de diciembre de 1928. 24 Plutarco Elías Calles, op. cit., Quinta Función del Comité Organizador.
66
diversos que éstos fueran, y así acabar con los regímenes dictatoriales y la anarquía
política, dando paso a la dictadura de partido25.
El PRI proveyó a la institución ejecutiva de legitimidad política, y se basó en el
sistema populismo para lograrlo de tal manera que la concentración casi absoluta del
poder era disimulada. Aunque el ejecutivo era el depositario de todo el poder político,
existía consenso en el partido en el cual convergían las fuerzas políticas de la revolución
que mantenía los principios revolucionarios como lo eran: los derechos de los
trabajadores, justicia social, reforma agraria, educación gratuita, entre otras26. Otro
elemento desarrollado en el PRI que contribuyó para la estabilidad política fue el
impedimento de los golpes de Estado que habían azotado a toda Latinoamérica en el
siglo XX; y desde 1946 se han establecido regímenes civiles en México.
Una de las características fundamentales del sistema presidencialista mexicano
que favoreció la estabilidad política fueron las capacidades meta-constitucionales del
presidente en turno, entre las cuales se encontraba el “tapadismo”. Este método aunque
era incuestionablemente antidemocrático porque el presidente era el que elegía a su
sucesor, propició que la lucha por el poder político no se diera de forma violenta y
fuera más bien un factor que le correspondía designar al presidente y a su partido sin
ningún tipo de cuestionamiento.
El PRI es el partido político de mayor importancia y trascendencia en México
porque concilió el equilibrio del poder en sentido económico, político y social, en los
períodos más inestables del país y de América Latina; siendo una excepción al resto de
los países latinoamericanos que vivieron severas y varias crisis políticas, golpes de
estado, inestabilidad política y guerrillas.
25 Nora Rodríguez Aceves, En un hilo la estabilidad política, Vol. 46, Editorial Siempre, México, 2000, p. 12. 26 Daniel Yergin et al, The Commanding Heights, Simons and Schuster, Nueva York, 1998, pp. 230-261
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El Partido Revolucionario Institucional alcanzó el objetivo planteado desde su
fundación, el cual consistía en alcanzar la estabilidad de México sin importar los
métodos utilizados. El propio partido promulga públicamente que la estabilidad política
del país ha sido una contribución histórica fundamental del PRI, la cual se ha basado en
la concentración de diversas corrientes políticas dentro de un mismo partido27.
Los instrumentos y atribuciones constitucionales y meta constitucionales de la
institución ejecutiva, aunado a la capacidad de control social y político, organización,
manipulación y articulación de las diversas esferas sociales por parte del PRI,
establecieron un sistema presidencialista sobre uno presidencial, el cual tenía como
bases: una institución ejecutiva fuerte, incuestionable, capaz de imponer su voluntad
sobre el resto de los Poderes de la Unión o en su defecto, de negociar términos desde
una posición de suma ventaja sobre otras instituciones o partidos políticos.
El diseño institucional del sistema presidencialista mexicano fue concebido en la
Constitución de 1917 y posteriormente en la práctica como una estructura de extrema
jerarquía, en la cual el presidente fuera el eje sobre el cual giraría la vida del país. Las
diversas instituciones políticas servirían de apoyo a la institución ejecutiva, pero la
institución principal sobre la cual residiría la base del poder político del presidente era el
partido, el cual también servía de conexión entre el ejecutivo y las necesidades sociales
del país.
La actual situación política que vive México, en la cual existen ligeros matices
de crisis política y una factible inestabilidad se deben no al hecho de que el PRI no siga
en el poder de la institución ejecutiva, sino que se ha llevado a cabo un cambio político
sin ajustar la estructura institucional jerarquizada sobre la cual se diseñó el sistema
27Discurso pronunciado por Ernesto Zedillo Ponce de León, Ceremonia Conmemorativa del LXVII Aniversario de la Fundación del PRI¸ Auditorio Plutarco Elías Calles, México, 3 de marzo de 1996, consultado en http://zedillo.presidencia.gob.mx/pages/disc/mar96/03mar96.html el 21 de febrero del 2006.
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presidencialista mexicano. Aunque el PRI no se encuentra en el poder ejecutivo hoy en
día, sobrevivió muchas décadas por los instrumentos y capacidades negociadoras
utilizados, y por la principal estrategia del partido que consistía en concentrar el poder
no en una persona sino en la base del partido, la elite política.
2.3 La Transición Mexicana: De sistema presidencialista a sistema presidencial
Actualmente México se encuentra en un punto cardinal, fundamental para su
evolución, especialmente en materia política. Después de 71 años de hegemonía priísta,
el escenario de la política mexicana ha cambiado substancialmente, el desgaste del
diseño institucional del PRI se hizo presente después de una serie de escisiones del
sistema, la dispersión del poder político es severa y el control real del mismo parece no
estar en manos de ninguna institución; además el vacío institucional dejado por el fuerte
control del poder ejecutivo sobre el resto de las instituciones políticas se hace cada vez
más fuerte; crisis de estabilidad política y gobernabilidad son los temas en debate hoy
en día.
El desgaste del sistema hegemónico se llevó a cabo de manera gradual en
México, las primeras consecuencias se dieron en 1997, cuando el PRI pierde la mayoría
absoluta dentro del Congreso y en 1998 pierde la mayoría calificada; indudablemente el
sistema hegemónico se encontraba desgastado después de varios años de concentración
de poder político. Estos sucesos fueron consecuencia de una serie de rupturas
acumuladas por el partido a través del tiempo.
El primer suceso que desestabilizó considerablemente al partido se dio en 1988
con la salida de Cuathémoc Cárdenas del PRI y la formación de un nuevo partido
político, el Partido de la Revolución Democrática (PRD). A este acontecimiento se
sumaron las elecciones de ese mismo año en las cuales había resultado vencedor Carlos
69
Salinas de Gortari contendiente del PRI sobre Cárdenas que era el candidato oficial del
PRD; a pesar de que se presumía la victoria de Salinas, la legitimidad de las elecciones
fue cuestionada ampliamente creando un sentimiento de inconformidad política entre la
población; y sin duda fueron una de las elecciones más observadas por el país.
Después de las elecciones de 1988, el PRI empezó a perder notablemente
credibilidad y legitimidad entre la población mexicana, esto se vio reflejado en las
elecciones para diputados y senadores, en las cuales el porcentaje del partido
hegemónico dentro del Congreso empezó a decrecer gradualmente hasta llevarlo a
perder la mayoría absoluta, y después la mayoría calificada.
En el año 2000, después de un desgaste del diseño institucional del sistema
presidencialista del PRI que se había caracterizado por ser autocrático y centralizado y
que se encontraba en una crisis de legitimidad política, culminó con la elección de un
candidato de un nuevo partido político, Vicente Fox del Partido Acción Nacional
(PAN)28. Después de 71 años de un sistema presidencialista en nuestro país, se da una
transición importante, hacia un sistema presidencial. La diferencia más palpable radica
en la concentración de poder, mientras que en un sistema el marco de acción es casi
infinito por el grado de concentración de poder político que tiene la figura del
presidente, en el otro el marco de acción es reducido porque el poder político radica en
varias instituciones.
Es difícil concebir cómo un sistema considerado como duradero, versátil y
pragmático, se quebrantó en un proceso electoral; sin embargo, sería de igual forma
difícil creer que dicho sistema sería eterno29. El proceso de transición política tomó
varias décadas y requirió de varias acciones que llevaran a cabo su desmantelamiento.
28 Carlos Malamud, Democracia y elecciones en América Latina: un balance del 2000, Observatorio Electoral Latinoamericano, 8 de enero del 2006, consultado en http://www.observatorioelectoral.org/biblioteca/?bookID=13&page=5 el 21 de enero del 2006. 29 Gabriel Zaid, “Escenarios sobre el fin del PRI”¸Adiós al PRI, Océano, México, 1995, p.25.
70
El mecanismo de control que tenía el sistema presidencialista era complejo, sin
embargo, era también bastante eficiente. Primero el presidente en turno era la cabeza del
partido, y a su vez dominaba a la clase política30, la cual pertenecía indiscutiblemente al
PRI, y bajo ninguna circunstancia algún miembro de la clase política podía pertenecer a
otro partido; todo esto permitió que se tuviera también un control amplio sobre los
medios de comunicación, las empresas, la propia población y sobre uno de los
elementos más importantes para establecer hegemonía, el sistema electoral.
El poder tan extenso que poseía el presidente, abarcaba y controlaba todos estos
aspectos de la vida del país; sin embargo, todo esto cambió cuando se llegó a cuestionar
la legitimidad de las elecciones, del triunfo del presidente y del propio sistema político.
El acontecimiento más notable que permitió que se produjera una reflexión en el país,
fue la nacionalización de la Banca que realizó José López Portillo, así como la serie de
excesos cometidos durante su mandato.
La falta de contrapesos en el sistema presidencialista mexicano, condujo a que
varias políticas, especialmente en el rubro económico fueran erróneas y desembocaran
en crisis que dejarían al país con estragos económicos de los cuales sería difícil
recuperarse, algunos ejemplos de estas crisis son las de 1976 y 198231. Dichas crisis
propiciaron un descontento significativo hacia el presidente, hacia el partido oficial y al
régimen en su conjunto.
El descontento vivido en esa época dentro del país, causó efectos negativos para
el sistema presidencialista, pues desembocó en una escisión en el PRI, la salida de
Cuauhtémoc Cárdenas, que finalmente consolidó un nuevo partido político: el Partido
de la Revolución Democrática (PRD). Las elecciones de 1988, han sido catalogadas
como una especie de levantamiento por parte de la población mexicana, y el deseo 30 Jeffrey Weldom, El presidente como legislador, op. cit, pág. 201. 31 Jaime González Graf, Las elecciones de 1988 y la crisis del sistema político, Diana, México, 1989, p. 78.
71
ciudadano de que ganara un nuevo candidato y un nuevo partido causaron un gran
desequilibrio interno en el PRI; sin embargo, ni las intenciones ciudadanas ni los votos
electorales pudieron detener al Partido institucionalizado en el gobierno de que
estableciera a su candidato aún cuando era claro que había perdido de manera
considerable las elecciones, este candidato fue Carlos Salinas de Gortari.
Sin duda alguna, las elecciones de 1988 fueron competitivas y controversiales, la
inconformidad social crecía cada vez más, lo cual le costó al PRI una derrota
considerable en uno de los aspectos que lo había mantenido en el poder durante tantos
años, la legitimidad32. La crisis de legitimidad que se vivió en 1988 se acrecentó más en
1994 y finalmente desencadenó la transición de partido político en el 2000.
Una vez perdida toda credibilidad en el partido, así como legitimidad política, se
desencadenó un efecto dominó que hizo posible que la maquinaria del sistema
presidencialista fuera cayendo lentamente. Primero, el presidente de la República perdió
toda legitimidad política de la cual gozaba, lo cual hizo difícil que controlara a la clase
política, por lo que empezaron a haber una serie de escisiones del PRI hacia otros
partidos políticos.
La crisis de legitimidad vivida en el país, originó un gran interés por los
procesos electorales por parte de los ciudadanos, lo que orilló a Carlos Salinas
(presidente bajo el cual se desencadenó la crisis de legitimidad) de crear mecanismos
electorales más confiables y fidedignos, por lo que surge el Instituto Federal Electoral
(IFE) y el COFIPE33.
Una vez que la instancia ejecutiva pierde el control sobre las elecciones, el
proceso de aniquilación del sistema presidencialista se llevaría a cabo de manera rápida
32 José Barberán, Radiografía del fraude, Nuestro tiempo, México, 1998, p. 91 33 El IFE entró en pleno funcionamiento el 11 de octubre de 1990, y el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, se creó en agosto de 1990. Los principales fundamentos por los cuales se rige esta institución, es para dar imparcialidad, legalidad, certeza, independencia y objetividad a las elecciones que se lleven a cabo en el país.
72
y eficaz. El equilibrio del sistema presidencialista del PRI se llevaba a cabo bajo una
forma triangular en la cual se encontraban la Constitución, el partido y el presidente, sin
embargo, este equilibrio triangular se quebró dejando poco margen de acción al nuevo
sistema en el poder, el sistema presidencial. La forma más clara en la que se puede
apreciar como el partido hegemónico fue perdiendo poder, hasta ser desbancado, es
viendo el porcentaje de representantes en el Congreso de la Unión, después de haber
obtenido durante un largo período de tiempo la mayoría calificada y absoluta dentro del
Congreso, la representatividad del PRI se fue reduciendo hasta desembocar en
representatividad igualitaria a la del resto de los partidos políticos.
En la siguiente tabla veremos como se ha ido reduciendo la representación
priísta dentro del Congreso. En el gráfico se puede observar la evolución del porcentaje
de representación del PRI en el Congreso mexicano, de 1946 al año 2000.
Cuadro 2.1
Fuente: Alonso Lujambio, “Adiós a la excepcionalidad: régimen presidencial y gobierno dividido en México”, en Jorge Lanzaro, compilador, Tipos de Presidencialismo y Coaliciones Políticas en América Latina, Buenos Aires, CLACSO, 2001 p. 258.
73
La transición del sistema presidencialista al sistema presidencial ha sido gradual,
razón por la cual se han ido perdiendo los poderes meta-constitucionales del presidente
de un período a otro, hasta llegar a un grado en el que la dispersión del mismo poder es
importante, y deja un vacío institucional preocupante para la gobernabilidad y
estabilidad política del país.
El sistema presidencial que vivimos actualmente en México, aunque no idéntico;
se asemeja aunque con diversos matices al sistema presidencial teórico que se vive en la
mayoría de los países con este sistema político. Aunque esta transición de sistemas
políticos se podría considerar un paso hacia la democracia, la pregunta sobre la
estabilidad política del país, sigue siendo de vital importancia, pues la situación que se
ha desarrollado actualmente en el país, presenta crisis en la misma, lo cual deja en
debate la pregunta de que es prioritario para México, la democracia o la estabilidad
política.
La transición de un híbrido de sistema de gobierno a un sistema de gobierno
teórico es importante, aunque no se cambia completamente de régimen político, las
características de cada uno de los sistemas son muy diferentes, y propician
circunstancias diferentes; mientras que el sistema presidencialista daba un poder casi
ilimitado el sistema presidencial pone barreras considerables al poder presidencial.
Después de las elecciones del 2000, y del cambio de partido político en el poder,
han transcurrido 6 años que marcan el fin del presidencialismo hegemónico o sistema
presidencialista que tenía el país. Es importante recordar que a pesar de que ha habido
un cambio de partido político en el poder, y un cambio en el presidencialismo
mexicano, es evidente que se ha acentuado el desgaste de las relaciones entre los dos
poderes de la Unión en el sexenio actual, lo cual ha representado la creación de
gobiernos divididos y ha provocado a su vez una ligera inestabilidad política.
74
La creciente preocupación sobre el problema político-legislativo reside no en la
recreación de una presidencia fuerte o una presidencia de unidad, sino más bien en la
construcción de mecanismos y técnicas institucionales que hagan funcionar
adecuadamente al gobierno dividido, de manera que trabaje como un todo, es decir, los
3 poderes de la Unión en coordinación34.
La causa principal por la cual el nuevo sistema presidencial causa inestabilidad
política, se remite a que no es la principal razón de su existencia, mientras que el
sistema presidencialista mexicano diseñado en la época pos revolucionaria y aplicado
durante 71 años, era un mecanismo básicamente planteado a procurar la estabilidad
política. El sistema presidencialista que se vivía en México desapareció, y dejó a su
paso una parálisis política, la cual ha sido el fruto de la ausencia de mecanismos de
control o incluso de la imposibilidad del gobierno en turno de crear espacios políticos
en las relaciones con los Poderes de la Unión.
El fenómeno que vive el país en la actualidad, da lugar a una enorme
incertidumbre en materia de lo político, especialmente porque el gobierno unipartidario
que se tuvo durante 71 años (gobierno priísta) obstaculizó de manera significativa la
cultura de negociación y establecimiento de acuerdos parlamentarios. El nuevo gobierno
en el poder, así como el resto de las instancias y partidos políticos atraviesan una fase
compleja, en la cual el aprendizaje se debe remitir a conocer las consecuencias
electorales y reconocer que sin las conductas cooperativas entre las diversas instancias
de gobierno será casi imposible dirigir al país de manera equilibrada y se tendrán
problemas de gobernabilidad como consecuencia35.
34 Luis Rubio, La necedad de retornar al presidencialismo¸ Centro de Investigación para el Desarrollo (CIDAC), México, Octubre 2004, consultado en http://www.cidac.org/vnm/db/modules.php?name=News&file=article&sid=2818 el 21 de enero del 2006. 35 Alonso Lujambio, Adiós a la excepcionalidad: régimen presidencial y gobierno dividido en México, CLACSO, México, 2002, pp. 253-257.
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Se podrían enumerar una serie de disfunciones que han acontecido al sistema
político mexicano desde la transición, problemas como gobiernos divididos, crisis de
estabilidad política, vacío institucional, y problemas de gobernabilidad saltan como
primeras opciones; y un problema sin lugar a dudas conduce a otro. Empezando con
uno de los problemas más importantes, el de gobiernos divididos, que hace referencia a
la diversa representatividad de partidos políticos dentro del Congreso, lo cual dificulta
llegar a un consenso y asimismo a la toma de decisiones, creando discrepancias entre el
Congreso y la institución ejecutiva. Esta situación a su vez deriva en un vacío
institucional pues no hay una concentración real de poder, sino pequeños atributos
ejercidos por cada una de las instituciones del país; además de que los desacuerdos entre
las instituciones políticas, ocasiona que no se tenga un lineamiento claro a seguir sobre
la vida política del país. Todo lo anterior a su vez conlleva a la inestabilidad política,
pues la falta de toma de decisiones, e incluso las decisiones encontradas y rechazadas
por los miembros de los Poderes de la Unión derivan en que el país no tenga un rumbo
fijo y se desaten problemas de gobernabilidad.
Cada uno de los problemas que vivimos actualmente están íntimamente ligados,
sin embargo, el problema que es objeto de estudio de esta tesis es la estabilidad política.
Por lo que es conveniente establecer la siguiente pregunta: ¿Está el nuevo diseño
político planeado para establecer como prioridad la estabilidad política del país? O
simplemente, no fue contemplado este factor tan importante en el cambio de sistema
político. México ha sido un país, que gozaba de prestigio internacional no por su
trayectoria democrática, sino por su estabilidad política, era un país libre de golpes de
estado, a diferencia del resto de los países latinoamericanos.
El cambio de partido político, si bien ha sido un paso agigantado hacia la
democracia, no lo es hacia la conservación de la estabilidad política, y es importante
76
establecer prioridades aún sobre los valores; ¿Qué es prioritario para México, la
estabilidad política o la democracia?
2. 4 Los retos a la estabilidad política en el nuevo sistema de gobierno
La estabilidad política que gozaba México durante el período de hegemonía del PRI ha
cambiado de manera substancial en este nuevo gobierno. Es importante recordar que el
Partido Revolucionario Institucional tenía como uno de los objetivos primordiales desde
su fundación la estabilidad política del país, pues era el factor más anhelado para lograr
asegurar el futuro político de un México tan fragmentado. Los mecanismos,
instrumentos e inclusive instituciones que aseguraban el establecimiento y continuidad
de la estabilidad política, también han cambiado, dejando a su paso nuevos conflictos
que pueden llegar a amenazar considerablemente este elemento.
El sistema de premios y castigos, y disciplina y lealtad que era utilizado por el
PRI para el efectivo mantenimiento de la estabilidad política llegó a su fin y dejó un
panorama de incertidumbre, en el cual se gestan nuevos problemas que amenazan este
componente. La red de poder político cohesionada parece ya no existir y en su lugar
quedaron varias fracciones con diversos intereses políticos. Los mecanismos que
concentraban el poder se han desgastado, y los instrumentos que proveían de disciplina
a la élite política para aceptar incondicionalmente las decisiones centrales se han
desvanecido; aunque este mecanismo indudablemente no era característico de la
democracia, facilitaba enormemente la gobernación, la gobernabilidad pero sobre todo
la estabilidad política36.
Este sistema desarrollado durante la hegemonía del PRI fue efectivo para la
facilitar la toma de decisiones, porque pudo mantener unificadas a las instituciones
36 Samuel Schmidt, “Los grupos de poder en México, recomposiciones y alianzas” en E.I.A.L., México, Volumen 14, No. 2, Julio-Diciembre 2002.
77
fundamentales del sistema presidencialista – ejecutivo, legislativo y judicial – con el fin
de asegurar continuidad en los períodos de gobierno, sin disidencia alguna.
Un hecho relevante que había contribuido durante un largo período a la
consolidación de la estabilidad política es que, durante las décadas de gobierno del PRI,
los Poderes de la Unión – legislativo, ejecutivo y judicial – eran prácticamente un
Poder, dominado como se ha mencionado anteriormente por el Ejecutivo, con el fin de
que hubiera consenso político para lograr hacer de México un país gobernable37.
Actualmente esta situación ha cambiado ampliamente, los Poderes de la Unión
son o parecen ser autónomos y contrapesos reales para el Ejecutivo, sin embargo, dicha
situación ha causado consternación por varios sectores, ya que el disenso político entre
estas 3 instituciones puede llegar a causar crisis de gobernabilidad y por ende afectar de
manera importante la estabilidad política que goza el país.
Aunque hoy en día los nuevos retos que tiene el gobierno en el poder con
respecto a la estabilidad política del país, se han manifestado, esto no significa que
exista inestabilidad, pero si estos crecientes problemas que atacan constantemente al
gobierno no son resueltos a la brevedad posible, pueden llegar a afectar la ya no tan
sólida estabilidad y causar estragos políticos en México.
Los retos que enfrenta el sistema político mexicano y que ponen en riesgo la
estabilidad política del país, son varios, algunos tienen que ver con el rubro económico,
pero definitivamente lo más consistentes provienen de la esfera política38. Por un lado
no se llegan a acuerdos institucionales concretos entre las instancias políticas
fundamentales del sistema de gobierno, la situación en la que se encuentran los 3
37 Discurso pronunciado por Ernesto Zedillo Ponce de León, op. cit., consultado en http://zedillo.presidencia.gob.mx/pages/disc/mar96/03mar96.html el 21 de febrero del 2006 38 De acuerdo con Andrey Reding y Christopher Whalen, las reformas económicas mal estructuradas para el país, y la creciente deuda externa podrían crear serios conflictos políticos, en los cuales el descontento de la población u otros sectores que integran al país, provocarían la ingobernabilidad del mismo.
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poderes tampoco es alentadora, pues los mecanismos de pesos y contrapesos parecen no
ser respetados, la negociación entre éstas tampoco es favorable y no se concretiza, y los
gobiernos divididos que existen en el Congreso obstaculizan significativamente las
acciones del Ejecutivo39. La situación definitivamente parece amenazar uno de los
factores que causa estabilidad política en un país, la gobernabilidad y por ende la misma
estabilidad política.
De acuerdo con Prats, si se aspira a tener espacios de gobernabilidad que a su
vez contribuyan a consolidad y preservar la estabilidad política en un país, se tienen
primero que llenar ciertos requisitos como lo son cambios en el sistema institucional,
con el fin de adecuarlo a la situación política, crear una cultura cívica responsable en
materia política y que el gobierno en turno tenga capacidades40.
Los cambios institucionales que están ocurriendo parecen adaptarse con
dificultad a la nueva situación que se vive en el país y la poca eficiencia que poseen
algunas instituciones debido al vacío institucional dejado por la concentración de poder
político casi ilimitada del Ejecutivo se hace presente de manera más fuerte, haciendo
más complicada la gobernabilidad dentro del país; la cultura cívica por otro lado,
aunque parece haber despertado de un largo aletargamiento al participar en el cambio de
partido político en el 2000, sigue en gran parte influenciada por los medios de
comunicación y las capacidades que tiene el gobierno en turno parecen ser limitadas,
pues cada una de las instituciones fundamentales del sistema contradice u obstaculiza la
labor de la otra.
Además de estas medidas necesarias para apaciguar los conflictos que acarrean
consigo los gobiernos divididos, la gran disidencia política entre los Poderes de la
39 Alfonso Sánchez Mujica, La reforma del estado en México: El sistema político mexicano¸ UNAM, México, 2002, p. 99. 40 Joan Oriol Prats, “La génesis sobre el análisis de la gobernabilidad”, Instituto Internacional de Gobernabilidad¸ consultado en http://www.iigov.org/revista/?p=14_08 el 25 de septiembre de 2005.
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Unión y la falta de negociación entre las instituciones así como la adecuada utilización
de los contrapesos, el sistema político mexicano requiere un elemento que ayude a
mantener cohesionada a la sociedad mexicana; pues a partir del cambio suscitado en el
2000 la identidad nacional se ha visto dispersada; mientras que en los gobiernos priístas
la identidad nacional se remitía a las premisas de la Revolución Mexicana teniendo
como símbolo unificador la Revolución, actualmente no se tiene un factor que
cohesione a la población del país, creando un vacío en cuanto a un símbolo con el cual
se sientan identificados los mexicanos41.
Los retos que enfrenta la estabilidad política de México son nuevos, pues no se
habían hecho presentes durante los 71 años de gobierno priísta, el panorama en cuanto a
la situación política es inseguro, ya que anteriormente se tenía la certeza de que las
instituciones iban a responder al mandato del poder central, que lo ostentaba el
Presidente de la República y, el Congreso de la Unión que se encuentra dividido y que
se encuentra en su mayoría integrado por representantes de un partido político diferente
al que pertenece el Ejecutivo, hacen pensar que la obstaculización de la labor de una
institución por parte de otra será frecuente causando severos problemas de eficacia42.
Definitivamente los retos que se le presentan a la estabilidad política en México
son diversos, y consistentes, pero a pesar de esto no se puede asegurar que el país se
encuentra inestable. Existen varios factores empíricos que pueden medir la estabilidad
de la cual goza el actual gobierno panista, entre éstos se encuentran:
• El ejecutivo a nivel federal y los ejecutivos estatales han terminado
satisfactoriamente su período de gobierno.
• Ha habido continuidad en las instituciones del país como lo son el IFE,
Bancomex, Suprema Corte de Justicia, entre otros. 41 Samuel Schmidt, op. cit. 42 Sartori argumenta que la estabilidad no es una condición suficiente para la eficacia. La eficacia de un gobierno se refiere al desempeño estructural y real de las instituciones.
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• La economía no ha crecido ni alcanzado las expectativas esperadas pero
tampoco ha colapsado.
• El poder legislativo ha realizado sus funciones dentro de los períodos
establecidos y los ha finalizado sin interrupción alguna.
• No se han ocasionado revueltas importantes que traten de destituir al gobierno
en el poder.
Todos estos indicadores muestran que aunque ha existido un cambio político
importante en el país, que trajo nuevos conflictos y situaciones inesperadas que pueden
llegar a afectar la estabilidad, la han vuelto frágil pero no la han destruido; de modo que
México sigue siendo hasta el momento un país reconocido por su estabilidad política.
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