¿La Última Catalejo?
www.catalejovirtual.blogspot.com Año VII · N° 7 · Jueves 31 de Agosto de 2017 · Colegio Los Nogales
Alumnos Curso
Carolina Garcés 8°B
Fernanda Valencia 1°A
Magdalena Letelier 1°A
Sofía Alvarado 1°A
María Fernanda Muñoz 1°A
Vicente Muñoz 1°A
Matías Gutiérrez 1°A
Alejandra Pérez 1°B
Renata Inostroza 1°B
Antonia Andrades 1°B
Constanza Cáceres 2°A
Mariela Mundaca 2°A
Monserrat Romero 2°A
Catalina Aliste 2°B
Vicente González 2°B
Sofía Ibacache 2°B
Javier González 3°A
Sofía Muñoz 3°A
Natalia Pérez 3°A
Tamara Tapia 3°B
Joaquín Gatica 3°B
Catalina del Canto 4°A
Fabiola Arenas 4°A
Camila Palma 4°B
Matías Risco 4°B
Colaboraron en Catalejo/7
> www.catalejovirtual.blogspot.com
Agradecimientos:
La presente entrega de Catalejo ha sido posible gracias a la
dedicación de su equipo de alumnos, a los profesores del
GPT de Historia y el aporte de la profesora Valeria Cone-
jera. Agradecemos el apoyo financiero de Colegio y Funda-
ción Los Nogales para su presentación, a los ex alumnos
que fueron parte de este empeño, y por cierto, a cada uno
de nuestro lectores.
El fin del Mundo...
Colaboraciones de ex alumn@s
> Catalina Guerra
Estudiante de Sociología (U. de Chile)
> Alicia Veas
Estudiante de Trabajo Social (PUC)
> Paula Altamirano
Estudiante de Periodismo (U. de Chile)
Director
> Julio Reyes Ávila
Profesor de Historia y Geografía
> Editorial
¿La última Catalejo?
No sabemos a ciencia cierta si el mundo se acabará
alguna vez, aunque hay que reconocer que como
especie en la era industrial hemos contribuido bas-
tante a hacer posible ese fin que ha desquiciado a
los milenaristas, apocalípticos y consumidores de
ciencia ficción. Convengamos que su factibilidad es
un lugar común en los temores de generaciones
completas, más aún en tiempos de cambio climáti-
co, proliferación nuclear y descontrol de la inteligen-
cia artificial. Sin mencionar un ataque extraterrestre.
¿Por qué dedicamos Catalejo/7 al fin del mundo? No
por algún propósito profético; y si, en parte, por el
atractivo de imaginarnos un desenlace catastrófico.
Pero lo que realmente nos convocó se encuentra
mucho más cerca de nuestra realidad concreta: Los
Nogales, tal como lo conocemos, llegó a su fin. La
noticia del traspaso ha marcado el clima de la comu-
nidad escolar desde que fue hecho el anuncio,
desatando algunas certezas, esperanzas, incertidum-
bre y tensiones que lo han convulsionado todo.
¿Qué se acaba, qué sigue, qué llega con todo este
cambio? Solo el tiempo ira respondiendo esa pre-
gunta.
¿Y Catalejo, continúa? Tras siete ediciones, con cien-
tos de artículos, y en ellos la huella de alumnas y
alumnos comprometidos, críticos y entusiastas; con
el aporte que ha representado la revista para nues-
tra cultura escolar, nos atrevemos a afirmar que Ca-
talejo no puede morir. Pueden cambiar muchas co-
sas con el traspaso, pero somos enfáticos: seguimos,
todo es continuar. Eso del título… era broma.
Microcuentos
Poesía
Comic
Collage
Ensayos
Reflexión
Memoria
Crítica
Música
Historia
SUMARIO
El día
del fin
del
mundo
1963
El día del fin del mundo será limpio y ordenado como el cuaderno del mejor alumno. El borracho del pueblo dormirá en una zanja, el tren expreso pasará sin detenerse en la estación, y la banda del Regimiento ensayará infinitamente la marcha que toca hace veinte años en la plaza. Sólo que algunos niños dejarán sus volantines enredados en los alambres telefónicos, para volver llorando a sus casas sin saber qué decir a sus madres y yo grabaré mis iniciales en la corteza de un tilo pensando que eso no sirve para nada. Los evangélicos saldrán a las esquinas a cantar sus himnos de costumbre. La anciana loca paseará con su quitasol. Y yo diré: “El mundo no puede terminar porque las palomas y los gorriones siguen peleando por la avena en el patio”.
Jorge Teillier
Poemas del país de nunca jamás
EMMA Alicia Veas
Voy en el metro camino a la u, pre-
tendo encontrarme con un par de
sonrisas o escolares que hablen sobre
la broma que harán a la salida de cla-
ses, oír a la abuelita que le cuenta a
un desconocido sobre sus nietos, una
pareja acaramelada que llegue a com-
pungir a quienes están cerca por el
exceso de entrega amorosa o la voz
omnisciente del metro deseándome
un buen día por altavoz.
El problema es que no me encuentro
con nada más que pantallas lumino-
sas en movimiento, adheridas a las
manos de todos. Nadie mira a nadie.
A momentos pienso que podría des-
moronarse un pedazo de tierra y na-
die le daría importancia al hecho
(Excepto si es lo suficientemente
morboso y entretenido como para
grabarlo y subirlo a Internet).
San Joaquín. 8:33 A.M. Ya voy atra-
sada nuevamente, y me quedan aún
diez minutos para encontrarme sen-
tada frente al pizarrón. A mis espiga-
das piernas les cuesta seguirme el
paso, siento que voy corriendo mien-
tras camino lo más dignamente que
puedo. A medio camino me encuentro
con el tío que diariamente barre las
hojas invernales que caen de la arbo-
leda, me llama la atención su pacien-
cia para barrer hoja por hoja, sabien-
do que no pasará el suficiente tiempo
para que una rama decida nuevamen-
te dejar ir sus hojas al cemento.
A ratos se detiene y observa a quie-
nes vamos camino a las salas. Obser-
va con una sonrisa apacible. Apaci-
blemente ignorada por la mayoría.
Diariamente lo miro al pasar y puedo
afirmar que esas pausas que toma de
su barrido no son para mirar quiénes
son los mejores vestidos de la sema-
na. No, él está esperando algo, algo
como un Hola. ¿Hay algo de malo en
decir ‘’Hola’’?
16:00 P.M. Camino a Vicuña Ma-
ckenna, la 210 me debe estar esperan-
do en el paradero (o eso espero). Aho-
ra voy relajada, pero con la mochila
cargada; Encontrar un asiento puede
parecer una odisea pero lo consigo.
Siguiente paradero. Niña embarazada
sube a la micro, todos voltean a mi-
rarla y muchos murmuran comenta-
rios que no van al caso, ¿acaso cargan
ellos un ser vivo en el vientre?
Puedo notar que se siente agobiada,
si mi mochila pesa bastante, su estó-
mago abultado debe ser mil veces
más agotador. Pasan unos segundos
y al parecer nadie le cederá el asiento
(obvio, ¿pa’ qué anda abriendo las
piernas tan cabra chica?). El resto de
aquel viaje me fui de pie.
A ratos me siento chata, pienso que el
mundo nunca va a cambiar y que so-
ñar con la transformación es algo
utópico.
Voy a la casa pateando las piedras
como diría Jorge González; Hastiada,
creyendo que estoy dando una batalla
que comenzó perdida. ‘’Estudie lo que
estudie, en el lugar que sea, no hará
que pueda cambiar una cultura tan
manchada por el individualismo, la
violencia y la indiferencia con el
otro’’.
Sin embargo llego a la casa y me en-
cuentro con la Emma, mi sobrina. Me
sonríe con sus cuatro solitarios dien-
tes y me abraza. Me abraza como si
no me hubiese visto en años (cuando
en realidad no pasaron 24 horas de la
última vez que nos vimos). Jugamos,
jugamos mucho y reímos mucho.
La verdad es que ella no entiende
nada, no sabe que la tía a ratos odia al
mundo y quiere dedicarse a pasar la
vida encerrada viendo Netflix porque
se cansa de la gente y sus malas for-
mas de actuar.
La Emma no sabe que el mundo al
que llegó tiene marcas dolorosas de
machismo y otros males enraizados.
La Emma no cacha na’, pero se ríe y
corre feliz por todos lados.
La verdad es que la miro y pienso que
el mundo tiene que ser mejor para
ella, pero que a la vez ella debe en el
futuro también ser parte de ese cam-
bio. Cuando la miro pienso que todo
lo que hago tiene un sentido, que ren-
dirme merma ese proyecto y que dar-
le la espalda a la realidad no es la so-
lución a mi inquietud con las cosas
que veo a diario.
Sé que va a ser difícil y que habrá
muchos desafíos por delante. Pero
mientras siga viendo a la Emma y su
amor incondicional por todo lo bello
y lo bueno, creo que seguiré buscan-
do que las personas se vinculen, se
miren, se hablen, se toquen y sonrían
entre sí. Porque finalmente ahí está la
vida, en esos momentos que compar-
tes con alguien más, donde dejas que
otros entren en tus zapatos y tu en-
tres en los de ellos.
Tú, persona desconocida que lees
esto, ¿me ayudas a dejarle un mejor
mundo a todas las Emma y Juanitos
que vengan al mundo?
Pé rdida En memoria de Aylin González
La vida es lo que diferencia a este mun-do del resto de astros, es lo que une a ca-da individuo de este planeta, del más pe-queño al más grande. Los humanos nos hemos coronado por la búsqueda de sa-biduría, la que nos caracteriza y diferen-cia de los animales, ya desde los griegos que buscamos saber lo que somos, para donde vamos y que es de nosotros cuan-do la vida se nos es arrebatada y aun así, con más de dos mil años de indagación, no podemos entender el misterio de nuestra existencia, porque la muerte lle-ga a nosotros de manera tan abrupta arrancando la vida como si fuera un pes-tañeo Ya a un año de la partida de Aylin, nos volvemos a preguntar ¿ Por qué se fue?
Nuestra vida en estos tiempos, es una búsqueda de conocimiento por la sobre-vivencia, para poder vivir en el futuro, mientras más se aprende, mejor será la calidad de vida, por eso nos enfrascamos solo en lo que nos sirve, o lo que nos gus-ta, cada uno arma la vida que desee, por esto solemos dejar de lado pequeñas co-sas que no nos son útiles a simple vista, quizá muchas veces lo sean, pero a otras, no les tomamos el peso que en verdad poseen, no valoramos la vida del otro que quizá no nos es cercano, aunque ha-
yas pasado una década compartiendo puesto con el, su vida es un pequeño mis-terio para muchos y cuando esta persona es tomada por la muerte, nos damos cuenta que no vimos al ser maravilloso que nos acompañaba. Aylin fue ese suje-to, sus amigas y amigos cercanos no po-dían explicarse por qué ella tuvo que irse, ¿qué queda para la gente que no com-partió tanto con ella? Como explicarse su partida si no sabes siquiera como fue.
Nunca llegaremos a un consenso que ex-plique que es la vida, siempre existirán opiniones contrapuestas, pero todos de-jaremos de vivir en algún punto, eso es algo seguro, se dice que la muerte llega cuando uno está listo, otros piensan que se trata de un fenómeno azaroso, que no ve al individuo, solo pasa lo que tenga que ocurrir y ya, nosotros elegimos como pensar, si decidimos pensar que la muer-te de Aylin fue un accidente de entre mu-chos o que ya era su momento es nuestra elección, es nuestra respuesta al misterio de la muerte, pero aunque nuestros pen-samientos difieran, todos seguimos sien-do parte de este mundo, parte de la co-munidad nogalina que se vio sorprendida por el deceso de nuestra compañera, por esta vida que nos une debemos recordar-la como una maravillosa persona, que nos enseñó a no ignorar a la persona del lado, y que sobretodo nos recordó la fra-gilidad de la vida y el cruel misterio de la muerte.
Javier González
El día en que Jacinta tomó el avión fue para aventurarse a lo que quisiera entregarle aquel país totalmente desconocido. También lo hizo dejando atrás un camino de tristezas que car-gaba encima. Tristezas de poesía y escrituras que se le escapan de las manos con la intensidad de sus sentires, que se fueron agrandando cuanto más peque-ña se hacía la cordillera tras de sí. Porque sí, la cordillera de los Andes fue lo más grande que abandonó. Ya se había dado cuenta de que la extrañaría aún estando en sus tierras, esa gran montaña siempre resistiendo las viscitudes de la humanidad. Los sortilegios de fortuna o desdicha que ha aguantado la cordillera. Las explosiones que le roban sus minerales, los cadáveres que aún guarda entre sus nieves - de los aviones que le han (y segui-rán) cayendo encima, de las ca-balgatas españolas llevando des-calzos y desnudos a sus indíge-nas siglos atrás, de los militares queriendo defender el nombre de la patria para las élites del
gobierno. Esas mismas se volvie-ron las historias que llevaba en-vueltas en la piel. La templanza de la montaña por la noche, su magnificencia de día. Se le pegó al alma la grandeza letal de las furias del viento blanco. La tran-quilidad de los paisajes precordi-lleranos, áridos y de aguas frías, de criaturas escurridizas que no llegan a las ciudades atestadas. ¿Qué tiene de especial esa mon-taña? Le preguntarán en aque-llas tierras lejanas. Es especial porque es una estrella - lo pri-mero que pensará - que se da el gusto de aparecer nevada cuan-do el frío y las lluvias se toman Santiago. Entonces nos deslum-bra a todos con su resplande-ciente blancura. También es brú-jula que te enseña dónde sale el sol cada mañana. Es grandeza incalculable de paisajes cordille-ranos y aventuras. No hay como escribirle a esa montaña sin caer en el rimbombante romanticis-mo a la naturaleza, que no es más que nuestras ganas de ser pequeños. La vida absorbe y ha-ce creer que somos el centro,
que todo depende de nosotros. Pero la cordillera es el golpe en la cara: cuando aparece detrás de las nubes de suciedad que flotan en la ciudad, siempre nos tiene a sus pies. Cuando el avión llevaba un par de horas de vue-lo, y la presión comenzaba a ta-parle los oídos, Jacinta miró por una ventana y pudo ver la cordi-llera como nunca antes: desde arriba, a veces las nubes se in-terponían entre ambas, pero el destello blanco de la nieve de los Andes no dejó de encandilar-la. Tuvo que dejar su cordillera para mirarla desde otra perspec-tiva, para darle una vuelta aún
más poética, y poder escribirle como corresponde. Había que dejarla atrás, en un avión rumbo a México – al otro lado del conti-nente – para entender que no tendría otro punto de referen-cia, magnificencia y narrativa, de consuelo de tristezas y turbulen-cias internas, como la gran cor-dillera de los Andes.
Catalina Guerra
C O R D I L L E R A
Fab
iola A
renas
Fern
and
a Valen
cia
La crisis del hambre (sobrepoblación)
Ya han pasado más de 10 horas que no como, o eso me dijo el reloj de la Estación Central. He
caminado tanto que mis pies están dormidos. Las calles estaban sucias con todo, menos comi-
da.
He recorrido más de cuatro estaciones y nadie me ha dado nada. Mi estómago rugía y la gen-
te parecía cada vez más apresurada.
Mis amigos están en las mismas, o tal vez solo mienten.
Mi olfato nunca mentirá, olía a pan, un rico pan con queso, sí, estaba más que seguro. Corrí
desesperado para que nadie más lo tomara, para que al fin mil lengua pueda deleitarse con el
famoso pan. Ahí estaba, tirado en el piso, algo sucio pero de seguro delicioso.
Ya estaba allí cuando una sombra enorme pateó mi pan y para que no hiciera lo mismo conmi-
go, extendí mis alas y volé con descuido. Malditos humanos.
Fernanda Valencia
Horarios
La ciudad tiene cambios de humor.
A las 7 de la mañana, amargada,
dura, fría. Tres a seis de la tarde,
cansada, agotada, estresada. Una
de la mañana, serena, tranquila,
hermosa.
Sofía Ibacache
¡Gran noticia!
Las alumnas -y destacadas colaboradoras
de Catalejo- Fernanda Valencia y Sofía Iba-
cache fueron reconocidas por sus creacio-
nes literarias, en una ceremonia que contó
con la presencia del Premio Nobel de Lite-
ratura 2003, el sudafricano J. M. Coetzee.
¡Felicitaciones!
Chile cuenta con una historia y como todo
país oculta secretos, Chile fue testigo de mu-
chos sucesos que ahora solo están en libros
viejos y memorias. Recuerdos que sacudie-
ron un país entero, que privaron la libertad
de los demás, sucesos de conquista y sincre-
tismo, de avance y desarrollo, de mestizaje y
apropiación, guerras civiles, de independen-
cia, de conformación del territorio. Historias
misteriosas y poco claras, rituales y desapari-
ciones, o solo leyendas que nacieron hace
mucho tiempo atrás y aun se siguen contan-
do. Un país como cualquier otro, con historia
por detrás, con altos y bajos, con pérdidas y
ganancias, con buenas e inteligentes decisio-
nes u otras malas y quebrantadoras que lle-
varon a la ruina al país. Con gobiernos mo-
nárquicos y dictatoriales, con masacres y
desastres naturales.
En síntesis, un país con una historia llena de
incertidumbre, que aún conserva vestigios o
huellas de su singular pasado que atrae a los
historiadores a indagar sobre los inexplicables
episodios que lo conforman.
CHILE: un país misterioso Constanza Cáceres
En el transcurso de la vida, ocurren una serie de acon-tecimientos que pueden ser señales para el apocalipsis individual y propio de un ser humano, que quiera o no, en algún momento de su vida logrará experimen-tar.
Para algunos, estos hechos pueden llevarlos inmedia-tamente a la ruina absoluta y una locura, de la cual no se pueden levantar, por supuesto siempre hay que ver los factores, la grave-dad del asunto, la capaci-dad psicológica y neuroló-
gica del sujeto. A veces este desenfoque de senti-mientos e ideas, tiene el lamentable poder de trans-ferirlo a sus seres cercanos, creando una cadena de apocalipsis en el entorno.
Pero existe otro modo de ver el sufrimiento y los fi-nales, ya que tal como se plantea en la psicología in-dividual, cada influencia tiene un efecto distinto en cada persona, por lo que estos también pueden lle-varnos al surgimiento de nuevos nacimientos, lo-grando el acercamiento de
la persona a su interior y un progreso favorable para ella.
Pero de esto se trata la vi-da, de una serie de apoca-lipsis y nacimientos, te-niendo cada uno la elec-ción de quedarse con un final amargo o seguir ade-lante en los momentos de dificultad que esta nos muestra. Por lo que ¿el apocalipsis realmente es algo negativo? ¿Cuál es el verdadero nacimiento y fin del mundo para cada uno?
Sofía Alvarado Quevedo
Apocalipsis mental
Chile, una tierra que desde siempre
ha estado llena de fenómenos na-
turales tales como los terremotos,
tsunamis o volcanes –recordemos
que Chile tiene una cadena de vol-
canes activa, con más de 80 volca-
nes– y todas estas cosas simple-
mente porque estamos, como to-
dos saben, debajo de las placas de
Nazca y Sudamericana. Sin embar-
go, hace unos 400 años no se te-
nían tales conocimientos y la expli-
cación a estos eventos eran deja-
das a la religión o a lo sobrenatural.
Relatos como Cai-Cai y Ten-Ten
Vilu son pruebas de esto, parecidas
a la leyenda que veremos hoy, ve-
ces en las cuales la única explica-
ción a lo desconocido es la religión.
Volvamos a 1647. La colonia en
Chile, en la esquina a kilómetros
del lugar civilizado más cercano,
Perú, estaba escasamente poblada.
Los suministros que llegaban desde
el lugar que antes fue centro del
imperio inca eran mínimos. El viaje
era de meses, en los cuales se po-
dían perder la mitad de las provi-
siones que se llevaban, o ser asal-
tados en el trayecto, dejando sin
suministros a la minúscula pobla-
ción. Cuatro mil personas de allí
trataban de subsistir imitando a los
europeos en todo lo que podían:
haciendo tertulias y grandes pala-
cios, gozando su fortuna. Eran las
10:30 de la noche cuando empezó:
recordemos que, en ese entonces,
la ciudad estaba completamente
apagada, solo estaba la frágil luz de
las velas. Era, como honra el nom-
bre de nuestro símbolo, Mayo, la
noche era fría y cada uno estaba ya
en su casa. Entonces comenzó.
Las casas de adobe, poco a poco,
holgadamente construidas, pere-
cían. La gente, asustada, corría.
Muchos quedaban aplastados bajo
aquellas paredes que se despren-
dían con una facilidad increíble.
Algunos relatos incluyen que caían
piedras del cerro Santa Lucia. Alari-
dos, desorden, desesperación. Tal
agonía duró 3 minutos. Entonces
silencio.
Las personas, aun asustadas, em-
pezaban a rebuscar entre los muer-
tos a sus familiares o conocidos,
buscando personas a quienes sal-
var. El veinticinco por cierto de la
población murió. La multitud, ate-
rrorizada, empieza a congregarse
en la plaza de armas; la gente está
convencida de que es el fin de todo
y el religioso imparte bendiciones,
improvisan una misa entre todos
ellos, porque el señor va a llegar a
dividir a los fieles de los pecadores.
El Cristo de Mayo
Entonces apareció: de las
ruinas de la iglesia, salió el
entonces conocido como “El
Cristo de la Agonía”, un Cris-
to que podría ser descrito
como tosco. Era casi incom-
prensible, un hecho milagro-
so el que no estuviese des-
truido como toda la iglesia a
su alrededor. Su expresión,
completamente diferente a
la apacible mirada de otras
figuras de ese estilo, es desa-
fiante, presumiblemente en-
carando a Dios; otro detalle
importante es que, a pesar
de que estaba prácticamente
intacto, algo estaba fuera de
su lugar: la corona de espi-
nas estaba en su cuello. Al-
guien sube para devolver la
corona a su lugar, y aquí es
cuando la leyenda comienza:
una vez la corona de espinas
llega a su lugar, ocurre una
réplica.
Tal vez coincidencia, quizá ca-
sualidad, pero tal hecho susci-
tó el terror entre los santiagui-
nos. Un segundo intento, y se
repite el acto. Entonces ellos
piensan que todo ello era pura
causa divina, era el castigo por
sus malas vidas, por sus peca-
dos, por sus faltas. En medio
de un Santiago rustico y des-
truido empieza una procesión
en honor a este Cristo para ser
perdonados. Imagine usted la
masa de 3.000 personas, lasti-
madas, asustadas, y aferrán-
dose con miedo a su dios, pa-
ra que sus fallos sean perdo-
nados, para no morir como
pecador en el fin del mundo
para ellos, en medio de las
ruinas, el fuego, y la oscuri-
dad, buscando una luz en la
fe, dándose golpes para ex-
piarse. Gaspar de Villarroel,
un obispo herido, intenta con-
vencer a las masas de que no
es el fin del mundo, de que
ellos son los salvados por Je-
sucristo, que ellos son los que
habían sido elegidos por sus
buenas acciones.
Teniendo en claro los hechos
no era difícil que tal mito se
creara, pero, ¿De verdad fue
voluntad divina? ¿O fue sim-
plemente una pequeña coinci-
dencia, a la que hasta el día
de hoy se le sigue, ya que na-
die ha intentado ponerle bien
la corona? Hasta que alguien
lo haga, hemos de suponer
que las procesiones en honor
al ahora conocido como Cristo
de Mayo seguirán, y la leyen-
da quedará inscrita en la his-
toria de chile, como un evento
que cambió la vida de 4.000
chilenos, y estuvo a punto de
provocar que la capital se tras-
ladara a Quillota.
Carolina Garcés
Fab
iola A
renas
Microcuentos Selección de textos que participaron en el concurso de microcuentos organizado
por la Biblioteca Juvenil, en el marco de la Feria de Humanidades 2017
El fin llegó y yo aún aquí, ni un cielo ni un in-fierno, el alma yace en vano hasta la muerte, y de esperanza no queda nada... el fin llegó y yo aún aquí, esperando después de la vida, lo que pro-metieron venir.
Matías Sánchez
Buscando la cuerda para ir a saltar la encontró en el cuello de su madre.
Rocío Grandón
*Castigo* Hoy te has portado muy mal. Por eso te empezare a quitar todo. Primero, te quedaras sin tus cosas. Luego, toda la comida que te gusta. Y cuando asimiles el sabor inexistente del agua, imagínate tú. Por último te darás cuenta que estarás perdiendo la luz, la vida misma.
Matías Risco
Un solitario roble Yo y mi único compañero, los demás se habían inmortali-zado. Recuerdo como si hubiera sido ayer esa joven lle-na de sueños e ilusiones a la cual los años se le vinieron encima y la realidad le abofeteo la cara, ahora sola y de-solada mora en una vieja casa aislada de la ciudad en medio del bosque, abandonada en el medio de la nada. Nadie se preocupa por mí, podría desaparecer y nadie lo notaria, pero ahí está mi sabio y veterano amigo siempre a mi lado, su brazo surcado con líneas en todo largo y an-cho, sostiene con firmeza la cuerda que adorna mi cue-llo y antes de que la sensación de ahogamiento sofoque mi alma, a mi mente vuelve la frase que alguna vez leí: “Si un árbol cae en un bosque y nadie está cerca para oírlo, ¿hace algún sonido?¿ Es nuestro destino terminar así no?
Martina Castro
No me gusta que me miren, por lo que me sumerjo en mis pen-samientos, tiemblo pero no lo represento, inmóvil, no sé cómo escapar, tengo cuerpo pero no puedo arrancar ¿Qué peor sen-sación que la de una estatua in-feliz?
Sofía Alvarado
La democracia tiene muchas
ramas, tiene muchas variantes,
varios han jurado defenderla,
pero una vez sus manos se
inundan de poder y una imagi-
naria supremacía, todos sus
ideales se esfuman como si
nunca hubieran existido, pero
¿es verdad que el poder co-
rrompe a quien sea? Yo no lo
creo, no todos los políticos son
corruptos y no todos los ciuda-
danos somos buenos.
Con esto en mente podemos
decir que la base fundamental
de la democracia es que el
pueblo sea escuchado, que to-
dos podamos ser escuchados,
es por esto que yo sostengo
que cada ciudadano tiene el
deber de votar y alzar su voz.
Luego de tantos, años añorán-
dola, puliéndola, exigiéndola,
no es posible que ahora se le
esté perdiendo el respeto y el
valor. Condenar a nuestros re-
presentantes que fueron elegi-
dos a través del voto, de nues-
tra voz, suena ilógico, ¿cierto?,
quizás te suene más lógico
que, muchos de los que alzan
su voz en contra de las autori-
dades ni siquiera usaron el su-
fragio como un
método de protes-
ta, muchos ni si-
quiera los escu-
charon, propues-
tas fueron enterra-
das en lo más profundo del ol-
vido, por nosotros mismos.
¿Quizás sea un problema de la
educación? Al no tener educa-
ción cívica se pierden muchos
conocimientos que nosotros los
jóvenes necesitamos, descono-
cemos temas de actualidad,
somos ignorantes frente a la
política, muchos ignoran el año
en el que fue el golpe de esta-
do (1973) un hecho tan impor-
tante que no debe quedar en el
olvido, factores que lo potencia-
ron, que dieron el pie a ese he-
cho tan horrible que marcó de
atrocidades y penurias nuestro
país, no fue un hecho aislado,
las condiciones para excusarlo
pueden estar volviendo a ocu-
rrir absteniéndonos de votar y
va a ser ahí cuando se le vuela
a extrañar y lucharemos por el
como un derecho de nuestra
nación y no tenemos menos
posibilidades de que vuelva a
ocurrir en algún futuro.
Una de las razones de la poca
motivación al votar es el desva-
lorar la historia, etiquetándola
como una materia que no es de
relevancia, aquí quiero enfati-
zar algo LA HISTORIA ES
CÌCLICA, eventos de la historia
vuelven pasar una y otra vez
frente a nuestros ojos
“disfrazados”, vuelven a ser la-
tentes en nuestros presentes
corazones, pero preferimos ol-
vidarla y negamos hechos ocu-
rridos en nuestra historia, he-
chos que han marcado a un
país, pero no a su gente, he-
chos atroces y al mando de los
pocos que conocen la impor-
tancia del voto y se aprovechan
de nuestra indiferencia frente a
elegir a nuestros representan-
tes, para ser ellos quienes si-
gan dirigiendo nuestro futuro.
Tenemos el deber de ver esto
como una nación, sea entendi-
da como miembros de una co-
munidad con una convicción de
una vida colectiva, que compar-
ten la conciencia de constituir-
se como un grupo político dife-
renciado de otros a partir de su
cultura como factor común, con
vida propia, intereses especia-
les y necesidades. Debemos
despertarnos de esta pesadilla
de una vez, pellizcando en don-
de más les duele a los podero-
sos, corruptos y adinerados lí-
deres de nuestro país, levan-
tando nuestras voces, movili-
zándonos y presionándolos
hasta hacer notar nuestras mo-
lestias y que se ocupen de su
pueblo, porque si, ellos también
son parte de nuestro pueblo,
todos los chilenos lo somos.
Nuestra voz Tamara Tapia
No eres de donde vienes, eres a donde vas
CATALINA DEL CANTO
¿En que nos convierte eso?
aquí un día cualquiera creyendo que matamos un par de horas
cuando las horas en verdad pasan tranquilas
sin que logremos siquiera perturbarlas,
en el tiempo no somos ni seremos entonces,
pero igual existimos.
Corriendo, caminando, inclu-
so arrastrándonos, todo por
conseguir la última tecnolo-
gía. La Intolerancia y el indivi-
dualismo corrompen nues-
tras mentes que algún día se
dijo que pensaron en los de-
más, eso que llamaban
“empatía”. Los ancianos sien-
do olvidados por ser conside-
rados una carga, los niños
entreteniéndose con tablets,
los adultos preocupados por
el dinero y el planeta sobre-
viviendo a duras penas…
¿Acaso este no es ocaso del
tiempo del cual se hablaba?
Efectivamente, el sol ya se
fue.
Inaudito, raro, grotesco y des-
agradecido, simples adjetivos
descalificativos que otorgan
la connotación más adecuada
a nuestro presente, nuestro
fin del mundo.
Por años hemos pensado
que el fin del mundo es pro-
vocado por desastres sobre-
naturales, por ovnis, por
dios, etc. Pero no, no es así,
el fin del mundo es nuestro
ahora. Como sociedad he-
mos adquirido una actitud
arrogante que nos ha llevado
a dirigir nuestros horizontes
a cualquier cosa que nos ge-
nere dinero o algo de placer,
sin importar el pasar a llevar
a los demás, es decir, amor-
dazamos a la humanidad, le
pusimos un trapito para ta-
parla, y estamos en proceso
de hacerla desaparecer. Co-
mo podemos considerar que
vivimos, que nuestro mundo
aún no se ha acabado si cada
vez que miramos por la ven-
tano no vemos naturaleza,
sino basura. Si cada vez que
buscamos ayuda- sea en el
ámbito que sea- solo recibi-
mos indiferencia. Hay una
frase popular que dice “la
indiferencia mata”, esta es y
será nuestra arma letal y con
esta terminaremos matán-
donos los unos a los otros.
Todos los días me pregunto si
moriré viendo como la socie-
dad incompetente de hoy va
evolucionando hacia una peor.
Estamos mal y nadie se da
cuenta.
Estamos débiles y nadie se da
cuenta.
Estamos aparentando y nadie
se da cuenta.
Estamos ocultando y nadie se
da cuenta
Estamos perdiendo la cabeza y
nadie se da cuenta
Estamos en la ruina y nadie se
da cuenta
Estamos acabados y nadie se
da cuenta
¿Cómo esperar el fin del mun-
do si ya se acabó?
Estamos muertos y nadie se
da cuenta.
Éramos Camila Palma
Fab
iola A
renas
Verde pistacho De pequeña, mi mama nunca me
obligó a vestir de colores, pero com-
praba todo en tonalidades pasteles.
Hui del rosa y del morado, comencé
a ocupar naranja y verde pistacho.
Me maquillaba con paletas de flores
que vendían en la feria y en los per-
sas cercanos a $500, con el dedo de-
jaba el color totalmente nítido, para
mí era simplemente perfecto.
Un día una compañera de trabajo de
mi mamá quiso enseñarme a maqui-
llar, me dijo que me excedía (a mis 5
años) me puso máscara de pestañas
y un polvo extraño muy rosado, me
miré al espejo y yo ya no era fabulo-
sa, era una simple copia de las muje-
res mayores y aburridas... Ya no era
divertido ni mucho menos "lindo".
Volví con pena de camino a casa en
el auto y el maquillaje corrido por
las lágrimas que me esforcé en secar,
corriéndome aún más el maquillaje.
Mi mamá me limpió y me dio mi pa-
leta de flor, me dijo "te amo de ver-
de, te pintas fantástico".
Me alejé por completo de todo lo
anterior y culpé al rosa y al morado.
Hoy me gusta el rosa, pero también
me gusta el verde pistacho.
Me gustan las paletas de mariposas y
me gusta el rosa de la lengua de mi
perro; me gustan mis zapatos rosas y
la verdad no extraño mis zapatillas
verde pistacho.
De pequeña yo quería odiar el rosa y
ahora casi todo es de ese color, es
rosa porque en mi paleta de maripo-
sa, en la esquina derecha, justo aba-
jo... Había una gotita rosa, que no vi,
que siempre amé.
Monserrat Romero Heimpell
A veces el fin llega de impro-
viso, ¿Quién piensa en el fin
en la flor de la vida, en la
edad inmortal? Creemos ser
eternos en un mundo reple-
to de comienzos y finales,
buscamos materializar lo per-
petuo en un mundo finito
¿Cómo abandonar esa natu-
raleza esperanzada que solo
la juventud nos otorga? Ha-
cemos oídos sordos al fin
que nos persigue de cerca,
inexorable y que tarde o tem-
prano llega para recordarnos
el inevitable destino de las
cosas, todo acaba a su tiem-
po, aunque ese tiempo no
sea el nuestro, no existen im-
pedimentos para concretar-
lo, ni siquiera nuestro espíri-
tu utópico que busca trascen-
der más allá de las cosas
¿Cómo buscar la eternidad
en nuestras vidas si hasta la
misma vida tiene su fin?
Cuando la realidad se empe-
ña en demostrar que lo infi-
nito no es más que un ideal
juvenil y que hasta los re-
cuerdos mueren cuando ya
no existen memorias que los
alberguen ¿Se puede seguir
soñando si estos mismos sue-
ños se extinguirán? Mientras
el fin se acerque libres somos
de pensar que hasta lo impo-
sible se puede concretar, una
rebeldía contra la mortali-
dad que ni la muerte puede
arrebatar, pues, así como to-
do acaba, el mismo fin pere-
cerá.
Sofía Muñoz
Magd
alena L
etelier
En la mitología nórdica, Rag-
narok es una serie de aconte-
cimientos apocalípticos que
definirán el fin del mundo.
La leyenda cuenta que la dio-
sa Frigg y Odín tenían un hijo,
favorito por ser el dios más
dulce hermoso y complacien-
te con los hombres. Sus cuali-
dades físicas no tenían fin,
pues poseía unos rasgos de
gran belleza de los que pare-
cían brotar rayos de luz. Al
ver el mucho amor que reci-
bía Balder, su madre decidió
hacer jurar a todas las plan-
tas, árboles, metales, y obje-
tos existentes en el mundo
que no harían daño alguno a
su hijo, para que Balder fuera
verdaderamente inmortal.
Loki, decidido a acabarlo, se
percató de que no se había
considerado al muérdago en
los juramentos. Un arbusto
tan insignificante, pequeño y
físicamente inofensivo. Su
descubrimiento lo llevó a
aparecerse en una de las
reuniones de los dioses, en
éstas, los dioses acostumbra-
ban arrojar dardos, piedras y
dar espadazos a Balder, com-
probando siempre que éste
salía ileso y que no había na-
da que pudiera dañarlo. lle-
gando el turno de Loki, éste
arrojó el dardo con muérda-
go, que atravesó de lado a
lado al dios balder, cayendo
inerte al suelo.
Debido a esto, loki fue casti-gado a ser arrojado de un acantilado hasta la llegada del Ragnarok, el fin del mun-do. Durante el Ragnarök el Dios Heimdallr usará su trom-peta para tocar un tono espe-cífico que se escuchará en Valhalla, y traerá los muertos a la vida y se dirigirán al reino llamado Vigrid (el lugar de batallas), donde realizarán la batalla final. Se desgarrará el mar y la serpiente del mun-do, una serpiente tan grande que rodea la tierra y agarrará su propia cola. Los dioses Bal-der y Hod también volverán de entre los muertos para pelear en esta gran batalla final.
Todos los monstruos y gigan-
tes, acompañados de Loki,
crearán un poderoso ejército
contra los dioses. La guerra
ocasionará las muertes de
Thor, Odin y la mayoría de los
dioses, además los dragones
lanzarán fuego que destruirá
toda la vida en la tierra.
Pero este no es el final. Las cosas se reanudarán con una nueva raza, un nuevo mundo surgirá de las profundidades de los mares. Los dos prime-ros mortales se llamarán Lif (mujer) y Lifthrasir (hombre) y van repoblar la tierra. Los dioses Vali y Vidar, así como los hijos de Thor y Hoenir, que sobrevivieron a la bata-lla, irán a Idavoll, que no fue destruido en Ragnarok. Los dioses Balder y Hoder serán devueltos a la vida y comen-zarán una nueva era. (Kapitah, T, Código oculto “La historia del Ragnarök”)
Ragnarök: Natalia Pérez
Son los cuatro caballeros que se
describen en la primera parte del
capítulo sexto del Apocalipsis. El
capítulo habla de un pergamino
en la mano derecha de Dios que
está sellado con siete sellos, en
ese escenario Dios abre los pri-
meros cuatro sellos de los siete,
liberando a estos jinetes que
montan en caballos blanco, rojo,
negro y uno bayo. Según la exé-
gesis representan y son alegorías
de la victoria o conquista, la gue-
rra, el hambre y la muerte.
El jinete del caballo blanco
(victoria): Portar un arco, un ar-
ma para alcanzar grandes distan-
cias, es representación de lo que
hicieron los reinos cristianos,
apoyando y llevando la evangeli-
zación a pueblos lejanos. Muchos
Cristianos asumen que este caba-
llero es Jesucristo, porque Cristo
también viene en un caballo blan-
co. Por otro lado, hay quienes
afirman que este jinete es el anti-
cristo, el cual se hará pasar por
Dios, engañando a muchos.
Jinete del caballo rojo (guerra):
Habrá todo tipo de guerras, antes
de la segunda venida de Cristo,
sera cien veces peor que todo
suceso bélico ocurrido anterior-
mente. Este es el mismo período
que el Profeta Daniel llama “el
tiempo del fin”. Sera la peor crisis
en la Tierra. Algunos cristianos
afirman que ya está empezando a
desarrollarse ante nuestros ojos,
por todos los países que tienen
bombas nucleares y están listos
para luchar, dicen que una vez
que empiece una guerra nuclear,
nadie en la tierra la podrá dete-
ner.
Jinete del caballo negro
(hambre): El tercer jinete monta
un caballo negro y se entiende
generalmente como la hambruna.
El jinete lleva un par de balanzas
o básculas de pesaje, lo que indi-
ca la forma en que el pan se pesa
durante una hambruna. De los
cuatro hombres a caballo, el ca-
ballo negro y su jinete son los úni-
cos cuya aparición se acompaña
de una pronunciación vocal. Juan
oye una voz que habla de los pre-
cios del trigo y la cebada y sugiere
que el hambre del caballo negro
es el de aumentar el precio del
grano, sin afectar a los suminis-
tros de aceite y vino. la declara-
ción podría sugerir una continua
abundancia de lujos para los ri-
cos, mientras que alimentos bási-
cos como el pan son escasos para
los pobres. Por otra parte, la pre-
servación del aceite y el vino po-
dría simbolizar la preservación de
los fieles cristianos, que utilizan
aceite y vino en sus sacramentos
Jinete del caballo pálido o amari-
llo (muerte): El jinete sobre el
caballo amarillo tiene un solo
propósito; Muerte. Según el con-
texto bíblico los medios que utili-
za para cumplir su propósito son
la guerra, el hambre, las pestilen-
cias como virus, bacterias, epide-
mias, enfermedades contagiosas,
y las fieras de la tierra (animales
domésticos y salvajes). Las epide-
mias que existen hoy en día, no
se podrán comparar con lo que
trae este jinete para los habitan-
tes de la tierra.
Natalia Pérez
Los Jinetes del Apocalipsis
Solo 46
años más...
Vicente González
Desde su creación en el año
1955, la liga de campeones
o “Champions League” co-
mo se le conoce popular-
mente se ha convertido en
el torneo a nivel de clubes
más importante y prestigio-
so del mundo pero princi-
palmente en el continente
Europeo que es el escenario
donde se lleva a cabo.
Los más destacados equipos
a lo largo de todo el viejo
continente participan en es-
te torneo para dirimir año a
año quien es el mejor de Eu-
ropa. Las escuadras más lau-
readas hasta el día de hoy
son el Real Madrid con 12
“orejonas” (término con el
que se conoce a la copa por
su forma), el A.C Milán con 7
scudetos de vencedor y le
preceden el Liverpool, Bar-
celona y Bayern Múnich con
5 títulos de campeón.
En sus inicios a mediados de
la década de los 50´ la
Champions tuvo un monar-
ca durante 5 años consecuti-
vos, el Real Madrid con Al-
fredo Di Stefano a la cabeza
se consagró pentacampeón
sin oposición alguna desde
el 55´al 60´, sin embargo en
la temporada 60´-61´ apare-
ció un equipo “revelación”.
Este era el Benfica de Lisboa
que de la mano de su estra-
tega y director técnico, el
húngaro Béla Guttmann, y el
astro portugués Eusebio , la
“Pantera “que era como el
Cristiano Ronaldo de la épo-
ca , dieron el batacazo al
quitarle la corona a los me-
rengues que habían queda-
do eliminados en la fase de
semifinales ante su clásico
rival Barcelona y donde pos-
teriormente los lusos ven-
cieron 3 a 2 a los culés en la
final.
El poderoso equipo portu-
gués volvió a repetir la coro-
na al año siguiente derro-
tando al mismísimo Real
Madrid con un abultado
marcador de 5-3 en la gran
final de Berna en Suiza. Y
finalmente Europa tenía un
nuevo Rey.
Fueron 2 temporadas de
gloria para el Benfica y
¿Cómo no? Bicampeón de la
Champions y el mejor equi-
po del momento, nada mal
para las águilas de Lisboa.
Pero nada más era la calma
antes de la tormenta que
hasta el día de hoy no cesa.
Debido al gran rendimiento
que mostraba el equipo, Bé-
la Guttmann le pidió a la di-
rigencia del club un aumen-
to de sueldo, pero ante la
negativa de estos y luego
que lo despidieran por te-
mas de convivencia y con-
flictos al interior del cama-
rín, Guttmann al momento
de marcharse de la institu-
ción pronunció las palabras
que hoy por hoy aún persi-
guen al Benfica: “En cien
años desde hoy, el Benfica
sin mí no ganará una copa
europea”.
La llamada maldición no tardó
en llegar ya que nada más al
año siguiente perdió la final
ante el Milán por 2-1, nadie
le tomó importancia a las pa-
labras de Guttmann, una final
se puede ganar o perder, está
bien, pero luego volvieron a
perder al año próximo esta
vez contra el Inter de Milán,
bueno la suerte estuvo con el
rival, pero 2 años después
otra final más y otra dolorosa
caída ahora contra Manches-
ter United. Las palabras del
entrenador despedido comen-
zaban a tomar fuerza y retum-
bar en los hinchas y jugadores
del club que al verse ante una
final europea sucumbían una
y otra vez.
20 años pasaron para que el
Benfica se encontrara nue-
vamente en una final de
Champions y ya con Gutt-
mann fallecido y sin posibi-
lidades de retractarse de
sus palabras el mismísimo
Eusebio fue a rogar a su
tumba para que desde el
lugar donde se encontrara
descansando deshiciera de
una vez por todas el terri-
ble augurio que pesaba so-
bre ellos. No tuvieron efec-
tos las oraciones de Euse-
bio ya que otras 2 caídas
consecutivas se sumaron al
fatídico historial de finales
pérdidas para los de Lisboa
ahora ante el PSV de Ho-
landa en tanda de penales
y nuevamente frente al Mi-
lán italiano.
Por si no fuera poco a esto se
suman otras tres finales perdi-
das de Europa league
(segunda competición de im-
portancia en Europa) contra
los belgas del Anderlecht y las
dos últimas el 2013 y 2014 en
los minutos finales frente a
Chelsea y en definición a pe-
nales con Sevilla. A la hora de
hacer el recuento de finales
en las que ha caído el Benfica
a nivel europeo suman un to-
tal de ocho dolorosas derrotas
y las palabras del buen Béla
Guttmann siguen en la retina
y memoria de los portugue-
ses, pero para la tranquilidad
de ellos solo restan 46 años
más.
Me acerco silenciosamente a la
puerta pero, no puedo dejar de
respirar agitada, pienso-desde mi
posición puedo ser blanco fácil-,
pero sigo caminando hacia la ha-
bitación más grande de este in-
fierno.
Mi corazón está a mil por hora,
suda todo mi cuello, siento esca-
lofríos por todo el cuerpo, pienso:
ya es la hora solo hazlo. Desenfre-
nadamente corro hacia el lugar
seguro, donde no me podrán ata-
car por la espalda, salto y mi plan
parece haber funcionado, sin em-
bargo, cuando llego al lugar se-
guro no veo a mis guardianes,
aquellos que me han protegido
desde siempre y deberían prote-
germe.
Me siento vulnerable ante tal
enemigo y recuerdo -el ya se los
ha llevado, a todos, a mi fiel ami-
go, a la niña que por muy moles-
to que era compartir con ella la
quería, y por último a mis dos
guardianes que me protegían con
amor y cariño. Aquel que blande
la decisión final me mira y dice:
Ya no eres la misma niña de an-
tes, acéptalo, ya es hora de dejar
de soñar.
Despierto por la alarma, me le-
vanto de la cama de dos plazas,
miro mi horario en el calendario
colgado en la pared y leo: ”junta
a las 10 am, entrega de documen-
tos de la empresa a las 3pm” y
más porquería de cosas que ha-
cer, miro al techo, la ventana y
por último a mi reloj de pulsera,
burlándose porque el tiempo me
ha ganado otra vez.
Alejandra Pérez
Mi fin del mundo, crecer
Fab
iola A
renas
El milenio se vino abajo contra nosotros. Veo calamidad inminente en todas partes, una re-
volución aplastante del abrazo más tácito posible. Otros van a marchar de avenida a aveni-
da, pero han pasado décadas.
Veo obras de arte en su propia paradoja espacial, mientras que puedo y no admirar un espejo
de 300 metros de altura, pero La perla del Mercader estaba allí.
Me pregunto, ¿qué pensaran los demás? O, ¿qué pensare yo? Nadie da una respuesta clara,
me pierdo, me siento solo… ¿ellos lo estarán también?
Basta, seamos surrealistas, las montañas se mueven solas, soy mi propio caballito de batalla.
Generación Matías Risco
A L E J A N D R A
P I Z A R N I K
> Balada de la piedra que llora
La muerte se muere de risa pero la vida se muere de llanto pero la muerte pero la vida pero nada nada nada.
> La danza inmóvil
Mensajeros en la noche anunciaron lo que no oímos. Se buscó debajo del aullido de la luz. Se quiso detener el avance de las manos enguantadas que estrangulaban a la inocencia.
Y si se escondieron en la casa de mi sangre, ¿cómo no me arrastro hasta el amado que muere detrás de mi ternura? ¿Por qué no huyo y me persigo con cuchillos y me deliro?
De muerte se ha tejido cada instante. Yo devoro la furia como un ángel idiota invadido de malezas que le impiden recordar el color del cielo.
Pero ellos y yo sabemos que el cielo tiene el color de la infancia muerta.
Ro
cío G
randó
n
Sinceramente este libro me
ha encantado ya que, es
uno de esos libros que cam-
bian tu forma de ver la
realidad que uno vive día a
día.
Pues bueno sigo, este se tra-
ta de como una chica su-
pera el mundo que no siem-
pre es predecible, que pue-
de ser cruel, enigmático y
majestuoso. Todo al mismo
tiempo, todo en el mismo
segundo.
Te enseña que el mundo te
puede dar un golpe bajo sin
avisar y que cada uno debe
prender a levantarse, con
todo o no de tu lado, que en
un segundo tu mundo cam-
bia, “que aquel caleidosco-
pio gira y cambia totalmen-
te tu realidad”.
Tras algo trágico uno queda
pensando ¿qué hay de mí?
¿Qué es lo que hare? Y lo
más importante ¿Qué pasa-
rá?
El mundo no es tan cruel
como para dejar a alguien
solo a la deriva de la deses-
peración, y es ahí cuando te
manda un milagro, algo que
ayudará a girar el caleidos-
copio en dirección correcta.
El camino jamás será fácil
para nadie, siempre existi-
rán aquellos que mostraran
falsa compasión, personas
insensibles, etc. Pero siem-
pre abran ciertas personas,
acciones y emociones que
vendrán desde la sinceri-
dad, el corazón y el alma pa-
ra ayudarte.
Alejandra Pérez
Reseña
Mi teoría de todo
J. J. Johnson
Mensajes alternos Realmente se siente que no queda nada y comprendes. Siendo corriente piensas en caminos alternos yacientes. Precediendo en las neuronas Se envían mensajes alternos, teniendo en cuenta se decide lo incorrecto que no pides. Y si fuera yo un prodigio teniendo en cuenta la inteligencia que se obtiene de la experiencia pero que se hace, si no tengo más que este linaje de un simple mortal que tiene ansias de volar.
Aparición Inexplorados sentimientos tu-vieron lugar a esa hora de la os-cura noche, siguiendo los pasos de un ser enigmático, descono-cido para mí. Frenando la respi-ración, ocultando el latido de mi corazón, me sintió y al co-rrer dio a conocer su mirada pe-netrante; su semblante lleno de furia. Me invadió un miedo pa-ralizante, y con dos filos repug-nantes se bebió toda mi sangre.
Textos de María Fernanda Muñoz
Dibujos de Matías Gutiérrez y Fernanda Valencia
Los Cinco poemas sueltos pertenecen al libro: Imágenes Quebradas de Armando Uribe, selección de textos, prólogos y notas de Francisco Vejar. Editado por Dolmen ediciones en Santiago de Chile el año 1998
1 La muerte sola es caos. ¿Alguien ha visto un caos? No tiene piernas, brazos. Muerte en silla de ruedas. Muerte, no tiene caso ni suerte, y ruedas, ruedas.
2 Se dicen los adioses finales. ¿Por qué lloras? Es que no hallo las horas de morir. Y no hay caso. Marcho paso tras paso detrás de las señoras fatales. ¿Por qué lloras? No me quieren los dioses. 3 Líbrame: flojo y aburrido me saco chispas de centolla, bestia redonda me suicido, en este mundo ¿quién me apo-ya?
En este mundo, en este nido no cabes, muerte, en esta olla. 4 Y cómo quisiera estar muerto, en traje de muerto, con cofia y este par de ojos negros abiertos. 5 Es muy probable que no seas ni aquello ni lo otro ni esto ni lo uno. Adiós, adiós. ¿Qué hubo? Qué me resta.
C i n c o p o e m a s s u e l t o s / Armando Uribe Arce
Catalin
a del C
anto
Fab
iola A
renas
Un abrazo, algo tan simple
y tan complicado a la vez o
quizás solo para mí fue eso,
tal vez está dentro de mí
cabeza y nada de esto pasó
pero desde que le hablé to-
do cambió en mi mundo,
no sé si para bien o para
mal pero cambió, quizá no
drásticamente pero si lo
percibí como esas brisas de
verano en el parque: rápi-
das y silenciosas.
La forma de actuar de ellos
no fue comprensiva y sus
quejas y opiniones me da-
ñaron muy profundamente
como una daga entrando en
mi abdomen, no pensaron
en mí, solo en su propio
bienestar, me excluyeron y
comenzaron a hablar a mis
espaldas y eso marcó el fin,
el fin de mi mundo.
Entre en decadencia, me
sentí cada vez más solo.
Me preparé para esto, me
sentí listo, pero me equivo-
qué. Las disputas en casa
no son fáciles de asimilar
para mí, no tengo a nadie,
nadie con quién hablar, na-
die con quién ser feliz y
aquella sonrisa y buen opti-
mismo con el que afrontaba
cada mañana desapareció,
en cambio llegó una mueca
de amargura y malos pensa-
mientos, lo afronté como
pude pero me derrotó y me
dejó tirado en el suelo, en
una esquina de mi habita-
ción llorando, esperando a
que llegue mi muerte.
Muchas veces se piensa que
el fin del mundo es una he-
catombe mundial, pero este
no es el caso, ya que este
fue el fin de mi pequeño,
solitario y triste espacio el
cual se redujo a su más mí-
nima expresión.
Vicente Muñoz
Hecatombe mundial
Cuando salimos de nuestras ca-
sas, para iniciar una nueva jorna-
da laboral, la mayoría del público,
por lo general, ocupa como me-
dio de transporte el Metro, Metro
bus o algún otro tipo de locomo-
ción colectiva. Pero el usuario,
una vez acomodado en alguno de
estos servicios, puede notar acti-
tudes de la gente frente a dife-
rentes casos, como la desespera-
ción de las llamadas velociraptor
(entiéndase: mujeres que te em-
pujan con sus codos y demás bul-
tos, con el fin de conseguir su
preciada meta, que no va más allá
de un apetecido y escabullido
asiento como si se tratase de una
ración de huevos de Hadrosau-
rus).
Es claro también que este pasivo
observador pronto dé con la
vehemente posición de algún
“portero” para quien las puertas
de acceso de los vagones sean el
ingreso perfecto al paraíso, sien-
do él privilegiado para tener la
primera opción de ingreso; así
como no tan lejos, la presencia de
algún bello o bella durmientes,
quienes simulan gozar en los bra-
zos de Dalila un profundo sueño,
aunque sus ojos entre abiertos
mirando de soslayo delatan su
falta de solidaridad, al no ceder el
asiento , como si perdieran la
fuerza tal como la perdió Sansón
una vez que le cortaron el cabe-
llo.
Ahora, si este paciente observa-
dor logra salir del vagón sin ser
malogrado por el inextricable
portero, luego de unos contados
pasos, vislumbra un sin igual es-
pectáculo: los ascensores exclusi-
vos uso para discapacitados, mu-
jeres embarazadas, ancianos a
mal traer, etc. Son atestados por
hombres y mujeres perezosas,
desvergonzados e inconscientes
de la necesidad de quemar los
sobrantes kilos de grasa mediante
el noble ejercicio de subir y bajar
escaleras.
En el año 2016 Metro de Santiago
lanzo una campaña, titulada “Por
favor, Permiso, Gracias” que invi-
ta a los pasajeros a ser más respe-
tuosos a la hora de estar dentro
del tren. Desde luego, podemos
preguntarnos ¿ha surtido un
buen efecto esta campaña? La
respuesta parece ser obvia, pues
nada se ha conseguido en mejo-
rar la conducta urbana y el espíri-
tu de solidaridad de los usuarios
de este medio de transporte que
tanto nos enorgullece.
El usuario, día a día, aborda el
vagón, mirando esperanzada-
mente a los ascensores como pre-
guntando a cada uno de nosotros
“¿Qué podemos hacer cada uno
de nosotros para revertir este in-
trincada situación en una acción
de respeto mutuo, solidaridad y
empatía hacia todos los estamen-
tos que precisan de este medio
de transporte para trasladarse
desde y hacia sus hogares luego
de la jornada enfrentada o de la
por enfrentar?”.
Asientos y aprendizajes (Miramos, pero no vemos) Mariela Mundaca
El fin de una persona, si lo to-
mamos como algo literal, es su
defunción y paso a la inexisten-
cia en el mundo. Pero esta vez
quisiera ir más allá de lo terre-
nal.
El vacío que se queda en la ha-
bitación de una persona que ha
abandonado la tierra, es el mis-
mo que siente una persona al
abandonar o ser abandonado
por algo en su interior, algo que
le daba su autenticidad. Así,
sentirse pleno día a día, por
más que se quiera, es imposible
e irrecuperable cuando perde-
mos la esencia de nuestras vi-
das, pues perdemos nuestra
identidad y lo que nos caracte-
riza, ya sea porque nos ha mar-
cado un suceso en concreto, o
muchas situaciones han provo-
cado la ausencia de ésta cuali-
dad tan propia.
Si les hablara sobre algo en
concreto que coincida con el
gusto de todas las personas de
la tierra, sería imposible acertar
con el tesoro de cada uno de
nosotros, que puede ser una
persona, un objeto de valor, un
amuleto de la suerte, o simple-
mente una creencia, algo que
sinceramente creo jamás se
podrá saber de toda la pobla-
ción humana. Pero de algo es-
toy más que segura, y presiento
que al postular esta idea, po-
dría acertar en casi un cien por
ciento, y es que, sea la razón
que sea, la pérdida del tesoro
más preciado, el suceso más
terrible de nuestra existencia,
es el causante de la extinción
de la llama de nuestras vidas,
un fin del mundo propio que
borra la sonrisa de nuestros
rostros, y llena de ausencia de
felicidad nuestra alma. Es nues-
tra muerte en vida.
El fin de (nuestro) mundo (interior) Renata Inostroza Rojas
Los primeros segundos y las pri-
meras notas que podemos escu-
char al ver el video del cantante
nacional Alex Anwandter son
esenciales para entender los casi
cinco minutos del mismo, y del
mensaje que es capaz de entregar-
nos: “¿Cómo puedes vivir contigo
mismo?” En los 4 minutos y 41
segundos de duración del video
dirigido por el ex vocalista de Te-
leradio Donoso, se muestra una
alusión directa al documental
“Paris is burning” del director
americano Jennie Livingston.
En “Paris is burning”, podemos
ver retratado el movimiento
‘House’ de finales de los años 80
en Estados Unidos, y las compe-
tencias realizadas en los denomi-
nados balls, entendiendo a este
movimiento como una sociedad
de gays y drag queens, con forma
de banda callejera que competían
por quién tenía el mejor atuendo y
presentaba la mejor pieza de dan-
za. Según el sitio Film Affinity,
“las 'Houses' están formadas por
una 'mother' o madre y los/las
'children', hijos e hijas, la función
de la madre es la de presidir la
sociedad y aconsejar y mirar por
sus integrantes. Los 'Balls' son los
bailes que organizan las 'Houses'
en los 'Ballrooms' (literalmente
salones de baile) que se convier-
ten en una especie de club para
reunirse y competir entre sí.”
Lo que hace Alex en su video es homenajear este documental y llevarlo a un escenario nacional, presentando en esta pequeña cáp-sula a personajes aparentemente
nacionales, compitiendo en un ball. Al son de la canción del mis-mo nombre, el cantante nos pro-pone un cuestionamiento a la identidad de género y sexual pre-sente en nuestro país, aludiendo a que “en Chile no existe un ‘Paris is burning’”, como lo hace notar en la entrevista al medio Public Radio International (PRI) el 20 de agosto de 2012, mencionando además que en nuestro país toda-vía hay un cuestionamiento serio y una sensación de extrañeza ante aquellas identidades sexuales que nos parecen diferentes al sistema binario y biológico previamente normalizado por la sociedad. An-wandter se hace cargo de este te-ma y lo lleva a discusión en una canción que tiene como premisa el cómo se puede vivir consigo mis-mo en una sociedad nacional poco preparada para los cánones que rompen con lo previamente esta-blecido.
Identidad sexual y de género en ¿Cómo puedes vivir contigo
mismo?, canción y video de Alex Anwandter
Paula Altamirano
Así, la identidad sexual se enten-
derá como la reacción individual
ante la diferencia sexual de cada
uno. De manera que, cuando me
doy cuenta de mis condiciones
biológicas determinadas por cinco
factores como lo son los genes,
hormonas, gónadas, órganos re-
productivos internos y órganos
reproductivos externos (genitales),
significará una referencia univer-
sal para saber de qué sexo soy
biológicamente hablando. Sin em-
bargo, esto dará paso al posterior
desarrollo que tendré en cuanto a
mi género a nivel psicológico. Por
ejemplo, en el caso del video rea-
lizado por Anwandter, los perso-
najes que se muestran como “la
Moca”, “Dynasty”, “House”,
“Xtravaganza” o “Suprema” com-
prometen su identidad sexual a un
cambio a nivel de estructuración
psíquica, dejando de lado las con-
diciones biológicas y desarrollan-
do su identidad de género de la
manera en que estimen conven-
iente, siempre condicionada por el
contexto en que cada uno de ellos
se desarrolle.
Ahora bien, de la letra de la can-
ción es importante sacar otras lec-
turas. Por ejemplo, cuando suena
de fondo “aunque sea pecado, yo
me siento en el cielo”, Alex nos
presenta a la identidad de género
afectada por las condiciones reli-
giosas que pueden llegar a deter-
minarla dentro de un contexto co-
mo el nacional. En Chile, la tradi-
ción judeo – cristiana ha determi-
nado pautas de opinión en cuanto
a lo que homosexualidad, bise-
xualidad y transexualidad se refie-
re. Desde pensar que son hechos
antinaturales a considerarlos como
fenómenos que presentan un peli-
gro para la juventud. En el texto
de Lamas, se menciona al autor
Manuel Delgado, el cual postula
que “la ‘consideración del siste-
ma religioso de la cultura en tan-
to que objeto de identificación
genérica, como parte del orden
representacional encargado de
operar la distinción se-
xual” (Lamas, M. 1996 p.334),
por consiguiente, la canción en
esos versos presenta un sentimien-
to de rebeldía ante los cánones
religiosos impuestos por la socie-
dad chilena. Aunque sea pecado y
aunque el gremio clerical lo consi-
dere algo malo, “yo me siento en
el cielo”.
Finalmente, el ¿cómo puedes vivir
contigo mismo?, se plantea como
una invitación a revelarse ante la
sociedad naturalizada en la hete-
rosexualidad dominante por patro-
nes de conducta establecidos e
impuestos por instituciones como
la iglesia, las políticas públicas, la
educación o el sistema de merca-
do, cambiando el paradigma do-
minante de esta identidad de géne-
ro en específico y haciendo notar
que hay más de una identidad de
género, además de la heterosexual
y binaria categóricamente impues-
ta por no tan sólo nuestro país,
sino que por un conjunto de países
latinoamericanos de igual manera.
En palabras de Lamas,
“necesitamos rechazar la calidad
fija y permanente de la oposición
binaria, lograr una historicidad y
una desconstrucción genuinas de
los términos de la diferencia se-
xual” (Lamas, M. 1996 p.331).
En conclusión, a lo largo de la
revisión del video musical y can-
ción de Alex Anwandter “¿Cómo
puedes vivir contigo mismo?”,
podemos comentar que las estruc-
turas del sentir, término acuñado
por Raymond Williams en
“Marxismo y literatura” cambian
a través del tiempo dependiendo
de los interlocutores y cómo estos
se van haciendo cargo de la discu-
sión que llevan entre manos. En
este caso, la comunidad LGBTI+
ha ido llevando la lucha por sus
derechos a la discusión pública en
nuestro país y en el mundo, tanto
así que el 26 de junio del 2015, se
legalizó el matrimonio homose-
xual en Estados Unidos, país que
seguramente dará pautas para que
la aprobación de esta ley, sea pro-
mulgada en otros países del mun-
do.
Anwandter, A. (2012). ¿Cómo puedes vivir contigo mismo? Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=OWaf8Ndcr18 Film Affinity. (2014). Paris is Burning. Julio 17, 2015, de film Affinity. Sitio web: http://www.filmaffinity.com/es/film827854.html Neff, M. (2012). Alex Anwandter: Chilean Singer and Spokesman for Gay Rights. Julio 17, 2015, de Public Radio International Sitio web: http://www.pri.org/stories/2012-08-20/alex-anwandter-chilean-singer-and-spokesman-gay-rights Williams, Raymond. (1977). Capítulo 9 - Estructuras del sentir. En: Marxismo y Literatura. Pp 150 – 158. Lamas, Marta. (1996). Uso, dificultades y posibilidades de la categoría de género. El Género: la construc-ción cultural de la diferencia sexual. Pp 327 – 366. Flores, V. (2008). Entre secretos y silencios. La ignorancia como política de conocimiento y práctica de (hetero) normalización. Trabajo Social UNAM, (18), 14–21. Recuperado de http://www.ojs.unam.mx/index.php/ents/article/view/19514
Ni el cómo, ni el por qué Únicamente ocurrió Sólo por casualidad, la vi a ella Tarde tranquila y serena Y como siempre; ahí se encontraba ella
Humilde, delicada y especialmente bella Fría y perdida mirada tenía ella, agraciada en verdad era Así fue ella, siendo simplemente bella. Rutina diaria ya era verla caminar por aquella vereda siempre siendo ella, siendo bella. Extraño es hoy no verla en esa acera. La tarde se volvía noche Y todavía no se presentaba ella La lateral de la calle no brilla sin belleza aquella. Llegó la nocte, y por fin llegó ella Pero para mí mal, ya no era quien fue ella Además, jamás fue esa ella Solo era la que mi mente reflejaba en ella. Esa era ella Nada más que una falsa doncella.
¿Quién es ella?
Joaquín Gatica
La predicción es una expre-
sión que anticipa aquello que,
supuestamente, va a suce-
der. En el caso de los viden-
tes apelan a pseudociencias
para realizar predicciones,
por lo que no esta verificado
científicamente. Dentro del
mundo de los videntes los
más conocidos son: Nostra-
damus (1503-1566), Parravi-
cini (1898-1974) Y Baba Van-
ga (1911-1996).
Baba Vanga nació en Strumica,
República de Macedonia en el
año 1911, y falleció en 1996. En
su adolescencia fue arrastrada
por un tornado que la llevo por
dos kilómetros, provocando su
ceguera debido a lo cual –señala
- empezó a escuchar voces que
le decían lo que pasaría con la
humanidad. Estos anuncios se
hicieron famosos en la medida
en que fueron relevantes y cer-
teros, como por ejemplo la caída
de la torres gemelas con la fra-
se: “¡horror! ¡horror! Las herma-
nas americanas caerán después
de ser atacadas por pájaros de
acero, los lobos estarán aullando
en sus arbustos y la sangre
inocente brotará”. También la
llegada del primer afroameri-
cano electo presidente de EEUU,
Barack Obama: “Un día la casa
blanca será negra, y la gente ne-
gra detrás del océano será blan-
ca”. Algunas de las predicciones
que faltan que se cumplan son:
2018: China será la siguien-
te potencia mundial.
2084: Restauración del me-
dio ambiente.
2100: Un sol artificial ilumi-
nara el lado oscuro de la
tierra.
2164: Aparecen animales
mitad humanos.
2304: Se revelan secretos
de la luna.
5079: Fin del mundo.
Antonia Andrades
Baba Vanga: predicciones de una vidente
Fab
iola A
renas
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