CLASE Nº 3
La apariencia interior es más importante, sin embargo, vestirse adecuadamente, con buen gusto y sin exageraciones, es una forma de presentarse bien delante de Dios y de las personas.
Es importante prestar
atención al aliento, la
limpieza de los zapatos,
los cuellos limpios y que
el cabello esté
perfumado.
Las mujeres deben evitar
faldas sueltas expuestas
al viento y las que
dificultan cruzar las
piernas y subir
escaleras. Cuidado con
los escotes.
Es necesario organizar el local y proveer material necesario.
Es importante que se tenga una mesa adecuada, tarjetas de bienvenida, libreto Abriendo los Brazos y el Corazón, tarjetas de visitante, Biblias, himnarios, lapiceras, boletín de iglesia, folletos y otras cosas propias para cada programación.
Utilizar las informaciones para motivar al amigo a regresar.
Saber dónde están localizadas las salas de los departamentos, baño, etc.
Saber los nombres de los líderes y sus funciones, como los ancianos, diáconos, diaconisas, profesores y todos los jefes de departamentos.
Utilizar el tratamiento adecuado a cada persona, dependiendo de edad, grupo socioeconómico, etc.,
Una sonrisa natural, un
hablar suave, demostrando
interés y atención al dar las
informaciones.
Atender a todos sin hacer acepción de personas, raza, credo, cultura o apariencia personal.
El amigo visitante puede elegir donde desea sentarse, la programación, y si desea arrodillarse o no.
Dar informaciones sobre el uso del celular, espacio propio para los niños, ritual de Santa Cena u otras que sean necesarias de acuerdo con el tipo de programación.
Normalmente, los que nos visitan no tienen Biblia e himnario. Por eso, el recepcionista les ofrece y el recepcionista acompañante les ayuda a utilizarlos.
A veces, la visita sale antes. Podemos abordarla, ofreciendo nuestra ayuda y agradeciendo por su visita.
Discreción al observar a los que nos visitan.
Hay asuntos que
nunca deben ser
abordados en la
recepción.
Para eso, el recepcionista debe estar en su puesto hasta el fin de la programación.
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