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3 - Actualidad el Latino Semanal 30 de Noviembre al 6 de Diciembre del 2018

De Tropicana a los confines de la perestroikaEl Latino Semanal Inc.

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vino, cerveza y crudos de lan-gosta el clima fue relajado, aun-que por el trasfondo de las rela-ciones circulaban corrientes sub-terráneas: a Fidel no se le olvida-ba que Felipe había renunciado almarxismo en el XXVIII Congre-so del PSOE (1979), y , menos aún,que su amigo acababa de meter aEspaña en la OTAN, algo que nole gustaba nada.

El barco en el que salieron apescar tenía fascinado a Gonzá-lez —era un regalo del expresiden-te mexicano Luis Echeverría—, yse quejó del escándalo que le ha-bían formado en España por na-vegar en el Azor, que no era ni lamitad de grande. “Es que eso nose hace, Felipe. Un yate de Fran-co se le vende a un magnate nor-teamericano por una tonelada dedólares, y después, por media to-nelada te compras uno igualito aeste”, fue la respuesta del coman-dante, recuerda Bryce Echeniqueen sus antimemorias Permiso paravivir.

Bromas y coincidencias hubomuchas, pero también fricciones,como un día comiendo, cuandoFidel espetó a su homólogo: “¿Ytú, Felipe, cómo permites que es-criba en los periódicos un gusanocomo Valladares [poeta cubanoexiliado después de haber pasadoaños en la cárcel acusado de te-

rrorismo contrarrevolucionario]?Felipe, recuerda Bryce, bajó eltono pero le respondió que cómoiba a impedir él a nadie que publi-cara donde le diera la gana, y eneso Gabo, que actuaba de maes-tro de ceremonias, hizo un guiño aBryce: “Canta algo aunque sea porpeteneras”, y la tensión se disol-vió.

Dos días después de aterrizaren La Habana, reaparecieron muybronceados Felipe, Fidel, Gabo,Bryce y todo el séquito en el ca-baret Tropicana. Al terminar elshow todos subieron al escenarioy allí se hicieron la famosa foto,Felipe al lado de la cantante LindaMirabal y rodeado de bailarinas deébano, todo lleno de plumas y len-tejuelas, imagen que fue caballo debatalla de la derecha contra elPSOE. Cada vez que se queríancriticar a González se publicaba lafoto.

Gorbachov desató la perestroikay Fidel dijo NO a los consejos deGonzález para sumarse a los cam-bios, al tiempo que en Cuba losdiscursos terminaban con Socia-lismo o Muerte, las relaciones his-pano-cubanas se fueron deterio-rando

El viaje terminó al día siguiente,16 de noviembre, con paseo porLa Habana Vieja, encuentro conla colonia española y algún queotro acto oficial. Como resultadode la visita se atendieron dos vie-

jas reclamaciones españolas: sefirmó el acuerdo para el pago deindemnizaciones a ciudadanos es-pañoles damnificados por la revo-lución, y el preso español EloyGutiérrez Menoyo fue liberadodías después de marchar Felipe.En lo económico, se impulsarondiversos acuerdos comerciales yampliaron las esferas de colabo-ración, y al rebufo institucional deaquel viaje numerosos empresa-rios españoles llegaron a Cuba ytejieron lazos que duran hasta hoy,cuando la isla es el segundo re-ceptor de exportaciones españo-las en América Latina.

Se fue Felipe y poco despuésse precipitó el cataclismo socialis-ta. Gorbachov desató la perestroikay Fidel dijo NO a los consejos deGonzález para sumarse a los cam-

Fidel Castro recibe a Felipe González en elaeropuerto José Martí de La Habana

bios, y al tiempo que los discursosen Cuba terminaban con la con-signa "Socialismo o Muerte", lasrelaciones hispano-cubanas se fue-ron deteriorando. Las broncas deFidel y Felipe se hicieron cada vezmás sonoras. Un día el español ledijo que la alternativa era cambiaro inmolarse como en Sagunto, y larespuesta fue: "Preferimos Sagun-to a claudicar". Así continuaron lascosas hasta que, en un momentoasfixiante para la isla —el PIBcubano descendido un 35% entres años—, ambos presidentessellaron una tregua y Felipe man-dó en viaje secreto a Carlos Sol-chaga, su exministro de Economía,para que asesorara una posiblereforma cubana, que obviamenteno se dio.

El culebrón no se aplacó. Un día

García Márquez convocó a esteperiodista en su casa de La Ha-bana para contarle una anécdota,hoy poco correcta políticamenteincluso en Cuba —cuando unareforma constitucional puede abrirlas puertas al matrimonio gay—,pero que reflejaba bien cómo an-daba por entonces el mambo.Gabo iba a viajar a España y lohabía llamado Fidel:

- ¿Vas a ver a tu amigo Felipe?- Seguro lo veré- Bueno, pues dile de mi parte

que es tremendo remaricón.Increíble pero cierto, en medio

del colapso socialista, fue un ex-ministro de Franco, Manuel FragaIribarne, quien viajó a Cuba contonelada y media de pulpo para darun poco de aire a las relacionesbilaterales.

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Pero más inusual fue que elacuerdo incluía inmunidad a“cualquier cómplice potencial” enlos delitos de Epstein. Estos cóm-plices o participantes no fueronidentificados en el acuerdo, lo quedejó abierto a interpretación si setrataba de otras personas influ-yentes que también tuvieron re-laciones sexuales con menores deedad en las diferentes residenciasde Epstein y en su avión privado.

Como parte de la negociación,Acosta aceptó, a pesar de una leyfederal que indica lo contrario, noinformar a las víctimas de los tér-minos del acuerdo. Como resul-tado, el acuerdo se selló hastadespués que fuera aprobado porel juez, lo que eliminó cualquierposibilidad de que las menores —ni ninguna otra persona— pudie-ran presentarse en el tribunal ydescarrilarlo.

Esta es la historia de cómo

Cómo un multimillonario de Palm Beach abusóde decenas de niñas y se salió con la suya

Epstein, apoyado en una gran for-tuna y representado por un po-deroso grupo de abogados, pudomanipular el sistema de justiciapenal, y cómo sus acusadoras,todavía traumatizadas por lo ocu-rrido, creen que los mismos fis-cales que juraron defenderlas enverdad las traicionaron.

“Creo que a nadie le han dichola verdad de lo que Jeffrey Eps-tein hizo”, dijo una de las vícti-mas de Epstein, Michelle Licata,quien ahora tiene 30 años. “Él mearruinó la vida a mí y a muchas

otras jovencitas. La gente tieneque saber lo que hizo y por quéno lo enjuiciaron, para que esono vuelva a suceder”.

Acosta, quien ahora tiene 49años y es secretario federal delDepartamento del Trabajo, su-pervisa una enorme agencia fe-deral a cargo del cumplimiento delas leyes federales del trabajo,incluidas las relacionadas con eltráfico de personas. Acosta tam-bién ha estado en una lista deposibles candidatos a reemplazara Jeff Sessions como secretario

de Justicia, quien renunció bajopresión hace poco.

Pero registros judiciales reve-lan detalles de las negociacionesy el papel que jugó Acosta en elacuerdo, que descarriló una pes-quisa federal sobre una posiblered internacional de tráfico demenores con fines sexuales. En-tre otras cosas, Acosta otorgó alos abogados de Epstein liberta-des extraordinarias para determi-nar los términos de la negociaciónde cargos.

“Los daños que ocurrieron eneste caso son graves”, dijo Bra-dley Edwards, ex fiscal estatal queahora representa a algunas de las

víctimas de Epstein. “¿Cómo esposible que un fiscal federal ne-gocie con un acusado de un deli-to penal y permita que esa per-sona determine las condicionesdel acuerdo?”

Como resultado, las víctimas—ni siquiera el juez— nunca co-nocerían de cuántas niñas Epsteinabusó sexualmente entre el 2001y el 2005, cuando la policía des-cubrió sus actividades sexualescon menores de edad. La Policíarefirió el caso al FBI un año mástarde, cuando comenzaron a sos-pechar que la Fiscalía Estatal dePalm Beach estaba socavando supesquisa.

Alexander Acosta, ahorasecretario del Trabajo del

presidente Donald Trump, erafiscal federal del Distrito Sur de

la Florida cuando negociódesactivar una pesquisa federal

a Jeffrey Epstein.