Medellín, 20 de Febrero de 2015
COMUNICADO DE INVESTIGADORES, COORDINADORES DE GRUPOS, JEFES DE CENTROS,
DECANOS Y DIRECTORES DEL ÁREA DE CIENCIAS SOCIALES, HUMANIDADES Y ARTES
Universidad de Antioquia
TEMA: MODELO DE MEDICIÓN DE COLCIENCIAS EN LA CONVOCATORIA 693 DE 2014 PARA
LAS CIENCIAS SOCIALES, HUMANIDADES Y ARTES.
Los investigadores, coordinadores de grupos, jefes de centros, decanos y directores del Área
de Ciencias Sociales, Humanidades y Artes de la Universidad de Antioquia, abajo firmantes,
desean expresar a la opinión pública las siguientes reflexiones sobre el modelo de medición de
grupos e investigadores que desde hace varios años ha impuesto el Departamento
Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación (Colciencias), y en especial sobre la
Convocatoria 693 de 2014. Estas reflexiones tienen el propósito de poner en cuestión varios
aspectos del modelo, advertir sobre sus inconsistencias y dificultades, pero también de
proponer alternativas de solución que consideramos apropiadas, necesarias y oportunas.
Después de realizar una evaluación consultada con los diferentes agentes implicados y
habiendo examinado en profundidad los términos de referencia de la mencionada
convocatoria, se hace evidente el hecho de que el modelo de medición actual propuesto por
Colciencias es todavía obsoleto, inoperante y excluyente. Los resultados de la convocatoria del
año 2013 demuestran que la medición presentó un panorama incierto en el desarrollo de la
producción investigativa de las universidades y centros de investigación del país, en particular
en el área de ciencias sociales, humanidades y artes. El modelo privilegia un tipo de mirada
altamente cuestionable sobre la producción científica, el patrón de valoración, los esquemas
de reconocimiento y las estrategias de visibilidad de la producción del área mencionada. Al
respecto, pueden identificarse los siguientes aspectos:
(1) El modelo califica sólo parcialmente el impacto de la de la investigación en el desarrollo del
país. En efecto, muchos artículos, libros y otro tipo de productos, que proponen hipótesis
importantes sobre el desarrollo social y económico del país, no se publican en revistas
internacionales en inglés, ubicadas en los cuartiles 1 y 2 de la medición de impacto de las
publicaciones registradas por Scopus o ISI, que son las que privilegia el modelo. Asimismo,
debe advertirse que buena parte de los resultados de investigación en el área se publican en
libros o capítulos de libro, a los cuales es difícil conseguirles los soportes de evaluación
requeridos por la convocatoria. En su mayoría, estas publicaciones tuvieron evaluación,
edición, revisión de texto y el consentimiento de sus autores para ser publicadas; asimismo
cumplen con un propósito, tienen un sentido determinado y benefician a alguien, lo que las
hace trascendentes y valiosas; aspectos que Colciencias parece no haber considerado.
También debe tenerse en cuenta que no todas las innovaciones que sirven a las empresas son
patentadas, ni es posible conseguir las evaluaciones requeridas para los productos de secreto
industrial u organizacional, que permitan a los grupos mejorar en las ponderaciones que
requiere el modelo para obtener una buena calificación.
Las soluciones que impactan a las comunidades y organizaciones a partir de material de
divulgación o procesos de participación no son calificadas con el mismo peso que la
producción de un artículo científico. Este tipo de materiales puede cambiar la vida de las
personas; mientras que un artículo publicado en una revista ubicada en el cuartil 1
probablemente no lo haga. En general, la respuesta de los proyectos con respecto a las
necesidades e inquietudes de las personas que se benefician de ello no son de interés para las
revistas ubicadas en los cuartiles 1 y 2. Dichas respuestas son importantes para las
comunidades, lo que debería bastar a las universidades públicas y a los grupos que se
conforman en ellas. No en vano se considera a la universidad pública el escalón tangible de la
carta constitucional al materializar sus principios y funcionamiento para un noble propósito: la
formación de profesionales y ciudadanos con sentido de realidad, sintonizados con las
necesidades y problemáticas de la región donde se encuentran.
La publicación en revistas internacionales permite una mejor visibilidad de la producción. Sin
embargo, la sobreestimación de las revistas internacionales, en detrimento de los mecanismos
de divulgación propios y del impulso requerido para su mejoramiento, va en contravía de la
ruta que han tomado países con mayor producción científica, como los Estados Unidos,
Alemania, Inglaterra o inclusive España y Brasil (este último, por ejemplo, cuenta con su propio
repositorio y sistema de indexación: Scielo). Esta práctica limita la circulación del conocimiento
y la generación de material en el propio idioma, mucho más propicio para la enseñanza en una
sociedad que no logra todavía altos niveles de formación en inglés. Estas publicaciones son en
verdad productos de investigación, presentan una alta calidad e implican muchas veces más
esfuerzo académico, en la medida en que intentan expresar temas complejos en un lenguaje
más comprensible y, sobre todo, por cuanto buscan generar impactos educativos y sociales no
tenidos en cuenta en el modelo.
Para impulsar la internacionalización y la generación de redes de conocimiento, debemos
trabajar en el país, con un plan articulado que permita paso a paso alcanzar los niveles
esperados y los ideales de trabajo deseados con lo externo. Podemos reconocer los rankings;
pero no privilegiarlos, porque con ello se descalifica y ataca la propia producción de revistas
locales-nacionales, que por lo demás no cuentan con recursos económicos suficientes para
competir en igualdad de condiciones con las revistas internacionales. No solo se publica para
pares científicos (que es el público principal de las revistas en ISI y SCOPUS), se publica
también –y en muchos casos fundamentalmente– para pares profesionales, estudiantes y
diferentes comunidades. Este tipo de productos desafortunadamente tienen una menor
valoración relativa en la ecuación final del modelo de medición. Con todo, es igual de
importante publicar los descubrimientos del comportamiento de una proteína, que la
herramienta para generar salud mental en una comunidad agobiada por el conflicto.
Asimismo, el diseño de instrumentos y productos de investigación exclusivos que sirven para la
gestión innovadora en las empresas, no pueden ser registrados como modelos de utilidad ni
pueden ser evaluados por pares externos, por constituir en muchos casos secretos
empresariales, lo que hace que éstos pierdan impacto en la ponderación final del modelo. Lo
anterior constituye un problema importante para grupos de ciencias sociales que tienen como
objetivo innovar en modelos administrativos, metodologías de planeación, evaluación y
sistematización, por ejemplo.
Por otra parte, la validación de las editoriales y de los libros productos de investigación se ha
convertido en un dolor de cabeza para los investigadores. Prueba de ello es el bajo porcentaje
de libros reconocidos en la convocatoria anterior como productos de investigación con
existencia y calidad, en contraste con el número total de ítems presentados (1.052 de 30.322).
Hoy, todos los investigadores tienen que mendigar ante las editoriales nacionales e
internacionales (situación incómoda y vergonzosa), las evaluaciones que permitieron la
publicación, las cuales son, en muchos casos, negadas con justa y legal razón.
(2) La puesta en práctica del modelo ha desviado la atención hacia una serie de discusiones
áridas sobre la legitimidad de los datos y la honradez de los investigadores. La desconfianza
generalizada sobre los mismos ha querido resolverse a través de mecanismos de validación de
la información que en algunos casos son irrealizables, por su complejidad o inaccesibilidad. En
casos de fraude, deben adelantarse las acciones disciplinarias puntuales a las que haya lugar.
Pero no se puede someter a la comunidad científica del país al desgaste que han implicado las
recientes convocatorias de medición. No nos es posible estar a entera disposición de
Colciencias, cada vez que la entidad decide cambiar los parámetros de su costoso software ni
podemos en todo momento adecuar los grupos al funcionamiento del mismo. Por el contrario,
Colciencias debe favorecer la creación y el trabajo de los grupos, debe estimularlos y auspiciar
lo que hacen, porque es valioso, tiene un sentido y una razón de ser en relación con la región,
con la realidad que se estudia y las problemáticas que se abordan.
Además, debe llamarse la atención acerca del hecho de que muchos de los productos
considerados y mejor ponderados en el modelo, ya pueden ser consultados en los sistemas de
información disponibles en el mercado. Existen modelos de software para la captura y el
análisis de la producción científica mucho más versátiles y ágiles que los propuestos por la
plataforma actual de Colciencias, tales como Scimago, Journal Citation Report, Google
Citations y otros índices internacionales para artículos y libros. Asimismo, los registros de
patentes y modelos de utilidad ya están disponibles en bases de datos nacionales e
internacionales de fácil consulta. La visibilidad puede ser medida por herramientas como
Altmetrics o las redes sociales para investigadores como academia.edu o research gate.
Aunque estas herramientas no son omnicomprensivas y dejan muchos productos por fuera del
espectro medible, ofrecen una fotografía bastante cercana a lo que el modelo de Colciencias
pretende valorar en su ecuación final.
Si las plataformas Scienti se potencian como bases de datos, podrían llegar a constituirse en
una herramienta importante. Sin embargo, su utilización no ha podido ir más allá de la
calificación de los grupos. Los esfuerzos crecientes por aumentar la confiabilidad y validez de
los datos, muchas veces incompletos e inexactos, están llevando al incremento en los costos
de producción de la base de datos completa, lo que involucra costos no deseados al interior de
las instituciones universitarias públicas y privadas. Este tipo de trabajo se debería delegar a
organizaciones especializadas que construyan los datos de manera diferente, explorando
posibilidades de captura diferentes.
(3) Para responder al modelo de medición que establece Colciencias, se está gastando una
gran cantidad de recursos económicos y humanos. Las tareas que ello implica desconcentran a
los investigadores de sus labores misionales, deteriora la confianza y la construcción colectiva
del trabajo –que se dice debería ser interdisciplinario, con aspiraciones a convertirse en
transdisciplinario–, mientras se fomenta la competencia, el desempeño individual y las
inequidades entre los integrantes del sistema. Además de los costos, este proceso anual (lo
cual es también innecesario) obliga a los investigadores a dedicar horas fuera del tiempo
laboral, lo que afecta la calidad de vida de los académicos y ejerce una mayor “presión” sobre
las ya frágiles condiciones laborales colombianas para profesores, investigadores y estudiantes
de posgrado.
En 2013, 5.112 grupos de investigación se inscribieron en la convocatoria 640 para la medición
nacional de capacidades en ciencia, tecnología e innovación. Igualmente, 219.482
investigadores dieron el aval para ser evaluados por Colciencias. Teniendo en cuenta la
experiencia de los grupos y centros de investigación en la Universidad de Antioquia, podría
calcularse una dedicación promedio de 40 horas por investigador y unas 20 horas por grupo
para diligenciar los formatos y conseguir los certificados de existencia de cada uno de los
productos ingresados, sin contar con las dificultades que pueden atrasar estos procesos. Si
cada hora de investigador fuera valorada en $30.000 pesos como promedio
(aproximadamente y teniendo en cuenta los valores de la Universidad de Antioquia), el
diligenciamiento de los CvLacs tendría un costo de $263.378.400.000 aproximadamente. Sin
contar con las horas de ajustes, capacitaciones y otro tipo de dedicaciones necesarias.
De otro lado, en Colombia no existen universidades dedicadas por completo a la investigación.
En la Universidad de Antioquia, por ejemplo, una de las más fructíferas del país en producción
de nuevo conocimiento (la segunda según Scimago), no se tiene disponible ni una sola plaza de
tiempo completo para investigación. Esto quiere decir que los profesores distribuyen su
tiempo entre labores docentes (su contratación principal), extensión, administración e
investigación. Algunos profesores logran adquirir –excepcionalmente– medio tiempo de
investigación para desarrollar labores en este aspecto misional, sin embargo, son pocos los que
consiguen hacerlo. Así las cosas, 40 horas de tiempo dedicadas a otras labores, diferentes de
las misionales, implican ya un gasto importante de recursos en funciones ajenas –propiamente
hablando– a la investigación.
Podría alegarse que la medición constituye un proceso voluntario. Sin embargo, esta labor
voluntariosa está ligada necesariamente a las posibilidades de otorgamiento de recursos por
parte de Colciencias y de los ofrecidos internamente por el Sistema Universitario de
Investigación de la Universidad de Antioquia. El no participar en la convocatoria, significa
iliquidez para los grupos de investigación y marginación del sistema.
En necesario reconocer que Colciencias ha escuchado la crítica y el debate, y que ha procurado
permitir la participación de los diferentes actores implicados para la revisión del modelo. Pero
también es preciso mencionar que no se ha logrado todavía una modificación del mismo que
resulte cualitativamente significativa y que permita hacer una medición más eficiente y
precisa, que logre reconocer les peculiaridades epistemológicas de las diferentes áreas del
saber. Si se tienen en cuenta las discusiones realizadas a lo largo de los años, todo indica que
Colciencias no ve razones de peso para aceptar un cambio radical en el modelo actual. Así las
cosas, consideramos prudente y necesario que Colciencias reconsidere su postura, con el fin de
que se logre dar cuenta del desarrollo de la investigación en sus justas dimensiones a través de
un nuevo modelo.
Los 31 grupos, 2 decanaturas y 2 centros de investigación en el área de ciencias sociales,
humanidades y artes de la Universidad de Antioquia consideramos que el cambio es tanto
necesario una necesidad del país, como una oportunidad para fundar un paradigma histórico
en la observación de las dinámicas de la investigación.
Proponemos reconocer otras formas de medición, que recojan también las discusiones que
sobre el tema se están dando en la comunidad académica internacional. Si se requiere medir
las capacidades de investigación de las diferentes áreas del conocimiento, son necesarias
diversas formas de medición, complementarias en sus indicadores. Asimismo, es crucial
entender el impacto de las ciencias en otras dimensiones. Abrir el espectro nos permite
comprender sus implicaciones y disminuir las brechas existentes en temas que hoy podemos
considerar huérfanos en tantos aspectos, como son: la inversión pública y privada en la
ciencia; la disminución de la pobreza; la equidad en la participación desde la perspectiva de
género, etnia y edad en las ciencias; la ampliación de circuitos de comunicación de la ciencia; la
validación de los resultados de investigación por parte de los actores sociales sobre los cuales
se hacen los estudios; la creación de lenguajes de comunicación de la ciencia; entre otros
muchos indicadores más, que podrían hacer más pertinentes y eficaces las decisiones que
nuestro país tome en materia de Ciencia, Tecnología e Innovación. Estamos convencidos de
que el consenso de la academia nacional es posible y, en última instancia, es la mejor
alternativa para llegar a una política de Estado sobre el papel de la investigación en el
desarrollo y la sostenibilidad del país.
Se pretende un modelo con las mismas oportunidades para todas las áreas del conocimiento;
una mirada de la investigación que pondere y estandarice, pero que a la vez reconozca las
particularidades de las áreas y las formas diversas que ellas tienen de construir el
conocimiento. Eso es lo que esperamos de una próxima convocatoria para la medición de
grupos y capacidades en el área de ciencias sociales, humanidades y artes.
PRESENTA
Decanatura Facultad de Educación. Decanatura Facultad de Ciencias Sociales y Humanas. Centro de Investigaciones Educativas. Centro de Investigaciones Sociales y Humanas. Grupo de Investigación de Intervención Social. Grupo Psicología, Psicoanálisis y Conexiones. Grupo de Investigación y Gestión sobre el Patrimonio. Grupo de Historia Moderna y Contemporánea. Grupo de Investigación El modelo Analítico. Grupo de Investigación de Psicología Cognitiva. Grupo de Investigación Redes y Actores Sociales. Grupo de Investigación Cultura, Política y Desarrollo Social. Grupo medio Ambiente Sociedad. Grupo de Estudios Interdisciplinarios en Historia General. Grupo de Saber, Poder y Derecho. Grupo de Gobierno y Asuntos Públicos. Grupo de Investigación Información, Conocimiento y Sociedad. Grupo Cultura, Violencia y Territorio. Grupo Conocimiento, Filosofía, Ciencia, Historia y Sociedad. Grupo Ética. Grupo Diverser. Grupo de Investigación Matemática, Educación y Sociedad-MES. Grupo de Investigación sobre Formación y Antropología Pedagógica e Histórica -FORMAPH-.
Grupo Somos Palabra_ formación y contextos. Grupo Unipluriversidad. Grupo de Estudios Literarios. GEL. Grupo Psicolinguística y Prosodia. AMPER Colombia. Grupo de Estudios de Literatura Intelectual Latinoamericana. GELSIL Grupo Colombia: Tradiciones de la Palabra. CTP. Grupo de Estudios Lingüístico Regionales. GELIR. Grupo Comunicación, Periodismo y Sociedad. Grupo Artes Escénicas y del Espectáculo. Grupo Artes y Modelos del Pensamiento. Grupo de Investigación en Gestión Cultural. Grupo Historia Social.