Convenio OPP - FHCE 2016 – 2017
- Impacto de la discriminación racial hacia la comunidad
afrouruguaya. -
Informe final
- Versión definitiva –
Relevamiento etnográfico/antropológico
de la comunidad afrouruguaya en los Departamentos de Rivera,
Cerro Largo, Artigas, Salto y Montevideo.
Período: diciembre 2016 – mayo 2017.
Equipo de investigación del Departamento de Antropología Social, ICA, FHCE,UDELAR:
Dr. L. Nicolás Guigou (Coordinador)
Maestranda Lic. Eliana Lotti (Asistente de Investigación)
Martín Iguini (Asistente de Investigación)
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1. Introducción ………………………………………………………………….……. 5
2. Problema de investigación, objetivos generales, objetivos específicos y metodologíaetnográfica utilizada …………………………………………………………….….….. 8
2.1. Objetivos Generales……………………………………………….……………. 9
2.2. Objetivos específicos……………………………….…………………………….. 9
3. Datos socio-demográficos de la población afrodescendiente en el Uruguayactual………………………………………………………….………………...…………... 12
3.1. Volumen poblacional y distribución territorial …………………………... 12
3.2. Estructura por edad, fecundidad y estructura de los hogares …………… 13
3.3. Sistema educativo y mercado de trabajo .. ……………………………….. 14
3.4. Necesidades básicas insatisfechas………………………………..……….. 16
3.5. Algunas consideraciones sobre este apartado ……………………….….. 18
4. Contextos socio-territoriales. Aspectos demográficos y socio - territorialesgenerales y de los departamentos estudiados ……………………....……….……19
4.1. Artigas…………………………………………………………………… 19
4.2. Salto ………………………………………...………………………… 19
4.3. Rivera……………………………………………………………………. 20
4.4. Cerro Largo ………………...…………………………………………… 21
4.5. Montevideo………………………………………………….……………. 22
5. Encuentros etnográficos en los Departamentos de Rivera y Cerro Largo….. 23
5.1. Ciudad de Rivera. Riesgos de segregación socio - territorial y dificultades deacceso a la vivienda …………………………………………...……………… 23
5.2. Ciudad de Melo. Memorias de la comunidad afro, Los “clubes sociales”como ámbito de exclusión - diferenciación social y como protección y producciónsocio - comunitaria afro melense …………………………………………. 23
5.3. Memorias colectivas afro rurales en los poblados de Cerro Largo … 28
5.4. Memorias afro en el espacio urbano de los Departamentos de Cerro Largo yRivera …………………………………………………………………….…… 31
2
5.5. Algunos apuntes sobre las memorias afro rurales de Rivera y Cerro Largo…………………………………………………………………………. 33
5.6. Trayectorias educativas y laborales de las personas afro en el espacio urbanode Rivera y Cerro Largo ……………………………………………………… 35
5.6.1. Relaciones de género, vulnerabilidad social y prácticas de cuidado:consecuencias en las trayectorias educativas y laborales en la poblaciónafrodescendiente de la Cuidad de Rivera ………………………………. 36
5.6.2. Trayectorias laborales de los varones afro: informalidad y precariedad,Rivera Cuidad …………………………………………………… 38
5.6.3. Logros educativos y racismo institucional. Ciudad de Melo …… 40
5.7. Zona rural de Rivera. Acceso a servicios públicos y despoblamiento .. 47
5.7.1. Trayectorias laborales y educativas de las personas afro en el mediorural de Rivera y Cerro Largo …………………………………..… 44
5.8. Consideraciones sobre las trayectorias educativas y laborales de las
personas afro en el espacio urbano ……………………………………. 49
5.9. Algunas consideraciones sobre las trayectorias educativas y laborales en elmedio rural de Rivera y Cerro largo ………………………………….. 50
5.10. Zona Rural de Cerro Largo. Accesos y servicios públicos, percepción de lo territorial y despoblamiento rural ………..……..……….. 50
5.11. Memorias colectivas afro en los poblados rurales de Cerro Largo …… 51
5.12. Algunas consideraciones sobre las memorias afro rurales de Rivera y CerroLargo ……………………………………………………………….…………. 54
5.13. Una visión general sobre la región noreste del Uruguay ……… 56
3
5.14. Consideraciones finales sobre la fase de trabajo de campo en Rivera y Cerro largo ……………………………………………...………………………… 56
6. Encuentros etnográficos en los departamentos de Artigas y Salto ………......... 59
6.1. Modalidades de habitar en los departamentos de Artigas y Salto …..… 59
6.1. 1. Riesgos de segregación socio - territorial en los Departamentos de
Artigas y Artigas y Salto. Problemas de acceso a los servicios públicos y a la
vivienda ……………………………………….…………..……………………. 59
6.2. Notas sobre las trayectorias educativas y laborales en el espacio urbano……………………………………..…………………....…………………… 65
6.3. Memorias de la comunidad afro uruguaya en los Departamentos de Artigasy Salto ……………………………………………………………………….… 63
6.3.1. El mundo del trabajo. Memoria y trayectorias laborales, informalidad y precariedad …………………………………………….. 66
6.3.2. Antes de la ley nro. 18.441 y más allá de todas las leyes ………… 73
7. Mujeres afro-uruguayas: mundo laboral, ciclos de vida y formas de violenciasobre las mismas ………………………………………………………………. 82
8. Procesos de escolarización y ámbito educativo……………….…..………….. 90
9. La construcción social del color: la producción social de la piel …………. 97
9.1. Emociones: el racismo y sus efectos sobe la auto - percepción. Algunosrelatos en Montevideo ……………………………………………………. 101
10. Encuentros etnográficos en Montevideo. Modalidades del habitar de lapoblación afro montevideana ……………………………….……………… 110
10.1. Política de desalojo y expulsión de los/las afrouruguayos/as ….……… 110
11. Consideraciones finales y recomendaciones ………………..……………… 113
11.1. Recomendaciones ……………………………………………………….. 116
12. Referencias bibliográficas …………………………………………………… 118
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1. Introducción.
El presente informe 1 es el resultado de la investigación etnográfica desarrollada en el
marco del convenio firmado el 28 de setiembre de 2016 entre la Oficina de Planeamiento y
Presupuesto (OPP) y la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FHCE) de
la Universidad de la República (UDELAR). Dicho convenio intitulado “Impacto de la
discriminación racial hacia la comunidad afrouruguaya”, se encuentra integrado a las
líneas de trabajo desarrolladas por la OPP que consisten en el:
[…] estudio y asesoría en políticas públicas sobre discriminación racial, derechos
humanos, diversidad cultural, y ciudadanía con el propósito de generar insumos para
el diseño e implementación de políticas públicas transversales orientadas a la
búsqueda de igualdad y reconocimiento […] Para ello la OPP debe llevar a cabo un
conjunto de estudios, entre otros investigaciones etnográficas, que permiten conocer
características de las poblaciones discriminadas, como la población afro
descendiente en Uruguay. (Convenio OPP-FHCE, 26/09/2016: 01)
A su vez, en la justificación de dicho convenio se afirma que:
[…] dado el estado de arte de los estudios técnicos sobre los problemas de
discriminación racial en Uruguay se observa una barrera de conocimiento que no se
puede superar mediante estudios cuantitativos […] lo que exige comenzar el estudio
de la dimensión intersubjetiva y cultural de la discriminación objetiva sobre la
población uruguaya […] Comprender la dimensión sociocultural tanto de la
discriminación hacia la población afrouruguaya como de las percepciones de
estigma y las eventuales estrategias de respuesta ante el mismo desde las
1 Este informe recaba elementos de: 1) Plan de Trabajo Convenio OPP-FHCE (Guigou, Magnone, Iguini); 2) Primerinforme de Avance de Investigación/Departamentos de Rivera y Cerro Largo (Guigou, Magnone, Iguini, Lotti); 3)Segundo Informe de Avance de Investigación/ Departamentos de Artigas y Salto (Guigou, Magnone, Iguini, Lotti). Verbibliografía final.
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comunidades afro es vital para definir con precisión políticas públicas de equidad
racial y combate de la discriminación racial más integrales. (Convenio OPP-FHCE,
26/09/2016: 02)
Con el fin de superar -tal como hace referencia el convenio-, las barreras de
conocimiento sobre los problemas de la discriminación racial en el Uruguay, la
presente indagación etnográfica relevó y conformó (en términos de datos
etnográficos) la trayectoria biográfica de treinta (30) sujetos/ sujetas integrantes de
la comunidad afro-uruguaya en los Departamentos de Artigas, Salto, Cerro Largo,
Rivera y Montevideo, desarrollándose esta investigación desde diciembre de 2016
hasta mayo de 2017 inclusive.
Si bien la etnografía no trabaja en términos de muestra, para la conformación dialógica de
las trayectorias biográficas expresadas en las narrativas de los sujetos/as afro-uruguayos/as,
fueron consideradas en su composición las diferencias de género (mujeres y varones), los
diferentes grupos etarios y sus relaciones intergeneracionales, los ciclos de vida y
particularmente su relación con el mundo laboral configurado por la división racial del
trabajo, la escolarización, la reproducción y el cuidado familiar (intergeneracional y
grupal), así como las variadas modalidades del habitar afrouruguayo, signado por los
procesos de expulsión y segregación territorial de carácter permanente
La metodología antropológica basada en el estudio de narrativas (Ricoeur, 2004, 2006;
Guigou, 2011) como modalidad privilegiada de reconstruir las trayectorias biográficas de
los/las sujetos/as estudiados/as, nos ha permitido comprender las diferentes identidades
afro-uruguayas en su carácter relacional (Bourdieu, 1993; 1995; 1998), sea en términos de
temporalidad a través de los estudios de su memoria colectiva ( Halbwachs,1968) y la
singularización subjetiva de la misma a través de las heridas de una memoria privatizada
(Taussig, 1993) por el terror del racismo envolvente, sea mediante la comprensión de las
condiciones contemporáneas y presentes del habitar de dichas identidades (Illich; 1989;
Ramos, 2011).
Cabe consignar que si bien el habitar contemporáneo de las comunidades afro-uruguayas
estudiadas demuestra en la actualidad una relativa aunque saludable ruptura con relación a
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formas anteriores de discriminación, racismo y vulneración (esto es debido
fundamentalmente, al impacto de las políticas públicas existentes), lo cierto es que
perviven en la actualidad y se reproducen, modalidades de racismo y discriminación que
afectan las posibilidades de inclusión plena de estos grupos. De acuerdo a los datos
etnográficos recabados, las múltiples modalidades de discriminación racial – presentes en el
mundo del trabajo, en meras interacciones cotidianas o bien en prácticas
institucionalizadas-, colaboran a conformar un conjunto de habitares presentes atravesados
por la matriz racista envolvente. Se suma a esta situación las memorias laceradas y
discontinuas por múltiples expulsiones espacio-temporales y expresadas en la
fragmentación inter-generacional, intra-grupal e intra-familiar, atravesada por la inscripción
y la huella de las heridas y vejaciones acumuladas en el conjunto de situaciones de
subordinación vividas por las sujetas/sujetos etnografiados. Dichas memorias fragmentadas
(Viñar, 1995a, 1995b) y laceradas, conjuntamente con las situaciones actuales del ya citado
racismo envolvente, reafirman el estigma (Goffman, 2006) del racismo en las poblaciones
estudiadas, a la vez que su negación, afirmación y conformación de estrategias de
resistencia y producción de agencia frente al mismo.
El informe está por tanto centrado en el convenio OPP-FHCE, UDELAR/ sobre las
memorias de las comunidades afro-uruguayas de Artigas, Salto, Rivera, Cerro Largo y
Montevideo, de forma de indagar los marcos culturales heredados, sus condiciones de
actualización y la capacidad de agencia de los/las sujetos/as estudiados para sortear las
vallas que el racismo y la discriminación racial representan.
Como indicáramos, el presente informe se enmarca en el convenio “Impacto de la
discriminación racial hacia la comunidad afrouruguaya” (OPP-FHCE, UDELAR),
aportando elementos para el estudio de la “… dimensión intersubjetiva y cultural de la
discriminación objetiva sobre la población uruguaya […] (Convenio OPP-FHCE,
26/09/2016: 02).
De esta forma, siguiendo las líneas principales del referido convenio, el informe atiende a
las labores etnográficas llevadas a cabo por el Equipo de la Facultad de Humanidades y
Ciencias de la Educación (FHCE, UDELAR) en los departamentos de Artigas, Salto,
Rivera, Cerro Largo y Montevideo y la posterior interpretación del material etnográfico
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recogido, considerando la dimensión intersubjetiva y cultural de los efectos de la
discriminación racial sobre la población afrouruguaya.
Se exponen en este informe, las diferentes dimensiones que asumen las modalidades de
racismo y discriminación en las poblaciones afro-uruguayas estudiadas.
Encontramos durante nuestro trabajo etnográfico formas de expulsión del sistema de
enseñanza, constantes hostigamientos racistas sufridos en ámbitos de la educación pública,
formas extremas de segregación socio-territorial, explotación también extrema de mujeres,
explotación infantil, abuso sexual, violaciones a mujeres afro-uruguayas, precarización
laboral, trabajo servil, permanente trabajo no calificado y poco valorizado socialmente,
discriminación laboral, desestructuración de familias enteras. Las narrativas de los sujetos
surgidas en diferentes encuentros etnográficos, colocan en la memoria de sus ancestros y en
buena parte, en las vivencias actuales de sus contemporáneos, estas situaciones relatadas.
2. Problema de investigación, objetivos generales, objetivos específicos y metodología
etnográfica utilizada.
El problema o núcleo duro de la investigación llevada a cabo puede sintetizarse en la
interpretación etnográfica destinada a comprender las dimensiones intersubjetivas e
intergeneracionales de la discriminación hacia la población afrodescendiente en el Uruguay
(tanto en su transcurrir histórico como en su situación contemporánea), visibilizando y
colaborando a desnaturalizar las diferentes formas de discriminación racial en barrios de
Montevideo y en puntos emblemáticos del norte del Uruguay (Artigas, Rivera, Cerro
Largo, Salto).
En cuanto a los objetivos generales y específicos que orientaron la investigación, los
mismos fueron planeados de la siguiente manera a saber:
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2.1. Objetivos generales.
Conocer los mecanismos de discriminación racial y los procesos de racialización hacia la
población afrodescendiente, comprendiendo a su vez las formas de organización,
participación e interacción de la comunidad afrouruguaya y las posibles estrategias de
resistencia frente a esta discriminación.
2.2. Objetivos específicos.
Comprender la discriminación racial y los procesos de racialización en sus aspectos
intersubjetivos, considerando sus aspectos socio-históricos-culturales así como sus
dimensiones actuales. Entender la discriminación racial como factor organizador de territorios (procesos
del habitar que implican modalidades de segregación, guetización y aislamiento), y
su impacto en el acceso a los bienes y servicios públicos. Conocer las formas de organización grupal y familiar de la comunidad
afrouruguaya. Comprender las formas de protección intragrupal e intergeneracional, con especial
énfasis en las estrategias tendientes al acceso a la salud, la vivienda y la
alimentación. Elaborar trayectorias narrativas que permitan entender los procesos de memoria en
los grupos familiares y comunitarios. Entender los procesos de transmisión intergeneracional de conocimientos y valores
de la comunidad afrouruguaya.
En cuanto a la metodología etnográfica utilizada, cabe consignar que la misma resulta de
los marcos metodológicos- conceptuales generales del proyecto en cuestión. Se realizaron
encuentros etnográficos con afro-descendientes en los departamentos de Artigas, Rivera,
Salto, Cerro Largo y Montevideo construyéndose a través de dichas interacciones, las
trayectorias biográficas presentadas en este informe.
La construcción de trayectorias biográficas fue elaborada en la díada dialógica (Tedlock,
2001) sujeto investigador/sujeto investigado, a partir de las narrativas de los afro-
descendientes. Dichas narrativas, en tanto narración del tiempo vivido (Ricoeur, 2004) por
9
los propios sujetos (tiempo social, en el sentido durkheimiano, tiempos subjetivos y
singularizados, ciclos de vida), permitieron ahondar en diferentes temporalidades,
tarea fundamental para comprender la inscripción de los efectos del racismo y la
discriminación en la memoria individual y colectiva (Halbwachs, 1968) de la comunidad
estudiada.
La indagación de estas inscripciones (huellas) resultó de extrema relevancia tanto para
comprender la conformación de las memorias de los sujetos que han vivido experiencias
racistas, así como por la trasmisión de dicha inscripción a las nuevas generaciones. En estas
memorias colectivas, fue posible constatar mediante la labor etnográfica – tanto en el medio
rural como en el urbano – múltiples huecos y silencios (Ricoeur, 2004), ocurriendo así una
transmisión intergeneracional del olvido, sea tanto de forma pasiva como activa
(Yerushalmi, 1991). Estas memorias fragmentadas y deshilvanadas, caracterizan a los
grupos discriminados y vulnerabilizados, en la medida que su historicidad ha sido (y es)
configurada por procesos de expulsión y desarraigo territorial (Bossi, 1994; Guigou, 2011),
con el correlato de la desestructuración de núcleos familiares, redes sociales y relaciones
intergeneracionales.
Cabe señalar también que estas vivencias que devienen inscripciones, conforman marcos
interpretativos de los acontecimientos vividos que orientan prácticas culturales en las que
coexisten la aceptación, la naturalización y por ende, la invisibilización de la situación
racista, con modalidades de resistencia, estrategias de aglutinamiento y cuidados grupales
para evitar o bien disminuir el impacto del racismo sobre el conjunto afro-uruguayo
familiar y/o barrial.
Es de destacar que las narrativas fueron generadas en el marco de encuentros etnográficos
específicos, que incluyeron entrevistas semi-dirigidas, permitiendo asimismo en los
mencionados encuentros abordar la denominada “situación olvidada” (Goffman, 1991), es
decir, todos los elementos corporales, ambientales y visuales que hacen al contexto
etnográfico, y que requieren de técnicas de trabajo de campo más allá de la oralidad.
En este sentido, tanto el uso de diario de campo como de la metodología específica basada
en la antropología visual (Banks y Morphy, 1999; Pink, 2001) a través del manejo de la
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fotografía y la filmación de los encuentros etnográficos, han resultado fundamentales para
comprender los elementos no verbales y contextuales que manifiestan y expresan las
inscripciones del racismo en los sujetos indagados.
Por otra parte, la utilización de estrategias de investigación propias a la etnografía multi-
situada (Marcus, 2001), nos permitió tratar a diferentes sujetos en contextos variados –
rural, semi-rural, y urbano- de manera de indagar las diferentes experiencias del racismo en
el mundo del trabajo y la vida cotidiana, y asimismo, las distintas formas de segregación y
expulsión territorial vividas por estas poblaciones.
Las variadas temporalidades de las narrativas recabadas, permitieron la interpretación de las
diferentes memorias, construyendo los datos etnográficos que dieron lugar a las trayectorias
biográficas construidas - sin caer precisamente en la “ilusión biográfica” egoica ya
criticada por Bourdieu (Bourdieu, 2011) - abarcando de esta manera desde los procesos de
socialización en diferentes instituciones (familiares, escolares), grupo de pares,
intergeneracionales, redes sociales, hasta la impronta específica de dichas memorias
afectadas por la denominada división sexual de trabajo, bajo la dominancia del género y la
división racial del trabajo.
Es de destacar que este abordaje es fundamental para comprender las memorias del
racismo, las modalidades de aceptación y naturalización del mismo, así como las estrategias
de resistencia que se conforman bajo esta matriz de dominación simbólica (Bourdieu, 1989)
y la agencia que los sujetos poseen (Ortner, 2016), para superar y resistir procesos de
discriminación continuos.
Por último señalemos que la labor etnográfica que permitió generar las treinta trayectorias
biográficas que transcurren en ese informe, recoge el impacto positivo de las políticas
públicas de los últimos años, así como la mejora en el acceso a servicios básicos (agua, luz,
transporte), tanto a nivel familiar como individual.
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3. Datos socio-demográficos de la población afrodescendiente en el Uruguay
actual.
Desde 1860 hasta fines del siglo XX los datos oficiales han excluido sistemáticamente a la
población de origen africano (Frega et al, 2008:51; Cabella et al, 2013:7). Como
consecuencias de las gestiones del movimiento afro se introdujo en la Encuesta Nacional de
Hogares ENH (1996-1997) la pregunta sobre las características raciales. El 5,9% de la
población uruguaya se autoidentificó en ese momento como perteneciente a la “raza negra”
(INE, 1998). Durante diez años (1996-2006) los estudios demográficos no recogieron datos
oficiales en torno a la variable étnico-racial. Nuevamente, por solicitud de la sociedad civil
afro, la Encuesta Nacional de Hogares Ampliada ENHA (2006) incluyó la pregunta sobre
ascendencia étnico-racial, reconociéndose allí el 9.1% de la población con ascendencia afro
o negra (Cabella et al, 2013:16). Desde entonces, se recogen los datos sobre la variable
étnico-racial de forma ininterrumpida, tanto en el Censo 2011 (8.1% de ascendencia afro o
negra) como en la encuesta continuas de hogares (Cabella et al, 2013:15).
3.1. Volumen poblacional y distribución territorial.
El Censo de 2011 permitió comprender de manera más completa la situación de la
población afro en el Uruguay actual. Allí se la categorizó en dos grupos, el de aquellas
personas que declararon tener “ascendencia afro” entre sus múltiples ascendencias (afro,
blanca, indígena, asiática o amarilla), constituyendo la ascendencia afro un total de 255.074
personas (8,1 % del total de la población uruguaya), y el grupo de personas que declararon
tener la ascendencia afro como “ascendencia principal”, comprendiendo un total de
149.689 personas (4,6 % del total de la población uruguaya). Estas cifras demuestran en
términos demográficos que la población afrouruguaya constituye la primer minoría étnica
del Uruguay (Cabella et al, 2013).
A nivel territorial se evidencia una importante concentración de población afrodescendiente
en los departamentos de Rivera (17,3 %), Artigas (17,1 %), Cerro Largo (10,9 %), Salto
(9,9 %), Tacuarembó (9,9 %) y Montevideo (9,0 %). En Montevideo se presenta a su vez
una mayor concentración poblacional en la periferia urbana, superior al 13 % en barrios
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como Casavalle, Casabó, Punta de Rieles, La Paloma, Nuevo París y Pajas Blancas. En
cambio en la franja costera (Carrasco, Punta Gorda, Pocitos, Punta Carretas) la
concentración poblacional afro es menor al 5 % (Cabella et al, 2013).
Estos datos pueden estar indicando a nivel nacional una continuidad con el proceso
histórico vivido desde los tiempos de la colonia por la población afrodescendiente en
territorio uruguayo, ya que la mayor concentración demográfica se encuentra en el Norte y
Noreste del Uruguay.
En relación a la estructura territorial de la población afro en Montevideo los datos revelan
la existencia de un proceso de segregación urbana, coincidiendo las áreas con mayor
concentración de población afrodescendiente con aquellas que presentan mayor densidad de
población con necesidades básica insatisfechas (Calvo et. al., 2013). Este fenómeno de
segregación urbana es producto del proceso histórico de expulsión de la población afro de
los barrios céntricos de Montevideo hacia la periferia de la ciudad.
3.2. Estructura por edad, fecundidad y estructura de los hogares.
En cuanto a la estructura por edad, la población afro presenta una proporción de adultos
mayores (65 años o más) significativamente menor (8,1 %) que la población no
afrodescendiente (14, 4 %). Por otra parte, el grupo comprendido por las personas de 0 a 14
años constituye el 25,2 % del total de las personas afro descendientes, mientras que este
mismo grupo de edad comprende un 21,6 % en el total de las personas no
afrodescendientes. Estas cifras marcan que la población afrodescendiente presenta una
estructura con un peso demográfico moderadamente mayor de población infantil y menor
importancia relativa de adultos mayores (Cabella et al, 2013).
A nivel de fecundidad se observa una cantidad mayor en el número de hijos/as en las
mujeres afrodescendientes en comparación con las mujeres de ascendencia blanca. Según la
ENHA del 2006 la paridez de las mujeres afro con edades comprendidas entre los 45 y 49
años de edad es de 3,30 en comparación con el 2,50 de las mujeres de la misma edad con
ascendencia blanca o europea (Bucheli y Cabela, 2007).
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En cuanto a los datos sobre la edad del primer hijo, el 40 % de las mujeres de veinte años
con ascendencia principal afro tuvo uno o más hijos, y ese valor es del 30 % en mujeres de
la misma edad con ascendencia afro no principal, mientras que en las mujeres no afro un 24
% había sido madre al alcanzar los veinte años. A los veinticuatro años el 40 % de las
mujeres no afrodescendientes declaró haber tenido su primer hijo, mientras que en las
mujeres de la misma edad con ascendencia afro principal esa cifra llega al 66 %, y al 54 %
en las mujeres con ascendencia afro no principal. Estas cifras demuestran que las mujeres
afro inician de forma más temprana su vida reproductiva, observándose una alta proporción
de mujeres afro que tuvieron su primer hijo durante la adolescencia (Cabella et al, 2013).
En lo relativo a la estructura de los hogares, el 65,6 % de los hogares afro presentan una
estructura nuclear en comparación al 59,4 % de la población no afrodescendiente. En el
caso de los hogares unipersonales, estos son claramente inferiores en la población
afrodescendiente (17,3 %), mientras que en la población no afrodescendiente estos hogares
constituyen el 22,9 %. A su vez los hogares afrodescendientes tienen un promedio de 3,9
personas frente al resto de los hogares, constituidos por 2,8 personas (Cabella et al, 2013).
3.3. Sistema educativo y mercado de trabajo.
Sobre la asistencia al sistema educativo, y en relación al nivel educativo alcanzado, las
cifras demuestran una alta deserción de los/las jóvenes afrouruguayos/as. A los doce años
de edad empieza a descender la proporción de jóvenes afro que concurren a un
establecimiento educativo, comenzando de esta forma a generarse una brecha educativa
entre las/los afrodescendientes y el resto de la población. Así, en la población no afro a los
dieciocho años uno de cada tres jóvenes dejó de asistir al sistema educativo, en
comparación con la población afro en la que dos de cada tres jóvenes dejaron de asistir al
sistema de educación formal. En las edades superiores a los veintiún años (franja etaria
correspondiente a los estudios terciarios) solo un 20 % de los jóvenes afro asiste al sistema
educativo (Cabella et al, 2013).
Datos extraídos de la ECH muestran que el 38,8 % de los/las jóvenes afro que se
encuentran entre veintiuno y veintinueve años de edad manifestaba haber culminado el
ciclo básico de educación media, frente al 67,4 % del resto de la población en el mismo
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tramo etario. A su vez, solamente el 11,9 % de jóvenes afrodescendientes entre veintiuno y
veintinueve años de edad completó la educación media superior, frente al 35,4 % registrado
en la población no afrodescendiente. Esta disparidad se mantiene al subdividir la población
analizada por quintiles de ingreso. De esta forma, en todos los quintiles de ingreso, la tasa
de egreso de la educación media es claramente inferior entre los/las jóvenes afro,
pertenecientes al tramo etario comprendido entre los veintiuno y veintinueve años, que en
el resto de la población no afro del mismo tramo de edad. Se evidencia por tanto que la
condición racial es un factor determinante en los resultados educativos, independiente de la
pertenencia socio económica, ya que la dificultad en alcanzar los logros escolares ocurre en
la población afro en todos los niveles de ingreso (De Armas y Retamoso, 2010).
Las inequidades educativas experimentadas por la población afro tienen un fuerte impacto
en las desigualdades dentro del mercado de trabajo, ya que la deserción educativa genera un
ingreso más temprano al mercado laboral, acompañado de ocupaciones con una menor
calificación. La población afro junto con la población indígena presentan una mayor tasa de
actividad (66,1 % para la población afro y 66,6 % para la población indígena) en
comparación con la población blanca que presenta una tasa de actividad del 60, 1 %. A su
vez la tasa de empleo es de 56,8 % para la población afro, 57, 8 % para la población
indígena y 53,8 % para la población blanca. Por último, la tasa de desempleo es de 14,1 %
para la población afro, 13,2 % para la población indígena y 10, 5 % para la población
blanca (Bucheli y Cabella, 2007).
La mayor tasa de actividad y la mayor tasa de empleo de la población afro e indígena
obedecen en parte a una tasa de actividad más alta en los/las jóvenes de catorce a diecisiete
años, alcanzando un 25 %, frente a una tasa de actividad del 17 % de los/las jóvenes de la
misma edad en la población blanca. A su vez en las edades más avanzadas (mayores a los
sesenta y cinco años) ocurre una disminución de la actividad en la población blanca, ya que
solamente trabaja el 22 % de las personas de dicho tramo de edad, frente al 28-30 % del
mismo tramo etario en la población afro e indígena. Este comportamiento puede explicarse
por la precariedad de las condiciones de empleo en las poblaciones no blancas (marcadas
por la informalidad), que las obliga a continuar trabajando incluso en edades avanzadas, ya
que no pueden usufructuar jubilaciones de calidad (Bucheli y Cabella, 2007).
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La informalidad, entendida como el porcentaje de personas que no aportan a una caja de
jubilaciones es del 48 % para los/las trabajadores/as de ascendencia afro, 42 % para la
ascendencia indígena y 34 % para las personas de ascendencia blanca. En cuanto a las
ocupaciones, la población afrodescendiente tiene una mayor cantidad de empleos menos
calificados, en el caso de los varones en el sector de la construcción y de las mujeres en los
servicios de cuidados y domésticos, con una muy baja participación en los puestos
directivos o técnico/profesionales. A su vez la población afro se concentra en el asalariado
privado y en las actividades por cuenta propia. Finalmente en lo relativo a las
remuneraciones, los/las trabajadores/as de ascendencia afro ganan menos en todos los
tramos etarios y en ambos sexos, sufriendo las mujeres afro las mayores inequidades en las
remuneraciones por su actividad laboral (Bucheli y Cabella, 2007).
3.4. Necesidades básicas insatisfechas2.
En relación al grado de satisfacción de las carencias críticas se observan diferencias
importantes entre los/las afrodescendientes y el resto de la población. De esta forma los/las
afrodescendientes con alguna “Necesidad Básica Insatisfecha” (NBI) constituyen el 51,3 %
en comparación con la población no afro con alguna NBI, que representa el 32,2 %
(Cabella et. al., 2013).
Las NBI con tasas más altas en la población total del Uruguay son las relativas al confort
(23,4%), la vivienda (14,5 %) y la educación (8,6 %). Las carencias críticas en materia de
confort alcanzan el 37,1 % en la población afro, en comparación con la población no afro
que presenta un 22,2 %, apareciendo así una diferencia de quince puntos porcentuales. En
materia de vivienda, la población afro revela una insatisfacción del 25,8 %, frente al 13,5
% de la población no afrodescendiente, observándose de esta forma una brecha de doce
puntos porcentuales. A su vez las carencias en materia de educación alcanzan un 14, 5 % en
la población afro, en comparación con el 8% del resto de la población, demostrando una
fuerte consistencia con las cifras manejadas en este plan de trabajo dentro del apartado
educativo (Cabella et. al., 2013).
2 Sobre este punto y su problematización ver: “Ficha Técnica N° 2 – Definición - problematización de categorías deestratificación social y pobreza”, presentada en el primer Avance de Investigación. Convenio OPP -FHCE.
16
Las NBI se encuentran distribuidas diferencialmente en el territorio uruguayo. En
departamentos como Artigas, Salto y Tacuarembó la población con ascendencia afro
presenta porcentajes de carencias críticas diez puntos por encima del 51,3 % de la
población afro con alguna NBI a nivel nacional. A su vez estos departamentos se
encuentran entre los que tienen mayor población afrodescendiente, y junto con el
departamento de Rivera, son los que presentan mayores porcentajes de NBI. Por otra parte
Montevideo, Canelones, Florida y Salto son los departamentos que presentan una mayor
brecha racial en relación con las carencias críticas (Cabella et. al., 2013).
La proporción de personas con carencias críticas en bienes de confort es de una cada dos
personas en los departamentos de Salto, Artigas, Rivera, Cerro Largo y Tacuarembó. En
esta misma región la población no afrodescendiente con carencias críticas similares se
ubica en el 33 %. En Montevideo, la población afro con NBI en materia de confort es del
31,5 %, duplicando a la población no afro con las mismas carencias, que es de un 15,4 %
(Cabella et. al., 2013).
A su vez uno de cada cuatro afrodescendientes presenta una carencia crítica en materia de
vivienda, mostrando los departamentos al norte del Río Negro los porcentajes de población
afro en condiciones más deficitarias a nivel habitacional, como Salto, 36,9%, Paysandú,
35,8% y Tacuarembó, 32,3 % (Cabella et. al., 2013).
En Montevideo la población con al menos una NBI se concentra fuertemente en los barrios
de la periferia urbana, donde la proporción afro supera a la media departamental. Así, el
porcentaje de población afro con al menos una carencia crítica es mayor al 50 % en barrios
como Bañados de Carrasco, Jardines del Hipódromo, Ituzaingó, Las Acacias, Casavalle,
Piedras Blancas, Manga-Toledo Chico, Casabó, Pajas Blancas, La Paloma-Tomkinson,
Nuevo París, Tres Ombúes-Victoria, Paso de la Arena, Colón centro y noroeste, Manga y
Villa García-Manga Rural. En otro conjunto de barrios como Ciudad Vieja, Malvín Norte,
Villa Española o Peñarol-Lavalleja el porcentaje de población afro con alguna NBI presenta
valores mayores al 40 %. En cuanto a las brechas raciales, en barrios como Palermo, Parque
Rodó, Pocitos, Malvín, Prado, Capurro o Jacinto Vera, el porcentaje de afrodescendientes
con al menos una NBI duplica al de no afrodescendientes. Esta situación llega a niveles
más extremos en barrios como Carrasco Norte, donde el porcentaje de personas afro con al
17
menos una NBI llega al 45,1 % en comparación con el 13,2 % de la población no afro
(Cabella et. al., 2013).
3.5. Algunas consideraciones sobre este apartado.
El panorama socio demográfico antes descripto muestra situaciones que continúan
perpetuándose en el tiempo, tales como la segregación territorial y su relación con los
desplazamientos forzados de la población afrouruguaya. Asimismo, la racialización del
trabajo ilustrada en la ocupación de las tareas menos valoradas socialmente y peores
remuneradas, ha colocado a la comunidad afrouruguaya en un lugar apreciablemente mayor
de vulnerabilidad que el resto de la población blanca, situación ésta que hemos encontrado
regularmente en nuestra labor etnográfica.
Cabe señalar que el ingreso de las/los afro-uruguayos al mundo del trabajo asalariado, ha
estado históricamente marcado por fuertes desigualdades y brechas, arrastrándose
modalidades laborales que incluían al mismo tiempo trabajo asalariado y trabajo servil.
Si bien, como es sabido, la abolición decimonónica de la esclavitud obligó a los entonces
libertos a transformarse mayoritariamente en asalariados, las modalidades de trabajo servil
y cuasi servil se han combinado permanentemente en términos tanto históricos como
contemporáneos, como pudimos constatar en nuestro trabajo de campo.
En la actualidad, la población afrouruguaya está concentrada, como podemos observar en
los datos anteriormente expuestos, en la ciudad de Montevideo y en los departamentos del
norte uruguayo (Rivera, Artigas, Cerro Largo, Salto y Tacuarembó), lo que demuestra una
continuidad con el patrón territorial histórico de esta comunidad étnica. Para el caso del
patrón territorial de la ciudad de Montevideo, la misma revela una muy clara segregación
étnica, ya que la población afro reside mayoritariamente en la periferia urbana, espacio
donde se encuenra la mayor proporción de población con necesidades básicas insatisfechas.
18
4. Contextos socio-territoriales. Aspectos demográficos y socio - territoriales
generales y de los departamentos estudiados.
4.1. Artigas.
Según el último censo del 2011 (Instituto Nacional de Estadística -I.N.E - , el Departamento
de Artigas tiene una población total de 73.377 habitantes, presentando un 95,2% de
población urbana - 69.853 habitantes - y un 4,8% de población rural - 3,524 habitantes -
(UNFPA, 2015a). Artigas se ubica al Norte de Uruguay, limítrofe al Norte y al Este con
Brasil, al Sur con el Departamento de Salto y al Oeste con Argentina.
En cuanto a las tasas poblacionales de ascendencia étnico/raza, el departamento de Artigas
presenta un 17,1 % de población afro (Cabella, et al 2013). A su vez, la ciudad de Artigas
cuenta con un 17 % de población afro, mientras que el municipio de Bella Unión, con un
total de 18.406 habitante presenta un 16.2 % de población afro y la localidad rural de
Bernabé Rivera (Yacaré) con un total de 380 habitantes, presenta un 21.6 % de población
afro, de acuerdo a los últimos datos censales del 2011 (UNFPA, 2015a).
4.2. Salto.
El Departamento de Salto cuanta con una población total de 124.861 habitantes, entre los
cuales, en la población urbana representa el 93,7% de la población (117.012 habitantes) y el
en área rural representa el 6.3% (7.849 habitantes) (UNFPA, 2015b). Con respecto a las
tasas poblacionales según ascendencia étnico - racial, el departamento de Salto presenta un
9.9 % de población afro (Cabella, et al 2013). El pueblo Bélen, presenta un 5.4 % de
población afro de acuerdo a los últimos datos censales del 2011 del I.N.E (UNFPA, 2015b).
19
4.3. Rivera.
El Departamento de Rivera tiene una población total de 103.493 habitantes según el último
censo del 2011 (I.N.E), presentando un 92,7% la población urbana (95.891 habitantes) y un
7,3% la población rural (7.602 habitantes). Es un departamento limítrofe con los
municipios brasileños de Santana do Livramento, Dom Pedrito y Bagé del estado de Rio
Grande do Sul de la República Federativa do Brasil (De Souza y Mazzei, 2013). Por su
parte, la ciudad de Rivera presenta como población urbana 74.983 habitantes (UNFPA,
2015), que sumada a la población de la ciudad de Santana do Livramento - 74.410
habitantes - (De Souza y Mazzei, 2013), conforma un conglomerado urbano de 149.393
habitantes.
En cuanto a las tasas poblacionales según etnia/raza, el departamento de Rivera presenta un
17,3 % de población afro (Cabella, et al 2013). A su vez, la ciudad de Rivera cuenta con un
17,1 % de población afro, mientras que la localidad rural de Arroyo Blanco, con un total de
93 habitantes, presenta un 56,3 % de población afro, y la localidad rural de Lapuente, con
un total de 321 habitantes, presenta un 46,4 % de población afro, de acuerdo a los últimos
datos censales del 2011 (UNFPA, 2015).
Según estudios sociológicos realizados en la frontera uruguayo brasileña (Mazzei, 2013) la
ciudad de Rivera cumple un rol de ciudad intermedia, desempeñando funciones en la
provisión de bienes y servicios a otras localidades del Departamento, por otra parte
responde a las estructuras administrativas centralizadas en el Departamento de Montevideo,
por su condición de Capital Departamental. En esta zona se percibe un importante
desarrollo urbano, el cual puede responder al dinamismo generado por la actividad
comercial y las inversiones empresariales desarrolladas en las últimas décadas (Mazzei,
2013).
20
En nuestros encuentros etnográficos con algunos/as habitantes se nos ha manifestado que el
dinamismo económico, citado en el párrafo anterior, ha disminuido en estos dos últimos
años (2015 y 2016) por la reciente crisis brasileña. De esta forma, se pudo notar en la
ciudad de Rivera una estructuración económica y ocupacional basada en el sector servicios,
que seguramente se encuentre estrechamente vinculada a los ciclos de consumo de las
economías regionales y nacionales.
4.4. Cerro Largo.
El Departamento de Cerro Largo presenta una población de 84.698 habitantes. De dicha
población el 93 % reside en el medio urbano, 78.762 habitantes, y el 7 % reside en el medio
rural, 5.936 habitantes (De Souza y Mazzei, 2013). La ciudad de Melo es su Capital
Departamental y su conglomerado urbano posee una población de 52.956 habitantes
(UNFPA, 2015). Por otra parte, Cerro Largo posee al este de su territorio una frontera
administrativa con los municipios brasileños de Bagé, Aceguá, Pedras Altas, Herval y
Jaguarão, pertenecientes todos ellos al estado de Rio Grande do Sul de la República
Federativa do Brasil (De Souza y Mazzei, 2013).
En lo relativo a la adscripción étnico racial, el Departamento de Cerro Largo presenta un
10,9 % de población afrodescendiente. En la ciudad de Melo el 11, 6 % se considera con
ascendencia afrodescendiente. En las localidades rurales que visitamos, en el Caserío Las
Cañas, de un total de 72 personas, el 33,3 % se considera como afrodescendiente
(UNFPA, 2015), mientras que no se poseen datos del poblado Rosalía.
El Departamento de Cerro Largo se caracteriza por una especialización productiva en el
sector primario, siendo sus principales áreas de producción la forestación, el cultivo de
arroz y la agropecuaria (Rodríguez, 2014). A su vez en la ciudad de Melo se pudo
observar que las principales actividades económicas y laborales corresponden al sector de
servicios y al sector público3.
3 Las referencias al sector productivo en la ciudad de Melo se basan en las impresiones del equipo deinvestigación, contrastadas con un informe del año 2001 sobre competencias productivas de Cerro Largo delMinisterio de Industria, Energía y Minería, al que se puede acceder en el siguiente link:
21
4.5. Montevideo.
La población de Uruguay está compuesta por 3.251.654 habitantes, dentro de los cuales el
8.1% (255.074 habitantes) son Afrodescendientes. El Departamento de Montevideo
presenta una población de 1.318.755 habitantes, en donde la población Afrodescendiente
representa el 9% de la población, lo que equivale a 118.687 habitantes aproximadamente
(Cabella et al, 2013). En Montevideo se presenta una mayor concentración poblacional en
la periferia urbana, superior al 13 % en barrios como Casavalle, Casabó, Punta de Rieles,
La Paloma, Nuevo París y Pajas Blancas. En cambio en la franja costera (Carrasco, Punta
Gorda, Pocitos, Punta Carretas) la concentración poblacional afro es menor al 5 % (Cabella
et al, 2013).
En relación a la estructura territorial de la población afro en Montevideo los datos revelan
la existencia de un proceso de segregación urbana, coincidiendo las áreas con mayor
concentración de población afrodescendiente con aquellas que presentan mayor densidad de
población con necesidades básica insatisfechas (Calvo et. al., 2013). Este fenómeno de
segregación urbana es producto del proceso histórico de expulsión de la población afro de
los barrios céntricos de Montevideo.
5. Encuentros etnográficos en los Departamentos de Rivera y Cerro Largo.
http://www.miem.gub.uy/documents/15274/27034/pub_cerro_largo_informe.pdf
22
5.1. Ciudad de Rivera. Riesgos de segregación socio - territorial y dificultades de
acceso a la vivienda.
En nuestro trabajo de campo en la ciudad de Rivera, se pudo evidenciar que las
inversiones y el desarrollo de nuevos emprendimientos comerciales y edilicios se han
desplazado hacia territorios urbanos antes considerados periféricos. Como ejemplo de
ello, podemos señalar el Shopping Siñeriz en el barrio de Caqueiro y el Shopping
Melancia en el barrio Mandubí. Estas inversiones pueden generar una valorización
económica de los terrenos y viviendas en dichos barrios y zonas aledañas, así como el
inicio de procesos de especulación inmobiliaria y expulsión de esas zonas de los
habitantes con menores recursos económicos.
Gran parte de nuestros/as entrevistados/as en la ciudad de Rivera señaló la dificultad de
acceso a la vivienda propia. Todas estas personas residen en el área urbana cercana a los
nuevos emprendimientos ya señalados (el Shopping Siñeriz en el barrio de Caqueiro y el
Shopping Melancia en el barrio Mandubí), que comprende a los barrios próximos al
acceso de la ciudad de Rivera.
5.2. Ciudad de Melo. Memorias de la comunidad afro, los “clubes sociales” como
ámbito de exclusión - diferenciación social y como protección y producción socio -
comunitaria afro melense.
En la Cuidad de Melo se puede destacar principalmente como fenómeno que surge dentro
de los procesos de memoria de la comunidad afro de dicha cuidad la temática de los
“clubes sociales de la raza”, demostrando en este aspecto una experiencia de segregación
racial en las actividades de recreación y ocio, que perduró hasta avanzados los años 1980.
Según lo relatado por una de nuestras entrevistadas (F.R, mujer, funcionaria pública, y
personalidad del carnaval de Melo, de 62 años) en su juventud había cuatro clubes
sociales en la ciudad de Melo, los que continúan funcionando hasta la actualidad: el Club
Unión, al que pertenecía la “oligarquía blanca terrateniente”, el Centro Obrero, al que
23
iban los “blancos obreros”, la Casa de Italia, al que concurrían los “descendientes de
inmigrantes italianos”, y el Club Uruguay, que era el “club de los negros” de Melo.
Otros dos clubes sociales de la comunidad afrodescendiente eran el Renato Maran y el
Club Progreso. Estos clubes sociales para afrodescendientes se diferenciaban
internamente debido al sector socioeconómico poblacional – racial al que concurría a
cada uno de ellos, apareciendo el Club Uruguay como el lugar donde asistía la “alta
sociedad” afrodescendiente de Melo (Chagas y Stalla, 2009). Hasta la década de 1980,
en la ciudad de Melo, las personas afro no podían ingresar ni al Club Unión, ni al Centro
Obrero ni tampoco a la Casa de Italia. A su vez, los blancos no tenían permitido concurrir
a las reuniones y bailes del Club Uruguay. En todos los clubes la prohibición del ingreso
figuraba en los estatutos, y debía existir una resolución de la comisión directiva para
aceptar el ingreso de personas de razas diferentes a las permitidas por cada club.4
J.O, varón de 55 años, nacido en Montevideo, hijo de padres melenses, residente desde
los años ochenta en la ciudad de Melo, y que trabajaba en esas épocas como saxofonista
de una banda musical, nos mencionó su experiencia de cuando no le permitieron ingresar
a tocar el saxofón en un baile de Casa Italia.5
Entrevistador: Nosotros leímos que hay lugares donde había bailes para blanco ybailes para negros y no se dejaba entrar.
J.O: Sí acá, acá me pasó a mí, yo tocaba en unaorquesta.
MO: ¿En el Centro?
J.O: No, en Casa Italia, y yo no sabía, no, yo ya había escuchado eso. Entrevistador: ¿Casa Italia es un Barrio?
J.O: No, un Club, y tá fuimos a tocar y el hombre me dijo, yo iba entrando con elinstrumento y dice “no puede entrar”, ah bueno tá ¿por?, “por el estatuto de la
4 Esta situación de segregación racial sucedía en todos los clubes sociales del Uruguay, tanto en Montevideo como en elInterior (Chagas y Stalla, 2009). Pudimos observar que esta situación existía también en los bailes organizados en lasescuelas públicas de los poblados rurales. Según los testimonios recabados en el poblado Lapuente de Rivera, allí sealternaban los bailes en la escuela del pueblo, una semana se realizaban los “bailes de blancos” y otra semana sedesarrollaban los “bailes de negros”. En el caso del caserío Las Cañas, en Cerro Largo, nos fue indicado que lospobladores afrodescendientes no tenían permitido ingresar ni a los “buffets” ni a los bailes organizados por la escuela.5 En la entrevista también estaba presente su hijo M.O, de 31 años de edad.
24
comisión”, y justo me iba, me iba, no iba a tocar nada y ahí entró el dueño de laorquesta y dijo “no, no”. Me dijo, así todavía “no puede pasar al baile, si quiereconsumir algo, tiene que consumir, para consumir algo sí puede, pero para entrarno, porque la cantina está fuera, allí”, y después fue el Cacho Araujo y dijo,“cómo que no va a entrar” y dijeron “Ah que entre”, no entré tampoco obvio.
Entrevistador: ¿No entró?
J.O: No, no, me fui, nunca, o sea, lo conozco de afuera, pero nunca he entrado,por mi puede, yo que sé, ni de arrastro me llevan, no entro no, pero me dijeron queno y no pise más, nunca más.
Un caso similar fue relatado por F.R, quien se encontraba junto a su hermana, M.R,
acompañando a la cantante montevideana Lágrima Ríos, quien iba a realizar una
actuación en el Centro Obrero. Antes de ingresar a la función el personal del Centro
Obrero le mencionó a Lágrima Ríos que no podía entrar con F.R y M.R, respondiéndole
la cantante que eran sus hermanas y tenían su mismo color de piel, por lo que ella
tampoco iba a realizar su actuación sino las dejaban entrar, accediendo inmediatamente
los funcionarios al pedido de Lágrima Ríos.
En ambos casos se encuentra muy presente sea violencia directa violencia simbólica de la
discriminación racial (sobre violencia simbólica ver Bourdieu, 1989). Seguramente las
inconsistencias de este tipo de medidas, que son reveladas por los fragmentos citados –
se permitía ingresar a una cantante afro pero no a las personas afro que la acompañaban –
y la indignación frente a estas decisiones por parte de personas provenientes de otras
regiones del Uruguay, fueron erosionando, las prácticas segregacionistas hasta su
inexistencia “aparente” (dados los relatos y la continuidad de las prácticas racistas en la
Cuidad) en la actualidad dentro de los clubes sociales de Melo.
Dado lo anteriormente expuesto, podemos mencionar algunos estudiosos de los
movimientos sociales afro sostienen que los modelos culturales segregacionistas (como
los de Estados Unidos y Sudáfrica) permiten niveles de cohesión y fortaleza en la
identidad comunitaria afro que no lo presentan los modelos de la hibridación cultural de
los países iberoamericanos, los cuales esconderían el racismo bajo una imagen falsa de
sociedades poseedoras de una “democracia racial”. Para estos autores el modelo
segregacionista anglosajón tuvo como “consecuencia no intencional” la aparición del
25
Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos, liderado por Martin Luther
King Jr., y el Congreso Nacional Africano en Sudáfrica, conducido por Nelson Mandela,
siendo inexistentes. Para estos teóricos, en los movimientos afro en América Latina del
siglo XX no han existido movimientos con alcances e impactos comparables con los
movimientos que reaccionaron segregacionismo anglosajón (Hanchard, 1993 apud.
Segato, 2007). Esta teoría es muy discutida por los investigadores latinoamericanos,
principalmente por su imperialismo cultural, aunque esta explicación podría utilizarse en
el caso de la ciudad de Melo, ya que en la memoria de los “clubes de negros” podemos
encontrar un proceso muy importante de desarrollo de una identidad afro, junto al
concomitante fortalecimiento de sus redes comunitarias.
S.N, mujer de 65 años, jubilada del servicio doméstico, mencionó sus recuerdos como
nieta del fundador de uno de los “clubes de negros”. Su abuelo, empleado municipal,
había ganado la lotería y decidió con parte del dinero comprar una casa y fundar allí un
“club para la raza”. S.N se crió junto a su madre y sus abuelos maternos. En la entrevista
recordaba con añoranza aquellas épocas, donde sucedían bailes todos los fines de
semana, y donde en cada verano se realizaban picnics en los parques para la comunidad
afro. También mencionó que en ese club le festejaban sus cumpleaños, y que todos los
años se hacía la elección de la reina de la primavera. Pero si bien la vida social del club
era muy entretenida, también demandaba mucho trabajo por parte de sus abuelos. A su
vez todas las interacciones que ocurrían en el club estaban sumamente reguladas por la
comisión directiva.
Entrevistador: ¿Y su abuelo le llevaba mucho tiempo trabajar en el club,ponía mucho tiempo de su vida en eso?
S.N: “Ah sí, aparte él seguía en la intendencia trabajando, era barredor delas calles en la intendencia, trabajaba durante la semana de barredor ycuando hacia baile estaba para el Club, cuando se reunían, porque habíauna comisión”.
Entrevistador: ¿Él siempre fue presidente del club?
S.N: “Siempre fue presidente, pero había una Comisión”
26
Entrevistador: ¿Y su abuela que actividad tenia?
S.N: “Mi abuela estaba para atender a las damas en ese entonces,recuerdo que había una ropería mi madre y mi abuela estaba para eso,[…] [y] en aquel tiempo usted para llevar una persona, pero mucho máspara acá en el Centro Uruguay a una persona blanca tenía que reunirse ladirectiva, si la directiva era firmada por todos tenía acceso, sino no teníaacceso […] ellos tenían como esa [aristocracia], que era el club de losmorenos y que había que respetar eso, en el de morenos había reglas, en elbaile tenía que bailar aunque aparecía un moreno mal vestido, usted teníaque salir a bailar, sino bailas con esa personas la directiva te suspendía,tenían todas esas cosas, mi madre estaba con la mirada nomas me decía“Salí a bailar sino te llevo”, era así, había que bailar sí o sí.”
En el relato de S.N vemos una comunidad afro cohesionada, con un alto nivel de
organización y con actores preocupados en desarrollar proyectos comunitarios, los cuales
también buscaban por intermedio de esos emprendimientos la obtención de prestigio y
capital social en la sociedad melense. A su vez el testimonio de S.N demuestra que los
“clubes de negros” replicaban de forma defensiva la segregación racial de la ciudad de
Melo, ya que todas las actividades de los “clubes de negros” eran cerradas para los
blancos.
En la actualidad solamente existe un “club de negros” en funcionamiento. Su presidenta
es F.R – ya mencionada anteriormente– que, junto a su hermana M.R (jubilada del sector
público, de 65 años de edad), son las que, con su esfuerzo cotidiano, mantienen al club en
funcionamiento. Para M.R el club “fue creado con un fin, eran 6,7, 8 negros viejos que
empezaron, todos visionarios, tenemos que tener un lugar donde reunirnos, donde seguir
nuestras costumbres, estar con nuestros padres, nuestra familia, nuestras cosas, nuestras
costumbres que difieren de la raza blanca”. A su vez, tanto para F.R como para M.R
estar en la directiva del club implica comprometerse en todas sus actividades, incluso en
aquellas como la limpieza. Para ambas querer al club es más que estar solamente para la
foto. Afirman que eso lo aprendieron de su madre, que siendo presidenta del club
“estaba con la panza […] y lavaba los pisos.”
Incluso las actividades comunitarias de las hermanas R. no se reducen a participar de la
directiva y apoyar las actividades del club. F.R tiene desde los años noventa un grupo de
27
candombe, participando activamente en los desfiles de carnaval en Melo y en diferentes
lugares del Uruguay. En su residencia (en la que ha vivido con su hermana durante la
mayor parte de su vida), se reúnen personas de todas las edades y de diferente
descendencia étnico – racial para practicar candombe, compartiéndose en ese espacio
comida, bebida y experiencias vitales de diferentes generaciones, lo que convierte ese
lugar en un espacio comunitario que trasciende las diferencias étnico - raciales.
Sin lugar a dudas las trayectorias vitales de F.R y M.R se diferencian de otras
mencionadas en este informe, ya que ambas tuvieron como padre a un funcionario
público, las dos poseen estudios secundarios y se han desempeñado laboralmente como
funcionarias en una empresa pública. Ello no quita la impronta comunitaria que F.R y
M.R poseen, ya que no todas las personas afro, con capital educativo y social
acumulado, necesariamente toman el legado heredado de sus mayores, de la misma
forma en que lo hacen ellas.
5.3. Memorias colectivas afro rurales en los poblados de Cerro Largo.
En nuestro trabajo de campo en los poblados de Cerro largo encontramos entrevistamos
a O.P., mujer, de 35 años, residente en la localidad rural A de dicho departamento.
O.P- Nació y vivió allí durante toda su vida, dedicándose al cuidado del hogar y de sus
dos hijas, realizando hasta la actualidad, limpiezas de manera informal en estancias
cercanas a la localidad. Sus padres y abuelos también eran de allí. Su padre trabajó como
peón rural y su madre se dedicó a ser ama de casa y al cuidado de sus diez hijos. O.P
comentó que sus vecinos le decían que sus abuelos eran brasileños, contradiciéndose
estos rumores con lo narrado por su familia.
Entrevistador: ¿Y sus abuelos eran de acá?
O.P: “Sí, al menos cuando yo, taban acá”.Entrevistador: ¿Pero nacieron acá?O.P: Si nacieron al menos, es lo que ellos me contaron, no sé, porque los abuelos nos mentían mucho (risas), porque si no nacían acá decían que nacían acá.
Entrevistador: ¿Y por qué te parece que mentían?
28
O.P: Porque hay gente que dice que ellos no eran de acá, que venían de otro lado. Entrevistador: ¿Y por qué?O.P: Porque ellos decían que venían de otro ladoEntrevistador: ¿Los vecinos decían que venían de otro lado y de dónde?O.P: Del Brasil, no sé. A nosotros nos decían eso. Los de afuera, los vecinos, ellos no Entrevistador: ¿Los de afuera decían que no eran de acá?O.P: Si, que venían del Brasil de cualquier lado, pero ellos no, decían que venían de acá, Entrevistador: ¿Y tú no les preguntabas?O.P: No, antes no éramos tan preguntones, ahora los gurises preguntan mucho. Entrevistador: ¿Ustedes no preguntaban?O.P: No, no preguntábamos, nos decían una vez y quedaba aquello una vez sola. Entrevistador: Y ya estaba. ¿Y ellos hablaban portugués?O.P: Si, hablaban cualquier manera como hablo yo (risas) estoy hablando en uruguayo y en cualquier cosa igual
El relato de O.P, indica como en el caso de J.A.S del ámbito rural de Rivera mencionado
en el punto anterior, indican silencios y vacíos en la transmisión de la historia y memoria
familiar, que pueden estar indicando la presencia de heridas traumáticas de una historia,
marcada por procesos de exclusión y discriminación, principalmente en momentos donde
en Brasil ocurría, a principios de siglo XX, el paso de una sociedad esclavista a una
sociedad de clases (Borucki, Chagas y Stella, 2009). Sus relatos demuestran la existencia
de una barrera infranqueable en la transmisión de los orígenes familiares y comunitarios
entre las diferentes generaciones, impactando así en la construcción identitaria de la
comunidad afro de dichas localidades.
Por otro lado, la memoria familiar de O.P, a diferencia de la de J.A.S, se encuentra
marcada por la presencia de recetas culinarias, técnicas curativas y creencias mágico -
religiosas, que pueden estar asociadas a una tradición ancestral. O.P se ha apropiado de
conocimientos culinarios transmitidos por su abuela paterna, como son el manicete (postre
a base de maní y azúcar torrado) y la queijada (postre a base de dulce de leche). A su vez
O.P. nos relató sus conocimientos mágico-religiosos, conocidos popularmente como
venceduras, principalmente la “cura del empacho” y el “rendido”. De todas formas, estas
tradiciones curativas y mágico - religiosas de la ancestralidad afro fueron abandonadas
hace unos años por O.P, debido a su conversión como fiel a una de las iglesias evangélicas
29
de la localidad, indicando procesos de cambio cultural y des tradicionalización propios de
la modernidad contemporánea (Segato, 2007).
A las memorias, constituidas de silencios, se pueden oponer aquellas conformadas en
identidades narrativas (Ricoeur, 2006; Guigou, 2011). Estas últimas implican la
existencia de marcos sociales, que condensan lenguajes, visiones y valores de una
sociedad determinada (Halbwachs, 1968). A su vez, dichas identidades y marcos sociales
de la memoria necesitan de narradores para que puedan ser constituidas (Benjamin,
1994).
Este puede ser el caso de E.M, varón de 59 años, habitante de la localidad rural B de
Cerro Largo. E.M nació en dicha localidad, y vivió unos años en Montevideo, trabajando
en la construcción, e ingresando posteriormente a la Fuerza Aérea, hasta que decidió
abandonarla porque descubrió que no le gustaba la vida del ejército, volviendo de esta
forma para su localidad natal. Actualmente vive de su jubilación y de lo que cosecha en
la quinta de su terreno (maní y porotos negros). Cursó hasta sexto de escuela y luego
comenzó a trabajar con su padre en chacras y estancias vecinas, principalmente
alambrando y plantando. Su abuela paterna era una mujer afro del municipio de Bagé,
perteneciente al grupo Mina.
A su vez E.M. relató que su abuela materna era nativa de localidad rural B de Cerro
Largo y tenía la “piel blanca”, casándose con su abuelo materno, un afro descendiente de
“piel bien oscura”. La descendencia de este matrimonio fue de “morenos de piel clara”,
lo que generó que un comisario de la zona denominara a esta localidad rural de Cerro
Largo con un nombre, que indicaba que sus pobladores no eran “ni blancos ni negros”.
Este nombre genera actualmente un fuerte rechazo en los habitantes del poblado,
comentándonos que ellos deciden autodenominarse de otra manera, y que les molesta
mucho que las personas de fuera del pueblo no respeten esa decisión.
E.M. nos narra sobre las transmisiones de tipo mágico-religiosas que le vinieron sus
familiares como legado ancestral. Es católico y devoto de San Jorge (figura de matriz
30
católica que representa a Ogum, orixá de origen africano), como sus abuelos y sus
padres, solicita y ofrece al santo pedidos y ofrendas. También aprendió de sus mayores a
realizar conjuros, comentando que en Bagé (donde todavía vive una prima suya) los
“negros mina” les hacen pruebas a los blancos, contorneándose frente a ellos como si
estuvieran enfermos, y si los blancos llegan a realizar alguna burla sobre dicha situación,
los “negros mina” les realizan un conjuro. E.M también conoce sobre amuletos, que
utiliza para protegerse de las picaduras de cruceras en el monte, propios de tradiciones
traídas por los esclavos africanos (Bastide, 2007).
A su vez E.M posee conocimientos relacionados a la medicina tradicional afro, como son
las venceduras, principalmente las realizadas con un arbusto indígena que crece en el
monte cercano a su hogar, conocido como envira. La envira se utiliza para sacar los
males de los/las consultantes, colocando en las zonas problemáticas un pedazo de esta
planta, atada con tres nudos. En el momento en que se realizan los nudos se recitan
ciertos rezos, que J.S no tiene permitido revelar. Luego, esos pedazos de envira son
colocados al sol, ya que al secarse también se secan los males traídos por el consultante.
5.4. Memorias afro en el espacio urbano de los Departamentos de Cerro Largo y
Rivera.
Fue posible observar, tanto en la ciudad de Rivera como en la ciudad de Melo, la
existencia de territorios urbanos que poseen memorias y legados plenamente
identificados con la historia de la comunidad afrodescendiente.
En el caso de la zona D de la ciudad de Rivera, donde habitan los/las hermanos/as U.,
este territorio de memoria afro se puede encontrar amenazado por la precariedad y
vulnerabilidad en la que viven los integrantes de dicha familia.
En el caso de Melo, las hermanas R. poseen mejores condiciones de vida, pero eso no
quita que las actividades comunitarias que llevan adelante se encuentran basadas en el
sacrificio personal de cada una de ellas, siendo importante señalar que ambas superan la
31
franja etaria de los sesenta años, y que tampoco perciben grandes niveles de ingresos.
A su vez, consideramos que estos territorios de memoria afro en el espacio urbano son
fundamentales para los procesos de conformación de una identidad colectiva, así como
también juegan un papel central en la regeneración de los tejidos comunitarios
erosionados por la ética individualista de la sociedad de consumo contemporánea. Por
esta razón, podrían pensarse políticas de protección para estas familias, como una forma
de manifestar el compromiso del Estado con el mantenimiento de la memoria y
ancestralidad afro en los territorios urbanos.
Para casos similares a los de la familia U. de la zona D de Rivera podrían aplicarse
políticas focalizadas tanto en apoyo alimentario, como en materia de acceso a viviendas
dignas, basadas en un criterio de protección del legado cultural. Esto permitiría
posteriormente pensar dentro de estos barrios el desarrollo de proyectos de turismo
cultural, que valoricen y jerarquicen las experiencias y memorias acumuladas por los
integrantes de estas familias.
En el caso de las hermanas R. de la ciudad de Melo, y en otros casos similares, también
deberían pensarse políticas públicas que apoyen este tipo de emprendimientos
comunitarios, como puede ser exoneraciones en materia de tributos e impuestos, tanto del
club que presiden, como de la escuela de candombe que llevan adelante, permitiendo de
esta forma su sustentabilidad en el futuro. A su vez, podría incentivarse a que estas
personas trabajen junto con técnicos especializados en materia de búsqueda de fondos
para proyectos culturales, fortaleciendo el ingreso de estos espacios a circuitos de
turismo cultural en la ciudad de Melo.
5.5. Algunos apuntes sobre las memorias afro rurales de Rivera y Cerro Largo.
A modo de esbozo de algunas consideraciones sobre nuestros encuentros etnográficos
con las personas afro de los poblados rurales de Rivera y Cerro Largo podemos avanzar
32
diferentes consideraciones preliminares. En los poblados rurales de Rivera nos
encontramos con una memoria afro marcada por silencios y huecos, así como por
ausencia de tradiciones y creencias ancestrales. Una explicación de este fenómeno puede
residir en que las personas afro contactadas en Rivera mantuvieron un vínculo muy
cercano, a través de su actividad laboral, con los/as dueños/as de las estancias próximas a
sus lugares de residencia, principalmente por intermedio de vínculos de compadrazgo y
servidumbre, que serán analizados más adelante, lo que pudo generar un debilitamiento
de las tradiciones familiares y comunitarias afro.
En la actualidad este fenómeno de pérdida de las tradiciones culturales se ve acentuado
con los procesos de modernización en la producción rural, y el consecuente aumento
tanto en niveles de confort y consumo, como en capital social y educativo de los/las
pobladores/as, que puede conducir a un olvido de aquellos conocimientos considerados
como más “atrasados” o “primitivos”. Se debe señalar a su vez la presencia creciente, y
cada vez más importante, de las iglesias evangélicas neopentecostales, que en el caso de
los poblados rurales de Rivera pueden estar sofocando la transmisión de los
conocimientos ancestrales de las poblaciones afrodescendientes, en la medida que para el
mundo evangélico-pentecostal estos conocimientos son “demoníacos.”
De todas formas, estos cambios culturales también permiten la puesta en valor de
mecanismos de movilidad social (como la adquisición de capital educativo), los cuales
tampoco aseguran que las personas afro puedan escapar a las posiciones de
subordinación en la estructura socioeconómica, debido al racismo estructural e
institucional existente en ciertos espacios sociales de Uruguay, que serán analizados en
este informe. Esta dinámica social colabora por otra parte al aumento de la migración del
campo hacia la ciudad, y al vaciamiento de las comunidades rurales, ya que en la
mayoría de los casos los conocimientos adquiridos en la educación media no se
encuentran relacionados con el contexto rural al que pertenecen los/las adolescentes y
jóvenes, impulsando de esta forma la emigración del medio rural.
En los poblados rurales de Cerro Largo se pudo encontrar, a través del relato de
nuestros/as interlocutores/as, la presencia de memorias familiares y comunitarias, así
33
como también de tradiciones de tipo ancestral. Si bien allí se pudo conocer, a través de
los testimonios de nuestros entrevistados, la existencia de vínculos de compadrazgo, y de
formas de trabajo rural cercanas a la servidumbre, estos no parecían revestir las mismas
características de los vínculos entre patrones y empleados encontrados en las historias de
las localidades rurales de Rivera. Esta mayor autonomía de los pobladores rurales afro
de Cerro Largo puede evidenciarse también en las estrategias de supervivencia de las
familias y los individuos, como son las quintas desarrolladas dentro del terreno
doméstico, que además de permitir la generación de alimentos para consumo del hogar,
también puede ser utilizada para la venta hacia otros hogares y mercados locales. Fue
posible a su vez encontrar allí conocimientos ancestrales relacionados con la culinaria, la
medicina popular y las creencias mágico-religiosas. A pesar de ello, estos poblados
rurales de Cerro Largo están viviendo un proceso acelerado de vaciamiento poblacional.
También aquí es necesario señalar la presencia allí de las iglesias evangélicas neo
pentecostales, así como la forma en que dicho dogma religioso puede llegar a erosionar y
suprimir la práctica y transmisión de tradiciones curativas ancestrales de la comunidad
afro-uruguaya. De todas formas, en los poblados rurales visitados en Cerro Largo se
pudo evidenciar una menor penetración de los contenidos dogmáticos de las iglesias
evangélicas dentro del discurso de nuestros/as entrevistados/as, en comparación a lo
percibido en Rivera.
Por lo antes expuesto, pensamos que sería conveniente que la producción de alimentos
en quintas domésticas fuera estimulada a través de programas gubernamentales, que
fomenten la soberanía alimentaria y la producción rural familiar. A su vez las tradiciones
culinarias, relatadas por una de nuestras entrevistadas, como la del manicete y la
queijada, podrían ser valorizadas a través de la conformación de cooperativas de
productoras rurales, que permitieran su producción artesanal para la venta al público,
replicando experiencias existentes en otras localidades rurales del Uruguay, y sumando
además en el caso de estos emprendimientos la puesta en valor de una tradición rural
étnico-racial. En cuanto a los saberes ancestrales, relacionados con la medicina popular, y
las creencias mágico - religiosas, los mismos pueden ser valorizados a través de su
ingreso a circuitos turísticos culturales, aprovechando así los conocimientos de los
34
narradores de memoria de cada localidad.
Estos tipos de emprendimientos seguramente ayuden a revitalizar los poblados rurales,
destacando así los conocimientos locales, e iniciando un proceso sociocultural que
busque, junto a otras medidas, frenar la migración masiva y el vaciamiento poblacional
del medio rural.
5.6. Trayectorias educativas y laborales de las personas afro en el espacio urbano
de Rivera y Cerro Largo.
En las diversas entrevistas realizadas en las ciudades de Rivera y Melo se pudo
constatar, repitiendo el patrón a nivel nacional, que las mujeres afro se encuentran
mayormente ocupando laborales en el servicio doméstico. Para el caso de los varones
afro las ocupaciones predominantes son los trabajos informales y zafrales en el sector de
la construcción y forestación. Los varones y las mujeres afro que lograron mejorar sus
posiciones en el ámbito laboral se dedicaban mayormente a puestos de oficial de
policía, o soldado de bajo rango para el caso de los varones y a posiciones como la de
auxiliar de servicio o enfermería para las mujeres. En este sentido se puede sostener que
las ocupaciones laborales de las personas afro se encuentran doblemente o tipificadas,
tanto por género como por etno-racialidad a la que deben sumarse la dimensión de clase
en la mayoría de los casos funciona en concomitancia con las otras dos. A su vez, la
exclusión y vulnerabilidad que marcan algunas de las trayectorias vitales de nuestros/as
entrevistados/as generan una influencia directa en el recorrido educativo, marcado por el
abandono y el ingreso temprano al mercado laboral
5.6.1. Relaciones de género, vulnerabilidad social y prácticas de cuidado:
consecuencias en las trayectorias educativas y laborales en la población
afrodescendiente de la Cuidad de Rivera
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En este apartado tomaremos como ejemplo algunas trayectorias de vida, una de ellas es
la de C.P, mujer de 43 años, residente de la zona H de la ciudad de Rivera. Su infancia se
encuentra marcada por los maltratos propinados por su madre, y por el abandono del
hogar familiar por parte de su padre.
C.P y sus tres hermanos vivieron su niñez junto a su madre, en una casa próxima al
centro de Rivera. La madre de C.P sufría esquizofrenia, enfermedad que la condujo al
total abandono de las tareas de mantenimiento del hogar y del cuidado de sus hijos, al
que se debe sumar los maltratos físicos que ejercía sobre cada uno de ellos. Esta situación
de abuso tuvo un impacto en el rendimiento escolar de C.P, quien repitió tres veces
primero de escuela, hasta que un día, con solo once años, y cansada de la situación que
debía vivir cotidianamente junto a sus hermanos, decidió denunciar a su madre al
Consejo del Niño. Frente a la denuncia, el organismo estatal decidió internar a su madre
en un hospital psiquiátrico y enviar a sus tres hermanos a hogares de amparo.
Posteriormente su hermano permaneció institucionalizado en un hogar de Rivera, y sus
dos hermanas fueron adoptadas por una familia de Montevideo, mientras que C.P se fue a
vivir con su abuela, quedando bajo su tutela. De todas formas, la situación vital de C.P no
estaba solucionada, ya que su abuela falleció cuando ella tenía solamente quince años de
edad, lo que la obligó a trabajar tempranamente como doméstica con cama, ya que no
tenía quien la cuidara en ese momento. A pesar de ello, C.P no abandonó su propósito
de avanzar en su educación formal, combinando así el trabajo con el estudio y llegando a
culminar cuarto de liceo:
Entrevistador: ¿Y entonces como siguió el trayecto, después que renganchaste laescuela? C.P: “Traté de terminar, terminé con 15 era siempre las más grande dela clase (se ríe). Entrevistador: ¿Y ahí no seguiste en el liceo?C.P: Sí, después empecé sí, terminé ciclo básico y me faltan unas materias de 4º queríahacer enfermería, pero siempre trabajando, trabajando y dejando.Entrevistador: ¿Y a qué te dedicabas atrabajar? C.P: De doméstica, de niñera, lo quehubiera yo...
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Entrevistador: ¿Y cuándo fue que empezaste atrabajar?? C.P: Con 9 años empecé, con mi abuela.Entrevistador: ¿Con tu abuela?C.P: Sí, ella hacía limpiezas y me llevaba para ayudarla.Entrevistador: ¿Y cuándo dejaste de trabajar con tu abuela y empezaste a trabajarsola?C.P: Y después a los 15 años empecé a trabajar sola, porque ella falleció y me dejó enuna casa con cama y ahí sí o sí yo tenía que, era la casa de la familia Coco (risas.Entrevistador: ¿Y dónde era, era en el centro deRivera? C.P: Más bien cerca de la UTU por allí era.Entrevistador: ¿Y ahí cuánto tiempo estuviste?C.P: Y creo que ahí estuve dos años, porque no me sentía bien ahí enesa casaEntrevistador: ¿Qué pasaba?C.P: Porque en sí pasaba trabajando y me acuerdo que había dejado, estaba siemprehaciendo tercer año de liceo y había dejado por el trabajo entonces digo no. Y ahí mefui a otro trabajo con cama que ahí si pude iniciar el liceo, y ahí iba a nocturno alPomoli.Entrevistador: Y el trato en esos trabajos ¿cómo era, con quienes eran los dueños dela casa? C.P: Pensando ahora que me acuerdo, una casa que me decían, a vos no teenseñaron negra, me decían. En una de las casas que estuve. Porque sos la última enacostarte y la primera en levantarte, a hacer todo y me acuerdo que había una estufay me decían, tenés que prender el fuego, y yo nunca había aprendido a prender elfuego de la estufa, entonces me decía ¿nunca te enseñaron negra?. Y yo le decía, no,sinceramente no. Entonces ahí empezaron a armar todo y me decían cómo tenía quearmar un fuego, ta y eso me quedó.Entrevistador: ¿Y eso en esa casa, se repetía, era algo que pasó esa vez?C.P: No pasó esa vez y digo, ví que yo ya tenía 17 años y yo no podía estar más ahítrabajando, entonces yo siempre buscando.
De las narrativas antes citadas surge claramente la discriminación racial en el ámbito
laboral sufrida por C.P, la que se ve agravada por el vínculo de cuasi servidumbre que
mantenía con sus empleadores, al trabajar como empleada doméstica con cama y a
tiempo completo. Sin lugar a dudas la situación de vulnerabilidad vivida por C.P, sumada
a la inexistencia de redes familiares y comunitarias que la protegieran, la llevaron a
experimentar grandes impactos dadas las situaciones extrema dificultad que vivió en su
recorrido vital. Posteriormente C.P conoció en uno de sus trabajos al padre de su hijo,
conformando así su primer hogar, con veintiún años de edad. Continuó trabajando en las
limpiezas, hasta que pudo obtener un empleo más estabe y regularizado como cocinera
37
en un centro juvenil, trabajo al que tuvo que renunciar ya que por la falta de apoyo en los
cuidados de su hijo ya que le fue imposible sostner dado el horrio fijo y la cantiad de
horas de ausencia que este requería:
C.P: Yo trabajaba en un centro juvenil, yo era cocinera, estuve tres años ahí, enVilla Sonia. Pero después como mi hijo era chico, iniciaba primer año de escuela,y en ese tiempo no podía cruzar sólo la calle y la directora no permitía dejarlosolo y yo llegaba tarde en mi trabajo, porque yo hacia el desayuno, el almuerzo yla merienda. Llegaba tarde y ya pasó una semana y bueno Cristina así nopodemos. Entonces tengo que ver por el lado de mi hijo, bueno tengo que dejar.Ahí empecé [de nuevo] con las limpiezas, trabajé en un tráiler también.
En este fragmento podemos captar cómo la carga de trabajo doméstico no remunerado
dentro del hogar, y el cuidado de las personas dependientes, aparece como una de las
principales barreras para la inserción laboral de las mujeres, y en particular para las
mujeres de bajos ingresos, que no tienen capacidad para costear un servicio doméstico o
de cuidado remunerado. De todas formas, C.P pudo sortear todas estas dificultades, ya
que actualmente se encuentra trabajando como auxiliar en un sanatorio de la ciudad de
Rivera, puesto al que accedió mediante un llamado público, quedando en primer lugar.
El acceso a este puesto le fue posible gracias a que se calificó a través de la realización
de un curso dictado por INEFOP (Instituto Nacional de Empleo y Formación
Profesional), formándose como auxiliar de tisanería y de cocina. Entre sus proyectos
futuros tiene pensado retomar sus estudios secundarios, para finalizar el bachillerato y
comenzar estudios terciarios en registros médicos.
5.6.2. Trayectorias laborales de los varones afro: informalidad y
precariedad, Rivera Cuidad.
Entendiendo el género como una categoría relacional que integra tanto a mujeres como a
varones (Scott, 1990), se hace necesario analizar algunas trayectorias de los varones afro.
En el caso de los varones afro entrevistados, pertenecientes a sectores de bajos recursos,
estos poseen trayectorias laborales marcadas por la precariedad y vulnerabilidad. Ese
puede ser el caso de L.U de la zona D de Rivera, ya que según su testimonio nunca tuvo
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un empleo formal, a pesar de que comenzó con su trayectoria laboral a los 11 años de
edad, trabajando en la olaria próxima a su barrio. L.U completó sus estudios primarios y
realizó a su vez estudios de carpintería en la escuela técnico profesional. En una parte de
la entrevista, realizada junto a sus hermanos, J.U y S.U., se detallan las continuas
vulneraciones experimentadas en su trayectoria laboral:
L.U: Aparecieron las olaria yo empecé a trabajar desde los 11 años…trabajabasen el mismo día y te pagaban, y el viejo compraba las achuras, se compraba elcarbón, la leña, Entrevistador: ¿Siempre trabajaste de chico y te pagaban?L.U: Y sí, claro, cuando entró otro, los hijos de él (del dueño) pagaba porsemana, y mejor porque el viejo podía juntar y mandar buscar un surtido alláabajo.Entrevistador: ¿Ustedes distribuían el dinero dentro de la familia?L.U: Sí, claro. Había sobras en el pueblo y mi padre iba y trabajabacomo jornalero. Entrevistador: ¿Vos también trabajabas ahí comojornalero?L.U: No, yo iba con él y volvía a cuidar a los otros.Entrevistador: ¿Después de la olaria trabajaste en otra parte, o siempre en laolaria?L.U: Yo estudié, fui a UTU, me formé de carpintero, trabajé mucho en casa,trabajé una carpintería por ahí pero daba problemas, porque a la hora de pagarera otro caso, siempre tuve problema, parece que tuve persecución.Entrevistador: ¿Por qué?L.U: Después del estudio parece que tuve persecución, porque trabajo y no mepagan…en la carpintería no acostumbraban a pagar.Entrevistador: ¿Hay una cantidad de tiempo que trabajaste que no te pagarondurante tu vida? L.U: Sí.Entrevistador: ¿Así nomás?L.U: Sí, sí, uno queda pensando así, yo ya me acostumbré con esto.Entrevistador: ¿Y aportes a previsión social y al BPS o a jubilación? ¿No lospudiste hacer porque no te pagaban? ¿Nunca tuviste aportes al BPS?S.U: No, no, porque al final, dos trabajos esos de la carpintería, no eran pagopara el BPS Entrevistador: ¿Era todo ilegal?L.U: Sí, ilegal.S.U: Por eso que le podían trampear, porque no teniendo papel firmado.Entrevistador: ¿Tuviste algún trabajo que tuvieras un salario e hicieras unaporte que fuera legal, digo que tuvieras todos los papeles bien y que tepagaran?L.U: Me pagaron, pero que tenga enBPS no. Entrevistador: ¿Y en tu casoJ. sigue siendo así? J.U: Hasta el díade hoy sí.Entrevistador: ¿O sea trabajas en la olaria?
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J.U: La olaria no tiene recibo, no tienen papel, no tiene nada, en negro Entrevistador: ¿Y no te pagan aportes?J.U: No.
Los hermanos U. demuestran aquí las condiciones de trabajo precarias a las que son
sometidos por sus empleadores, las que tienen efectos futuros, ya que la falta de aportes
implica una jubilación baja o inexistente, que obliga a trabajar hasta edades muy
avanzadas. A su vez se evidencia en la trayectoria de L.U la precocidad en el inicio de su
actividad laboral, a la que se agregan las actividades de cuidado que debía realizar con
sus hermanos más pequeños. En el caso de L.U sus estudios de carpintería realizados en
la UTU no redituaron necesariamente en mejores condiciones laborales ni de vida:
Entrevistador: ¿Vos terminase la escuela y te fuistea la UTU?
L.U: SíEntrevistador: ¿Y ahí estudiaste carpintería,cuántos años? L.U: 4 años.Entrevistador: ¿Así que tenés un oficio?L.U: Sí, formado con diploma y todo, pero carpintería en Rivera se tornó unoficio sin futuro. Entrevistador: ¿Por qué?L.U: Porque son muchos carpinteros y pocas carpinterías, y poco trabajo, y coneso de la cerámica y esa mistura de aserrín con cola bajo la cerámica acabó conla madera.
5.6.3. Logros educativos y racismo institucional. Ciudad de Melo.
Con casos como el de L.U ingresamos a otra dimensión de la discriminación racial, ya
que por más que una persona afrodescendiente posea estudios técnicos o superiores, de
todas formas, la sociedad envolvente los seguirá excluyendo.
Este también es el caso de M.O, un varón de 31 años, de clase media, a quien le resta una
materia para ser licenciado en educación física, quien nos recibió en Melo junto a su
padre J.O (del que hablamos en el apartado sobre la memoria afro en dicha ciudad).
M.O tenía como meta ser árbitro de primera división de fútbol profesional, proyecto al
que tuvo que renunciar debido a que todos sus compañeros ascendían, mientras él
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permanecía estacionado, dirigiendo en tercera división. Como forma de despedida sus
compañeros de arbitraje le regalaron una placa conmemorativa, en agradecimiento a su
trabajo y dedicación como árbitro de fútbol profesional:
M.O:” Eso me entregaron ayer, porque renuncié y me sorprendieron loscompañeros.” Entrevistador: ¿Y por qué renunciaste?J.O: “Por ese problema mismo”[racismo]. M.O:” Y renuncié porque…”J.O: “Era excelente en todo, mejor que todos, y los otros árbitros que estaban, yaera para estar en primera división”.M.O: “Los compañeros mismos me decían, los mismos compañeros, los mismosveedores me decían que yo tenía posibilidad y todo, pero después no sé, el colegiono quiso, siempre me ponían una excusa u otra.”J.O: “Nunca lo ascendieron.”Entrevistador: ¿Porque era para arbitrar, lo máximo acá es primeradivisión? M.O: Sí.Entrevistador: ¿Tú arbitrabas segunda? M.O:”Arbitraba hasta tercera división”.J.O: Y nunca lo ascendieron y era el mejor que tenían.M.O: Yo estaba en un grupo que estaba ahí arriba, y todo ese grupo subía y buenota, a ver, nunca vas a saber si fue por discriminación, eso es algo que uno lopiensa.J.O: Y sí, porque qué otra cosa, tus compañeros que estaban abajo tuyo en la listalos ascendieron.Entrevistador: ¿Y no hay árbitro afro?M.O: No, ahora en este año ingresaron dos, pero ingresaron en la más baja que es juveniles, Entrevistador: ¿O sea que en primera no hay?M.O: Y nunca hubo, me dijeron. Entrevistador: ¿Nunca hubo?N.M.: Ni en primera, ni en segunda, en tercera eras vos, en tercera y cuarta.J.O: Ni en segunda hay tampoco, y no lo ascendían y lo ascendían a loscompañeros de él y después dijo; “papá voy a renunciar” y dije, está perfecto,renunciá. Digo es una lástima porque a vos te gusta y todo, pero renunciá, perfectono tenés que amargarte.M.O: A veces vos te ponés a pensar, ¿será por esto? y vos hablas y un compañerote dice “pa te están matando” y después otro compañero lo mismo, y hablas conotro y te dicen “bo’, porque no haces tal cosa”, y capaz que es por eso.
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En este caso vemos actuar un tipo de discriminación racial muy sutil, que no se
manifiesta en palabras ni en acciones concretas, sino que se ejerce a través de la violencia
simbólica de una institución, constituyendo un caso muy claro de racismo institucional
(sobre racismo institucional ver Werneck, 2013). Este tipo de discriminación camuflada
que deja las puertas abiertas a las “dudas” por parte de las víctimas, sobre sí
efectivamente sufrieron racismo, ya que la discriminación racial nunca termina de
manifestarse de forma abierta. A pesar de ello, el sentimiento de frustración en M.O llegó
a un punto tan alto que lo condujo a renunciar a una de las metas y proyectos que
consideraba importantes para su vida adulta.
Otro caso similar nos fue relatado en la zona G de la ciudad de Rivera. A.S, mujer de 53
años, que trabaja como empleada doméstica, tuvo tres hijos, de los cuales una de sus
hijas mujeres está por finalizar la carrera de educadora social. A.S comentó que una
docente, de educación social, le mencionó a su hija que luego que culminara sus estudios
le iba a ser muy difícil conseguir trabajo, por su etnia/raza:
A.S: El otro día una profesora de mi gurisa, esa que está estudiando educadorasocial. Me contó mi gurisa que le dijo su profesora un día, mirá te vas preparandopara cuando te formes, porque vas a dejar tu diploma, tu título en algún lugar porahí, con certeza van a elegir todas las blancas que están adelante tuyo, vos vas aquedar por último. Pero mi gurisa, hace tanto que está en eso, ahí trabajando yacon eso, que ya tenía la idea hecha así, que es así la cosa. Con el título asimismole va a costar. Le va a costar, ahí mismo de educadora socia, es la única negra.
En esta situación vemos nuevamente manifestarse al racismo institucional, esta vez
disfrazado de buenas intenciones, por intermedio de una persona poseedora de una visión
esclarecedora y crítica de nuestra sociedad, que denuncia una posible situación futura de
injusticia social. De esta forma la docente, y educadora social, lo que está realizando es
una reproducción del estigma, a través de la enunciación de una profecía auto-cumplida.
Aquí queda de manifiesto la necesidad e importancia de una mayor sensibilización y
conocimiento, por parte de técnicos y educadores, sobre las problemáticas y perspectivas
relacionadas con la etno-racialiad, sensibilidad que debe ser promovida por los
organismos públicos encargados de diseñar las políticas educativas (MEC, ANEP, CEITP,
CENFORES, UDELAR).
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5.7. Zona rural de Rivera. Acceso a servicios públicos y despoblamiento.
La zona rural del departamento de Rivera presenta una fuerte inversión en la
agroindustria (principalmente en la forestación), que se suma a la tradicional actividad
agropecuaria (Mazzei, 2013), generando que la mayoría de los/las habitantes esta zona
rural trabajen en el sector de la forestación o bien como peones rurales en los
establecimientos agropecuarios cercanos. Cabe señalar que si bien el impacto del
agronegocio en el proceso de modernización del mundo rural de esta zona colabora a
gestar un marco de relaciones contractuales y salariales claras, al mismo tiempo
desestimula la producción familiar rural, aumentando la emigración del campo hacia la
ciudad (Piñeiro, 2014).
En nuestros encuentros etnográficos con los poblados rurales riverenses de Lapuente y
Arroyo Blanco, se señaló por parte de varios entrevistados, la migración hacia la ciudad
de las nuevas generaciones, respondiendo a la dureza de las actividades rurales y al bajo
ingreso que las mismas generan. Esta migración continúa, pese al acceso reciente de
estas poblaciones a los servicios públicos en su totalidad (educación, salud, electricidad,
agua potable) y a la mejora de su calidad de vida a través de diferentes políticas
públicas.
Las escasas perspectivas laborales y económicas, así como la falta de espacios de
socialización, recreación y la ausencia de procesos socio/económicos/culturales que
consoliden el habitar en estas localidades, son factores que efectivamente colaboran a
que el flujo migratorio campo/ciudad se perpetúe.
5.7.1. Trayectorias laborales y educativas de las personas afro en el medio
rural de Rivera y Cerro Largo.
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En el medio rural es posible encontrar una presencia muy fuerte del trabajo como núcleo
de sentido de las memorias y como eje central en las trayectorias vitales. Ese puede ser el
caso de M.S, mujer, de 63 años, habitante de la localidad rural 1 del departamento de
Rivera. Nació en Puntas de Yaguarí, mudándose posteriormente a la localidad actual,
para que sus hijos pudieran asistir a la escuela rural. Trabajó desde los quince años como
doméstica, en un establecimiento rural, hasta los veinticinco años de edad, momento en
que contrajo matrimonio con el padre de sus hijos/as, ya fallecido. Posteriormente
trabajó como auxiliar en la escuela rural del pueblo, encontrándose en estos momentos
jubilada. Su padre llegó al departamento de Rivera desde la localidad de Dom Pedrito,
lugar donde continuaron residiendo los abuelos paternos de M.S. Uno de los aspectos
más relevantes de su relato reside en los vínculos laborales, cercanos a las relaciones de
servidumbre, que mantuvo con sus “patrones/as”. De esta forma, la trayectoria de vida de
M.S puede ejemplificar las experiencias de muchas de las familias afrodescendientes del
medio rural.
Entrevistador: ¿Y sus padres de dónde eran?M.S: Eran de Puntas de Yaguarí, se criaron en un establecimiento que nos crio a todos, crio a mi madre, a mi padre, y ahí nos criamos todos despuésEntrevistador: ¿Qué establecimiento, de qué? MS: Un establecimiento ganadero.Entrevistador: ¿Y ahí trabajaron sus padres y usted nació ahí? MS: Y nosotros nacimos ahí.Entrevistador: ¿Llegó a trabajar en ese establecimientousted? MS: Sí, si trabajé, hasta que me casé, 23 años más o menos. trabajé Entrevistador: ¿Y a qué edad empezó a trabajar?MS: Ahí ellos criaron todos mishermanos ahí.Entrevistador: ¿La gente delestablecimiento? MS: La mismagente.Entrevistador: ¿Qué era la familia?MS: Era una familia, la familia D. de apellido, y nos criamos todos y fuimos saliendo a medida que nos fuimos casando, y ahí nos desparramamos todos.Entrevistador: ¿Y a qué edad empezó a trabajar?MS: Ah yo tenía 15 años cuando falleció la señora que me criaba, la madre de ellos que me cuidaba, ahí me vine a trabajar con ellos.
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Entrevistador: ¿Y qué tipo de trabajo hacia ahí? MS: La parte de la casa.Entrevistador: ¿Empleada doméstica, todo eso?MS: Domestica sí.Entrevistador: Y en la estancia que estaba comentando, que comenzó a trabajar a los quince años, ¿cómo era la vida en la estancia, a la escuela, pudo ir?MS: Claro, sí, sí, la escuela yo fui en Rivera hasta tercer año, cuando eso yo mecriaba con la señora, la madre de esa familia que yo me crié y viví en Rivera conella. Hasta tercer año viví, después que la señora falleció yo me vine a vivir conel hijo de ella, ahí en campaña.Entrevistador: ¿Hizo hasta tercer año de escuela entonces? MS: Sí, pero sé leer y escribir.Entrevistador: ¿Y cuándo se fue a vivir con ella le pagaba sueldo o era por la casay…?MS: No, tenía todo eso sí, tenía todo después cuando estaba por casarme si me pagaron sueldo, me pagaban sueldo porque ahí yo ya dependía de comprarme las cosas.Entrevistador: ¿Porque cuando estaba por casarse usted se fue de la casa? MS: Pero después me fui de la casaEntrevistador: ¿Pero durante esos años…? MS: Sí, tenía todo.Entrevistador: ¿Pero no le pagaban unsueldo? MS: No, pero cuando salía yo tenía mi plata.Entrevistador: ¿Y la disposición ahí en las tareas cuando usted estaba en el establecimiento, había un horario para trabajar o usted estaba a disposición?MS: En eso no había horario, el horario que fijaron era ahora hace unos años para acá.Entrevistador: ¿Era mucho trabajo?MS: No, era normal, porque aparte había cocinera de olla, ayudaba prácticamenteen la limpieza.Entrevistador: ¿Pero no era una cosa que usted dijera, pa no puedo más? MS: Ah no, nada de eso.Entrevistador: ¿Y el trato de la patrona cómo era?MS: Ah bien de bien, porque nos criamos como hijos de ellos, hasta ahora laseñora que terminó de criarme vive en el Rivera.Entrevistador: ¿Y usted la va a ver?MS: Siempre la voy a ver, está con casi ochenta años. Entrevistador: ¿Siempre mantuvo un vínculo?MS: Ah sí, siempre unarelación.Entrevistador: ¿O sea,se quieren?
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MS: Sí, sí cómo no.Entrevistador: ¿Hacían alguna reunión, fiesta en el establecimiento?MS: Mi madre con nosotros, navidad y fin de año se juntaban, ella vivía, le habíandado un pedazo de un campo para hacer una casita, hasta que ella fuera, vivía,ella vivía ahí, porque ella ayudó a la señora a criar a todos, y claro después sedesparramaron todos, entonces hasta que ella vivió tenía su casita en el campo,entonces cuando esas fiestas nos juntábamos con mi madre e íbamos todos paraahí con la familia.
El relato de M.S demuestra ciertas aproximaciones del trabajo rural de esa época con
regímenes como el de servidumbre, forma de trabajo muy extendida en el medio rural
latinoamericano (Quijano, 2000). A su vez, una gran parte de la población
afrodescendiente del medio rural de la frontera uruguayo - brasileña estaba sujeta a
dicho régimen laboral, lo que implicaba muchas veces acceder solamente a “techo y
comida” sin el pago de un salario (Chagas y Stalla, 2009).
Ese fue el caso de M.S, quien trabajó durante mucho tiempo sin percibir salario,
obteniendo como contrapartida la alimentación y alojamiento, convirtiéndose esta
práctica en una modalidad de trabajo gratuito, disfrazada de vínculos afectivos y de
crianza. Es entonces que M.S comienza a trabajar como doméstica, sin cobrar salario, en
la residencia de su “patrona” ubicada en la ciudad de Rivera, hasta el fallecimiento de la
dueña de casa. Luego de esta experiencia como doméstica (sin remuneración) M.S
pasó a trabajar en el establecimiento rural del hijo de la fallecida, lo que indicaría que el
personal doméstico podía llegar a ser considerado por las familias terratenientes como
“un bien” sucesorio. Aquí se pueden encontrar ciertas continuidades con las formas de
trabajo que existieron en los establecimientos rurales de los territorios de frontera luego
de la abolición de la esclavitud. Esto sucedía principalmente en las estancias de
brasileños en suelo uruguayo, que contrataban mano de obra afro bajo el “contrato de
peonaje” (Borucki, Chagas y Stalla, 2009). En el caso de M.S los vínculos afectivos que
mantiene con sus antiguos empleadores hasta la actualidad, dificultan el trabajo de la
memoria (Jelin, 2002) sobre las experiencias de discriminación racial sufridas a lo largo
de su trayectoria vital. (Reveer frase)
46
Las modalidades de trabajo antes mencionadas, que no cumplían las con las mínimas
condiciones formales, también se manifiestan en la historia relatada por R.T, varón, de 87
años, jubilado como peón rural, habitante de la localidad rural A de Cerro Largo. R.T
nació en dicha localidad y vivió allí durante toda su vida. Su padre era de Santa Clara del
Olimar, Treinta y Tres, debiendo migrar forzosamente como resultado de los
enfrentamientos por la revolución de 1904. La madre de R.T por su parte era nativa de la
localidad A de Cerro Largo. R.T comenzó a trabajar a los once años como peón rural, en
sus inicios recibía solamente comida y ropa por su trabajo, siendo a los dieciséis años la
primera vez que comienza a percibir un salario. Las condiciones de trabajo relatadas por
R.T fueron muy duras, comenzaba sus tareas de arreo de ganado a las dos de la
madrugada, trabajando desde esa hora hasta el atardecer. R.T trabajó durante doce años
en una estancia de seis mil hectáreas en la que en muchos casos debía ir a buscar el
ganado en la oscuridad de la madrugada. En ese establecimiento rural, donde su hermana
también trabajaba como cocinera, vivía en condiciones muy precarias, por ejemplo
dormía en el piso de un galpón, sobre cueros de vaca. RT se pudo jubilar a partir de los
75 años, donde sólo figuraron los aportes que habían realizado sus últimos
contratadores, esto denota nuevamente el no reconocimiento de los muchos años de
trabajo que realmente efectuaron los/las afrodescendientes y que no vienen reconocidos a
nivel institucional por la precariedad de sus trayectorias laborales. Las condiciones de
semi esclavitud en el trabajo rural se fueron modificando en los últimos años, ocurriendo
un cambio cualitativo a partir de la aprobación de la ley n° 18.441 del 24 de diciembre
de 2008 – Jornada laboral y régimen de descansos en el sector rural -
A pesar de la aprobación de la ley antes mencionada y los cambios acontecidos, es
significativo el relato de J.A.S (cuya edad y condiciones de vida ya fueron mencionadas
en el apartado de memoria afro en el medio rural de Rivera) que sostiene que la campaña
ya no “da para más”, por lo que estimuló a sus hijos, luego de que finalizaran sus
estudios primarios, para que ese trasladaran a vivir a Montevideo, donde su hija trabaja
como policía y su hijo trabajó como soldado del ejército.
47
J.A.S: Tuve oportunidad para ir al cuartel en aquella época, no necesitaba mucholiceo, pero llegó la hora y yo resolvía no ir.Entrevistador: ¿Decidió no ir? J.A.S: Decidí no ir.Entrevistador: ¿Y por qué, si se puede saber?J.A.S: En aquella época por cosas de gurí nomas, ahora no hay cosa mejor queandarse para Montevideo, con 17 o 18 años hay que furar, como dice el otro.Entrevistador: ¿Ah porque si usted entraba al cuartel tenía que irse para allá,para Montevideo?J.A.S: Sí, allá para Montevideo, y como me gustaba el campo, fui quedando, peroahora estoy arrepentido, ya mis hijos hicieron 6to. y cuando quisieron ir, los toquéy les dije “ándense”. ¿Qué van a hacer en la campaña?, la campaña ya no dapara más.Entrevistador: ¿Por qué?J.A.S: Porque en las estancias había antiguamente 12 o 14 empleados, yo trabajoen una en Guaviyú, de cuando yo fui para allá en el 2001, sí, hace 15 años, yéramos 9 empleados y ahora somos 4.Entrevistador: ¿Y eso por qué, porque hay mucha máquina?J.A.S: No, no, porque el horario se achica y el pagamento, ganan más y menor gente. Entrevistador: ¿Porque ahora subieron los sueldos?J.A.S: Sí, el pagamento ese, y no hay más gente. Porque unos años atrás, el queera tractorista, era tractorista, usted trabaja en el tractor y si no tenía nada parahacer, usted quedaba en la vuelta de las casa, pero ahora no, ahora es más parejo,tractorista es un hombre tractorista pero si le precisan en el campo, hay que salirpara el campo,Entrevistador: Claro ¿y en el trabajo lo tienen con papeles, aportes? ¿Todo ordenado? J.A.S: Sí, sí.
El relato de J.A.S demuestra el cambio en las modalidades del trabajo rural, luego de la
aprobación de la ley 18.441. Las palabras de J.A.S evidencian que luego de la
aplicación de la ley sobre trabajo rural sus patrones decidieron disminuir el personal
contratado, exigiendo a sus empleados la realización de un mayor número de tareas. De
todas formas, a pesar de la continuidad de formas de explotación en el trabajo rural, son
innegables los cambios ocurridos en los últimos diez años. Seguramente la aplicación de
este tipo de leyes, que regulan de una nueva forma el trabajo rural, impida la continuidad
de relaciones laborales inequitativas disfrazadas de vínculos “cuasi filiales”, permitiendo
de esta forma una mayor autonomía al trabajador asalariado del medio rural.
Como ya fue señalado con anterioridad, el testimonio de J.A.S se demuestra que la
48
adquisición de capital educativo, por parte de las nuevas generaciones, muchas veces
viene acompañado de la emigración del campo hacia la ciudad. De todas formas, la
situación de su hijo, internado actualmente en una clínica en Paysandú por consumo
problemático de drogas, puede evidenciar los riesgos existentes en este tipo de
decisiones, principalmente cuando estas personas no cuentan en sus lugares de llegada
con el soporte familiar y comunitario que permitan proteger sus transiciones vitales.
5.8. Consideraciones sobre las trayectorias educativas y laborales de las personas
afro en el espacio urbano.
En las diversas entrevistas realizadas en las ciudades de Rivera y Melo se pudo
constatar, repitiendo el patrón a nivel nacional, que las mujeres afro se encuentran
mayormente ocupando laborales en el servicio doméstico. Para el caso de los varones
afro las ocupaciones predominantes son los trabajos informales y zafrales en el sector de
la construcción y forestación. Los varones y las mujeres afro que lograron mejorar sus
posiciones en el ámbito laboral se dedicaban mayormente a puestos de oficial de
policía, o soldado de bajo rango para el caso de los varones y a posiciones como la de
auxiliar de servicio o enfermería para las mujeres. En este sentido se puede sostener que
las ocupaciones laborales de las personas afro se encuentran doblemente tipificadas, tanto
por género como por etno-racialidad a la que deben sumarse la dimensión de clase en la
mayoría de los casos es concomitante con las otras dos. A su vez, la exclusión y
vulnerabilidad que marcan algunas/as de las trayectorias vitales de nuestros/as
entrevistados/as generan una influencia directa en el recorrido educativo, marcado por el
abandono y el ingreso temprano al mercado laboral.
5.9. Algunas consideraciones sobre las trayectorias educativas y laborales en el
medio rural de Rivera y Cerro largo.
49
En cuanto a las políticas públicas que se podrían desarrollar en materia de protección del
trabajador afro rural, pensamos que sería conveniente una mayor fiscalización del
M.T.S.S en los establecimientos agropecuarios y en otros emprendimientos productivos,
como los forestales con el objetivo de supervisar la aplicación y el cumplimiento de
la ley 18.441. También sería conveniente la intensificación de charlas informativas
sobre esta ley, coordinadas por técnicos especializados en la materia, las que pueden
desarrollarse en las escuelas rurales o Juntas Locales de cada centro poblado. A su vez se
deberían priorizar e intensificar programas educativos de educación media que se
encuentren vinculados al desarrollo local de las poblaciones rurales. Por otra parte, se
podrían realizar también desde organismos como el MIDES un acompañamiento a los/las
jóvenes rurales migrantes que no cuenten con redes familiares y comunitarias en los
lugares de destino.
5.10. Zona Rural de Cerro Largo. Accesos y servicios públicos, percepción de lo
territorial y despoblamiento rural.
En los poblados rurales de Cerro Largo (Las Cañas, Rosalía), se pudieron realizar algunas
observaciones relativas al acceso a los servicios públicos. En los mismos, el acceso a la
electricidad y al agua potable es de reciente ingreso (no más de seis años). En el caso del
pueblo Las Cañas, se pudo constatar una importante presencia de los servicios de salud,
así como también de diferentes políticas sociales implementadas por el MIDES
(asignación familiar, tarjeta de alimentación, etc.). Pese a lo expuesto, se debe destacar
para el caso de este pueblo, la ausencia de transporte público que dificulta la asistencia
de los/las adolescentes y jóvenes a los centros educativos cercanos. El vaciamiento
poblacional y la migración campo-ciudad se reitera en estos poblados, como en el caso
de la Rivera rural.
5.11. Memorias colectivas afro en los poblados rurales de Cerro Largo.
50
En nuestro trabajo de campo en los poblados de Cerro largo encontramos entrevistamos
a O.P., mujer, de 35 años, residente en la localidad rural A de dicho departamento.
O.P- Nació y vivió allí durante toda su vida, dedicándose al cuidado del hogar y de sus
dos hijas, realizando hasta la actualidad, limpiezas de manera informal en estancias
cercanas a la localidad. Sus padres y abuelos también eran de allí. Su padre trabajó como
peón rural y su madre se dedicó a ser ama de casa y al cuidado de sus diez hijos. O.P
comentó que sus vecinos le decían que sus abuelos eran brasileños, contradiciéndose
estos rumores con lo narrado por su familia.
Entrevistador: ¿Y sus abuelos eran de acá?
O.P: “Sí, al menos cuando yo, taban acá”.Entrevistador: ¿Pero nacieron acá?O.P: Si nacieron al menos, es lo que ellos me contaron, no sé, porque los abuelos nos mentían mucho (risas), porque si no nacían acá decían que nacían acá.
Entrevistador: ¿Y por qué te parece que mentían?O.P: Porque hay gente que dice que ellos no eran de acá, que venían de otro lado. Entrevistador: ¿Y por qué?O.P: Porque ellos decían que venían de otro ladoEntrevistador: ¿Los vecinos decían que venían de otro lado y de dónde?O.P: Del Brasil, no sé. A nosotros nos decían eso. Los de afuera, los vecinos, ellos no Entrevistador: ¿Los de afuera decían que no eran de acá?O.P: Si, que venían del Brasil de cualquier lado, pero ellos no, decían que venían de acá, Entrevistador: ¿Y tú no les preguntabas?O.P: No, antes no éramos tan preguntones, ahora los gurises preguntan mucho. Entrevistador: ¿Ustedes no preguntaban?O.P: No, no preguntábamos, nos decían una vez y quedaba aquello una vez sola. Entrevistador: Y ya estaba. ¿Y ellos hablaban portugués?O.P: Si, hablaban cualquier manera como hablo yo (risas) estoy hablando en uruguayo y en cualquier cosa igual
El relato de O.P, indica como en el caso de J.A.S del ámbito rural de Rivera mencionado
en el punto anterior, indican silencios y vacíos en la transmisión de la historia y memoria
familiar, que pueden estar indicando la presencia de heridas traumáticas de una historia,
marcada por procesos de exclusión y discriminación, principalmente en momentos donde
en Brasil ocurría, a principios de siglo XX, el paso de una sociedad esclavista a una
51
sociedad de clases (Borucki, Chagas y Stella, 2009). Sus relatos demuestran la existencia
de una barrera infranqueable en la transmisión de los orígenes familiares y comunitarios
entre las diferentes generaciones, impactando así en la construcción identitaria de la
comunidad afro de dichas localidades.
Por otro lado, la memoria familiar de O.P, a diferencia de la de J.A.S, se encuentra
marcada por la presencia de recetas culinarias, técnicas curativas y creencias mágico -
religiosas, que pueden estar asociadas a una tradición ancestral. O.P se ha apropiado de
conocimientos culinarios transmitidos por su abuela paterna, como son el manicete (postre
a base de maní y azúcar torrado) y la queijada (postre a base de dulce de leche). A su vez
O.P. nos relató sus conocimientos mágico-religiosos, conocidos popularmente como
venceduras, principalmente la “cura del empacho” y el “rendido”. De todas formas, estas
tradiciones curativas y mágico - religiosas de la ancestralidad afro fueron abandonadas
hace unos años por O.P, debido a su conversión como fiel a una de las iglesias evangélicas
de la localidad, indicando procesos de cambio cultural y des tradicionalización propios de
la modernidad contemporánea (Segato, 2007).
A las memorias, constituidas de silencios, se pueden oponer aquellas conformadas en
identidades narrativas (Ricoeur, 2006; Guigou, 2011). Estas últimas implican la
existencia de marcos sociales, que condensan lenguajes, visiones y valores de una
sociedad determinada (Halbwachs, 1968). A su vez, dichas identidades y marcos sociales
de la memoria necesitan de narradores para que puedan ser constituidas (Benjamin,
1994).
Este puede ser el caso de E.M, varón de 59 años, habitante de la localidad rural B de
Cerro Largo. E.M nació en dicha localidad, y vivió unos años en Montevideo, trabajando
en la construcción, e ingresando posteriormente a la Fuerza Aérea, hasta que decidió
abandonarla porque descubrió que no le gustaba la vida del ejército, volviendo de esta
forma para su localidad natal. Actualmente vive de su jubilación y de lo que cosecha en
la quinta de su terreno (maní y porotos negros). Cursó hasta sexto de escuela y luego
comenzó a trabajar con su padre en chacras y estancias vecinas, principalmente
52
alambrando y plantando. Su abuela paterna era una mujer afro del municipio de Bagé,
perteneciente al grupo Mina.
A su vez E.M. relató que su abuela materna era nativa de localidad rural B de Cerro
Largo y tenía la “piel blanca”, casándose con su abuelo materno, un afro descendiente de
“piel bien oscura”. La descendencia de este matrimonio fue de “morenos de piel clara”,
lo que generó que un comisario de la zona denominara a esta localidad rural de Cerro
Largo con un nombre, que indicaba que sus pobladores no eran “ni blancos ni negros”.
Este nombre genera actualmente un fuerte rechazo en los habitantes del poblado,
comentándonos que ellos deciden autodenominarse de otra manera, y que les molesta
mucho que las personas de fuera del pueblo no respeten esa decisión.
E.M. nos narra sobre las transmisiones de tipo mágico-religiosas que le vinieron sus
familiares como legado ancestral. Es católico y devoto de San Jorge (figura de matriz
católica que representa a Ogum, orixá de origen africano), como sus abuelos y sus
padres, solicita y ofrece al santo pedidos y ofrendas. También aprendió de sus mayores a
realizar conjuros, comentando que en Bagé (donde todavía vive una prima suya) los
“negros mina” les hacen pruebas a los blancos, contorneándose frente a ellos como si
estuvieran enfermos, y si los blancos llegan a realizar alguna burla sobre dicha situación,
los “negros mina” les realizan un conjuro. E.M también conoce sobre amuletos, que
utiliza para protegerse de las picaduras de cruceras en el monte, propios de tradiciones
traídas por los esclavos africanos (Bastide, 2007).
A su vez E.M posee conocimientos relacionados a la medicina tradicional afro, como son
las venceduras, principalmente las realizadas con un arbusto indígena que crece en el
monte cercano a su hogar, conocido como envira. La envira se utiliza para sacar los
males de los/las consultantes, colocando en las zonas problemáticas un pedazo de esta
planta, atada con tres nudos. En el momento en que se realizan los nudos se recitan
ciertos rezos, que J.S no tiene permitido revelar. Luego, esos pedazos de envira son
colocados al sol, ya que al secarse también se secan los males traídos por el consultante.
5.12. Algunas consideraciones sobre las memorias afro rurales de Rivera y Cerro
53
Largo.
A modo de esbozo de algunas consideraciones sobre nuestros encuentros etnográficos
con las personas afro de los poblados rurales de Rivera y Cerro Largo podemos avanzar
diferentes consideraciones preliminares. En los poblados rurales de Rivera nos
encontramos con una memoria afro marcada por silencios y huecos, así como por
ausencia de tradiciones y creencias ancestrales. Una explicación de este fenómeno puede
residir en que las personas afro contactadas en Rivera mantuvieron un vínculo muy
cercano, a través de su actividad laboral, con los/as dueños/as de las estancias próximas a
sus lugares de residencia, principalmente por intermedio de vínculos de compadrazgo y
servidumbre, que serán analizados más adelante, lo que pudo generar un debilitamiento
de las tradiciones familiares y comunitarias afro.
En la actualidad este fenómeno de pérdida de las tradiciones culturales se ve acentuado
con los procesos de modernización en la producción rural, y el consecuente aumento
tanto en niveles de confort y consumo, como en capital social y educativo de los/las
pobladores/as, que puede conducir a un olvido de aquellos conocimientos considerados
como más “atrasados” o “primitivos”. Se debe señalar a su vez la presencia creciente, y
cada vez más importante, de las iglesias evangélicas neopentecostales, que en el caso de
los poblados rurales de Rivera pueden estar sofocando la transmisión de los
conocimientos ancestrales de las poblaciones afrodescendientes, en la medida que para el
mundo evangélico-pentecostal estos conocimientos son “demoníacos.”
De todas formas, estos cambios culturales también permiten la puesta en valor de
mecanismos de movilidad social (como la adquisición de capital educativo), los cuales
tampoco aseguran que las personas afro puedan escapar a las posiciones de
subordinación en la estructura socioeconómica, debido al racismo estructural e
institucional existente en ciertos espacios sociales de Uruguay, que serán analizados en
este informe. Esta dinámica social colabora por otra parte al aumento de la migración del
campo hacia la ciudad, y al vaciamiento de las comunidades rurales, ya que en la
mayoría de los casos los conocimientos adquiridos en la educación media no se
encuentran relacionados con el contexto rural al que pertenecen los/las adolescentes y
54
jóvenes, impulsando de esta forma la emigración del medio rural.
En los poblados rurales de Cerro Largo se pudo encontrar, a través del relato de
nuestros/as interlocutores/as, la presencia de memorias familiares y comunitarias, así
como también de tradiciones de tipo ancestral. Si bien allí se pudo conocer, a través de
los testimonios de nuestros entrevistados, la existencia de vínculos de compadrazgo, y de
formas de trabajo rural cercanas a la servidumbre, estos no parecían revestir las mismas
características de los vínculos entre patrones y empleados encontrados en las historias de
las localidades rurales de Rivera. Esta mayor autonomía de los pobladores rurales afro
de Cerro Largo puede evidenciarse también en las estrategias de supervivencia de las
familias y los individuos, como son las quintas desarrolladas dentro del terreno
doméstico, que además de permitir la generación de alimentos para consumo del hogar,
también puede ser utilizada para la venta hacia otros hogares y mercados locales. Fue
posible a su vez encontrar allí conocimientos ancestrales relacionados con la culinaria, la
medicina popular y las creencias mágico-religiosas. A pesar de ello, estos poblados
rurales de Cerro Largo están viviendo un proceso acelerado de vaciamiento poblacional.
También aquí es necesario señalar la presencia allí de las iglesias evangélicas neo
pentecostales, así como la forma en que dicho dogma religioso puede llegar a erosionar y
suprimir la práctica y transmisión de tradiciones curativas ancestrales de la comunidad
afro-uruguaya. De todas formas, en los poblados rurales visitados en Cerro Largo se
pudo evidenciar una menor penetración de los contenidos dogmáticos de las iglesias
evangélicas dentro del discurso de nuestros/as entrevistados/as, en comparación a lo
percibido en Rivera.
Por lo antes expuesto, pensamos que sería conveniente que la producción de alimentos
en quintas domésticas fuera estimulada a través de programas gubernamentales, que
fomenten la soberanía alimentaria y la producción rural familiar. A su vez las tradiciones
culinarias, relatadas por una de nuestras entrevistadas, como la del manicete y la
queijada, podrían ser valorizadas a través de la conformación de cooperativas de
productoras rurales, que permitieran su producción artesanal para la venta al público,
replicando experiencias existentes en otras localidades rurales del Uruguay, y sumando
55
además en el caso de estos emprendimientos la puesta en valor de una tradición rural
étnico-racial. En cuanto a los saberes ancestrales, relacionados con la medicina popular, y
las creencias mágico - religiosas, los mismos pueden ser valorizados a través de su
ingreso a circuitos turísticos culturales, aprovechando así los conocimientos de los
narradores de memoria de cada localidad.
Estos tipos de emprendimientos seguramente ayuden a revitalizar los poblados rurales,
destacando así los conocimientos locales, e iniciando un proceso sociocultural que
busque, junto a otras medidas, frenar la migración masiva y el vaciamiento poblacional
del medio rural.
5.13. Una visión general sobre la región noreste del Uruguay .
.
Si bien el MERCOSUR generó una mayor movilidad e integración del capital financiero
y de los recursos humanos de la región fronteriza con Brasil y la matriz productiva de la
región noreste fue modificada con la forestación y el desarrollo del sector arrocero
aumentando sus recursos económicos (Veiga, 2015), continúa siendo un área poco
diversificada y con escasos proyectos de desarrollo local.
Los ya mencionados cambios económicos y productivos de la región, se combinan con
elementos desfavorables de carácter estructural propios al desarrollo asimétrico,
reflejándose esta situación en un bajo nivel educativo, una escasa organización social en
términos de insiuciones culturales, deportivas y gremiales (Rodríguez, 2014), generando
de esta forma brechas y desigualdades en el acceso a las oportunidades económicas.
5.14. Consideraciones finales sobre la fase de trabajo de campo en Rivera y Cerro
largo.
A modo de cierre de este capítulo estableceremos algunas consideraciones primarias,
entre ellas, cabe consignar que ha sido posible identificar fortalezas de la comunidad
afro-uruguaya en los Departamentos de Rivera y Cerro Largo. Dichas fortalezas se
encuentran en la existencia de redes familiares, grupales y barriales de apoyo y cuidado
56
mutuo, frente a posibles situaciones de racismo y discriminación por parte de la sociedad
envolvente. Asimismo, se pudo observar la presencia de un repertorio de tradiciones
culturales específicas (creencias, sistemas de cura, culinarias, manejo territorial) que
conforman un patrimonio inmaterial invaluable, que necesita ser preservado y que podría
conformarse en uno de los motores de futuros planes de desarrollo local (a través por
ejemplo de circuitos de turismo cultural).
Dicho conjunto de conocimientos locales se encuentra hoy en día en situación de riesgo,
ya que la emigración hacia núcleos urbanos que brindan mayores posibilidades a las
nuevas generaciones, hacen que la transmisión de dichos saberes se vuelva más
dificultosa. También, esto es debido en parte a la presencia de corrientes evangélicas,
como vimos también más arriba en este informe, que son contrarias a dichas tradiciones
por considerarlas ‘atrasadas y demoníacas’ y la ausencia de políticas públicas en torno a
la conservación y desarrollo de este patrimonio inmaterial, coloca a este conjunto de
saberes de las comunidades afro-uruguayas (principalmente rurales) en situación de
riesgo de preservación.
En cuanto a los procesos de la memoria individual y colectiva de los/las afro-
uruguayos/as que encontramos, cabe consignar que los se encuentra atravesados por
situaciones de desarraigo – que involucran a varias generaciones -, provenientes de
expulsiones territoriales y formas de segregación urbana y rural, que dificultan trazar un
mapa continuo y una genealogía cierta. Dichas memorias están marcadas por el racismo
y la discriminación de la sociedad envolvente, particularmente presente en las
generaciones más añejas, y en parte transmitidas como inscripción, a las más jóvenes.
En este sentido, resulta recomendable contribuir por medio de políticas culturales
concretas, a la revalorización de dichas memorias, de manera de cohesionar a las
comunidades afro, permitiendo un reconocimiento de su pasado, logrando de esta manera
una proyección más segura y asertiva hacia el presente reforzando los aspectos
identitarios de dicha comunidad.
A su vez pudimos constatar que las trayectorias biográficas de los/las afro-uruguayos/as
con los/las que tuvimos diferentes encuentros etnográficos, están signadas por la
precariedad económica y laboral, que se agrava por situaciones de vulneración generadas
por el racismo y las situaciones de subordinación de género, esto es, la múltiple
57
discriminación que sufren las mujeres afro-uruguayas, tanto en el medio urbano como en
el rural.
A pesar de que las nuevas generaciones obtienen mayor capital escolar y cultural por el
apoyo de las políticas públicas vigentes, estas mejoras no se ven traducidas en la
obtención de empleos mejor remunerados. Los casos que podríamos indicar como
“exitosos” remiten a la colocación en trabajos poco calificados, volviéndose a reiterar la
división étnica del trabajo, encontrándose los/las afro-uruguayos/as en los escalafones
más bajos de cualquier rama del mundo laboral. También se pudo constatar
discriminación racial por parte del personal docente en ámbitos educativos públicos –
particularmente en el ámbito secundario y en la educación terciaria - configurándose de
esta manera casos de racismo institucional.
Para cerrar este apartado, es de destacar la relevancia de las políticas públicas vigentes,
que han permitido una mayor organización, participación y concienciación de los
integrantes de la comunidad afro-uruguaya indagada. Asimismo, si bien las mismas no
logran superar el racismo estructural que caracteriza a la sociedad uruguaya, permite que
particularmente las mujeres y las generaciones más jóvenes tengan mayores posibilidades
de estudio y movilidad social. Por otra parte, el acceso a servicios básicos tales como luz,
agua y transporte, así como leyes laborales referidas al trabajo rural y el empleo
doméstico, han permitido que parte de la comunidad afro-uruguaya (en especial, las
rurales y periurbanas) mejoren su calidad de vida. De todos modos, hacen falta sin duda,
proyectos de desarrollo local, que habiliten una sustentabilidad en términos culturales y
socio-económicos, como modo de revertir y prevenir de las peores consecuencias del
racismo estructural vigente en nuestro país.
6. Encuentros etnográficos en los Departamentos de Artigas y Salto.
6.1. Modalidades de habitar en los departamentos de Artigas y Salto.
58
6.1.1. Riesgos de segregación socio - territorial en los Departamentos de Artigas y
Salto. Problemas de acceso a los servicios públicos y a la vivienda.
El abordaje socio - antropológico de la segregación socio – territorial, pone en relieve dos
aspectos fundamentales a saber: el tratamiento de la diferencia socio-cultural, en la cual la
segregación se gesta en función de que ciertos atributos considerados negativos son
inscriptos en un grupo determinado y, a su vez, la temporalidad de dicha segregación, su
duración en el tiempo. Esta duración puede colocar a la segregación socio – territorial en la
base de procesos de segregación más amplios y complejos. La distribución diferenciada de
los grupos dentro de la cuidad significa un acceso desigual a la infraestructura (transporte,
vivienda, servicios en general). Todo esto repercute en manera directa sobre el desarrollo de
las capacidades de las personas. Por otro parte, estas zonas de segregación, las zonas
periféricas, están siempre al acecho de la especulación inmobiliaria y loss
emprendimientos asociados a la misma:
“El análisis de la segregación residencial puede ser pensado como una de lasformas, pero no la única, en las que se expresan el establecimiento de límites yfronteras sociales. Es decir, se debe reponer tanto su singularidad (no todos loslímites sociales se expresan espacialmente) como aquellas características quecomparte con otros procesos de establecimiento de límites a simple vista muydisímiles como, por ejemplo, las identidades étnicas (Barth, 1976), lasclasificaciones sociales (Durkheim y Mauss, 1996; Boudieu, 2002), las categoríasmorales (Lamont, 1992) y diversos tipos de interacciones sociales cotidianas(Simmel, 1986). Es precisamente desde estas preocupaciones y preguntas, que laantropología puede contribuir al estudio de la segregación socio espacial, yenriquecer la comprensión del fenómeno.” Carman M, Vieira da Cunha N. y SeguraR. Coord. (2013:11,12).
En varios de nuestros encuentros etnográficos, las diferentes modalidades de segregación se
manifiestan en narrativas como la de Fernanda.
Fernanda, de 30 años, vive en un barrio de Salto que aún “no existe”, Aguas Salto. El único
centro de salud donde atiende a sus hijos/as, “la Aldea” cerrará próximamente. Cuentan con
un único ómnibus diario para trasladarse. Su casa es muy precaria, vive en una habitación
donde se encuentra la cocina y no cuenta con baño. Allí vive con los sus tres hijos/as más
chicos y el mayor que tiene su cuartito aparte. En ese predio vive toda su familia, su
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hermana y sus padres ancianos que tienen una pequeña huerta. En el caso de Fernanda
vemos claramente como las dimensiones de clase, etnia y el territorio se interrelacionan y
dan como resultado las condiciones de vulnerabilidad y precariedad en las que vive ella y
su familia. La población de la zona dice sentirse abandona por las autoridades. Han
reclamado varias veces mejoras en las condiciones de vivienda y en los servicios de salud
de su zona. En la entrevista también se encuentra Rita de 17 años, vecina de Fernanda y
estudiante de 3º año de la Escuela Agraria de Salto.
Aquí algunos fragmentos de la entrevista:
Entrevistador: Se había planteado el hecho que tengan mejores casas... yaayudarlos con el tema de la casa la construcción.Fernanda: “Esto todavía está en veremos, porque ¿hace años no? Perotodavía.”Entrevistador: ¿Y vos porque pansas que no te la construyen la casa?”Fernanda: “Mirá yo te digo francamente acá, preguntá, yo anduve con laCatalina y pregunté bien acá no estaba. Acá no existía registro de estebarrio acá, yo fui a la Catalina y otros más que hacíamos todo ahí. Despuésla Catalina buscó allá en la Intendencia y no existía el barrio este. Despuésde todo, esto le pusieron Aguas Saltos (...) Vamos a decir lo que yo siento esasí. Yo a veces les digo yo las quiero a la Catalina la Catalina es todo parami, anduve con la Catalina para todos lados. Yo sé que ella quiere hace yhay gente que se separó de ella, que la ayuda un poquito más, le da unempujoncito más. ¿Por qué no la ayudan un poquito más? Que acá en elbarrio necesita cosas, acá esta zona necesita. La primera cosa, hasta ahorano existe más todavía no se dió, pedimos una comisaria, tampoco, pedimosvivienda que necesitaba vivienda, tampoco.”Entrevistador: ¿Su casa que tiene, una habitación, un baño?Fernanda: “No, ahora gracias a dios que ya pude hacer una piecita más,porque yo tenía sólo esta pieza acá nomás”.Entrevistador: ¿Una pieza sola era? y ¿el baño donde estaba?Fernanda: “Todavía no me dió tiempo porque viste …”Entrevistador: ¿Por la plata?Fernanda: “Plata para comprar ladrillos o borolos, o lo que sea, te valetodo plata y yo con esta. Mirá acá yo gasté no se cuanto de pesos.”Entrevistador: ¿Qué hay ahí?Fernanda: “Una piecita para mi hijo más grande, porque mi hijo másgrande quería una pieza más aparte. Tiene razón porque viste, ya es grandey todo eso. Y los otros los meto acá en la pieza”Entrevistador: ¿Y cocina donde está...?Fernanda: “Acá de este lado”.Entrevistador: ¿Adentro de la habitación?
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Fernanda: “Sí, adentro de la habitación, porque viste la verdad que no teda…Entrevistador: ¿Y cuando hace mucho calor, o mucho frío, tiene algúnelectrodoméstico, algún ventilador?”Fernanda: “Sí, ventilador”.Entrevistador: Así que Ud. dice que vienen los políticos prometen, prometen,y…Fernanda: “Yo siento así, porque cuando vienen hay q hacer algo acá todala gente la ves arriba, .y después no existe más.”Entrevistador: ¿Han hecho alguna casa, alguna mejora acá en la vuelta?Fernanda: “Para nadie, nadie, lamentablemente no...”(...)Entrevistador: ¿Acá hay servicios de salud, porque con la cantidad de hijostiene?Fernanda: “Mirá eso te digo, ahora va a cerrar la aldea, porque lo únicoque se lastima un gurí o se lastima lo que sea, corremos para la Aldea,porque lo primero que hay es la aldea. Y después que cierren la aldea adonde vamos a correr, porque el hospital para que venga la ambulanciaestamos no sé cuánto de horas”.Entrevistador: ¿O sea que si cierran la aldea es Salto?Fernanda: “¿Pero cuantas horas hasta ya el hospital, que venga la ambulancia acá?”Entrevistador: ¿Para ir a Salto como haces?Fernanda: “Yo tengo una motito, una moto que voy y dejo allá porque no tengo papeles tampoco.”(...)Entrevistador: ¿Y si el día de mañana la gente que no tiene moto, cómo hacen?Fernanda: “Y a veces van a dedo y a veces levanta. A veces caminando…”Entrevistador: ¿No llegan ómnibus acá?”Fernanda: “Hay un ómnibus, que está acá el COTUR, pero a veces tenemosplata, pero a veces no. Porque vamos a decir la verdad. Y a veces está el ómnibus aquel del Hotel pero a veces te lleva, a veces no te lleva porque está la gerenta”.Entrevistador: ¿Ah del hotel? ¿A veces te lleva?Fernanda: “Sí, a veces porque cuando está la gerenta no quiere que suba.”Entrevistador: ¿Cuál es el Hotel?”Fernanda: “Quiroga”Entrevistador: “Quiroga, sí, a veces un señor que es buenísimo y te lleva porque él sabe lo que es caminar. ¿Pero hay mucha gente que no te lleva?Entrevistador: Entonces ¿no llega ningún médico, no llega ningún asistentenada?Fernanda: “No”.Entrevistador: ¿Hay CAIF acá por ejemplo?Fernanda: “No CAIF no, quedamos de hacer el CAIF con la Catalina yhasta el día de hoy no.”
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Entrevistador: ¿Hay una escuela?Fernanda “Una escuela pero es lejos, ¿cuánto es más o menos?”Rita: “Salto Grande para adelante”.(…)Entrevistador: ¿Y tu Rita, como es la historia para ir al médico tenés 17años alguna consulta tenés que hacer y a dónde vas?”Rita: “Al hospital”Entrevistador: ¿Al hospital de Salto?Entrevistador: ¿Porque el hospital que estaba allí en COFUESA lo sacaronhace años no?Fernanda: “Sí, hace años lo sacaron, porque dice que había un pozo negropor eso lo sacaron. Eso es lo que me comentaron, nada más sé. Dicen quehabía un pozo negro por eso no se podía hacer ahí. Mirá quedo divino no,luchamos con la Catalina divino quedó. Hasta ahora hay cosas quellevamos heladeras cosas para ahí. Había un Dr. Ahí, los bancos los mesasque las pintamos todo, todo. Después no se qué pasó nunca más tocaron eltema, ni sé cómo es que pasó.”Entrevistador: ¿Así que un poco la ambulancia demora en venir acá?Fernanda: “Sí demora sí, hace tres días lleve una gurisa que estaba mal yyo la tuve que llevar porque la madre de ella no estaba y el nene más grandemío quedó con los gurises chiquitos. Y demoró unas cuantas horas, mirá sile pasa algo, porque estaba embarazada y es primeriza. Y yo me asusté, leduele la panza y eso. Tenía que hacer los análisis eso y un montón de cosamás. Pero ta ahora está bien.”Entrevistador: ¿Y ahí el médico le dijo que se tenía que contralar y como iba a hacer para controlarla?Fernanda: “No ella se controla lo más bien, se controlaba. Pero ella tenía la presión y otras cositas más, y ahora le dieron el alta.. ¿Pero queda lejos no...? La ambulancia demora”.Rita: “Sí una complicación tremenda, era mejor cuando estaba la policlínica”Entrevistador: Y si, después de que cierre la aldea que hacemos. Se lastimaun gurí yo voy pa’ la aldea, le duele un oído y yo voy para la aldea.Entrevistador: ¿Y ahí los atienden bien?”Fernanda: “Sí, si yo no me puedo quejar de la aldea porque se lo que es ..”Entrevistador: ¿Ta complicado la aldea? ¿La van a cerrar?Fernanda: “Parece que sí, no sé… Ya han llevado enfermitos pero pareceque cuatro fallecieron.”Entrevistador: A lo que paso.Fernanda: “pero todavía no se sabe y ahora sacaron el tema, que haymucha historia que no se sabe, yo no sé el día que yo trabajé ahí siempre lomás bien. Pero ahora no sé…”(…)Fernanda “Sí nosotros queremos una vivienda y una policlínica eso es loque más se necesita, porque acá no más yo no tengo un baño porque nopuedo.. El baño...”
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Entrevistador: “El baño utilizás”Fernanda: “El de papá pero ahora se le cayó, de nylon hicimos. La verdadque sí, pero vamos luchando que se va a hacer.”
Otra situación se segregación socio - territorial, sumada a una incipiente especulación
inmobiliaria y territorial, se encuentra presente en el barrio Cerro Ejido (Artigas).
En Cerro Ejido nos encontramos con Manuela de 57 años y Cristian de 50 años. Cristian
nos relata acerca de cómo llegaron a la parte alta de Cerro Ejido, la parte menos accesible,
a partir de los desalojos de la parte baja del mismo. Luego de un año, aproximadamente, de
resistencia y tratativas, lograron ser re - alojados en la parte alta del cerro. Fueron apoyados
por la ONG “Un techo para mi país” y la Intendencia, que donó techos y habilitó el predio
para la construcción.
Manuela nos narra que en la parte superior del cerro, están realizando un restaurante -
mirador. Este lugar es utilizado por los/las vecinos/as del barrio como espacio de reunión y
socialización. En estos momentos el predio se encuentra cercado debido al proceso de
construcción del mirador – restaurante antes mencionado. Este proceso de “re-
cualificación” de la zona inaugura diferentes formas de especulación inmobiliaria y
gentrificación. Este fenómeno se encuadra en lo que Harvey (2007) denomina el
empresarialismo urbano, es decir el desarrollo de lugares con construcciones de diferente
naturaleza (parques industriales, centros cívicos, espacios de ocio) que responden a razones
económicas inmediatas, sin tener en cuenta la mejora real de las condiciones del territorio.
Esto para Harvey (2007) tiene importantes impactos en las ciudades y desemboca hacia
niveles cada vez mayores de pobreza y marginalidad, así como de precarización e
informalización del trabajo.
Por otro parte, Manuela, Cristian y otros entrevistados de la zona Industrial de Artigas, nos
relatan las dificultades que tienen las agrupaciones afro para desarrollar sus actividades y
organizarse por ausencia de espacio físico:
Entrevistador: ¿Participa de alguna organización barrial, vecinal? ¿Cuándo empezó?Manuela: “Ahora, hace un año un poquito más que empecé o capaz que más. Empecé a trabajar con Mónica y ella trabajaba en el CAIF. Como éramos amigas
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ella iba para arriba y tomábamos mate y café. Che que hay para hacer, nada… Hayun montón de gente mujeres, etc. Ahí empecé a interesarme y a participar en algo.”Entrevistador: ¿Le interesaba que hablaran de los problemas de las mujeres?Manuela: “Claro ayudar, a las mujeres, tener trabajo y empecé a interesarme y hasta el día de hoy quiero trabajar. Y está Raúl que siempre nos está apoyando. A veces teníamos reunión en la casa de él porque no teníamos lugar. Bueno ahí empezamos. Pero después de todo, sabe lo que nos falta es un lugar, un salón.”Entrevistador: ¿trabajan con mueres afro?Manuela: “Sí, y ahí un montón de cosas que podemos hacer en conjunto pero, tenemos que repastarnos y estamos luchando por ese local.”Cristian: “Estamos luchando con la intendencia”Entrevistador: ¿Para ver si les puede dar un local?Cristian: “No un terreno, porque están comprometidos. La intendencia se está moviendo por un terreno,”Entrevistador: ¿Y eso sería solo para actividades con las mujeres?Cristian: “No, tenemos idea de hacer taller de mujeres, pero de hombres también. No quitando el mérito a la mujer, pero yo como padre de familia, mi preocupación mayor es sustentar a mi familia.” (…)Cristian: “Parece que el local donde podrían brindarnos hicieron ranchos y tienen que ver para poder realojar a esa gente y cedernos un espacio.”
Estas dos situaciones extremas, muestran las formas de segregación socio-espacial
marcadas por formas precarias de “llegada” del estado, apenas alivianadas por las acciones
de ONG's locales y movilización de particulares. Los servicios básicos de transporte y
acceso a los servicios de salud también se encuentran restringidos para la población de estas
dos áreas, careciendo, asimismo, de espacio físico para organizarse de manera más
adecuada en torno a la mejora de su calidad de vida. La intersección de diferentes capas de
exclusión queda manifiesta en las áreas territoriales descriptas, siendo necesaria y urgente
una mayor presencia del estado.
6.2. Notas sobre las trayectorias educativas y laborales en el espacio urbano.
En el caso de la discriminación en el ámbito educativo y laboral vemos actuar claramente
al racismo, junto con sus procesos de racialización, que asignan un capital racial positivo
para el blanco, y un capital racial negativo para el no blanco, retirando a este último de
los lugares de toma de decisiones en nuestra sociedad (Segato, 2007). Estas prácticas y
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discursos que refuerzan la discriminación racial son los responsables de colocar a las
poblaciones afrodescendientes en las ocupaciones laborales con calificaciones más bajas
y peor remuneradas, como lo demuestran diversos estudios sociológicos (Buchelli y
Cabella, 2010; Buchelli y Porzecanski, 2011) y las trayectorias biográficas analizadas en
este informe. Frente a estas situaciones de discriminación se vuelve necesario fortalecer
a las organizaciones afro locales, estimulando a sus líderes a un mayor involucramiento
con las realidades cotidianas que enfrentan los/las afrouruguayos/as. A su vez se podría
incentivar a nivel local la conformación de organizaciones de mujeres afro, que tengan
como uno de sus objetivos principales la sensibilización y la lucha contra la problemática
del empleo doméstico de la mujer afrodescendiente, exigiendo a los empleadores el
cumplimiento cabal de la ley N° 18.065 de Servicio Doméstico, e informando a su vez
sobre el contenido de esta ley en talleres destinados a mujeres afro que se desempeñan
como trabajadoras domésticas (estos talleres podrían ser desarrollados en locales del
gobierno nacional o municipal, así como también en escuelas, liceos o sindicatos).
A su vez, volvemos a señalar la necesidad de sensibilizar a los técnicos sociales, y a los
docentes, sobre las perspectivas étnico-raciales, así como también sobre las diferentes
barreras y problemas a los que se enfrentan cotidianamente las personas
afrodescendientes.
6.3. Memorias de la comunidad afro uruguaya en los Departamentos de Artigas y
Salto.
6.3.1. El mundo del trabajo. Memoria y trayectorias laborales, informalidad
y precariedad.
La dimensión del mundo del trabajo, como lo demuestran diversos estudios antropológicos
y sociológicos, juega un papel fundamental en el posicionamiento del sujeto en la
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estructura social. De esta manera, el desempeño del rol de trabajador/a en el mercado
laboral implica la pertenencia a redes institucionales, así como la obtención de ingresos
legítimos que, junto con la integración a relaciones sociales normadas, se vinculan a la
conformación de la identidad subjetiva, y a relaciones de cooperación y conflicto que el
sujeto establece junto a otros miembros de la sociedad. Por otra parte, la ocupación en el
mercado laboral se encuentra vinculada a la trayectoria educativa del sujeto, apareciendo la
edad de salida del sistema educativo, y de ingreso al mercado de trabajo, como dos factores
determinantes para la posición futura dentro de la estructura social (Filardo:2015).
En lo referente a la población afrouruguaya, diversos estudios demográficos han
demostrado las brechas estructurales existentes que debe enfrentar este segmento
poblacional, tanto en materia educativa como laboral. Las personas afro ingresan antes al
mercado de trabajo, luego de una deserción temprana del sistema educativo, y continúan
activas en el mercado laboral hasta edades avanzadas, debido a la precariedad e
informalidad de sus empleos. A su vez los niveles de culminación de la educación media
básica y media superior son inferiores en la población afro, aumentando así las desventajas
comparativas con la población no afro. Como corolario de todo ello, se encuentra
demostrado que una persona afro percibe una menor remuneración que una persona no afro,
por más que posea el mismo nivel educativo y desarrolle la misma actividad ocupacional
(Buchelli y Cabella, 2010).
A esta discriminación por factores étnico/racial se le agrega, en el caso de las mujeres afro,
la discriminación por género, que sumada a las condiciones de pobreza en la que vive un
importante porcentaje de la población afrodescendiente (Buchelli, Cabella y Nathan, 2013),
colocan a las mujeres afro en una situación de mayor riesgo socioeconómico, generando así
una doble y/o triple tipificación de la discriminación (Rey Martínez, 2008).
En el medio rural fue históricamente común el empleamiento de niños/as para realizar
tareas de servicio y tareas rurales en el campo, cuya retribución se realizaba a través de
alimentos y vestimenta, entre otros. Las familias que entregaban a sus hijos/as al trabajo
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rural o doméstico, lo hacían como forma de contribución económica para el núcleo familiar
total (Barran y Nahúm, 1994).
Teresa de 57 años, y su pareja Jorge de 50 años, afrouruguayos ambos, narran sus
experiencias en torno al origen de su familia y las estrategias de supervivencia que esta
utilizó en la primera parte del siglo XX diseminando parte el núcleo familiar en casas de
familia para que trabajaran como “criados/as” en el campo.
Teresa: “...Mi abuelo es negro, la abuela de él, era negra y el abuelo de élera negro.”Entrevistador: .Y tus familiares de dónde vinieron?Teresa: “Nosotros somos Rodríguez Rodríguez, por parte de padre.”Teresa: “Se supone que veníamos de Rivera, mi abuelo era de Rivera, miabuelo, criado en los campos ahí en Rivera, y se supone que, en los tiemposde antes tenías hermanos pero a veces te daban para uno, para otro eso undía me contó mi abuelo, eran tres hermanos varones, pero él desde quetengo conciencia, yo nunca conocí un hermano de él, mi abuelo murió con ciento cinco años, y nunca vi un hermano, dice que había uno en Rivera,pero nunca ví.”Entrevistador: ¿Eran criados?Teresa: “Sí, eran criados, pero tenía el apellido mi abuelo, eranreconocidos.”Entrevistador: ¿A tu abuelo lo criaron sus padres o lo dieron de crianza aotra familia?Teresa: “Trabajaba en los campos de otro.” Entrevistador: ¿No vivía en esos campos con los padres?Teresa: “No, vivía con otros.”Entrevistador: ¿En una estancia?.Teresa: “Sí, en un campo, estancia.”
Las historias de desigualdad y brechas en las oportunidades para ejercer una cuidadanía
plena atraviesan la familia de Teresa y Jorge históricamente u continúan perpetúandose en
la actualidad. Como veremos, existen muchos episodios de desigualdad laboral anclados en
el color de la piel, Teresa y Jorge tienen dos hijos, un varón de 15 y una hija de 28 años,
afro ambos. Su hija si bien realizó cursos y estudios formales trabaja como cajera de un
supermercado. Teresa lo narra de la siguiente manera:
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Teresa: “Mi hija está trabajando de cajera ganando trece mil pesos pormes, y entregó currículum. Fuera de eso, tiene computación, el último cursode empresa de computación que hizo, tiene no sé, como diez diplomas y loque logró conseguir fue simplemente de cajera, y gana trece mil pesos enSan José. Es difícil, es como ella misma me decía “mamá, a mí mediscriminan por negra mamá, es por eso mama”. Solamente que no tenganotra opción, porque ella vive en Villa Rodríguez en San José, pero llevocurrículum pero justito dió la casualidad que la tomaron porque la otramuchacha está por tener familia y no tenían otra, entonces no había otraopción, y ahí encajó. Como dice ella “mamá a veces me pongo a pensar dequé me sirve estudiar, de que me sirve tener tanto trabajo, para qué”,porque no encontrás un trabajo como la gente y ella se puso en la cabeza,claro, yo no lo viví, lo vive ella, está lejos y pidiendo trabajo currículum,“es por ser negra ma, si yo fuera rubio o blanca, yo hace rato que estababien ubicada con todos mis estudios que tengo”. Porque los estudios quetiene es como para, no te digo ser presidenta ni vicepresidenta, pero tenerun trabajo como la gente, eso es lo que tienen mi hija, y es preta, y eso lotiene bien clarito que a ella no le dan trabajo porque es preta.”Entrevistador: ¿Y Ud. Considera que es verdad?Teresa: “Para mí es así, ella está convencida que es así, “por más que yo me reciba que tenga cincuenta diplomas, igual mamá es así.”
Durante la primera etapa del trabajo de campo en los Departamentos de Rivera y Cerro
Largo, en el recorrido por los Freeshop, se constató que el personal de atención al público
era en su amplia mayoría no afro. De igual manera, en el departamento de Artigas, se
observó algo similar. Teresa reflexiona sobre los Freeshop y el fenotipo caucásico que
predomina en el personal de atención al público: “todas rubias, o todos ojos claros”. Los
varones y mujeres afro, se ubican históricamente y siguen ubicándose mayoritariamente en
espacios de servicio. Para Teresa, esta es un claro factor de discriminación por de el
color de piel.
Teresa: “A mí me gustaría preguntar, esa opción que dijiste, porque losFreeshop, yo puse atención en eso sin que nadie me dijera, yo he ido a losfreeshop no he visto a un preto, ni a una preta o todas rubias, o todos claros,que en realidad me parece que eso sí es una discriminación, ellos no son losdueños de acá, porque los dueños de los freeshop no son de acá, y hasta acános vienen a discriminar porque nos discriminan, porque no hay, no hay(negros en freeshop) y en un mercado que vos vallas a comprar que haya unnegr. Si hay uno está limpiando los pisos, o llenándote los estantes, otro nohay, en una caja no hay. Eso mismo pasa en Artigas, vas a Rivera que hayfreeshop y pasa lo mismo, vas a Rio Branco a Aceguá, toda la zona defreeshop de Cerro Largo, es algo que pareciera, pero entre comillas porque
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tampoco se cumple, obligar al Estado a que tenga que contratar negro esuna cosa bastante fuerte, porque después te salen con que los negros notienen capacidad, no tienen formación. Si somos exactamente igual que unrubio, ¿qué tiene un rubio que no tenga un negro?, el color de piel nadamás, a mi manera de pensar.”
Asimismo, de las narrativas de Esteban, hombre afrodescendiente de 62 años, que vive en
Bella Unión, surge que comenzó a trabajar a la edad de seis años. Sus padres recibían por la
familia empleadora con alimentación únicamente.
Esta práctica, observada tanto en la primera, como en la segunda etapa de trabajo de campo,
resulta evidentemente ser una modalidad de trabajo gratuito y explotación infantil,
disfrazada de vínculos afectivos y de crianza.
Esteban: “De niño trabaje como esclavo (risas) como esclavo digo yo, lepagaban a mi madre para limpiar, era una escalera, pero después de laescalera que era una casa de alto, de una familia adinerada acá, memandaban barrer azotea y cosa y lavar pisos de otro y de rodillas, no medaban lampazo para lavar.”Entrevistador: ¿No te trataban bien?Esteban: “Sí me trataban bien, porque incluso ahí me daban un café, medaban tipo merienda para que yo lleve para mi casa.”Entrevistador: ¿Eso a qué edad era?Esteban: “A los seis años por ahí, porque yo empecé cuidando a un niño demás chico.”Entrevistador: ¿Pero te parece un trato para un niño de seis años limpiandoun piso de rodillas?Esteban: “No, no, por eso digo, me acuerdo y me da ganas de (risas)”Entrevistador: ¿Y no le pagaban ahí?Esteban: “Sí me pagaban, le pagaban a mi madre porque yo era un niño, nome pagaban a mí,Entrevistador: ¿Y es común que a los niños de seis años de esa épocatrabajar de esa forma?Esteban: “Sí, en esa época sí”Entrevistador: ¿los niños que no tenían muchos dinero?Esteban: “Claro, los niños que no tenían recursos.”Entrevistador: ¿Pero era en otra ciudad o era en Belén?Esteban: “No, acá en Bella Unión.”Entrevistador: Acá en Bella Unión trabajabas en casa de acá, no se iba aotro lugarEsteban: “No, no,”Entrevistador: ¿Trabajabas casi como criado?Esteban: “Claro.”
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Entrevistador: ¿Se quedaba a dormir en esa casa?Esteban: “No, no, en esa casa no, era un rato que me quedaba, limpiaba lasescaleras y después me iba para mi casa.”Entrevistador: ¿Y eso era normal entre todos los hombrecitos de la época, ole toco solo a usted?Esteban: “No había gente, no recuerdo los nombres, pero había gente quehacía así y algunos otros chacra, la plantación que había acá tambiénantes, que hay ahora, pero era distinto porque era con techos de paja loscultivos.”Entrevistador: ¿Había mucho gringo entre los niños que limpiaban?Esteban: “No, no, porque como gringo acá en Bella Unión son pocos,”Entrevistador: ¿hay alguno medio indio y negro?Esteban: “Indio había poco, una familia Villalba que tiene hasta ahora los rasgos más de indio, pero después eran negros, afrodescendientes.”Entrevistador: ¿Había muchos negros?Esteban: “No, no, era raza blanca más que nada la gente de Bella Unión, siporque había descendientes de italianos de todo ese tipo de cosas, Brasileños que venían.”Entrevistador: ¿Esos niños eran pobres que limpiaban?Esteban: “No solo limpieza, sino trabajo también de chacra que ayudan a plantar el tomate como yo te dije, arrancarEntrevistador: ¿O sea que trabajo desde muy tempranito, de los seis años trabajaban?Esteban: “Sí, si”Entrevistador: ¿Y le daban qué, ropa y alimento a su madre, o le pagaban también en dinero?Esteban: “A mí en este caso, era más en una casa que yo ayudaba a limpiar.”Entrevistador: ¿Y ellos daban dinero o…?Esteban: “Dinero, dinero, me pagaban una mensualidad, medio como que 300 pesos, pero que serían como 30 pesos de hoy.” (risas)Entrevistador: ¿Sus hermanos en ese momento, qué hacían, también trabajaban?Esteban: “Trabajaban por temporadas y después venían al liceo mishermanas, hicieron hasta 3ro o 4to más no hicieron.”Entrevistador: ¿Porque su madre no hacía trabajo doméstico cuando estabaacá?Esteban: “Ella trabajó como empleada doméstica en Salto mucho cuandoera soltera.”Entrevistador: ¿Y después ella se dedicó a?Esteban: “A la casa nomás.”Entrevistador: ¿ Y usted de niño trabajaba?Esteban: “De distintas cosas, mis hermanos también.”Entrevistador: ¿Y su padre seguía?Esteban: “En vialidad.”
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Entrevistador: ¿esa forma de trabajar de niño y de adolescente, lo seguíhaciendo, hubo un momento en donde enganchó con los estudios o se dedicósolo a eso, o combinó trabajo y estudiar?Esteban: “No, no, después que salí de la limpieza de las asa que yo ya ibaal liceo, creo que tenía como 13 o 14 años creo, trabaje como sereno en unachurrasquería, yo ayudaba a prender el fuego y después limpiaba los platos,limpiaba las mesas cosas así, también de chiquilín”.
Oscar, afrouruguayo de 50 años residente en la ciudad de Artigas, muestra en su narrativa
aspectos similares a la brindada por Esteban. La trayectoria laboral de Oscar comienza a los
cinco años de edad, trabajando junto a su padre. La situación de precariedad económica
generó que las familias de Esteban y Oscar, resuelvan insertar a sus hijos en el mercado del
trabajo informal, como forma de contribuir con ingresos que sirvan de apoyo a sus núcleos
familiares.
Oscar: “Yo trabajé mucho con mi padre, que trabajaba en ladrillo también, trabajamucho también.”Entrevistador: ¿Su padre tenía oficio de hacer ladrillo?Oscar: “Sí, trabajaba de changas también.” Entrevistador: ¿Qué aprendió con él, desde que edad más o menos trabajaba?Oscar: “Empecé a los cinco años, desde los cinco años empecé a trabajar.”Entrevistador: ¿Con él (su padre)?Oscar: “Sí, y cuando el falleció empecé a trabajar en la changa.”Entrevistador: ¿Pudo ir a la escuela?Oscar: “Sí, yo fui a la escuela, fui a la UTU”Entrevistador: ¿Qué hizo en la UTU?Oscar: “Tornero mecánico, y la escuela, terminé todo.” Entrevistador: ¿Y usted con cinco años ayudaba a tu padre por alguna razónespecial, cómo fue ese tema, porque de tan chico…?Oscar: “Sí, lo que pasa que era chico y nosotros éramos pobres, no tiene sueldo ninada (su padre), mi madre si tenía un sueldo ahí.”
La madre de Oscar fue una de las tantas afro uruguayas que se dedicó a la tarea de servicio
y su padre a múltiples tareas como ser peón rural, trabajo en la “olería” en la confección de
ladrillos, entre otros. Oscar recuerda las actividades de sus padres:
Entrevistador: ¿De qué trabajaba (su madre)?Oscar: “Mi madre trabajaba a veces de changas, haciendo alguna limpieza, yantes a los 60 años le dieron una pensión por invalides, lo que pasa es que antesnosotros éramos muy pobres, mi padre trabajaba en campaña, trabajaba en ladrillo
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y se fue a campaña y nosotros quedamos, y no tenía sueldo ni nada, despuésnosotros nos fuimos a vivir a la olería, ahí nos fuimos todos para allá.”Entrevistador: ¿Y antes comentaste que tu padre estaba en la Estancia?Oscar: “Sí, en la estancia trabajo.”Entrevistador: ¿Tú eras nacido ahí?Oscar: “Sí, yo era nacido hace tiempo.”Entrevistador: ¿Eras niño?Oscar: “Era niño también.” Entrevistador: ¿Y en la estancia vivían con él ustedes?Oscar: “No, nosotros vivíamos acá con mi madre y él se iba a hacer las changas acampaña y después que un vecino de allá dejo la casa de él, nos fuimos a vivirhalla en campaña.”
Actualmente Oscar utiliza la confección de ladrillos y un conjunto de “changas” como
estrategias laborales para la subsistencia. A su vez, las consecuencias de permanecer en el
mercado informal se manifiestan cuando a la edad de 50 años, Oscar no cuenta con aportes
al BPS, viéndose comprometido la calidad de vida a futuro. Oscar reflexiona sobre su
experiencia laboral:
Oscar: “Trabajo de changa.”Entrevistador: ¿Trabajo de changa?Oscar: “Hago ladrillo.”Entrevistador: ¿En la olería?Oscar: “Sí, allá abajo, en el polígono.”Entrevistador: ¿Y eso lo contrata alguien o usted hace su propio ladrillo?Oscar: “Yo trabajo bueno así, trabajo de changa, trabajo en una olería y después hago con la otra de changa en distintos lugares, hay unos cuantos ladrilleros acá, entonces voy trabajando con ellos.”Entrevistador: ¿Cómo le pagan, por semana por día?Oscar: “Por día, a veces por semana, como ahora hay escases de plata veces me pagan por semana.”Entrevistador: “¿Y ahí hacen algún tipo de aporte al BPS?”Oscar: “No, mi patrón que está trabajando efectivo con él me iba a hacer un aporte si fuera halla para el cuartel hacer ladrillo halla, como yo salí ahora ta, me iba a aportar al BPS, como yo salí de ese trabajo, ahora estoy en otro trabajo, todos esos ahí no aportan al BPS.”Entrevistador: ¿en algún trabajo que estuvo le aportaron?Oscar: “No, cuando yo entré en el plan de emergencia hice cuatro meses nomas, tenía que ser seis meses para aportar al BPS, pero hice cuatro nomás.”Entrevistador: Ah, ustedes recibieron el plan de la asignación, primero el plan de emergencia.
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Las experiencias de trabajo infantil tanto de Oscar como de Estaban, entre otros, están
atravesados por los vínculos afectivos con sus antiguos patrones dificultando el trabajo de
la memoria (Jelin, 2002) sobre las experiencias de discriminación racial sufridas a lo largo
de su infancia. Recién de adulto logró comprender bajo qué condiciones se había realizó el
trabajo infantil, pero aún mantienen recuerdos de buen trato que no permiten visualizar las
consecuencias del racismo. Estas situaciones de servilismo en el trabajo rural del Uruguay
se fueron paulatinamente modificando en la última década, lo cual generó un cambio
cualitativo a partir de la aprobación de la ley n° 18.441 del 24 de diciembre de 2008 –
“Jornada laboral y régimen de descansos en el sector rural”.
6.3.2. Antes de la ley nro. 18.441 y más allá de todas las leyes.
A continuación seleccionamos algunos relatos de trayectorias laborales de dos varones
afrouruguayos prácticamente coetáneos entrevistados en Belén. Baltasar de 79 años y José
de 80 años. Ambos trayectorias ejemplifican claramente el trabajo duro, informal y precario
que llevaron adelante. Han trabajado desde temprana edad en estancias, en la mayoría de
los casos como peones. Baltasar nos cuenta que su padre trabajaba como carrero o “burro
de la intendencia” como les decían y que también trabajó a “pala y pico haciendo leguas y
leguas de carreteras”.
José nos narra que el trabajo en la estancia era duro, “de las cinco de la mañana hasta que
se veía” (noche) y se comía solamente dos veces por día. En una de estas estancias nos
cuenta José, dormían en el establo con los perros para mantenerse calientes. La “comida de
los pobres”, consistía básicamente en mazamorra, que José llama cacica, vocablo de raíz
probablemente indígena, caça significa: “mazamorra rala de raíz.” Otros alimentos eran la
polenta, boñatos, achuras y pirón (una especie de guiso hecho con achuras).
Baltasar y José ingresan a trabajar en el ingenio azucarero “El Espinillar” de Salto por los
años 60’. Ambos nos narran historias impregnadas en el cuerpo, de accidentes ocurridos
cuando se transportaban en camiones que contrataban a terceros para ir y venir al trabajo en
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“El Espinillar”, ubicado en Villa Constitución. Desde los relatos emergen claramente en el
discurso la precariedad del trabajo del “destajista” y del trabajo rural en general, en
aquellos tiempos. Para José ingresar al “Espinillar” como “empleado” significó la
posibilidad de iniciar a “planificar” su vida y construir su casa poco a poco, año a año
compraba los materiales para la construcción.
Otro asunto importante que surge en las entrevistas y refleja las inequidades a nivel del
reconocimiento (o mejor dicho invisibilización) del trabajo de la población afro-uruguaya,
se debe a que sus trayectorias laborales han sido informales, precarias y segregadas a
actividades poco reconocidas a nivel social – simbólico.
Tanto José como a Baltasar cuando ingresan en regla al “Espinillar” no les viene
reconocido todo el trabajo que habían realizado en las diferentes estancias, y otros tipos de
trabajo informal que habían realizado por años. Por esto, es importante hacer evidente que
tanto la cantidad de años trabajada y la visibilización de sus aportes a la economía con su
trabajo nunca fue la “real”. Este trabajo invisibilizado, precario, irregular, “pesado”, es en
cierto modo la “cara oculta” de un cierto progreso que obtuvieron las elites de la zona.
Podremos percibir en las entrevistas claramente la informalidad, las condiciones de
irregularidad, baja remuneración y por ende, umbrales de pobreza y dificultades que
acarrean en las trayectorias de vida de estos hombres y mujeres afro.
Baltasar nacido en Mataojo (Salto) en el año 1937, nos cuenta que su padre era afro pero de
poco pelo, dice tener descendencia negra pero no de “mota”, más bien indio, o pardo (como
lo autodefinía). Baltasar llegó a caballo desde Villa Brasil (frontera) con su padre, su madre
(102 años al día de hoy) sus tres hermanos y un tío. Recuerda que no tenía más de cuatro
años cuando realiza esta travesía.
En la casa (muy humilde) en la cual tuvimos el encuentro etnográfico relatado, se
encontraba también Rosario, su esposa, con la que Baltasar se junta a los 21 años cuando se
separa de su primera mujer. Rosario tenía en aquel momento 13 años por lo que “vivían a
las escapadas”. Rosario es de facciones claramente indígenas y tienen 14 hijos junto con
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Baltasar. En la casa, en el momento de la entrevista había unos 10 niños, algunos de sus
nietos que viven con ellos. Sus edades oscilaban entre 3 y 12 años aproximadamente.
Siguen los fragmentos de entrevista:
Baltasar: “Estuve trabajando en Espinillar trabajé cuatro años a destajo, ajornales. En cuatro años llevo tres accidentes (...) Dentro trabajaba en cortes decaña, arebos, carpida”.Entrevistador: ¿Allá en Bella Unión, donde es?Baltasar: “No, no acá en Ingenio el Espinillar, el Ingenio vió? Porque ahícosechaban la caña y hacían la azúcar gruesa y la llevaban a refinar. Y ahí yotrabajé y llevé tres accidentes casi uno por año”.Entrevistador: ¿Pero qué le pasó?Baltasar: (Nos muestra las heridas) – “Estuve tres veces en el Banco de Seguros enMontevideo. Tres meses.”Entrevistador: ¿Internado?Baltasar: “Yo cuando me llevaron.”Rosario: “Muerto ahí”Baltasar: “Muerto ahí, porque a mí me hablaban y no me quedaba en la cabeza.Estaba como que me dormía.”Entrevistador: ¿De qué fue el accidente?Baltasar: “Era porque se viajaba, iban arriba de camiones tipo vacas, sentadoarriba de unos tablones de cinco pulgadas, más o menos, arriba de los casilleros.Entonces e l primer accidente el camión cruza, íbamos como 40 vió, antes iba paraentrar (1034??) del Espinillar, venían entrando tres muchachos en bicicleta de allíde Constitución. Este a lo que iba a dobla, r había un ómnibus parado y tuvo queseguir de largo, sino lo agarraba, y queda sin frenos, sigue de largo y lo agarra elpedregullo suelto.”Entrevistador: ¿Y da vuelta?Baltasar: “Quedó con las ruedas así (boca arriba) y yo en la cuneta tiradopataleando que parecía que se veía que se daba vuelta pa’ arriba, ¿sabe lo que es?Bueno ese es el primero”Entrevistador: ¿Y ahí que le paso se rompió algo?Baltasar: “Hay muchos lesionados, otros que los llevaron a Montevideo. Borges ledicen, ese muchacho llegó. Ahí justo de mañana llegaban los ómnibus de Salto,porque ahí trabajaban miles de personas que venían al Espinillar. Y ahí empezarona llegar las ambulancias. Había gente que disparaba, se asustaba disparaba. Losjuntaron a todos porque dice que todos los golpes internos es lo más peligroso…”Entrevistador: ¿Cuántos accidentes más tuvo?Baltasar: “Tres, ese fue el primero”.Entrevistador: ¿Los tres trabajando en Espinillar?Baltasar: “Sí, ellos me jubilaron después, porque ya no podía enderezarme, yo”.Entrevistador: ¿Que trabajo tuvo, cómo fueron los otros?Baltasar: “No sé si Ud se dió cuenta que había un silo. En la ruta, esa antes era laruta vieja, porqué ya han cambiado dos tres veces la ruta. La ruta pasaba por acádonde empiezan las viviendas, no había puente. Pasaban por acá, una parte en un
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lancha pasaban. Después apareció el famoso Arapey, que está bajo el agua porquecon la represa quedó abajo del agua. Y por ahí ese silo que está enseguida a 200metros. Más o menos para abajo. Ahí también, veníamos en el camión, 45 veníamosen ese camión ese día. Veníamos de vuelta, porque nos llevaban de mañana,firmábamos tarjeta a las 8 la hora que teníamos que entrar y a las cinco de la tardefirmabas la tarjeta para salir. Pero qué pasaba que después que llegabas acá alpueblo, tenías dos horas de seguro. Tenías dos horas estabas asegurado si tepasaba algo. Entonces cuando eso ahí era el tiempo de corte, yo venía durmiendorecostado a la cabina del camión, 45 personas sentadas ahí adentro. Bueno, pero lasuerte que hoy yo cuento, pero muchos no contaron el cuento, quedaron ahí. Poreso le digo vió, pasaron una alcantarilla una altura como esta, si hubiéramospasado esa alcantarilla quedaban todos aplastados. Cruza ahí y dice el hombre conun camión, un Ford, dice que cuando le hace el cambio queda sin dirección. Diceque le salió la barra de dirección y agarró al lado de la calle. Pero mire el pocitono era más que esto, el camión vino y se metió ahí, y con el impacto que el camiónvino y se metió ahí todo aquello que venía sentado, apilado, se dio contra lacabina, y a mí me aplastaron”. Entrevistador: ¿Todas las personas que estaban sentadas?Baltasar: “Y se pelaron, otras dos. Estaba lleno de gente. Bueno ahí yo le digo, me despertaba de a ratos pero, era como un sueño”. Entrevistador: ¿Y el tercer?Baltasar: “Ese fue el tercero, fue ese estuve tres mes en el Banco de Seguros. En elúltimo accidente, en el almacén bien a la esquina, ¿vieron que hay un almacén?Está Carballo. Trabajaba en el personal y de tarde se venía con el camión y traía lagente. Bueno y entonces cuando salimos de ahí, se prende fuego dentro delEspinillar y para parar el incendio y cuando el camión arranca, reventó la puntade eje y se incrustó contra un valetón, valetón es donde va el agua que lleva parahacer”.Entrevistador: ¿El canal?Baltasar: “Sí el canal, y ahí hubo otro montón de gente lastimada. Todos dicen quehe tenido varias oportunidades, dicen que el que no sigue no muere”.Entrevistador: ¿y cuándo empezó a trabajar?Baltasar: “Hice de todo un poco, cuando gurí mis padres me pusieron a trabajar deniñero de un gurisito, sabe cuánto me pagaban por mes, un peso por mes. Alguienconoció los pesos de plata traía un puma de un lado y la cara de artigas del otrolado, y los veinte centésimos que le decían la chanchita. Después he trabajado enestancias de peón.”Entrevistador: ¿A la escuela?Baltasar: “Estuve en la escuela de los curas en salto, me trajo a los curas. Me trajouna madrina, pero estuve seis meses”.Entrevistador: ¿Hasta qué año?Baltasar: “Hasta quinto año. De trabajo he hecho de todo lo único mozo de bar(risas).Entrevistador: ¿Ud. hacía más zafral? ¿Cuando estuvo más fijo fue allá en elEspnillar?
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Baltasar: “Sí, y después acá en el Espinillar me iba a Bella Unión también. Contodo el cargamento, el tiempo de los primus ¿habrá conocido?”Entrevistador: Primus, sí, sí.Baltasar: “Era a querosén, salíamos con las ollas, las cosas para dormir porqueíbamos a un lugar que no conocíamos y a pié de acá a Bella Unión, que no estámuy cerca.Entrevistador: ¿Y Ud. Siempre vivió acá en Belén?Baltasar: Después que vinimos, sí.Entrevistador: ¿y no se mudó?Baltasar: “Si en las esquilas sí, pero después volvía para acá porque yo me había casado por segunda vez”.Entrevistador: ¿Y cuando se casó con Rosario?Baltasar: “Por segunda vez, en el 1958 primer matrimonio, después como noanduvimos me separé.”Entrevistador: ¿Pero tuvo hijos con?Baltasar: “Si tenía uno casado, falleció la hija. Con esa mujer tengo un hijo del 28de febrero, casi 60 años tiene ya”. Después vinimos en pareja con ésta (Rosario),con esta tenemos 14 hijos.Entrevistador: ¿14 hijos? ¿Están todos acá? ¿Estos que están acá son nietos?Baltasar: “Tan todos allá, hijos no hay mas nadie. Ella tenía 13 y yo 21, nosjuntamos a las escapadas”.(…)Entrevistador: ¿Cuándo le pasaron los accidentes que estuvo internado tres meses,recibió alguna plata extra? Baltasar: “Sí como no, me jubilaron”. Entrevistador: ¿Pero por los daños ocasionados no le dieron?Baltasar: “Tenía que tener treinta años de trabajos, pero cuando ellos yo tenía sólocuatro años de Espinillar, del Ingenio de ANCAP. Entonces me pagaban el sueldo,pero me hacían el 15% de descuento para ir pagando la caja para cumplir los 30años.”Entrevistador: ¿No entendí, Ud. Trabajó cuatro años? ¿en caja?Baltasar: “Yo salí pre - jubilado, porque Espinillar es caja del Estado. Espinillar lacaja es del Estado no tiene nada q ver con eso. Entonces salí prejubilado 780 pesosallá por el año 80’ ochenta y algo. 780 pesos bueno con estos, 780 me sacaban el15% para ir pagando la caja. Entonces me dieron esa pre - jubilación. Hasta sillegaba a los treinta años”.
En Belén también entrevistamos, como señalamos con anterioridad, a José hombre afro
descendiente de 79 años, nacido en Paso Cementerio Chico. De pequeño fue “abandonado”
por sus padres y sus hermanos fueron “desparramados” en diferentes partes. El quedó con
una hermana y comenzó a trabajar desde pequeño en la escuela donde hacía los mandados
para la maestra, por lo que su escolarización fue “irregular” dado que se ausentaba de las
clases para realizar estas tareas que le encomendaban la maestra y el personal de la escuela.
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Nos narra que la maestra “igual lo pasaba” aunque el realmente no hubiera alcanzado el
nivel de escolarización suficiente. En su memoria esos tiempos fueron buenos ya que “por
lo menos comía bien.”.
Cuando José abandona la escuela a los 11 años pasó a trabajar “criado” en una estancia.
Pudimos detectar en sus relatos, el maltrato y las vejaciones que sufría en el trabajo,
especialmente en la primera estancia que ingresa. Nos relata que ha sentido una gran
diferencia en el trato, en las diferentes estancias. En una de ellas, unas de las primeras, nos
narra su trabajo prácticamente esclavo y como veremos en condiciones de precariedad
absoluta.
En el año 1962 se muda para la zona Belén y dice que allí “tal vez fue su suerte”. Allí
comienza a trabajar en el ingenio azucarero “El Espinillar” donde trabaja 22 años. Citamos
aquí algunos fragmentos de la entrevista:
Entrevistador: ¿En que trabajó?José: “Y ahí empezás a trabajar un poco allí, un poco de allá. En el tiempo nos pagaban un peso así redondo”. Entrevistador: ¿Quién les pagaba?José: “La otra vuelta me encontré con uno (habla de su ex-empleador) que yo noquería creer. Mire: nosotros quedamos pobres, pobres”.Entrevistador: ¿Le pagaban un peso? ¿Qué trabajos hacía?José: “Trabajos de campo y de a pié, aquel tiempo no es como ahora, ahoracambió mucho. Aquel tiempo el patrón nos tomaba y no decía cuanto iba a pagar.Entonces en este tiempo uno empezaba el trabajo de campo a las cinco de lamañana hasta las 12 am. Después de las 14 hasta que se veía. Porque no había otroreclamo y el que reclamaba era roca.”Entrevistador: ¿Lo echaban?José: “Como la pobreza era tan grande…”Entrevistador: ¿Su padre de donde era?José: “Bueno después quedó uruguayo pero era brasilero, brasilero.”Entrevistador: ¿Y su madre?José: “Ella era de acá, después yo tuve ese problema con los milicos que cuando yoentré en la casa presupuestada, me borraron un apellido. En Brasil es el apellido de la madre primero.”(...)José: “Yo trabajaba por changas nomás. Y después de estar así x no fallar no eraese que hacia huelga, no sé cómo me metieron los milicos para adentro. No sólo yonos metieron más de 86 obreros”. Claro, en los ingenios yo trabajé despuéscuando vino este viejo blanco terminó con todo”. Entrevistador: ¿Quién, Lacalle?
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José: “Nos mandó a la casa pero. El que tenía 60 años se jubiló, alguno se rebuscóde 70, 80 mil pesos”. En aquel tiempo, estamos hablando de...Entrevistador: ¿Ud. Tenía 20 años de trabajo en el Ingenio? José: “Sí, cuando ese tenía más de 20 de trabajo ahí, pero era salteado. Después sí,seguí corrido porque marcaba tarjeta todos los días. Ahí fue que me cambio devida, que pude arreglar todo esto y de a poco y allí”.Entrevistador: ¿Ud. era zafral y entró fijo?José: “Era zafral sí, después que terminaba el corte de caña, yo salía a esquilarloco de la vida. Una pobreza. Y ahí traía el pesito y me compraba dos tres chapas ydejaba pa´ el otro año”. (…)
Entrevistador: ¿Cuándo comenzó a trabajar?José: “Cuando salí de la escuela, porque la maestra me pagaba eso por mes 12pesos. Por lo menos yo comía y dormía |ahí. Ahí no se compara, porque la comidade una estancia nunca se compara con la de una casa (...) en la escuela se comíabien. Después yo fui a una estancia, yo trabajaba de noche, no de comer a tiempode invierno. Entonces que pasó que yo dormía junto con los perros para calentarmelos pies”.Entrevistador: ¿Donde dormían?José: “En un galpón de esos de animales”.Entrevistador: ¿No tenían, cama, ni colchón?José: “No daban nada esos, porque el rico siempre pasó bien, el que pasó mal fueuno.”Entrevistador: ¿Cómo se llamaba la estancia esa?José: “Era de los Trindade, así que me dijo un nieto que ahora somos pobres. Nocreo que Uds. quedaran pobres. Digo no lo creo, porque yo recuerdo que por por laruta 31 era Trindade y Trindade y Trindade.”Entrevistador: ¿Cuántos dormían en esas barracas?José: “En aquel tiempo eran cuatro, uno dormía así, otro para allá. Ni luz ninada.”Entrevistador: ¿Y cuántas veces le daban de comer?José: “Y dos veces nomás, de mañana haciendo así un pirón, ¿no sabe lo que es unpirón?”Entrevistador: No José: “Un pirón quiere decir que es fariña de mandioca, con un puchero, unasachuras y allí nos repartíamos. Y el tiempo, pasando tiempo. Después de ahí yotrabajé en otra estancia que era también de Trindade, muy rico aquel hombre, muyrico. Yo trabajé con él”.Entrevistador: Siempre como peónJosé: “Sí, de peón.”Entrevistador: ¿Lo que me faltó preguntarle en qué consistía el almuerzo y la cena, que era lo que le daban de comer en la estancia?José: “En aquel tiempo la comida del pobre era la caxica y la pulenta. ¿Sabe lo que es la caxica?”Entrevistador: ¿La mazamorra?
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José: “Es la mazamorra y la pulenta”Entrevistador: Harina de maízJosé: “Esa era la comida del pobre.”Entrevistador: ¿De día y de noche?José: “El rico siempre vivió comiendo, después trabajé en estancia Anita de Martíny Corena.”(...)Entrevistador: ¿Qué año era se acuerda más o menos?José: “Y fue más o menos en el 62’ y me vine para carga acá.”Entrevistador: Para Ingenio, ¿por qué se fue de la estancia?José: “Porque el patrón era él que mandaba. Lo que él decía era eso nomás. Si note gusta vos te vas, me dijo y me vine y fue la suerte capaz.”Entrevistador: ¿Por qué agarró Espinillar ahí?José: “Y sí seguro, no ahora hay otro nivel de trabajo, es que son 8 hs.”Entrevistador: Claro hay una ley de reglamento rural, que reglamenta 8 hs. ydescanso y aguinaldo y salario vacacional.José: “En aquel año yo no cobré nada… en la ruta…”Entrevistador: ¿Trabajó en la ruta?José: “La ruta fue que me dio para mí.” Entrevistador: ¿Qué le dió?José: RocaEntrevistador: ¿Lo echaron, para no pagarle todo?.José: “En aquel tiempo mandaban ellos, no había FUESE si Ud. no tenia para ir alotro día. Eso estaba todo cocinado. Ahora hay gente que el patrón la echa. Antesmandaban ellos, eran los dictadores, quiere decir que en aquel tiempo eran lospistoleros, los fusileros. No los fusileros porque los otros no eran peones eranesclavos nos daban lo que querían. “Entrevistador: ¿Había mucho afro descendiente con Ud. Trabajando en la campañao era de los pocos?José: No, habían sí, la mayoría era gente de color.Entrevistador: ¿Y Ud. Sintió que había diferencia de tratamiento entre los negros ylos blancos en el campo?José: “En el tiempo, todo había que yo me dormía a veces. Una gente rubia, unagente bien de bien. Yo era muy querido delante de ellos. No sé, si fue ahí por esaempatía”.Entrevistador: Trabajaba bien, era buena personaJosé: “Si, seguro el hombre me quería bien, yo me daba cuenta que el color eraotro pero me sentía cómodo.”Entrevistador: Y alguna vez se sintió incomodo José: “Una vez yo tuve que ir para Montevideo de aquí mismo. Salí a pie.”(…)Entrevistador: ¿Me quedó una preguntita para hacerle, cuando iba al Espinillarcomo iba?José: “Y había camión ahí”.Entrevistador: ¿Cómo eran las condiciones del transporte?
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José: “Y bueno, el transporte aquí era difícil, porque nosotros pagábamos al dueñodel camión por mes entonces ponía unos tablones y nos sentaba en la espalda unopa’ acá y otro pa’ allá. De frente allí. Yo recuerdo como si fuese hoy que en el año77, o sea 1977, el día 11 de noviembre, por la ruta vieja se volcó un camión ahí.” Entrevistador: ¿Ud. estaba?José: “No, nos escapamos porque no había plata, para el destajista. Entonces esecamión esta efectiva, presupuestado, y nosotros estábamos haciendo la cola paracobrar un viernes. El día 11 de noviembre del 77’, y vino el sereno y nos dijo:bueno muchachos no va a salir el pago porque los sobres que están mal. Y yo mefui a cortar caña, y digo que voy a ir seco ahí, de tardecita yo venía comiendo unagalleta y tenía una radio chiquitita. Dio la noticia de Belén, que había.”Entrevistador: ¿En el mismo que Ud. Estaba, No entiendo porque escapó?Entrevistador 2: El trabajaba a destajo y los destajistas no había plata para ellosentonces no fue en ese camión. Entrevistador: ¡Te salvaste!Entrevistador2: ¿No tuvo ningún accidente en esos camiones?José: “Tuve …”Entrevistador: ¿Cómo fue?José: “Otro accidente era un camión también de alquiler, con chapa 595 recuerdo también quera un Volkswagen. El chofer era uno que se llama Pirulo que vive allá, y el camión quedo sin frenos y tenía que entrar así y se quedó sin frenos, y se fue deboca. Se quedo sin frenos y se fue a la cuenta y yo venía bien atrás, allá en el último y yo vi que el apuro y nos miramos todos, paaaaaaahh. Pero gracias a dios, nada, nada, nada me hice nada.”Entrevistador: ¿Y otros compañeros sí?José: “Si unos fueron para Montevideo, uno se llamaba Carmelo Dotta que hoy vive en Salto, ese sí. Fue fractura de brazo etc. “Entrevistador: ¿Y en esa cuadrilla había mucho afro, mucha persona de color?José: “No, había poca, más color como eso…”Entrevistador: Era mucho criollo.José: “La gente de color más como eso…”Entrevistador: ¿Más pardito, más blanco?José: “Porque otra preguntita para Ud., yo creo que el rubio no existe. Rubioporque el rubio si Ud. va a sacar el documento en el tiempo de los milicos no decíarubio. Decía moreno, mulato, y blanco era eso. La persona rubia no existía. Era lamisma cosa que la fisonomía decía nariz aguileña. Después tenía los ojos o los iris,negro o verde podría ser. Así era que los ponía en el documento de nosotros.”Entrevistador: ¿Y el documento suyo que decía?José: “Mulato.”Entrevistador: Negro no existía. José: “El mulato y el blanco.”
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7. Mujeres afro-uruguayas: mundo laboral, ciclos de vida y formas de violencia sobre
las mismas.
Cuando analizamos de la situación de la mujer afro-uruguaya, debemos tener en cuenta que
en los últimos veinticinco años ha existido un fuerte debate que propone un “giro
epistemológico” a nivel mundial a la hora de abordar las diferentes modalidades de
opresión y subordinación en general, y la de la mujer (especialmente afro e indígena) en
particular. Esta nueva visión propone analizar la existencia de una matriz de dominación
sobre la mujer, analizando las formas de discriminación/opresión de manera interseccional
y nunca aislada. Clase, etnia, orientación sexual, religión, localización territorial, son
elementos que están fuertemente ligados unas con otros a la hora de analizar las
modalidades de subordinación y dominación.
El abordaje interseccional, permite comprender más profundamente la complejidad de las
situaciones de exclusión que viven las mujeres negras, indígenas y grupos subalternos en
general en la actualidad.
“El concepto de interseccionalidad fue acuñado por la jurista Kimberlée Crenshaw,
quien lo definió como la expresión de un sistema complejo de estructuras de
opresión que son múltiples y simultáneas, con el fin de mostrar las diversas formas
en que la raza y el género interactúan para dar forma a complejas
discriminaciones de mujeres negras en Estados Unidos. Para ejemplificarlo, la
autora recurre a la metáfora de cruce de caminos y habla de dobles, triples y
múltiples discriminaciones. Asimismo, Crenshaw indaga en dos modos en que
opera la interseccionalidad: a nivel estructural y político. La interseccionalidad
estructural alude a la imbricación de sistemas de discriminación (de género, raza y
clase social) que tiene repercusiones específicas en la vida de las personas y los
grupos sociales. A partir de ésta la autora analiza la experiencia de mujeres
afrodescendientes, quienes vivían situaciones de desigualdad en función de su raza,
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su género y su clase social, de modo simultáneo. Por su parte, la interseccionalidad
política permite entender cómo las estrategias políticas que sólo se centran en una
dimensión de desigualdad marginan de sus agendas a aquellos sujetos y/o grupos
cuya situación de exclusión responde a la imbricación de diversos sistemas de
opresión.” (Cubillos Almendra, 2014: 3).
Es entonces que al analizar la condición de la mujer afro-uruguaya, creemos necesario
recurrir a algunas de las categorías y las propuestas que las mismas feministas afro,
enmarcadas en la teoría post-colonialista, tienen para brindarnos. Estas teorías
confrontándolas con nuestra experiencia en el campo nos brindan un conjunto de
herramientas de importante valor heurístico.
Se puede observar claramente que la historia de la mujer afro, no es la historia de la mujer
blanca. Siguiendo a Carneiro (2001:2), la mujer afro nunca reconoció es ni misma ni
interiorizó el mito de la debilidad y la fragilidad ya que nunca fueron tratadas como
mujeres débiles, desde el momento que trabajaron desde su más tierna infancia por siglos
como esclavas, siendo cosificadas como objeto por hombres y mujeres blancas.
La violación y violencia perpetrada sobre las mujeres afro conforman, también hoy, un
paisaje común en las violentas jerarquías de género y raza.
El relato de nuestra entrevistada Susana de 43 años de la ciudad de Salto, actualmente
integrante de una comparsa, es ejemplo empírico de lo antes descrito sobre el saqueo y
violación constante de las mujeres afro y particularmente, como esta violencia tiene y tuvo
consecuencias en las generaciones sucesivas. En la entrevista también se encuentra
Fernanda de 46 años.
Entrevistadora: ¿Y tu abuela te contaba alguna historia de la familia, o algunacosa relacionada con la familia?Susana: “Con respecto al baile no, lo poco que yo conocí a mi abuela fue cuandonació mi primer hija nomás, que yo fui y se la llevé y le dije te traje tu bisnieta.Pero yo siempre me contaba del tiempo esclavista y existe hasta ahora una tía míaque fue como ella, criada de niña en campaña sirviendo a los demás, porque másallá del trabajo uno tenía que servir y hacer lo que el patrón te dice de levantarte alas 5 de la mañana a prender un fuego, hasta ordeñar vacas hasta la última hora dela tarde encerrar los animales. Todo, fue criada en el campo y vivió todo eso. Mi
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abuela me contaba que ella no tenía madre pero ella recibía mango hasta delpatrón.”Entrevistadora: ¿Qué es mango?Susana: “Que te pegaban, del tiempo de ella imagínate, yo no sé cuantos añostenía mi abuela cuando murió pero vivió esa etapa ella.”Entrevistadora: De la esclavitud.Susana: “De la esclavitud, de cuando le pegaban.”Entrevistadora: ¿Te contó algún evento fuerte que te recuerdes?Susana: “No, fuerte, fuerte lo que me contó fue cuando yo quede embarazada demi hijo más grande, mi tía esta, me dijo: si tenés un hijo, hija, de ojos claros no tesorprendas. ¿Pero tía yo soy negra porque voy a tener hijos rubios?? Y me dijo, tumadre es hija de un gringo así… Entonces después mi abuela me cuenta que hastael patrón tenía eso de que tener relaciones aunque vos no quisieras.”Entrevistadora: ¿La violaban?Susana: “O sea a mi abuela le pasó eso… mi tía ya no, pero yo lo supe porque yoquedé embarazada y mi tía me dijo, si tenés un hijo rubio gringo, no te sorprendasporque ese señor vendría a ser mi abuelo. Yo ahí debería tener 19 años. La tuve alos 20 a mi hija, entonces yo tenía esa curiosidad, porque mi tía me dijo el nombrede esa persona. Rafael Gutiérrez, ahora es ya muerto el hombre. Entonces ahí yoestaba en el hogar en el INAU y llamé por teléfono a su casa y le dije que yo era lanieta.”Fernanda: (risas) “No, ¡ella es así!! Totalmente extrovertida.”Entrevistadora: ¿Y qué pasó?Susana: “Me cortó el teléfono, primero se ve que era su esposa y le dice acá hay una muchacha que dice que es tu nieta …Claro vos quedas con esa curiosidad, yo era una adolescente y quería saber quién era mi abuelo. Pero supe por mi tía. Mi abuela contó eso que sí que cuando estaban ordenando vacas, o estaban en la cocina los patrones venían y te tomaban como que…” Fernanda: “Se abusaban.”Susana: “Claro y no se podía decir porque no te creían una patrona, no creía que su esposo hacia eso y sino ya sabés que te tiraba mango.”Entrevistadora: ¿Este hombre era el dueño del campo?Susana: “Sí. Y bueno, fue por eso porque me dijo si tenés hijos rubios… no se qué. Yo soy negra que voy a tener hijos rubios. Y ella me contó.”
Las violaciones y abusos sexuales, sumadas a variadas y complejas modalidades de
discriminación, hacen que la situación de la discriminación hacia la mujer afro se vea
especialmente agravada. Como expresamos anteriormente es importante relevar de manera
interseccional las desigualdades en todas sus dimensiones de género, identidad sexual,
etnia/raza, generaciones, nivel socioeconómico, localización geográfica, ya que se
encuentran entrelazadas unas con otras e influyen en el desarrollo de las capacidades y
potencialidades de las mujeres.
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Estas dimensiones tendrán consecuencias en diferentes ámbitos para las mujeres, a nivel
laboral concentradas en general en trabajos de servicios sociales, trabajo doméstico y de
cuidados. En el caso de las mujeres afro-uruguayas con las cuales mantuvimos encuentros
etnográficos, pudimos constatar en el campo, que la segregación laboral se circunscribe,
aún más que en la mujer blanca, al circuito de servicio doméstico y cuidados. Esto produce
efectos a nivel simbólico, y que se hace efectivo en las prácticas cotidianas y en los
estereotipos que colocan a la mujer afro-uruguayas en los espacios de servicio y tareas
domésticas.
Esta división de trabajo y segmentación ocupacional generalmente coloca a las mujeres afro
en el ámbito doméstico / privado sea en su propios hogares o en el de terceros, como
servicio domestico. Muchas veces afrontando una doble o triple jornada laboral.
Las condiciones antes mencionadas determinan desigualdades de oportunidades de acceso
tanto a recursos materiales como sociales: falta de acceso a la educación (capacitación y/o
trayectorias educativas truncadas), dificultad de acceso al mercado laboral y en caso de
acceso, con sueldos mínimos o en condiciones de precariedad laboral.
También afecta a la falta de participación en la toma de decisiones en diferentes ámbitos, si
bien es importante destacar que la mujer afrouruguaya sostiene y lleva adelante un rol
fundamental en la organización de las agrupaciones y los colectivos afro en sus localidades.
En resumen, las mujeres afro y pobres se encuentran en una situación de mayor riesgo
frente a situaciones de vulnerabilidad. Constatamos que si bien existen erogaciones (tarjetas
del MIDES, etc.), así como también políticas que apuntan a las “necesidades estratégicas”
de las mujeres afro, existe una carencia en la formulación de políticas específicas para y por
la mujer afro como “objeto” de la misma. Con estos se apuntaría a las “necesidades
prácticas” de las mujeres afro, que son las que derivan de las condiciones reales de cómo
viven, es decir necesidades vinculadas al papel que desempeñan como madres y
proveedoras de necesidades básicas y que derivan de sus condiciones desiguales en sus
condiciones de vida y trabajo. El dinero que viene erogado al núcleo familiar, en la mayoría
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de los casos, será redistribuido al interior de la familia y no utilizado para las necesidades
prácticas y desarrollo de estas mujeres afro.
Asimismo, siendo el tiempo un recurso económico y de poder, aporta una nueva medida
para poner de manifiesto desigualdades sociales en sus diferentes dimensiones.
Como veremos en algunos casos de las entrevistas que seguirán a continuación, tanto las
trayectorias laborales “formales”, como las de escolarización se vieron truncadas primero
por el trabajo precario (que se adaptaba más a las “necesidades” urgentes) y luego, por el
nacimiento de los hijos y los cuidados correspondientes.
La carga de trabajo doméstico no remunerado dentro de hogar y el cuidado de las personas
dependientes, aparece como las principales barreras para la inserción laboral de las mujeres
afrouruguayas, y en particular para las mujeres pobres y afro que no tienen capacidad de
costear un servicio doméstico y/o de cuidado de sus hijos/as.
Las diferencias en el uso del tiempo expresan desigualdades para el desarrollo de las
oportunidades por lo tanto, entendemos que estos son focos claves a atacar para evitar el
abandono de la educación y alentar la posibilidad de “trabajo formal” en segmentos más
“valorizados” para la mujer afro.
Mariana vive en Artigas, es maestra y profesora de química, tiene 42 años de edad, es
casada dos veces y tiene tres hijas. Su hija mayor de 24 años la tuvo a los 17 años y la
siguiente, tiene actualmente 20 años y son producto de su relación con su primer marido.
Nos relata con dolor haber sufrido violencia, racismo y grandes dificultades con su ex
pareja y también dentro de su familia, un “endorracismo” dentro de su familia, que era
mixta (tiene hermanas blancas ya que el segundo marido de su madre fue “gringo” ella
toma su apellido de él). Con su actual pareja tiene una niña de 12 años y logra, aunque con
dificultades desarrollarse en su profesión.
Los cuidados, el nacimiento de sus hijas y la presión de su ex marido, así como el racismo
que sufrió tanto al interior de su familia como en los diferentes centros educativos que
frecuentó, fueron un factor importante dificultar su desarrollo educativo y laboral.
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Mariana: “(…) “tenía a mi hija chiquita también la tuve soltera…”Entrevistadora: ¿y la tuviste soltera y joven?Mariana: “Soltera y con 17 años, cumplí 18 al poco tiempo de nacer ella y si bien terminé 5º año sexto se me complicó…”Entrevistadora: ¿Porque la tuviste que cuidar?Mariana: 'Tenía que salir, me acuerdo que cuando ella nació salía a trabajar por 60 pesos en una casa que era todo el día cuidando todo el día a los nenes.”Entrevistadora: ¿No era con cama pero era todo el día?Mariana: “Acá no es común que te empleen con cama, porque las distancias son diferentes allá en Montevideo y después me tuve que ir o sea, primer año de mi hija …esas cosas...”Entrevistadora: ¿por el tema de cuidarla no podías, no tenias con quien dejarla?Mariana: “Sí no había como, llegó un momento que se cortó, aparte yo también estaba en la crisis de la adolescencia porque era una niña..”Entrevistadora: Eras una gurisa!Mariana: “Entonces como que se complejizó la cosa y bueno tuve que salir a trabajar y mi mamá me empleó en una casa como doméstica allá con cama, y ahí fui revolviéndome. Pase 10 años en Montevideo hasta que bueno conocí el papa de mis niñas, me junté con él y ta al tiempo me canse de esa situación. Volvía a repetirse la violencia, vos no servís para nada quedate ahí, encerrada en casa ...”Entrevistadora: ¿pero en el ámbito de que, tu casa?Mariana: “Sí, mi casa, mi ex marido el padre de mis hijas, era muy complejo eso. Vos estás para esto, porque no estudiaste cuando te correspondía, que vas a hacer...”Entrevistadora: ¿Te cortaba las alas, digamos?Mariana: “Muchísimo, muchísimo, fue una de las luchas más grandes que tuve fue volver a estudiar (...) Nadie me apoyaba porque estábamos, nuestro destino era al servicio, si vos ves todas mis primas de mi generación, muy bien, porque somos excelentes, no hay que sea igual limpiando, y buenas cocineras, y buenas limpiadoras, y buenas niñeras. Pero en realidad no hay ninguna ambición más allá de eso. Yo era un bicho raro…”
También Susana, la entrevistada que páginas arriba nos narraba la triste historia de su
abuela abusada por el dueño de la estancia y de la que de alguno de esos abusos su madre
fuera el resultado, es un claro ejemplo de la frustración de los recorridos educativos y la
segregación laboral al ámbito del servicio domestico y de cuidados como antes lo
estuvieron su abuela y su madre. Ella tiene 43 años y su primera hija la tuvo a los 20 años.
Tiene cinco hijos tres “blancos” y dos afro.
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Entrevistadora: Pero igual pudiste seguir estudiando, todos esos dichos que tedijeron no te afectaron, pudiste seguir estudiando. Fuiste hasta el liceo.Susana: “Sí, hice hasta 3º de liceo.”Entrevistadora: ¿Y después como siguió?Susana: “Si, ya formé familia, me dediqué a tener hijos, no estudié más y empecé atrabajar.”Entrevistadora: ¿Tuviste hijos jovencita?Susana: “Tenía 20 años cuando tuve mi primera hija.”Entrevistadora: ¿Y a trabajar cuando empezaste?Susana: “De adolescente, porque siempre una limpieza acá, niñera y hasta ahora soy empleada doméstica. Cuando no había trabajo, cuidé a algún viejito enfermo.”
Fernanda de 30 años, vive en la periferia de Salto, es analfabeta, así como sus nueve
hermanos. Fue madre soltera a los 15 años, trabajó siempre en changas y limpiezas,
también en cosechas, la mayoría de las veces de manera informal, sin aportes ni derechos
laborales. Nos cuenta también sobres su madre y los trabajos duros que realizaba en la
“aldea”, que es el hospital de la zona que está por cerrar, en el que ella también trabajó y
tuvo que dejar los trabajos de “limpiezas”, dado que el trabajo doméstico en su propia casa,
más el trabajo doméstico en casa de terceros, más el trabajo en “la aldea” le hubiera
resultado una triple jornada laboral.
Entrevistadora: ¿...y su madre a qué se dedicaba antes?Fernanda: “...y mama trabajaba antes en la aldea y después ya no trabajó más.”Entrevistadora: ¿Cuánto trabajo su madre en la aldea?Fernanda: “Si te digo te miento, yo era chica..” Entrevistadora: ¿Eras chica, y que hacía?Fernanda: “Antes no había lavarropas en la aldea, antes no había eso, como sedice.”Entrevistadora: ¿Cocinero?Fernanda: “Cocinero había, ella tenía que agarrar y lavar ropa, lavar los baños.Cuidar a los enfermos, los lavaba, los cuidaba los bañaba.”Entrevistadora: Claro hacia de enfermera..Fernanda:” No, como enfermera, no.”Entrevistadora: ¿Cuidadora?Fernanda: 'Hacía como cuidadora.”Entrevistadora: ¿Y porque dejo de trabajar ahí?Fernanda: “No sé por qué .. Si te digo exactamente no sé…”Entrevistadora: ¿Pero la recortaron? Fernanda: “No, no sé si se cansó Porque dice ella que mucho se cansaba porquetodos los gurisitos de la aldea se cagaba antes en los pañales eso de no eradesechable....”Entrevistadora: Eran de tela.
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Fernanda: “No, porque tampoco antes no era con guantes ni nada de eso, y lagente viste que se cansa, sabés lo que es todo eso… Mirá que al largo tiempo esote…”Entrevistadora: ¿Y después que hizo?Fernanda: Se dedicó a los hijos, nomás.Entrevistadora: ¿Así que vivían del trabajo de su padre, y tenían alguna ayuda delgobierno, una canasta?Fernanda: “Una asignación creo yo...”.Entrevistadora: ¿Y cuándo tu dejaste la escuela, que serías adolescente?Fernanda: “...y después cuando me llego la edad empecé a trabajar.”Entrevistadora: ¿Mayoría de edad?, ¿a qué edad empezó a trabajar a la mayoríade edad?Fernanda: “Sí acá, en la aldea. Trabajaba ahí y hacia de todo, lavaba el piso hacia, a veces iba para la cocina, bañaba a los enfermitos…”Entrevistadora: ¿Ese fue su primer trabajo?Fernanda: “No, había trabajos que yo hacía así por changas, antes de trabajar en la aldea yo tenía, vamo’ a decir, trabajos así que trabajaba en las casas.” Entrevistadora: ¿Hacía Limpiezas?Fernanda: “Sí, limpiezas si en las casas de familia, después ya agarré trabajo firme y dejé de trabajar en las casas porque no me daba el tiempo, era la casa mía y en la aldea. Porque si no, no podía trabajar en doble. A veces trabajaba de noche, de mañana, te toca según las gentes ¿viste?”Entrevistadora: ¿Y esas casas eran, de acá de Aguas Salto o trabajaba en otros lados también?Fernanda: “En la casa allá en la, en lo de Gabielli, trabajaba yo.. No sé si Ud. lo conoce por allá (...) después trabaje en la chacra también en eso, en la chacra de tomates y todo eso así, morrones, zapallitos todo eso. “Entrevistadora: Ahh ahí trabajó recogiendo, ¿cómo era la paga?, ¿le pagaban, por día, por semana?Fernanda: “No, por semana me pagaban. Pero saqué una buena plata…”Entrevistadora: ¿En las chacras?Fernanda: “Sí, sacaba buena plata”Entrevistadora: ¿Y cuando trabajaba en las limpiezas, era por día era por semana?Fernanda: “No esa sí te pagaba al día, según lo que hacías te pagaban por hora... así.”Entrevistadora: ¿y en esa época no aportaban nada?Fernanda: “A más o menos ahí…”Entrevistadora: ¿Había BPS y eso?Fernanda: “No, no estaba trabajando así nomás, no había BPS ni nada.”
Como se desprende de las narrativas citadas, la interseccionalidad de dimensiones étnico-
raciales, de género y clase se cumplen a rajatabla a la hora de comprender la situación
máxima explotación y vulnerabilidad de las mujeres afro-uruguayas en el espacio social.
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Las violaciones, vejaciones, sobreexplotación, discontinuidad o abandono de los estudios,
la colocación de las mismas en el escalón más bajo de la división social del trabajo, el
racismo intra y extrafamiliar, el conjunto, en fin, de diferentes violencias sobre sus cuerpos,
exigen un conjunto de estrategias de resistencia para soportar (y superar) estas situaciones.
Cabe consignar, que en éstos y otros encuentros etnográficos que el equipo de investigación
tuvo, se pudo constatar que si bien la participación política en el caso de las mujeres afro-
uruguayas se encuentra disminuida por sus múltiples jornadas de labor y modalidades de
discriminación, también son las que encabezan las actividades, colectivos y organizaciones
afro en los lugares etnografiados. En una cantidad relevante de narrativas, surgen reclamos
de falta de apoyo de estructuras del estado, o bien, de los propios aglutinamientos afro, lo
cual sugiere que debe reforzarse este punto.
8. Procesos de escolarización y ámbito educativo
En el producción simbólica estatal de los marcos identitarios nacionales, el sistema de
enseñanza público y particularmente la escuela laica, gratuita y obligatoria, colaboró
tempranamente (y aún lo hace) a conformar una masa ingente de ciudadanos, a la vez que
en su modelo clásico -desde la reforma vareliana, variando con la nueva Ley General de
Educación Nº 18.437 del 12 de diciembre de 2008, particularmente en sus artículos nro. 8 y
nro. 18– aportó los elementos fundamentales para conformar una modelo identitario y
cultural en el cual quedaron aunadas igualdad con homogeneidad (Caetano y Geymonat,
1997; Da Costa, 1997; Guigou, 2003; Guigou, 2010).
El laicismo cultural - menos indagado que el fenómeno de la laicidad uruguaya
propiamente dicha - se expresó en la ausencia de reconocimiento a una otredad cultural en
el espacio público (libre de ser expresada, por otra parte, en el ámbito de lo privado), y
particularmente, en la obliteración de dichas diferencias en la matriz de gestación de
sujetos-ciudadanos creadores y habitantes de dicho espacio: la escuela pública.
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Las heterogeneidades y singularidades en su proceso escolar de 'uruguayización', no fueron
consideras como etnias, singularidades culturales o bien diferenciaciones que deberían ser
consideradas en el ámbito de la enseñanza, sino simplemente descaracterizadas y soterradas
en una narrativa nacional más abarcativa, aunque no incluyente.
La imagen de ciudadano que se construyó en Uruguay desde finales del Siglo XIX hasta las
primeras décadas del Siglo XX – vinculada ésta al primer modelo de identidad nacional
(Achugar, 1992; Caetano, 1993) - ha sido en parte reproducida mitoprácticamente (Sahlins,
1985) hasta la contemporaneidad.
Esta imagen, en su intento republicano de aunar igualdad con homogeneidad, estuvo, pese a
sus pujos igualitarios, cargada de asimetrías de género, étnico-raciales, y tratamiento
dispares a las diferentes singularidades.
Las situaciones de discriminación y racismo se pueden expresar en las lecciones escolares
que leían nuestros ancestros a finales del Siglo XIX y al menos, hasta la década de los '30
del Siglo XX.
En el “Libro segundo de lectura”, de Vásquez Acevedo, la relación asimétrica entre blancos
y afro-uruguayos resulta evidente:
Lección 27
Aquí hay un hombre que pasa un arroyo, montado á babucha de otro hombre. ¿Te gusta á ti ese modo de andar? ¿Tu papá no te ha montado así en sus hombros alguna vez?¿Te parece que los dos hombres son blancos?¿Cuál es negro? ¿El de arriba ó el de abajo?¿Qué lleva el de abajo en la cabeza?¿Te parece que el hombre blanco se caerá?¿crées que tiene miedo?Si el hombre negro se cayese, el blanco se caería también, y ambos se mojarían. El blanco, además, se lastimaría.(…)Ejercicio de significación.¿De qué habla esta lección? - ¿qué dice el primer párrafo?(…) ¿qué dice del hombre blanco? - ¿qué dice del negro? - ¿qué le sucedería al blanco si el negro se cayese?. (Vásquez Acevedo, 1889: 59-60).
91
La obsesión por la clasificación racial y los atributos de blancos y afro-uruguayos
sigue en la lección 48 del mismo libro:
Doña María ha ido á la cocina para enseñar á Josefa á hacer pasteles.¿Sabes cuál es doña María? ¿Qué está haciendo ahora? ¿qué tiene en la mano derecha? ¿qué tiene en la mano izquierda? ¿qué está cortando con el cuchillo?Está cortando la masa que sale fuera de la fuente.Después pondrá el pastel en el horno.¿De qué color es Josefa? ¿Te parece que Josefa está contenta? Me parece que sí, porque se está riendo. ¿Cuál tiene la nariz más grande? ¿Doña María o Josefa? ¿Cuál tiene los labios más gruesos? Doña María tiene la nariz delgada y los labios finos. ¿Ves a la negrita? Si, tiene motas en la cabeza. Se llama Petrona.¿Ves al negrito cabeza de melón? ¿Por qué tiene la boca abierta?, ¿crees que podrá ver mejor con la boca abierta? ¿Qué tiene Josefa en la cabeza?,¿son sus brazos tan blancos como los de doña María?, ¿tiene las manos negras? Sí, pero están tan limpias como si fueran blancas. ¿Qué ves sobre la mesa? Veo una botella de cuello largo con tapón de corcho, y veo también un tarro con cuchara adentro. (Vásquez Acevedo, 1889: 99-100).
Estos tratamientos tan brutales y evidentemente racistas hacia los afro-uruguayos, podrían
considerare un capítulo pasado de nuestras performances escolares.
Sin embargo, si bien las nuevas formas de entender las diferencias culturales en el espacio
educativo público han cambiado profundamente, y las memorias del racismo vivido en la
institución escolar parecen más afincarse en las/los entrevistados con más años tanto en la
primera como en esta segunda fase del trabajo de campo, cabe indicar que los ejemplos de
formas permanentes de racismo y discriminación actualmente existentes en la escuela y en
las diferentes áreas y niveles de la educación pública, abundan en las narraciones de los
integrantes de las comunidades afrouruguayas de Artigas y Salto.
Por otra parte, es de destacar que las diferencias en los niveles de analfabetismo entre los
afrodescendientes y el resto de la población nacional siguen siendo notorias, siendo la
población afrodescendiente, la que cuenta con el porcentaje más alto de analfabetismo en
todos los departamentos, especialmente en Artigas (4.3%), Cerro Largo (4.7%), Rivera
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(6.0%) y Tacuarembó (4.7%), Salto (3.8%), entre otros (Cabella, Nathan y Tenenbaum,
2013).
Parte de las narrativas recogidas durante nuestro trabajo de campo, pueden dar cuenta de
diferentes experiencias de racismo y discriminación vividas en el ámbito educativo por
parte de afro-uruguayos/as, comprendiendo de manera más vehemente las múltiples formas
de exclusión y estigmatización de los mismos en el ámbito de la enseñanza pública.
Mariana (42 años), una maestra afro-uruguaya de la ciudad de Artigas, vivió la experiencia
del racismo como estudiante, y ahora, como docente.
Una problemática reciente en su escuela, vinculada con un conjunto de situaciones que ella
vivió en su entorno laboral, le hicieron rememorar algunos episodios ocurridos durante su
época estudiantil:
“... y ahora me reflotó, que me gritaban “andá vieja, andá a cuidar de tu casa,negra, andá a limpiar las ollas” y éramos compañeros. Yo digo a donde va esosfueron, esos sacaron para afuera lo que sentían, cuántos nos rodean que sienten esoy no lo dicen?? Entendés, cuantos yo veo que personas que son, que visualmenteson negras y los ves y tienen una actitud sumisa. Y a mí me piden que sea de perfilbajo para pasar un poco desapercibida.”
Mariana no corresponde al estereotipo supuestamente sumiso de la mujer afrouruguaya.
Sus discusiones en su espacio de trabajo son constantes. Ella cuestiona el lugar de la cultura
afro-uruguaya en la curricula escolar, las fiestas que rememoran la época de la Colonia,
dividiendo a los alumnos según su color de piel, y particularmente, la percepción de sus
colegas sobre los alumnos según su pigmentación:
Entrevistador 1: ¿Ellos mismos lo dicen?Entrevistador 2: ¿En las reuniones de profesores?Mariana: “Sí, los docentes lo tienen muy arraigado y vos te quedas así tipo, aparteno le das. A ver tenemos dos alumnos, uno más clarito, con familia más clarita y ledan oportunidades al clarito que al morochito”. Entrevistador 1: ¿Siempre? Mariana: “Y está adentro, si vos lo explicitas y le decís porque le vas a daroportunidades a este, dicen no vos estas con … entendés? Pero es algo que nace deadentro.”Entrevistador 1: ¿Lo hacen permanentemente y no se dan cuenta?
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Mariana: “El año pasado tuve en mi clase también una chica descendiente de afro,bien morocha bien oscurita la piel. Cero oportunidades le daban, con muchasdificultades de aprendizaje. El año anterior tuve un niño igual blanco…”Entrevistador 1: ¿y tenía apoyo?Mariana: “Tenía apoyo, palabras de la directora yo le pedí que me la dejara ( a laniña afrouruguaya) un año más para que yo tuviera tiempo de trabajar más conella. Trabajábamos en duplas y ella decía (la directora) ella tiene que saber nadamás que lo básico, escribir su nombre, pedir un cambio y hasta ahora me da cosa..porque si bien es una niña que oralmente tenía una capacidad que superaba atodos los gurises de allí. En oralidad y tenía dificultades en escritura porquenosotros la vimos transitar la escuela, todo el tiempo fuera de lo salones porque nisiguieran la retenían dentro de los salones. Y así muchos casos mientras fuipracticante, cuando empecé a trabajar en el liceo, había muchos casos que si eramorocho lo echaban, llamaban al padre y lo echaban del liceo. Había una niña queera un amor, pero era insoportable, necesitaba ayuda. Llamá a los padres - no dejapobrecita que está pasando unos dramas familiares - Y yo me digo hasta cuándovamos a visibilizar, vamos a extraer para afuera… Lo mismo esa frase que diga “Yotengo un amigo negro” Para mí es la imbecilidad…”
El proceso de atención diferenciado otorgado a niños y niñas blancos y niños y niñas afro-
uruguayas, tan claramente expuesto por Mariana, puede llevar no únicamente a la esperada
deserción escolar o al dosificado conocimiento ofrecido acorde a una distinción racista
naturalizada, como a la que hace referencia una autoridad escolar en relación a una niña
afro uruguaya “…ella tiene que saber nada más que lo básico, escribir su nombre, pedir un
cambio.”
También colabora fuertemente a formas de analfabetismo generadas in situ, en el propio
espacio escolar.
Fernanda, de 30 años, en un pueblo rural salteño, narra: “...yo no sé leer (...) yo iba a ir a
una escuelita que después no sé qué pasó, y bueno ta’ chucharon por la escuelita y
después no supe que pasó. que no hubo la escuelita y bueno ta’ después no sé qué pasó.
Porque mucha gente se necesita estudiar, la mayoría de gente que no sabe leer, no sabe
escribir, no sabe. Como yo nomás.”
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Fernanda terminó sexto año de escuela sin saber leer ni escribir, por lo cual le resultó
imposible continuar con el liceo. Sus hermanos, con trayectorias similares, también son
analfabetos y sus hijos, también, pese a que terminaron primaria.
Su hijo mayor, de 15 años, quiere ingresar a la UTU, aunque su madre no lo manda para
que no pase vergüenza: “...yo no lo mando porque tengo miedo que se burlen los otros
de él! Porque él no sabe leer si le manda un papelito, hacé algo, viste él va a mirar el
papel, no va a entender nada, es como yo mi mandan un papel y yo no sé… Fue a la
escuela y todo pero no aprendió no sé ...”
El tratamiento diferencial hacia niños y niñas blancos y afro-uruguayos/as escolarizados, se
manifiesta de forma radical en estas situaciones de escolarización formal y analfabetismo
real. Tanto la falta de seguimiento de los procesos cognitivos de los alumnos/as afro-
uruguayos/as, como la falta de atención a sus problemáticas afectivas y cognitivas -que
hace que muchas veces, sus ejercicios escolares sean el de transitar por la escuela sin entrar
a clase- hace que se gesten estas modalidades de exclusión radical. El analfabetismo, es una
sociedad letrada, es de los peores estigmas existentes y debe ser ocultado. Tal es lo que trata
de hacer Fernanda con su hijo que quiere ir a la UTU: no lo envía para evitar que pase
vergüenza por no saber leer ni escribir. Se reproduce así una vieja lógica de exclusión, que
alimentada por la ausencia de capital económico, escolar y cultural familiar inicial,
tampoco es revertida en el ámbito escolar, sino reforzada bajo el tratamiento diferencial
racista que tan bien describe Mariana con “los más oscuritos” por parte de las autoridades
escolares. Las posibilidades de sortear su analfabetismo, para el hijo de Fernanda, parecen
ser las mismas que ella y sus hermanos tuvieron.
El hostigamiento racista entre pares en instituciones públicas de educación es también
frecuente, siendo en general omisa la intervención de las autoridades.
María (53 años) , que vive en un pueblo del área rural de Salto , piensa que hay que
“abrirle la cabeza a la gente”: “Mirá hasta charlas se pueden hacer, porque hay gente que
se siente como que te voy a decir, hasta con los jóvenes, porque hay muchos gurises que
son, vos vas a la UTU y tienen esa discriminación, hasta ahora vos le decís está prohibido,
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y los propios profesores no le dicen nada, porque yo el año pasado no sé cuántas veces tuve
que ir a la UTU, porque “negra de mierda, negra de esto.” María trató de intervenir frente
a las autoridades para evitar que su hija dejara de ser tratada de “negra de mierda” por parte
de otros alumnos, y les espetó: “ ¿y ustedes que hacen? en una cosa así, porque si por
ejemplo, una ley que nos dijeron que no te llamen de negro, y porque vos todo el tiempo
vos estas hostigando a una persona y no la dejas en paz, entonces tuve que ir a la UTU y
decirles que, a ver qué parte ustedes no entienden.”
Su hija también recibió insultos racistas permanentemente durante su pasaje en primaria, lo
que no ha impedido su apuesta a que sus hijos estudiasen. Su capacidad de agencia es
admirable. Pese a sus carencia como ella decía “abismales”: “...todo lo que yo veo en cómo
me crié yo y como crié a mi hija, como yo siempre decía, la herencia del pobre es el
estudio, no estudia tienen que ir se a trabajar, aparte yo las crié sola a mis hijas, entonces yo
les digo, ta esto es así y ellas estudiaron y llegaron y otras siguen estudiando, mi hija mayor
se pago dos cursos carísimos y nunca los pudo terminar y ahora se pago otro curso de
eventos.”
Con estas dificultades, las nuevas generaciones parecen tener mayores posibilidades para
continuar con su instrucción. Rita (17 años), por ejemplo de Aguas de Salto (Salto), estudia
en la escuela agraria con beca y apoyo de aulas comunitarias. Espera tener una beca este
año para continuar sus estudios. El sistema de becas y apoyos a los déficit escolares, está
generando una ventana para nuevas generaciones de afro-uruguayos/as.
Pese a estas nuevas realidades generadas por la combinación de políticas educativas y
públicas, sigue pesando el racismo semi-instituicionalizado de las interacciones y las
evaluaciones racistas de diferente calibre.
Tal como le preguntó una directora a una novel maestra practicante de primaria por
nosotros entrevistada: “- ¿vos tenés vergüenza de ser negra?”
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9. La construcción social del color: la producción social de la piel.
Por construcción social del color, entendemos el conjunto de clasificaciones sociales que
separan los diferentes tonos de piel entre sí acorde a los principios de clasificación y
evaluación preponderantes en una matriz socio-cultural dada.
Dichas clasificaciones no resultan inocentes, y se encuentran cargadas de evaluaciones de
corte relacional y contrastivo. Esto es, el color de piel no posee una definición en sí mismo,
sino en relación a otras pigmentaciones que serán definidas acorde a determinadas
relaciones de sentido y de poder existentes en una sociedad y cultura dada.
Es por ello que hacemos referencia a la producción social de la piel. La misma, otorga
determinados atributos favorables a cierto color de piel (blanco) y va en disminución a
medida que el tono de piel obscurece. Esta situación, evidentemente no es universal sino
que atiende a la esencialización y constitución de un ser “negro” y un ser “blanco” en
países que poseen histórica, cultural y socialmente características del denominado racismo
estructural, tal como es el caso del Uruguay.
Dado que el color de la piel, o la mera asignación a la relevancia y diferenciación de los
pigmentos son producciones socio-culturales, las mismas cambian y se modifican acorde a
contextos diferentes en la misma sociedad. Las situaciones del denominado
'blanqueamiento' -particularmente en un país en el cual la figura social del mestizo no
existe- , el reconocimiento (“darse cuenta”) de que son afro-uruguayos/as por parte de los
sujetos a partir de su identificación con la cultura afro-uruguaya, o bien por haber
experimentado situaciones de racismo y discriminación, constituyen todas políticas sociales
de la piel, en las que ciertos rasgos fenotípicos son, en su evaluación, de carácter móvil.
Roberto, profesional universitario que vive en Salto, nos habla de su “descubrirse afro-
uruguayo” a través de su acercamiento a expresiones culturales de dicha comunidad en su
estadía como estudiante universitario en Montevideo:
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“...por ejemplo, Las Llamadas para mí fue un descubrimiento enorme digamos, yohabía visto alguna vez una comparsa en Tacuarembó pero te imaginas hace treintaaños la comparsa en Tacuarembó lo que podía ser, descubrí Las Llamadas, ¿esto es elcarnaval?, ahí fue que, esa fue otra cosa que contribuyeron.”
En su ciudad de origen, Tacuarembó, Roberto fue socializado como blanco.
Roberto: “...yo en realidad no me consideraba negro cuando era niño es más,cuando me decían negro me enojaba, es más, estaba, como se puede decir, yopensaba y tenia asumía que era una cuestión que no era mi modelo...(...) y a mí nome gustaba que me dijeran negro.”Entrevistador: ¿te decían negro de chico? Roberto: “Claro, el negro Roberto, y en realidad asumí mi negritud, mi afrodescendencia, después de grande. “
Las familias afro-uruguayas que Roberto reconocía como tal en su Tacuarembó natal, no
resultaban un modelo de identificación para él. Logró reflexionar sobre su falta de empatía
recién después de su estadía montevideana:
“...yo me acuerdo de las familias negras que había en el barrio y eran distintas a mí, y veo que es un problema de degradación todo, de cómo lo sentís y bueno, y ahí cuando fui a Montevideo si empecé a asumir esa cuestión de que era negro, pero también hay una aceptación mucho mayor.”
Ese “descubrirse” afro-uruguayo en Montevideo, no fue únicamente producto de su
aproximación a expresiones culturales a la comunidad afro-montevideana. También resultó
de sus experiencias de racismo en su entorno de estudio, y de sendos ejercicios de
discriminación en los cuales no podía entrar a algunos bares, por su condición de afro-
uruguayo.
Ya siendo profesional, le sucedió también esta experiencia. Una de las más mercantes fue
en “...una joyería que iba a comprar regalo a la que es mi esposa ahora y no me abrieron la
puerta.”
Entrevistador: No te abrieron la puertaRoberto: “No abrieron la puerta y ta’ (silencio), además es medio ingenuo porque ni me di cuenta, dije, que habrá pasado...no te abrieron porque sos negro me dijeron (risas), esa es la inconsciencia que te digo, y bueno, ta'.”
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Roberto asumió gradualmente el hecho de ser afro-uruguayo a partir de las narrativas que
aquí se presentan. En su actual entorno universitario blanco, él debe demostrar “un poco
más” de idoneidad que la esperada, “un poco más” de concentración y esmero, de manera
de demostrar su capacidad, cargando con el por veces estigma (Goffman, 2006) de ser afro-
uruguayo.
Para Susana y Feranda, la aceptación -positiva y orgullosa- de ser mujeras afro-uruguayas
fue incentivada por su contacto con colectivos afro organizados.
De acuerdo a la narrativa de Susana: “Para nosotras fue importante MATAMBA SALTO y
Trenzarte que vinieron de Montevideo. En el tema mujeres afro descendientes.
Reconstruyen la memoria en el tema mujeres afro descendientes, fuimos a un encuentro que
salió a pulmón y le dieron lo mínimo que podía la intendencia ahí, lo hicimos en termas del
Arapey y vino TRENZARTE de Montevideo que la verdad que fue descubrir un mundo
para ellas nuevo.”
A partir de estos encuentros, Susana y Fernanda, comenzaron a reprensarse como mujeres
afro. Su lugar como mujeres, siendo afro-uruguayas.
Fernanda: “Yo ahí aprendí algo que no, el pelo, mi pelo ahora está así muy recogido pero
yo me suelto el pelo y es bien afro bien motoso así, entonces yo decía porque usar el pelo
suelto así, van a decir se peleó con el peine miles de cosas. Entendés. Y con ellas aprendí
que tenés que mostrarte tal cual sos con tu pelo, hacer los remedios caseros esos para nutrir
el pelo que no sabía yo que con un huevo y un poquito de canela vos te hacés un baño de
crema y ..”
El estigma de lo afro, de “lo motoso' de acuerdo a Fernanda, pasa -después de estos
encuentros con colectivos de mujeres afro-, de un estigma (Goffman , 2006) a constituirse
en una representación emblemática valiosa (Bourdieu, 1998).
Antes Fernanda se alisaba el cabello, como manera de borra los rasgos afro estigmatizados:
“...yo planchita en invierno, planchita, planchita. Ahora yo me lo suelto y me lavo lacabeza y lo dejo suelto porque tengo unos rulos preciosos. En Montevideo cuando
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fuimos a Isla de Flores, me lo solté porque allá sí, todo el mundo anda así, nadie te estáseñalando con el dedo pero yo eso tiene que pasar a ser muy mío, me suelto el pelo y seacabó al que no le guste que no me mire.”
Fernanda recuerda que en la escuela y en el liceo (hizo hasta Tercer año del mismo) le
decían negra motuda, de manera frecuente.
Dos de sus hijas también han sufrido insultos y diferentes tratamientos racistas en primaria.
Alejandra, ahora de 22 años, reaccionó violentamente frente al permanente tratamiento de
negra, por parte de otros alumnos.
Su hija más chica, también. Buscó, sin embargo, otra estrategia que la reacción violenta.
Trató de “blanquearse”, de cambia el color de su piel:
Fernanda: “Y la más chica te cuento, un día estaba mirando el libro de AVON, ¿conoces el libro de AVON?”Entrevistadora: Sí, sí.Fernanda: “...y me dijo, será mamá que vos me podes encargar una crema? Yo dije -para que querés cremas Mayra? y dijo: así quedo más blanca. Ella era mucho máschica tendría 8 o 9 años, ahora tiene 11. Y le dije, Mayra no viene eso para eso, Vosya sos morocha, ¿no tenés tu tío que es morocho, tu padre que es morocho, yo?
Por su parte, María (53 años) , cuenta el tratamiento que recibieron cuando llegaron a Belén
(Salto) desde el pueblo de San Antonio, un pueblo según ella, de “tremendos negros”.
El rechazo fue, y sigue siendo, generalizado “... acá no había muchos negros, cuando
nosotros empezamos la escuela, “que esos negros, que esos negros.” María sigue
discutiendo hasta el día de hoy , sin mucha suerte, sobre estas modalidades de tratamiento
en el pueblo Belén.
También sucede en otras localidades. Teresa (57 años) y Jorge (50 años), hacen referencia
directa al entorno racista que se daría permanentemente en Bella Unión:
Jorge: “Acá yo lo que veo es, porque acá el margen de venta de estudio de mercado tepiden buena presencia, porque viste que te piden, vos estudias contabilidad y te pidenla presencia, pero el negro ya te lo sacan para un costado...”Teresa: “Solo pidiéndote buena presencia ya que está calificándote, negro no.”\Jorge: “y si es negro, este déjalo.Teresa: “Y Bella Unión es racista, Bella Unión es impresionante, lo primero que con el mal hablar, ah ese negro de mierda, ese negro, porque no se dirigen a una persona”
100
En los diferentes diálogos desarrollados con las/los sujetos/as investigados, el tratamiento
racista aparce en el mundo cotidiano, sin duda que en el mundo de las instituciones de
enseñanzas y en sutiles (y silenciosas) evaluaciones en el mundo del trabajo. Desde el
rechazo a aceptar a afro-uruguayos para puestos de trabajo que solicitan “buena presencia”
para acceder a los mismos , pasando por insultos en las instituciones de enseñanza, hasta las
diferentes evaluaciones estigmatizante referidas a rasgos fenotípicos entendidos como afros
o negros, que o bien deben ser ocultados o transformados para recibir menos maltrato, lo
cierto es que la construcción social del color, la producción social de la piel, se encuentran
tensadas por relaciones asimétricas en las cuales los elementos referidos al racismo y la
discriminación, terminan, constituyendo un naturalizado sentido social.
El descubrirse como afro-uruguayos/as, o bien la capacidad de agencia y de resistencia para
invertir simbólicamente rasgos fenotípicos socialmente considerados como negativos
(también internalizados de esta forma, subjetivamente) muestran las transformaciones en
los/las actuales integrantes de la comunidad afro-uruguaya indagada.
La relevancia del trabajo de colectivos afro (como los colectivos MATAMBA SALTO y
Trenzarte) conjuntamente con personas que pasaron por situaciones de racismo, resultan
fundamentales para el propio reconocimiento y la salida de la estigmatización internalizada.
Resulta de lo expuesto, y de manera notoria, la necesidad de ampliar con mayor intensidad
la labor que tienda a la conformación de una cultura no racista en las comunidades
territoriales, en el ámbito laboral, y particularmente en los diferentes espacios educativos,
en cuyo marco se suelen dar las situaciones más violentas en términos de racismo y
discriminación.
9.1. Emociones: el racismo y sus efectos sobe la auto - percepción. Algunos relatos
de Montevideo.
Las denominadas emociones han sido parte de las investigaciones etnográficas y del
análisis de las ciencias sociales contemporáneas (Burkitt, 1997; Koury, 2009; Le Bretón,
2013; Rosaldo, 2000) poseyendo esta temática un espacio importante en las
investigaciones sobre sectores subordinados y vulnerabilizados (Bourgois, 2010;
101
Wacquant, 2006). La conceptualización científica de las emociones resulta fundamental
para comprender las identidades en términos relacionales y de autopercepción generada en
ámbitos intersubjetivos racializados, tales como se presentan en esa investigación. Nos
referimos a identidades socialmente “racializadas”, dando cuenta con esto de poblaciones
que son “marcadas” por factores fenotípicos, pero también de clase6, e insertas en un
sistema de valores, códigos, signos, performances, símbolos e ideologías que las sustentan
(Ferreira, 2008: 225 cit. en Patricia Fernández Rielli, 2016). Este marco simbólico
dominante es productor y reproductor de prejuicios, estereotipos y racismo, y tendrá un
impacto directo sobre las emociones y la vida individual y social de la población afro -
uruguaya.
A su vez ese marco simbólico que produce y reproduce el racismo se conforma a través de
una red de prácticas concretas, de emociones que envuelven al sujeto y constituyen su
autopercepción. Cada afro uruguayo/a vivencia de manera diferente el racismo envolvente
y construye estrategias para evitar ser capturado por esta situación.
Las narrativas que se desprenden de los sujetos/as afro uruguayas/os respecto a sus
primeros encuentros con el mundo institucionalizado, como vimos en el apartado 9
(Procesos de escolarización y ámbito educativo) confirman que el color de la piel, la
lengua, las diferencias culturales, son elementos característicos para la sospecha y la
exclusión, garantizando la indefensión social como elemento permanente. (Valenzuela
Arce, 1998:15)
En todos/as los/las sujetos/as que entrevistamos, el impacto de la racialización identitaria en
la configuración del universo emotivo se vuelve evidente, debiendo por tanto tener un
espacio en la presentación de esta investigación. Desde el campo de las ciencias sociales,
el estudio científico de la emoción ha sido fundamental en la indagación de los
intercambios simbólicos. El/a sujeto/a agrega su particularidad en un marco colectivo que
pueda ser reconocido por los pares. En un grupo, cada conjunto de sentimientos y de
comportamientos se experimenta y adapta en función a diferentes dimensiones, tales como:
género, descendencia étnico racial, edad, clase social, etc. tanto para el que se enmarca
6 Ver: Blázquez Gustavo, 2008.
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dentro de esas dimensiones como para el exterior, el que lo mira, lo juzga, lo acepta, lo
rechaza. (Le Breton, 2013:74). De esta forma, “Las emociones no son turbulencias
morales golpeando conductas razonables, siguen lógicas personales y socia‐ les, tienen su
razón de ser. Están impregnadas de significado. Un hombre que piensa es un hombre
afectado, que revive el hilo de su memoria, impregnado de una cierta visión del mundo y
de los otros.” (Le Breton, 2013:73).
Como surgirá en varias de las narrativas, las consecuencias de la discriminación repercuten
sobre el mundo emocional, generando un sentimiento de no aceptación que produce
prácticas que se contradicen con la “forma normal de actuar” y deriva en formas de acción
perjudiciales que “le devuelven a lógicas del inconsciente arraigadas en las formas de
relaciones forjadas durante la infancia (…)” (Le Breton, 2013 :72).
Un aspecto importante que aflora de manera regular en las narrativas, es el cambio que
produce en las/los sujetos/as afrouruguayas/os la consolidación de las estrategias contra el
racismo como eje central de sus emociones, sujetas estas estrategias a las transformaciones
del caso“…cada vez que la relación con el mundo se transforma, que los interlocutores
cambian o que el individuo modifica su análisis de la situación. La emoción no es un
objeto poseído, o que se posee, en el sentido del trance de la posesión.” (Le Breton,
2013:71).
Dejamos estas narrativas recabadas en Montevideo, a modo de ejemplo de las dimensiones
emocionales a las que hacíamos referencia.
Sara tiene 49 años, dos hijos un varón de 31, hija de 25. Es Mai de Santos, oriunda de
Salto pero vive en el Cerro hace 23 años:
Entrevistadora: ¿Cómo viviste esa mistura en la familia, no? ¿En que algunosfueran más blancos que algunos fueran más negros? ¿Notaste recorridosdiferentes?Sara: Nosotros no tuvimos, no notamos, para nosotros la familia era toda igual.Diga que yo tengo hermanas que son blancas de pelo lacio, como humanas que sonidénticas a mamá con ese pelo, digo. Somos seis hermanos y todos diferentes. Entrefamilia no hubo problemas.Entrevistadroa: ¿No hubo diferencia?Sara: No, en la familia no.
103
Entrevistador: ¿Y por ejemplo para afuera, cuando iban a la escuela, en lainfancia?Sara: Eso lo sufrí yo en carne propia, antes era peor todavía que ahora. Yo tengo49 años, te estoy hablando de 40 años atrás. Yo muchas veces llegaba a mi casallorando porque viste que los niños son crueles. Son crueles entonces claro…Entrevistadora: ¿Pero qué tipo de cosas te pasaban por ejemplo? Sara: Era el pelo, era el color, y te decían porque vos sos negra, vos acá no jugas,vos eso. Esas cosas que te marcaban en la infancia.(….)Sara: Vos sabés que yo lo trabajé con mi hija, por lo que sufrí pasé. Mi hija, claroel color de ella es como el mío un poquito más oscuro, mi hija la nena. Ella cuandoempezó el jardín y empezó la escuela también, empezó con lo mismo. Y ella medecía: ¿por qué yo soy diferente a los otros? ¿Por qué me dicen negra?(…)Sara: Nosotros los negros los afro nos auto discriminamos, yo siento que nosotrostambién nos dejamos de lado (…)( …) por eso te digo es como que la mujer afro se reprime, como que dice yo soynegra, no puedo llegar. Todas esas cosas que nos van dejando a nosotras mismasde lado.Entrevistadora: ¿Por qué pansas que es esto?Sara: No sé, capaz que ya viene de las raíces, de la cuna familiar ¿no? Para mi esdonde vos le enseñas los valores a tu hijos, vos sos tan igual y tenes tanto derechocomo aquel y bueno de ahí partiendo. Eentrevistadora: ¿Tenés conocidas y amigas negras que conversaste de este tema?Sara: Es como te digo, nosotros nos aislamos del mundo. La mayoría de la gentenegra vive en la pobreza, la mayoría de la gente negra no tiene trabajo en oficina.Mira que digo que no es porque sea negra, es que la familia no le dice vos podesllegar, vos tenés que estudiar. Por eso te digo, la gente negra es como que sereprime ya de familia. No sé si la familia por temor a que sean discriminados losresguardan, y le están haciendo mal, algún día van a tener que salir. (…)Entrevistadora: Vos dijiste algo muy importante en ese proceso de autodefiniese deauto quererse. Aunque hay discriminación ya no lo tomás igual. ¿Cómo se lograesto?Sara: Quererte y definirte vos. Yo tengo raíces negras, soy negra y la voy adefender, ahora si te ponés en el plan de víctima, ta’ fuiste. Te quedas en unasentamiento tomando mate dulce, y así crías a tus hijos.
(…)Sara: Yo no acepto la discriminación, entonces ya no me afecta.(…)Sara: Yo creo que hice un clic cuando le tuve que halar a mi hija, dije ta’ hasta acálo sufrí yo, mi hija no lo va a sufrir, acá ponemos una barrera. Pero igual yo tengosobrinas nietas que son negras. Ella hasta el día de hoy se siente discriminada, ellaha venido llorando porque los niños le habían dicho: “teletubi” negro, café conleche. Y ella ahora tiene un problema, que yo hablaba con mi sobrina, es una
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chiquilina que se está encerrando, que por el pelo, que por el color, se estárecluyendo. Entonces yo le decía a mi sobrina vos no podes permitir eso. Entrevistadora: ¿Cuántos años tiene ella hoy?Sara: Tiene 11 años, va al liceo. Pero si la mama ahora la deja que porque se sienteinferior que las otras, que no tenga amigas, nada, no podés. Ahora es donde más latiene que incentivar que es persona como cualquier otra. (…)
Entrevistadora: ¿Por qué crees que sigue habiendo racismo, porque porfalta de conocimiento, porque la sociedad es conservadora?Sara: Creo que hay que cambiar el ADN de las familias, todo lo que pasóestá volviendo a pasar. Esa discriminación con los chiquilines porque sonnegros. Mi sobrina hoy por hoy tenía que bailar y otro botija no le queríadar la mano porque era negra. Digo tiene 11, años pobrecita, tenía 10años en ese momento. Entonces claro ese niño ¿de dónde viene eso? de lafamilia. Entrevistadora: La escuela misma, debería denunciar eso, o trabajarse.Muchas veces vimos que existe un racismo estructural en el sistemaeducativo. Ese tema lo vimos en todos los departamentos. La escuela es elprimer lugar de socialización del niño y en donde comienzan a darsecuenta del racismo.Sara: Y si es donde nosotras la pasamos, yo lo pasé en la escuela, mi hijalo pasó en la escuela. Ahora le pasa con mi sobrina nieta.
Mauricio, 41 años, Barrio Casabó, tiene su esposa de 40 años (no afro) un hijo de 16 años
y una hija de 5 años.
E: ¿Has sentido eventos fuertes, situaciones de discriminación?M: En un momento de mi vida no me dejaba decir negro por nadie,solamente los que yo podía elegir, o el entorno familiar o el entorno deamigos. A un punto que separabas.E: ¿Si alguien te decía negro?M: Le decía no pará…E: ¿Por qué sentías que tenía una connotación negativa?M: Lo sentía y lo siento, es como una herramienta para insultarme. No teda para decirme otra cosa y vos sabés que me estas metiendo el dedo en lallaga, en la lastimadura. Tal vez sea una falta de educación de la otrapersona. Pero lo sentí y lo siento, pero ta’ tengo más cintura ahora,también he crecido un poco más.E: ¿Y vos cómo ves la situación social en relación a vos y otros afro,mejoró un poco la gente sigue siendo racista, no cambió nada?M: No cambió nada, el que cambió fui yo, la gente sigue siendo igual.(…)E: ¿Cuando ibas a la escuela, lo sentiste eso?
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M: Sí, en la escuela se vivió mucho eso. (…) con los compañeros de la escuela yo sentí mucho y con mis hermanostambién, somos tres yo soy el mayor. Del negro pa’ acá, del motudo pa’acá, la negra motuda para allá. (…)M: Viste esos juegos de niñez tipo: si me tocás me manchás. Yo me pasabapeleando justamente por eso, ahí ya no me dejaba decir y no le dejabadecir a mis hermanos tampoco.E: ¿En primaria era eso?M: En primaria, una vuelta me sacaron de la escuela porque le pegué a unalumno también que estaba en la clase de mi hermana. Seguro mihermana al tener moterío mi madre le hacia la colita y después el cortode acá se le paraba todo. Entonces le dijo: sol de noche. ¿Unos niñoséramos, no? Perqué éramos niños.(…)M: (…) lo llamé al orden antes de entrar a la escuela. Pero fue impulsivoporque no fue creado no fue inventado, esas cosas que son impulsivas,que son de ira. Y ta…(…)E: ¿Los maestros y los funcionarios te trataban mal?M: Igual, como dijo el Lobo Núñez en un programa de radio que loescuché el otro día: en cada festejo que había yo era el escobero, o elque tocaba el tambor. E: ¿A vos te tocaba eso, como es que le decían, el Montevideo Colonial?M: A mí me tocaba eso. Tenias que hacer algo que tengas que ver contigo…E: ¿Enserio te decían eso?M: No pero era de cajón… ¿A dónde te iban a poner?.E: ¿Te ponían como los esclavos de antes?M: Aah me ponían, fui escobero, como velero… tenía que ver con esa parte…E: ¿Bailaste pericón? M: El pericón no lo baile viste, no me acuerdo si era por nota. No me ibamuy bien en la escuela, no sé si por tema de conducta. No me acuerdobien de eso.E: ¿Te sacaban pa’’ afuera?M: Me sacaban para afuera del grupo.E: ¿Vos sentías que te veían como un niño violento?M: A veces me parece que sí.E: ¿Te tenían miedo los compañeros tuyos?M: A veces sí, pero yo realmente no me sentía así. Nunca me sentí comoesas personas, violenta. Lo que pude haber creado después fue unegocentrismo bárbaro por el miedo ese.E: ¿Te sentías súper poderoso?(…) M: Claro porque en un momento de mi vida me sentí con un autoestimamuy baja, me sentí inseguro, una persona inseguro en lo que iba a hacer,un emprendimiento un trabajo, una entrevista. Yo ya sentía, debe ser
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normal en todas las personas, pero ya de ir a algún lado sentía que noiba a ser para mí, que no iba a ser merecedor, que no me iba a tocar.Cómo sucedió como llegó no sé, pero mucho tiempo de la etapa de mi vidame sentí así.E: ¿Y a qué edad era te acordás?M: Y hasta los veinte pico largos me sentí así, y un poco mas también, mesentí así.E: ¿Y cuál fue el clic ahí?M: El clic ahí fue ta’, una historia muy larga, porque también mitrayectoria de vida, y no anduve bien parado en la calle, entonces conocíuna mala vida. E: ¿Pero mala vida que quiere decir?M: Y ta’, terminé consumiendo viste, terminé que vivía mucho tiempoborracho, consumía y ta’, después conocí un programa de “12 pasos” yencontré como una libertad y a verme a mí mismo.E: ¿Eso te sirvió como para ordenar?M: Sí, me sirvió pa’ pararme, porque no podía ver.E: ¿Esos programas de “12 pasos” quién los daba?M: Son anónimos, yo por ejemplo son narcóticos anónimos.(…)E: ¿Una pregunta, es verdad que nada es sólo por una cosa, pero voscrees que llegaste a ese consumo y todo eso, un poco por toda esatrayectoria de frustraciones que viviste?M: Sí, sí.E: ¿Tenía que ver eso?M: Sí, tiene que ver muchísimo.E: ¿Tenías mucha rabia adentro?M: Sí, sí mucho odioE: ¿Y ahora?M: Y ahora me siento más o menos en libertad, porque tengo másherramientas, sé quien soy sé quien puedo ser. Este sé que no dependo delos demás. (…)E: ¿Sentiste agresión de algún maestro, que digas este no me puede ver oalgo así?M: Sí, si claro sentí. Sentí sí.E: ¿Que te decían por ejemplo?M: Había un profesor que … ¿cómo era que se llamaba?. Venía con unaflauta y ese profesor en la escuela, yo nunca recordé que me haya dichoque tocara la flauta. No me acuerdo qué clase daba, pero dentro de lacalase tenía su flauta, que se ve que la relacionaba con la materia. Y yome acuerdo que les daba la flauta a los demás y a mí nunca me la dió. Yoera muy revoltoso en la escuela, no lo quiero justificar tampoco. Yo no séqué pensaban los demás, los mayores.E: ¿Pero eso afectó que vos aprendieras en primaria a leer y demás?
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M: Sí yo sentí eso, en el liceo me pasó cuando llegué a Arroyo Seco, sentíque no estaba preparado, para mí era la escuela ¿viste?(..)E: ¿No pero te digo en la escuela, repetiste?M: Repetí tercero creo.E: ¿Después cuando entras en el liceo te pasa eso y dejas?M: Si depuse viene al otro año acá, a la UTU y también pasé a segundo yarranque segundo un par de meses y no fui más.E: ¿Siempre por eso porque no entendías?M: No, no tenía interés sentía que no iba a poder también, veía a losdemás y no iba a poder ser, como minimizándome también. Hoy no mesiento así, si no puedo soy honesto y digo no puedo, necesito aprenderlo.Pero en donde esté seguro no te…. me pongo y lo hago. Pero ta’ siempresentí eso la autoestima baja, y eso obviamente es como no tener glóbulosblancos, sin defensa, como que no iba a poder, siempre minimizándome osintiéndome menos.E2: ¿Eso era por la mirada del otro, como decías vos por sentirtejuzgado?M: Sí, por sentirme juzgado, mirado.E: ¿Ahora lo tenés más controlado?M: Sí, está controlado pero está ahí. (…)M: después veo que de la parte de los varones de mi familia son todosconsumidores.E: ¿De qué?M: De sustancias o de alcohol, porque para mí es la misma cosaE: ¿Toman mucho? ¿Llegan ser alcohólicos?M: No sé si fisurarse, pero la persona que bebe todos los días un vaso yaes alcohólica. La persona que no ni se pregunta. Siempre están mal, peroquién va a decir que está mal..E: ¿Por qué crees que sea eso, de que tantos tíos así¨? ¿Puede haber sidoun poco el recorrido que tu tuviste también?M: Puede ser, yo creo que es parte de eso también, porque no solamentelos negros. La otra identidad donde este se sienta mínima ya hay algo quelo frustra, ya hay algo que lo hace sentir menos ya de por sí, por la lógica,por la injusticia... Las personal que son todos ser humanos, hay unos queson más fuertes y otros que son más débiles y necesitan algo para afrontareso.
(…)
M: Pero el cambio me parece que también, que beneficie al colectivo afro,sería el camino por ahí también como una hermandad de los porcentajesal trabajo, al estudio. Ta’ está bien esa parte, pro queda lo otro que esinterno de la persona, que no se lo arreglas ni con planta, ni con ropa nicon un auto cero quilómetro.
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Aquí la esposa de Mauricio, Julia de 40 años, nos narra las discriminaciones queha sufrido el hijo Alejandro de 16 años en la escuela y el liceo:
E: ¿Está viendo que está cambiando un poco con los hijos, que los padresla lucharon tomaron conciencia?Julia: Si, si. El ahora tiene 16 años, pero cuando estuvo en la escuela alos 9 años también tuvo un evento de discriminación. Al nombrarlo…. Loinsultaron.E: ¿Te pasó cuando eras chico eso? el Julia: En la escuela ta’ habían insultado.Leandro: no me acuerdoJ: tuviste un problema con un compañero y fui yo a hablar con la maestrate habían insultado.Martín: Y en el liceo también, si va todo con trenzado, o si se desarmatodo eso…. Se hace todo, le queda todo el pelo así y le dicen ¿no tepeinaste hoy? Leandro: Una vuelta me saque las trenzas, si me saco las trenzasobviamente me queda el pelo así (hace gesto con volumen), yo me lo bajé,pero llevé el pelo así. Al otro día cuando llegue ta’ obvio, todos se rieronde mí, todos me dijeron de todo y vino un adscripto y me dijo andá albaño a mojarte el pelo porque ya era caminar y todos se reían. No sé si lohizo para que nadie se riera de mí o y todo se… Porque en la clasetambién todos en vez de atender la clase, todos a reírse a discriminarme,entonces ya la clase era más para mí o para el profesor. No sé si fue poreso...M: Te podrás imaginar cuando dijo eso, o vas vos o voy yo.J: En realidad me llamaron por teléfono para llamarme la atención de queél, estaba en clase llamando la atención dejándose peinar. Entonces digo¿cómo dejándose peinar? Me dicen: si porque esta distrayendo la clasedejándose peinar. Yo le digo _: ¿Ud. Va a llamar también a los padres delos alumnos que lo están peinando? Porque no es la primera vez que vienea casa a y ya no sabe cómo se va a peinar. A mí me gusta mucho hacerletrenzas cocidas, colitas, las trenzas cocidas a las 5 o una sola, perosiempre había algo para decir del peinado de él. Entonteces en elmomento que me llaman a mí para decirme que Leandro está en plenaclase dejándose peinar, que como puede ser. Yo digo bueno si Ud. Va allamar a los padres de los alumnos que están peinando a mi hijo yo voyper así yo le voy a decir: ya no sabe mi hijo como va a ir peinado al liceoporque siempre hay un problema con su pelo. Su pelo es parte de suidentidad. Una vez como contó él fue al liceo con el pelo un poco afro y lehicieron mojar el pelo. Entonces en aquel entonces tenía 15 años, si a los15 años no sabe cómo se va a peinar porque no puede exponer suidentidad. Al punto que el muchacho no sabes cómo no sabía cómopedirme disculpas.E: ¿A porque se dio cuenta?M: Sí
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E: El adscriptoJ: Sí, porque él no vio ni lo de su identidad, ni como se sentía él. El lo quevio es una adolescente sentada dejándose peinar pero no vio todo lodemás.E: ¿Y vos como lo tomaste eso?L: Y yo me en el momento me reí, en el liceo y ellos eran muy estrictos. Nohaces caso, termine yendo pero depues entere los guirsises hallé, con losque me llevaba bien. Pero me sentí raro sí.E: Es católico la ProvidenciaL: si pero no es obligatorio ir a la catequesis
10. Encuentros etnográficos en Montevideo. Modalidades del habitar de la
población afro montevideana.
10.1. Política de desalojo y expulsión de los/las afrouruguayos.
Las modalidades del habitar de la comunidad afrouruguaya en Montevideo han estado
signadas por constantes procesos de expulsión y desarraigo. Desde mediados de la década
de los ’60, y profundizándose de manera violenta durante la dictadura cívico-militar, las
áreas urbanas étnicamente afrouruguayas –particularmente el Barrio Sur y Palermo-, han
sufrido sistemáticos procesos de transformación por la vía de la expulsión de sus
integrantes a la periferia de Montevideo.
La destrucción de las vivendas donde habitaban -los denominados conventillos,
los dos más emblemáticos, Medio Mundo y Ansina- , y la expulsión de los/las
afrouruguayos a los barrios periféricos, es narrada por Andrés de la siguiente
manera:
…de eso tampoco se ha hablado mucho, más allá de la destrucción de losconventillos, que eso de alguna manera fue algo político, pensado, porquese intentaban erradicar todo el colectivo negro, la incidencia del colectivoen el Barrio Sur y Palermo, ya sea por razones económicas, sociales perotambién políticas, y del pensamiento que tenían, por la discriminación yracismo que fue muy fuerte. Basta pensar que las razzias que serealizaban en la ciudad de Montevideo en aquella época, siempre estabanapuntadas a aquellas personas donde su aspecto físico fuera afro eran losprimeros en caer, y tanto es así que en los finales del setenta, setenta yocho, se derrumba el Medio Mundo, en el setenta y nueve se derrumba
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Ansina, alegando peligro de demolición, y toda esa comunidad, a toda esagente se la llevan a los barrios marginales de Montevideo, no solo eso,sino que en el año setenta y nueve, también alegando razones de derrumbese sacan las llamadas de Barrio Sur y Palermo y se llevan a la calle 18 dejulio.
Andrés continúa:
“…se los llevaron a los barrios marginales lo que es actualmente CerroNorte, Casabo, Barrio Borro, toda esa zona carenciada se llevan para eselugar. Cuando se sacan las llamadas en el año setenta y nueve, seprohíben las llamadas acá en los barrios Sur y Palermo (…) los vecinoslos sienten porque sacan fotos de Ansina ya deshabitado, creo quequedaban uno o dos familias, entonces la tristeza de la gente de saber quelas llamadas ya no pasan por el barrio, porque la llamada más allá de serpara el público en general, que tenga una connotación carnavalera, parael colectivo afro tener la llamada acá tiene otro sentido porque es la fiestanegra, no es solo el carnaval, es otra cosa, es rememorar, recordar,tradiciones, tu ancestralidad, tus raíces, familias negras que han vividoacá tres, cuatro, cinco generaciones, y si bien determinadas cosas no sehablan, por aquello de mejor que se ciertas cosas no hablar, porque son aveces cosas duras que se han vivió, y que han provocado mucho dolormucha, tristeza, cuando vos tenes una herida si se te cicatrizó, no seríabueno volverla abrir para ver que sentiste, entonces de ciertas cosasmejor no hablar, entonces de esos temas de discriminación, de racismoduro que sufrió la población en estos barrios, si bien no se hablaba, el díade la llamada, el reencontrarse, es reencontrarse, pero es reencontrarseno físicamente con una cantidad de cosas que no es necesario que yo tediga, es simplemente mirarnos y saber, es reconocernos en todo sentido,para eso…si bien los africanos que llegaban de distintas regiones deÁfrica y en su propia tierra estaban enfrentados por tribus diferentes,cuando los cazaban los secuestraban en la selva profunda y los traían atodos en la orilla en aquellas barracas de la costa africana para sertransportados en los barcos negreros, no importaba si eras negro del sur,del norte, del centro, porque estaba viviendo la misma experiencia, elmismo dolor, e ibas a tener la misma suerte de ser esclavizado en lastierra americanas, entonces cuando llegaban a América, que habíanpasado por todo esa experiencia, y aun le quedaba la subasta de su vidacomo esclavo, cunado ellos por casualidad se rencontraban, ellos sereconocían, pero no un reencontrarse físicamente, sino un reconocerse,reencontrarse con toda esa experiencia y a eso ellos le llamaban“Malumbo”, entonces por ejemplo en Brasil decía al mirarse, es comosaludarse y decirse hermano, pero hermano de experiencia, y para esto es
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lo mismo, en la frontera con Brasil se decía Neomalumbo, es algo más queamistad es esa hermana de experiencia de vida, de destino, entonces el díade llamada, si bien para los de afuera los que vienen a mirar, es una fiestael carnaval, pero para el colectivo, ese día, más que ese día, cuando serealizan la llamada espontánea, el 6 de enero y el 25 de diciembre, sonllamadas ancestrales, es el tambor que está llamando, y que uno lo siente,como puede ser, es como para un colectivo italiano, sentir sus raícesitaliana, esto es lo mismo es reencontrarse, es el llamado de tus raíces,por eso cuando se habla de desfile de llamadas, por eso yo te digo, poreso el candombe es carnaval, las llamadas es carnaval, pero el candombe,las llamadas como expresión cultural, trasciende todo eso, es mucho másque carnaval y febrero, no puede quedar en eso.”
Los barrios de la periferia de Montevideo que albergaron a los afrouruguayos desplazados
durante la dictadura cívico-militar, contienen en la actualidad la mayor concentración
poblacional en la periferia urbana, superior al 13 % en barrios como Casavalle, Casabó,
Punta de Rieles, La Paloma, Nuevo París y Pajas Blancas. En cambio en la franja costera
(Carrasco, Punta Gorda, Pocitos, Punta Carretas) la concentración poblacional afro es
menor al 5 % (Cabella et al, 2013).
En relación a la estructura territorial de la población afro en Montevideo, los datos revelan
la existencia de un proceso de clara segregación socio-territorial, coincidiendo las áreas con
mayor concentración de población afrodescendiente con aquellas que presentan mayor
densidad de población con necesidades básica insatisfechas (Calvo et. al., 2013).
Este fenómeno de segregación urbana resulta del proceso histórico ya mencionado de
expulsión de la población afrouruguaya hacia los barrios céntricos de Montevideo.
Por otra parte, los tímidos procesos de reasentamiento hacia los espacios históricamente
habitados por la comunidad afrouruguaya, generados como parte de las políticas públicas
de reconocimiento e indemnización, tales como la Cooperativas de Vivienda para Mujeres
afrouruguayas jefas de familia, que se inicia en 1998 (Rodriguez, 2006:230) y finaliza sus
construcciones edilicias recién en 2006 (Alfaro y Cozzo, 2008), han sido realmente
acotados o parciales. Las diferentes intervenciones públicas y privadas han carecido de una
concepción de territorialidad étnica para llevar adelante sus modificaciones urbanas.
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11. Consideraciones finales y recomendaciones.
A modo de cierre, estableceremos algunas consideraciones primarias a partir de lainvestigación etnográfica situada en los departamentos de Artigas, Salto, Rivera yMontevideo.
En primer lugar, resulta manifiesto las diferentes vulnerabilidades en las/los sujetos/aspertenecientes a la comunidad afro-uruguaya de estos departamentos. Con esoqueremos señalar que ninguna de las narrativas recogidas sale incólume de la improntadel racismo y la discriminación. Desde profesionales y técnicos hasta familias deanalfabetos, todos expresan en sus trayectorias diferentes niveles de vulneraciónsimplemente por la razón de ser afro-uruguayos/as. La producción social de la piel, -lasrelaciones de sentido en la que la misma se asienta-, muestran ser al mismo tiemporelaciones de poder asimétricas en que la conjunción de la dimensión étnico-racial, degénero, de clase e inclusive de ubicación geográfica, alimentan exclusiones difíciles desortear.
Es de desatacar, a partir de las memorias y narrativas que fueron elaborándose duranteel trabajo de campo, la importancia de los diferentes espacios de educación públicacomo escenarios de interacciones de corte racista, y asimismo, como espacios dereproducción de la diferencia de capital escolar por el color de la piel y la posesión derasgos fenotípicos entendidos como afro.
Este racismo envolvente en los espacios de enseñanza no resulta solamente un recuerdode generaciones pasadas, sino que, en la actualidad, también se manifiesta en docentesblancos –en relación a otros/as docentes afro-uruguayos/as y también a estudiantes- yen la interacción entre pares.
Cabe señalar que las modalidades de racismo y discriminación que ocurren en losámbitos públicos de enseñanza, no se remiten únicamente al insulto u otras formas dedesconsideración. La atención diferenciada a alumnos blancos y afro-uruguayos, lossupuestos de lo que unos y otros son capaces de aprender, son implícitos en lasprácticas educativas que terminan truncando trayectorias educativas, o bien generandoanalfabetos con primaria formalmente finalizada, como constatamos durante nuestrotrabajo de campo.
En relación al mundo del trabajo, encontramos trayectorias laborales sumamentefragilizadas, discontinuas e informales, con años de trabajo servil, explotación infantil yausencias temporales relevantes de aportes jubilatorios, lo que significa que el trabajorealmente llevado a cabo, no ha podido ser rentabilizado en términos de beneficiossociales o jubilaciones acorde a lo trabajado.
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Asimismo, las y los integrantes de las comunidades afro-uruguayas que relevamos,presentan dificultades para sortear los espacios laborales que en la división social yracial del trabajo ocupan, esto es, las labores menos calificadas y menos apreciadassocialmente. Las dificultades de acceder a trabajos más calificados, no se encuentraúnicamente en un escaso capital escolar generado por dimensiones escolares yfamiliares específicas, sino también, por las políticas de la piel que indican que un afro-uruguayo/a es opuesto a la denominada “buena presencia” que exigen algunosempleadores.
Los y las afro-uruguayas/os profesionales y técnicos, viven diferentes maneras deracismo (muchas veces manifestado de manera directa), o bien, de manera más sutil,debiendo demostrar permanentemente su idoneidad frente a sus pares blancos.
La modalidad mayoritaria de inserción en el mundo del trabajo por parte de las/losafrouruguayos/as continúa siendo asimétrica, reproduciéndose el patrón socio- históricode subordinación relacional entre grupos étnicos afros/ no afros, en donde los primeroscontinúan históricamente colocados en las los escalones más bajos en la división socialy racial del trabajo .
La construcción social de la piel, la “raza”, concepto creado como un dispositivo declasificación social durante el periodo colonial y que continuó madurando bajo losEstados Nacionales republicanos (Quijano, 2000), sigue operando hoy en día como undiferenciador y clasificador social de corte estigmatizante para la comunidad afro-uruguaya en el mundo del trabajo.
Con respecto a la política pública focalizada (Ley 19.122 de acciones afirmativas)específicamente para la población afrodescendiente, es de señalar que si bien elgobierno está haciendo un esfuerzo por llevar a cabo una implementación eficaz, resultanecesario realizar una campaña masiva de divulgación sobre la ley de cuotas parainformar a la población de todo el territorio nacional, de manera de tener una mayorcomprensión sobre la misma y del campo de posibilidades que se abre con suaplicación.
En cuanto a las mujeres afro-uruguayas con las que tuvimos distintos encuentrosetnográficos, las asimetrías expresadas en las dimensiones étnico-raciales, de género yclase, han colaborado fuertemente a la vulneración de sus cuerpos, manifestada en lasmemorias de violaciones y vejaciones que nos fueron narradas.
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Asimismo, su baja calificación escolar y su inserción laboral en los lugares menoscalificados, el hecho de que deban enfrentar una doble o triple jornada laboral y que loseventuales apoyos sociales sean redistribuidos en el entorno familiar, más la ausencia deapoyo en la crianza y educación de sus hijos frente a redes familiares y sociales débiles,colabora a que las diferentes formas de discriminación (de género, étnico-racial, declase) se manifiesten en situaciones sociales extremas, apenas superadas por la llegadade diferentes políticas públicas de apoyo.
Pese a las dificultades que generan estas múltiples discriminaciones, las mujeres afro-uruguayas tienen niveles altos de participación en la conformación e integración deorganizaciones afro y de cuño social, ocupando en muchos casos, lugares de dirigencia.
En cuanto a las formas de habitar de las comunidades afrouruguayas, la dificultad deacceso a los servicios públicos -transporte, educación, salud y vivienda-, acompañanuna clara segregación residencial que reproduce la fragilidad del capital social(Bourdieu, 1988) que estas comunidades poseen.
La expulsión y el habitar de las/sujetos afrouruguayos/as en las periferias de lasciudades de Artigas, Salto, Rivera y Montevideo, así como en el ámbito rural y semi-rural de los departamentos homónimos, acompaña el accedo diferencial a serviciospúblicos, la fragmentación de redes familiares y la reproducción de la división racialdel trabajo en la cual los/las afrouruguayos/as ocupan los espacios laborales con menorprestigio social, peores pagos y que exigen escaso capital escolar y social.
Esta segregación residencial conlleva entonces una suerte de territorialización y des -territorialización del capital social, encontrándose su expresión mínima en las mujeresafro uruguayas de áreas que inclusive no poseen clasificación territorial (tal es el casode Aguas Salto, Ciudad de Salto) o bien en el barrio Cerro Ejido (Ciudad de Artigas),en el que los procesos de relocalización de poblaciones afroruguayas no han sidoacompañados por la ampliación de redes de servicios públicos, generándose efectos deaislamiento territorial relevantes.
Por último –y destacando este ítem- es de enfatizar la relevancia que han tenido laspolíticas públicas anteriormente existentes (como el Plan de Emergencia-2005) y laspolíticas públicas vigentes (Becas MEC educación, Tarjeta Uruguay Social (TUS) ,entre otros -, que han permitido una mayor organización, participación y concienciaciónde los integrantes de la comunidad afro-uruguaya indagada. Asimismo, el trabajo decolectivos afro-uruguayos organizados, también ha tenido su relevancia en una mayorconcienciación y autopercepción de la comunidad afro-uruguaya.
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11.1. Recomendaciones.
- Las redes familiares y sociales, tanto como las diferentes modalidades deaglutinamientos afro-uruguayos, deben ser potenciados y fortalecidos en la medida queconforman espacios de resistencia al racismo envolvente. Los espacios de encuentro, lasestrategias de no expulsión territorial y de segregación residencial, tendrían que estarpresentes en las políticas públicas como prioridad, considerando inclusive la existenciade territorios étnicos capaces de ser promovidos y respetados en su especificidadcultural. Esta recomendación es enfatizada para el caso de Montevideo, en el cual laexpulsión de territorios históricamente y socio-culturalmente propios del habitar afro-uruguayo, han sido diezmados por políticas expulsivas violentas durante la dictaduracívico miliar y los procesos más contemporáneos de gentrificación propios a laespeculación inmobiliaria.
- Los colectivos afrouruguayos organizados deberían contar con un apoyo másrelevante por parte del Estado, de manera de poder acceder a los lugares donde seencuentran casos de poblaciones afrouruguayas sufriendo aislamiento territorial ysegregación residencial, de forma de colaborar a revertir los efectos que dichas formasde exclusión generan.
- Se recomienda intensificar las formas de calificación técnico - laboral y el diseño deestrategias de inserción laboral, tanto como las formas de asesoramiento paraemprendimientos productivos que nucleen y potencien las redes familiares y sociales yaexistentes en la comunidad afro.
- Dado que los procesos de exclusión extrema se dan en la población de mujeres afrouruguayas como producto de la intersección de las diferentes formas de subordinación(género, clase, etnia), se sugiere establecer una política específica hacia esta población.
- Con respecto a las modalidades de racismo en el ámbito de la educación públicaformal, resultaría importante establecer talleres de formación para docentes yfuncionarios de primaria, UTU, secundaria y la Udelar, brindando los elementos paraintervenir en caso de que se presenten situaciones de racismo en dichos ámbitos.Asimismo, dichos talleres tendrían que colaborar a sensibilizar a los docentes yfuncionarios sobre eventuales prácticas racistas que se encuentren inscriptas en supropio accionar en los mencionados espacios educativos.
- Debería existir un acompañamiento diferencial sobre las y los estudiantesafrouruguayos/as de primaria y secundaria, que permita sortear tanto las dificultades dela ausencia de capital social original en los mismos, así como los efectos del racismoestructural sobre sus trayectorias pedagógicas.
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- Los mecanismos de denuncia sobre situaciones de racismo vividas u observadas,tendrían que ser de dominio público. Se sugiere, por tanto, realizar una campaña dedifusión sobre dichos mecanismos.
- Los procedimientos y leyes para llevar a cabo una inserción diferencial positiva en elámbito laboral tienen que ser más difundidos y conocidos por parte de las/losafrouruguayos/as, de manera de poder exigir que se abran estas posibilidades en elámbito público y privado.
- Las diferentes estructuras del Estado deben ser monitoreadas, de manera que lasmismas apliquen de manera general las leyes que amparan un ingreso diferencial paraintegrantes de la comunidad afro-uruguaya.
- Los procesos de redignificación simbólica de la comunidad afrouruguaya deben estarpresentes, estableciéndose políticas culturales asentadas en la ancestralidad y lamemoria colectiva de dicha comunidad.
- Se deben generar proyectos de desarrollo local, de manera de potenciar los saberes delos diferentes aglutinamientos afrouruguayos y su articulación con matrices productivaslocales.
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