SOBRE EL ARTE: "Matar la belleza".
Según Marcel Duchamp ( 1887-1968) pintor francés catalogado dentro del dadaísmo y
surrealismo, es necesario matar la belleza, del mismo modo que Nietzsche y la modernidad ha
dado muerte a la idea de Dios o la burguesía durante la revolución francesa llevó a la guillotina
a la nobleza y la realeza.
En el pasado, el artista trabajaba con materiales nobles: el oro, la plata, el bronce... Duchamp
da muerte a estos soportes, pues todos los materiales son posibles y así durante el siglo XX
comienzan aparecer materiales innobles.
Los excrementos de Piero Manzini, "Merda d¨Artista"( Manzini critica al mercado de arte
dispuesto a comprar todo con tal de que sea firmado). Se adquirió la lata de mierda nº 4 con
fondo público que a su vez fue comprada por 124 mil euros por un particular. Lo cual significa
que se ha pagado 4133 euros por cada gramo de mierda del artista.
El Body-Art derivado del arte conceptual representado por las obras de Vito Acconci
"Seedbed", Bruce Naukman "Self portrair as fountain", Kiki Smiith en " Pee Body ", Louise
Bourgeois " Costume for Ä Banquet" etc.. presentadas como reacción a la excesiva
comercialización del mundo del arte de los años sesenta del siglo pasado, rompiendo con los
estrechos límites del arte, usando la semiótica, el feminismo y la cultura popular. Surgió esta
corriente con una clara voluntad perturbadora y desalentadora penetrando en la realidad del
ejercicio físico, la manipulación genética, la cosmética, la sexualidad, la enfermedad, el placer,
la muerte, el triunfo de lo impúdico ,lo abyecto.
El sonido de Cage enfrentado no sólo al clasicismo sino también a todas las vanguardias y lo
hace sin ningún atisbo de resentimiento, venganza o desprecio. En un concierto de piano Cage
anuncia que va a sacar sonidos nunca sospechados, para a continuación hacer descender
desde el techo una sierra eléctrica con la que destrozará el piano de cola y así obtener los
prometidos sonidos insospechados. El modelo musical tradicional no sólo se ha agotado sino
también el propio discurso.
El meadero del propio Marcel Duchamp que eleva el urinario a categoría de estética. Duchamp
compra el meadero de hombre y lo firma con el seudónimo de R. Mutt y lo presenta. en una
exposición con el título " Fountain". Gran escándalo y estupor, es decir, grandísimo éxito.
Aquel meadero se encuentra en todos los libros de Historia del Arte, junto a Moisés de Miguel
Ángel o la Venus de Milo y no sólo esto sino que es la joya de varios museos que han
conseguido copias del original, es decir, meaderos repetidos.
La basura de Armen con cubos de basura, acumulaciones, cortes, combustiones. Los carteles
desgarrados de Hains, esos carteles callejeros que con los días son rasgados por viandantes
anónimos los va enmarcando y los expone. Porque arrancar los carteles es la única revancha, la
única protesta contra la sociedad que ha perdido el gusto por los cambios y las
transformaciones.
Algunos críticos de artes rechazarán como obras no artísticas las mencionadas anteriormente
añorando a Poussin que simboliza la claridad, la lógica y el orden tal como podemos observar
en la "Inspiración del poeta" o en "Eros y narciso", a Rubens en el refinamiento del color con "
"La adoración de los magos " o " El jardín del amor" y a Cezanne considerado el padre del arte
moderno en la síntesis ideal del naturalismo, con " Cinco bañadores". En todas estas obras se
busca la belleza.
Con Platón surgió la idea de la Belleza en sí, fuera del mundo espacio temporal, pues a la
belleza no le afecta el tiempo Una cosa del mundo físico es bella porque se asemeja a la idea
de belleza del mundo perfecto. Esta concepción clásica sobre los objetos bellos ha
permanecido vigente durante muchos siglos.
Kant dio un paso más. Los objetos no son bellos. No hay belleza en cosa alguna. No hay nada
considerado bello en sí platónico. La belleza se encuentra en la mente del sujeto que
contempla un objeto estético. La belleza es una subjetiva, emocional, afectiva que se produce
en el espectador ante una obra. Sin la presencia de un destinatario, el objeto no puede
convertirse en un hecho estético.
Ya sea considerada la belleza a modo platónico o kantiana con Duchamp se va a lapidar. Ahora
no se trata de encontrar la belleza sino crear un sentido y un significado. Una obra de arte no
tiene por qué ser bella sino que se pide que genere sentido.
Cuando Duchamp expuso el meadero en la sala de arte, el meadero en serie, que aparece en
las estaciones, aeropuertos, cines, espectáculos, lugares públicos se había convertido en una
obra de arte. El meadero en la sala acompañado de las otras obras de arte se transformó en
otra obra de arte.
El periodista, el crítico que daba cuenta de su obra, los escritores que la comentaban en el
prefacio de los catálogos, los libros de arte, el academicismo, los directores de museos que
instalaron el meadero, los excrementos, los cadáveres, los sacos de carbón... los convirtieron
en obras de arte.
Pero, será el público, el último de la cadena, el consumidor de obras de arte quien tenga la
última palabra sin la cual el arte es un posible. ¿ De qué sirve " la Mona Lisa " si nadie
contempla la obra de Leonardo ? A pocos metros de la Guioconda se encuentra en el museo de
Louvre " el San Juan Bautista" también del mismo autor, apenas nadie repara en él, pasan de
largo.
El camino emprendido por Duchamp chocó con la historia de arte, se enfrentaba a todo el
pasado y surgía la belleza muerte, el sentido se reemplazaba y somos nosotros quienes
colocábamos las piezas del puzle o desciframos el jeroglífico.
Sevilla, diciembre de 2007
Antonio Alba
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