metroligero [22]
brevemente [15]
Relatos en cadena
dindondin [16]
entrecocheyandén [19]
Charcutería, Blanca Fernández
andéntres [12]
Dos microrrelatos de, Susana Camps
andéndos [9]
Tres microrrelatos de , ¡Basta! Cien mujeres contra la violencia de género
elmuro [3]
decamino [17]
lapuertadelanevera [13]
diciembre 2014 - enero 2015nº33
andénuno [5]
Nacimiento, Eva Puyó
Retomamos el cuento de un alumno de taller, que vuelve a dejarnos un rela-
to Entre coche y andén. Hay más formas de escribir aquí, encuéntralas en
grupoanden.com en Cuentos para el andén/Quiero escribir aquí.
diccionariodesaturno [14]
Edita: Grupo Andén C/ Feijoo, 6 - 4ºA - 28010 Madrid | [email protected] | www.grupoanden.com
Comité editorial: Alejandro Moreno, Víctor García Antón, Leticia Esteban | Editora: Natalia Muñoz.
Asesores de contenidos: Sergi Bellver, Juan Carlos Márquez, Kike Cherta, Juan Martini (Buenos Aires, Argentina)
y Mónica Pano (Argentina)
Publicidad: [email protected] | Diseño: www.jastenfrojen.com
Ilustración: Coordinación: www.leticiaestebanilustracion.com
Ilustración portada e interior: © Srimalie Bassani | http://srimaliebassani.blogspot.it
nove
dade
s
Con la colaboración de:
3
Este Cuentos para el andén trae tres
microrrelatos que son tres clavos para
el ataúd de la violencia de género, cuyo
entierro esperamos celebrar pronto.
También hay una abuela que juega a las
cartas, cangrejos ermitaños, peces que
se sientan a descansar y un foro de
lectura para niños y jóvenes. Y más
cosas. No te quitamos más tiempo,
esperamos que lo disfrutes.
Cuentos para el andén
@cuentosanden
www.grupoanden.com
Te escuchamos:
Concurso de fotografía Participa enviando tus fotos a [email protected]
Consulta las bases y mira las fotos en Facebook y grupoanden.com
Tema del próximo concurso: Por las paredes
elmuro
Tema: Reflejos Ganadora: El bosque de hielo - Noelia Rodríguez (Huesca)
Finalistas:
Allí vivía ella - Vicente Lachén (Huesca)
Night Thai Temples - Ricardo Silvestre - Mislata (Valencia)
Timisoara 6 - Araceli Esteves - Santanyí (Mallorca)
andénuno
5
MI abuela juega a las cartas con mi hermana y con-
migo. Tiene las uñas cortas y pintadas de un fucsia un
poco descascarillado. Cuando juega es como mi padre,
se concentra y no admite que los demás lo hagan para
pasar el rato. Es bastante tarde. Ya nos ha dado de cenar
unas empanadillas rellenas de huevo duro y atún, y nos
ha peinado el cabello hasta dejárnoslo suave y liso, pri-
mero con el cepillo de cerdas negras, después con el
peine de púas delgadas. Ha invertido cerca de una hora
en hacerlo. Ahora podría pasar la mano entre mis cabe-
llos sin encontrar ningún enredo. En mi clase todas lle-
van el pelo tan largo como yo. En la de mi hermana, a
casi todas les han cortado una media melena. Mi her-
mana ha tenido que esperar un año para hacer la comu-
nión conmigo, y por eso todavía conserva el pelo largo
dentro de una clase de chicas trasquiladas.
Mi abuela maneja el taco de cartas con soltura. Las
vuelve a barajar como para quitarles las malas energías
que le han hecho perder la última partida, y las recoge
dentro de su funda de cartón. Son unas cartas raras. Nos
las regalaron en la caja de ahorros y a veces cuesta iden-
tificar las figuras. A mi hermana y a mí nos gusta mirar la
cara joven y delgada del paje o del caballero y hacer
como que bebemos de la carta del as de copas. Mi
abuela bosteza y nos dice: "Es hora de ir a la cama". Mis
padres se han marchado juntos y nos han dejado a solas
con ella. No suelen hacerlo. Logramos convencer a mi
abuela para que nos permita ver un rato más la tele.
NacimientoEva Puyó
6
andénuno
Encima de la televisión hay una fotografía en la que
mi hermana y yo estamos junto a la Virgen del Pilar. Mi
abuela pidió que nos la tomaran una vez que la acom-
pañamos al Pilar a rezar. Mi abuela estuvo atenta.
Seguramente a mi madre se le habría pasado y después
de hacer la primera comunión ya no hubiéramos podi-
do entrar en el camarín de la Virgen, y entonces, según
mi abuela, no estaríamos bendecidas.
En la fotografía mi hermana y yo vamos vestidas
igual, pero de distinto color. El suyo es un vestido rosa,
el mío, el mismo vestido pero en azul. El azul es el color
de los chicos, y es el que me suele tocar a mí cuando lle-
vamos la misma ropa, pero en distinto color. Nuestro
traje de comunión sin embargo va a ser completamen-
te idéntico, y de color blanco. Mi abuela nos ha compra-
do un par de pulseras de oro, con nuestro nombre gra-
bado, como para que nos puedan identificar a pesar de
llevar todo igual: el traje, la diadema, los zapatos y los
guantes. Nos ha dicho que ella nos ha hecho un regalo
caro, mientras que mis abuelos del pueblo tan solo nos
dan caramelos cuando vamos a verlos.
Mi abuela también quiso que nos hiciéramos una
foto las pasadas Navidades con un Rey Mago, de barba
blanca postiza. Estamos las dos en bata de colegio, con
un par de regalos en nuestras manos. Mi hermana, un
peluche de un gato. Yo, un coche de policía. Tan solo
tenían esos dos juguetes para hacer todas las fotografí-
as, y, como siempre, fue mi hermana quien escogió el
muñeco blando y de chica. También cuando jugamos
juntas en la terraza yo adopto los papeles de padre de
familia y de novio con las muñecas. En la imagen, sos-
tengo el coche de policía con un gesto serio y respon-
sable. Después de hacernos la fotografía nos quitaron
los juguetes y se los entregaron a otras dos chicas que
estaban esperando detrás de nosotras.
7
andénuno
tw Del libro: Ropa tendida. Xordica Editorial, 2014. Eva Puyó (Zaragoza, 1976). Ha publicado relatos y reseñas en medios como Público, Heraldode Aragón y Letras Libres. Ropa tendida, su primer libro, vio la luz en 2007. Coincidiendo conel veinte aniversario de Xordica se reedita este volumen de cuentos que se lee como unanovela de familia.
Mi abuela se duerme en el sillón y ronca, somos
nosotras finalmente quienes tenemos que despertarla
para que nos acueste. Mi abuela es gorda y grande, y
nos mete en la cama de matrimonio de nuestros padres
sin preguntarnos si queremos pasar la noche junto a
ella. Mi hermana y yo nos reímos al principio con los
ronquidos de mi abuela, que se vuelve a dormir al ins-
tante, pero luego no podemos pegar ojo y le pedimos
un vaso de agua o ir al baño para que cesen los ronqui-
dos durante un rato.
Mi padre nos despierta cuando ya entra la luz por los
agujeritos de la persiana del cuarto. Aparece como una
exhalación, abraza a mi abuela que a duras penas puede
entender lo que está pasando. "Es un chico, mamá, es
un chico", grita. Yo sonrío y miro a mi padre, y me conta-
gio de esa alegría que hay de pronto en casa, con mi
abuela llorando. Después de que mi padre repita varias
veces lo de que es un chico es cuando me doy cuenta
de la nueva situación y comienzo a entristecerme. No sé
si estoy del todo conforme con relajarme y empezar a
ser una chica.
9
La sombraLucía Díaz
MI hermanito dice que vino desde el zaguán. A mí me parece
que salió de la habitación grande, muy temprano, apenas antes
que mamá se levantara (ella se restregaba los ojos) a preparar el
desayuno.
Poco a poco se ha metido en cada cuarto, y también en los
corredores; ha llegado hasta el patio trasero donde jugamos con
el Pelusa. Ahora a nosotros nos da mucho miedo andar por allí y
nos quedamos muy quietos, muy juntos, cerca de mamá, no vaya
a ser que él regrese y la encuentre sola.
b Lucía Díaz reside en Mar del Plata y es la coordinadora del
Taller de Minicuento de Ciudad Ficticia: www.ficticia.com.
Ronda infantilSilvia Alejandra García
A la niña que está en el medio le quisie-
ron regalar una tijerita de oro para que
aprendiera a bordar.
Pero la niña, tijera en mano, se abre
paso entre las niñas de la ronda y, con una
sonrisa despiadada, avanza hacia la puerta
de la casa, donde su padrastro la espera
con un cliente.
b Silvia Alejandra García reside en
San Carlos de Bariloche. Es profesora y
licenciada en Letras.
andéndos
Tres microrrelatos de ¡Basta! Cien mujeres contra la violencia de género
10
RevanchaAna María Oddo
COMO todas las noches, el mago corta a la mujer en tres
pedazos. Cabeza, cuerpo, extremidades. Desde una pequeña
caja, la boca de ella sonríe. Con increíble destreza, con rapidez,
el mago cambia de lugar las cajas: la de abajo, arriba; la de la
derecha, a la izquierda. En un instante, nada es lo que era. El
mago dice las palabras mágicas, las cajas se ordenan, las tapas
se abren y la mujer aparece, íntegra. Su boca sigue sonriendo.
Hace una reverencia frente al público y gira en dirección al
mago. Él parpadea, desconcertado. Ella lo mira fijamente. Su
mirada es tan penetrante que la cabeza, el cuerpo, las extremi-
dades del mago van cayendo en rodajas como cortadas por un
cuchillo gigante. El público aplaude enardecido ese truco ines-
perado.
La mujer vuelve a saludar y, con aire altivo, abandona el esce-
nario sin dejar de sonreír.
b Ana María Oddo reside en Castelar, provincia de Buenos
Aires. Es docente, narradora oral y escritora.
tw Del libro: ¡Basta! Cien mujeres contra la violencia de género. Macedonia Ediciones, 2013.
andéndos
12
andéntres
tw Del libro: Viaje imaginario al Archipiélago de las Extinta, Talentura Libros, 2013Susana Camps Perarnau es licenciada en Filología Hispánica y doctora en Traducción. Ha publicado crítica literaria,entrevistas y artículos de investigación, la novela El sueño robado (Montesinos), el estudio La literatura fantástica y lafantasía (Mondadori) y microrrelatos en las antologías Mar de pirañas (Menoscuarto) y De antología (Talentura).
Dos microrrelatos de Susana Camps
Moluscos
LOS cangrejos ermitaños del Mediterráneo organizan desde antiguo una
porra a vida o muerte. Parte de la creencia, bastante extendida entre algu-
nos de ellos, de que solo se conjura la milagrosa aparición de una concha
nueva si primero se rompe la propia, acción que, a pesar del riesgo que con-
lleva, se recompensa con la conquista inmediata de un nuevo alojamiento.
Otros, por el contrario, se atienen a la idea tradicional de que hay que tener
garantizado el cambio antes de emprenderlo. La porra consiste en apostar
quién lo conseguirá antes. La muerte es, obviamente, condición que desca-
lifica. Los terceros, los que apuestan, nunca pierden.
Perspectivas
TENGO un pez que se sienta en el suelo de la pecera a descansar. Mi hijo
opina que es peza y está embarazada: necesita reposo. Para que yo me
quede tranquila, el niño chuta el cristal con los dedos hasta que la peza no
puede soportarlo y cambia de posición maldiciéndonos. Enseguida intervie-
ne mi hija, que por supuesto está a favor de la idea de embarazo. Propone
comprar una redecilla que, en el posparto, sirva a la peza para depositar con
garantías a su prole en una guardería protectora. Y no es mala idea, porque
todos sospechamos del gordote negro que chupa las plantas. Esa actitud de
abate, ese lacónico pasar por vegetariano nos inquieta. Nos dijeron que ayu-
daba a limpiar el acuario, y es verdad que desarrolla su labor de un modo
impecable. Ni siquiera hemos vuelto a saber nada del rayadito que nos
divertía tanto, el que soltaba largos hilos negros rizados. Pero aunque efi-
ciente, es difícil querer a un pez que crece tanto.
13
Esther Ligero Luis
Cuando me escapé de
mi tumba, tuve que
robar un cuerpo para
poder ir a las rebajas.
LazarLa última vez que meabrazaste, dejaste sufi-ciente espacio para queel frío ocupase ese lugar.
Eduardo Zavala O empezamos a comprarplatos desechables, odamos por terminada la
guerra.
Rosi García
Frío glacial, frío absurdo,
frío abismo, frío silen-
cio... Frío, soledad y la
nevera vacía.
Lucía Berruga
Si vas a robar la luna
pon una vela en su sitio,
muchos seguimos
buscando la luz en
el infinito.
Elia Burdey
Y volveremos a robar vidas,
situaciones, lugares,
momentos. Para escribir
hay que robar.
Joan OteroQuiero saber cuándo para-rás de robar lo que mequeda, no sea que comprealgo mañana que tampoco
pueda aprovechar.
GGuueerrrraa
FFrrííoo
Robar
Sandra
La única guerra que
vale la pena es la de
almohadones
http://sobrevolandolacultura.blogspot.com.es/
http://desiertosyjardines.blogspot.com.es/
http://dibujandounpensamiento.blogspot.com.es/
lapuertadelanevera
JUSTICIA
1. Acto de equilibrar la
s energías d
el
cosmos.
2. Fantasía de ig
ualdad a nivel terrá
queo.
3. Fobia principal d
e la clase política.
Lazar
4. Facultad de re
conocer la lla
ve, de entre
muchas,
que abre un candado.
Fabiola
MAGIA
(Del ta. m
arit)
1. f. Medio de te
letransp
orte rá
pido, sencillo
, limpio y
barato. Poco rentable para las c
onstructoras y
persegui-
do por las o
rganizaciones relig
iosas.
2. m. M
ilagro
Javier Ximens http://x
imens-montesdetoledo.blogspot.com.es/
3. Dimensió
n invisib
le que cierra el b
rocal de las c
histeras
Luis San José
SOÑAR
1. Salir a pasear si
n miedo, to
mados de la m
ano con
la muerte
. Delia López Martín
ez
2. La llave que abre las c
adenas del d
ía a día.
Maria Jesús http://f
ilodelcaos.blogspot.com.es/
Una nueva civilización está empezando de cero en
Saturno, aún no tienen claros algunos conceptos, ¿les
echas una mano con el diccionario?
Participa en www.grupoanden.com
2
3
1
14
diccionariodesaturno
Acuse de reciboSemana 11 de concurso: 8 de diciembre de 2014Ganador: José Manuel Dorrego
Había escrito cien veces: te quiero. Escribió con trazo firme, caligráfico,
con esa paciencia y minuciosidad que ponen los náufragos en todo lo que
emprenden, intuyendo que, probablemente, cuanto les queda es todo un
pasado por delante. Escribió un "te quiero" por hoja, una botella por papel,
un mensaje por botella: cien botellas en total. La respuesta llegó dos meses
después arrastrada por las olas hasta la orilla, dentro de otra botella. El
mensaje era claro, conciso, breve y letal: no insistas, decía.
Emoticono parlanteSemana 12 de concurso: 15 de diciembre de 2014Ganadora: Noemí Pérez Espino
El mensaje era claro, conciso, breve y letal: "no insistas", decía seguido
de un emoticono con un corazón.
-Vero, yo flipo, no entiendo su rollo.
-Ya tía, igual es que le va este juego.
-¿Qué juego? ¿No insistas y un corazón? ¿Eso qué significa? No
entiendo estos whatsapp absurdos que, además, nunca, nunca me dice
a la cara, es como si el whatsapp de las narices lo transformara en un
emoticono parlante. Yo quiero una relación normal, hablar, mirarle a los
ojos, humano, tía, humano.
- Mándale el emoticono ese del huevo frito, ese confunde mogollón.
- ¿Sí? Éste se va a enterar de lo que vale un peine.
diciembre
15
brevemente
tw Relatos finalistas de diciembre del concurso Relatos en Cadena, organizado por laCadena SER y Escuela de Escritores. Puedes leer todos los seleccionados enwww.escueladeescritores.com o www.cadenaser.com.
dindondin
16
Marwan 27 de diciembre
Sala Galileo Galilei. Madrid
http://www.salagalileogalilei.com
Escaparate para nuevos creadores gráficos de Es Baluard y Fundación Camper Hasta el 15 de eneroPalma de Mallorca
http://www.esbaluard.org
Càmeres Submarines. El reto de fotografiar bajo el aguaHasta el 12 de abril de 2015Museo Marítimo. Barcelona
http://www.mmb.cat
I Concurso de Microrrelatos"Anarcorganismos". Entrega hasta el 29 de diciembrehttp://www.tregolam.com
decamino
tw Actualmente Leoteca se encuentra realizando el I Concurso de mini-reseñas para niños de hasta 14 añoscon la intención de darles voz a la hora de hablar de literatura. Si tienes alguna propuesta que te gustaríarealizar en tu biblioteca, colegio o librería con los más pequeños no dudes en contactar con ellos.
Leoteca es una comunidad virtual de lec-
tores, posible gracias a su formato de
red social. El primer espacio donde
los niños exploran, opinan y com-
parten lo que leen. Ofrece a los
niños una nueva vía de acercarse
a la lectura de forma participati-
va y atractiva. Dispone de una
enorme base de datos con más
de 35.000 títulos en la que cola-
boran las editoriales más importan-
tes de nuestro país. Está diseñada
para unir a todos aquellos niños, profe-
sores y familias que quieran descubrir una
nueva experiencia de lectura en el entorno digital.
19
entrecocheyandén
LO primero era tener al marrano bien cebao, engor-
darlo hasta que pesase al menos doce arrobas. Por eso,
al menor descuido de mi tío, su mujer le retiraba el
plato para echar al cerdo los sobrantes. "Ya comerás", le
gritaba, dejándole con la cuchara a medio camino de la
boca. El puerco estaba feliz, aunque mi tío no tanto. Él
se quejaba de hambre durante los meses del engorde
y, a escondidas, se acercaba a la despensa para no per-
der cintura. Por las noches, yo escuchaba su refriega;
gruñía piropos y rechinaba los dientes intentando apa-
ciguar a mi tía bajo su peso. Como no tenían hijos, me
acogieron cuando mis padres, flacos como anguilas en
aquel universo de carne, embarcaron rumbo a Viena
para abrir un bar de tapas. Y así, fui destinada a bañar al
cerdo, animal pulcro donde los haya, aunque ella insis-
tía en restregarle aprovechando el agua que desperdi-
ciaba su marido. Le habíamos apartado del resto por su
lozanía y el animal se ponía interesante si, a través de
las trancas de madera, veía a alguna puerca en celo.
Caminaba hinchado, balanceando las lorzas, restregán-
dose los pelos del morro.
Para diciembre anunciamos la matanza. Se invitó a
familiares y vecinos a disfrutar del festejo y se encarga-
ron tripas y especias. Prendimos un buen brasero y los
asistentes se sentaron alrededor de las mesas a beber
anisete y tomar unas roscas antes de la faena. Mi tía y
CharcuteríaBlanca FernándezAlumna de taller de escritura creativa de Clara Obligado
20
entrecocheyandén
sus comadres, con los vasitos apoyados en la pila, lavaban las
tripas y miraban de reojo a sus esposos que, engalanados con
delantales de plástico, caminaban en busca del marrano. Unos
con otros, los hombres bailaban con mi tío en el centro, su
carrillada flotando sobre el mandil como un cuello isabelino, el
cerdo aguarda lustroso, chilla en el frío del corral. Harta de la
espera, mi tía se secó las manos, agarró la navaja barbera ani-
mada por las comadres y en un santiamén brotó el chorro en
dirección al cubo. Las roscas se atascaron en las gargantas.
Alguien escupió el anisete. Nadie se atrevió a hablar. ¿Qué más
da un cerdo que otro?, explicó mi tía removiendo la sangre
para evitar que cuajase.
tw Blanca Fernández. Desde 2009 participa en los talleres de escritura creativa de Clara Obligado.Ha publicado sus cuentos en distintas antologías: Los inquilinos del Aleph,Futuro imperfecto, la Isla… Charcutería está incluido en su libro Los quehuyen de la colección El Pez Volador.
22
tw Kokoro es un personaje singular, que se cuela en CpA, para contarte historias en pocas palabras.
© Jasten Fröjen
metroligero - holakokoro