Cuentos y Mitos de Terror
Mitos y leyendas.
Los mitos y las leyendas han estado presentes en la historia humada desde siempre,
nos fascina oír historias de miedo, está en nuestra naturaleza, nos produce placer, hay
tantos mitos como hay culturas en nuestro planeta, algunos tan antiguas que se remontan
a nuestra propia aparición.
Esta obra refleja algunos de los cuentos de terror más populares de Latinoamérica así
como otros ficticios.
Nota:( las ilustraciones y cuentos son de auditoria de Carlos H. Baez. R.)
El huésped.
Dice un cuento de vieja data que todos en
nuestro interior albergamos algo tan
siniestro y monstruoso que solo las
cadenas de la conciencia y la razón han
podido aplacar, sin embargo ni del todo de
vez en vez ese monstruo intenta salir a
flote, y lo hace, al no poder poseer nuestros
cuerpos, su desdén e impotencia se torna
hostil contra su huésped, en ocasiones su
furia llega al colmo de hacer arder
espontáneamente a algunos portadores.
Jhon era un triste y solo chico en una
ciudad américa latina, mientras intentaba
seguir con sus estudios, sus pesadillas le
atenazaban en las noches, en ocasiones
salia a caminar atormentado por el
insomnio, intentaba constantemente seguir
enfocado pero la locura le estaba ganando
la batalla.
Una noche por fin logro descansar, fue un
sueño reparador, que libero tensión, Jhon
creyó ingenuamente que todo mejoraría, y
así fue por algunas semanas, sin embargo
el insomnio volvió, 4 días seguidos sin
pegar los parpados hicieron breca en su
mente, una figura siniestramente
encorvada, nariz puntea-guda, rostro ajado
y pálido ojos hundidos en sus cuencas, se
deslumbraba en una esquina de su cuarto
bañado por la leve luz que se
filtraba proveniente de una farola en la
calle. Jhon se petrifico, la criatura tal ves
de 1,50 cm de altura delgado en extremo,
salto sobre su pecho sin que Jhon pudiera
mover un solo musculo.
Una llamada despertó a Andres eran las 2
am, estaba de guardia, al otro lado Juan
Pedraza informaba del incendio que se
había desatado en una de las habitaciones
del las residencias universitarias, lo que
vio Andres esa noche después de haber
controlado el incendio apenas daba
crédito, al entrar al cuarto donde comenzó,
hay estaba, esa cosa se reía, sobre un
cuerpo calcinado, salto a una esquina de la
habitación y pareció filtrarse en las
sombras del cuarto.
La llorona:
La primera vez que hoy hablar de la
llorona apenas tenía uso de razón, no sabía
si era real o se trataba de un cuento más,
sin embargarlo y pesar de lo terrorífico del
asunto no tuvo mucho efecto sobre mi
conciencia y no me deje llevar por el
horror, años más tarde cuando era ya una
adolescente supe que lo que parecía ser un
cuento para asustar a niños ingenuos tenía
algo de cierto.
Una noche como cualquiera me encontré
solo, en mi habitación, quería un vaso de
agua, tenía algo incómodo en la garganta,
una sensación como cuando alguien nos
abandona y nunca más regresa, tristeza,
melancolía, o de lo que se tratase, no podía
identificar el objeto de mi malestar.
Así que diside bajar a la cocina, tenía que
pasar por un espacio descubierto, a plena
intemperie, para llegar a mi objetivo. El
patio estaba iluminado por una luna
esplendorosa, al fondo y al final del patio,
atravesando un jardín que mi madre había
cuidado con esmero por años se
encontraba la puerta que me conduciría a
saborear un poco del presidiado líquido.
Todo iba según lo planeado hasta que
llegue a la puerta, un grito desgarrador me
heló la sangre, (mis hijos), sentí como mi
corazón palpitaba y luchaba dentro de mi
pecho, me voltee buscando una
explicación lógica y allí en la puerta que
daba a la entrada a mi habitación estaba,
una mujer encorvada, con un velo largo,
que seguía gritando, sus ojos rojos
encendidos como el fuego, eso me hizo
retroceder, entre a la cocina y cerré la
puerta de un golpe seco, allí permanecí
toda la noche no me atrevía a salir, afuera
hoy los pasos cerca y luego se alejó
lentamente, volvió a gritar una vez más (
mis Hijos) y todo se calmó , desde
entonces tengo sueños con esa mujer y sus
gritos me perturban cada noche
.
La pata sola.
Nadie puede entender que horror tubo que experimentar Andres Gallego para que su cadáver
tuviera el aspecto de anciano enjuto y triste, era un tipo fuerte, duro, que se había criado en
el campo, y que desde muy corta edad sabia de su propia experiencia los rigores del trabajo
de 6 a 6 con el sol abrasador sobre su cabeza.
El día que desapareció Andres, se le vio por la posada de Doña Eduvijes, una vieja bruja, que
entendía mucho de las artes oscuras y según los que lo vieron por última vez quería un favor
para domar a una mujer que pretendía desde hace tiempo.
El día en que Andresito vino a visitarme ya eran como las 6 pm, Yo resé a Yog sothoth y
Cathulhu, para que lo socorriera, del mal que se cernía sobre su aura. No sé por qué, pero
Alisson la muchacha a la que Andres pretendía, tenía algo, algo muy extraño, lo único que
puedo decir es que mis artilugios fueron devueltos con una potencia que no pude contener,
así que resé para que a Andres no le sucediese nada, pero al parecer nada de lo que hice pudo
protegerlo.
Eso fue todo lo que la bruja dijo.
((¿Que pasa Eduvies, porque tiemblas.
Nose Rosa, No sé, hay algo en el aire, en el ambiente que me hiela la sangre, es como si el
mismísimo diablo, viniera a cobrar mi alma, esta misma noche.
No te apures Eduvijes, eso es por lo que le paso a Andres, te tiene los pelos de punta, lo mejor
es que te olvides del asunto.
No Rosa, No hay algo muy raro en este paraje, mira esos árboles, vine de allí.
Qué carajo...Dios Mio , Eduvijes.)).
Era el mismo cuadro dos viejas muertas amanecieron con el cuerpo destrozado, como si algo
o alguien las hubiese devorado, sus rostros inexpresivos, la legua arrancada, los ojos
espichados contra las cuecas, y su pecho abierto, envejecidas como una uva pasa, tal y como
había muerto Andres días antes, el lugar era un campo abierto junto a una quebrada, se le
conocía como; la Estancia, de donde los ancianos decían que sus padres habían visto, una
mujer con ojos sal tones, un bastón enorme, ropas harapientas, colmillos gigantes, y un solo
pie, que devoraba a todo aquel con alma impura y despojaba de su juventud, para poder seguir
siendo joven.
Un Chaman de nombre (Hijo de los vientos), Un hombre de gran sabiduría, Hablaba que la
pata sola era un demonio, que vivía entre los hombres, con forma femenina, solo dejaba ver
su forma siniestra al desdichado que iba a borrar del mundo.
El Mohán.
Mi vida siempre ha sido esconderme, lejos
de ojos recelosos y pretenciosos de
hombres, lo único que me anima es mi
morada, mi palacio, bajo las profundidades
de la ciénaga del magdalena, sus columnas
majestuosas, echas del mejor oro que se
dio en estas tierras antes de los blancos,
tengo muchos tesoros, me gusta
acumularlos, verlos relucir bajo la luz de
las antorchas, vivo confinado, pero de vez
en vez tengo que exponerme y salir por
alguna de las cavernas que dan al mundo
exterior, soy un loco y trovador, hechicero
y embaucador, busco los placeres y el
libertinaje allá arriba es lo único que me
alienta en esta vida eterna.
Hoy saldré de casería, subiré por la
caverna hasta llegar a la rivera, allí
encontrare algo apetitoso y de buenas
curvas, llevare mi flauta es efectiva cuando
de hacer sucumbir a las pasiones de la
carne se trata, con ella ninguna puede
negarse, se entregan sin miramientos.
Mi paso es acelerado, durante unas 10
horas solo hay oscuridad y pasadizos,
muchas habitaciones abandonadas todo
cubierto de oro, luego llego al final de mis
aposentos, mi morada y ahí están las
cuevas y de repente cambia el semblante
son estrechas y húmedas, desde este punto
camino otras 8 horas hasta llegar al
exterior, al final me encuentro en la selva
espesa.
En el mudo de arriba las cosas son muy
caóticas, algunos buscan conjurarme, otros
huyen de mí, pero no siempre fue así, hubo
un tiempo en que todos me querían, me
llamaba Juan y todas estas tierras eran
mías, era un chamán, de los Caribes, no un
hombre, nunca lo he sido , luego todo se
judío, algo Salió muy mal la voluntad de
los Dioses que me dieron poder, me
condeno a la eternidad en el submundo, a
donde llevo mis doncellas para hacerme
compañía.
Me escurro entre los matorrales, entre los
arbusto, un tanto más abajo de la montaña
está el rio, allí se reúnen. Cuando este
cerca saldré de improvisto, tocare mi flauta
y ella solo dejara su oficio, dejara de lavar
y vendrá como una desenfrenada a mi
encuentro, son las 2 pm, a las tres es la hora
apropiada.
Es hermosa, pero no ha sido fácil de
persuadir, hay ocasiones que su voluntad
humana quiere salir a flote, así que tengo
que tomarla fuerte y arrastrarle por la
selva, mi flauta sigue sonando para
mantenerla controlada, a lo lejos se
escuchan los gritos de los hombres,
(Alicia….Alicia). Gritan
desesperadamente, pero ya es tarde, no
podrán seguirme el paso, un tanto más y
estaré al borde de la caverna, ala con
fuerza se quiere soltar, pero nunca
renuncio, porque he de hacerlo esta vez.
Por fin en la caverna, en la seguridad de la
oscuridad y de los pasadizos de este
laberinto que es mi hogar, aquí ella
permanecerá, junto a mí, hasta que su
sonrisa se marchite y luego cuando su
juventud la abandone será tiempo de que
devuelva su alma a la tierra.
La madre monte.
Las alucinaciones son parte de mi vida,
siempre que voy regreso a mi humilde
morada, en el mismo sitio, llegando al
borde donde hay un troco por puente, el
agua se vuelve turbia, y el rio muestra su
furia, luego un muro de juncos me evita el
paso, he tenido que volver al pueblo donde
me siento más seguro.
Todo comenzó un domingo, después de la
faena de siempre en la tienda de don Luis,
ya despuntaba la luz del sol sobre la
montaña, y la tarde se venía a prisa, las
sombras de las casas comenzaron a
desaparecer, así que me apure para tomar
la última cerveza, y me dispuse a ir por mi
camino.
No quería que la noche me hallara solo en
el campo atravesando los caminos oscuros
que llevan a mi casa, ya sabía de la muerte
de Ricardo a manos de hombres armados
de los cuales nadie da razón, unos dijeron
que Ricardo tenía problemas con grupos
ilegales, pero más nada se sabe, así que por
lo menos apure mi paso para librar el sitio
del siniestro.
Ya había avanzado bastante y estaba
próximo a llegar al rio, cuando de repente
todo oscureció, en un instante, quede
petrificado, pensé que se trataba seguro
algún eclipse,me fije y la luna estaba allí
y sin embargo el camino no se podía
diferenciar del precipicio, trate de prender
mi linterna, parpadeo, a pesar de mis
intentos permaneció inerte sin luz.
Me quede pensando en que hacer, era
obvio que si me arriesgaba a ir a oscuras
corría el riesgo de precipitarme hasta el
piso de la montaña, lo cual no creo buenas
probabilidades de salir con vida, no me
podía quedar allí, era el mismo lugar
donde Ricardo murió, no es seguro me
dije, y a pesar de las tinieblas y el gran
peligro, busque la pared de rocas de la
montaña evitando el otro lado donde
estaba el abismo y después de haberlo
alcanzado comencé a avanzar.
Lentamente avance tocando la montaña
cuidadosamente, dure en esta empresa más
o menos una hora y media, y el camino no
parecía terminar, era claro para mí que esto
no podía ser, seguía en el abismo del
páramo, no tenía sentido, a lo sumo 20
minutos era mi calculo que debería
tomarme llegar al rio, sin embargo llevaba
hora y media y no había ni señas de
bendito rio.
Sabía cuánto tiempo había pasado, porque
conocía cuanto tiempo le tardaba a la luna
de ir de un lugar a otro, así que decidí que
lo mejor era quedarme esa noche allí
esperar a que amaneciera, pero nunca
paso, nunca vino el sol, y la oscuridad
seguía perpetua.
Me dirigí al abismo arrastrándome, para
ver si podía observar algo, cuál fue mi
sorpresa cuando hoy el ruido del agua, y
allí estaba el tronco para cruzar, al otro
lado me estaba esperando el potrero de don
Fermín, sin embargo cuando estuve en el
borde del tronco me encontré con un muro
de juncos, como si alguien hubiese
bloqueado el paso, ¿quién podía haber
traído tales monstruosidades de raíces
hasta este lugar?, era simplemente
imposible, me dolió la cabeza solo asimilar
esa información.
Así que decidí regresar, al otro lado del
tronco una silueta se reía, una mujer, pude
deducir, esta era muy peculiar y extraña,
era hermosa, sin embargo no parecía ser
buena, estaba totalmente desnuda, se
acercó, lentamente, hasta que estuvo frete
a mí, pude ver sus ojos, negro totalmente,
no había blanco en absoluto, eso me
asusto, me miro, se río y sus diente
afilados se revelaron, era seguro de que no
era una persona, el río se puso arisco, casi
al mismo tiempo, luego no recuerdo más,
me despierto donde todo se oscurece, nuca
he librado el río, vuelvo al pueblo, pero
todos me ignoran, y cuando por alguna
razón alguien me ven huyen despavoridos.
El silbón
Cuenta mi abuelo, que más allá de la choza
del viejo chucho, junto a los zarzales, vivía
una familia de apellido Rondón, la cual era
muy misteriosa, dicen que no se sabía de
donde habían llegado, y que su estancia en
las llanuras de del Orinoco fue realmente
breve, lo que aconteció a dicha familia fue
obra del mismo diablo.
Don Jesús Rondón vivía con su esposa
Elisa, ellos tenían 2 hijos, el mayor Juan
era hombre muy tenas y tenía fama de
brujo, por lo que la gente de esa región le
temía, su expresión dura, sin apenas la más
mínima seña de sentimiento confirmaba
las especulaciones de sus orígenes, los
cuales según rumores había servido como
miembro de las águilas negras, grupo
armado que arrasaba con cualquiera que se
descubriera liberal en los tiempos de la
violencia, el segundo hijo se llamaba
Fabio, Fabio era un chico mimado, tenía
un triple y la pasaba practicando notas,
bajo un árbol de sauce que se erguía en a
100 metros del rancho.
Fabio era muy querido por sus padres,
quienes le cumplían todos sus caprichos,
tal vez por haber perdido el alma de su
hermano mayor, el pobre señor Jesús se
partía el lomo arriando ganado, y lo poco
que ganaba lo distribuía entre su mujer y
los caprichos de su hijo menor, un día al
desgraciado de Fabio se le dio por pedirle
de lo más absurdo a su padre, quería
asadura de venado y no estuvo satisfecho
hasta que don Jesús tomo su escopeta salió
a buscar en la inmensidad del llano el
susodicho venado.
Claramente el día comenzaba a finalizar y
don Jesús no volvía, a lo que Fabio decidió
ir a buscarlo por su propia cuenta.
Que se aria ese viejo loco, pero que torpe
debió haberse perdido con todo y casería,
lo único que me reconforta es pensar en ese
delicioso platillo en mi boca, que delicia,
no debe haberse alejado mucho, ¡O¡.. Pero
si allí está sentado junto al sauce, que no
trae nada, como puede ser tan inepto, ya
vera.
Y pronto consumió los pocos metros que
le separaban de su padre, sin mediar
palabra le acuchillo la panza le saco las
tripas y las llevo a su madre para que
cocinara su delicado plato, sin embargo su
madre al ver que las tripas no ablandaban,
comenzó a sospechar y pregunto a Fabio.
¿Dónde está tu Padre?, a lo que Fabio
respondió, no lo reconoces madre, no
reconoces su aroma, Doña Eliza se echó a
llorar, Su hermano desato en Cólera, Juan
lo tomo del cuello y lo estrangulo allí
mismo, luego salió en dirección al camino
y cuando llego al sauce allí estaba una
bolsa ensangrentada, la abrió y hallo el
cuerpo de su padre echo picadillos, su
rabia fue tal a ver a su viejo en tan triste
condición, que llevo el cuerpo de Fabio al
pantano, lo maldijo, Tomo a su Perro lo
decapito y lo conjuro pidiendo a los dioses
más oscuros que jamás descansaría en paz
y que su perro lo perseguiría a donde
quiera que fuera para destrozarle, si por
alguna razón lo llegase a alcanzar.
Unos días después apareció el primer
cadáver, era Alcides, un borracho del
pueblo, luego le tocó el turno feliz, en total
hubieron 10 muertos en 2 meses sin que
nadie se explicara que animal había
cometido los crímenes, en todos los casos
el vientre estaba abierto, las tripas nunca se
encontraron.
Una noche Jaime lo vio de frente, era
Fabio, con un sombrero, llevaba una bolsa
la hacía sonar y silbaba, parecia estar fuera
de sí, Jaime se asustó, y echo a correr como
pudo, su acompañante no tuvo tanta suerte
Nenias vio como el espectro voló sobre el,
rasgo su camisa coloco su boca en su
ombligo y extrajo sus tripas.
La escena dantesca se revelo en la mañana,
luego de eso se le conoce como el silbón,
persigue a borrachos, hace sonar sus
huesos en las casas y si le apetece se carga
al otro mundo al que le parece.
El devorador de mentes.
La realidad a veces se deforma hasta
límites inaceptables.
Derrotado Han después de años de trabajo,
lo había perdido todo en un mal manejo
bancario, su dinero, su reputación y su
hogar ya no existían, solo le quedaba la
casa de sus padres en un antiguo y
decadente caserío, lejos de la civilización.
Al llegar, no vio a nadie en las tristes y
deprimentes calles, ni una casa abierta, ni
un vecino, nada, solo el sonido del viento
atropellando fuertemente contra los
árboles, parecía como si su terruño se
abandonara al destino que mejor quisiera
darle la naturaleza, pero nada más
equivocado al pensar tal cosa.
Entro en su casa, abrió con la llave oxidada
que recupero del baúl donde guardaba sus
recuerdos, unos sonidos lo perturbaron, al
abrir la puerta, las ratas salían en bandadas
de donde alguna vez su madre había
cocinado para él y su padre. Entro a su
cuarto, hallo su cama no podía creerlo pero
allí estaba después de no haber venido por
algunos años, un tanto polvorienta pero allí
estaba, se recostó por horas, soñó cosas
extrañas, pesadillas terroríficas en la que
un ser aparentemente humano comía
cabezas de serpientes.
La noche avanzo rápido, Han despertó y
decidió dar un paseo por el pueblo que
parecía no tener vida, trato de encontrar
una lámpara, tal vez había una en el cuarto
de su madre, allí la encontró, tomo unos
segundos pero ya se encontraba paseando
las desoladas calles, cuando por fin vio luz
asomándose por la ventana de la casa en
donde quedaba la alcaldía, se acercó,
buscando algún rastro de vida, pero tan
pronto estuvo cerca detuvo su paso, el
sonido que provenía de adentro no le dio
ni un ápice de confianza.
Miro por entre las separaciones de las
tablas, de la ventana, esa cosa bramaba
como un león, sus ojos azules brillaba, con
la luz de las velas, frente a el un cadáver
de un hombre, abierto desde la garganta
hasta los testículos colgaba de las vigas del
techo.
Han tomo aire lentamente, se alejo sin
hacer ruido, apago la lámpara, deslizan
doce como pudo por las calles, hasta llegar
a su cuarto, cerro la casa y determino salir
a primera hora de aquella horrible
pesadilla, no había terminado de tomar lo
que le serviría para hacer el viaje de
regreso, cuando la puerta estallo en
pedazos.
Luego una hondonada de aire putrefacto lo
golpeo con fuerza, lo miro caminar hacia
él, lo tomo y lo arrastro hasta la alcaldía,
donde estaba el hombre colgado, allí pudo
ver con mayor detalle de quien se trataba,
su espanto fue mayor cuando vio sus
propias facciones en el cadáver.
La morada.
Mi oscuro secreto, y es tan fiel a la verdad
que me da escalofríos el solo pensar que es
real. Hace algún tiempo cuando apenas era
un niño, yo y mis juegos infantiles jamás
se percataría de lo oscuro y sucio que
puede ser el mundo, y claro esto no es una
novedad para nadie, el mundo es cruel,
frio, para todos, pero no oscuro y sucio.
Ese noche, en mi cuarto, como siempre,
escuchaba los pasos de lucy, siempre
venia, siempre, cada noche, me cantaba,
me arrullaba, y luego, desaparecía en la
ventana, su cuerpo totalmente terso,
hermoso, cálido, yo creía que era normal,
pero no, tal vez extraño.
Mi madre Ana ignoraba totalmente la
cuestión, nadie lo sabía, y es más nadie lo
supo, hasta hoy, Lucy cada noche le
esperaba, y luego le veía venir lentamente,
se recostaba junto mío.
Una visión hermosa, unos años más tarde
deje de verla, cuando nos mudamos unas
cuadras a una casa más nueva, todo tomo
el tinte de una vida común, amigos, juegos,
tareas, paseos, y el amor, que cosa como el
amor.
Un día caminando por la calle, me
encontré con mi antiguo hogar, era solo
ver y recordar; Que vieja lucia la casa, sus
puertas ya astilladas, las ventanas rotas,
parecía como si nadie hubiese entrado en
años, me sentí curioso, un suspiro se me
escapo, así que hice lo que jamás debí
haber hecho.
Adentro la sala estaba vacía, el piso
polvoriento, un cuadro en la pared, nunca
me fije de el hasta ese momento, lo
recordaba, era de un viejo, tal vez militar,
serio, con uniforme y una escopeta en la
mano derecha, al fondo el paisaje del
cañón el chica mocha.
Mire las escaleras, arriba estaba mi cuarto,
dude por un segundo, la imagen de Lucy
paso por mi mente, subí llegue al pasillo,
camine tal ves 10 o menos pasos y entre.
Al abrir la puerta la soledad me invadió,
había nostalgia en el aire, la ventana rota,
era un claro recordatorio de lo olvidado y
maltrecho en que se encontraba ese lugar,
Salí de la casa con un sentimiento de
tristeza, y con la sensación de alguien me
acompañaba.
En la noche, ya en mi apartamento,
ajustando los últimos detalles del informe
de Roberto Orosco, un caso típico de
esquizofrenia con alucinaciones, me
detuvo un escalofrió, cuando una mano se
posó sobre mi hombro, cálida y tersa, se
montó de inmediato, me tomo hay mismo,
todo sucedió en perspectiva, Lucy, no
podía creerlo, que delicia, pero que pasa,
como puede ser esto, no es posible, la
tocaba, besaba, amaba y era tan real, luego
me dejo, camino a la ventana y
desapareció.
El episodio se repitió algunas noches, otras
no, nunca me hablo, jamás una sola
palabra, mi novia Amanda no lo
sospecho, hasta el fatídico día, era un
sábado, Amanda volvía del trabajo, quería
estar con migo, así que allí estaba en mi
apartamento, tomamos unos tragos y
pasamos a la pasión, luego me dormí, soñé
con fantasías en las que Lucy a Amanda
me amaban, al despertar sentí como si una
sopa se hubiera secado en mi pecho, pude
distinguir al abrir los ojos el pelo de
Amanda, boca abajo, me asuste, estaba fría
y tiesa, voltee el cuerpo, efectivamente
estaba muerta.
Que aria, era obvio que no podía contar
con la policía, me hubiesen culpado, había
hematomas en todo su cuerpo, tome el
cadáver lo enrolle en una sábana, y me
senté tratando de guardar la compostura
que debía hacer.
Al fin se me ocurrió lo mismo que llevaba
unas horas pensando, deje que la noche me
cobijara, bajé a Amanda hasta el garaje y
la metí en el baúl, tome el carro y conduci
lejos de la ciudad, busque trochas, en lo
más lejano de la civilización, y en un
paraje donde había una arbolada apropiada
me interne por donde no había rastro de
camino alejándome con el cuerpo lo más
que pude de la carretera, abrí un
hueco profundo y pretendí votar el
cadáver dentro, sin embargo no había
terminado mi acción cuando una mano
toco mi hombro, le vi reír, la sabana se
movía enérgicamente, Amanda se levantó,
con el color pálido de la muerte, lo ojos
vacíos, tomo a Lucy de la mano y vi como
Lucy se deformaba, hasta convertirse en
una terrible criatura, de barba larga,
robusto con piel putrefacta, las cuencas de
los ojos salían de la calavera, parecía que
la piel se escurriera por su cuerpo, negra
como el petróleo, atisbe un parecido con el
cuadro de aquella siniestra casa, sentí asco
de mí mismo, y terror al mismo tiempo,
solté acorrer, como un cobarde.
Visitante
En mi existencia solo conozco el hambre,
el hambre me mueve y es la razón de todo
lo que me rodea, muchos siglos atrás me
confinaron al mundo de las tinieblas, el
mundo de los muertos, allí no hay nada
para calmar el escozor del estómago, ¿Qué
mi apariencia? Mi apariencia no le importa
a nadie, pero por si por alguna razón
observase lo que soy palidecerías de
horror.
Hace siglos alguien me despertó de un
sueño de tiempos lejanos, era época de
ignorancia, los hombres se hundieron en
creencias. Comenzare diciendo porque caí
en este mundo, era lógico, no había
comido hace tiempo, así que cuando
percibí este planeta, sus seres, y su
vegetación era propicio, aquí nunca más
padecería esa molesta sensación, ¿Cuándo
llegue?, me di un festín, todo lo que puede
engullir, todo lo que pude saborear, pero
jamás, había saboreado algo tan sublime
como la carne de un hombre, por eso lo
cazo.
En esa época ya había pertenecido a la
guardia nacional, ya era cabo primero de
infantería, esta es solo una misión más,
destruir laboratorios de drogas es mi
trabajo, es lo que hago, sin embargo ya
estoy cansado, la selva te daña, te curte, lo
más molesto son los mosquitos, más que
las balas de mi enemigo, Forero, dígame y
usted que piensa, mi comandante creo que
usted es un patriota señor, si Señor.
DIGAME SINCERAMENTE QUE
PIENZA SOLDADO, MI SEÑOR
PIENZO QUE USTED ESTA
PERDIENDO LA RAZON SEÑOR.
Pun, pun, Ta, ta, ta. ……..Al
suelo. Ramírez de donde vienen, De abajo
del rio, nos Vieron Ramírez, No creo mi
comandante, Entonces que pasa, por que
disparan, No lo entiendo señor pero algo es
seguro no están disparando para acá.
Ya era tarde cuando llegamos al lugar de
los disparos, era raro, vimos cuerpos de
insurgentes, estaban esparcidos por todo el
ramal, había un niño, como de 12 años
metido en una zanja, cuando nos vio corrió
a donde estábamos, tenía un fusil, ni
siquiera lo levanto, solo decía vámonos,
por favor vámonos de aquí, el diablo, el
diablo…
Si mi comandante varón, le quito el arma,
hizo lo que pudo para que se calmara, pero
seguía repitiendo esa tontería, bueno eso
creímos hasta que la retaguardia sonaron
los primeros disparos, YOREDA QUE
PASA, LO MATO… MATO A FORERO,
Yoreda venia corriendo como desesperado
y disparando. QUIEN LO MATO, NO SE,
ERA COMO UN PUTO ANIMAL.
Luego lo vimos, esa cosa media como 3
metros, se deslizaba entre los árboles,
salto desde arriba, sobre Mi comandante,
lo abrió de un solo golpe, y luego coloco
su asquerosa boca sobre los restos que aun
saltaban en el piso, Dios le disparábamos
y parecía como si le estuviéramos tirando
plumas, luego mato a Ramírez, después
solo fue correr sin rumbo, lo único que
quería era salir de ese lugar, atrás seguían
ametrallando, yo solo los deje, solo los
dejee……..ihs…….. Que más podía
hacer, Eso era una máquina de matar.
Trate de alejarme lo más lejos, cuando ya
no puede más busque unas ramas y me las
puse encima, ocultan dome entre la hierba,
esa noche escuche, silenciosamente,
alguna vez una ráfaga y luego el sonido de
la selva.
Pensaba¡ Si sobrevivía la noche estaría a
salvo, eso creí, me mantuve quieto, hasta
que amaneció, y con miedo pero decidido
a salir de ese lugar me incorpore y
comencé a avanzar, sabía dónde estaba, así
que me dirigí a el caserío indígena,
esperaba que si lograba llegar allí podría
comunicarme con la central y salir, cuando
deje la selva me sentí reconfortado, tenía
que atravesar unos cuantos potreros, bajar
la colina y luego mi objetivo.
Lo absurdo se hizo realidad cuando mire el
rastro de sangre en los palos de una choza,
todos desmembrados, mis compañeros,
muertos, me afecto, pero luego vi como
bailaban y cantaban alrededor del festín,
¡esa gente¡ gritaban, de pronto palidecí,
estaba sentado en el centro, ahora es
tiempo de morir.
Lo más sabroso son los huesos, si los
huesos humanos, eso realmente lo
disfruto.
El retorno.
Aparentemente el mundo es lógico y
predecible, pero la verdad no tiene nada
que ver con lo que las personas puedan
creer.
Este fue el escrito de que Laura encontró
como advertencia antes mirar un viejo
libro que guardaba su abuela.
Advertencia Al-Azif
Este es mi verdad, lo que realmente oculto
y nadie puede ver, lo escribiré todo, todo
porque así lo he dispuesto y lo diré para
que los incautos dejen de hurgar donde no
deben.
De los antiguos y su cimiente:
Los antiguos fueron, los antiguos son y los
antiguos serán.
La conciencia no desaparece del mundo, la
luz que protege al hombre está en su
interior, dentro de sí, sin embargo así como
el hombre es dueño de su voluntad,
también es esclavo de sus limitaciones, la
razón nunca podrá superar a la locura, la
razón mantiene el control de todo cuanto
posee, todo tan digno, tan ordenado, tan
propicio, ¿quién puede oponerse a
aquellos argumentos? Y quien lo haga
será sacado, será desechado, será
oprimido, y olvidado, pero la razón solo
sirve en el sentido práctico de la dinámica
humana, y la dinámica humana no es lo
único que existe.
Los antiguos tan diferentes a los hombres,
su simiente bagá entre las dimensiones del
tiempo, los antiguos descansan fuera del
mundo, libres, siempre han sido libres, y
sus limitaciones, sus cadenas, sus ataduras,
las dictan su propia locura, la dueña de
todo cuanto cometen, por su desenfreno,
crean y destruyen, claro está que nadie
entre los hombres puede ver lo que
realmente se esconde dentro de sí.
El poder y los antiguos, viven en el último
plano de la mente, dentro habitan, sin que
nadie se percate, cada
ritual, cada ofrenda, cada conjuro y
oración desata la locura subyacente dentro,
algo siniestro, algo oscuro, nadie se
escapa, todos somos parte de algo
majestuoso, algo frio, y cruel.
Esa es la simiente de los antiguos, una
realidad deformada que parece ser más
real, un espacio de la mente inexplorado en
su totalidad, un pandemonio que es mejor
no descubrir y mantenerle en el olvido.
Los antiguos duermen, porque son los
hombres quien los ata, el hombre es la
llave, el hombre es quien posee la puerta
que los trae a este mundo, pero no, no se
confundan, no son mera imaginería,
existen efectivamente existen.
No metáis tus manos en caminos que no
puedes controlar, jamás, cualquiera que
tome este camino, su pago final será el
olvido, el desecho y la opresión.
Sin embargo si queréis morir aquí os dejo
el método.
Laura apenas mantuvo su respiración, era
extraño, muy enigmático, el libro parecía
pertenecer a otra época, así que dejo de
hojearlo y lo guardo entre su mochila, su
abuela ya no lo necesitaría, pues estaba
muerta.
Después del entierro, pasaron algunos
meses, en abril llego Eduardo, venia de
visita trabajaba en una plana de autos que
había despedido empleados por liquides,
así que Eduardo no tenia mucho que hacer,
Eduardo era su hermano prepotente
sobremanera, ha Laura no le caía en gracia
la visita, pero era la familia que se podía
hacer, y ella apenas era solo una
adolescente, todo paso entre la
tranquilidad de su vida rutinaria y la
universidad, con Eduardo apenas se veían,
no se soportaban, la vida no siempre será
tranquila y el tiempo que se va, no se puede
recuperar, en Junio, Eduardo ya estaba
trabajando en una pizzería y la casa de sus
padres era su actual hogar, aunque no por
mucho.
Eran las 3:40 pm, la sala estaba lúgubre, se
oía sollozar a alguien, yacía sentada en el
sofá, al frente su padre, apenas la vio, algo
no estaba del todo bien, presintió de
inmediato Laura, se acercó con
desconfianza, y al fin vio al policía.
Era su hermano, había muerto mientras
pasaba la calle, fueron días duros, pasaron
meses y sus padres no se reponían, todo lo
que podía hacer era observar en
perspectiva como su familia se iba por la
alcantarilla, al fin recordó el libro, decidió
echarle una hojeada.
Un capitulo hablaba de como volver a la
vida a un muerto;
De cómo capturar la esencia del difunto.
Conseguir el cadáver, aun sus carnes
estarán en su lugar, de lo contrario
precisaras de uno que recientemente haya
fallecido, aquí no importa el saco lo que
realmente sino lo que hay dentro.
Los 4 vientos son lo primordial, ellos
manejan la marea del espíritu, por lo tanto
los convocaras, para que informen
propiciamente del paradero de la esencia.
Para el procedimiento debes escoger un
lugar con buen espacio harás un circulo de
4 metros de diámetro y otro dentro de este
de 2 metros, en el centro de este colocaras
el cadáver boca arriba
Tomaras el muerto y abrirás su abdomen,
usaras un hueso de mandrágora y rogaras a
Cthulhu su venida. Con la oración del
ritual oscuro de Jeshabel, una vez
terminado este conjuro, volverás tu mirada
al viento del norte y desataras las puertas
del abismo, aquí necesitas de otra persona,
alguien que sea susceptible a los artificios
del insomnio espontaneo, le dormirás le
dominaras y abrirás la puerta con el signo
de Voor, capturaras la esencia en
recipiente de cristal, repetirás el
procedimiento con tres personas más
indicado para cada viento.
Luego tomaras los cuatro recipientes de
cristal y los colocaras dentro del abdomen
del difunto, cerraras con hilo y aguja y
golpearas fuerte el abdomen hasta que los
recipientes se rompan dentro no se te
olvide jamás amarar muy bien el cadáver.
Dentro del libro Laura encontró una hoja
de papel, parecía una carta, sin embargo no
lo era, se trataba de un escrito de su abuela,
la hoja ya estaba amarilla lo que dejaba ver
la antigüedad del mismo.
En la mañana aparecieron los primeros,
deambulaban por las calles lento
arrastrando lo que quedaba de su
humanidad, era fácil escapar los delataba
el olor a muerte, se podrían como
cualquier cadáver y los gusanos salían por
los orificios donde la piel ya no existía,
casi nadie aguantaba, vomitaban, más que
terror fue curiosidad lo que causo en la
gente los primeros casos.
Un doctor Manuel se llamaba, tomo un de
esas cosas para examinarlo, lo llevo a una
finca lejos del pueblo, después regreso
pero era uno de ellos, como termino en tan
lamentable condición se puede sospechar,
pero nadie conoce los detalles, sin
embargo fue entonces cuando todos nos
dimos cuenta de la verdadera amenaza.
Manuel entro al pueblo a eso de las 2:00
pm, a plena luz del día, Dios mío fue lo
último que pronuncio la señora Yolanda
que estaba como siempre en un banco
frente al negocio de líchigo que atendía,
algunos borrachos presenciaban la escena,
don Manuel venia rápido, corría, sus ojos
en crispados y sus gruñidos eran mala
seña, lo vimos saltar sobre Yolanda, el
golpe resonó contra la pared de la casa, ese
hombre estaba enloquecido, la mordía, le
arranco la nariz y la boca, uno de los
borrachos trato de pelear y se lanzó sobre
Manuel, el desdichado callo sobre el
pavimento y Manuel seguía encarnizado
con la pobre Yolanda, por fin alguien supo
que hacer, Jaime, tomo como pudo a
Alberto del suelo lo levanto, lo metió en
la tienda, corrió tras los estantes saco la
escopeta de su madre y disparo a Manuel
directo al cráneo, los sesos volaron por
todos lados, pero Manuel se detuvo.
Ese fue el campanazo que desbordo el
terror en la gente, doña Yolanda
simplemente fue fusilada, la paranoia de
que muriera y volviera en la condición de
don Manuel, fue demasiado para las
personas.
Datos de Autor:
Nombre: Carlos Humberto Báez Rodríguez.
CC: 4246102
Nacionalidad: Colombia.
Residencia: Tunja. Boyacá.
Direccion: Trv 2 B 65 A 20 Barrio los Muiscas.
Cel: 3124157375