LAS LETRAS
Daniel Defoe: el escritor inglés del XVIII
Pese a que nunca fue un novelistaacabado y nato, Daniel Defoe es elautor inglés del' XVIII más univer
sal, más que Richardson o Fielding, másentendido y aclamado que Swift. Nacióen 1660 en Londres y llevó hasta casi sumuerte una vida azarosa. Tuvo infinidadde oficios y se destacó como activistapolítico y libelista. Como novelista sostuvo siempre ese inevitable prejuicio racionalista de la Ilustración, según el cualla narración imaginaria era un productonaturalmente deleznable.
Su producción es variadisima, e innumerables fueron también los pseudónimos que empleó, por lo que la autoría de algunos textos le ha sido muyrecientemente imputada. Así, hasta1932 no se le atribuyó Historias de piratasque data de 1724 y que enlaza con unode sus temas favoritos: el viaje y la navegación.Junto a estas Historias compuso obras de distinto signo como Tratado sobre el uso y abuso del lecho conyugal,Himno a la picota, Coronel Jack, Memorias deun caballero, Roxana o sus obras capitalescomo MolI Flanders, Robinson Crusoe, o Elaño de la peste.
MolI Flanders apareció en 1722, aunque había sido escrita unos años antes,en 1673. Las intenciones del libro quedaban claras desde las primeras páginas "y como incluso de las peores de lashistorias puede hacerse el mejor de losusos, es de esperar que su ejemplaridadatraiga al lector grave, aun cuando sutema pueda inclinarle a desechar ellibro".
En clave de humor como el TwistanShandy de Sterne, MolI Flanders era unanovela picaresca escrita bajo el influjodel Lazarillo de Tormes, como el propioDefoe reconoce. E incluso es posibleque conociera e influyera en él la tradición que desde La picara Justina - 1605- ,La hija de Celestina -1612- hasta la garduña de Sevilla -1624- ,las arpias de Ma-,drid -1631- o la niña de los embustes-1632- se sucediera e'n España.
MolI Flanders tiene como principalaliciente, pues, la figura central femenina. Respecto al personaje de la pícarahay que decir que aun cuando la primera de ellas, la lozana andaluza de Delicado, data de 1528, es decir, casi veinteaños antes de la aparición del lazarillo, ypor tanto de lo que se considera comohito a la hora de hablar de novela picaresca propiamente dicha, en general, lafigura femenina de la pícara se incorpora masivamente coincidiendo con ladecadencia del género.
En MolI Flanders, a diferencia de lapicaresca hispana, no son los estamentos sociales ni tan siquiera la clase c1ericallo que se fustiga (y el problema de lasalvación se resuelve gracias al auxiliode la providencia). Es contra los excesosde la moral contra lo que clama Defoe,representante de una sociedad purítana
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en donde en 1680 las condiciones sociales no hacen de la clase mendicante esalegión trágica e irremediable que representa el pequeño laiarillo de Tormes.
MolI Flanders no es tampoco la novela regocijante y un poco subida detono que podría esperar el lector moderno. La heroína y sus múltiples matrimonios no puede escandalizar más quecualqlJlier vulgar representante del starsystem actual. Los hurtos de su etapa deladrona habilísima y los sucesivos matrimonios por interés son casi las únicastransgresiones' que se permíte un Daniel Defoe siempre temeroso de caer enlo inconveniente.
Un poco dilatada es la narración desus aventuras y desventuras, aunque enningún momento llega a decaer ostensiblemente el ritmo narrativo. Resulta,eso sí, un tanto inverosímil la manía deDaniel Defoe de mantener a sus protagonistas en una activa y militante longevidad. Tanto Moll Flanders como su Robinson serán sexagenarios en absolutoprivados de sus cualidades juveniles: ellector adivina, todo lo más, cierto encanecimiento o la existencia de débilesarrugas sobre sus rostros incansables.
Las aventuras de Moll Flanders sonuna relación de las andanzas de una heroína con más de avispada dama venidaa menos que de pobre caída, productode la miseria. Andanzas que el autorresumirá en los prolegómenos de la siguiente forma: "Fortuna y adversidades de la famosa MolI Flanders que nació en Newgate y que a lo largo de lossesenta años, sin contar los de su niñez,de una vida de continuo azares, fue ramera doce años, cinco veces casada (deellas, una con su propio hermano) doceaños ladrona, ocho deportada en Virgi-
nia y finalmente se hizo ríca y vívió honradamente y murió arrepentida. Segúnsus propias memorias".
La ilusión de que es el propio protagonista el que escribe o cuenta no podía, como es"evidente, faltar en una no~
vela más o menos adscrita al géneropicaresco, así como tampoco esa corriente de simpatía que despierta la heroína aun en sus más reprobables hazañas. Hay, sin embargo, un recurso quesi bien podía hallarse en la picaresca yen otros géneros coetáneos - en la no·vela bizantina y pastoril- fue el folletíndecimonónico quien le prestó mayorpopularidad: nos referimos a la anagnoresis o reconocimiento que provocaba generalmente el desenlace, Mollse casa con su propio hermano sin saberlo y se traslada a vivir a Virginia juntoa la madre de éste que resulta ser supropia madre. El reconocimiento seproduce cuando en charlas insustanciales la madre le revela parte de su historia. MolI ha tenido ya varios hijos con suhermano, pero lo que en otro contextopodría resolverse en clave de tragediase soluciona con la partida de Moll aLondres, que después de todo es el escenario obligado de sus trapacerías.
Indudablemente Defoe narra consoltura pero su fama de escritor descuidado se asienta en la más palpable realidad. Como ejemplos curiosos podemoscitar la forma en que olvida los hijostenidos por MolI Flanders.
En descuidos de esta índole caíacon frecuencia en Robinson Crusoe, unanarración escrita en 1719. La acción com ienza en 1659 y sus primeras adversidades fueron desafortunados encuentros con los turcos, a consecuencia de
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los cuales el héroe sufre cautiverio yesclavitud como en 1575 lo sufriera elmism ísimo Cervantes cuya obra, especialmente, Los tratos de Argel, es posibleque conociera Defoe. Sin grandes descripciones ni un conocimiento directodel medio pasó Robinson por la experiencia de la esclavitud. Pero el granacontecim iento, la partida real de la acción comienza exactamente el 30 deSeptiem bre de 1659, cuando naufragael protagonista en una isla desconocida.
La aventura de Crusoe es una epopeya a la superioridad del hombre civilizado, especialmente del hombre inglés.El optimismo en las fuerzas human~s
participa en su caso de un fuerte providencialismo. Providencialismo quejunto a los valores más característicosde su época, aparece en toda la obra y elpensamiento de Daniel Defoe. Así, Robinson representa el auge del burguésliberal, pragmatista y religioso. Su actitud frente a la naturaleza así comofrente a los indígenas con que se toparevela un indiscutible antropocentrismo etnocentrista; el individualismo,el fanatismo religioso así como la certeza de que la lucha es algo connaturalal hombre son algunos de los principiosque sostiene una obra mucho más doctrinaria que de aventuras.
Si Daniel Defoe en Robinson CFUsoe tomó como base la auténtica aventura acaecida a un tal Alexander Serkik,en Un diario del año de la peste recogeinformaciones variadas presuntamentedebidas en su mayor parte a un tío delautor, Henry De Foe.
Daniel Defoe tenía cinco años en1665, en el año de la peste; a diferenciade Samuel Pepys, quien hace en su Diario una crónica de los hechos, Defoe nofue testigo de los sucesos que cuenta,por lo que su labor fue aún más ardua.Es un extenso reportaje, minucioso ycon prurito de rigor histórico lo que Defoe emprende en Un diario del año de lapeste. Su obra no posee, desde luego, unestricto plan interior; el autor insistecontinuamente sobre datos u opinionesya aportados, no sigue en la relación delos hechos ningún criterio cronológico,no se plantea ninguna estructura, sistema alguno, pero sí se impone ciertaobjetividad que no llega a conseguirplenamente.
En su análisis de las causas de lapeste, se debate entre una necesidad decientifismo racionalista y su habitualcreencia en la providencia divina "y nopuedo por menos de maravillarme detropezar con cierta gente que, ahora quela calamidad ha pasado, hablan de ellacomo si hubiese sido un rayo enviadodirectamente desde el Cielo, sin ninguna otra causa natural, destinado a fulminar a talo cual persona en particular,y no a otras, lo cual yo no puedo pormenos de considerar con desprecio,como muestra de ignorancia y fanatismo", dirá en un momento dado, loque no obsta para que en otras ocasiones considere que la muerte por contagio de la peste -y cuenta el caso deunos malhechores- fuera el resultadode la justicia y la ira divina: "fue fulminado por el Cielo con el castigo de la
peste y murió de una manera lastimosa". Yen otro lugar llega a sostenerque: "sin duda alguna una epidemia esun castigo que el Cielo envía sobre laciudad, la comarca o el país donde seproduce, un anuncio de su venganza, yuna llamada a aquel país, comarca ociudad para que se humille y se arFepienta...". Por supuesto que, en lo que ala rem isión de la enfermedad se refiere,apoya tam bién la tesis de que se debió ala mano oculta e invisible de Dios.
En su relación de los hechos aportacontinuamente datos, cifras, opiniones.Algunas de las opiniones de las que sehace eco (naturalmente mostrándoseimparcial frente a ellas) chocan-allectormoderno por lo ingenuo. Así, hablandodelvirusydel modo en quesetransmitela enfermedad dirá: "He oído decir quesegún la opinión de otros, tales enfermos podían reconocerse haciendo queecharan el aliento sobre un trozo de vidrio, en donde el aliento se condensaba,y con la ayuda de los microscopios podrían verse seres vivos, de formas singulares, horribles y monstruosos, talescomo dragones, serpientes, y diabloshorribles de ver". Ya renglón seguidomanifestaba cierto escepticismo "peroes algo de lo que yo tengo muchas dudas y en aquellos tiempos, si no Fecuerdo mal, no teníamos microscopiospara hacer tal experiencia".
Pero al margen de algunas formulaciones ingenuas, el Diario del año de lapeste supone un estremecedor y dramático documento. Auténtico antecedentedel gran reportaje periodístico y deI-libro testimonio. Un diario del año de lapeste posee además unas característicasestilísticas que son la impronta del autor y que no llega a rebajar su valor asaber, sintaxis reiterativa cargada de Fecursos convencionales tales como "decía que" o el abuso de continuos nexoscopulativos y su tendencia a adelantaracontecimientos y recurrir a la fórmulade "pero ya diré algo más de esteasunto a su debido tiempo" que puedea la larga resultar enojoso para el lector.Pero la reconstrucción viva y palpitantedel año de la peste, 57 años después, leconfiere un significado y un valor liteFario e histórico incalculable, aunque nosean exactas todas sus afirmaciones,. niacabado su estilo.
"En Londres hubo una terriblepeste -en el sesenta y cinco murieronen ella más de cien mil hombres- peroyo aún estoy vivo". Dirá Daniel Defoe enunos versos colocados como colofóndel Diario, un libro mitad crónica, mitadnovela. Una obra que junto a RobinsonCrusoe y Mol! Flanders lo ha salvado delpurgatorio del olvido como de su talante de escritor desigual podriaesperarse.
Más recuperado en los últimosaños que Fielding, Richardson o Sterne.y mucho más leído que Jonathan Swift,Daniel Defoe, alias, H.F. Andrew MOFeton o Capitán George Roberts, es desdeluego un hombre capital en las letrasinglesas del XVIII.
DOLORES CAMP08-HERRERO
Ediciones canariasrecientes
DOS POETASCANARIOS
DEVANGUARDIA
El Departamento de Literatura Española de la Universidad de LaLaguna publica ahora, a través de
su Seminario de Literatura Canaria, unvolumen de poemas inéditos del escritor surrealista tinerfeño DomingoLópez Torres, nacido en 1909 y fallecido en 1937. López Torres, animadorde las revistas Ca rtones (1930) y Gaceta de Arte (1932-1936), piezas fundamentales en la historia de la vanguardia insular, era conocido hastahoy, sobre todo, por sus excelentesensayos sobre arte publicados en lasegunda de las revistas citadas.
La publicación de estos poemasinéditos, bajo el título de Lo impFevisto, representa, pues, ampliar nues·
.tro conocimiento de un escritor inserto en un serrealismo radical, comoviene a demostrarlo este breve conjunto de textos poéticos, bellamenteeditado con dibujos de Luis Ortiz Rosales, compañero de generación deLópez Torres y, como él, fallecido enla guerra civil. Dato de especial relevancia es, por otra parte, el hecho deque Lo im previsto es un libro íntegramente redactado en la prisión tinerfeña de Fyffes (en la que el poetaestuvo encarcelado, y de donde sólosaldría para morir) en los primerosmeses de la guerra civil.
Lo im previsto aporta a la historia del surrealismo en Canarias unapeculiar dimensión de radicalidadimaginística, en la que los rasgos vivenciales, cotidianos, de la vida enprisión, aparecen metamorfoseadosen un lirismo visionario. Títulos como"Los retretes (tres de la mañana)" o"La patata" son buena prueba de ello.Lo imprevisto es, en suma, una fundamental aportación al surrealismohispánico, que tiene en Canarias unade sus versiones más puras, como hasido señalado en distintas ocasionespor los estudiosos del tema. La edición interesa igualmente a los historiadores canarios de arte, que encontrarán en los dibujos de Ortiz Rosalesuna radicalidad artística no inferior ala de los textos.
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Dos poetas cananos
Editado también por el Departamento de Literatura Española de laUniversidad de La Laguna, en colaboración ahora con el Instituto de Estudios Canarios, aparece en libreríasPoemas a Mme. Josephine, delgran narrador y ensayista AgustínEspinosa.
Conocido, sobre todo, como narrador (Crimen) y ensayista (Sobreel signo de Viera o Media horajugando a los dados), el autor delincalificable Lancelot era apenasconocido como poeta, pese a distintostextos díspersos y al indudable carácter poético de una buena cantidad defragmentos de Crimen y del mismoLancelot. Espinosa, sin embargo, es-recordémoslo- autor del poemaOda a María Ana. Recientemente, elCabildo Insular de Tenerife publicabaTextos (1927-19361. recopilacíón deartículos, ensayos y poemasdispersos.
Un amplio estudio de Sebastiánde la Nuez da cuenta minuciosa de lavertiente poética de nuestro escritor,a la que viene a sumarse este conjunto de textos, en su mayor partebreves, considerados por De la Nuezcomo una contribución singular al ultraísmo. Los Poemas a Mme. Josephine -ordenados en 1932, perocomenzados en 1929, como lo pruebael hecho de que algunos fueran publicados en esta última fecha-- constituyen una "ofrenda lírico-amorosa" enla que un peculiar sentido de lo insular da paso a una suerte de simbolismo, con el que Espinosa quierecombatir la caducada estética decimonónica. Los breves textos combinan, de este modo, reconocibles ímágenes de época y símbolos como el dela "guzla", con los que Espinosa dibuja un breve mapa intelectual.
Poemas a Mme. Josephinecompleta así el perfil de un escritorsingularísimo desde el ángulo de lapoesía. La edición, aparte del estudiode Sebastián de la Nuez, viene acompañada de la reproducción de la portada original del cuaderno. Un escritor central en las vanguardias insulares que con este libro, se incorpora ala'brill~nie nómina de poetas de unade las épocas más signíficativas y originales de la historia literaria insular,la que, iniciada con La Rosa de losVientos (1927-1928), cierra su ciclocon Gaceta de Arte, y de la queAgustín Espinosa es, sin duda, el representante más genuíno. Acercarsea estos Poemas a Mme. Josephine es tener una prueba más de suadmirable trayectoria de escritor.
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Personasvistas por Padrón Noble
GONZALEZ SEVILLA
A unque la pintura fundamental y creativa en las Islas Canarias !ahan hecho siempre los artistas isleños, han sido varios los pintores foráneos que, atraidos por la luz y el paisaje de nuestra tierra,
se afincaron en el archipiélago transitoria o definitivamente. Tales sonlos casos de E. Murray, Meifrén, López Ruiz o Korbanka. Uno de estosartistas fue Juan González Sevilla, que se estableció hace años enGran Canaria, en donde pasaria gran parte de su vida. Excelentepaisajista, González Sevilla captó en sus lienzos infinidad de paisajes yrincones de la isla, muchos de los cuales fueron expuestos en aquellaGalería V\ iot de la calle Triana la única sala de arte privada que durantemucho tiempo existió en Las Palmas de Gran Canaria, hasta su desaparición hace diez años.
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